poesia costumbrista

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LA SACA DEL GRANO. Poesía costumbrista. Recostao en la palanquera, mientras liaba un cigarro, observaba por la era el trasiego de los carros. Barcinaban las gavillas que, con prisa los ereros, esparcían en redondel quitándoles su atadero. A mis espaldas, traviesos, unos potrillos añojos, afanaban con sus belfos las espigas del rastrojo. Dos cobras de cuatro yeguas, hostigadas por la tralla, de la mano de un zagal pataleaban la parva. Una vez pisoteada llegará el turno del trillo, que triturando la paja saca el grano del vasillo. El trillero, muy contento, iba sentado en la silla, y engrandecía el momento cantando “cantes de trilla”. Un viejo con una caña, guardando pavos ruanos, busca langostas panzúas por los rastrojos del llano. Disponíanse a aventar con los bielgos en la mano, pero tendrán queesperar hasta que pique el solano. El ladrido de algún perro, rompía lejanamente el silencio de los cerros y la paz de aquel ambiente. El almiarero estaba construyendo el almiar y con la asnilla arrastraba paja para apisonar. Una vez pasado el trigo por la criba y el harnero, con aura de especialistas llegaron los faeneros. Usando media y rasero Llenan jardas y costales cuya boca cierran luego amarradas con jicales. Con tres mulos enganchaos, de varas, tiro, y “lantero”, llevan los carros cargaos

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Page 1: Poesia costumbrista

LA SACA DEL GRANO.Poesía costumbrista.

Recostao en la palanquera,mientras liaba un cigarro,observaba por la erael trasiego de los carros.

Barcinaban las gavillasque, con prisa los ereros,esparcían en redondelquitándoles su atadero.

A mis espaldas, traviesos,unos potrillos añojos,afanaban con sus belfoslas espigas del rastrojo.

Dos cobras de cuatro yeguas,hostigadas por la tralla,de la mano de un zagalpataleaban la parva.

Una vez pisoteadallegará el turno del trillo,que triturando la pajasaca el grano del vasillo.

El trillero, muy contento,iba sentado en la silla,y engrandecía el momentocantando “cantes de trilla”.

Un viejo con una caña,guardando pavos ruanos,busca langostas panzúaspor los rastrojos del llano.

Disponíanse a aventarcon los bielgos en la mano,pero tendrán queesperarhasta que pique el solano.

El ladrido de algún perro,rompía lejanamenteel silencio de los cerrosy la paz de aquel ambiente.

El almiarero estabaconstruyendo el almiary con la asnilla arrastrabapaja para apisonar.

Una vez pasado el trigopor la criba y el harnero,con aura de especialistasllegaron los faeneros.

Usando media y raseroLlenan jardas y costalescuya boca cierran luegoamarradas con jicales.

Con tres mulos enganchaos,de varas, tiro, y “lantero”,llevan los carros cargaosdesde la era al granero.

Suben la estrecha escalera,a una cámara de vigas,y vacían en los atrojesla cosecha recogida.

La saca ya ha concluidoen el verano rubeño,y yo, que estaba dormido,he despertado del sueño.

MANUEL PÉREZ CARO. Osuna – 1.990