patricia ostrosky - comoves.unam.mx

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29 ¿cómoves? Personalmente Patricia Ostrosky AUNQUE LAS ISLAS imponen barreras na- turales de movilidad a sus habitantes, hay personas que trascienden esos límites para arribar a tierra firme. Patricia Ostrosky es una de ellas, no sólo porque su apellido significa “hijos de las islas”, sino porque ha logrado instalarse en la genética hu- mana, un lugar de la ciencia donde siem- pre quiso estar. En tierra firme, paso tras paso, Patricia ha hecho realidad un sue- ño: investigar por qué nacen niños con malformaciones, para poder evitar que siga ocurriendo. Desde niña fue tremen- damente curiosa: “Alrededor de los cinco o seis años me metía en la biblioteca de mi padre, que es médico, para ver qué había en los libros. En ellos encontré los síndromes de Klinefelter, Turner, Down... Así empezó mi interés por la genética”. Instaladas en su laboratorio, me sor- prende su expresión de niña dulce, inquie- ta y juguetona que me invita a observar a través del microscopio. Pero a medida que conversamos, descubro a la mujer fuerte, tenaz, sencilla, de convicciones sólidas, que siente que el vivir se rige por el prin- cipio físico de causa y efecto: “Creo que en la vida a toda acción le corresponde una reacción... Entre más siembras, más cosechas, entre más amor le dedicas a algo, más vas a recibir”. La doctora Ostrosky ha ido recogien- do uno a uno los frutos de su esfuerzo. De pequeña contrajo el virus de la polio- mielitis, y para superarlo tuvo que nadar durante mucho tiempo. Su constancia y empeño la llevaron a ser cam- peona nacional de natación en la especialidad de mariposa, a los 12 años. Su anhelo de ser médi- co no llegó de inmediato, pues su papá la convenció de que op- tara por la biología. Así que in- gresó a la Facultad de Ciencias de la UNAM, pero al concluir estos estudios dirigió sus pasos hacia uno de los caminos que llevan a la medicina: la genética. Cursó la maestría en esta es- pecialidad en la Facultad de Medicina de Tel Aviv, Israel. A su regreso de ese país montó un la- boratorio de genética en la Escuela Na- cional de Estudios Profesionales de Iztacala, de la UNAM, y empezó a hacer diagnóstico. “El caso de una niña con re- traso mental severo me cimbró profunda- mente. No podía hacer nada por ella. No había tratamiento posible, pues no exis- tían la terapia génica ni otras opciones con las que contamos hoy; esto me llevó a dejar el diagnóstico para intentar descu- brir las causas que provocan malforma- ciones en los niños”. Fue así como llegó a trabajar al Insti- tuto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, y allí decidió ingresar a la Facul- tad de Medicina para estudiar su doctora- do en farmacología. Hoy, la doctora Ostrosky lucha por encontrar los efectos negativos que causan tanto los medica- mentos, como algunas sustancias a las que nos exponemos de manera natural y en los lugares de trabajo o incluso en forma ac- cidental. “Investigamos qué es lo que daña al ADN y a los cromosomas —dice—, bá- sicamente para evaluar el riesgo de que se presenten enfermedades que podrían evitarse”. A Patricia le fascina estar en el labo- ratorio dedicada a estudiar los efectos de parásitos y antiparásitos. Allí pasa la ma- yor parte del día, tratando de probar que muchos casos de cáncer de piel cuyo ori- gen se atribuye a la exposición solar son provocados, en realidad, por pequeñas do- sis de arsénico con las que está contami- nada el agua en ciertas zonas del mundo. “La docencia es otra de mis grandes satisfacciones. Me encanta formar gente que entienda la importancia de lo que estamos haciendo y pueda seguir adelan- te con la investigación”. Su modestia la llevó a omitir que forma parte de la Co- misión Dictaminadora de la Facultad de Medicina; es evaluadora académica del CONACYT y revisora de proyectos del Colciencia, de Colombia, además de ser vicepresidenta del Comité Científico del prestigiado Instituto Weizmann, de Israel. Por su trayectoria profesional perte- nece a los consejos editoriales de tres re- vistas internacionales: Mutation Research, Environmental Molecular Mutagenesis y Archives of Medical Research, “Ésas son mis medallas al mérito, pues me mandan a reseñar artículos de cualquier parte del mundo, y saber que el trabajo que hice aquí lo lee alguien de Siberia o Nueva Zelanda, me hace sentir importante”. A pesar de que Patricia Ostrosky tiene el tipo ucraniano que heredó de sus pa- dres, es originaria de la Ciudad de Méxi- co. “Nací mexicana en un ambiente muy chilango. De hecho soy unamita porque creo mucho en la UNAM y considero que es el lugar más maravilloso que hay en el mundo”. Aunque la travesía ha sido larga, llena de retos, esfuerzo y dedicación, esta apa- sionada mujer, enamorada de lo que hace, “pagaría porque me permitieran seguir realizando mi trabajo”. Habla de ello con tanto cariño y satisfacción que nos con- vence de que las dificultades en el cami- no nunca han significado una carga para ella. Mayor defecto. No procurar abrir un espa- cio al tiempo libre, pues mi tiempo está dedicado totalmente a mi familia y al la- boratorio. Mayor virtud. Ser perseverante, seguir mis sueños. Aficiones. La principal es mi trabajo: es mi vicio y me encanta. Me gustan las novelas históricas, románticas y de ciencia ficción; de hecho, leo un libro a la semana. Disfru- to la música romántica, latinoamericana y country. Tras los enemigos del ADN Foto: Adrián Bodek Martha García

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Page 1: Patricia Ostrosky - comoves.unam.mx

29¿cómoves?

Personalmente

Patricia Ostrosky

AUNQUE LAS ISLAS imponen barreras na-turales de movilidad a sus habitantes, haypersonas que trascienden esos límites paraarribar a tierra firme. Patricia Ostrosky esuna de ellas, no sólo porque su apellidosignifica “hijos de las islas”, sino porqueha logrado instalarse en la genética hu-mana, un lugar de la ciencia donde siem-pre quiso estar. En tierra firme, paso traspaso, Patricia ha hecho realidad un sue-ño: investigar por qué nacen niños conmalformaciones, para poder evitar quesiga ocurriendo. Desde niña fue tremen-damente curiosa: “Alrededor de los cincoo seis años me metía en la biblioteca demi padre, que es médico, para ver quéhabía en los libros. En ellos encontré lossíndromes de Klinefelter, Turner, Down...Así empezó mi interés por la genética”.

Instaladas en su laboratorio, me sor-prende su expresión de niña dulce, inquie-ta y juguetona que me invita a observar através del microscopio. Pero a medida queconversamos, descubro a la mujer fuerte,tenaz, sencilla, de convicciones sólidas,que siente que el vivir se rige por el prin-cipio físico de causa y efecto: “Creo queen la vida a toda acción le correspondeuna reacción... Entre más siembras, máscosechas, entre más amor le dedicas aalgo, más vas a recibir”.

La doctora Ostrosky ha ido recogien-do uno a uno los frutos de su esfuerzo. Depequeña contrajo el virus de la polio-mielitis, y para superarlo tuvo que nadardurante mucho tiempo. Su constancia y

empeño la llevaron a ser cam-peona nacional de natación en laespecialidad de mariposa, a los12 años. Su anhelo de ser médi-co no llegó de inmediato, puessu papá la convenció de que op-tara por la biología. Así que in-gresó a la Facultad de Cienciasde la UNAM, pero al concluir

estos estudios dirigió sus pasos hacia unode los caminos que llevan a la medicina:la genética. Cursó la maestría en esta es-pecialidad en la Facultad de Medicina deTel Aviv, Israel.

A su regreso de ese país montó un la-boratorio de genética en la Escuela Na-cional de Estudios Profesionales deIztacala, de la UNAM, y empezó a hacerdiagnóstico. “El caso de una niña con re-traso mental severo me cimbró profunda-mente. No podía hacer nada por ella. Nohabía tratamiento posible, pues no exis-tían la terapia génica ni otras opciones conlas que contamos hoy; esto me llevó adejar el diagnóstico para intentar descu-brir las causas que provocan malforma-ciones en los niños”.

Fue así como llegó a trabajar al Insti-tuto de Investigaciones Biomédicas de laUNAM, y allí decidió ingresar a la Facul-tad de Medicina para estudiar su doctora-do en farmacología. Hoy, la doctoraOstrosky lucha por encontrar los efectosnegativos que causan tanto los medica-mentos, como algunas sustancias a las quenos exponemos de manera natural y en loslugares de trabajo o incluso en forma ac-cidental. “Investigamos qué es lo que dañaal ADN y a los cromosomas —dice—, bá-sicamente para evaluar el riesgo de quese presenten enfermedades que podríanevitarse”.

A Patricia le fascina estar en el labo-ratorio dedicada a estudiar los efectos deparásitos y antiparásitos. Allí pasa la ma-

yor parte del día, tratando de probar quemuchos casos de cáncer de piel cuyo ori-gen se atribuye a la exposición solar sonprovocados, en realidad, por pequeñas do-sis de arsénico con las que está contami-nada el agua en ciertas zonas del mundo.

“La docencia es otra de mis grandessatisfacciones. Me encanta formar genteque entienda la importancia de lo queestamos haciendo y pueda seguir adelan-te con la investigación”. Su modestia lallevó a omitir que forma parte de la Co-misión Dictaminadora de la Facultad deMedicina; es evaluadora académica delCONACYT y revisora de proyectos delColciencia, de Colombia, además de servicepresidenta del Comité Científico delprestigiado Instituto Weizmann, de Israel.

Por su trayectoria profesional perte-nece a los consejos editoriales de tres re-vistas internacionales: Mutation Research,Environmental Molecular Mutagenesis yArchives of Medical Research, “Ésas sonmis medallas al mérito, pues me mandana reseñar artículos de cualquier parte delmundo, y saber que el trabajo que hiceaquí lo lee alguien de Siberia o NuevaZelanda, me hace sentir importante”.

A pesar de que Patricia Ostrosky tieneel tipo ucraniano que heredó de sus pa-dres, es originaria de la Ciudad de Méxi-co. “Nací mexicana en un ambiente muychilango. De hecho soy unamita porquecreo mucho en la UNAM y considero quees el lugar más maravilloso que hay en elmundo”.

Aunque la travesía ha sido larga, llenade retos, esfuerzo y dedicación, esta apa-sionada mujer, enamorada de lo que hace,“pagaría porque me permitieran seguirrealizando mi trabajo”. Habla de ello contanto cariño y satisfacción que nos con-vence de que las dificultades en el cami-no nunca han significado una carga paraella.

Mayor defecto. No procurar abrir un espa-cio al tiempo libre, pues mi tiempo estádedicado totalmente a mi familia y al la-boratorio.

Mayor virtud. Ser perseverante, seguir missueños.

Aficiones. La principal es mi trabajo: es mivicio y me encanta. Me gustan las novelashistóricas, románticas y de ciencia ficción;de hecho, leo un libro a la semana. Disfru-to la música romántica, latinoamericana ycountry.

Tras los enemigos del ADN

Foto

: Adr

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Bode

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Martha García