marcha de los cuatro suyos

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UNA GESTA CÍVICA Y DEMOCRÁTICA QUE MARCÓ EL PUNTO DE QUIEBRE DE LA DICTADURA FUJIMORISTA LA MARCHA SUYOS CUATRO DE LOS 10 AÑOS DESPUÉS ARCHIVO MICROMUSEO “AL FONDO HAY SITIO” EDICIÓN ESPECIAL La Revista de La República Domingo 25 de julio del 2010

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Page 1: Marcha de los cuatro suyos

Una gesta cívica y democrática qUe marcó el pUnto de qUiebre de la dictadUra fUjimorista

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• e d i c i ó n e s p e c i a l •la revista de la república domingo 25 de julio del 2010

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53% de la población vivía por debajo de la línea de pobreza el año 2000, tras diez años de fujimorismo. Un dato estadístico que desmitifica a un régimen que aseguraba ser el más exitoso de nuestra historia.

Para llorarLa pobrísima campaña de la selec-ción blanquirroja para el mundial Japón-Corea 2002 fue otra gran de-cepción de la hinchada peruana. Un año para el olvido.

En la luchaLa revista Domingo libró también la pelea por la democracia denunciando la ilegal reelección fujimorista y sus maniobras para conseguirlo.

Eduardo SteinEl 21 de mayo del 2000 Eduardo Stein, diplomático guate-malteco y jefe de la misión de observación electoral de la OEA, anunció: “Si no hay cambio de fecha, no avalamos la segunda vuelta”. Poco después se retiró del país. Su actua-ción fue reconocida en diciembre de ese año –tras la caída del régimen– por la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. “El Perú es un nuevo país y estoy honrado de haber contribuido con un pedazo de esa historia”, dijo entonces.

a un régimen que aseguraba ser el más exitoso de nuestra historia.

En la lucha

CARLÍN

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GUSTAVO MOHME LLONA ¡PRESENTE! 27 de julio del año 2000, 7.30 pm. Periodistas, directivos y trabajadores de este diario se desplazan por el jirón Camaná con destino al Paseo de los Héroes Navales. La República estuvo presente en el Mitin por la Democracia.

ENTREVISTA. El historiador Nelson Manrique destaca la Marcha de los Cuatro Suyos como el catalizador que permitió la caída de la dictadura.

MENÚ

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CULTURA. Cuando el arte denunció el autoritarismo y la violencia de un régimen. Las obras de un puñado de artistas que se comprometieron con la democracia.

MOVIDAS. Del Lava la Bandera al Muro de la Vergüenza. Los colectivos que tomaron calles y plazas públicas para expresar su condena al fraude electoral.

UN DÍA PARA RECORDAR

T ras la fraudulenta victoria de Alberto Fujimori en la primera vuelta de abril del año 2000, millares de peruanos empezaron a salir a las calles en todo el país. Querían expresar su rechazo a un régimen que consideraban ilegítimo. Pronto la protesta

se convertiría en un estado de ánimo colectivo que atravesó el Perú de abajo hacia arriba y de un extremo a otro. Por primera vez involucraría a peruanos y peruanas que habían manifestado poco interés en la política. Unos lavaban banderas frente a la morada del gobernante corrupto, otros invitaban a la gente a descargar su indignación sobre un mural levantado frente a las sedes de esos poderes públicos que inspiraban vergüenza. Todos con� uían en las calles ni bien escuchaban una convocatoria. En esos avatares, una iniciativa de Alejandro Toledo logró rápidamente el respaldo de esos hombres y mujeres de a pie que � rmemente creían que sí era posible cambiar la historia: la Marcha de los Cuatro Suyos, escenificada el 26, 27 y 28 de julio del año 2000, lo demostró a plenitud. Fue un durísimo golpe a la dictadura. Sus días desde entonces estaban contados. Al cumplirse diez años de aquella gesta civil y democrática, La República la recuerda y reivindica en estas páginas como un ejemplo de resistencia y a� rmación democrática.

• Redactores: Raúl Mendoza, Ghiovani Hinojosa, María Isabel Gonzales, Karen Espejo, Cynthia Campos, Almudena To-ral • Fotógrafos: Rocío Orellana, Eduardo Cavero • Coordinación: Maritza Mon-tes Tello • Diagramación: Hernán Soto Padilla • Imagen digital: Víctor Becerra • Carlos Zapata Corrección: Juan Yan-gali Q.

Web: www.larepublica.pe | Es una publicación de Grupo La República Publicaciones S.A. | Sede central en Lima: Jr. Camaná 320, Lima 1, Perú. Teléf.: 711-6000 Anexos 259 - 366 . Impreso en Lima: Av. Argentina Nº 3088. Teléf.: 711-6000 anexo: 504 © Todos los derechos reservados . Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional Nº 99 2617 . Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Publicidad: Teléf.: 711-6008 Fax. 711-6004

• Director Fundador: Gustavo Mohme Llona• Director:Gustavo Mohme Seminario • Subdirector: Carlos Castro Cruzado• Editor: Mario Munive Morales

SUPLEMENTO ESPECIAL

27 VLADITELE. Los canales

que vendieron su línea editorial a Montesinos. Nunca antes los noticieros difundieron tanta información falsa.

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4 •

rocí

o o

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an

a

entrevistanelson Manrique

Historiador, sociólogo y docente universitario, nelson Manrique es un agudo analista de la vida nacional. en esta múltiple condición lo entrevistamos para evocar la Marcha de los cuatro suyos. Manrique sostiene aquí que esa gesta fue el catalizador más poderoso para la caída del fujimontesinismo y el surgimiento del gobierno transitorio, hechos que marcaron el inicio del decenio.

“el régimen quedó herido de muerte”

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Bajo la Bandera. 27 de julio del 2000. este inmenso pabellón nacional fue paseado de un lado a otro por los miles de enfervorizados manifestantes que repletaron el Paseo de la república en el acto central de la Marcha de los cuatro suyos.

Por federico de cárdenas

aunque no hablaron de quedar-se en el poder mil años como el tercer reich, el fujimorismo pre-tendió gobernar por veinte años.

¿qué falló?–el plan de Montesinos era por veinte

años, efectivamente. Pero creo que sobre-valuaron el respaldo. si hay un factor que se repite en el Perú a fines del decenio del 90, como ocurrió también a nivel de américa latina, fue la crisis económi-ca. Y la corrupción es aceptada mientras hay capacidad de redistribución. no hay populismo sin ella, si no hay plata para entregar el tinglado se hunde. a medida que avanza la crisis van cayendo diversos regímenes populistas y corruptos. caen o salen collor de Mello en Brasil, Ma-huad en ecuador, carlos andrés Pérez en venezuela, Menem en argentina, etc. fujimori tenía dos grandes activos: ha-ber controlado la hiperinflación que dejó García y la derrota de sendero. como contraparte hubo una enorme corrupción –hay 7000 millones de dólares de la pri-vatización de los que nadie da razón– y gravísimas violaciones de ddHH. estas últimas acaso neutralizadas por el gran terror desatado por sl, que hace que am-plios sectores de la sociedad peruana decidan mirar para otro lado debido al salvajismo de los actos terroristas. sl es causante del 54% de muertos de la vio-lencia, de los cuales 75% tienen el que-chua como lengua materna, y golpea a los más pobres y marginados de la sociedad. fueron tan brutales que consiguieron la hazaña de convencer a la gente hasta hoy de que los ddHH son para todos menos para ellos. Por eso afirmo que la violación de ddHH no alcanzó la importancia de la repercusión de la crisis económica en la caída de fujimori.

–Hay diferentes opiniones respecto a cuál de un conjunto de hechos marcó el comienzo del fin para la maquinaria de fu-jimori y Montesinos. Para muchos fue la defenestración de los tres honestos ma-gistrados del tc, que provocó una enorme indignación cívica que ganó las calles.

–el modelo de fujimori necesitaba tumbarse al tc. Para conseguir un nue-vo periodo del gobierno cívico-militar que encabezaba sin tener que recurrir a un golpe de estado, necesitaba superar el escollo constitucional, pues no podía ser

reelegido. la interpretación “auténtica” de la constitución no iba a pasar con ese tc, y por eso los destituyen. en efecto, esa intervención descarada fue un punto de quiebre para mucha gente, en especial los jóvenes y los universitarios. un detalle: la federación sanmarquina era fujimorista en ese momento, de modo que quienes se movilizan en masa son inicialmente los estudiantes de la PucP y los de... ¡la uni-versidad de lima! eso demuestra que no fueron los sectores tradicionalmente po-litizados e identificados con la izquierda

los que lo hicieron. fue un sentimiento de indignación ética que se va a articular con la frustración provocada por la recesión económica generada por la crisis. a esto habría que sumar una serie de conflictos a nivel de las regiones existentes en aquel momento, los que terminan convergiendo en la capital. con la Marcha de los cuatro suyos sucedió algo parecido a lo que pasó con el paro nacional al gobierno militar de Morales Bermúdez, que una semana más tarde convocó a la asamblea constituyen-te. fue un catalizador poderoso.

cuatro suyos en marcha–la Marcha de los cuatros suyos se

organiza una vez consumado el fraude, cuando había un sentimiento nacional ge-neralizado respecto a que fujimori se había re-reelegido irregularmente.

–el fraude se inicia antes, cuando el jne anula las f irmas reunidas para convocar al referéndum contra la re-re-eleción. si se revisan los vladivideos se ve que forma parte de un proyecto muy elaborado. Hay una reunión en noviem-bre de 1999 en que están Montesinos, los

comandantes generales de las tres armas, carlos Boloña y los hermanos Winter discutiendo en detalle cómo se va a ha-cer el fraude. Y allí se da la frase célebre de Montesinos diciendo que repartien-do alimentos a través de los comedores populares se tendrá un millón de votos seguros. fue el periodo de la prensa amarilla, con los ataque innobles contra todo opositor, comenzando por Gustavo Mohme llona; y de una tv degradada y abyecta. en esa misma reunión uno de los Winter dice que hay que dar a los

fue un sentimiento de indignación ética que se va a articular con la frustración provocada por la recesión.

Page 6: Marcha de los cuatro suyos

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televidentes cualquier cosa menos cultura. se cambia la dieta de los perua-nos, incorporándole farándula, chismes y diversos psicosociales.

–Pese a estas movidas había ese senti-miento de indignación en el país, que es el que va permitir articular la Marcha de los cuatro suyos, que puso a 250 mil personas en el Paseo de la república.

–así es. Y alejandro toledo tiene el gran mérito de ponerse a la cabeza de esta movilización. claro, con él converge el descontento ciudadano, pero hay que reconocerle el rol histórico que cumplió. siempre es necesario un liderazgo, y el suyo permitió aglutinar a diversas fuer-zas cuya actuación de otro modo hubie-ra sido dispersa. el efecto que tuvo la marcha para la oposición fue importan-tísimo. fue una enorme movilización, que ayudó a poner en evidencia que los mecanismos de control del régimen no daban para más.

también hay que recordar que esto había sido preparado por una serie de actividades que no son las políticas tra-dicionales, pues los partidos carecían de las iniciativas que se necesitan para el momento. estoy pensando en rituales cívicos como “lava la bandera” de Gus-tavo Buntinx y susana torres, que son importantes cuando se trata de romper la cuestionada legitimidad de un gobierno que ocupa un espacio que simbólicamen-te es muy cargado y al que se desafía en el centro del poder, con grupos de ciuda-danos lavando la bandera, manchada por la corrupción.

–¿Y que ocurría del lado del fujimorismo?–en un primer momento, entre la cues-

tionada primera vuelta y la ya convocada segunda, fujimori plantea ir a la elección, pues considera que va a ganar. Pero su

estado mayor, comenzando por Mon-tesinos, se opone, pues ya no se sienten tan seguros. Producida la re-reeleción, el golpe de gracia llega con el video Kouri–Montesinos, que ahora sabemos provino de una filtración alentada desde el propio gobierno. Pero cuando eso sucede ya el régimen estaba herido de muerte. esa fue la herida que le dejó la marcha… y si no era el video iba a ser cualquier otro des-tape que no tardaría sino pocas semanas más. la legitimidad del gobierno estaba quebrada, y eso ayuda a entender por qué

fujimori huye, pese a contar aún con el respaldo de un sector importante de las ffaa. Por lo demás, sus intentos de irse no pasan inadvertidos, y es diego García sayán –nunca se lo han perdonado– que había sido recientemente incorporado al congreso quien denuncia a través de información que recoge en nueva York que fujimori está preparando una fuga.

lo que trato de decir con esto es que no se trata del video Kouri-Montesinos, sino de la culminación de un conjunto de procesos que ya le habían quitado toda legitimidad a fujimori. su inteligencia consiste en lograr huir a japón, y su gran estupidez viajar a chile.

–¿consideras que fue de utilidad la instalación de la mesa de diálogo de la oea, que comenzó a funcionar en esas semanas?

–la mesa de la oea puso fin a una situación ambigua. tuvo un papel im-

portante y jugó bien. Pero hay que re-cordar también que fue la oea la que legitimó el autogolpe de 1992 al aprobar la idea del instituto libertad y demo-cracia para la elección de una asamblea constituyente, que permitió lavarle la cara a fujimori en momentos en que era un apestado. lo positivo de la partici-pación de la oea el 2000 es que ayuda a que se dé una transición pacífica, pues el grado de compromiso de las ffaa con fujimori era tan grande que hacía temer a muchos que su caída genera-ra una guerra civil. la mediación de la oea facilitó una transición en calma y que resultó modélica. Pero no olvidemos la presión ciudadana.

Paniagua–¿cómo ves el rol que tocó a valentín

Paniagua como cabeza del gobierno de transición?

–Panigua era un político que no había tenido una trayectoria de alto perfil y que fue elegido porque era quien me-nos resistencias provocaba, pero termi-na siendo el hombre necesario para ese momento. su grandeza consiste en haber sabido crear un espacio para una serie de iniciativas que, vistas en perspectiva, son admirables. Meter en prisión a un cente-nar de oficiales de las ffaa comprome-tidos con los latrocinios del régimen –12 de ellos del más alto comando–, proceder a la creación de la comisión de la verdad, permitir que se haga una transferencia ordenada y dentro de los plazos y todo ello en ocho meses es un logro enorme. Parte de la inteligencia de Paniagua con-sistió en rodearse de la mejor gente, a comenzar por javier Pérez de cuéllar para el premierato. Y lo ayudaba mucho su imagen de padre bueno: acogedor, ho-

nesto, sencillo, que supo aglutinar lo más sano de la sociedad civil en su gobierno.

–la gran pregunta –puramente teórica porque no se dio–, es ¿qué hubiera pasado si se quedaba?

–creo que no hubiera podido hacerlo sin desnaturalizar lo que representaba. Paniagua fue producto de una circuns-tancia crítica que supo administrar como nadie. Pero quedarse hubiera atentado contra la legitimidad en que se apoyaba, abriendo una serie de brechas que a la larga le hubieran impedido continuar.

lo determinante no fue el video Kouri-Montesinos, sino la culminación de un conjunto de procesos que le quitaron toda legitimidad a fujimori.

PaniaGua. su grandeza consiste en haber sabido crear un espacio para una serie de iniciativas que, vistas en perspectiva, son admirables.

Page 7: Marcha de los cuatro suyos

gestas recuerdos

Por gHIoVaNI HINoJosa

-¡Peruanos! ¡Peruanos! ¿Juráis por dios y por la Patria, por nuestros héroes y mártires, por nues-tros ancianos y por nuestros niños; juráis por el pasado glorioso y por el futuro pacífico, grande, justo y democrático, que habremos de construir, luchar sin descanso hasta que la dictadura que asola nuestra tierra sea derribada?-¡sí-ju-ro!

Nuestro país no había escuchado un grito tan fiero en muchos años. tres sílabas arrolladoras que re-tumban a lo largo de la avenida

Paseo de la república e, incluso, remueven los pétreos cimientos del Palacio de Justicia. son las 9 y 45 de la noche, del 27 de julio del año 2000, y aproximadamente 250 mil pe-ruanos tienen el brazo derecho levantado en señal de compromiso. Los corazones están erguidos. La voz de una niña suena límpida y ceremoniosa: “¿Juráis hacer todo esto para que en la Patria nuestra los niños volvamos a sonreír sin temor y los viejos, a llevar su ancianidad sin dolor?”. Las palabras salen de los labios de Lucía arias urízar, una limeña

LIma era uNa

fIesta

mar de geNte. miles

de manifestantes vinieron del interior

del país por su cuenta y riesgo. Ni siquiera la

intimidación policial los destuvo.

27 de julio del año 2000. 250 mil peruanos confluyen en las calles para protestar contra el intento reeleccionista de alberto fujimori. fue una jornada cívica sin precedentes y estuvo cargada de espontaneidad. todos mostraban una bandera común: “¡democracia sí, dictadura no!”.

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fuiste el estandarte precoz de la lucha democrática, la cataliza-dora de nuestro compromiso cívico. ante ti miles de peruanos juramos preservar nuestra dignidad nacional y luchar por de-rrotar a la dictadura fujimorista. La noche del 27 de julio, cuan-do te dirigiste al país, tenías apenas 11 años, pero ya conocías el arte de la protesta. Junto con algunos compañeros de tu colegio Héctor de cárdenas, te habías batido en diversas marchas con-tra el régimen. Incluso dejaste de asistir a clases tres veces por

semana. tus profesores te apoyaban: las calles podían darte una lec-ción magistral de vida. Vivir junto al pueblo su justa rebelión. “cuando mi papá veía que sí re-gresaba, me dejaba ir a otras marchas”, cuen-tas como si se tratara de salir a jugar a la cha-pada. tu lógica infantil era simple: no veías a tu papá –el dirigente apris-ta fernando arias– por-que estaba fuera de casa todo el día consiguiendo dinero, y tenía que ha-cerlo porque el gobierno fujimorista lo había reti-rado de su trabajo. “era la primera afectada por la dictadura”, puntuali-zas con razón. a pesar de esto, no dejaste de sentirte por momentos extraviada en un asun-to de mayores. como cuando saliste por el palco de una habita-ción del Hotel sheraton media hora antes de

tu intervención el 27 de julio y viste los 250 mil manifestantes que te

esperaban. “me quedé sin aire, se me fue la voz por completo. Pero me dieron agua y un poquito de pisco, y con eso se me pasó”, relatas. Igual, si no te volvía la voz, una amiga tuya, Lucía Wiener, tenía todo preparado para fajarse la bandera blanqui-rroja y encarar la situación por ti. “No importaba quién tomara el juramento, sino lo que representara”, precisas con sabiduría. desde entonces, sientes un compromiso con tu historia como peruana. No puedes desconectarte completamente de la rea-lidad nacional porque una voz interna te recuerda que arries-gaste tu vida en las calles. Nos pides que no te estereotipemos: está bien, no duermes entre sábanas blanquirrojas ni atesoras una constitución empastada bajo tu cama. eres manager de una banda de rock que pronto girará por Latinoamérica, dependes del facebook y adoras a alejandro sanz. eres como los verdaderos héroes de toda historia: personas sencillas de gestas ilustres.

de once años que luce como atuendo para la ocasión una bandera rojiblanca. La masa res-ponde sí a todas sus preguntas. está harta de la perversión de un dictador que amañó las elecciones generales y que, despreciando el sentir colectivo, quiere quedarse en el sillón presidencial por cinco años más.

este es el momento cumbre del segundo día de la marcha de los cuatro suyos. du-rante el primero, el miércoles 26, miles de mujeres vestidas de negro en señal de luto por la muerte de la democracia colmaron la Plaza Bolognesi. Los manifestantes se aglu-tinan ahora en torno a un estrado levantado frente al Hotel sheraton, en el Paseo de los Héroes Navales. sobre él, respiran el mis-mo aire de lucha fernando Belaunde terry, Jorge del castillo, Luis castañeda Lossio, alberto andrade y, el organizador de la protesta, alejandro toledo. No es gratuito verlos juntos: en un país que se bate entre la democracia y la dictadura, no hay espacio para diferencias partidarias.

“¡Kausachum, democracia!”desde las 6 de la tarde, delegaciones de

universidades locales, de colegios particu-lares o de los barrios más pobres de Lima desfilan frente al estrado con pancartas y lemas combativos. La sociedad civil está en marcha. miles de peruanos salen por pri-mera vez a las calles a protestar. amas de casa, estudiantes y artistas lideran esta gran jornada cívica. “La marcha era un estado de ánimo, una sensibilidad, no una directiva ni una organización”, precisa Álvaro Vargas Llosa en su libro “tiempos de resistencia”.

Incluso, los niños se contagiaron de este espíritu de protesta. decenas de estudiantes de colegios como san felipe, La casa de car-tón y Héctor de cárdenas corean consignas democráticas. uno de ellos, santiago Vera, tenía entonces 10 años y recuerda así su pre-coz participación: “mi viejo me puso sobre sus hombros, vi a la gente; era una cosa aluci-

nante. Niño y todo, me di cuenta de que todo el país se había paralizado”. Hoy santiago tiene 22 y es bachiller en filosofía.

el desfile reveló la mezcolanza de país que somos: provincianos con atuendos multicolores que saludaban diciendo “¡Kau-sachum, democracia!” (¡Viva la democracia!), mujeres raspando ollas vacías que protes-taban por el hambre de sus hijos, y jóvenes estudiantes que no se cansaban de repetir “chino vendepatria”. “esto es impresionan-te”, dijo por esos días el diputado mexicano Luis carlos Hernández, uno de los obser-vadores internacionales que atrajo la jorna-da de resistencia. mientras esto ocurría en Lima, el epicentro de la marcha, en el interior del país se registraban protestas similares, es decir, masivas y pacíficas. ciudades como arequipa, Huaraz, Iquitos y Jaén se llenaron de ese espíritu de lucha.

Los cuatro suyosel 27 de julio fue un día incaico. Los pe-

ruanos rescataron del pasado el sentido mi-lenario de los tambos. Levantaron carpas para ofrecer descanso y alimento a los de-fensores de la democracia. estos tambos ins-talados en puntos estratégicos de la ciudad para recibir a los manifestantes llegados de provincias, fueron denominados contisu-yo (oeste), chinchaysuyo (norte), antisuyo (este) y collasuyo (sur). Los protestantes se concentraron primero en estos lugares antes de enrumbar al mitin central de Paseo de la república.

en el tambo contisuyo –ubicado en el Parque universitario– coincidieron los ve-cinos de cercado de Lima, Barrios altos, Breña, san Juan de Lurigancho, entre otros distritos, además de pobladores de cañe-te, chincha, concepción y cerro de Pasco. Portando una inmensa banderola con una ilustración incaica de alejandro toledo, los miembros del contisuyo destacaban por desplazarse al son de silbatos y cornetas.

semana. tus profesores te apoyaban: las calles podían darte una lec-ción magistral de vida. Vivir junto al pueblo su justa rebelión. “cuando mi papá veía que sí re-gresaba, me dejaba ir a otras marchas”, cuen-tas como si se tratara de salir a jugar a la cha-pada. tu lógica infantil era simple: no veías a tu papá –el dirigente apris-ta fernando arias– por-que estaba fuera de casa todo el día consiguiendo dinero, y tenía que ha-cerlo porque el gobierno fujimorista lo había reti-rado de su trabajo. “era la primera afectada por

La NIÑa deL JurameNtoLucÍa arIas urÍZar

la primera afectada por la dictadura”, puntuali-zas con razón. a pesar de esto, no dejaste de sentirte por momentos extraviada en un asun-to de mayores. como cuando saliste por el palco de una habita-ción del Hotel sheraton media hora antes de

tu intervención el 27 de

la primera afectada por la dictadura”, puntuali-

comBatIVos. delegaciones de estudiantes, obreros y profesionales marcharon por cuatro horas.

¿JurÁIs Por...? Lucía arias urízar (11) en el mitin por la democracia del Paseo de la república. arriba, diez años después.

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chinchaysuyo, por su lado, juntó en la Plaza dos de mayo a manifestantes de carabayllo, comas, Los olivos, callao, en-tre otros distritos, además de sindicalistas piuranos. Bastión de la cgtP, esta plaza fue también el enclave de los grupos socialistas. durante el recorrido por las calles de Lima los transeúntes los aplaudían y desde lo alto de los edifi cios les tiraron pica pica.

al tambo antisuyo le correspondió la Plaza manco cápac, donde se aglutinaron vecinos de La Victoria, el agustino, santa anita, chosica, entre otros distritos, ade-más de campesinos de Huancavelica. estos últimos se mostraban indignados porque su alcalde, federico salas, había aceptado ser primer ministro de alberto fujimori.

también se sumaron cerca de 300 policías jubilados y congresistas opositores como marcial ayaipoma, césar Zumaeta y Luis alva castro. collasuyo –ubicado en el Par-que de la reserva– convocó a los habitantes de san Juan de miraflores, Barranco, chorri-llos, miraflores, surquillo, entre otros distri-tos, además de pobladores de andahuaylas y cañete. una ocurrente manifestante no dudó en pasear a su perro peruano calato con dos carteles que decían: “Yo sí soy pe-ruano” y “¡chino, retírate!”.

antes de dormir“esta noche se inicia el rescate de la de-

mocracia, ¡justicia y dignidad para el pueblo peruano!”, afirma alejandro toledo. antes de él ya habían hablado fernando Belaunde terry, alberto andrade y susana Villarán. el discurso de toledo, al borde de la mediano-che, clausura un día signado por la protesta espontánea. una fecha para recordarse de memoria. mientras la muchedumbre retor-na a sus hogares o se acomoda en los tambos en son de vigilia, nadie se imagina que ma-ñana el corazón de Lima arderá. solo queda cabeza para un meloso fraseo: “Y va a caer, y va a caer, la dictadura va a caer”.

agLutINador de masas. alejandro toledo cerró esa noche histórica con un discurso.

350manifestantes ayacuchanos no pudieron partir de Huamanga rumbo a Lima. “Nos detenían por cualquier motivo”, se quejó el jefe de la delegación. La intimidación policial se repitió en todo el país.

“¡aquí, allá, el miedo se acabó!”, lo grité hasta desgañitarme durante los días que asistí a la marcha de los cuatro

suyos: desde el primero que un grupo de mujeres nos vestimos completamente de negro y cargando velas y fl ores blancas anduvimos desde Lince hasta la Plaza dos de mayo. el segundo, cuyo fi nal fue verdaderamente apoteósico al frente del sheraton, hasta el último, cuando me regresé a mi casa por temor a dejar a mi hija sola, y apenas se habían sucedido los tumultos frente a Palacio de Justicia, que luego supimos habían sido provocados por infi ltrados.

durante el 28 de julio del 2000, quienes regresábamos aturdidos de la marcha, no podíamos enterarnos de nada ante una prensa televisiva asquerosamente vendida a las vilezas del aparato montado por montesinos y fujimori. No lo sabíamos de cierto, pero lo sabíamos. Por ejemplo, los ahora reciclados claudia doig y Pablo cateriano eran la cara visible de américa televisión, canal 4, y repetían lo que el teleprompter les ordenaba bajo la batuta de los crousillat. Los periodistas de tV como cable canal de Noticias no se echaban por un plato de lentejas, sino por una casita en la playa o por su 4x4. La mermelada no era por supervivencia, sino por estatus.

si no hubiera sido por canal N

–Bernardo roca rey, gilberto Hume y Benjamín sevilla, entre otros– que verdaderamente se la jugó contra el gobierno, no nos hubiéramos enterado de los detalles de la muerte de los seis vigilantes del Banco de la Nación. esos años previos fueron los peores para el periodismo en el Perú: por eso no debemos olvidarlos ni olvidar a aquellos que se quedaron callados y que ahora pretenden pasar piola.

en mi gremio literario, la verdad, también hubo muchos que se hicieron los muertitos y prefi rieron mantener un perfi l bajo, en algunos casos, literalmente por el sueldo de fi n de mes. Pero no todos: hubo muchos que hasta salieron quiñados de la marcha. sin embargo, fueron los teatreros y artistas plásticos quienes tomaron las fuentes y las plazas para “lavar las banderas”. una efervescencia ética y estética se apoderaba de todos y, como comentaba el corresponsal de el País, francesc ralea, ese fue el momento en que en el Perú se cristalizó “un misterioso arrebato libertario que lleva a las naciones a grandes hazañas colectivas contra la opresión”.

No solo quienes estábamos contra el régimen pudimos tomar las calles con

alegría, llenando la grisácea e invernal Lima de colores, sino que pudimos recuperar una capacidad de indignación adormilada por la corrupción cuyas dimensiones, durante esos días, aún ni imaginábamos. en ese entonces, cuando dictaba clases, solía repetir y escribir algunas palabras de friedich Hölderlin para azuzar a la gente: “Los pueblos se amodorran, pero el destino no deja que se duerman”. esos tres días fueron el resultado de esa Vara del destino que nos hinca entre las costillas cuando sucumbimos al amodorramiento moral colectivo. La Patria lo demandó: lo hicimos.

KoLumNa oKuPa

Por rocÍo sILVasaNtIsteBaN

un misterioso arrebato libertario

11representantes de la sociedad civil dieron discursos esa noche, entre ellos el ex presidente fernando Belaunde terry, el decano del colegio de abogados de Lima, martín Belaunde, y susana Villarán en representación de las mujeres.

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10 •

PROTESTASABOTAJE

POR GHIOVANI HINOJOSA Fue un día de contrastes: mientras

Alberto Fujimori juraba por terce-ra vez como presidente en el Con-greso, miles de manifestantes se

asfixiaban con gases lacrimógenos a unas cuadras del palacio legislativo. Lima era una ciudad sitiada, el centro histórico es-taba cubierto por un humo gris que daba cuenta de la fuerte represión policial. El 28 de julio, día culminante de la “Marcha de los Cuatro Suyos”, la jornada se inició de forma pacífica, pero acabó convertida en un festín de desmanes, incluido el in-cendio de la sede del Banco de la Nación. Allí murieron, atrapados por el fuego, seis vigilantes. Una década después, la verdad cae por su propio peso: el Servicio de In-

28 de Julio del 2000. Edi� cios públicos incendiados, decenas de protestantes heridos y un humo gris que cubrió por horas el centro de la ciudad. Lima fue el escenario de una salvaje represión policial contra un contingente de manifestantes que pretendía llegar al Congreso. El Poder Judicial demostró nueve años después que la violencia fue provocada por el SIN.

28 de Julio del 2000. Edi� cios públicos incendiados, decenas de protestantes heridos y 28 de Julio del 2000. Edi� cios públicos incendiados, decenas de protestantes heridos y un humo gris que cubrió por horas el centro de la ciudad. Lima fue el escenario de una salvaje

UN DÍA DESPUÉS,

EL INFIERNO

teligencia Nacional, controlado por Vla-dimiro Montesinos y Alberto Fujimori, ordenó estratégicamente el repliegue de las fuerzas policiales que custodiaban los edificios públicos. El plan incluía permitir que agentes infiltrados lanzaran bom-bas incendiarias contra estos locales. Les echarían la culpa a los marchantes y la protesta quedaría desacreditada.

La ciudad era fuegoEl primer choque entre policías y

manifestantes se registró, según los pri-meros reportes periodísticos, en el cruce entre el jirón Lampa y la avenida Eman-cipación. Pasadas las 9 de la mañana, un grupo de 3 mil personas, en promedio,

recibió potentes chorros de agua desde uno de los vehículos policiales conocidos como “pinochitos”. Los manifestantes, portando carteles, pancartas y bombos, buscaban llegar al Palacio de Gobierno y el Congreso de la República. Querían hacerle sentir a Alberto Fujimori que su segunda reelección amañada enardecía al pueblo. Ante el ataque, los protestan-tes se defendieron con los carrizos que servían de soporte a sus pancartas. La represión fue desmesurada: cientos de bombas lacrimógenas fueron lanzadas directamente sobre sus cuerpos. Acto seguido, un cordón policial se desple-gó a lo largo de Emancipación. Se ponía en marcha el plan oficial de protección

LA COLMENA. Esta avenida fue el epicentro

del enfrentamiento entre policías y manifestantes. 5 mil efectivos policiales provocaron un caos sin

precedentes.

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204manifestantes heridos, 192 detenidos y 96 desaparecidos fue el saldo de la jornada del 28 de Julio, según la Defensoría del Pueblo.

12toneladas de bombas lacrimógenas adquirió el gobierno fujimorista para reprimir los “Cuatro Suyos”. Las armas fueron compradas por tres millones de dólares sin licitación.

del centro de la ciudad conocido como “Tahuantinsuyo”. Entre el mediodía y las cuatro de la tarde, gavillas de vándalos lanzaron bombas incendiarias dentro del Palacio de Justicia y en el ex Ministerio de Educación (al costado del Parque Univer-sitario), sede de varios juzgados civiles. Las llamas destruyeron parcialmente la Corte Suprema y dos juzgados penales; y, tres cuadras a la izquierda, el frontis y la primera planta del emblemático edificio de la avenida Abancay.

Sin embargo, fue el siniestro del Banco de la Nación, en la cuadra 11 de la Col-mena, el que concitó la mayor atención pública. No solo por los seis vigilantes que murieron asfixiados y quemados en el primer, segundo y cuarto piso del edi-� cio, sino por el alto grado de destrucción que dejó el siniestro y que fue atribui-do al estallido de un artefacto explosivo. También ardió en llamas parte del JNE ¿Cómo fue posible que esto ocurriera en una zona custodiada por, al menos, cinco mil policías? ¿Acaso el plan “Tahuantin-suyo” no dispuso vigilar los principales edificios públicos? Las respuestas las da un informe de la Defensoría del Pueblo presentado al Congreso en setiembre del 2000: “Entre las doce del mediodía y las dos de la tarde del 28 de Julio, se apreció escasa o ninguna presencia policial en los locales públicos que fueron objeto de actos vandálicos”. Esta desatención policial fue parte de una estrategia del SIN que el Po-der Judicial ya juzgó (ver recuadro).

El economista Óscar Ugarteche precisó en un artículo publicado por esos días un aspecto clave para entender el proceder de la dupla Fujimori-Montesinos. “Los archi-vos incendiados son los que eran más im-portantes para estudiar la corrupción del régimen y el involucramiento de Montesi-nos en el aparato de las drogas: el Archivo General de la República y los del Banco de la Nación, en este último todo lo referente

a deuda externa. El tercer archivo fue el Jurado Nacional de Elecciones, aquel don-de sobraron un millón y medio de votos en abril (durante la primera vuelta) y don-de hubo dos millones de � rmas fraguadas para inscribir al candidato que dice tener al 50% de la población consigo”.

La violencia del SIN“Hubo una práctica perversa de los

servicios de contrainteligencia –usados normalmente en la guerra externa e inter-na– para desnaturalizar un movimiento de protesta”, explica Edmundo Cruz, pe-riodista de investigación de La República. Él y el reportero Oscar Libón demostraron que 380 policías vestidos de civil se hos-pedaron en 8 hostales del Centro Históri-co entre el 26 y el 28 de julio del 2000. Su reportaje, publicado el 14 de agosto del mismo año, reveló también que los gastos de alojamiento fueron pagados por Coper-sas S.A., una empresa de seguridad cuyo dueño era hermano del coronel en retiro Manuel Aivar Marca, brazo derecho de Vladimiro Montesinos. Una factura por más de mil soles expedida por el hostal La Estrella de Belén a nombre de Copersas confirmó el vínculo. La pregunta que to-dos nos hacemos es: ¿fue una casualidad que los hostales en los que se alojaron los efectivos policiales coincidieran con los principales lugares incendiados?

Al día siguiente de los desmanes, el sábado 29 de julio, el presidente Fujimori empezó a acusar. Dijo que la violencia había sido consecuencia de “una irres-ponsable criminal agitación que, aunque parezca increíble, ha provenido de quie-nes vienen reclamando, aquí y en el ex-tranjero, diálogo democrático”. Habló con desprecio de la “famosa marcha”. Craso error: esa gesta popular, espontánea y autogestionada, precipitó la caída de su régimen. Demostró que el pueblo estaba harto de él.

JUICIO CULPÓ A MONTESINOSEl 27 de agosto del 2009, la Segunda Sala Anticorrupción condenó a Vladimiro Montesinos y a 11 ex jefes policiales por los desmanes provocados el 28 de Julio del 2000. Montesi-nos fue encontrado autor mediato del delito contra la seguri-dad pública e instigador del delito de peculado en agravio del Estado (por haber pagado a la empresa Copersas S.A., que � nanció el alojamiento de policías vestidos de civil en hostales del Centro de Lima el 28 de Julio). El juicio probó que durante la marcha se ordenó irresponsablemente replegar a los poli-cías que vigilaban los edi� cios públicos. Así, se le impuso una pena de 10 años de cárcel y el pago de 3 millones de soles por reparación civil. Montesinos fue absuelto de las imputaciones de homicidio cali� cado y usurpación de funciones. Los con-denados han presentado un recurso de nulidad, por lo que la Corte Suprema deberá resolver el caso en última instancia.

JNE. Testigos aseguran que agentes in� ltrados provocaron los incendios. Policías se replegaron por dos horas, les dejaron el camino libre.

VIOLENCIA. Vigilantes

fueron víctimas de hampones

que incendiaron las entidades

públicas. La República

contribuyó con identi� car a los

in� ltrados.

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TránsfugasVergüenzas

el fujimorismo consiguió 52 escaños en las elecciones del año 2000, con fraude y todo. era una mayoría relativa pero el oficialismo quería

más, por si se necesitaba aprobar leyes contra viento y marea. fue en ese contexto que Vladimiro Montesinos se dio al traba-jo de convencer, por la razón o por la fuer-za, a un grupo de parlamentarios electos que la historia peruana recordará siempre como “tránsfugas”. el jefe del sIn logró que más de una docena hipotecaran su voto por distintas razones: la mayoría por dinero, otros chantajeados por juicios y problemas que no querían ventilar, y unos pocos por simple acomodo utilitario.

fue un fenómeno que mezclaba a par-tes iguales desvergüenza, traición a los electores y corrupción. La disculpa más re-currente era que habían llegado al Congre-so “a trabajar y no a hacer politiquería”, o también que se habían sumado al oficialis-mo “buscando asegurar la gobernabilidad del país”. falsos y caraduras. aquí algunos nombres recordables de ese grupo que avergonzó a la política nacional hace una década: alberto Kouri, antonio Palomo, Luis Cáceres Velásquez, róger Cáceres Pérez, eduardo farah, Jorge Polack, José

hIJasTros deL fuJIMorIsMo

La práctica no era nueva, pero el fujimorismo la inauguró en el Perú: consistía en comprar congresistas elegidos por otro partido y convertirlos en transformistas que cambiaban de camiseta sin rubor. este diario fue el primero en llamarlos de la manera más certera: tránsfugas.

Luis elías, ruby rodríguez, José Luna, edilberto Canales, gregorio Ticona, Waldo ríos, Juan Mendoza del solar.

algunos de ellos tuvieron actitudes francamente indignas en la ceremonia de juramentación de sus cargos el 24 de julio de 2000, realizada con anticipación para evitar las protestas de la Marcha de los Cuatro suyos. Todos recordamos cómo Luis Cáceres Velásquez recogió las monedas que le arrojaban adversarios de otras bancadas para devolvérselas con furia y alejarse cachaciento. o también al impresentable de su hijo róger Cáceres Pérez haciendo un gesto obsceno a los par-lamentarios opositores. ese día alberto Kouri o Jorge Polack estuvieron nerviosos a la hora de jurar, pero después se mostra-ron felices en la bancada oficialista.

Los politólogos Carlos Iván degregori y Carlos Meléndez señalan en el libro “el nacimiento de los otorongos” (IeP 2007) que “prácticamente todos (los tránsfugas) provenían de espacios no partidarios y por lo tanto la lealtad y coherencia política podía fácilmente subordinarse al prag-matismo de sus decisiones personales, inconsultas y autónomas”. Para los exper-tos, esta captación no hacía más sólida a la bancada de Perú 2000 –el nombre con que el fujimorismo participó en la elección– sino que el grupo de tránsfugas agudizó los enfrentamientos en el oficialismo. “La caída del régimen también se anunciaba desde adentro”, dicen.

finalmente fue esta práctica la que propició el final del fujimorato, herido ya por la presión popular patente en la Marcha de los Cuatro suyos. Cuando el 14 de setiembre se hizo público el video alberto Kouri-Vladimiro Montesinos el régimen supo que no podría resistir más. La población pudo ver en vivo y en directo que no había separación entre al-berto fujimori y Vladimiro Montesinos, el poder en la sombra. eran dos caras de la misma moneda, uno trabajando para el otro. el régimen fujimorista también nos legó la figura del tránsfuga, una perla más en su extenso prontuario de perver-sión de la política.

Por raúL Mendoza

LaMenTabLe. Luis Cáceres Velásquez devuelve monedas que le arrojaron cuando juramentó en el Congreso. fue el 24 de julio del año 2000.

Vergüenza. Impresentables alberto Kouri y róger Cáceres Pérez.

Condenados. Waldo ríos y antonio Palomo. Tránsfugas provincianos.

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TESTIMONIOVíCTOR DELFíN

CORajE. 28 de julio del 2000. Víctor Delfín muestra bomba lacrimógena que la policía le disparó al rostro en la calle Belén.

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Por MaRía ISaBEL gONzaLES

una tarde de junio de 1995 Víctor Delfín llegó a la puerta de Palacio de justicia. No tenía pancartas ni banderas, ni siquiera un silbato,

pero sí una firme intención de protestar. En el camino hasta el centro de Lima se repe-tía: “El grupo Colina libre de polvo y paja”. Estaba indignado. Encontró a un grupo de gente que gritaba: “¡No a la amnistía para los asesinos de Cantuta! ¡No a la amnistía para los asesinos de Barrios altos!”. Se coló entre ellos y sumó su voz. No imaginó que desde aquel día se convertiría en uno de los abanderados de la lucha por la democracia. Pero así fue. “Me buscaron unos jóvenes. Eran de diferentes universidades e institu-tos; Católica, Tolousse, San Marcos… Me pedían organizar una manifestación. una donde las mentes creativas estén involucra-das. Nos convertimos en el movimiento To-das las sangres, todas las artes”. Quién diría. Había dejado de ser el invitado a la protesta para convertirse en el organizador de una. años más tarde, junto a Leslie Lee, Roxana Cuba y Lucho garcía, gestó el colectivo “La Resistencia”.

Delfín asegura que nunca antes estuvo involucrado en política. Pero basta ver algo de su vasta obra para entender que ya había allí señas de protesta y de denuncia. La ma-tanza de los periodistas en uchuraccay, los abusos de los militares en el interior del país,

Sendero sembrando el te-rror. Quizás fue esa indig-nación acumulada la que le hizo gritar: “¡cobardes!” a un grupo de policías durante la Marcha de los Cuatro Suyos. Le respon-dieron con una bomba lacrimógena. “Me dieron en la oreja, caí y sentí que la sangre me brotaba de la cabeza. Miré mis ma-nos y estaban bien. Más que suficiente para seguir

pintando”. antes de que lo pusieran en una camilla un muchacho le sujetó la mano y le dijo: “señor Delfín, esto le han disparado estos desgraciados, guárdelo”. Le hizo caso. aún lleva el cartucho como un trofeo de guerra.

Su vida“un artista no se gradúa de nada, lo único

que te salva es si tienes algo de talento”Nació en Lobitos, Piura, y llegó a Lima

en 1945 cuando apenas tenía 18 años y la capital era una ciudad para devorar. “Con-versaciones en la Plaza San Martín con Sebastián Salazar Bondy, Scorza, Humare-

“Marchar fue lo mejor que hice en la vida”

a sus 83 años el pintor y escultor Víctor Delfín revive momentos de su lucha por la democracia. Fue integrante de los colectivos Todas las Sangres y La Resistencia. En el 2000 se sumó a la Marcha de los Cuatro Suyos.

da. Ibas a una cantina y encontrabas a los periodistas más conocidos tomándose un trago, a los artistas, a los poetas. Romual-do, Carlos germán Belli. Todos eran mis amigos, íntimos”.

Y aunque el estímulo mental era gran-de las finanzas eran bajas. Debía salir del cuarto donde vivía dos días antes para que no lo botaran. Pero aún con esas pe-nurias Delfín estaba decidido. El arte era su pasión. “El arte no es una carrera, hay que estar dispuesto a sufrir los tiempos en que no te llama nadie, en que no vendes ni un cuadro y el estómago te suena porque tienes hambre”. Esa convicción le hizo un nombre. En 1966, después de ser maestro y director de las Escuelas de Bellas artes en arequipa y Puno exhibió su primera serie de Retablos.

Llegó la fama. Idas y venidas de Nueva York, Sao Paulo, Santo Domingo, Madrid, Buenos aires, Santiago, México y Quito son algunos de los países donde se han mostrado sus cuadros y esculturas. ahora ya no viaja por medio mundo. Le avisan de exposiciones, le proponen proyectos. Los analiza con calma desde su casa en Barran-co. “Tomo las cosas con calma pero soy muy activo. Comienzo a pintar temprano y si me

dan ganas empiezo una escultura. Todo depende de cómo vaya el día”.

Su compromiso “Todavía hacen falta muchas manifesta-

ciones, imagínate haber trabajado tanto para que hoy estén Keiko y Raffo en el Congreso, qué tal raza”.

Solo hay algo que para Delfín no puede esperar. “La lucha por la democracia, hay que defenderla a capa y espada”. Recuerda que para frenar sus ímpetus de manifes-tante, meses después de los Cuatro Suyos, le pusieron una bala en el bolsillo del saco. Fue durante un homenaje en el que unos desconocidos lo abrazaron efusivamente. “Fujimori aún no caía y me estaban ame-nazando. Si seguía protestando me iban a matar”. así como conserva la bomba que le dispararon también guarda la bala. Le recuerdan que aún “falta una limpieza en nuestras instituciones”. “Desde las víctimas por la violencia interna hasta los muertos en el Banco de la Nación, todos esos sacri-ficios no pueden ser en vano. Creo que hay mucho por hacer pero siempre actuando dentro de la democracia, respetando los derechos humanos y sobre todo amando a nuestro país”.

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Por María Isabel Gonzales la indignación frente las arbitrariedades del fujimorato llevó a un puñado de artistas a expresar su rechazo y a rescatar un símbolo, la bandera del Perú, que había sido secuestrado por aquellos que defendían un gobierno autoritario y excluyente. sus obras son el reflejo de una época –marcaron a una generación que durante los noventa luchó por una democracia plena– y hoy siguen revelándonos claves de lo que somos como país y lo mucho que nos falta hacer.

artes PlástIcascoMProMIso

no siempre las protestas se dan en las calles. Diez años atrás un puñado de artistas expresaron su rechazo al régimen de alber-

to Fujimori. Ya lo habían hecho antes con-tra la violencia terrorista y los abusos que las Fuerzas armadas cometieron. aquella vez necesitaban expresarse así por una ra-zón sublime, diremos que sagrada: amor a la patria. eso creen eduardo tokeshi y susana torres. con sus diversas formas de presentar a la bandera reafirmaron su peruanidad en tiempos difíciles para to-dos. tokeshi, considerado una de las figu-

ras más importantes de las artes visuales contemporáneas en el Perú y en américa latina, trabajó desde 1985 una serie de banderas que en el 2001 conformaron la muestra “los signos Mesiánicos” donde aglutinó los momentos más oscuros de nuestra reciente historia. en 1995, susana torres, una artista autodidacta, visitaba mercados de surquillo para comprar tela y armar doce banderas que luego integra-rían su primera muestra individual: la Vandera. Pancho Guerra García, también artista plástico de la católica, creía que era un mandato reflejar lo que sucedía a su alrededor. Y lo que se suponía era un símbolo de aliento, el polo del chorrillano

nuestra HIstorIa en una banDera

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“Hay más heroísmo en las cosas cotidia-nas y sencillas que en la parafernalia de un alto cargo”.

en 1995 susana torres vivía en argenti-na. Por las noches encendía el televisor y veía los noticieros. “Guerra Perú-ecua-dor”, decían los titulares. ese año estaba preparando unos cuadros que tenían como tema las razas y la belleza. un tema recurrente en torres, quien siem-pre reflexiona sobre la identidad y el género. Pero la idea de que su familia es-tuviera lejos y a merced de un enfrenta-miento la llevó a abandonar ese proyec-to. Pensó en las consecuencias de una guerra. en todos los que se involucran. Desde el alto mando militar hasta quie-nes lavan los uniformes de los soldados. así nació la idea para la Vandera, su primer trabajo individual que además de darle grandes satisfacciones también ha sido la obra que más dolores de cabeza le ha causado. Fueron doce banderas in-

tervenidas por ella misma. las cosió, las remendó y las bordó. se fue a la historia del Perú y buscó la bandera de san Mar-tín. recurrió a las acuarelas que Pancho Fierro hizo de las lavanderas peruanas. Y juntó ambos elementos con un obje-tivo: “contar lo heroico de las pequeñas historias. Ver a la lavandera popular, de condiciones humildes haciendo algo por su patria, lavando. como ellas des-de esa acción cotidiana construían un país”, dice susana. era su forma de in-volucrarse con lo que estaba pasando en el país. no se declara una iluminada, la idea de las banderas le llegó después de ver el trabajo de otros artistas como claudia coca, luis García zapatero y eduardo tokeshi. “todos ellos tenían ya una tradición de la bandera. Me molesta cuando relacionan solo mis banderas al movimiento que se gestó después –lava la bandera del colectivo sociedad civil–. eso fue un trabajo de todos porque ya veníamos trabajando en eso”.

susana torres (lima, 1969)artIsta PlástIca

Palacios con la frase “te amo Perú”, lo con-virtió en una señal apocalíptica: “temo lo peor”. Piero Quijano, conocido ilustrador y pintor de la coyuntura política y social en prensa, también dejó huella. con sus ilustraciones, en las que asegura no ve ningún mérito porque hacía su trabajo, contribuyó a denunciar desde la prensa escrita los exabruptos del régimen. Piero podía dibujar lo que nadie podía afirmar. Fujimori ladrón, manipulador, asesino y corrupto. es imposible dejar de mencio-nar a Fernando bryce, eduardo Villanes y ricardo Wiesse, quienes tampoco du-daron en hacer obras que reflejen un país en emergencia.

eDuarDo toKesHI (lima, 1960)artIsta PlástIco

“Frente al desarraigo muchas veces te aferras a un par de colores como un salvavidas”.

Violencia en el interior, migración y apagones en lima. uchuraccay en 1983, accomarca en 1985 y más tarde tarata en 1992. eduardo tokeshi, descendiente de japoneses y criado bajo costumbres orientales, sentía que era momento de marcar una pertenencia con el Perú. empezó a trabajar una serie de banderas hechas con fardos funerarios que refl ejaban el terror de sendero luminoso, de sus ma-sacres, de los desaparecidos por las Fuerzas armadas, de las matanzas y los coches bom-ba estallando en las calles. “cada uno tiene, ama y vive su propia idea de bandera, no sé si lavándola, lanzándose con ella al galope o sen-tándose sin ropa sobre un caballo, el amor en ese caso es un misterio. Para mí era una forma de reafi rmarme como peruano”. Para tokeshi en el contexto que vivía el Perú era necesario que aparezcan imágenes y expresiones que hablen de la realidad y que a la vez conecten al artista y la sociedad con la patria. asegura que nadie hace arte por obligación sino por el pla-cer de hacerlo y su caso no era diferente. era una coyuntura muy personal. su primera ban-dera envolvía un cuerpo sin nombre víctima de una guerra oscura. en la segunda un fondo de esteras, un marco blanco y rojo y en el medio un cuerpo envuelto en un fardo. símbolos de los desplazados que escapaban de la violencia en el interior para encontrar la paz en lima y que al fi nal se encontraron marginados y a su suerte en los conos de la ciudad. Mientras ha-cía estas banderas tokeshi sentía que nuestra historia era una gran cortina de humo y hoy, veinte años después, cree que algunas cosas han mejorado pero aún se arrastran cosas del pasado. “Hace poco se me ocurrió la imagen de una próxima bandera, una bandera hecha de miles de naipes, algo así como un castillo inmenso y precioso pero siempre a punto de derrumbarse”, cierra tokeshi.

laVanDeras. arriba, primera bandera de susana torres. en vez del escudo coloca a la lavandera popular. abajo, la artista y otra de sus banderas, la primera de nuestra historia.

FarDos Y esteras. en su obra, tokeshi toma a la bandera como un fardo para envolver a una de las tantas víctimas del terrorismo. le agrega un fondo de esteras que simboliza la vivienda de los migrantes campesinos a la ciudad costeña.

arcHIVo MIcroMuseo “al FonDo HaY sItIo”

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“Pinté cosas relacionadas con lo que suce-día en el gobierno de Fujimori porque era un mandato moral”.

a Pancho Guerra García no le gusta que lo encasillen. cuando egresó de la facultad de arte en 1992 se suponía que debía pintar ex-presionismo abstracto como los demás, pero él desistió. “era un estilo de pintura en que la gente podía representar cosas muy suyas. un mundo interior. Y lo respeto. Pero yo quería re-fl ejar lo que pasaba a mi alrededor así que pinté microbuses”, dice. esas ganas de representar lo que sucede a su alrededor lo llevó siempre a incluir el escenario político en sus muestras. uno como el que representaba alberto Fuji-mori. “uno no podía desligarse de eso, pinté cosas relacionadas con el gobierno de Fujimori porque era un mandato moral y para mí eso no era forzar mi arte, no había contradicción. los artistas tenemos un canal que podemos usar para decir las cosas y ese era el momento de hacerlo”. así que en su primer individual, “lima

Jardín Horrible”, 1995, cuando Fujimori postula a la presidencia por segunda vez, incluyó una pieza que llamó “la pollada”. era un pollo car-bonizado lleno de ketchup que aludía a la ley de amnistía para el Grupo colina. Y luego en el 97 cuando Perú jugaba por la clasifi cación al mun-dial de Francia 98 y el chorrillano Palacios se levantó el polo y mostró el logo: “te amo Perú”, Pancho no le creyó. “Para mí esos politos eran armados, era como decir, qué lindo es todo, en el Perú no ocurre nada. era un gol frente a Paraguay, chorri eres lo máximo, te amo Perú, y lo que hice fue un juego de palabras. Veía un país en crisis, miedo por todas partes y se me ocurrió la frase temo lo peor”. Plasmó la idea en una plancha de nordex –similar a la mela-mina– y la incluyó en su muestra Fútbol, Pasión y Multitudes. Y así como Pancho no duda en participar de lo que sucede en el país también se sumó a la Marcha de los cuatro suyos. ese día se fue el agua en su casa y no se pudo bañar. Pero después de un par de caídas y gases lacri-mógenos pensó que nadie lo notaría.

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PancHo Guerra García (lima,1965)artIsta PlástIco

PIero QuIJano (lima, 1959)PIntor e IlustraDor

DIbuJos cHInos. arriba, Piero Quijano y sus ilustraciones entre los años 1997 y 2000. Derecha, Fujimori aferrándose al cargo de presidente.

aPocalíPtIco. Pancho Guerra García en su taller de san Isidro. Muestra las piezas que trabajó en 1997. Guerra García optó por utilizar la tipografía del polo que usó el chorrillano Palacios y convertirlo en una frase de advertencia.

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el arte coMo DenuncIa PolítIcaPIero QuIJano (lima, 1959)PIntor e IlustraDor

rIcarDo WIesse(lima, 1954)PIntor la intervención del pintor ricardo Wiesse sobre un cerro de cieneguilla en 1995 fue sin lugar a dudas una obra polémica para su tiempo. Pintó con 10 kilos de pigmento rojo diez cantutas que recordaban las fosas de los nueve estudiantes y un profesor asesinados por el Grupo colina en 1992.

FernanDo brYce(lima, 1965)artIsta PlástIcoen 1999, Fernando bryce empezó su obra atlas Perú. una serie de 544 dibujos que empezaban con la rebelión aprista de trujillo en los años treinta y que terminaban con las imáge-nes del derrocamiento de la dictadura de Fujimori-Montesinos. este trabajo es fruto de su interés por las imágenes que construyen un país en términos ofi ciales.

eDuarDoVIllanes(lima, 1967)artIsta VIsuallos restos totalmente carboni-zados de los nueve estudiantes y un profesor de la universidad nacional enrique Guzmán y Valle “la cantuta”, 1992, fue-ron entregados a sus familiares en cajas de leche Gloria. Para mostrar su indignación el artis-ta eduardo Villanes tomó como elemento principal dichas cajas en su muestra Gloria evaporada. un trabajo multi-displinario que incluía videos e instalaciones. allí denunció abiertamente la desaparición de civiles a manos del Grupo colina.

“en un dibujo podía decir lo que muchos perio-distas sabían pero no podían confi rmar” .

entre los años 1997 y 2000, Piero colabo-ró con la república. según él era muy fácil demostrar su oposición al régimen pues el diario tenía la misma línea en la que creía. “estaba en contra del chino desde el autogolpe y mi trabajo refl ejaba eso. cogía lo que estaba en el aire y lo llevaba al papel”. Piero no cree que sus ilustraciones de la época hayan tenido algo de meritorias. era su trabajo y era un privilegio. “con el dibujo podías decir muchas cosas que los redactores no. el dibujo se convirtió en un espacio libre para contar lo que uno pensaba y tam-bién para reflejar lo que la gente sentía”. entre las decenas de portadas que ilustró para Domingo, las columnas donde puso el dedo en la llaga o los dibujos que fue-ron parte de la república, hay un billete con la frase: “banco central de reserva del sIn”, otro en que el equipo de prensa de Fujimori infla un globo gigante y uno más donde Vladimiro Montesinos ma-neja la televisión detrás de una careta.

un trabajo que sin duda llamó la atención de muchos peruanos.

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Por Karen espejo La dictadura de alberto Fujimori fue repudiada en las calles de Lima y también en ciudades del interior del país por miles de peruanos que estaban agrupados en una decena de colectivos civiles. Los integraban jóvenes universitarios, profesionales de los más diversos, mujeres que podían ser amas de casa, empleadas o incluso empresarias y adultos mayores para quienes la edad no fue un obstáculo; en juego estaba su condición de ciudadanos. Las únicas armas de estos peruanos durante aquellos días fueron banderas, pancartas y arengas en defensa de una democracia a punto de agonizar; aplastada por una mafia corrupta. esos héroes anónimos de esta gesta fueron perseguidos, satanizados y golpeados con brutalidad. Y aún así volvían a las calles a expresar su protesta con firmeza e indignación y sin el menor asomo de violencia.

Lava la bandera

el viento soplaba cientos de banderas mojadas entre los jardines de la plaza de armas. La escena se repetía todos los viernes, pasara lo que pasara, en-

tre mayo y noviembre del 2000. “Llevába-mos bateas rojas y detergente Bolívar –en alusión al libertador– para invitar a la gente a lavar y colgar sus banderas frente a palacio de Gobierno. era un ritual que expresaba la necesidad de limpiar nuestra nación, total-mente envilecida por la dictadura”, explica Gustavo Buntinx, miembro del Colectivo sociedad Civil (CsC), agrupación creadora de la intervención “Lava la bandera”.

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rituaL de Limpieza. Cientos de personas participaban cada viernes en los lavados de bandera, impulsados por el Colectivo sociedad Civil. Fue la acción cívica de mayor repercusión en el perú y el extranjero.

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aFiChes. el Colectivo sociedad Civil utilizó el mismo estilo de la música tropical peruana para empapelar las calles de Lima con afiches como este. el propósito era rechazar la manipulación que ejercía el régimen fujimorista, con acciones como “el baile del chino”.

pero no fue tan sencillo. el viernes si-guiente los esperaban policías del Batallón de asalto. “nos iban a llevar a la cárcel por enfrentarnos simbólicamente al régimen”, recuerda Buntinx, “pero de repente, un grupo de señoras de unos 60 años se paró delante de nosotros a cantar el himno na-cional y a refregar banderas. una reacción así, tan firme y desafiante, confundió a los guardias y evitó nuestra detención”. desde esa jornada, a fines de mayo de aquel inol-vidable año 2000, las muestras de apoyo a este ritual de protesta no cesarían hasta que el objetivo se cumpliera. Cuando la policía descolgaba los tendales, la gente colocaba las banderas húmedas sobre sus cuerpos formando un cordel humano; cuando la re-

presión cerraba la pileta, los vecinos traían agua en baldes para culminar la actividad; y cuando la banda militar de palacio tocaba sones marciales, a fin de acallar los cánticos democráticos, el público seguía el ritmo de la música con el coro “Lava, lava, la bandera, limpia, limpia tu país”.

en poco tiempo, la identificación po-pular llevó a repetir esta ceremonia en casi todas las grandes ciudades del interior del país. Y por lo menos veinte comunidades de peruanos la replicaron en ciudades de Lati-noamérica, estados unidos, europa, japón, australia y nueva zelanda. nada parecía detenerlos. ni las amenazas de muerte por teléfono, ni las calaveras arrojadas a las afue-ras de sus casas, ni la violencia desatada el

pLazas de LuCha

28 de julio durante la marcha de los Cuatro suyos. el Lava la Bandera causó tal impacto e identificación que cuando valentín pania-gua asumió la presidencia en noviembre del 2000, recibió de manos del Colectivo sociedad Civil (CsC) una bandera lavada, planchada y cosida, como símbolo de las heridas que cicatrizaban en el país.

Las acciones del CsC (formado inicial-mente por artistas e intelectuales) comenza-ron el 9 de abril del 2000, cuando decidieron participar en la vigilia contra el fraude de la onpe para re-reelegir a Fujimori. “hicimos un entierro simbólico frente a palacio de jus-ticia, con velas, cruces y un arreglo fúnebre con la palabra onpe, que en un principio decía pepon para despistar a la policía. en ese instante surgió una idea que parecía im-posible y que, sin embargo, se hizo realidad. Los manifestantes improvisaron una colecta para comprar un ataúd real, alrededor del cual organizaron guardias de paródico ho-nor”. así lo recuerda Buntinx, cuyas manos fueron también responsables de empape-lar las calles de Lima con unos afiches en los que se leía: “Cambio no cumbia”, “no al tecnofraude” y “Que no nos bailen más”, en rechazo a la manipulación que Fujimori ejercía sobre un vasto sector de la opinión pública.

La resistencia

otra agrupación protagónica fue La re-sistencia, creada por artistas, intelectuales y universitarios. su primera acción conjunta fue “el muro de la ver-güenza”, una tela de 15 me-tros de largo por cuatro de alto, con fotos de ministros, congresistas, periodistas y empresa-rios escu-deros del f uj imon -tesinismo. La intención de sus organizadores era convocar a los ciudadanos de a pie a escribir sus percep-ciones sobre los personajes que avalaron el fraude y la corrupción. jamás imaginaron que cada día más de cuatro mil personas desfogarían públicamente su rabia contra la dictadura, con mensajes como “no al gobier-no delincuente” o “ellos han roto el perú”. el muro de la vergüenza se replicó en el interior del país, así como en españa y Chile.

“al comienzo hubo algo de temor, po-cos querían escribir en público lo que pen-saban. pero luego se nos unió mucha gente, fue como librarlos de una mordaza. prime-

verGüenza. ala izq: nora Bonifaz, presidenta de la asociación manos Limpias, con la burrita justiniana, símbolo de la lucha contra la corrupción. abajo: el muro de la vergüenza, que el colectivo La resistencia instalaba todos los miércoles en la plaza san martín. más de cuatro mil personas llegaban en cada jornada para escribir o leer los mensajes del pueblo.

arChivo miCromuseo “aL Fondo haY sitio”

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ÁGora popuLarLa plaza san martín fue el lugar donde con-fluía el Ágora popular, un colectivo que re-presentaba a quienes a diario, por la tarde y la noche, se reunían a discutir de política en las céntricas plazas de Lima. muchas veces, estos debates derivaban en improvisadas marchas que recorrían los jirones de la unión y Carabaya, pugnando así por ingresar a la plaza de armas, un objetivo que alcanzaron en no pocas ocasiones.

Cada grupo uni-versitario o co-

lectivo social que surgió entonces buscaba una manera propia para ex-presar su malestar, in-dignación y rechazo al régimen. pero el éxito radicó en que todos, por más diferencias que tuvieran, confluyeron con-tra un enemigo común: el gobierno opresor de Fujimori”.

aLejandra aLaYza, socióloga

eX diriGenta estudiantiL de La puCp

ro nos instalamos en la plaza san martín, y tras la caída de Fujimori, nos trasladamos frente a palacio de justicia, para exigir la sanción de los corruptos”, explica roxana Cuba, líder del colectivo.

La resistencia hizo honor a su nombre. roxana recuerda las bombas lacrimógenas descendiendo desde lo alto de los edificios cercanos y la policía arremetiendo a vara-zos, empujones y patadas contra ellos. a toda costa, querían que se vayan. “Cuando eso pasaba, todos nos sentábamos en el piso con los brazos enlazados, retándolos a expulsarnos. nunca pudieron”.

otra de sus intervenciones consistió en desplegar cintas amarillas con la frase “peligro, no pasar. mafia trabajando”, al-rededor de palacio de Gobierno y el Con-

mujeres por La demoCraCia Los grupos de mujeres realizaron 26 plantones frente a palacio de justicia. estaban conformados por integrantes de onGs que trabajaban con los comedores populares y comités del vaso de leche. entre estos estaba mujeres por la democracia, colectivo in-tegrado, entre otras mujeres, por susana villarán, mocha García naranjo, esther moreno, eliane Karp y elsie Guerrero. también debemos destacar al Frente amplio de mujeres, creado para de-nunciar la esterilización forzosa que llevó a cabo el gobierno, pero que finalmente se involucró en la resistencia civil, según recuerda diana miloslavich, una de sus miembros.

greso. La acción duraba los cinco minutos que los efectivos del Batallón de asalto se distraían, pero era suficiente para tener una repercusión mediática aquí y en el ex-tranjero. este colectivo también escenificó el “minuto de la resistencia”, una desespe-rada exigencia de democracia, mediante arengas, pancartas, desfiles en zancos y cualquier otro tipo de explosión creativa. por lo general, este evento tenía lugar a lo largo del parque Kennedy, en miraflores. Y si bien era proyectada para breves mi-nutos, la efusividad popular se extendía por horas.

manos limpias

Cuando el régimen de Fujimori cayó ahogado en su ilegitimidad, surgieron

me Gustan Los estudiantes…

el 4 de junio de 1998 un grupo de

estudiantes marchamos contra la destitución de los magistrados del tribunal Constitucional. La crueldad con que la policía nos atacó, nos llevó a realizar una segunda protesta. Fue el 11 de junio y participaron más de diez mil estudiantes de universidades públicas y privadas. todos con las manos pintadas de blanco”.

dimitri senmaChe, magíster en ciencias políticas

de La Coordinadora estudiantiL por La demoCraCia

Cuando se aprobó la re-reelección de

Fujimori, realizamos acti-vidades culturales a favor de la democracia en Co-mas, Chosica y san juan de Lurigancho. muchos de nuestros padres nos impulsaban a protestar y nos recomendaban llevar pañuelos con vinagre para protegernos de las bombas”.

anahÍ durand , socióloga

CoLeCtivo amauta de La unmsm

otros colectivos que buscaron hacer una suerte de vigilancia ciudadana. manos Limpias fue uno de ellos. “viví cinco años en Cajamarca organizando rondas de mu-jeres campesinas, entonces decidí hacer lo mismo que hacíamos allá: pasear a los ladrones sobre el lomo de un animal. me fui a Lurín y compré una burrita llamada justiniana. sentábamos a una persona en-mascarada con el rostro de los mafiosos que conformaban la esfera fujimontesinista y salíamos a marchar arrojándole dinero. era una forma de hacer que la gente no ol-vidara la corrupción”, cuenta nora Bonifaz, presidenta de la asociación.

dos veces intentaron matar al animal. “Cuando protestamos contra Luis Bedoya de vivanco, el ex alcalde de miraflores que recibió plata de montesinos, un desconoci-do inyectó una sustancia a la burrita, pro-vocándole desmayos. Y cuando fuimos al Callao, donde nadie se atrevía a protestar, alex Kouri mandó a unos pandilleros con cuchillos para atacarla. nosotros forma-mos un cordón de seguridad protegién-dola, porque ella representaba la imagen de la resistencia”. manos Limpias también activó la intervención “pon la basura en la basura”, imprimiendo los rostros de auto-ridades coludidas con la dictadura en bol-sas de basura que luego eran arrojadas en las casas de dichos personajes. su ingenio los llevó incluso a alquilar máquinas de humo blanco para simular “fumigaciones anticorrupción”, en edificios públicos con-trolados por funcionarios de muy mala reputación.

La mayoría de colectivos se han desin-tegrado ya, pero todos, sin excepción, con-servan las armas que les permitieron lograr la derrota cultural de la dictadura. estamos seguros que, de ser necesario, los héroes anó-nimos de esta gesta volverán a empuñar nuevamente ese armamento, aquel que no era más que una mezcla de coraje, imagina-ción y solidaridad.

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EntrEvistaGustavo Buntinx

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Por maría isaBEl GonzalEs ¿Por qué los artistas debían involucrarse

en política?–Hay momentos en la historia en

que uno debe reconocerse ante todo y sobre todo como ciudadano. nosotros que-ríamos recuperar la ciudad para la ciudada-nía. nadie en esos momentos podía definirse como pintor, cineasta, videasta, todos éramos ciudadanos, despojados de nuestra ciuda-danía, es decir, privados de aquello que era nuestra identidad primordial. teníamos a Fujimori y montesinos apropiándose de có-digos culturales, emblemáticos de la posmo-dernidad popular, como la llamada música chicha o tecnocumbia. rossy War cantándo-le happy birthday al tirano. teníamos que responderle en sus propios términos desde el arte y la cultura de masas.

–Fue un aporte decisivo... –creo que fue importante el aporte de

nuestras experiencias en el manejo de có-digos y lenguajes simbólicos por provenir todos los que iniciamos estos movimientos de la escena artística. teníamos el poder de transformar la conciencia llevando a la prácti-ca lo que considerábamos urgente. Pero nues-tra intención nunca fue entrar a la historia del arte, no queríamos ser encasillados como

“Para modificar la historia había que mojarse”

Gustavo Buntinx integró el colectivo sociedad civil y fue creador del “lava la bandera”, un ritual que empezó en la Plaza de armas y que se repitió en plazas, en todo el Perú y en el mundo.

plus estaba en armar el escenario para que los ciudadanos se asumieran como los pro-tagonistas de cada acción. nosotros lavába-mos las banderas pero también instábamos a lavar la bandera y, al poco tiempo de iniciar esta acción, ya casi no lavábamos, sino que organizábamos y tratábamos de controlar los actos represivos.

–Hubo algún referente en el pasado?–siempre ha existido una agenda polí-

tica en el arte. En los años 60 ya había una cierta agitación artística pero que estaba más articulada a renovaciones y transfor-maciones del propio campo de las artes plásticas o visuales. En los 70, bajo el ve-lasquismo, también se dieron propuestas como los festivales de arte total. Ya en el 79 de manera más autónoma se dio una versión autogestionaria de esos festivales llamada contacta 79. Pero es recién a fina-les de 1999 que hay una politización radi-cal del arte con la propuesta “Emergencia artística”, proyecto que se da en paralelo a la Bienal de lima, pero que a diferencia de esta era un acopio del arte que se compro-metió con la reflexión crítica en un régimen como el de Fujimori y montesinos.

–Hábleme de las acciones individuales.–Hubo decenas de intervenciones parti-

culares sobre el mismo tema. cito a Eduardo villanes, con su obra “Gloria Evaporada”, y ricardo Wiesse con “cantuta”, ambos de-nunciaban la desaparición de nueve estu-diantes y un profesor de la universidad Enri-que Guzmán y valle “la cantuta”. también estuvo susana torres con su muestra “la vandera”, un juego ortográfico que es tam-bién plástico al incorporar a los estandartes que ella misma cosía reinterpretaciones de cuadros famosos de la lavandera popular. luis García zapatero trabajó un estandarte enorme, claudia coca con algunas especu-laciones pictóricas, Eduardo tokeshi con sus fardos banderas hasta la instalación en que Eduardo llanos vincula la idea del estan-darte con la de una lavandería. Y muchos otros más...

–Dice que “Emergencia artística” marcó un punto de quiebre, ¿por qué?

–recuperamos piezas que habían sido censuradas, como una instalación de mi-guel García, incluimos a artífices que habían sido silenciados, como el taller Perú Fábrica, además de ofrecer un insólito despliegue de iconografías donde se cuestionaba directa-mente al régimen por censurar la creativi-dad. también había allí una performance llamada “crisis” donde Emilio santisteban, entre muchas otras cosas, se proponía cam-biar la conciencia ciudadana de los peruanos uno por uno. se realizaba con la presencia de un solo espectador y duraba tres o cuatro minutos. tenía como fondo musical “Poquita fe”, de José Feliciano y básicamente era el espectáculo de la contemplación dolida de la bandera del Perú en un cuarto oscuro.

artistas o activistas, eso era contraproducente para nuestro fin. Queríamos desprestigiar a Fujimori, derrocarlo culturalmente.

–¿cómo lo hicieron?–Para modificar la historia había que

mojarse. En el sentido metafórico popular de que hay que saber poner el cuerpo pero además en un sentido literal, porque la ac-ción más reconocida –entre las muchas que hubo– del colectivo que integré, sociedad civil, fue lava la bandera, que implicaba un ritual de bautismo para la patria nueva que pretendíamos construir.

–la bandera era un ícono venido a menos.–las banderas habían sido apropiadas

por los poderes más indignos. Habían deja-do de representar el ideal que debían encar-nar y nosotros lo que hicimos fue devolverle ese elemento de mística, de idealismo que un símbolo patrio debe tener.

–¿cómo concibieron la idea?–llegó en una tormenta de ideas, así como

llegamos a otras 365 ideas, de las cuales 20 o 12 llegaron a concretarse. lo que sucedió fue que el colectivo sociedad civil no realizó obras, creó situaciones y eso fue decisivo. Esa era nuestra diferencia con las manifes-taciones, que sí eran necesarias, pero nuestro

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Todo empezó el día en que Alejan-dro Toledo se convenció de que no había forma de ganar la segunda vuelta de las elecciones del 2000.

Y no porque le faltaran votos, sino porque el fraude estaba cantado: los canales de TV estaban comprados por el fujimorismo, no se podía auditar el software electoral, se ‘mecía’ a los observadores internacionales. Toledo decidió entonces no avalar con su presen-cia esa elección tramposa y a partir de ese momento su entorno buscó una forma de protesta que expresara el descontento contra un régimen ilegítimo. Ese fue el germen de la “Marcha de los Cuatro Suyos”.

Una década después Carlos Bruce, coor-dinador general de la movilización, recuer-da: “Una vez que Fujimori se reeligió como presidente, era claro que solo un movimien-to mayoritario de masas podía debilitar ese régimen”. Un día, conversando con Javier Diez Canseco, surgió la idea del llamado a todas las fuerzas democráticas del país para una gran marcha hacia Lima. Así se empezó a coordinar con los partidos de la oposición, la CGTP y otros gremios, estudiantes y de-cenas de organizaciones nacionales. Una multitud de voluntades se echó a andar.

Considerando que a Toledo le decían –le dicen– “el Cholo” y muchas veces en el fragor de los mítines lo nombraban “Pachacutec”, era obvio que el nombre de la marcha fuera Cuatro Suyos. El periodista Gustavo Gorriti, entonces asesor de Toledo e integrante de su entorno más cercano, cuenta que esto aportó a la movilización, porque “los mejores ejem-plos de protestas que tienen éxito son aque-llas con una fuerte carga simbólica”. Además la voluntad de combatir al régimen flotaba en el aire. Solo eso explica, según Gorriti, que tamaña movilización de gente “se armara en poco tiempo, con una energía febril”.

Pueblo en marchaDesde Lima, Bruce y su grupo de trabajo

se encargaron de organizar los tambos, la logística para las movilizaciones, la llegada de las delegaciones. Pero nada se hubiera hecho sin la voluntad de muchísima gente.

“Se me encargó la coordinación general y conté, entre otros, con la estrecha colabora-ción de Javier Morán –hoy secretario general institucional del APRA– y José Luis Risco de la CGTP”. Algunos cálculos señalan que unas 200 mil personas llegaron días antes de Fiestas Patrias a la capital. Miles no pudieron porque el gobierno impidió el paso de buses, paró marchas y cerró carreteras.

El objetivo era hacerle sentir a Fujimori la protesta del país en la calle, marchar al Congreso el 28 de Julio para impedir o afec-tar la juramentación y, si esto fuera posible, conseguir que la dictadura se cayera. Antes, las movilizaciones de los días 26 y 27 fueron masivas, pacíficas, alentadoras: estaba la sociedad civil organizada, partidos políticos, gremios, estudiantes, ciudadanos compro-metidos. “Realmente el 27 fue la gran mar-cha, el gran desfile. Pocas veces he visto una coalición tan intensa de gente”, dice Gorriti.

Toledo y un grupo de colaboradores cercanos –Carlos Bruce, Gustavo Gorriti, Álvaro Vargas Llosa, Fernando Yovera y algunos más– dormían por esos días en el hotel Cesar’s. Allí se planeó la mayoría de acciones de la marcha. Hoy se sabe que mu-chos militares colaboraron con ella, entre ellos el general Roberto Chiabra, quien con-cibió un plan de acción para esos días –sobre todo el 28– cumplido solo en parte. Al hotel también llegaron las máscaras antigas que el empresario Marco Díaz compró en Estados Unidos y logró introducir por piezas en un cargamento de ropa al país. El periodista Fernando Yovera cuenta que los días previos al 28 armaron las máscaras en el ‘bunker’ toledista: “Eran unas 200 y las repartimos entre líderes nuestros y de otros partidos”.

Álvaro Vargas Llosa ha contado que se planeó tomar la Plaza de Armas antes del 28 y permanecer hasta después de la toma de mando de Fujimori. Yovera rememora que iban a aprovechar una verbena organizada por la Municipalidad de Lima –Alberto An-drade era el alcalde– para que estudiantes, obreros y militantes tomaran la plaza al final de la fiesta y acamparan ahí. “Hasta se pensó traer un tráiler para estacionarlo en la plaza, bajarle las llantas y quedarse ahí por días. Pero no se movilizó suficiente gente”.

CRóNICATESTIMoNIoS

Por RAúL MENDozA

Jugaron un papel clave en la organización de la Marcha de los Cuatro Suyos. Se encargaron de la seguridad, de la logística; coordinaron la movilización de miles de personas. Carlos Bruce, Gustavo Gorriti, Fernando Yovera y Javier Morán recuerdan aquí cómo se concibió esta gesta y revelan episodios poco conocidos de esos tres días de protesta general.

UNA SoLA BANDERA. 28 de Julio del 2000. Alejandro Toledo, Carlos Bruce, Gustavo Gorriti y decenas de ciudadanos en improvisado mitin en la Plaza San Martín. Fue una dura confrontación entre democracia y dictadura.

VICToR IARECUERDoS DE UNA

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Un día de luchaUna vez concluida la multitudinaria

marcha del 27, quedaba la jornada de lucha del 28 de Julio: había que marchar contra Fujimori y la dictadura. Muchos durmieron en la Plaza Grau o en el Paseo de los Héroes Navales. Toledo se quedó en el hotel Shera-ton y de ahí salió con dirección al Congreso. Mientras tanto, la policía había puesto tres anillos de seguridad en el centro de Lima y estaba armada con una enorme cantidad de bombas lacrimógenas y vomitivas. Javier Morán, dirigente del APRA, cuenta que a las 8 de la mañana encabezó una de las prime-ras marchas “pero fuimos dispersados en jirón Lampa y después en Camaná”.

Cerca de las 10 de la mañana, Toledo y un grupo de sus allegados decidieron marchar en el Paseo de los Héroes Navales. “Apenas empezamos a caminar fuimos seguidos por un grupo grande de gente que nos rodeó y fue creciendo. Pasamos por Lampa y avan-zamos hacia el Parque Universitario. Ahí la policía disparó una andanada espesísima de

gases. He estado en muchas marchas, pero nunca vi una densidad de gases como esa”, recuerda Gorriti. “La potencia de las bombas era impresionante. Ni con las máscaras era posible respirar”, confirma Carlos Bruce.

Gorriti y Bruce marchaban al lado de Toledo y la máscara de este no funcionó. Tu-vieron que retirarlo porque se ahogaba. Se ha dicho que infiltrados le quitaron los filtros a la máscara, pero puede que solo fuera un error de la organización. “La marcha se fue formando, dispersando, agrupando en va-rios sectores. Hicimos dos mítines en la Pla-za San Martín, pero fuimos dispersados con

bombas lanzadas por policías desde el techo del Jurado Nacional de Elecciones”, cuenta Gorriti. En distintos momentos también es-tuvieron presentes líderes opositores como Jorge del Castillo, Carlos Ferrero, Gloria Hel-fer, Valentín Paniagua y Víctor Delfín.

A las 2 de la tarde la policía tenía el control del centro de Lima, pero sorprendentemente a esa hora empezó el incendio del Banco de la Nación, con un saldo de seis muertos. “Había grupos de gente lumpen organiza-da para generar destrozos y desvirtuar la protesta. Actuaban de manera impune y sin ningún control de la Policía”, recuerda Ja-

vier Morán. Sobre este vandalismo extraño, Gustavo Gorriti reunió en los días siguientes material fílmico que demostraba una verdad gigante: cuando la marcha era pacífica la policía la dispersaba con gases, y cuando arremetían los vándalos la policía retrocedía y les dejaba el campo libre. Toledo deslindó el mismo día con esa violencia.

Evaluación y balance La noche del 28 de Julio se rumoreó que

los organizadores iban a ser detenidos. Tole-do, Bruce y Álvaro Vargas Llosa pasaron a la clandestinidad. En la madrugada Gorriti y Yovera recibieron en el César’s la visita de di-plomáticos argentinos ofreciendo asilo para el “Cholo”. “Era parte de lo que quería el fuji-morato para luego culparnos de las muertes y de haber huido”, explica Gorriti. Pero nadie se asiló y en los días siguientes confrontaron las acusaciones de terrorismo que agitaba el oficialismo. “Solo dos periodistas aceptaron entrevistarme: Jaime de Althaus y Beto or-tiz”, cuenta Bruce. El programa de Althaus también mostró el material preparado por Gorriti sobre el accionar policial respecto a los vándalos. Ahí el gobierno retrocedió en el empeño de criminalizar la protesta.

Sin embargo, el 29 de julio del 2000 traería sorpresas. Ese día el gobierno decidió aban-donar la avenida Brasil como tradicional escenario de la parada militar y hacerlo a puertas cerradas, dentro de las instalaciones del Pentagonito. “En ese momento las calles eran nuestras y al ceder ese espacio sabía-mos que la dictadura estaba derrotada. Para decirlo con una frase antigua: llevaban el perdigón bajo el ala”, cuenta Gorriti. En efec-to, la dictadura había sido herida y apenas mes y medio después, con el video Kouri-Montesinos, empezaría a derrumbarse.

¿Cuál es la reflexión diez años después? “Ahora sabemos de lo que era capaz el fuji-montesinismo y, visto en perspectiva, arries-

gamos mucho. Hubiera pensado que un régimen así no volvería a instalarse en el Perú, pero veo cómo se reciclan e intentan volver al poder. Hay que estar alertas”, dice Bruce. Según Gustavo Gorriti, con Toledo se creció como nación, se logró buenas cifras macroeconómicas, pero la lucha anticorrup-ción no fue todo lo buena que debió ser. “Lo que era una gran posibilidad terminó con-vertida en una realidad mediocre”. Dice más Gorriti: hoy con Alan García se ha retrocedi-do mucho en el aspecto democrático y otra vez, como en el año 90, nos ha puesto ante el peligro del resurgimiento autoritario.

Cuando la marcha era pacífica la Policía la dispersaba con gases, pero cuando venían los vándalos los dejaban actuar.

DIEz AñoS DESPUéS. Gorriti en Jr. Lampa, donde marchó con Toledo y enfrentó la represión policíal.

VICToR IARECUERDoS DE UNA

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ARTíFICES. Fernando Yovera y Javier Morán estuvieron en la primera fila de la movilización.

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tragediavíctimas y familias

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las seis historias empiezan más o me-nos por el mismo renglón. Un hom-bre que trabajaba como guardia de seguridad. Que salió de casa a las cin-

co y media de la mañana. Que le dio un beso a su esposa aún dormida. Que hizo planes de cena con su familia. Que no llegó a cenar. Que no volvió a casa nunca.

“yo me resistía a creer que él estuvie-ra muerto”, dice teresa Piscoche, viuda de uno de los fallecidos, Hugo miranda

Un dolor sin reParar el incendio provocado en el Banco de la nación mató a seis hombres. a pesar de lo sonado del caso,

sus seis mujeres y sus trece hijos aún esperan una reparación civil. y un reconocimiento de su dolor honesto y alejado del populismo por parte de las esferas de poder.

Por almUdena toral suárez. desde ese aciago día en que seis hombres murieron en las fauces de un fuego provocado –cuales marionetas en un ignominioso teatro de abuso de po-der– y seis mujeres pasaron de la sorpresa al miedo, del miedo a la incredulidad y de la incredulidad a la negación de una realidad que luego les tocaría digerir… Ha llovido mucho. o muy poco, depende de qué lentes opinen. Hay unas que dicen que han pasado diez años, que el tiempo trae el olvido. otras sin embargo cuentan de cómo víctor lópez asca nunca pudo

construir una casa nueva o viajar a euro-pa; tampoco dejar la vigilancia para ser ebanista, un sueño que mascaba despacio en sus ratos libres. cuentan también de la colección de corbatas que guillermo angulo concha no pudo continuar. y de cómo maría teresa essenwanger ya no despertó ningún domingo con el sabroso olor a chicharrón proveniente de la coci-na… y de cómo desde que su esposo mu-rió sólo ha recibido visitas oportunistas. y visto papeles, préstamos, deudas, tasas de un juicio aún sin resolver.

recordando. Pilar ramírez, maría

teresa essenwanger, carmen Polo y teresa

Piscoche posan con las fotografías de sus

esposos difuntos.

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fUego. el Banco de la nación, en el cruce de avenida nicolás de Piérola con Jirón lampa, se incendió el 28 de julio de 2000.

el banco en llamaseran las once de la mañana del 28 de Julio

de 2000 cuando la quinceañera mayte ló-pez, hija de uno de los hoy difuntos, recibía una llamada de una de sus amigas.

–”¿tú no sabes que se está quemando el banco donde trabaja tu papá, verdad?”

Prendieron el televisor. en canal n, las llamaradas. en las líneas de teléfono, una conexión extinta o una voz que decía ‘está bien, ha sido evacuado’. “veíamos cómo el banco se desmoronaba, toditito, sin saber que ellos estaban dentro”, recuerda la señora essenwanger.

las horas transcurrieron largas, lentas, como si de cada minuto pendiera un vere-dicto que valía una vida. rondaban las seis de la tarde cuando el primero se supo: mi-guel antonio Pariona.

–”mamá, mamá, si él ha muerto entonces mi papá también…”.

este muchacho de trece años, de nombre víctor como su padre, no se equivocaría. Pero como la esperanza es terca y dicen, lo último que se pierde, cinco familias perma-necieron ancladas a una televisión que ese día solo escupiría malas noticias. los parien-tes de guillermo angulo, los más desafortu-nados, tuvieron que esperar tres días hasta que identificaron el cadáver, completamente carbonizado.

Un juicio pendientecarmen Polo, una mujer de tez oscura

y cabellera negra y larga, viuda de Pariona, afirma convencida: “a mi esposo lo mata-ron”. en ese mismo tono de voz, sosegado pero firme, cuenta que ha llevado su dolor a los abogados porque quiere que a su esposo se le haga justicia, y que sus hijos puedan contar con algún sustento si a ella algún día le pasa algo. actualmente reciben una pen-sión del Banco de la nación (de 1600 soles si tienen hijos menores; de 700 soles si los hijos ya son mayores de 18 años; y en el caso de una de ellas, que era conviviente pero

no estaba casada con el fallecido, monto cero), y muchos creen por eso que ya han sido indemnizadas. “Pero lo que no entien-den es que la plata que nos dio el banco les correspondía como trabajadores”, sostiene essenwanger, añadiendo con tono amargo: “ahorita nadie tiene la culpa, se murieron porque les dio la gana”.

cinco viudas más esgrimen razones si-milares. alrededor de julio del 2002 se pusie-ron seis demandas por indemnización por daños y perjuicios, cada una valorada en un millón de dólares. Wily arbaisa, el abogado que lleva cuatro de los seis casos, afirma que “están por resolverse en cualquier momen-to”, aunque las viudas no son tan optimis-tas. los casos de elizabeth dávalos y maría teresa essenwanger fueron sentenciados y desestimados (se les negó la indemnización) en julio y agosto del 2009. el abogado apeló y ahora los casos se encuentran en la sala civil, esperando de nuevo. los demás expedientes siguen aún en juez especializado y no han sido sentenciados. incluso una de las viudas cuenta indignada que este mes, años des-

pués de lo sucedido, ha sido citada para que sus hijos se sometan a pruebas de adn.

Un populismo que duelesantiago Bravo era compañero de trabajo

de los seis guardias que perecieron. vio a algunos antes de morir, y por un azar que hasta hoy cuestiona, sobrevivió. Pero el in-cendio le dejó una tara que le ha impedido volver a trabajar: un pie prácticamente inuti-lizable. Que en vocabulario gubernamental significa una pensión de 448 soles. nada de indemnización. “a mí me han pintado mu-

chas cosas. me han dicho te vamos a apoyar, te vamos a dar esto, esto y esto… pero hasta ahora nada”, dice taciturno.

como a la de santiago, a las puertas de las viudas han llegado a lo largo de los años diversos políticos prometiendo la luna y las estrellas. ellas critican particularmente a toledo. “en el mismo 2000 toledo nos buscó para darnos el pésame, nos invitó a Palacio de gobierno, pero todo lo que nos ofreció no lo cumplió”, dice la señora Polo. cuenta cómo el estado, para compensar su pérdida, les ofreció una casa y un terreno en un are-nal de Pachacutec, allí donde se encuentran los asentamientos humanos más precarios. “creen que nos van a tapar el dolor con algo semejante, era un insulto para mí”, prosigue Polo. también, en momentos puntuales, les han ofrecido alimentos básicos por navidad y les han prometido tanto indemnización como pago completo de la educación de sus hijos. varias se sienten títeres con indigestión de promesas incumplidas. “todos sacaron provecho políticamente de sus muertes”, se lamenta una de las viudas.

Pero si algo les ha regalado este infortu-nio, que no hay plata ni oferta que compre ciertos desatinos, quizá sea una amistad inesperada, el tener en común un esposo del cual el último recuerdo es un beso a las cinco y media de la mañana. Una amistad que calienta cuando ofelia atraviesa difi-cultades económicas. o cuando Pilar recae en esos cuatro años de depresión tras el día funesto, en los días de lágrimas en que no quería comer más, luchar más. Por un abra-zo honrado. Por una indemnización que nunca llega.

varias se sienten títeres con indigestión de promesas incumplidas. “todos sacaron provecho políticamente de sus muertes”, se lamenta Polo.

las víctimas

guillermo manuel angulo conchaantonio ludgardo gonzales dávalos víctor Humberto lópez ascaHugo fernando miranda suárezmiguel antonio Pariona gonzalesPedro alberto valverde Baltazar

las viUdas

Pilar ramírez elizabeth gonzalesmaría teresa essenwanger teresa Piscochecarmen Polo ofelia granda

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testimonioaldo gil crisóstomo

rocí

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Por almudena toral

lo han apodado ‘pirata de la demo-cracia’ y las suyas son una lengua sin pelos y una pluma sin tapujos. tiene un ojo izquierdo pardo y

optimista que durante el día trabaja por dos, con ahínco. Y un ojo derecho de re-sina que al caer la noche duerme abierto, vigilante. así es él, como sus ojos de hoy. infatigable.

“no había tiempo de llorar. no había ganas de llorar. no había opciones de llo-rar”, dice recordando el momento en que una bomba lacrimógena embistió contra su cara el 28 de Julio del 2000. no permitió que le pusieran anestesia en el hospital hasta que no llegó uno de sus familiares: tal era el grado de desconfianza, el “miedo a que te desaparecieran”. eran tiempos ca-lientes, cargados de adrenalina, borrachos de premoniciones –un régimen camino del ataúd, el saber que algunos en pos de ese sueño caerían o saldrían mutilados–. el que aquel día salió a marchar era un ‘joven’ con puño en alto harto de las in-justicias favoritas de una maquiavélica dictadura, el reflejo mismo de un pueblo que decidió no aguantar más.

Y aunque aldo nunca se imaginó entre las filas de desventurados, hoy habla de su minusvalía como si fuese un tatuaje de guerra que se luce con orgullo, un insólito premio al sacrificio. “tuve el privilegio de dar una parte de mi vida en esta lucha”, asevera, “y después el privilegio de sen-tirme satisfecho porque no fue en vano la pelea”. no lloró cuando se vio sin ojo. no lloró cuando vio a su esposa verlo sin ojo. lloró el día meses después en que Fujimori renunció al poder, al fin, desmo-ronándose la dictadura.

nunca de rodillasdespués de permanecer una semana

hospitalizado, donde se convirtió en una suerte de ‘símbolo de la marcha’, participó en una conferencia organizada en casa de Víctor delfín y re-emprendió el activismo (por aquel entonces militaba en el Partido socialista de los trabajadores). Pero fue en el silencio de su casa que supo, parche consigo, que había heredado la responsa-bilidad de dejar un testimonio tras lo su-cedido aquellos días en las calles. escribió un libro muy personal y deslenguado: “lo mío de los suyos”, un libro “hecho con la sangre caliente” al que en menos de cinco meses había puesto el último punto. una frase se repite varias veces en el ejemplar: ‘siempre de pie, nunca de rodillas’. al año del impacto de bomba consiguió susti-tuir el parche por un ojo artificial hecho

“Jamás he sido de los que han agachado la cabeza”

Perdió un ojo el 28 de julio del 2000, el día más cruento de la marcha de los cuatro suyos. este ingeniero, activista, escritor, soñador y denunciante incorregible reflexiona diez años más tarde sobre el esfuerzo de una generación de inconformistas y sobre una lucha aún muy lejos de la meta.

de implante de resina. aunque la pérdida de visión le relegó a trabajo de oficina fre-nando su desarrollo profesional (antes del accidente ejercía como ingeniero mecánico en campo) y se le hace difícil caminar en zonas muy transitadas o de noche, aldo es hoy una persona autónoma con una buena ristra de proyectos en despensa. Jamás ha sido, afirma, de los que agachan la cabeza.

la lucha continúase quita las gafas y la tenue luz que

entra por la ventana de su salón en cho-rrillos revela dos grandes y profundas ojeras bajo las cuencas de sus ojos. sus manos esperan cruzadas sobre el rega-zo. tiene cincuenta y seis años pero su expresión facial, pronta a exaltarse, pare-ce la de un chiquillo. “la marcha de los cuatro suyos y lo que tenemos ahora es una continuidad, se han cambiado los ac-tores pero el sistema sigue, la corrupción sigue…”, alega, enfatizando que la salida

del fujimorismo fue una de las mayores alegrías de su vida, pero queda mucho trabajo por hacer. “¿cuándo tendremos a un presidente que gobierne por su país y no por su bolsillo?”, se pregunta. en-tre sus proyectos presentes están escribir otro libro para derrotar muchos de los íconos que se han formado alrededor de la figura de Fujimori y “ubicar un mundo posible”. este pasa por seguir siendo un buen peleador de los derechos de los pe-ruanos, un escritor que no se fatigue, un profesional con ética, un buen esposo y un mejor abuelo.

entre sus colecciones de libros viejos y tazas de desayuno (de los Beattles, de si-renita y Poseidón), sus tesoros terrenales, recuerda cómo su nieta mayor dio sus pri-meros pasos un par de días después del hundimiento del fujimorismo. crecieron en un Perú libre y así quiere él que conti-núe. con ojos o sin ellos, siempre andará en la lucha.

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POR CYNTHIA CAMPOS

¡Yo, Alberto Fujimori, sí juro! Con su emblemática y chillona voz, Fujimori pronunciaba la misma frase por terce-ra vez en diez años. En el apuro no se

percató de que se había colocado al revés la banda presidencial. La urgencia de po-der y las rechiflas de los congresistas de oposición lo llevaron a jurar sin esperar la solemne pregunta del juramento tradi-cional. Ni por Dios ni por la patria. Entró y juró nomás.

MEDIOSCORRUPCIÓN

LA TELE ADICTA AL GOBIERNO

Los canales de televisión de señal abierta apoyaron abiertamente el fraude electoral del año 2000. No podía ser de otra manera. Sus propietarios habían vendido a Vladimiro Montesinos la línea editorial de sus medios. El resultado fue un vasto operativo de manipulación política nunca antes visto en el país. Aquí una historia que es pertinente recordar ahora que herederos y defensores de esa misma ma� a asoman desa� antes en la escena electoral.

SIN-CRONIZADO. José Francisco Crousillat orgulloso de su creación “Laura en América”, aquel talk show infame que degradó la televisión. Crousillat era un “caserito” de Montesinos en la salita del SIN.

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La imagen se repetía en millones de te-levisores a través de la señal de canal 7, el canal de todos los peruanos y –desde otra orilla– en Canal N, el canal de los perua-nos que podían pagar televisión por cable hace diez años. Sin embargo, la diferencia era abismal. El grito “¡Democracia sí, dic-tadura no!” hacía temblar al Congreso, se colaba junto al gas lacrimógeno por el Hall de los Pasos Perdidos, llegaba hasta el Hemiciclo y de ahí a los propios oídos presidenciales. Para canal 7 era apenas un barullo soslayado. Para Canal N, en cambio, era el fragor de la lucha, la ‘pepa’ periodística, las ganas de informarlo todo. Eran las 10:55 de la mañana.

El humo de las lacrimógenas no llegó hasta las pantallas de la televisión de señal abierta. Para Frecuencia Latina (Canal 2) esa era la hora del talk show de Cristina Saralegui y América Televisión (Canal 4) mostraba su mordaza más allá de lo evidente con gastados capítulos de los Thundercats. Para Panamericana Televi-sión (Canal 5) era la hora de los cuentos animados y ATV (Canal 9) lanzaba ‘aba-cho y becho’ por doquier con los melosos Teletubbies. En el 11, la serie Días felices llenaba la pantalla de nostalgia y en el 13 las televentas nos ofrecían hasta lo im-posible. En el Perú no pasaba nada. Y si pasaba, todo era culpa de la oposición.

La sospecha de que algo extremada-mente turbio estaba ocurriendo se con-virtió en certeza el 14 de septiembre: Que no informaran o que desinformaran no era una simple coincidencia. Detrás ha-bía un plan articulado para convertir a la pantalla chica en una pantalla dócil al régimen. Ese día se conoció el primer vladivideo. Alberto Kouri recibe dine-ro para cambiarse de bancada. El video, evidentemente, no fue propalado por la televisión de señal abierta. Los peruanos lo vimos atónitos a través de la pantalla de Canal N. La propia televisión, niña de los ojos del régimen, había terminado

José Francisco Crousillat vendió la línea de su canal por 619 mil dólares mensuales. En un video se le ve junto a José Enrique reci-biendo 2 millones de dólares en efectivo. Ahora es un prófugo de la justicia. Ernesto Schutz lo hizo por 10 millones de dólares en efectivo, según consta en un vladivi-deo. Ahora es prófugo también. Julio Vera Abad cobró 100 mil dólares mensuales por sacar del aire el área de prensa de su canal. En un video se le ve recibiendo 50 mil de manos del ex asesor. Enfrentó una demanda por corrupción que, desgracia-damente, fue archivada. Los Winter acep-taron que firmaron un contrato por casi 3 millones de dólares para vender su línea informativa. Estuvieron en prisión y luego salieron pues se acogieron al beneficio de la colaboración eficaz.

por tumbarse a un gobierno.

Televisión tomadaNo solo congresistas, animadoras de

televisión, personajes de la farándula, al-caldes, jueces y fiscales desfilaron por la ya conocida salita del SIN para entrevis-tarse con el ex asesor Vladimiro Montesi-nos. También lo hicieron, oh sorpresa, los dueños de los canales de televisión.

Para Montesinos, manejar la TV de se-ñal abierta significaba sacar el máximo provecho de un poderosísimo instrumen-to de manipulación política. Conocía los medios de comunicación, sabía los nom-bres de los programas, de sus conducto-res, conocía las cifras del rating. Echarse al cuarto poder en el bolsillo para amor-dazarlo era su mayor ambición.

“Él conversaba sobre los contenidos de los noticieros con los dueños de los cana-les”, afirma el crítico de televisión Fernan-do Vivas. “Asumía que el entretenimiento era un arma que servía para pervertir a la población. Por ello pasaba mucho tiem-

$2’000,000.00 $10’000,000.00

LOS QUE SE VENDIERON

LADY LAURA. El programa que presentó a los peruanos fue de los más inescrupulosos del mundo.

José Enrique ysu hijo Jose Francisco Crousillat recibiendo dinero de VMT. Ernesto Schutz y los diez millones de dólares que le dieron por su “canalazo”.

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po con Laura Bozzo y francamente, no creo que por razones sentimentales. La televisión era una manera de dirigir la conciencia nacional”, agrega.

La mañana del 28 de Julio fue solo un obsceno botón de muestra de una TV secuestrada por el régimen, pero no fue el único. Ya para el año 2000 la pantalla chica nos distraía de la recesión y la in-certidumbre económica con programas que quedarán grabados en nuestras men-tes como los grandes éxitos de la televi-sión basura en el Perú. El primer lugar en este indeseable ranking se lo lleva Laura Bozzo, la autoproclamada abogada de los pobres.

“Desde los cómicos ambulantes has-ta Magaly Medina, recuerda Eduardo Adrianzén, si no obedecieron al régimen, se acomodaron a él. Fernando Vivas sos-tiene al respecto: “El fenómeno Magaly nace en 1997. En realidad, ella nunca fue fujimorista, pero lo que hizo fue reprimir sus antipatías al régimen. Entonces, diga-mos, se acomodó a la TV. Desaprovechó la enorme tribuna y la influencia que tenía su programa”.

Y es que, a decir del crítico, ya para el tercer quinquenio del gobierno fujimorista, Montesinos se convenció de que un fac-tor clave para perpetuarse en el poder era controlar la línea editorial de los medios de comunicación. Montesinos aprovechó los problemas económicos o societarios que tenían los canales y la tendencia a la corrup-ción de ciertos propietarios. Allí tenemos por ejemplo a José Francisco y José Enrique Crousillat (Canal 4), Ernesto Schutz (Canal 5), Julio Vera Abad (Canal 9) y los Hnos. Samuel y Mendel Winter (Canal 2)”.

Un atisbo de luz vendría aquella vez desde la antena fría de canal 11. “Creo que

–¿Canal N jugó un papel histórico en la época?–Sí, la verdad sentíamos que estábamos jugando un papel histórico muy importante, porque la televisión de señal abierta estaba cerrada y fuimos la única ventana de libertad cuando todos los demás medios estaban comprados por Montesinos. Fue una época apasionante desde el punto de vista periodístico. En el canal fue donde se reveló el primer vladivideo. Fue extraordinario.–Hubo contra usted alguna represalia gubernamental…–Claro, me inventaban cosas, que yo tenía una cam-paña de desprestigio contra los Winter, por ejemplo. También nos censuraron. No dejaron sobrevolar al helicóptero de Canal N el 28 de Julio. En otra ocasión quisieron amedrentarnos con una multa fortísima que

iba a signi� car casi el cierre del canal.–¿No sintió miedo de las represalias?–Siempre hay un cierto temor, ¿no? Uno no sabe qué pueda pasar, pero de todos modos estábamos acos-tumbrados porque esa era la condición del ejercicio del periodismo en el Perú de esa época, de allí nos queda la sensación de que a uno lo siguen, lo están espiando o chuponeando hasta ahora (ríe). Lo que más sentíamos era indignación. Esa sensación de ahogo que estaba en todos lados. Decíamos, algo tiene que suceder. Y suce-dió � nalmente con el video Kouri-Montesinos.–¿No pensaron en cambiar el giro?–Jamás. Como fuere, al canal le iba bien. Hasta perso-nas que no tenían televisión por cable –que por enton-ces era escasa– contrataron el servicio solo por tener acceso a una información propia e independiente.

hay dos cosas que a Montesinos se le esca-paron de las manos: Toledo y, en la señal abierta, Canal 11, dice Fernando Vivas. Domingo Palermo, el dueño, era un hom-bre de confianza de Fujimori y entonces, digamos, que Montesinos no podía lograr mucho con él. Tiene un vladivideo, pero es de los pocos en que se nota que Montesi-nos no llega a nada, es más, hasta lo trata con cierta distancia, con cierto respeto. Ya hacia el final Palermo apostó por Toledo, pero antes de ese momento se oponía a Montesinos”, concluye Vivas.

Adrianzén no piensa lo mismo. “Creo que Palermo fue parte de lo que el régi-men necesitaba, o sea lo dejaron hacer una cierta cuota de oposición para luego poder decirnos que sí estábamos en democracia y que había libertad de prensa”, opina. Habría que hablar también de las heren-cias que nos dejó la época, dice. Habría que hablar de Nicolás Lúcar o de Mónica Delta y demás personajes que ahora in-tentan pasar como por agua tibia y salen a decir “yo no sabía”. “Si yo, que no era pe-riodista, sabía o sospechaba las cosas que el régimen se traía entre manos, ¿cuánto más no podía saber un periodista? La he-rencia que nos dejó la época, la peor de todas, es esa idea de que con el tiempo se olvida todo”, sentencia Adrianzén.

Pero ello no podía saberse aún ese día 28 de Julio. No podía saberse cuando solo un medio de comunicación, Canal N, in-formaba lo que otros ‘no veían’ y dividió su imagen, en un intento de informar com-pletamente: a la izquierda, la bochornosa juramentación de Fujimori en el Congreso. A la derecha, Alejandro Toledo y Gustavo Gorriti avanzando con máscaras antigás en plena marcha. La pantalla partida. El Perú escindido.

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CLICK. Ilustración de Piero Quijano sobre el boom de talk show en la tele local y portada de Domingo que da cuenta de la manipulación mediática.

JAIME DE ALTHAUSConductor del programa La Hora N

“ÉRAMOS LA ÚNICA VENTANA DE LIBERTAD”

Julio Vera Abad, de Canal 9, también “re� lado” por Montesinos.

conciencia nacional”, agrega.

obsceno botón de muestra de una TV secuestrada por el régimen, pero no fue el único. Ya para el año 2000 la pantalla chica nos distraía de la recesión y la in-certidumbre económica con programas que quedarán grabados en nuestras men-tes como los grandes éxitos de la televi-sión basura en el Perú. El primer lugar en este indeseable ranking se lo lleva Laura Bozzo, la autoproclamada abogada de los pobres.

ta Magaly Medina, recuerda Eduardo Adrianzén, si no obedecieron al régimen, se acomodaron a él. Fernando Vivas sos-tiene al respecto: “El fenómeno Magaly nace en 1997. En realidad, ella nunca fue fujimorista, pero lo que hizo fue reprimir sus antipatías al régimen. Entonces, diga-mos, se acomodó a la TV. Desaprovechó la enorme tribuna y la influencia que tenía su programa”.

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Prensade alquiler

“andrade cierra el pico y esconde la panza”, “don Barriga amenaza despedir a miles si llega al poder”, “¡Cataplum! se cayó el chancho an-

drade!”. Titulares como estos decoraban las portadas de más de una decena de diarios, colgados en un quiosco cualquiera, un día cualquiera del año 1998. eran épocas en que la prensa amarilla adquiría tonalidades na-ranja, salpicadas de tinta y dinero del régi-men fujimontesinista.

los textos llegaban en sobres o por fax, desde las salitas del servicio de inteligencia nacional (sin), hasta las redacciones de el Chino, el Mañanero, la Chuchi, el Tío, el Chato, la Yuca, el diario Más, la reforma, Conclusión, la razón, expreso, el Men, entre otros periódicos comprados por el gobierno para esta sucia guerra psicológica. Presupuesto había de sobra: el sin tenía destinados us$ 54 millones para financiar

el engaño MediáTiCo

entre los años 1997 y 2000 más de una decena de diarios se vendieron al régimen fujimontesinista. us$ 54 millones fueron pagados a sus propietarios para impulsar una campaña de desprestigio contra políticos y periodistas que obstruían el camino del dictador y su mafia.

Por Karen esPejo la campaña de desprestigio mediático con-tra todos los competidores de alberto Fuji-mori, quien postularía por tercera vez a la presidencia.

Por eso, cuando andrade cayó en las encuestas, en setiembre de 1999, los insul-tos y difamaciones apuntaron al segundo favorito: luis Castañeda lossio. esta vez los tabloides colmarían las esquinas con portadas como “nerviosón Castañeda ce-rrará comedores. quiere matar de hambre a los pobres” y “Castañeda no pudo con la Caja del Pescador, menos podrá con el país”. el dictador quería el camino libre, y a pocos meses de su re-reelección, los pasquines co-menzaron a ensalzar al gobierno, las Fuer-zas armadas y a Vladimiro Montesinos, ex jefe del sin.

Prensa vs. PrensaCuando los periodistas independientes

investigaron al régimen y revelaron los hilos que movían a esta prensa naranja (rebauti-

zada así por sus vínculos oficialistas), los ca-ñones de tinta apuntaron contra ellos. desde junio de 1997, aparecieron primeras planas, encartes y suplementos de hasta ocho pá-ginas acusando de “traidores a la patria”, “corchos” y otros improperios a César Hilde-brandt (por entonces director de liberación), Manuel d’ornellas (ex director de expreso), , Fernando rospigliosi, edmundo Cruz y ángel Páez (de la unidad de investigación de la república), así como a gustavo Moh-me llona (fundador de este diario), entre otros firmes opositores de la corrupción.

surgió incluso en mayo de 1999 un pas-quín llamado la repúdica, creado princi-palmente para desacreditar a empleados de esta casa periodística. la ofensiva se inició cuando la república develó que los titula-res difamatorios eran enviados por augusto Bresani (asesor del ejército) a josé olaya, por entonces director de el Chino, y a rafael documet, dueño de el Chato, a cambio de 180 mil dólares mensuales.

el spot de la infamiasin embargo, el cordón umbilical y las

fuentes de financiamiento, que unían a los periódicos comprados por el régimen, se hizo más visible con el spot televisivo pre-sentado por ocho tabloides en noviembre del 99’, cinco meses antes de las elecciones presidenciales. “andrade nos dice mentiro-sos, él es más mentiroso; gustavo Mohme y la república nos critican como un exceso de la libertad de expresión, ellos cometen más excesos”, decía una voz en off que re-presentaba a el Chino, el Tío, el Mañanero, la Chuchi, el Chato, el Men, el diario Más y Conclusión.

Y fue basándose en esa libertad de di-famación que la prensa chicha continuó con su campaña de demolición política en el 2000, esta vez contra alejandro Toledo, pero sin el éxito obtenido con andrade y Castañeda. “era demasiado tarde, To-ledo ya había encarnado el repudio que el pueblo sentía contra el régimen y no pudieron disminuir su popularidad”, ex-plica el periodista Fernando rospigliosi, para quien esta prensa ni siquiera debía considerarse amarilla, por haber estado confeccionada de mentiras y al servicio de un gobierno corrupto.

Prensa CHiCHa. durante cuatro años, una docena de tabloides publicaron portadas atacando a políticos y periodistas que se oponían a la dictadura. a cambio, recibieron miles de dólares del régimen fujimontesinista.

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PERIODISMOGRÁFICO

LA BATALLA DE LOS REPORTEROS Cuatro de los reporteros grá� cos que cubrieron las movilizaciones ciudadanas del año

2000 recuerdan sus peripecias en las calles de una ciudad en cotidiana ebullición.

VIRGILIO GRAJEDA. (Reportero de La República). Recuerdo mu-cho una imagen: una camioneta que llevaba entre sus pasajeros gente disfrazada. Sí, disfrazada. Estaban vestidos de obreros, de trabajadores de construcción civil, de estudiantes… Venían por el Parque Universitario y ya a esa altura un grupo se fue al Ban-co de la Nación y otro al ex Ministerio de Educación. La prensa

sufrió muchas agresiones. A mí me quitaron todo mi equipo fotográfico. Los policías venían ‘en mancha’ a agredir a la prensa. Yo tuve que pelear con ellos hasta el final y fue así como logré recuperar mis fotos. Otros colegas no tuvieron la misma suerte.

MIGUEL BELLIDO. (Reportero de La República, año 2000). Todo em-pezó muy temprano y la marcha era pacífica. Ya con el Te Deum, entre las 8:30 y las 9 am empezaron las primeras manifestaciones. Parecía que iba a ser un día de protesta pací� ca. Hasta que comenzó la represión. Hubo muchos infiltrados. Algunos de ellos me dijeron que me iban a matar si yo sacaba fotos. Sabías que eran infiltrados porque estaban encapuchados. Luego toda la Av. Abancay se con-virtió en humo y ya ni sabías dónde estabas. Un día antes, el 27, recuerdo mucho una foto panorámica del mitin de Toledo frente al hotel Sheraton. Un cartel resumía todo lo que la multitud pedía a gritos: Democracia.

FIDEL CARRILLO (Reportero de France Press | Liberación, año 2000). Yo fui uno de los que terminaron masacrados por la tur-ba. Estábamos desde muy temprano en el Hotel Maury, que fue nuestra base de

operaciones. Desde allí me avisaron que se estaba incendiando el ex ministerio de Edu-

cación. Salí corriendo a cubrir. Eso fue antes incluso del incendio del Banco de la Nación. En eso estaba cuando empecé a sentir empujones

de todos lados. Luego tenía a todo un grupo que me golpeaba a palos y hasta orina me lanzaron, salí con la cabeza rota. Rompieron mi máscara antigás. Lo único que hice fue abrazar mi cámara. Fue un caos. Ya por mediación de otros colegas dejaron de golpearme. Luego volví a mis labores y logré sacar fotos también del incendio en el Banco de la Nación y de los vigilantes heridos.

JHONY LAURENTE. (Reportero de La República, año 2000). Fue todo un caos. Ese día estuve cubriendo la Av. Abancay y también el mitin

realizado en el Paseo de la República. Recuerdo mucho cuando los estudiantes universitarios de San Marcos, Católica, La

Cantuta y otras universidades llenaron casi todo el Paseo de los Héroes Navales. Entonces yo me subí a un piso del Hotel Sheraton para tomar la panorámica que luego fue la portada del diario. Toda la gente de prensa sufrió atropellos. A mí, por ejemplo, me rompieron el � ash y un lente de mi cáma-ra. Eran infiltrados. Gente de porte militar y eran los únicos interesados en provocar desorden. Más de un colega resultó maltratado.

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El pErÚNo es este tu paísporque conozcas sus linderos,ni por el idioma común,ni por los nombres de los muertos.Es este tu paísporque si tuvieras quehacerlo,lo elegirías de nuevopara construir aquítodos tus sueños.

Marco Martos