metodologia de pea

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Principios metodológicos y secuenciación de un programa de educación ambiental. Hay cosas que para saberlas bien no basta con haberlas aprendido (Immanuel Kant) A veces damos consejos, pero no enseñamos con nuestra conducta. (François Alexandre, Duque de la Rochefoucauld-Liancourt) Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes. Enseñar es recordarles a los demás que saben tanto como tú. (Richard B. Sheridan) Sinopsis En documento desarrollamos algunos planteamientos de tipo metodológico que pueden ser útiles a la hora de poner en marcha un programa de educación ambiental. Pautas generales sobre cómo enfocar el trabajo con grupos para alcanzar los objetivos previstos y pautas más específicas de cara a la organización/secuenciación de las actividades del programa. Os presentamos varias propuestas de secuenciación metodológica de las actividades, así como nuestra propia propuesta con ejemplos de actividades. Por último, exponemos algunas referencias bibliográficas y planteamos las actividades para esta unidad temática.

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Principios metodológicos y secuenciación de un programa de

educación ambiental. Hay cosas que para saberlas bien no basta con haberlas aprendido

(Immanuel Kant)

A veces damos consejos, pero no enseñamos con nuestra conducta.

(François Alexandre, Duque de la Rochefoucauld-Liancourt)

Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes. Enseñar es recordarles a los demás que saben tanto como tú.

(Richard B. Sheridan)

Sinopsis En documento desarrollamos algunos planteamientos de tipo metodológico que pueden ser útiles a la hora de poner en marcha un programa de educación ambiental. Pautas generales sobre cómo enfocar el trabajo con grupos para alcanzar los objetivos previstos y pautas más

específicas de cara a la organización/secuenciación de las actividades del programa. Os presentamos varias propuestas de secuenciación metodológica de las actividades, así como

nuestra propia propuesta con ejemplos de actividades. Por último, exponemos algunas referencias bibliográficas y planteamos las actividades para esta unidad temática.

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¿Qué hacer antes de empezar con un programa? A veces sucede que cuando nos enfrentamos a un programa educativo del tipo que sea, una batería de actividades se agolpan en nuestra cabeza y tratamos de hilvanar con ellas un programa coherente. Y claro, el resultado final es un cóctel de actividades que no convence ni a destinatarios ni a nosotros mismos como educadores. Empezar de una forma coherente significa planificar y organizar previamente nuestra intervención. Es probable que esto nos lleve algún tiempo más que la improvisación pero el resultado final siempre es de mayor calidad. En esta planificación previa dos son los elementos clave a tener en cuenta: el análisis de la realidad y los objetivos.

? El análisis de la realidad No es ni más ni menos que un reconocimiento previo del entorno en el que va a desarrollarse nuestro programa, un estudio del ámbito de actuación. En este estudio deberíamos recoger los rasgos sociales, económicos, administrativos, naturales, culturales..., que caracterizan a ese territorio. No se trata únicamente de recurrir a una toma de datos cuantificables sobre estos aspectos sino también de hacer una valoración, en cierta forma intuitiva, del terreno que estamos pisando. Así, conjugando ambas formas de acercamiento al medio, bien sea revisando fuentes documentales o realizando entrevistas a agentes que trabajan en ese territorio, conoceremos quién o quiénes pueden ser los actores claves para nuestro programa educativo, podremos prever conflictos, iniciar complicidades/colaboraciones futuras, valorar los recursos (sociales, económicos, ambientales y culturales) con los que contamos, etc. Toda esta información debidamente organizada constituirá una herramienta fundamental que nos permitirá plantearnos los objetivos concretos de nuestro programa de forma lógica y en contacto con la realidad. Para realizar esta fase de nuestra programación, nos será útil consultar el capítulo 7 que trata sobre la evaluación.

? Los objetivos Quien más y quien menos se ha sentado alguna vez delante de un papel en blanco para plasmar en él los objetivos de su programa y ha pasado –con mayor o menor dificultad- ese escollo tradicional en los proyectos. En la mayor parte de las ocasiones la redacción de los objetivos se convierte en un mero trámite en nuestros proyectos, sin darnos cuenta realmente de su relevancia. Y es que no podemos empezar a trabajar si antes no nos planteamos de forma clara qué es lo que queremos conseguir con el proceso educativo que se va a iniciar. Para ello no es necesario recurrir a frases grandilocuentes si no simplemente responder a esa pregunta de una forma realista, teniendo claro los resultados del análisis previo de la

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realidad y tratando de ser coherentes con él. Estas dos recomendaciones pueden ayudarnos: ? La formulación de objetivos debe ser clara y precisa. No es necesario recurrir a

frases complicadas, si no expresar claramente hacia dónde queremos dirigirnos. ? Los fines perseguidos deben ser reales y alcanzables y para ello debemos de tener

en cuenta tanto los recursos con los que contamos, como los plazos temporales de los que disponemos.

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Metodología de la educación ambiental Una vez que hayamos abordado tanto el diagnóstico previo como la formulación de los objetivos de nuestro proyecto, es decir, hayamos respondido a ¿con qué nos encontramos? y ¿qué queremos conseguir?, llega el momento de hacernos otra pregunta no menos relevante ¿cómo vamos a hacer el programa de educación ambiental? ¿con qué metodología vamos a trabajar? La educación ambiental, pese a gozar todavía de una corta existencia, al menos con este nombre, está ya dotada de un rico cuerpo teórico y metodológico que la sustenta. Numerosas entidades, colectivos y personas han desarrollado experiencias, iniciativas y líneas de investigación en esta materia que han permitido crear un denso corpus teórico. Ello no quiere decir que la educación ambiental sea una materia estática. Muy al contrario, el vasto y complejo ámbito en el que se mueven los educadores ambientales hace de ella un entramado complejo y dinámico donde conviven múltiples y diversas aproximaciones conceptuales y metodológicas –todas ellas válidas-, sometidas a una constante revisión y enriquecimiento. Sin embargo, la puesta en práctica de un programa de educación ambiental requiere “una forma de hacer” para la que sí se pueden citar y desarrollar algunas pautas generales que pueden ser de interés al abordar la programación de actividades en este campo. La importancia de lo cercano Lo que piensan los participantes. Los cimientos del saber ¿Conocer lo que nos rodea a través de los libros? El medio ambiente es asunto de todos Educar en valores. El valor de educar Estos planteamientos metodológicos no son exclusivos de la educación ambiental, sino que comparten muchos aspectos con otros momentos y situaciones en que la educación se ha planteado formar a las personas y tratar sus relaciones con el entorno social y ambiental, persiguiendo un modelo más justo y responsable con el mismo.

? La importancia de lo cercano Si incuestionable es el hecho de que la educación ambiental procura la adopción de actitudes y comportamientos proambientales por parte de sus destinatarios, no lo es menos que la fundamentación metodológica de sus estrategias de acción debe realizarse desde el medio. La máxima Piensa global, actúa local, no por muchas veces citada deja de ser cierta. De esta forma, cualquier programa de educación ambiental debe tener un punto de partida centrado en el entorno inmediato, entendido éste no sólo desde el punto de vista físico o biólogico, sino por supuesto desde el ecológico, social y cultural. La comprensión de este principio fundamental y su incorporación en nuestros hábitos de programación son

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los primeros pasos para un futuro éxito en la eficacia y eficiencia del programa que vayamos a poner en marcha. De esta forma, no se deben abordar intervenciones educativas que partan de escenarios globales o lejanos, por muy preocupantes que éstos sean. Un sencillo (aunque certero) análisis de la realidad local debe ser el punto de partida de nuestro programa o actividad. Así pues, será poco efectivo abordar un programa centrado en los residuos, si éste no es un centro de interés en nuestro municipio, o resultará un esfuerzo inútil comenzar a trabajar sobre la lluvia ácida, si los efectos de ésta no son fácilmente constatables a escala local. Lo mismo podríamos mencionar acerca de los recursos: sin duda los Alpes o el Amazonas son parajes singulares, pero su utilidad como recurso educativo para nuestra realidad socio-ambiental es, cuanto menos, dudosa. Una forma más eficaz de lograr acercar las cuestiones ambientales a nuestros destinatarios es partir de sus inquietudes inmediatas, los problemas que les rodean, la realidad de la que oyen hablar en casa o la que les afecta directamente. Es lo que denominamos aprendizaje significativo.

? Lo que piensan los participantes. Los cimientos del saber Estrechamente relacionado con el aprendizaje significativo, debemos hablar del constructivismo como estrategia metodológica para la educación ambiental. El medio ambiente, ya lo sabemos, es una realidad muy compleja, en la que conceptos como sistemas y subsistemas, interrelaciones, redes y diversidad son fundamentales para poder comprender la materia de la que hablamos, y actuar en consecuencia. Y esa diversidad y complejidad es percibida de muy distinta forma y a diferentes niveles de profundidad por cada uno de nosotros. Saber qué opina/siente/sabe cada uno de nuestros participantes sobre el tema que vamos a tratar, ayudará a acercarles las propuestas más certeras para resolver sus interrogantes, para completar su formación.

? ¿Conocer lo que nos rodea a través de los libros? Otro principio básico de lo que llamamos educación ambiental resulta igualmente obvio. Si los objetivos que barajamos están estrechamente relacionados con el acercamiento afectivo (y no solo cognitivo) al entorno inmediato, es evidente que la mejor aproximación posible será aquella que nos permita un contacto directo con dicho entorno. Ello nos lleva a la necesidad de utilizar una metodología activa, basada en el autodescubrimiento y la experimentación, que permita a los participantes acercarse por sí mismos al entorno que les rodea de una forma multisensorial. Ello posibilitará la adopción de un conocimiento no sólo racional sino afectivo del medio, indispensable

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para la generación de actitudes proambientales. La empatía con el medio es el primer paso para que nos importe lo que le ocurre.

? El medio ambiente es asunto de todos Otro de los principios metodológicos de la educación ambiental está también íntimamente ligado a los objetivos generales que tratamos de alcanzar. Nuestra labor como educadores ambientales está orientada a la capacitación de las personas y las comunidades para colaborar en la resolución de los conflictos ambientales entre el hombre y su entorno. Para avanzar en la consecución de este objetivo, es necesario ejercitar desde las primeras etapas educativas la participación activa de los destinatarios en la conservación o mejora del medio (véase Unidad 10). Para ello, es indudable que la metodología que utilicemos no debe estar enfocada únicamente al conocimiento, sino además orientada a la acción.

? Educar en valores. El valor de educar Otro de los aspectos cruciales de la materia con la que tratamos es que no sólo trabajaremos aspectos conceptuales o procedimentales. La educación ambiental es, junto a lo demás, una educación en valores y actitudes, y esto se convertirá es un leit-motiv que impregnará todas las actividades y acciones que pongamos en marcha. Desde un punto de vista metodológico, sería necesario plantearse cómo debe influir el trabajar los valores en la práctica educativa que desarrollamos. ¿Hay que adoptar un modelo de trabajo especial? ¿Se deben explicitar los valores a que hacemos referencia durante las sesiones de trabajo? En realidad, las actitudes y valores proambientales, al igual que todos las demás, se adquieren probablemente después de un proceso de interiorización de la información que nos llega a través de los sentidos (y no sólo de la información más estrictamente intelectual). Este proceso se puede desencadenar de diferentes formas en distintos individuos, dependiendo de muchas variables, entre las que destacan el ambiente familiar, las experiencias previas, la receptividad, la personalidad, etc. Esto quiere decir que ningún programa o actividad nos va asegurar, por bien que esté diseñado y ejecutado, la adquisición inmediata de determinadas actitudes o valores por parte de los participantes. Sin embargo, es indudable que la realización de ciertas intervenciones educativas va a allanar el terreno para una próxima o futura modificación en las actitudes ambientales de los educandos. En general, todas las pautas metodológicas que hemos apuntado hasta ahora están encaminadas al fomento del cambio de valores y actitudes; más concretamente, se pueden apuntar esta serie de pautas:

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El educador es un modelo para el educando. Sus comportamientos y hábitos van a influir en su conducta, al igual que lo que diga o afirme en sus comentarios.

La participación activa del destinatario en el proceso de enseñanza- aprendizaje es un medio importante para trabajar en el aula cuestiones relativas a los valores o las

actitudes. Es necesario programar momentos para que individual y colectivamente, los alumnos puedan pensar, reflexionar, debatir, decidir… acerca de su opinión sobre

los diferentes temas y su actuación futura.

La programación de actividades deben permitir al educando clarificar sus propias posturas tanto individuales como colectivas al respecto de las cuestiones ambientales

abordadas

Otra forma de trabajar las actitudes pasa por el acercamiento (cognitivo, pero también afectivo) a personas y entidades que desarrollan iniciativas

proambientales de forma altruista o solidaria con su entorno. Un tipo de actividades interesante en este sentido puede ser el encuentro periódico con miembros de ONGs o

participantes en proyectos de mejora y sensibilización ambiental.

Otro de los factores que el educando debe conocer es el hecho de que al educador y a sus compañeros les interesan sus actitudes y valores, lo que puede manifestarse de múltiples formas, a través de actividades programadas específicamente o con refuerzos

puntuales. De este modo, terminarán por interesarle a él mismo.

La programación de actividades que posibiliten la expresión de las ideas propias de los participantes respecto al tema tratado. Dicha expresión debe procurar exceder los

límites del programa, e intentar llegar a toda la comunidad.

La realización de actividades de educación ambiental debe posibilitar la realización por parte de los participantes de actividades de intervención cooperativa en el medio,

dentro de sus posibilidades de actuación.

En suma, se debe conferir importancia al acercamiento afectivo al medio local y global, entendido éste no solo desde el punto de vista estrictamente natural, sino

también desde el social y el cultural. Es muy posible que el conocimiento y la apreciación de la diversidad sea una palabra clave en este punto.

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Secuenciación metodológica en educación ambiental Las actividades previstas en un programa no pueden secuenciarse al azar. Una de las prioridades de una buena programación debe ser una adecuada secuenciación de las actuaciones, con el objeto de abordar los diferentes objetivos de la forma más idónea para cada grupo y tema abordado. Diferentes autores han desarrollado una serie de propuestas metodológicas para aplicar en los programas de educación ambiental. Todas ellas parten de un esquema común y similar, que puede alcanzar diferentes niveles de detalle y definición, de acuerdo con las necesidades del programa y las preferencias del equipo educativo que los desarrolle.

Sureda & Colom Jiménez Armesto & Laliena

Hungerford & Peyton

Rico Vercher

descubrimiento motivación motivación

recogida información elementos de ecología

conocimiento

tratamiento datos

despertar conceptual

terminología

plan de trabajo

documentación

observación

experimentación

interpretación sistematización expresión

conclusiones

investigación

y evaluación

transformación participación

crítica comunicación

competencias en torno a la acción

...

productos

nuevos interrogantes evaluación

Para una revisión in extenso de las distintas propuestas, pueden consultarse las obras de referencia1.

1 -Pedagogía ambiental; Sureda, J.; Colom, A; (1989); Ed. CEAC

-Cómo construir un programa de Educación Ambiental; Hungerford, H. R.; Peyton, R.B.; (1992); Ed. Los Libros de la

Catarata

-Transversales. Educación Ambiental; Jiménez Armesto, M.J. y Laliena Andreu, L. (1989); en Materiales del MEC para la

Reforma Educativa; Ed. MEC

-Educación Ambiental: Diseño curricular; Rico Vercher, M.; (1990); De. CEAC, serie Educación y Futuro

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Analizando someramente estas propuestas, puede observarse que, a grandes rasgos, todas utilizan el mismo proceso lógico a la hora de promover valores ambientales entre sus destinatarios. Las diferencias entre unas y otras pueden considerarse de matiz, o más correctamente, debidas al diferente ámbito de actuación al que se dirigen.

? Nuestra propuesta de trabajo. Otro modelo de secuencia A partir de los modelos señalados más arriba, hemos diseñado una propuesta que sigue el mismo proceso lógico, pero en el que hemos simplificado la secuencia para dotarle de mayor flexibilidad. En nuestro caso, quedará así:

En definitiva, un programa debería comenzar por Motivar/Sensibilizar a sus destinatarios, cautivarles con el tema que se vaya a trabajar para conseguir su complicidad en las siguientes acciones. Para ello, trabajar desde sus inquietudes, con actividades "de choque" que despierten en ellos las "ganas de hacer", resulta prioritario. Probablemente, el éxito de un programa de educación ambiental se base en gran medida en la adecuada motivación de sus participantes para desarrollarlo. Después de mostrar preocupación por un problema ambiental, deberían diseñarse actividades que permitan su Conocimiento, a partir de la Investigación autónoma del mismo. Leer, tomar notas, investigar, conocer las causas, origen y consecuencias de este problema. Analizarlo integralmente desde todos los puntos de vista posibles. Después de ello, la Crítica y Reflexión; valorar el porqué de lo investigado, provocar el cuestionamiento de lo "recién conocido", de forma que se promueva la adquisición de valores o, al menos, la actitud crítica ante la realidad. Por último, un programa de educación ambiental no tiene objeto si como resultado de él no existe una transformación del medio, a partir de la Acción y la Comunicación. Que el trabajo de los alumnos/as sirva para mejorar el entorno tanto local como global, y para difundir los resultados del mismo al resto de la comunidad.

Motivación-Sensibilización

Investigación-Conocimiento

Reflexión-Crítica

Acción-Comunicación

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En cualquier caso, es importante tener en cuenta que esta secuenciación, basada en cuatro momentos o fases, nos servirá cuando nos enfrentemos a una intervención completa con un grupo. En muchas ocasiones bien por falta de tiempo, bien porque nuestros objetivos se dirigen únicamente a trabajar en una dirección (sensibilizar o investigar o reflexionar o transformar) nuestra intervención sólo preparará actividades para alcanzar ese objetivo. Así por ejemplo, en una acción de voluntariado ambiental estaremos centrándonos únicamente en el último paso de esta secuenciación, en la transformación. Sugerimos a continuación algunas de las actividades o grupos de actividades que se pueden realizar, relacionadas con los pasos metodológicos descritos.

FASE EJEMPLOS DE ACTIVIDADES2

Motivación/Sensibilización

- Aprovechar un acontecimiento, una conversación, un conflicto,... que pueda darse dentro del grupo.

- La lectura de un cuento, de una noticia.

- Observaciones multisensoriales en el medio

- Una salida, una visita,..

- Un problema detectado en el entorno cercano (calle, barrio, pueblo, comarca...)

Investigación/Conocimiento

- Elaboración de cuestionarios

- Realización de entrevistas

- Consultas bibliográficas

- Recogida de materiales relacionados

- Realización de sencillas auditorías

- Reconstruir procesos a través de viñetas, ordenando frases,...

- Narrar ordenadamente acciones y procesos

- Clasificar la información

2 obtenido a partir de Transversales. Educación Ambiental; Jiménez Armesto, M.J. y Laliena Andreu, L. (1989); en

Materiales del MEC para la Reforma Educativa; Ed. MEC

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FASE EJEMPLOS DE ACTIVIDADES2

Reflexión/Crítica

- Exposición y comentario de los datos observados

- Debates acerca de la realidad observada

- Juegos de rol/simulación

- Formulación de hipótesis y conjeturas

- Textos colectivos que resuman la información conseguida y contrastada

- Textos individuales o por equipos manifestando opiniones personales y posibles alternativas

Acción/Comunicación

-Expresar las conclusiones de la experiencia a través de las más variadas técnicas: murales, dibujos, maquetas, audiovisuales, conferencias, debates, cartas en medios de comunicación , dramatizaciones,...

-Expresar de forma creativa la experiencia vivida de la forma más personal y diversa: narraciones, poemas, dibujos,...

- Participar u organizar actuaciones o campañas para la defensa o protección del ambiente

- Preparar exposiciones con los trabajos realizados, carteles para el barrio, etc.

- Montar representaciones teatrales sobre el tema tratado, etc.

-Realizar alguna acción colectiva de mejora del entorno: plantar árboles, limpiar una zona, ajardinar un espacio, etc.

Referencias Ander-Egg, E. & Aguilar, M.J. (1995) Diagnóstico Social. Conceptos y metodología. Editorial Lumen. Caduto, M.J. (1992) Guía para la enseñanza de valores ambientales. Colección PIEA (UNESCO). Libros de la Catarata. Calvo, S. & Corraliza, J.A. (1996) Educación Ambiental. Conceptos y propuestas. Editorial CCS. Plan de formación de animadores.

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Hungerford, Harold R.; Peyton, R.B. (1992) Cómo construir un programa de Educación Ambiental. Colección PIEA (UNESCO). Los Libros de la Catarata. Jiménez Armesto, M.J. & Laliena Andreu, L. (1989) Transversales. Educación Ambiental, Materiales del MEC para la Reforma Educativa. Lecumberri, G. & Arbuniés, J. (2001) Guía para la elaboración de programas de Educación Ambiental. Centro UNESCO de Navarra. Novo, M. (1996) La educación ambiental. Bases éticas, conceptuales y metodológicas. Editorial Universitas, S.A. Quetel, R. & Souchon, Ch. (1994) Educación Ambiental: hacia una pedagogía basada en la resolución de problemas. Colección PIEA (UNESCO). Los Libros de la Catarata. Sureda, Jaume; Colom, A (1989) Pedagogía ambiental. Ed. CEAC. Young, A.J. & McElhone, M.J. (1994) Principios fundamentales para el desarrollo de la Educación Ambiental no convencional . Colección PIEA (UNESCO). Los Libros de la Catarata. VV.AA. (2003) Conocimientos básicos para la educación ambiental. Bases de datos para la elaboración de actividades y programas. Colección Monografías de Educación Ambiental nº 1. SCEA-SBEA. Editorial Graó. VV.AA. (1997) Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible. Ministerio de Medio Ambiente. Serie Monografías (7 volúmenes).