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Proletarios del mundo: descansad (Manifiesto por la abolicin del trabajo)

Escrito por Bob Black

Nadie debera trabajar.El trabajo es la fuente de casi toda la miseria en el mundo. Casi todos los males que puedas mencionar provienen del trabajo, o de vivir en un mundo diseado para el trabajo. Para dejar de sufrir, tenemos que dejar de trabajar.Esto no significa que tenemos que dejar de hacer cosas. Significa crear una nueva forma de vivir basada en el juego; en otras palabras, una convivencia ldica, comensalismo, o tal vez incluso arte. El juego no es slo el de los nios, con todo y lo valioso que ste es. Pido una aventura colectiva en alegra generalizada y exhuberancia libremente interdependiente. El juego no es pasivo. Sin duda necesitamos mucho mas tiempo para la simple pereza y vagancia que el que tenemos ahora, sin importar los ingresos y ocupaciones, pero, una vez recobrados de la fatiga inducida por el trabajo, casi todos nosotros queremos actuar. El Oblomovismo y el Estajanovismo son dos lados de la misma moneda despreciada.La vida ldica es totalmente incompatible con la realidad existente. Peor para la realidad, ese pozo gravitatorio que absorbe la vitalidad de lo poco en la vida que an la distingue de la simple supervivencia. Curiosamente o quizs no todas las viejas ideologas son conservadoras porque creen en el trabajo. Algunas de ellas, como el Marxismo y la mayora de las ramas del anarquismo, creen en el trabajo an mas fieramente porque no creen en casi ninguna otra cosa.Los liberales dicen que deberamos acabar con la discriminacin en los empleos. Yo digo que deberamos acabar con los empleos. Los conservadores apoyan leyes del derecho-a-trabajar. Siguiendo al yerno descarriado de Karl Marx, Paul Lafargue, yo apoyo el derecho a ser flojo. Los izquierdistas favorecen el empleo total. Como los surrealistas excepto que yo no bromeo favorezco el desempleo total. Los Troskistas agitan por una revolucin permanente. Yo agito por un festejo permanente. Pero si todos las idelogos defienden el trabajo (y lo hacen) y no slo porque planean hacer que otras personas hagan el suyo son extraamente renuentes a admitirlo. Hablan interminablemente acerca de salarios, horas, condiciones de trabajo, explotacin, productividad, rentabilidad. Hablarn alegremente sobre todo menos del trabajo en s mismo. Estos expertos que se ofrecen a pensar por nosotros raramente comparten sus ideas sobre el trabajo, pese a su importancia en nuestras vidas. Discuten entre ellos sobre los detalles. Los sindicatos y los patronos concuerdan en que deberamos vender el tiempo de nuestras vidas a cambio de la supervivencia, aunque regatean por el precio. Los Marxistas piensan que deberamos ser mandados por burcratas. Los anarco-capitalistas piensan que deberamos ser mandados por empresarios. A las feministas no les importa cul sea la forma de mandar, mientras sean mujeres las que manden. Es claro que estos ideo-locos tienen serias diferencias acerca de cmo dividir el botn del poder. Tambin es claro que ninguno de ellos tiene objecin alguna al poder en s mismo, y todos ellos desean mantenernos trabajando.Debes estar preguntndote si bromeo o hablo en serio. Pues bromeo y hablo en serio. Ser ldico no es ser ridculo. El juego no tiene que ser frvolo, aunque la frivolidad no es trivialidad: con frecuencia debemos tomar en serio la frivolidad. Deseo que la vida sea un juego pero un juego con apuestas altas. Quiero jugar para ganar.La alternativa a trabajar no es el ocio slamente. Ser ldico no es ser esttico. Aunque valoro el placer de la pereza, nunca es mas satisfactoria que cuando sirve de intermedio entre otros placeres y pasatiempos. Tampoco promuevo esa vlvula de seguridad disciplinada y gerenciada llamada tiempo libre; nada de eso. El tiempo libre es no trabajar por el bien del trabajo. El tiempo libre es tiempo gastado en recobrarse del trabajo, y en el frentico pero intil intento de olvidarse del trabajo. Mucha gente regresa de sus vacaciones tan agotada que desean volver al trabajo para descansar. La diferencia principal entre el tiempo libre y el trabajo es que al menos te pagan por tu alienacin y agotamiento.No estoy jugando a las definiciones. Cuando digo que quiero abolir el trabajo, me refiero justo a lo que digo, pero quiero decir a lo que me refiero definiendo mis trminos de formas no idiosincrticas. Mi definicin mnima del trabajo es labor forzada, es decir, produccin impuesta. mbos elementos son esenciales. El trabajo es produccin impuesta por medios econmicos o polticos, por la zanahoria o el ltigo (la zanahoria es slo el ltigo por otros medios). Pero no toda creacin es trabajo. El trabajo nunca es hecho por amor al trabajo mismo, sino para obtener un producto o resultado que el trabajador (o, con mas frecuencia, alguien ms) recibe del mismo. Esto es lo que el trabajo debe ser. Definirlo es despreciarlo. Pero el trabajo es usualmente peor de lo que indica su definicin. La dinmica de dominacin contenida por el trabajo tiende a desarrollarse con el tiempo. En las sociedades avanzadas e infestadas de trabajo, incluyendo todas las sociedades industriales, capitalistas o comunistas, el trabajo siempre adquiere otros atributos que lo hacen an ms nocivo.Usualmente y esto es an ms cierto en los pases comunistas que en los capitalistas, donde el estado es casi el nico patrono y todos sn empleados el trabajo es asalariado, lo que significa venderte a t mismo a plazos. As que el 95% de los estadounidenses que trabajan, trabajan para alguien (o algo) ms. En la URSS o Cuba o Yugoslavia o cualquier otro modelo alternativo que puedas mencionar, la cifra correspondiente se aproxima al 100%. Solo los fortificados bastiones de campesinos del Tercer Mundo Mjico, India, Brasil, Turqua albergan temporalmente concentraciones significativas de agricultores que perpetan el acuerdo tradicional de la mayora de los trabajadores en los ltimos milenios: el pago de impuestos (= rescate) al estado o renta a los parasticos terratenientes, a cambio de que les dejen en paz en todo lo dems. Incluso ste simple trato empieza a verse agradable. Todos los trabajadores industriales (y de oficina) se encuentran bajo el tipo de supervisin que asegura la servilidad.Pero el trabajo moderno tiene peores implicaciones. La gente no slo trabaja, tienen empleos. Una persona realiza una tarea productiva todo el tiempo o si no!. An si la tarea tiene aunque sea un tomo de inters intrnseco (y cada vez menos trabajos lo tienen) la monotona de su obligatoriedad exclusiva elimina su potencial ldico. Un empleo que podra atraer la energa de algunas personas, por un tiempo razonable, por pura diversin, es tan slo una carga para aquellos que tienen que hacerlo por cuarenta horas a la semana sin voz ni voto sobre cmo debera hacerse, para beneficio de propietarios que no contribuyen en nada al proyecto, y sin oportunidad de compartir las tareas o distribuir el trabajo entre aquellos que tienen que hacerlo. Este es el verdadero mundo del trabajo: Un mundo de estupidez burocrtica, de acoso sexual y discriminacin, de jefes cabeza hueca explotando y descargando la culpa sobre sus subordinados, quienes segn cualquier criterio tcnico-racional deberan estar dirigiendo todo. Pero el capitalismo en el mundo real sacrifica la maximizacin racional de la productividad y el beneficio ante las exigencias del control organizacional.La degradacin que experimentan la mayora de los trabajadores es la suma de varias indignidades que pueden ser denominadas como disciplina. Foucault ve este fenmeno de manera complicada, pero es muy simple. La disciplina consiste en la totalidad de los controles totalitarios en el lugar de trabajo supervisin, movimientos repetitivos, ritmos de trabajo impuestos, cuotas de produccin, marcar tarjeta, etc. La disciplina es lo que la fbrica, la oficina y la tienda comparten con la crcel, la escuela y el hospital psiquitrico. Es algo histricamente nuevo y horrible. Va ms all de las capacidades de los dictadores demonacos de antao como Nern y Gengis Khan e Ivn el Terrible. Pese a sus malas intenciones, ellos no tenan la maquinaria para controlar a sus sbditos tan completamente como los dspotas modernos. La disciplina es el modo de control moderno, especialmente diablico, es una irrupcin novedosa que debe ser detenida a la primera oportunidad.Eso es el trabajo. El juego es todo lo contrario. El juego es siempre voluntario. Lo que de otro modo sera un juego, es trabajo si es forzado. Esto es axiomtico. Bernie de Koven ha definido el juego como la suspensin de las consecuencias. Esto es inaceptable si significa que el juego es inconsecuente. No es que el juego no tenga consecuencias. Eso sera rebajar al juego. El asunto es que las consecuencias, si las hay, sn gratuitas. El jugar y el dar estn estrechamente relacionados, son facetas conductuales y transaccionales del mismo impulso, el instinto-de-jugar. mbos comparten un desdn aristocrtico hacia los resultados. El jugador recibe algo al jugar; es por eso que juega. Pero la recompensa principal es la experiencia de la actividad misma (cualquiera que sea). Algunos estudiosos del juego, normalmente atentos (como el Homo Ludens de Johan Huizinga), lo definen como seguir reglas. Respeto la erudiccin de Huizinga pero rechazo enfticamente sus restricciones. Existen buenos juegos (ajedrez, baseball, monopolio, bridge) que estn regidos por reglas, pero hay mucho mas en jugar que seguir reglas. La conversacin, el sexo, el baile, los viajes estas prcticas no siguen reglas, pero son juegos sin la menor duda. Y es posible jugar con las reglas tanto como con cualquier otra cosa.El trabajo hace de la libertad una burla. El discurso oficial dice que todos tenemos derechos y vivimos en una democracia. Otros desafortunados que no sn libres como nosotros tienen que vivir en estados policiales. Estas vctimas obedecen rdenes o si no!, sin importar cun arbitrarias. Las autoridades les mantienen bajo supervisin constante. Los burcratas del Estado controlan hasta los detalles ms pequeos de la vida diaria. Los oficiales que les empujan de un lado a otro slo responden ante sus superiores, pblicos o privados. De cualquier modo, la disensin y la desobediencia sn castigados. Los informantes reportan regularmente a las autoridades. Se supone que todo esto es muy malo.Y lo es, exepto que no es sino una descripcin del puesto de trabajo moderno. Los liberales y conservadores y anarco-capitalistas que lamentan el totalitarismo sn falsos e hipcritas. Hay mas libertad en cualquier dictadura moderadamente desestalinizada que en el tpico puesto de trabajo estadounidense. Encuentras el mismo tipo de jerarqua y disciplina en una oficina o fbrica que en una crcel o monasterio. De hecho, como Foucault y otros han mostrado, las crceles y las fbricas surgieron casi al mismo tiempo, y sus operadores copiaron conscientemente las tcnicas de control de unas y de otras. Un trabajador es un esclavo de medio tiempo. El jefe dice cundo llegar, cundo irse, y qu hacer entre los dos. Te dice cunto trabajo hacer y qu tan rpido. Puede llevar su control hasta extremos humillantes, regulando, si le da la gana, las ropas que llevas o qu tan a menudo puedes ir al bao. Con unas pocas excepciones, puede despedirte por cualquier razn, o sin razn. Eres espiado por informantes y supervisores, amasa un expediente de cada empleado. Contestarle es llamado insubordinacin, como si el trabajador fuese un nio malo, y no slo hace que te despidan, te descalifica para compensacin de desempleo. Sin aprobarlo necesariamente para ellos tampoco, hay que sealar que los nios en la casa y en la escuela reciben un tratamiento similar, en este caso justificado por su supuesta inmadurez. Qu nos dice sto acerca de sus padres y maestros que trabajan?El humillante sistema de dominacin que he descrito rige sobre la mitad de las horas de vigilia de una mayoria de mujeres y la vasta mayora de los hombres por dcadas, por la mayor parte de sus vidas. Para ciertos propsitos, no es del todo errneo llamar a nuestro sistema democracia o capitalismo o mejor an industrialismo, pero sus verdaderos nombres sn fascismo de fbrica y oligarqua de oficina. Quien diga que esta gente es libre es un mentiroso o un estpido. Eres lo que haces. Si haces trabajo aburrido, estpido y montono, lo mas probable es que t mismo acabars siendo aburrido, estpido y montono. El trabajo explica la creciente cretinizacin a nuestro alrededor mucho mejor que otros mecanismos idiotizantes como la televisin y la educacin. Quienes viven marcando el paso todas sus vidas, llevados de la escuela al trabajo y enmarcados por la familia al comienzo y el asilo al final, estn habituados a la jerarqua y esclavizados psicolgicamente. Su aptitud para la autonoma se encuentra tan atrofiada, que su miedo a la libertad es una de sus pocas fobias con base racional. El entrenamiento de obediencia en el trabajo se traslada hacia las familias que inician, reproduciendo as el sistema en ms de una forma, y hacia la poltica, la cultura y todo lo dems. Una vez que absorbes la vitalidad de la gente en el trabajo, es probable que se sometan a la jerarqua y la experticia en todo. Estn acostumbrados a ello.Vivimos tan cerca del mundo del trabajo que no vemos lo que nos hace. Tenemos que basarnos en observadores externos de otros tiempos u otras culturas para apreciar el extremismo y la patologa de nuestra posicin presente. Hubo un tiempo en nuestro pasado en que la tica del trabajo hubiese sido incomprensible, y quizs Weber comprendi algo importante cuando conect su aparicin con una religin, el Calvinismo, que si hubiese aparecido hoy, en vez de hace cuatro siglos, hubiese sido llamado acertadamente una secta. De cualquier forma, slo tenemos que usar la sabidura de la antiguedad para poner el trabajo en perspectiva. Los antiguos vean el trabajo tal como era, y su punto de vista prevaleci, pese a los locos calvinistas, hasta que fu desterrado por el industrialismo pero no ntes de ser promovido por sus profetas.Imaginemos por un momento que el trabajo no convierte a la gente en sumisos atontados. Imaginemos, contra cualquier psicologa creble y contra la ideologa de sus defensores, que no tiene efecto en la formacin del carcter. E imaginemos que el trabajo no es tan aburrido, agotador y humillante como todos sabemos que realmente es. An as, el trabajo sigue siendo una burla de todas las aspiraciones democrticas y humansticas, slo porque usurpa tanto de nuestro tiempo. Scrates dijo que los trabajadores manuales suelen ser malos amigos y malos ciudadanos, porque no tienen tiempo de cumplir con las responsabilidades de la amistad y la ciudadana. Tena razn. A causa del trabajo, sin importar lo que hagamos, nos la pasamos mirando los relojes. La nica cosa libre sobre el llamado tiempo libre es que no le cuesta nada al jefe. El tiempo libre est dedicado en su mayora a prepararse para ir al trabajo, ir al trabajo, regresar del trabajo, y recobrndose del trabajo. El tiempo libre es un eufemismo para la manera peculiar en que el trabajador, como factor de produccin, no slo se transporta a s mismo, a sus propias expensas, desde y hacia el puesto de trabajo, sino que adems asume la responsabilidad por su propio mantenimiento y reparacin. El carbn y el acero no hacen eso. Las mquinas fresadoras y las de escribir no hacen eso. Pero los empleados lo hacen. Con razn Edward G. Robinson, en una de sus pelculas de gangsters, exclam el trabajo es para los estpidos!Platn y Jenofonte atribuyen a Scrates, y obviamente comparten con l, una comprensin de los efectos destructivos del trabajo en el trabajador como ciudadano y como ser humano. Herodoto identific el desprecio por el trabajo como un atributo de los griegos clsicos en la cumbre de su cultura. Cicern dijo que quien da su labor a cambio de dinero se vende a s mismo, y se coloca al mismo nivel que los esclavos. Su candor es raro ahora, pero las sociedades primitivas contemporneas a las que solemos ver con desprecio nos proveen de portavoces que han intrigado a los antroplogos de Occidente. Los Kapaku de Irin del Oeste, segn Posposil, tienen una concepcin de balance en la vida, y por ello trabajan un da si y otro no, el da de descanso destinado a recobrar el poder y salud perdidos. Nuestros antepasados, incluso en el siglo dieciocho, cuando ya haban recorrido la mayor parte del camino hacia nuestro actual predicamento, al menos saban lo que nosotros hemos olvidado, el lado siniestro de la industrializacin. Su devocin religiosa a San Lunes con lo cual establecieron una semana laboral de cinco das 150-200 aos antes de su consagracin legal era la desesperacin de los primeros propietarios de fbricas. Les tom un largo tiempo someterse a la tirana de la campana, predecesora del reloj. De hecho, se necesit una generacin o dos para reemplazar adultos varones con mujeres acostumbradas a la obediencia y nios que podan ser moldeados para ajustarse a las necesidades industriales. Incluso los campesinos explotados del Antguo Rgimen le sustraan un tiempo sustancial a su trabajo para el Seor. De acuerdo a Lafargue, un cuarto del calendario de los campesinos franceses estaba dedicado a domingos y das festivos, y las cifras de Chayanov sobre los poblados de la Rusia Zarista nada ms lejos de una sociedad progresista tambin muestra que un cuarto o quinto de los das de los campesinos se dedicaba al reposo. Controlando para la productividad, estamos obviamente muy por detrs de stas sociedades atrasadas. Los muziks explotados se preguntaran porqu cualquiera de nosotros se molesta siquiera en trabajar. Tambin nosotros deberamos.Sin embargo, para captar completamente la enormidad de nuestro deterioro, consideremos la condicin original de la humanidad, sin gobierno o propiedad, cuando vagbamos como cazadores-recolectores. Hobbes deca que la vida era violenta, brutal y breve. Otros asumen que la vida era una lucha desesperada y sin cuartel por la subsistencia, una guerra contra la naturaleza, con la muerte y el desastre esperando a los desafortunados o a cualquiera que no estuviese a la altura del desafo de la lucha por la existencia. En realidad, todo eso era una proyeccin de los miedos ante el colapso de la autoridad del gobierno sobre comunidades que no estaban acostumbradas a vivir sin l, como la Inglaterra de Hobbes durante la Guerra Civil. Los compatriotas de Hobbes ya haban encontrado formas de sociedad alternativas que ilustraban otras formas de vida en Norte Amrica, en particular pero incluso stas se hallaban demasiado lejos de su experiencia para ser comprensibles. (Las clases bajas, mas cercanas a la condicin de los indios, lo entendieron mejor y a menudo la encontraron atractiva. A lo largo del siglo diecisiete, muchos colonos ingleses desertaron para unirse a las tribus o, habiendo sido capturados en la guerra, se rehusaron a volver. Pero los indios no desertaban a las colonias inglesas, al igual que los alemanes nunca saltan el Muro de Berln hacia el Este). La versin de la supervivencia del ms apto la versin de Thomas Huxley del Darwinismo era ms una crnica de las condiciones econmicas de la Inglaterra victoriana que de la seleccin natural, como lo demostr el anarquista Kropotkin en su libro El Apoyo Mutuo, Un Factor de la Evolucin. (Kropotkin era un cientfico un gegrafo que tuvo amplias oportunidades involuntariamente para hacer trabajo de campo mientras estaba exiliado en Siberia: saba de lo que estaba hablando). Como la mayora de las teoras sociales y polticas, las historias que Hobbes y sus sucesores contaban eran en realidad autobiografas.El antroplogo Marshall Sahlins, examinando datos sobre cazadores-recolectores contemporneos, deshizo el mito Hobbesiano en un artculo titulado La Sociedad Afluente Original. Ellos trabajan mucho menos que nosotros, y su trabajo es difcil de distinguir de lo que llamamos juego. Sahlins concluy que los cazadores y recolectores trabajan menos que nosotros; y ms que un trabajo contnuo, la bsqueda de comida es intermitente, el tiempo libre es abundante, y pasan ms tiempo durmiendo durante el da, por persona y ao, que en cualquier otra condicin de la sociedad. Trabajaban un promedio de cuatro horas por da, asumiendo que trabajasen en lo absoluto. Su labor, tal como nos parece a nosotros, era labor especializada que ejerca sus facultades intelectuales y fsicas; labor no especializada en gran escala, como dice Sahlins, es imposible excepto bajo el industrialismo. Por tanto, satisfaca la definicin de juego segn Friedrich Schiller, la nica ocasin en que el hombre realiza su completa humanidad al dar completa expresin a mbos lados de su naturaleza: pensar y sentir. Como l deca: El animal trabaja cuando es la privacin lo que lo motiva, y juega cuando la plenitud de su fuerza es su motivador, cuando la vida superabundante es su propio estmulo para la actividad. (Una versin moderna dudosamente mejorada es la contraposicin, hecha por Abraham Maslow, entre motivacin por deficiencia y por crecimiento) El juego y la libertad sn, en lo que se refiere a la produccin, coextensivos. An Marx, quien pertenece (pese a sus buenas intenciones) al panten productivista, observ que el reino de la libertad no comienza hasta que se ha sobrepasado la necesidad de laborar bajo la compulsin de la necesidad y la utilidad externa. l nunca pudo llegar a identificar esta feliz circunstancia como lo que es, la abolicin del trabajo es ms bien anmalo, despus de todo, estar a favor de los trabajadores y en contra del trabajo pero nosotros s podemos.El deseo de retroceder (o avanzar) hacia una vida sin trabajo es evidente en cada historia social o cultural seria de la Europa preindustrial, entre ellas Inglaterra En Transicin de M. Dorothy George y Cultura Popular A Comienzos de La Europa Moderna de Peter Burke. Tambin es pertinente el ensayo de Daniel Bell, El Trabajo y sus Descontentos, el primer texto, segn creo, en referirse a la rebelin contra el trabajo con esas mismas palabras y, si hubiese sido comprendido, hubiese sido una importante correccin a la complacencia que suele asociarse con el volmen en que fu includo, El Fin de la Ideologa. Ni sus crticos ni sus celebrantes han notado que la tesis sobre el fin-de-la-ideologa de Bell no se refera al fin de la lucha social, sino el comienzo de una nueva fase, no restringida ni dirigida por ideologas. Fu Seymour Lipset (en El Hombre Poltico), no Bell, quien anunci al mismo tiempo que los problemas fundamentales de la Revolucin Industrial han sido resueltos, tan slo algunos aos antes de que los descontentos post- o meta-industriales entre los estudiantes universitarios hicieran a Lipset abandonar la universidad de Berkeley y buscar la tranquilidad relativa (y temporal) de Harvard.Como indica Bell, Adam Smith en su Riqueza de las Naciones, pese a su entusiasmo por el mercado y la divisin del trabajo, estaba ms alerta (y era ms honesto) sobre el lado oscuro del trabajo, que Ayn Rand o los economistas de Chicago o cualquiera de los modernos seguidores de Smith. Como observ Smith: el entendimiento de la mayora de los hombres se forma necesariamente por sus ocupaciones habituales. El hombre que se pasa la vida efectuando unas cuantas operaciones simples no tiene ocasin de ejercer su entendimiento Por lo general se vuelve tan estpido e ignorante como es posible que una criatura humana llegue a serlo. He aqu, en pocas y simples palabras, mi crtica del trabajo. Bell, escribiendo en 1956, la Edad de Oro de la imbecilidad Eisenhoweriana y autosatisfaccin estadounidense, identific la crisis desorganizada e inorganizable de los setenta y ms all, la crisis que ninguna tendencia poltica es capaz de canalizar, la crisis que fu identificada en el reporte de la HEW, El Trabajo en Amrica, la crisis que no puede ser aprovechada y, por lo tanto, es ignorada. Esa crisis es la rebelin contra el trabajo. No figura en ningn texto de ningn economista del laisez-faire Milton Friedman, Murray Rothbard, Richard Posner porque, en sus trminos, como solan decir en Viaje a las Estrellas, no computa.Si estas objeciones, formadas por el amor a la libertad, no convencen a los humanistas de tipo utilitario e incluso paternalista, existen otras que ellos no pueden despreciar. Para fusilarme el ttulo de un libro: El trabajo es nocivo para tu salud. De hecho, el trabajo es asesinato en masa o genocidio. Directa o indirectamente, el trabajo matar a la mayora de los que lean estas palabras. Entre 14.000 y 25.000 trabajadores mueren en este pas anualmente en el lugar de trabajo. Mas de dos millones quedan deshabilitados. De veinte a veinticinco millones sn heridos cada ao. Y estas cifras se basan en una estimacin muy conservadora acerca de qu constituye una herida relacionada con el trabajo. Por ejemplo, no cuentan el medio milln de casos de enfermedad ocupacional cada ao. Hoje un libro de texto mdico sobre enfermedades ocupacionales y tena 1.200 pginas. Incluso esto apenas es la punta del iceberg. Las estadsticas disponibles cuentan los casos obvios, como los 100.000 mineros que tienen el mal del pulmn negro, de quienes mueren 4.000 cada ao, una tasa de mortalidad mucho mayor que la del SIDA, por ejemplo, que recibe tanta atencin de los medios. Esto refleja la creencia sobreentendida de que el SIDA aflige a pervertidos que podran controlar su depravacin mientras que la extraccin de carbn es una actividad sacrosanta e incuestionable. Lo que las estadsticas no muestran es que decenas de millones de personas ven reducidas sus expectativas de vida a causa del trabajo que es lo que significa la palabra homicidio, despus de todo. Considera a los doctores que trabajan hasta morir a los cincuenta y tantos. Considera a todos los otros adictos al trabajo.An si no quedas muerto o invlido mientras trabajas, tambin puedes morir mientras vas al trabajo, regresas del trabajo, buscas trabajo, o tratas de olvidarte del trabajo. La gran mayora de las vctimas del automvil estaban realizando algunas de estas actividades obligadas por el trabajo, o cayeron vctimas de alguien que las haca. A este conteo de cadveres se debe aadir las vctimas de la contaminacin auto-industrial y la adiccin al alcohol y drogas inducida por el trabajo. Tanto el cncer como las enfermedades cardacas sn aflicciones modernas cuyo orgen se puede rastrear, directa o indirectamente, hacia el trabajo.El trabajo, entonces, institucionaliza el homicidio como forma de vida. La gente piensa que los Camboyanos estaban locos al exterminarse a s mismos, pero somos nosotros diferentes? El rgimen de Pol Pot al menos tena una visin, aunque borrosa, de una sociedad igualitaria. Nosotros matamos gente en el rango de las seis cifras (por lo menos) para vender Big Macs y Cadillacs a los que sobrevivan. Nuestras cuarenta o cincuenta mil muertes anuales en la autopista sn vctimas, no mrtires. Murieron por nada o ms bien, murieron por trabajar. Pero el trabajo no es algo por lo que valga la pena morir.Malas noticias para los liberales: el trasteo regulatorio es intil en este contexto de vida-o-muerte. La Administracin de Seguridad y Salud Ocupacional estaba diseada para vigilar la parte central del problema, la seguridad en el puesto de trabajo. Incluso antes de que Reagan y la Corte Suprema la deshabilitasen, la ASSO era una farsa. Incluso en los tiempos en que el presidente Carter le otorgaba fondos generosos (para la norma actual), un puesto de trabajo poda esperar una visita sorpresa de un inspector de la ASSO cada 46 aos.El control estatal de la economa no es solucin. El trabajo es ms peligroso en los pases con socialismo de estado de lo que lo es aqu. Miles de obreros rusos murieron o resultaron heridos construyendo el metro de Mosc. Existen montones de historias sobre desastres nucleares soviticos encubiertos que hacen que Times Beach o Three Mile Island parezcan simulacros de ataque areo de escuela primaria. Por otro lado, la desregulacin, de moda actualmente, no ayudar y probablemente har ms dao. Desde el punto de vista de la salud y la seguridad, el trabajo estaba en su peor momento en aquellos das cuando la economa se acercaba ms al libre mercado.Historiadores como Eugenio Genovese han argumentado contundentemente que como decan los defensores de la esclavitud de antao los trabajadores asalariados en los estados del Norte de la Unin y en Europa vivan peor que los esclavos en las plantaciones del Sur. Ningn reajuste de las relaciones entre los burcratas y los empresarios parece hacer mucha diferencia a nivel de quienes hacen la produccin. Si se impusieran seriamente incluso las normas ms vagas de la ASSO, la economa se estancara por completo. Los vigilantes aparentemente se percatan de ello, ya que ni siquiera intentan arrestar a los malechores.Lo que he dicho hasta ahora no debera ser controversial. Muchos trabajadores estn hartos del trabajo. Las tasas de ausentismo, despidos, robo y sabotaje por parte de empleados, huelgas ilegales, y flojera general en el trabajo sn altas y van subiendo. Podra haber un movimiento hacia un rechazo consciente y no slo visceral del trabajo. Y sin embargo, el sentimiento prevalente, universal entre los patronos y sus agentes, y muy extendida entre los trabajadores mismos, es que el trabajo mismo es inevitable y necesario.Yo discrepo. Ahora es posible abolir el trabajo y reemplazarlo, hasta donde sirve a propsitos tiles, con una multitud de nuevos tipos de actividades libres. Abolir el trabajo requiere ir hacia l desde dos direcciones, cuantitativa y cualitativa. Por el lado cuantitativo, hemos de recortar masivamente la cantidad de trabajo que se hace. En la actualidad, la mayor parte del trabajo es intil o peor, y deberamos deshacernos de l. Por el lado cualitativo y pienso que esta es la base del asunto, y el punto de partida nuevo y revolucionario hemos de tomar el trabajo til que queda y transformarlo en una agradable variedad de pasatiempos parecidos al juego y la artesana, que no se puedan distinguir de otros pasatiempos placenteros, excepto que sucede que generan productos tiles. Sin duda eso no los har menos estimulantes. Entonces, todas las barreras artificiales del poder y la propiedad se vendran abajo. La creacin se convertira en recreacin. Y podramos dejar de vivir temerosos los unos de los otros.No estoy sugiriendo que la mayora del trabajo pueda salvarse de esta manera. Pero la mayora del trabajo no vale la pena salvarlo. Solo una fraccin pequea y menguante del trabajo sirve para algn propsito til, aparte de la defensa y reproduccin del sistema del trabajo y sus apndices polticos y legales. Hace veinte aos, Paul y Percival Goodman estimaron que slo el cinco por ciento del trabajo que se haca entonces presuntamente la cifra, de ser exacta, es an ms baja ahora bastara para cubrir nuestras necesidades mnimas de comida, ropa, y techo. Su clculo era slo una aproximacin educada, pero el punto clave est claro: directa o indirectamente, la mayor parte del trabajo sirve los propsitos improductivos del comercio o el control social. De inmediato podemos liberar a decenas de millones de vendedores, soldados, gerentes, policas, guardias, publicistas y todos los que trabajan para ellos. Es un efecto de avalancha, puesto que cada vez que dejas sin trabajo a un pez gordo, tambin liberas a sus lacayos y subordinados. Y entonces la economa implota.El cuarenta por ciento de la fuerza laboral son trabajadores de cuello blanco, la mayora de los cuales tienen algunos de los empleos ms tediosos e idiotas jams concebidos. Industrias enteras, seguros y bancos y bienes races por ejemplo, no consisten en nada ms que mover papeles intiles de un lado a otro. No es accidente que el sector terciario, el sector de servicios, est creciendo mientras el sector secundario (industria) se atasca y el sector primario (agricultura) casi desaparece. Porque el trabajo es innecesario excepto para aquellos cuyo poder asegura, los trabajadores son desplazados desde ocupaciones relativamente tiles a relativamente intiles, como una medida para asegurar el rden pblico. Cualquier cosa es mejor que nada. Es por eso que no puedes irte a casa slo porque terminaste temprano. Quieren tu tiempo, lo suficiente para que les pertenezcas, an si no tienen uso para la mayor parte del mismo. De no ser as, por qu la semana de trabajo promedio no ha disminudo mas que unos cuantos minutos en los ltimos cincuenta aos?A continuacin, podemos aplicar el machete al trabajo de produccin mismo. No ms produccin de guerra, energa nuclear, comida chatarra, desodorante de higiene femenina y por sobre todo, no ms industria automovilstica digna de ese nombre. Un Barco de Vapor Stanley o un automvil Modelo-T ocasionales estara bien, pero el auto-erotismo del cual dependen nidos de ratas como Detroit y Los Angeles queda fuera del mapa. Con esto, sin haberlo intentado siquiera, hemos resuelto la crisis de energa, la crisis ambiental y un montn de otros problemas sociales insolubles.Finalmente, debemos deshacernos de la mayor de las ocupaciones, la que tiene el horario ms largo, el salario ms bajo, y algunas de las tareas ms tediosas. Me refiero a las amas de casa y el cuidado de nios. Al abolir el trabajo asalariado y alcanzar el desempleo total, atacamos la divisin sexual del trabajo. El ncleo familiar como lo conocemos es una adaptacin inevitable a la divisin del trabajo impuesta por el moderno trabajo asalariado. Te guste o no, tal como han sido las cosas durante los ltimos cien o doscientos aos, es econmicamente racional que el hombre traiga el pan a la casa y que la mujer haga el trabajo sucio y le provea de un refugio de paz en un mundo despiadado, y que los nios sean enviados a campos de concentracin juveniles llamados escuelas, principalmente para que no sean una carga tan grande para mam pero an sean mantenidos bajo control, pero tambin para que adquieran los hbitos de obediencia y puntualidad que tanto necesitan los trabajadores. Si deseas deshacerte de la patriarqua, deshazte del ncleo familiar cuyo no pagado trabajo invisible, como dice Ivan Illich, hace posible el sistema del trabajo que a su vez hace necesario el ncleo familiar. A la lucha anti-armas nucleares est ligada la abolicin de la infancia y el cierre de las escuelas. Hay ms estudiantes de tiempo completo que trabajadores de tiempo completo en este pas. Necesitamos a los nios como maestros, no estudiantes. Tienen mucho que contribuir a la revolucin ldica, porque ellos sn mejores en el juego que las personas maduras. Los adultos y los nios no sn idnticos, pero se harn iguales a travs de la interdependencia. Slo el juego puede cerrar la brecha generacional.An no he mencionado siquiera la posibilidad de recortar el poco trabajo que an queda por va de la automatizacin y la ciberntica. Todos los cientficos, ingenieros y tcnicos, liberados de molestarse en investigacin de guerra y obsolecencia planeada, se la pasaran en grande inventando medios para eliminar la fatiga, el tedio y el peligro de actividades como la minera. Sin duda hallarn otros proyectos en qu divertirse. Quizs establezcan redes globales de comunicaciones multimedia o colonicen el espacio exterior. Quizs. Personalmente, no soy fantico de los aparatos. No me interesa la idea de vivir en un paraso donde slo haya que presionar botones. No quiero que robots esclavos hagan todo; quiero hacer las cosas yo mismo. Existe, creo, un lugar para las tecnologas que ahorran trabajo, pero un lugar modesto. El registro histrico y pre-histrico no es esperanzador. Cuando la tecnologa productiva pas de caza-recoleccin a la agricultura y a la industria, el trabajo se increment mientras la especializacin y la autodeterminacin disminuyeron. La evolucin posterior del industrialismo ha acentuado lo que Harry Braverman llam la degradacin del trabajo. Los observadores inteligentes siempre han sido conscientes de sto. John Stuart Mill escribi que todos los inventos para ahorrar trabajo que se han creado no han ahorrado ni un momento de trabajo. Karl Marx escribi que sera posible escribir una historia de los inventos hechos desde 1830 para el nico propsito de proveer al capital con armas contra las revueltas de la clase obrera. Los tecnfilos entusiastas Saint-Simon, Comte, Lenin, B.F. Skinner han sido siempre completos autoritarios tambin; es decir, tecncratas. Deberamos ser ms que escpticos con las promesas de los msticos de las computadoras. Ellos trabajan como mulas; lo ms seguro es que, si se salen con la suya, tambin el resto de nosotros lo har. Pero, si tienen alguna contribucin particular ms subordinada a los propsitos humanos, pues escuchmosles.Lo que realmente deseo es ver el trabajo convertido en juego. Un primer paso es descartar las nociones de un empleo y una ocupacin. Incluso las actividades que ya tienen algn contenido ldico lo pierden si se reducen a empleos que ciertas personas, y slo esas personas, se ven forzadas a hacer excluyendo cualquier otra cosa. No es raro que los campesinos trabajen dolorosamente en los campos mientras sus amos van a casa cada fin de semana y se ponen a cuidar de sus jardines? Bajo un sistema de festejo permanente, presenciaremos una Edad de Oro de la creatividad que har pasar verguenza al Renacimiento. No habr ms empleos, slo cosas que hacer y gente que las haga.El secreto de convertir el trabajo en juego, como demostr Charles Fourier, es acomodar las actividades tiles para tomar ventaja de lo que sea que diferentes personas disfrutan hacer en momentos diferentes. Para hacer posible que algunas personas hagan las cosas que disfrutan, bastar con erradicar las irracionalidades y distorsiones que afligen esas actividades cuando sn convertidas en trabajo. Yo, por ejemplo, disfrutara enseando un poco (no demasiado), pero no quiero estudiantes que estn all a la fuerza, y no me interesa adular a pedantes patticos para obtener un profesorado.Segundo, hay cosas que a la gente le gusta hacer de vez en cuando, pero no por demasiado tiempo, y ciertamente no todo el tiempo. Puedes disfrutar haciendo de niera por algunas horas para compartir la compaa de los nios, pero no por tanto tiempo como sus padres. Los padres, mientras tanto, aprecian profundamente el tiempo que les liberas para s mismos, aunque les molestara apartarse de su progenie por mucho tiempo. Estas diferencias entre los individuos sn lo que hace posible una vida de juego libre. El mismo principio se aplica a muchas otras reas de actividad, especialmente las primarias. As, muchos disfrutan cocinar cuando lo pueden hacer con seriedad, a su modo, pero no cuando slo estn recargando cuerpos humanos con combustible para el trabajo.Tercero an sin cambiar todo lo dems algunas cosas que no sn satisfactorias si las haces slo, o en un entorno desagradable, o bajo las rdenes de un supervisor, son agradables, al menos por un tiempo, si esas circunstancias cambian. Esto es cierto probablemente, hasta cierto punto, para todo trabajo. La gente utiliza su ingenio, de otro modo desperdiciado, para convertir las tareas repetitivas menos atrayentes en un juego, lo mejor que pueden. Las actividades que atraen a algunas personas no siempre atraen a todas, pero todo el mundo tiene, al menos en potencia, una variedad de intereses y un inters en la variedad. Como dice el dicho, cualquier cosa, una vez. Fourier era el maestro en especular cmo a las inclinaciones aberrantes y perversas se les podra dar uso en la sociedad post-civilizada, que l llamaba Armona. Pensaba que el Emperador Nern pudo haber sido una buena persona si, de nio, hubiese podido complacer su gusto por la sangre trabajando en un matadero. Los nios pequeos a quienes les encanta revolcarse en la suciedad podran ser organizados en Pequeas Hordas para limpiar los sanitarios y recoger la basura, otorgando medallas a los que destaquen. No estoy sugiriendo que sigamos estos mismos ejemplos, sino que veamos el principio subyacente, el cual me parece que tiene sentido como una dimensin de una transformacin revolucionaria general. Ten en mente que no se trata de tomar el trabajo de hoy tal como lo encontramos y asignarlo a la gente adecuada, ya que algunos de ellos tendran que ser realmente perversos. Si la tecnologa cumple un papel en todo esto, no es tanto para eliminar el trabajo automatizndolo, sino para abrir nuevos espacios para la re/creacin. Hasta cierto punto podemos desear regresar a la fabricacin a mano, que William Morris consideraba un resultado probable y deseable de una revolucin comunista. El arte sera recuperado de las manos de esnobs y coleccionistas, abolido como departamento especializado sirviendo a una audiencia de lite, y sus cualidades de belleza y creacin restauradas a la vida misma, de la cual fueron robadas por el trabajo. Da qu pensar el hecho de que las nforas griegas a las que escribimos odas y guardamos en museos fuesen usadas en su tiempo para guardar aceite de olivo. Dudo que a nuestros artefactos cotidianos les vaya tan bien en el futuro, si es que hay uno. Lo que quiero decir es que no existe tal cosa como el progreso en el mundo del trabajo; ms bien es lo opuesto. No deberamos dudar en saquear el pasado por lo que tiene que ofrecer, los antiguos no pierden nada y nosotros nos enriquecemos.Reinventar la vida cotidiana significa marchar ms all del borde de nuestros mapas. Es cierto que existe ms especulacin sugerente de lo que la mayora de la gente se imagina. Aparte de Fourier y Morris y hasta una pista, aqu y all, en Marx estn los escritos de Kropotkin, los sindicalistas Pataud y Pouget, anarco-comunistas de antes (Berkman) y de ahora (Bookchin). La Communitas de los hermanos Goodman es ejemplar porque ilustra qu formas siguen a qu funciones (propsitos), y hay algo que sacar de los heraldos, a menudo borrosos, de la tecnologa alternativa/apropiada/intermedia/convivencial, como Schumacher y especialmente Illich, una vez que desconectas sus cortinas de humo. Los situacionistas tal como sn representados por la Revolucin de la Vida Cotidiana de Vaneigem y en la Antologa de la Internacional Situacionista sn tan despiadadamente lcidos como para ser estimulantes, an si nunca llegaron a encajar bien su apoyo a las asociaciones de trabajadores con la abolicin del trabajo. Sin embargo, es mejor su incongruencia que cualquier versin actual del izquierdismo, cuyos devotos buscan ser los ltimos campeones del trabajo, porque si no hay trabajo no hay trabajadores, y sin trabajadores, A quin organizara la izquierda?As que los abolicionistas tendran que actuar por su cuenta. Nadie puede decir qu resultara de liberar el poder creativo aturdido por el trabajo. Cualquier cosa puede pasar. El gastado debate de libertad versus necesidad, que casi suena teolgico, se resuelve slo cuando la produccin de valores de uso coexista con el consumo de deliciosa actividad ldica.La vida se convertir en un juego, o ms bien muchos juegos, pero no como es ahora un juego de suma cero. Un encuentro sexual ptimo es el paradigma del juego productivo; los participantes se potencian los placeres el uno al otro, nadie cuenta los puntajes, y todos ganan. Cuanto ms das, ms recibes. En la vida ldica, lo mejor del sexo se mezcla con la mejor parte de la vida diaria. El juego generalizado lleva a la libidinizacin de la vida. El sexo, en cambio, puede volverse menos urgente y desesperado, ms juguetn. Si jugamos bien nuestras cartas, podemos sacar ms de la vida de lo que metemos en ella; pero slo si jugamos para ganar.Nadie debera trabajar. Proletarios del mundo descansad!

http://es.wikipedia.org/wiki/Bob_Black

Bob Black

Nombre Robert Charles Black, Jr.Nacimiento 4 de enero de 1951, 62 aosNacionalidad estadounidenseOcupacin abogado

Bob Black es un anarquista estadounidense contemporneo conocido principalmente por sus ideas crticas de la sociedad basada en el trabajo. Se lo asocia a la corriente de la anarqua postizquierda.

ndice

1 La abolicin del trabajo: el trabajo y el juego2 Crtica al marxismo y al socialismo de Estado3 La sociedad del trabajo y la libertad4 El juego como lo opuesto al trabajo5 El replanteamiento de la actividad humana6 Obra en castellano7 Vase tambin8 Enlaces externos

La abolicin del trabajo: el trabajo y el juego

La abolicin del trabajo es el texto ms conocido de Black. All se apoy en las ideas de intelectuales revolucionarios como Charles Fourier, William Morris, Paul Goodman, Marshall Sahlins y Paul Lafargue. All argumenta en contra de la subordinacin de la vida de las personas por el esquema del trabajo en donde se las obliga a una vida dedicada a la produccin y consumo de mercancas.

Crtica al marxismo y al socialismo de Estado

Aunque desarrolla una critica profunda del capitalismo y de los puntos de vista del liberalismo pro capitalista tambin critica a los esquemas marxistas de socialismo de estado debido a que estos tambin mantendran una lgica productivsta que se diferenciara del capitalismo en que en el este, uno trabaja para un patrn/burgus mientras que en el socialismo de estado uno recibe rdenes de un administrador asignado por el estado socialista. Por otro lado tambin critica la glorificacin del trabajo y del trabajador en el marxismo as como al mantenerse en la lnea terica del liberalismo pro capitalista, al hablar que las cosas adquieren valor por medio del trabajo.La sociedad del trabajo y la libertad

Black define su concepto de "trabajo" como la actividad productiva compulsiva puesta en marcha por medios econmicos y/o polticos. Black muestra numerosos datos para demostrar que la gran parte de la miseria en el mundo esta ligada al trabajo. Por este motivo denuncia al trabajo por su compulsin y por subordinar a las personas a otro que les dice que tienen que hacer y as las personas perderan su subjetividad y por ende su libertad. Esto se hace a travs de mltiples formas degradantes de disciplina cada ves ms sofisticadas. Por otro lado la crueldad del sistema se mostrara en los altsimos accidentes en el trabajo que van desde las heridas hasta las muertes en dicha actividad.

Debido a esto, encuentra que los que defienden al trabajo (segn como l lo describe) y a la libertad seran hipcritas. Debido a la regularidad y monotona del trabajo, las personas se acostumbran a la rigidez y a la regularidad y no tienen tiempo para el contacto interpersonal o la actividad realizadora de la persona. Black dice que es claro que la mayora de los trabajadores no estn satisfechos con la condicin del trabajo y por eso este tema debera ser algo no controversial pero la ideologa de la sociedad actual tiende a glorificar al trabajo para autoreproducirse.El juego como lo opuesto al trabajo

La forma en la cual las personas pudieran reclamar su libertad es por medio de reclamar el tiempo que ahora emplean en sus trabajos y re dirigirlo hacia actividades donde entrara lo que el encuentra como el opuesto del trabajo, el "juego" y lo ldico. El juego no es necesariamente gobernado por reglas y es hecho voluntariamente en libertad. Black identifica al juego como idntico con la actividad no instrumental y con la economa del regalo. El afirma que las sociedades de caza y pesca se caracterizan por el juego, cosa afirmada por Marshall Sahlins. El culto y el nivel de dedicacin actual al trabajo sera algo que inclusive sorprendera a las sociedades de la antigedad y de la Edad Media.

El replanteamiento de la actividad humana

El critca el punto de vista que el trabajo es necesario para hacer actividades importantes pero molestas, disciendo que gran parte de los trabajos ms necesarios pueden ser hechos en un sentido ms ldico o adaptados a la artesana u otra actividad a gusto. Por otro lado afirma que gran parte de los trabajos no merecen en realidad ser rescatados debido a que son bsicamente en mucho imposiciones del capitalismo consumista. Esto debido a que en mucho gran parte de las actividades productivas solo sirven a los propsitos del comercio y del control social que existen solo para mantener al sistema del trabajo.

Obra en castellano:

Bob Black, La abolicin del trabajo, Pepitas de Calabaza, Logroo, 2013. Traduccin de Federico Corriente y eplogo de Julius Van Daal. ISBN 978-84-940296-8-4

Manifiesto contra el trabajodel Grupo Krisis1. El dominio del trabajo muertoTodos deben poder vivir de su trabajo, dice el principio planteado. Poder vivir est, por tanto, condicionado por el trabajo, y no existir tal derecho, si no se cumple esta condicin.Johann Gottlieb Fichte, Fundamentos del derecho natural segn los principios de la doctrina de la ciencia, 1797Un cadver domina la sociedad, el cadver del trabajo. Todos los poderes del planeta se han unido para la defensa de este dominio: el Papa y el Banco Mundial, Tony Blair y Jrg Haider, los sindicatos y los empresarios, los ecologistas alemanes y los socialistas franceses. Todos conocen una nica consigna: trabajo, trabajo, trabajo!A quien todava no se haya olvidado de pensar, no le resultar difcil darse cuenta de la inconsistencia de una posicin semejante. Pues la sociedad dominada por el trabajo no est pasando por una crisis temporal, sino que est llegando a sus lmites absolutos. La produccin de riquezas se est alejando cada vez ms en una medida que hasta hace pocas dcadas slo era concebible en la ciencia-ficcin del uso de mano de obra humana como consecuencia de la revolucin microelectrnica. Nadie puede afirmar seriamente que este proceso se vaya a parar o que tenga marcha atrs. La venta de la mercanca mano de obra va a ser tan prometedora en el siglo XXI como la de sillas de posta en el XX. Sin embargo, en esta sociedad, a quien no puede vender su mano de obra se le considera excedente y se le manda al vertedero social.El que no trabaje, no come! Esta cnica frmula todava es vlida, y hoy en da incluso ms, porque se vuelve irremisiblemente obsoleta. Es absurdo: la sociedad nunca ha sido tan sociedad del trabajo como en un momento en que el trabajo se est haciendo innecesario. Es precisamente en el momento de su muerte cuando el trabajo se revela como un poder totalitario que no admite otro dios a su lado. Determina el pensar y el actuar hasta en los poros de la cotidianidad y la psique. No se ahorran esfuerzos para prolongar artificialmente la vida del dolo trabajo. El grito paranoico de empleo justifica que se fuerce incluso la destruccin, hace tiempo conocida, de los fundamentos de la naturaleza. Cuando se abre la perspectiva de un par de miserables puestos de trabajo, se permite dejar de lado acrticamente los ltimos obstculos a la comercializacin total de todas las relaciones sociales. Y se ha convertido en un acto de fe comnmente exigido la idea de que es mejor tener cualquier trabajo que ninguno.Cuanto ms patente es que la sociedad del trabajo est llegando a su final definitivo, con tanta ms violencia se oculta ese final a la conciencia pblica. Los mtodos de ocultacin pueden ser tan distintos como se quiera, pero tienen un denominador comn: el hecho mundial de que el trabajo se evidencia como un fin absoluto irracional, que se ha hecho obsoleto a s mismo, es redefinido con la terquedad de un sistema enloquecido como el fracaso personal o colectivo de individuos, empresas o enclaves. El lmite objetivo del trabajo debe parecer, pues, un problema subjetivo de los excluidos.Si para unos el paro es el producto de pretensiones desmesuradas, de falta de disposicin a rendir y de flexibilidad; los dems le reprochan a sus directivos y polticos incapacidad, corrupcin, codicia o traicin a su enclave econmico. Y al final todos acaban por coincidir con el ex presidente federal alemn Roman Herzog: el pas necesita de un empuje que lo recorra de parte a parte, como si se tratase de un problema de motivacin de un equipo de ftbol o de una secta poltica. Todos tienen que remar con fuerza como sea, aun cuando haga tiempo que se le hayan escapado los remos de las manos; y todos tienen que ponerse manos a la obra como sea, aun cuando no quede nada (o slo sinsentidos) que hacer. El trasfondo de este triste mensaje es inequvoco: el que a pesar de todo no consiga la gracia del dolo trabajo, tendr l mismo la culpa, y se le podr prescribir y expulsar sin problemas de conciencia.Esta misma ley de la vctima humana tiene validez mundial. Las ruedas del totalitarismo econmico aplastan un pas tras otro y demuestran as siempre lo mismo: que stos han contravenido las llamadas leyes del mercado. Al que no se adapte incondicionalmente y sin considerar las prdidas al transcurso ciego de la competencia total, le castigar la lgica de la rentabilidad. Las bases de la esperanza de hoy son la basura econmica de maana. A pesar de esto, los psicpatas econmicos que nos dominan no se dejan perturbar lo ms mnimo por lo que se refiere a su explicacin estrafalaria del mundo. Ya se ha declarado deshechos sociales a tres cuartas partes, ms o menos, de la poblacin mundial. Se hunde un enclave econmico tras otro. Despus de los desastrosos pases en vas de desarrollo del Sur y despus de la subdivisin de capitalismo de Estado de la sociedad mundial del trabajo en el Este, han desaparecido asimismo en el infierno de la catstrofe los alumnos ejemplares de la economa de mercado en el sudeste asitico. En Europa tambin hace tiempo que se est extendiendo el pnico. Sin embargo, los jinetes de la triste figura de la poltica y la direccin empresarial continan su cruzada en nombre del dolo trabajo con tanto ms ahnco.2. La sociedad neoliberal del apartheidEl bribn haba destruido el trabajo, aun habiendo tomado el sueldo de un trabajador; ahora tendr que trabajar sin sueldo, imaginando para s mismo en la mazmorra la bendicin del xito y la ganancia [...] Tendr que ser educado para el trabajo honrado como acto personal libre mediante el trabajo forzado.Wilhelm Heinrich Riehl, El trabajo alemn, 1861Una sociedad centrada en la abstraccin irracional trabajo desarrolla necesariamente una tendencia al apartheid social, cuando el xito en la venta de la mercanca trabajo se vuelve ms una excepcin que la regla. Todas las fracciones del campo trabajo, que abarca a todos los partidos, han aceptado hace tiempo secretamente esta lgica y colaboran con entusiasmo en la misma. Ya no discuten sobre si se empuja a los mrgenes a partes cada vez ms grandes de la poblacin y se las excluye de toda participacin social, sino slo sobre cmo imponer esta seleccin.La fraccin neoliberal confa, segura, el negocio sucio social-darwinista a la mano invisible del mercado. Es en este sentido que se estn recortando las redes estatales de proteccin social para marginar, de la manera ms silenciosa posible, a aquellos que no son capaces de resistir la competencia. Slo se reconoce como ser humano al que pertenece a la hermandad de los sardnicos vencedores de la globalizacin. Todos los recursos del planeta se usurpan, con toda naturalidad, en nombre de la mquina capitalista autofinalista. Cuando ya no se puedan emplear de manera rentable para ese fin, sern dejados en barbecho, aunque eso suponga hambre para poblaciones enteras.A la polica, las sectas salvadoras, la mafia y las cocinas populares les tocar encargarse de esta molesta basura humana. En los EEUU y casi todos los pases de Europa central hay ms gente en las crceles que en cualquier dictadura militar mediana. Y en Latinoamrica los escuadrones de la muerte de la economa de mercado matan diariamente a ms nios y pobres que a opositores en los peores momentos de represin poltica. A los excluidos slo les queda una funcin social: la del ejemplo aterrador. Su destino ha de servir para que todos los que todava estn en la carrera hacia la tierra prometida sigan aguijonendose en el combate por los ltimos puestos de trabajo; y que incluso la masa de perdedores se mantenga en un trajn incansable para que no se les ocurra rebelarse contra unas imposiciones tan desvergonzadas.Pero aun pagando el precio del autoempleo, este nuevo mundo tan bonito de la economa de mercado totalitaria slo prev para la mayora un lugar como personas sumergidas en la economa sumergida. En tanto que mano de obra ms barata y esclavos democrticos de la sociedad de servicios slo les queda ponerse sumisamente al servicio de los vencedores bien pagados de la globalizacin. A los nuevos pobres trabajadores se les permite limpiarle los zapatos a los ltimos hombres de negocios de la sociedad feneciente del trabajo, venderles hamburguesas contaminadas o vigilarles sus centros comerciales. Y quien haya dejado su cerebro en el guardarropa puede incluso soar con el ascenso a millonario de servicios.En los pases anglosajones ese mundo de pesadilla ya es realidad para millones de personas y, en cualquier caso, tambin en el Tercer Mundo y en Europa oriental. Y en la tierra del euro parecen estar decididos a recuperarse generosamente del retraso existente a este respecto. Los peridicos de economa especializados ya no mantienen en secreto su idea del futuro ideal del trabajo: los nios del Tercer Mundo limpiando parabrisas en cruces apestados son el ejemplo brillante de iniciativa empresarial que tienen que hacer el favor de seguir los parados en el desierto de servicios autctono. El ideal del futuro es el individuo como administrador de su propia mano de obra y de su previsin existencial, escribe la Comisin sobre Cuestiones de Futuro de los Estados Libres de Baviera y Sajonia. Y: La demanda de servicios sencillos relacionados con las personas ser mayor cuanto menos cuesten los servicios, es decir, cuanto menos gane el que los presta. En un mundo en donde a la gente todava le quedase un mnimo de dignidad esta afirmacin provocara una revuelta social. En un mundo de animales de trabajo domesticados slo lleva a un asentimiento desvalido.3. El apartheid del Estado neosocialCualquier trabajo es mejor que ninguno.Bill Clinton, 1998Ningn trabajo es tan duro como ninguno.Lema de una exposicin de carteles de la Oficina Federal de Coordinacin de las Iniciativas de Parados de Alemania, 1998El trabajo voluntario debera ser recompensado, no retribuido [...] Pero quien realiza un trabajo voluntario se libra adems de la mcula del paro y del receptor de ayuda social.Ulrich Beck, El alma de la democracia, 1997A las fracciones antineoliberales del campo trabajo, en el conjunto de la sociedad, tal vez no les guste mucho esta perspectiva, pero tambin tienen muy claro que un ser humano sin trabajo no es un ser humano. Anclados con nostalgia en la era de posguerra del trabajo fordista de masas, no piensan en otra cosa que en resucitar esos tiempos pasados de la sociedad del trabajo. El Estado se tendra que volver a encargar de aquello que el mercado no puede cubrir. La pretendida normalidad de la sociedad del trabajo se tendra que seguir simulando con programas ocupacionales, trabajos forzados comunales para receptores de ayudas sociales, subvenciones a enclaves econmicos, endeudamiento y otras medidas polticas. Esta planificacin estatal del trabajo reavivada sin conviccin no tiene la menor posibilidad de xito, pero sigue siendo el punto de referencia ideolgico para amplias capas de la poblacin amenazadas por el desmoronamiento. Y justamente por la desesperanza en la que se fundamente, la prctica que se deriva de la misma es cualquier cosa menos emancipadora.La transformacin ideolgica del trabajo escaso en el primer derecho del ciudadano excluye, consecuentemente, a todos los no-ciudadanos. La lgica social de seleccin no es, por lo tanto, cuestionada, sino definida de otra manera: la lucha por la supervivencia individual ser suavizada mediante criterios tnico-nacionalistas: calandrias autctonas slo para los autctonos, grita el espritu del pueblo reencontrado de nuevo en comunidad gracias al amor perverso al trabajo. El populismo de derechas no le pone reparos a esta conclusin. Su crtica a la sociedad de la competencia slo conduce a la limpieza tnica en las zonas en retroceso de la riqueza capitalista.Frente a esto, el nacionalismo moderado de cuo socialdemcrata o verde quiere que los inmigrantes laborales de larga duracin cuenten como los autctonos e incluso darles la nacionalidad, si demuestran un buen comportamiento agradecido y garantizan su mansedumbre. Claro que as se puede legitimar popularmente tanto mejor la exclusin acentuada de refugiados del Sur y del Este, y realizarla tanto ms silenciosamente; naturalmente, todo envuelto siempre en un torrente de palabras de humanidad y civismo. La caza humana de ilegales que se quieren hacer con puestos de trabajos nacionales, no debera dejar, en la medida de lo posible, feas manchas de sangre y fuego en suelo alemn. Para eso est la polica de fronteras, la polica nacional y los pases parachoques del territorio Schengen, que lo solucionan todo segn la ley y el derecho y tanto mejor si estn lejos las cmaras de televisin.La simulacin estatal del trabajo ya es violenta y represiva de por s. Est al servicio de la voluntad incondicional de mantener con todos los medios disponibles el dominio del dolo trabajo aun despus de su muerte. Este fanatismo burocrtico-laboral no permite a los excluidos, a los parados y a los carentes de oportunidades, y a los que se niegan a trabajar por buenos motivos, disfrutar de un poco de tranquilidad ni siquiera en los resquicios restantes, ya de por s lamentablemente estrechos, del Estado social en descomposicin. Trabajadores sociales y mediadores de empleo les arrastrarn bajo las lmparas de interrogatorio estatales, y se vern obligados a humillarse pblicamente ante el trono del cadver reinante.Si ante los tribunales suele valer el principio de inocente mientras no se demuestre lo contrario, en este caso el peso de las pruebas se invierte. Si en el futuro no quieren vivir del aire y del amor al prjimo, los excluidos tendrn que aceptar cualquier trabajo sucio y de esclavos y cualquiera de las medidas de ocupacin, por muy absurda que parezca, para demostrar su disposicin incondicional a trabajar. Da igual si la tarea que han de realizar slo tiene un sentido remoto o si representa una absurdidad absoluta. Lo importante es que sigan en movimiento permanente para que no olviden cul es la ley que rige sus vidas.Antes los hombres trabajaban para ganar dinero. Hoy en da el Estado no repara en gastos para que miles de personas simulen el trabajo desaparecido en peregrinos talleres de entrenamiento y empresas ocupacionales, a fin de mantenerse en forma para puestos de trabajo normales que no van a conseguir nunca. Cada vez se inventan medidas nuevas y ms estpidas solamente para hacer ver que la calandria social, que gira vaca, puede seguir funcionando eternamente. Cuanto menos sentido tiene la obligacin de trabajar, tanto ms brutalmente se machaca a la gente con que tiene que ganarse el pan con el sudor de su frente.Desde este punto de vista, el nuevo laborismo y sus imitadores en el mundo entero han demostrado ser del todo compatibles con el modelo neoliberal de la seleccin social. Mediante la simulacin de ocupacin y ese querer aparentar un futuro positivo de la sociedad del trabajo se crea la legitimacin moral para enfrentarse con mayor dureza a los parados y a los que se niegan a trabajar. Al mismo tiempo, el trabajo forzoso estatal, las subvenciones a los sueldos y los llamados trabajos voluntarios no remunerados rebajan cada vez ms los costes laborales. De esa forma, se favorece un sector creciente de sueldos bajos y trabajo de miseria.La llamada poltica laboral activa, segn el modelo new labour, ni siquiera preserva a los enfermos crnicos y las madres solteras con nios pequeos. Quien reciba ayuda del Estado no se librar de las asfixiantes garras de la burocracia hasta llegar al nicho con su nombre estampado. El nico sentido de esta persistencia impertinente es desanimar al mximo de gente posible de realizar reclamaciones al Estado, y ensear a los excluidos instrumentos de tortura tan repugnantes que hagan aceptable, en comparacin, cualquier trabajo miserable.Oficialmente, el Estado paternalista empua el ltigo slo por amor y siempre con la intencin de educar con rigor a sus hijos considerados mandrosos, en nombre de un futuro mejor para ellos. En realidad, todas las medidas pedaggicas tienen nica y exclusivamente el fin de sacar a los clientes a palos de su casa. Qu otro significado podra tener obligar a los parados a trabajar en la recogida de esprragos? El objetivo es que desbanquen all a los trabajadores polacos, que slo se conforman con el salario de miseria porque al cambio les supone una retribucin aceptable en casa. Pero a los trabajadores forzados ni se les ayuda ni se les abren nuevas perspectivas laborales con estas medidas. Y tambin para los dueos de los campos de esprragos resultan slo una fuente de problemas los desganados doctores y trabajadores especializados con los que son agraciados. Pero si despus de una jornada de trabajo de doce horas en la tierra madre alemana, a alguien se le ocurre, de pura desesperacin, que igual no estara tan mal la idea de abrir un puesto de perritos calientes, la ayuda a la flexibilizacin habr demostrado el efecto neobritnico deseado.4. Agudizacin y desmentido de la religin del trabajoEl trabajo, por muy mammnico y vil que sea, est siempre en relacin con la naturaleza. Ya el deseo de desempear un trabajo conduce cada vez ms a la verdad y a las leyes y prescripciones de la naturaleza, las cuales son verdad.Thomas Carlyle, Trabajar y no desesperarse, 1843El nuevo fanatismo del trabajo, con el que la sociedad reacciona a la muerte de su dolo, es la continuacin lgica y el captulo final de una larga historia. Desde los das de la Reforma, todas las fuerzas pilares de la modernizacin occidental han predicado la santidad del trabajo. Sobre todo en los ltimos 150 aos, todas las teoras sociales y corrientes polticas han estado prcticamente posedas por la idea del trabajo. Socialistas y conservadores, demcratas y fascistas se han combatido a muerte; pero a pesar de toda esta hostilidad mortal, han adorado siempre al dolo trabajo. Apartad a los holgazanes, dice el texto de La Internacional [en su versin alemana, N. del T.]; el trabajo libera resonaba atrozmente desde el portn de entrada de Auschwitz. Fueron las democracias plurales de posguerra las que apostaran de verdad a fondo por la dictadura perpetua del trabajo. Incluso la constitucin de la catlica Baviera adoctrina a los ciudadanos en un sentido completamente pegado a la tradicin de Lutero. El trabajo es la fuente del bienestar del pueblo y est bajo la especial proteccin del Estado. A finales del siglo XX prcticamente se han evaporado todos los antagonismos ideolgicos. Slo ha quedado el dogma comn, inmisericorde, del trabajo como destino natural del ser humano.Hoy en da la realidad misma de la sociedad del trabajo desmiente ese dogma. Los sacerdotes de la religin del trabajo siempre han predicado que el hombre, segn su supuesta naturaleza, es un animal laborans. No se hace hombre hasta que, cual Prometeo, somete la materia natural a su voluntad y se realiza en sus productos. Este mito del conquistador del mundo y del demiurgo, con una misin que cumplir, siempre ha sido una burla al carcter del proceso moderno del trabajo, pero pretenda haber posedo un sustrato real en tiempos de los capitalistas-inventores de la talla de Siemens o Edison y sus plantillas de trabajadores especializados. Entretanto, este gesto se ha vuelto completamente absurdo.Quien hoy en da se pregunte todava por el contenido, el sentido y el fin de su trabajo, o se vuelve loco o en factor perturbador del funcionamiento autofinalista de la mquina social. El homo faber antes orgulloso de su trabajo que, a su manera torpe, se tomaba an en serio lo que haca, se ha quedado tan anticuado como una mquina de escribir mecnica. El molino tiene que seguir girando a cualquier precio, y con eso basta. Para la bsqueda de sentido estn los departamentos de publicidad y ejrcitos enteros de animadores y psiclogos de empresa, asesores de imagen y camellos. Pero cuando se parlotea continuamente de motivacin y creatividad lo nico seguro es que no queda nada de ninguna de las dos, a no ser como autoengao. Por eso la capacidad de autosugestionarse, de venderse a s mismo y la simulacin de competencia figuran hoy en da entre las virtudes ms importantes de directivos y especialistas, estrellas de los media y contables, maestros y vigilantes de aparcamientos.Con la crisis de la sociedad del trabajo tambin ha quedado completamente en ridculo la afirmacin de que el trabajo es una necesidad eterna, impuesta a los hombres por la naturaleza. Desde hace siglos se predica que hay que rendir culto al dolo trabajo, aunque slo sea porque las necesidades no se pueden satisfacer por s mismas sin el esforzado quehacer humano. Y que la meta de todo el montaje del trabajo sera satisfacer las necesidades. Si esto fuera verdad, la crtica del trabajo tendra tan poco sentido como la crtica de la fuerza de la gravitacin. Pero cmo una ley natural de verdad iba a poder entrar en crisis o, incluso, desaparecer? A los portavoces del campo social trabajo desde los locos del rendimiento neoliberales, devoradores de caviar, hasta los sindicalistas de barrign cervecero la pseudonaturaleza del trabajo les hace enfrentarse a dificultades argumentativas. O cmo quieren, si no, explicar que tres cuartas partes de la humanidad se hundan en la necesidad y la miseria slo porque el sistema de la sociedad del trabajo ya no necesita su trabajo?No es ya la maldicin del Antiguo Testamento comers el fruto del sudor de tu frente la que pesa sobre los excluidos, sino una nueva perdicin, esta s inexorable: no comers, porque tu sudor no es necesario y es invendible. Y se supone que esto es una ley natural? No es ms que un principio social irracional, que se presenta como imperativo natural porque, durante siglos, ha destruido o ha sometido todas las dems formas de relacin social, ponindose a s mismo como absoluto. Es la ley natural de una sociedad que se tiene por sumamente racional, pero que en verdad slo sigue la racionalidad finalista de su dolo trabajo, a cuyas exigencias circunstanciales est dispuesta a sacrificar sus ltimos restos de humanidad.5. El trabajo es un principio social coercitivoDe ah que el obrero se sienta en su casa fuera del trabajo y en el trabajo fuera de s. Est en casa cuando no trabaja, y cuando trabaja no est en casa. Su trabajo, por lo tanto, no es voluntario, sino obligado, trabajo forzado. No es, por lo tanto, la satisfaccin de una necesidad, sino slo un medio para satisfacer necesidades fuera de ste. Su carcter ajeno lo pone de relieve el hecho de que, tan pronto deja de existir alguna coaccin fsica o de cualquier otro tipo, se huye del trabajo como de la peste.Karl Marx, Manuscritos econmico-filosficos, 1844El trabajo no significa de ninguna manera que las personas transformen la naturaleza o se relacionen entre s por su actividad. Mientras haya gente, se construirn casas, se producirn alimentos, vestidos y otras muchas cosas, se criar a los nios, se escribirn libros, se discutir, se cultivarn huertos, se compondr msica y muchas ms cosas por el estilo. Esto es algo banal y obvio. Lo que no es obvio es que la actividad humana por excelencia, el puro empleo de fuerza de trabajo, sin importar su contenido, de forma totalmente independiente de las necesidades y de la voluntad de los implicados, sea elevado a un principio abstracto que domina las relaciones sociales.En las antiguas sociedades agrarias haba todo tipo de formas de dominio y de relaciones de dependencia personal, pero ninguna dictadura de la abstraccin trabajo. Las actividades de transformacin de la naturaleza y de las relaciones sociales no tenan, desde luego, un carcter autodeterminado, pero tampoco estaban subordinadas a la venta de fuerza de trabajo, sino que ms bien estaban imbricadas en complejos sistemas de reglas de prescripciones religiosas, de tradiciones sociales y culturales de obligaciones recprocas. Cada actividad tena su momento y su lugar especial; no haba una forma de actividad general-abstracta.Fue el sistema productor de mercancas, con su fin absoluto de la transformacin incesante de energa humana en dinero, el que hizo surgir por primera vez una esfera separada del resto de relaciones, que haca abstraccin de cualquier contenido, el llamado trabajo: la esfera de la actividad no independiente, incondicional, sin relacin con nada y robotizada, ajena al contexto social restante y obediente a una racionalidad final empresarial abstracta ms all de las necesidades. En esa esfera separada de la vida, el tiempo deja de ser tiempo vivo y vivido. Se convierte en una mera materia prima que debe aprovecharse ptimamente: el tiempo es dinero. Cada segundo cuenta, cada ida al lavabo es motivo de enfado, cada cruce de palabras con los compaeros, un crimen contra el fin de produccin independizado. All donde se trabaje, slo se puede hacer uso de energa abstracta. La vida tiene lugar en otro sitio, o en ninguno, porque el ritmo del trabajo se aduea de todo. A los nios se les adiestra para el tiempo, para que despus sean laboralmente aptos. Las vacaciones slo sirven para reproducir la fuerza de trabajo. E incluso cuando comemos, salimos por las noches o amamos suena el reloj de fondo.En la esfera del trabajo no cuenta lo que se hace, sino que el hacer se haga como tal, puesto que el trabajo es un fin absoluto en la medida en que es portador de la explotacin del capital-dinero: la multiplicacin infinita del dinero por mor de s mismo. El trabajo es la forma de actividad de este fin absoluto absurdo. Slo por eso, no por causas objetivas, todos los productos se producen como mercancas. Porque slo as representan la abstraccin dinero, cuyo contenido es la abstraccin trabajo. En esto consiste el mecanismo de la calandria social independizada, en la que est presa la humanidad.Y por eso mismo, el contenido de la produccin es tan indiferente como el uso de las cosas producidas y como sus consecuencias sociales y naturales. Que se construyen casas o se fabrican minas antipersona, que se impriman libros o se cosechen tomates transgnicos, si por eso la gente se pone enferma o slo se estropea un poco el sabor, todo eso no tiene transcendencia mientras, de la manera que sea, la mercanca se convierta en dinero y el dinero en nuevo trabajo. Que la mercanca exija un uso concreto y que ste sea destructivo le es completamente indiferente a la racionalidad empresarial, ya que para sta un producto slo es el resultado de trabajo pasado, de trabajo muerto.La acumulacin de trabajo muerto como capital, representado con la forma dinero, es el nico sentido que conoce el sistema moderno productor de mercancas. Trabajo muerto? Una locura metafsica! S, pero una metafsica convertida en realidad al alcance de la mano, una locura cosificada que tiene cogida por el cuello a esta sociedad. Las personas no se relacionan como seres sociales conscientes en el eterno comprar y vender, sino que ejecutan como autmatas sociales el fin absoluto que les ha venido impuesto.6. Trabajo y capital son las dos caras de una misma monedaEl trabajo rene cada vez ms buena conciencia de su parte: la inclinacin por la alegra ya se llama necesidad de descansar y empieza a avergonzarse de s misma. Cada uno es responsable de su propia salud, se dice cuando se nos sorprende en una excursin campestre. Pronto se podra llegar al punto en el que uno no pueda ceder a la inclinacin por una vida contemplativa (es decir, irse de paseo con pensamientos y amigos) sin despreciarse a s mismo y sin remordimientos de conciencia.Friedrich Nietzsche, El ocio y la ociosidad, 1882La izquierda poltica siempre ha rendido honores al trabajo con especial celo. No slo ha elevado el trabajo a esencia del ser humano, sino que tambin lo ha mistificado as a supuesto principio opuesto al capital. El escndalo no era para ella el trabajo, sino meramente su explotacin por el capital. Por eso el programa de todos los partidos de trabajadores era la liberacin del trabajo y no liberarse del trabajo. La oposicin social entre capital y trabajo, sin embargo, no es ms que una mera oposicin de intereses distintos (con poderes ciertamente tambin distintos) dentro del fin absoluto capitalista. La lucha de clases fue la forma de poner en juego esos intereses contrapuestos en el campo social comn del sistema productor de mercancas. Perteneca a la dinmica interna de explotacin del capital. Da igual que la lucha se tuviera que centrar en los sueldos, derechos, condiciones laborales o puestos de trabajo: su ciega condicin previa sigui siendo siempre la calandria dominante con sus principios irracionales.Desde la perspectiva del trabajo, el contenido cualitativo de la produccin cuenta tan poco como desde la perspectiva del capital. Lo que interesa es nicamente la posibilidad de vender ptimamente la fuerza de trabajo. No se persigue la determinacin comn del sentido y fin del propio quehacer. Si alguna vez se tuvo la esperanza de que tal determinacin autnoma de la produccin se poda hacer real en las formas del sistema de produccin de mercancas, la mano de obra se ha quitado ya hace tiempo tal ilusin de la cabeza. De lo nico de lo que se trata ya es de puestos de trabajo, de ocupacin; los propios conceptos demuestran ya el carcter de fin en s mismo de todo el montaje y la falta de poder de decisin para los partcipes.Qu, para qu y con qu consecuencias se produce le importa tan poco al vendedor de la mercanca fuerza de trabajo, en ltima instancia, como al comprador. Los obreros de las centrales atmicas y de las fbricas qumicas cuando ms airadamente protestan es cuando se habla de desactivar sus bombas de relojera. Y los empleados de Volkswagen, Ford o Toyota son los ms fanticos partidarios de los programas de suicidio automovilstico. Y no meramente porque se tengan que vender obligatoriamente para que se les permita vivir, sino porque se identifican ciertamente con esta existencia estpida. Para socilogos, sindicalistas, sacerdotes y otros telogos profesionales de la cuestin social, todo esto sirve de demostracin del valor tico-moral del trabajo. El trabajo forma la personalidad, dicen. Tienen razn. La personalidad de zombis de la produccin de mercancas que no son capaces ya de imaginarse una vida fuera de su calandria tan amada, para la que se preparan cada da.Sin embargo, la clase obrera como clase obrera ha sido en tan poca medida la contradiccin antagonista y el sujeto de la emancipacin humana como, por otro lado, los capitalistas y directivos han dirigido la sociedad por la maldad de una voluntad subjetiva de explotacin. Ninguna casta dominante de la historia ha llevado una vida tan esclava y deplorable como los acosados directivos de Microsoft, Daimler-Chrysler o Sony. Cualquier noble medieval los hubiese menospreciado profundamente. Porque mientras ste se poda entregar al ocio y dilapidar ms o menos orgisticamente su fortuna, las lites de la sociedad del trabajo no se pueden permitir ni una pausa. Fuera de la calandria, tampoco ellos saben qu hacer con sus vidas aparte de comportarse como nios; el ocio, el amor al conocimiento y el placer de los sentidos les son a ellos tan ajenos como a su material humano. Slo son siervos asimismo del dolo trabajo, meras lites funcionales del fin absoluto irracional de la sociedad.El dolo dominante sabe imponer su voluntad sin sujeto sobre la coaccin sorda de la competencia, ante la que tambin los poderosos se tienen que arrodillar, justamente aunque estn dirigiendo cientos de fbricas y moviendo sumas millonarias por todo el planeta. Y si no lo hacen, se les quita de en medio con tan pocos miramientos como a la mano de obra sobrante. Pero es justamente su propia falta de poder de decisin la que convierte a los funcionarios del capital en inmensamente peligrosos, no su voluntad subjetiva de explotacin. Ellos son los que menos pueden permitirse preguntarse por el fin y las consecuencias de su hacer infatigable; no se pueden permitir sentimientos ni consideraciones. Por eso le llaman realismo cuando desertizan el mundo, afean las ciudades y hacen que la gente empobrezca en medio de la riqueza.7. El trabajo es dominio patriarcalLa humanidad se ha tenido que hacer cosas espantosas antes de conseguir crear el s mismo, el carcter idntico, instrumental, masculino del ser humano, y algo de eso se repite todava en cada infancia.Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialctica de la IlustracinAunque la lgica del trabajo y su transformacin forzada en materia dinero puedan presionar en esa direccin, no todos los mbitos sociales y las actividades necesarias se dejan apresar en esa esfera del tiempo abstracto. Por eso, junto con la esfera independizada del trabajo, surgi, en cierto modo como su otra cara, tambin la esfera privada del hogar, de la familia y de la intimidad.En ese mbito, definido como femenino, se quedan las actividades mltiples y cambiantes de la vida cotidiana que no se pueden transformar en dinero o slo en casos excepcionales: desde limpiar y cocinar, pasando por la educacin de los hijos y el cuidado de los mayores, hasta el trabajo del amor del ama de casa de tipo ideal, que mima a su hombre agotado por el trabajo y le sirve de reserva afectiva. Es por eso que la esfera de la intimidad, como la otra cara del trabajo, es declarada baluarte de la verdadera vida por la ideologa burguesa de la familia, aunque en realidad la mayora de las veces no sea ms que un infierno ntimo. El asunto es que no se trata de una esfera de vida mejor y verdadera, sino ms bien de una forma igual de estpida y limitada de la existencia, a la que se ha adjudicado un designio distinto. Esta esfera tambin es producto del trabajo, aunque separado de ste, pero slo existente con relacin a ste. Sin el espacio social separado de la actividad femenina nunca hubiese podido funcionar la sociedad del trabajo. Este lugar es su silenciosa condicin previa y, al mismo tiempo, su resultado especfico.Esto tambin vale para los estereotipos sexuales que experimentaron su generalizacin con el desarrollo del sistema de produccin de mercancas. No es casual que se convirtiera en un estereotipo extendido la imagen de la mujer de comportamiento natural e instintivo, irracional y llevada por sus emociones de manera paralela a la del hombre trabajador, creador de cultura, racional y con dominio sobre s mismo. Y tampoco es casualidad que la autopreparacin del hombre blanco para las exigencias del trabajo y de la administracin estatal de recursos humanos se viese acompaada durante siglos de una brutal caza de brujas. Tambin la apropiacin cientfica del mundo que comenz al mismo tiempo estuvo contaminada en sus races por el fin absoluto de la sociedad del trabajo y sus prescripciones para cada gnero. De esta forma, el hombre blanco, para poder funcionar sin dificultades, expuls de s todos los sentimientos y necesidades emocionales que en el reino del trabajo slo resultan factores molestos.En el siglo XX, sobre todo en las democracias fordistas de posguerra, las mujeres fueron integradas progresivamente en el sistema laboral. Sin embargo, el resultado slo ha sido una conciencia femenina esquizofrnica. Pues, por un lado, la entrada de las mujeres en la esfera del trabajo no poda traer una liberacin, sino la misma disposicin respecto al dolo trabajo que los hombres. Y por otro lado, la estructura de la separacin continu existiendo y, con ella, tambin la esfera de las actividades definidas como femeninas fuera del trabajo oficial. Las mujeres fueron sometidas, de esta manera, a una doble carga y, a la vez, a imperativos sociales completamente contrapuestos. En la esfera del trabajo siguen ocupando hasta el presente, en su mayora, puestos de trabajo peor pagados y subalternos.Una lucha, conforme con el sistema, por cuotas y oportunidades de carrera para mujeres no cambiar nada de esto. La lamentable visin burguesa de la compatibilidad de profesin y familia deja intacta la separacin de esferas del sistema de produccin de mercancas y, en consecuencia, la estructura del desdoblamiento. Para la mayora de las mujeres esa perspectiva es invivible; para una minora de mejores sueldos se convierte en una posicin prfida de ganadora en el apartheid social, al poder delegar las tareas domsticas y el cuidado de los nios a empleadas (obviamente mujeres) mal pagadas.La sagrada esfera burguesa de la llamada vida privada y de la familia, en realidad, se ve cada vez ms mermada y degradada en la totalidad de la sociedad, porque la usurpacin de la sociedada del trabajo exige la totalidad de la persona, entrega completa, movilidad y disponibilidad temporal total. El patriarcado no es abolido, se vuelve ms salvaje en la crisis no reconocida de la sociedad del trabajo. En la misma medida en que se derrumba el sistema de produccin de mercancas, se hace responsable a las mujeres de la supervivencia en todos los mbitos, mientras que el mundo masculino sigue manteniendo de manera simulada las categoras de la sociedad del trabajo.8. El trabajo es la actividad de los incapacitadosLa identidad entre trabajo y ausencia de poder decisorio se puede demostrar no slo fctica, sino tambin conceptualmente. Hace unos pocos siglos las personas eran conscientes de la relacin entre trabajo e imposicin social. En casi todas las lenguas europeas el concepto trabajo se refiere originalmente slo a la actividad de la gente sin poder decisorio, de los dependientes, los siervos y los esclavos. En el mbito lingstico germnico se refera al trabajo mprobo de un nio hurfano y, por eso, cado en la servidumbre. En latn laborare significa tanto como sufrir una pesada carga y se refiere, en sntesis, a los padecimientos y vejaciones de los esclavos. Las palabras romnicas travail, trabajo, etc., se derivan del latn tripalium, una especie de yugo que se empleaba para la tortura y castigo de esclavos u otras personas privadas de libertad. En la expresin el yugo del trabajo an resuena ese origen.Trabajo, por lo tanto, no es ni en su origen etimolgico un sinnimo de actividad humana autnoma, sino que se remite a un triste destino social. Es la actividad de los que han perdido su libertad. La expansin del trabajo a todos los miembros de la sociedad no es, en consecuencia, ms que la generalizacin de la dependencia servil; y la adoracin moderna del trabajo, no es ms que la elevacin casi religiosa de esta situacin.Estas circunstancias se pudieron ocultar con xito y se pudo interiorizar este despropsito social porque la generalizacin del trabajo se vio acompaada de su cosificacin, a travs del sistema moderno de produccin de mercancas: la mayora de las personas ya no estn bajo el ltigo de un solo seor. La dependencia social se ha convertido en un conjunto de relaciones abstractas del sistema y, por lo tanto, se ha hecho total. Se nota en todas partes y, precisamente por eso, apenas si se puede concebir. Donde todos son siervos, son todos al mismo tiempo seores, en tanto que cada uno es su propio tratante de esclavos y vigilante. Y todos obedecen al dolo invisible del sistema, al gran hermano de la explotacin del capital que los ha enviado bajo el tripalium.9. La historia de la imposicin sangrienta del trabajoEl brbaro es perezoso y se diferencia del hombre culto en que se recrea en su propia abulia, puesto que la educacin prctica consiste justamente en el hbito y en la necesidad de ocupacin.Georg W. F. Hegel, Fundamentos de filosofa del derecho, 1821En el fondo, ahora se siente [...] que semejante trabajo es la mejor polica, que mantiene a todo el mundo a raya y que sabe cmo evitar con firmeza el desarrollo de la razn, la concupiscencia y el deseo de independencia. Puesto que emplea una cantidad enorme de energa nerviosa, la cual sustrae a las actividades de meditar, ensimismarse, soar, preocuparse, amar, odiar.Friedrich Nietzsche, Los aduladores del trabajo, 1881La historia de la Modernidad es la historia de la imposicin del trabajo, que ha dejado tras de s una inmensa huella de destruccin y horror en todo el planeta; puesto que no siempre ha estado tan interiorizada como en el presente la exigencia de empear la mayor parte de la energa vital en un fin absoluto ajeno. Han hecho falta varios siglos de violencia pura en grandes cantidades para que la gente, literalmente bajo tortura, acepte ponerse al servicio incondicional del dolo trabajo.Al principio no estuvo la supuesta propagacin favorecedora de la prosperidad de las relaciones de mercado, sino el hambre insaciable de dinero de los aparatos de Estado absolutistas para financiar las primeras mquinas militares de la Modernidad. Slo por el inters de estos aparatos, que por primera vez en la historia conseguan inmovilizar burocrticamente a toda la sociedad, se aceler el desarrollo del capital comercial y financiero de las ciudades ms all de las relaciones comerciales tradicionales. Fue as como el dinero se convirti, por primera vez, en un asunto social central; y la abstraccin trabajo, en un requisito social central sin consideracin de necesidades.La mayora de las personas no fueron voluntariamente a la produccin para mercados annimos y, con ello, a una economa del dinero generalizada, sino porque el hambre absolutista de dinero haba monetarizado los impuestos y los haba elevado exorbitantemente. No tenan que ganar dinero para s mismas, sino para el militarizado Estado de armas de fuego premoderno, para su logstica y su burocracia. Es de este modo y no de otro como naci el absurdo fin absoluto de la explotacin del capital y, con sta, el trabajo,Pronto dejaron de ser suficientes los impuestos y las contribuciones monetarias. Los burcratas absolutistas y los administradores capitalista-financieros se dispusieron a organizar forzosamente a la gente como material de una mquina social de transformacin del trabajo en dinero. Se destruyeron las formas tradicionales de vida y existencia de la poblacin; no porque esta poblacin hubiese intentado continuar su progreso libre y autnomamente, sino porque era necesaria como material humano de la mquina de explotacin que se haba puesto en marcha. Se sac a la gente de sus campos con la violencia de las armas, a fin de hacer sitio para la cra de ovejas para las