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Programación local de salud en la provincia de TucumánTRANSCRIPT
PROGRAMACIÓN LOCAL DE SALUD, COMO ACTIVIDAD SISTEMÁTICA EN EL
CURRICULO DE FACULTAD DE MEDICINA.
EJE TEMATICO: 3. PROCESOS DE CURRICULARIZACIÓN DE LA FUNCIÓN DE
EXTENSIÓN
Autores: Liliana Tefaha; Analía Soria; María Czekaj; Mateo Martínez; Roxana Toledo; Adriana
Liatto; Claudio Romero; María C Lezana.
Correos electrónicos: [email protected]; [email protected];
[email protected]; [email protected]; [email protected];
[email protected]; [email protected]; [email protected]
Pasantías estudiantiles de San Pablo y Graneros- Facultad de Medicina – Facultad de
Bioquímica – Universidad Nacional de Tucumán- Argentina
RESUMEN:
Introducción: En pasantías periurbanas y rurales de la Práctica Final Obligatoria de Facultad
de Medicina de UNT, un eje sistemático de aprendizaje es “Programación Local”. El objetivo de
este núcleo de enseñanza – aprendizaje en servicio, es que los alumnos luego de realizar el
diagnóstico de salud del área de responsabilidad sanitaria, donde cursan sus pasantías,
seleccionen un problema de salud prioritario y realicen un programa local que dé respuestas a
dicho problema. Es así que desde 2009 docentes de Bioquímica y Medicina, con el objetivo de
formar un perfil profesional acorde a las necesidades de salud de la sociedad, realizan dentro
de este marco, un programa de control de salud del varón adulto mayor. Los datos en Argentina
muestran valores elevados en los indicadores de patologías prevalentes de esta población con
poca respuesta a los programas de prevención y promoción. Hecho similar ocurría en este
programa.
Propósitos: Capacitar a los estudiantes en estrategias de difusión - comunicación oral y escrita
para aumentar la demanda en salud de la población objetivo y mejorar la respuesta al
programa.
Desarrollo: Se seleccionó una pasantía periurbana (San Pablo) y una Rural (Graneros) de la
provincia de Tucumán. Se realizaron dos talleres de capacitación a estudiantes de dichas
pasantías realizándose las siguientes actividades: caracterización de la población objetivo, lluvia
de ideas, selección de métodos de difusión y comunicación oral y escrita y de los lugares de
difusión, capacitación de estudiantes con técnicas de Role-playing. Métodos y lugares
seleccionados: afiches y cartillas con “ofertas gratuitas de salud”, diseño similar a las ofertas
feriales, texto adaptado al vocabulario zonal, distribuidos en lugares de concurrencia habitual:
almacenes, bares, feria, comuna, policía. Visitas a lugares alejados con entrevistas informativas
individuales y entrega de cartillas. Difusión radial. Estas acciones se realizaron dos semanas
previas a la concurrencia de los docentes al servicio.
Resultados: posterior a estas acciones se obtuvo un promedio de consultas por visita de 40
pacientes en San Pablo y de 33 pacientes en Graneros, en contraposición con la media
histórica de 12 + 2 pacientes por visita. Los 14 estudiantes que participaron (8 de San Pablo y
6 de Graneros) catalogaron la experiencia como muy buena expresando su deseo de repicarlas
en otros programas de salud. Estas son algunas de sus expresiones: “la mejor parte fue salir a
terreno, invitar a la gente, entusiasmarlos y explicarles porque era importante que asistan”;
“cuanta alegría sentí de ver tantos pacientes, sentí una gratificación inmensa de saber que todo
nuestros esfuerzo tuvo su mejor resultado”; “para mí, lo más interesante y que me llevo como
experiencia personal fue haber ido casa por casa a buscar los pacientes. Eso me permitió
conocer cómo vive la gente, cómo hacen para que estando tan lejos de la ciudad encuentren la
manera para vivir”.
Conclusiones: Esta experiencia de bajo costo y alto impacto puede ser usada como recurso
para aumentar la demanda y cobertura de los diversos programas de salud existentes. Usada
sistemáticamente en la enseñanza de grado, puede servir de semillero en futuras
intervenciones. Las prácticas solidarias en Educación Medica contribuyen a formar
profesionales conocedores y comprometidos con las necesidades sociales.
Palabras Clave: competencias en comunicación – aprendizaje en servicio
INTRODUCCIÓN:
Los importantes cambios epidemiológicos con la aparición de nuevos riesgos y modificaciones
en la carga de riesgos ya conocidos (infecciosos, medio- ambientales, psicosociales) ocurridos
a partir de las últimas décadas del siglo XX, sumados a la gran explosión de conocimientos y la
facilidad de su acceso por medio de nuevas tecnología de información y comunicación (TICs),
configuran complejos escenarios con nuevos retos para la educación profesional.
Según una investigación llevada a cabo por una comisión de 20 expertos en salud y educación
del mundo, la educación profesional no se ha desarrollado al ritmo de estos retos,
fundamentalmente por la existencia de currícula fragmentarios, de incoordinación entre
competencias profesionales y necesidades de pacientes y poblaciones, orientación
predominante hacia hospitales a expensas de la atención primaria, entre otros factores
relevantes (1). Esos autores, consideran que es necesario una nueva generación de reformas
educativas, donde los profesionales de salud sean entrenados para movilizar el conocimiento y
comprometerse al razonamiento crítico y enfrentar una conducta ética, de modo que se hagan
competentes para participar en sistemas de salud centrados en pacientes y poblaciones, como
miembros activos de equipos de salud que provean respuestas locales y que estén conectados
globalmente. Consideran que la puesta en práctica de estas reformas requiere, entre otras
cuestiones, el involucramiento y compromiso de los líderes en todos los niveles y, que si bien
ello debe provenir del interior de las comunidades académicas y profesionales, debe ser
respaldada por líderes dentro del gobierno y la sociedad.
Por otro lado la educación en salud tiene una característica que le es particular y que le confiere
una dinámica propia, resultante de su ubicación en la intersección de dos importantes sistemas
ya que los espacios de atención de la salud son también espacios educativos; en este singular
espacio es donde tiene lugar la educación en servicio de los futuros profesionales.
En ese sentido, una de las características históricas en la educación de grado de profesionales
de la salud, fue su carácter hospitalocéntrico, orientado más al tratamiento de la enfermedad
que a la prevención, mantenimiento y promoción de la salud; en suma, siempre fueron modelos
educativos alejados de la realidad en salud de la mayor parte de la población.
Charles Boelens y otros autores consideran imperativo que los programas educativos se
relacionen con los planes de salud. En tanto que las políticas sanitarias determinan las
competencias que los profesionales deban poseer, las instituciones educativas deben dar una
respuesta adecuada, congruentes con esas políticas y competencias (2).
De allí la importancia de la existencia de espacios de aprendizaje a nivel de los centros de
atención primeria, donde los estudiantes tengan la oportunidad de integrarse e interactuar con
las diversas actividades del servicio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la responsabilidad social (accountability) de
las Facultades de Medicina, como “la obligación que éstas tienen de dirigir sus actividades
educativas, investigativas y de servicio, a la atención de necesidades prioritarias de la
comunidad, región y/o nación que les ha conferido el mandato de servir. Las necesidades
prioritarias deben ser identificadas conjuntamente por los gobiernos, las organizaciones que
prestan los servicios asistenciales de salud, los profesionales sanitarios y el público” (3).
En respuesta a estos crecientes retos, el plan curricular 1988 de la Facultad de Medicina de la
Universidad Nacional de Tucumán introdujo dos innovaciones educativas de significación: por
una parte, el desarrollo en forma de eje transversal y a lo largo de la carrera de Salud Pública,
con inserción de los alumnos desde el primer año en actividades relacionadas con salud
poblacional; por otro el refuerzo al final de la carrera de espacios curriculares eminentemente
prácticos denominados pasantías periurbanas y rurales -ambas forman parte de la práctica final
obligatoria-.
Durante esas pasantías el alumno, integrado a los servicios de atención primaria desarrolla en
forma sistemática un programa de estudios centrado no en contenidos sino en actividades, lo
cual genera retos no sólo para su organización, sino para la evaluación de los aprendizajes.
El sistema de Pasantías: El trabajo desarrollado por las pasantías se enmarca en la estrategia
de la Práctica Solidaria, incluyendo el posicionamiento cuasi-ideológico que involucra intentar
pretender desarrollarla, así como sus componentes estratégicos y programáticos. Desde 1989
la Facultad de Medicina se propuso desarrollar un plan de estudios que procura formar un
egresado congruente con las necesidades del medio regional y nacional, con sólida formación
científico-técnica y perfil profesional humanístico. Séptimo año de esta carrera, comenzó
exigiendo una pasantía en áreas de responsabilidad sanitaria con base en hospitales de baja
complejidad, la que evolucionó por etapas diferentes.
En 1995, se daba como consigna a los estudiantes: “Incorpórense a los servicios y hagan lo que
en ellos se hace”; deviniendo esa consigna de estudio-trabajo, en aprendizajes diferenciales,
dada la heterogeneidad existente de los servicios de salud que, no sólo diferían en su carácter
propio y dependiendo de sus RRHH, sino que al encontrarse en cuatro provincias diferentes,
estaban regidos por normas distintas.
En 1998 se les planteó “Incorpórense a los servicios de salud y cumplan como objetivos de
aprendizaje: elaborar esquemas terapéuticos propios; generar conocimientos; producir mapas
conceptuales con enfermos reales; aplicar conocimientos en situaciones concretas con
personas sanas y enfermas; adiestrarse en maniobras básicas; diseñar estrategias de abordaje
de problemas comunitarios; manejar programas de intervención que permitan resolver
problemas de salud reales”, entre otros quince objetivos. Pero esta nueva consigna de estudio-
trabajo, dejaba librado a la interpretación del tutor-docente nada más y nada menos, en una
etapa eminentemente práctica, la responsabilidad de definir “el cómo” se lograban esos
aprendizajes.
Ambas consignas denotaban trabajo y aportes concretos a los servicios en los que mejoraban
su calidad de atención; pero el propósito explícito de esa modalidad de trabajo-estudio era
eminentemente académico, en los términos que habitualmente aceptamos este vocablo. Sus
resultados eran ser medidos en términos de afianzamiento de contenidos, de desarrollo de
alguna habilidad o destreza, así cuantificando algunas prestaciones en salud; pero se carecía
de un sustento teórico formal que permitiera inferir su impacto tanto en el sistema educativo
como en el de servicios de salud y, naturalmente, compararlo con otras experiencias y,
finalmente, evaluarlo adecuadamente y desarrollarlo en mayor profundidad y consistencia.
La valoración de experiencias, la adopción de responsabilidades sociales cada vez mayores, la
certeza de que Atención Primaria de la Salud (APS) era el camino de trabajo/formación del
futuro médico y la decisión política de avanzar en ese sentido, llevaron la Facultad a adoptar el
modelo de trabajo en APS cuyo modelo se describe a continuación.
Un nuevo programa de trabajo: en 2001 empezó a desarrollarse en Tucumán y el NOA, un
programa que organizaba las actividades en la pasantía rural, en el marco de la estrategia de
APS. Asimismo en ese tiempo, se incorporaba una fase de pasantía periurbana de diez
semanas de duración que, al desarrollarse en centros de atención primaria y prescindir del
hospital base, ahondaba aún más la estrategia de aprendizaje-servicio solidario que se estaba
consolidando.
Este programa de trabajo, mediante el cual las pasantías tanto rural como periurbana debían
organizar sus actividades, tomó forma de un modelo de trabajo–estudio coherente, sencillo y de
notable valor práctico.
El modelo se funda, en que el accionar del equipo de salud, tanto como la formación del médico
general -bases del sistema de salud- pueden ordenarse en base a ejes, que van del diagnóstico
al tratamiento el primero; del individuo al grupo humano, el segundo y uniendo sus vértices se
Grupo
Terapéutica
4.- P
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Diagnóstico
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1.-Diagnóstico de Salud del área de
Responsabilidad
5. Capacitación en Servicio
3.- Atención Médica
conforma un área con un núcleo central. En este esquema conceptual, el área diagnóstico /
tratamiento / caso representa el modelo tradicional de acción sanitaria y formación médica
centrado en enfermos. El área diagnóstico / terapéutica / grupo supone la concepción de
medicina de la comunidad.
El modelo adoptado, considera ambos ejes, otorgando sustento a núcleos organizadores de las
actividades, que se definen en: (1) diagnóstico de salud del área, (2) proyecto de investigación
epidemiológica, (3) atención médica, (4) programa local de salud y, (5) capacitación en el
servicio.
En síntesis en la pasantía, “el equipo de estudiantes guiado por su instructor, diagnostica y
resuelve problemas de salud y enfermedad tanto de individuos como de grupos humanos,
apoyado en actividades de educación continua en el servicio, bajo un programa razonablemente
estructurado que procura modificar la realidad sanitaria en su área de responsabilidad”.
Esto puede comprenderse mejor en el esquema que sigue:
Programación local y programa local de salud: Una modo coloquial de expresarlo, consiste en
decir que es prepararse para hacer algo en la mejor forma posible, es prever las cosas con la
anticipación suficiente para que al momento de la acción no haya dudas sobre lo que queremos
hacer, ni falten los elementos para poder hacer lo que nos proponemos. La programación en
salud puede organizarse en diferentes momentos:
1-Asignación de población: que implica que cada servicio de salud tenga un espacio geográfico
con asignación de población sobre la cual tienen la responsabilidad de atender necesidades,
demandas y expectativas y que denominamos Área de Responsabilidad del servicio. El área de
responsabilidad del servicio es la unidad de programación, la adjudicación de áreas de
responsabilidad se realiza mediante información proveniente de censos de población y sus
estimaciones intercensales. El censo de población es una tarea indispensable en las áreas
rurales y urbano-marginales, donde hay frecuentes migraciones y nuevos asentamientos.
2- Diagnóstico de salud de la población: resultante del análisis de las estadísticas demográficas,
vitales, epidemiológicas y de servicios de salud. Sin embargo no debe limitarse al frío análisis
estadístico y debe tenerse en cuenta lo que la gente piensa y siente respecto a sus
necesidades y expectativas respecto a los servicios. Se debe identificar riesgos, daños y los
factores causales tanto biológicos como sociales de esos daños. Para cada daño identificado
debe analizarse cuáles son las respuestas que actualmente da el servicio en términos de
cobertura y calidad de la atención. Asimismo debe analizarse aspectos que el análisis de datos
estadísticos no revela, tales como: características del modelo de atención (centrado en atención
exclusiva de la demanda por patología o no); cumplimiento de horarios y uso del tiempo por los
miembros del equipo de salud; actitud del personal para estimular o no la participación
comunitaria; confianza en el personal de salud que manifiesta la población del área; actividades
de coordinación con organizaciones de la comunidad tales como escuelas, parroquias, etc.
3- Identificación de cursos de acción: A partir de la caracterización del perfil epidemiológico de
la población, de los grupos de riesgo, de la cuantía, organización y capacidad resolutiva de los
recursos disponibles y mediante la administración del conocimiento debe buscarse la solución
más apropiada para cada situación de salud. Esta tarea deberá ser el producto de un trabajo
participativo de análisis y discusión normas y estrategias parte del equipo de salud, con
participación activa de la comunidad. Estas alternativas para resolver los problemas, conviene
que sean discutidas a la luz de las normas de atención y de organización de organización de
servicios.
4- Ejecución y evaluación: después de la discusión técnica sobre alternativas posibles respecto
a coberturas a alcanzar y de actividades a desarrollar en relación a los recursos disponibles o a
incrementar, comienza la ejecución del programa local y simultáneamente su evaluación. No
puede pensarse la evaluación como un proceso independiente de la programación y ejecución,
salvo con fines conceptuales, ya que la evaluación reinicia el ciclo diagnóstico que precede a
las decisiones programadas. Por otro lado la evaluación a lo largo del proceso de ejecución
permite conocer los avances del proceso, lo que hace posible un permanente ajuste a la
programación. La evaluación de programas de salud a nivel local consiste en identificar en qué
medida se han alcanzado las coberturas y los estándares de calidad que se formularon como
objetivos; sus en términos de deficiencias, desvíos y restricciones, así como las bondades,
potencialidades, oportunidades y fortalezas de la ejecución y su contexto, representan
importantes elementos para generar propuestas de intervenciones para modificar, ratificar,
innovar o reforzar los cursos de acción del programa.
La vigilancia permanente de la ejecución es llamada monitoreo; mediante el cual es posible
detectar aspectos relacionados al proceso, tales como el suministro de insumos básicos, el
cumplimiento de normas de atención y algunos resultados parciales que permiten apreciar en
qué medida se mantiene la dirección del programa hacia el logro de los objetivos formulados.
Otra forma de evaluación durante la ejecución es la supervisión, definida como el análisis de
problemas y logros del proceso de atención, destinado a mantener o mejorar el desempeño de
los servicios en lo procesual, así como el bienestar y capacitación del personal. Debe ser una
actividad capacitante, motivadora y enfocada a la solución de problemas; debiera finalizar con la
búsqueda compartida de soluciones a los problemas detectados y el diseño de medidas
correctoras para solucionarlos, de manera que se logren progresivamente mejores estándares
de cobertura y calidad.
El objetivo de la enseñanza de la programación, consiste en que los alumnos participen en los
programas de salud tanto locales como multicéntricos existentes en el servicio.
Acerca del Programa Local: El objetivo de este núcleo de enseñanza–aprendizaje en servicio
consiste en que los alumnos no sólo participen en los programas multicéntricos existentes en el
servicio, sino que desarrollen como actividad sistemática y luego de realizar el diagnóstico de
salud del área de responsabilidad sanitaria donde cursan sus pasantías, de seleccionar un
problema de salud prioritario, formular un programa local de salud que de respuestas a dicho
problema, ejecutarlo y monitorearlo.
Cabe concluir expresando que, incorporar programación en salud en un currículo destinado a
formar médicos configura un claro esfuerzo destinado a instituir prácticas de extensión; en este
sentido cabe señalar que el programa prevé que el estudiante no sólo se involucre en la
ejecución de acciones de salud sobre las que oportunamente será evaluado, sino que deberá
también formule y desarrolle un programa local.
La comunicación en salud: un aspecto central, que con frecuencia determina el éxito o fracaso
en un programa de salud, está definido por la comunicación. En este sentido, cabe recordar que
“Aunque las investigaciones dentro del ámbito de la medicina y la salud son frecuentes, no
sucede eso con las relacionadas con los resultados en la población de las acciones de la
promoción de la salud, y aún menos de la sinergia que se puede lograr de ésta con la
comunicación para lograr que la población se auto responsabilice de su salud. Además hay que
tomar en cuenta que los resultados no son tangibles a corto plazo, que los resultados no son
atribuibles del todo a las acciones realizadas, ya que pueden coadyuvar muchos otros factores
y además interviene la decisión de la persona, por lo que se encuentran en juego las esferas
cognitivas y afectivas” (4).
Con ello se desea señalar que “El uso estratégico de la comunicación sirve para llamar la
atención de quienes toman las decisiones; obtener el apoyo y el compromiso de las personas;
cambiar la manera como se comprende determinado tema; cambiar conductas y estilos de vida”
(5).
Finalmente y de acuerdo con un documento de la Organización Mundial de la Salud (5), “La
comunicación en salud abarca el estudio y el uso de estrategias de comunicación para informar
e influenciar decisiones individuales y comunitarias que mejoren la salud. Este tipo de
comunicación es reconocida como un elemento necesario en los esfuerzos para mejorar la
salud pública y personal. Asimismo, la comunicación en salud puede contribuir en todos los
aspectos de la prevención de la enfermedad incluyendo las relaciones médico-paciente, la
adherencia del individuo a recomendaciones clínicas y regímenes terapéuticos, la construcción
de mensajes y campañas de salud pública en conjunto con la diseminación de información
concerniente a riesgos para los individuos y las poblaciones, o comunicación preventiva. En el
aspecto de promoción es importante la exposición a los mensajes y la búsqueda por parte del
individuo de información acerca de la salud, la utilización de imágenes de salud en los medios
masivos de comunicación, la educación de los consumidores acerca de cómo ganar acceso a
los sistemas de salud pública y de cuidado de la salud”.
En este contexto y concibiendo a la comunicación en salud como un proceso estratégico para
optimizar las acciones encaminadas a lograr mayor eficacia y efectividad en los programas
dirigidos a prevención de enfermedad y promoción de salud; asumiendo que algunas
investigaciones han demostrado que programas de comunicación en salud, basados en la
teoría sirven poner la salud en la agenda pública, reforzar los mensajes sanitarios, estimular a
las personas para que busquen más información, y en algunos casos, dar lugar a estilos de vida
saludables, es que decidimos considerar, fuertemente, estos aspectos en nuestro plan de
trabajo.
La experiencia en Graneros: Es así que desde 2006, docentes de Bioquímica y Medicina, con el
objetivo de formar un perfil profesional acorde a las necesidades de salud de la sociedad,
realizan dentro de este marco, un programa de control de salud del varón adulto mayor. Entre
otras razones, este programa fue definido fundamentalmente por la baja cobertura en salud que
tiene este grupo etario. Por otro lado los datos disponibles para Argentina, muestran valores
elevados en los indicadores de patologías prevalentes de esta población, especialmente en
relación con las enfermedades no trasmisibles (ENT), lo cual coexiste con insuficiente respuesta
de los servicios y programas de prevención y promoción.
El programa se desarrolla desde 2006 y, a partir de la evaluación del mismo realizado por los
propios alumnos, se pudo observar que ocurría algo similar que con los programas nacionales;
es decir, los resultados eran inferiores a lo esperado. A partir de esta observación se planearon
estrategias de difusión para aumentar la demanda y por lo tanto la efectividad del programa.
PROPÓSITOS:
Capacitar a los estudiantes en estrategias de difusión - comunicación oral y escrita para
aumentar la demanda en salud de la población objetivo y mejorar la respuesta al programa.
DESARROLLO:
Se trabajó con la pasantía periurbana de San Pablo cuya área de responsabilidad es la
comunidad de San Pablo y Villa Nougues perteneciente al Departamento de Lules, provincia de
Tucumán. La comunidad tiene indicadores socio-sanitarios de un área urbana marginal.
En el interior de la provincia de Tucumán, se seleccionó la Pasantía Rural de Graneros el cual
es el segundo departamento más pobre de provincia, y además es una de las localidades más
afectadas por la contaminación natural del agua de bebida con Arsénico.
En el programa se propone promover el Control Periódico de Salud en varones mayores de 50
años. En el mismo se incluye promoción (empoderamiento), prevención primaria (educación
para la salud) y secundaria (detección temprana y gestión de los casos). La problemática
comunitaria que se busca atender es la baja cobertura en salud del varón adulto ya que los
Programas de los Centros de Atención Primaria tanto a nivel Provincial como Nacional están
orientados a la salud del niño y la madre. Un gran sector de la población adulta acude a la
consulta sólo cuando padece una enfermedad aguda. Numerosas patologías como Hipertensión
Arterial, Diabetes, síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares (ECV) y tumores como
el Cáncer de Próstata, pueden permanecer mucho tiempo asintomáticas y por lo tanto no
motivan la consulta siendo de alto impacto en la salud y en la economía. Según las Naciones
Unidas en el mundo hay cerca de 600 millones de personas mayores de 60 años, para el 2025,
se espera que se duplique y para el 2050 se proyecta que alcanzará 2 billones, es decir el 21%
de la población total global (7). Según el Censo Nacional (2010) la población de 65 años y más
es de 3979032, casi un 10% de la población total. El porcentaje de varones mayores de 65 y 80
años en Tucumán en 1970 era de 4,7 y 0,3 y en 2010 fue de 6,9 y 1,3 respectivamente (8,9).
Según la OMS el gasto público en servicios de salud suele beneficiar más a los ricos que a los
pobres en todos los países, y la asignación de los recursos se concentra en los servicios
curativos, que son muy costosos, pasando por alto las posibilidades que ofrecen las actividades
de prevención primaria y promoción de la salud de prevenir hasta el 70% de la carga de
morbilidad. Las localidades beneficiarias de este proyecto pertenecen a los departamentos de
Lules (Hospital de San Pablo) y Graneros (CAPS de Graneros) con poblaciones con NBI de
25,5% y 37,4% en las cuales las viviendas son de madera, chapa o adobe y paja con pisos de
tierra, solo algunas son de material. En su mayoría no tienen agua corriente utilizando agua de
pozo que no cumple con las normas de saneamiento ambiental básico. Tampoco hay
recolección diaria de basura, recurriendo a la quema de los mismos. En el Diagnóstico de Salud
realizado por los agentes Sanitarios y los Voluntarios Estudiantes en Graneros como en el
Hospital de San Pablo (zona peri urbana) se determinó la ausencia de programas de prevención
para los varones adultos, no pudiendo implementarse debido a que carecen de la
infraestructura y los recursos para la determinación de los análisis bioquímicos de alta
complejidad, y la derivación oportuna para la realización de los estudios complementarios. La
adherencia al programa generalmente es baja debido a que el hombre es el sustento de la
familia, no puede perder el día de trabajo, la distancia de las viviendas a los centros de atención
primaria, la falta de conocimiento de los beneficios de la prevención de patologías prevalentes
en el grupo etáreo. La Educación para la Salud facilita la concientización sobre esta
Problemática, garantizándose en el programa la gratuidad de los estudios y atención de
enfermedades a los que estos varones no tienen acceso por carecer de recursos para ser
atendidos en centros privados o por no pertenecer a alguna obra social. Para llegar a cumplir
los objetivos del proyecto es importante identificar la percepción que tiene el hombre sobre las
enfermedades prevalentes y derribar las barreras que le impiden participar y tomar conciencia
del autocuidado de su salud. Se propone que estos hombres, participen del proyecto adoptando
conductas saludables, que permitan el diagnóstico y promuevan el tratamiento oportuno de sus
problemas. Asimismo, se procura que el personal de salud adquiera un compromiso social
trabajando con actores comunitarios, además de adquirir competencias específicas en esta
temática. Se propone la adopción de una política pública, enmarcada en un acuerdo formal
entre la Universidad Nacional de Tucumán y las unidades académicas involucradas con actores
locales, que se materializará en un programa destinado al control de la endemia. Para ello se
realizaron grupos de discusión donde se analizaron la concurrencia de los varones a la
convocatoria para el Control Periódico de Salud y se los comparó con la convocatoria esperada.
Los estudiantes llegaron a la conclusión de que los resultado no eran los esperados realizando
un análisis de las probables causas de las mismas. La metodología aplicada fue similar a la del
Aprendizaje Basado en Problemas, lluvia de ideas, caracterización de la población objetivo,
selección de las causas más probables, búsqueda bibliográfica sobre la problemática
encontrada y las probables soluciones. Se realizó un nuevo taller para comparar las evidencias
encontradas en la bibliografía con los resultados del programa llegándose a la conclusión que
uno de los factores de la falta de adherencia al programa eran los déficits en difusión y
comunicación oral y escrita.
Se evaluaron los distintos métodos de difusión y comunicación para posteriormente capacitar a
los estudiantes.
Para mejorar la comunicación oral, los estudiantes fueron capacitados con técnicas de Role-
playing. Para mejorar la comunicación escrita se realizaron pequeños grupos de discusión
donde se analizaron los elementos necesarios a colocar en los afiches y cartillas como así
también los lugares a colocarlos teniendo en cuenta las características de la población y los
lugares de concurrencia. A partir de estas discusiones se decidió que un método de difusión
eficaz y de bajo costo era la realización por los propios alumnos, de afiches y cartillas, en papel
común, escritos con felpones, con un diseño similar a los que existían en las ofertas feriales y
en los comercios de la zona. El texto contenía “ofertas gratuitas en salud”, con un vocabulario
similar al que se utiliza en la zona (Figura 1).
Figura 1: confección de cartelería adecuada.
Se acordó que los mismos fueran distribuidos en lugares de concurrencia habitual: almacenes,
bares, feria, comuna, policía. (Figura 2).
Figura 2: Difusión en lugares estratégicos.
En los lugares alejados se realizaron visitas domiciliarias con entrevistas informativas
individuales y entrega de cartillas (Figura 3).
Figura 3: entrevistas individuales y entrega de material.
Se realizó además difusión radial en la radio local, debido a que era la de mayor audiencia
(Figura 4).
Estas acciones se realizaron dos semanas previas a la concurrencia de los docentes al servicio.
RESULTADOS:
Posterior a estas acciones se obtuvo un promedio de consultas por visita de 40 pacientes en
San Pablo y de 33 pacientes en Graneros, en contraposición con la media histórica de 12 + 2
pacientes por visita. Los 14 estudiantes que participaron (8 de San Pablo y 6 de Graneros)
catalogaron la experiencia como muy buena expresando su deseo de repicarlas en otros
programas de salud. Estas son algunas de sus expresiones:
“la mejor parte fue salir a terreno, invitar a la gente, entusiasmarlos y explicarles porque era
importante que asistan”
“cuanta alegría sentí de ver tantos pacientes, sentí una gratificación inmensa de saber que todo
nuestros esfuerzo tuvo su mejor resultado”
“para mí, lo más interesante y que me llevo como experiencia personal fue haber ido casa por
casa a buscar los pacientes. Eso me permitió conocer cómo vive la gente, cómo hacen para
que estando tan lejos de la ciudad encuentren la manera para vivir”.
CONCLUSIONES:
Las habilidades en comunicación y ciertas actitudes y valores que los profesionales deben
adquirir son competencias integradas con otras como el conocimiento, las habilidades para
solucionar problemas y tomar decisiones (10). Comunicarse de manera clara y eficaz, en forma
verbal, no verbal y por escrito, teniendo en cuenta la diversidad y las limitaciones que pueden
dificultar la comunicación con la comunidad es un desafío que requiere una formación que debe
ser adquirida a lo largo de la carrera. Es así que la carrera de Medicina de la Universidad de
Maimónides tiene como objetivo generar espacios de formación en comunicación a lo largo de
toda la carrera, creando diversos dispositivos de enseñanza de modo que el estudiante vaya
adquiriendo las habilidades comunicacionales a través de la práctica reflexionada en un
ambiente “seguro”. Los últimos años en la mayoría de las Universidades de Norteamérica y de
Europa incluyen cursos sobre comunicación en su currículo (11) y la comunicación efectiva es
considerada como una de las competencias esenciales de un buen médico (12). Las
instituciones dedicadas a la acreditación de las Facultades de Medicina norteamericanas exigen
que se evalúen las habilidades en comunicación de los médicos tanto con los pacientes como
con las familias de los pacientes, los colegas y los demás profesionales de salud (13). Mateo
Martínez (2012) plantea como decano de la Facultad de Medicina Algunas estrategias
educativas destinadas a orientar hacia la APS, un plan de estudios para formar médicos, en
donde incluye “prever formalmente en el plan de estudios: la jerarquización académica, la
dotación de recursos y las cargas horarias pertinentes en proporciones equilibradas, para las
ciencias naturales y sociales, incluyendo el desarrollo de habilidades comunicacionales” (14).
En el Practicantado Rotatorio de la Facultad de Medicina de la UNT, se brinda un espacio
curricular ubicado en el 6° año que constituye un escenario de aprendizaje con características
propias. Allí los alumnos tienen oportunidades de llevar a la práctica los aprendizajes teóricos,
potenciando las habilidades comunicacionales esenciales para establecer una relación médico-
paciente adecuada; entendiéndose como tal, aquella que logra que el paciente comprenda,
acepte su enfermedad y en virtud de ello cumpla con las indicaciones que le servirán para un
mejor control de su patología. En este trabajo se evidencia la importancia de fortalecer las
habilidades comunicacionales en los futuros médicos para lograr una adecuada comprensión de
los mensajes médico - paciente; paciente – médico (15). Es así que los estudiantes de las
Pasantías Rurales y Periurbanas tienen incorporadas líneas de trabajo con marcada riqueza
formativa, ya que se desarrollan fuera del aula. Es por ello que en esta instancia de
participación de los estudiantes en programas de control de salud del varón adulto se propone
capacitar a los estudiantes en estrategias de difusión - comunicación oral y escrita para
aumentar la demanda en salud de la población objetivo y mejorar la respuesta al programa
mediante talleres para la caracterización de la población objetivo, mediante técnicas como lluvia
de ideas, Role-playing seleccionando los métodos de difusión y comunicación oral y escrita y
los lugares de difusión. En el desarrollo de los talleres los estudiantes pudieron realizar un
diagnóstico de la situación de las comunidades en las que trabajaban, lo que permitió una
planificación de las herramientas adecuadas para la difusión del programa. Estos talleres
favorecieron el trabajo en equipo, la creatividad y el aprendizaje en un ambiente de reflexión. La
recepción de la población objetivo, varones mayores de 50 años, fue muy buena y la actividad
de atención que fue articulada con el centro de atención primaria de la salud y los docentes y
estudiantes universitarios se puede considerar óptima por la respuesta a la convocatoria. A
través de estas acciones los estudiantes lograron aprender a comunicarse “haciendo” y
seleccionar los recursos adecuados para lograr el objetivo, logrando un intercambio social y
educativo donde se plantea una interacción en donde ambas partes se benefician. El “hacer” es
una herramienta pedagógica en donde el estudiante comprende los contenidos curriculares y
las competencias en beneficio de la comunidad. Esta experiencia de bajo costo y alto impacto
puede ser usada como recurso para aumentar la demanda y cobertura de los diversos
programas de salud existentes. Usada sistemáticamente en la enseñanza de grado, puede
servir de semillero en futuras intervenciones. Asimismo, los estudiantes promovieron en la
comunidad hábitos saludables y la concientización sobre la importancia de los controles
periódicos de salud.
BIBLIOGRAFÍA:
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