poner límites y normas-educar en la responsabilidad

10

Click here to load reader

Upload: juanjamr

Post on 10-Aug-2015

542 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

1

PONER LÍMITES Y NORMAS, EDUCAR EN LA RESPONSABILIDAD

1.- Nada desconcierta más a los niños que la ausencia de normas Pensábamos que ser progresistas significaba educar a los hijos sin límites. La educación tradicional tenía sus fallos, pero la solución no era irse al extremo contrario. Pocas cosas agobian más a los niños que sentir despistados o inseguros a los adultos. Nada les tranquiliza más que nuestra tranquilidad. Muchos jóvenes reprochan con dureza a sus padres por su actitud blanda, pasiva o demasiado transigente. Cuando se portan mal nos están mandando mensajes para que reaccionemos, para que tomemos el control y los “situemos”, ya que se encuentran perdidos y desorientados. No debemos seguir su guión, debemos llevar nosotros el timón. Algunos progenitores siguen un círculo vicioso: la mala conducta de los niños les hace sentirse inseguros, impotentes ante la situación, culpables, con el corazón encogido, y esto les lleva a actuar de manera errática e impulsiva, incoherente. Un niño desarrolla la conciencia de los límites cuando vive dentro de ellos y sabe que están siempre presentes. Un sistema de alarma permanente.

2.- La responsabilidad, el mejor regalo que podemos hacer a los hijos. Responsabilidad: Capacidad para responder; para decidir apropiadamente y con eficacia. Ser consciente de los puntos de vista de los demás. Si el niño no asume la responsabilidad de sus actos le resulta más difícil aprender. La responsabilidad no se transmite genéticamente, se adquiere por la experiencia. Debe iniciarse desde la más temprana infancia, lo antes posible. Para desarrollar en los hijos el sentido de la responsabilidad los padres deben ser tolerantes y pacientes, al tiempo que claros y coherentes al expresar lo que esperan de ellos y aplicar las normas sus consecuencias. Deben intentar desarrollar la sensación de poder del niño y poner a su disposición los recursos para llevar a cabo la tarea, asegurándose de que pueden realizarla. Ayúdeles a tomar decisiones. A definir los problemas, buscar alternativas y soluciones, ponerlas en práctica y evaluar el resultado (Qué ha ido mal, no qué has hecho mal). Cuando los niños son indecisos, suelen manipular a los padres y a los maestros para que decidan en su lugar. Dicen aburrirse; lo que quieren, sin embargo es que alguien tome decisiones por ellos, para que sea culpable de su aburrimiento. Los maestros suelen caer en esta trampa; si el niño sigue evitando los esfuerzos, suele suscitarse en el maestro un sentimiento de culpabilidad por no disponer de métodos y recursos más adecuados. Niños que preguntan cosas para las que ya tienen respuesta… Ser indeciso es una manera de ser irresponsable. Mostrarse decidido supone afrontar siempre algunos riesgos. Ser responsable no significa ejecutar órdenes a pies juntillas. Significa elegir y decidir por uno mismo de manera que se obtengan resultados positivos. Si a los niños no se les deja tomar decisiones, no pueden actuar responsablemente. Este proceso de toma de decisiones debe convertirse en un proceso consciente para él. Decidir es resolver dificultades. Hay una relación evidente entre la capacidad para tomar decisiones y la autoestima. A más responsabilidad, mayor autoestima. Enseñar responsabilidad, no quiere decir enseñar a sentirse culpables. Diferencia entre niños que se sienten culpables y los que se sienten responsables:

Niños motivados por la culpabilidad Niños que poseen sentido de la responsabilidad Objetivos de comportamiento

Evitar dolor, castigo, críticas y desaprobación. Satisfacer necesidades propias y ajenas.

Métodos que emplean Apaciguamiento, dependencia de los demás, planteamientos rígidos ante nuevas situaciones.

Independencia, flexibilidad, franqueza.

Focos de atención En el pasado, en recuerdos dolorosos o de crítica, en situaciones pasadas que eran seguras.

En el presente o en el futuro, experimentando placer ahora o buscando nuevos logros. Recordando experiencias buenas del pasado.

Sentimientos sobre sí mismos

Autoinculpación, ansiedad, temor, autoestima escasa.

Autoaprobación, actitudes positivas, autoestima elevada.

Modos de sabotear las peticiones de los adultos:

• Adquiriendo una reputación de incoherencia e irresponsabilidad.

• Arrastrar los pies, es decir hacer las cosas tan despacio o necesitando recordárselas tantas veces , que los padres prefieren hacerlas ellos.

• No terminando nunca de hacer las cosas, con lo que tampoco hacen nada.

• Dejando las cosas a medias. Efectúan un gran despliegue para aparentan que se acomodan a lo pedido, pero no acaban la tarea.

• Negatividad; discuten las tareas que hay que hacer. Les encanta charlar sobre lo que hay que hacer antes que hacerlo.

• Fiscalización, suelen seguir al pie de la letra las normas establecidas, al tiempo que evitan cumplir “el espíritu de la ley”.

• Excusas: expresiones de dolor, torcerse un pie “accidentalmente”…

• Olvidos. ¿Quién es el responsable de acordarse de las cosas? Los niños se acuerdan de lo que es importante para ellos.

• Especial sentido del tiempo. Tienden a vivir el presente, inmiscuyéndose en la tarea. Cómo se escabullen los niños de la culpabilidad:

• Desviarla hacia padres o maestros. Mientras no tenga responsabilidades, no tendrá culpa ninguna.

• Critican el carácter del adulto.

• Señalan las debilidades de los padres.

• Si se los recordamos constantemente, ya no es responsable de acordarse.

• Se revuelven contra los adultos, pero no transmiten las cosas claramente.

Page 2: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

2

Roles o juegos básicos entre padres e hijos: La mayoría de las dificultades de comportamiento de los niños forman parte de un JUEGO que los hijos juegan con los padres:, en el que básicamente el hijo intenta manipular a los padres: El niño hace algo malo o que disgusta a sus padres, se produce la reacción excesiva por parte de éstos, el arrepentimiento y la intención de congraciarse mediante una recompensa. El hijo siempre gana, consigue que los padres se sientan culpables y obtiene beneficios. Resultado final: los padres acaban siendo sutilmente controlados por los hijos. El mantener el control sobre sus padres es el premio más deseado; “no le interesa nada”, “no responde a los castigos”, dirán los padres angustiados. Lo único que le interesa es… salirse con la suya.

3.- Obstáculos para enseñar responsabilidad, normas y límites a los niños: 1.- Los sentimientos de culpabilidad de los padres La mejora arma para los niños: conseguir que los padres se sientan culpables. El principal obstáculo para ser un padre eficaz es el sentimiento de culpabilidad. Un gran número de padres poseen expectativas que no se pueden cumplir, esto conlleva remordimientos, culpa… La culpabilidad se puede enmascarar de las siguientes maneras:

• Transformándola en cólera y descargándola sobre otra persona. Los padres suelen descargarla sobre el otro miembro de la pareja.

• Echando la culpa a las cosas o a las circunstancias que escapan a su control.

• Desarrollando enfermedades o dolores físicos.

• Cargando con toda la responsabilidad en lugar de afrontar el conflicto.

• Inventando racionalizaciones complicadísimas e insostenibles para eludir las situaciones que producen sentimientos de culpabilidad. La culpabilidad hace que los adultos modifiquen su modo de tratar a los niños, suelen ser incoherentes. Cuando un adulto hace algo que incomoda o sienta mal a los niños, y experimenta por ello culpabilidad o remordimientos, suele modificar lo establecido anteriormente, dulcifica los límites o no cumple las amenazas ; se muestran incoherentes. Los padres sujetos a un sentimiento de culpa excesivo crean inseguridad en sus hijos. Muchos niños son expertos en crear el sentimiento de culpabilidad en sus padres, es su mejor arma contra ellos. Cómo hieren los sentimientos de los padres:

• Son expertos en herir los sentimientos de sus padres, les niegan individualidad y unicidad. “eres como todos”. A todos los padres les gusta ser importantes y especiales para su hijos.

• Acusándoles de infligirles penas o incomodidades.

• No cumplir las expectativas sobre él por reducidas que sean.

• Hacer saltar el resorte de la cólera del adulto. Los adultos se sienten mal.

• Padres y educadores buscan la aprobación de los niños, éstos, a veces, se la niegan.

• Cuando no actúan según un cierto nivel ético y de comportamiento. Defraudan, especialmente a los padres que se sienten decepcionados por tales conductas.

Técnicas de afrontamiento: • Confianza en sí mismos.

• Comunicación clara y coherente.

• Confianza en los métodos que poseen para afrontar las dificultades., objetivos claros.

• Ser capaces de hablar con los niños de sentimientos.

• Ojo por ojo y diente por diente. Esto crea un clima en el que las personas tienen “permiso” para ofender a los demás.

2.- A algunos padres les cuesta castigar. No se deben dejar sin respuesta infracciones a las normas. A los padres que les cuesta castigar, les resulta muy difícil enseñar a sus hijos a ser responsables. Los niños no nacen sabiendo cómo comportarse, aprende por ensayo error.

• “Castigo”, es una palabra “fea”, pero real. Es un deber paterno llevar al niño desde “el principio de placer” al “principio de realidad” que rige el mundo. No hacerlo así sería engañarles e incapacitarles para vivir. Es necesario un cierto equilibrio entre recompensas y castigos; también es necesario recompensar por el buen comportamiento. La preocupación, el tiempo dedicado a ellos, la atención, la buena voluntad… son los mejores premios.

Frecuentes Impedimentos para castigar una mala conducta: • Ciertos padres creen que deben estar enfadados o de mal humor para imponer un castigo. Pero la cólera no es necesaria si antes se han

aclarado cuales son las consecuencias que se derivan de infringir una norma determinada. • Temor a dañar la psique de los hijos. Pero lo peor es mostrarse incoherente, con descargas emocionales excesivas y desorganizadas. • Ve a sus hijos como parte de ellos mismos, no como individuos independientes. • Padres tan ambiguos y angustiados que crean un ambiente hiperemotivo.

3.- La incoherencia o arbitrariedad. Cuando no existen normas claras, no hay manera de ser coherentes. La coherencia vale más que la severidad. La coherencia da seguridad. Hay que aclararle lo que queremos. Actuar de manera arbitraria hará que el niño sea demasiado cauteloso e indeciso. Los niños suelen abordar a los adultos cuando están ocupados porque, distrayéndolos, se ven más capacitados para conseguir lo que quieren. No somos perfectos. Siempre habrá alguna vez en la que seamos arbitrarios; no es malo cuando no es la forma habitual de actuar; es necesario disculparse y reconocer el error. Cuando los padres se muestran indecisos, los hijos lo perciben; ofreciéndoles la oportunidad de mostrarse caprichosos y dominantes.

Page 3: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

3

4.- La no persistencia o constancia, tirar la toalla. Jo Frost, Supernanny, nos explica cómo se consigue que un niño no se quite el gorro: “Es fácil. Cuando se lo quita, le dices que se lo vuelva a poner. Se lo vuelve a quitar. Le dices que se lo vuelva a poner. Se lo vuelve a quitar. Le dices que se lo vuelva a poner…” 5.- Los desacuerdos y desavenencias entre la pareja. “Divide y vencerás”, esta es una de las estrategias de manipulación que dominan hasta los niños más pequeños. El niño frecuentemente maneja a los padres para que discrepen. Es necesario un acuerdo sobre las normas a imponer y las consecuencias de no cumplirlas. 6.- La infancia de los padres influye en su comportamiento. Dos posibles reacciones ante la educación recibida: la usamos como modelo o reaccionamos en contra. No caer en los extremos. 7.- Los niños copian las actitudes de los adultos. Si los padres encuentran que el trabajo es fastidioso y tratan de eludirlo, los niños copiarán esa actitud. Los padres como modelo de responsabilidad:

• Los padres que son irresponsables no pueden enseñar a sus hijos a ser responsables.

• Aprenden a ser responsables viendo cómo sus padres hacen cosas que son difíciles o duras: saber controlar las propias emociones, tomar decisiones adecuadas, tener en cuenta las necesidades de los demás y adoptar decisiones difíciles.

• Si los padres son incoherentes, quien primero se da cuenta es el niño. No hay que confundir incoherencia con inflexibilidad. La causa por la que muchos niños no cambian es porque sus padres tampoco lo hacen. 8.- Resulta más fácil hacerlo nosotros mismos. Es necesario enseñar a los niños a hacer las cosas por sí mismos. Los niños salen perdiendo cuando a los padres les parece que es más fácil hacerlo ellos mismos. El deseo de evitar conflictos es un motivo para “hacer yo las cosas”. Deben permitir que sus hijos cometan errores para que aprendan de ellos. Utilice tareas y obligaciones para crear responsabilidad. Esto les ayudará a aprender a organizarse, fijarse objetivos y llevar a cabo tareas complejas. 9.- Las expectativas negativas. Todos los niños pueden comportarse como se espera de ellos. 10.-El resentimiento El resentimiento hacia el niño es síntoma de que existe un conflicto de poder entre padre e hijo que está sin resolver y en el que el padre se siente perdedor. Los agravios entre padres e hijos son casi imposibles de evitar, hay que afrontarlos y resolverlos. Los padres que no sean capaces o no quieran expresar esos sentimientos a sus hijos, acabarán inevitablemente sintiendo rencor hacia ellos. La habilidad del niño para inducir el resentimiento en los padres es un arma poderosa. Ideas para expresar los agravios a sus hijos:

• Describa lo que ocurre, en lugar de echarle la culpa a sus hijos.

• Sea responsable de sus propios sentimientos en lugar de hacerlos recaer sobre sus hijos.

• Invite a sus hijos a contribuir para resolver las dificultades.

4.- Pasos para establecer normas y límites a).- Observar cuidadosamente a los hijos. Tendemos a ver lo que queremos ver. No ver sólo lo bueno, tampoco lo malo. Tendemos a ver a los hijos como extensiones de nuestra personalidad. Hay que observar sin ser vistos o presentidos. Preguntar a otros observadores. b).- Definir y analizar las situaciones problemáticas ¿Cuál es el problema? : ¿Qué comportamiento queremos cambiar? No hay que pretender el estado emocional o sentimientos del niño, sino la conducta problema. Una vez que cambia el comportamiento, cambia el estado emocional que provoca. La actitud es una rección a un conjunto de circunstancia, cuando esta cambia la otra cambia también. Analizarlo: ¿cuándo ha surgido?, ¿cómo? Cuáles son sus consecuencias, qué parte de él nos corresponde, cómo reaccionamos, cómo nos gustaría que se resolviese. c).- Establecer las normas. d).- Ser coherentes y aplicarlas.

5.- Pautas para que una orden o instrucción sea eficaz

• Pocas, pero importantes y claras normas. En este caso “menos es más”. Los niños no distinguen entre las normas importantes y las que no lo son. Es necesario centrarse en lo importante.

• Dé sólo una instrucción cada vez, no repita las órdenes mil veces. Ha de especificar la conducta deseada de manera breve y clara. Decir las cosas una sola vez. Ser breves en el abordaje de los problemas. No entrar en discusiones. Darlas consecutivamente, no intentar imponer varias de forma simultánea.

Page 4: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

4

• Lo estrictamente prohibido: Conductas que hacen daño a otras personas (pegar, morder, dar puñetazos, empujar, insultar) y las que podrían poner en peligro al propio niño.

• Utilizar el lenguaje no verbal en nuestra ayuda.

• Todos los miembros de la familia deben actuar en sintonía. Los niños se confunden cuando se ven sometidos a cambios continuos en el modo de hacer las cosas. Cuando uno de los padres, familiar o persona que esté con el niño se salta las normas está siendo injusto con todos los que tratan de educarlo.

• Usar el sentido del humor, distanciar y objetivar la situación.

• No grites, usa “la voz de autoridad”: Acércate al niño, ponte a su altura, sujeta al niño por los brazos, busca su contacto visual, adopta un tono de voz grave, firme y autoritario, dile claramente con clama y firmeza qué es lo que quieres que haga o lo que ha hecho mal. La voz de autoridad es grave, firme y controlada; la de aprobación es todo lo contrario. Amor y respeto son siempre exigibles por ambas partes.

• Debe ser acorde a la edad del niño. Sin amenazas. Con mano firme pero con gesto suave.

• No están capacitados para tomar decisiones, no les pidas hacer lo que no pueden; no les pidas elegir. Sí pueden realizar pequeñas y controladas elecciones, por ejemplo, el color del pantalón que le hemos comprado; pero no si compramos o no el pantalón.

• No hacer tratos con los hijos, es casi tan malo como dejarles elegir. Lo que para ti es un trato, para el niño es una norma que no deja de cambiar.

• Usar esquemas tipo “hacer” y “Sí-entonces”. (Si terminas tus deberes, podrás ir al parque).

• Dar oportunidades de obedecer mediante avisos y recordatorios.

• Alabar la obediencia y establecer consecuencias para la desobediencia.

• Hacer cumplir las sanciones.

• Buscar el momento oportuno para dar las normas y razonarlas.

6.- Cómo corregir al niño

- Darle muestras frecuentes de que se le quiere, alabando sus esfuerzos y logros.

- Reforzar los comportamientos positivos y castigar los negativos.

- Definamos claramente las conductas problemáticas. Refuerzos positivos para las conductas positivas: sociales, materiales,…

- No sermonear.

- Ignorar las conductas negativas. Sancionarlas brevemente de una manera discreta y firme. La técnica del “tiempo fuera” es una forma extrema de ignorar.

- Muchas veces las consecuencias son la verdadera sanción. Impongamos las menos “sanciones artificiales” posibles.

- La reparación, arreglar lo dañado, la compensación, son formas de sanción naturales.

- El castigo conduce al autocontrol sólo cuando el niño está del lado de la persona que le castiga. Su hijo le quiere y desea complacerle, por eso su disgusto es el verdadero castigo para el niño. El castigo debe ser puntual, no frecuente, inmediato, proporcional, justo, realizable y coherente. Debe cumplirse necesariamente y no ha de ser contradicho por el otro cónyuge. No debemos perder el “con-tacto” con nuestros hijos no caigamos en los insultos, los menosprecios, las ridiculizaciones, la desafección. Pegar a un niño es cobarde y humillante, nos desautoriza ante él.

- Para que ellos cambien, debemos cambiar nosotros. “Lento es el enseñar por medio de la teoría, breve y eficaz por medio del ejemplo” (Séneca).

- Creer en ellos y en nosotros mismos. No ponerles etiquetas negativas, no tener expectativas negativas sobre ellos; transmitir seguridad, nos deben sentir seguros.

- Algunas técnicas eficaces:

o Estrategias disuasivas del mal comportamiento. Es necesario prever los problemas y evitarlos; es más fácil prevenir que curar.

Establecer un ambiente seguro y libre de tentaciones. (Eliminar tentaciones, distractores o posibles peligros en el hogar).

Establecer rutinas, crea un ambiente de orden y aceptación.

Conocer a qué horas suelen darse los problemas, e intenta modificar rutinas para resolver problemas. Si se ven venir problemas, establecer distracciones que eviten que se produzca el problema.

Después de un periodo de agitación en el niño, no puede llegar repentinamente la calma. Es necesario establecer actividades intermedias de activación.

o Implicar al niño en nuestra actividad. Nos puede ayudar si es un poco mayor, y si es pequeño puede sentirse partícipe y tomarlo como un juego instructivo y colaborador. Para motivarlo es imprescindible elogiarle, aunque la ayuda que nos procure sea reducida.

Page 5: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

5

o Aislamiento. Tiempo fuera o en el “rincón de pensar”. Si lo mandamos castigado a una habitación, hay que procurar que no encuentre distractores en ella o peligros; es bueno dejar siempre la puerta abierta y vigilar al niño constantemente; si se encierra en la habitación, nuestra preocupación y ansiedad será superior a la suya, con lo que el castigo será para nosotros. Debe estar en algún sitio donde se aburra y tenga tiempo para pensar. Hay que explicarle por qué está castigado y cuánto tiempo durará el castigo (Unos cinco minutos son suficientes para niños de cuatro años en adelante). Durante este tiempo debemos hacerle creer que no le prestamos atención, evitar su contacto visual y mantener una actitud seria, de autoridad tranquila y segura.

o Retirada de juguetes. Esta técnica es muy efectiva cuando los problemas provienen del uso o mal uso de algún juguete.

o Sistemas de puntos. Sólo funcionan cuando el niño quiere mejorar, cuando acepta el reto de intentar portarse bien. Los regalos no deben ser grandes, pues desvirtúan el sistema.

7.- Cómo enseñarles a controlarse

- Ayudar al niño a ser consciente de las circunstancias en las que se enfada.

- Inculcarle la idea de que no siempre se gana y no siempre se consigue lo que se quiere.

- Enseñarle a manjar su ira, a obrar sin impulsividad.

- Enseñarles a analizar objetivamente la situación que nos enfada. Relativizar. Encontrar alternativas.

- Se le deben plantear las consecuencias ante las posibles manifestaciones y ayudarle a elegir la alternativa más adecuada.

- Hacerle poner en práctica lo aprendido.

5.- Cuando faltan los límites las y normas Un niño sin límites o normas, sin disciplina, no es ni mucho menos un niño feliz; al contrario, se siente perdido, inseguro, en una realidad que no comprende, azarosa e impredecible. Siente un malestar interno similar al que sufren los niños maltratados. “The only thing worse than beating a child is to want nothing to do with him”, que traducido sería algo así como “sólo hay una cosa peor que pegar a un niño, pasar de él. Esta falta de límites y normas, provoca no saber manejar la frustración, no tener la capacidad para organizarse para proponerse y alcanzar fines. Dos momentos son cruciales para introducir al niño en el principio de realidad: las rabietas y la adolescencia, si alguien le ayuda a cambiar el principio de placer o el ideal por el principio de realidad, le habrá preparado para la vida.

6.- Características de los niños tiranos (Síndrome del emperador)

• Hijos únicos (35%) • Se da más en niños que en niñas • Sin límites. No respetan los derechos de los demás; para esto es preciso que estén rodeados de gente que no defiende los propios. • Consentidos, caprichosos, despilfarradores. Exigen sin límites a sus padres y no soportan un no. El no de un padre frustra, pero también

organiza: traza límites. Lo importante es que esos límites sean razonables, no autoritarios. • No aceptan la frustración. No toleran los fracasos. Carecen de la suficiente humildad para aprender. • Egoístas, egocéntricos, obstinados. • Agresivos, quieren imponer su idea o deseo a la fuerza. Pequeños tiranos • Desobedientes, desafiantes, discutidores, rencorosos, vengativos, coléricos • Exigen ser el centro de atención constantemente • Esperan el halago constante. • Saben aprovechar los puntos de conflicto entre los padres, saben dividirlos para reinar. • Muy movidos, no se centran en la tarea, revoletean por la clase y van de una cosa a otra. • No saben escuchar • Niño muy bien cuidados: muy bien aseados, alimentados, vestidos… • No toleran la realidad. No tienen buenas experiencias de aprendizaje, no saben lidiar con ella cuando les falta la sobreprotección

familiar. • La tiranía suele ser percibida antes por los adultos que rodean al niño que por sus propios padres.

Qué hacer:

• 1.- Anamnesis (historial) del niño. • 2.- Ponerse en contacto con el medio escolar. • 3.- Registros de la conducta del niño. • 4.- Análisis funcional. Estudio riguroso del caso. • 5.- Determinación de las principales variables que condicionan, estimulan, mantienen y refuerzan e comportamiento. • 6.- Elaboración de un programa realista y práctico. Indicando de forma precisa lo que tienen o no tienen que hacer ante las diferentes

situaciones. • En una primera fase es posible que la conducta del niño empeore; esta actitud sólo le durará unos días si los padres se muestran firmes y

seguros.

Page 6: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

6

7.- Comportamientos típicos de los niños malcriados: 1.- Las rabietas Son causadas por algo que frustra al niño. Son una reacción infantil extrema en la que el niño no es capaz de controlar su ira. El enfado, el disgusto es aceptable; la rabieta no, porque supone descontrol y chantaje. Hay que enseñarle a dominarse, a vencer la rabia. Responder con calma, pero con determinación. Hablar con él, pero ser inflexibles. Bajo ningún concepto permitir que el niño consiga lo que quiere tras una rabieta, desde pequeño ha de interiorizar que las rabietas no conducen a nada. 2.- Problemas con la alimentación Las comidas han de ser un placer, no un castigo. Hay que llevar una dieta variada La comida no se deb3e compartir con otras actividades: televisión, juegos, cuentos… Debe tener unos marcados principio y final. Si no quiere comer, no le permitamos ingerir nada hasta la siguiente toma. Esencial que el niño no vea tirar un resto de comida. Debe respetar los hábitos de higiene: lavarse los dientes, las manos… 3.- El egoísmo (Compartir) Es a partir de los 4-6 años cuando aprenden el sentimiento de la propiedad. Lo reducido de las familias, la abundancia de juguetes y medios… no enseñan a compartir. El niño egoísta no nace, se fabrica. Antes los padres compraban un solo juguete y los hermanos, amigos… debían compartirlo (aprendían a negociar, esperar, tolerar, compartir) Ahora suelen comprar uno igual para cada uno. Se comparte también el tiempo, la conversación, la alegría. Hasta la adolescencia, a los niños les motiva más tener a un adulto pendiente de ellos que tener a un niño a su lado. A compartir se aprende compartiendo. (actividades de teatro, orfeones, campamentos…). Tres condiciones para crear personas individualistas y egoístas: concederles todo, inmediatamente, y sin esfuerzo. 4.- El egocentrismo. El egocentrismo es una etapa del desarrollo normal que todo niño vive entre los 2 y 7 años de edad. Reconocen un solo punto de vista: el propio. No en todos finaliza a los 7 años, se puede extender más allá de la adolescencia. Viven sólo preocupados por ellos, sentimiento de superioridad, autoestima aparentemente alta. Son producto de la escasa presencia de los padres en el hogar y la excesiva permisividad, cultura dialogante hasta el extremo, acaban negociándolo todo y consintiéndolo todo. Frecuentemente se da en un marco de madres hiperprotectoras y padres formal o físicamente ausentes. El afán de llamar la atención, de ser el centro y poner a prueba los límites es bastante natural en los niños de entre 4 y 8 años. En algunos casos se trata de niños rodeados de excesivas atenciones; no les han enseñado a respetar tiempos ni normas. 4.- El chantaje Puede ser empleado por los padres. También hay niños que condicionan a los adultos a través de él. Te sanciono porque te quiero; aunque te enfades conmigo y yo contigo, te seguiré queriendo. Antes era impensable, pero ahora hay padres que se sienten impotentes ante la actitud de su hijo de 2, 3, 4… años, no les deja dormir, coge rabietas constantes, se niega a ir a la cama, se enfurece cuando se le niega algo…, mostrando intolerancia, apatía, desagradecimiento.

5.- El llanto TIPO DE LLANTO CAUSA Gritos enérgicos Hambre Lloriqueo que comienza despacio y aumenta cuando intentamos distraerle Sueño Un lamento prolongado, que se continúa con una contención de la respiración para estallar de nuevo en otro llanto.

Algo le duele.

Quejidos de protesta intermitentes que cesan en cuanto el adulto se acerca. Quiere mimos.

8.- Tipos de maltrato de los hijos hacia sus padres. Causas y soluciones Tipos de maltrato:

• Conductas tiránicas • Utilización de los padres • Desapego

Causas:

• La mayor parte de las conductas se aprenden. Herencia es distinto a inmutabilidad.

• Los primeros años son fundamentales, en los tres primeros años el cerebro del bebé crece dos tercios de su tamaño total; los lóbulos frontales se desarrollan fuera del claustro materno y no maduran totalmente hasta los 24 años.El lóbulo frontal (“órgano ejecutor” para Goldberg, “órgano de la civilización” para Luria): Es la parte del cerebro que se encarga de la voluntad, de la toma de decisiones, de los valores, de la moral, de la ética, de la responsabilidad, de la intencionalidad de nuestros actos, determina nuestra identidad, controla el

Page 7: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

7

estrés, la ansiedad y la impulsividad. La actual generación de padres puede influir en el retardo del lóbulo frontal (J. Urra pp 58-59). El criar niños sin responsabilidad, intolerantes a la frustración, consentidos hasta el mínimo capricho, ocasiona el retardo del lóbulo frontal.

Si el niño no se ve enfrentado a situaciones de responsabilidad y no sufre las consecuencias de sus elecciones, este lóbulo no tendrá la suficiente información para su desarrollo. La inmadurez del lóbulo frontal producirá que el cerebro active el área anterior a éste, dando lugar a conductas instintivas y respondiendo con impulsividad, comportamientos típicos de un cerebro “frágil” (Goldberg, 2001), que reacciona de una manera irreflexiva, precipitada, irracional y despreocupada de las consecuencias de sus actos.

• Sobreprotección. (Erase unos padres a un niño pegados). Si sobreproteges a un niño, lo haces vulnerable. Son niños incapacitados para afrontar los problemas. Son niños incapacitados para afrontar los problemas porque alguien se los ha resuelto siempre, les ha estafado. El adulto ha confundido el afecto con el confort. Tienen tendencia a huir de las situaciones de conflicto, a la búsqueda de la tranquilidad. “Se trata de dedicar a los niños la atención necesaria, no de agobiarles ni de convertirse en una plaga para ellos en una plaga omnipresente. (J. Urra, 2006). Los niños “sobreatendidos” con frecuencia no logran ser independientes, se aburren si juegan solos. Algunos pueden terminar sufirendo el complejo de Peter Pan. “Los padres hiperactivos” (E.Prado y J. Amaya, 2005) “Son producto de nuestro tiempo pues están rodeados de tecnología, de altas expectativas y de un mercado que les dice qué hacer para ser “buenos padres”; en este contexto, el término promedio ya no es aceptable y los incita a la búsqueda de la excelencia” , produciendo “niños-agenda” sobre-exigidos.

• Madre sola volcada en su hijo: Es una situación insana. La expresión “me he sacrificado por ti” es inaceptable. Se crea una hipertrofia emocional. Son madres que llenan su rol con todo lo relacionado con la atención del niño, como las visitas al pediatra. Las hay que desprecian o ningunean a su pareja y se apoyan, proyectan e identifican con el hijo. A veces, el síntoma psicosomático desvía el problema de la relación de pareja, sería el “tercer elemento”. Los hijos son importantes, pero por su propio bien, y el de los padres, nunca han de convertirse en lo “único”. “Padres obedientes de los hijos”. No se ha de renunciar a la propia vida. Los padres no pueden convertir su vida en algo monótono, han de cuidarse, mostrarse atractivos, recuperar sus pasiones (lectura, música, pintura, deporte, idiomas…); hay que ilusionarse, mantener la motivación, darse satisfacciones. Se es mujer u hombre, no sólo madre o padre.

• Permisividad. Una sociedad permisiva que educa a los hijos en sus derechos, pero no en sus deberes. Hemos pasado de la moral del sacrificio y la renuncia al hedonismo. El materialismo, el hedonismo, la permisividad, el relativismo y el consumismo son los valores que imperan en la actual sociedad (Enrique Rojas). “Un sistema educativo que dice <<dejar hacer>> es como un reglamento de tráfico que dijera <<artículo primero y único: vaya usted por donde quiera>> (J.A. Marina). La profesora: “Tal vez necesite algunos límites” La madre: “No creo, pero si es necesario le compro límites”.

• Medios de comunicación mercantilistas y des-educadores. La competencia es atroz, cada vez los padres tienen más difícil el llegar a sus hijos.

• Gran cambio en la forma de vida: los niños pasan mucho tiempo solos (niños-llave). Se reduce la vida social, la familiar en el sentido amplio del término. Se vive “indoors”.

• Los roles parentales clásicamente definidos se han diluido; hay cierto miedo escénico generalizado; temor a actuar.

• Gran cambio en la estructura familiar. Familias muy reducidas. Desestructuración familiar.

• Los llamados “niños agenda”, estresados, cargados de actividades programadas muchas veces no deseadas.

• Extremos educativos: Niños llave: no se les ve, llevan la llave al cuello porque cuando llegan a casa ésta se encuentra vacía. Niños sobre-protegidos.

• Algunos padres han desistido de su labor, parecen tener miedo a madurar, a asumir su papel; han dejado de ser padres para convertirse en amigos. Los padres deben perder el miedo y comportarse como tales. No es que los niños actuales sean más manipuladores, sino que los adultos nos dejamos manipular fácilmente. Favorecemos su manipulación.

• Hay padres que no sólo no se hacen respetar, sino que menoscaban la labor de los maestros. Como cuando se aprende a conducir, el que va al volante es el aprendiz, pero es el profesor el que tiene la obligación de dirigir, dar las indicaciones y, si es necesario, dar un frenazo.

• La ley del péndulo: del niño atemorizado al educador paralizado.

• Cerrar los ojos. No querer reconocer la mala conducta del niño; buscar el problema en otro sitio: cónyuge, colegio, familiares…

Qué hacer:

No existe una educación ultrarrápida, de microondas. Educar bien, como la buena cocina, requiere tiempo, hacerse “al amor de la lumbre”. La buena conducta de los niños se asemeja a la salud, no la valoramos hasta que no la perdemos. Cuando un niño se muestra agresivo o rebelde, algo está pasando en el medio que le rodea. Tendremos que “mirar de nuevo con ojos de ver”. Lo afectivo es lo efectivo. La afectividad es el motor o el freno de la inteligencia (Piaget). La seguridad y la autoestima son esenciales ingredientes para el aprendizaje. Mostrar seguridad y determinación. Creer en nosotros mismos. (Lento es el enseñar por medio de la teoría, breve y eficaz por medio del ejemplo. Séneca) “La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito” Emerson. Actuar con convicción, con calma, pero con decisión. Transmitir nuestra confianza en ellos. Intentaremos mostrarnos esperanzados. Positividad, que no ingenuidad o debilidad. Hechos, no palabras. Los niños hacen lo que ven, no lo que nosotros les digamos que hagan. Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación (Proverbio árabe).

Page 8: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

8

¿Qué reglas?: Pocas y esenciales. Que el niño pueda cumplirlas. Que nosotros se las exijamos. Que nosotros también las cumplamos.

Poner límites, enseñarles a aceptarlos. Enseñarles a aceptar la frustración. Una educación totalmente libre crea insatisfacción, miedo, inestabilidad y tiranía en los hijos. Los niños, más incluso que los adultos, necesitan reglas para ordenar su vida. Hasta los 3 años los niños temen romper las normas o rituales, se sienten seguro en ellos. Es su manera de organizar el día. A los niños hay que empezar a frustrarles desde los 3 meses (Aldo Naouri, 1945). Esta idea desapareció en ediciones posteriores. Educar no es frustrar, pero la frustración sí es parte de la educación. No hay que traumatizar al bebé negándose sistemáticamente a sus deseos, pero tampoco debemos consentir que se convierta en un déspota insaciable. Es aproximadamente a los 18 meses cuando el niño cobra conciencia de su “yo”. Comenzará a intentar hacer lo que se le prohíbe a “tantear” las consecuencias. A partir de entonces cuando le digamos “no”, tiene que ser “no”. No hay que ceder ante el agotamiento o las visitas. El niño necesita que el criterio de sus padres sea más fuerte que sus impulsos. A los 20 meses,, comprende que los actos que dañan a los “no yo” están prohibidos. No responder a las provocaciones. No ponernos a su nivel. Lo más difícil en estos casos es convencer y preparar a los padres para que sean capaces de cambiar drásticamente su conducta, con firmeza y seguridad; no respondiendo a las provocaciones y mostrándose firmes en sus planteamientos. Los niños tienen un sexto sentido que les indica cómo estamos emocionalmente. ¿Por qué les damos todo y más? “Niño regalado, siempre está enojado”, No darles todo aquello que nos piden; deben valorar las cosas, aprender a esperar, a soñar, a desear lo que quieren, a esforzarse por conseguir lo que anhelan y a no frustrarse cuando no lo pueden obtener. Muchos padres y profesores se sacrifican y ofrecen a sus hijos o alumnos una vida irreal, inexistente, donde los niños acaban pidiendo lo imposible. ¿Qué lleva a darles incluso lo que no piden?:

- Nos lo compramos nosotros a través de ellos. Sociedad de consumo. - Escaso número de hijos. Familia muy reducida y con altos ingresos económicos. - Nos movemos más por la manifestación de cariño que por el sentimiento verdadero. - Tratamos de paliar nuestra falta de tiempo con ellos, la separación o el divorcio, nuestros defectos…

¿Por qué les exigimos lo que no nos pueden dar? El exceso de expectativas dificulta la relación con los hijos; a un niño le es complicado asimilar tanta atención regalada y tanta expectación inmerecida. No sobreproteger. Uno de los mayores errores que se puede hacer con los niños es sobreprotegerlos; les impedimos que elaboren sus propios recursos, que sean realistas, que desarrollen su sentido común. Hay padres que “quieren tanto a sus hijos” que no les importa ser sus esclavos. Esta actitud no contribuye a crear felicidad, sino insatisfacción y confusión. Si queremos bien a alguien debemos de hacerle ver lo que no quiere, de decirle lo que no quiere escuchar, de pedirle lo que no quiere dar. Hay que actuar con mucho cariño, pero con un cariño selectivo. Los niños que lo han tenido todo muy fácil no saben enfrentarse a los problemas, se frustran con facilidad ante la más mínima dificultad. Las tres C: (Pedreira Massa, Persidente de la Sociedad Española de Psiquiatría infantil)

• Coherencia. No llevarnos la contraria a nosotros mismos. • Consistencia. El sí es sí, y el no es no. No vale decir “no” ahora, y dentro de 5 minutos decir “sí. • Continuidad. Ser coherente y persistente de forma permanente.

Educarles en el esfuerzo. Los niños de hoy día no tienen que esforzarse por conseguir las cosas; independientemente de cómo se porten, lo tienen todo, ¿para qué se van a esforzar? Quien de pequeño no se esfuerza, tampoco lo hará cuando sea adulto. La sociedad actual genera la falsa ilusión en los niños y jóvenes de alcanzar sin esfuerzo objetivos ambiciosos. (Aprenda alemán sin esfuerzo….). Se les debe exigir autonomía y responsabilidad; no se les debe solucionar todo. El esfuerzo se aprende si se enseña y valora. El hecho de dar algunas otras obligaciones a los hijos que no sean las meramente académicas, los hace más humildes, responsables y bondadosos. Educar en la ética. La conciencia moral aflora entre los 6-7 años. Los valores cívicos arrancan del respeto al prójimo. El gran educador: el entorno familiar. Hablar con el resto de la familia, ir todos a una. Crear lazos, vínculos. La familia alegre y positiva, la familia que sonríe junta tiene una gran baza para educar a los hijos. Los lazos más que de consanguineidad lo son de afectividad. La familia educa por “presión osmótica”; los niños aprenden de los modelos, no de la crítica destructiva. Sois padres, no amigos de vuestros hijos. Evitar ser colegas en vez de padres. Hablar de padre a hijo cuando ya ha surgido el conflicto no da resultado, más bien al contrario. Hay padres que no saben distanciarse de los hijos, el “coleguismo”, puede llegar a ser muy perjudicial. Intentar seducir a los hijos, buscar siempre su complicidad es no ejercer de padres; manifiesta inseguridad, miedo a crecer. “Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto” (F.Savater).

Page 9: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

9

Comparación entre límites firmes y laxos (MacKenzie, 1993; en J.Urra, 2006)

CARACTERÍSTICAS POSIBLES RESULTADOS REPERCUSIÓN EN LOS NIÑOS

LÍMITES FIRMES

Indicaciones claras, directas, hacia conductas concretas. Palabras apoyadas con acciones. Exigencia de obediencia. Dar suficiente información para tomar decisiones aceptables y cooperar. Proporcionar estabilidad.

Cooperación Disminución del incumplimiento de límites. Comprensión de las normas y expectativas. Respeto a la palabra de los padres.

“No” significa “No”. Esperan y me exigen que cumpla las normas. Las normas las hemos de cumplir todos. Responsabilidad ante mi conducta. Los adultos son consecuentes con lo que establecen.

LÍMITES LAXOS

Indicaciones sin claridad. Dobles mensajes. Reglas sin apoyo en las acciones. No exigir obediencia. Ésta es opcional. Falta de información para tomar decisiones aceptables. Falta de responsabilidad.

Resistencia. Aumento de los intentos de saltarse los límites. Desobediencia, lucha de poder. Ignoran la palabra de los padres.

“No” significa “Sí”, “Quizá”. No esperan que cumpla las normas. Las normas no son para mí. Los adultos son responsables de mis actos. Los adultos no son consecuentes con lo que establecen.

BIBLIOGRAFÍA

• ÁLAVA REYES, Mª JESÚS. El no también ayuda a crecer. Ed. La esfera de los libros. Madrid, 2004. • ALDECOA, J.. La Educación de nuestros hijos, 2001. • FROST, J. Supernanny. Consejos prácticos y sensatos para educar a tus hijos. Ed. Planeta. Barcelona, 2012. • GÜRTLER, HELGA. Los niños necesitan normas. Ed. Medici. Barcelona, 2000 (1ª ed. 1993) • HARRIS CLEMES, REYNOLD BEAN, Cómo enseñar a sus hijos a ser responsables e inculcarles disciplina. Ed. Debate. • URRA, Javier. El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas. Del niño consentido al adolescente agresivo. Ed. La esfera de los

libros. Madrid, 2006.

Page 10: Poner Límites y Normas-Educar en la responsabilidad

10

Entrevista de Evaluación Funcional del Niño Pequeño (O’Neill; en J. Urra, 2006) 1.- ¿Cuál es el comportamiento que le preocupa? (agrede física o verbalmente, rompe cosas).

2.- ¿Con qué frecuencia o intensidad se producen estos comportamientos? (Habitualmente, durante segundos, de manera intensa)

3.- ¿Aparecen ante alguna situación, de manera aislada o conjunta?

4.- ¿Cuándo y dónde se producen? ¿Cuándo y dónde no se producen?

5.- ¿Hay alguna actividad que pueda provocar la conducta? ¿Alguna situación particular (interrupciones, demoras, ser ignorado)?

6.- ¿Hay alguna persona con la que se producen más o menos?

7.- ¿Hay alguna cosa que usted pueda hacer para que no se produzca el comportamiento? (Dejarle hacer lo que quiere, juagar con sus reglas, hacer lo que él dice).

8.- ¿Toma algún medicamento o padece alguna enfermedad que pudiera incidir en el comportamiento?

9.- En las rutinas de las comidas, sueño… ¿hay alguna anomalía que pudiera repercutir en su actitud?

10.- ¿Cree que su hijo sabe las actividades que se van a realizar durante el día?

11.- ¿Qué decisiones toma? (en los juegos, en las comidas).

12.- ¿Cómo juega su hijo? (Solo, con niños de su edad, con adultos, con determinados juegos…). ¿Tiene comportamientos problemáticos mientras juega? (si le cogen sus juguetes si se le estropea lo que ha realizado con construcciones). ¿Cómo reacciona si se deja de jugar con él o se le cambia de juego?

13.- ¿Por qué cree que su hijo se comporta así? ¿Qué obtiene? (Si agrede a otor niño, obtiene un juguete y evita jugar en grupo; si agrede verbalmente, los niños le dejan en paz y obtienen la atención de un adulto).

14.- ¿Es más o menos probable que se desencadene la reacción si su hijo está solo; si quiere algo que no puede obtener; si se cambia alguna rutina; si le ignora; si le pide/ordena/reprende; si interrumpe algo que él quería hacer?

15.- ¿Estos comportamientos implican mucho esfuerzo físico (llantos, explosiones verbales, agresiones)?

16.- ¿Consigue lo que quiere con estos arranques? ¿Es inmediata la respuesta?

17.- ¿Cómo se comunica su hijo? (Hablando, con gestos, señales). Si usted no le entiende, ¿qué es lo que hace? (Llora, utiliza otras palabras, agrede, se comunica con gestos).

18.- ¿Es receptivo? ¿Sigue las instrucciones? ¿Imita? ¿Utiliza usted con él los gestos?

19.- ¿Usa algún tipo de táctica para corregir estos comportamientos? ¿Sabe cómo actuar?

20.- Piense qué cosas le hacen feliz a su hijo.