para que un bebÉllegue a serun serhumano

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RELAC!ÓN DE SABERES l '._ ... .. _"_. ... __ .__ ~ ,. __ ._...__ '_.__ .. _ o VARIACIONES SOBRE El MISMO TEMA ANNIE RAMÍREZ-LÉVINE Psicóloga - Psicoanalista Miembro de CI.P.A. PARA QUE UN BEBÉ LLEGUE A SER UN SER HUMANO. HIPÓTESIS SOBRE ELPROCESO ORIGINARIO* n bebé pasa nueve meses en el vientre de la madre, a salvo, protegido del mundo externo, como para ela- borar mejor la propia metamorfosis de pequeño em- brión marino a mamífero terrestre, pasando por todas las etapas de la filogénesis. Durante estos nueve meses se construye un cuerpo, que lleva, se puede decir, la señal o la huella de una historia antigua (las diversas partes del cerebro son testimonio de esto). Cada vez más él se impregna de las huellas dejadas por las emociones de la madre. Esta transmisión entre el pensamiento de la madre y el cuerpo del niño es realmente una cosa asombrosa, como si el niño reprodujera un sistema de comunicación que debe existir en la naturaleza y en el cual los mensajes pasan, sin lenguaje, de cuerpo a cuerpo, de materia a materia. Esto es lo que se llamará la comunicación de inconsciente a inconsciente. Cuando está pró- ximo al nacimiento, el niño es portador de este dispositivo bio- lógico perfectamente adaptado a una vida arcaica animal e ins- tintual que deberá perder u olvidar para aprender a convertirse en un pequeño humano. Se ha dicho mucho sobre el nacimiento, sobre el traumatismo que puede representar para el bebé pasar de un estado biológico a otro. Esto es cierto, es un suceso inverosímil, de una brutalidad y de una violencia que afortunadamente el niño no puede integrar porque su psiquismo no esta todavía en grado de vivir todo esto. u * La traducción del artículo escrito originalmente en francés fue realizada cspccialmen- te para la Revista Colombiana de Psicología por el l'rof. Luis Bernardo Lópcz Caiccdo. Universidad Nacional de Colombia. Dirección de la autora: 2, Place du Cenera! Kocniru; 75017 París. 190 Nos. 5-6 AÑO MCMXCVII U. NACIONAL DE COLOMBIA BOGOTA, D.C.

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RELAC!ÓN DE SABERESl '._. .. .._"_....__.__~ ,.__._...__'_..__.._

o VARIACIONES SOBRE El MISMO TEMA

ANNIE RAMÍREZ-LÉVINEPsicóloga - PsicoanalistaMiembro de CI.P.A.

PARA QUE UN BEBÉ LLEGUEA SER UN SER HUMANO.HIPÓTESIS SOBRE ELPROCESO ORIGINARIO*

n bebé pasa nueve meses en el vientre de la madre,a salvo, protegido del mundo externo, como para ela-borar mejor la propia metamorfosis de pequeño em-brión marino a mamífero terrestre, pasando por todas

las etapas de la filogénesis. Durante estos nueve meses se construyeun cuerpo, que lleva, se puede decir, la señal o la huella de unahistoria antigua (las diversas partes del cerebro son testimoniode esto). Cada vez más él se impregna de las huellas dejadas porlas emociones de la madre. Esta transmisión entre el pensamientode la madre y el cuerpo del niño es realmente una cosa asombrosa,como si el niño reprodujera un sistema de comunicación que debeexistir en la naturaleza y en el cual los mensajes pasan, sin lenguaje,de cuerpo a cuerpo, de materia a materia. Esto es lo que se llamarála comunicación de inconsciente a inconsciente. Cuando está pró-ximo al nacimiento, el niño es portador de este dispositivo bio-lógico perfectamente adaptado a una vida arcaica animal e ins-tintual que deberá perder u olvidar para aprender a convertirseen un pequeño humano.

Se ha dicho mucho sobre el nacimiento, sobre el traumatismoque puede representar para el bebé pasar de un estado biológicoa otro. Esto es cierto, es un suceso inverosímil, de una brutalidady de una violencia que afortunadamente el niño no puede integrarporque su psiquismo no esta todavía en grado de vivir todo esto.

u

* La traducción del artículo escrito originalmente en francés fue realizada cspccialmen-te para la Revista Colombiana de Psicología por el l'rof. Luis Bernardo Lópcz Caiccdo.Universidad Nacional de Colombia. Dirección de la autora: 2, Place du Cenera! Kocniru;75017 París.

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Por el contrario, se produce algo que es probable-mente un segundo nacimiento. Hace mucho tiempose ha observado, sin obtener las menores conclusio-nes, que en el nacimiento el bebé tiene un aire de vie-jito o de viejita, ajado, con semblante abatido, agota-do. Con frecuencia en aquel momento se encuentrauna semejanza con un abuelo o una abuela, poniendoinmediatamente en juego el acercamiento de las gene-raciones. Con frecuencia se observan signos extrañosincomprensibles para un bebé, incluso que producencierta perturbación, signos de madurez sexual (erec-ción en el niño, secreción mamaria y menstruacionesen las niñas). Es también frecuente el famoso reflejode la marcha automática, que existe en el nacimientoy que en ese momento nos parece extraño. Ahora bien,todos estos signos de madurez en algunos días o aúna las pocas horas desaparecen. Estos reflejos eran elfruto de la evolución filogenética intrauterina, signosde un cuerpo que habría podido estar listo a vivir enun modo parcialmente adulto, pero un cuerpo animale instintivo, con un equipamento biológico en el cualtodo ha sido señalado con anterioridad.

Viene una metamorfosis que transforma este pe-queño ser prehistórico, portador de la historia dela humanidad, en un bebé esta vez completamenterosado, suave, nuevo, listo a olvidar su propio origenanimal para dejarse convertir en un ser humano. Des-de mi punto de vista, es propiamente esta metamor-fosis, más que el nacimiento, la que permanece ins-crita como una pérdida la pérdida del cuerpo arcaico,la verdadera caída originaL El pasaje del estado denaturaleza al estado de ser humano se hace al preciode esta primera catástrofe, la necesidad para el bebéde vivir la pérdida de este cuerpo y la necesidadde reconstruirse ante la cual se encuentra en ese mo-mento. El bebé se encuentra en efecto con un cuerpoperdido, pero también sin aparato psíquico, ya queéste no es todavía capaz de fabricar pensamientos.Es un vacío, un vacío a partir del cual el bebé vaa construirse realmente gracias al cuidado de su ma-dre y su entorno. Es en esta especie de no-existenciaanterior y en esta carencia donde se origina la vidahumana. Si este vacío no se produjera, probablementeel bebé no podría convertirse en un ser humano ono podría de ninguna manera evolucionar en el sen-tido en que no estaría en la necesidad de construirsepsíquicamente por esta pulsión de completud, ni deadquirir el sentido de la temporalidad y del lenguaje.Su cuerpo maduro muy rápidamente haría de él unser independiente, sin la posibilidad de simbolizar(teniendo la simbolización origen en esa carencia).De otra parte este cuerpo con el cual el niño vieneal mundo, es un cuerpo en bruto, no pensado, no

mentalizado, que podría ser sólo instintuaL Este cuer-po será sustituido por uno que va a ser poco a pocoelaborado psíquicamente en función de su capacidadpara integrar sensaciones, en función de su capacidadpara vincular sensaciones a una significación: serála construcción de este cuerpo que nosotros tenemosy que llamamos imaginario, en el sentido que existepor la representación que nos hacemos de él, porla mentalización. La construcción del cuerpo ima-ginario es probablemente una de las etapas funda-mentales de la construcción del ser humano y sehace mucho antes de la adquisición de lenguaje. Estaconstrucción no puede tener entonces lugar sin ponerde lado el cuerpo arcaico y sin el pasaje por esevacío a partir del cual el hombrecito va a nacer.

Partiré entonces de la idea winnicottiana que pa-rece ser una simple ocurrencia, según la cual ori-ginalmente el neonato no existe. Lo que existe, al prin-cipio es una relación la relación madre niño, unarelaciónfusional que va a constituir la primera vivenciaexistencial del bebé y sobre la cual el bebé va a apun-talar su propia construcción. Este período de relaciónfusional es considerado ahora como el período esen-cial en el cual el bebé va a construir las bases desu mundo interior, de su vida psíquica, de sus vi-vencias corporales, en fin, de su inconsciente, a travésde los cuidados de los cuales es objeto, de la maneracomo él se sienta protegido, llevado, comprendidoy aceptado. Casi todo lo que le sucede al bebé duranteeste período será en efecto integrado en su incons-ciente.

Veamos cómo sucede.En el curso de este período de relación fusional

que debe durar cuanto sea necesario, y esto es di-ferente para cada niño, el bebé debe llevar a cabo,como lo decía Freud, una tarea considerable, queesquemáticamente, dividiré en tres etapas.

La primera, y no la menos importante es parael bebé, a pesar de la pérdida de su cuerpo arcaico,a pesar del vacío, llegar a vivir una continuidad enel inicio de su existencia. Su tarea esencial será lade utilizar la relación fusional para no sentir la dis-continuidad.

La segunda tarea, también de una gran impor-tancia, será establecer una comunicación con la madreen la relación fusional, en un lenguaje propio a estarelación fusional, para ayudar a la madre a que ellapueda responder a sus necesidades, para tomar deesta relación aquello que de alguna manera llenapoco a poco su psiquismo y al mismo tiempo expulsartodo aquello que para él es insoportable. Será unalucha para imponer su omnipotencia, para integrardel otro aquello que le conviene y para rechazar aque-

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110que es una agreslOn. A partir de esta lucha seconstituirán los primeros esbozos de la vida psíquica ylas primeras construcciones del sí.

La tercera tarea será la de llegar a liberarse dela relación fusional después de haber interiorizadolos modelos de apoyo. El fin de esta relación de totaldependencia es en efecto la autonomía del niño, quese realizará tanto mejor cuanto más satisfactorio hayasido el período de dependencia. Con ocasión de estasprimeras relaciones la madre, siente cuáles son lasnecesidades de su bebé. Ella sabe la mayor partedel tiempo evolucionar simultáneamente con él y sen-tir corno, en un primer tiempo el bebé tiene absolutanecesidad de ella y poco a poco puede, sin sufrirmucho, separarse encontrando en él cómo despren-derse de ella. Instintivamente y con frecuencia, lamadre siente que es necesaria una cierta elasticidadque permita al bebé tornar un lugar, y al mismo tiem-po, una solidez apta para aportar la seguridad ne-cesaria. Y en general, todo va bien. Pero también,las madres sienten corno es de importante lo quepasa en estos primeros momentos y con frecuenciaestán muy ansiosas y tan deseosas de hacerlo bien,

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se cuestionan mucho, son inseguras no dejando ha-blar a su instinto; ellas aplican entonces las recetas,sintiendo que esto no corresponde verdaderamentea su manera de ser, y todo se complica. Otras madres,por el contrario, no se plan lean muchas preguntase imponen con fuerza su manera de ser a un bebéque no puede encontrar el medio de expresarse, ytodo se complica también. Es corno si hubiera madressuficientemente buenas (Winnicott), ni demasiado,ni muy poco, que saben adaptarse a las necesidadesde su bebé, evolucionar y permitir que él evolucione,aún implicándose mucho, y estando muy presentes;y otras madres que tienen mucha dificultad para es-cuchar las necesidades, las solicitudes de su bebéy también para expresarse ellas mismas. Esta situa-ción crea lo que llamaré malentendidos. Malentendidosque permanecerán inscritos en el niño, en su incons-ciente, corno huellas, corno fallas, sufrimientos, en-fermedades, discontinuidades en su evolución.

En lo que concierne a la primera tarea que elbebé debe cumplir, precisamente la de llegar a es-tablecer una continuidad en su existencia, es necesariosaber que lo más grave que puede suceder en estemomento es sentir esta continuidad. Esta continuidadpuede ser la sola vivencia que él tenga y el fin dela relación fusional debe ser protegerlo. Todo lo queno responda a esta necesidad es vivido corno unainterrupción catastrófica, corno un atentado profundoa la vida, y se inscribe en el bebé corno una caídaen el vacío.

En efecto, el bebé que acaba de vivir la experienciade la pérdida de su cuerpo arcaico, no puede con-tinuar existiendo sin el sustituto de la madre, lo queexplica la necesidad de un cuerpo auxiliar, de uncuidado sin el cual el cuerpo no sostenido y no car-gado del bebé no puede existir. El niño debe ser car-gado. Esto es una evidencia. No puede sostenersepor sí mismo físicamente. Pero lo que es menos evi-dente, es que el bebé es un cuerpo por reconstruiry que siente todo el tiempo la amenaza de caerse,en tanto que él no haya podido interior izar la es-tructura de apoyo y construido mentalmente su pro-pio cuerpo. El cuidado, el ser cargado, el holdingtiene corno función, corno primera función, permitiral bebé, por una torna de conciencia de su gravidez,el no tener de alguna manera que preocuparse porel cuerpo que no puede todavía integrar mentalmen-te, es decir tiene por primera función mantener albebé en estado de ingravidez.

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ser viviente, no alcanza ni siquiera a servir de apoyoy se apaga de una vez. Es de este modo como sepuede explicar la muerte súbita del neonato. El cuerpose pierde totalmente, en una caída vivida tan pre-cozmente, en un momento en el cual el psiquismono elaborado no la puede amortiguar.

La manera como "los dejar caer" se inscriben enel cuerpo depende de los diferentes tipos de "car-gados" maternales. Para ciertos bebés muy senso-riales ciertos cuidados corporales muy fuertes puedenser vividos como fracturas cargando el cuerpo deun peso insoportable.

Otros niños viven en una ilusión de relación fu-sional demasiado grande cuando el pensar maternoes tan fuerte que engloba al bebé en una fusión de-masiado fija. Es la madre la que ocupa todo el te-rritorio fusional. Queda poquísimo espacio para elniño y es fácil imaginar que cuando, después de haberestado tan presente, la madre se ausenta, es todoel cuerpo del bebé el que parte con ella en una masivavivencia de caída. Es un bebé que es dejado caercompletamente. Es por esto que una madre que estádemasiado presente, demasiado invasora, demasiadoprotectora impide a su hijo existir, ya que sin ella,él no es nada.

Si al contrario, el pensamiento materno es muydébil, si la madre esta psíquicamente ausente, el niñotampoco puede existir. Su psiquismo se llena sólode pensamientos vacíos y su cuerpo no es cuidado.Es lo que sucede cuando el espejo que representa elrostro de la madre no reenvía al niño nada de símismo. Cuando un niño mira a la madre se sumergeen sus ojos como si se encontrase representado enun espejo. El encuentra con frecuencia en la miradade la madre algo que le hace sentir su existencia.Si la madre no se encuentra, el espejo está ciego yel bebé no se siente sostenido, se siente dejado caer.

Este también puede ser el caso de aquellas formasparticulares de relación fusional, en las cuales el do-minio del pensamiento materno es de tal magnitudque ejerce un control absoluto sobre el cuerpo delniño, su gestualidad, su alimentación, su sueño, notolerando de parte del niño lo que escapa a su control.Es lo que yo he llamado una mirada que petrifica, comoaquella de la Gorgona que, en los antiguos griegos,petrificaba a todos los que cruzaban con su mirada.

Son muchos, más de los que se cree, los niñospetrificados que no pueden evolucionar, que no pue-den vivir en la continuidad, que están paralizados,como en el autismo en el cual, para soportar la caída,el cuerpg no sostenido es puesto fuera de sí. El niñose convierte en el espectador de su propio cuerpo.Se ve caer sin fin como si se tratase de otro. Es una

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separación cuerpo-psique, una des-corporización; loque explicaría la insensibilidad corpórea en la cuallos golpes, "las automutilaciones" serían esfuerzospara tocar el otro, pero al exterior. De otra parte,la automutilación es un término inapropiado: estosgestos son tal vez las huellas de un lenguaje corpóreoque intenta golpear al otro, tocarlo, hablarle, captaraquella atención que con su ausencia ha provocadola caída. El autismo es mantener la indistinción aga-rrándose al propio cuerpo como si fuese el cuerpode la madre. Es una negación de la separación (F.Tustin).

Para algunos la petrificación comporta una parálisispsíquica: me pregunto si, en ciertos casos, los niñosque señalan una parálisis de crecimiento no pertenecena esta categoría; mientras que los que crecen, se puedensentar, tienen un buen nivel de tonicidad, caminan,revelarían unos buenos cuidados maternos, ademásde capacidad para interiorizar estos cuidados.

Hay también algunos tipos de cuidados prestadosal niño por una madre físicamente presente, perocon la mente en otro lugar, que piensa en otra cosa,en sí misma, en su propio sufrimiento. Tocael cuerpode su hijo, pero no permite relacionar las sensacionescon cualquier forma de pensamiento. Esto creará enel niño una especie de prevalencia de las sensacionescorporales más que una elaboración psíquica y talessensaciones corpóreas no tendrán sentido. Se encuen-tra esto en los niños agitados, inestables, para los cualesla hiperactividad corporal es una manera de sentirsu existencia y de responder a las amenazas de caídade un cuerpo pesado no pensado.

Se piensa que estas amenazas de caída, cuandose repiten muy frecuentemente, son lo más graveque le puede pasar a un pequeño bebé. Se trata dela angustia en su forma más primitiva. No es unaangustia de muerte, pero es un sentimiento intole-rable de discontinuidad corporal. El cuerpo pareceperderse a sí mismo y el niño, que ha conservadoen sí esta vivencia, conservará un sentimiento de pe-ligro, de inseguridad, de catástrofe inminente. Dejarlocaer es una toma de conciencia brutal y no amor-tiguada de la separación. Es un atentado grave alsentimiento de continuidad del ser.

Citaré una historia, un tanto trivial, de un pacienteque parecía llevar su cuerpo y su propia existenciacomo un peso insoportable. Todo le parecía infini-tamente difícil. Viéndolo caminar, parecía caerse acada paso que daba. Era entre otras cosas un mu-chacho grande y fuerte, pero era como si llevara per-manentemente su propia cruz. Con una queja trágicadecía: "me pregunto por qué nada me sale bien, por-que cuando trato de lograr algo me voy de bruces

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y todo se derrumba. Yovegeto en una cloaca". Evo-caba pesadillas en las cuales debía saltar de la TourEiffel y se sentía corno paralizado frente a la vida.Era sin embargo muy inteligente y muy valiente yno retrocedía jamás ante los retos. Pero nunca lesalían bien las cosas. Después de un tiempo de análisisrevivió en una sesión algo corno una caída. Tuvola sensación de caer físicamente y pudo entoncesvincular esto a un sentimiento de abandono. Habíasido un bebé extremadamente protegido y cuidadopor su madre. Un día fue dejado en la casa de suabuela durante dos meses, inmediatamente despuésdel nacimiento de una hermana y durante el tiempoque necesitó la madre para realizar un traslado alextranjero. Mi paciente se vio corno un bebé frentea una ventana de la casa de su abuela, esperando,sin puntos de referencia, y lo escuché decir en lasesión, con una voz angustiosa de niño perdido: "don-de estoy, por qué mi madre no esta aquí, no entiendonada". Cuando su madre regresó a recogerlo, él habíaestablecido mecanismos de defensa tan rígidos que tuvoel sentimiento de encontrarse delante de una desco-nocida (sentimiento de otra parte compartido por lamadre que tampoco reconoció a su hijo). Adicional-mente lo llevaron a otro país a una casa desconocidacon una hermana también desconocida. No habló sinohasta la edad de cuatro años. Yaque no querían saberde él, él no quería tampoco relacionarse con ellos;segúnél, a ellos no les interesaba nada lo que él tenía paradecir.

Su cuerpo, tanto corno su organización psíquica,han portado la huella de este dejar caer. Un dejar caerque no ha estado mentalizado corno tal y por con-siguiente no simbolizable, pero que está inscrito demanera muy profunda en el cuerpo, corno la huellade una separación insoportable. Me parece que estecuerpo que se construye en respuesta a la amenazade caída es un cuerpo falso que para defenderse, hadebido inscribir un trauma corno este, corno únicomodo de continuar existiendo a pesar de todo. Unbebé bañado en un baño muy caliente para él, deberá,para no sufrir, modificar la temperatura de su cuerpo.Yserá durante toda su vida friolento sin comprenderlo.

Todo el mundo conoce la caída sin fin de Aliciaen el País de las Maravillas y estos cuerpos que leson impuestos por las circunstancias y que la sor-prenden. Recordarnos también los esfuerzos de men-talización que ella hace a lo largo de su caída paracontinuar existiendo a pesar de todo.

El falso cuerpo, es un cuerpo no integrado psí-quicamente, un cuerpo de urgencia, que porta la mar-ca de la separación, y por consiguiente la marca deldominio de la madre.

Es esto lo que se produce en la enfermedad psi-cosomática que es considerada corno una manera deinscribir en el cuerpo la marca de esta separacióninsoportable. Por medio del síntoma psicosomático,se guarda la madre viva dentro de sí, reparando deesta manera la ausencia del cuidado corporal. Losdisturbios psicosomáticos son difíciles de sanar, por-que, precisamente, son un lenguaje corporal, que pre-cede el lenguaje, el lenguaje de la relación fusionalque será necesario tratar de decodificar. La inscrip-ción corporal en la somatización, esta construccióndel falso cuerpo sería un mecanismo de defensa muyprimitivo para luchar contra la amenaza de caíday la discontinuidad psíquica. Se puede considerarcorno la voluntad de negar la separación. Es por estotambién, que los que hablan este lenguaje se aferrantanto, porque es esto lo que los une a la madre dela relación fusional.

Es teniendo presente estas vivencias de caídacorno se puede comprender el vértigo corno la formade revivir una amenaza de caída; las sensaciones decaer de la cama, los sueños de caída, los momentosde ausencia, toda esta problemática afectiva ligadaal miedo de ser dejado caer, o a esta necesidad in-controlable de dejar caer a los otros para anticiparla catástrofe.

Muchas veces también los dolores de cabeza in-soportables, las migrañas que impiden pensar, re-presentan la imitación de la caída, un surgimientodel cuerpo en el pensamiento, al punto que el dolorde cabeza invade i:odocorno un traumatismo. Cuandose llega, en el análisis, a unir esta invasión del cuerpoen la cabeza a las experiencias de caída ligadas auna separación vivida muy frecuentemente, estos do-lores de cabeza ceden en general inmediatamentey definitivamente. Tener presentes también estas vi-vencias de caída hace reflexionar sobre las experienciasde separación muy precoces impuestas a los bebés (aveces por razones médicas) y esto debería hacer quelos adultos fueran más prudentes en este asunto.

Esta problemática de la caída parece por con-siguiente fundamental, porque permite comprender,cuánto esta primera tarea del bebé, que consiste enencontrar el impulso necesario para que su vida con-tinúe sin interrupción grave, está sembrada de obs-táculos y cómo esas discontinuidades se inscribenprofundamente en él.

ll. Los primeros contenidos psíquicos

La segunda tarea del bebé no es menos compleja;si bien no pone en juego el sentimiento de existir,sí pone en juego el sentimiento de existir en forma

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RELACiÓN DE SABERES

auténtica. El bebé, para poder dar un paso más haciala humanización, debe construirse psíquicamente, darcontenidos al propio psiquismo, o sea pensamientos.Para lograrlo él integra algo de la relación fusionalque viene de la madre, efectuando una especie deselección instintiva entre aquello que puede integrarpsíquicamente, que puede asumir un efecto simbó-licamente, y aquello que le es intolerable. Una madresuficientemente buena sabe contener la angustia desu hijo mostrándole que ha comprendido que estáangustiado y tranquilizándolo con gestos o con pa-labras: la función alfa descrita por Bion. De este modo,el niño puede integrar aquello que la madre le trans-mite con gestos y palabras que le son propias. Dealgún modo es su experiencia revivida y corregidapor su madre la que viene a integrarse en él.

Lo importante es entender hasta qué punto, deentrada el otro está presente en el inconsciente. Elotro es, por supuesto, la madre, pero también todosaquellos que la madre vincula en su propio psiquis-mo: el padre, sus propios padres, sus hermanos, etc.

Es de esta manera como el niño se inscribe enuna filiación, en una descendencia, en una familia,pero, también de este modo, en una problemáticamuy compleja. Llegar a encontrar un puesto, su pro-pio puesto: he aquí lo que que con frecuencia sevuelve muy difícil. Porque el niño deberá sufrir lamanera como la madre lo coloca, el lugar que lamadre le atribuye, desde luego inconscientemente,o sea' sin saberlo ella misma. Por ejemplo, el niñopuede sentirse preso por otro, si percibe que no esinvestido por sí mismo, es decir que su madre piensaen otro mientras se ocupa de él: se trata entoncesde un malentendido grave para el niño que está enbúsqueda de identidad. Mucho más frecuentementede cuanto se piensa, los niños buscan complacer ala madre para sentirse aceptados. Y para complacera la madre, el niño debe ponerse en el puesto delotro, poner parte del otro dentro de sí, lo que lepuede dar la impresión de estar escindido en dos,de no tener unidad.

Este sentimiento de estar preso por otro, de noexistir por aquello que se es, o de ser portador dela historia de otro, se traduce en la impresión deser extraño a sí mismo, o en un sentimiento de fal-sedad, de falta de autenticidad.

Hay bebés que son totalmente sometidos a losdeseos inconscientes de su madre y se viven total-mente como otro.

Otros, más rebeldes, rechazarán este papel y en-trarán en conflicto con su madre, conflicto que con

, frecuencia no se comprende bien, y que se manifestarápor disturbios diversos, oposiciones, rechazos.

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Otros también muy pronto, tratarán de componertodo, de hacer el cambio, de aceptar el falso personaje,a condición de proteger su verdadera personalidad,su verdadera identidad, como un núcleo secreto queguardarán escondido durante toda su vida.

Se tratará aquí de la constitución de esto quese llama el falso yo, que, como el falso cuerpo men-cionado anteriormente se dará a la madre en signode sumisión a sus deseos, pero que es el signo deun desplazamiento profundo entre la apariencia yel ser, como un sufrimiento que golpea la verdaderaidentidad.

He aquí porqué es tan difícil ser alguien, ser símismo; y con frecuencia no se sabe qué cosa quieredecir ser sí mismo. El malentendido es todavía másgrave cuando la madre ha investido inconsciente-mente a su bebé en remplazo de alguien que estamuerto, un hermano, o una hermana mayor, por ejem-plo. Será entonces un muerto que el bebé deberáintegrar en él: el bebé se sentirá investido por la madredel deber de perpetuar este muerto, de mantenerloen él. Se convierte de alguna manera en depositariodel muerto y es habitado por él como por un fantasma.Esto es algo terrible para un bebé. Si guarda estemuerto en él, toda una parte de él mismo que seencuentra literalmente privada de vida; si no lo guar-da traiciona su madre y sobre todo pierde su amor,ya que siente que el amor, la tristeza, los pensamientosde su madre se dirigen hacia el muerto, que es estolo que su madre inviste. Se trata en este punto deuna cruel sin salida que toca lo más profundo de laidentidad y que llevará al niño más tarde a tenersentimientos de vacío, de irrealidad, conductas mór-bidas, síndromes de fracaso. Ciertas depresiones estánligadas a este sentimiento trágico de vacío, de muerte.

En esta lucha por la construcción de su identidad,el bebé debe también llegar poco a poco a pensar.Para esto, necesita que su madre le hable, lo nombre.En esta búsqueda de pensamientos, de construcciónpsíquica, el lenguaje juega un rol muy importante.Primero que todo como un baño de palabras queenvuelve al niño y representa para la madre unatoma de responsabilidad lingüística de las experien-cias vividas por el niño. Poner palabras a las vivenciasdel bebé introduce una distancia entre el aconteci-miento y su impacto directo. Es de esta distanciade donde nace el símbolo. La vida intelectual, la ca-pacidad de pensar, dependerá en parte de esto, asícomo la capacidad de imaginar. Es por esto que enlos primeros momentos de la vida, es fundamentalel hecho que la madre sepa comprender en qué mo-mento su niño tiene necesidad de escuchar palabras,para que los acontecimientos tengan un sentido. Hay,

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en el niño, una búsqueda de sentido extraordinaria ymuchas veces más precoz de lo que pensamos.

La madre debe entonces saber evolucionar al mis-mo ritmo que su niño y seguir integrando en sulugar lo que todavía no puede hacer él mismo; peroal mismo tiempo darle la posibilidad de integrar todoaquello que puede tomar sentido. Es fácil comprenderque, en esta relación en donde los dos forman unosolo, pero donde el otro debe ser otro a pesar detodo, donde es necesario vivir en fusión pero se-pararse al mismo tiempo, no sea siempre posiblepara la madre responder a las solicitudes de su bebé.Los malentendidos no faltan:

a) por ejemplo, el niño espera alguna palabracon el objeto de que una angustia se pueda trans-formar en una vivencia soportable; pero la palabrano llega porque la madre y el ambiente no han cap-tado esa espera por parte del niño. Esta espera frus-trada, ese algo que podría ser positivo y que no seprodujo, es uno de los factores importantes de ins-talación de vacío en el niño. Es una forma de no-pensamiento, de no-vida que se inscribe en él.

b) un segundo tipo de malentendido se producecuando la madre demasiado precavida se anticipaal deseo o a la necesidad del niño, no dejándole tiem-po a su hijo para reclamar, para expresarse, paradesear. Ella colma literalmente a su hijo con un cú-mulo de palabras, o un cúmulo de objetos, lo cuales tan negativo como la ausencia de palabras o laausencia total de respuesta. Este es otro malentendidoque no permite al bebé llenar su psiquismo de manerapositiva.

Esto es lo que sucede cuando el niño reclamaun reconocimiento de su identidad, o una pruebade amor y de aceptación y la madre cree que loque necesita es alimento. Con frecuencia, un bebéque llora es interpretado como un bebé que tienehambre. Y la madre le da de comer, lo harta porqueen efecto no tiene hambre y el alimento es entoncesvivido como una intoxicación, como un cuerpo ex-traño que viene en lugar de una prueba de amor.

Entonces es necesario rechazar absolutamenteeste alimento que interviene como signo de no-com-prensión, de no-encuentro. Este es el mecanismo quese encuentra en la anorexia.

Este tipo de malentendido está en el origen dela toxicomanía, en la cual, una vez más la boca quereclamaba palabras ha sido llenada con un alimentotóxico. La necesidad de estar intoxicado con drogases una repetición sin fin de este primer malentendido.

e) Un tercer tipo de malentendido se encuentracuando los padres, para proteger al niño (aquí estáel malentendido, porque esto no protege de ninguna

manera) le esconden cualquier cosa concerniente ala familia, los ancestros, los hermanos. Esto es loque se llama un no-dicho, algo que se le esconde vo-luntariamente al niño, un secreto que para ser man-tenido exige de los padres un esfuerzo psíquico cons-tante para que nada los traicione. Pero el niño noignora que se le esconde algo y en su capacidadpara comunicarse de inconsciente a inconsciente,siente precisamente ese esfuerzo mental de los pa-dres. Sabe que se le esconde algo, pero no sabe qué.

Lo que más impresiona en el funcionamiento delno-dicho, es que es eficaz durante generaciones yque aún entre más se aleje de su origen, más el vacíose inscribe en el niño en el lugar de un saber, ha-ciéndose cada vez más importante. Es este tercer tipode malentendidos el que hay que tratar de establecerlos disturbios del aprendizaje y en ciertos fracasos es-colares. En efecto, el niño siente que se le escondealgo, es imperioso para él saber qué; pero, al mismotiempo, no puede de ninguna manera traicionar asus padres tomándose un secreto que ellos tienentanto cuidado en esconder. Para no hacer sufrir asus padres, el niño prefiere entonces no aprender,a riesgo de descubrir el secreto, sufriendo por sunecesidad de saber. Es como un sacrificio, se niegade alguna manera a aprender para proteger a suspadres, lo cual no se comprende y hace del fracasoescolar, en este caso, un terrible malentendido.

Este ha sido el caso de un niño que atendí cuandotenía ocho años, a raíz de un rendimiento catastróficoen la escuela. Nadie entendía qué le sucedía. Esteniño, con una inteligencia muy superior al promedio,lleno de humor y de una gran sensibilidad no lograbaaprender, ni trabajar, incluso ni escribir. Tenía un ex-traño modo de escribir, dejando vacíos en el interiorde cada palabra. Esto hacía sus escritos absoluta-mente ilegibles y todos asistían impotentes a la de-gradación de este niño que sufría y luchaba contrasí mismo para no caer en la locura.

No contaré los detalles de su psicoterapia, queha sido una aventura extraordinaria. A través de lapsicoterapia se ha podido, entre otras, revelar unno-dicho que pesaba sobre la identidad del niño.

El abuelo paterno, el padre de su padre, en re-alidad no era su verdadero abuelo. El verdaderoabuelo había sido deportado durante la guerra. Enel campo de concentración donde había sido enviadohabía encontrado a su primo que llevaba su mismonombre de bautismo y el mismo apellido. Ellos seprometieron recíprocamente que aquel que lograseregresar se haría cargo de la familia del otro. El abuelomurió sin dejar huellas como tantos otros. El primosobrevivió; habiendo perdido la mujer y los hijos

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RELACION DE SABERES

se casó de nuevo con la mujer del primo, que teníaya un muchacho.

Este muchacho, el padre de mi paciente, ha vistodespués de la guerra regresar a alguien que se con-sideraba corno su padre, que tenía el mismo apellidoy el mismo nombre de su padre. Así fue. El creciócon esta sustitución y la imposibilidad de hacer elduelo de su padre que estaba ahí, sin estar ahí, queestaba muerto, pero ahí a pesar de todo en la personadel otro. De otra parte, él estaba tan pequeño cuandosu padre partió que no tenía ningún recuerdo deél. Cuando en su momento él tuvo un hijo, su imagende padre" era muy borrosa, complicada y aquello quesu mujer pudo vehicular corno imagen paterna erabastante evanecente. Ellos decidieron no revelar ja-más este secreto a sus hijos mientras el abuelo, elsegundo, estuviese vivo. Pero, increíble, han dadoal hijo un nombre tan raro, un nombre bíblico, elnombre del general que el rey David había mandadoa la guerra para que le consiguiese una esposa. Lacoincidencia entre las dos historias es evidente. Cornosi el padre hubiera sentido que su segundo padrehabía matado a su verdadero padre para tornarsesu esposa, con toda la vergüenza que esto podía re-presentar para él, con toda la agresividad contenida,que no podía ser expresada ya que el segundo padre10 había amado enormemente y era extraordinaria-mente ¡bueno! Yentonces, henos aquí frente a nuestroniño llevando este nombre. Portador por consiguientede una historia trágica: él sustituía a alguien quehabía muerto, pero sobre todo era portador de unno-dicho que significaba que él sustituía a alguienque no debía existir, ni siquiera mentalmente. Paraproteger el secreto de sus padres podía sólo evitaraprende}",y en la medida en que la amenaza de des-cubrir el secreto se hacía importante, más se acen-tuaban las dificultades escolares. y, colocado en estecallejón sin salida de reemplazar a alguien y al mismotiempo de no existir, él no podía sino zozobrar enla locura.

Afortunadamente, su deseo de saber y su maneraexcepcional de cooperar en la psicoterapia 10 salva-ron. Pudo superar esta situación. Actualmente se haintegrado a una gran escuela de ingenieros, dondeobtiene brillantes resultados.

Así, en esta búsqueda de sentido, los malenten-didos son sufrimientos de no-vida, de no-reencuen-tro, de vacío, de los cuales el inconsciente del bebése cargará negativamente. Y el vacío tiene de terrible,que es insoportable y permanece corno un enclavea llenar. Se sabe que todo sirve para no sentirlo yel psiquismo confrontado a este vacío está listo aelaborar todas las patologías aptas para llenarlo. La

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locura, las neurosis obsesivas con los ritos son unejemplo de esto. La depresión, la agresividad, el odiopueden ser las marcas del desespero ligado a estos ma-lentendidos.

Il1. Separarse

La tercera tarea fundamental del bebé en estosprimeros días de su existencia es la de poder separarsede su madre, desligarse de la relación fusional cons-truyendo progresivamente una madre-entorno inte-rior, auto-acompañándose. Pero desde luego, el modelode este acompañamiento interno viene del acompa-ñamiento que el niño haya podido recibir del exterior,y del tipo de seguridad que haya podido acumular.

Es decir que el bebé va a tornar el relevo de sumadre y va a apuntalarse sobre sí mismo. El bebétendrá entonces un trabajo de de-fusión, de sepa-ración con el exterior, mientras que éste se fusionaráen él. Es en esta época en la que se comienza a elaborarla diferencia entre el adentro y el afuera, los límitesaparecen, las imagenes parentales comienzan a tornaruna realidad y a convertirse en realidades exterioresal niño, que ha podido ya interiorizar sus padresimaginarios.

De las diferentes modalidades de interiorizacióndel acompañamiento dependen las diferentes orga-nizaciones del niño. Raymond Devos, que tiene unsentido clínico genial, además de un humor extraor-dinario, ha hecho un sketch sobre la interiorizacióndel acompañamiento que se llama: "La vida, me ladebo" donde dice: "Hay personas en cuyo interiorno hay quien levante al otro". "Hay personas, diceél, que cuando se ven caídos, no se detendrían nisiquiera para recogerse"!

Puede suceder en efecto que un niño que se hasentido dejar caer, en manera significativa, interioriceesta caída corno algo que hace parte del cargar. Nosabrá ciertamente sostenerse así mismo, tendrá di-ficultad para volverse autónomo, y con frecuencia,a su vez, dejará caer a los otros.

Al contrario, frente a una madre que no ha car-gado suficientemente su hijo, puede suceder que elbebé asuma la responsabilidad psíquica por la madreo por sus padres, a tal punto que el niño se convierteen madre de su propia madre (en el hombre estopuede originar la homosexualidad pasiva). La inte-riorización del acompañamiento invierte en su con-trario el proceso fusional. Los niños que desde muytemprano debieron ser padres de sus padres, estáncorno obligados a pensar siempre en los otros, nocuentan nunca para ellos mismos, se sacrifican todoel tiempo.

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ANNIE RAMÍREZ-LÉVINE PARA QUE UN BEBÉ LLEGUE A SER UN SER HUMANO

Conozco una joven anoréxica que tuvo una madremuy poco maternal. Estaba tan preocupada por símisma que no invistió suficientemente a su hija. Nole gustaba ni siquiera alimentarla. La pequeña queadoraba a su mamá, se constituyó en una madrede esta madre-niña y ha interiorizado en ella, porella misma, el modelo de alguien que no se alimentay que no piensa en sí misma.

En el psicosomático, también se ve que lo quese interioriza es una madre que no ha podido evitarla separación, no pensando el cuerpo. Quien sufreperturbaciones psicosomáticas no puede pensar sucuerpo y conserva inscrita en sí una huella de estamadre, negando así la separación.

Algunas personas han sufrido tantas agresionesque están siempre listas a agredirse a sí mismos o aotros, habiendo interiorizado en lugar de una estructurade soporte, una estructura violenta y agresiva.

Cuando se reflexiona sobre todos estos casos, secomprende porqué es difícil llegar a ser autónomo.Si las primeras etapas de la vida no han sido sa-tisfactorias, si las experiencias de separación se ma-nifiestan demasiado temprano, y son vivenciadascomo agresiones, separarse a continuación para serautónomo, se convierte con frecuencia en algo im-posible sin toda una patología que hablará el lenguajede la relación fusional, donde la separación no existía.

He querido insistir, mirar con lupa, esos primerosmomentos de la existencia humana, porque me pareceque estas primeras inscripciones en el inconscienteson fundamentales y marcan la vida futura.

Sin embargo, no es necesario ser catastróficos yser demasiado pesimistas: he insistido sobre los pro-blemas que se pueden presentar pero, en general,madre y niño saben superar las dificultades y lo queviene después, siendo posible restablecer en algunamedida los malentendidos, los miedos y los desen-cuentros. Pero, en una perspectiva preventiva, es im-portante examinar sin complacencia cuáles son lasnecesidades fundamentales del niño y tratar de evitara nuestros hijos sufrimientos inútiles. El sufrimiento,la pérdida, la falta, son signos del humano y unamadre debe poder también dejar vivir a su hijo elsufrimiento y el dolor; para cada cosa hay un tiempo,desde los primeros momentos de la existencia.

-Permitir al niño vivir en continuidad-Permitir al niño construirse psíquicamente-Permitir al niño separarseson momentos que se deben superar para que

el niño llegue a ser un ser humano. Cada vez estoymás convencida que debería ayudarse a las madres aser madres suficientemente buenas. Su tarea no es simple

y sería necesario tener también en cuenta sus di-ficultades, sus angustias, su inseguridad.

Es una inquietud que sentimos en la clínica: es-tamos viviendo una convulsión considerable en nues-tra sociedad. Desde hace vanos decenios están apa-reciendo niños, niños que nos aterran, nos entristecen,nos parecen extraños, nos asustan, y superan nuestracapacidad porque ni como padres ni como educa-dores, sabemos cuál es nuestro papel frente a ellos,son lo que llamaría los nuevos niños, que parecen os-cilar trágicamente entre la depresión y la violencia.

Algunos de estos niños muy jóvenes, están yatristes, deprimidos, en algunos casos son suicidaspotenciales. Niños solos viviendo en un perpetuosentimiento de abandono.

Otros por el contrario cada vez más jóvenes, vivencomo si no tuvieran padres, como si debieran de-fenderse solos en la existencia; lanzados muy tem-prano a la vida, se baten permanentemente, sólo sa-ben establecer relaciones de fuerza, quieren imponersu ley; es el retorno a la barbarie, a lo inhumano.

En cualquiera de las dos categorías se tiene elsentimiento de una soledad trágica, de una falta deacompañamiento, de apoyo. También se tiene la im-presión que, para ellos, algo falló en el paso a lahominización. Me parece que si no se mira un pocomás de cerca al interior de las primeras relacionesmadre-hijo, partiendo de la base de que estas pri-meras relaciones son portadoras también de nuestrosproblemas sociales, nunca podrá entenderse quépasa. Son niños agredidos, agredidos en sus nece-sidades más profundas, más antiguas, de seguridad,de identidad, de humanidad. Es la violencia del de-sespero de no ser tomados como seres humanos. La ge-neralización de este fenómeno debería alarmarnos.

También se habla desde hace algún tiempo delbebé como un ser autónomo, con gran capacidadde comprensión, dotado de grandes potencialidades.Ciertamente es muy útil pensar que el bebé se vuelverápidamente autónomo. Puede llevarse rápidamentea la salacuna e inmediatamente después al colegio.Pero así se desconoce profunda y gravemente la ne-cesidad fundamental del bebé de ser dependiente,durante el tiempo que requiere para construirse; paraque pueda acumular las experiencias y vivir la se-paración como aceptable. Pero, como se ha visto, siesto sucede muy temprano, asume el aspecto de unaagresión, y aún peor, de un traumatismo.

Un niño será tanto más autónomo y fuerte, cuantomás haya sido total y profundamente dependientecuando era un bebé. Y un bebé llegará mejor a con-vertirse en un ser humano, cuanto más haya sidoreconocido en sus necesidades más profundas 'l'

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