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EL ENVIADOPENCHO

Es hijo nico de doa Domitila y don Avelino. Su sobrenombre se debe a las primeras veces que iba con mam a la tienda de doa Catalina y, al querer algo, preguntaba con cierto aire gallardo: Qu pencho tene eso?. Cumplido los cuatro aos formulaba correctamente la interrogante, pero todo el barrio ya lo conoca como el nio Pencho y as qued para siempre.

Se llama Claudio, tiene 12 aos y cursa el primer grado de secundaria en el Tpac Amaru. Muchas veces sus profesores quedan sorprendidos al escuchar sus ancdotas del da a da, pero ms cuando, todo un revolucionario, proclama:- Algn da tendr la granja de perros y gatos ms grande del mundo, recoger a los animalitos que la gente mala abandona y maltrata y les dar alimento, refugio y mucho cario!Y, ante la pregunta Cmo y cundo hars eso?, l responde convencido:- Cuando sea profesional, tenga mi doctorado y gane mucha plata.Tanto a sus profesores como a sus compaeros les causa gracia la elocuencia con que manifiesta sus ideas. Los chicos ms inquietos del aula le molestan con apodos como Fido, Boby, Felino pero siempre Pencho replica de forma similar:- Ni si quiera un perro molesta tanto como ustedes y ni comparacin con los dems animalitos!

Desde hace das Pencho muestra ms preocupacin por las cosas de la casa, observa si quedan restos de comida y las recoge en bolsitas, madruga a comprar el pan, lava el servicio de la maana, pide ms propinas y sale al colegio muy temprano; normalmente su salida era a las doce y media, ahora se va a las doce en punto; antes estaba de regreso a las siete, ahora llega siete y media, incluso a las ocho de la noche. Mam sospecha, su sexto sentido le dice que algo no anda bien, intent que su Claudio as le llama ella- le dijera a qu se debe tantos cambios, l slo se limita a responder: estamos haciendo un proyecto para el colegio y no s hasta cundo durar. Mam fue al colegio sin avisar, con cautela averigu y se dio con la sorpresa que no existe proyecto ni nada parecido: se siente indignada con su hijo. Por la noche espera su llegada y, con la verga de toro a la mano, comienza su interrogatorio. Pencho, insiste con lo del proyecto, pero Mam le explica que ha ido al colegio y que ya sabe que no existe tal proyecto Dime desgraciado! Dnde carajos andas? pregunta azotando sin piedad, l slo responde No te puedo decir, pero te juro que no es nada malo! no es malo mami! aaayyy!. La seora se cansa de golpear, no le pudo sacar palabra alguna a su retoo, se siente mal consigo misma, quizs lo que l haga no sea malo, pero Por qu no quiere hablar de eso? Vergenza?Por qu?

A las cinco y media de la maana Pencho llega a la panadera de don Castro, pide un sol de pan, le despachan doce unidades; en un cuarto de hora sobre la mesa de la casa estarn los acostumbrados diez panes: cuatro para Pap, cuatro para Mam y dos para el hijo. Esto tambin ya lo averigu Domitila y suma una nueva interrogante a su investigacin En dnde se quedan los dos panes faltantes? Los come en el camino? o tendr algn amigo indigente?, no, Pencho nunca se acerca a personas extraas, adems tiene terror a los mendigos Qu sucede entonces?. Decide seguir a su hijo, espiar sin que se d cuenta.

A las once y media ya Pencho est almorzando, se siente algo molesto con Mam y espera que le diga que no puede ir al colegio tan temprano me escapar piensa, pero no, Mam le da un beso en la frente y le pide que tenga cuidado en el camino y que trate de regresar temprano. Revisa en sus cosas que no se le vaya a olvidar la bolsita con huesos de pollo del almuerzo, mejor la mete a su bolsillo, ahora todo bien, sale de casa. Mam calcula el tiempo en que su hijo debe estar doblando la esquina, listo, sale con un poco de prisa a la persecucin. Efectivamente, Pencho ha tomado el camino hacia el colegio, la calle doce de noviembre, pero al llegar a la atura de la avenida Wichanzao se desva hacia la izquierda y se mete a una casa abandonada. Un escalofro recorre el cuerpo y alma de Domitila, sus presentimientos no son buenos. Se acerca sigilosamente a la cortina que hace de puerta de aqul lugar, escucha una conversacin, su hijo no est solo.- Que mame primero.- Pero no le agarres las tetitas, espera que Kiara se acueste bien.- Te toca darle hueso hoy.- S, de veras, me est mojando los pantalones, ahora lo saco.- Mejor dale con la bolsa porque se puede ensuciar.- Lstima que no podamos comprar algo ms higinico.- Espera, yo le pongo el hueso en la boca.-Pero ves que no quiere ahorita, no la fuerces, a la hora que volvemos mejor-Trajiste agua para lavarnos?- S, no podemos llegar sucios al colegio.

Algo de lo escuchado no comprendera doa Domitila, porque en el momento en que irrumpi en la precaria habitacin estaba totalmente alterada, maldiciendo el hecho de no tener consigo la verga de toro para darle su castigo a este hijo ingrato y cochino, como madre no es merecido el tener un hijo as, desde que naci todos los esfuerzos fueron hacia crear en l una persona de bien, Y as paga tanta abnegacin!, ahora ver

Un shock ocurre en su conciencia al ver la conmovedora escena: una gata, en una canasta vieja, amamantando a seis cras, Pencho y Koko, su vecinito que estudia en la primaria del Basadre, dejando huesos de pollo para los animalitos. Pencho mira a mam, sus ojos brillan de ternura y un poco de temor, luego dice:-Ves, Mam? Te dije que no era algo malo!, malos son quienes la abandonaron en la calle encerrada con sus bebs en un cajn de manzanas, yo la encontr, la criar, ahorrar para estirilizarla a ella y a las cras hembritas, pero Mam No te enojes por favor!

Domitila no sabe qu decir, qu hacer, quizs haya que replantear las conclusiones apresuradas sobre su hijo. Sale de la choza a respirar, sin decir palabra toma el camino de regreso a casa.

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