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Los mejores reportajes periodísticos sobre pueblos indígenas amazónicos PREMIO SALWAN

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PREMIO SALWAN MT 1

Los mejores reportajes periodísticos sobre pueblos indígenas amazónicos

PREMIO SALWAN

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PREMIO SALWAN 2 3

ÍNDICECréditos

Equipo Premio Salwan 2011

Celia Aldana (Oxfam), Santiago Alfaro (Oxfam), Edmir Espinoza (IBC),

María Rosa Montes (IBC), Cecilia Niezen (Oxfam), Richard C. Smith (IBC)

Equipo Premio Salwan 2012

Santiago Alfaro (Oxfam), Danny Gibbons, María Rosa Montes (IBC),

Cecilia Niezen (Oxfam), Richard Smith (IBC)

Exposiciones

Lala Rebaza, Santiago Alfaro, Christian Bendayán, Alfredo Villar (2011) y María

Eugenia Yllia (2012).

Portada

Roldán Pinedo,“Animales protectores del shamán”, 2008.

Conceptualización, producción y edición: Fábrica de Ideas

Edición general: Xabier Díaz de Cerio

Diseño y diagramación: María Victoria Vásquez

Coordinación Oxfam: Ruth Mier y Terán y Santiago Alfaro

Impresión: Forma e Imagen, de Billy Víctor Odiaga Franco

Coordinación imprenta: Ada Monteverde

© Oxfam

Calle Bartolomé Trujillo N° 577. Miraflores.

Lima 18, Perú.

www.oxfam.org/es/peru

Hecho en el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº

XX201214962XXXXXX

Todos los derechos reservados de acuerdo con el D.Leg. 882 (Ley sobre el Derecho de

Autor).

Prohibida la reproducción total o parcial de este libro.

Diciembre 2013.

Tiraje: 1.000 ejemplares

Los pueblos indígenas y el Premio Salwan 7Frank Boeren

Visibilizando a los pueblos indígenas 9Richard C. Smith

Una labor con un gran significado 11Fermín Tiwi

De pobladores indígenas a ciudadanos mediáticos 13Santiago Alfaro

Memorias del hortelano 18Ramiro Escobar

Llueve sobre mojado 24Patricia Wiesse y Gerardo Saravia

Los shipibos del río Rímac 44Karen Espejo

Pevas: arte para entender la cosmovisión amazónica 50Francisco Bardales

Sacadas de vuelta en la Amazonía 60Patricia Wiesse y Gerardo Saravia

Resistencias contra el miedo 78Nelly Luna Amancio

Nativos Yines en Madre de Dios rechazan vía que los uniría con Purús 84Ralph Zapata

PREMIACIÓN 89

EXPOSICIONES 93

PRESENTACIÓN

ARTÍCULOS GANADORES 2011

ARTÍCULOS GANADORES 2012

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PREMIO SALWAN 4 5

ELENA VALERA. LA GRAN FIESTA DEL ANI SHEATI, 2005.

PRESENTACIÓN

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PREMIO SALWAN 6 7

FRANk BoEREN Director de Oxfam en Perú

oxfam es una confederación internacional de 17 organizaciones que trabaja desde 1984 en América del Sur promoviendo el desarrollo de los pueblos indígenas. En el Perú, durante los últimos años, hemos buscado promover prácticas de adaptación al cambio climático a través del liderazgo de las mujeres indígenas, así como garantizar la integridad del derecho al territorio de las comunidades campesinas y nativas. Nuestra labor también ha tenido como finalidad reducir las prácticas de discriminación y las barreras de acceso a los servicios públicos que afronta la población indígena.

En el 2009, en la provincia de Bagua, ubicada en el departamento de Amazonas, murieron 33 personas luego que la policía despejara un bloqueo pacífico de cerca de 50 días organizado por las comunidades indígenas Awajún y Wampís. La protesta se originó por la publicación de un paquete de decretos legislativos que amenazaba su derecho al territorio y a los medios de subsistencia.

Esta tragedia evidenció la distancia y el poco conocimiento con el que muchos periodistas y medios de comunicación se acercaban a los pueblos indígenas amazónicos, así como la ausencia de sus puntos de vista en el debate público. Motivados por este escenario, en Oxfam y en el Instituto del Bien Común (IBC) nos planteamos la tarea de impulsar la generación de reportajes e investigaciones que reflejaran las diversas problemáticas de los pueblos indígenas y reconocieran sus aportes al país. El aporte de la Fundación MacArthur hizo posible convertir esta tarea en una realidad. Así surgió Salwan, palabra Awajún que significa despertar.

La publicación que presentamos reúne los artículos ganadores de la primera y segunda edición de Salwan - Premio al reportaje periodístico sobre pueblos indígenas amazónicos. También incluye comentarios del jurado y es ilustrada con las pinturas expuestas en las muestras de arte amazónico que en el 2011 y 2012 acompañaron la presentación del Premio.

Desde Oxfam y el IBC reafirmamos nuestro reconocimiento al trabajo de las y los periodistas ganadores por acercar a la opinión pública las historias, desafíos y contribuciones al Perú de los pueblos indígenas amazónicos. Esperamos que esta publicación los motive a continuar esa labor y anime a otros a seguir su ejemplo.

RoLDáN PiNEDo. FLORA Y FAUNA, 2008. [DETALLE]

Los pueblos indígenas y el Premio Salwan

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PREMIO SALWAN 8 9PREMIOS SALWAN

RichARD chASE SMithDirector Ejecutivo del Instituto del Bien Común

Visibilizando a los pueblos indígenasLos pueblos indígenas en el Perú han sido invisibilizados por el Es-tado y por una gran porción de la población nacional. Así, hasta hace trece años no era posible ubicar en un mapa a las comunidades nativas y campesinas -que son la expresión concreta, jurídica e histórica de los pueblos indígenas originarios en el Perú-.

Y aún hoy, en plena era digital, el Estado peruano pasa apuros para precisar cuáles son y dónde están dichas comunidades. De hecho, no existe una base de datos oficial sobre comunidades indígenas, y ninguno de los mapas producidos por el Estado muestra el área que ocupan. Para llenar esos vacíos, varias dependencias estatales deben recurrir a la in-formación recogida y sistematizada por la sociedad civil. Peor aún, como ha trascendido recientemente respecto de la aplicación de la consulta previa, se pretende veladamente restringir a la mínima expresión el estatus de “pueblo indígena”, lo que equivale a borrar de un plumazo a pueblos indígenas que son parte fundamental de la historia y cultura de este país.

Para ello, el Estado estableció criterios arbitrarios que definen a los pueblos indígenas de manera que se excluye a varios miles de comunidades indígenas, desconociendo así nociones vigentes entre la comunidad científica internacional, y pasando por alto los criterios manejados por instituciones mundialmente reconocidas, como la OIT y las Naciones Unidas. Las anteriores son solo algunas manifestaciones, entre muchas, de la ten-dencia a invisibilizar a los pueblos indígenas por el resto de la sociedad peruana, tema que ha motivado a Oxfam y el Instituto del Bien Común la creación del Premio Salwan. Creemos fir-memente en que la prensa puede jugar un papel crucial para poner en el mapa a los pueblos indígenas y ayudar a entender el contexto en el cual éstos viven y se desarrollan, así como dar a conocer las enormes contribuciones que han hecho y continúan haciendo para el bienestar del grueso de la sociedad peruana.

Confiamos en que el adecuado tratamiento mediático de la problemática de los pueblos in-dígenas puede contribuir a superar los prejuicios que continúan rodeándolos, y que llevan a invisibilizarlos, quizá porque ellos forman parte de aquella porción de la memoria histórica que no queremos recordar, o quizá porque se tiende a pensar en ellos como en algo lejano e ignoto, ligado al pasado, y por lo tanto reñido con las aspiraciones de “modernidad”. Quizá, porque es más fácil ignorarlos que reconocerlos como ciudadanos actuales, con derechos y necesidades concretas y apremiantes, que requieren atención.

VÍctoR MoREY. VENDEDOR DE FRUTAS, 1958. [DETALLE]

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PREMIO SALWAN 10 116/11

FERMÍN tiWiAbogado awajún

En primer lugar, agradezco al IBC y Oxfam América por la investigación sobre pueblos indígenas amazónicos del Perú y por promover y defender sus derechos.

Es importante reconocer a los periodistas que publican sobre la problemática de estos pue-blos, pues permiten al mismo Estado conocer su realidad, para así entenderlos y compren-derlos y no solo reconocer jurídicamente su existencia.

Hoy, los indígenas ya no son considerados salvajes, como en épocas pasadas, sino que son sujetos de derecho, a los que el Estado reconoce su autonomía organizativa y administrativa. Debemos recordar que el Perú es un país multiétnico, multicultural y multilingüe, y para ga-rantizar los derechos de todos se requiere institucionalizar la interculturalidad.

Como parte del pueblo Awajún y Wampís, felicito la iniciativa de realizar los Premios Salwan. Estoy seguro de que en el futuro habrá muchos más periodistas comprometidos. Agradezco de forma especial a mi ex profesor Santiago Alfaro por haberme invitado dos años consecu-tivos a formar parte del jurado de esta premiación y haber tenido la oportunidad de conocer a grandes periodistas.

Una labor con un gran significado

VÍctoR chURAY. LA FIESTA DEL PIJUAYO, 1998.

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PREMIO SALWAN 12 13

SANtiAGo ALFARo Oficial del Programa de Derechos Indígenas e Interculturalidad

En 1845 el gobierno de Ramón Castilla promulgó una ley orientada a promover la co-lonización de la Selva y regular el uso de la tierra. La norma diferenciaba tres tipos de per-sonas: “pobladores indígenas”, “ciudadanos del Perú” y “extranjeros”. A indígenas como los asháninka no se les consideraba, por lo tanto, ciudadanos.

Mediante la “Ley de Comunidades Nativas” de 1974, casi ciento treinta años después, el Es-tado peruano recién incorporó en el sistema jurídico el derecho colectivo de los pueblos indígenas a la propiedad sobre los territorios que ocupan desde tiempos inmemoriales. Ese derecho es base de su ciudadanía: asháninkas o shipibos forman parte de la comunidad política nacional como miembros de pueblos, pueblos que desaparecerían sin un territorio.

Sin embargo, el acceso al territorio no es la única condición para el ejercicio de la ciuda-danía de los pueblos indígenas. También, entre otras cosas, requieren poder expresar opiniones y participar en las decisiones que los afectan. Formar parte de una comunidad política exige ser reconocido en ella y nadie puede ser reconocido si no tiene la oportuni-dad de manifestar públicamente su opinión. De allí que participar no sea sólo votar, sino, como lo señala la filósofa Adela Cortina, sea “saberse parte”, “saber que el propio juicio también importa”.

La prensa cumple un rol clave en esta tarea. Los medios de comunicación son una garantía para la libertad de opinión de los profesionales de la comunicación pero, fundamental-mente, son una plataforma para la libertad de expresión de los ciudadanos. Contar histo-rias protagonizadas por los pueblos indígenas amazónicos es, en ese sentido, una forma de revertir siglos de exclusión que llevaron a no considerarlos ciudadanos.

De pobladores indígenas a ciudadanos mediáticos

BRUS RUBio. LA EXPLOTACIÓN DEL CAUCHO EN PUCAURQUILLO, 2010.

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PREMIO SALWAN 14 158/15

El día que entendamos que en una pieza Rember Yahuarcani (1985), de Pevas, puede haber más identidad que en un enfrentamiento entre

peruanos, habremos empezado a entender esa Amazonía lejana, vital y armónica. Tras ese espacio inhóspito, al que los gobiernos solo miran para

extraer algo, hay un paraíso, que está ahí nomás, en la otra esquina.

Patricia del Río Labarthe

juraDo

Augusto álvarez Rodrich

Conduce diversos programas de radio y televisión y es columnista del diario La República. Fue Director Gerente de Apoyo Comunicaciones y editor de distintas revistas. Ha sido director del diario Perú.21. Es Máster en Administración Pública por la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard.

PREMIO SALWAN 2011 - 2012

Patricia del Río

Se ha desempeña-do como entrevis-tadora política en distintos medios de prensa, radio y televisión. Colum-nista del diario El Comercio y con-ductora de progra-mas periodísticos en RPP, donde se ha convertido en una reconocida líder de opinión. Tiene una Maestría en Lingüística por la Pontifica Univer-sidad Católica del Perú.

igidio Naveda

Ingeniero Agrónomo con experiencia en las áreas de formación y fortalecimiento organizativo de indígenas andinos y amazónicos. Durante nueve años trabajó en la Universidad Nacio-nal San Cristóbal de Huamanga, coor-dinando proyectos de desarrollo con comunidades quechuahablantes. Ha trabajado por más de 27 años en la cooperación internacional.

Pedro Salinas

Periodista y escri-tor. Es columnista del semanario Hildebrandt en sus trece y conduce el programa DDT en el portal de La Mula. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y televisión. Ganador del Premio Periodismo y Derechos Humanos y autor de algunos ensayos sobre po-lítica y periodismo, además de novelas.

Pedro Salinas

Periodista y escri-tor. Es columnista del semanario Hildebrandt en sus Trece y conduce el programa DDT en el portal La Mula. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y televisión. Ganador del Premio Periodismo y Derechos Humanos y autor de algunos ensayos sobre política y periodis-mo, además de dos novelas.

Mirko Lauer

Narrador, poeta, y politólogo. Miembro del direc-torio del diario La República. En el 2005 ganó el Pre-mio Juan Rulfo de novela corta, con su obra TerTulias, y en el 2010 publicó Bodegón de Bodego-nes, un estudio de las artes visuales del Perú a través de su gastrono-mía. Es Doctor en literatura peruana y latinoamericana por la UNMSM.

Frederica Barclay Antropóloga e historiadora. Su trabajo de inves-tigación se centra en los procesos históricos, sociales y económicos de la Amazonía y de los territorios indígenas. Dicta periódicamente cursos universita-rios. Es asociada del Instituto del Bien Común y miembro del di-rectorio del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (IWGIA).

Luis Jaime cisneros

Desde hace dos décadas, trabaja en la agencia interna-cional de noticias France Presse. Es presidente de la Asociación de Prensa Extran-jera del Perú y pertenece al Instituto Prensa y Sociedad (IPYS). Ha publicado ensayos sobre medios de comunicación y ha sido profesor en la Universidad San Martín, la Univer-sidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la Pontificia Uni-versidad Católica del Perú.

Fermin tiwi

Intelectual e investigador awajún, especia-lista en Derecho de los Pueblos Indígenas. Enseña en el Programa de Formación de Docentes en Educación Inter-cultural Bilingüe, de la UNMSM. Es Máster en Dere-chos Humanos por la Pontificia Universidad Cató-lica y ha llevado diplomados en la American Univer-sity Washington College Of Law.

Richard chase Smith

Director ejecuti-vo del Instituto del Bien Común. Desde fines de la década de los 60’s, ha trabajado con diferentes pueblos indígenas de Ecua-dor, Perú y Bolivia. Fue director del Programa para América del Sur de Oxfam América. Es doctor en antropo-logía y lingüística por la Universidad de Cornell, con un Post-Doctorado por la Universidad de Harvard.

cÉSAR cALVo DE ARAUJo. MUJER CON CACAO, 1955. [DETALLE]

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PREMIO SALWAN 16 1710/17

PRIMER PUESTO: Ramiro Escobar Artículo: “Memorias del hortelano”, Revista Ideele Fecha de publicación: marzo de 2011

SEgUNDO PUESTO: Patricia Wiese y Gerardo Saravia Artículo: “Llueve sobre mojado”, Revista Ideele Fecha de publicación: 11 de mayo de 2011

TERCER PUESTO: Karen EspejoArtículo: “Los shipibos del Río Rímac”, Diario La República Fecha de publicación: 9 de enero de 2011

MENCIÓN hONROSA: Francisco Bardales Artículo: “Pevas: Arte para entender la cosmovisión amazónica”, Portal La Mula Fecha de publicación: 17 de setiembre de 2011

2011 VÍctoR chURAY. COSMOVISIÓN CON EL AYAHUASCA, 2001. [DETALLE]

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PREMIO SALWAN 18 19

Memorias del hortelano¿Y qué fue de los pueblos indígenas? ¿cuál es el reto que enfrenta el actual Gobierno en este turbulento territorio? Según los líderes indígenas amazónicos, la administración de Alan García prácticamente les declaró la guerra, y acaso el símbolo más terrible de esa tirantez fuera la tragedia de Bagua. Pero hay, además, una serie de indicadores que sugieren que, bajo la curiosa teoría del “perro del hortelano”, se desplegaron una serie de políticas, y no-políticas que la actual administración debería revertir. A propósito del Día internacional de los Pueblos indígenas, que se celebró esta semana (9 de agosto), éste es el menú indígena que le espera a ollanta humala…

TEXTO

RAMIRO ESCObAR

NNingún gobierno tuvo tan mala relación con las comu-nidades nativas”, sostiene, categórico, Fermín Tiwi, indí-

gena awajún que tiene un máster en Derechos Humanos, desde las oficinas del CAAAP (Centro Amazónico de An-tropología y Aplicación Práctica). Lo dice con convicción y algo de ira santa, mientras conversamos sobre una mesa cubierta por una manta con motivos shipibos que parecen estar también airados.

Tiwi hace un recuento de lo, según él, vivido y sufrido durante los cinco años del gobierno de Alan García, y se-ñala los problemas con los territorios y la titulación, así como el olvido de la educación, de la salud, de la simple in-clusión o consulta. “La exclusión de los indígenas —añade— tiene larga data, pero con García alcanzó diferentes for-mas y sabores.” Sabores amargos, sin duda, a juzgar por las cifras y algunas constataciones.

Esta tIErra Es NuEstra El frente acaso más turbulento, y que en cierto modo se sitúa en el ojo tor-mentoso del conflicto, está en la pose-sión no de tierras, sino de territorios. La distinción es clave porque, en rigor, para un indígena no se trata de terre-nos intercambiables, como los que uno compra en la ciudad. Ese no entender que los territorios incluyen el agua, el aire, el suelo, los espíritus ancestrales, ocasionó tumultos peligrosísimos en el periodo anterior.

Como recuerda Richard Chase Smi-th, del Instituto del Bien Común (IBC),

para un indígena el territorio es esen-cial, y las políticas de titulación en los pasados cinco años han sido pobres. “No ha habido esfuerzos por titular o por ampliar comunidades ya tituladas”, dice, “pero sí entusiasmo para otorgar concesiones petroleras.” La Defensoría del Pueblo sostiene que se llegó a titu-lar siete comunidades nativas, pero el especialista lo duda.

Alberto Pizango, presidente de AI-DESEP (Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Amazonía Peruana), es más contundente y señala que no se tituló ninguna y, como Tiwi, piensa que “el gobierno de García es el que más ha maltratado a los indígenas”. Las cifras oficiales de COFOPRI (Organismo de la Formalización de la Propiedad Infor-mal) señalan que hay 1.265 comunida-des nativas amazónicas tituladas, de 1.447 reconocidas.

Y que faltan titular (al 2010) 182. El problema, sin embargo, es el salto casi cuántico que ha dado el proceso para titular tierras indígenas en el Perú (algo parecido a lo ocurrido con INDEPA; véa-se recuadro). Hasta el 2007 existía el PETT (Proyecto Especial de Titulación de Tierras y Catastro Rural), pero ese año se fusionó con COFOPRI, por lo que la titulación de tierras indígenas quedó en una suerte de limbo burocrático.

Smith sostiene que eso revela, de parte del Estado, un marcado desinte-rés, pero apunta algo aun más crucial: los conflictos más atizados han sido y serán por territorios, el de Bagua in-cluido. Ese estallido, el más simbólico y sangriento de este periodo (34 muer-tos, 24 policías y 10 civiles, la mayoría

En el Perú existen 77 etnias indígenas. Hay, a la vez, 57 lenguas nativas y 18 familias lingüísticas.

De ellas, 16 son amazónicas y 2 andinas.La población indígena amazónica es de 332.975 personas.

El 81% de los pueblos amazónicos viven en situación de pobreza. La pobreza extrema, en estos mismos pueblos, llega al 41%.

Solo el 11% de los indígenas de entre 18 y 20 años acceden a la educación superior.

Desde el 2006 al 2010, solo se había titulado a 7 comunidades nativas. Solo en el 2010 se perforaron 233 pozos petroleros en la Amazonía.

El acceso a fuentes de agua mejorada es de apenas 15% en las etnias amazónicas.

El 94,2% de las viviendas en estas comunidades no cuenta con saneamiento. El 59,1% tampoco cuenta con establecimientos de salud.

Solo el 38% de niños indígenas de 6 a 12 años asiste a una escuela bilingüe intercultural (cifra del 2008).

Solo hay material educativo propio para 15 de las 55 lenguas amazónicas.

Fuentes: Perupetro, Defensoría del Pueblo, INDEPA.

Las cifras del olvido

EstaLLIDo. Los conflictos más atizados han sido y serán por territorios, el de Bagua incluido.

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Hay nativos ashuar que tienen altas concentraciones de plomo y cadmio en la sangre, en un caso que lleva décadas. A ese cóctel se agrega el ninguneo de la educación intercultural.

¿Zape INDEPa? La historia del INDEPA (Instituto de Desarrollo de los Pueblos Amazóni-cos, Andinos y Afroperuanos) sería digna de un culebrón televisivo institucional. Fue creado el 2005, con ciertos bombos y platillos étnicos, durante el gobierno de Alejandro Toledo, e impulsado fervorosa y afanosamente por la entonces pri-mera dama, Eliane Karp. Durante ese periodo gubernamental tuvo alguna importancia, pero no peso político, y cuando, en el 2006, se dictó la LOPE (Ley Orgánica del Poder Ejecutivo), pasó de ser un Organismo Público Descentralizado a ser un Organismo adscrito al MIMDES (Ministerio de la Mujer y el Desarrollo Humano) y a la PCM (Presidencia del Consejo de Ministros). En julio del 2010, cuando se creó el Ministerio de Cultura, pasó a ser una Unidad Ejecutora del Vice-ministerio de Interculturalidad, que, dicho sea no tan de paso, no estaba

previsto en el libreto de creación de esta cartera, pero fue incluido por presión de otros sectores políticos. No era, precisamente, un anhelo del gobierno aprista. Según la Defensoría del Pueblo, en todo este tiempo la reacción del INDEPA frente a la vulne-ración de los derechos de los pueblos indígenas ha sido “incipiente o nula”. La prueba mayor fue la tragedia de Bagua del 5 de junio del 2009, en la que sus directivos no aparecieron en el primer plano de los acontecimien-tos, como obviamente correspondía. Las limitaciones de recursos y técni-cos (no existe, por ejemplo, un plan nacional para los pueblos indígenas), que son la natural consecuencia de la falta de interés político, han oca-sionado ese aislamiento institucional. Aunque la misma Defensoría sostie-ne que con el último cambio puede ser “una oportunidad para consolidar esta institución”.

El tema no es irrelevante si se tiene en cuenta que, hace muy poco, el go-bierno saliente, con la aprobación del INDEPA, pretendió aprobar el Regla-mento de Supervisión de Actividades Exploratorias y Extractivas al Interior de las Reservas Territoriales Indígenas. Según la norma, sería posible hacer ac-tividades de esa naturaleza en dichas reservas, no obstante que un decreto supremo del 2008 prohíbe este tipo de actividad económica.

Lo más llamativo es que el men-cionado Reglamento está dirigido a ampliar el famoso lote 88 de Camisea, del que ha hablado hasta el paroxismo el nuevo presidente, Ollanta Humala. Ese lote, de donde supuestamente sal-dría el “gas más barato para todos los peruanos”, si se ampliara, vulneraría la Reserva Territorial Nahua Kugapakori y Nanti. ¿Está preparado el flamante Gobierno para tomar una decisión salo-mónica y amazónica?

No es un asunto simple. Como re-cuerda Pizango, quien hoy sostiene seguir muy dolido por lo ocurrido en Bagua, “los indígenas son quienes cui-dan la Amazonía”. Si bien en los hechos el asunto puede ser discutible (no todos lo nativos hacen actividades sosteni-bles, algunos de ellos incluso estarían metidos en el negocio de la madera o la extracción de oro), el mirar la Amazonía solo como un depósito de recursos luce muy desatinado.

La existencia de indígenas aisla-dos (“hermanos autónomos”, según AIDESEP) remueve más certezas por una razón: le crea al Estado el dilema de aprovechar recursos no renovables

CoMENtarIo DEL juraDo

Memorias del hortelano” enfoca los problemas de postergación y margi-

nación de los indígenas que motivaron el levantamiento en Bagua. Ubica el problema de posesión de los territorios indígenas frente a los gobier-nos que no titulan a favor de ellos por concesionar a em-presas extractivas. Además, analiza la mala calidad de los servicios públicos y ejempli-fica con datos como el plomo en la sangre de los niños y la epidemia de hepatitis en los Codoshi.

Explica la cosmovisión indígena sobre sus territorios como un todo. Esta visión sobre la Amazonía choca con el concepto expresado por el presidente Alan García, quien indicó que la selva es un depósito de recursos natura-les y calificó a los indígenas amazónicos con “el síndrome del perro del hortelano”. Con esta tesis, promulgó normas legales para “promover la inversión privada” y provocó reacciones que desembo-caron en “el Baguazo”. El artículo conluye que dicho levantamiento es la expresión de la lucha por el derecho al territorio.

Igidio Naveda Félix

LIMItaCIoNEs. La falta de recursos es consecuencia de la falta de interés político.

de ellos nativos), se debió a los famosos —y penosos— decretos legislativos, pro-mulgados por el Ejecutivo, que hacían frágil la posesión.

Es interesante seguir, de la mano de Smith, el hilo de los acontecimientos previos, que conducen a un cambio de uso de tierras en la región de Amazo-nas, donde viven los awajún. Una parte de la Zona Reservada Santiago-Comai-na, que se iba a convertir en un Parque Nacional, fue excluida y comenzaron a otorgarse concesiones para la explota-ción de oro. Para entonces (2008) los awajún ya estaban en literal pie de gue-rra por este hecho.

Lo que ocurrió después (Bagua) fue la explosión de un conflicto acumula-do por territorios, pero también, según Smith y el sociólogo Santiago Alfaro, de la controvertida teoría del “perro del hortelano”, plasmada por el Presiden-te en sendos artículos en el diario El Comercio entre el 2007 y el 2009. En uno de ellos (28/10/2007) llega a afir-mar que se “ha creado la figura del na-tivo ‘no conectado’, desconocido pero presumible”.

No ExIstÍaN, EN EFECto ¿Presumible? Lo asombroso es que, justa-mente en ese momento, el pálido INDEPA tenía, dentro del MIMDES, un programa para estos grupos nativos, cuyo nombre más apropiado es “indígenas en aisla-miento voluntario”. Estimados de Beatriz Huertas, especialista en el tema, sostienen que serían unos 5.000 en el Perú y que actualmente estarían diseminados en las cinco Reservas Territoriales existentes, pero quizá también en otros lugares.

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o defender los derechos de ciudada-nos vulnerables que, entre otras cosas, sucumben fácilmente a contagios epi-démicos por su falta de defensas sani-tarias. Hay cuatro reservas territoriales más en las que vivirían y vivirán (si no se encuentra petróleo, claro).

saLuD, EDuCaCIóN, ProbLEMas… Es sintomático, además, que a estos problemas que implican el simple he-cho de estar, o existir, se sumen unos niveles de calidad de vida desolado-res. Un clásico de América Latina: los indígenas siempre son los más pobres entre los pobres. En el Perú, esa situa-ción se registra con la cifra de 55% de personas cuya lengua materna no es el castellano en situación de pobreza, frente a 29% que aprendieron a hablar en castellano.

En la franja amazónica los números son aun más dramáticos (véase recua-dro). Según Alicia Abanto, jefa del Pro-grama de Pueblos Indígenas de la De-fensoría del Pueblo, es en el rubro salud donde ha habido algunos avances. Uno de ellos ha sido el papel del CENSI (Cen-tro Nacional de Salud Intercultural), que ha elaborado un “Plan General y una Matriz para la Estrategia Nacional Sanitaria Nacional de los Pueblos Indí-genas 2010-2012”.

Aun así, la situación sanitaria sigue siendo dramática. En el 2009, por citar un caso, solo el 17% de los partos ocu-rridos en las zonas amazónicas fueron atendidos por un profesional de la sa-lud. Con cierta indulgencia se podría argumentar que los propios métodos

IdEElE Revista creada hace 28 años por el Instituto de Defensa Legal. Reflexiona sobre temas de derechos humanos y pueblos indígenas, entre otros. Dirigida por Patricia Wiesse.

Consulta en salmuera

Dichos de alan

El 6 de julio del 2009, la Defen-soría del Pueblo presentó un Proyecto de Ley Marco para el Derecho a la Consulta, que facilitaría la aplicación del Con-venio 169 de la OIT (Organiza-ción Internacional del Trabajo). Dicho convenio, suscrito por el Perú, establece que los pueblos indígenas tienen derecho a una consulta “con procedimientos apropiados” sobre medidas “susceptibles de afectarles directamente”.

La mencionada norma fue aprobada el 19 de mayo del 2010 en el Congreso de la República, por 62 votos a favor, 7 en contra y 6 abstenciones. El 21 de junio del mismo año, sin embargo, el Ejecutivo devolvió la Ley con ocho observaciones. Posteriormente, la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT exhortó al Estado peruano a que promulgue esta Ley, que, sobre el terreno, hubiera impe-dido muchos tumultos.

Tras varias idas y venidas en la Comisión de Constitución, y en la de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos, Ambiente y Ecología, se quedó pendiente de aprobación en el Congreso saliente y pasará al Congreso siguiente, que deberá debatir las observa-ciones del ex presidente. Si algo permaneció en los planes de Ollanta Humala —en la campaña, en sus planes, en su verbo— es que harían efectivo el derecho a la consulta. Ahora, pues…

* Tomado del portal www.oecomanazonia.com

“En tercer lugar derrotar las ideolo-gías absurdas, panteístas, que creen que las paredes son dioses y el aire es dios. En fin, volver a esas formas primitivas de religiosidad donde se dice no toques ese cerro porque es un Apu, porque está lleno del espíritu milenario y no sé qué cosa. Bueno, si llegamos a eso, entonces, no hagamos nada, ni minería. No toques a esos peces, porque son criaturas de dios y son la expresión del dios Poseidón. Volvemos a ese animismo primi-tivo. Yo pienso que necesitamos más educación.”[Entrevista en Willax TV, 28/1/2011]

“Y contra el petróleo, han creado la figura del nativo ‘no conecta-do’; es decir, desconocido pero presumible, por lo que millones de hectáreas no deben ser explora-das, y el petróleo debe quedarse bajo tierra mientras se paga en el mundo $90 por cada barril.”[El Comercio, 28/10/07. Artículo “El

síndrome del perro del hortelano”]

tienen altas concentraciones de plomo y cadmio en la sangre, en un caso que lleva décadas. A ese cóctel se agrega el ninguneo de la educación intercultural. Por otro signo de gentileza de la saliente administración gubernamental, fue sub-sumida por la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe y Rural (DEIBR).

Las cifras también hablan aquí. Tan solo el 2,3% de los maestros que labo-ran en escuelas de Educación Intercul-tural Bilingüe (EIB) tiene un título en esa especialidad. Según las investiga-doras Lucy Trapnell y Virginia Zavala, la extinta DEIB llegó a contar con un presupuesto de 40 millones de soles. Hoy el dinero destinado a ese rubro llegaría solo a un millón de soles. ¿Se trata de un desvarío presupuestal, o de una decisión deliberada?

tEorÍa y PráCtICa Según Smith e Ismael Vega, del CAAAP, nada es casual. Todas es-

tas cifras, prácticas, disoluciones institucionales, basureos y olvidos serían la consecuencia práctica de la teoría del “perro del hortelano”, según la cual hay que apostar por la gran inversión para hacer producir tierras improductivas. De acuerdo con García, porque “la demagogia y el engaño dicen que esas tierras no pueden tocarse porque son objetos sagrados…”.

Ante la pregunta de qué debe ha-cer el actual Gobierno, Pizango dice que “exactamente lo contrario a lo que hizo el gobierno anterior”. Tiwi, por su parte, dice en awajún: “Apu Alan García, amek dekame wajuk takasume perunmash shig takasú akumek shig kanaqtatme nunikchan akumek waittanum juwak me…”. En castellano, eso quiere decir: “Si Alan García trabajó con conciencia, se sen-tirá libre. Si no, su propia conciencia lo sancionará….”.

indígenas palían esa situación, pero hay otros datos que configuran un panora-ma difícil. La escasez de agua potable y saneamiento es el más dramático. Casi no existen.

Apenas el 7,9% de las comunidades amazónicas cuenta con agua prove-niente de la red pública, lo que ocasiona que se consuma agua de ríos y acequias. Una de las consecuencias esperables es que el 35,7% de las atenciones en las aún insuficientes postas o centros de salud es por infección atribuida a pará-sitos, y el 19,4% por vómitos o diarreas. Mejor no enfermarse en la selva, enton-ces, y menos si se es indígena.

Lo saben bien los candoshi de la sel-va nororiental, que sufrieron un brote de Hepatitis B: de acuerdo con declara-ciones del dirigente Jamer Maniahuari, esta enfermedad infectó al 80% de los miembros de este pueblo, cuya pobla-ción apenas bordea las 2.000 personas. A fines de diciembre del 2009, el Minis-terio de Salud y el Gobierno Regional de Loreto, junto con organizaciones de la sociedad civil, elaboraron un plan de prevención.

De acuerdo con informes de la De-fensoría del Pueblo, se tomaron mues-tras, se logró identificar a portadores del virus, pero no se logró “minimizar la peligrosa propagación de la enferme-dad”. De ahí que Pizango exija mayor atención a este tema, así como a la si-tuación de los ashuar en el río Corrien-tes (también en la zona nororiental), que aún sufren los estragos de la conta-minación causada presuntamente por Pluspetrol.

Según él, hay nativos ashuar que

SOBRE EL AUTOR

RAMIRO ESCObAR Periodista especializado en temas internacionales y ambientales. Ha recorrido más de 35 países y ha ganado diversos premios. Ha dado conferencias en universidades extranjeras y es catedrático.

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TEXTO

PATRICIA WIESSE / GERARdO SARAVIA

Aorillas del Marañón está Imacita, un puerto barroso, un poblado caótico y ruidoso, un conglomerado de pequeños comercios cuya plaza principal es un mercadillo desordenado. Es el límite hasta donde pueden llegar los dirigentes indígenas sobre los

que pesa una orden de captura antes de que corran verdadero peligro. Así están desde hace dos años: confinados en sus comunidades; muchos no pueden trabajar y viven de la solidaridad de sus familiares.

La orden de captura ha sido la modalidad utilizada por el Gobierno aprista para descabezar a las organizaciones y castigar la protesta social. A los inculpados les restringe la posibilidad de desplazarse por su territo-rio, lo que tiene consecuencias prácticas. Por ejemplo, no pueden vender su cacao al precio de mercado porque están a expensas de los comercian-tes que llegan a sus comunidades y les imponen precios más bajos.

Llueve sobre mojadoVarias décadas atrás, la televisión transmitía una serie llamada El fugitivo. El doctor Richard kimble había sido acusado del asesinato de su esposa y debía pasar el resto de su vida huyendo de la ley. Salvando tiempos y contextos, hay más de ochenta dirigentes awajún que están en la misma situación que el médico inocente cuya vida se convirtió en un juego de escondidas después del trágico hecho.

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¿CuLPabLE soy yo?Después del 5 de junio del 2009, todo indígena se volvió sospechoso. Las de-tenciones fueron arbitrarias y llegaron a doscientas. Una semana después, la Fiscalía liberó a la mayor parte, envió a la prisión de Chachapoyas a trece personas y expidió órdenes de captura como pan caliente. Muchas investiga-ciones fueron apresuradas en el afán por hallar culpables, y se basaron en declaraciones de testigos parcializados (policías, militares, jefes de seguridad) u otros que aprovecharon para concre-tar antiguas venganzas personales.

Elner René Anag estuvo cinco me-ses encarcelado en el penal de Huan-cas, Chachapoyas. Él aclara que no era apu y que ni siquiera participaba en la lucha. Como sus sobrinos estaban en la Subestación 6 de PetroPerú, a ocho kilómetros de Imacita, fue caminando a llevarles víveres. Al retornar lo detu-vieron en el cuartel Mesones Muro y lo trasladaron a ese penal de altura don-de sobrevivió cubierto con una fraza-da. Otro que pensó que moriría de frío y de tristeza fue Rogelio Longinote, un indígena alto, de hablar pausado, quien después de pasar seis meses en el pe-nal de Huancas se acaba de reincorpo-rar como profesor en el colegio jesuita Valentín Saleigui, construido en un te-rreno accidentado que bordea el Mara-ñón. El profesor sentía un fuerte dolor en las articulaciones y por eso salió de su comunidad para visitar al brujo.

Los manifestantes que bloqueaban el pase a la altura de la Subestación 6 le impidieron llegar a su consulta. Re-cuerda con nitidez que una luz dorada

PEDro tIWIDIRIGENTE AWAJúN

rebotaba en los tanques de petróleo y que la multitud rodeaba el alambrado que protegía el área de las oficinas y la residencia de los trabajadores. Mien-tras caminaba de regreso a Imacita, encontró una bolsa negra con pren-das de militares (medias, calzoncillos) y la recogió con la idea de entregarla al juez de paz del poblado. No pudo hacerlo: lo detuvieron en el cuartel Me-sones Muro, le arrancharon la bolsa y lo acusaron de ser uno de los autores del crimen de los policías de la DIROES que habían sido retenidos días antes. Después de tenerlo dos semanas ama-rrado en una carceleta oscura, enana y pestilente junto a doce detenidos, lo trasladaron a Chachapoyas y de allí al penal de Huancas, donde estuvo preso seis meses, junto a Elner Anag.

La presencia constante de los abo-gados de la Comisión Episcopal de Acción Social apuró la prueba de ab-sorción que determinó que ellos no ha-bían usado armas de fuego, y así doce de los catorce indígenas presos fueron liberados. Longinote sostiene que su proceso no ha concluido: “Me siento presionado, no puedo moverme de acá y cada mes debo ir a firmar al juzgado”.

La situación de los indígenas que tomaron la carretera Belaunde Terry, a la altura de la Curva del Diablo, fue dife-rente. La mayoría de los manifestantes pudo esconderse en los refugios que organizó la Iglesia Católica, librándose de una captura segura. Mari Carmen Gómez, la valiente misionera que se enfrentó a los otros miembros de la Comisión Investigadora de los Sucesos de Bagua formada por el Ejecutivo, y

que se negó a firmar el informe oficial, estuvo en la Curva del Diablo desde el 4 de junio. Antes de dormirse recuerda que una enorme luna llena iluminaba la carretera. Eran las cinco de la mañana cuando escuchó los gritos desde el ce-rro y luego las ráfagas. Fue ella la que llevó a los primeros heridos hasta El Re-poso en un taxi. Ingresó en el hospital de Bagua cargando a un joven que san-graba por la boca debido a una hemo-

rragia interna. Vio a Santiago Manuin inconsciente en la puerta del quirófano, y reconoció el cadáver del rondero Fe-lipe Sabio, asesinado en la plaza de Ba-gua. Esa noche ayudó a acondicionar los refugios para esconder a los indí-genas que no pudieron salir de la zona. También fue una de las que organizó el retorno de Bagua Chica. El primer día embarcó a doscientos manifestantes y luego a otro grupo de treinta, de noche

Muchas investigaciones fueron apresuradas en el afán por hallar culpables y se basaron en declaraciones de testigos parcializados.

Después del 5 de junio del 2009, todo indígena se volvió sospechoso.

El 5 de junio no pudimos mantener el orden. Me pusieron la punta de lanza en la oreja. Caí al suelo, me llevaron al centro de salud y ya no puedo explicar más.

Los LÍDErEs. Alberto Tiwi, Pedro Tiwi, Elner Anag y Eufemia Atamen, dirigentes sobre los que pesan serias acusasiones judiciales.

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Los dirigentes se refieren constantemente a una lista que les genera mucha aprensión: una que está impresa en los puestos policiales de la carretera Bagua-Imacita. Solo los awajún que no figuran en ella se arriesgan a visitar la ciudad, pero igual sufren acoso.

de hijo de dios a padre de la patria

ENtrEVIsta a EDuarDo NayaP

Cuéntenos sobre su vida.Nací en la comunidad de Numpatken, cerca de Imacita. Mis padres fueron educados por misioneros evangélicos que les enseñaron el valor de la educación. Por eso ellos me llevaron a los siete años a Trujillo, donde estudié primaria y secundaria. La misma Iglesia me ayudó y me consiguió una beca para estudiar Teología en la Universidad Nazarena de Costa Rica.

¿Fue pastor evangélico?Sí, y después estudié Sociología y Matemáticas.

¿A lo largo de los años mantuvo un vínculo con su pueblo?Ahorraba para mis pasajes, trataba de venir casi todos los años. Y cada vez que venía, los líderes me invitaban para representarlos, pero yo había priorizado mi rol pastoral, había visto malos ejem-plos políticos.

¿lo ocurrido en bagua el 5 de junio del 2009 tiene algo que ver con su decisión de retornar e involucrarse políticamente? Sí, ese hecho me comprometió. Me despedí de mis compromisos laborales y familiares de treinta y tres años, y me vine para dar el resto de mi vida. Cuando llegué era el peor momento para hacer política. Acababa de pasar la elección regional y en mi tribu había once candidatos. Estaban divididos. Decidí arriesgarme y busqué unificar a mi pueblo. Necesitábamos una voz indígena en el Con-greso. Trabajé día y noche, recorrí todas las aldeas, las comunida-des del Marañón, Cenepa y Santiago. No tuve ni un solo afiche, ni un almanaque, ni un polo, pero sí tenía mensaje.

y en pleno toque de queda. Los subió en camiones sorteando todos los con-troles y todos los peligros. “Fue muy bueno: llegaron a sus comunidades y se fueron reencontrando porque esta-ban muy angustiados, escondidos en diferentes lugares”, nos relata.

La LIstaLos dirigentes se refieren constante-mente a una lista que les genera mucha aprensión. Es la que está impresa en los puestos policiales ubicados en ciertos tramos de la carretera Bagua-Imacita. Solo los awajún que no figuran en ella se arriesgan a visitar la ciudad, pero igual sufren acoso. “Cuando hay bati-das nos piden doscientos soles para soltarnos”, sostiene Alejandro Tsajuput, de la comunidad Wachapea.

Pedro Tiwi salió elegido presiden-te del Comité de Lucha del Distrito de Imaza en una asamblea, por lo que fue uno de los que dirigió la concentración en la Subestación 6. Dos años después está en la clandestinidad, ni siquiera le han expedido una orden de compare-cencia y solo puede aproximarse hasta el puerto de Imacita. Su testimonio es indispensable para entender lo que ocurrió en ese lugar: “Invitamos a que se sumaran a la movilización a las co-munidades del Marañón, a los herma-nos huambisa, a los de la parte alta y media del río Santiago que no hablan castellano. Eran aproximadamente cin-co mil personas. Por más que los de la directiva queríamos poner orden, era incontrolable. Había mucho descono-cido. También llegaron adultos con visión -huimaco- acompañando a los

huelguistas. Estas personas nos veían como niños y nos decían que ellos di-rigían… El 5 de junio no pudimos man-tener el orden. Me pusieron la punta de lanza en la oreja. Caí al suelo, me lleva-ron al centro de salud y ya no puedo explicar más”.

Fueron más de ochenta los líderes que dieron la cara; son miembros de las organizaciones reconocidas en la región. Los líderes visibles estuvieron expuestos y por eso fueron fácilmente

identificados. Se les señala como los ins-tigadores de las muertes y cargan con las acusaciones penales. Pero en las co-munidades aseguran que ellos no son responsables del descuartizamiento y mutilación de los policías de la DINOES y de su jefe, el comandante Montene-gro, a los que los pobladores de la zona no podrán olvidar mientras las doce cru-ces blancas grabadas con sus nombres permanezcan en la vera del camino que lleva hacia el puente Kusu Grande.

aL CoNGrEso. Eduardo Nayap fue el primer awajún en ser congresista.

Primer congresista awajún en la historia republicana

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Justamente sobre las investigaciones acerca de lo ocurrido el 5 de junio y los informes que se elaboraron, ¿cree que alguno recogió la verdad? No ha habido sanción para los responsables políticos.El Informe en Minoría, el de nuestros hermanos que se retiraron de la Comisión que formó el Ejecutivo, tiene mucho de verdad, pero le falta. La investigación se debería continuar, porque el hecho de que hayan matado indígenas, les hayan echado gasolina, los hayan quemado, el que recogieran sus huesos y los tiraran al río -y por eso no aparecen-, eso necesitamos que el Perú entero lo sepa.

No tuve ni un solo afiche, ni un almanaque, ni un polo, pero sí tenía mensaje.

Cuando visita la zona, Eduardo Na-yap suele alojarse en el centro del mo-vimiento, un hostal a unos pasos del desembarcadero de Imacita. Es un pas-tor evangélico nacido en la comunidad de Numpatken, que además es sociólo-go, matemático y congresista de Gana Perú. Esa agrupación política alcanzó un 65,23% en Bagua, con el apoyo masivo de la población indígena que considera el triunfo de Nayap como un hecho histórico para el pueblo awajún. Una de las banderas del con-gresista electo ha sido la promesa de profundizar las investigaciones sobre lo ocurrido el 5 de junio del 2009. “Yo tengo personas cercanas implicadas. El esposo de mi hermana no puede pa-sar de Imacita. Es un padre de familia que debe educar y alimentar a ocho hijos y que no puede salir a vender sus productos solo porque participó en la lucha por la defensa de nuestra región. ¿A quién mató? A nadie. Pero estas in-justicias se están perpetuando”, enfati-za con su tono de predicador.

EL aPu sIMóNEs un líder nato. Llegó de improviso a una asamblea en la comunidad de Wachapea y tomó la palabra. Simón Weepiu fue el mediador entre los DI-NOES y los indígenas de la Subestación 6. Pensamos encontrarlo con la moral baja, porque su situación legal es bas-tante complicada. Se le acusa de se-cuestro con lesiones graves y muerte. Sin embargo, sorprendió al auditorio con un discurso optimista, en el que planteó que gracias al paro del 2009 se han derogado cuatro decretos legislati- aPu sIMóN. Mediador entre los DINOES y los indígenas de la Subestación 6.

ENTREVISTA A EduARdO NAyAP

¿Entonces usted dice que hay más muertos de los que ofi-cialmente se han registrado? Es lo que necesitamos que se investigue.

usted se une a Gana Perú, pero antes se acerca a Toledo. ¿Se siente identificado con su nueva agrupación? Ollanta vivió aquí en el puesto militar de Mesones Muro; muchos lo conocen. También en otro puesto militar que se llama Chávez Valdi-via. Conoció esta región. Pero, además, ningún otro partido salió en defensa de los derechos humanos de los indígenas, no solicitaron una investigación seria de lo ocurrido. Eso terminó de identificarme con ellos.

Estuvo a punto de ser desembarcado del Congreso, y por un miembro de su propia bancada, José Maslucán, quien lo acusó de fraude al ser derrotado por usted en Amazonas.Me tomó por sorpresa que me acusaran de fraude. En mi vida he hecho un fraude. Estaba tan contento de tener los votos que había calculado: yo había calculado veinticinco mil, pero ese día llovió tanto que el río, que es nuestra única vía de comunicación, creció y mucha gente no salió a votar por miedo a volcarse y

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vos, se instalaron las mesas de diálogo, se puso sobre el tapete la Ley de Con-sulta Previa y lograron tener un repre-sentante awajún en el Congreso. “Yo me siento orgulloso”, añade sonriendo.

Este apu nació en Condorcanqui pero su alma de viajero lo llevó por toda la selva. Estudió Medicina Natu-rista, fue promotor de salud, misionero de la Iglesia Adventista, asesor de la organización regional de pueblos indí-genas de Amazonas norte y se lo nom-bró administrador de justicia indíge-na, el equivalente a un juez supremo. “Justicia indígena es sin fronteras; me pueden requerir en cualquiera de las cinco cuencas del Marañón”, sostiene. Actualmente no puede ejercer su car-go porque pende sobre él una orden de captura. Tampoco pudo despedir a su madre que murió el año pasado, ni asistir a Eufemia Atamen (“mi tercer compromiso”) cuando fue operada en el hospital de Bagua. El caso de esta mujer es dramático: acompañó a Si-món durante la toma de la Subestación 6 y también pesa una orden de captura sobre ella. Hace unos meses enfermó gravemente; su vida peligraba y su ma-dre la llevó a la ciudad. A los pocos días, la Policía llegó a detenerla al hospital donde le habían extraído el útero. Las enfermeras la ayudaron a levantarse y la sacaron del lugar en un motocar. Ahora se está recuperando lentamen-te en la comunidad Yamayacat.

La única diferencia visible con respecto al año 2009 es que Simón Weepiu luce menos kilos y menos pelo. Señala: “Estoy restringido en mi dere-cho a tránsito, sin trabajos. Pero en la

sIMóN WEEPIu LÍDER INDÍGENA

Estoy restringido en mi derecho a tránsito, sin trabajos. Pero en la comunidad me invitan a asesorar. Dentro de la población estoy mantenido, me han protegido cuando han venido a buscarme. Yo soy papá del pueblo, están conmigo.

ahogarse. Mis propias hermanas no vinieron a votar por mí. Mis votos bajaron, y además hubo actas mal firmadas y mal sumadas que fueron anuladas. Perdí más de tres mil votos.

¿Maslucán lo acusó de fraude por lo de las firmas que no co-rrespondían a las del padrón del Jurado Nacional de Elecciones (JNE)? Lo que pasó es que en muchas actas las firmas no eran perfectas. De eso se valió mi compañero de equipo para decir que había fraude. Dijo que las firmas eran falsas. El JNE me dijo que las personas tenían secundaria completa. Yo le dije que sí, pero eso fue hace veinte años, y por desuso se equivocan. Al final me dio la razón y ahora celebramos. Fue un pleito familiar.

Ésta será la primera vez que un awajún va al congreso.Es correcto, pero también soy representante de la región Amazo-nas. Por eso es una gran responsabilidad, porque de eso depen-derá que los hispanohablantes del departamento confíen en un awajún para ocupar puestos de importancia.

Difícil reto, porque muchas veces las demandas de los mes-tizos no son las mismas que las de los indígenas. Por ejemplo, en el caso de la llegada de las empresas extractivas, a unos les puede convenir y a otros no.Las compañías petroleras y mineras son muy poderosas y pue-den luchar para que se promulguen leyes a su favor. Pero hay que ver las consecuencias de la explotación minera y sopesarla con la contaminación que produce a la tierra, a los ríos, al aire. Bienveni-das sean las empresas, pero nosotros vamos a ponerles las reglas de juego.

Justamente sobre las reglas de juego, el Gobierno aprista hizo larga la aprobación de la Ley de consulta.El Gobierno aprista no la quiso aprobar, le ha dado largas. Y las estrategias que se han aplicado para decir que están haciendo consulta previa están totalmente equivocadas. El Gobierno ha ido a algunas regiones a informar lo que están haciendo, y para ellos eso es consulta previa. Eso es jugar con nuestra inteligencia. El pueblo tiene que meditar, analizar si le conviene o no; para ello los planes deben ser traducidos a nuestro lenguaje. Después podemos negociar.

IMaCIta. Poblado límite hasta donde pueden llegar los dirigentes con orden de captura.

ENTREVISTA A EduARdO NAyAP

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comunidad me invitan a asesorar. Den-tro de la población estoy mantenido, me han protegido cuando han venido a buscarme. Yo soy papá del pueblo, están conmigo”.

CoNGrEso CoNVICto y CoNFEsoMari Carmen Gómez ha vuelto al apaci-ble colegio Fe y Alegría número 63 de Chiriaco, y a sus clases de Educación Cívica. Su preocupación actual es velar por los quinientos niños del colegio, y sobre todo por que las niñas terminen la secundaria, un verdadero milagro en esa zona del país. En el televisor de la sala de la Misión ha visto con indig-nación cómo el Pleno del Congreso aprobó el Informe sobre los sucesos de Bagua presentado por la fujimorista Martha Moyano, que se basó en otro que trabajó el congresista Güido Lom-bardi y que quedó en minoría.

El Informe Moyano limpió de pol-vo y paja a los ministros responsables del “Baguazo”, atribuyéndoles solo responsabilidad política por estos he-chos. Según Lombardi, “mi informe establece que esas responsabilidades políticas debían derivar en una acusa-ción constitucional que termine en una sanción o inhabilitación”.

Mari Carmen Gómez entiende el malestar de Lombardi porque el In-forme en Minoría que elaboró junto al comisionado indígena Jesús Manacés también ha sido empolvado. Los dos viajaron tres veces a la zona donde son conocidos y respetados. Estuvieron en Bagua, Nieva y el Cenepa. Consiguie-ron testigos importantes y revelaron

detalles que no se conocían y a los que nadie ha dado importancia. A pesar del desgaste que le costó frecuentes ma-les gástricos, la religiosa manifiesta: “El haber dejado constancia de la verdad en el informe me da la esperanza de que algún día ya no pueda ocultarse”. Espera que en un futuro se reabra la investigación sobre lo ocurrido en Ba-gua. Se dirige a la capilla y prende una velita misionera.

aGua CoN bLo que los últimos conflictos sociales han terminado por revelar, con una in-fausta cuota de sangre, es un desenten-dimiento ancestral. Un libreto que ja-más fue consultado y que alegremente quieren que sea aceptado. Desarrollo, dinero, divisas, beneficio para todos, dizque. La historia de los espejitos que nunca acabaron de contar. ¿Cuántas acepciones tiene la palabra desarrollo? La Real Academia registra tres. La his-toria real conoce mil decepciones. La santificación del progreso se ha hecho desde una óptica vertical. Este sustan-tivo, en peruano, hasta el momento no ha conocido plural.

Para esclarecer lo acontecido en Bagua se necesita un poder judicial probo y un lúcido peritaje policial. Para que no se repitan esos hechos, en cambio, necesitamos volver a repensar nuestra historia.

Dicen que el Estado no supo comu-nicar a tiempo y con eficacia las bonda-des de una serie de decretos que iban a traer prosperidad. Que unos pecaron de mudos y otros de sordos. El proble-ma es mucho mayor, y este argumento

ENtENDEr, No traDuCIr. ¿Hemos intentado acaso entender el entendimiento de los pueblos indígenas?

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CoMENtarIo DEL juraDo

A dos años del conflicto de Bagua de 2009, donde murieron 33 personas, aún persisten en la zona carencias

en materia de educación, salud, inclusión, y hay problemas con territorios y titulación de comunidades. Sin que se pueda probar su responsabilidad, son 53 los procesados que afrontan graves acusaciones y penas de hasta cadena perpetua, al tiempo que 80 líderes Awajún, sobre los que pesan órdenes de captura, viven en la clandestinidad. Ese es el escenario que presenta el reportaje de Patricia Wiesse y Gerardo Saravia, nutrido por valiosos testimonios y la voz de personajes que permanecieron invisibles al grueso de la cobertura mediática.

Otro gran aporte del reportaje es el in-tento por desestigmatizar al pueblo Awajún, que en razón de los hechos de Bagua y otros aspectos de su pasado, son calificados como violentos, y muchos de sus miembros sufren el acoso policial, particularmente quienes participaron directamente en las protestas sociales o los familiares de los detenidos.

La lectura de este trabajo nos hace preguntarnos ¿Ha cambiado algo en el Perú? Hemos visto algunas mejoras constitucio-nales, como la Ley de Consulta Previa, pero lo cierto es que los pueblos indígenas de la Amazonía peruana siguen sufriendo fuertes presiones sobre su territorio. Para el Estado, los intereses de las empresas extractivas se anteponen a los derechos de sus ciudadanos. La pregunta queda en el aire es ¿Qué hacer para que tragedias como la de Bagua no vuelva ocurrir?

Reportajes como éste son esenciales para construir un público más consciente y veraz-mente informado.

richard smith

en solitario tiene el riesgo de legitimar la imposición de un esquema de desa-rrollo que no es necesariamente com-partido por la población. Menos aun si se trata de los guardianes del territorio de la discordia.

¿Hemos intentado acaso entender el entendimiento de los pueblos indí-genas? Durante mucho tiempo hemos pensado que necesitamos traductores. Necesitamos entendernos, que no es lo mismo.

Se da por descontado que existe solo un tipo de modelo que debe ser implementado en la Amazonía, y que debido a sus millonarias bondades debe ser acatado sin dudas ni murmu-raciones. Bueno pues, hay gente que no piensa lo mismo, y que tiene su pro-pia agenda:

“Yo escucho que hablan de la Ama-zonía de manera general, como si to-dos fuéramos iguales. Nuestra realidad es distinta en cada pueblo. Nosotros necesitamos que nuestra agricultura sea tecnificada, contar con los mejores elementos para la crianza de animales menores como cuyes, gallinas y peces. Si van a venir compañías, que el trato sea dentro de la comunidad, que nos consulten y que la comunidad decida. No queremos que las transnacionales se aprovechen de nosotros y de nues-tros recursos”, dice Alejandro Tsajaput, profesor de Chiriaco.

La situación por la que están atra-vesando los indígenas en Bagua es delicada. Luego del conflicto muchos comerciantes intermediarios, aprove-chándose de esa situación, les com-pran a menor precio el cacao que es su

aPoyo. Reclaman poder realizar sus actividades de manera más tecnificada.

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principal cultivo. Lo cierto es que se en-cuentran absolutamente desprotegi-dos. Su economía es bastante precaria. Ellos están reclamando apoyo para se-guir realizando las mismas actividades pero de manera más tecnificada y que tengan acceso a un tipo de educación que realmente les sirva:

“Estamos luchando porque nuestra lengua oficial sea el awajún y la segun-da el castellano; queremos una oportu-nidad para mejorar sacando lo mejor de otras culturas pero sin sacrificar la nuestra. La educación debe partir de la realidad de cada pueblo, porque si va-mos a tener una educación impuesta los alumnos no van a entender nada, se van a limita a repetir”, reclama Ra-fael Tomochi, agricultor de la localidad de Wachapea.

EMbarGabLEs y DEsProtEGIDosLa Constitución de 1979 otorgaba a las comunidades indígenas el carácter de inembargables, inalienables e impres-criptibles, pero la de 1993 quitó las pala-bras inembargables e inalienables, con lo que debilitó a esas comunidades. Ése ha sido el signo del Estado las úl-timas décadas: una progresiva pérdida de la seguridad jurídica.

Los decretos que desencadenaron el “Baguazo” no serían más que resul-tado de este proceso.

Vulnerar este espacio —peor aún de manera inconsulta— es una abe-rración para un conjunto de personas cuyo único medio de vida, de subsis-tencia, de salud y de sabiduría es el me-dio ambiente.

reclaman, pertenecen a un esquema impuesto y luego dejado al abandono.

A pesar de ello han desarrollado estrategias de adaptación que surcan lo ancestral y lo moderno. Uno de los casos más interesantes ocurre en la salud. Además del tratamiento milena-rio y familiar a base de hierbas, existen algunos tipos de cura que resultan in-creíbles a ojos occidentales. Uno de ellos es el toé, para algunos una hier-ba alucinógena tipo ayahuasca, para otros el mejor remedio para enmendar fracturas.

La enfermera española Teresa Ru-bino, formada en los cánones más orto-doxos de la medicina occidental -y que a media voz nos confiesa que no cree mucho en hierbas ni en nada de esas cosas-, reconoce que con el toé las ex-plicaciones faltan pero no son necesa-rias: “De que funciona, funciona”. No es una expresión: es una sentencia.

Teresa cuenta que en una oportuni-dad una niña de 9 años estaba jugando y se rompió la cadera. La llevaron de emergencia y con mucho sacrificio al Hospital de Bagua, que se encuentra a más de tres horas de Chiriaco, ya que es el lugar más cercano para tomarse radiografías. El caso era de cuidado y la niña suplicó que la retornen donde su familia, que ahí la iban a curar. Pasaron algunos meses y la niña regresó a la Misión donde estudiaba como si nada le hubiera pasado. En la comunidad donde vive su madre la curó con toé. Teresa nos explica que una vez que la persona ingiere esta hierba en infu-sión, entra en un estado de ensueño en el que puede ver su hueso y acomodár-

selo sin sentir dolor.¿Alucinógeno? Alucinante. Si van

a Bagua y quieren escuchar historias maravillosas sobre el toé, no les pre-gunten a los indígenas, que para ellos es lo más natural del mundo. Consulten con los mestizos y verán.

El Apu Simón Weepiu, que ha estu-diado medicina naturista, piensa que la política de salud que implementa el Estado está desfasada y no les sirve:

“El Gobierno manda medicinas que no tienen tanta propiedad curativa y no nos mejoran. Nosotros tenemos a la mano nuestra medicina tradicional. Queremos tener una clínica de salud

“Un desarrollo que solo mire lo eco-nómico y solo se rija por la ley de mer-cado no le conviene a nuestro pueblo. Una persona no es solo la camisa que lleva puesta: hay sentimientos y reali-dades que no se han atendido. Acumu-lar dinero por acumular no nos favore-ce. Necesitamos que el dinero que hay en el país sea distribuido de manera que haya una mayor calidad de vida para el peruano.”

Lo dice Eduardo Nayap, el flaman-te congresista awajún, quien espera interpretar correctamente las deman-das de su pueblo. A pesar de haberse formado fuera, de momento parece estar leyendo de forma adecuada sus necesidades.

El sacerdote español de la Parro-quia de Chiriaco, Fermín Rodríguez, quien conoce hace décadas a los awa-jún/wampis y es muy famoso por sus sermones dominicales (verdaderas co-lumnas de opinión), tiene también una visión crítica del “desarrollismo”: “Tiene que haber un desarrollo que nazca de ellos mismos, querido y buscado por ellos. A lo mejor no es el más riguroso científicamente, ni el previsto por los economistas, pero tiene que ser repre-sentativo de su cultura. Ellos necesitan que los dejen en paz, están satisfechos de su propia vida”.

La aseveración del párroco suena a queja pero sabe a verdad. Los indí-genas amazónicos han sabido enten-derse con el medio ambiente a través de los siglos, y los reclamos, ahora perentorios, parten de una pesada he-rencia. La salud, la educación y las for-mas de producción cuyas mejoras se

Luego del conflicto, muchos comerciantes intermediarios, aprovechándose de esa situación, les compran a menor precio el cacao, que es su principal cultivo.

raFaEL toMoChIAGRICULTOR DE LA LOCALIDAD DE WACHAPEA.

Estamos luchando porque nuestra lengua oficial sea el awajún y la segunda el castellano; queremos una oportunidad para mejorar sacando lo mejor de otras culturas pero sin sacrificar la nuestra.

aCCIóN. Comunero de Wachapea denuncia situación de dirigentes.

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mentar los tributos de manera abusiva. De esta manera los españoles abando-naron sus faenas mineras en Jaén y se dedicaron solo al cultivo de tabaco.

Sin embargo, los jíbaros no solo se han caracterizado por su temple indo-blegable, como se señala en el mismo texto: diversas crónicas dan cuenta de una actitud hospitalaria hacia los visitantes.

Como es harto conocido, la inde-pendencia como concepto involucró a una parte minoritaria de la sociedad. Los awajún/wampís se encuentran en-tre los que no se dieron por enterados. A inicios del siglo pasado la bronca fue con los caucheros. Se cuenta que en 1904 mataron a todos los de su región y eliminaron sus puestos. Posterior-mente, han tenido diversas disputas con colonos o hispanohablantes al de-cir awajún y con todo aquel que quisie-ra abusar de ellos.

Los jíbaros no solo han sido fieros combatientes de su pueblo, sino tam-bién héroes y víctimas de una patria que nunca les devolvió el servicio. El río Cenepa fue testigo y cobijo de su sangre, mezclada, quizá sin saber por qué, en una guerra nacional.

No se trata por supuesto de santifi-car a los awajún -para los santos el cielo, diría García-, pues han escrito capítulos atroces que no deben justificarse des-de ninguna óptica culturalista. Como un grupo de ellos que asesinó a traba-jadores de salud que solo cumplían con su labor. O cuando les hacen brujería a los pacíficos shawis que se acercan en su territorio. Muchos les critican, a su vez, su falta de emprendedurismo para

indígena y que sea reconocida a través del Estado”.

EstIrPE GuErrEraPara entender al pueblo jíbaro (de donde se derivan los awajún/wampís) es necesario revisar su historia. Ahora nos horrorizamos de una Bagua ensan-grentada, pero la cultura indígena nos sopla algunos datos interesantes.

El carácter indómito de los jíba-ros ha trascendido nuestra historia, y Bagua es solo un capítulo más entre tantas luchas. El indígena se convierte en un guerrero feroz cuando siente su vida en riesgo. Vida, territorio, tierra, cuerpo, mente: elementos tan disímiles entre nosotros, se funden como uno solo en su concepción. El inca Túpac Yupanqui quiso conquistarlos pero no pudo; lo mismo le pasó a Huayna Cápac. Ambos se quejaron de las mis-mas furias: la tierra y los guerreros.

En la era hispánica tampoco deja-ron de escribir furibundos capítulos. Mientras más lejos, más anecdóticos a nuestra percepción. Mientras más cerca, más incomprensibles. En el tex-to “Valoración cultural de los pueblos awajún y wampís”, editado por Conser-vación Internacional, se detallan una serie de hechos protagonizados por estos pueblos cuando sienten su me-dio amenazado. En 1576, en la región que queda al este del río Chinchipe, los jíbaros mataron a un grupo de españo-les que los maltrataban y les exigían una fuerte tributación en oro. Igual suerte corrió el gobernador de la ciu-dad de Logroño de la Gobernación de Yaguarzongo en 1598 cuando quiso au-

sIN LEy. La Constitución de 1993 dejó desamparadas a las comunidades indígenas.

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llevar a cabo empresas económicas. Y claro que los hechos de Bagua deben investigarse y sancionarse. Pero nada de eso puede servir para estigmatizar a un pueblo que tiene todo el derecho a tener su propia ruta de desarrollo.

No siempre la respuesta de los awajún ante la amenaza y la adversi-dad es violenta. Existe otro tipo de re-acción, francamente estremecedora: el suicidio femenino. Según los inves-tigadores, en el proceso de contacto con la civilización occidental, el apro-vechamiento de la población indígena ha sido dispar. Las mujeres resultan mucho más perjudicadas que los varo-nes. “El alcoholismo, la violencia física y sexual, la violación de menores, el abandono de la pareja, la infidelidad, el abandono de los hijos, el embarazo adolescente, el suicidio y el riesgo de contagio del VIH parecen ser los pro-blemas más agudos”, advierte un estu-dio realizado por la ONG CARE.

VErDE EsPEraNZa y VErDE oLIVoLa población awajún no ha sido indi-ferente al nuevo proceso electoral. En masa y despacito votaron por su repre-sentante al Congreso y por el nuevo presidente confiados en que son una opción opuesta a la de los que han es-tado tramitando su destino.

Ojo, pare, cruce, tren: mientras que buena parte de nuestra gentita votó por el nuevo presidente a pesar de tratarse de un ex comandante, tragándonos los sapos del más espeso verde olivo, para muchos en Bagua es un verde esperan-za. Paradojas de un país partido.

A muchos dirigentes indígenas el carácter militar de Ollanta Humala les genera una confianza con raigambres históricas:

“No fue ningún gobierno civil quien reconoció a los pueblos indígenas. Quienes dieron esa ley fueron Velas-co y Bermúdez. Nosotros confiamos en Ollanta porque él también ha sido militar. Cuando era teniente él vivió en Imacita y conoce nuestra realidad. Igual que Juan Velasco, quien conocía la selva y decía que cuando fuera presi-dente iba a dar nuestra ley y lo cumplió. Por eso nuestro pueblo confía en Ollan-ta”, revela Simón Weepiu. Ahora pues.

A veces hablamos con mucha auto-ridad sobre desarrollo sostenible y en-sayamos teorías y planes sobre cómo deberían ser las cosas en el Ande y en la Amazonía, con el loable propósito de cuidar el planeta y su biodiversidad. De hecho existen muchas maestrías y es-tudios sobre cómo lograrlo. Pero quizá no necesitaríamos ir tan lejos. Los pue-blos awajún/wampis —y en general los pueblos indígenas— tienen un Ph.D. en conservación del medio ambiente, sus-tentado en su experiencia milenaria.

Su cotidianidad ancestral consiste en entenderse con la naturaleza sin intermediarios, y la única manera de haber garantizado la supervivencia de su cultura es justamente esta suer-te de armonía.

La cosmovisión de los pueblos indígenas es un asunto manoseado. No se trata de usarla para intentar justificar la muerte de policías, como

a veces se quiere ridiculizar. El pensamiento sim-bólico que expresa la relación entre el hombre y el medio ambiente es un punto neurálgico en el pensamiento indígena.

Cuando Alan García habla de la religiosidad de las personas y dice que el alma de los muertos estará en el paraíso y no en los cerros, no repara en que la deificación de la tierra, por absurda que le parezca, tiene que ver con concebir a la natura-leza como algo indesligable de nosotros mismos.

Y sí, pues, cuando divorciamos la vida en mun-dos infranqueables y pensamos que las penas y las culpas se pagan en otra dimensión, dejamos que nuestro libre albedrío se despache con los cerros, las tierras y cuanto ser exista. Algo nos dice que en algún momento del milenio nos vol-veremos a preguntar ¿en qué lado de la brújula se refugió la sabiduría? Para ese entonces quizá ya estemos en el paraíso, ¿no García?

No siempre la respuesta de los awajún ante la amenaza y la adversidad es violenta. Existe otro tipo de reacción, francamente estremecedora: el suicidio femenino.

SOBRE LOS AUTORES

PATRICIA WIESSEComunicadora. Ha capacitado a comunicadores en distintas provincias y ha realizado reportajes sobre temas sociales, medioambientales y amazónicos. Dirige la revista Ideele.

GERARdO SARAVIAPeriodista y antropólogo. Estudió en la Universidad Jaime Bausate y Meza y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es Editor General de la Revista Ideele y docente de la PUCP.

IdEElERevista creada hace 28 años por el Instituto de Defensa Legal. Reflexiona sobre temas de derechos humanos y pueblos indígenas, entre otros. Dirigida por Patricia Wiesse.

VuLNErabLEs. Su único medio de vida, de salud y de sabiduría es el medio ambiente.

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Los shipibos del río rímac

A ocho cuadras de Palacio de Gobierno, 600 miembros de la etnia shipibo-conibo viven asentados sobre un vertedero de basura. Llegaron a este lugar conocido como cantagallo desde sus comunidades ubicadas a orillas del río Ucayali. Buscaban oportunidades para sus hijos, pero solo encontraron pobreza e indiferencia. En la zona que hoy ocupan se tiene previsto levantar el proyecto Río Verde, de la alcaldesa Susana Villarán. Unos quieren ser reubicados para escapar de la contaminación, pero otros proponen un proyecto de turismo vivencial. Aquí sus historias.

Nora Sousa tiene los pies des-nudos y una vestimenta de trazos selváticos. En un rin-cón de su casa de madera

arma collares de semillas, que luego vende en alguna calle del centro de Lima. “Si no hay venta, no hay comida para mis tres hijos... aunque a veces es difícil trabajar aquí, a veces es imposi-ble respirar aquí”, confiesa esta mujer que en su juventud dejó atrás su natal Pueblo Nuevo (Bena Jema en lengua shipibo), una comunidad aislada de Pu-callpa. Su lamento es comprensible: no hay nada más alejado del paisaje puro donde nació que el panorama de Can-tagallo, un antiguo botadero de basura a ocho cuadras de Palacio de Gobier-no, habitado desde hace once años por la etnia shipibo-conibo.

Hoy son alrededor de 600 nativos (la mitad menores de edad) instalados sobre montañas de desmonte que ellos mismos han ido asentando con el tiempo. Todos cambiaron sus días a orillas del río Ucayali –un cauce carga-do de vida– por la sobrevivencia en las riberas áridas del río Rímac, un afluen-te colmado de enfermedades. Aquí no hay peces desplazándose bajo el agua

TEXTO

KAREN ESPEJOFOTOS

JOSE VIdAl

libremente ni frutas colgando de los árboles. Aquí la comida se compra, la basura flota sobre corrientes turbias y las pocas plantas que existen agonizan por la contaminación del ambiente. Aun así, los shipibos decidieron dejar sus pueblos carentes de colegios y uni-versidades para venir a esta ciudad en la que podían educar a sus hijos.

“Quiero quedarme en la capital hasta que mis niños terminen de estu-diar, aunque en Cantagallo hay mucha contaminación. Hasta el 2009 el muni-cipio de Lima siguió arrojando basura aquí y todavía no tenemos agua ni desagüe. Mis hijos se enferman de tos y diarreas, o les salen manchitas en la piel. Hace poco escuché que la alcal-desa (Susana Villarán) nos quería reu-bicar para hacer una obra. Yo estoy de acuerdo, con tal que sea en una zona más limpia”, asegura Nora. El proyecto del que habla esta mujer de piel curti-da es el flamante Río Verde, que pre-tende convertir cuatro kilómetros de ribera del río Rímac en un enorme par-que con miradores, tiendas y espacios culturales. La obra incluye un coliseo para conciertos, justo en Cantagallo, un área de 20 hectáreas de la que los

Nora sousa NATIVA SHIPIBA QUE VIVE EN LIMA

Quiero quedarme en la capital hasta que mis niños terminen de estudiar, aunque en Cantagallo hay mucha contaminación. Hace poco escuché que la alcaldesa nos quería reubicar. Yo estoy de acuerdo.

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shipibos solo ocupan alrededor de 5 mil metros cuadrados.

EN La sELVa DE CEMENtoSin embargo, no todos piensan como Nora. Leonardo Pacaya (66) –o Inca Soe, que significa “formado por el inca” en shipibo– no está dispuesto a salir del lu-gar. Este hombre de 66 años partió hace tres décadas de la comunidad amazó-nica de Santa Isabel rumbo a Lima, con cinco hijos a su cargo y una sola meta: darles la educación que él nunca tuvo. Así estuvieron viviendo en casas de ami-gos y vendiendo collares de semillas o bolsos de tocuyo en las calles, hasta que el 27 de octubre del 2000 los invitaron a exponer su artesanía en la feria Todas

las Sangres de Cantagallo. “Como no te-níamos a dónde ir, nos quedamos a dor-mir en los stands y ya no nos fuimos”, recuerda Leonardo, quien junto a otras cuatro familias de la etnia shipibo-coni-bo levantó las primeras casas, a pocos metros de lo que era la feria. Con el pa-sar de los años, el municipio limeño con-tinuó arrojando basura sobre este des-campado y, contradictoriamente, más shipibos fueron migrando hacia este terreno que aún pertenece al Estado.

Hilda Pacaya, hija de Leonardo y presidenta de la Asociación de Artesa-nos Shipibos Residentes en Lima (Ashi-rel), asegura que vienen haciendo todos los trámites posibles para permanecer en este espacio. “Hemos luchado contra

Luis Castañeda porque él echaba basura encima de nosotros, sin importarle la sa-lud de los niños. Ahora que entra Villarán, le presentaremos el proyecto Turismo Vi-vencial Shipibo-Conibo, que consiste en adaptarnos a la obra Río Verde, para ha-cer de este lugar una zona turística que muestre nuestras costumbres”, asegura.

IDENtIDaD aMaZóNICaConsultamos al respecto a Augusto Ortiz de Zevallos, asesor de urbanismo de la alcaldía de Lima y propulsor de Río Verde. “Sabemos que hay shipibos viviendo hace años en la zona y no es una presencia que afecte la obra, pero sí es un tema delicado. En un primer momento cuantificaremos cuántas

personas viven allí para decidir lo que sea mejor para ellos y también para la comunidad. Lo que sí te digo es que la idea de turismo vivencial que plantean me parece un potencial bonito que po-dría trabajarse y vamos a tomar contac-to con ellos”, afirma el arquitecto.

Y es que, aunque los shipibos ha-yan migrado lejos de sus bosques para abrirse paso entre el áspero cemento de Lima, viven aferrados a sus tradiciones. Todos hablan lengua shipibo entre ellos y castellano con los visitantes; y todavía se pueden ver pobladores caminando descalzos con sus trajes típicos en las riberas del río Hablador o friendo plá-tanos en las puertas de sus casas. Los males del alma y las enfermedades más

CaNtaGaLLo. Panorámica del asentamiento humano levantado hace once años sobre montañas de desmonte y residuos sólidos.

CostuMbrEs. Las casas son de madera y el techo de paja, a imagen y semejanza de los pueblos selváticos a los que pertenecen. Abajo, dos ni-ñas sobre una hamaca, mueble emblemático de las comunidades nativas.

Aunque los shipibos hayan migrado lejos de sus bosques para abrirse paso entre el áspero cemento de Lima, viven aferrados a sus tradiciones.

Hoy son alrededor de 600 nativos (la mitad menores de edad) instalados sobre montañas de desmonte que ellos mismos han ido asentando con el tiempo.

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CoMENtarIo DEL juraDo

La invisibilización de los pue-blos indígenas de la Amazonía por parte del Estado peruano

es otra forma de discriminación histórica. Esto se confirma en que, a pesar de la presencia de los pueblos Shipibos, asentados en las narices del palacio del gobierno, pasan desapercibidos. Lo más vergonzoso es que han sido utilizados por algún partido político y, sin importar su dignidad humana, fueron ubica-dos en algún montículo de basura limeña conocido como “Cantagallo del río Rímac”, considerándolos además como “pobres”.

Estos pueblos vinieron desde un lejano lugar en busca de oportu-nidades para mejorar su condición de vida, conseguir trabajo y educar a sus hijos, arriesgando su suerte en un lugar extraño y sin presa-gio de sus fríos destinos. Todos los provincianos que migran a la ciudad pasan por experiencias muy crudas: desde un cambio climático, un choque de culturas, hasta estar sin trabajo. Es decir, solo encuen-tran pobreza e indiferencia. Para superar estas brechas, el Estado debe implementar políticas de la inclusión social, visibilizando a los pueblos indígenas con un reconoci-miento, no en un sentido pintoresco ni folclórico, sino como sujetos de derecho. Es justo lo que el autor de este artículo revela, pues visibiliza a estos pueblos marginados que, aún estando cerca de instituciones estatales, pasan como no habidos.

Fermín tiwi

simples aún se diagnostican con cere-monias de ayahuasca y se curan con plantas amazónicas, de manos de “una-yas” o curanderos como César Tananta, uno de los fundadores de Ashirel. Las leyendas como las del hombre lluvia (capaz de frenar huracanes con un ha-cha), la vida cotidiana en la selva y las visiones espirituales son plasmadas so-bre telas con tierra de colores, gracias al arte de familias como los Pinedo Valera. Y existe incluso una reja metálica que divide a los shipibos puros de los mes-tizos (como llaman ellos a los limeños o nativos que conviven con ellos).

Sin embargo, resulta imposible ig-norar que sus condiciones de vida no son las mejores, asentados sobre un vertedero de residuos sólidos. Y apare-cen las madres como Yolanda Bardales (Sui Jisbue o mujer elegante, en shipi-bo), quienes no pueden negar la conta-minación que recae sobre sus hijos, las consecuencias de vivir con solo dos le-trinas comunales, ni la pobreza que los vuelve vulnerables. “Nosotros éramos de la comunidad de San Francisco, en Pucallpa. Llegamos a Cantagallo en el 2007 porque ya no vendíamos muchas artesanías allá y no había posibilidad de estudio para mis tres niños. Aquí ga-namos un poco más de dinero, aunque también hay días sin comer y los chicos se enferman casi todas las semanas”, lamenta, mientras se balancea sobre una hamaca instalada en medio de su casa. La etnia shipibo-conibo vino a la capital con la esperanza de superarse y huir del aislamiento de sus comuni-dades. Algunos han logrado colocar a sus hijos en colegios, institutos y uni-

versidades, pero todos, sin excepción, hallaron enfermedad y abandono en su camino. Después de once años, el peor desenlace que podrían tener sería con-tinuar sumidos en el olvido.

artE CoN tIErra DE CoLorEs Roldán Pinedo, su esposa y su hijo ma-yor, Harry Pinedo Valera (en la foto), se dedican a la pintura sobre tela, con ba-rros de colores que traen desde Pucallpa. Los tres se ganan la vida vendiendo cua-dros sobre mitos amazónicos, trabajos cotidianos de la selva, como la pesca y la caza, así como visiones con ayahuasca, donde las serpientes suelen ser símbo-los de protección. Según Roldán, muchas de sus pinturas han sido adquiridas por el historiador Pablo Macera, quien lo ha apoyado en diversas exposiciones. Has-ta el momento, el arte rústico de la fa-milia Pinedo Valera ha sido expuesto en Ecuador, Japón, Dinamarca, Alemania, España e Italia. El 18 de enero estarán en la galería Pancho Fierro.

lA REPúblICA Diario de circulación nacional fundado en 1981. Forma parte de PAL (Periódicos Asociados Latinoamericanos). Actualmente, dirigido por Gustavo Mohme Seminario.

artE CoN tIErra. Harry Pinedo, su papá y su mamá, se dedican a la pintura sobre tela, con barros de colores que traen desde Pucallpa. Han realizado exposiciones en diversos países.

La etnia shipibo-conibo vino a la capital con la esperanza de superarse y huir del aislamiento de sus comunidades.

SOBRE LA AUTORA

KAREN ESPEJO es licenciada en Periodismo de la Universidad de San Martín de Porres. Ha escrito en los principales diarios del país y actualmente es redactora del Grupo Epensa para las revistas Correo Semanal y Pasión.

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SANtiAGo YAhUARcANi. Escultura en madera, pieza de la exposición RAFUÉ.

Pevas: arte para entender la cosmovisión amazónicaEsta historia se inicia en junio de este año, en que el artista plástico Gino ceccarelli me invitó a ser partícipe de la exposición Arte Amazónica (corrientes, vertientes y emergencias), escribiendo un texto sobre el panorama pictórico del denominado oriente peruano. Pero, en verdad, la historia tiene mucho tiempo atrás germinándose. Es como un relato que cobra cuerpo, ansía espacio y madura con las idas y sinsabores de una cronología no necesariamente amistosa.

TEXTO

FRANCISCO bARdAlES

No hace mucho había señalado que el de-venir de la Amazonía peruana ha estado plagado de tantos conflictos (depredación, contaminación, agresiones a los pueblos

originarios, desconocimiento del valor cultural), que sus habitantes no pueden sino sentirse tocados, emocionados

o frustrados por la tragedia sucedida en Bagua el 5 de junio del 2009.

Han sido los artistas quienes con mayor fuerza han sa-bido descifrar o reordenar dichas pulsiones, transformando creación no sólo como un objeto estético o intelectual, sino también como una forma de abstracción y purificación. El arte amazónico, de por sí no se ha limitado a exhibir la sen-sualidad inherente del trópico. Ahora también incluye una

Los artistas deben caminar hacia el centro del monte. Una vez allí, se ubican cara a cara con el enorme y desafiante ojé

zas del árbol de la cumala, macerado con dos días de anticipación. La ración debe estar exenta de impurezas.

Luego, hay que lamer el ampiri. Picante, viscoso y poderoso. El ampiri (sobre todo el de cumala, más que el de tabaco) produce visiones, mareos, ocasionales desmayos, copiosa sudo-ración. Ocasionalmente, se usa la coca, pero líquida.

Es importante hacer los cantos ce-remoniales, los ícaros. A través de ellos va llegando el momento del trance, de la comunión y la comunicación con los

mirada introspectiva, una señal que clama por el respeto y una saludable base conceptual y teórica sobre la mi-tología y las realidades paralelas.

Los artistas indígenas han logrado mostrar una poderosa conjunción que tiende a descubrir el arte para todos los demás a partir de la propia concepción del arte, de la selva, del tiempo y las his-torias que se han venido repitiendo de generación en generación.

Escribir y reflexionar sobre el arte indígena amazónico es tarea compleja. No solo por la cantidad de cosmovi-siones que presentan cada uno de sus pueblos, sino también por la variedad de artistas y difusores de su historia desde el oficio y la vocación. Este nú-mero importante se desperdiga alrede-dor del gran territorio nacional.

He aquí los testimonios de artistas indígenas de la zona de Pevas, uno de los pilares más importantes del desa-rrollo cultural de la Amazonía. Una de las varias historias que se encuentran en este territorio que abarca más del 60% del territorio peruano. Historias de naciones originarias que han asen-tado sus territorios en medio de la sel-va y han logrado encontrar en la pintu-ra, la escultura o el tallado una forma de perpetuación de la memoria y de la vida de sus clanes.

Para lograr el efecto adecuado, hay que seguir con el ritual, con la tradición. Primero, hay que preparar el ampiri, dejando que la esencia del tabaco es-tuviera lista para la ceremonia. Mezclar la coca con la sal de monte y las corte-

REMBER YAhUARcANi. AIMA, 2004.

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espíritus, con los Seres del Cielo.Luego de la noche, del momento

comunal, se ha despejado la mente, se logra un pequeño espacio para la in-novación y el sagrado encuentro con la mano creativa que guía la voz de lo terrenal y espiritual, quienes hablan a través de los artistas.

Pero, para poder lograr el exacto es-pacio en el cual se concreten las obras pictóricas, es necesario participar de otro tipo de ritual: el de la confección de los insumos, es decir, de los lienzos y colores.

Los artistas deben caminar hacia el centro del monte. Una vez allí, se ubican cara a cara con el enorme y de-safiante ojé. Cierran los ojos y hacen algunos pedidos especiales a la madre del árbol. Inmediatamente, hacen una

incisión, extraen un pedazo de la cor-teza. Continúan pelándolo, sacándole todas las cascaritas de encima. Usan el machete con destreza, usando el filo para golpear, equilibrando la fuerza. La corteza cede hasta convertirse en una pequeña porción de vida; se va en-sanchando, dejando listo un pequeño, inmaculado, hermoso lienzo. Se lava y deja secar al sol. La llanchama está lista.

Para conseguir las pigmentaciones, también existe una experimentación constante, que se funda en la naturale-za como generadora de materia prima. Los artistas se apoyan en la pepa del huito para crear el tinte violeta. Ma-chacan hasta pulverizar achiote y des-cubrir el rojo más intenso. De las hojas del pijuayo procesado obtienen el color verde. Del guisador, el amarillo.

Cuando todo el proceso se encuen-tra acabado, extraen resina de la leche caspi y la adhieren al lienzo, para conse-guir cuerpo y firmeza.

La tradición del clan aymenu, de origen huitoto, originario de La Chorrera, ubi-cado actualmente en los territorios de Colombia, es uno de los que ha genera-do mayor influencia e interés en Pevas, distrito de la provincia de Maynas, en el departamento de Loreto, ocho horas de distancia por río desde Iquitos.

Uno de los pilares del distrito es Pu-caurquillo, pequeña localidad ubicada en el distrito de Pevas, fundada en 1932. Se ubica entre los ríos Amazonas y Am-piyacu. La belleza del lugar aquieta y reclama un lugar entre los sitios más bellos del planeta, sin ninguna duda.

Sus habitantes no deben llegar al millar, y la migración en estos tiempos se ha acelerado considerablemente.

A Pucaurquillo han llegado los últi-mos éxitos del grupo Explosión, pero no siempre la telefonía móvil (sobre todo ahora). Las comunicaciones se realizan por radiofonía y para ubicar a alguien desde fuera se tiene que llamar al centro comunitario. Sus habitantes son de origen huitoto murui y bora, separados antaño por una cancha de fútbol, juntos y convivientes. Hay que hacer la salvedad de que “puca” signi-fica rojo en quechua y alude a la tinta roja que se consigue en los gredales de las riberas.

El quechua fue un idioma asimila-do por las etnias cuando, a finales de los años treinta del siglo XX, más de un millar de boras, huitotos y ocainas hu-yeron del Putumayo, debido al intenso y lamentable conflicto limítrofe entre Perú y Colombia. Todos ellos se asen-taron en el río Ampiyacu. Desde en-tonces, se han generando tradiciones duraderas, que tienen origen ancestral, con otras, que se han ido asimilando y convirtiendo en práctica común. Uno de ellos es el uso mágico, cotidiano, vi-sionógeno, reflexivo del ampiri.

El otro es el ejercicio de la pintura.

El pintor bora Víctor Churay Roque (o Ivá Wajyámu, su nombre tradicional que significa ‘Guacamayo empluma-do’), nacido en 1972, era uno de los lla-mados a conseguir la mayor cantidad de lauros para el arte indígena hecho en Pevas. “Era”, digo, porque Churay ya

no está en el mundo físico. Un extraño suceso, en abril del 2002, nos privó de su compañía. Aún ahora, los hechos que rodearon su muerte se encuentran plagados de piezas que no encajan y controversia.

Churay fue uno de los primeros artistas de Pevas en ser conocidos y reconocidos. Fue uno de los discípulos predilectos del historiador Pablo Mace-ra y su obra, rápidamente expuesta, lo-gro impacto desde dos vías: la antropo-lógica (por todos los mitos, tradiciones y costumbres de su pueblo expuestos) y en el espacio meramente estético, pues logró abrir una nueva vertiente en el arte popular general nacional, no urbano, no kitsch, no sensacional (como se le había intentado rotular a las manifestaciones pictóricas amazó-nicas de ese entonces).

Conforme lograba agarrar el ritmo de su obra, fue escapando de la temáti-ca costumbrista y adentrándose en un fresco social, donde primaron las de-nuncias contra la explotación, la conta-minación ambiental, la discriminación que sufrieron los pueblos originarios, así como su denuncia puntual e impla-cable del genocidio indígena durante el apogeo de la explotación cauchera en la Amazonía. Churay era muy idealista, además de ser uno de los líderes más importantes de su comunidad.

El documental Buscando el azul, del realizador Fernando Valdivia, lo con-virtió en una leyenda, especialmente después de su fallecimiento. El trabajo, ganador del premio de la Fundación Ri-goberta Menchú en el “Voces contra el silencio”, narra su capacidad artística,

Para conseguir las pigmentaciones, también existe una experimentación constante, que se funda en la naturaleza como generadora de materia prima. Los artistas se apoyan en la pepa del huito para crear el tinte violeta.

Churay fue uno de los primeros artistas de Pevas en ser conocidos y reconocidos. Fue uno de los discípulos predilectos del historiador Pablo Macera y su obra, rápidamente expuesta, logró impacto desde dos vías: la antropológica y la meramente estética.

BRUS RUBio. EL ORIGEN DEL CASABE, 2008.

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CoMENtarIo DEL juraDo

Cuando me convocaron para ser miembro del jurado, supuse que me encontraría muchos textos

centrados en los problemas típicos de estas comunidades: la contaminación ambiental, los conflictos sociales pro-ducto de distintas visiones de desarrollo -como el de Bagua- los desplazamientos y migraciones. Y así fue. Los periodistas habían volteado sus ojos hacia la selva, ese inmenso pedazo de país que normal-mente ignoramos, y ahí habían revelado las precarias condiciones en que esos peruanos sobreviven tratando de preser-var un espacio verde que es un regalo, no para los demás peruanos, sino para el mundo.

Todos esos reportajes merecieron, por su valentía, su intento de explicar otras formas de ver el mundo, su necesidad de ir más allá de la versión oficial, nuestro reconocimiento y admiración; pero a mí me conmovió especialmente uno: “Pevas: arte para entender la cosmovisión ama-zónica” de Francisco Bardales. Publicado en el Portal La Mula, el escritor Bardales daba cuenta de una legión de artistas amazónicos cuyo arte no se desliga de sus costumbres ancestrales, de su necesidad de crear confrontándose con la naturaleza a través del ayahuasca, de su ingenio, de su sensibilidad y de esa particular forma de acercarse a la realidad que se hace más evidente en un lienzo que en una lucha sangrienta, en alguna carretera perdida.

El texto de Bardales es revolucionario porque plantea el derecho a la diferencia y al reconocimiento, no a través de la confrontación o la lucha, o la muerte; sino a través de la creación, del arte, de la vida.

Patricia del río

sus luchas personales y colectivas, así como su obsesión por experimentar con los tintes naturales, especialmente la búsqueda de la tonalidad azulina, im-posible de lograr en la Amazonía me-diante técnicas naturales.

Churay experimentó desde pe-queño con la técnica artística, y fue transitando muchos caminos hasta lo-grar sus primeras exposiciones. Como muchos de los talentos de origen indí-gena, expresó de modo espontáneo la cosmovisión de su estirpe, contó los problemas y gritó las monstruosidades que – desde su propio punto de vista – padecieron sus cercanos.

El recuerdo de Churay aún es vívido hoy en Pevas. Es una suerte de inspira-ción para las generaciones artísticas de la zona.

Es muy importante recordar que la tra-dición se transmite de modo oral, y su poder va a través de generaciones. La historia se cuenta de padres a hijos y sucesivamente. Después, toman forma y color en el lienzo.

Brus Rubio Churay es de Pucaur-quillo (además, primo de Víctor Chu-ray). Nació y mora en él desde 1984 y tiene orígenes bora y huitoto. Actual-mente, es uno de los activistas más conocidos del pueblo, no solo por su vocación de trabajo y su amplia soli-daridad, que lo ha llevado a organizar cruzadas de apoyo a los niños de la zona, por su destreza como fisga, sino también por su lucha permanente a favor de la preservación de la inmacu-lada belleza del lugar.

Quizás algunos recuerden que en el Ampiyacu, y de paso en Pucaurqui-llo, se han producido algunos de los más graves atentados contra el eco-sistema amazónico. En el año 2000 un derrame de crudo de una compañía petrolera contaminó el agua y produjo daños irreversibles en el equilibrio na-tural, contaminando el agua y motivan-do que muchos peces muriesen casi instantáneamente.

Brus Rubio empezó diseñando animales, poco a poco su horizonte se amplió a través de los diálogos con los ancianos de la comunidad, profun-dizando en la historia ancestral, redefi-niendo los mitos y leyendas, grafican-do la visión personal de Pucarquillo.

La crítica, en general, considera que el nivel de detalle, la complejidad del mensaje y el desempeño de colores nos permite estar hablando de un artis-ta de imaginación desbordante y talen-to natural para a través de los trazos permitirnos recrear mundos paralelos o interiores. Un verdadero especialista en el trabajo sobre llanchama.

El año pasado, bajo la curadoría de Christian Bendayán, Rubio presentó la exposición individual denominada “La selva invisible”. En ella, plasmó la historia de su pueblo, las festividades (como “Lladico” o la celebración de la boa), las labores cotidianas, las pers-pectivas del omnipresente Buinaima, el primer hombre. También los mitos del origen del mundo, la idea del Cielo y la Tierra. Uno de los más importantes de la muestra se llamó “Autonomía ne-gada”, que retrata la situación política después de la Amazonía (hace poco,

también fue protagonista del filme El Perro del Hortelano, que satirizaba las visiones que sobre la selva se tienen en varios espacios)

Rubio actualmente sigue apoyando los proyectos de generación de más cultores de la pintura y el arte en gene-ral en su comunidad. Está convencido que a través de estas actividades Pe-vas tendrá un espacio y un nombre de prestigio en la Amazonía.

Rember Yahuarcani (1985) también es de Pevas, y actualmente uno de los nuevos artistas amazónicos con mayor proyección a nivel nacional e internacional.

De origen huitoto, ha usado tem-pranamente el bagaje ideológico y an-cestral de su familia y su zona geográfi-ca (la que acertadamente define como “nación”) para expresar un concepto y una necesidad de definir el arte como un todo. Como una necesidad. Como un modo de reflexión social y una sín-tesis de redención personal.

El trabajo artístico de Yahuarcani, una depurada sucesión de influencias y ampliaciones sobre la visión del mun-do huitoto, ha ganado adeptos rápida-mente, no solo por la sutileza de su tra-zo sino también por la capacidad para generar imágenes mentales que evo-can lo amazónico que, al mismo tiem-po lo emparentan con una reflexión universal de la condición humana y el entorno natural.

El 2008 expuso por primera vez en Iquitos, a través de la muestra “Sueños del Creador”. Ha presentado también

SANtiAGo YAhUARcANi. EXÁMEN DEL CURANDERO, 2005.

El arte amazónico no se ha limitado a exhibir la sensualidad. Ahora también incluye una mirada introspectiva, una señal que clama por el respeto.

FOTO: ARCHIVO REMBER YAHUARCANI

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en la galería del Recoleta, en Buenos Aires; y cerró con éxito una colectiva en la Biblioteca Nacional del Perú y otra individual, titulada “Horizontes sin me-moria” en la Galería de la Municipalidad de San Isidro, éstas últimas en Lima. Además, ha sido galardonado con el Premio de la Segunda Bienal Intercon-tinental de Arte Indígena, Ancestral o Milenario, Quito, Ecuador, 2008, entre otras distinciones y presencias. Ha ga-nado, además, el premio Carlota Carva-llo de Núñez de ilustración el 2009. Sus cuadros se han expuesto en diversos lugares como Polonia, Suiza y Brasil y, precozmente, están en colecciones pri-vadas de Estados Unidos, Dinamarca y España.

Los horizontes de Yahuarcani inten-tan investigar la relación entre el hom-bre y la naturaleza, en el encuentro constante con los seres vivos y con su

alma. Hay una recurrencia particular en su trabajo por humanizar a la naturale-za. La sabiduría de los ancestros puesta de manifiesto en todo su esplendor.

Hace poco, se presentó “Rafué, Padre del Conocimiento”, exposición conjun-ta de Rember con su padre, Santiago Yahuarcani, quien además de pintor es también un muy exquisito tallador. En ella se pudieron representar las re-laciones primordiales entre los seres -visibles y no visibles- que conforman el universo huitoto

Santiago Yahuarcani vive en Pevas, a orillas del Ampiyacu. Ha sido delega-do del INC Loreto por mucho tiempo. Su pintura es un fresco de la cosmo-visión de su pueblo, en la que habitan poderosos seres que representan uni-versos alternos, en exacta y perfecta conjunción con los hombres. Es uno de los más importantes representantes del arte indígena local.

Otros destacados representantes del arte indígena de Pevas son, además de la familia Churay (entre ellos el her-mano de Víctor, – Juan Churay Roque – y su hijo Víctor Churay Flores), el hui-toto murui Percy Díaz. En el camino se empiezan a sentir paso de la irrupción de nuevos representantes, aún más jó-venes y talentosos.

La destreza de los artistas de la zona es impresionante. El antropólogo Jorge Gasche trabajó un proyecto de apoyo a los artistas bora y huitoto de Pucaur-quillo desde el 2003, en coordinación

con el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana. En dicha temática se ha movilizado, además del manejo de los colores y el trazo, el uso de los tintes naturales o la disposición de la llanchama

Según Gasche, los padres artesa-nos han transmitido a las nuevas gene-raciones las técnicas de fabricación de tintes naturales y de la llanchama; ésta ha sido tradicionalmente el soporte de diseños geométricos de color (vestidos de máscaras); de animales selváticos sobre llanchama y con tintes naturales para su venta a los visitantes.

Pero, además de la técnica, repre-senta un trabajo titánico y encomia-ble el haber armado una metodología del conocimiento. Los cuadros se han transformado en representaciones vivas sobre el origen del mundo, las cosmovisiones y el origen de las cosas, aquí y allá.

Para Gasche es clara la manifesta-ción no sólo de la naturaleza selvática, sino de la cultura de cada pueblo, de sus mitos y de sus atributos más sig-nificativos. Cada detalle, está presente desde el punto de vista etnográfico e histórico, pero también un espacio común para encontrar un equilibrio entre el recuerdo de las narraciones de los antiguos habitantes y los dilemas o potencialidades de los jóvenes artistas.

Quizás aquí esté la respuesta a muchas de las preguntas que aún mantenemos pendientes sobre las naciones originarias de nuestra Ama-zonía. Quizás en desentrañar el sen-tido de las manifestaciones estéticas se encuentre la base para entender mucho de lo que, a pesar de tanto de-bate, tanto dolor y tantas muertes, no hemos llegado a clarificar cabalmen-te. El ejemplo de Pevas y Pucaurquillo prevalece, en ese aspecto.

La pintura de Santiago Yahuarcani es un fresco de la cosmovisión de su pueblo, en la que habitan poderosos seres en exacta y perfecta conjunción con los hombres.

lA MulAPortal de periodismo ciudadano, creado por la Red Científica Peruana en el año 2009. Es editado por el periodista Marco Sifuentes, su principal impulsor.

Quizás en desentrañar el sentido de las manifestaciones estéticas se encuentre la base para entender mucho de lo que, a pesar de tanto debate, tanto dolor y tantas muertes, no hemos llegado a clarificar cabalmente.

SOBRE EL AUTOR

FRANCISCO bARdAlES Escritor, periodista y productor audiovisual. Escribe en diversos medios a nivel nacional. En 2007 publicó iqT (remixes). Desde el 2005, administra el blog Diario de IQT sobre cultura y Amazonía. “Resplandor” (2012) es su primera novela.

BRUS RUBio. BODEGÓN HUITOTO, 2008.

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2012PRIMER PUESTO: Patricia Wiesse y Gerardo SaraviaArtículo: “Sacadas de vuelta en la Amazonía”, Revista Ideele Fecha de publicación: marzo de 2012

SEgUNDO PUESTO: Nelly Luna AmancioArtículo: “Resistencias contra el miedo”, Diario El ComercioFecha de publicación: 4 de febrero de 2012

TERCER PUESTO: Ralph ZapataArtículo: “Nativos Yines en Madre de Dios rechazan vía que los uniría con Purús”, Diario El Comercio Fecha de publicación: 3 de setiembre de 2012

cÉSAR cALVo DE ARAUJo. ATARDECER EN LA LAGUNA SHAPSHICO, fines de los años sesenta.

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Desde que el Perú fue elegido por el Banco Mundial como país piloto para implementar estrategias contra el cambio climático, una nueva amenaza se cierne sobre el territorio de los pueblos indígenas. No podemos negar que se trata de una idea interesante y hasta bien intencionada: cuantificar el beneficio que nos brindan los bosques de la Amazonía y darle un valor económico a la fotosíntesis. Pero si no hay normas claras, puede convertirse en el botín de Francis Drake.

TEXTO

PATRICIA WIESSE / GERARdO SARAVIA

sacadas de vuelta en la amazonía

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En la escuela nos enseñaron que las plantas y los árboles absorben el dióxido de carbo-no y emiten oxígeno. Las 70

millones de hectáreas de bosques de la Amazonía peruana son gigantescos almacenes de carbono. Cuando se deforesta, el carbono almacenado se devuelve a la atmósfera, y así contri-buye al aumento de la emisión de los temidos gases de efecto invernadero que nos sancochan a fuego lento.

A partir de este elemental saber y de los acuerdos de las conferencias sobre cambios climáticos de las Na-ciones Unidas, el Perú se ha hecho acreedor a un fondo de 350 millones de dólares para implementar un pro-grama nacional de REDD+ para redu-cir la deforestación y degradación de los bosques.

Finalmente, las grandes empresas de los países industrializados, que han recalentado el planeta por más de 100 años, respiran tranquilas: si se sobrepasan en emisiones de carbono pueden adquirir un bono equivalente al exceso. Un bono compra el derecho a enviar a la atmósfera una tonelada métrica de carbono. Suena ecológica-mente correcto.

Así entran a tallar en este negocio capitales e inversionistas extranjeros, Bolsas lejanas, intermediarios y em-presas. Para saber cuánto es el stock de carbono que se almacena en un bosque y cuál su valor, se debe medir la tasa de deforestación y determinar la cantidad de carbono por hectárea de bosque. Existen fórmulas, metodo-logías y “carbonólogos”.

En el país, quienes han ingresado a este mercado incipiente son el Esta-do, algunas ONG ambientalistas que trabajan en la conservación y pro-tección de bosques, y uno que otro bandolero.

30 + 5La política de reducción de emisiones de carbono producto de la deforesta-ción y degradación del bosque está verde —sigue en diseño—, aunque ya existen 35 proyectos piloto en Madre de Dios, San Martín y la selva central.

Por ejemplo, cerca de la comuni-dad nativa Bélgica, en Madre de Dios, está funcionando una concesión ma-derera certificada por el Consejo de Manejo Comercial, que ya le ha ven-dido créditos de carbono a la empre-sa china Nature Holdings, fabricante de pisos de parqué. Esta empresa ha comprado 40 mil créditos de carbo-no el año pasado. (Detalle: Hay pue-blos en aislamiento voluntario que transitan por una de las concesiones.)

Otro proyecto en funcionamiento es promovido por la ONG AIDER, ad-ministradora del Parque Nacional Ba-huaja Sonene y la Reserva del Tambo-pata. Ellos han firmado un convenio con la empresa peruana Bosques Amazónicos, dueña de los derechos de carbono en el área protegida del Tambopata. (Detalle: Ambas áreas se superponen al territorio Ese’ Eja.)

Según Alberto Pizango, de AI-DESEP, “para muchos promotores de las políticas REDD+ sigue siendo un concepto nuevo y abstracto, pero para los pueblos indígenas

es ya una realidad en sus bosques y territorios”.

¿Qué peligros entraña, además de los que se desprenden de reavivar los traumas del caucho y del petróleo? Para Ana Rosa Sáenz, del Instituto del Bien Común, no hay normas que regulen el ingreso de nuestro carbo-no al mercado. Sostiene: “Se debe involucrar a los pueblos indígenas en estos proyectos, porque si no sur-girán los mismos conflictos que en los lotes petroleros”. Pizango va más allá cuando señala que los proyectos REDD solo podrán funcionar después de una reforma de la propiedad de la tierra y su legislación, que asegure el respeto de sus derechos. “Mientras un estimado de 20 millones de hectá-reas de territorio indígena permanez-can sin reconocer y el marco legisla-tivo debilite sus derechos en vez de fortalecerlos, REDD+ es una amenaza para los pueblos indígenas”, remarca el principal líder amazónico.

DaNIEL, EL MatsésLa historia del pueblo matsés y las catorce comunidades al borde del río Yaquerana que colindan con Bra-sil está siendo escrita por el profesor Daniel Manquid:

“Tiempo atrás, los mestizos se ro-baban a los niños y a las mujeres. Mi papá es hijo de mestiza. Antes andá-bamos desnudos, después usábamos jicras, que es como falda. Ahora polo y pantalón. En 1969 llegó el Instituto Lingüístico de Verano. Vimos pasar un avión y matsés se escondía. Has-ta que nos hablaron en matsés por

unos parlantes porque habían estu-diado nuestro idioma. Así entraron a nuestras comunidades. Nos trajeron medicinas, sal, ropa, machetes. El ILV gestionó la escuela primaria. Libros en matsés ya no hay, usamos unos viejitos y a veces el Ministerio nos manda unos que hay que corregir. No tomamos masato fermentado, ni hacemos fiesta porque también nos trajeron religión evangélica. Todavía matsés tiene dos o tres esposas. Se-guimos hablando nuestro idioma.”

Este pueblo, de fuerte identidad, cuenta con el título indígena más ex-tenso del Perú. Su territorio reconocido abarca 500 mil hectáreas. Los matsés están especialmente alterados porque sus tierras han sido concesionadas a cuatro empresas petroleras, sin con-sultarles. En los lotes 135 y 137, la firma canadiense Pacific Stratus Energy está lista para iniciar la exploración.

En esta mala hora se les acercó David Nilsson, un pirata del carbono pelirrojo y con sombrero de cowboy.

Existen varias denuncias contra Nilsson. En un artículo publicado en 1996 en el diario australiano Courier Mail, el congresista de Fitzroy, Jim Pearce, lo denunció ante el Parlamen-to de su país por una estafa a un gru-po de inversionistas de Singapur, que pagaron un millón 500 mil dólares por siete lotes de cien acres en una zona costera. Según Pearce, esos lo-tes no existen. La Corporación Nilsson fue liquidada tras las acciones legales interpuestas por los acreedores.

Con el olfato desarrollado para encontrar negocios prósperos y em-

El Perú se ha hecho acreedor a un fondo de 350 millones de dólares para implementar un programa nacional de REDD+ para reducir la deforestación y degradación de los bosques.

DaNIEL MaNquIDPROFESOR

En 1969 llegó el Instituto Lingüístico de Verano. Nos trajeron medicinas, sal, ropa, machetes. Ellos gestionaron la escuela primaria. Libros en matsés ya no hay, usamos unos viejitos y a veces el Ministerio nos manda unos que hay que corregir.

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“Le hemos invitado a la comuni-dad San José de Anuishi para que ex-plique a todos y que queríamos firmar el contrato en la comunidad. Unos días después, un amigo me mostró los documentos de sus antecedentes en Australia y otros países. Entonces yo fui a Defensoría porque quería que lo investigaran. También di declara-ciones en diario La Región.”

“Recién cuando me pasaron una copia del contrato me di cuenta que estaba en inglés. Nilsson decía que el Banco Mundial solo aprueba con-tratos sobre carbón si están en ese idioma. Lo mandé a AIDESEP y ellos lo hicieron revisar en Noruega. Des-pués vinieron los dirigentes a nuestra comunidad y nos explicaron. Nilsson nos dijo que el contrato era por vein-ticinco años, pero era más. Decía que no podíamos cortar ni un solo árbol. ¿Cómo íbamos a hacer chacra y plan-tar yuca?”

“Ahora nuevo Apu no va a firmar el contrato. No queremos perder nues-tro territorio.”

Daniel Manquid fue denuncia-do por el empresario. Lo acusó pe-nalmente de delito informático y apropiación ilícita. La Fiscalía Mixta resolvió que no había pruebas para iniciar la investigación fiscal. Nilsson interpuso una queja ante la Fiscalía Superior.

áNGEL, EL yaGuaLa cuenca del río Apayacu es zona de dengue y malaria. La constituye una suma de comunidades indígenas ya-guas, con un promedio de cincuenta

áNGEL yaICatEHIJO DEL EX APU DE LA COMUNIDAD CUZCO

Me han llamado traidor, que no quiero el desarrollo de mi pueblo. Me sacaron de mi cargo por oponerme a la firma del contrato con la AHL, de James King. Maltrataron a mi familia.

baucar a incautos, Nilsson puso su puntería en la Amazonía peruana, en este mercado virgen, y se trazó la meta de ser el precursor de los nego-cios ambientales.

El australiano inscribió en Hong Kong su nueva empresa Sustainable Carbon Resources Limited (SCRL), y se instaló en la ciudad de Iquitos. Al poco tiempo llegó su socio, el made-rero estadounidense James Luis King, quien fundó otra empresa, la Amazon Holding Limited.

El contrato con el que quisieron engatusar a los matsés era un joint venture, una sociedad que SCRL con-trolaría por un periodo indefinido. Los socios buscaron contactarse con instituciones y dirigentes indígenas de Loreto. Convocaron a una reunión a la que asistió Daniel Manquid. Él relata lo que sucedió a partir de ese momento:

“Nilsson explicó sobre carbono. Como no hablaba español, tenía un traductor. Dijo que va a vender certifi-cados de carbono y que ese dinero iba a ser 50% para él y 50% para comuni-dad. El contrato iba a registrarlo en In-glaterra y si había problema teníamos que ir allí a solucionar. Como explicó bonito, estábamos contentos porque siempre necesitamos ingreso.”

“Un profesor le preguntó qué tal si matsés pide 60% y 40% para él. Nil-sson se molestó y dijo que entonces no haría trato con nosotros. También le preguntamos cómo íbamos a saber cuánto dinero estaba ingresando. Nos dijo que nos mostraría cuántos certifi-cados estaba vendiendo.”

áNGEL yaICatE. Dirigente yagua que se opuso a la firma del contrato.

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familias en cada una. Tiene un área de conservación de la que pueden sacar madera y cazar. Ya casi no queda ce-dro en los bosques; se cuentan con los dedos los peces de las cochas y, según el diario La Región, más del 80% de los niños sufre de anemia perniciosa por desnutrición. Se las ingenian vendien-do hojas de irapay, una palmera que cubre los techos de las casas. En este territorio solo una familia habla yagua. La lengua se ha perdido.

Ángel Yaicate es el hijo del ex Apu de la comunidad Cuzco, y fue secreta-rio de la Federación Indígena del Apa-yacu, hasta que lo revocaron. Éste es su relato:

“Me han llamado traidor, que no quiero el desarrollo de mi pueblo. Me sacaron de mi cargo por oponerme a la firma del contrato con la AHL, de Ja-mes King. Maltrataron a mi familia. A mi papá lo han apartado de ser Apu.”

“El Presidente de la Federación ha firmado solo. Yo como secretario he tratado de alertar. Cómo vamos a firmar si no hemos visto ni leído con-trato. Me fui a Iquitos a pedir contrato el día que se firmó en el auditorio del Gobierno Regional. El abogado de la empresa me dijo que no me lo podían dar. Después nos han hecho llegar el resumen en una hoja.”

“En Sabalillo, Nilsson se presentó como representante del Banco Mun-dial y de la ONU. En Cuzco nos dijo que iba a pagarnos un salario de 70 soles diarios por trabajar en nuestro bosque de 6 mil hectáreas.”

Nilsson y King ofrecieron suculen-tas ofertas a las comunidades. Duran-

te los dos primeros años les darían motosierras, víveres y gasolina para negociar veinte especies de madera en Hong Kong, hasta que el proyecto del carbono viera la luz. ¡¡A cambio, la empresa sería la intermediaria, y ad-ministraría los bienes y las ganancias por cien años!!

Las cuatro comunidades no tienen una misma posición en relación con el contrato. Cuzco y Apayacu dudan, a pesar de que lo ratificaron. El ex te-niente gobernador de Cuzco, Lizardo Greffa, sostiene que “el convenio toda-vía está para debatir y que han acep-tado por necesidad”. Sabalillo cerró filas en torno al australiano y su socio. José Mayurami, el secretario comunal, dijo en su defensa: “Se han asesorado por los mejores abogados del mundo.

El contrato ha sido supervisado por el Banco Mundial”.

Yanayacu, la comunidad de las catorce cochas, es la única que se ha mantenido firme en su negativa. “Cuando vino King a querer que fir-memos la ratificación del contrato, nosotros no hemos aceptado. Uno: ¡Cómo vamos a firmar algo que no hemos leído! Dos: ¡No podemos firmar un contrato por cien años!”, exclama Eliades Vásquez, el Apu de la comunidad.

La sensación que tienen las orga-nizaciones indígenas se resume en una frase que pronunció Emerson Sandi, el presidente de ORPIO, la cen-tral indígena regional con base en Iquitos. Él dijo: “Los occidentales nos están vendiendo”.

CoMENtarIo DEL juraDo

Sacadas de vuelta en la Amazo-nía” documenta para un público amplio dos formas perversas en

que los bosques amazónicos y terri-torios indígenas caen en las garras de traficantes de recursos naturales, mediando la desatención del estado cuando no la abierta corrupción de funcionarios.

En la primera parte del repor-taje se desnuda la manera en que, bajo la cobertura de los programas que promueven estrategias de mitigación de la deforestación y degradación de bosques a través de la venta de carbono, empresarios sin escrúpulos procuran llevar adelante contratos, por demás oscuros, que buscan tomar control de amplios territorios boscosos. En la segunda parte se exponen los mecanismos a través de los cuales opera la tala ile-gal bajo la cobertura de la legalidad de empresas madereras, las que blanquean masivamente madera extraída fuera de las áreas concesio-nadas o bajo contrato.

Como queda dicho con toda claridad, las víctimas de tamaño estropicio son tanto los pueblos indígenas y comunidades, que adicionalmente se ven socialmente afectadas como producto de las divisiones que generan los acuerdos con los empresarios piratas, como toda la nación que sufre las con-secuencias de la corrupción y del empobrecimiento del patrimonio forestal y el inexorable avance del calentamiento global.

Frederica barclay

Con el olfato desarrollado para encontrar negocios prósperos y embaucar a incautos, Nilsson puso su puntería en la Amazonía peruana y se trazó la meta de ser el precursor de los negocios ambientales.

EMErsoN saNDIPRESIDENTE DE ORPIO, LA CENTRAL INDÍGENA REGIONAL CON BASE EN IQUITOS

Los occidentales nos están vendiendo.

Está VErDE. La política de reducción de emisiones de carbono aún está en diseño.

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El Gobierno Regional también les ha dado la espalda. Wilfredo Panduro, de la Gerencia de Recursos Naturales, sostiene que primero se deben esta-blecer las condiciones para entrar en este negocio. Lo último que sabemos es que Nilsson ha salido del país y que James King ha fallecido de un infarto fulminante. La única cara visible de estas empresas en Iquitos es el aboga-do Gerardo Arrieta, que no quiso dar declaraciones.

Nilsson no las tiene todas consigo: no sabía que el bosque tiene guardianes.

tErMItasDe cómo las mafias madereras se aprovechan y estafan a las comunida-des indígenas en la Amazonía.

Dicen que allá en el lejano bosque ya no canta el cucú. Le talaron el árbol y se acabó la canción. La canción.

Hablar de tala ilegal de madera es una redundancia. La diferencia entre la práctica legal y la ilegal es, en este oficio, apenas un eufemismo. Mucho verso ha corrido sobre el tema y los intentos legales por aminorar la de-predación de los bosques han sido buenos… intentos.

Según una investigación realizada por el antropólogo Carlos Cornejo en el año 2007, el 98% de lo extraído en el país es tala ilegal, y diversos infor-mes estatales dan cuenta de que cer-ca del 90% de la madera que se vende en Loreto es igualmente ilícita.

Abel Benítez, director del Progra-ma Regional de Manejo de Recursos Forestales y Fauna Silvestre de Loreto, lo corrobora: “Todo el modelo forestal

que se implementó en el Perú se basó en la ilegalidad y la corrupción. Debe-mos revisar el informe de la Defenso-ría del Pueblo del 2010, que dice que 90% de madera que salió de Loreto es ilegal y que el 80% de funciona-rios que han trabajado en el INRENA tiene problemas de corrupción. Trági-co pero real”. Benítez refiere que a él mismo le ofrecieron una vez 300 mil soles para dejar pasar un cargamento de madera ilegal.

La extracción no regulada de ma-dera está dentro de ese tinglado de actividades ilegales como el narcotrá-fico o la minería informal. Se trata de mafias poderosas, blindadas por una eficaz red de funcionarios públicos. Como en los demás casos, la activi-

PIratas DEL CarboNo. David Nilsson y James King ofrecieron suculentas ofertas a las comunidades. A cambio, administraban las ganancias por cien años. ExtraCCIóN ILEGaL. Existen mafias poderosas, blindadas por una eficaz red de de funcionarios públicos.

dad policial empieza y termina en el eslabón más débil. ¿Cuántos ‘capos’ de la madera han sido detenidos algu-na vez en nuestra historia? ¿Cuántas mafias han sido desarticuladas? No se moleste en contarlas que el Estado no se molesta en encontrarlas.

En la actualidad existen muchas comunidades indígenas involucradas, sin siquiera saberlo, en el despojo de su propio hábitat. Como no tienen re-cursos para explotar sus bosques, se ven forzados a hacer convenios con empresas que sí cuentan con las con-diciones adecuadas.

La EstaFa a CuZCoEstos contratos son dispares cuando no irregulares. En muchos casos las

comunidades terminan endeudadas y sancionadas. La empresa, en cam-bio, con la que hicieron el trato, muy bien y hasta la vista. Ni siquiera se podría decir, como en el fútbol, que ganaron experiencia, porque muchas veces no llegan a enterarse de qué trató todo el asunto.

Es el caso de la comunidad Cuz-co de la cuenca del Yanayaku. Ellos hicieron trato con un empresario lla-mado Joel Campos. Ahora la comuni-dad tiene una deuda cuantiosa con el Estado que no sabe cómo saldar.

“Los moradores, en acuerdo co-munal, solicitamos a INRENA un per-miso para extraer madera. Como no teníamos recursos económicos, em-pezamos a trabajar con las empresas.

Nilsson ha salido del país y King ha fallecido de un infarto fulminante. La única cara visible de estas empresas en Iquitos es el abogado Gerardo Arrieta, que no quiso dar declaraciones.

Muchas comunidades indígenas están involucradas, sin saberlo, en el despojo de su propio hábitat. Como no tienen recursos, se ven forzadas a hacer convenios con empresas.

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Al cuarto año la empresa nos manda un consultor que hizo un mal informe. No-sotros no teníamos la cantidad de cedro que decía el permiso, pero el señor Joel dijo: ‘Si no tienen esa madera, no impor-ta’. Entonces él movilizó su tala ilegal con nuestro permiso. Ahora el Estado nos ha sancionado y tenemos una multa de 20.000 soles”, relata Ángel Yaicate.

Cuando uno conversa con otros pobladores se encuentra con un sin-número de versiones, producto de las pugnas internas en cada comunidad y del discurso de aquellos que buscan aprovecharse de sus riquezas natura-les. Algunos (o muchos, depende de cada caso) terminan echándole la cul-pa de todos sus males a las ONG. Más allá de algunas infaustas experiencias, estas instituciones, junto con los orga-nismos estatales, son una presencia incómoda para aquellos que ocultan sus fechorías en la frondosidad de un bosque al que al mismo tiempo destruyen.

CoN traGo tE PaGoCuando hablamos de taladores ilega-les no debemos pensar en un grupo de personas con pinta de safari que, armadas hasta los dientes, se internan con sus máquinas en la selva, cortan todo lo que pueden y se van camufla-dos, cual película de Tarzán.

Toda la madera que sale de Lore-to producto de la ilegalidad es oficial-mente impecable. ¿Que cómo hacen eso? Acá entran a tallar unos perso-najes llamados “habilitadores de ma-dera” que sirven de enlace entre los taladores ilegales y la comunidad.

Los taladores tienen madera alma-cenada que han cortado de dios sabe dónde. (No descartar parques nacio-nales, reservas, santuarios y todos los etcéteras que la verde Amazonía ofrezca.) Las comunidades, por su parte, tienen un permiso en el que se indica la cantidad y calidad de madera que se puede extraer. Muchas veces

No son caucheros: son madereros, taladores inclementes. No son termitas, pero cómo se les parecen.

De momento, la comunidad de Cuzco está impedida de extraer made-ra. Pero algunos no toleran esa situa-ción y han empezado a desobedecer esa prohibición para poder resolver sus apremios económicos.

La pregunta es: ¿Cómo resolve-rá su deuda la comunidad? Lo más probable es que haga trato con otra

empresa y vuelva a endeudarse. La empresa podría ser, por ejemplo, la Amazon Holding de alguien llama-do David Nilsson (ver “Piratas del carbono”). Así el círculo se repite. No por tontos ni por ingenuos, sino porque el sistema (no el que está es-crito en las leyes sino el real) no les da otra salida.

Los madereros entraban a las comunidades y enamoraban a los indígenas con aguardiente. Les pedían el acta con el cuento de que van a sanear sus títulos, cuando la mayoría de esas comunidades ya tenía título, y les hacían firmar documentos con hojas en blanco. En esos documentos les autorizaban para que extraigan madera de sus comunidades.

juaN CarLos torrEsABOGADO aGuarDIENtE. Los taladores ilegales muchas veces pagan a las comunidades con trago.

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el informe es fraguado, al gusto del cliente. Ponen una cantidad inexis-tente de madera fina. El talador ile-gal saca su madera tranquilo y por la puerta grande con el aval que le da el documento de la comunidad. Cuando llega la inspección y detecta que se ha extraído la madera de forma irregular, quien paga pato es la comunidad.

El caso de Cuzco se multiplica por toda la Amazonia. El abogado Juan Carlos Torres, de la Vicaría San José del Amazonas, cuenta su experiencia en la cuenca del río Napo:

“Los madereros pagaban a los habilitadores para que les traigan madera de las comunidades y las cer-tificaban en sus concesiones. Cuando detectaron eso empezaron a entrar a las comunidades y enamoraban a los indígenas con el chimichurri (aguardiente). Les pedían el acta con el cuento de que van a sanear sus títu-los, cuando la mayoría de esas comu-nidades ya tenía título, y les hacían fir-mar documentos con hojas en blanco. En esos documentos les autorizaban para que extraigan madera de sus co-munidades. Muchas comunidades del Napo, en la frontera con el Ecuador, han caído en eso”.

hasta Cortar EL úLtIMo troNquItoEl antropólogo Alberto Chirif resume muy bien la relación entre los empresa-rios taladores y las comunidades: “Los madereros ofrecen a los indígenas bienes sobrevaluados que ellos deben pagar con madera subvaluada. Cuando la agotan en una comunidad, se marchan a otra”.

LEyEs y traMPasVeamos cómo ha funcionado todo este asunto de la explotación de la madera. En 1975, cuando se dio la primera Ley Forestal, la tala ilegal ya era un problema pero no cobraba las proporciones que alcanza hoy. Cuan-do se dice que la tecnología es una gran aliada de la humanidad, ésta incluye también a los depredadores. De la sierra normal a la proliferación de la motosierra y los tractores hay décadas de desarrollo pero también de impunidad.

El espíritu de la citada Ley era el aprovechamiento sostenible de la madera. Se permitía la explotación en grandes concesiones de hasta 100 mil hectáreas otorgadas a empresas pri-vadas, cooperativas y comunidades por un periodo renovable de 10 años.

A los pequeños extractores se les otorgaba un máximo de mil hectá-reas. Esta segunda forma estaba li-berada, a diferencia de la primera, de una serie de requisitos técnicos por-que se pretendía incentivar a los pe-queños extractores. Pero los grandes empresarios no tardaron en sacarle la vuelta a la Ley.

Los pequeños extractores, lejos de beneficiarse, terminaron siendo el peón más efectivo de los grandes industriales, quienes por su interme-dio se hicieron de la producción de grandes extensiones de terreno. Algo similar a lo que ocurre ahora con las comunidades indígenas.

Las consecuencias fueron negati-vas. El número de pequeños extracto-res se incrementó, lo que benefició en

realidad a los grandes acopiadores de madera. La capacidad de fiscalización del Estado quedó bloqueada y la de-forestación creció. Los dos años que se ponían como límite incentivaban el “saca todo lo que puedas” y aún más, ya que en ese tiempo no se exigía pla-nes de manejo de bosques.

Esta Ley duró 25 años. Para fina-les de los 90 el incremento de la tala ilegal era ostensible. La nueva ley, promulgada el año 2000, contempla-ba nuevos aspectos destinados a la protección del ambiente. Ampliaba el tiempo de concesión hasta 40 años para incentivar un manejo más sos-tenible, y ordenaba el territorio fores-tal en categorías, pero, a la vez, abría otros flancos y fines. Con el argumen-to de frenar la tala ilegal, se hicieron concesiones en varias comunidades y reservas.

Luego de 12 años de aplicación, es necesario preguntarse: ¿Disminuyó la tala ilegal en los bosques de la Ama-zonía? ¿Se redujo la mafia de talado-res? ¿Hubo menos aprovechamiento de las leyes y se explotó menos a las comunidades indígenas? En todos los casos, la respuesta es no. Regresemos al inicio de este reporte: el 98% de la tala es ilegal.

Hace algunos meses ha entrado en vigencia una nueva ley forestal, que ha sido también criticada, entre otras cosas por no haber sido consul-tada con los pueblos indígenas de ma-nera adecuada.

Este asunto, como tantos otros problemas en el país, no parece prove-nir de las leyes. El problema de la su-

A veces les pagan poco, otras ve-ces nada. Algunas veces les pagan en víveres, otras en trago. No son caucheros: son madereros, taladores inclementes. No son termitas, pero cómo se les parecen. Ellos prefieren llamarse empresarios.

“Aquí las empresas más que em-presas son bandas. No existen los em-presarios forestales: hay asaltantes forestales o no sé cómo se les puede llamar. No hay siquiera una noción de capitalismo. La idea es dónde se puede robar más rápido, hasta que el recurso se acabe. Un verdadero em-presario trataría de cuidar su recurso y estaría interesado en el desarrollo a largo lazo. Sacan madera con la mis-ma mentalidad con la que sacan co-bre”, opina Chirif.

Es que en el Perú existe una confu-sión perversa y permitida. La extracción de madera, un recurso renovable, se rea-liza como si fuera no-renovable. A tajo abierto, hasta cortar el último tronquito.

Pero no siempre la relación es de maligna-armonía. En otras comuni-dades, sobre todo en las que perma-necen en aislamiento voluntario, los indígenas no han permitido que los taladores ingresen en su territorio. Como las armas de la ley no son efec-tivas, han empleado las otras. Aunque la información es escasa y la mayoría de historias se pierden allá en el lejano bosque, se sabe que ha habido diver-sos episodios con muertos y heridos de ambos bandos. Pero el combate es desigual: los arcos y las flechas resul-tan precarios ante las armas de fuego de los madereros.

Toda la madera que sale de Loreto producto de la ilegalidad es oficialmente impecable. ¿Que cómo hacen eso? Con los llamados “habilitadores de madera” que sirven de enlace entre los taladores ilegales y la comunidad.

Todo el modelo forestal que se implementó en el Perú se basó en la ilegalidad y la corrupción. Debemos revisar el informe de la Defensoría del Pueblo del 2010, que dice que 90% de madera que salió de Loreto es ilegal y que el 80% de funcionarios que ha trabajado en INRENA tiene problemas de corrupción.

abEL bENÍtEZDIRECTOR DEL PROGRAMA REGIONAL DE MANEJO DE RECURSOS FORESTALES Y FAUNA SILVESTRE DE LORETO

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PREMIO SALWAN 74 7568/75

pervisión, que teóricamente debería ser la alternativa para que la tala ile-gal deje de prosperar, encuentra en el presupuesto, más que una limitación, una imposibilidad absoluta:

“El problema de no es de leyes sino de su administración. Cornejo señala que si se cumplieran todos los requisitos, con la cantidad de contra-tos forestales que tiene Loreto, un año solo serviría para hacer la supervisión de un 15% o un 20%. La cosa es muy complicada. Las distancias son muy grandes y la institucionalidad cada día está peor. Desde 1975 a la fecha los procesos de extracción de madera son cada día peores, no por las leyes sino porque el atractivo de maderas para el capital ha crecido inmensa-mente”, señala Alberto Chirif, quien participó en la elaboración de la Ley de 1975.

La preocupación por regular la explotación maderera no ha ido acompañada de una legislación que penalice severamente la deforesta-ción. Éste y otros delitos ambientales son tratados de una manera bastante condescendiente por nuestra justicia. Un promedio de tres años de prisión que termina siendo no efectiva para los delincuentes disfrazados de em-presarios, de parte de una justicia que a veces parece cómplice.

Para Abel Benítez, la mejor ma-nera de combatir la tala ilegal es fo-mentando la extracción legal. Dice que cuando él empezó en su función, encontró que de las 254 concesiones solamente funcionaban 8. Pero, se-gún las cifras, la tala nunca se ha to-

rEsErVa. Las 70 millones de hectáreas de bosques de la Amazonía peruana son gigantescos almacenes de carbono.

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recurrir a otros mecanismos para pagarlas, como podrían ser laborar para otro empleador o solicitar un préstamo a otra persona. El trabaja-dor endeudado tiene que pagar su deuda trabajando para el patrón-en-ganchador con quien se endeudó, y así entra en un círculo vicioso de ade-lantos, engaños, más anticipos y más deudas”.

Llámale caucho, llámale cedro, llámale Fitzcarrald, llámale Nilsson. La relación entre la selva y lo salvaje es más real de lo que parece. El apro-vechamiento y la explotación de las comunidades indígenas sigue siendo brutal y salvaje. Legislar sobre la tala no es complicado, pero ¿cómo controlar la inconmensurable ambición humana?

mado una pausa. Por el contrario: ha crecido de manera desmesurada y apurada. Su gestión está dando una serie de facilidades para que las con-cesiones estancadas se echen a an-dar, pero se encuentra, según él, con la indiferencia del Gobierno Central. “Como solo representa el 1% del PBI, no le prestan atención; sin embargo, el 90% de nuestra población vive del sector forestal.”

Aun así, una frase nos sacó del cuadro y resulta preocupante en funcionarios que tienen que ver con una actividad con dos aristas que a veces colisionan: la económica y la ambiental: “Un árbol parado en la selva no vale nada”. Lo mismo le es-cuchamos decir a un tal García tiem-po atrás. Plop.

El combate a la tala ilegal no pue-de realizarse si no se tiene en cuenta un factor primigenio, que más bien explica la corrupción de funcionarios. El año 2008, la región Loreto expor-tó 45 millones de dólares en madera, cuatro veces más que los años ante-riores. Luego la producción cayó pro-ducto de la crisis económica mundial y la guerra a la mafia en México, los principales compradores. Si tenemos en cuenta que la mayor parte de la población de Loreto vive directa o in-directamente del sector forestal, nos encontramos ante un problema bas-tante serio. Ya que casi toda la made-ra exportada ha sido de procedencia ilegal. Terminar con la ilegalidad sig-nifica también terminar con la gallina

de los huevos de oro. Por eso, cuando se dice “solución integral” no se están hablando piedras.

Nosotros MIsMos soMosDurante años las comunidades indí-genas han visto pasar y repasar las embarcaciones que invaden las mon-tañas para apoderarse de los cedros, caobas y cuanta madera puedan. Ya se cansaron. Ahora ellos mismos quie-ren explotar su madera.

La ley les permite usar su bosque, mientras no esté dentro de ninguna área de reserva, mediante un plan de manejo. El plan debe constar a su vez de varios Planes Operativos Anuales (POA). Luego de que terminan un POA están obligados a reforestar, cosa que al finalizar el último POA están en con-diciones de volver a explotar la prime-ra zona.

Todo bonito, hasta ahí. Pero hacer el plan de manejo implica un estudio detallado de los tipos de madera. Tie-ne que haber un estudio de precios para saber cuánto dinero les va a re-vertir la extracción. Además de los trámites y la burocracia que, así digan que no, todos sabemos que cuestan tiempo y dinero. Peor aún: a más dine-ro, menos tiempo.

Por eso las comunidades deben trabajar con empresas privadas que les sacan la pepita del alma. En Loreto se escuchan relatos trágicos, como si la historia se hubiese detenido, como si los tiempos del caucho no hubieran pasado.

Cualquier tipo de reclamo o de en-frentamiento con esas empresas es ilusorio. Los indígenas no tienen capa-

cidad de seguimiento. Un viaje de la comunidad de Cuzco a Iquitos cuesta aproximadamente 200 soles, además de ¿estadía?, ¿abogado? Y ni qué decir de comunidades más alejadas.

Los problemas en el triángulo ma-dereros - tala ilegal - comunidades indígenas van mucho más allá de la estafa. Un estudio sobre peonaje por deudas realizado por Eduardo Bedoya G., Álvaro Bedoya S. y Patrick Belser da cuenta de relaciones de servidum-bre y semiesclavitud en la Amazonía. Es que en comunidades menos ribere-ñas la cosa pinta mucho peor:

“Las deudas constituyen un instru-mento de retención de trabajadores y de transformación de la mano de obra libre en fuerza de trabajo sometida forzosamente. Atrapado por las refe-ridas deudas, el trabajador no puede

Ya que casi toda la madera exportada desde Loreto ha sido de procedencia ilegal. Terminar con la ilegalidad significa también terminar con la gallina de los huevos de oro.

La relación entre la selva y lo salvaje es más real de lo que parece. El aprovechamiento y la explotación de las comunidades indígenas sigue siendo brutal y salvaje.

El trabajador endeudado tiene que pagar su deuda trabajando para el patrón-enganchador con quien se endeudó, y así entra en un círculo vicioso de adelantos, engaños, más anticipos y más deudas.

EDuarDo bEDoya G.ESTUDIO SOBRE PEONAJE POR DEUDAS

IdEElERevista creada hace 28 años por el Instituto de Defensa Legal. Reflexiona sobre temas de derechos humanos y pueblos indígenas, entre otros. Dirigida por Patricia Wiesse.

SOBRE LOS AUTORES

PATRICIA WIESSEComunicadora. Ha capacitado a comunicadores en distintas provincias y ha realizado reportajes sobre temas sociales, medioambientales y amazónicos. Dirige la revista Ideele.

GERARdO SARAVIAPeriodista y antropólogo. Estudió en la Universidad Jaime Bausate y Meza y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es Editor General de la Revista Ideele y docente de la PUCP.

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Dos jóvenes asháninkas y un machiguenga son parte de la primera promoción de docentes bilingües de la Universidad Sedes Sapientiae con sede en Atalaya superaron la violencia terrorista y ahora encaran el futuro de sus comunidades.

resistencias contra el miedo

TEXTO

NElly luNA FOTOS

lESlIE SEARlES

VoCEs INDÍGENas. Los tres jóvenes, egresados de la Facultad de educación Bilingüe, lamentan que la historia oficial del perú se haya olvidado de ellos.

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No hay juegos infantiles en los recuerdos de Tsinke, Maranke y Chekopi. Solo huidas y desvelos, carreras

agitadas, casas de palos levantadas en las noches y destruidas de madru-gada. Las memorias de estos nativos amazónicos evocan un desplazamien-to permanente por la persecución senderista de los años 80 e inicios de los 90. “Yo no recuerdo que jugara, recuerdo que nos escondíamos”, dice Chekopi. Corrían cada vez que escu-chaban la voz de alerta.

El pueblo asháninka no tenía un vocablo que definiera tanto horror, tuvo que inventarlo. “¡Kakitaki kit-yonkariki!” (vienen los rojos, una tra-ducción literal a como llamaban los colonos a los terroristas), “¡Kakitaki ovayiri!” (vienen los que nos harán daño), gritaban cada vez que algún extraño acechaba el campamento. En aquellas correrías no había tiempo para jugar, menos para estudiar. Tal vez por eso Maranke, Tsinke y Cheko-pi se hicieron docentes y hoy están a punto de obtener su licenciatura. Inte-gran la primera promoción del Progra-ma de Docencia Bilingüe Intercultural. Esa es su revancha contra la huida, su manera de superar el miedo. Y de arraigarse.

MaraNKE, áGIL CoMo CuLEbraMaranke conserva la manera cere-moniosa con la que se dialoga en las comunidades indígenas. Se pone de pie para presentarse, lleva las manos atrás, sus ojos achinados recorren el salón, yergue el cuello y, tras un

breve silencio, dice que vive en la co-munidad indígena de Puerto Ocopa, que tiene 23 años y que es el tercer varón de 5 hermanos. Su nacimiento, en 1989, fue un prodigio del azar: “Mi mamá me cuenta que nací en el mon-te, en una quebrada, dio a luz y no pudo ni descansar, tenía que seguir caminando, cómo lo habrá hecho con todo ese dolor”. Sus padres huían de la violencia terrorista, que hacía unas semanas había asaltado su comuni-dad para secuestrar a niños y jóvenes.

TAllERES El Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP) impulsó un trabajo sobre memoria en las comunidades asháninkas. El objetivo: incrementar la participación en política por parte de las víctimas afectadas por la violencia, con el fin de implementar las recomendaciones de la Comisión de la Verdad.

HISTORIA ORAlEste trabajo se realizó el año pasado, paralelamente a los talleres distritales sobre recuperación de la memoria colectiva. Se elaboraron cartillas sobre las historias orales, las cuales fueron entregadas en asambleas comunales.

ESTudIOS SuPERIORES27 alumnos de diferentes pueblos indígenas se han graduado como bachilleres en educación bilingüe intercultural, luego de cinco años de estudios en la Universidad Católica Sedes Sapientiae de Atalaya (Ucayali).

Memoria colectiva

A finales de la década de los 80 Sendero Luminoso controlaba gran parte de la selva central. Miles de ashá-ninkas abandonaron sus comunida-des para escapar del cerco de los se-diciosos. No existen datos precisos, pero el informe de la CVR estima que de 55 mil asháninkas que habitaban la selva central, unos 10 mil se vieron obligados a abandonar sus comunida-des, 5 mil estuvieron cautivos por Sen-dero, 6 mil murieron y alrededor de 30 comunidades desaparecieron.

Los que no lograban escapar eran adoctrinados y obligados por los sen-deristas para trabajar y pelear con ellos. Y con las chacras abandonadas, la comida comenzó a escasear. “Cuan-do ya no había que comer, los niños comían tierra”, narró una víctima a los miembros de la CVR.

Años después, en el 2006, Ma-ranke no dudó en postular a la escue-la de educación bilingüe que abría la Universidad Sedes Sapientiae en Ata-laya, Ucayali. Maranke es optimista.

El pueblo asháninka no tenía un vocablo que definiera tanto horror, tuvo que inventarlo. “¡Kakitaki kityonkariki!” (vienen los rojos, una traducción literal a como llamaban los colonos a los terroristas).

oPtIMIsMo. Es necesario enseñar a las personas a que sean más personas”, dice Maranke.

FOTO: LESLIE VILLAPOLO

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Sus ojos brillan y sus manos pierden el control cuando habla del futuro: “Enseñar la realidad, explicar lo que pasó, la violencia terrorista, decir que no solo fueron ellos, también los mi-litares cometieron abusos. Enseñar para recordar, aunque algún día tam-bién me gustaría tener mi chacra, mi mamá me ha dicho que donde está mi ombligo, allí será mi chacrita”.

–¿Y dónde es eso?–En la quebrada donde nací.

tsINKE, astuto CoMo uN PEZQuiere que lo llamemos Tsinke, como el pez venenoso que recorre las aguas del río Ene. Él, que quiso estudiar algún idioma extranjero para escapar del dolor, de los recuer-dos, para conocer otras realidades; ahora es uno de los más entusiastas egresados de la sede de educación bilingüe. Es machiguenga. “Yo que-ría irme lejos, pero luego entendí que para entender lo que pasa afue-ra, primero tengo que entender lo de adentro”. Tsinke habla despacio, con el sosiego que caracteriza a los de su pueblo.

Las cicatrices que lleva en la es-palda y cabeza le recuerdan ese día de agosto de 1993, cuando un grupo de senderistas atacó la comunidad de Tahuantinsuyo, en el valle de Tsi-riari. Asesinaron a sus padres y lo hi-rieron de dos cortes a él. “Yo he visto cómo mataron a mis papás”. No hubo tiempo para el dolor ni espacio para el duelo. Fue trasladado a Lima y es-tuvo casi medio año internado en el Hospital del Niño. De las 70 familias

CoMENtarIo DEL juraDo

Resistencias contra el miedo aborda la dramática historia de tres jóvenes selváticos. Dos

asháninkas y un machiguenga, para más señas, que sobrevivieron a las incursiones sanguinarias y bruta-les de Sendero Luminoso en sus respectivas comunidades, durante los desquiciados tiempos en que la sinrazón de la amenaza terrorista se hizo omnipresente.

La nota de Nelly Luna nos lleva de la mano, con delicadeza y dejando de lado el morbo, a evocar los recuerdos de estos nativos que lo perdieron todo en los ochentas, pero que, a pesar de ello, supieron salir adelante y aprendieron a mirar el futuro. Su lectura, de otra parte, nos enrostra en la cara una realidad que a veces no queremos ver. El ombliguismo del limeño. El centra-lismo que enceguece. La exclusión encubierta y disfrazada de ignoran-cia. “El Perú tiene una Historia oficial, pero esa no es justa. No habla de la historia de los pueblos indígenas amazónicos, no nos incluye. En los libros de Historia nadie habla de nosotros (…) no todo es Lima”, anota Chekopi, uno de los testimonios que recoge la periodista de El Comercio.

El reportaje galardonado tiene puesta su mirada en aquello y nos remite asimismo a una época que, vista en retrospectiva, nos deja la angustiosa sensación de estar ante un censo de sobrevivientes.

Pedro salinas

“El Perú tiene una historia ofi-cial, pero esa no es justa. No habla de la historia de los pueblos indíge-nas amazónicos, no nos incluye. En los libros de historia nadie habla de nosotros, cómo esperan que los es-colares entiendan la Amazonía si no hablan de nosotros, cómo quieren que entiendan que hay personas di-ferentes, que pensamos diferente si no hablan nada de nosotros”.

–¿Qué planteas para cambiar esa historia?

–Se debería traducir el informe de la CVR sobre los pueblos indíge-nas e incorporarlo a los textos.

Es doloroso, pero hay que hacer-lo, no todo es Lima...

–¿Y no has pensado en venir a la capital a enseñar en algún momento?

–No me gusta Lima, huele feo.

que vivían en su comunidad solo quedaron 10. Todos los demás fueron asesinados. Tsinke tiene una hipóte-sis sobre el ensañamiento de aquella noche: “Dicen que al jefe de la comu-nidad lo habían obligado a entregar a tres niños, pero no lo hizo”.

ChEKoPI, VELoZ CoMo FLECha Un día Chekopi le preguntó a su papá: ¿Por qué paseamos tanto?

El padre, aturdido por la inocen-cia de su pequeño, lo miró y sonrió. Le dijo que no se preocupara, que se movían de un lugar a otro para que no les hicieran daño. “Entendí enton-ces que debíamos movernos rápido y sin hacer ruido”. A los 10 años Chekopi ya sabía utilizar una escopeta y elabo-rar sus propias flechas. Ahora tiene 27 años, es asháninka del Gran Pajonal (Ucayali) y también será docente.

A los 10 años Chekopi ya sabía utilizar una escopeta y elaborar sus propias flechas. Ahora tiene 27 años y será docente.

A finales de la década de los 80 Sendero Luminoso controlaba gran parte de la selva central. Miles de asháninkas abandonaron sus comunidades para escapar del cerco de los sediciosos.

Dicen que al jefe de la comunidad lo habían obligado a entregar a tres niños, pero no lo hizo.

tsINKEPOBLADOR MACHIGUENGA

SOBRE EL AUTOR

NElly luNA AMANCIOPeriodista. Ha recibido varios premios nacionales e internacionales, como el de la Sociedad Interamericana de Prensa y el del Concurso Iberoamericano de Periodismo de Jack F. Ealy y el Instituto de las Américas.

El COMERCIOEl Decano de la prensa nacional, fundado en 1839. Actualmente es dirigido por Francisco Miró Quesada R.

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indígenas de la provincia de tahuamanu ratifican que la obra acentuaría la tala ilegal de madera, las invasiones y el narcotráfico. congresista tubino asegura que vía no impactaría en áreas naturales protegidas y que gente de Purús vive encarcelada.

aLZaN La VoZ. Lo más justo para los pobladores es hacer una consulta previa antes de que el proyecto se ejecute.

Nativos yines en Madre de Dios rechazan vía que los uniría con Purús

TEXTO Y FOTOS

RAlPH ZAPATA

Bélgica también es el Perú. Es lo primero que aclara Ilson López Añez,presi-dente de la comunidad nativa de Bélgica, a una hora de Iñapari, en Madre de Dios. Allí viven 110 pobladores de la etnia Yine, quienes han rechazado el proyecto de ley 1035, que declara de necesidad pública la interconexión

terrestre entre Purús (Ucayali) y Tahuamanu (Madre de Dios).“Dicen que ese proyecto traerá desarrollo, pero nosotros vivimos aquí tranqui-

los, nadie nos molesta. Estamos al lado del río, cultivando la chacra; este es nuestro territorio, donde vivieron nuestros antepasados. Una vía traerá gente foránea, que arrasará nuestra madera, nuestra shiringa [caucho]. ¿Acaso quieren desplazarnos como ganado?”, comentó.

En Madre de Dios no son los únicos que se oponen a este proyecto. Los tres alcaldes distritales de la provincia de Tahuamanu (Iñapari, Iberia y Tahuamanu),re-presentados por Celso Curi, de Iñapari, los respaldan.

“En vez de gastar tanta plata –US$277 millones– en una carretera o ferroca-

rril deberían invertir en los colegios y en equipar nuestros centros de salud. Hay que resguardar nuestra biodiversi-dad y el patrimonio cultural y mejorar nuestra frontera. Estamos a años luz de nuestro vecino Brasil”, comentó Curi.

ProyECto CoNtroVErtIDoEl congresista Carlos Tubino, principal impulsor del proyecto, argumentó que la mayoría de gente de la provincia de Purús vive aislada, casi encarcelada. Que urge conectarlos con Iñapari y con la Interoceánica. Rechaza que la vía, sea carretera o ferrocarril, atraviese las áreas naturales protegidas de la zona.

“Primero, se trata de un proyecto declarativo, no es que mañana se vaya a construir la vía. Si es un ferrocarril, mejor, porque no habría impacto en la

En vez de gastar tanta plata –US$277 millones– en una carretera o ferrocarril deberían invertir en los colegios y en equipar nuestros centros de salud.

CELso CurIREPRESENTANTE INDÍGENA

naturaleza. Quienes se oponen son las ONG que negocian con el Parque Na-cional Alto Purús y tienen amistad con el Ministerio del Ambiente. La conexión aérea no funciona ni lo hará jamás. El costo de vida en Purús es altísimo, y por eso la gente reclama una vía terres-tre”, reiteró.

No opina lo mismo Arsenio Calle, jefe del Parque Nacional Alto Purús, quien señala que no todos quieren la conexión terrestre. Según el Ministerio de Salud, más del 70% de la población de Purús es indígena y el resto son co-lonos que viven en Puerto Esperanza, la capital. “Es gente de Pucallpa, comer-ciantes y extractores de madera. Una vía sí afectaría las áreas protegidas y a los indígenas en aislamiento volunta-rio, que son nómadas”, explicó.

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a10. el comercio

Regiones

lunes 3 de setiembre del 2012

‑premio‑ La ceremonia de

premiación se realizó en Lima,

el sábado 1 de setiembre.

tacna huancayopiuraicacajamarcamoqueguacuScolima arequipa

15º 17º 8º 20º -5º 20º 23º 10º 4º 21º 10º 27º 18º 27º -1º 19º 10º 21ºbajo moderado moderado moderado moderado moderado moderado moderado bajo

pronóstico del tiempo (para mañana) e índice de radiación solar (para hoy)

fuente: senamhi

el rebrote de rabia silvestre en la región amazonas dejó un menor de edad muerto y dos personas gravemente enfermas en el dis-trito de Santa maría de Nieva, en la provincia de Condorcanqui. aun-que no se han dado a conocer las identidades de los afectados, se sabe que pertenecen a las comu-nidades nativas de Punkushap y alto Kuip. Según informaron re-presentantes de la red de salud de Condorcanqui, en ambos lugares se han reportado casos de rabia por mordedura de murciélago en varias oportunidades. Los dos enfermos han sido trasladados al hospital de bagua.

amazoNaSUn muerto y dos enfermos graves por rebrote de rabia

LimaPeriodista de El Comercio ganó concurso amazónicoralph zapata ruiz, correspon-sal en el Cusco de esta casa edi-tora, ganó el primer premio del Segundo Concurso de Periodismo amazónico Fernando Sánchez Vela. “Cuando el oro legaliza lo ilegal” es el reportaje que se hizo acreedor al pre-mio, y en él se muestra el circuito de mi-nería ilegal que se desarrolla en la zona de-nominada La

CajamarCaYanacocha anuncia que reducirá personalLa empresa minera Yanacocha anunció, mediante un comunica-do, que reducirá personal a causa de la disminución en su produc-ción. La empresa niega que esta decisión tenga que ver con la sus-pensión del proyecto Conga. “La disminución de trabajadores está relacionada directamente con la disminución en la produc-ción (porque) reduce el volumen de trabajo y obliga a contar con menos empleados”, dijo Carlos davey, vicepresidente de recur-sos Humanos de Yanacocha.

CiFraS

2.115víctimas de la violencia política han sido recuperadas por el ins-tituto de medicina Legal del 2003 a la fecha. Los restos del 50% de ellas se entregaron a sus deudos.

22 comunidades de San martín po-drán tener luz eléctrica los próxi-mos meses, gracias a un convenio firmado entre las autoridades lo-cales y el presidente del gobierno regional, César Villanueva.Los enfermos llegaron a Bagua.

archivo

Indígenas de provincia de Tahuamanu ratifican que obra acentuaría la tala ilegal de madera, las invasiones y el narcotráfico. Congresista Tubino asegura que vía no impactaría en áreas naturales protegidas y que gente de Purús vive encarcelada.

Nativos yines en Madre de Dios rechazan vía que los uniría con Purús

reportaJe

B élgica también es el Perú. Es lo pri-mero que aclara Ilson López Añez, presidente de la

comunidad nativa de Bélgica, a una hora de Iñapari, en Madre de Dios. Allí viven 110 poblado-res de la etnia Yine, quienes han rechazado el proyecto de ley 1035, que declara de necesidad pública la interconexión terres-tre entre Purús (Ucayali) y Ta-huamanu (Madre de Dios).

“Dicen que ese proyecto trae-rá desarrollo, pero nosotros vivi-mos aquí tranquilos, nadie nos molesta. Estamos al lado del río, cultivando la chacra; este es nuestro territorio, donde vivie-ron nuestros antepasados. Una vía traerá gente foránea, que arrasará nuestra madera, nues-tra shiringa [caucho]. ¿Acaso quieren desplazarnos como ga-nado?”, comentó.

En Madre de Dios no son los únicos que se oponen a este pro-yecto. Los tres alcaldes distri-tales de la provincia de Tahua-manu (Iñapari, Iberia y Tahua-manu), representados por Celso Curi, de Iñapari, los respaldan.

“En vez de gastar tanta plata –US$277 millones– en una ca-rretera o ferrocarril deberían in-vertir en los colegios y en equipar nuestros centros de salud. Hay que resguardar nuestra biodi-versidad y el patrimonio cultural y mejorar nuestra frontera. Esta-mos a años luz de nuestro vecino Brasil”, comentó Curi.

Proyecto controvertidoEl congresista Carlos Tubino, principal impulsor del proyecto, argumentó que la mayoría de gente de la provincia de Purús vive aislada, casi encarcelada. Que urge conectarlos con Iña-pari y con la Interoceánica. Re-chaza que la vía, sea carretera o ferrocarril, atraviese las áreas naturales protegidas de la zona.

“Primero, se trata de un pro-yecto declarativo, no es que ma-ñana se vaya a construir la vía. Si es un ferrocarril, mejor, porque no habría impacto en la natura-leza. Quienes se oponen son las ONG que negocian con el Par-que Nacional Alto Purús y tie-nen amistad con el Ministerio del Ambiente. La conexión aérea no funciona ni lo hará jamás. El

RALPH zAPATA

alzarán la voz. este martes habrá un foro en Puerto maldonado en el que se debatirán los impactos de la futura vía.

fotos: raLPh zaPatacosto de vida en Purús es altísi-mo, y por eso la gente reclama una vía terrestre”, reiteró.

No opina lo mismo Arsenio Calle, jefe del Parque Nacional Alto Purús, quien señala que no todos quieren la conexión terres-tre. Según el Ministerio de Salud, más del 70% de la población de Purús es indígena y el resto son colonos que viven en Puerto Es-peranza, la capital. “Es gente de Pucallpa, comerciantes y extrac-tores de madera. Una vía sí afec-taría las áreas protegidas y a los indígenas en aislamiento volun-tario, que son nómadas”, explicó.

Nativos yines como Cacilda Cuchitinelli, de 70 años, tam-bién rechazaron la iniciativa legislativa. “Nadie ha venido a consultarnos, como si no exis-tiéramos. Soy una de las funda-doras de esta comunidad y siem-pre hemos vivido con nuestras costumbres y recursos. Estamos repoblando taricayas, tenemos un cementerio de restos fósiles, y a cinco horas de aquí están nues-tros hermanos en aislamiento voluntario”, dijo.

El presidente de la Federación Nativa de Madre de Dios (Fena-mad), Jaime Corizepa, además advirtió que una vía causaría invasiones, tala ilegal y narco-tráfico. “El interés de fondo es económico. Hay mucha presión de los madereros que pretenden acabar con la caoba y el cedro de Purús y Bélgica. Nosotros tene-mos la experiencia de la Intero-ceánica, que ha traído deforesta-ción e invasiones por la minería ilegal”, narró.

SÍ, SON PERUANOSEn lo que sí concuerdan Tubi-no, Calle y otros especialistas es que urge fortalecer la presen-cia del Estado en Purús e Iña-pari. Bélgica, por ejemplo, con 53.743 hectáreas de bosque, es una comunidad olvidada, más cercana a Brasil que a nuestra propia patria.

Una alternativa que ya se puso en marcha –explicó el ge-rente de Recursos Naturales del Gobierno Regional de Madre de Dios, César Huisa– es la venta

proyectos. La comunidad de Bélgica diseña un circuito que abar‑ca el bosque, el cementerio de fósiles y la producción de la shiringa.

BRASIL

PERPEEERÚE ÚÚ

UCAYCACAYALIALI

MADREEDE DIOS

Puerto Esperanza

Iñapari

Reserva TerritorialMashco Piro

Parque NacionalAlto Purús

Reserva Comunal Purús

Reserva de los indígenas

no contactados

Reservas territorialesCarretera previstaInteroceánica

LEYENDA

Zonadetallada

FUENTE: SOCIEDAD PERUANA DE DERECHO AMBIENTAL EL COMERCIO

RUTA PROPUESTA

de bonos de carbono. La comu-nidad de Bélgica ya se embarcó en ese proyecto apoyado por Ai-der. Pero una vía que atraviese su bosque causaría un impacto negativo en los posibles compra-dores. Lo más justo, aceptó tam-bién Tubino, es hacer una consul-

ta previa antes de que el proyecto se ejecute. Pero el congresista fu-jimorista aclaró que la consulta no es vinculante y que, al final, es el Estado quien decide. Eso lo saben Ilson y su gente, quienes reclaman decidir su futuro y que nadie se los imponga.

trabas de leyLa Ley 26834 señala que en las áreas como el Parque Nacio-nal alto Purús no se debe realizar modificaciones o transformacio-nes del ambiente natural.

comunidades en peligroel ministerio de Cultura asegu-ra que se podrían afectar los de-rechos de los pueblos indígenas Sharanahua, Culina, Cashinahua, matasanahua y el pueblo Yine.

máS datoS

otra soluciónarsenio calle, jefe del

Parque alto Purús, señala que se debe

fortalecer la conexión aérea y fluvial con Brasil.

Pampa, en la región de madre de dios, donde el estado y el princi-pio de autoridad están ausentes desde hace mucho tiempo.

CoMENtarIo DEL juraDo

Este texto presenta en un caso concreto de una región de la selva peruana,

los desafíos y retos del desarro-llo y la conservación del medio ambiente en un país pobre. ¿En nombre del progreso y del supuesto bien común se puede obviar los reclamos y derechos sobre un territorio de una comu-nidad nativa? Esa es la disyuntiva que presenta el reportaje bajo el antagónico disfraz de una pro-puesta formal desde el congreso y la voz aislada de los protago-nistas reales de la historia: la comunidad nativa de Bélgica.

Es decir, el mundo legal ver-sus el mundo real. En el centro de la controversia, el mundo político que actúa como impulsor del desarrollo pero no siempre bien conectado con la realidad de los ciudadanos a los que dice defender.

Otro de los aspectos más llamativos de esta nota fue, ade-más, otorgar una voz y un rostro visible a nativos que son ajenos para los lectores consuetudina-rios de la prensa. Acercar esa realidad de una región peruana y marginal de Madre de Dios, una zona de frontera a veces incluso con más vínculos comerciales y culturales con el gigante Brasil, dice mucho del compromiso con la verdad y de la responsabilidad informativa de la prensa.

Luis jaime Cisneros hamann

Nativos yines como Cacilda Cu-chitinelli, de 70 años, también recha-zaron la iniciativa legislativa. “Nadie ha venido a consultarnos, como si no existiéramos. Soy una de las funda-doras de esta comunidad y siempre hemos vivido con nuestras costum-bres y recursos. Estamos repoblando taricayas, tenemos un cementerio de restos fósiles, y a cinco horas de aquí están nuestros hermanos en aisla-miento voluntario”, dijo.

El presidente de la Federación Nati-va de Madre de Dios (Fenamad), Jaime Corizepa, además advirtió que una vía causaría invasiones, tala ilegal y narco-tráfico. “El interés de fondo es económi-co. Hay mucha presión de los madere-ros que pretenden acabar con la caoba y el cedro de Purús y Bélgica. Nosotros tenemos la experiencia de la Interoceá-nica, que ha traído deforestación e inva-siones por la minería ilegal”, narró.

sÍ, soN PEruaNosEn lo que sí concuerdan Tubino, Calle y otros especialistas es que urge forta-lecer la presencia del Estado en Purús e Iñapari. Bélgica, por ejemplo, con 53.743 hectáreas de bosque, es una comunidad olvidada, más cercana a Brasil que a nuestra propia patria. Una alternativa que ya se puso en marcha –explicó el gerente de Recursos Natura-les del Gobierno Regional de Madre de Dios, César Huisa– es la venta de bonos de carbono. La comunidad de Bélgica ya se embarcó en ese proyecto apoya-do por Aider.

Pero una vía que atraviese su bos-que causaría un impacto negativo en los posibles compradores. Lo más jus-to, aceptó también Tubino, es hacer una consulta previa antes de que el proyecto se ejecute. Pero el congresis-ta fujimorista aclaró que la consulta no es vinculante y que, al final, es el Estado quien decide. Eso lo saben Ilson y su gente, quienes reclaman decidir su fu-turo y que nadie se los imponga.

TRAbAS dE lEyLa Ley 26834 señala que en las áreas como el Parque Nacional Alto Purús no se debe realizar modificaciones o transformaciones del ambiente natural.

COMuNIdAdES EN PElIGROEl Ministerio de Cultura asegura que se podrían afectar los derechos de los pueblos indígenas Sharanahua, Culina, Cashinahua, Matasanahua y el pueblo Yine.

ruta propuesta

El COMERCIOEl Decano de la prensa nacional, fundado en 1839. Actualmente es dirigido por Francisco Miró Quesada R.

Urge fortalecer la presencia del Estado en Purús e Iñapari. Bélgica, por ejemplo, con 53.743 hectáreas de bosque, es una comunidad olvidada, más cercana a Brasil que a nuestra propia patria.

Nadie ha venido a consultarnos, como si no existiéramos. Soy una de las fundadoras de esta comunidad y siempre hemos vivido con nuestras costumbres y recursos.

CaCILDa CuChItINELLINATIVA YINE

ProyECtos. La comunidad de Bélgica diseña un circuito que abarca el bosque, el cementerio de fósiles y la producción de la shiringa

SOBRE EL AUTOR

RAlPH ZAPATA Periodista del diario El Comercio desde 2008. Ha trabajado en Lima, Piura y Cusco, abordando temas referentes a contaminación ambiental, comunidades nativas y narcoterrorismo.

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PABLo AMARiNGo. AYA-MAYUYWAYRA, 2005.

PREMIACIÓN

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20122011

Miembros del jurado y ganadores del Premio Salwan 2011. De izquierda a derecha: Igidio Naveda, Fermín Tiwi, Ramiro Escobar, Richard C. Smith, Gerardo Saravia, Karen Espejo.

De izquierda a derecha: Igidio Naveda, Fermín Tiwi, Patricia Del Río, Richard C. Smith. Santiago Alfaro presenta mención honrosa a Francisco

Bardales (La Mula).

Frank Boeren, director de Oxfam en el Perú.

De izquierda a derecha: Santiago Alfaro, Richard C. Smith, Pedro Salinas, Fermín Tiwi e Isabel Álvarez. Isabel Álvarez hizo una presentación sobre la biodiversidad y la alimentación en la Amazonía peruana.

Eugenio Maestri, representante de El Comercio, recibe de Richard C. Smith los premios de Nelly Luna Amancio y Ralph Zapata.

Miembros del jurado y ganadores del Premio Salwan 2012. De izquierda a derecha: Santiago Alfaro, Fermín Tiwi, Gerardo Saravia y Richard C. Smith.

Richard C. Smith durante su exposición sobre los Pueblos indígenas en el Perú.

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EXPOSICIONES

hARRY cháVEZ. RECUERDO DE IQUITOS, 2009.

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MARíA EuGENiA YLLiACuradora

La Amazonía peruana no sólo es el territorio más vasto del Perú, es también el más diverso tanto en especies naturales como en lenguas y cultu-ras. Allí conviven alrededor de medio centenar de grupos étnicos, cada uno con una peculiar y singularísima forma de ver, amar y estar en el mundo.

No sólo la lucha política por la dignidad, la ciudadanía y el territorio ha unido a estos pueblos. También lo ha hecho el arte y por eso mismo puede contribuir a que el resto de peruanos entendamos y sintamos su alma y razón de ser. Sin embargo, durante mucho tiempo una visión ortodoxa de lo “artístico” despre-ció y relegó las creaciones plásticas de la Amazonía. Sólo se les daba un espacio en los museos antropológicos o se las adquiría como souvenirs turísticos.

En los últimos años algo de esto ha cambiado. Gracias a la obra pionera de Pablo Amaringo, quien comenzó a rescatar las cosmovisiones amazónicas, decenas de artistas nativos han adquirido prestigio, incluso en el circuito de las galerías. Ese es el caso de Brus Rubio, Rember Yahuarcani, Bahuan Jisbë o Shöyen Sheca.

Lo mismo sucede con el arte de mestizos urbanos. El reconocimiento a la obra de un artista como Christian Bendayán nos ha hecho revalorar las creaciones de un pionero de la pintura amazónica como César Calvo de Araujo pero tam-bién a mirar con otros ojos el arte callejero y espontáneo de Lu.cu.ma o Lewis Sakiray.

Esta breve exposición reproduce las obras de algunos de estos artistas y quiere invitar al espectador a reflexionar sobre la realidad amazónica a partir de sus visiones. Muchas veces los prejuicios empañan la mirada, encogen el corazón, alimentan la indiferencia. Aquí lo que se pretende es lo contrario: provocar la solidaridad, liberarnos de los clichés, hacernos ver con nuevos ojos aquello que creíamos conocer para, de esta manera, poder lograr la anhelada transparencia del ver y el sentir.

El conocimiento de la diversidad y del comportamiento de las especies vegetales y animales, así como el manejo equilibrado del me-dio ambiente, constituye uno de los mayores aportes del hombre amazónico al mundo. Estos saberes se reflejan en el aprovechamiento de los recursos ali-menticios y en la domesticación de la naturaleza que, a lo largo de siglos, han conformado su dieta tradicional.

Muchos de los alimentos y formas de preparación culinaria han sido descritos tempranamente por misioneros y etnógrafos en el pasado; sin embargo, no po-demos dejar de señalar la importancia de elementos foráneos que recrean e innovan la gastronomía regional.

El origen de los alimentos es detallado en los mitos amazónicos. Ellos explican el lugar donde habita el héroe creador, en que los frutos crecen espontánea-mente en medio de jardines y se siembra y cosecha sin esfuerzo. Otros mitos describen el origen de los productos básicos como el agua, la masa de yuca, el pescado o la sal; así como de algunas plantas importantes de propiedades curativas como la ayahuasca.

En las sociedades amazónicas la actividad alimenticia es una de las principales formas de identidad y continuidad cultural. El intercambio de comida sustenta las redes de interacción al interior de la comunidad y define los roles de género.

En esta exposición se pone de relieve esta temática incorporada en la pintura amazónica a través de bodegones, paisajes, fiestas tradicionales, escenas urba-nas u otros repertorios en los que desborda la exuberancia de las formas y colo-res de sus frutos, así como la multiplicidad de especies terrestres y marinas que conforman su gastronomía, lo que podemos apreciar en las obras de César Calvo de Araujo, Víctor Morey, Nancy Dantas, Enrique Casanto, Alberto Ayarza, Christian Bendayán, Eduardo Meza Saravia, Gino Ceccarelli, Elena Valera, Yolanda Panduro, Emilio López, Lastenia Canayo, Víctor Churay, Roldán Pinedo y Brus Rubio.

La visión transparente (2011) Saberes y sabores (2012)

En el marco de las ceremonias de premiación del 2011 y el 2012 fueron inauguradas dos exposiciones de arte amazónico en espacios públicos de Lima. Con ellas se buscó promover que los ciudadanos conozcan la Amazonía y a los pueblos indígenas a través del arte.

ALFREdo ViLLARCurador

DAYSi RAMÍREZ. KALIENTE Y EXPLOSIÓN, 2010.

YoLANDA PANDURo. MUJER ESPÍRITU DEL AJOSACHA, 2005.

EMiLio LóPEZ. PIJUAYOS ROJOS, 2010.

chRiStiAN BENDAYáN. ORILLA, 2007.

LUiS SAkiRAY. SUENA EL MANGUARÉ, 2010.

aMaZoNÍaEXPOSICIÓN

GiNo cEccARELLi. CAIMITOS, 2008.

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