por christianpalma laorquestaquecambióelrostro...

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24 LATERCERA Sábado 16 de julio de 2011 L A sala de música de la escuela básica Japón, en Estación Central, retumba por sus cos- tados. Los pequeños miembros de la or- questa del colegio se esfuerzan al máximo para que El aparecido, de Víctor Jara, suene lo mejor posible. Termina la canción y, tras unos segundos de silencio ab- soluto, Carlos Weber, el profesor y director de la banda, asiente con la cabeza. “Bien, muchachos”, dice, orgulloso. Los 20 chicos que dan vida a la banda ensayan todos los días. Pero no es su único esfuerzo. La gran mayoría de los 323 alum- nos del colegio viene de hogares de escasos recursos, de familias de- sintegradas o con pocas expectati- vas de surgir. Otro problema que es- tigmatizó al colegio por años fue la cercanía con el campamento “La Pechuga” y con el vertedero Lo Errázuriz, situación que derivó en varios y dolorosos sobrenombres. El pertenecer a la banda “les ha cambiado la vida”, reconoce el pro- fesor. Esto, porque no sólo les ha permitido mejorar sus notas, sino que los ha ido formando en disci- plina, responsabilidad y habilida- des, como la resiliencia, constancia y perseverancia, atributos que an- tes no tenían. “Y no sólo eso”, sostiene Weber. Ya no son reconocidos como la escuela del vertedero, sino que por la “Escue- la de la orquesta”, lo que les ha me- jorado la imagen en la comunidad y les ha ayudado a atraer matrículas. Para graficar el aporte de la or- questa a la escuela, Weber relata el caso de Cristián, un chico de “La Pe- chuga” que vivía con sus dos her- manos, uno esquizofrénico y el otro preso, sin papá y con una mamá au- sente, dado su trabajo de cartone- ra. El futuro de Cristián estaba sen- tenciado. Repitente, problemático, solitario y muy violento. “Como él he visto a muchos. Cuando lo invi- té a participar, apenas hablaba”, dice el profesor. De a poco, el niño se fue abrien- do. Se decidió por el clarinete, ins- trumento que lo apasionó tanto, que jamás faltó a un ensayo, mejo- ró su conducta, comenzó a sociabi- lizar con sus compañeros y subió sus notas. Elevó su asistencia y no repitió más. El esfuerzo fue pre- miado por la municipalidad con un viaje a Isla de Pascua. Según un estudio elaborado por la U. Alberto Hurtado para la Funda- ción de Orquestas Juveniles e Infan- tiles, quienes participan regular- [EL COLEGIO VERTEDERO] Así se conocía a la escuela Japón, por su cercanía con un basural y por su mal rendimiento. Gracias a una banda y el esfuerzo de un docente, hoy es la “Escuela de la orquesta”. Por Christian Palma La orquesta que cambió el rostro de una escuela estigmatizada mente en una banda aumentan en cinco décimas su promedio de no- tas, en comparación con aquellos niños que no tienen acercamiento con esta actividad. El promedio de notas de los primeros llega a 6,0. De hecho, los niños de la banda tienen todos notas sobresalientes. Nicolás, el bajista, tiene un prome- dio 6,6 y quiere formar una banda de rock, para ganar plata y ayudar a su familia. Ese es el espíritu que los mueve: la superación. El profesor insiste en destacar los “muy buenos resulta- dos académicos”, gracias al interés por participar y hacerlo bien. “Sa- ben que son útiles y necesarios, la disciplina mejora y la capacidad de trabajar en equipo también”. Todo gracias a un dato El lema de la orquesta es “Sólo los que sueñan logran lo imposible”. Y ha dado frutos. La historia de esta banda comenzó a principios de los 90. Un dato le advirtió al “profe” que en las bodegas municipales ha- bía instrumentos de las antiguas je de vulnerabilidad alto, cualquier iniciativa de este tipo se nota. En el colegio Japón, desde 2009 los chicos de cuarto y octavo estudian con mú- sica en las aulas. Gracias a ello, lo- graron subir 34 puntos en Lengua- je y 19 en Matemáticas en el Simce. Un estudio de la U. de Columbia, EE.UU., señala que los niños que participan en orquestas tienen más ideas y enfoques para resolver pro- blemas, trabajan mejor en equipo, aprenden a respetar y valorar el as- censo al mérito y apoyar a los com- pañeros más débiles, todo lo cual re- dunda en lo cognitivo. Eso esperan los directivos y apo- derados del colegio: que la música les dé una oportunidad de compe- tir de igual a igual con los egresados de otros colegios. Con la canción japonesa Ko no tsuki termina el ensayo. Sofía, de sexto, abre los ojos. En cada nota que le sacó a su flauta traversa puso su alma. Con un promedio sobre 6,0, asegura que “jamás” se pierde un ensayo. Sus compañeros la miran. Están cansados, pero felices. b bandas de guerra. Golpeó varias puertas para conseguirlos. “Aprendí a tocar caja, pito, corne- tas. Me asesoré con el Orfeón de Carabineros. La constructora que mejoró este colegio nos regaló un saxo soprano. Juntamos plata y nos compramos la primera trompeta, pero teníamos que ensayar en el patio”, rememora. Luego, Weber mandó muchos co- rreos. La embajada de Alemania se interesó y donó $ 1,6 millón, con lo cual la antigua bodega de alimen- tos se transformó en la sala de mú- sica “Alemania”. Así nació la or- questa de la escuela Japón, que We- ber también denomina la pequeña Calcuta, “por la cantidad de mila- gros que aquí ocurren”. Un ejemplo es Axel, de cuarto bá- sico, el trompetista principal. Su orgullo es su hermana universita- ria, que cursa Ingeniería en Pre- vención de Riesgos. “Ella tocaba batería en la banda y hoy está en la universidad. Yo también quiero ir. Mi promedio es de 6,7”, dice. En una comuna con un porcenta- RR La orquesta la integran alumnos de cuarto a octavo año básico, quienes ensayan todos los días. FOTO: XIMENA NAVARRO País Los beneficios de una orquesta RRUn análisis de la U. Alberto Hur- tado demostró que quienes partici- pan regularmente en una banda aumentan en cinco décimas su pro- medio de notas, en comparación con aquellos niños que no tienen acercamiento con esta actividad. Las rutinas de ensayo permiten ad- quirir un hábito de estudio, apren- der a respetar jerarquías, reglas y horarios. Otro análisis de la U. de Columbia, EE.UU., dice que los ni- ños adquieren más ideas y enfo- ques para resolver problemas, aprenden a respetar y valorar el as- censo al mérito y a apoyar a compa- ñeros más débiles. A su vez, econo- mistas de la U. de Chile demostra- ron que los miembros de la orquesta infantil de Curanilahue lograron 50 puntos más en la PSU de Lenguaje y 30 más en la de Matemáticas que el grupo de control encuestado.

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Page 1: Por ChristianPalma Laorquestaquecambióelrostro ...comunicacionypobreza.cl/wp-content/uploads/La_orquesta...Para graficar el aporte de la or-questaalaescuela,Weberrelatael casodeCristián,unchicode“LaPe-chuga”

24 LATERCERA Sábado 16 de julio de 2011

LA sala de música de laescuela básica Japón,en Estación Central,retumba por sus cos-tados. Los pequeñosmiembros de la or-questa del colegio se

esfuerzan al máximo para que Elaparecido, de Víctor Jara, suene lomejor posible. Termina la cancióny, tras unos segundos de silencio ab-soluto, Carlos Weber, el profesor ydirector de la banda, asiente con lacabeza. “Bien, muchachos”, dice,orgulloso. Los 20 chicos que danvida a la banda ensayan todos losdías. Pero no es su único esfuerzo.

La gran mayoría de los 323 alum-nos del colegio viene de hogares deescasos recursos, de familias de-sintegradas o con pocas expectati-vas de surgir. Otro problema que es-tigmatizó al colegio por años fue lacercanía con el campamento “LaPechuga” y con el vertedero LoErrázuriz, situación que derivó envarios y dolorosos sobrenombres.

El pertenecer a la banda “les hacambiado la vida”, reconoce el pro-fesor. Esto, porque no sólo les hapermitido mejorar sus notas, sinoque los ha ido formando en disci-plina, responsabilidad y habilida-des, como la resiliencia, constanciay perseverancia, atributos que an-tes no tenían.

“Y no sólo eso”, sostiene Weber. Yano son reconocidos como la escueladel vertedero, sino que por la “Escue-la de la orquesta”, lo que les ha me-jorado la imagen en la comunidad yles ha ayudado a atraer matrículas.

Para graficar el aporte de la or-questa a la escuela, Weber relata elcaso de Cristián, un chico de “La Pe-chuga” que vivía con sus dos her-manos, uno esquizofrénico y el otropreso, sin papá y con una mamá au-sente, dado su trabajo de cartone-ra. El futuro de Cristián estaba sen-tenciado. Repitente, problemático,solitario y muy violento. “Como élhe visto a muchos. Cuando lo invi-té a participar, apenas hablaba”,dice el profesor.

De a poco, el niño se fue abrien-do. Se decidió por el clarinete, ins-trumento que lo apasionó tanto,que jamás faltó a un ensayo, mejo-ró su conducta, comenzó a sociabi-lizar con sus compañeros y subiósus notas. Elevó su asistencia y norepitió más. El esfuerzo fue pre-miado por la municipalidad conun viaje a Isla de Pascua.

Según un estudio elaborado por laU. Alberto Hurtado para la Funda-ción de Orquestas Juveniles e Infan-tiles, quienes participan regular-

[EL COLEGIO VERTEDERO] Así se conocía a la escuela Japón, por su cercanía con un basural y por su malrendimiento. Gracias a una banda y el esfuerzo de un docente, hoy es la “Escuela de la orquesta”. Por Christian Palma

La orquesta que cambió el rostrode una escuela estigmatizada

mente en una banda aumentan encinco décimas su promedio de no-tas, en comparación con aquellosniños que no tienen acercamientocon esta actividad. El promedio denotas de los primeros llega a 6,0.

De hecho, los niños de la bandatienen todos notas sobresalientes.Nicolás, el bajista, tiene un prome-dio 6,6 y quiere formar una bandade rock, para ganar plata y ayudara su familia.

Ese es el espíritu que los mueve: lasuperación. El profesor insiste endestacar los “muy buenos resulta-dos académicos”, gracias al interéspor participar y hacerlo bien. “Sa-ben que son útiles y necesarios, ladisciplina mejora y la capacidad detrabajar en equipo también”.

Todo gracias a un datoEl lema de la orquesta es “Sólo losque sueñan logran lo imposible”. Yha dado frutos. La historia de estabanda comenzó a principios de los90. Un dato le advirtió al “profe”que en las bodegas municipales ha-bía instrumentos de las antiguas

je de vulnerabilidad alto, cualquieriniciativa de este tipo se nota. En elcolegio Japón, desde 2009 los chicosde cuarto y octavo estudian con mú-sica en las aulas. Gracias a ello, lo-graron subir 34 puntos en Lengua-je y 19 en Matemáticas en el Simce.

Un estudio de la U. de Columbia,EE.UU., señala que los niños queparticipan en orquestas tienen másideas y enfoques para resolver pro-blemas, trabajan mejor en equipo,aprenden a respetar y valorar el as-censo al mérito y apoyar a los com-pañeros más débiles, todo lo cual re-dunda en lo cognitivo.

Eso esperan los directivos y apo-derados del colegio: que la músicales dé una oportunidad de compe-tir de igual a igual con los egresadosde otros colegios.

Con la canción japonesa Ko notsuki termina el ensayo. Sofía, desexto, abre los ojos. En cada nota quele sacó a su flauta traversa puso sualma. Con un promedio sobre 6,0,asegura que “jamás” se pierde unensayo. Sus compañeros la miran.Están cansados, pero felices. b

bandas de guerra. Golpeó variaspuertas para conseguirlos.

“Aprendí a tocar caja, pito, corne-tas. Me asesoré con el Orfeón deCarabineros. La constructora quemejoró este colegio nos regaló unsaxo soprano. Juntamos plata y noscompramos la primera trompeta,pero teníamos que ensayar en elpatio”, rememora.

Luego, Weber mandó muchos co-rreos. La embajada de Alemania seinteresó y donó $ 1,6 millón, con locual la antigua bodega de alimen-tos se transformó en la sala de mú-sica “Alemania”. Así nació la or-questa de la escuela Japón, que We-ber también denomina la pequeñaCalcuta, “por la cantidad de mila-gros que aquí ocurren”.

Un ejemplo es Axel, de cuarto bá-sico, el trompetista principal. Suorgullo es su hermana universita-ria, que cursa Ingeniería en Pre-vención de Riesgos. “Ella tocababatería en la banda y hoy está en launiversidad. Yo también quiero ir.Mi promedio es de 6,7”, dice.

En una comuna con un porcenta-

RR La orquesta la integran alumnos de cuarto a octavo año básico, quienes ensayan todos los días. FOTO: XIMENA NAVARRO

País

Los beneficios deuna orquesta

RRUn análisis de la U. Alberto Hur-tado demostró que quienes partici-pan regularmente en una bandaaumentan en cinco décimas su pro-medio de notas, en comparacióncon aquellos niños que no tienenacercamiento con esta actividad.Las rutinas de ensayo permiten ad-quirir un hábito de estudio, apren-der a respetar jerarquías, reglas yhorarios. Otro análisis de la U. deColumbia, EE.UU., dice que los ni-ños adquieren más ideas y enfo-ques para resolver problemas,aprenden a respetar y valorar el as-censo al mérito y a apoyar a compa-ñeros más débiles. A su vez, econo-mistas de la U. de Chile demostra-ron que los miembros de la orquestainfantil de Curanilahue lograron 50puntos más en la PSU de Lenguajey 30 más en la de Matemáticas queel grupo de control encuestado.