melanie klein
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Vida del lactanteTRANSCRIPT
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
DEPARTAMENTO DE PSICOLOGÍA
TEORIA EVOLUTIVA DEL DESARROLLO INFANTIL (TEDI)
Laura Melissa Carmona Múnera.
Melanie Klein y Las relaciones Objetales.
Melanie Klein nació en 1882 en Viena, fruto del segundo matrimonio de su padre
quien entonces tenía 50 años y su madre 25, de esta unión nacieron 4 hermanos,
Emilie, Emmanuel, Sidonie y Melanie en ese orden. Su padre fue un médico judío
quien comenzó los estudios religiosos y a los 37 años tomó la decisión de salirse
de ese mundo y comenzar con la medicina.
Melanie sufrió varias pérdidas desde muy temprana edad, su hermano Sidone
quien la había ayudado desde muy pequeña con su interés por la escritura, la
lectura y el cálculo murió muy joven. Otra de las grandes pérdidas que sufrió, fue
la muerte de su padre cuando ella tenía 18 años, a quien ella admiraba
profundamente y seguía sus ideas, el Dr.Reizes, el padre de Melanie dejo a su
muerte el hogar en pésimas condiciones económicas, razón por la cual ella tiene
que abandonar los estudios en medicina. En el tiempo Melanie también perdió sus
otros dos hermanos, la muerte de Emmanuel quien fue el que la ayudo a entrar en
la escuela de medicina, junto con la muerte de su hermana Emilie y todos los
duelos que vivió contribuyeron a la característica personalidad de Melanie Klein.
A los 21 años Melanie se casó con Arthur Stephen Klein, un ingeniero a quien
conoció a través de su hermano Emmanuel. Ella abandono la medicina por el arte
y la historia, además se dedicó a la educación de sus tres hijos Melitta, Hans y
Erich.
El encuentro de Melanie Klein con el psicoanálisis se debe sin duda a los múltiples
duelos que tuvo que vivir, en especial el de la madre, quien murió en 1914 y llevo
a Melanie a una depresión profunda la cual fue un factor importante que la
transporta a buscar ayuda y comenzar unas terapias con el doctor Sandor
Ferenczi, principal alumno húngaro de Freud. Ferenczi animo a Klein en su interés
por el psicoanálisis de niños, tanto que en 1919 Melanie presento un trabajo a la
Sociedad Húngara de Psicoanális llamado “El desarrollo de un niño”. En donde
contaba la educación sexual de un niño, se especula que se basó en su hijo Erich
que en ese momento tenía entre 4 o 5 años pero con los seudónimos de Fritz. El
artículo fue tan bueno que la hizo merecedora de ser miembro de la sociedad.
La metodología de Melanie se basó en el juego, a través del análisis de niños
estructuro su “Técnica de Juego”. Una de las diferencias de Melanie con Freud es
que ella se dedica a indagar lo que ya estaba reprimido en el niño, más
específicamente lactantes; mientras que Freud descubrió en el adulto el niño
reprimido. Utiliza el juego, que es una forma de expresión natural y privilegiada en
el niño, el juego era el equivalente de las asociaciones verbales en el análisis de
adultos. En los niños como en el adulto se establece una transferencia, a través
del juego el niño traduce de manera simbólica sus fantasmas, sus deseos, sus
experiencias vividas, mismo lenguaje que se presenta en el sueño. Mediante esta
técnica se remontara a los estadios más arcaicos de la vida psíquica del individuo,
mostrando la extrema precocidad de los procesos. Hoy en día es habitual admitir
esta consideración del significado del juego, pero en la época de Melanie, abrió un
campo nuevo en la exploración del psiquismo infantil.
Se interesa principalmente por la vida fantasmática del niño, en su opinión, la
realidad del lactante se percibe en el prima deformante de sus fantasmas. El
fantasma kleiniano se refiere a que los primeros fantasmas nacen de las pulsiones
corporales y están estrechamente unidas a las sensaciones físicas y los afectos.
Melanie Klein dice que desde el nacimiento existe un Yo primitivos, inmaduro, sin
cohesión, que al principio está expuesto a la angustia suscitada por el conflicto
entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte, las que corresponden a pulsiones
libidinales de amor y las agresivas. Para Freud la realidad de Eros y Tanatos
constituyen una hipótesis y es relativamente teórico, mientras que para Klein se
funda directamente y de manera muy concreta en esta dualidad. Esto obligara al
débil Yo del lactante a manejar la angustia por este conflicto, durante los primeros
meses de vida se manifestaran dos tipos de angustia que permanecerán activas
durante toda la vida del individuo y puede resurgir en caso de regresión. La
manera en que el Yo negociara con la angustia será el prototipo de su capacidad
para mantener cierto equilibrio entre las fuerzas presentes.
Primero se da la posición esquizo-paranoide o la angustia de persecución, es la
más activa y la que predomina durante los primeros 3 meses. El Yo rudimentario
para defenderse del conflicto proyecta hacia el exterior la pulsión de muerte, al
mismo tiempo, también se proyecta una parte de la pulsión de vida para crear un
“Objeto Real”. Entonces el Yo se divide en una parte libidinal y una parte
destructiva y se aferra al objeto parcial “pecho” de la madre.
A cambio el Yo introyecta el “Objeto Ideal”, haciendo parte de sí mismo e
identificándose con él; así puede recibir en contrapartida la parte mala, destructiva,
vivida como persecutoria. Mediante este contrabalanceo proyección/introyección,
el Yo escinde el Objeto pecho y establece una doble relación buena y mala. El
“pecho bueno” es amado por la satisfacción y el “pecho malo” es odiado por la
frustración que produce.
Los factores externos y reales también alimentan estos fantasmas. El hambre, la
carencia de Objeto bueno, puede vivirse como un ataque de los objetos malos.
Durante todo este periodo, con la ayuda de las buenas experiencias vividas el Yo
puede agruparse, integrarse, unificarse. En el desarrollo afectivo normal, es decir
cuando los elementos libidinales predominan, el Yo adquiere confianza en el buen
objeto. Si por razones internas y/o externas las fuerzas destructivas ganan al
objeto bueno, los mecanismos de defensa útiles pueden no ser suficientes para
dominar la angustia. Entonces el Yo se ve invadido y su última defensa es su
propia desintegración. Un lactante “normal” no pasa la mayor parte de su tiempo
en un estado de ansiedad, y si bien todos los bebes tienen momentos de angustia,
lo más corriente en circunstancias favorables es que duerman apaciblemente y
tengan placeres reales o alucinatorios. Los procesos psíquicos que constituyen el
núcleo de la posición esquizo-paranoide forman parte del desarrollo normal del
individuo, y la capacidad del niño para afrontar las etapas siguientes dependerá
de cómo haya atravesado este periodo.
Segundo se da la posición depresiva, viene a continuación angustia de perdida
de objeto, activa entre los 3 y los 6 meses y luego comienza a declinar. Este
concepto de posición aparece como un concepto más estructural que cronológico.
El termino posición remite a una organización del Yo y describe fenómenos
conjuntos.
El estado del Yo de desorganización avanzara hacia su unidad, la naturaleza de
las relaciones de objetos primero parcial y después total, la naturaleza de la
angustia paranoide y después depresiva y las defensas específicas vinculadas a
todo lo anterior, se tratan de etapas normales necesarias para la evolución de todo
niño.
En esta fase el niño será capaz de reconocer el objeto entero, tal no escindido la
“madre”. Estos procesos de integración del Yo y de unificación del objeto se
producen junto con una maduración fisiológica. Esta posición es depresiva porque
a diferencia de antes, cuando la angustia depresiva hacia el objeto o, más bien,
hacia la pérdida de objeto, además de maniaco depresivo por la posición agresiva
que toman también por la pérdida de objeto. Las percepciones ya no provienen de
un objeto bueno y una malo (pecho bueno y pecho malo) sino de un objeto total
“madre” suma de lo bueno y lo malo. Para el niño distinguir a su madre como una
persona entera diferente de si, implica reconocer su dependencia frente a ella. El
niño experimentara la ambivalencia ante el objeto, fuente de gratificaciones y de
sus frustraciones.
Los fantasmas destructores del niño (su realidad psíquica) alimentan la angustia
de perdida de objeto, ya que cree haber dañado y destruido el objeto total.
Entonces aparece un intenso sentimiento de culpabilidad, primera satisfacción del
naciente superyó.
Para Melanie Klein, nuevamente diferenciando de Freud, dice que hay un
complejo de Edipo temprano, sitúa las primeras emociones edípicas del niño en la
segunda mitad del primer año. El niño aquí comienza a reconocer a las personas
individualmente y las relaciones entre ellas, pero sobre todo adivina que entre su
padre y su madre existe un vínculo importante.
Aquí el niño todavía está en el estadio oral de Freud, el niño atribuye por
proyección sus propias pulsiones a sus padres. Fantaseara respecto de sus
padres intercambiando gratificaciones orales, incluso uretrales, anales o genitales
según la prevalencia de sus propias pulsiones. Esto hace surgir en él bebe
sentimiento de celos y envidia agresivos, en sus fantasmas atacara a sus padres
con todos los medios que dispone y los imagina destruidos, pero por la
introyección pasa a su mundo interior. El niño se imagina que su madre se apropia
del pene del padre por incorporación oral, hace una imagen fantasmática de un
pene interno en la madre lo que sería una “madre fálica”.
Experimenta odio por el pene de su padre interiorizado en el cuerpo de su madre
(homosexualidad), por evolución se identifica con el padre (heterosexualidad).
En la niña el primer movimiento oral hacia el pene del padre abrirá la vía de la
genitalidad, pero puesto que el deseo oral de incorporación está vinculado a la
identificación, se opera un movimiento hacia la madre, con el deseo de poseer el
pene incorporado fantasmáticamente por la madre.
Es claro que para Melania Klein la relaciones objetales no son solo descarga de
pulsión sino son las experiencias intrapsiquicas de las primeras relaciones con los
demás, basada en la relación madre e hijo/a, reconoce que a partir del nacimiento
los individuos se relacionan con otras personas y forman vínculos.
BIBLIOGRAFIA.
M. Klahr. Desarrollo Afectivo. Principales Teorias p 54-66
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Horme.
RAMIREZ, Natalia. Las relaciones objetales y el desarrollo del psiquismo:
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Melanie Klein, una princesa que creó su propio reino. Rev. Asoc. Esp.
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ISSN 0211-5735.