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Muur, fue en antao la ciudad ms poderosa del Occidente. Ningn otro lugar en
el mundo era siquiera comparable con la majestuosidad y belleza de ella. Bastos
ejrcitos, imponentes palacios y acaudaladas arcas, solo eran un poco de lo que la
gran ciudad era.
!in embargo no siempre fue as". #ntes de la gloria, Muur estu$o asolada por el
%ambre y la muerte, y al borde de la desaparici&n.
'ue entonces cuando (ar)#eon apareci&. *ra un antiguo sabio, que $iendo la
desesperaci&n de su gente y la futura destrucci&n de su ciudad, se adentr& en un
mundo de in$estigaci&n con el fin de sal$ar a su %ogar de la desolaci&n.
+l logr& descifrar aquellas cla$es y rituales que le permitieron in$ocar a las
deidades del eterior. !eres ms poderosos que cualquier otro conocido por el
%ombre o nacido en la tierra.'ueron ellos los que se encargaron de entregarle el $alioso conocimiento que
podr"a sal$ar a su tierra. -ero claro, aquel regalo no fue gratis. # cambio, l tu$o
que cumplir con un contrato, donde renunciaba a la $ida terrenal y todos sus
placeres. (ams deber"a $ol$er a comer alimento alguno, nunca ms deber"a
gozar de ninguna clase de placer y sobre todo, no deb"a nunca formar lazos con
nadie ms en este mundo, ms que con los propios dioses.
-ero el contrato no terminaba a%". -ues como muestra de $oluntad ante ellos, l
tambin deber"a renunciar a su cuerpo. No $ol$er"a a le$antarse del sitio en el que
los %ab"a in$ocado, sus ojos no deb"an $ol$er a abrirse y su lengua deb"a
arrancrsela con los dientes y tragrsela, y despus nunca ms abrir"a la boca.
!i aceptaba todo esto, l se con$ertir"a en el puente entre ellos y el resto de los
seres %umanos. / ob$iamente, acept&.
-ara que (ar)#eon pudiese comunicarse con sus congneres %umanos,
nicamente era necesario que aquellos que buscasen ayuda o consejo, subieran
%asta el desfiladero donde l reposaba. !e acercaran a l con respeto y
posteriormente besaran su frente. !i sus intenciones eran puras y sin malicia, la
respuesta llegaba directamente a sus mentes pero si por el contrario sus
intenciones eran ruines y ego"stas, los dioses sumerg"an las mentes de aquellos
en un mar de locura y terror, que acaba en la muerte.
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(ar)#eon fue una bendici&n para el pueblo de Muur, fue el s"mbolo de la gloria y al
mismo tiempo de la %umildad y de la bondad. -ues para pagar la ayuda solicitada,
%ab"a que %acer setecientas setenta y siete ofrendas, pero no a los dioses ni a l,
sino a los que $erdaderamente lo necesitaban.
-ero a pesar de todo, (ar)#eon segu"a siendo un %ombre. / as" en el ani$ersario
setecientos de su alianza, el $iejo sabio, el santo, el protector de Muur, ascendi& al
cosmos, dejando como su sucesor a un jo$en monje.
*y)0ore fue aquel monje. #ntes de la ascensi&n de (ar)#eon, el jo$en monje lleg&
al desfiladero, guiado por una $oz que le dijo que l era elegido, el sucesor de la
alianza entre los dioses con el antiguo sabio.
1urante meses *y)0ore permaneci& sentado junto al $iejo santo. 2ab"a ol$idado
las necesidades %umanas antes de formar la alianza, y esto complaci& a (ar)#eony a los dioses.
Nadie puede negar que *y)0ore fue un digno sucesor. -ero a diferencia de su
antecesor, l an era demasiado %umano. !in embargo a pesar de ello, l
mantu$o su postura y contino como el enlace entre %ombres y dioses.
/ luego ella apareci&.
*n una maana %elada, una bella c%ica se present& ante el santo, bes& su frente e
inmediatamente regres& a la ciudad. *n aquel beso no %ubo preguntas, ni dudas,
no pidi& respuestas ni consejos aquel beso nicamente ten"a amor y
agradecimiento y esto perturb& el interior de *y)0ore.
*n su $ida anterior a santo, l %ab"a sido monje y ob$iamente jams %ab"a
eperimentado el amor %ac"a una mujer. No conoc"a aquello y por lo mismo no
pudo renunciar a ello en el momento de la alianza. -ues como se puede renunciar
de aquello de lo que se ignora.
*y)0ore perdi& toda racionalidad la calma y equilibrio de su mente de pronto se
$ol$i& un mar tempestuoso de emociones desconocidas. / sin meditarlo dos
$eces, %izo lo impensable3 se le$ant& y ando colina abajo %acia la ciudad.
4a gente se conmocionaba tan pronto $ieron al santo caminar entre ellos. 5agaba
con los ojos cerrados por la plaza principal, buscando con su coraz&n a la duea
de aquel beso puro.
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6uando finalmente la encontr&, *y)0ore la tom& de los %ombros. !onri& y luego
abri& los ojos. 7n %ermoso fuego dorado emanaba de ellos. *ra tan puro y santo
que el coraz&n de la c%ica se inund& de las ms bellas emociones.
-ero casi inmediatamente despus de abrir los ojos, aquel fuego puro y dorado se
torn& oscuro y $iolento. 1esgarr& la carne del rostro del monje y el dolor lo obligo a
tumbarse al piso, donde despus un profundo y aterrador alarido, casi in%umano,
escapo de su garganta.
4a c%ica, a pesar de estar completamente asustada, intent& ayudarlo, pero en
pocos segundos *y)0ore ya %ab"a sido consumido por aquel fuego oscuro, y lo
nico que %ab"a quedado de l no era ms que una etraa y $iscosa pasta sobre
el suelo.
No %ubo tiempo de llorarle, pues tan pronto dejaron de arder las brasas, y como siel tiempo y el espacio no fuesen ms que una simple cortina, un portal oscuro y
siniestro surgi& de entre los restos del antiguo monje.
4os testimonios de aquella poca, narran que algo indescriptible surgi& de aquel
portal. !e %ablan de tentculos de brea y fuego negro, se %abla de cabezas de
demonios y ojos sangrantes, de rupturas dimensionales y seres inimaginables. !e
%abla de muc%as cosas, cada una diferente a otra y ninguna igual, pero lo cierto
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'ue consumida por la sangre y el fuego de los dioses.