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UMBRAL De Paco Zarzoso

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Drama de Paco Zorzoso

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UMBRAL

De Paco Zarzoso

PERSONAJES

FOTÓGRAFA

MODELO

MUJER

HOMBRE

VECINO DE ABAJO

PRESIDENTA

PEATONA

PEATÓN

ADMINISTRADOR DEL MATADERO

ANA

VOCES DEL PORTERO AUTÓMATICO

ESCENA 1

(Estudio de fotografía. La fotógrafa durante la sesión no deja de moverse

con la cámara.)

FOTÓGRAFA: Lo tienes muy fácil…

MODELO: ¿Sí?

FOTÓGRAFA: Hazme caso…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Lo vas a conseguir, ya verás…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Tranquilo…

MODELO: Es que…

FOTÓGRAFA: Sobretodo tranquilo…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Está clarísimo…

MODELO: ¿Seguro?

FOTÓGRAFA: Relájate…

MODELO: ¿Así?

FOTÓGRAFA: Perfecto… no sé porqué estás tan preocupado…

MODELO: ¿Yo?

FOTÓGRAFA: Está siendo todo muy sencillo…

MODELO: Para mí…

FOTÓGRAFA: Ya lo empiezo a ver… Un trabajo redondo…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Muy bien…

MODELO: ¿Qué…?

FOTÓGRAFA: Has entrado con buen pie…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Has tenido suerte…

MODELO: ¿Sí?

FOTÓGRAFA: Estoy inspirada…

(Foto)

MODELO: ¿Hoy?

FOTÓGRAFA: Hoy no. Contigo…

MODELO: ¿Conmigo…?

FOTÓGRAFA: Contigo y ahora… Es excitante…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Estoy disfrutando muchísimo…

MODELO: No sabía que…

FOTÓGRAFA: Ya verás el resultado…

MODELO: No imagino…

FOTÓGRAFA: Es un placer enorme trabajar contigo…

MODELO: Pues yo pensaba…

FOTÓGRAFA: Silencio…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Te encuentras uno entre cien…

MODELO: ¿Uno?

FOTÓGRAFA: Uno como tú y noventa y nueve como los otros…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Un trabajo bordado…

MODELO: Pero yo nunca…

FOTÓGRAFA: La clave está en el material…

MODELO: Lo que yo pongo…

FOTÓGRAFA: El material es de primera…

(Foto)

FOTÓGRAFA: ¿Cómo me has localizado?

MODELO: Al principio de la avenida…

FOTÓGRAFA: Estás salvado…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Ofréceme otro perfil…

MODELO: La nariz…

(Foto)

FOTÓGRAFA: ¿Para cuando las necesitas?

MODELO: Mañana…

FOTÓGRAFA: Te darán ese trabajo…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Dos fotografías recientes…

MODELO: De tamaño mediano…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Lo que ellos te piden tú se lo vas a dar…

MODELO: Menos mal que…

FOTÓGRAFA: Me has dicho de vendedor, ¿no?

MODELO: Sí, de vendedor de…

FOTÓGRAFA: Da igual…

(Foto)

FOTÓGRAFA: ¿Sabes lo que es el amor?

MODELO: Pues…

FOTÓGRAFA: Relájate…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Quiero que me contestes con sinceridad… ¿Sabes lo que es

el amor?

MODELO: Es una cosa que…

FOTÓGRAFA: No me vale… yo te lo explicaré…

MODELO: Lo único que sé es que hasta ahora…

FOTÓGRAFA: No te muevas… yo me moveré…

MODELO: Lo que tú…

FOTÓGRAFA: Déjame hacer a mí…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Escúchame… el amor es un puente…

MODELO: ¿Cómo?

FOTÓGRAFA: Si te mueves te saldrás…

MODELO: Mi experiencia…

FOTÓGRAFA: El amor es un puente de luz…

MODELO: Nunca lo hubiera…

FOTÓGRAFA: Es lo que con esta foto tienes que demostrar… que puedes

cruzar el puente hacia los otros… Yo te voy a ayudar… Tengo los

instrumentos…

MODELO: ¿Aquí?

FOTÓGRAFA: Confía en mí.

(Foto)

FOTÓGRAFA: Pocas veces va todo tan fluído…

MODELO: La verdad es que noto…

FOTÓGRAFA: Lo que necesitabas era una profesional…

MODELO: Que casualidad que…

FOTÓGRAFA: Te marcharás satisfecho…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Sólo tienes que confiar un poco en ti… y un poco en mí…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Déjate arrastrar…

MODELO: Intento que…

FOTÓGRAFA: Deja de pensar…

MODELO: Eso es más…

FOTÓGRAFA: No pienses… no pienses…

MODELO: No puedo dejar de…

FOTÓGRAFA: El truco está en no pensar…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Vamos a cambiar de posición…

MODELO: ¿Cúal…?

FOTÓGRAFA: Siéntate…

MODELO: Pero…

FOTÓGRAFA: Escúchame… soy una profesional…

(El MODELO se sienta)

FOTÓGRAFA: Muy bien… Muy bien… ¿Estás cómodo?

MODELO: Sí…

FOTÓGRAFA: Yo también estoy bien…

MODELO: ¿Tú también…?

FOTÓGRAFA: Eres amable con la luz… Mejor dicho, la luz es amable

contigo…

MODELO: No esperaba…

FOTÓGRAFA: Respira…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Se me pne la carne de gallina trabajando contigo…

MODELO: Está bien que…

FOTÓGRAFA: Ya casi…

MODELO: ¿Cuánto…?

FOTÓGRAFA: Otra más…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Estamos a punto de llegar…

MODELO: ¿Me levanto?

FOTÓGRAFA: No te muevas…

MODELO: ¿Otra más?

(Foto)

FOTÓGRAFA: Veo en tu rostro… veo los cimientos de un gran puente de

luz…

MODELO: ¿Luz?

FOTÓGRAFA: Para salir de las sombras sólo necesitabas una

profesional…

(Foto)

FOTÓGRAFA: Profesionalidad… Uno de cada cien… Te lo digo de

verdad… Sonríe… Abre los ojos… Mírame… Más… No dejes de

mirarme… Soy yo… el objetivo… Mírame… así… Más… Hay un punto

opuesto… un punto al otro extremo del puente… Espera… ya casi… Ya.

(Foto)

FOTÓGRAFA: Bien. Pásate mañana a primera hora de la tarde y la

tendrás…

(Pausa)

MODELO: Gracias… Escucha… La verdad es que… no puedes imaginarte

lo importante que ha sido para mí ésta ¿sesión? Siempre me ha costado

mucho eso de posar… No sé si conseguiré ese trabajo… Ahora casi me da

igual… Después de todo lo que me has dicho… Uno entre cien… pues, lo

considero como un triunfo personal… Yo pensaba que era todo lo

contrario… Cien entre uno… Vuelvo a estar animado… Con que poco

esfuerzo ha conseguido tanto… Y mira que he estado a punto de hacerme

unas instantáneas en el fotomatón… (Pausa) Verás, mi mayor problema es

el de la invisibilidad… Los que padecemos esta disminución física o

mental… tenemos algunas dificultades… Nos cuesta un esfuerzo enorme el

que se nos vea… ya me entiendes… pero el esfuerzo se multiplica por dos

cuando queremos que se nos oiga… No te digo ya el esfuerzo que tenemos

que realizar cuando queremos que se nos entienda… pero el colmo… Lo

terriblemente asfixiante… es el esfuerzo que tenemos que hacer para que

nos ame… Es tanto… no puedes llegar a imaginarte hasta qué punto… que

yo, prácticamente he desistido a intentarlo… No compensa… Es tanto el

esfuerzo… y tan poco lo que recibes de recompensa… que… que no

compensa… (Pausa) Ahora sé que el problema no es mío, sino de ellos…

como, o he creído siempre… Incluso estoy pensando en aprovecharme de

ese… ¿cómo lo has llamado…? Ese puente de luz que tengo… e intentar

enamorar… y enamorarme… un puente de luz… yo pensaba que lo mío era

un túnel… Hasta el punto de que… es bastante triste esta historia… hasta el

unto de que esta foto… a parte de ser un instrumento para conseguir un

trabajo… se había convertido en una prueba… Tenía pánico que no saliera

nada… o fuera toda negra… como aquellas radiografías… Positiva…

Seguro que la prueba sale positiva… no me hace falta ver el resultado…

tengo bastante con, lo que me has dicho… Un momento… Quizás… la

razón de mi invisibilidad… es por todo lo contrario… me explico…quizás

tenga tanta luz… que ciego a todos los que intentan verme… ¿Por qué no?

No me extrañaría por tanto que esa foto saliera toda blanca… Como es

posible que estuviera tan confundido… Muchas gracias de verdad…

gracias por aclararme este problema… ¿Entiendes porqué estoy tan

contento, no?

FOTÓGRAFA: Perfectamente… Lo único que no me ha quedado claro es

si la foto la quieres mate o con brillo.

(Oscuridad)

ESCENA 2

(Noche. Portal de un edificio de varios pisos. La MUJER se pinta los labios

en el reflejo de los cristales de la puerta. Silencio. Por la acera se va

acercando un HOMBRE con la cabeza baja. No es consciente de la

presencia de la MUJER. La MUJER guarda el pintalabios en el bolso. Se

mira por última vez en el cristal.)

MUJER:

Buenas noches. (El HOMBRE levanta la cabeza, ve a la MUJER y queda

paralizado.) No sabía si vendrías en taxi o en tu coche… ¿todavía tienes la

furgoneta? (Pausa. El HOMBRE continúa paralizado.) Realmente, vives en

un barrio muy agradable… siempre te lo decía cuando venía por aquí… Ya

me gustaría en mi barrio oler los pinos que oléis aquí… (El HOMBRE saca

las llaves.) Te veo más delgado… Sí, diferente. Aunque con ese bigotito

nunca me podrías engañar… (El HOMBRE baja la cabeza) Como tampoco

me podrías engañar con esos pantalones de pinzas y ese jersei de… ¿de

domador? (La MUJER sonríe) ¿Te lo has comprado tú… o te lo ha

comprado…? (Pausa. El HOMBRE mira las llaves) Es una noche

preciosa… En verano era maravilloso oír los grillos con el olor a pinos y

viendo la ciudad desde lo alto, ¿verdad? (El HOMBRE mira a la mujer

mientras juega con las llaves.) A veces entraba el olor de los pinos en el

dormitorio… (Pausa. El HOMBRE muy decidido, se dirige a la puerta con

las llaves en la mano. La MUJER, antes de que él introduzca la llave en la

cerradura le coge de la mano.) ¿Sería tan amable de atenderme aquí un

momento? Me gustaría tratar un par de temas pendientes con usted… Ya,

ya… imagino que tendrá prisa por alguna cita… pero este asunto sólo le

llevará unos minutos… (El HOMBRE abre la puerta) Bueno, al parecer

prefiere subir a su casa y que dentro de un rato llame a su timbre… ¿El

seis, no? Prefiere que tratemos el asunto en colaboración con el portero

automático, ¿verdad? (Pausa) Pero si llamo al timbre, ¿no cree que

podríamos despertar a alguien? (La MUJER mira a los ojos del hombre sin

soltarle de la mano.) Siempre has tenido las manos muy calientes… Todo

lo contrario que yo… Es lo que más me gusta de los hombres; las manos

calientes y el cerebro frío… no ordenado… frío. (El HOMBRE y la

MUJER se miran cogidos de la mano. Pausa. Ella le suelta la mano. Él mira

el reloj. Ella cierra la puerta del portal.) Por tu mirada intuyo que estás muy

interesado en saber cómo me va, ¿verdad? (Pausa) Yo ya sé un par de cosas

sobre ti… Bien, estoy bien… Sí, más o menos bien… ¡Sí! ¿Por qué no?

Me despierto a media mañana y antes de que se me ponga esa maldita

niebla delante de los ojos… desayuno… a base de cereales variados y leche

semi-desnatada… Desde que no desayuno contigo no puedo tomar café…

Me salen pupas en los labios… (Sube el volumen de la voz) Luego me

siento en la ventana del comedor a la hora en la que el sol entra de lleno y

me quedo allí pensando y… mirando al teléfono… (Pausa) Cuando el sol

deja de darme en la cara y se proyecta en el armario de las maletas, bajo al

mercado a comprar algo de fruta y embutido… (Ella ha subido mucho el

volumen de la voz. El cierra los ojos) ¿Estoy hablando muy alto?

Perdona… podríamos despertar a alguien… (Pausa. Con un volumen

normal.) Preparo la mesa y suelo, por costumbre colocar la ensalada en el

centro; a la izquierda coloco un queso y… bueno, lo que tenga ese día para

picar… el pan también; delante de la ensalada coloco el agua y a la

derecha… a la derecha suelo colocar el teléfono… (Pausa) Después de

cenar, por la tarde… (Pausa) Oye… ¿no te estaré aburriendo? (Pausa) Lo

que te decía… por la tarde suelo, en esas horas idiotas mirar fotografías,

revistas de mujeres… canto sola y observo el teléfono… La verdad es que

tengo bastante tiempo libre… (Pausa. El HOMBRE se apoya en la pared

sin mirar a la MUJER. Se enciende un cigarrillo.) Dame uno. No debería

fumar… luego me salen pupas en los labios… ¿Qué tontería, verdad?

(Pausa) ¿Tú no lo habías dejado? (Pausa) ¿Por la noche? Por la noche no

suelo cenar. No funciona cenar… Cuando la gente del barrio apaga las

luces salgo al balcón… Anteayer, precisamente, mientras estaba en el

balcón… y ya había pasado el último camión de la basura… sonó el

teléfono de la vecina… yo creía que había sonado en casa… Entré

corriendo y cuando llegué, claro, ya habían colgado… Pero como siempre

hay una segunda llamada… me quedé allí esperando… hasta el amanecer,

con una mano tocando el teléfono y con la otra acariciando un partido de

tenis que había en la televisión… Qué ridículo, ¿no? (Pausa) Últimamente

me ha dado por dibujarlo… El teléfono… Me ha dicho Luisa que podría

hacer una exposición en “El Desierto”, el bar de la Avenida del Puerto…

¿Recuerdas que celebramos allí nuestro segundo aniversario? ¡Qué

borrachera de Gin Tónics! Sobre todo tú (Pausa). La verdad es que los

dibujo con gracia… los teléfonos… Los dibujo con ojos… con pelo… en

erección… (Silencio) Ah… ese olor… ¿Qué es, jazmín? ¿O galán de

noche? ¡Qué bien huele! En mi barrio, además de lo de la autopista, nos

han jodido arrancándonos las pocas adelfas que había… al parecer se

envenenaban los perros del barrio de al lado… (Pausa) Por cierto… Tienes

mi teléfono, ¿no? Quiero decir que no habrás olvidado ni nada de eso…

(Pausa) Después de lo que pasó… Ya sabes, cuando traspasé este umbral

por última vez… creo que dijiste, si no recuerdo mal, que me llamarías tú

primero, ¿no es eso? Cuando lo tuvieras claro… Si no recuerdo mal…

rectifícame si me equivoco, era agosto y estuvimos en el apartamento seis

jugando con unos dados ardientes con los que a mi, inexplicablemente,

siempre me salía el tres… el tres… el tres… traspasé esta umbral de nuevo

con las manos quemadas y me fui a mi antiguo apartamento, el que me

dejaron mis padres,,, y que por cierto, tiene teléfono…(Silencio) Cuando he

llegado esta tarde y he bajado en la parada del autobús… me han dado

ganas de quemar ese monte de ahí arriba… Quemar el monte y volver a mí

casa a contemplar, desde la terraza, el incendio… Disfrutando al ver como

se quemaba toda la basura que llevo en la cabeza… Toda la basura que tú

me has metido en la cabeza… (Pausa) Pero no, está mejor así… Por las

noches huele más, ¿no? (Pausa) Como no me llamabas y yo tenía interés en

charlar contigo, decidí llamarte. Cogió el teléfono una chica de treinta y

tres años y ojos castaños… (Pausa) bueno, el color de ojos lo supe

después… (El HOMBRE vuelve a cerrar los ojos. Luego da la espalda a la

MUJER. De nuevo saca las llaves) ¿Qué haces? (Pausa) Estás ridículo…

Eres ridículo… Tan ridículo como las plantas de plástico que ponías en

nuestro dormitorio… ¿todavía están arriba?... Plantas carnívoras de

plástico. ¡Payaso! (Pausa. La MUJER saca del bolsa una caja de condones)

Mírame… ¿Por qué me hiciste comprar una caja de doce si sabías que me

dejarías a los dos días? O quizás no lo sabías… Dímelo… Podía haber

comprado una de seis ¿O pensabas utilizar el resto con la otra? Esto es lo

que más me ha llenado la cabeza de mierda… (Le tira la caja a la cara)

¿Por qué me miras así? ¿Se te han caído las gafas al lodo, capullo?

(Silencio) Quiero pedirte perdón… Quiero que me perdones por algo que

he hecho… (Él va hacia la puerta) Escúchame un poco más… Pensaba que

no te vería jamás… ¡Qué bigote tan gracioso! Te refuerza los pómulos y te

alegra la cara, alargándotela… (Pausa) He hecho algo horrible… Tenía que

haber quemado el monte y ya está… Vine a traerte el paraguas… Está

arriba… (Pausa) Tranquilo, no he utilizado mis llaves… mis antiguas

llaves… (Pausa) Cuando subí esta tarde para hablar con ella no sabría lo

que podría pasar… Estaba dispuesta a todo… Cuando llamé al timbre y oí

su voz, todo lo que llevaba preparado se pulverizó y dije lo primero que se

me ocurrió… Le dije que vendía cremas para la piel… y ella, la chica…

tu… ella me dijo que subiera… En el ascensor me horrorizaba pensar que

utilizaba cremas… Pensé que sería muy guapa y… Yo estaba

desesperada… ¡No tenías que haber dejado que las arañas tejieran mi mano

al teléfono! Éramos novios, ¿no? Nos queríamos, ¿no? (Pausa) Cuando me

abrió la puerta, le pregunté por ti… y ella, con los ojos como platos me

miró con los ojos de plato… yo entré a buscarte y ella debió imaginar quién

podría ser yo… (Pausa) Nada más entrar vi el cartel de Marilyn que te

regalé en la pared, con las mismas chinchetas de colores que te regalé y que

te regalé para que nos mirase a los dos… cuando nos encontrábamos tan

solos… (Pausa) ¡Qué bien huele esta noche! Cuando está mucho tiempo

sola pierde hasta los sentidos… Estos meses sólo distinguía el rojo del

teléfono… (Pausa) Es un olor muy dulzón para ser jazmín, debe ser galán

de noche… (Pausa) En el comedor ví la bicicleta de gimnasia que te

regalé… (Pausa) Todo esto ocurrió en un segundo… Te sienta bien el

bigote… de verdad… Ahora mismo te dejaré subir… tranquilo… (Pausa)

Tu chica… o la chica que vive contigo… había preparado coles

gratinadas… coles de Bruselas para dos… Con esos ojos una chica no se

cocina coles de Bruselas para sí misma… (Pausa) Perdona lo que hice… La

bicicleta… Marilyn y esas coles que olían de maravilla, me arrastraron a

hacer una locura y todo pasó en un segundo… Empecé a golpearla con el

paraguas y con la mano abierta… en la izquierda llevaba el paraguas… y

ella se quedó paralizada… (El HOMBRE abre la puerta) Tranquilo, está

bien… sólo lleva un rasguño en una mano… Cuando empecé a golpearla

me di cuenta de que no era una chica especialmente guapa… No tenía más

pecho que yo… No iba maquillada con mucha sofistificación… Al tiempo

que la golpeaba veía su cara llena de pecas y de rimel corrido… Tampoco

iba vestida de ninguna forma especial… en ese momento estaba

planchando un suéter color salmón mientras veía un programa de televisión

y las coles se gratinaban al horno… Dejé de golpearla y la miré… Dejé de

golpearla, claro que sí, y la miré… (Pausa) Me la había imaginado tan

diferente… Cada persona es como un pozo sin fondo, y yo me había

quedado sin barandillas, perdóname… (Pausa) Luego hemos estado

tomando café… Tengo los labios llenos de pupas… Lo siento… me

encuentro ridícula… (Silencio) ¿Cómo te va el trabajo? (Pausa) ¿Qué tal el

negocio de tu amigo Luís? ¿Ya han abierto la imprenta? (Pausa) ¿Has

venido andando? (Pausa) Gracias por charlar conmigo… Si no hubiese

venido podría haber hecho una locura… (Pausa) llámame un día y

tomamos café… o mejor no llames… Tengo tu globo terráqueo y la

gabardina crema que fui a recoger a la tintorería… (El HOMBRE entra

dentro del portal) Ah, dile a Elena que las coles estaban muy buenas…

(El HOMBRE cierra la puerta. Se enciende una luz en la escalera. La

MUJER saca un pintalabios del bolso y se pinta los labios. Se apaga la luz

de la escalera. La MUJER con las dos manos toca todos los timbres. Sin

esperar respuesta se aleja calle abajo. (Pausa). Se oyen diferentes voces a

través del portero automático.)

VOCES DEL PORTERO AUTOMÁTICO:

-¿Quién es…?

-¿Quién?

-¿Ana?

-¿Quién ha dicho?

-¿Eres tú Ana?

-Fernando, ¿subes?

-¿Quién es?

-Mejor sube… estoy solo…

-¿Quién es?

-¿Subes o no?

-¿Qué haces Ana?

-¿Quién es?

-¿Qué quiere?

-¿Qué quiere?

-¿Ana? ¿Ana? ¿Ana?

(Oscuridad)

ESCENA 3

(Noche. Paso de cebra. Murmullo de ciudad. Semáforo verde para

peatones. Pausa. Simultáneamente a cada extremo del paso, aparecen el

PEATÓN y la PEATONA. Justo cuando parece que van a pasar, se pone el

semáforo ámbar. El PEATÓN y la PEATONA se miran. Calla el murmullo

de la ciudad. La frecuencia de la intermitente luz ámbar es mucho menor de

lo normal. En ese lapsus de indecisión ámbar oímos el pensamiento de la

PEATONA en voz en off.)

LA PEATONA:

¿Por qué me mira así? –No lo entiendo-. Es como si… como si no pudiera

dejar de mirarme… Es como si… (El PEATÓN de un bolsillo de la

chaqueta saca un paquete de tabaco) Claro… ahora me pedirá fuego… (El

PEATÓN se pone el cigarrillo en los labios.) Excusa perfecta… (El

PEATÓN busca el mechero) No puede engañarme… Me quiere hacer creer

que no tiene fuego… que lo ha dejado olvidado… No puede engañarme…

Lleva fuego en todos los bolsillos… Se ha quedado paralizado… -Vaya, yo

tampoco noto las piernas-. Es como si.. Claro… Ha notado el chispazo…

Ve por primera vez a esta desconocida y nota el chispazo… Ya no puede

volver atrás… Reconozco esos ojos… Ojos de electrocutado por una

descarga ¿pasional? (El PEATÓN que continúa buscando el mechero se

palpa en el pecho) ¿Qué intentas? ¿Amortiguar los golpes?... Es inútil…

Desde aquí oigo como descarrila tu corazón en el interior de tu pecho… -¿o

será el mío?- También desde esta distancia adivino como se van dilatando

tus pupilas en el interior de esos ojos tan negros… ¡Ah, yo también he

notado el chispazo! (El PEATÓN mira hacia atrás) Ya no podemos tirarnos

atrás… ¡Mírame! ¿Dónde está el cortocircuito? Mil voltios de potencia.

¿Qué va a pasar? (Los dos peatones dan un paso hacia delante) No…

esperemos al verde… Primero el rojo, luego el verde… esa será la señal…

(Los dos peatones regresan al mismo lugar) ¿Y ahora qué? El PEATÓN se

pone la mano en la cabeza.) Estás intentando recordar la dirección de un

hotel… ¿No es eso? Sí, uno de esos hoteles donde hay prevista una salida

de emergencia en caso de incendio… ¿Acaso esperas un incendio entre

nosotros? Sí, eso es lo que esperas… - Muy cerca de aquí creo que hay no

de esos hoteles – (La PEATONA mira hacia los dos lados intentando

orientarse. El PEATÓN también lo hace) ¿Tanto le he gustado que con solo

verme ya quiere llevarme a uno de esos hoteles…? –Aquí detrás hay uno,

¿cómo se llama? – Uno de esos hoteles donde el desayuno está incluido en

el precio de la habitación… - Me he dejado el carné de identidad -. Claro,

en este tipo de hoteles nadie se queda a desayunar… (El PEATÓN con el

cigarro apagado da varias caladas) Con el verde me pedirá fuego… Esa

será la excusa pasional… La verdadera señal… Fuego de mi fuego… (La

PEATONA también se pone el cigarrillo den los labios) El primer cigarrillo

encenderá la mecha del gran incendio… Nunca había estado tan encima de

la boca del volcán… - Horror, mañana tengo dentista.- No puedes escapar

de mis ojos… - No, mañana no… mañana es jueves, menos mal-. Mis ojos

pardos… - En ese tipo de hoteles seguro que no piden el carné de identidad

– Fuego de mi fuego… Fuego de mi carne, carne de mi carne… No puedo

parar… Pídeme fuego y te daré fuego… Pídeme agua y te daré agua… (La

PEATONA levanta el paraguas y sale un gran chorro de agua) Pídeme

tierra y te daré tierra… (La PEATONA se sacude el abrigo creando una

gran polvareda) Tengo tierra suficiente como para poder enterrarte en

ella… Ya no puedo pensar… ¡”Monte pelado”! Sí, es el nombre del

hotel… ¿Quieres que pasemos juntos la noche en el “Monte pelado”? – No

levo mi cepillo dental – También te puedo dar aire… Guardo aire en mis

pulmones como para que podamos echarnos a volar… a volar… - El último

avión sale a las… quiero decir el último tren sale a las doce y media,

apenas tendríamos dos horas…- Pero sobre todo te puedo dar fuego…

Agua, aire, tierra, fuego… - También podría coger un taxi, si él paga el

hotel yo podría volver más tarde en taxi – Estás atado… Atado a mis ojos

de conocida y desconocida… Perfecto… Si no cojo el tren incluso

podríamos ir a cenar… - Voy hecha un desastre – Hace un instante he

visto… (comienza a quitarse el abrigo) en un escaparate un vestido

precioso para la ocasión… (Debajo del abrigo aparece el vestido precioso

para la ocasión) ¿Qué te parece…? ¿No tienes palabras? ¡Vamos, ahora

mismo se pondrá el rojo! Monte rojo… Volcán pelado… - con llegar a

casa antes de que mi marido vuelva del trabajo… - Desayuno rojo en la

boca roja del volcán… Vamos a sobrevolar el volcán… (Vuelve a ponerse

el abrigo) No puedo esperar más…

(El PEATÓN y la peatona comienzan a pasar. La intermitente luz

ámbar recupera su frecuencia normal. Oímos el murmullo de la

ciudad. Cuando el PEATÓN y la PEATONA llegan a la misma altura,

se detienen frente a frente.)

EL PEATÓN: ¿Me podría dar fuego?

LA PEATONA: Ahora mismo…

(La PEATONA saca un mechero. Prueba de encender pero no lo

consigue.)

LA PEATONA: No queda gas.

(Semáforo rojo. Cláxones fuertes de coches.)

LA PEATONA: Buenas noches…

EL PEATÓN: Buenas noches…

(Los peatones cruzan muy rápidos la calle siguiendo direcciones

opuestas. Cuando llegan a la acera se detienen. La PEATONA tira el

cigarro al suelo y después lo pisa. El PEATÓN saca un mechero de un

bolsillo, Se enciende un cigarrillo. Oscuridad.)

ESCENA 4

(Un sofá. A cada extremo dos mesitas con dos teléfonos. Entra la

PRESIDENTA con una vela encendida en una mano. Se sienta en un lateral

del sofá. Coge el auricular del teléfono y marca un número.

Inmediatamente suena el teléfono de al lado. Por el otro lateral entra el

VECINO DE ABAJO. En la oscuridad coge el auricular de su teléfono.)

VECINO DE ABAJO: ¿Sí?

PRESIDENTE: Buenas noches…

VECINO DE ABAJO: Buenas noches…

PRESIDENTA: ¿No le habré molestado?

VECINO DE ABAJO: ¿Quién es?

PRESIDENTA: Su presidenta.

(Pausa)

VECINO DE ABAJO: ¿Cómo?

PRESIDENTA: La presidenta de la escalera.

VECINO DE ABAJO: ¿Ha ocurrido algo?

PRESIDENTA: Nada importante…

VECINO DE ABAJO: Entonces…

PRESIDENTA: ¿Tiene luz?

VECINO DE ABAJO: Pues… no sé…

PRESIDENTA: ¿Estaba durmiendo?

VECINO DE ABAJO: La verdad es que…

PRESIDENTA: No era mi intención molestarle… (El VECINO DE

ABAJO bosteza) Sólo quería saber si tenía luz…

VECINO DE ABAJO: ¿Por qué?

PRESIDENTA: Yo no tengo… llevo tres horas sin luz… inmovilizada…)

(Pausa. El VECINO DE ABAJO enciende la lamparilla.)

VECINO DE ABAJO: Tengo luz.

PRESIDENTA: Entonces… no es un problema de la finca…

VECINO DE ABAJO: Debe ser un problema suyo…

(El VECINO DE ABAJO vuelve a bostezar.)

PRESIDENTA: Siento haberle sacado de la cama…

VECINO DE ABAJO: No estaba en la cama…

PRESIDENTA: ¿No?

VECINO DE ABAJO: Cuando sonó el teléfono estaba en una silla de la

cocina…

PRESIDENTA: ¿Sí?

VECINO DE ABAJO: No sé qué estaba soñando…

PRESIDENTA: Espero que fuera un sueño horrible…

VECINO DE ABAJO: ¿Horrible?

PRESIDENTA: Ya que le he sacado de un sueño… prefiero que sea de una

pesadilla… Todavía me sentiría más culpable si supiera que… ya me

entiende… me sentiría fatal si usted estuviera dentro de un sueño agradable

y yo le hubiera sacado… No me lo perdonaría. (Pausa) Si fuera de día no le

hubiera llamado… pero ha caído la noche como de repente… y sin luz…

VECINO DE ABAJO: ¿Es de noche?

PRESIDENTA: Y tanto…

VECINO DE ABAJO: ¿Qué hora es?

PRESIDENTA: Las once y media…

VECINO DE ABAJO: ¿Las once y media de la noche?

PRESIDENTA: ¿Qué pasa?

VECINO DE ABAJO: Me he quedado dormido…

PRESIDENTA: ¿Tenía algo que hacer?

VECINO DE ABAJO: Siempre me pasa lo mismo…

PRESIDENTA: ¿Lo mismo?

VECINO DE ABAJO: Cuando tengo algo importante me quedo dormido…

PRESIDENTA: No sería tan importante…

VECINO DE ABAJO: Lo era…

PRESIDENTA: ¿Seguro?

VECINO DE ABAJO: No sabe usted hasta qué punto…

PRESIDENTA: ¿Le esperan en algún sitio?

VECINO DE ABAJO: Hace dos horas…

PRESIDENTA: ¿Por qué no llama por teléfono?

VECINO DE ABAJO: En la otra punta de la ciudad…

PRESIDENTA: Llame y dígales que ha tenido un problema…

VECINO DE ABAJO: Nadie cogerá el teléfono..

PRESIDENTA: Llame de todas formas… A veces cuando menos esperas

que alguien coja el teléfono, lo cogen…

VECINO DE ABAJO: Mira que lo sabía… Y eso que no me he tumbado

en la cama… Me he sentado en una silla de la cocina… la silla más

incómoda… Ahora me acuerdo qué estaba soñando… Estaba en la cocina

esperando a que saliera el café… y no salía… dos horas esperando a que

saliera el café y no salía…

PRESIDENTA: ¿Y ahora qué?

VECINO DE ABAJO: ¿Le importa que fume?

PRESIDENTA: Todo lo contrario… yo también fumo…

(La PRESIDENTA y el VECINO DE ABAJO encienden sus

cigarrillos. Los dos tiran la ceniza en un cenicero común que hay en

una mesita frente al sofá.)

VECINO DE ABAJO: Oiga…

PRESIDENTA: ¿Qué?

VECINO DE ABAJO: No se preocupe… no es la primera vez que me

pasa…

PRESIDENTA: ¿Qué?

VECINO DE ABAJO: Perder un trabajo… así…

PRESIDENTA: ¿Era una entrevista de trabajo?

VECINO DE ABAJO: ¿Qué iba a ser si no?

(Pausa)

PRESIDENTA: Ya saldrá otra cosa…

VECINO DE ABAJO: Mira que quedarme dormido…

PRESIDENTA: ¿A qué se dedica?

VECINO DE ABAJO: ¿Qué soy… se refiere?

PRESIDENTA: Sí…

VECINO DE ABAJO: Hago de todo un poco…

PRESIDENTA: Entonces lo tendrá muy fácil…

VECINO DE ABAJO: En un principio me presento a todo lo que sale…

PRESIDENTA: ¿De verdad?

VECINO DE ABAJO: Por regla general acudo a todas las ofertas de

trabajo que aparecen…

PRESIDENTA: ¿Es eso cierto?

VECINO DE ABAJO: Yo me presento… y si no me cogen me vuelvo a

casa…

PRESIDENTA: Es una buena idea… (Pausa) Entonces… ¿Sabe de todo un

poco?

VECINO DE ABAJO: Más o menos sí…

PRESIDENTA: ¿Sabe algo de electricidad?

VECINO DE ABAJO: ¿Electricidad?

PRESIDENTA: Si pudiera venir a casa a echarle un vistazo a la

instalación… Vivo justo arriba…

VECINO DE ABAJO: (Mirando hacia arriba) ¿Arriba?

PRESIDENTA: Quizás encuentre el problema…

VECINO DE ABAJO: Lo que pasa es que sin luz…

PRESIDENTA: Se lo agradecería muchísimo…

VECINO DE ABAJO: La verdad es que no sé casi nada de instalaciones…

y más a oscuras…

PRESIDENTA: Por favor… no sabe la noche que me espera…

VECINO DE ABAJO: Quizás vuelva…

PRESIDENTA: ¿Quién?

VECINO DE ABAJO: La luz…

PRESIDENTA: No creo…

VECINO DE ABAJO: Es mejor que llame a un profesional… Siento no

poder ayudarla…

PRESIDENTA: Se ha ido tan de repente…

VECINO DE ABAJO: Las cosas terribles siempre ocurren así…

(Pausa)

De verdad que lo siento… Le he dicho que sé de todo un poco… pero no

soy especialista en casi nada… De hecho, sólo tengo un título…

Silvicultura.

PRESIDENTA: ¿Cómo?

VECINO DE ABAJO: El año pasado hice un cursillo intensivo de

silvicultura…

PRESIDENTA: ¿Silvicultura?

VECINO DE ABAJO: ¿No sabe lo que es?

PRESIDENTA: Más o menos… Pero… ¿qué es exactamente?

VECINO DE ABAJO: Cultivo de bosques…

(Pausa)

PRESIDENTA: ¿Los bosques se cultivan?

VECINO DE ABAJO: Ya hemos llegado a eso…

PRESIDENTA: Yo pensaba que nacían ellos solos…

VECINO DE ABAJO: Eso era antes…

PRESIDENTA: ¿Antes?

VECINO DE ABAJO: Antes de la silvicultura…

(Pausa)

PRESIDENTA: Qué curioso…

VECINO DE ABAJO: ¿El qué?

PRESIDENTA: Ahora que lo pienso… tu profesión y la mía… ¿No te

importa que te hable de tú?

VECINO DE ABAJO: Todo lo contrario… ¿Qué decías de tu profesión y

la mía?

PRESIDENTA: Están relacionadas…

VECINO DE ABAJO: ¿Ah, sí? ¿Cual es tu profesión?

PRESIDENTA: El año pasado hice un cursillo intensivo de animadora

juvenil…

VECINO DE ABAJO: ¿Ah, sí?

PRESIDENTA: Tres semanas intensivas…

VECINO DE ABAJO: ¿Y qué tiene que ver con la silvicultura?

PRESIDENTA: Casi todas las animaciones… se hacen al aire libre… a ser

posible en bosques…

VECINO DE ABAJO: Qué casualidad… ¿Y ya has trabajado alguna vez?

PRESIDENTA: De animadora… todavía no…

VECINO DE ABAJO: Debe ser divertido…

PRESIDENTA: A mí me da un poco de miedo…

VECINO DE ABAJO: ¿Por qué?

PRESIDENTA: Las prácticas las hicimos sin niños…

VECINO DE ABAJO: La verdad es que estos cursos son un poco

teóricos…

(Pausa)

PRESIDENTA: Escucha… ¿Tu y yo?

VECINO DE ABAJO: ¿Qué?

PRESIDENTA: No nos hemos visto nunca, ¿verdad?

VECINO DE ABAJO: Creo que no…

PRESIDENTA: ¿Dónde tienes el teléfono?

VECINO DE ABAJO: En la mano…

PRESIDENTA: No, me refiero… ¿en qué habitación de la casa?

VECINO DE ABAJO: En el comedor…

PRESIDENTA: Entonces… te tengo justo debajo de mí…

VECINO DE ABAJO: ¿Tú también estás en el comedor?

(La PRESIDENTA da algunos golpes en el suelo. El VECINO DE

ABAJO mira hacia arriba.)

VECINO DE ABAJO: Entonces… ¿Te tengo encima?

PRESIDENTA: Me alegro, ¿sabes?

VECINO DE ABAJO: ¿De qué?

PRESIDENTA: De poder hablar contigo… Cada vez que hay un apagón la

paso fatal… estar en casa sin oír el ruido de la nevera… ni la lavadora… ni

la televisión… Menos mal que funciona el teléfono…

VECINO DE ABAJO: Te llamas Silvia, ¿verdad?

PRESIDENTA: ¿Silvia?

VECINO DE ABAJO: ¿No?

PRESIDENTA: No…

VECINO DE ABAJO: No sé porqué pensaba que te llamabas Silvia…

PRESIDENTA: Imagino que estás confundido por lo de la silvicultura…

VECINO DE ABAJO: Debe ser eso…

PRESIDENTA: L entrevista de trabajo… ¿era para silvicultor?

VECINO DE ABAJO: No tenía nada que ver…

PRESIDENTA: A veces pienso que me gustaría pasar una buena

temporada en un refugio en el bosque…

VECINO DE ABAJO: ¿Sola?

PRESIDENTA: No exactamente…

VECINO DE ABAJO: En los bosques, de todas formas, aunque estés

acompañado, estás solo…

PRESIDENTA: Claro, porque allí la noche es noche de verdad… No sé si

con mi miedo a la oscuridad… podría pasar una noche sola en el bosque…

(Silencio) Eres Fernando, ¿no?

VECINO DE ABAJO: No…

PRESIDENTA: Pues lo he mirado en la lista de vecinos…

VECINO DE ABAJO: ¿Fernando no es el del tercero?

PRESIDENTA: ¿El higienista dental?

VECINO DE ABAJO: Sí, el que acaba de tener un hijo…

PRESIDENTA: No sé como lo he podido confundir contigo… (Pausa) ¿Tú

tienes hijos?

VECINO DE ABAJO: No, ni siquiera estoy casado… ¿Tú estás casada?

PRESIDENTA: Hasta hace poco tenía un medio novio…

VECINO DE ABAJO: Yo también…

PRESIDENTA: En esta ocasión he sido yo la que ha decidido cortar…

VECINO DE ABAJO: Pues a mí ha sido ella la que me ha dejado…

PRESIDENTA: ¿Por otro?

VECINO DE ABAJO: No, por el mismo… Cuando la conocí ya iba con

él…

PRESIDENTA: Es difícil el amor…

VECINO DE ABAJO: ¿Verdad?

(Pausa)

VECINO DE ABAJO: Escucha… viviendo tan cerca…

PRESIDENTA: ¿Qué?

VECINO DE ABAJO: No estaría mal que un día tomáramos café…

PRESIDENTA: Estaría muy bien…

VECINO DE ABAJO: ¿Qué número tienes?

PRESIDENTA: Vivo en el piso seis…

VECINO DE ABAJO: Me refiero al número de teléfono…

PRESIDENTA: Si quieres verme no tienes más que subir…

VECINO DE ABAJO: Casi prefiero antes llamarte por teléfono…

PRESIDENTA: De verdad que no hace falta…

VECINO DE ABAJO: Me sabe mal…

PRESIDENTA: Cualquier tarde sube y tomamos un café…

VECINO DE ABAJO: Tengo la costumbre de llamar antes por teléfono…

PRESIDENTA: Como si quieres subir ahora…

VECINO DE ABAJO: ¿Ahora?

PRESIDENTA: Ahora precisamente no tengo luz… pero…

VECINO DE ABAJO: Pues nos llamamos…

PRESIDENTA: 4563452

VECINO DE ABAJO: ¿Cómo?

PRESIDENTA: Mi número de teléfono…

VECINO DE ABAJO: Me lo apunto…

PRESIDENTA: 4563452

VECINO DE ABAJO: Perfecto… ¿Cómo has conseguido el mío?

PRESIDENTA: En la lista de vecinos…

VECINO DE ABAJO: Entonces… ¿tendrás los de mis vecinos de abajo?

PRESIDENTA: Los de todos los vecinos…

VECINO DE ABAJO: ¿Me lo podrías dar?

PRESIDENTA: ¿Hay algún problema? Si hay algún problema… soy la

presidenta.

VECINO DE ABAJO: Verás, anteanoche… a las cuatro todavía estaban de

fiesta… Bueno, creo que era una fiesta… Ese tipo de fiestas que organizan

gente de la misma empresa…

PRESIDENTA: ¿Tú crees?

VECINO DE ABAJO: Estoy casi seguro…

PRESIDENTA: Pues no está claro…

VECINO DE ABAJO: Hacen muchas tonterías…

PRESIDENTA: Si es una fiesta de empresa que se vayan a una sala de

fiestas…

VECINO DE ABAJO: O que la organicen en la oficina…

PRESIDENTA: ¿Quieres que llame yo?

VECINO DE ABAJO: Llamaré yo… ¿Cómo se llaman…?

PRESIDENTA: A ver… Es una persona sola…

VECINO DE ABAJO: Pensaba que eran muchos… ¿Cómo se llama?

PRESIDENTA: Laura… 2345673.

VECINO DE ABAJO: Gracias…

PRESIDENTA: Escucha… ¿Tú y yo?

VECINO DE ABAJO: Todavía no nos hemos dicho el nombre…

PRESIDENTA: Es verdad… yo me llamo…

(Vuelve la luz al piso de la PRESIDENTA. Se enciende la luz de la

lamparilla. La televisión y todos los electrodomésticos se ponen en

funcionamiento.)

PRESIDENTA: ¡Aleluya!

VECINO DE ABAJO: ¿Aleluya?

PRESIDENTA: Ha vuelto la luz… Aleluya… todo vuelve a la

normalidad… la tele.., la lavadora… todo… Díos mío… muchas gracias…

Muchas gracias por tu…

VECINO DE ABAJO: No hay de qué…

PRESIDENTA: Bueno, tengo algunas cosas que hacer…

VECINO DE ABAJO: Sí, yo también…

PRESIDENTA: A ver si quedamos algún día…

VECINO DE ABAJO: Buenas noches…

PRESIDENTA: Buenas noches…

(La PRESIDENTA y el VECINO DE ABAJO, después de una breve

pausa, cuelgan sus teléfonos a la vez. Oscuridad.)

ESCENA 5

(Una oficina. En un lateral una ventana cristalera muy grande da a un

espacio interior. En ese instante está cerrada. En el otro lateral una

ventana abierta da a un espacio exterior. Entra luz del medio día. El

ADMINISTRADOR DEL MATADERO, sentado en la mesa escritorio,

escribe una carta. Intermitentemente mira a la ventana exterior. Se

levanta. Lee la carta en voz baja. Se dirige a la ventana interior.

Vuelve a la mesa y firma la carta. Se dirige al teléfono que tiene sobre

la mesa.)

ADMINISTRADOR DEL MATADERO: (A través del interfono) Por

favor… puede decir a Ana que suba a mi oficina dentro de diez minutos…

Gracias…

(El ADMINISTRADOR DEL MATADERO, pasea por la oficina

inspeccionando que todo esté en orden. Cambia de lugar la única

planta de la oficina colocándola encima de la mesa. Después de

consultar el reloj se dirige a la puerta. A partir de ese momento,

dirigiéndose a alguien imaginario, ensaya lo que va a decir a Ana.)

ADMINISTRADOR DEL MATADERO: (Después de hacer el gesto de

abrir la puerta.) “Buenas tardes, señorita Ana. Por favor, pase usted…”

(Pausa) Vaya, sólo hay una silla… ¡Qué desastre! Mejor es que no nos

sentemos ninguno de los dos… (Vuelve a la situación inicial) “Buenas

tardes Ana… Por favor… pase usted… ¿Quiere sentarse?” (Pausa) “Casi

mejor de pie, ¿no cree?” (Pausa) ¿Y ahora qué? (Mirando la planta) “¿Le

gusta la hierbaluisa? En mi oficina nunca falta la hierbaluisa… Huele como

a limón… Huélala… Huélala usted… Los entendidos la llaman citronela…

Del francés “citrón”. ¿Sabe usted francés?” No, no, así la vas a asustar…

(Vuelve a la posición inicial) “Ana, pase usted. Siéntese si quiere. Yo me

quedaré de pie… Es mejor para mi artrosis y para la circulación… de la

sangre, quiero decir…” (Pausa) “Bueno, intentaré ser claro, señorita Ana…

Ha llegado a mis oídos que usted, mañana, quiere abandonarnos para irse a

trabajar a un matadero industrial muy lejos de aquí… y bien, yo… como

administrador de este matadero…” ¡No, matadero no! “Yo, como

responsable de este desolladero…” ¡Tampoco! “Yo, como gestor dedicado

al beneficio de las reses…” Sí, así mejor… “Yo, señorita Ana, me veo

obligado a sugerirle que no nos abandone… y que continúe como ha estado

haciendo durante estos últimos quince años, al servicio de esta utilísima

empresa, encargada de alimentar, aportando los nutrientes y las proteínas

necesarias a esta comarca maravillosa… donde nació usted… y donde nací

yo… (Se dirige a un archivador) ¿Sabía que su abuelo y el suyo trabajaron

juntos en este matadero…? (Coge una de las fichas) Mi abuelo era maestro

sangrador y el suyo… aquí tengo su ficha… su abuelo, trabajaba en la sala

de despiece como descarnador… ¿Qué le parece…? ¿No la emociona a

usted…? (El ADMINISTRADOR DEL MATADERO pasea por la oficina

dando pequeños pasos como haciéndose el interesante) ¿Sabía señorita

Ana, que para Platón, el oficio de su abuelo, y no lo olvide, el suyo

también, lo comparaba con el oficio del filósofo…? Voy a citarlo

textualmente… “Al igual que el trinchador o descarnador debe separar las

partes nobles de la res, de las partes innobles de la res, el filósofo debe

hacer lo mismo con el conocimiento…” ¿No sé si me entiende usted…?

(Pausa) No, quizás no funcione lo de Platón… (Se dirige a la ventana

interior) No es usted, señorita Ana, la primera que nos abandona para

marchar a las empresas cárnicas de la ciudad… por eso, y por el amor que

te tengo…” No te precipites, no te precipites… “Por el aprecio que le

tengo… le repito que se quede aquí… En esos mataderos, sólo encontrará

despersonalización, mecanización de la muerte… Aquí, y eso ya lo sabe

usted… los animales llegan con nombre al amanecer… y se van al

atardecer… sin nombre, sí, como nos vamos todos, a dar un paseo, por las

afueras del pueblo… bajo el crepúsculo… ya me entiende usted… (Pausa)

Aquí, a la muerte se le mira cara a cara… a los ojos… Igual que yo la miro

ahora a usted… a los ojos… ¡Qué ojos! Al igual que en el momento fatal el

matarife mira a los ojos del cordero, yo, señorita Ana, asisto a la negra

crecida de sus ojos… Tiene unos ojos tan bellos… Y ahora que ya ha visto

mis ojos, quiero que oiga mi corazón (Abre la ventana interior. Se oye el

murmullo del matadero. El ADMINISTRADOR observa el interior de las

instalaciones. ¿Lo oye? ¿Oye mi corazón, señorita Ana? (Cierra la ventana.

Calla el murmullo del matadero. Se dirige a la mesa escritorio. Coge un

frasco de pastillas y se toma una. (Pausa) Coge la carta, la revisa en voz

baja) Hágame ese favor, señorita Ana… Quédese aquí, conmigo… Sé que

los muchachos de la nave… dicen cosas sobre mí… tonterías… Es cierto

que soy un hombre callado, y que no me mancho las manos de sangre como

se las manchan ellos, como se las mancha usted… las manos, los tobillos,

los… bajo esa bata blanca…pero, señorita Ana, yo sumo, resto, multiplico,

divido las gotas de sangre, las gotas de lágrimas que se derraman en esta

catedral del dolor…” Con estas frases seguro que la impresionaré, seguro…

“Sé que los muchachos han inventado varios chistes donde el protagonista

soy yo… y no me gustaría que la influenciaran a usted… no crea que les

guardo rencor… He apuntado los chistes en una libreta pero no les guardo

rencor… Pero no me gustaría que esos matarifes que no van más allá del

cuchillo y del vino peleón… (Pausa) Pero qué estoy diciendo… Nada de

esto la había pensado…” Tengo que ser más directo… y darle la carta…

(vuelve a la posición inicial) “Buenas tardes Ana. Pasa, por favor… Te he

llamado porque quería hacerte una pregunta… ¿Huele bien, verdad? Los

especialistas le llaman citronela… del francés Citroën. (Pausa larga)

Bueno, te quería preguntar si tienes carné de conducir… (Pausa) ¿Y coche?

(Pausa) me gustaría proponerte una excursión… Ven aquí, por favor… (Se

dirige a la ventana exterior) ¿Ves aquella montaña…? Pues en la falda de

detrás… hay una aldea precios que se llama Paraíso Alto… Mi familia me

dejó una casita por herencia allí, y yo, por pereza… o… sabes que estoy

muy pegado al trabajo, no he ido nunca… ¿Qué te parece si pasáramos allí

el fin de semana juntos? Estoy temblando, señorita Ana…” ¡Continúa! “Si

usted quiere…” ¡No, háblale de tú! “Si lo desearas… sólo tendría que coger

la llave en el ayuntamiento… y esa casa sería para los dos… para

siempre… una atalaya inexpugnable para nuestro amor… Una atalaya en

las pestañas de aquella montaña… Podríamos ir y venir los dos en el

coche… yo ya no tengo edad para sacarme el carné de conducir… ¿Qué te

parece? ¡Quédate en el matadero! Tengo grandes ideas… pero te necesito a

ti… Podríamos colaborar juntos… He pensado poner música para el

sacrificio… Mahler, sólo el Mahler esencial… Ana, serás mi musa en el

paraíso y el infierno… un paraíso y un infierno que se confunden los gritos

de mi corazón… ¿Quieres oírlos…? ¿Quieres oír los gritos de mi

corazón…?”. (Abre la ventana interior. Entra el murmullo del matadero.

Ahora con más rabia que la vez anterior) ¿Los oyes, Ana? ¿Los oyes?

(Tocan a la puerta. Pausa larga. El ADMINISTRADOR DEL

MATADERO cierra la ventana. Calla el murmullo del matadero.

Lentamente se dirige a la puerta y la abre. En el umbral aparece la figura de

Ana. Pausa larga.) Ana. (Pausa) Pasa… usted… (Pausa) Si quiere…

siéntate… (Ana se sienta en la única silla. (Pausa) Yo… pasearé… Llevo

todo el día de pie… (Ana se queda mirando la planta) En mi oficina nunca

falta Hierbaana… Hierbaluisa en francés… Los más especialistas la

confunden con el limón… Huélala… y notará el perfume… francés (Se

dirige a la ventana exterior) Es un día precioso, ¿no? Ideal para sacarse el

carné de conducir… claro que sí… (Pausa) Ana, voy a ser más directo…

Ha llegado a mis oídos… que usted mañana… va a abandonarme… a mí y

a todos los demás… para irse a trabajar a un matadero de la capital… y

yo… como responsable único de este… matadero… me he permitido

escribirle una carta de recomendación que facilite su acceso a este tan

difícil mundo de la carne… (Coge la carta) “Estimado amigo:” Bueno,

mejor leeré únicamente el fragmento que habla de usted… (Lee)

Aprovecho la ocasión para recomendarle a una de nuestras mejores

empleadas. Se trata de Ana Durá. Después de haber servido a nuestra

empresa como incansable descarnadora, ha decidido dejar esta casa por

decisión propia, buscando una mejora en su posición laboral. Domina a la

perfección todas las artes de la matanza. Apenas una adolescente ya se puso

la bata para trabajar como auxiliar en la tripería. Después entró en la sala de

despiece como eficacísima trinchadora. Es perfecta despellejando, sutil

deshuesando, minuciosa en el desollado y excepcionalmente ha cumplido

las labores de matarife siendo fiel a nuestro lema en el momento crucial:

“Aquí, no venís a sufrir, venís a morir.” Es experta en el porcino, ovino y

caprino. Y aunque nuestro matadero no damos beneficio a las reses

equinas, estoy convencido que Ana, con su pasión y entrega, en unas

semanas de práctica, será capaz de descarnar a una yegua adulta con la

destreza de una profesional… Su actitud personal no podía ser más

ejemplar. Puntual, de tacto… quiero decir, de trato agradabilísimo, sensible

al sufrimiento innecesario de las reses. ¿Qué más podría decirle? Ciega y

sorda a una oferta que aquí seguramente le permitiría prosperar ha decidido

abandonarme, para probar fortuna en las empresas cárnicas de la capital.

Indiscutiblemente Ana, creará un enorme vacío con su ida en mis

instalaciones. Con ella se lleva, mi querido amigo, a mi mejor pieza.

Calurosos abrazos. (Pausa muy larga) Ana… ¿qué le parece?

(En ese instante suena muy fuerte la sirena del matadero. ANA y EL

ADMINISTRADOR DEL MATADERO dicen algo inaudible al público.

EL ADMINISTRADOR DEL MATADERO va a la mesa, coge la carta y

la introduce dentro de un sobre. Lo cierra. Luego lo entrega a ANA.

Continúa sonando la sirena. ANA y EL ADMINISTRADOR DEL

MATADERO se dan la mano. EL ADMINISTRADOR abre la puerta y

ANA se va. EL ADMINISTRADOR cierra la puerta. Calla la sirena.

Largísimo silencio en al que EL ADMINISTRADOR DEL MATADERO

permanece inmóvil. Se dirige al interfono y habla a través de él)

ADMINISTRADOR DEL MATADERO: Por favor, me podría traer un

café… (Pausa) ¡Ah, y un bocadillo de chorizo! Gracias.

(Oscuridad)