madre de gracia y sierva del señor, una nube de...

51
Madre de Gracia y Sierva del Señor, una nube de dudas y preguntas se han cernido sobre mí, ¿es posible?, ¿qué hago?, ¿qué digo?, y con solo mirarte llena de Paz, Humildad y Amor. ¡Hágase!. Y entonces cierro los ojos y me retraigo en el tiempo, llego hasta mi niñez, parece que veo el Pino con Tu Esperanza, el Barrio, su calle Barrameda, con Tu blanca Soledad, con esa carita fina, llena de tanta y tanta pena. Tu mirada penetrante, mirar tus ojos, era como mirar el azul del Cielo, y esas tus lágrimas, Madre, siempre han sido como bendiciones, que han nacido del manantial de tu corazón. Y así sin yo saberlo, y a la vez queriéndolo, me llevaste como cogido de tu mano hasta tu puerta, no recuerdo ni el día ni la hora, en la que por primera vez te sentí a través de esta hermosa, antigua y venerada advocación de Ntra. Sra. de los Dolores, con tu pañuelo en las manos, y siete, si siete puñales iguales, que otras tantas heridas hacen en tu corazón, llenándotelo de desazón, viendo a tu hijo azotado, maltratado, atado, con tanto dolor, que al sentirte lloran hasta las flores; eres mucho más que Dolores, más que el sol y que cualquier estrella, estando triste eres bella, triunfadora del dolor, ¡que suerte tiene el que a ti llega a verte!. Por eso ahora Madre, en cuyo rostro y por encima de las lágrimas brillan el Amor, la Misericordia, Madre Dolorosa que con ojos inmaculados, admira la fuerza de Dios, en la humildad de su esclava, a ti Virgen Sanluqueña, que eres pieza básica para la salvación y signo de Esperanza segura, y consuelo, a ti Virgen dulce, callada, a ti Reina Victoriosa, llena de Gracia y Esperanza, ante la cual este tu humilde pregonero sintió desde niño la presencia de la Reina de los Cielos, y a través de ti, de Ntro. Señor Jesucristo, Padre de Misericordia; a ti Madre te pido que tomes mi brazo, hoy que anuncio la Semana Santa de Sanlúcar, es muy difícil hacerlo medianamente bien, por muchas causas, no soy poeta, ni músico, ni escritor, pero me animo a intentarlo, si tu como siempre te quedas conmigo, y me acompañas, por los rincones de Sanlúcar en primavera, nos acercamos a alguna salida de cofradía o recogida, a

Upload: hadung

Post on 08-Aug-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Madre de Gracia y Sierva del Señor, una nube de dudas y preguntas se han cernido sobre mí, ¿es posible?, ¿qué hago?, ¿qué digo?, y con solo mirarte llena de Paz, Humildad y Amor. ¡Hágase!.

Y entonces cierro los ojos y me retraigo en el tiempo, llego hasta mi niñez, parece que veo el Pino con Tu Esperanza, el Barrio, su calle Barrameda, con Tu blanca Soledad, con esa carita fina, llena de tanta y tanta pena. Tu mirada penetrante, mirar tus ojos, era como mirar el azul del Cielo, y esas tus lágrimas, Madre, siempre han sido como bendiciones, que han nacido del manantial de tu corazón. Y así sin yo saberlo, y a la vez queriéndolo, me llevaste como cogido de tu mano hasta tu puerta, no recuerdo ni el día ni la hora, en la que por primera vez te sentí a través de esta hermosa, antigua y venerada advocación de Ntra. Sra. de los Dolores, con tu pañuelo en las manos, y siete, si siete puñales iguales, que otras tantas heridas hacen en tu corazón, llenándotelo de desazón, viendo a tu hijo azotado, maltratado, atado, con tanto dolor, que al sentirte lloran hasta las flores; eres mucho más que Dolores, más que el sol y que cualquier estrella, estando triste eres bella, triunfadora del dolor, ¡que suerte tiene el que a ti llega a verte!.

Por eso ahora Madre, en cuyo rostro y por encima de las lágrimas brillan el Amor, la Misericordia, Madre Dolorosa que con ojos inmaculados, admira la fuerza de Dios, en la humildad de su esclava, a ti Virgen Sanluqueña, que eres pieza básica para la salvación y signo de Esperanza segura, y consuelo, a ti Virgen dulce, callada, a ti Reina Victoriosa, llena de Gracia y Esperanza, ante la cual este tu humilde pregonero sintió desde niño la presencia de la Reina de los Cielos, y a través de ti, de Ntro. Señor Jesucristo, Padre de Misericordia; a ti Madre te pido que tomes mi brazo, hoy que anuncio la Semana Santa de Sanlúcar, es muy difícil hacerlo medianamente bien, por muchas causas, no soy poeta, ni músico, ni escritor, pero me animo a intentarlo, si tu como siempre te quedas conmigo, y me acompañas, por los rincones de Sanlúcar en primavera, nos acercamos a alguna salida de cofradía o recogida, a

sentir como nos hablan las flores de un palio, como rezan un rachear de sandalias y como Sanlúcar busca a Dios, en cada pequeña emoción.

Ahora me entrego en tus manos, agárrate fuerte a mi brazo y haz de mi lo que quieras:

Que se escuche ya el tambor y la voz del capataz, y suene así el llamador, y nos pongamos todos el antifaz, que salga la primera Cruz, y que al mirarte, nos llenemos de tu luz. ¡Vaya Cofradías con arte!. Ya llega la primera, y me fijo en tu Dolor, y en la cruz verdadera, y me quedo con tu Amor, con ese tu llanto que todo alcanza, juntos los dos, con tu pronta Coronada Esperanza, esperando siempre la Gracia de Dios. Vente conmigo desde la Trinidad, que aunque allí te llames Dolores, en el barrio alto te llamaré Caridad, y te llames como te llames, serás siempre Virgen y Madre, Señora y Reina de nuestros corazones. Saludo

Ilmo, Sr. Delegado Episcopal de HHCC Rvdo. Padre D. Esteban Chacón Chacón.

Ilma. Sra. Alcaldesa, Presidenta del Excmo. Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, y demás miembros de la Corporación Municipal. Sr. Presidente y miembros del Consejo Arciprestal de Hermandades y Cofradías. Sres. Hermanos mayores y miembros de las Juntas de gobierno de las distintas Hermandades de nuestra ciudad. Sr. Hermano Mayor y hermanos de mi querida Hermandad de los Dolores. Cofrades Sanluqueños. Señoras y Señores. Familiares y amigos todos. GRATITUD El pregonero al ocupar este atril cofrade Sanluqueño, con el corazón palpitante de emociones, lleno de temor, abrumado por la responsabilidad profunda que, se me ha considerado digno de asumir, pero perfilado con la alegría de Ntra. Madre Celestial, tiene ahora, que exteriorizar su gratitud a Sanlúcar, en la persona de la Ilma. Sra. Alcaldesa, por haberme aceptado para este honroso cargo de Pregonar la Semana Santa Sanluqueña. Al Consejo de Hermandades y Cofradías que, guiándose sus componentes de la amistad, por encima de cualquier otra consideración, me propusieron y designaron. GRACIAS. A ti mi amigo José Mª Ruiz Ciatelo, secretario de nuestra querida Hermandad de los Dolores, que con tus palabras cariñosas y llenas de autentica amistad, has tocado el primer redoble de tambor que atrae sobre mí la atención de este auditorio. GRACIAS. Pero sabiendo que me quedo corto, que con una palabra no puedo pagarte, lo que no tiene precio, por eso déjame, que te de a ti la Gratitud más sincera para tu familia de la que heredaste el amor a nuestras Cofradías y Hermandades, y muy especialmente a tu

abuela Milagros, a la que tantos consideramos también nuestra abuela, Abuela de la Hermandad de los Dolores. GRACIAS, a Fernando Luna, anterior Secretario del Consejo de HHCC y a todos los cofrades que como el trabajaron incansablemente por nuestra Semana Santa, y que seguro ya disfrutan hoy de una particular Cuaresma allá en el Reino de los Cielos. GRACIAS, a los cofrades sanluqueños y con vosotros a todos los que estáis aquí presente, alentándome con vuestra presencia, y a los que lo hacéis a través de la radio o la televisión. GRACIAS, a todos los que con vuestro ánimo y vuestras oraciones habéis perfilado este Pregón. GRACIAS, a todas las religiosas y religiosos de nuestra ciudad por interponer diariamente ante nuestro Señor Jesucristo sus plegarias por todos nosotros. GRACIAS, a ti mi esposa por saber soportar mis nervios, animándome en los momentos de mayor flaqueza. GRACIAS, a mis familiares y amigos, los que me habéis aliviado el camino diario hasta aquí. Y por fin, GRACIAS, a Ti, Señor, por haber consentido esta elección, que quiere reavivar los sentimientos del Sanluqueño ante Tú Pasión, Muerte y Resurrección. GRACIAS, porque sabiendo que estamos aquí reunidos en Tú nombre, Tú estas con nosotros, y porque lo que se te pide Padre, si esta en tus manos, es concedido, tengo que exclamar, ¡Señor, abre mis labios y mi boca para anunciar Tú alabanza!, por mediación de Tu Madre, Ntra. Sra. de los Dolores, Sierva del Señor, que ella es aceite oloroso y generoso para el dolor de los que sufren, deja que ella en esta mañana de pasión y pregonera me acompañe, que juntos los dos, me será más fácil Padre esta misión. Que ya huele a torrijas y alpisteras, y ha llegado también la primavera, que me lo ha dicho la flor de cera, mirando por una vidriera.

Que llega el revuelo infantil, y se galean las ramas de olivo y palmas, que me parece oírlo desde este atril, que se me agita el alma . Que mi voz ya grita, ¡que mi Madre esta junto a mí!. Que traigo escrita, ¡Que la Semana Santa, empieza ahora y aquí!. NO HAY MAYOR VICTORIA QUE TU PAZ

Hoy Madre no voy a vestir la túnica negra, con capa, ni la túnica blanca que nunca vestí, ese blanco alborotado de pequeños ruiseñores nazarenos, de la Hermandad de la Entrada en Jerusalén o como decimos en Sanlúcar de la Borriquita, que sale de San Miguel cuando han pasado las cinco de la tarde.

Recuerdas Madre, esa pequeña burra que te llevo en su lomo hasta Belén, que te llevo y te trajo de Egipto, pues ese, es el trono humilde del Señor de la Paz, un pollino que nunca antes nadie había montado, es el trono nuevo de la Paz, a sus plantas se rendirán ramas de palmas y olivos. ¡Hosanna!, ¡Hosanna al hijo de David!. Paz en el Cielo y Gloria en las alturas. Pero cuando veo salir desde la Puerta Jerez, en la angostura de la puerta de San Miguel, a este Señor de la Entrada en Jerusalén, sin las potencias, con la palmera a punto de doblarse y el pequeño Zaqueo no sabe si sujetarse fuerte o por el contrario bajarse, me viene siempre a la mente, aquella del Abuelo, que de pequeño me esperaba a la salida del colegio con su burra de color plata de luna, para pasearme hasta casa, y de pronto despierto del recuerdo al toque del himno nacional, y al mirar a tu hijo le pido PAZ, PAZ para vivir, PAZ para soñar, PAZ para amar, PAZ, mucha PAZ. Viene Jesús, ¡nuestra PAZ!

montado en su burra, arreando la cabalgadura, y delante un niño sin antifaz. Y viene sin prisa, subiendo la Cuesta de Belén, sacándonos la mejor de las sonrisas el Rey de Jerusalén. Y vienen tocando trompetas y tambores, debajo sus costaleros, andando con mil primores, buscando bajo Dios sus senderos. Y viene andando de frente, ni la palmera se mueve, ni se retira la gente, que con esta estampa se conmueven. Y viene bendiciéndonos, encadenado su mirada al alma mía, del pecado redimiéndonos, a pesar de nuestra torpeza todavía. Y viene al mundo alumbrando, con su ciencia y sabiduría, mientras su cortejo va andando, y el Cielo vamos recibiendo en herencia. Y alzo al Cielo mis dos manos, Y pido ramos de palmas y olivo, para acabar con los fallos humanos, mientras a Dios nunca olvido, siempre andando de frente, siempre por Sanlúcar paseando, siempre rodeado de la mejor gente, siempre con Zaqueo soñando, en un Jerusalén en Paz, en una tierra semejante al Cielo, que Jesús nos quiere regalar,

y que de nuestra Madre es también anhelo. Y por eso viene y va de San Miguel, este Jesús de Bondad, con el Arcángel San Gabriel, llenándonos a todos de PAZ.

Y al mirar su paso por la trasera, no puedo más que decir: Padre, ¡No hay mayor VICTORIA que tu Paz!.

Y ahora te veo llegar tras tu blanco cortejo con el fajín rojo muy despacito por Regina, costaleros que salen del relevo y entran en la Trinidad para rezar, donde un día nació esta Cofradía, pronto Hermanada con la de los Dolores; y tu palio rojo grita VICTORIA, y se enciende más la candelería que parece querer hacer la noche día, para ti, Madre de la Paz y del alma mía, faro y también guía, vencedora en las penas, sembradora de alegría, no solo para tu Cofradía, sino para todo Sanlúcar que te dice a porfía: ¡Hosanna Reina!, porque

Decir tu nombre precioso, es como tocar la Gloría, es reflejarse en tus ojos, y recibir tu Victoria. Es decir una palabra bendita, que escapa de mis labios, que bajo palio va escrita, y es el nombre de la Madre de Dios. Es expresar un sentimiento, es sacar de la garganta un clavel, es caminar contra el viento, es rezar junto al Arcángel San Miguel, es decir nombre de Reina y Señora, es encender una candelería, es tener en la tarde la aurora, es pregonar Madre ¡Tu VICTORIA!

LA GRACIA DE LA ORACIÓN Jesús quiere que le acompañemos en su sufrimiento, para lo cual no es necesario estar junto a El, pero sí que estemos en oración. El Señor, quiere que oremos para que la tentación no pueda entrar en nosotros. Los Apóstoles no lo consiguieron, el Señor en su condición humana fue tentado por el mal, y encontró como consuelo al Ángel, que le recordaría las buenas acciones hechas con su gracia, para así sobreponerse a la tentación de abandonar. Y así se nos presenta a Sanlúcar el Señor en el Domingo de Ramos, de rodillas orando en el Huerto de los Olivos, Getsemaní (molino de aceite), los Apóstoles se han dormido en la noche de la agonía, y así desde San Diego esta tarde han salido, entre moreras, mirando al mar, y al Castillo, con mucha gente agolpada, son tantas las ganas de ver a esta Cofradía, que Sanlúcar se desplaza hasta este lugar al llegar la salida. La Hermandad este año y después de diez de incansable trabajo, estrena una casa nueva que a fines de semana se han empeñado sus hermanos en terminar. ¿Qué diría Antonio, el querido Gasolina y Lola su señora, si vieran a sus hijos ahora, esos, que ellos enseñaron a rezar en el Huerto Sanluqueño? Te veo venir por San Agustín, siempre a Dios rezando, en el huerto de Getsemaní, y tu frente sangrando. Vienes de San Diego, Pedro Rodríguez paso, en esta tarde de Domingo, que va buscando el ocaso, los apóstoles se han dormido, al abrigo del olivo, y el Ángel que está contigo,

Tu pena no ha reprimido. Aparta de mi este Cáliz, que se acabe ya este llanto, le dijiste a Dios rogando, cúbreme con tu manto, pero hágase tu voluntad, y no la mía Padre Santo, lléname de tu Caridad, y te lleno de Gracia, y te dio la Esperanza, con tu Madre María, que es en si una alabanza, que es en el Huerto, encendida luz que nos guía, que nos lleva a buen puerto, en esta incierta hora, de tan triste agonía, donde tu pueblo te adora, y yo digo en este día, la frase que en el Huerto nos enseñaste, ¡Hágase tu Voluntad y no la mía!. Y quiso Dios, que Jesús nunca estuviera solo, y por eso te hizo como haría el mejor artesano, te hizo jardín de hermosura, llenó tu pecho con el agua de la Gracia, y aunque el agua se hizo también llanto, te dio perfil de Esperanza, un corazón tan grande que no cabe en la clausura de tu pecho, y te hizo unas mejillas para que parecieses siempre una guapa chiquilla, también te hizo Dios, que al verte quiso que Jesús de Ti naciese, que a ti solo se pareciese, y de ti heredo el Señor tu Gracia y de ti tomo la Esperanza, que orando en el huerto sembró para todos nosotros. Tu no eres Diosa, eres la joya más preciosa de la creación divina, y por eso en este Domingo de palmas y olivos Tu Hermandad del Huerto se pone capirotes verdes, para recordar Getsemaní y mucha cera para que ilumines

nuestro camino, y música y andar costalero, y Sanlúcar un carril, una cuesta que llega a San Diego, que es como si te subiésemos al mismo Cielo. La noche clara y mansa, la luna blanca toda iluminada, el paso que poco a poco pasa, y del castillo su cava abarrotada. No me atrevía a mirarte, me ofrecistes tus manos, paseando, un instante, y así sereno llegue a tus ojos. En el aire sonidos que rezaban, rodeando de fe, paz y de pasión, a los que conmigo te hablaban, soñando poder llegar a tu corazón. Era primavera, tal vez marzo, tu nos estuviste escuchando, aunque se nos durmió la voz, te seguimos hablando. Derramando a tu paso promesas, estando ya en lo alto los luceros, mientras el aire del barrio alto nos besa, acabando poco a poco este crucero. Y llegando al Hospital, la Esperanza nos alcanza, el costalero se quita el costal, y todo se vuelve alabanza. De San Diego nace la Gracia, en un Domingo de Ramos, al llegar de anochecía, con nuestro amor en sus manos, la Reina de esta poesía.

LAGRIMAS DE HUMILDAD

Una corona de espinas, sobre su cabeza divina, un cetro de caña, que se da mucha saña, para burlarse del Señor, y una capa que cubre su espalda maltratada, entre cuatro faroles y sobre paso de caoba oscurecida, alguna vez se amplio el misterio de este paso, pero pronto volvió al recogimiento de esta imagen triste, pequeña y pensativa, que desde la Basílica Menor de Ntra. Sra. de la Caridad cada lunes Santo, agotado, sentado, paciente y humilde, parte a visitar con paso ligero, pero firme, con su Hermandad Franciscana las calles sanluqueñas, y este año calles que soñaban con su visita, verán por fin su sueño cumplido. ¿Señor, que esperas?. ¿Señor, que piensas?. Que al mirarte hasta el alma pesa, con pensar que pronto mueras. Te veo venir tan callado, que veo venir la muerte, ¡que mala suerte!. ¿Por qué Señor te han condenado?. Si eres Dios y Rey. ¿Por qué esa capa y ese cetro? ¿para ti no hay ley?, si tu del mundo eres el centro, si rebosas Paciencia, y de la vida eres la cuna, y la Humildad es tu Gracia, y en ti se refleja hasta la luna. Calladamente me estas mirando, en esta tarde noche del lunes Santo, y no se si correr o irme andando, para esperarte en el barrio Alto y sentirte en la sencillez de calle Santiago,

en sus sombras, en su luz, ¡dime Señor que hago! ¡Dime!, mi divino Jesús, que yo no puedo decirte nada, solo seguirte con tu penitencia, aferrándome a tu mirada, Señor mío de la HUMILDAD Y PACIENCIA Lunes Santo, anochecía, te estoy mirando tan blanca vestida, que no entiendo porque estas llorando, si tu pueblo a cada paso te esta adorando. Mira esos niños con cestas, con pabilos que en silencio poco a poco tu paso están iluminando, mira ese lucero, que a través de tu palio te esta mirando, y ese alto nazareno, que no se gira y que su último suspiro de vida quisiera agotarlo, mirando tu paso por las calles andando. No llores, que Sanlúcar espera en tus ojos, y en Tu ternura morena, y se pone en tu pañuelo para consolar tu llanto, y en tu toca entretejida para darte un gran abrazo, y quieren como yo, para consolarte, decirte, mil piropos Si yo fuese buen poeta, te escribiría Madre buena, la más hermosa saeta, de mimo y ternura llena. perfumada con las mejores flores, que fuesen luz del mundo, bañada en primores, nacida en el amor más profundo. La saeta más bella, que para tu corona, fuese las más preciada estrella, rosa, clavel y azucena, Y para tus Lágrimas, pañuelo blanco de seda, perfumado en el amor de mi alma,

que en tu mano queda. Y para tu palio de malla, Paloma Blanca Divina, que mirando al cielo calla, y tu rostro ilumina. Eres Señora del Barrio Alto. Eres divina Mensajera, y por eso yo no me harto, de decir que no se exagera, si dijo bien en alto, que siendo tu morena, y vistiendo de blanco, no hay belleza más plena, ni saeta que pueda cantarlo, Madre mía de las Lágrimas, Reina del Barrio Alto. LA CENA DEL CORDERO El pasado 8 de Diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María, se nombró por nuestro Obispo D. Juan del Río, para Sanlúcar una nueva asociación religiosa, que nace al amparo de la Parroquia de Bonanza, llamada de la Sagrada Cena, en recuerdo de aquella última Cena de Jesucristo con los Apóstoles, en la que Jesús instituyo la Eucaristía.

Hermanos de la Sagrada Cena recordar siempre que Eucaristía es Acción de gracias, es dar Gracias a Dios todos los días, por haber hecho realidad, de forma tan portentosa, su promesa de darnos a comer su carne bajo la apariencia del pan, y a beber su sangre bajo la apariencia del vino. No hay mejor alimento, ni podíamos soñar regalo tan sublime y provechoso. Pero uno de los Apóstoles se lo perdió, Judas, el prefirió 30 monedas, y marchó al primer bocado, no espero la Eucaristía. Hermanos de la Sagrada Cena, no tened prisa en montar unos pasos, y yo sería el primero que me gustaría

ver andando desde Bonanza esos pasos, pero os digo que lo más importante, es que no nos convirtamos en unos Judas, os ruego que veléis por hacer llegar la Eucaristía a cada rinconcito Sanluqueño, pensar que el mundo moriría de la peor hambre, si llegara a faltarle ese poquito de pan y ese poquito de vino.

LAS NEGACIONES DE SAN PEDRO Tenemos otra asociación, esta en la Jara, con más de 10 años

de existencia, recordándonos el Soberano Poder de Ntro. Señor Jesucristo y el Amor de Ntra. Madre Guadalupe, que se hizo presente en las tierras de México, para desde allí volver sobre todos nosotros. Imágenes que a estas alturas ya están ancladas en la vida de muchos sanluqueños, y recordando la escena de la Pasión que esta asociación nos recuerda, Jesús, le dijo a Pedro:

- Donde voy no podéis seguirme ahora. - Todos vosotros os avergonzareis de mi esta noche - Y tu Pedro antes que el gallo cante dos veces, tres veces

habrás negado conocerme. Hermanos sanluqueños no debemos avergonzarnos de Jesús, ni de nuestra fe, no debemos ni podemos negar a Jesús. Estamos dejando que las cruces no presidan nuestras instituciones, ni las clases en las que se forman nuestros hijos, los belenes salen de los colegios, y las capillas se reducen en los Hospitales, ¿le volveremos también nosotros la espalda a Jesús?, ¿negaremos su Soberano Poder?, quitaremos sus imágenes de nuestras casas, de nuestras carteras, de nuestros coches, de nuestras Iglesias y que se conviertan en auditorios o pequeños museos, porque todo nos da igual, y no pasa nada. ¿Eso es lo que queremos?, creo que no, decir con mayúsculas ¡NO!, ¡no soy laico!, atreveros, mirar de cara a Jesús y su amantísima Madre, salir a la calle, y que se nos note que somos Cristianos, salgamos juntos a sembrar la semilla de Dios, que no es otra que el Amor.

PERDON SEÑOR No se nos puede olvidar nunca el Perdón. Dios, nos perdona, y nos mando a su hijo para que nuestros pecados fuesen perdonados, así la Hermandad de la Borriquita, esta deseando hacer carrera oficial desde San Miguel con la Imagen del Señor del Perdón, un Cristo despojado de sus vestiduras, que mirando al Cielo implora nuestro Perdón. Nazareno y penitente, pecador y cirineo, aquí vengo por las calles a verte, y desde este atril, voceo “Necesito tu perdón”. Vengo por primera vez a pregonarte Perdón, Padre Santo, en este tu pueblo que empieza a amarte, quizás una tarde de Martes Santo, caminando desde San Miguel, con mucha juventud nazarena, sin que te falte ni el blanco clavel, ni la mirada de tu Madre morena. Perdón, Perdón, te clamo, se que quieres seamos como niños, que juguemos con la cera en la mano, ofrezcamos al hermano todo el cariño. Perdón, Jesús, Perdón, por ser a veces como judas un traidor, que llevo dentro una quemazón, que rompe el corazón, sino tengo el calor de tu perdón. Que quiere Sanlúcar salir a la calle, para darte su acogida,

y no perderse detalle, desde la salida a la recogida, mientras te pide PERDON. MUJER Y NAZARENA La mujer, como tu bien sabes Madre, no es ajena a nuestra Semana Santa, como tampoco lo es a nuestras Hermandades el resto del año. Ellas han forjado día a día, desde que éramos niño, el espíritu cristiano, con ternura y sabiduría, siendo guardadoras fieles de los valores del espíritu, siempre con sus brazos abiertos para acunarnos en los peores momentos. Compartiendo como un Cofrade más los momentos de ilusión e inquietud, de alegría o tristeza, acudiendo a todos los actos que celebramos, cultos, conferencias, convivencias o pregones, no solo cosiendo o limpiando, siendo incluso nazarena cuando en nuestra ciudad aun no estaba permitido, disimulando su andar con zapatos masculinos, tanto ha sido el empuje de la mujer sanluqueña que más de la mitad de nuestros nazarenos son mujeres, la penitencia es femenina, y ya se ven también en las Juntas de Gobierno. Creo que en tiempo cercano serán Hermanas Mayores y si lo quieren incluso costaleras, por eso quiero Madre, pedirte que siempre las tengas bajo tu bendito manto de amor. CONSUELO DE PASION El sanluqueño siente devoción ante la Imagen, y por eso al llegar el Martes Santo con la imagen de Ntro. Padre Jesús del Consuelo con el cirineo ayudándole a cargar con la cruz, con su sencilla túnica morada y su paso nuevo en madera, ponen su alma en pos de Dios, pidiendo la salvación, pidiendo ser cirineo para calmar el Mayor Dolor de la Madre de nuestro Señor.

¿Eres Padre o eres Consuelo?. ¿Eres nuestro camino, que sube hasta el Cielo?. ¿O eres simplemente divino?. ¿Eres un pobre nazareno que no puede con el madero, ni tienes un caminar sereno?. ¿O eres uno de tantos obreros?. ¿O eres nuestro Templo, que nos ayuda a caminar, dando a los demás ejemplo, convirtiendo a Sanlúcar en altar?. ¿A quién llamas con tu mirada, si no vas solo al Calvario?, si un cirineo se desgrana por ir contigo al martirio. ¿Qué esta pasando, que siendo día siento que se hace noche, si yo contigo voy caminando, si no hay para ti reproche?. ¡Cuánta fragilidad!. ¡Cuantos corazones atormentados!. ¡Cuanta humanidad!, en tus ojos exaltados. Y tu te llamas Consuelo, a pesar de que te duela, una pena que no es del cielo, que es terrena y te hiela. Y por eso me atrevo contigo, a llevar tu cruz, y ser tu testigo, y me quedo con tu luz, y con tu cielo, y te digo cuando te veo.

¡¡Déjame ser tu Consuelo, y se Tú mi Cirineo!! Y volviendo al morado y a la capa negra, que desde el Carmen, allá por San Juan, han salido delante de un palio nuevo, con una candelería que cada año alumbra con más fuerza, y una Virgen con un nombre grande, y un dolor grande , mientras su hijo camina con la cruz hacia el calvario. Ella llora y una espada le rompe el corazón, mientras yo me pregunto ¿Cuál es Madre tu Mayor Dolor?. Pero solo pienso y espero, que no sea Madre el que pudieras pensar que después de dos mil años , todo haya sido en balde. No Madre ese nunca será tu Mayor Dolor. Quise ser tu costalero, y no pude serlo, caminar junto al compañero, y juntos tocar el cielo. Subir el carril a una, ver a través del respiradero, la luz de la luna, y darme a ti por entero. sentir tu consuelo, conocer tu Mayor Dolor, rachear mis pies en el suelo, y recibir Madre tu calor. Soñar andando contigo, entre dos emociones, sentirme en ti cautivo, Madre Dulce de mil corazones. Rezar desde la trabajadera contigo, descubrir tu Amor, ser de él tu testigo, y acabar Madre con tu Mayor Dolor.

BENDITO MILAGRO

Cuando llegan las siete de la tarde del Miércoles Santo, el cielo Sanluqueño, parece que entristece, como si se volviese de color lirio, las golondrinas y los vencejos revolotean sobre Santo Domingo, mientras largas filas de nazarenos de negros lutos, avanzan buscando un Carril, que quiere recordar el camino del Gólgota, la hermandad un año más sale por la estrechez del Compás, pero no es este el milagro que todos queremos ver. La vieja ya hermandad de los Estudiantes nos presenta una iconografía del Calvario, que llevo ya muchos años sin ver de cerca, lo he llegado a ver desde la fila de nazarenos de los Dolores, como un reflejo pasando Carmen Viejo por el Carril, he visto su Cruz de Guía llegar al final de Bretones o desde lejos la apenada luz de sus círeos por la calle Ancha, y en esos momentos parece pararse el pulso y me quedo hablándole a este Cristo Crucificado.

Cristo de los Estudiantes, Cristo de los Milagros, Cristo Sanluqueño Crucificado, Cristo que no estas solo en el Calvario. ¿Cuál fue tu primer milagro?. ¿De que fuente bebieron tus labios?. ¿Qué manos acariciaron tus manos, que a pesar de morir haces milagros?. ¿Qué luz te ilumina?. ¿Qué hijos del Cielo te están llevando?. ¿Por qué tantas hijas sanluqueñas, como tu se siguen llamando?. Vienes de Santo Domingo, cruzas el Compás, subes el Carril sin mirar atrás. Mientras te miro desde Carmen Viejo. Tu Madre a tus pies apenada,

junto a San Juan y Magdalena, y aunque nos inunde ahora la pena, otro milagro nos regalas. un rosario de oraciones, que por las calles a cada paso se desgrana, un rosario de devociones, que cada Miércoles Santo el cielo gana. ¡Vuelve a salvar Cristo de los Milagros!. ¡Vuelve a mi Sanlúcar sobre el Calvario! Que siempre te querrá sin horario, Cristo, Cristo nuestro de los Milagros. MADRE DE TODAS LAS CRUCES

Al contemplar esta escena, sabemos Madre, que en ti la

salvación se consolida, se apoya en tu maternidad y en un momento de tanta pena, vuelves a dar a luz, y en el más doloroso de todos los partos habidos y por haber, te hizo Dios, Madre de todos nosotros y por ende de todas nuestras cruces.

A ti, pulcra rosa, amapola de mi corazón. A ti, Reina Dolorosa jardín siempre en flor. A ti, que no llevas candelería para alumbrarte, ni un palio que te guarde, ni una corona para coronarte, te basta solo una diadema Madre. A ti, que San Juan te acompaña, y también Maria Magdalena, y una muerte la del hijo de tus entrañas, que te hace Reina de las Penas, y de todas las cruces del mundo. A ti, que a pesar de tanto dolor estas serena,

te digo Celestial Princesa que no me hundo, solo con verte, mi Madre y Virgen de las Penas.

MISERICORDIA, SEÑOR, MISERICORDIA No habrá terminado de salir de Santo Domingo la Hermandad de los Estudiantes, cuando la plaza de la Trinidad ya esta llena a rebosar, esperando que se abra la puerta de la Iglesia de la Santísima Trinidad, para ver salir a la Hermandad de los Dolores, y en esos momentos salgo a la calle Regina para colocar los tramos de nazarenos de la Virgen, y luego al interior de la Iglesia llena de nazarenos de blanco con el capirote rojo, y un paso grande, dorado, que alguno le puso el sobrenombre del Tanque por sus dimensiones, al llegar a Sanlúcar procedente de la Hermandad de las Cigarreras de Sevilla, tiene más de cien años, y ahí esta cada año siendo trono de Misericordias, que parece que otra vez se va estrenar, cada año más fino, con más poderío, como este Cristo atado, que a pesar de todo hecha el pie al frente, como queriendo dar un paso más, como diciéndote ¡sígueme!. Dan las siete y veinte de la tarde, se abre la puerta y la Cruz de Guía avanza, ahora hacia la Trascuesta seguida de ese cortejo que precede al paso de las Misericordias, mientras el paso poco a poco se acerca a la puerta, se para, se le quitan los zancos, y con un sobreesfuerzo, y a menos de un milímetro del suelo, ahí quedan sobre el mármol los arañazos de cada año, sale a la plaza a golpe de riñón, entre palmas, vítores y saetas, y algún grito de ¡duro con el valiente!, ¡duro con el valiente! ¡Misericordia Señor!, llevas en la espalda escrita a golpe de fiero sayón, en esta tarde por el Dolor transita. Misericordia calle del barrio alto, que cada año visitas,

recordando que allí te encontramos, hace casi setenta y cinco años. Misericordia por los pecadores, Cristo de tez morena, mientras en el balcón los cantaores, por saetas quieren acabar con tu pena . Misericordia Divina, Misericordia para la trabajadera, que en ella se adivina, gente buena y costalera. Misericordia de Dios, para este pueblo y tu Bendita Madre, Misericordia en los dos, y para el que contigo a tu columna se amarre. Cristo de los Dolores tu que todo alcanzas, danos Misericordia, Amor y Caridad, que se pone otro año más de pie una plaza, ¡Tu plaza de la Santísima Trinidad! DOLORES, SIERVA, SEÑORA Y REINA Y ya con el Santísimo Cristo de las Misericordias en la Trascuesta, cuando ya sale el Simpecado y los primeros niños nazarenos de túnica y capa negra, llevando sobre su pecho el escapulario Servita, me vuelvo hacia el paso de palio negro, con doce varales, que son como otros tantos piropos, entre los cuales va llorando la sierva más hermosa, Tu, mi Madre de los Dolores. Entonces sales Dolores, y yo voy a tu vera, como cada año. Y este año será algo diferente, porque queremos que sea diferente, queremos gritar con nuestro corazón dolorido y con la ternura de tu

Misericordia, que llevas 275 años con tus Dolores, pidiendo y alcanzando nuestro Perdón. Se pierde en el tiempo, como velo misterioso tu llegada a esta ciudad que tanto te quiere, se dice que estabas en una hornacina en esta misma cuesta de Belén o fue el taller de la Roldana el que te hizo para la Orden Servita, pero sabe Dios y solo El, que manos tan divinas te hicieron tan milagrosa, que el que a ti llega con el corazón abierto, parece que se encuentra con la misma Virgen María, que a Sanlúcar llego hace casi tres siglos, para con tu mirada Dolorosa, entrar en la triste vida de tanta gente, y quitarles el río interior de llanto que poco a poco les estaba ahogando. Doscientos setenta y cinco años, Pidiendo y alcanzando nuestro perdón. Te vi, me miraste, y te encontré, y cada vez que puedo voy a verte, y con solo pasar por la Trinidad te diré: ¡Más Reina cada día! Porque Reinas habrá, pero como Tu ninguna. Y eso siempre tu pueblo te lo demostrará, aunque tenga que traerte hasta la luna. Y el Viernes de Dolores, es siempre tan largo tu besamanos, que no caben tantos corazones, y hay que dejarlo hasta el sábado. Y hace veinticinco años te impuso una corana de plata y oro, todo tu pueblo sanluqueño, reconociendo que eres un gran tesoro. Doscientos setenta y cinco años, y más de seis mil firmas,

recogidas para tu expediente de coronación, lo que yo digo, afirman, y de ti reciben tu Bendición. Doscientos setenta y cinco años, y la medalla de oro de la ciudad,, el próximo septiembre se te impondrá, para que la luzcas en cada esquina, siendo piropo en tus encajes, dándote amor tus cofrades. ¡Que lo sepa el mundo entero! que si un día paseaste sin corona, fue porque tu quisiste o fue algo divino, queriendo cambiar el destino, ¡y aun más Reina fuiste Señora!. Si doscientos setenta y cinco años y más Reina cada día, y entre las mujeres, Bendita, y por eso Dios a través de ti envía, toda su gracia infinita. Y después de doscientos setenta y cinco años, y llegada ya esta hora, ya solo queda regalarte, o mejor el corazón entregarte, Sierva, Madre, Reina y Señora, gritando fuerte Dolores con nuestra voz, ¡¡Queremos ser tu Corona!! estos tus hijos de la Trinidad y de Dios para ti Reina, Reina y Señora.

UN JUEVES QUE BRILLA MAS QUE EL SOL Desde por la mañana, las Parroquias y Conventos con los Sagrarios expuestos a la veneración pública, los pasos mostrándose con los templos abiertos, y nos pasearemos recreándonos en los que ya salieron, y si es posible en los que esta tarde de Jueves Santo saldrán, para hacer Estación de Penitencia, y nos llevaremos todo el día y la tarde y la noche de aquí para allá, buscando cada rincón, fijándonos en el movimiento de las bambalinas, dejándonos envolver por la música que acompañan nuestros pasos, tanto nos fijaremos, tanto nos recrearemos que a veces se nos olvida, entrar en la Iglesia en esta tarde, y dejar nuestras bullas fuera, y clavar las rodillas con fe ante el Sagrario y rezar con el corazón desnudo ante Dios, el único creador de esta maravilla. CRISTO DE LA EXPIRACION

Dios que también encontramos a las cinco de la tarde n San Nicolás, a punto de exhalar crucificado, con sus ojos mirando al Cielo, mientras la muerte, esta a punto de cerrárselos, y si nos vamos a verlo por el Carril, veremos una estampa única con esa larga fila de nazarenos, muy bien colocados, como en pocas cofradías, que sube buscando la Parroquia de la O, para hacer su Estación de Penitencia. Estas casi muerto e inerte, con siete palabras benditas en los labios, y yo aquí al carril vengo a verte, para que me des Tu Esperanza desde el Barrio. Barrio de Pino, plaza de toros, de calles estrechas, de Rubiños, de Pirrado, San Antonio, calles que quiero desde niño. Aguarda, no expires Señor,

mira al Cielo y espera, que te acompaña nuestro amor, porque tu eres nuestra bandera. A nosotros no nos mires, recibe desde el Cielo la Bendición, que nosotros solo somos pecadores, llorando por tu pasión, que hasta la calle Barrameda, quisiera ser más estrecha, para llegando tu recogida, tocarte la mano y cantarte, una saeta por seguiriya. ¡No expires, no te mueras!, que tu suspiro es Salvación, y cada Jueves Santo mi vida renueva, ¡Cristo mío de la Expiración! UNA MADRE CORONADA DE ESPERANZA De muchas maneras, y como lluvia que cae y empapa la tierra para que ésta de fruto, Dios no deja de hacer caer dones, y hacer brotar signos de vida y Esperanza, Y así todos los sanluqueños, somos conscientes del Don que Dios nos da, al regalarnos la CORONACIÓN CANONICA DE MARIA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA, con la certeza de que este hecho nos llevará a vivir con más Esperanza y compromiso, a introducirnos en el misterios de la salvación, compartiendo la misión de Jesús nuestro Señor. Pero ahora déjame Madre que te cuente una conversación que escuche una tarde del Jueves Santo en la Cava del Castillo... Yo soy rosa temprana, y quisiera ser de Esperanza costalera, y hacer mil filigranas,

bajo su trabajadera. Yo vengo del naranjo, me llamo azahar, y quiero contigo igualar debajo, y a tu lado una saeta poder cantar. Yo del limonero, también me llamo azahar, y se me va el corazón, cuando os escucho hablar. Me llamo orquídea, ¿cómo puedo yo igualar? -Quizás el clavel tenga idea, aquí es el más antiguo del lugar. Yo soy blanco clavel, tan solo alguna vez roce el martillo, como tu pudiste ver. Yo en estas lides soy cual chiquillo. ¿Qué podemos hacer? -pregunta la flor de cera- si yo junto a ella quise florecer, si para mi no hubo primavera. Acordaos del gladiolo, -dijo el azahar primoroso- tiene altura como el cielo, y andares costaleros -¡vaya cuadrilla con arte!, me recuerda aquel tiempo, en el que este paso, era un jardín andante.- Con golpe de llamador, el azahar, el clavel y la rosa, y antes de que suene el tambor, junto a la flor de cera hermosa, se ajustan al palo,

a la voz del gladiolo, sin dejar ni un pétalo al lado, metiendo cintura, rompiendo a sudar, el azahar de Esperanza enamorado. -¡Os voy a llamar valientes!- -grita el capataz sonrojado- -¡vamos a verte! -dice la rosa agarrándose fuerte- ¡al cielo con Esperanza! ¡que nadie se suelte!, -¡que andares con Gracia! Cuanta dulzura infinita, y las flores sonriendo se decían, que milagro, que alabanza, para su nombre que todo alcanza, para nuestra Coronada Esperanza. Déjame ahora que aquí con mi corazón sanluqueño, Esperanza de toda nuestra vida, y poniendo firme en el suelo los cuatro zancos por igual de mi alma, desde este atril que mira de frente ese mar abierto, déjame que parta contigo... Me bautizaron en Tu San Nicolás, con agua llena de Rocío, esa que el Cielo por Mayo nos regala, dejando el corazón enmudeció. Nací por Barrameda en noche veraniega y te encontré por el Pino siendo muy niño. Que yo ¡te quiero!, nadie me lo niega, y lo digo con el mayor de los cariños. Conocí el azul del Cielo, mirando tus ojos morenos, y es que tu Esperanza del hombre es anhelo

y la espera tu pueblo entero. En el Barrio tu Esperanza, tu cara bendita y pura, y como navegando avanzas, deseando acabar con tu amargura. Paseando por calle Sargenta, siempre para tu gente llena de ternura, siempre de sus sueños atenta, deseando en sus corazones hacer singladura. Parte capitana Sanluqueña , leva anclas, acaba con el lamento, aunque sea tu imagen pequeña, navega si hace falta a contraviento, que aunque falte unos meses de crucero, se vislumbra en la mar un resplandor, y por eso dice este humilde pregonero, que sueña un día tocar tu llamador, llamarte Esperanza Coronada, besar tu mano con Amor, ver Sanlúcar engalanada y dormirme llegado el día en tu corazón. SEÑOR CAUTIVO Al hablar de la Hermandad del Cautivo, tengo que agradecer primero las palabras de aliento de los amigos que aquí tengo, y aunque algunas veces la diferencia de edad sea grande, también es grande la amistad, y admiro sus vidas entregadas por agrandar aún más si cabe la devoción a esta Bendita Imagen, ante la cual hemos podido rezar en la Trinidad por las obras acometidas en la techumbre de su Iglesia de los Desamparados. Y este Jesús Cautivo, que se dejo prender en el Huerto de los Olivos, y una vez martirizado, se nos presenta, para con su manos atadas, liberarnos de nuestros pecados, y así una multitud de

sanluqueñas no pueden pasar sin rezarle ningún día del año, en esa recoleta Plaza de San Roque, y llegada la primavera se convierte en cuentas de un larguísimo rosario, que camina detrás de su paso implorando su bendición, mientras parece que camina sobre un monte de claveles rojos. ¿Quién faltará el primer viernes de marzo, a besar una vez más, tus pies descalzos, si tu de amarnos no te cansas?. ¿Quién desatará tus manos, y lanzará lejos esa cuerda, Padre mío Cautivo, que solo pena me recuerda?. ¿Quién te quitará esa corona de espinas, y te pondrá otra de laureles y flores, que alegrase tu cara divina, y te coronase en mil amores?. ¿Quién andará en pos de ti, siempre rezando, callado, vendado o descalzo diciendo: ¡Si!, tu eres mi Divino Señor Cautivo?. Andará tu pueblo Sanluqueño, no lo dudes nuestro Cautivo, que de nuestra alma eres el único dueño, y deseamos acabar con tu castigo. Andar y seguir andando, siempre, siempre a ti rezando, sin faltar ningún día del año, a visitarte a Tu Iglesia de los Desamparados, y no te parezca extraño, que en ti nos sintamos amparados, si tu rezaste en el huerto, y allí fuiste prendido y luego cautivo,

y un Jueves más a la calle has vuelto, porque por nosotros continuas CAUTIVO. LUZ DE LOS DESAMPARADOS Una luz nace cada tarde del Jueves Santo, cuando Tú, Madre, traspasas el dintel de la puerta de los Desamparados, y te haces presente en la plaza en tu paso azul aterciopelado. Las pupilas que te esperan quedan al verte como cegadas por tu luz celestial y así año tras año volveremos siempre a verte entre los escasos naranjos de esta plaza de San Roque, del Cabildo o de Madre de Dios, por la Cuesta de la Caridad o en la de Belén, en la conglomerada calle Ancha o en esa calle San Jorge, que se convierte cada vez que llegas a ella, en un trocito de marisma celestial, y llegada tu cercana recogida, en la plaza de la Trinidad, donde tu capataz te pone de frente a esa otra devoción bendita de mi corazón, como queriendo alumbrarla para calmar sus Dolores, y entonces me sonrio , me lleno de tu luz, me recreo en tu belleza, en tu calma y en tu corona de estrellas que intentan hacerte aun más bella a ti ... Reina de San Roque, la del palio azul inmaculado, la que nunca preguntó ¿Por qué?, la que nos quiere a su lado, la que de Dios es faro engalanado, la que es tan guapa que parece, que tiene dieciochos años nacarados, y en los Desamparados permanece, la que por donde va deja huella, la que las calle ilumina, la que sueñas con Ella, la que es novia, Madre y Reina. Y cuando Tu, Estrella traspasas,

el dintel de tu puerta, no se lo que pasa, que nada hecho en falta. Yo me siento cautivo, ¡Ay!, Estrella, si yo te quiero, si por ti vivo, si por ti muero, si yo te quiero, más que a todas las Estrellas, que alumbran el cielo. AL COSTALERO Costalero, nunca le faltes a la Semana Santa de Sanlúcar, sin ti, nunca seria la misma. Yo nunca he sido costalero, ni seguidor de ensayos, aunque si he jugado a serlo como casi todos los niños. Debo decirte que algunas veces escucho criticas, en este mundo cofrade, y no me gustan vengan de donde vengan, no hacen bien a nadie, y menos si el que critica se llama así mismo Cofrade. Cofrade es el que mima nuestras cofradías todo el año, el que pega carteles, convocatorias, limpia los enseres, acude a las convivencias, conferencias, a todos los cultos de su Hermandad, participa en su Parroquia y un sin fin más, y no el que se dedica a criticar de bar en bar, o utilizando un seudónimo, o que tiene veintipocos años y cree que ya lo sabe todo, en esto de las Hermandades ni con noventa se llega a saber todo. Sabed que delante de un paso se puede poner cualquiera, pero no todos pueden ser capataz, unos y otros mirad antes que la plástica de un paso en movimiento, la salud de los que van bajo la trabajadera. Un lugar estrecho y duro, donde no se puede andar, si no lo hace al mismo tiempo el compañero, un lugar de sudor en tinieblas, por el que entra un poco de luz y aire a través del respiradero

Y en ese andar hombro con hombro, hacerle a Dios un sendero, que quedemos todos en asombro, viendo ese andar costalero. Que no se mueva el madero, que no sufras más Jesús crucificado, andar siempre con salero, aunque Jesús este atado, que con vuestro andar, la Virgen sonría, que no nos deja nunca de amar, y que solo se llama María, que cuando lleguéis al paso, le prometáis como el primer día.. Aquí vengo en silencio y orgulloso, a pasarte Madre mía, y hoy vuelvo a prometerte, que volveré a pasearte, cada vez que tu vuelvas a llamarme. SILENCIO Se hace el silencio en Sanlúcar y nunca será el silencio tan elocuente, todo queda paralizado ante ti Señor. Cuando se abren las puertas de San Francisco, se para el tiempo, la música y hasta el viento, y camina el ruan, el esparto, la luz de cera y la luna a tu vera, sin que se escuche, ni la más mínima queja con los cirios bien en alto, sin que nadie se de la vuelta, para ver tu mirada a través del antifaz, nadie habla, todos escuchan, pero ¿qué escuchan?, si no oigo ni un suspiro, ni el lento respirar, si solo hay silencio, ¿qué truena Señor, bajo ese antifaz de ruan?. Si hasta la noche se ha hecho muda viéndote caminar.

Que estampa con tanta dulzura viéndote por Luis Eguilaz entrar, y aunque ya no pasas por calle Cuna, ni Cristo de las Aguas, porque un gran amigo me lo regalara... Tengo un relicario de Silencio, un trozo de amor guardado, que llena el corazón vació, cuando llego a tu lado. Y tengo en San Francisco, Silencio, y una cruz de madera, y una noche que nos llena de frió, caminando a tu vera, y aunque no tengo cinturón de esparto, ni túnica negro ruan, me duele tu quebranto, incluso tu nazareno caminar, me duele ver ese duelo, que año a año se agranda, que va contigo rogando al cielo, mientras tus pies descalzos andan. Silencio lasaliano, déjame que hoy contigo rece, poniendo una oración en tus manos, mientras mi amor en la madrugada crece, que no hay nada que me impida, decir con el corazón estremeció, que de Amor llenas mi vida, mientras en Silencio vas caminando Jesús mío. MADRE QUE NUNCA NOS FALTE TU AMOR Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengan vida eterna (cf.3,6).

Dios es amor, y quién permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en él (1 Jn 4,16). Y si Dios en aquel lejano primer amanecer de Pentecostés, lleno con su Gracia a los Apóstoles, a ti Madre, que eres el seno materno inmaculado de Nuestro Señor Jesús, que dones no te daría, que me parece que llamarte Madre del Amor, es poco titulo, para quién por todos nosotros paso una vida de Dolores, que es poco Trono para una Reina tan alta un paso con doce varales, ni es tan largo un manto para poder cubrir toda la tu Gloria, y a pesar de todo, miras al cielo y por nosotros, día tras día ruegas desde tu camarín en silencio. A ti Señora del Silencio y de la Cruz, Señora del Amor y de mi vida, hoy quiero dejar en tu corazón pobre y silencioso y siempre disponible, estos versos hechos para ti oración. Hay tanto amor en tu silencio, en tus ojos y en tu nombre, que sabe a alegría y a rocío, a luz eterna y clara para el hombre. Tanto que sueño con tu encanto, con tu mirada encendida, con la gloria de tu llanto, y con verte un viernes de amanecida, y sueño que me sonríes, cuando paso por tu plaza, y quiero que me rocíes, con aromas que el alma no alcanza. Amor, Amor, mi dulce Amor, te quiero, porque quiero, porque te llamas Amor, porque eres mi sendero, porque eres todo Amor. Te quiero y así proclamo, con mi palabra de ti enamorada,

que siempre estas cuando te llamo, con tu dulce y sencilla mirada. Te quiero porque no cuesta quererte, porque eres brisa y luz sublime, que mi corazón encandilas al verte. Te quiero por tu alegría, porque eres vida y sueño, porque eres Madre y Reina, luz y guía, de tu pueblo Sanluqueño. ¡Ay! Amor, Amor, que nunca nos falte, ¡Tu Amor!. EL SEÑOR DE LA MADRUGA El nazareno que sale de la Basílica Menor de Ntra. Sra. de la Caridad, lleva siglos recorriendo las calles de Sanlúcar, y esto ha ocurrido porque en esta madrugada, la más larga, siempre ha llevado delante y detrás y junto a él a todo Sanlúcar, levantado, ayudándole con sus corazones henchidos en amores, con el peso de esa cruz de carey, que inclina a Nuestro Señor. Me es fácil recordar al llegar la mañana, esa calle Ancha y San Juan con cientos de nazarenos, mientras Nuestro Padre Jesús Nazareno empezaba a llegar a calle Ancha, de vez en cuando el sonar de la trompeta, cientos de almas llenas de fe detrás de penitencia, más nazarenos de morado, y en las Hermanitas de la Cruz Nuestra Señora de la Amargura. Pero poco a poco, año tras año menos nazarenos, menos penitencia, ¿Por qué?. Si decir Nazareno en Sanlúcar es decir, Señor de la Madruga, Señor de Sanlúcar. Si aún quedan quién a pesar de que le pesen los años, lleve siempre el hábito nazareno y su cordón con la medalla. ¿Dónde están los hijos del Nazareno?, ¿No saben perdonar los fallos humanos?. Sanluqueños volver a Nuestro Padre Jesús Nazareno, que el os sigue esperando, poneros el hábito nazareno, ese que llevaron vuestros padres y abuelos, vivir con

intensidad la madruga, transmitir a este pueblo lo más hondo de una tradición, toda vuestra Pasión, que este año a pesar de tener ya diez años, me ha nacido un nazareno. Por ahí viene, con cruz de carey, victima de no se que ley, y corona de espinas en su sienes, por culpa de treinta denarios, Jesús Rey del mundo, dolorido, cansado y mudo, caminando hacia el Calvario. Es luz eterna, de la noche oscura, de la madrugada más larga, de la madrugada Santa. Es Nazareno, hombre y Dios. Es vida, fuerza y Amor, y aunque no suena, ni trompeta ni tambor, Nazareno de mí corazón, mi Señor, no falta quién te quiera, quien camine contigo, quién vuelva a ser nazareno, y si hace falta hasta mendigo, por estar siempre a tu abrigo, y por eso Señor, cuando te miro, te venero y admiro, y siento contigo, el cariño a veces dormido, de un pueblo que un día, fue trigo del mejor molino, y te pido que esperes,

que por nosotros no desesperes, que tienes todo un pueblo, que sin Ti Nazareno se detiene. AMARGURA NAZARENA Cuando se abre la puerta más nazarena, Jueves Santo ya de madrugada, y sale esta tu imagen morena que llamamos en Sanlúcar Amargura, con la Cuesta de la Caridad abarrotada, así como Misericordias y Descalzas, y vemos tu cara , sentimos que el corazón nos abrazas, Madre mía dolorosa, con tanto amor nazareno, que a ti Amargura propongo, que ocupes cada día con tu pose amorosa mi corazón pregonero, que hoy igual que siempre a tus plantas pongo. Si tienes el alma más pura, si eres flor entre las flores, si un día te llamamos Dolores, ¿Por qué te llamas Amargura? Si eres la más bella criatura, si en ti resuman todas las cualidades, si un día te llamamos Virtudes, ¿Por qué te llamas Amargura?. Si eres la Reina de la hermosura, si rebosas Caridad, no entiendo como te llamamos Soledad, ni porque hoy te llamamos Amargura. Si la primavera nace en tu cintura, y en tu corazón el Amor, ¿Por qué un día fuiste Mayor Dolor?, Reina mía de la Amargura.

Si Sanlúcar sabe quererte, y se queda enmudecida, y se echa a la calle a verte, en la Madrugada estremecida. Si Sanlúcar quiere con pasión merecerte, le de igual como te llames Amargura, y te querrá siempre a Ti Reina de la Ternura, en la vida y en la muerte. LA CRUZ VERDADERA Sanlúcar muere cada Viernes Santo, con este Cristo de la Vera-Cruz, y vive el resto del año con la Gracia manada de su corazón. Tanto se muere Sanlúcar que convierte en montes Calvario, cada rincón por el que pase en esta tarde Nuestro Señor; Fuente Vieja con el Arquillo de rota, donde Sanlúcar espera bendiciones hecha muchedumbre a sus pies, entre una nube de amores, que quisieran tocar su cruz y así acunar en su pecho su luz, buscando la vida en la muerte, porque este Cristo muerto, habla desde lo alto de la Cruz. Es el Cristo muerto más vivo de Sanlúcar. Todo se ha cumplido, ya esta Dios en el Cielo. Este Cristo de la Vera-Cruz ya no es la encarnación de Dios, es Dios mismo. Revuelo de golondrinas, y una cruz se aproxima, repicar de campanas, y una capilla en cada esquina. Cuatro esquinas lo van alumbrando, mientras su pueblo va a contemplarlo, y la luna en el Cielo se esta asomando, y con una estrella quiere mimarlo, y no se dan cuenta que esta muerto,

que tiene el costado traspaso, desde el mismo barrio alto, que de sufrir se ha agotado. Tarde del Viernes Santo, Jesús va muerto en la cruz, este Cristo que nos quiere tanto, este Cristo de la Vera-Cruz, que esta muerto y vivo, que es sacrificio de amor, que lo tenemos todo el año en La O, mientras su Madre reza un rosario de Dolor. ¡Sanlúcar en Viernes Santo!, recibe de Dios la luz, aquí en lo más alto, del costado de este Cristo de la Vera-Cruz. UN ROSARIO DE DOLOR Un rosario de Dolor va alumbrando en esta tarde una candeleria, para que Tu no vayas llorando Madre mía, y el cortejo de nazarenos de negro se va alargando, para que tu no veas ni a lo lejos esa Cruz, que tu corazón va enlutando. Un rosario en tu mano que poco a poco se va desgranando, y un pañuelo de lágrimas que se esta inundando, mientras Sanlúcar contigo ira rezando Ave María, cuenta a cuenta, desde la Plaza de la Paz, hasta la de madre de Dios, por Ancha un Padre Nuestro, a cada paso un Dolor, a cada levanta una oración Señora, a poco ya de que mi voz pliegue su sonido, ya que va buscando el remanso del silencio, para que Tu sonido sea el que entone salmos de gratitud a Dios. Señora de la Soledad, enséñanos a rezar , en este mar incierto, para que rezando contigo el Santo

Rosario, no nos falte la fe, que nunca nos convirtamos ni en clavos, ni espinas, ni lanza, ni madero que puedan herir a Nuestro Señor. Virgen pura que habitas en la O, déjanos el rosario de tus manos, perfumado de Tu ejemplo de amor, para que podamos construir Iglesia en este nuestro pueblo. Señora de la Soledad, quédate con mis pobres veros, para que busquen sentido, en tus manos, para ser poema escrito, en el verso hermoso de tu corazón. Quiero regalarte un rosario, con perfúmense de rosa, delicado y hermoso cual lirio, hecho con mi corona dolorosa, pero faltaría una cuenta, para rezarte Madre bella, como a ti te gusta, que fuese luz de estrella, y esa cuenta si pudiera, te la haría de madera, de la Cruz verdadera, enhebrada por el olor de la primavera, y una vez completado, te lo acercaría a tu mano Soledad, y mirándote a tu lado, te rezaría en verdad . Soledad, Madre Bendita y Pura, quiero poder siempre rezarte, a ti que eres Reina de hermosura,, y cuando sienta ya la muerte, volar y al cielo llegar, y a ti Madre, poder verte Soledad. MADRE ANGUSTIAS

Esta pronto a caer el telón. Una invisible mano pulsara el interruptor, que oscurezca la escena, las calles volverán a recuperar sus cauces de aguas turbulentas. Pero ahora vemos como sube lento, cadente, silenciosamente, con la cadencia triste de las notas de la música de Capilla, ese paso nuevo en madera, que salió hace muy poco de la Parroquia del Carmen, llevando a esta imagen de la Virgen arrodillada ante la Cruz, sosteniendo como puede el cuerpo inerte de su hijo amado. Impresionante Imagen, dolorosa inconsolable de pasión, al verla llora el cielo, el sol, las flores y bajando Belén hasta las Covachas. Más a pesar de su desconsolado llanto no hay mirada más bella, ni ojos que digan tanto, todos miramos a Ella, queriendo consolarla, más ha llorando tanto ante el madero , que este Dolor a esta Rosa Celestial, casi mustia y por eso Sanlúcar la llama Angustias y le decimos. ¡Que guapa cuando sales, un Viernes a la calle!, y los pájaros revolotean ente los árboles, de la plaza de la Salle. Madre Angustias, Madre guapa. No sufras. No llores, sabemos que estas llena de amargura, rota de llanto y dolores, no se puede estar más dolorida, ahí en tu paso de rodillas, queriendo despertar del mundo su maravilla, queriendo besar su frente y sus mejillas, acariciando sus manos destrozadas, sin querer dejarlo en el suelo, queriendo llevarlo a tu regazo, como lo hacías de niño, con el mayor de los desvelos. ¡No llores más Angustiada María!,

déjame consolar tu pena, que cuando miro tus ojos Angustias, me arden hasta las venas. Que quizás no sepas, pero pasando solo tres días, muriendo resucita la vida, Tu hijo que ahora besas. ¡No llores más Angustias!, tu que eres la luz del día, que haremos que este Sanlúcar, al llegar un viernes de atardecida, sepa a mares gritar, y así consolarte Madre Angustias, ¡¡Que guapa eres Madre Mía!!. CRISTO YACENTE Tras un cortejo multicolor, compuesto por nazarenos en representación de nuestras hermandades de pasión, recibimos a Cristo Yacente, en un ataúd-urna de cristal, sobre paso de caoba con cuatro hachones alumbrándolo, y no se, si es que nos quiere recordar que también nosotros podemos morir como El, jóvenes y habiendo sufrido, y que debemos tener siempre nuestro farol encendido cargado de aceite, para cuando El tenga a bien llamarnos, o simplemente nos dice que no tengamos miedo a la muerte, que esta llegara pero siempre le tendremos a El, cuando llegue el final de esta vida terrenal, lo cierto es, que muchos veces, no nos paramos en ver la profundidad de esta imagen, y a pesar de los siglos, de lo espectacular de su altar, difícil de ver otro igual, no nos detuvimos ni en darle un nombre como se merece este Cristo muerto o yacente en esta Tierra cuya perla es la Caridad. Si no quiero que oscurezca el mundo, ni que la sombra nos apriete,

y nos postre de rodillas, ante un pulpito de llanto, si no podríamos vivir, sin tenerte, Señor mío, si no sabríamos vencer, las barreras de la vida, si no tuviésemos ese refugio de tu corazón amado. Porque tu humildad fue grande, porque tu fuiestes regalo, en esa Natividad añorada, porque sin Ti no sabría caminar por esta tierra. Porque sin Ti no podría, latir con cadencia mi vida. Porque Tú estás en el aire, a pesar de tu muerte, y estás en cada instante, y estás en cada llanto, y estás en cada espera, y en los labios del dolor. Tu Cristo duermes y velas, y a la vez estas arando los surcos, en la carne de la tierra, mientras Sanlúcar se te entrega, y yo miro tu cuerpo divino y creo, que eres Dios, y por eso espero, Tú llama de Amor y tu Bondad, Tú infinita y maravillosa bendición, y entonces llamarte en verdad, Cristo Yacente, ¡Cristo de la Salvación!.

SOLEDAD EN SAN FRANCISCO Madre, en esta noche de Viernes Santo, quisiera acabar con el amargor de tu llanto, regalarte blanca espuma de la mar, ramos de flores de la Jara y de la Algaida, y corazones a miles que brillen para Ti como esa encendida candelería, para que nunca te faltase la luz, que nunca estuvieses a solas, Virgen de la Soledad, que cuando se cierren las puertas de San Francisco, y dejemos de ver por la trasera tu enlutado paso, nunca pensemos que con la Soledad, se termina, todo lo contrario con la Soledad se inaugura la vida habitual , que apoyada en Tu maternidad es otra vida, es vida de Bonanza y es cercana Esperanza. Y mojando mi pluma en tu encanto y tu blanca dulzura de amaranto, decirte: Ya se acaba el duelo, y se cierra otra vez la puerta, y no veras hasta pasado un año el cielo, mientras estarás por nuestro amor despierta. Quizás algo sola, pero estaremos siempre contigo, queriéndote acercar el rubor de las olas, y sentirnos a tu abrigo. Si mi blanca y guapa Soledad, Tu no estarás nunca a solas, que te queremos de verdad, y te lo anunciaran hasta las caracolas, que no queremos verte con esa agonía. Anda, y no llores más, que ha venido a verte hasta la Cruz de Bajo Guía, para traerte un trocito de mar. ¡no llores! Que te queremos consolar,

aguanta el mayor de los dolores, aunque quieras a tu hijo velar. No llores, mi lucero, que tu blancas mejillas, a las que yo también venero, de llorar casi no brillan. Dime que no llorarás. Dime que siempre te podré ver. Dime que siempre nos amaras. Que no te dejaremos de querer. ¡ay!,Virgen de la Soledad, nunca a solas estarás, que tienes a tu pueblo contigo detrás, para acabar Madre con tu Soledad. RESUCITÓ Tras la noche inhóspita y oscura llega la luz en la aurora La Hermandad de la Sagrada Resurrección, que esta Semana Santa se estrena como tal, y haciendo ya carrera oficial, nos recordaran iconográficamente, que Jesús resucito al tercer día. Los cuatro Evangelistas así nos escriben, nadie lo vio salir del sepulcro, ni tan siquiera los soldados romanos que lo custodiaban, y al llegar las mujeres al sepulcro (fueron ellas las primeras en conocer la resurrección) , un ángel o tal vez dos les dijo: “El Señor, como prometió, resucitó”. Nació esta jovencísima Hermandad en el seno de la Jara, por la Parroquia de San Pedro, y como asociación anduvo los caminos jareños entre sus campos, eucaliptos e invernaderos, acompañada por la brisa marina, que la trajo a San Francisco, para pasearse por el barrio marinero y San Diego, llevándoles la luz de Cristo, nunca antes había sido tan brillante una mañana por la calle Ángel, buscando la plaza para su recogida.

Nos llega la luz divina, la luz de Cristo redivivo, la luz que nos hace cautivos de este Dios vivo, la luz se nos da, la luz se nos regala, en una turbadora mañana, en la que Sanlúcar muy temprano despierta, para recibir al Señor Triunfante sobre la muerte. ¡Cristo Resucitado, Cristo mío!, naciste en la orilla, del más cristiano de los ríos, en una jareña capilla, y a través de su corriente, llegaste hasta el centro sanluqueño, con fuerza, cual cascada o torrente, poniendo tu gente todo el empeño, de traernos la luz, en la más brillante aurora. ¡Señor Resucitado!. Eres fuente de agua viva, y tus manos traspasadas, son el refugio que nos cobijan. Bendito sea tu costado, que de amor nos llena. Hoy suspiro por pregonar, ¡que eres un regalo del cielo!, ¡contigo ya no siento miedo!, ¡que lo sepa el mundo entero!, ¡que no existe mayor Alegría, que conocerte Señor Resucitado!. REINA DE LA ALEGRIA Felices los ángeles, y el cielo, y felices las estrellas que ya se durmieron, y feliz la eternidad absoluta, y feliz la Gloria por tenerte Madre.

Muchas veces el sanluqueño penitencial, el cofrade, inclina la balanza hacia tu mirada entristecida, hacia tu soledad, ante ti sumida en llanto, en tu amargura, en la angustia de tu pecho, parece, que nos gustase el sufrimiento, y se nos olvida que hoy nuestro Señor ha resucitado. Que salto no daría tu corazón en tu pecho dolorido, al contemplar ante ti, vivo, resucitado, al hijo de tus entrañas, ¡se arrasarían en ese momento las lagrimas!, el gozo sería inmenso. Por eso, le diría a la Hermandad que tengan siempre Alegría, que trabajando por extender el mensaje de Cristo nuestro Señor, nos den una nueva imagen de ti, llena de Paz, y entonces llamarte ¡Madre de Dios de la Alegría!. Si, yo te llamaría Alegría, porque tu llanto ha acabado en la tierra mía, de tu amargura has despertado. Se acabo el dolor, ya era hora, de que tu nombre se bañara, o mejor dicho se llenara, con la luz eterna de tu nombre, Señora. Si alguien algún día, te quiere ver entristecida, le diremos todos a porfía, que no hay mayor gloria que tu Alegría. Si, te llamaríamos Alegría, en Sanlúcar la tierra de María, donde termina la pena fría, y se hace la aurora amanecía, y soñaría con una candelería, verla una mañana encendía, donde tu me sonreirías, como si fueses de romería, con tu mirada sencilla,

soñando la alta primavera, Limpia, Pura y sin Mancilla, de esta Sanlúcar cofradiera. Y para sueños, tu sueño, que yo solo puedo pregonarte, con todo mi empeño, y Reina de la Alegría solo a ti, llamarte. A MODO DE FINAL Es hora de terminar, de que el pregonero deje el atril, pero antes tengo que volver a la Trinidad, para mi Madre Celestial, mi debilidad, que allí pasado cinco días, iremos todos a besar sus manos, para que su inmensidad se apriete en nuestro pecho, llenándolo de amor en un instante. ¡Ahí mi Virgen en tu Iglesia todo el año!, Reina, Señora, Madre, Virgen, guapa, mediadora universal -¡de los Dolores!- He querido, Señora, traspasar el horizonte de mi nada, engalanar de flores mi pequeñez, y darme por entero a tu Realeza. Señora, mi voz se pliega, su sonido, busca el silencio, para que tu voz sea la única que entorne oraciones de gratitud a Dios. Muéstrame la Misericordia de Jesús, y deja que cruce mi vida desde esta Trinidad Celestial. Y ruega por todos nosotros, pecadores, Bendice a este tu pueblo y a estos cofrades, en los que he puesto el alma en no defraudarlos, y a los que pido perdón por mis deficiencias, Tu eres faro y guía, y aunque estés llena de dolores, siempre, siempre, una vez y otra, tu nos reconfortas el alma. Y es que estas dentro del mundo, del alma desamparada, dentro de las espinas que se clavan en nuestras vidas, como aquellas que punzaron al Cordero de Misericordia Divina, y estas dentro del que llora y dentro del volcán inocente de los niños, como esos mis hijos Pablo que te sigue desde el traslado a San Francisco, y mi

pequeña Mª Cari, desde hace cuatro cuaresmas cuando estabas recién vestida de hebrea, y estas dentro del aire, del mar, de la flor, y dentro de cada uno de nosotros, que nos morimos de quererte, ¡que te hemos coronado mil veces!, pero tenemos que hacerlo de otra forma, y entonces nuestras manos enloquecerán, y repicaran las campanas, y la Trinidad será como cielo lleno de ángeles. ¡y entonces estrenaras corona!... Nunca nos cansaremos de mirarte, tu que fuiste Reina de la Ribera, Reina de la primera Iglesia del Barrio Bajo, Rosa escogida y Reina Sanluqueña. Madre nuestra, muchas son tus advocaciones sanluqueñas, a todas venero y entrego mi corazón por entero; en mi vida, tu lo sabes, tu Caridad y tus Dolores son para mi lo primero, por eso vuelvo a pedir perdón a estos mis amigos cofrades, si cierro este Pregón, dejando paso al sentimiento, y henchido de emoción, dejo unos versos hechos oración entre las manos, de esta dolorosa, que lo es todo , a la que pido siempre, ¡siempre!, nos tenga bajo su gran manto ... Siempre, miro en tus ojos, donde a veces casi llorando, yo voy llamando, perplejo, pausadamente, anhelando, poder siempre acompañarte, y besar tu mano, desafiando el tiempo y así volver a verte. ¿Quién te dijo que Dolores es un llanto, una pena, un sufrimiento, o una condena?. ¿Quién te dijo, que esta lejana, la emoción, la esperanza, la devoción o el alma?. Si cada vez que miro a tus ojos, me encuentro sereno y te bendigo,

con el pulso tembloroso, y un amor desmedido, al decir tu nombre precioso y doloroso. Si no puedo vivir sin rezarte, ¡Virgen, llena de Gracia y de Bondad!. Si yo te vi sin corona pasearte, y aun más Reina fuiste de esta ciudad. Reten mi llanto por un momento, sujeta mi mano temblorosa, toma de mis labios unos besos, y quédate con mi corazón, aunque yo no sea capaz, de pregonar a los cuatros vientos, que eres la Madre de Dios, la Reina, ¡La Reina del firmamento!.

HE DICHO.

Un Cordial Saludo Antonio Martínez Rodríguez

Pregonero 2007