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LA PERCEPCIÓN VERÍDICA EN LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE * Janice Miner Holden ** ¿Son las experiencias cercanas a la muerte (ECM) alucinaciones de un cerebro agonizante, o son percepciones reales? Más allá de que la mayoría de las personas que pasaron por una ECM afirma que la experiencia tan o más real que la experiencia física (Fenwick y Fenwick, 1995, p.26; Miner Holden, 1988, p.I06, Moody, 1975, 78-7; Sabom, 1982, p. 16, y más allá de la teoría y la argumentación lógica, ¿qué tenemos hasta el momento como evidencia empírica basada en la observación directa y la investigación? El propósito de este artículo es revisar críticamente la literatura respecto a estas preguntas. Un episodio de proximidad a la muerte es una situación física en la que una persona sobrevive a un encuentro con la muerte, real o percibida como cercana, por lo general, durante una crisis médica aguda que amenaza o daña de gravedad la integridad física del individuo. Por el contrario, una experiencia cercana a la muerte es la experiencia subjetiva de una persona cuya conciencia funciona con independencia de su cuerpo físico durante un episodio de cuasi- muerte. Como se explica en otro artículo (http://www.alipsi.com.ar/e- boletin/boletin_psi_5-1_Enero_09.htm#tit01 ), sólo una de cada cinco o seis episodios de proximidad a la muerte recuerdan haber tenido una ECM. En este caso, las ECM están conceptualizadas como teniendo aspectos materiales y transmateriales. En el aspecto material, una persona con ECM percibe el fenómeno en el mundo físico y "material", a menudo próximo o en su propio cuerpo físico, pero otras veces sin el cuerpo o estando incluso lejos de éste. En el aspecto transrnaterial, una ECM se percibe en su dimensión trascendente, más allá del mundo físico. Yo empleo la palabra "aspecto” en lugar de "fase" porque este último implica secuencia, mientras que las personas con ECM pueden describir su percepción del mundo antes, durante y después de su percepción de una (o varias) dimensión transmaterial. Un ejemplo clásico de combinación entre lo material y lo transmaterial, es aquel en que una persona pudo ver su propia cirugía desde el techo, donde también vio a dos ángeles, cada uno acompañado a un cirujano que iluminaba con su luz los brazos de los cirujanos hasta sus manos, lo que significaba que garantizaban el éxito de la intervención quirúrgica de su espalda. Además, los lectores familiarizados con el término experiencia "fuera del cuerpo" (EFC) –aquellas experiencias en las que "la gente siente que su 'yo', o centro de conciencia, se encuentra fuera del cuerpo físico" (Alvarado, 2000, 183) reconocen que el término "ECM material" se usa en lugar de “ECM no material”. En este punto, estoy de acuerdo con Sabom (1982): “Porque incluso en el aspecto transrnaterial de las ECMs, estas personas sienten que sus conciencias están funcionando sin el recurso de su cuerpo físico, toda la experiencia probablemente sea mejor comprendida como EFC “extendida”. De modo que voy a conceptualizar las experiencias fuera del cuerpo como ECM extendidas durante la cual estas personas perciben los dominioa materiales y transmateriales. La percepción verídica de una ECM se refiere a cualquier percepción visual, auditiva, cinestésica, olfativa, etc. que una persona dice haber experimentado durante su propia ECM y que posteriormente corrobora porque se corresponde a una realidad material consensuada. Un ejemplo del dominio material es una persona que dijo que mientras su cuerpo estaba inconsciente, vio a su padrastro, de quien ella siempre supo que era devoto de comer alimentos saludables, comprar una barra de chocolate de una máquina expendedora con la intención comerla a escondidas; cuando ella recuperó la conciencia, le contó a su madre lo que había visto, y su madre confirmó la exactitud de la percepción de su hija. Un

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LA PERCEPCIÓN VERÍDICA EN LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE *

Janice Miner Holden **

¿Son las experiencias cercanas a la muerte (ECM) alucinaciones de un cerebro agonizante, o son percepciones reales? Más allá de que la mayoría de las personas que pasaron por una ECM afirma que la experiencia tan o más real que la experiencia física (Fenwick y Fenwick, 1995, p.26; Miner Holden, 1988, p.I06, Moody, 1975, 78-7; Sabom, 1982, p. 16, y más allá de la teoría y la argumentación lógica, ¿qué tenemos hasta el momento como evidencia empírica basada en la observación directa y la investigación? El propósito de este artículo es revisar críticamente la literatura respecto a estas preguntas. Un episodio de proximidad a la muerte es una situación física en la que una persona sobrevive a un encuentro con la muerte, real o percibida como cercana, por lo general, durante una crisis médica aguda que amenaza o daña de gravedad la integridad física del individuo. Por el contrario, una experiencia cercana a la muerte es la experiencia subjetiva de una persona cuya conciencia funciona con independencia de su cuerpo físico durante un episodio de cuasi-muerte. Como se explica en otro artículo (http://www.alipsi.com.ar/e-boletin/boletin_psi_5-1_Enero_09.htm#tit01), sólo una de cada cinco o seis episodios de proximidad a la muerte recuerdan haber tenido una ECM. En este caso, las ECM están conceptualizadas como teniendo aspectos materiales y transmateriales. En el aspecto material, una persona con ECM percibe el fenómeno en el mundo físico y "material", a menudo próximo o en su propio cuerpo físico, pero otras veces sin el cuerpo o estando incluso lejos de éste. En el aspecto transrnaterial, una ECM se percibe en su dimensión trascendente, más allá del mundo físico. Yo empleo la palabra "aspecto” en lugar de "fase" porque este último implica secuencia, mientras que las personas con ECM pueden describir su percepción del mundo antes, durante y después de su percepción de una (o varias) dimensión transmaterial. Un ejemplo clásico de combinación entre lo material y lo transmaterial, es aquel en que una persona pudo ver su propia cirugía desde el techo, donde también vio a dos ángeles, cada uno acompañado a un cirujano que iluminaba con su luz los brazos de los cirujanos hasta sus manos, lo que significaba que garantizaban el éxito de la intervención quirúrgica de su espalda. Además, los lectores familiarizados con el término experiencia "fuera del cuerpo" (EFC) –aquellas experiencias en las que "la gente siente que su 'yo', o centro de conciencia, se encuentra fuera del cuerpo físico" (Alvarado, 2000, 183) reconocen que el término "ECM material" se usa en lugar de “ECM no material”. En este punto, estoy de acuerdo con Sabom (1982): “Porque incluso en el aspecto transrnaterial de las ECMs, estas personas sienten que sus conciencias están funcionando sin el recurso de su cuerpo físico, toda la experiencia probablemente sea mejor comprendida como EFC “extendida”. De modo que voy a conceptualizar las experiencias fuera del cuerpo como ECM extendidas durante la cual estas personas perciben los dominioa materiales y transmateriales. La percepción verídica de una ECM se refiere a cualquier percepción visual, auditiva, cinestésica, olfativa, etc. que una persona dice haber experimentado durante su propia ECM y que posteriormente corrobora porque se corresponde a una realidad material consensuada. Un ejemplo del dominio material es una persona que dijo que mientras su cuerpo estaba inconsciente, vio a su padrastro, de quien ella siempre supo que era devoto de comer alimentos saludables, comprar una barra de chocolate de una máquina expendedora con la intención comerla a escondidas; cuando ella recuperó la conciencia, le contó a su madre lo que había visto, y su madre confirmó la exactitud de la percepción de su hija. Un

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ejemplo de dominio transmaterial es el caso de alguien que, tras recobrar la conciencia, dijo haber ido en su ECM a un reino transmaterial donde encontró a un familiar fallecido para quien la persona presumía que aún vivía, y poco después, recibió la noticia de que aquella persona había muerto poco antes de su episodio de ECM. Muchos autores han utilizado el término "percepción verídica" para describir o dar a entender que el conocimiento adquirido –el comer a escondidas de padrastro, la muerte de ese pariente– no podría haber sido percibido a través de los sentidos normales o deducidos por inferencia lógica. Sin embargo, aquí el término se utiliza para referirnos a toda aquella percepción ECM corroborada sea resultado de procesos normales sensoriales y/o lógicos. Por razones que se discutirán más adelante, los investigadores de las ECM han mostrado especial interés en lo que yo llamo la percepción verídica aparentemente no física (PV). En la PV, la personas con ECM tienen percepciones verídicas que, considerando las posiciones y/o condiciones de sus cuerpos físicos durante los episodios de muerte cercana, al parecer, no pudieron haber sido el resultado de procesos n sensoriales ormales o inferencia lógica ni, en consecuencia, mediatizados por el cerebro antes, durante o después de tales episodios. Por lo tanto, la PV sugiere la capacidad de la conciencia de funcionar independientemente del cuerpo físico. Como ilustran estos ejemplos, la PV se puede producir en los aspectos material y/o transmaterial de la ECM, pero, también parecen presentarse con mucha más frecuencia en el aspecto material. Numerosas descripciones anecdóticas de PV aparecen en la literatura de experiencias cercanas a la muerte, y los investigadores han tratado de estudiar el fenómeno en condiciones científicamente controladas. Antes de profundizar en estos temas, a continuación presentaré un análisis de la importancia de lainvestigación de las PV.

LA IMPORTANCIA DE PV

¿Por qué debería importarnos si existe la PV? Para responder a esta pregunta y continuar con la discusión, debemos hacer una distinción: la diferencia entre la muerte reversible y la muerte irreversible. La muerte reversible se refiere a condiciones tan extremas como un paro cardiorrespiratorio prolongado en el cual una persona, ya sea espontáneamente, o como resultado de los esfuerzos de otras personas, resucita y sobrevive. La muerte irreversible se refiere a la condición en la que el proceso de muerte ha avanzado tanto que la resucitación es imposible. En el estudio de la PV, esta distinción es importante porque desde un punto de vista puramente científico, la conciencia de una persona durante la muerte reversible puede o no indicar la naturaleza de la conciencia durante la muerte irreversible. La conciencia que se asocia con un cuerpo que no ha perdido aún la posibilidad de vivir puede o no ser la misma conciencia que se asocia con un cuerpo que ha perdido ese potencial. Con esta distinción en mente, las respuestas a la cuestión de la importancia de la PV son varias. La primera es que si existe la PV:

• entonces las personas con ECM podría tener no sólo el subjetivo, sino también una realidad objetiva de sus experiencias confirmada; • entonces la percepción de la conciencia, el pensamiento, la memoria, y así sucesivamenten podrían ser ser capaces de funcionar con independencia de la muerte y, tal vez, del cuerpo físico vivo; • entonces la conciencia podría considerarse como potencialmente capaz de continuar después de la muerte física irreversible, y

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• finalmente, podamos dar crédito a los aspectos no naterial de las ECM, incluyendo el mensaje de la mayoría de las personas que han tenido ECM respecto al sentido y propósito de la existencia humana.

En cuanto al primer punto, aunque las personas con ECM suelen estar firmemente convencidas de la realidad objetiva de sus experiencias a pesar que otras no les crean, la causa del estrés pos-experiencia se puede encontrar en la incredulidad de sus médicos, enfermeras, familiares, y otros (Greyson y Harris, 1987) . Por lo tanto, la afirmación de la realidad aparentemente objetiva de sus ECM probablemente promueve el bienestar de la ECM. En cuanto al segundo punto, resultados positivos defienden la hipótesis de que, al menos respecto a resucitar el cerebro, la conciencia puede funcionar independientemente de éste. Tales resultados contradicen las hipótesis más basales de la ciencia occidental: que el cerebro produce la experiencia consciente y, por tanto, la conciencia es totalmente dependiente de la función del cerebro (Kelly et al., 2007; Tart, 1975.). Evidencia que contradiga esta suposición tendría el potencial de revolucionar la comprensión de la condición humana, con posibles implicaciones que son tan difíciles de imaginar como si los creadores de la Internet pudieran haber previsto su impacto revolucionario en el mundo. Una de las consecuencias del segundo punto es el tercero: Si la conciencia puede funcionar con independencia del cuerpo muerto, tal vez siga funcionando más allá de la muerte. Sin embargo, muchos autores han afirmado que, desde un punto de vista puramente científico, las ECM solas nunca pueden probar la supervivencia de la conciencia después de la muerte corporal permanente. La razón es un conflicto entre la exigencia científica de que los investigadores estudien su tema directamente y el fracaso metodológico de los investigadores de encontrar personas irreversiblemente muertas de forma que participen en sus estudios, al menos hasta ahora. Aunque las PVs no pueden probar la supervivencia de la conciencia después de la muerte corporal, las investigaciones que arrojen resultados positivos sin duda podrían reducir la diferencia en la fe acerca de la supervivencia como tal. En cuanto al cuarto punto, los resultados positivos de la investigación también podrían dar credibilidad a lo que la mayoría de las ECM afirman categóricamente haber aprendido sobre el aspecto transmaterial de sus ECM: que la capacidad de amar y la adquisición de conocimientos son los objetivos más adecuados de la existencia humana. Sin embargo, para las personas de mentalidad más científica, pueden poner en duda la credibilidad de ese mensaje, ya que casi todos los fenómenos que percibimos durante los aspectos no materiales y trascendentes de sus experiencias pueden ser científicamente confirmados de manera muy limitada. Por lo tanto, un posible –y hasta probable– resultado positivo de la investigación PV podría ser la creencia de transmitir un mensaje y, en consecuencia, adoptar un compromiso humano cada vez más profundo e implementar políticas públicas más humanitarias. Por lo tanto, los resultados positivos de las PV tiene el potencial de beneficiar a las personas que han pasado por estas experiencias, la humanidad y la existencia terrenal en general. A continuación se presenta un análisis de las categorías de PV y procedimientos de investigación.

TIPOS DE AVP Y MEDIOS DE INVESTIGACIÓN AVP Hay dos fuentes de datos empíricos de PV en la literatura sobre experiencias cercanas a la muerte. Una de ellas es la anecdótica, en el que una personas con ECM relata PVs y cierta investigación posterior del episodio revela que el caso es genuino y razonablemente confiable. Otro es el estudio de campo que involucra el control de un objetivo perceptual en circunstancias en donde las PVs probablemente ocurran. Este último modo de investigación tiene como objetivo

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"capturar" PVs de manera que permiten la evaluación objetiva de la exactitud de la percepción; reduciendo como sea posible explicaciones físicas alternativas para tales percepciones; y que arrojan resultados cuantitativos susceptibles de análisis estadístico de la estimación del azar en la percepción. Desde una perspectiva científica, ambas fuentes de datos son valiosos (Brand y Anderson, 1998, p.13), y tienen en ambas direcciones, ventajas y desventajas. Las anécdotas constituyen datos cuaIitativos retrospectivos, que cuando se toman en conjunto, revelan el rango de condiciones en que ocurren las PVs, incluyendo las características de tales personas, y la naturaleza y las circunstancias de sus percepciones. Los problemas con esos datos son la insuficiente información para confirmar o negar la veracidad de tales percepciones, la dificultad de descartar explicaciones "materiales" de la percepción alternativas, posibles sesgos de memoria inconscientes, y el error entre testigos y/o investigadores. Por el contrario, los estudios de campo, si se diseñan bien, pueden reducir significativamente los problemas del dato anecdótico, pero no pueden revelar, por ejemplo, la variedad de condiciones en las que podrían aparecer las PVs. Una vez más, en términos del valor empírico, la amplitud y la profundidad son importantes. Sin embargo, el potencial para reunir datos definitivos sobre la supuesta precisión y no fisicalidad de las PVs se basa más en la modalidad del estudio de campo (Holden, 1988, 1990; Holden y Joesten; Parnia 2006). Sin embargo, ninguna justificación para invertir en recursos necesarios para estudios de alta calidad provienen de anécdotas que indican que este tipo de inversión es una promesa razonable de "éxito" en la captura relativamente indiscutible de percepción verídicas nor físicas. A la luz de estos acuerdos, en la siguiente sección se analizand algunos relatos de PVs e investigaciones en la literatura sobre ECM.

RESUMEN DE RELATOS DE PERCEPCIONES VERIDICAS Y SU INVESTIGACION

Anécdotas Los primeros indicios de PV en la literatura proviene bajo la forma de anécdotas. En el libro que abrió el estudio de las experiencias cercanas a la muerte, Raymond Moody incluyó una sección titulada "Corroboración", donde comienza diciendo: "La pregunta natural que surge es si cualquier evidencia de realidad de las experiencias cercanas a la muerte pueden ser adquiridas de forma independiente a las descripciones de las propias experiencias" (Moody, 1975, pp. 92-93). Entonces publicó cuatro casos en los que le habían presentado pruebas. Un paciente le dijo a su médico "todo lo que había ocurrido desde el inicio del paro respiratorio hasta que empezó a recuperar la conciencia, a lo que el médico quedó shockeado, sin saber cómo responder, y preguntando una y otra vez respecto al tiempo de inconsciencia” (Moody 1975, p.94). En otro caso, cuando el paciente recuperó la conciencia después de un accidente, le contó a su padre los detalles de su rescate, y el color de la ropa de su rescatista, que su padre confirmó con exactitud de detalles, "incluso -dijo el joven– mi cuerpo estaba físicamente fuera de este tiempo, y no había forma en que pudiera haber visto o escuchado estas cosas sin estar fuera de mi cuerpo" (Moody 1975, p.94). Moody relata también que en otros casos, se había recogido testimonios de testigos independientes que coincidían con la escena, aunque no dá ejemplos y discute brevemente los desafíos logísticos y filosóficas de tales casos. En realidad, estos casos han aparecido en las últimas décadas en la literatura antes de la obra de Moody. La primera que encontré fue de un médico llamado A.S. Wiltse (1889) la descripción de su propia experiencia en 1880 que ocurrió durante una fiebre tifoidea. Después de permanecer en evidente paro cardíaco y respiratorio, que estima fue de media hora, revivió de forma espontánea y

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posteriormente se recuperó. En 1892, Frederic W.H.Myers investigó el caso de Wiltse, y obtuvo el informe clínico del médico, sus familiares y un amigo en la escena en el lecho de presunta muerte. El médico a cargo, S.H. Raynes, dijo que por todos los signos, incluyendo la inserción de una aguja en varios puntos del cuerpo Wiltse, el paciente estaba muerto. Wiltse informó que perdió el conocimiento la primera vez y luego la recuperó para presenciar como su "espíritu" salía de su cuerpo (Myers, 1892, p. 181). Durante esa ECM, vio, entre otras cosas, a dos mujeres llorando junto a su cama. Su hermana, Sarah, mientras que su hermano todavía estaba consciente: “Pensé que podía sentir mi tacto, y creía que podía ver mi cara, por lo que no me permitiría llorar. No fue hasta que estuvimos seguros que todos sus sentidos corporales habían cesado que entonces me permití llorar, por lo que su singularmente bien recordado tren de pensamiento acerca de su alma, y su observancia de su esposa y hermana llorando, tienen que haber ocurrido mientras estaba aparentemente inconsciente, y después que el médico me había declarado muerto” (Myers, 1892, p.192). Curiosamente, esa misma hermana exhibió la circunspección y el pensamiento crítico evidente en el literatura de ECM durante el próximo siglo, cuando llegó a la siguiente conclusión: “Me parece que el valor psicológico de este fenómeno radica en la probable actividad de la mente durante la aparente inconsciencia, y no una conjetura que puede ser puramente azarosa sobre las relaciones de la vida y la muerte sobre la que podría basarse, aunque hay que respetar la opinión de los que piensan como las personas sencillas que habitan en las montañas de que el Dr. Wiltse realmente murió y volvió a la vida. (Myers, 1892, p. 193). Durante el siguiente siglo, las anécdotas de PVs continuaron apareciendo en la literatura. Una de los primeras, citada a menudo, es el caso de Kimberly Clark, una trabajadora social que se encontró un zapato en una repisa de la ventana del hospital como lo había visto en el aspecto material de su experiencia (Clark, 1984). Uno de los relatos más recientes es uno de los más citados por su valor probatorio. La siguiente descripción proviene del libro Light and Death [Luz y Muerte] del cardiólogo e investigador Michael Sabom (1998), con entrevistas a los actores clave y la recreación de los acontecimientos que se presentan en el documental British Broadcasting Corporation, The Day I Died: The Mind, the Brain, and Near-Death Experiences [El Día que Morí: La mente, el cerebro, y las experiencias cercanas a la muerte] (Broome, 2002). En 1991, en Atlanta, Georgia, a la música Pam Reynolds se le diagnosticó la dilatación de una arteria cerebral a punto de estallar. Al principio, se creía que ese aneurisma inoperable, pero el neurocirujano Robert SpetzIer, practicó una intervención quirúrgica llamada "paro cardíaco hipoténico" (Sabom, 1998, p.37), que parecía ser la única esperanza de supervivencia de Reynolds. La cirugía requería que su temperatura corporal baje a 15oC, deterner el latido del corazón y la respiración, disminuir sus ondas cerebrales, y extraer la sangre de su cabeza" (Sabom, 1998, p.37). En esta condición permanecería por el tiempo que tome el cirujano reparar el aneurisma. Aqui se relatan los principales acontecimientos relacionados con la PV, documentado en el informe quirúrgico de SperzIer en ese día de agosto 1991. Salvo que se especifique lo contrario, este material se parafrasea en las páginas 38-47 del libro de Sabom (1998):

7:15 AM. Reynolds fue llevado a la sala de operaciones, mientras todavía está consciente, se le dio pentotal intravenoso, después de lo cual habló de "una pérdida de noción del tiempo", sus ojos fueron tapados con cinta, y comenzó la anestesia general. El equipo operativo entonces instrumentó con varios dispositivos de control, incluyendo un

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electroencefalograma (EEG), electrodos pegados a la cabeza para controlar su actividad cerebral, y se colocaron en sus oídos dos pequeños auriculares que emitían un sonido a 95dB que se registrarían en el monitor provenientes de su tronco cerebral, la parte baja de su cerebro responsable de las funciones corporales básicas. También instrumentaron un procedimiento quirúrgico. 8:40 AM. Sperfler perforó con su bisturí el cuero cabelludo, dejando al descubierto el hueso del cráneo; activó la sierra para quitar la parte superior de su cráneo; cortó la membrana externa que cubre el cerebro, e insertó un diminuto microscopio quirúrgico en el cerebro, pasándolo hasta el sitio del aneurisma, y encontró que el aneurisma era tan grande que, en efecto, tuvo que proceder al paro cardíaco hipotérmico. Mientras tanto, una cirujana perforó en la ingle derecha de Reynolds e inició la preparación de la arteria femoral y la vena para el bypass cardiopulmonar, pero en lugar, los vasos sanguíneos eran muy pequeños, preparados del lado izquierdo. 10: 50 AM. El equipo comenzó el bypass de refrigeración cardiopulmonar de la sangre y el cuerpo. 11: 12 AM. La temperatura corporal de Reynolds llegó a los 23oC. 11:05 AM. Se indujo un paro cardíaco. El EEG exterior de su funcionamiento cerebral se acható. El EEG interior "la función del tronco cerebral debilitada como los clics de los auriculares produjeron picos más bajos en el monitor del electrograma" (Sabom, 1998, 43). Se eliminó toda posibilidad de metabolismo para el funcionamiento del cerebro. Spenler reparó el aneurisma. Todos procedimientos quirúrgicos para alterar el cuerpo se revirtieron y, con ello, la funciones del cerebro y la temperatura de Reynolds. 11:25 AM. La temperatura corporal alcanza los 15oC grados. "Los clics de los auriculares no mostraron ninguna respuesta" (Sabom, 1998, pag. 43). Entonces "la cabeza de la mesa de operaciones estaba inclinada hacia arriba, la máquina de bypass cardiopulmonar se apagó, y drenaron la sangre del cuerpo de Pam como aceite de un coche" (Sabom, 1998, pag.43). Se eliminó toda posibilidad de que hubiera metabolismo para el funcionamiento del cerebro. Spentzler reparó el aneurisma. Entonces todos los procedimientos quirúrgicos para alterar el cuerpo se invirtieron y, con ello, la temperatura del cuerpo y el cerebro de Reynolds. 12:00 (mediodía). El monitor del ritmo cardíaco de Reynolds comenzó a mostrar "actividad desordenada de fibrilación ventricular” (Sabom, 1998, 45-46) Después de dos descargas eléctrica del desfibrilador, su corazón latió con normalidad. 12:32 PM La temperatura corporal alcanzó los 32oC. Se retiraron los equipos de monitoreo. Los asistentes a Spetzler dieron por concluída el procedimiento de intervención quirúrgica. 2:10 PM. El equipo consideró estable el estado de Reynolds, y se la derivó a la sala de recuperación.

Durante este tiempo, Reynolds tuvo una experiencia vívida y detallada. Después de haber perdido la conciencia con pentatol, repentinamente recuperó la conciencia por el penetrante sonido de la sierra craneal. Dijo dijo que la sierra emitía un tono “D” natural y que sacó la parte superior de su cabeza. Se puso a

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descansar en un lugar cerca del hombro Spetzier. Describió un estado de conciencia mucho mayor que nunca antes había experimentado, así como mejorado enormemente "visión" con la que ella vio con claridad y detalle la sierra craneal, la cabeza, la sala de operaciones, y el personal de quirófano. Vio cosas que no esperaba ver o que contradecía sus expectativas, como la aparición de la sierra craneal, las hojas de sierra en un tomacorriente, una especie de llave inglesa, y la forma en que se afeitó la cabeza (Sabom, 1998, p.41). También estaba consternada de ver que alguien llevaba a cabo un procedimiento en la zona inginal cuando supuestamente era una cirugía cerebral (Broome, 2002). Desde esa área, escuchó una voz femenina que decía que los vasos eran demasiado pequeños del lado derecho, y una voz masculina dirigirla a probar del otro lado. En otro momento, durante un aspecto transmaterial, se encontró con sus seres queridos fallecidos. En algún momento, sin embargo, más tarde, regresó a cerca de su cuerpo, acompañada de su tío fallecido, pero viendo la terrible condición de su cuerpo, ella se asustó y no quiso volver a entrar. Vio que el cuerpo "salto" una vez, a continuación, en un segundo "salto" (Broome, 2002), recordó a su tío fallecido dándole un empujón de regreso en su cuerpo. Describió el reingreso como "como zambullirse en una piscina de agua helada... Me dolió!" (Sabom, 1998, p. 46). La percepción verídica en la experiencia de Reynolds se han debatid en detalle, tanto en libros como en Internet. Sin embargo, debido a que su caso es más ampliamente reconocido, la fecha, y los detalles objetivamente corroborados, demuestran de una manera muy convincente la "realidad" de las ECM y todo lo que implica esa realidad. Análisis como el que hicieron Kenneth Ring y Evelyn Elsaesser Valarino en 1998, demuestra que los relatos de PVs "se encuentran bastante dispersos en en la literatura sobre ECM" (Ring y Valarino, 1998, p.59). Además, el crítico de las PVs Keith Augustine (2006) se centró en lo que calificó de anécdotas de experiencias extracorporales "alucinatorias", aquellas en las cuales la corroboración revelaba uno o más errores de percepción. Para remediar tal "dispersión" de relatos de PVs y analizar su precisión global en lugar de destacar sólo las relacionadas con el error, he coleccionado relatos que he podido encontrar de tres diferentes tipos de fuentes: libros publicados antes de 1975 cuando las ECM no eran tan conocidas, tanto en revistas académicas como en libros publicados entre 1975 y principios de 2006 en donde el/los autor(es) describen algún estudio sistemático de las ECM, y estudios de casos único publicados en revistas científicas o en libros durante las tres últimas décadas. He excluido los relatos después de 1975 de la libros de divulgación popular, libros autobiográficos y libros sobre las ECM que no llevaron a cabo ningún estudio sistemático de las ECM, así como estudios de caso único publicados por fuera de la revistas científicas. Además, los investigadores, generalmente aun que no todos, están de acuerdo con la afirmación de Celia Green (1968) de que la percepción no física más exacta es aquella que ocurre en asociación con episodios de proximidad a la muerte que en otras circunstancias de experiencias extrcorpòreas espontáneas o inducidas. Por esta razón, he incluido sólo aquellas experiencias asociadas a episodios de proximidad a la muerte. Encontré un total de 107 casos en 39 publicaciones de 37 autores o grupos de autores diferentes (ver Tabla 9.1). Luego analicé cada relato para analizar varios factores. Clasificando estos relatos, me encontré con 89 materiales, 14 transmateriales, y 4 que incluyen la percepción de ambos aspectos. Las anécdotas en la categoría material incluyó una variedad de detalles corroborados de reanimaciones, salvatajes y otros eventos con ECM, incluyendo a personas que facilitaron la recuperación de objetos perdidos. Las anécdotas en la categoría transmaterial consistieron principalmente en una persona con ECM que se encuentra con alguien durante la

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ECM que no sabía en ese momento que estaba muerto; esto también rara vez incluían casos de adquisición de otra información, como la ubicación de documentos ocultos y de curaciones espontáneas. Me adelanté también para para analizar la fuerza probatoria de las PVs. En primer lugar, se clasificaron las anécdotas en aquellas que se pudieron verificar únicamente por la persona que tuvo la ECM, los verificados por fuentes externas según lo informado por la misma persona, o los verificados por fuentes externas según lo informado por el autor que cree que esta secuencia representa el valor probatorio más débil al más fuerte. Esta última categoría incluye fuentes tales como las declaraciones de los testigos, el personal médico que atienden a la persona que experimentó la ECM, y/o los registros médicos. En segundo lugar, también se clasificaron los relatos que aparentemente no contenían errores, los que contenían tanto errores como daots precisos, y los que eran predominantemente o absolutamente erróneos. Los resultados aparecen en la Tabla 1. TABLA 1: ANALISIS DE LAS ANECDOTAS DE PERCECIONES VERIDICAS APARENTEMENTE NO FISICAS FENOMENOS PERCIBIDOS DURANTE ASPECTOS MATERIALES DE LAS ECM Corroborado por Solamente

la persona con ECM

Otras personas

cercanas

Fuentes objetivas

Segura 13 38 55 Algunos errores 0 2 4 Completamente errónea

0 0 1

FENOMENOS PERCIBIDOS DURANTE ASPECTOS TRANSMATERIALES DE LAS ECM Corroborado por Solamente la

persona con ECM Otras personas

cercanas Fuentes objetivas

Segura 3 7 6 Algunos errores 1 0 0 Completamente errónea

0 0 1

A favor de Agustín, sólo encontré un caso con un error evidente que no había incluido en su revisión. Sin embargo, casos de PV claramente superaban ampliamente en número a los que tenían percepciones erróneas. En particular, mientras que el 8% del material y 11% de los casos transmateriales implicado incluso estaban equivocados, el 38% de material y el 33% de los casos transmateriales satisfacían la exactitud de la percepción que los autores corroboraban a través de procedimientos objetivos. Al examinar estos casos en su conjunto, me parece que la fuerza de la evidencia, incluso entre los casos de percepciones corroboradas precisa y objetivas, oscilaban entre algo débil a muy fuerte. Muchos investigadores ECM han señalado que las anécdotas a menudo son una fuente defectuosa de la habilidad de la conciencia para funcionar independiente del cerebro. La mayoría de los casos eran sin paro cardíaco y, por lo tanto, con un cerebro probablemente todavía viable. De modo que es difícil descartar la posibilidad de que las personas ECM -probablemente sin saberlo- construyan percepciones basadas en la información que recibieron por medio de los canales fisiológicos normales. Por ejemplo, podrían construir imágenes visuales en base de algo que pudieron

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escuchar. También es difícil descartar la posibilidad de que pudieran haber obtenido información, aunque sea inconscientemente, antes o después de sus episodios ECM que luego “embellecieron” con sus recuerdos. Este problema está exacerbado por el retraso en la entrevista: Entre los 107 casos de esta revisión, sólo 18 implican una entrevista durante los dos primeros días después de la ECM. Otro problema potencial es un fenómeno llamado “file drawer effect” (efecto de cajonear, en español argentino), en el que las percepciones de ECM que son en su mayoría o totalmente inexactas se clasifican como alucinaciones y quedan como irrelevantes en lugar de ser consideradas como una fuente válida de información y dignos de ser publicadas. Incluso la gran cantidad de anécdotas que un número de diferentes autores a lo largo de los últimos años han descritos en los últimos 150 sugieren que estos relatos son reales. En este sentido, es correcto el análisis de Ring y Valarino (1998) cuando dicen: "Aunque no hay un solo ejemplo que pueda ser absolutamente concluyente por sí mismo, el peso acumulado de estos relatos es suficiente para convencer a los más escépticos de que éstos son algo más que meras alucinaciones del paciente (p. 59). Al carecer de la capacidad de determinar la veracidad de esta afirmación en cuanto a la mayoría de los escépticos, su referencia a algunos escépticos que siguen sin estar definitivamente convencidos es exacta. Algunos de los escépticos que dicen no estar aun convencidos son Susan Blackmore (1993), Gerald Woerlee (2004) y Augustine (2006). El punto crucial de estos argumentos escépticos es que las PVs en realidad eran percepciones del cuerpo físico y construcciones de un cerebro físico que aun funciona durante la experiencia y/o el cerebro a través de procesos de pensamiento antes y/o después de la experiencia. Augustine (2006) se refiere a esta clase de argumentos como la "explicación fisiológica" (p. 21). Por ejemplo, en el caso de Pam Reynolds, dice que el aspecto material de la experiencia se produjo antes de antes que la circulación cardiopulmonar dé inicio, de modo que no era coincidente con su muerte clínica, sino que se produjo después de que el procedimiento de bypass comenzara, y que fue coincidente con haber estado sólo bajo el efecto de sinestesia general. En consecuencia, se podrían atribuir sus percepciones a la "anestesia consciente", un fenómeno observado en el que las personas continúan percibiendo a pesar de la inducción anestésica. Dijo que este fenómeno se produce en uno o dos pacientes en 1000 que han sido sometidos a anestesia general, lo que representa al menos unos 20.000 pacientes sólo en Estados Unidos, y que aproximadamente la mitad pudieron escuchar y apenas una cuarta parte haber sentido dolor. Entre este fenómeno y las funciones de la deducción y la memoria, dió explicaciones fisiológicas para cada elemento verídico de su experiencia. En su opinión, oyó el sonido de la sierra para huesos y el intercambio entre el cirujano y el cardiólogo por medios normales. Reconstruyó en su "memoria" el patrón único en el que se afeitó la cabeza cuando la vió o lo supo después de la operación. El caso de la llave inglesa de la sierra o el de las cuchillas era una deducción lógica basada en su experiencia previa con tornos dentales. Y su descripción de la sierra para huesos en sí contenía un error importante: que tenía una "ranura en la parte superior donde la sierra parecía entrar en el mango" (Sabom, 1998, p.187), mientras que la ranura se encuentra en realidad en el extremo opuesto terminar desde donde la sierra encaja en el mango. Augustine llegó a la conclusión de que "la ECM era totalmente esperable" (Sabom, 1998, p.25) y que creía que el lapso de tres años entre la cirugía y el momento de la primera entrevista de Saborn le un montón de tiempo de ventaja para consolidar en su memoria la información normalmente adquida antes, durante y después de la cirugía. Yo pongo en duda las conclusiones de Augustine. Tal vez lo más notable es cómo Reynolds pudo haber escuchado la conversación en el quirófano, dadas sus

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circunstancias quirúrgicas. La conciencia durante la anestesia a veces se atribuye a que el paciente está bajo anestesia, pero el cerebro de la Sra. Reynolds se está monitoreando de tres diferentes maneras garantizando que estaba profundamente y absolutamente anestesiada. Una de esas maneras es monitoreando su nivel más básico de la función cerebral estimulando su audición con auriculares en sus oídos. Augustine (2006) no dijo que los auriculares moldearon en los oídos de Reynolds los clics emitidos a lo largo de todo el período de anestesia general en 90 decibeles a 100 y un promedio de 11 a 33 clics por segundo (Spetzler et al. 1988). Este sonido es más alto que una tetera silbando y tan fuerte como una cortadora de césped o el ruido de las vias de un tren cuando está pasando (Liga para la Hipoacúsicos, n.d). Invitamos al lector a imaginar auriculares para los oídos moldeados para llenar completamente los conductos auditivos y emitir clics suene fuerte y rápido, y a continuación la posibilidad de escuchar con precisión una breve conversación a un nivel de 60 decibeles de una voz humana normal. Además, si Reynolds estuvo escuchando por medios normales, es curioso que, como ha confirmado Sabom (M. Sabom, Comunicación personal, Mayo 1ro., 2006), ella nunca mencionó siquiera oír clics, estar más o menos distraída por ellas o luchando por escuchar a través de ellos. Su propia percepción auditiva se produjo a través de procesos no físicos. Más allá de los detalles de la experiencia de Reynolds está el testimonio de alguien presente en la escena, presumiblemente alguien inmerso en la habilidad del análisis científico como se deduce de su cargo como director del Instituto Neurológico Barrow: Spetzler en sí mismo. En una reciente entrevista, declaró: “En esa etapa de la operación, nadie puede observar ni escuchar en ese estado. Y me resulta inconcebible que sus sentidos normales, como el oído, permitan el hecho de que hubiera módulos clickeando en cada vehículo, que no había ninguna manera de oír [que pudieran oir] a través de las vías auditivas normales. No tengo una explicación para ello. No sé cómo es posible que suceda, teniendo en cuenta el estado fisiológico en el que estaba. Al mismo tiempo, he visto tantas cosas que no puedo explicar, que no quiero ser tan arrogante como para poder decir que no hay manera de que pueda suceder” (Broome 2002). Volviendo al debate específico sobre el caso Reynolds, e incluso el volumen de la evidencia de la colección total de casos de PVs, el problema de depender de anécdotas para defender la evidencia o contradecir la supuesta habilidad de la conciencia para funcionar independientemente del cerebro se vuelve transparente. Por su naturaleza, las anécdotas son afirmaciones de ocurrencias espontáneas, es decir, que ocurren en condiciones no controladas. En ausencia de controles, los comentaristas pueden debatir casi indefinidamente sobre el origen de las percepciones no fisicas. Este debate ha continuado (ver Ebbern, Mulligan y Beyerstein, 1996, para leer en profundidad este tema), y desde un punto de vista científico, incluso ganar el debate no tiene ningun valor probatorio que acompañaría a la PV corroborada a través del estudio sistemático. Tales estudios son el foco de la siguiente sección.

ESTUDIOS SISTEMÁTICOS DE LAS PVS Estudios o aspectos de los estudios sin objetivos perceptuales En 1975, Moody intentó verificar la exactitud de las percepciones materiales de ECM comparando las declaraciones de los testigos con las historias clínicas de los hospitales. Sin dar detalles de su método o un caso ilustrativo, afirmó que pudo “confirmar” la exactitud de los testimonios de ECM (Moody 1975, p.148). Sabom (1982) publicó los resultados de un estudio de este tipo. Utilizó un procedimiento de muestreo prospectivo para realizar entrevistas retrospectivas. Durante un período de casi cinco años, Sabom y su co-investigador Sarah Kreutziger, una trabajadora social, quien gracias a su cargo en los hospitales, se

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acercaba a cada paciente para entrevistar a aquellos que llamaban su atención por tener el relato de un evento del paciente "en el que había estado inconsciente y físicamente próximo a la muerte "(Sabom 1982, p.7). Este enfoque permitió reunir una muestra más representativa de ECM mediante un procedimiento de muestreo puramente retrospectivo en de personas que habían pasado por ECM gracias a un anuncio y al “boca a boca” que comenzó a surgir y que se estaban estudiando. Sabom y Kreutziger encontraron 71 personas, 32 de los cuales habían tenido experiencias perceptuales materiales, o afirmaban haber "visto" partes de su propia resucitación en su mayor parte durante la resucitación cardiopulmonar (CPR ) para un paro cardiaco "(Sabom 1982, 83). Excepto en un caso que entrevistaron 12 horas después del evento y otros dos que entrevistaron un mes después, entrevistaron a los 29 restantes entre un y 58 años después. Sabom (1982) encontró que 26 de los 32 ECM materiales no pudieron describir el aspecto material de sus experiencias con suficiente detalle como para compararlos con registros médicos. Por lo tanto, aunque no dieron detalles específicos, tampoco cometieron errores en sus relatos materiales de ECM. Para los seis restantes, todos los que tuvieron paro cardíaco y recibieron RCP, Sabom comparó sus relatos de ECM con los registros del hospital y encontró que satisfacían, practicamente en todos los detalles, a los registros, que los pacientes nunca habían visto. Luego encontró 25 los pacientes cardiacos "veteranos" que tuvieron "antecedentes similares" a los materiales, pero que no habían tenido ECM. Cuando les preguntó que describan un procedimiento de reanimación cardiaca, el 80 por ciento cometió errores importantes en sus descripciones. Sus hallazgos parecen apoyar la hipótesis de que la conciencia de los materiales, de hecho, siguió funcionamiento independientemente de sus cuerpos. A pesar de los sorprendentes resultados de Sabom, los investigadores han criticado su metodología. Para Blackmore (1985, 79-80) el problema es que sólo cuatro de los 25 pacientes del grupo control habían experimentado exactamente lo que los experimentadores materiales tenían: resucitación de un paro cardíaco (Sabom, 1982, p. 84). Sabom no dió suficiente detalle para que el lector pueda comprobar si cinco de su grupo de comparación (20% de 25 casos) no cometió errores, pero existe la posibilidad de que los cuatro que sufrieron paro cardíaco se encontraban entre los cinco, que algún otro mecanismo que no es una ECM pudo poner en funcionamiento la exactitud del recuerdo del proceso de RCP: "Un grupo [de comparación] más apropiado hubiera sido tener a todos [los participantes en la investigación] resuscitados de un ataque cardíaco sin ECM (o al menos sin una ECM [material])" (Miner Holden, 1988, p.52). Presumiblemente, Sabom tuvo acceso a muchos más casos de no-ECM que a sus 71 casos de ECM resucitados. No se sabe por qué no optó por compararlo a un grupo control más apropiado. El hecho de que no lo haya tenido, por desgracia, impidió evaluar el potencial de sus resultados a favor de la hipótesis de la la supervivencia de una conciencia independiente. Curiosamente, en relación con el efecto cajonear el estudio, futuros estudios (de carácter prospectivo) podrían documentar los errores de supuestas PVs y, por lo tanto, ser menos propensos a ser víctima de tal efecto. De hecho, ninguno ha reportado una PV errónea, y un estudio prospectivo incluyó explícitamente un caso de PV sin errores: el caso del hombre que dijo haber visto que una enfermera había puesto su dentadura postiza cuando la enfermera se la retiró de su boca durante el RCP (van Lommel et al. 2001, 204). Sin embargo, aunque no existen estudios prospectivos que hasta ahora hayan incluido una comparación de AVP a los registros de los hospitales, existe la posibilidad de que futuros investigadores puedan haber descartado como casos de alucinación aquellos casos que posiblemente deberían haber sido considerados erróneos PVs. Un estudio más reciente tiene el potencial de resolver estos puntos finos. Penny Sartori (2004) condujo un estudio prospectivo de cinco años el hospital de Gales.

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El primer año, entrevistó a todos los pacientes que sobrevivieron a la admisión a la unidad de terapia intensiva comparable a la unidad de cuidados intensivos en hospitales de Estados Unidos. Durante cuatro años, entrevistó sólo a los pacientes que habían sobrevivido a un paro cardíaco, que "estuvieron tan cerca de la muerte que no se esperaba que sobrevivieran [y que] tuvieron ECM" (Sartori, 2004, p.36). También replicó y se amplió dos aspectos de la investigación de Sabom. En primer lugar, Sartori (2004) específicamente publicó 12 casos de pacientes entre los "muchos" (Satton, 2004, p. 38) que tuvieron experiencias que ella clasificó como alucinaciones debido a su similitud con las alucinaciones y como se describen por lo general a causa de sus diferencias con respecto a las ECMs. Esas diferencias se detallan en la Tabla 2.

TABLA 4: COMPARACION ENTRE ALUCINACIONES Y ECM EN SARTORI (2004)

Característica/ Experiencia

Alucinación ECM Diferencias/

Similitudes Número “Muchas”; 12

documentadas 15

Contenido Especificidad Organización

No específico Aleatorio, sin patrón

Específico

Patronizado

Diferente Diferente

Relacionado a actividades del entorno mientras estaba consciente

Relacionado No relacionado Diferente

Sentido de realidad Paciente pensó que la experiencia era irreal

Paciente estaba convencido que la

experiencia era real.

Diferente

Recuerdo del tiempo transcurrido

Vividez de las imágenes

Algo vívido Todo vívido Diferente

Disminución del recuerdo

Pocos recuerdos Todo el recuerdo Diferente

Completud del recuerdo

Algun contenido omitido

Todo el contenido Diferente

Las diferencias que Sartori (2004) encontró sugieren que las ECM no son alucinaciones tal como este último fenómeno se suelen entende. Sin embargo, este hallazgo solo no descarta la posibilidad de que las ECMs pueden constituir dos diferentes "clases" de alucinaciones cuyo contenido es igualmente irreal, mientras que las ECM se experimentan subjetivamente como claramente real sino “hiperreal”. Además, no está claro en su investigación cómo se eligieron los 12 casos de los "muchos" casos de alucinación a la que ella se refiere. Los detalles de su protocolo de investigación tiene que ser conocida para determinar si el sesgo de muestreo puede haber estado involucrado. En segundo lugar, Sartori (Near Death Experiences: The Proof, 2006) al parecer comparó las ECM materiales que vieron sus cuerpos cuando son resucitados con los casos de ECM materiales "que no vieron sus propios cuerpos" (2006, p.3) y sólo se puede especular sobre el proceso de reanimación. Utilizo el término "se puede" porque este estudio se publicó en una revista popular, el autor (s) no incluyó detalles protocolo de investigación de Sartori.

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Los autores dicen que Sartori encontró que 11 pacientes que vieron sus cuerpos durante sus experiencias de proximidad a la muerte pudieron describir con precisión como el personal médico los había reanimado, mientras que Sartori se lo cita diciendo: "Los que no vieron su propio cuerpo trataron de adivinar lo que les pasó y siempre se equivocaban. Por lo general, describían escenarios de programas de televisión como Casualty o ER y muy a veces creian que habían sido "sometidos" a un desfibrilador, incluso cuando no había ninguno" (2006, p.3). Basados en futuras publicaciones profesionales, si su protocolo de investigación resiste el escrutinio, entonces sus resultados tendrán el potencial para aclarar la distinción entre alucinaciones, meras adivinanzas, y aparente percepción verídica. Esto nos recuerda una vez más la investigación de Sabom (1982), una de las últimas críticas de su trabajo es digno de mención. Gabbard y Twemlow (1984) criticaron además que "sólo seis de los 32 casos suficientemente detallados de ECM permitieron una validación posterior. Las probabilidades de que dichos informes sean difíciles de imaginar, sin... que la pura casualidad pudiera explicarlos"(Gabbard y Twernlow 1984, 96 97). Es precisamente porque las probabilidades son difíciles de imaginar que un estudio más creíble utilizaría un estímulo (perceptual) [que] pueda ser manipulado, haciendo así los resultados susceptibles de análisis estadístico (Miner Holden 1988, p. 52). El control del estímulo perceptual es el dominio de futuros estudios de PVs.

ESTUDIOS PROSPECTIVOS QUE IMPLICAN OBJETIVOS PERCEPTUALES Consideraciones preliminares Antes de ocuparnos de una revisión de estudios de campo prospectivos, es importante aclarar por qué estas investigaciones estamos los haciendo citando aquí como estudios de campo y no como experimentos. En experimentos "clásicos” (Heppner, Kavlighan y Wampold 1999, p. 40), los investigadores controlan o cambian una variable, llamada variable independiente, y examinan el efecto de una variable sobre otra, la variable dependiente, un cambio en la variable dependiente presume que está causada por el control o cambio de esa variable independiente (Heppner, Kavlighan, y Wampold 1999, p. 41). La idea general de una investigación prospectiva de la PVs es hacer presentar continuamente un estímulo perceptual controlado, cognoscible sólo a una persona que tiene ECM, en un entorno en el que las ECMs son más probables que ocurran. Aunque el investigador de campo tiene el poder de controlar o cambiar el estímulo perceptual, que controlar o cambiar no causa que la ECM para percibirla. La investigación no ha permitido a los investigadores conocer la "causa(s)" de las ECM de las percepciones específicas durante tales experiencias: No es posible aún predecir, incluso en el caso de un paro cardiaco o un paro respiratorio, quien tendrá una ECM; si una ECM incluirá un aspecto material, entre los que la tienen, la ubicación de la percepción supuestamente conciente, y si esta conciencia será capaz de percibir, o incluso estar tratando voluntariamente de percibir cualquier característica particular del entorno material. La supuesta percepción ECM es causada por factores que escapan al control del investigador. Por consiguiente, controlar o cambiar la naturaleza del estímulo perceptual no hará que éste se perciba, aunque puede aumentar la probabilidad de que la ECM la perciba. De modo que la investigación de PVs no implica experimentación per se, sino más bien, estudio de campo. A partir de Moody (1975), numerosos autores han sugerido, incluso insistido, y hasta exigido a los investigadores hacer estudios de PVs (Holden, 1988; Lundahl y Gibson, 2000; Parma y Fenwick, 2002; Ring y Lawrence, 1993). Desde entonces, se presentó un protocolo de investigación básica: En aquellos lugares donde las ECM probablemente se produzcan, instalar algunos estímulos perceptivos y luego entrevistar a todo aquel que diga que sobrevivió a un episodio de proximidad a la muerte y describir los estímulos cercanos a esa persona para

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evaluar de este modo lo percibido. Los autores hicieron algunas mejoras a lo largo del tiempo: Colocar el estímulo para que sea perceptible por una persona pero no por otras personas en esa misma área, de hecho, para descartar la posibilidad de que un entrevistador u otros puedan, intencionalmente o no, transmitir el contenido de ese estímulo a esta persona través de los medios normales o incluso paranormales, y diseñarlo de modo que el estímulo no sea conocido siquiera para el equipo de investigación. Sin embargo, más allá de estas directrices, los investigadores todavía tenían preguntas. Afortunadamente, la investigación al menos responde algunas de éstas, a continuación: Por ejemplo, ¿en qué condiciones la investigación de campo debe llevarse a cabo? Para responder mejor a la pregunta de si la conciencia funcion independiente del cerebro, la investigación debe dirigirse al momento en que el cerebro no está funcionando. Esta condición es más fiable si se alcanza o se consigue durante un paro cardiaco. El ambiente controlable en que el paro cardiaco se produce es más confiable si ocurre en hospitales. Por lo tanto, los sitios exclusivos para la investigación de las PVs hasta ahora, son los hospitales, con mayor frecuencia en sus unidades de cuidados intensivos. ¿Qué tipo de estímulo perceptual se debe usar? Las personas con ECM hablan de una percepción a través de dos modalidades sensoriales: el sonido y la visión. Los estímulos sonoros son difíciles de aislar: Sería difícil emitir un sonido que sólo sea escuchado por la “consciencia fuera del cuerpo” de una persona durante una experiencia ECM en la misma habitación donde también está el cuerpo físico de la persona que tiene tal experiencia. ¿Y dónde se puede colocar el objetivo visual? La mayoría de las ECMs materiales implican la percepción en proximidad al cuerpo físico (Greyson, 2000). Incluso más específicamente, en un estudio (Holden, 1989; Miner Holden, 1988) de 63 casos de ECM, aproximadamente el 70% manifestó que la conciencia estaba situada por encima de su cuerpos físico, la mayoría cerca del techo. Estos resultados confirman lo que otros autores sugieren: Para aislar el estímulo, uno debe estar situado por encima del nivel de los ojos de cualquier persona en la habitación, mirando hacia el techo, para ser potencialmente visible sólo desde la perspectiva del techo. ¿Y cual debería ser la naturaleza del estímulo? Aquí, la pregunta es un poco más compleja. ¿Qué puede verse como material, y en qué grado esta visión de la ECM se corresponde con la visión física? En algunos relatos, las personas con ECM han mencionado elementos visuales de color, reconocimiento de objetos, movimientos y capacidad de leer los monitores y los equipos electrónicos. ¿Pero era el "rojo" físico percibido como "rojo" en las ECMs? Y ¿qué pasa con otros aspectos de la percepción "visual"? En el estudio de Miner Holden (1988) de percepción "visual" en ECM, alrededor del 75% dijo haber visto claramente y sin distorsión durante sus experiencias, que el color que percibían en su ECM eran similar al color percibido físicamente, y que el el campo de visión de la ECM era tan bueno o mejor que su campo físico de visión. Alrededor del 60% dijo que tenía, en su mayor parte o totalmente, recuerdos completos y precisos de lo que vieron durante sus experiencias y que podrían probablemente leer durante sus experiencias. Algo menos alentador fue la constatación sobre la atención a los detalles extraños, es decir, los detalles del entorno que no sea la actividad relacionada con sus cuerpos físicos: los encuestados dijeron que estarían atentos a los detalles,. Otros dijeron que no se sentirían atraídos por factores que llamen su atención, como movimientos o cambios de brillo. Además de estas preguntas, los encuestados dijeron cosas acerca de su disposición a ser entrevistados por su ECM poco después del evento. Los

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resultados mostraron que la investigación hospitalaria estaba justificada; el objetivo debe ser visual intensamente coloreado y luminoso; se debe poder leer un número extremadamente simple o combinaciones de letras; el objetivo visual debe colocarse lo más lejos posible del percipiente por bajo del nivel del techo; ningún participante de la investigación debe estar excluido en la base a cualquier variable personal o socioeconómica; factores farmacológicos y una experiencia no menor a los 10 minutos de duración que interfiera el recuerdo de la ECM; y no todos los participantes necesariamente estar dispuestos a participar en una entrevista inmediatamente después de su ECM. A la luz de las investigaciones que se han llevado a cabo desde 1988, una de las conclusiones del estudio parece bastante más profética ya que "el proceso de acumular suficientes datos en la investigación hospitalaria puede ser muy larga. De modo que se recomienda que este tipo de investigación se lleve a cabo simultáneamente en más de un hospital” (Miner Hoiden 1988, 126). Sin embargo, ya hubo una investigación de este tipo. Ese estudio y en los otros cuatro estudios posteriores son el próximo tema de interés. Todos los investigadores emplearon un diseño "totalmente ciego" en el que se pretendía que ninguna persona viva supiera el contenido exacto del objetivo visual hasta después de la entrevista al participante. El control de esto ha demostrado ser un gran desafío. Tres estudios (Hoiden y Joesten, 1990; Parnia et al., 200I; Sartori, 2004) en el que usaron objetivos estáticos, y otro (Lawrence, 1996, 1997) que empleó un monitor con un objetivo dinámico, ambos mostrabdo el objetivo de forma continua estaban visibless, con algún esfuerzo, para el personal del hospital y otras personas en la habitación. En todos los estudios de este tipo, los investigadores plantearon problemas con los visitantes y/o personal que miraba los objetivos y, por lo tanto, atentaban contra el protocolo de investigación. La mayoría de los investigadores tuvieron que trabajar intensamente y en ocasiones incluso con el personal para lograr su cooperación de no alterar ni leer a escondidas los objetivos. El otro estudio (Greyson, Hoiden y Mounsey, 2006) tenía una pantalla más pequeña y casi aleatoria antes de un procedimiento electrofisiológico, en el que se induce una arritmia cardíaca con propósitos de diagnóstico y tratamiento de los trastornos del ritmo cardíaco, una investigación que iría paralela a la investigación del estudio electrofisiológico, subir a una escalera y encender el equipo que fue montado boca arriba en la parte superior con el monitor situado en el centro de la habitación. El ordenador fue programado para seleccionar una de 60 animaciones dependiendo de la segunda (como en 11horas, 36 minutos, y 29 segundos) que el investigador presiona el botón de encendido. La computadora tardó 20 segundos en arrancar y mostrar la pantalla -un montón de tiempo hasta que el investigador salga del campo visual de la pantalla, luego se apague automáticamente en 90 minutos, y finalmente grabar un código que permita identificar a posteriori el objetivo que se había mostrado. Estos investigadores no tuvieron ningún problema comprometido con la condición a ciegas de esta investigación. Incluso con un personal hospitalario bien informado, un objetivo que muestra continuamente el objetivo visual hace un protocolo de investigación vulnerable. Si las condiciones de investigación no se puede mantener, cualquier resultado positivo puede atribuirse a fuentes de conocimiento físicas, en lugar de ECM. Sin embargo, objetivos visuales más controlados son más complejos y costosos de diseñar y utilizar. Estos factores temas importantes para investigaciones futuras. Cámaras de vigilancia de filmación continua escondidas en la habitación para evitar un posible fraude es una alternativa posible. Otra cuestión central que Susan Blackmore (Broome, 2002), entre otros, se preguntan es: ¿Cuándo se produce exactamente una ECM? ¿Ocurre cuando el corazón del paciente se ha detenido y el cerebro deja de funcionar? Para "capturar" este detalle del problema de la hipótesis de percepción de una ECM,

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Bruce Greyson, Janice Holden y Mounsey (2006) incluyeron en cada vuelta de animación de 20 segundos, una pantalla de tres segundos de duración de la hora actual, con la esperanza de que la hora “vista” que correspondiera al momento del paro cardíaco quedara registrada en el estudio electrofisiológico. Tal estrategia no es la única posible para responder a la pregunta de cuándo se produce una percepción verídica en la ECM; que otros investigadores tendrán que resolver este problema y cómo van a mantener las condiciones de investigación “a ciegas.” La conclusión de los resultados de estos cinco estudios es bastante decepcionante: Ningún investigador ha tenido éxito en capturar un solo caso de PV. Hay muchas posibles explicaciones. Una posibilidad es que la PV no existe. Otra es que siendo rara en la literatura, esto ya indica lo extremadamente rara que es bajo condiciones controladas de investigación, es decir, las condiciones necesarias para que alguien que padece un paro cardíaco tenga una ECM con una PV desde un lugar en el que el objetivo pueda ser percibido, son muy raras. Sin embargo, otra explicación es la naturaleza misma de la percepción bajo el estado de ECM, es decir, para muchas personas es más una cuestión de sentimientos y de sentido personal que una percepción física. Si esto es así, ¿qué tipo de objetivos visuales implicarían sentimientos y significado para las personas cuya ECM no se puede, por el momento, predecir? Antes de retornar a este punto de la investigación de campo de las PVs, puede ser útil primero resumir las conclusiones, implicaciones y aplicaciones que se presentan hasta el momento.

RESUMEN Y CONCLUSIONES

Teniendo en cuenta las fuentes hasta antes de 1975, los estudios sistemáticos, y las revisiones de pares, la literatura de ECM contiene probablemente no más de unos 150 casos anecdóticos en los que las personas con ECM y otros han tratado de corroborar sus experiencias: que durante su ECM, experimentaron una percepción verídica aparentemente no física (no mediatizada por los sentidos físicos, como la vista y el oir), es decir, la percepción exacta del mundo material que no debería ser posible dada la condición y/o localización de sus cuerpos: • De los aproximadamente 100 casos, una pequeña minoría involucra error o posibles errores, y la gran mayoría involucraban desde una muy débil a una muy fuerte evidencia de que la PV era exacta. • En algunos de los casos con mayor fuerza probatoria, la mayoría de los investigadores han descartado explicaciones alternativas a la hipótesis de la percepción no fisica, • Sin embargo, debido a la naturaleza incontrolable de los casos anecdóticos, las explicaciones alternativas permanecerán abierta a debate; por estas razones, la investigación controlada de PVs parecen justificadas. • La literatura de ECM aparecen cinco investigaciones controladas de PV en hospitales. • Ninguno de estos estudios dieron 2 casos de PV. • Si la investigación controlada de PV ha de continuar, es probable que sea un proceso complejo y prolongado y, por lo tanto, costoso.

CONCLUSIÓN En un intercambio emails con Bruce Greyson y yo con respecto al estado actual de la investigación de PVs, el eminente investigador de ECM Kenneth Ring dijo:

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“Existe tanta evidencia anecdótica que sugiere que estas personas pudieron, por lo menos en algún momento, percibir verídicamente durante sus ECM... que no es cierto que en todo este tiempo, no ha habido un solo caso de una percepción verídica bajo condiciones controladas? Quiero decir, treinta años después, sigue siendo una tema vacante (hasta donde yo sé). Sí, excusas conozco. Pero, realmente, ¿no tendrias que haber sospechado más que unos pocos casos en que a estas alturas?... Mi interpretación: El ECM está gobernada por El Embaucador que quiere burlarse de nosotros, pero nunca nos dan la “pura verdad”, por lo que la gente se retuerce en el viento de la ambigüedad, y mientras tanto la búsqueda elusiva de gato negro1 en el laboratorio... sigue frustrando a los investigadores y da excusas a los escépticos. Quizás Raymond Moody tiene razón cuando dice que hay un diablillo en el armario de la parapsicología, con sentido del humor, claro!” (Comunicación personal, 7 de septiembre de 2006)

El tramposo es "un personaje astuto y engañoso que aparece en diversas formas en el folclore de muchas culturas" (Merriam Webster Online Dictionary, 2008). En la cara de los intentos fallidos de capturar la percepción verídica, incluso otra explicación se ofrece: que alguna fuerza, por alguna razón, está utilizando artimañas para engañar a la humanidad al ocultar la evidencia de la percepción verídica no física. Alfred Adler afirma que las conclusiones llegan a guiar ficciones que influyen en futuros cursos de acción. Llegar a una conclusión escéptica –o, cuanto mucho, cínica– de que la percepción verídica no física es inexistente corre el riesgo de no buscar evidencia de ello y lo que no se busca rara vez se encuentra o, desde el punto de vista de la realidad, no se co-crea. Para mí, el peligro de concluir que el tramposo está en el trabajo es sentirse impotente y asumir un papel pasivo, esperando el capricho de esa fuerza externa que algún día permita que la evidencia de la percepción verídica no física sea revelada. Respecto a los esfuerzos fallidos de investigación PVs controlada, hasta el momento, el consejo sabio de Albert Einstein puede sernos útil. En 1921, dijo, "Raffiniert ist der Hengott, boshaft aber nicht er ista" [Dios es sutil, pero no malicioso] (Clark, 1971). Cuando se le preguntó a qué se refería, Einstein respondió: "La naturaleza esconde su secreto porque es sublime, no por astucia” (País, 1982). ¿Qué fenómeno podría ser más sutil que una inesperada ECM en la que, al parecer, las personas suelen percibir objetos más basada en las características emocionales de los objetos que en sus características inanimadas? ¿Y qué aspecto de la naturaleza podría comparar en grandiosidad a la idea que, en palabras Pim Van Lommel (2004), es "la continuidad de la conciencia" más allá de sus asociaciones físicas? El objetivo de la investigación PV puede implicar un grado similar de sutileza y duración como el compromiso de la meditación para alcanzar la iluminación. Ni el cinismo ni la renuncia en el ejercicio de dicha condición es más sutil. Si la percepción verídica no física se confirma, dependiendo, de nuevo, de la visión de la realidad, esto llevará a los investigadores, con resolución, perseverancia y paciencia, a uno o más promotores con interés permanente y recursos financieros sustanciales. Tal vez un final elegante es preguntarnos lo que planteó F.W.H. Myers en 1892: "¿Por qué no hacer de cada lecho de muerte, el punto de partida de un largo experimento?"

REFERENCIAS

1 “Gato negro” es una metáfora para la investigación psi en laboratorio que ilustra las dificultades inherentes al estudio de psi, la expresión es “investigar psi es equivalente a atrapar a un gato negro en una habitación oscura”.

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