7/28/2019 Pigmalion John Updike

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PIGMALION JOHN UPDIKE

Lo que le gustaba de su primera mujer era su talento para laimitacin. Despus de una fiesta, una fiesta que hubieran dado

ellos mismos o cualquier otro matrimonio, saba imitar con granrealismo todo aquello que haban visto: rostros, voces y con subonita boca haca toda clase de pequeas muecas con las que sabarevivir en un mgico momento la presencia de cualquier amigoausente.

Bueno, en fin, zi a m de verdad me interezaze No es as comohabla Gwen?, a ver: zi a m de verdad me interezaze la ecologa

Y l, su marido, se echaba a rer, y no paraba, a pesar de que Gwen

era secretamente su amante y acabara siendo su segunda mujer.Lo que ms le gustaba de Gwen era lo mucho que se agitaba en lacama, y lo que menos le gustaba de su primera mujer era lo muchoque insista en que le diese masaje en la espalda, y luego, mientrassus manos la frotaban fatigosamente, todas las noches se lequedaba dormida.

Durante los primeros aos de su segundo matrimonio, cuandovolva con Gwen de alguna fiesta, l, sin darse cuenta siquiera,

esperaba que empezaran las imitaciones, la recapitulacin. Algunavez lleg incluso a hacer de apuntador:

Qu te pareci el hermano de nuestra anfitriona?

Bueno deca entonces Gwen, sin ms, pues a m, la verdad,me pareci muy agradable. Y como su intuicin femenina ledaba a entender que l esperaba ms, aada a veces: Bueno,inofensivo, un poco estirado si quieres.

Sus ojos relucan al or, en el silencio expectante de l, una no

expresada solicitud, y acababa diciendo, con esa traba suya tanconmovedora e infantil:

Pero qu quierez zaber?

No, nada, bueno, es que no; pues que Marguerite le conociuna vez hace aos ya y qued sorprendida de lo tonto y pedanteque era. Esa manera suya de chupar la pipa y de terminar siempresus frases diciendo: Entiendes lo que quiero decir?

Pues a m me pareci perfectamente agradable dijo Gwen,glida. Y le volvi la espalda para quitarse el ceido y plateadovestido de noche. Cimbrendose para hacerlo bajar caderas abajo,

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le mir de nuevo y aadi retadora:

Y te dir, saba mucho de trucos fiscales.

No lo dudo se burl dbilmente Pigmalin, paralizado al verque su mujer, desnuda, avanzaba en lnea recta hacia l y hacia la

cama conyugal. Es tardsimo.Hala, ven dijo ella, despus de apagar la luz.

La primera imitacin que hizo Gwen fue la del segundo marido deMarguerite, Ed. Se haban encontrado los cuatro inopinadamenteen un baile a beneficio de las ballenas en extincin, al que habasido invitado todo el mundo.

Oh, la la! dijo despus ella, con voz estentrea, cuando yaestaban los dos en la alcoba conyugal, de modo que eres t minoble predecesora. Y aadi, a manera de aparte: S, s, noble,te tiene tanta rabia que le pusiste frentico.

De veras? dijo l, pues la verdad es que yo a l le encontrperfectamente agradable, a pesar de que la cosa pudo haber sidoms violenta.

S, por cierto asinti ella, imitando al bonachn y expansivoEd, y durante un mgico instante sus facciones, de ordinariomenudas y redondas, adoptaron la expresin ligeramente vidriosay fofa de forzada benevolencia de Ed, nada violento entre t yyo, jajajajaja! su rostro sigui animndose, y a propsito,chico, dime: cmo es que ya nunca nos llega a tiempo tu chequepara la manutencin del nio?

l se ech a rer y no poda parar, encantado de ver que su mujertena ya esa gracia que a l le pareca la autntica feminidad: unasensibilidad plstica, alerta, ante el entorno humano, unacapacidad de reaccin sutil y sensitiva que cambiaba de direccin

segn la naturaleza misma. A l slo le era posible entender elmundo, y ste era su gran miedo, si una mujer se lo traduca. Yahora, siempre que volvan de alguna reunin y l preguntaba qule haba parecido fulano o zutano, Gwen se paraba a pensarlo enropa interior, como si estuviese en pleno escenario.

En fin, querido rompa a declamar, en sbita y agitada parodia, si no fuese por Portugal, como lo oyes, no quedara un solopas de verdad en toda Europa!

Anda, anda protestaba l, encantado de ver sus bonitasfacciones deformadas en un gesto de extrao y caballuno

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esnobismo.

Cmo lo haca ella? sola preguntar Gwen, llena de intersprofesional. Algo que haca con la barbilla, as, movindola deun lado a otro sin abrir la boca.

S, s, justo, eso! aplauda l.Claro que, como sabeees prosegua ella, imitando la voz,antes, por lo menos, tenamos a Grecia, pero, ahora, con esosmalditos aarabes

S, s, justo deca l, lleno de orgullo y con la cara dolorida detanto rer.

Y la verdad es que lo haca con absoluta perfeccin.

En la cama, ella le dijo:Es tardsimo.

Quieres que te d masaje en la espalda?

Mmmmm. Z, me gustara.

Y mientras su mano izquierda trabajaba sobre esa superficie suave,clida, flexible, su mujer o ese algo diminuto que haba en ella yque slo a ella perteneca se iba alejando de l, hasta quedarfuera de su alcance; as, noche tras noche, se le quedaba dormida.