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    MI PRIMERA VEZ LA ESCUELA Pgina 1

    Apenas comenzaba a pronunciar palabra cuando mi mam tom la decisin juntocon mi padre que era hora de ir ya a la escuela, me sonaba algo interesante, solo lapalabra causa una sensacin de alegra mezclada con algo de escalofro.

    Mi mam siempre con una sonrisa en los labios y una cara de satisfaccin me

    hablaba de lo emocionante que sera el verme con un traje que pintar colegial, mipantaln corto, mi camisa blanca y manga corta, las medias blancas y los zapatosnegros.

    Un maletn donde llevara el cuaderno que iba a utilizar para el aprendizaje querecibira por parte de la docente que me correspondera, un lpiz y los demsimplementos escolares necesarios para mi aprendizaje.

    Claro que lo ms interesante era el otro maletn, eso a que llaman lonchera,donde mi mam con la alegra que le caracteriza empaca una serie de alimentosque segura est, me van a servir para mi crecimiento y mi desarrollo cerebral.

    Todos los das, en especial en horas de la tarde, mi mam me sentaba en un bancoy al frente una mesa que asemejaba un pupitre, donde acompaado de uncuaderno y un lpiz me ayudaba al ejercicio de la escritura.

    Empezaba siempre con una serie de bolas y palos, me tomaba la mano y con sumelodiosa voz acompaaba mi deslizar por las lneas, permitindome de esamanera sentir el placer de sentirle cerca y a su vez, verle esa cara de emocin porlos logros que estaba alcanzando.

    No he tenido una excusa para hacer locha en horas de la tarde, tampoco la hevisto necesaria inventrmela para no realizar los ejercicios, me hace falta incluso,el ocupar m tiempo (esa hora) en las planas de los palos y las bolas.

    Cada vez que llega la noche y cuando mi familia est completa (pap, mam, mihermano y yo), dentro de m corto lxico, expreso mis deseos de querer estar en laescuela compartiendo con otros nios de mi edad la magia que el mundo de laeducacin deben tener.

    Mi pap me sienta sobre sus piernas, me pasa la mano derecha por mi espalda,llegando hasta la cabeza, luego me recuesta sobre su algodonoso pecho y con una

    voz grave, gruesa, sin dejar de ser tierna, me empieza a endulzar la idea de ir a laescuela.

    Hace referencia de sus das en la escuela del barrio donde l creci, cmo miabuela lo acompaaba, tomndole de la mano y l alegre iba saltando y feliz porlas calles. Adems, recuerda con mucho cario los momentos en que se encontrabacon sus compaeritos del saln.

    Y se dejan venir las mil y una historias de mi pap, esas hazaas que l cree mevan a aportar en mi curiosa gana de querer explorar por el mgico mundo de laeducacin, y yo, con un respeto y una dedicacin le escucho mientras mis ojos se

    van cerrando lentos, pausados.

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    En mis sueos, se ve un lugar muy florido, lleno de frondosos rboles, el aire serespiraba muy puro, cerca se vea pasar el agua cristalina de un riachuelo, lospjaros alegres cantaban, las risas se iban impregnando en las paredes de aqulsitio, los juegos se preparaban.

    Una seora muy alta y esbelta, con cara muy fina y elegante hace su aparicin, suvoz delgada y sonora pronuncia unas palabras donde invita a que sigamos anuestro segundo hogar, despide a los padres y a las madres que han ido aacompaar a sus hijos e hijas.

    Las paredes internas estn muy coloridas, hay dibujos de varios muecos que seven por televisin, hasta un paisaje de un bosque se haya bien pintado, las carasfelices de algunos animales que cobran una postura diferente a la conocida, nosinvitan a estar feliz.

    Las plastilinas, las temperas, los colores, las pelotas, las cartulinas, los juguetes, lostteres, los delantales, y tantas otras cosas que se encontraban por todos lados delcuarto donde cada uno de nosotros nos sentamos admirados y deseosos de podermanipular.

    El reloj daba un anuncio para el cambio de la hora, la maestra nos dio el avisopara que recogiramos la lonchera y empezramos a degustar los alimentos quenos haban empacado, mientras ella nos acompaaba con un refresco y un pastel.

    Me sent solo en un rincn del cuarto, destap la lonchera y saqu el emparedado,lo empec a morder, saba delicioso, lo pasaba con la malteada sabor a chocolate yen cada momento que transcurra, vea el rostro de mis compaeros y compaeras.

    Algunos rostros eran de mucha felicidad, otros se vean taciturnos, unos ms,permitan que las lgrimas se deslizaran por sus mejillas y aquellos que tenan msedad y bagaje se dedicaban a hablar y hablar, a dejar que sus risas sepropagaran por todo el ancho espacio.

    Despus de que todos habamos terminado de comernos lo que habamos trado, lamaestra nos organiz en filas y se dirigi con nosotros al parque. La dicha seapoderaba de nosotros, y en lo personal, tuve que hacer un gran esfuerzo paracontenerme y no salir corriendo.

    Los columpios, el pasamanos, el sube y baja, la rueda loca, la pista de infantera, yotras, parece que estaban esperndonos desde haca un buen tiempo, porque semostraron muy dciles, livianas, coquetas, juguetonas, obedientes y sobre todo,alegres.

    No quera que se acabara ese momento, no quera que lo bonito contado por mispadres tuviera fin, no quera dejar de ver el rostro de los dems nios y nias,tampoco quera dejar de ver la alegra que nos transmita la maestra a travs de susuave sonrisa.

    Solo que el tiempo no poda detenerse para nosotros, l tena que seguir su curso,porque as como yo estaba pidiendo que se detuviera, en otra parte existan otras

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    personas que peda su aceleracin, ya que estaban cansadas de lo que estabanhaciendo.

    De nuevo al saln, se hermoso cuarto bien decorado para nosotros, se al cual lededicaron todo un da, una semana y a lo mejor hasta un mes con el nico

    propsito de que nos sintiramos cmodos y asemejramos con el sitio donderesidimos.

    Tomamos la plastilina y bajo las indicaciones de la maestra empezamos a moldearlo que cada uno considera es lo solicitado, ella se acerca uno por uno y nos vaguiando, nos estimula con sus palabras, hasta huele delicioso, a uno de esos oloresque tiene mi mam.

    Estoy elaborando a mi mam, le hago con una cabeza pequea, uso el color blanco,unas manos delgadas y unos pies pequeos, as le hago, y aunque no es exacta talcual ella es, para mi es el ms bello retrato que h visto de mi mam.

    As fui haciendo a mi pap, a mi hermano y hasta al gato que de cuando en vez nosvisita por las noches. Como mi especialidad no creo que sean las artes plsticas, nopueden esperar que hayan sido obras que el da de maana vayan a ser vendidaspor unos buenos pesos.

    No s que horas eran, pues el tiempo en el reloj an no lo s leer, lo que si s es queya era hora de almorzar, y lo s, porque en mi interior tena haba una grandiscusin para ver quien se quedaba con los residuos que quedaban en el almacndespus de la media nueve.

    Ya estaba organizado, a mi lado se encontraba una nia con un vestido no escolary an as se vea muy bien, por su rostro puedo deducir que la pas a lo majo,tarareaba un estribillo de una de las tantas canciones que en la maana ensayamoscon la maestra.

    A lo lejos diviso la diminuta figura de mi mam, me emociono de verle caminar enaproximacin donde me encontraba y como ella saludaba a una cantidad deseoras que no son amigas de la familia, solo que al igual que ella vienen por loms preciado: su hijo.

    Me besa, le pregunta a la maestra cmo me fue y en breve hace un dilogo con ella,corto y preciso, me toma d la mano y viramos rumbo a la casa. Aunque la pas depelcula en la escuela, extrao mi casa, mis juguetes y el compartir con mi mam.

    Una angelical voz se mete en mi sueo y me despierta a la realidad, casi susurradoa mi odo los fonemas, me estimula a levantarme recordndome que el dasealado haba llegado, que todo est listo para que empiece la ruta de miformacin acadmica y disciplinaria.

    El bao me espera. El agua empieza a salir por cada uno de los agujeros que tienela regadera y se va deslizando muy ligera por mi diminuto cuerpo, humedecindolo

    por completo a la espera que el jabn realice su labor de desinfectar y limpiar.

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    El cepillo para dientes viene cargando el peso de la porcin de crema que desdehace unos instantes mi mam dej caer y est presto a cumplir con su labor dedejar fresco y libre de cualquier inmundicia la cavidad bucal, borrando el malaliento recogido.

    De nuevo al cuarto, mi cuarto, el mismo que tiene en la pared de enfrente uncuadro gigante Dragn Ball Z, al lado est una foto de cuando nac acompaadode mi pap y de mi mam y al otro lado est, una gigante repisa donde seencuentran la mayora de mis juguetes.

    Con la ayuda de mi mam aparece sobre la cama el uniforme que me identificarcomo estudiante de la escuela, la que muy seguro llamar ma. Una vestidaemocionada y ligera porque no quiero esperar ms tiempo para mi arribo.

    Los zapatos brillantes y al igual que el resto de cosas, con olor a nuevo, muestra deque la preparacin y el ansia no era solo ma, sino tambin de mis padres que sededicaron a cumplir con esta parte que era ms de ellos: lo econmico.

    Un desayuno bien balanceado y nutritivo como de costumbre, solo que hoy msresaltado porque la ocasin lo requera, no iba a estar durante toda la maana conmi mam y como obvio existira la preocupacin de que me sintiera bien en todoslos aspectos.

    La despedida de mi pap. Un abrazo fuerte, de oso y un beso como muestra delgran amor que me profesa y de que est conmigo siempre, una sonrisa en suslabios y unas palabras de espaldarazo a mi nueva etapa: la de estudiante.

    Me voy alejando tomado de la mano de mi mam y sintiendo que mi pap esttodava parado en la puerta despidindome, me voy volteando de cuando en vezpara con mi pequea mano irme dicindole adis con un ms tarde nos volveremosa ver.

    El trayecto es algo largo y mientras vamos mordiendo el asfalto, mi mam empiezacon un sondeo sobre las sensaciones que voy sintiendo en el camino y al igual quemi pap, me proyecta sus palabras de apoyo y estimulo incondicional.

    La cpula de la escuela se ve a cuadras de distancia, mi corazn tiene confusin de

    emociones, otros nios van apareciendo de otras cuadras y se van uniendo en elperegrinar, algunos cuadros no son los ms emotivos, ms al mismo sitio van.

    Miro a mi mam por si de pronto me hace algn comentario, no habla, yopregunto y ella con la sutileza y prudencia que le caracteriza me da unaexplicacin y una respuesta de ciertas reacciones de algunos nios y nias, al igualque las de sus mams.

    Algunos vehculos tambin llevan nios y nias rumbo a la escuela, a lo mejor sonde esos que han sido privilegiados por la situacin econmica de nuestro pas y porlas gestiones que se hacen con la dirigencia poltica o religiosa.

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    Son tantos nios y nias que ya no puedo contar con los dedos de mis manos, measombro, me asusto, porque cre que iba a ser para mi solo o si mucho para unoscuantos y mis amigos. No pens que furamos la mayora en la poblacin mundial.

    Hemos llegado!. Es una majestuosa escuela, la ms grande que he visto, bueno

    cabe recalcar que es la nica, porque la otra fue en sueos, esta muy colorida, llenade bombas y letras por todas partes, no se an que dice, solo que mi mamagradece despus de leer.

    Entre tanta gente que veo alrededor nuestro y la que poco a poco va llegando, no sdiferenciar entre quienes son madres de familia y cul es la maestra con la que voya compartir a partir de hoy mi primer ciclo escolar.

    De repente alguien toma un micrfono y empieza a decir unas palabras debienvenida, otras acerca de la escuela, unas ms que hablan de las normas y otrosapartes. Al final hace referencia a los ms importantes del da: nosotros, losestudiantes.

    No alcanzo a divisar an a la maestra que habla por se aparato, lo que si dijo esque no era la nica, que junto con ella son tres las maestras que compartirn concada uno de nosotros y que estaremos divididos en grupos dependiendo de la edad.

    Mi mam se empieza a desplazar hacia una lado que parece ser la maestra hasealado por medio de su mano, a lo mejor indicando la edad de los pequeos y yoque ya s cuantos aos tengo, me imagino que ser el grupo de los cuatro aos.

    Oh Dios!, no.... Se acerca al grupo una seora demasiado grande, mucho ms quemi mam, demasiado gorda, con unos brazos enormes y fuertes, con una miradade no querer ser buena, con una voz tosca y una sonrisa muy muy pintada.

    Me aferro a la falda de mi mam, me hago detrs de ella mientras la maestraempezaba a explicar a todas las madres presentes sobre la hora de entrada y comoiba a ser el funcionamiento de se ao con cada uno de nosotros.

    Su voz no era agradable a mis odos, esa mirada no inspiraba confianza, sus gestostenan rasgos de ogro, su caminar pesado (ms que por su cuerpo por su actitud)sacuda el espacio donde se encontraban todas las madres y sus pequeos, no era

    nada agradable.

    Se dirigi hacia m. La sombra que proyectaba me cubra en totalidad. Un fro seapoder por se instante de todo mi pequeo cuerpo (que sta vez lo vea mspequeo), tuve el deseo de correr y me acord que mi madre estaba conmigo y meaferr a ella cul garrapata.

    Sus dedos que parecan postes de luz se abalanzaron a tomarme, sus labiosbastantes gruesos s ancharon al pretender regalarme una sonrisa y se abrieron atal tamao, que un gran tnel se inst al frente como boca de lobo con ganas detragarme.

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    Sus dientes aunque blancos no merecan admiracin ya que se confabulaban contodo el espacio oscuro donde habitaban, y cuando se unan mostraban unas ansiasenormes de querer hacer picadillo todo aquello que se les atravesara.

    Mi mam con su inusual tranquilidad, paciencia y con el amor tan fecundo con el

    que siempre me ha enseado todo, se agach y colocndose casi a mi estatura meabrazaba, me besaba y palabra por palabra daba las indicaciones para que mequedara.

    A mi alrededor la mayora de los otros nios y las nias tambin se encontraban enla misma confrontacin de sus deseos, creo que todos tenamos una imagen muydiferente de lo que estbamos presenciando, pues a lo mejor habamos soado lomismo.

    Con todo lo opuesto, me fueron desprendiendo de la falda de mi mam, ella se ibaalejando y con el movimiento de su mano yo senta que me estaba entregando a lapeor de las fieras y que todo haba sido planeado entre mis padres y la maestra.

    En ese momento no saba si seguir llorando o llenarme de valor, de se el cual mipap me haba enseado para ocasiones como estas, pues el encontrarme solo yabandonado por mi progenitora, esa a la cual le hice mujer, no era justo.

    Me sent ultrajado, humillado, maltratado, utilizado, burlado, manoseado. Porqu la escuela no era tal cual me lo haba soado? Por qu la maestra no era esaprincesa de mis sueos? Por qu senta como si mi mam fuera la bruja cmplicecausante de mi llanto?

    No haba nada ms que hacer, todo estaba jugado, los dados fueron lanzados yvoltearon tanto que no cayeron en siete, perd. Y ahora estaba a merced de unagigante, una seora que tena que pagar tantas lgrimas derramadas en primeravez.

    Mi pap siempre me habl de que a la escuela uno vena a pasarla feliz, vena adivertirse, a hacer amigos, a aprender, y yo no iba a permitir por ningn motivoque la maestra asignada me daara lo bonito que tena en mi cabeza acerca de laescuela.

    Somos muchos ms que la sola maestra y ella no podr con nosotros cuando almismo tiempo nos pongamos a llorar, cuando nos hagamos pip por todo el cuarto,cuando empecemos a arrojar las cosas, cuando nos dediquemos a rayar y a daar.

    Ser que esa seora nunca tuvo una maestra una mam como la ma que lehablara cosas lindas, le acariciara, le consintiera, le enseara a hablar bonito,

    jugara con ella en el parque, le baara, le hiciera moas, le dijera: mi nia te amo?

    Y hoy en su grandeza, no tendr un esposo (como mi pap) que le diga cosasbonitas, una casa de colores llena de amor y ternura, un hijo pequeo y hermosoque le haga feliz, un da de sol donde sienta que es una hija de Dios?

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    Entramos al cuarto y estaba muy bonito, eso hay que decirlo, ella se habaesmerado en que el lugar donde bamos a estar fuera muy placentero, organizadocomo si una fiesta es la que se iba a empezar a disfrutar desde se momento.

    Guirnaldas, letras, dibujos, bombas, colores y ms colores, asientos, mesas,

    colchonetas, juguetes y tantas otras cosas bien puestas, cada una en un lugar,dejaban ver el orden y la manera como la maestra demostraba que no estaba all por azar.

    Nos hizo sentar en un asiento determinado, dio varias vueltas entre nosotros, yomiraba a cada uno de mis compaeros y los rostros como se iban alargando,estirando, mientras ella a la par con las vueltas, entonaba una cancin que yahaba escuchado en voz de mi mam.

    Esa entrada y ese relacionarse con cada uno de nosotros calmaron los nimos dequines estbamos en un estado de soledad, de tristeza y hasta desespero, pues laverdad era que, en lo particular, yo no quera que ella fuera mi maestra, no quera.

    Despus se sent y desde su mesa, que era mucho ms grande que la ma, empez apreguntarnos el nombre, cuntos aos tenamos y el nombre de nuestro pap y el dnuestra mam, como tambin si tenamos hermanos o hermanas y si eran msgrandes o ms pequeos que nosotros.

    Luego tom cada una de las loncheras y nos indic cual iba a ser el lugar donde lastenamos que ubicar cada vez que viniramos a estudiar, pues eso daba muestra dela disciplina y el orden que debamos ir mostrando a partir de ese instante.

    Nos entreg a cada quin un color, luego nos pas una hoja y nos pidi quetrazramos varias lneas como quisiramos, despus nos dibuj en el tablero unafigura y sugiri que la realizramos. Yo tom y dibuj lo que cre era mi rosa.

    Por unos segundos me perd del mapa donde estaba ubicado para adentrarme enla magia de los recuerdos y pretendiendo idear el instante donde me sumerg en semgico sueo que tuve acerca de la escuela y deseando ver en la maestra a la demi sueo.

    Los palos del reloj giraban y giraban sin parar, algunos de mis compaeros

    solicitaban sus lonchas, otros no haban terminado lo sugerido, otros estabanpvidos, como si todo lo que estaba ocurriendo all no fuera con ellos y otrosoaba: Yo.

    Tom los trabajos, se los llev a su gran mesa, pasaba hoja por hoja, levantaba lamirada hacia donde nos encontrbamos y moviendo las ojos como quien anunciauna satisfaccin, se para y se dirige hacia las loncheras y empieza a llamar a cadauno y va entregando.

    No s si es que tiene buena memoria o es que ella es bruja, porque con solo mirarlas loncheras ella sabe a quien le pertenece, me sorprend y por ese instante me

    sent orgulloso de la maestra que tena, pues demostraba cosas que no haba vistoantes, ni a mi mam.

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    Cuando me llam, me par y tom mi lonchera, me sent de nuevo en mi asiento yabr el maletn, saqu todo lo que mi mam me haba guardado y de manera lentafui comiendo todo, bebiendo todo y al finalizar, guard y devolv a la maestra.

    Qued tan lleno que solo pensaba en quedarme dormido, en recostar mi cabezasobre la mesa y olvidarme que me encontraba all, solo que la maestra nocomparta nada de lo que pensaba y nos hizo parar, tomarnos de la mano ycaminar.

    Salimos al patio, un gran patio, que tena juegos y ms juegos. Cre que nos ibadejar jugar y no, no fue as. Nos hizo sentar y comenz un relato que me fueatrapando poco a poco, sus personajes eran contados con tanto realismo que memet en el cuento.

    Se me hizo gracia, ya su risa de bruja se visti de cenicienta y en vez de aturdir yfastidiar, alegraba e invitaba a que uno se riera, sus manos toscas se convirtieronen palomas que llevaban la historia de un extremo a otro sin desconectarnos.

    Me re, pregunt, mis ojos brillaban, una emocin se apoder de mi cuerpo, lamaestra haba logrado que mi inters por la escuela no se apagara del todo, medevolvi esa ilusin de no estar en el lugar equivocado y me regal una maanafenomenal.

    Entramos al cuarto (saln) y como por arte de magia, no s como lo hizo porquecuando salimos all no estaban, aparecieron encima de la mesa un pedazo deplastilina, una tabla y en el tablero donde nos haba hecho un dibujo antes,apareci otro.

    Nos ubic en el puesto de cada uno, nos habl acerca de lo que quera quehiciramos, se dirigi al tablero, al otro lado del dibujo lo volvi a hacer por partesy despacio con tal que viramos como se haca y despus empez a ayudarnos.

    No s por qu comenz conmigo, la verdad es que no lo s, solo s que su presenciaya no incomodaba, que su exagerada gordura no me importaba, que su voz msgruesa que la de mi mam no me asustaba, que sus manos ya no se sentan speras.

    Qu me estaba haciendo pensar as?, no s. Lo nico que entiendo ahora, es queella hizo que cada momento compartido fuera una fiesta, divertido, alegre, seconvirti en una compaera ms, ya la vea como la nia ms grande del saln.

    Me concentr en la realizacin de mi trabajo y lo compart con mi compaero de allado, me re de su trabajo como l del mo, cogimos plastilina que nos sobr y nosuntbamos, nos relacionamos y algo ocurri a nuestro alrededor.

    Los dems compaeros se unieron al juego y entonces ya haba lanzamientos deplastilina por todo el cuarto, algunos pedazos golpeaban a la maestra, que sindudar se meti y tambin empez a lanzar sus pedazos. Eso me agrad an ms.

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    Cuando crey conveniente, eso dice mi mam, par el juego y nos habl de losucedido, nos explic que no todos los momentos deberan ser utilizados para esetipo de actividades, y que hay momentos que deban ser de trabajos donde senecesita concentracin.

    Nos hizo recoger todo y ella colabor, organiz lo que le bamos pasando y despusnos dijo que guardramos todo dentro de nuestro maletn, que ya se acercaba lahora de la llegada de nuestras mams y que deberamos estar listos.

    Sentados en mi puesto esperaba con ansia que mi mam apareciera y me tomarade la mano, me diera un beso y me preguntara como me fue y yo le dira que mefue muy bien, que cantamos, que jugamos, y que la maestra nos cont un cuento.

    Las mams empezaron a llegar y uno a uno se iban yendo cada uno de miscompaeros, el adis con las manos, la despedida de beso a la maestra mecuestion si yo tambin tuviese que hacerlo, la sonrisa de ella me confundi muchoms.

    Cuando mi mam lleg, me abalanc y le apret con fuerza, pareciera que llevabadas sin verle, le bes y su respuesta fue an mayor. Le dio las gracias a la maestray eso aument mi confusin. Por qu mi mam tena que agradecer? Eraplaneado tanto tiempo por fuera?

    En segundos vacil despedirme de la maestra, y cuando mi mam me pregunt sino lo iba a hacer les mir a la cara y al ver una sonrisa ligera en el rostro de cadauna, tuve intensiones de salir corriendo, de decir que no, que no quera.

    Y entonces, dnde qued lo bien que la haba pasado? Acaso no tena otraimagen de la maestra? Adnde fueron a parar el cuento, la cancin, los dibujos,las rondas, los juegos? No se mereca ella un beso y unas gracias por todo?

    Muy seguro estaba que quera irme de la escuela ya, no porque no quisierapermanecer ms, sino porque me haca falta estar con mi mam y mi pap, porquequera estar en mi cuarto y jugar con mis juguetes, ver televisin y tomar tetero.

    Con un paso vacilante me acerqu a la maestra y me desped, fue un beso sperligero y el abrazo ni qu decir, fue ms por cumplir una orden de mi mam que

    por una seguridad propia y ganas de querer hacerlo.

    Me alejo de la escuela y con mi mano voy dicindole adis a la maestra. En eseinstante me senta mucho mejor, quera ver su figura por ltima vez en la lejana.Luego, con el cuerpo de frente por el camino que conduce a mi casa, voytarareando feliz.

    Del placer a la tortura y de la tortura al placer, se fue el paso en un solo da,donde un sueo me llev a lo ms hermoso de la escuela y donde la realidad mepermiti vivir otra sensacin, que poco a poco se fue acercando al mundo que mehaba hecho en mi cabeza.

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    De all en adelante los das transcurrieron muy normales con sobre saltos en lobueno y en lo malo, donde cada segundo que permaneca all era una enseanza,un dar y recibir, un conocer ms a mis compaeros compaeras y ellos a mi, aligual que a la maestra.

    Mis padres no paran de estimular mi permanencia en la escuela, ya se turnan parallevarme y la alegra que me produce es tan grande que en cada actividadpropuesta dentro del saln por la maestra, la hago con mucho entusiasmo yquerer.

    Gracias maestra por todo lo que me ense y por todo lo que tuvo que aguantar decada uno de nosotros: sus segundos hijos, por la paciencia, por la tolerancia, por elamor ofrecido, por la atencin prestada y por la dedicacin regalada.

    Gracias maestra por permitirme descubrir el mgico mundo de la escuela, pordarme los primeros conceptos tiles para la vida, por el ejemplo mostrado a travsde su forma de vivir, por su sonrisa, por su cara amable y su voz hecha verdad.

    Gracias maestra por dedicarnos tanto tiempo y consentirnos, por corregirnos, poreducarnos, por brindarnos sus mejores aos, por permitirnos entrar a formarparte de su vida, por compartir sus momentos de felicidad como los de tristeza.

    Gracias maestra por la labor que usted muy bien desempea, personas comonosotros, hoy nos sentimos orgullosos de haber estado en la escuela desde cortaedad, porque fue all donde con cada una de sus palabras y enseanzas aprendimosa ser personas.

    Gracias por haber escogido ser una maestra, por haber optado por el servicio, pordar tanto sin esperar nada a cambio, por el fresco de la maana que nos regalacada vez que nos cuenta un cuento y nos invita a la alegra y al estar en paz.

    Lic. Gustavo Gmez Reyes