marejada vol 6 num 1 otoño 2010

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Vidas apasionadas Miguel Canals: Entre el agua y el aula Al aire libre Recreación al son de aves Vol. VI, Núm. 1 Otoño 2010 REVISTA AMBIENTAL

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Revista de Biología Marina

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Page 1: Marejada Vol 6 Num 1 Otoño 2010

Vidas apasionadas

Miguel Canals: Entre el agua y el aula

Al aire libre

Recreación al son de aves

Vol. VI, Núm. 1 Otoño 2010

R E V I S T A A M B I E N T A L

Page 2: Marejada Vol 6 Num 1 Otoño 2010

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Visión

Mucha gente piensa que el espacio sideral, el universo, es

nuestra frontera final de la exploración y del conocimiento. Sin

embargo, los océanos todavía son una región desconocida y

nuestros mares, los que nos quedan a unos pasos de nuestras

casas, aguardan por nuestros esfuerzos en investigación,

para conocerlos a profundidad, mantener su valor ecológico

y salvaguardarlos para que las generaciones futuras puedan

beneficiarse de las oportunidades económicas y recreativas

que estos ofrecen. Tal vez, lo irónico es que muchos conocen

sobre el planeta Tierra o sobre nuestro sistema solar, pero

conocen muy poco sobre los ecosistemas marinos y costeros

y su extraordinaria biodiversidad, su fuerza y su energía

física, así como su papel en la climatología. Como ciudadanos,

debemos entender bien esa inmensa parte de esta biosfera

que está formada por las aguas de los océanos.

Marejada surge como un medio de comunicación enfocado

en educar a los hispanoparlantes acerca de la importancia de

proteger nuestros mares y océanos de los complejos procesos

climáticos y antropogénicos que los amenazan.

Marejada es una revista ambiental comprometida con

la conservación y el desarrollo sustentable de nuestros

recursos y atracciones marinas y costeras. Nuestro interés

es educar al público general y llevarle información científica

de una manera sencilla y fácil de entender. Para nosotros,

uno de los puntos clave, en el marco de las investigaciones

científicas aplicadas, es poder desarrollar proyectos dirigidos

a solucionar problemas actuales que afectan los recursos

marinos y costeros que nos rodean, al tiempo que facilitamos

los resultados de estas investigaciones a los manejadores

y los usuarios de estos recursos. Estos resultados deben

ser publicados y puestos al alcance de la mayor cantidad

de personas. Esta revista ambiental constituye ese espacio

accesible para que los investigadores, los científicos, los

usuarios de los recursos, los educadores, los manejadores

y los especialistas publiquen artículos cónsonos a nuestra

visión, al tiempo que el lector disfruta en este proceso del

saber.

Marejada: una manera de acercarte más a la costa.

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R E V I S T A A M B I E N T A L

otoño 2010 * volumen VI * número I

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Portada realizada por: Oliver Bencosme Palmer, Daniel Irizarri Oquendo y Alexis Rivera Miura

Ilustración de una ola vista desde el fondo marino. Los recreacionistas marinos y costeros, así como otros usuarios, con el debido cuidado, pueden disfrutar de sus actividades sin impactar nocivamente el ecosistema marino.

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Alerta ambiental

6 Depredación de los gorgonios por los caracoles flamencos

10 Corales caribeños en crisis: Registro termal del estrés, del blanqueamiento y de la mortandad en 2005

Mar adentro14 El chinchorro de playa: Una tradición

y una controversia

Educando con el mar22 El chinchorro de playa

Vidas apasionadas24 Miguel Canals: Entre el agua y el aula

28 Una vida entre algas y yerbas marinas

Compromiso ambiental30 Surfrider realiza muestreo sobre

calidad de agua

Al aire libre32 Recreación al son de aves

Eventos38 GCFI en Puerto Rico3832

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Este nuevo volumen de Marejada promete estar nuevamente comprometido con brindarte la información más pertinente en cuanto a la conservación de los recursos marinos y costeros se refiere. Un corto ensayo sobre las densas poblaciones de caracol

flamenco, y sus efectos sobre el ecosistema de los arrecifes de coral, arroja información novedosa acerca de esta situación, así como algunas posibles hipótesis sobre el caso de Isla de Mona. Asimismo, se reportan los hallazgos sobre uno de los blanqueamientos más severos de los corales caribeños y su estrecho vínculo con el aumento de temperaturas de las aguas marinas. En cuanto a normativa se refiere, el estudio sobre los chinchorros de playa condensa los resultados de una elaborada investigación, cuyas recomendaciones han sido recientemente incorporadas al Nuevo Reglamento de Pesca de Puerto Rico. Enlazado a este artículo, la sección Educando con el mar ilustra el diseño legalmente permitido de este arte de pesca artesanal tan controvertible en la Isla.

Con el propósito de resaltar los lugares recreativos en nuestra costa, inauguramos una nueva sección: Al aire libre. La misma presenta un foto ensayo acerca

de una de las tantas posibles opciones para divertirse y complacerse en espacios naturales vinculados a la costa. En esta ocasión, se resalta el Refugio de Vida Silvestre Iris L. Alameda Martínez, de Boquerón, Cabo Rojo. Esparcimiento, recreación, reflexión y contemplación son algunas de las actividades que evoca este espacio protegido.

Como bien sabemos, nuestros ecosistemas costeros y marinos sufren los impactos de las actividades humanas. Nos compete reducirlos y controlarlos por medio del manejo adecuado de estas actividades, la educación efectiva que genere cambios en actitudes y comportamientos responsables hacia nuestros recursos y atracciones naturales. Estas acciones deben guiarnos hacia el desarrollo sostenible de estos recursos, misión del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico.

Esperamos que este nuevo volumen cumpla con su razón de ser: mantenerte informado al tiempo que te acerca más a la costa.

Ruperto Chaparro Serrano

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Marejada es publicada por la Oficina de Comunicaciones del Programa de Colegio Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico bajo la subvención Núm. NA10 OAR4170062 del Departamento de Comercio de Estados Unidos y la Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica (NOAA). ISSN 1947-1424

Ruperto Chaparro Serrano, Director del Programa Sea GrantManuel Valdés Pizzini, Director asociado del Programa Sea Grant/Director Programa de Extensión MarinaCristina D. Olán Martínez, Coordinadora de comunicacionesDelmis Del C. Alicea Segarra, Asistente de comunicacionesMydalis M. Lugo Marrero, Directora editorialÁngel Nieves-Rivera, Redactor científicoGuillermo Damiani González, Jefe de impresos Oliver Bencosme Palmer, Ilustrador científico/DiagramadorAlexis Rivera Miura, Ilustrador científicoDaniel Irizarri Oquendo, Ilustrador científicoJohana Guzmán Castillo, Colaboradora

Las opiniones y los puntos de vista expresados en esta revista no necesariamente reflejan los de la Universidad de Puerto Rico o los del Programa Sea Grant. La mención de marcas de productos no debe ser interpretada como un endoso a las mismas.

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Depredación de los gorgonios por los caracoles flamencos

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Por: Michelle T. Schärer-Umpierre, PhD

Entre la biodiversidad que caracteriza a un arrecife de coral, encontramos los gorgonios o abanicos de mar. Estos son organismos coloniales compuestos de varios individuos (pólipos) que recubren el eje del abanico de un arrecife de coral. Hay varias especies y formas de gorgonios, lo que aumenta la riqueza de estos ecosistemas marinos. Cada pólipo, que es parte de la colonia, tiene unos tentáculos minúsculos que capturan partículas, en el agua de mar, para alimentarse. Los gorgonios crecen verticalmente. Imagínese que los corales proveen la alfombra bajo la cual crecen los cimientos del arrecife y los gorgonios proveen los árboles que sirven de sombra, de refugio y de andamio para algunas especies. En estos árboles, se pueden trepar diferentes organismos, como las estrellas de mar, para alimentarse y desovar en la columna de agua. También sirven de escondite o

de pantalla, tras la cual se pueden ocultar los peces pequeños de sus depredadores.

Los gorgonios son vulnerables a las fuertes resacas de mar y las marejadas, las que los arrancan de sus bases. Más recientemente, se ha identificado una enfermedad, conocida como Aspergilliosis, la cual se cree es causada por un hongo terrestre (Figura 4). Normalmente, los gorgonios duran muchos años y no son depredados por la mayoría de los habitantes del arrecife. Se cree que hay unos compuestos químicos, en el tejido de estos organismos, que sirven de repelente a los peces y otros organismos, excepto a uno: el caracol flamenco.

El caracol flamenco (Cyphoma gibbosum) es un gasterópodo (clase taxonómica a la cual pertenecen

Figura 1. Los gorgonios proveen la estructura vertical en el arrecife.

Izquierda: Figura 2. Gorgonio devorado por una numerosa población de caracoles flamencos.

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los caracoles) que ocurre naturalmente en el Caribe, y se alimenta exclusivamente de los gorgonios (Figura 3). Este caracol tiene una relación específica con todas las especies de gorgonios, pues se alimenta de los tentáculos de los individuos de la colonia y del tejido vivo entre estos. En la mayoría de los casos, se pueden observar de 1-3 caracoles por gorgonio. Al alimentarse, estos dejan una cicatriz, que normalmente el gorgonio puede reparar. Los caracoles tienen una concha muy densa y difícil de penetrar; por lo tanto, los depredadores de estos caracoles son más comunes cuando el caracol es muy pequeño. Luego de llegar a su tamaño

adulto, el caracol está protegido por su concha y por compuestos tóxicos en su tejido blando, lo que resulta desagradable para los peces. Cuando son juveniles, los caracoles son depredados naturalmente por varios organismos, pero cuando son adultos son los pulpos, las langostas y algunos peces, como el chapín, el guanábano y el capitán, los que los pueden depredar.

Recientemente, en Isla de Mona, se observaron números extremos de caracoles por gorgonio, y la mayoría de los gorgonios estaban completamente depredados por las densidades tan altas de caracoles (Figura 2). Este proceso se estuvo observando desde el año 2007 y se propagó por toda la isla rápidamente, dejando, en el arrecife, los esqueletos muertos de los gorgonios, los que prontamente fueron recrecidos por algas, coral de fuego u otros organismos (Figura 5).

Para una situación similar, en los Cayos de Florida, se ha propuesto la hipótesis de que los caracoles son más comunes y causan mayor daño a los gorgonios en los arrecifes, donde la actividad de pesca ha removido a la mayoría de los depredadores de los caracoles. Esto sugiere que los depredadores de caracoles son necesarios para mantener las poblaciones controladas, además de que resalta la importancia de mantener el balance ecológico de los diferentes componentes del arrecife, aunque no comprendamos sus interacciones por completo.

En el caso específico de la Isla de la Mona, existe otra hipótesis que viene a explicar el incremento de las poblaciones del caracol flamenco. Basado en nuestras observaciones de campo, durante varios años, se detectó un florecimiento de una especie de alga que solamente se había reportado en el Océano Pacífico. Esta alga, conocida como golden noodle algae o alga dorada de fideo (Chrysocystis

Figura 3. Caracol flamenco alimentándose de un abanico de mar (gorgonio).

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“[...] los caracoles son más comunes y causan mayor daño a los gorgonios en los arrecifes, donde la actividad de pesca ha removido a la mayoría de los depredadores de los caracoles.”

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Algunos depredadores naturales del caracol flamenco

fragilis), recubrió el fondo marino de los arrecifes. Inferimos que esta alfombra de algas impenetrable resultó en la protección de los huevecillos de los caracoles. Como consecuencia, varias generaciones de los caracoles juveniles sobrevivieron, durante este período, sin el control natural de los depredadores que no penetraban la alfombra de las algas.

Esta mortandad masiva pudiera ser devastadora para las poblaciones de gorgonios en la Isla de Mona. Si permanecen vivos suficientes individuos de las especies de gorgonios, esperamos que, en aproximadamente 10 años, se vea un repoblamiento natural. Sin embargo, si mueren todos los individuos

y no llegan nuevas semillas naturalmente, desde otras localidades, tal vez haya que recurrir a una restauración para transportar gorgonios de otras partes de Puerto Rico.

A un año de la más reciente evaluación del impacto de los caracoles flamenco en los gorgonios, se ha visto que las poblaciones de los caracoles han sido diezmadas, tal vez por falta de alimento, ya que la mayoría de los gorgonios adultos ya no están. Asimismo, se observaron varios gorgonios de tallas pequeñas, que pueden ser juveniles recién reclutados, y algunos adultos que sobrevivieron el impacto.

Figura 4. Los gorgonios pueden padecer una enfermedad conocida como Aspergilliosis, la cual se cree es causada por un tipo de hongo.

Figura 5. El esqueleto de un gorgonio muerto puede ser recrecido por algas, coral de fuego u otros organismos. Foto tomada el 17 de enero de 2011.

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Chapín (Lactophrys trigonus)

Capitán (Lachnolaimus maximus)

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Por: Ángel M. Nieves-Rivera, PhD

Un estudio, publicado en la revista en línea PloS ONE (www.plosone.org), titulado “Caribbean Corals in Crisis: Record Thermal Stress, Bleaching, and Mortality in 2005,” presenta datos acerca de la crisis en los corales de la cuenca caribeña. El aumento en la temperatura oceánica, a nivel mundial, se ha convertido en una de las amenazas más serias para los arrecifes coralinos. Esto ha agudizado la frecuencia de los corales blanqueados y los eventos de mortandad. En dicho estudio, participaron 67 investigadores de diversas universidades, desde los Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia. De la Universidad de Puerto Rico, contamos con los profesores Lucy Bunkley-Williams, Edwin A. Hernández-Delgado, Ernesto Weil y Ernest H. Williams, Jr.

Para este estudio, se utilizaron herramientas basadas en la tecnología satelital (e.g., Satélites Ambientales Orbitadores de los Polos o POES, por sus siglas en inglés). Estas han sido una bendición para los manejadores de arrecifes coralinos y para los científicos, ya que rastrean el clima y muestran, en tiempo exacto, la localización de los lugares estudiados por los investigadores, y las condiciones cálidas y anómalas que se desarrollaron y se dispersaron a través del Caribe, desde junio a octubre de 2005. Fue necesario usar los hallazgos previos del blanqueamiento y de las mortandades en corales, puesto que aportaron detalles y permitieron la comparación con los actuales. Todos estos datos sirvieron como un nuevo estándar para documentar los efectos del blanqueamiento en el Caribe. Los

Corales caribeños en crisis: Registro termal del estrés, del blanqueamiento y de la mortandad en 2005

Corales caribeños en crisis: Registro termal del estrés, del blanqueamiento y de la mortandad en 2005

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En primer plano, colonias parcialmente blanqueadas del coral Siderastrea siderea; en segundo plano, colonias blanqueadas del coral estrella laminar, Montastraea faveolata.

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investigadores encontraron evidencia de que el 80% de las especies de corales estudiadas estaban blanqueadas, y sobre el 40% presentó mortandad. Este blanqueamiento coralino ha sido uno de los más severos y coincidió con una masa de aguas cálidas, ubicada al extremo norte de las Antillas Menores. El aumento en temperatura ayudó a bajar las defensas inmunológicas y facilitó la entrada de enfermedades en el Acropora palmata, por ejemplo. También, se señaló el blanqueamiento de especies constructoras de arrecifes, como la Montastrea annularis, y de especies afiliadas a esta.

El blanqueamiento en corales ocurre cuando se presentan las condiciones de estrés al alga simbionte llamada zooxantela, lo que ocasiona que el coral rechace dicho simbionte. Si estas condiciones adversas, como el aumento de temperatura, se prolongan o son particularmente severas pueden provocar una mortandad parcial o total del arrecife. Es notable señalar que la mortandad continuó persistentemente hasta octubre del 2007. Además, excedió el 50% en varias localidades, haciéndola uno de los peores casos documentados, a causa del estrés termal, en el Caribe y a nivel global. En las

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1. Ejemplo de un coral saludable (Acropora cervicornis). Las zooxantelas son responsables de la coloración del coral. 2. Toma de cerca de los pólipos en un A. cervicornis. 3. La parte viva de los corales se conoce como pólipo.

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costas floridanas (EUA), así como en Venezuela, Los Roques, Aruba, Bonaire y Curazao, en el 2005, el blanqueamiento fue menos severo que en otras partes del Caribe.

Entre junio y octubre de 2005, dichas condiciones adversas se conjugaron en un patrón bastante inusual, ya que incrementó. Un aumento anormal, en la

Colonia blanqueada del coral de cerebro, Colpophyllia natans.

temperatura superficial del Océano Atlántico y del Mar Caribe, fue detectado mediante la tecnología satelital por la NOAA, y desglosado por la Vigilancia de Arrecifes Coralinos de la NOAA (NOAA’s Coral Reef Watch, CRW, por sus siglas en inglés). Estos vigilantes monitorean–entre otras cosas–las temperaturas superficiales costeras y el mar abierto, para ofrecer boletines y alertas ante cualquier eventualidad. En este estudio, se utilizó una escala, empleada por los vigilantes, para proveer una medida estandarizada del estrés termal sostenible durante un período de unas 12 semanas.

Las altas temperaturas oceánicas contribuyeron a la temporada récord de huracanes del 2005, lo que causó daños a las comunidades arrecifales coralinas, así como la pérdida de vidas humanas en Jamaica, Cuba, Yucatán, Texas y Florida (EE.UU.). Los huracanes causan daños físicos a los arrecifes, afectan los tejidos y las colonias. Esto, luego de un episodio de blanqueamiento, debilita y retrasa la recuperación. Sin embargo, se ha demostrado que los

La línea roja indica el límite en aumento en temperatura hasta el cual el coral puede mantenerse saludable. Un incremento que vaya más allá de ese límite implica una posiblidad de blanqueamiento. En la gráfica, observamos que en los años 1998, 1999, 2003 y 2005, años en los que hubo eventos de blanqueamiento, la temperatura sobrepasó dicho límite.

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Promedio mensual de la temperatura superficial del mar en el arrecife - La Parguera

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huracanes que pasan dentro de un rango de varios cientos de kilómetros de los arrecifes coralinos han logrado disminuir las temperaturas superficiales del agua, minimizando el blanqueamiento, como fue el caso de los Cayos de la Florida. La ausencia de este enfriamiento, a causa de un huracán, en las Islas de Sotavento, probablemente contribuyó al calentamiento extremo y al blanqueamiento registrado allí. Los huracanes notables, que enfriaron las

aguas alrededor de los Cayos floridanos en el 2005 (Dennis, Emily, Katrina, Rita, Wilma), fueron lo suficientemente fuertes como para bajar ligeramente las temperaturas de algunos lugares de mortandad de arrecifes coralinos en el Caribe.

Este blanqueamiento se ha suscitado en especies coralinas de las Antillas Menores, específicamente a 40 metros de profundidad. Dicho estudio está respaldado por unos 3,600 reconocimientos de campo registrados en 28 jurisdicciones (entiéndase estados, territorios) en 22 países.

Los autores del artículo señalan que, a medida que este escrito estaba siendo publicado en PloS ONE, eventos mucho más severos de blanqueamiento estaban ocurriendo en el Caribe; algunos de ellos presentaron efectos mucho más devastadores que los del 2005. Los mayores eventos de blanqueamiento,

Algunas especies son más susceptibles que otras a los cambios en temperatura. En la foto, se observa un coral blanqueado, Siderastrea siderea, una especie bastante común en las aguas de Puerto Rico. A su lado, se observa un coral saludable de la especie Mycetophyllia ferox.

en el Caribe, ocurren cada cinco años o menos, y cada vez con mayor intensidad. Muchos arrecifes caribeños han cambiado dramáticamente, a partir de los comienzos del siglo XX, como resultado de las actividades antropogénicas, es decir, aquellas relacionadas al ser humano. Es improbable que variaciones naturales sean las causantes del deceso de los arrecifes caribeños en décadas recientes. Los arrecifes coralinos se han mantenido estables por los

últimos 220,000 años. Aunque el blanqueamiento está muy lejos de ser la única causa de mortandad en el Caribe, los frecuentes blanqueamientos, desde la década del 80, han sido indudablemente de origen antropogénico.

En resumen, el evento termal del 2005 excedió cualquier evento previamente observado en el Caribe, en los últimos 20 años, y las temperaturas, regionalmente promediadas, fueron las más cálidas sobre 150 años. Los datos satelitales, comparados con los estudios de campo, demostraron una relación significativamente predecible entre el estrés de calor acumulado y la intensidad del blanqueamiento. Este blanqueamiento y mortandad definitivamente tendrá consecuencias a largo plazo en los ecosistemas arrecifales y, lamentablemente, señala un futuro incierto y problemático para los ecosistemas marinos tropicales bajo un calentamiento global.

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Por: Edgardo Ojeda Serrano, PhD y Omayra Hernández-Vale

El chinchorro de playa (o de arrastre) es un arte de pesca artesanal tradicional que cuenta con mucho arraigo histórico en Puerto Rico. Este método de captura ha sido objeto de muchas controversias y tema de discusión en diversos foros para el manejo de los recursos pesqueros en la Isla.

En Puerto Rico, el manejo del chinchorro ha estado sujeto a regulaciones, desde la época de la dominación española. Este arte de pesca estuvo permitido legalmente hasta febrero de

2004, cuando entró en vigor el nuevo reglamento correspondiente a la Ley de Pesquerías de Puerto Rico, aprobada en 1998. Luego de esto, los pescadores tuvieron un período de gracia para cambiar o modificar su manera de pescar, por lo que, a partir de febrero de 2007, quedó totalmente prohibido el uso y el manejo del chinchorro de playa. Durante los años 2008 y 2009, los respectivos secretarios del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), respondiendo a los reclamos de los pescadores

El chinchorro de playa: Una tradición y una controversia

Buche del chinchorro en el agua, con la captura obtenida en uno de los arrastres en Combate, Cabo Rojo.

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chinchorreros, para abastecerse de pescado durante la Semana Santa, emitieron órdenes administrativas para permitir su uso. Estas excluyeron su uso en áreas con fondos de yerbas marinas y de arrecife de coral. Actualmente, su uso está permitido y está sujeto a algunas reglamentaciones por parte del DRNA.

¿Qué es el chinchorro de playa? ¿Cómo es su diseño? ¿Cuáles son las razones que resultaron en su prohibición?

El chinchorro de playa consiste de una red de barrido, la cual es desplegada, rodeando un área de la costa, con la ayuda de una embarcación. Luego de ser desplegada, es arrastrada hacia la orilla, desde uno de los extremos, tirada de las sogas por pescadores y, en algunos casos, por embarcaciones motorizadas.

El diseño de los chinchorros se compone de varias secciones o paños de mallas que, de acuerdo con el Reglamento de Pesca del 2004, se definen como: calones, segundos, batideros, bocheches y buche (véase sección Educando con el mar). Sin embargo, dependiendo de los pescadores de cada región o área pesquera, tanto los nombres de los

paños, como su cantidad y extensión, varía. Estos paños se encuentran en pares, uno a cada lado, con excepción del buche, el cual es un solo paño que se encuentra al centro del chinchorro. Los primeros paños (calones, segundos, batideros, bocheches) mantienen encerrado el pescado, dentro del área delimitada por el chinchorro, mientras que el buche es el que determina la selectividad del arte.

Entre las razones que han hecho de este arte de pesca uno tan controversial, hasta el punto de ser prohibido, se pueden considerar: la baja selectividad pesquera del arte (esto es que no discrimina al capturar tallas pequeñas que son posteriormente descartadas, lo cual es conocido como pesca incidental o pesca de descarte) y el efecto que el arte puede causar sobre los fondos durante su manejo.

Investigación ante el reclamo de los pescadores

Los pescadores chinchorreros de Puerto Rico, principalmente los del oeste de la Isla, se organizaron para reclamar públicamente que se les permitiera continuar ejerciendo sus labores de pesca con esta arte. Durante una vista pública, realizada el 29 de marzo de 2007, en Mayagüez,

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Pescadores halando el chinchorro de playa en Guanajibo, Mayagüez.

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ante el Secretario del DRNA de turno, estos solicitaron que se realizara un estudio de la pesca con chinchorros, que incluyera su participación voluntaria. El Senado y la Cámara de Representantes de Puerto Rico, así como el pasado Secretario del DRNA, el señor Javier Vélez Arocho, endosaron la realización de este estudio. Por tal razón, el Programa Sea Grant, de la Universidad de Puerto Rico, diseñó y realizó un estudio con la participación directa de los pescadores de chinchorros.

En el estudio, titulado “Selectividad pesquera del buche (seno) en chinchorros de playa con mallas de 2.5, 2.0 y 1.0 pulgadas, a lo largo de la costa Oeste y Noreste de la isla de Puerto Rico,” se utilizaron diferentes tamaños de malla en el buche, dos redes chinchorreras tradicionales (1.0 y 2.0 pulgadas) y se integró un nuevo diseño (2.5 pulgadas) que, en teoría, debía disminuir la mortalidad en la pesca incidental o de descarte.

¿Dónde se realizó el estudio? ¿Qué chinchorros se utilizaron? ¿Cómo fue el manejo de los muestreos y quiénes formaron parte del equipo de trabajo?

Para realizar el estudio, se seleccionaron 10 playas, donde tradicionalmente los pescadores realizan sus lances de capturas. Se efectuaron 72 lances de chinchorros, en 10 áreas seleccionadas por los pescadores, en los pueblos de Mayagüez, de Rincón, de Aguada, de Loíza y de Cabo Rojo. Por autorización del DRNA, y con el propósito de cumplir con los reclamos de los pescadores en demostrar que el chinchorro no afecta el fondo de yerbas marinas, fue que se cambió uno de los sitios de arrastres de Loíza por Combate, en Cabo Rojo. Los sitios de muestreos de Mayagüez, de Rincón, de Aguada y de Loíza se caracterizan por poseer fondos arenosos.

Omayra Hernández, Patrick Reyes, Samuel García y Gloria Toro procesando la captura en Guanajibo, Mayagüez.

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El chinchorro fue desplegado horizontalmente a la costa, a unos 4 a 12 cabos de la orilla (dependiendo del lugar), utilizando un bote con motor. Luego de desplegado, los dos extremos de sogas eran halados por 3-4 pescadores a cada extremo, manteniendo el buche siempre al centro del chinchorro. Sin embargo, el despliegue del chinchorro, en Combate, no se realiza en forma horizontal a la costa, como lo hacen los pescadores en Mayagüez, en Rincón y en Loíza, sino en forma sesgada, para cubrir mayor área, y manteniendo un ala cerca de la costa. En este caso, el chinchorro se comienza a halar, con un bote de motor, por uno de los extremos, hasta llevar la soga a la orilla donde los pescadores continúan halando.

Una vez finalizado el recogido del lance, los pescadores se encargaban de sortear la pesca entre lo que sería retenido, con fines comerciales o para consumo, de las capturas incidentales colaterales o Bycatch que habrían de ser descartadas. Durante el proceso de medición, se priorizaron todas aquellas especies protegidas por ley, con la excepción de la colirrubia (Ocyurus chrysurus) y el boquicolorado (Haemulon plumieri) que, por sus grandes volúmenes de captura en Combate, tuvieron que ser medidas con posterioridad. Luego de que la pesca se sorteaba y se atendían las especies protegidas, se procesaba (entiéndase identificar, medir y pesar) el resto de la pesca con la que los pescadores se quedaban.

El equipo de trabajo estuvo compuesto por los pescadores y por los técnicos de campo. Estos últimos, encargados de realizar los muestreos, incluyendo su coordinación y el procesamiento de las capturas, fueron los estudiantes doctorales del Departamento de Ciencias Marinas: Patrick Reyes, Omayra Hernández-Vale y Samuel García-Vázquez. También formaron parte del equipo Juan Laverde del Departamento de Biología, el doctor Edgardo Ojeda Serrano, especialista en pesquerías del Programa Sea Grant y Belkis Arce y Vanessa Ojeda. Las buceadas, con el

propósito de determinar los tipos de fondos marinos, fueron realizadas por el doctor Edgardo Ojeda y por Omayra Hernández-Vale.

¿Cómo fue la distribución de las especies capturadas? ¿En qué se diferenciaron las áreas con fondos de arenas de las áreas con fondos de yerbas marinas?

Los 25,493 peces capturados corresponden a 109 especies que representan a 47 familias, siendo los jureles (Carangidae), los roncos (Haemulidae), los corvinos (Sciaenidae), los pargos (Lutjanidae), las mojarras (Gerreidae), las sardinas (Clupeidae) y los róbalos (Centropomidae) las familias mejores representadas. En cuanto a las áreas de estudio, las que demostraron ser mejores áreas para la pesca con chinchorros tirado “a ciegas” resultaron ser Combate, Cabo Rojo, y las dos áreas de Mayagüez (Guanajibo y Boquilla). Por otro lado, la pesca con chinchorro, en las áreas de Aguada y de Rincón, no resultaron ser tan abundantes, debido a que los pescadores realizan sus lances solo cuando divisan una mancha de peces comiendo o brincando detrás de las sardinas, y la pajarera sobre ellos marcando el sitio, lo cual se conoce como pesca de bando.

Las capturas obtenidas, en las áreas de yerbas marinas de Combate, se destacaron por ser, en su mayoría, peces colorados y destinados a fines comerciales, catalogadas como pesca de primera. Por su parte, la pesca de Mayagüez se caracterizó por capturar peces estuarinos, comúnmente llamados peces blancos

Arrastre de un chinchorro de playa en Combate, Cabo Rojo, por pescadores de Aguada.

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o plateados, considerados como pesca de segunda y destinados mayormente para la subsistencia. En Aguada y en Rincón, cuando se realizan las pescas de bando, se capturan especies pelágicas, pero, al igual que en Mayagüez, también pueden capturarse peces plateados o blancos.

Comparación entre los tres tamaños de malla en el buche de los chinchorros (2.5, 2.0, y 1.0 pulgadas)

El corcobado, la colirrubia, el boquicolorado, la mojarreta

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Se conoce como pajarera al grupo de aves marinas que persigue un cardumen para alimentarse. Los pescadores se dejan llevar por la pajarera para saber dónde pescar.

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Algunos de los peces colorados capturados de los fondos de yerbas marinas de Combate, Cabo Rojo.

Peces blancos o plateados capturados en los fondos de arena de Mayagüez (Boquilla y Guanajibo).

Algunos de los pescadores de Aguada que colaboraron en Combate, Cabo Rojo. De izquierda a derecha, Miguel Feliciano (Papín), Baltazar Velázquez (Chalim), Bivaldo Agudo, Francisco Feliciano (Vitín) Rafael Arce (Cachito) y José Carrero junto al doctor Edgardo Ojeda y a Carlos A. Román (el segundo de derecha a izquierda).

y la pluma, aunque en diferente orden, estuvieron entre las 10 especies más abundantes para los tres tamaños de malla estudiados. Hay que reiterar que la colirrubia, el boquicolorado, al igual que la pluma (Calamus pennatula), fueron capturadas, casi exclusivamente, en Cabo Rojo. El corcobado

(Selene brownii) y la mojarreta (Diaplerus rhombeus) fueron capturados, en su mayoría, en Mayagüez.

Las diez especies más capturadas, con la malla de 2.5 pulgadas en el buche, son consideradas

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Omayra Hernández-Vale tomando arena, material que caracterizó los fondos tanto de Mayagüez, como de Aguada y de Rincón.

Se puede observar cómo la red, mientras está siendo arrastrada, prácticamente no roza el

fondo de yerbas.

como pesca comercial, lo cual representa un punto a favor de los pescadores de chinchorros. En cuanto a la malla de 2 pulgadas, la mayoría de los individuos capturados también pueden considerarse como pesca comercial, con la excepción del casabe (Chloroscombrus chrysurus) y de la arenca (Opisthonema oglinum), las cuales son consideradas como pesca de descarte y de carnada respectivamente. En el caso del chinchorro, con malla de 1.0 pulgada en el buche, la captura que predomina es considerada como pesca incidental. Entre ellas, encontramos peces como el sapito (Stellifer colonensis), un corvino pequeño; peces de carnada, como las sardinas cascarúa y machuelo (Harengula humeralis), y la caballa azul (Decapterus macarellus) y una gran cantidad de individuos pequeños de especies comerciales.

Este estudio, además, demostró que según se aumenta el tamaño de malla en el buche del chinchorro disminuye tanto la cantidad de especies como el número de individuos capturados. Esto se debe a que la selectividad de la malla se va desplazando a la retención de las tallas mayores,

dejando escapar un mayor número de individuos pequeños, a medida que crece o aumenta el tamaño de la malla. Con la malla de 1.0 pulgada, se capturó un total de 92 especies y casi el 60% del total general de individuos. Estas cantidades disminuyeron considerablemente con las mallas de 2.0 y 2.5 pulgadas con las cuales se capturaron 81 y 75 especies y solo se retuvo el 24.3% y el 16.3% de la captura respectivamente.

En conclusión, al usar chinchorros con mallas en el seno de 2.0 y 2.5 pulgadas, se evita la captura de miles de juveniles de diversas especies, los cuales serían retenidos de usarse una malla de 1.0 pulgada.

¿Qué efecto tiene el chinchorro sobre los fondos marinos?

Todos los fondos, con excepción de Combate, resultaron ser de arena, sedimentos superficiales finos o una combinación de arena con sedimentos, sin estructuras que la red pudiera afectar. Las praderas de yerbas, en Combate, están compuestas, mayormente, por Thalassia testudinum, Syringodium filiforme y varias especies de Halimeda. Según quedó documentado en las grabaciones realizadas, el paso de la red sobre las yerbas marinas, durante los arrastres en Combate, y la manera en que fueron manejadas, no causan daños evidentes al fondo.

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1El chinchorro deberá tener un buche en forma de bolsa que permita que la captura permanezca en el agua, mientras se realice la selección de la captura permitida legalmente.

2Los pescadores utilizarán un instrumento de medición que agilice el proceso de selección manual, especialmente para las especies reguladas por tamaño, como la colirrubia, el boquicolorado y los chapines.

3El pescador devolverá vivos al agua, y a la mayor brevedad posible, todos los individuos no utilizables (pesca incidental o de descarte) para los cuales no va dirigido el esfuerzo de pesca.

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Si en el fondo del lugar en donde se va a llevar a cabo la pesca existen yerbas marinas, la medida del buche será de un mínimo de dos y media pulgadas (2.5”).

Si en el fondo del lugar en donde se va a llevar a cabo la pesca, solamente hay presencia de arena, la medida del buche será de un mínimo de dos pulgadas (2”).

5Se prohíbe el uso del chinchorro de arrastre, en un perímetro menor de trescientos (300) metros, equivalentes a novecientos ochenta y cuatro pies (984 pies) de la desembocadura de los ríos.

6El largo de los chinchorros no podrá exceder de las ciento setenta y cinco brazas (175) equivalentes a trescientos veinte metros de largo (320 m).

7En aquellos casos en los que, por accidente, un mamífero marino quede atrapado, el lance de chinchorro tiene que ser abortado antes de llegar a la orilla.Fo

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En esta tabla, se incluyen las disposiciones especiales para la pesca con chinchorro que, a la fecha de esta edición, han sido aprobadas e incorporadas en el Nuevo Reglamento de Pesca del DRNA de 2010, según fueron recomendadas en el presente estudio.

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Chinchorro de playa

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5 Los calones, tanto en fondos arenosos y lodosos como de yerbas marinas, serán de 4.0”.

1 El tamaño de la malla del seno o buche será de 2.0”-2.5” mínimo. Sin embargo, esta medida puede variar según el tipo de fondo marino en el que se tire el chinchorro. Por ejemplo, si el fondo es de yerbas marinas, la medida del buche será de 2.5”. En caso de que sea de arena, el mínimo permitido será de 2.0”.

3 Los batidores, en fondos de yerbas marinas, medirán 3.5”, y en arenosos y lodosos serán de 3.0”.

2 En fondos de yerbas marinas, el bocheche medirá 3.0”, mientras que en fondos arenosos y lodosos será de 2.5”.

4 La malla de los segundos, en fondos de yerbas marinas, es de 4.0”, mientras que en fondos lodosos y arenosos será de 3.25”.

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“Los primeros paños (calones, segundos, batidores, bocheches) mantienen encerrado el pescado, dentro del área delimitada por el chinchorro, mientras que el buche es el que determina la selectividad del arte.”

Según el Nuevo Reglamento de Pesca de Puerto Rico, el largo del chinchorro (largo total de punto A del chinchorro al punto B) no deberá exceder las 175 brazas, es decir, 320 m.

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Miguel Canals: Entre el agua y el aula

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Manoa, cursó su doctorado en ingeniería costera. Se especializa, entre otras cosas, en mecánica de fluidos. Hoy día, trabaja como catedrático auxiliar y director del Laboratorio de mecánica de fluidos del RUM. Dicta, al menos, dos cursos

por semestre, tanto de investigación subgraduada como graduada, como son Mecánica de fluidos e Introducción a la ingeniería costera. Aunque siempre se visualizó involucrado en las ciencias, nunca se vio como educador.

“En algún momento pensé que sería médico, biólogo marino; en otro, surfer profesional, pero no era tan bueno. Nunca pensé que iba

a estar en la posición que estoy, pero me faltan muchas metas por lograr,” compartió.

Los doctores Julio Morell, Jorge Corredor, Jorge Capella y José López fueron sus mentores. Ellos lo introdujeron a la oceanografía y le dieron la oportunidad de trabajar en el mar.

Miguel Canals no tiene la imagen tradicional de un académico, pero tampoco cumple con el estereotipo de un surfer, la del chico ocioso, que se dedica nada más que a pescar olas, escuchar reggae, sin mayores compromisos y obligaciones en su vida. Sobre esto último, Miguel expresó:

“Yo pienso que ese estereotipo ya se está rompiendo. Hay muchos profesionales, gente que estudia, que le gusta el surfing porque es un estilo de vida. Si yo puedo ayudar, pues bueno…”

El surfing es su pasión. Para este joven profesional y atleta, estar dentro del mar y correr olas es un momento extraordinario.

“Si pensamos, una ola es energía propagándose a través del mar, generada cientos o miles de millas lejos de la playa en la que tú estás. Estás corriendo energía generada en otro lugar,” habla Canals con una devoción que proviene de sus años en el deporte, pero también de su vasto conocimiento sobre la dinámica de las corrientes y de las olas.

El mar es ese espacio que te permite deshacerte del ajetreo diario. Es, en efecto, espacio que propicia la

Por: Mydalis M. Lugo Marrero

Para el oído común, parecería una conversación trivial, extraña y atípica. Sin embargo, para los amantes del mar, como los surfers, es uno de sus temas cotidianos. Conocer el reporte del tiempo, así como las condiciones del agua, es parte de esa rutina. Miguel Canals Silander es un surfer y amante del mar. Desarrolló esta vocación desde sus 13 años. Fue en playa Ballenas, en Guánica, cuando su padre, Miguel “Menqui” Canals Mora, le dio la primera tabla para surfear. Menqui, biólogo y surfer también, le inculcó, desde temprana edad, esta pasión por los recursos que hasta el día de hoy lo caracteriza. Miguel creció en el Bosque Seco de Guánica. Allí vivió por 18 años, junto a sus hermanos, Gabriel y Cristina. El amor por la conservación y los recursos lo aprendió de sus padres, Menqui Canals y Susan Silander. Con mucho amor, reconoce que sin ellos no estaría aquí, ya que fueron ellos quienes lo motivaron y le brindaron apoyo en todo.

“Son un ejemplo, personas con convicción bien fuerte en la protección del ambiente, mis mejores amigos. Mi vida se la debo a ellos,” expresó cuando le preguntamos por sus progenitores. Miguel Canals es un hombre sencillo. En sus palabras, es “una persona común y corriente que le gusta mucho el mar.” Obtuvo su bachillerato en Biología y su maestría en Oceanografía en la Universidad de Puerto Rico, Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). En la Universidad de Hawaii, en

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Individuo 1: ¡Hello!Individuo 2: Buenos días.Individuo 1: ¿Qué ha pasado?Individuo 2: Todo bien y ¿tú?Individuo 1: Aquí frente a la playa, mirando las olas.Individuo 2: ¿Cómo se ve eso?Individuo 1: Mano, subió bastante. Subió más de

cuatro pies sólidos. Las condiciones

están épicas. Está glassy, bien tubeao.Individuo 2: ¿Cómo está el viento? Individuo 1: Viene del este off shore.

Individuo 2: Sí, vi en los modelos que está viniendo

del este. El set está saliendo over-head.

Individuo 1: ¿Vas pa’ dentro?Individuo 2: Arranca pa’l agua. Te espero en el pico.

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relajación. Por eso, cuando corres una ola, no piensas en nada, dejas todos tus problemas atrás y te concentras en capturar la energía, comentó Miguel. Eso es lo que hace el surfing una actividad fugaz y breve:

“El 95% del tiempo estás esperando, paleteando, nadando. Eso es lo que hace el surfing tan especial. Uno espera por ese momento. Puedes estar cuatro horas en el agua y la ola duró diez segundos.”

Tras graduarse del RUM, Miguel decidió realizar estudios graduados en Hawaii. Hacer un doctorado, según narró, es algo individualista y un proceso solitario, aunque contó con el apoyo de su hermano. Este joven se considera afortunado, pues su vida académica le permite entender mejor el surfing.

“Tuve suerte que estaba estudiando ingeniería costera y lo más importante en ese campo son las olas y sus efectos en la costa. Estudiamos la matemática de las olas. Si no podía estar en el mar, estaba estudiándolo. Creo que fue una buena excusa estudiar esta disciplina para estar conectado al mar de alguna manera.”

Esa es la ventaja del mar: poder combinar la teoría con la práctica. Ante la incógnita de saber que experimenta si se levanta temprano y hay vientos del sur y marea bajita, lo que anuncia buenas olas en las playas después de Domes, pero tiene que ofrecer una clase; ¿qué haces en este caso? Entre risas, Miguel se identificó:

“Pensaba que en ese momento iba a tener una desesperación. Me he dado cuenta que la cátedra y dar clases es algo que también disfruto mucho, en especial cuando en el Colegio tienes unos estudiantes excelentes, y puedes dar unas clases tan interesantes como mecánica de fluidos que es, básicamente, entender cómo se mueve un fluido. En ese caso, puedo utilizar la analogía de las olas. No es tan malo como pensé, pero preferiría estar en el agua.”

Por eso, al menos, un día en la semana, y si adelanta trabajo, se escapa a surfear. Su meta es compartir su amor por el mar con sus estudiantes mientras enseña y surfea. Enseñar es un reto diario en la vida de Miguel. Si bien en un principio pareció una experiencia intimidante, luego entendió que realmente es en ese espacio, en el aula, en el que logras aprender bien lo que enseñas.

Actualmente, Miguel Canals se encuentra trabajando en el Caribean Coastal Ocean System (CariCOOS), un proyecto subvencionado por la NOAA, para medir y observar el mar.

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Foto tomada durante la primera instalación de la boya de CariCOOS en Ponce.

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“El éxito es ser perseverante, lograr lo que te propones, sea lo que sea, y no rendirte.”

“Es un reto tener observaciones de nuestro entorno marino. Nuestro propósito es poner sensores para medir corrientes, olas, clorofila, salinidad, todos aquellos parámetros que afectan la calidad del agua y la navegación, entre otras cosas,” explicó Canals acerca de la importancia de este proyecto.

El mismo permite observar el entorno costero mediante la colocación de boyas oceanográficas. De esta manera, se pueden predecir las condiciones marinas, como son las olas y las corrientes. Al mismo tiempo, Miguel se encuentra colaborando con el Progama Sea

Grant en investigación aplicada, particularmente en el proyecto de erosión costera en las playas de Rincón. Otro proyecto en el que está involucrado atiende la hidrodinámica de la Bahía de Guánica.

A a su corta edad, apenas 29 años, Miguel Canals todavía tiene muchas metas por alcanzar. Entre ellas, se encuentran entender más el mar y continuar trabajando en nuestras costas, conservar nuestros recursos costeros, y el acceso a las playas, para garantizarles nuestros recursos a las próximas generaciones.

Primeras cinco fotos de izquierda a derecha: Oliver Bencosme Palmer

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El doctor Miguel Canals observando las olas en Sandy Beach, Rincón.

Su ola perfecta es grande, preferiblemente que tenga tubo, olas con mucha fuerza, pero si no “Surfeo lo que sea.” Entre sus maniobras favoritas se encuentran dropearse y tubearse.

Última foto: Mydalis M. Lugo Marrero

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Por: Cristina D. Olán Martínez

Decenas de cojinúas se acercaban al muelle Luis Almodóvar en Isla Magueyes, mientras el sol brillaba en todo su esplendor e Iván López nos narraba su trayectoria de 41 años en el Departamento de Ciencias Marinas (DCM) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez. Este pescador, residente vitalicio de La Parguera y amante del mar, nos contó con pasión cómo llegó al departamento y cuáles han sido sus tareas durante su paso por el mismo.

Iván López arribó al DCM en 1969. Su experiencia en el mar, como pescador y como guía turístico en La Parguera, lo condujo al doctor Luis Almodóvar, reconocido especialista en botánica marina del DCM. Desde entonces, López se ha desempeñado como Asistente de Laboratorio para la Sección de Botánica Marina.

“Una vez yo entré al departamento ya yo tenía la experiencia en el mar que era lo que necesitaba el profesor para quien iba a trabajar; que fuera una persona diestra en el agua y que estuviese dispuesta a adiestrarse para tener el conocimiento en cuanto a las algas se refiere. Eso no se me hizo muy difícil porque ya yo estaba en contacto con todo esto, excepto que fue cuestión de aprenderse después los nombres y los apellidos de cada alga.”

Con el paso de los años, el conocimiento de López fue incrementando, al igual que la colección de algas y de yerbas marinas en el herbario. Por décadas, López ha sido custodio de los más de 22,000 especímenes distintos de yerbas y de algas marinas que posee esta colección. Al hablar sobre el herbario–espacio que alberga la colección de yerbas y de algas marinas más

Una vida entre algas y yerbas marinas

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El señor Iván López sostiene la pintura que le regalaron durante su fiesta de despedida. La misma muestra el alga Kalymenia perforata, una especie difícil de encontrar.

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grande del Caribe–Iván se emociona y se llena de orgullo. Asimismo, muestra los procesos que se realizan para almacenar las especies en su forma seca y en su forma líquida y el cuidadoso registro que por décadas ha llevado.

A juicio del doctor David Ballantine, especialista en botánica marina del DCM, López ha sido un extraordinario recurso para el departamento. Sin tener estudios universitarios, comentó Ballantine, López posee una combinación sumamente valiosa: conoce La Parguera y se ha especializado en los organismos que se coleccionan en el herbario.

Su trabajo en el herbario y su conocimiento también le han permitido estar en contacto directo con los estudiantes del DCM. Iván ha sido guía y mano amiga para muchos. Durante largo tiempo, realizó salidas en bote con los estudiantes que necesitaban llevar a cabo muestreos para sus investigaciones.

“En la mayoría de mis salidas es el capitán de la embarcación. Tiene un conocimiento extenso de La Parguera y la experiencia de haber trabajado con los doctores Almodóvar y Ballantine. Si uno necesita un alga específica, que se le haga la vida más fácil y no perder el tiempo, Iván te lleva,” asegura Héctor Ruiz, estudiante de doctorado en el DCM.

No obstante, su compromiso con el mar no se limita al DCM, sino que se extiende a su comunidad y hacia otras entidades vinculadas a este recurso. López ha participado en el desarrollo de torneos de pesca, ha colaborado con

el Programa Sea Grant en actividades y en exhibiciones y ha organizado limpiezas de playa. A Iván, le preocupa el medio ambiente y la toma de conciencia por parte de los ciudadanos.

“Es una persona responsable, detallista y pro ambiente,” comentó Zulma Martínez, secretaria adscrita al DCM.

Tras más de cuatro décadas de servicio, Iván López se jubila en el año 2011. Deja en el DCM un legado de trabajo arduo y la dedicación que lo caracterizó. La amplia y la organizada colección del herbario será siempre la muestra tangible de su contribución.

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Iván revisa la descripción de una de las más de 22,000 especies de algas y de yerbas custodiadas en el herbario del DCM.

Iván comparte con amigos y compañeros durante su fiesta de despedida en Isla Magueyes.

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Por: Cristina D. Olán Martínez

Como parte de su programa Blue Water Task Force, el capítulo de Rincón de la organización Surfrider Foundation ha estado realizando muestreos sobre la calidad de agua por más de tres años. El proyecto de Blue Water tiene como propósito determinar la calidad del agua en las playas de Rincón, identificar indicadores que reflejen las condiciones de las playas e identificar posibles fuentes de contaminación. Blue Water incluye, también, la medición de los siguientes criterios: la velocidad y la dirección del viento, y la altura, la velocidad y la dirección de las olas.

Surfrider realiza muestreo sobre calidad de agua

Al tomar estas muestras de calidad de agua, se miden la cantidad de colonias de enterococos por cada 100 ml de agua. Los enterococos son bacterias asociadas a contaminación fecal y funcionan como indicadores de contaminación proveniente de fuentes tales como: aguas usadas, aguas de escorrentías asociadas a terrenos agrícolas e, incluso, fuentes dispersas de contaminación. El límite legal de enterococos, por cada 100 ml, es de 35. Un número mayor a 35 indica contaminación.

Surfrider comenzó los muestreos en el mes de octubre de 2007. Durante la primera fase, es decir, los primeros 17 meses del proyecto, se tomaron muestras semanalmente en 12 playas localizadas entre los pueblos de Aguada y de Rincón. Estas playas fueron: Río Grande, Parking Lots, Pool’s, Domes, María’s, Dogmans, la Reserva Marina Tres Palmas (RMTP), el área al sur de la RMTP, el Balneario, Sea Beach, las Parcelas Stella y Córcega. A raíz de las muestras tomadas en esta fase, se encontró que, en el 90% de las ocasiones, no había contaminación. Sin embargo, hubo un 5% de contaminación relacionada directamente a la lluvia y un 5% de contaminación masiva a lo largo de 14 millas de la línea de costa de Rincón, de la cual no se pudo constatar cuál era la fuente específica de contaminación.

Los miembros de Surfrider tienen especial preocupación por la calidad del agua en las playas de Sardinera, en Isabela, y de Río Grande, en Aguada. Estas playas son utilizadas por cientos de deportistas, como surfers, visitantes locales y turistas. Las mismas reciben las descargas de las plantas de tratamiento de aguas usadas. En el caso de Sardinera, cabe destacar la existencia de un tubo que descarga aguas tratadas por una planta de tratamiento. Por su parte, la playa de Río Grande, particularmente, se ve afectada por la Planta de Tratamiento de Aguas Usadas de Aguada, cuyo nivel de procesamiento es de tipo primario, lo que

Steve Tamar, coordinador de Blue Water Task Force, procesa muestras de agua en el laboratorio.

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quiere decir que la playa recibe descargas de aguas usadas que solamente han pasado por un proceso de separación de sólidos y de líquidos y clorinación.

Actualmente, Surfrider realiza los muestreos en las playas de Río Grande, el Balneario de Rincón, Steps y Córcega. Además, bajo el Programa Blue Water se llevan a cabo pruebas de calidad de agua en cuerpos de agua dulce en Rincón tales como: El Último Brinco, Los Almendros y el Río Culebrinas. Asimismo, con la colaboración del grupo Rescate Playas de Isabela, se han llevado a cabo muestreos en las playas de Sardinera, Shacks, Teodoro y Jobos.

Los resultados de los muestreos realizados por Surfrider y por sus voluntarios son publicados a través de correo electrónico y la página electrónica del Blue Water Task Force. Para ver los resultados y obtener más información sobre el proyecto, puede acceder las siguientes páginas: http://www.bwtfrincon.blogspot.com/, http://

Estudiantes de la Escuela José Crespo recogen muestras para sus proyectos en la Reserva Tres Palmas.

Andria Peña, voluntaria de Blue Water Task Force, procesa muestras en el laboratorio.

www.surfrider.org/BWTFoutput.asp y http://www.surfrider.org/whatwedo3c.asp. Además, puede comunicarse con la organización a través de la siguiente dirección: [email protected].

Imagen de satélite que presenta las playas donde se tomaron las muestras de agua en el pueblo de Rincón.

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Por: Rosemarie Vásquez Cruz

Un pico rojizo delata la presencia de una gallareta común (Gallinula chloropus), cuyos chirridos se fusionan con los del gallinazo nativo (Fulica caribaea) que, junto a otros cantos comunicativos del pato cabeci blanco (Anas americana) y del zarcel (Anas discors), crean toda una sinfonía. Chapoteos de agua se unen en un soniquete simultáneos, pero a distancia. Se sumerge un ave para alimentarse, splash, splash, splash; y se divisa otra aterrizando sobre las aguas estuarinas. Así, al son de aves, visitar el Refugio es toda una re-creación.

Recreación al son de a es

El Refugio de Vida Silvestre Iris L. Alameda Martínez está localizado en el Corredor Litoral del Suroeste, cuyos límites van desde la Laguna Rincón hasta la carretera PR-301 en el Barrio Boquerón de Cabo Rojo. El mismo es perfecto para una huida recreativa al aire libre.

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Entre 1963 y 1964, por presión de los cazadores, y como mitigación ecológica, por alteraciones hidrológicas hechas al sistema de ciénagas desde Guánica (El Anegado) a Cabo Rojo, incluyendo la Laguna Cartagena de Lajas en la década de 50, se designaron 463 cuerdas de la Reserva Natural Bosque Estatal de Boquerón como Refugio de Vida

Silvestre. Por tanto, una de las actividades más realizadas aquí es la cacería deportiva de aves migratorias durante los fines de semana de noviembre, diciembre y enero. En estos meses, las facilidades permanecen abiertas al público en general, por motivos de seguridad, solo de martes a viernes.

Este bosque de mangle, manejado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), con una extensión territorial de 1.7 kilómetros cuadrados, es hábitat de un sinnúmero de especies costeras y marinas que atraen a cientos de usuarios y de visitantes a los predios.

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Aunque el propósito del mismo es la restauración y la conservación del ecosistema para las aves acuáticas y los recursos pesqueros, el Refugio también provee un espacio óptimo para la recreación al aire libre. Este posee dos veredas que parten en forma de Y, saliendo de un área en común: el vestíbulo verde. Ahí están localizados el estacionamiento, los baños y las oficinas de la administración, donde cada persona debe registrarse antes de empezar el recorrido. Al emprender vuelo por la vereda principal, la caminata se inicia en un tablado de madera apto para personas con impedimentos. La espesura del mangle rojo (Rhizophora mangle L.) o la yaboa común (Nyctanossa violacea bancroft) en la baranda, por su parte, dan la bienvenida. Al llegar a la senda, con cada paso, los cangrejos o jueyes (especie protegida) se refugian en sus cuevas en efecto dómino (mayormente, en las temporadas de lluvia); todo un espectáculo ecológico y atractivo recreativo para aquellos que, en su cotidianidad, no ven jueyes.

vereda principal

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Entonces, ¿qué se hace en el Refugio, además de cazar? ¡Re-creación al aire libre!

Entre las alternativas recreativas, se encuentran: 1) los gazebos para pasadías; 2) dos muelles para la pesca recreativa y; 3) un muelle en la Laguna Rincón, donde se avistan manatíes (especies en peligro de extinción), la Sierra Bermeja y Punta Melones, por un lado, y el Balneario de Boquerón, por otro.

Además, las caminatas o la pesca recreativa son placenteras entre la sombra de los manglares y otra vegetación costera que, a su vez, abren espacio para actividades simultáneas, como la contemplación de la naturaleza, la fotografía, el ejercicio, la

Derivada del latín, recreare, significa volver a crear, crear algo nuevo. A través de la diversión y del entretenimiento, se sacude el cansancio para restaurar la salud, la mente y el ser.

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observación de aves y otro tipo de fauna y de flora particular de este ecosistema. Algunas de estas están en peligro de extinción, como la mariquita (Agelaius xanthomus), la chiriría nativa (Dendrocygna arbórea) y el gallinazo nativo (Fulica caribaea) cuya mayor población se avista en este espacio, según Idelfonso Ruiz Valentín, manejador del Refugio.

El ciclismo se practica con frecuencia en el Refugio, especialmente en los fines de semana. Colectiva o individualmente, los ciclistas de monte atraviesan la vereda principal a toda velocidad. La misma forma parte de una ruta ciclista más extensa que conecta con la Garza y con Monte Carlo, en la comunidad del Caño.

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La vereda corta, hacia el sur de la entrada del Refugio, es menos transitada por la brevedad de la ruta. Goza de un blind utilizado como mirador para la observación de aves.

El Refugio ofrece recorridos guiados para grupos interesados que lo soliciten al llamar al (787) 851-4795. Verdaderamente, este espacio es un aula natural para un aprendizaje divertido y activo que fomenta el contacto directo con el medio ambiente. Entre mangles, aves, jueyes y plantas de humedal, el Refugio promete mucha diversión.

Siembra de mangle negro para reforestación por un estudiante voluntario.

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GCFI en Puerto Rico

“Lo que más me gusta es estar en contacto con otros científicos y ver cómo se está trabajando en otros países,” expresó la doctora Martha Enríquez, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional en Mérida, Yucatán, México.

Cabe destacar también que, de forma paralela a las presentaciones sobre investigación científica, se llevó a cabo un foro para los pescadores, donde pudieron dialogar sobre su participación en GCFI y cómo la misma puede mejorar. También, tuvieron un viaje de campo a las villas pesqueras de La Puntilla, en El Viejo San Juan, La Coal, en Puerta de Tierra y Vietnam, en Cataño. El mismo fue organizado por Jannette Ramos García, asistente de investigación del Centro Interdisplinario de Estudios del Litoral (CIEL).

“Los científicos nos necesitan. Lo que a ellos les toma años de aprendizaje y dinero, si hablaran con los pescadores y se ganaran su confianza, podrían aprender mucho y usarlo. La rueda ya está inventada,” comentó Armando Ramírez, pescador de Belice.

Por: Cristina D. Olán Martínez

Con el fin de compartir hallazgos en la investigación científica concernientes al uso y al manejo de las aguas del Golfo de México y del Caribe, el Instituto Pesquero del Golfo y del Caribe (GCFI, por sus siglas en inglés) celebró su 63era Reunión Anual. Dicha reunión se llevó a cabo en San Juan, del 1ero al 5 de noviembre de 2010. El Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico formó parte del grupo de entidades que auspició esta reunión.

Allí, se dieron cita cientos de personas: científicos, estudiantes, manejadores, pescadores y representantes de gobierno, provenientes de diversos países de la región del Golfo y del Caribe. Además, la actividad contó con la presencia de participantes de Hong Kong, de Guam y de Australia.

“Para ellos (los participantes), la reunión es una oportunidad para llevar a cabo estudios continuos y, al mismo tiempo, constituye un foro para exponer sus trabajos científicos,” indicó Aida Rosario, directora del Laboratorio de Investigaciones Pesqueras (LIP).

Entre los temas que se discutieron en la reunión se destacan: el manejo de arrecifes de coral, la conservación, el uso de sistemas de información geográfica, el comportamiento reproductivo y las agregaciones de peces, la condición de los hábitats marinos y costeros, la conectividad entre los habitáculos, la biología de invertebrados, la ecología, la acuicultura, el manejo de pesquerías y de reservas marinas protegidas. La reunión propició un espacio para que los participantes puedan dialogar sobre estos temas y crear relaciones de colaboración.

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Stephanie Williams, estudiante de la UPR-Mayagüez, muestra su póster.

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Videos del Programa Sea Grant

Nuestro Programa también tiene un canal en youtube.No olvides acceder a nuestro canal de videos en youtube: http://www.youtube.com/user/programaseagrantpr.

Proyecto Guardarenas

En la década de 1990, la Organización de la Naciones Unidas (UNESCO, por sus siglas en inglés) desarrolló el Proyecto Guardarenas, iniciativa que promueve la educación para la conservación y el uso sustentable de los recursos marinos y costeros. En el año 2008, el Programa Sea Grant acogió el proyecto en Puerto Rico. Tu escuela o grupo comunitario puede ser parte del mismo. Para mayor información acceda a: http://www.seagranpr.org/guardarenas.

Educación marina

Si necesitas charlas relacionadas a la conservación y al uso sustentable de nuestros recursos marinos y costeros escribe a: [email protected].

Para tu información:

A partir del próximo volumen, se incorporará nuevamente la sección Pregúntale a Sea Grant. La misma contestará una de las preguntas elegidas entre el público de lectores. Asimismo, la sección Nuevos acercamientos resumirá los últimos hallazgos en investigaciones relacionadas con los recursos marinos y costeros, realizadas por estudiantes. Si te apasiona la fotografía y la recreación, puedes someter tu foto ensayo en el que se resalte un espacio costero.

Envía tu pregunta, investigación, artículo o ensayo, para consideración, a la siguiente dirección: [email protected]

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Administración (787) 832-3585 * Asesoría Marina (787) 832-8045 * Educación (787) 850-9385 * Comunicaciones (787) 834-4726 Página electrónica http://www.seagrantpr.org

Programa Sea GrantUPR-RUMCall Box 9000 Mayagüez, PR 00681-9000

GeoAmbiente... donde escuchamos la voz de la naturaleza.TUTV, Canales 6 y 3 Puerto Rico

¡Visita nuestra Base de datos en línea!

http://seagrantpr.org/caribbean/data

Antes de usar tu buscador en línea favorito, prueba nuestra base de datos para información relacionada a los recursos marinos y costeros en el Caribe.

Con más de 700 referencias de información y más de 250 documentos disponibles, con texto completo, ahí podrás encontrar publicaciones desde 1998 al presente con temas asociados a:

Costas Pesca Arrecifes de coral Contaminación marina Reservas marinas/Áreas protegidas Cambio climático y otros…

También puedes conseguir informes gubernamentales, libros, tesis, artículos científicos y páginas electrónicas, entre otros documentos.