n. madre margarita maría de la vega,sus palabras

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¿Quiénes somos nosotras? Somos representantes de una vida extraña y discutida, llamamos profundamente la atención, nuestra apariencia es sencilla, vestimos de negro. Somos seres que repelemos y atraemos, serias y siempre alegres, separadas y presentes en la soledad y en la fraternidad perpetua con todos. Nada es nuestro, sin embargo los que vienen a nosotras tienen un gesto suplicante. Nos extienden las manos como diciéndonos: DAME LA PAZ DE TU MIRADA, DAME LA TRANQUILIDAD DE TU VIDA.

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¿Quiénes somos nosotras?

Somos representantes de una vida extraña y discutida, llamamos profundamente la atención, nuestra apariencia es sencilla, vestimos de negro.

Somos seres que repelemos y atraemos, serias y siempre alegres, separadas y presentes en la soledad y en la fraternidad perpetua con todos.

Nada es nuestro, sin embargo los que vienen a nosotras tienen un gesto suplicante.

Nos extienden las manos como diciéndonos: DAME LA PAZ DE TU MIRADA, DAME LA TRANQUILIDAD DE TU VIDA.

Te diré lo que no soy:

No soy un ángel si vivo en un mundo distinto al tuyo, no he alcanzado la perfección y la santidad que busco.

Somos mujeres como todas las demás, vivimos en este mundo aunque separadas de él, pero trabajando por alcanzar la perfección de nuestras almas.

No vivimos como cree el mundo, en el siglo XV o XVl aunque hemos sido fundadas en aquellos tiempos. Amando a nuestros Hermanos que luchan en la llanura con todos los atractivos, desengaños y corrupción de este mundo.

No somos ni amargadas ni aburridas, cada día se renueva nuestra juventud. Nuestro amor a Nuestro Señor es eterno, no como el amor que tienen los hombres que dura tan sólo algunos meses de ilusión y después se marchita.

No vivimos tan poco como ricas, con toda la comodidad, tenemos nuestros Sagrados Compromisos, vivimos una vida de Obediencia, que a lo largo del día nos señala lo que hemos de hacer, no somos dueñas de nuestra propia voluntad. Vivimos una vida de Castidad para que nuestro corazón esté siempre dirigiéndose a Dios a quien amamos.

Vivimos una vida de Pobreza trabajando y cansándonos para tener los medios necesarios para nuestra vida corporal, nosotras recibimos lo que nos dan las personas buenas y amigas, pero nuestra Orden no es una Orden mendicante.

Dice nuestro Santo Fundador en la constitución de la Pobreza, que debemos soportar el cansancio y el peso del trabajo corporal como todos los pobres que trabajan fuertemente para el sustento de sus hogares.

Madre Margarita María de la Vega

Monasterio de la Visitación de Santa María de Guatemala

Dios sea Bendito