mantilla. un fantasmagórico español

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  Banda aparte. Formas de ver (Ediciones de la Mirada) Título: Autor/es: Citar como: Documento descargado de: Copyright: La digitalización de este artículo se enmarca dentro del proyecto "Estudio y análisis para el desarrollo de una red de conocimiento sobre estudios fílmicos a través de plataformas web 2.0", financiado por el Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España (código HAR2010-18648), con el apoyo de Biblioteca y Documentación Científica y del Área de Sistemas de Información y Comunicaciones (ASIC) del Vicerrectorado de las Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones de la Universitat Politècnica de València. Entidades colaboradoras: Reserva de todos los derechos (NO CC) http://hdl.handle.net/10251/42387 Mantilla. "Un fantasmagórico español" Gómez Alonso, R. (1999). Mantilla. "Un fantasmagórico español". Banda aparte. (16):99- 104. Gómez Alonso, Rafael

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Sobre el fantasmagorista español Mantilla.

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  • Banda aparte. Formas de ver (Ediciones de la Mirada)

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    La digitalizacin de este artculo se enmarca dentro del proyecto "Estudio y anlisis para el desarrollo de una red de

    conocimiento sobre estudios flmicos a travs de plataformas web 2.0", financiado por el Plan Nacional de I+D+i del

    Ministerio de Economa y Competitividad del Gobierno de Espaa (cdigo HAR2010-18648), con el apoyo de

    Biblioteca y Documentacin Cientfica y del rea de Sistemas de Informacin y Comunicaciones (ASIC) del

    Vicerrectorado de las Tecnologas de la Informacin y de las Comunicaciones de la Universitat Politcnica de Valncia.

    Entidades colaboradoras:

    Reserva de todos los derechos (NO CC)

    http://hdl.handle.net/10251/42387

    Mantilla. "Un fantasmagrico espaol"

    Gmez Alonso, R. (1999). Mantilla. "Un fantasmagrico espaol". Banda aparte. (16):99-104.

    Gmez Alonso, Rafael

  • UNIVERSO TRPALA. HISTORIA E HISTORIOGRAFA DE LOS PRE-CINES Y CINES PRIM ITIVOS

    rvi..A.~rr~~..A., (i;(i; -u-~ F ..A.~ rr ..A. S rvi ..A.

  • La audieflCia entusiasmada. Oaum1er. 1864

    12. Una mayor informacin al respecto se encuentra en mi tesi-na para el Mster de Tcnicas de Comunicacin en Servicios tirtulada El despertar de una conciencia social a partir de la ima-gen visual en la Espaa decimonnica, Madrid, Universidad Complutense, 1998.

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    titulado "Qu entendemos por pre-cine. Bases metodolgicas para el estu-dio del pre-cine", a comienzos del mes de mayo de 1999, para regularizar encuentros con investigadores interesados en el tema, en el citado Museo del Cine de Gerona.

    2. MADRID Y LAS FANTASMAGORIAS

    Madrid, a comienzos del siglo XIX, es una ciudad cerrada y limita-da por su urbanismo. En cierto modo, es el teatro de la vida poltica espa-ola, el centro de las comunicaciones nacionales, as como un importante ncleo financiero y foco de atraccin para los habitantes de otras provin-cias; adems, fue un ncleo importante de poblacin y un foco receptor de numerosos inmigrantes, visitantes extranjeros, algunos de los cuales exhi ban espectculos precinematogrficos. La poblacin, por tanto, se poda dividir entre vecinos de la villa y transentes. Para algunas personas la diversin era un escape a la rutina y miseria que llevaban en la vida dia-ria. Los espectculos podan ser de tipo colectivo o particular, en casas o recintos privados donde se celebraban reuniones para un sector de pbli-co restringido.

    En el variopinto escenario de la ciudad madrilea conviven festivi-dades litrgicas organizadas por cofradas y hermandades profesionales, fiestas de barrios, celebraciones pblicas. El pblico participa en proce-siones (principalmente en poca de cuaresma), entronizaciones, celebra-ciones familiares, romeras, carnavales y dems fiestas populares. Pero adems se desarrollan una serie de diversiones pblicas que abarcan desde las verbenas veraniegas que se encuentran en amplios jardines configurados al modo de otras ciudades europeas (muchos de ellos en zonas cercanas al Paseo de Recoletos), ascensiones aerostticas, corri-das de toros, exposiciones de figuras de cera, de animales y personas malformadas ~ 2 hasta espectculos precinematogrficos que tenan una cualidad novedosa para la "cultura visual" que se configuraba en la poca. Dentro de este apartado se ofrecfan: exhibiciones pseudocientficas, de autmatas y aparatos mecnicos, de vistas pticas y de proyecciones, como el caso de las fantasmagoras.

    Adems, se reforman los principales teatros: Los Caos del Peral (que principalmente se destinaba a ofrecer espectculos de pera italia-na), el de la Cruz y el del Prncipe, en donde no slo se exhiban obras tea-trales sino diversos espectculos precinematogrficos. Pero tambin el teatro supona al espectador el motivo de exhibirse: el ver y el ser visto. Los cmicos, en algunos casos, llegaban a ser autnticos dolos popula-res, y su imagen poda llegar a difundirse, sobre todo desde mediados del siglo XIX, a travs de estampas, coplas de c iego, abanicos, etc.

    Los espectadores eran partcipes de las diversiones precinemato-grficas configuradas como metfora de una realidad inalcanzable en donde se exhiba el lujo y la magia. Con la ilustracin de vistas pticas se mostraba un mundo de narraciones de viajes imaginarios (del mismo modo que lo haca por aquel entonces la literatura referida a los paseos pintorescos) que desarrollaban la incitacin de deseo de las aspiraciones colectivas a conocer lo novedoso. De hecho, los asistentes a estos espec-tculos lo van a formar principalmente habitantes de la ciudad de Madrid, puesto que el viaje desde ciudades lejanas supona el tener que soportar un trayecto prolongado por caminos de carreta y en psimas condiciones.

    El espectculo de las fantasmagoras estaba realizado por el pro-cedimiento de una linterna mgica a la que se le aadan unas ruedas para mover el aparato y producir efectos de travelling, mediante los cua-les las imgenes proyectadas parecan alejarse y empequeecerse o acercarse y agrandarse. A lo largo del siglo XIX se iran sofisticando tanto los aparatos (por ejemplo el caso de la utilizacin de varios objetivos dando lugar a los fundidos encadenados mediante los llamados cuadros disolventes) como las placas de linterna que pasaran de estar pintadas a ser fotografiadas, generando una ilusin de realidad mayor a la concebida

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  • hasta el momento. Es decir, su objetivo primordial era producir fantasas visuales para satisfacer el "consumo visual" de la poca.

    Pero la ilusin producida por las fantasmagoras no slo la propor-cionaba el aparato, como condicionante intrnseco de su realizacin, sino que intervenan otros elementos fundamentales: La oscuridad de la sala proporcionaba mayor inquietud, fascinacin y terror ante lo que iba a aparecer. La linterna mgica permaneca oculta al espectador, por lo que ste no era consciente de lo que se le iba a ofrecer. Las adecuaciones de las salas junto a otros instrumentales utilizados, eran decisivos. Se adornaba el habitculo con imgenes fantsticas o terrorficas pinta-das en paredes. Se utilizaba msica para acompaamiento. Tambin se aderezaba el espectculo con diversos efectos especiales que ofrecan sonidos escabrosos. En lo que se refiere al uso de un narrador explicador se solan insertar voces (que a menudo realizaban expertos ventrluocos). En algunos casos se solan ver personas disfrazadas (figurantes de la compaa) del mismo modo que se observan en espectculos actuales exhibidos en ferias, como el pasaje del terror o el tren de la bruja, que ade-ms de producir mayor miedo en el pblico aade una creciente dosis de verosimilitud a lo que acontece.

    Los tratados tericos referidos a la imagen y a su proyeccin fue-ron estudiados desde diversas perspectivas no slo cientficas (Guyot, Nollet, Beudant, etc.) sino tambin filosficas, as el Padre Teodoro Almeyda publica en portugus su tratado de Recreacin filosfica o dilo-go sobre la filosofa natural para instruccin de personas curiosas que no han frecuentado /as aulas, editado en castellano en 1803, en el que estu-dia los siguientes principios generales: De la admirable fbrica de los ojos. Del modo con que los objetos se pintan dentro de los ojos. Del conocimiento que nuestra alma tiene del objeto fundado en la pintu-ra de los ojos. Cmo juzgamos el verdadero tamao de los objetos y de sus distancias. De qu modo conoce el alma la figura slida del objeto, su postura y uni-dad.

    Adems, dedica un apartado al estudio de "La diptrica o de los instrumentos de que los ojos se sirven, y que hacen su efecto de refrac-cin" y otro apartado referente a "La catptrica o los instrumentos de que los ojos usan. y que hacen su efecto por reflexin o reverberacin" en el que en uno de sus captulos se centra en el uso de la cmara oscura, cmara ptica y linterna mgica 13.

    En lo referente a los comienzos del uso de fantasmagoras, a Etienne Gaspar Robertson se le considera el inventor de este espectcu-lo a finales del siglo XVIII 14; este seor fue conocido en varios pases (en .el caso de Espaa realiza sus primeras proyecciones a comienzos del ao 1821) y su importancia ha sido recogida en varios textos 1 5 . Segn J . E. Varey 1 6 , la primera exhibicin de fantasmagora realizada en Madrid la hizo el francs M. Martin en el ao 1896, aunque el primer espaol que realizara estas funciones sera Francisco Bienven. Tambi n varios profe-sores de fsica experimental como Bernardino Rueda, as como otros que permanecieron en el anonimato, ofrecieron espectculos de ilusiones de fantasmagora, pero sin duda alguna la persona que durante ms tiempo realiz este tipo de espectculos, segn aparece recogido en la prensa madrilea, es Juan Gonzlez Mantilla.

    3 . EL ESPECTCULO DE MANTILLA.

    El personaje de Juan Gonzlez Mantilla queda relegado a un caso misterioso del que no se conoce nada excepto por artculos periodsticos de la poca en los que no se precisa con detalle quin es, y en algunos

    UNIVERSO TRAPA LA

    Sombras chmescas

    13. Almeyda, Teodoro, Recreacin filosfica, Madrid, 1803. 14. La primera exhibicin conocida, realizada en Pars, data del ao 1792. 15. Respecto a las exhibiciones realizadas por Roberlson en Madrid ver Gmez Alonso, Rafael, Arqueologa de la imagen flmica. De la prefotografia al nacimiento del cine en Madrid, Madrid, Tesis doctoral, Universidad Complutense, 1999. 16. Varey, J.E., Tteres, marionetas y otras diversiones popula-res de 1758 a 1859, Madrid, Instituto de estudios madrileos, 1959.

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  • La audioncia nente. Hogarth, 1733

    17. Como el caso de Evaristo Correa Caldern en la edicin del libro de Artculos de Larra, publicado por la editorial Castalia. 18. Larra, Mariano Jos de, Artculos Varios, Edicin, introduc-cin y notas de Evaristo Correa Caldern, Madrid, Clsicos Castalia, 1986. 19. Archivo de la Villa, Seccin Secretaria, Legajo 2-480-52. 20. Tambin aparece anunciada como Josefa Baoblez. 21. Diario de Madrid, 20.5.1810. 22. Diario de Madrid, 15.11.1815.

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    casos en alguna referencia actual que ha dado Jugar a confusiones por parte de historiadores y literatos, llegndole a confundir con un militar de origen sudamericano 1 7

    Segn la trayectoria que se puede establecer por varios de los anundos aparecidos en la prensa de la poca, se puede decir que Mantilla era un personaje polifactico por las funciones que ofreca y al que se le consideraba con buen prestigio por los articulistas y escritores del pero-do. As el clebre Mariano Jos de Larra en un artculo titulado Quin es el pblico y dnde se encuentra?" nombra a este seor como uno de los personajes que la gente de la poca isabelina sola visitar, dentro de la amplia amalgama de diversiones pblicas:

    "Un pblico sale por la tarde a ver y ser visto; a seguir sus intrigas amorosas ya empezadas, o enredar otras nuevas; a hacerse el impor-tante junto a Jos coches; a darse pisotones, y a ahogarse en polvo; otro pblico sale a distraerse, otro a pasearse, sin contar con otro no menos interesante que asiste a las novenas y cuarenta horas, y con otro no menos ilustrado, atendidos /os carteles, que concurre al tea-tro, a /os novillos, al fantasmagrico Mantilla y al Circo 0/lmpico." 1 8

    Respecto a la biografa de Mantilla, comenz siendo acomodador del Coliseo de los Caos del Peral desde el ao 1804. Segn se comenta en una de sus cartas 1 9 , abandona su casa en la Guerra de la lndependenda refugindose en Portugal; posteriormente vuelve a Espaa y trabaja como acomodador, en este caso en Coliseo del Prncipe. El 29 de octubre del ao 1809 se tiene constancia, por las referencias apareci-das en el Diario de Madrid, de que realizara su primera funcin pblica de fantasmagora en la calle de Santa Isabel. En este espectculo se repre-sentaba un repertorio de imgenes con el ttulo de la "Barca de Aqueronte" y la burlesca "Danza de las brujas". Pero no slo ofreca fantasmagoras sino tambin experimentos cientficos que forman parte de las diversiones pblicas del momento como juegos de fsica, metafsica y aritmtica. Sin duda alguna, todo este maremgnum de espectculos forma parte de la revolucin industrial que est teniendo Jugar en varios pases.

    Posteriormente a comienzos del ao 1810 en el cartel del espectcu-lo de "divertidos juegos de fsica y aritmtica, con escogidas y primorosas suertes de mecnica, destreza, combinacin y sorpresa" que ofreca Mantilla, se exhiba un "autmata polaco" que tocaba el tambor, y en las sesiones de fantasmagoras se podan observar las apariciones de espectros, esqueletos, fantasmas, retratos de hombres clebres, as como "un mochuelo que vola-r por toda la pieza; dando fin con el baile de las brujas", y un nmero de "sombras naturales" en donde se ejecutaba "fa escena del descuartizado".

    Las funciones que se ofrecan cambiaban de cartelera cada cierto tiempo. Por ejemplo, el 21 de enero de 1810 el Diario de Madrid comenta que, en el espectculo que se exhibe en la calle Santa Isabel, Mantilla pre-senta la funcin de ''la caja adivinatoria y el anteojo encantado" y en las ilu-siones de fantasmagora se ofrece una tempestad. Pero en la compaa de Mantilla tambin present funciones de fantasmagora una mujer llamada Josefa Baobles 20, y es interesante constatar que quiz sea la nica mujer que se dedicara a la exhibicin de fantasmagoras en el mbito espaol.

    En algunos de Jos anuncios que inserta la prensa se comenta cmo son las escenas del espectculo, tal es el caso en que aparecen aves noc-turnas, produciendo un efecto en los espectadores que da la sensacin de que se acercan a la vista y "creyendo que verdaderamente lo son, irn a separarlas con fa mano, y desaparecern de un fugar a otro" 21 . En el ao 1815, el espectculo de Mantilla, que se encuentra establecido en la calle del Caballero de Gracia n 34 (Jugar donde se han dado cita anteriormen-te otros espectculos de ndole precinematogrfica) ofrece, en su reperto-rio, el sugestivo ttulo de "El arca infernal", as como una "figura que alar-ga y encoge el pescuezo, dando fin con fa escena muda de fas sombras impalpables, titulada el Descuartizado" 2 2 . Otra de las funciones ofrecidas durante el citado ao 1815 sera el baile de brujas, en el que en su pro-

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  • yeccin se observaba su multiplicacin de una a varias. Posiblemente este espectculo sera acompaado por ilusiones catptricas mediante la utili-zacin de espejos. Tambin se ejecutaban exhibiciones combinatorias de fuegos pricos; y se haca alusin, en las imgenes representadas, a gran-des hroes de la mitologa como la escena titulada "la cabeza del gigante Goliat en la agonfa" que realizaba "cuantas gesticulaciones puede hacer un viviente", o las fantasmagoras con connotaciones alegricas como "el columpio de los dos cupidos". En aos posteriores, por ejemplo 1821, se incrementan nuevas escenas como la titulada "Noche lgubre de Cadalso" con connotaciones literarias, apariciones terrorficas como "Los fantasmas ambulantes", transformaciones de objetos similares a las que se utilizaban en las comedias de magia; artificios de pequeas mquinas hidrulicas, tal es el caso de "La primorosa fuente de comprensin" que ofreca diferen-tes juegos de agua en varias direcciones; o piezas que recuerdan ambien-tes de las leyendas romnticas como la titulada "La tumba de Creux".

    Como se puede observar el repertorio ofrecido por Mantilla abarca un amplio abanico de gneros espectaculares, y sus actuaciones en Madrid gozaran de mucho inters. En los carteles que aparecen publicados en aos posteriores se observa el prestigio que le dota la prensa del momento:

    "Con permiso de los Reyes nuestros Seores, que Dios guarde, en el teatro del Caballero de Gracia hoy a las cuatro de la tarde y seis de la noche el primer fantasmagrico espaol MantiJ/a, agradecido a los repetidos favores que le han dispensado este respetable pblico, y deseando corresponder cuanto le es posible con la variedad de sus funciones, ejecutar la que tuvo el honor de hacer a presencia de SS. MM. el da 20 de noviembre ltimo, la que se distribuir por el orden siguiente: 18 parte: Suertes sorprendentes de mecnica, combina-cin y destreza. 2" La ilusiones de fantasmagora, en las que se pre-sentarn espectros, fantasmas, retratos de hombres clebres, y la cabeza gigante de Goliat. 3" Se dar fin con la rueda fosfrica, pre-sentando hermosos y vistosos cuadros de brillante pedrera ... " 2 3

    Pero no toda su cartelera hacia mencin a sus propias habilidades sino que a veces se insertaban nmeros de colaboracin de malabaristas como si se tratase de un espectculo circense:

    " ... El primer fantasmagrico espaol Mantilla, no perdonando medio alguno para complacer a este heroico pueblo, de quien tan repetidas pruebas ha recibido de aprecio, ha dispuesto variar en un todo la fun-cin de este da, principiando con las ilusiones de fantasmagora, en la que presentar espectros, fantasmas, retratos de hombres clebres y los tristes restos de Filandro. Y para que el pueblo disfrute de la varie-dad, habiendo llegado a esta corte la joven espaola acreditada por su habilidad y destreza en los diffciles ejercicios de equilibrios en el alam-bre y juegos de la costa Malabar, tendr el honor por primera vez de ejecutar en este teatro equilibrios en el alambre flojo, ejecutando admi-rables y preciosos juegos propios de aquel pas, y finalizando con el gran balanceo, bailando al mismo tiempo la cachucha ... " 24

    En lo que se refie re a los precios de entrada 25 para ver dicho espectculo los haba de distintas modalidades, as por ejemplo, por ocu-par un asiento de silla se pagaba la cantidad de 6 reales, por la de banco 4 reales, y por la de grada 3 reales. Pudindose comprar la entrada con antelacin por la maana o por la tarde una hora antes de comenzar la funcin (las cinco de la tarde) . Adems, no deja de ser curioso que a l igual que hoy en da se celebran conciertos y dems festejos en beneficio de algn tipo de servicio de ayuda o caridad social , tambin aparecan inmer-sas en las noticias de las diversiones que ofreca Mantilla el dato de que parte de la recaudacin del beneficio obtenido en las entradas era para la ayuda de los nios exps itos de la corte, como en el anuncio aparecido en el Diario de Avisos de Madrid e117 de marzo de 1833.

    En la mis ma poca en que se ofrecen los espectculos de tantas-

    UNIVE R S O TRAPALA

    Sombras chinescas

    23. Diario de Madrid, 2.12.1832. 24. Diario de Madrid, 16.12.1832. 25. Segn el anuncio aparecido el 26 de noviembre de 1815 en el Diario de Madrid.

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  • magora tambin estn de moda las narraciones de relatos fantsticos con connotaciones gticas, redactados tanto por clebres escritores extranje-ros como Edgar Allan Poe, E.T.A. Hoffmann, Tefilo (3autier o los clebres relatos de Mathew Gregory Lewis como El castillo espectral o El monje y toda la corriente de adaptaciones de esta obra que aparece en varios pa-ses en la primera mitad del siglo XX con el ttulo de La monja ensangren-tada. En todas estas obras se dan cita a menciones de efectos sobrena-turales con la incursin de fantasmas, brujas y toda una variedad de per-sonajes estereotipados similares a los que aparecen pintados en las pla-cas de linterna mgica utilizados para producir la fantasmagora, y que adems configurarn el posterior cine de terror. Adems, tambin estos relatos tendrn una acogida dentro de los escritores espaoles que abar-can desde las narraciones del conocido Gustavo Adolfo Bcquer hasta los cuentos fantsticos y novelas folletinescas que aparecen publicadas en la prensa de la poca durante la mayor parte del siglo XIX, recogindose un amplio sector de inmersiones en el mundo de las fantasas visuales pro-ducidas por ilusiones pticas

    Esta transmisin de lo maravilloso, misterioso y xotico est de moda y forma parte de un inters, por parte del pblico, hacia lo narrativo (ya sea lector u oyente 26) y visual que aparece en relatos, proyecciones de fantasmagora, e incluso en imgenes que se manifiestan en grabados de la poca o en clebres cuadros, como los que ejecuta el pintor Fuseli en su temtica sobre la pesadilla, o, refirindonos ms en concreto al mbito espaol, las obras de Francisco de Goya, principalmente en la coleccin de Los Caprichos 27 y en otras pinturas sobre brujera, en donde se establece una relacin temtica por la fijacin de aspectos macabros que tanto impacto producan en la poca. Incluso en algunas obras que aparentemente no tenan relacin alguna con las imgenes de las placas de linterna mgica se poda observar un trasfondo comn en la explicacin de la obra; as por ejemplo en el caso del aguafuerte titulado Ya es hora se explica, segn se recoge en un manuscrito del Museo del Prado, que este ttulo hace alusin a que al amanecer huyen las brujas, duendes, visiones y fantasmas 2 8

    Continuando con la labor de Mantilla, el 14 de marzo de 1833, se establece un convenio segn el cual deber contribuir a los teatros princi-pales de Madrid con la cantidad de 26 reales por cada da en los que ofre-ciera representaciones en su teatro de la calle del Caballero de Gracia; para ello deba pagar una cantidad estipulada por la comisin de teatros 29 Estos convenios estaban fijados por el ayuntamiento y la mayor parte de solicitudes para poder ejecutar espectculos deban atenerse a estas reglas para no ser sancionados.

    A partir del ao 1836 no aparecen en la prensa referencias a este per-sonaje ni a sus espectculos ofrecidos en Madrid, aunque no por ello l o alguna otra persona que perteneciera a su compaa dejara de presentar, posiblemente, sus espectculos por otros lugares, para lo cual ser necesa-rio seguir vaciando los archivos hemerogrficos del territorio espaol, y gene-rar nuevas investigaciones que sigan configurando la prehistoria de la gne-sis cinematogrfica.

    104.

    Sombras chmescas

    26. La mayor parte de la poblacin es analfabeta. 27. Como los ti tulados, entre otros, El sueo de la razn produ-ce monstruos, All va eso, Todos caern, Mucho hay que chu-par, Soplones, Volavrunt, Buen viaje, Linda maestra, en los que aparecen seres alados similares a los que acontecan en muchos de los espectculos de fantasmagora. 28. Citado por Helman, Edith, Trasmundo de Gaya, Madrid, Alianza Forma, 1993, p.135. 29. Varey, J.E., Cartelera de los tfteres y otras diversiones populares de Madrid: 1758-1840, Londres, Tmesis, 1995, pp. 430-432.

    BA N D A A P A R TE 16 O CTUBRE 1999