obsesiones espirituales (estudio de las parábola y enseñanzas de jesús)

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OBSESIONES ESPIRITUALES Reflexionar respecto al carácter epidémico de las obsesiones. Citar diferentes tipos de obsesión que Jesús curó. IDEAS PRINCIPALES Pululan en torno a la Tierra los malos Espíritus, a consecuencia de la inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es

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OBSESIONES ESPIRITUALES. ESTUDIANDO LAS PARÁBOLAS Y ENSEÑANZAS DE JESÚS

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Page 1: Obsesiones espirituales (estudio de las parábola y enseñanzas de jesús)

OBSESIONES ESPIRITUALES

• Reflexionar respecto al carácter epidémico de las

obsesiones.

• Citar diferentes tipos de obsesión que Jesús curó.

IDEAS PRINCIPALES

Pululan en torno a la Tierra los malos Espíritus, a consecuencia de la

inferioridad moral de sus habitantes. La acción maléfica de esos Espíritus es

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parte integrante de los flagelos con que la Humanidad abrazada en este

mundo. La obsesión que es uno de los efectos de semejante acción, como las

enfermedades y todas las tribulaciones de la vida, debe, pues, ser considerada

como prueba o expiación y aceptada con ese carácter. Allan Kardec. La génesis,

cap. 14, ítem 45.

Hay en el Evangelio diferentes relatos de cura de obsesiones realizadas por

Jesús. Por ejemplo: la del hombre mudo y subyugado (Mt. 932-34); la del

lunático (Mt. 17: 14-20); la del subyugado, ciego y mudo (Mt. 12:22-28); la del

hombre dominado por una legión e Espíritus (Mc 5:1-15)

1. Texto evangélico

Y estaba a en la sinagoga de ellos un hombre con un Espíritus inmundo, el cual

exclamo, diciendo: ¡Ah! ¿Que tenemos contigo, Jesús de Nazaret? ¿Viniste a

destruirnos? Se bien quién eres: el Santo de Dios. Y lo reprendió Jesús,

diciendo: cállate y sal de él. Entonces, el Espíritu inmundo, agitándolo y

clamando con gran voz, salió de él. Marcos 1:23-26

Y, habiéndose de ellos retirado, le trajeron un hombre mudo y endemoniado. Y,

expulso al demonio, el mudo hablo; y la multitud se maravilló, diciendo: Nunca

tal cosa se vio en Israel. […] Le trajeron, entonces, a un endemoniado ciego y

mudo; y, de tal modo lo curó, que el ciego y mudo hablaba y veía. Mateo 9:32-

33. 12:22

Y es que un hombre de la multitud clamó, diciendo, Maestro, te pido que mires a

mi hijo, porque es el único que tengo. Es que un Espíritu lo toma, y de repente

clama, y lo despedaza hasta espumar; y solo lo deja después de haberlo

quebrantado. Y rogué a tus discípulos que lo expulsasen, y no pudieron. Y Jesús,

respondiendo, dijo. ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuando estaré

aun con vosotros y os sufriré? Tráeme aquí a tu hijo. Y, cuando estaba

llegando, el demonio lo derribó y convulsionó; sin embargo Jesús reprendió al

espíritu inmundo, y curo al niño, y lo entregó a su padre. Lucas, 9:38-42

Y llegaron a otra margen del mar, a la región de los gadarenos. Y, saliendo el

del barco, le salió luego a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con

Espíritu inmundo, el cual tenía su morada en los sepulcros, y ni aun con

cadenas lo podía alguien prender. Porque, habiendo sido muchas veces preso

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con grilletes y cadenas, las cadenas fueron hechas por él pedazos, y los

grilletes migas y nadie lo podía amansar. Y andaba siempre, de día y de noche,

clamando por los montes y por los sepulcros e hiriéndose con las piedras. Y,

cuando vio a Jesús a lo lejos, corrió y lo adoro. Y, clamando con gran voz, dijo:

¿Qué tengo yo contigo. Jesús, hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no

me atormentes. (Porque le decía: sal de este hombre, Espíritu inmundo.) Y le

preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Y el le respondió, diciendo: Legión es mi

nombre, porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los enviase para

fuera de aquella provincia. Y andaba allí pastando en el monte una gran

manada de puercos. Y todos aquellos demonios le rogaron diciendo: Mándanos

para aquellos puercos, para que entremos en ellos. Y Jesús luego lo permitió. Y,

saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos; y la manada se

precipito por un despeñadero en el mar (eran casi dos mil) y se ahogaron en el

mar. Y los que apacentaban los puercos huyeron y lo anunciaron en la ciudad y

en los campos, y muchos salían para ver que era aquello que había acontecido.

Y fueron juntos a Jesús y vieron al endemoniado, al que tuviera la legión,

sentado, vestido y en perfecto juicio, y temieron. Marcos, 5:1-1502

La obsesión es un mal epidémico que afecta a la Humanidad desde

inmemorables tiempos. Proviene de la imperfección moral del ser humano,

de la misma forma que las enfermedades resultan de las imperfecciones

físicas.2 Allan Kardec clasifica la obsesión en tres niéveles, conforme la

gravedad o intensidad del problema: Obsesión simple, fascinación y

subyugación.6

Se llama obsesión a la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo.

Presenta características muy diferentes, que van desde la simple influencia moral, sin

perceptibles señales exteriores, hasta la perturbación completa del organismo y de las

facultades mentales. 1

La obsesión simple es de ocurrencia común y raras son las personas que, en

algún momento de la existencia, no hayan sufrido su acción. El observador se

inmiscuye en la vida de la persona, le alimenta ideas fijas que, mantenidas, le

afectan el equilibrio emocional y psíquico. Surgen como efecto de

inquietudes, desconfianzas, inseguridades, enfermedades que conducen a la

persona al lecho. 11

La obsesión simple es parasitosis común en casi todas las criaturas, considerándose el

natural relacionamiento psíquico vigente en todas las partes del Universo. Teniéndose en

vista la infinita variedad de las posiciones vibratorias en las que se demoran los hombres,

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estos solo sufren, cuando influyen en tales fajas, sintonizando, por proceso normal, con los

otros comensales ahí situados. 10

La fascinación tiene consecuencias más graves que la obsesión simple. Es una

ilusión producida la acción directa del Espíritu sobre el pensamiento del

médium [obsesado] y que, de cierta manera, le paraliza el raciocinio. >>7 En

general, el fascinado no cree que está siendo engañado: el Espíritu tiene el

arte de inspirarle confianza ciega, que le impide ver el embuste, aun cuando

ese absurdo esté a la vista de toda la gente.7

La fascinación ocurre por medio de la persistente inducción telepática,

producida por el obsesor sobre la mente del obsesado. Esta acción repercute

en el cuerpo físico, que, paulatinamente, se revela debilitado y enfermo, en

razón del vampirismo asociado al proceso. A la medida que el campo mental

de la victima cede a la influencia obsesiva, asimila no apenas la inducción

telepática, más tambien las actitudes y formas de ser de su huésped.

La subyugación es una obsesión muy grave, de ahí el haber sido llamada de

“posesión” en el pasado, una vez que hay dominio más severo del obsesor

sobre el obsesado. La subyugación << es una constricción que paraliza la

voluntad de aquel que la sufre y lo hace actuar mal a su pesar. En una

palabra; el paciente queda bajo un verdadero yugo. >>8

En el panel de las obsesiones, a la medida que se agrava el cuadro de la interferencia, la

voluntad del hospedero pierde los contactos de comando personal, en razón directa en la

que el invasor asume el gobierno. La […] subyugación puede ser física, psíquica y

simultáneamente fisiopsiquico. La primera, no implica en la perdida de la lucidez

intelectual, por cuanto la acción se da directamente sobre los centros motores, obligando

al individuo, no obstante se niegue a la obediencia, a ceder a la violencia que lo oprime.

[…] En el segundo caso, el paciente va [siendo] dominado mentalmente, cayendo en

estado de pasividad, no es raro bajo tortura emocional, llegando a perder por completo la

lucidez […] Por fin, se enseñorea, simultáneamente, de los centros del comando motor y

domina físicamente a la víctima, que queda inerte, subyugada, cometiendo atrocidades sin

nombre. 12

Jesús curo muchos procesos obsesivos, ilustrados en esta Guía con ejemplos,

siendo dos de Mateo, dos de Marcos y una de Lucas. En los días actuales, como

en la época de Jesús, la obsesión presenta carácter epidémico, en razón del

elevado número de casos existentes. En los textos evangélicos mencionados

percibimos que la obsesión, entre otros factores, puede ser provocada por

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uno o más espíritus y que trae daños a la salud, algunos serios, altamente

lesivos.

Importa considerar que el obsesor es usualmente denominado “demonio” o

“Espíritu inmundo” en los textos bíblicos, como resultado de los daños

provocados.

2. Interpretación del texto evangélico

3. Y estaba a en la sinagoga de ellos un hombre con un Espíritus inmundo, el

cual exclamo, diciendo: ¡Ah! ¿Que tenemos contigo, Jesús de Nazaret?

¿Viniste a destruirnos? Se bien quién eres: el Santo de Dios. Y lo reprendió

Jesús, diciendo: cállate y sal de él. Entonces, el Espíritu inmundo, agitándolo y

clamando con gran voz, salió de él. Marcos 1:23-26

Tenemos aquí, un ejemplo de obsesión simple, caracterizada por la

provocación de un Espíritu perturbado que pregunta a Cristo de forma

irónica y con falsa lisonja. Jesús, sin embargo, conociendo las intenciones lo

reprende de forma directa e incisiva, apartándolo del obsesado.

Precisamos guardar vigilancia contra las acciones obsesivas, entretanto, el

cuidado debe ser redoblado cuando son originarios de Espíritus hipócritas,

engañadores, acostumbrados a estimular. << […] la desconfianza y la

animosidad contra los que le son simpáticos. Especialmente los que les

pueden des enmascarar las imposturas son objeto de mayor animadversión

[desaprobación, advertencia, censura, reprimenda] de parte de ellos. >>9

Se refiere el evangelista a entidades perversas que se enseñoreaban del cuerpo de la

criatura. Entretanto esas inteligencias infernales prosiguen dominando vastos organismos

del mundo. En la edificación de la política, erguida para mantener los principios del orden

divino, surgen bajo los nombres de discordia y tiranía; en el comercio, formado para

establecer la fraternidad, aparecen con apellidos de ambición y egoísmo; en las religiones

y en las ciencias, organizaciones sagradas del progreso universal, acuden por las

denominaciones de orgullo, vanidad e intolerancia sectaria. No solamente el cuerpo de la

criatura humana padece la obsesión de Espíritus perversos. Los agrupamientos e

instituciones de los hombres sufren mucho más. Y cuando Jesús se aproxima, a través del

Evangelio, las personas y las organizaciones indagan con prisa: ¿Qué tenemos con Cristo”

¿Qué tenemos que ver con la vida espiritual? es preciso, permanecer vigilante frente a

tales sutilezas, por cuanto el adversario va penetrando tambien en los círculos del

Espiritismo evangélico , vestido en las túnicas brillantes de la falsa ciencia. 14

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• Y, habiéndose de ellos retirado, le trajeron un hombre mudo y

endemoniado. Y, expulso al demonio, el mudo hablo; y la multitud se maravilló,

diciendo: Nunca tal cosa se vio en Israel. […] Le trajeron, entonces, a un

endemoniado ciego y mudo; y, de tal modo lo curó, que el ciego y mudo

hablaba y veía. Mateo 9:32-33. 12:22

Estos dos registros de Mateo ponen en evidencia un proceso obsesivo que

produce mudez y ceguera, esto es, lesionando de forma más intensa el

organismo. Apartado <<[…] el huésped extraño por la bondad del Señor, el

enfermo fue inmediatamente reconducido al habla. Tenemos ahí la obsesión

compleja, atendiendo el alma y cuerpo.>> 16 ambas obsesiones pueden ser

categorizadas como fascinación.

En general, desconocemos las motivaciones que hacen a un Espíritu actuar

sobre uno u otro órgano del cuerpo físico del obsesado. Es posible que tal

instrumente orgánico presente alguna fragilidad en su constitución, siendo

más accesible a las influencias, pues en la << […] obsesión, el Espíritu actúa

exteriormente. Con ayuda, de su periespiritu, que le identifica con el del

encarnado, quedando esta final enlazado por una como tela y constriñendo

al proceder contra su voluntad. >>4

El hombre, en la estructuración fisiopsiquico, es una gran batería creando y acumulando

cargas eléctricas, con las que influencia y es influenciado. Todo sentimiento es energía

estática. Todo pensamiento es creación dinámica. Toda acción es arremetimiento, con

todos sus efectos. Cada individuo, siendo así, conforme a los sentimientos que nutre en la

estructura espiritual y según los pensamientos que entreteje en la mente, atrae o repele,

construye o destruye a través de las fuerzas que emite en las obras, en las palabras, en las

actitudes, con las que se evidencia por la instrumentación mental que le es propia. 15

Y es que un hombre de la multitud clamó, diciendo, Maestro, te pido que

mires a mi hijo, porque es el único que tengo. Es que un Espíritu lo toma, y de

repente clama, y lo despedaza hasta espumar; y solo lo deja después de

haberlo quebrantado. Y rogué a tus discípulos que lo expulsasen, y no

pudieron. Y Jesús, respondiendo, dijo. ¡Oh generación incrédula y perversa!

¿Hasta cuándo estaré aun con vosotros y os sufriré? Tráeme aquí a tu hijo. Y,

cuando estaba llegando, el demonio lo derribó y convulsionó; sin embargo

Jesús reprendió al espíritu inmundo, y curo al niño, y lo entregó a su padre.

Lucas, 9:38-42

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Y este texto evangélico evidencia un proceso obsesivo más grave, del tipo de

subyugación. El enfermo es portador de una afección mental, semejante a la

epilepsia, en razón del dominio del Espíritu, que lo subyuga y lo atormenta.

Este caso, tambien narrado por Mateo y Marcos, es peculiar porque los

discípulos de Jesús no consiguieron curar al enfermo, liberándolo del

obsesor. Indagado al respecto, Jesús hizo dos colocaciones de suma

importancia, relatadas por uno u otro evangelista; a) los discípulos no

curaron al epiléptico, subyugado por un Espíritu malévolo, “por causa de la

poca fe” (Mt. 17:20); b) en este tipo de obsesión, el Espíritu perseguidor solo

es apartado “con oración y ayuno "(Mt 17:21 y Mc 9:29).

Los Espíritus endurecidos son perseguidores implacables, vengadores que no

se compadecen de sus víctimas, de ahí el no ser convencidos con facilidad. El

trato con ellos exige paciencia y perseverancia, una vez que el sentido moral

les es reducido. En general, << […] no atienden a las exhortaciones, no

aceptan consejos, no obedecen a razones y no hay sentimiento, por más

generoso que sea que los conmueva.>>13 Las subyugaciones espirituales se

vinculan a acciones pasadas, de esta o de otras existencias, cuya amargura y

odio mantienen ligados a obsesor y obsesado.

Casi siempre la obsesión imprime venganza tomado por un Espíritu y cuyo

origen frecuentemente se encuentra en las relaciones que el obsesado

mantuvo con el obsesor, en precedente existencia. en los casos de obsesión

grave, el obsesado queda como que envuelto e impregnado de un fluido

pernicioso, que neutraliza la acción de los fluidos saludables y los repele. Es

de aquel fluido que importa desembarazarlo. Ahora, un fluido malo no puede

ser eliminado por otro igualmente malo. Por medio de una acción idéntica a

la del médium curador, en los casos de enfermedad, se hace preciso expeler

un fluido malo con el auxilio de un fluido mejor. No siempre sin embargo,

basta esta acción mecánica; cumple. Sobre todo, actuar sobre el ser

inteligente, al cual es preciso se posea el derecho de hablar con autoridad,

que, entretanto, fallece a quien no tenga superioridad moral. Cuanto mayor

esta sea, tanto mayor será aquella. Más, aun eso no es todo: para asegurar la

liberación de la víctima, se torna indispensable que el Espíritu perverso sea

llevado a renunciar a sus malos designios […]. 3

Y llegaron a otra margen del mar, a la región de los gadarenos. Y, saliendo el

del barco, le salió luego a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con

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Espíritu inmundo, el cual tenía su morada en los sepulcros, y ni aun con

cadenas lo podía alguien prender. Porque, habiendo sido muchas veces preso

con grilletes y cadenas, las cadenas fueron hechas por él pedazos, y los

grilletes migas y nadie lo podía amansar. Y andaba siempre, de día y de

noche, clamando por los montes y por los sepulcros e hiriéndose con las

piedras. Y, cuando vio a Jesús a lo lejos, corrió y lo adoro. Y, clamando con

gran voz, dijo: ¿Qué tengo yo contigo. Jesús, hijo de Dios Altísimo? Te conjuro

por Dios que no me atormentes. (Porque le decía: sal de este hombre, Espíritu

inmundo.) Y le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Y el le respondió, diciendo:

Legión es mi nombre, porque somos muchos. Y le rogaba mucho que no los

enviase para fuera de aquella provincia. Y andaba allí pastando en el monte

una gran manada de puercos. Y todos aquellos demonios le rogaron

diciendo: Mándanos para aquellos puercos, para que entremos en ellos. Y

Jesús luego lo permitió. Y, saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en

los puercos; y la manada se precipito por un despeñadero en el mar (eran

casi dos mil) y se ahogaron en el mar. Y los que apacentaban los puercos

huyeron y lo anunciaron en la ciudad y en los campos, y muchos salían para

ver que era aquello que había acontecido. Y fueron juntos a Jesús y vieron al

endemoniado, al que tuviera la legión, sentado, vestido y en perfecto juicio, y

temieron. Marcos, 5:1-15-02

Este pasaje evangélico, más allá de ilustrar el proceso obsesivo por

subyugación, demuestra que un mismo obsesado puede ser dominado por

varios Espíritus. en esta situación, la criatura no es más dueña de la propia

voluntad, quedando a merced de las imposiciones de los perseguidores

espirituales. La mente del encanado, en estas condiciones, vive sumergida en

graves perturbaciones, teniendo las energías físicas espoliadas, a lo largo del

tiempo, por el vampirismo degradante de los subyugadores, tan

desarmonizados como el mismo. El obsesado, comúnmente clasificado como

portador de locura, vive inmensos suplicios, totalmente alineado. Solamente

el Cristo para liberar al << […] pobre gadarenos, tan íntimamente

maniobrado por entidades crueles, y que más se asemejaba a un animal feroz,

refugiado en los sepulcros. >> 16

Es necesario interpretar correctamente estos versículos de Marcos, no

analizándolos de una forma literal: “Y andaba allí pastando en el monte una

gran manda de puercos. Y todos aquellos demonios le rogaron, diciendo:

Mándanos para aquellos puercos, para que entremos en ellos. Y Jesús lo

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permitió. Y, saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los puercos; y

la manada se precipitó por un despeñadero en el mar (eran casi dos mil) y se

ahogo en el mar. “

Obviamente, nos parece fuera de propósito suponer que Cristo iba a permitir

la muerte de los animales. El jamás eliminaría un mal con otro mal.

Una posibilidad es que, existiendo de hecho una manada de puercos en el

local, los obsesores quedaran tan enrabietados porque Jesús liberó al ser que

ellos subyugaban, que dirigieron su furia contra los irracionales, tal como

acontece con las personas que llenas de ira rompen los objetos, golpean

paredes o muebles y maltratan animales que se cruzan en su camino, cuando

se encuentran ensandecidos por la rabia. Allan Kardec nos ofrece estas

explicaciones:

El hecho de ser algunos malos Espíritus mandados meterse en cuerpo de puercos es lo que

puede ser menos probable. Además, sería difícil explicar la existencia de tan numeroso

rebaño de puercos en un país donde ese animal era tenido con horror y que no ofrecía

ninguna utilidad para la alimentación. Un Espíritu, porque sea malo, no deja de ser un

Espíritu humano, aunque tan imperfecto que continúe haciendo mal, después de

desencarnar, como lo hacía antes, y va contra todas las leyes de la Naturaleza que le sea

posible reencarnar en el cuerpo de un animal. En el hecho, pues, al que nos referimos,

tenemos que reconocer la existencia de una de esas ampliaciones tan comunes en los

tiempos de ignorancia y de superstición; o, entonces, será una alegoría destinada a

caracterizar las inclinaciones de ciertos espíritus inmundos. 5

Como cierre de este estudio insertamos estos sabios esclarecimientos de

Emmanuel:

Que la obsesión es una molestia del alma, no hay duda. La criatura desvalida de

conocimiento superior se rinde, inerme, a la influencia degradante, como la planta sin

defensa se deja invadir por la plaga destructora, y surgen los dolorosos enigmas orgánicos

que, muchas veces, culminan con la muerte. Disponemos, con todo, en la Doctrina Espirita,

la luz de las enseñanzas de Cristo, de verdadera ciencia curativa del alma, con recursos

propios para la solución de cada proceso morboso de la mente, eliminando la obsesión del

obsesado, como el agente químico o intervención operatoria suprimen la enfermedad en

el enfermo, desde que el interesado se somete a los impositivos del tratamiento. Si

conduces el problema de la obsesión con bastante lucidez para comprender las propias

necesidades, no desconoces que la renovación de la compañía espiritual inferior, a que te

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ajustas, depende de tu propia renovación. Oirás lecciones nobles, enseñándote el camino.

Recogerás, de aquí y de allí, consejos justos y precisos. Encontrarás, en suma, en los

principios espiritas, anotaciones ciertas y exacta orientación. Entre tanto, como en el caso

de la receta formulada por el médico abnegado y culto, en tu favor, la lección del Evangelio

consuela y esclarece, anima y honra a aquellos que la reciben, más, si no fuera utilizada, no

adelanta. 17