practica del autocuidado

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LA PR`CTICA DE AUTOCUIDADO Por Pamela Martnez N. Antroploga, comunicadora social, instructora de danza y terapeuta corporal. Consultor asociado de Novalis Desarrollo Organizacional. La vida laboral en Chile es un escenario donde a menudo se despliegan las diferencias de gØnero respecto a igualdad y oportunidades. Estas diferencias muchas veces son invisibles y van perpetuando los estereotipos masculino y femenino tan instalados en nuestra cultura, respecto a derechos y deberes de cada gØnero. En nuestro pas, histricamente la mujer ha tenido un lugar subordinado respecto al hombre en el espacio laboral, lo que claramente puede tener un efecto sobre su salud mental, fsica y emocional que no siempre es considerada desde una perspectiva de gØnero. En el Ærea terapØutica, ya sea, tradicional, complementaria, alternativa, corporal, etc., es de vital importancia asumir una mirada de gØnero que aborde la problemÆticas de mujeres y hombres insertos en un Æmbito laboral en diferentes contextos socio culturales, ya que, esta perspectiva permite comprender el sentir de mujeres y hombres para descubrir necesidades especficas y pertinentes de autocuidado y manejo del stress. Una perspectiva no inclusiva del gØnero como contexto determinante, estara en condiciones de obviar, por ejemplo, que el lugar social de las mujeres es estereotipado, limitante y desvalorizado, y produce efecto en su salud fsica y mental. Se podra atribuir tales sintomatologas a la propia historia personal o a caractersticas intrnsecas de la persona. Se pensara que estas mujeres estÆn expresando una patologa individual. La vinculacin entre el lugar social y sntomas, para dichas perspectivas, quedara invisibilizada y anestesiada. 1 (El Malestar silenciado, ISIS Internacional, Ediciones de las Mujeres, n 14, PÆg. 9). A partir de lo anterior es que la importancia de la perspectiva de gØnero como eje transversal en la prÆctica de Autocuidado es fundamental a la hora de incorporar tales estrategias y tØcnicas. Esto no quiere decir que el Autocuidado individual hace referencia solamente al despliegue de tØcnicas consigo mismo que apunten a la prevencin de desequilibrios mentales, fsicos y /o emocionales en momentos 1 Isis Internacional, El Malestar Silenciado, Ediciones de las Mujeres, Nœmero 14, PÆg 9)

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Trata de los cuidados que debemos tener en nuestro lugar de trabajo

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Page 1: PRACTICA DEL AUTOCUIDADO

LA PRÁCTICA DE AUTOCUIDADO

Por Pamela Martínez N.

Antropóloga, comunicadora social, instructora de danza y terapeuta corporal. Consultor asociado de

Novalis � Desarrollo Organizacional.

La vida laboral en Chile es un escenario donde a menudo se despliegan las

diferencias de género respecto a igualdad y oportunidades. Estas diferencias muchas

veces son invisibles y van perpetuando los estereotipos masculino y femenino tan

instalados en nuestra cultura, respecto a derechos y deberes de cada género. En

nuestro país, históricamente la mujer ha tenido un lugar subordinado respecto al

hombre en el espacio laboral, lo que claramente puede tener un efecto sobre su salud

mental, física y emocional que no siempre es considerada desde una perspectiva de

género.

En el área terapéutica, ya sea, tradicional, complementaria, alternativa, corporal, etc.,

es de vital importancia asumir una mirada de género que aborde la problemáticas de

mujeres y hombres insertos en un ámbito laboral en diferentes contextos socio

culturales, ya que, esta perspectiva permite comprender el sentir de mujeres y

hombres para descubrir necesidades específicas y pertinentes de autocuidado y

manejo del stress. �Una perspectiva no inclusiva del género como contexto

determinante, estaría en condiciones de obviar, por ejemplo, que el lugar social de las

mujeres es estereotipado, limitante y desvalorizado, y produce efecto en su salud

física y mental. Se podría atribuir tales sintomatologías a la propia historia personal o a

características intrínsecas de la persona. Se pensaría que estas mujeres están

expresando una patología individual. La vinculación entre el lugar social y síntomas,

para dichas perspectivas, quedaría invisibilizada y anestesiada. 1(El Malestar

silenciado, ISIS Internacional, Ediciones de las Mujeres, n 14, Pág. 9).

A partir de lo anterior es que la importancia de la perspectiva de género como eje

transversal en la práctica de Autocuidado es fundamental a la hora de incorporar tales

estrategias y técnicas. Esto no quiere decir que el Autocuidado individual hace

referencia solamente al despliegue de técnicas consigo mismo que apunten a la

prevención de desequilibrios mentales, físicos y /o emocionales en momentos

1 Isis Internacional, El Malestar Silenciado, Ediciones de las Mujeres, Número 14, Pág 9)

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particulares y acotados, sino que, esta práctica implica también hacer una revisión

desde un perspectiva más amplia, es decir, revisar como está aconteciendo la propia

vida en los distintos ámbitos que circulamos cotidianamente, no sólo el ámbito laboral.

La incorporación de estrategias de autocuidado en la vida diaria, tiene como uno de

sus objetivos poder vincular la manifestación de síntomas con la fuente que los origina,

cómo se relaciona el acontecer diario con la propia salud, cómo se organiza el tiempo

y qué porción de este es destinado a sentirse mejor. Asimismo, asumir una práctica de

autocuidado no sólo tiene que ver con el ejercicio corporal, se refiere además a la

reflexión acerca de las relaciones sociales, familiares, laborales, expresión de los

afectos y, sobretodo, dilucidar cómo incorporamos cada dimensión de la vida en

nuestro estar aquí y ahora. En la medida que se dedica un espacio regularmente a uno

de estos ámbitos cotidianos, puede disminuir la posibilidad de alcanzar un estado de

malestar importante.

El hábito de cuidarse a sí mismo, es una oportunidad de relación con uno y los otros

de manera más cariñosa, reflexiva y consciente, donde la relación con el cuerpo es

fundamental para reconocer patrones de conducta que interfieren en la salud mental,

física y emocional. Así también, algunas herramientas sencillas resultan consistentes

para reconocer y reparar estados emocionales que se acumulan en el cuerpo, ya que,

al descubrir las posibilidades de movimiento y de lenguaje corpóreo, las personas

tienen un repertorio mayor para combatir el stress, comprendiendo que todo lo que nos

ocurre recae en la corporalidad, que el cuerpo se afecta y se somatiza. �La dimensión

corporal implica reconocer la propia corporalidad como la base de la existencia, de las

vivencias, tal que se hace necesario procurar un pleno conocimiento así como las

formas de mantenerlo en forma permanente en un estado de salud y equilibrio. Una

actitud de contemplación y auscultación permanente de la corporalidad surge de la

capacidad de mantenerse conectado consigo mismo a ese nivel, desde el aprendizaje

respecto de saber reconocer y distinguir cuando se está saludable y en equilibrio, y

cuando no�2

Las estrategias y técnicas de autocuidado no necesariamente se aprenden de libros y

cursos especializados, hay recursos que tenemos como seres humanos concientes de

nuestra alimentación, cuidado del sueño y descanso, estado físicos, etc. El cuidarse a

sí mismo y cuidar a otros (as) es parte fundamental para una vida en sociedad

2 Arriagada y González 2004. Documento de Consejería y Autocuidado, Universidad de Chile, Pág. 73.

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armónica y saludable. La conciencia corporal, mental y emocional no sólo previene el

malestar sino que promueve una mejor calidad de vida y bienestar humano.