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la universidad publica y sus desafios en america latina y el caribe.

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  • LOS DESAFOS DE LA UNIVERSIDAD PBLICA

    EN AMRICA LATINA Y EL CARIBE

  • Los desafos de la universidad pblica en Amrica Latina y el Caribe / Adrin Acosta Silva ... [et.al.]. - 1a ed. - Ciudad Autnoma de Buenos Aires : CLACSO, 2015.

    E-Book.- (Red CLACSO de posgrados)

    ISBN 978-987-722-086-5

    1. Enseanza Universitaria. 2. Amrica Latina y el Caribe. I. Acosta Silva, Adrin CDD 378.007

    Otros descriptores asignados por la Biblioteca virtual de CLACSO:Educacin / Universidad Pblica / Universidad Privada / Polticas Pblicas / Estado / Movimientos Sociales / Innovacin Social / Produccin de Conocimiento / Desarrollo / Amrica Latina

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a los autores firmantes, y su publicacin no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.

    Este libro presenta los ensayos que fueron seleccionados en el marco del Concurso de Premios Pedro Krotsch de Estudios sobre la

    Universidad Los desafos de la universidad pblica en Amrica Latina y el Caribe organizado por la Red de Posgrados en Ciencias Sociales

    del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias

    Sociales de la Universidad de Buenos Aires (IIGG, UBA), Argentina con el apoyo de la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (Asdi). Los

    contenidos de este libro fueron evaluados por especialistas externos en un proceso de revisin por pares.

  • LOS DESAFOS DE LA UNIVERSIDAD PBLICA

    EN AMRICA LATINA Y EL CARIBE

    PresentacinCarolina Mera

    Adrin Acosta Silva | Daniela Atairo | Antonio Camou | Andrs Donoso Romo | Ma Dragnic Garca |

    Lia Pinheiro Barbosa | Diego Mauricio Higuera Rubio | Robinzon Pieros Lizarazo | Gineth Andrea lvarez

    Satizabal | Agustn Cano Menoni |Axel Didriksson Takayanagui

    ColeccinRED DE POSGRADOS

  • Secretario Ejecutivo de CLACSO Pablo Gentili

    Directora Acadmica Fernanda Saforcada

    Coleccin Red de PosgradosCoordinador Nicols ArataAsistentes Lluvia Medina, Denis N. Rojas, Mara Ins Gmez y Alejandro Gambina

    rea de Produccin Editorial y Contenidos Web de CLACSOCoordinador Editorial Lucas Sablich Coordinador de Arte Marcelo Giardino

    Produccin Fluxus estudio

    Primera EdicinLos desafos de la universidad pblica en Amrica Latina y el Caribe(Buenos Aires: CLACSO, julio de 2015)

    ISBN 978-987-722-086-5 Consejo Latinoamericano de Ciencias SocialesQueda hecho el depsito que establece la Ley 11.723

    CLACSOConsejo Latinoamericano de Ciencias Sociales - Conselho Latino-americano de Cincias SociaisEstados Unidos 1168 | C1101AAX Ciudad de Buenos Aires | ArgentinaTel [54-11] 4304-9505/9332 | e-mail |

    Patrocinado por la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional

    No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio electrnico, mecnico, fotocopia u otros mtodos, sin el permiso previo del editor.

  • NDICE

    PresentacinCarolina Mera ..................................................................................9

    Adrin Acosta Silva, Daniela Atairo y Antonio Camou Gobernabilidad y democracia en la universidad pblica latinoamericana: Argentina y Mxico en perspectiva comparada...............................................................19

    Andrs Donoso Romo y Ma Dragnic Garca Hacia la universidad pblica: aproximacin a la importancia del movimiento estudiantil chileno de 2011 en perspectiva latinoamericana ....................................................119

    Lia Pinheiro Barbosa Educao do Campo, movimentos sociais e a luta pela democratizao da Educao Superior: os desafios da universidade pblica no Brasil......................................................147

  • Diego Mauricio Higuera Rubio, Robinzon Pieros Lizarazo y Gineth Andrea lvarez Satizabal Hacia una universidad latinoamericana pblica o privada? Transformaciones de los sistemas educativos, redes y movilidad estudiantil intrarregional ..........................................213

    Agustn Cano Menoni La extensin universitaria en la transformacin de la Universidad Latinoamericana del siglo XXI: disputas y desafos .........................................................................287

    Axel Didriksson Takayanagui El futuro anterior. La universidad como sistema de produccin de conocimientos, aprendizajes e innovacin social .........................................................................381

  • PRESENTACIN

    El Premio Pedro Krotsch de ensayos de estudios sobre la Univer-sidad, se cre en 2009 por una iniciativa conjunta entre la Red de Posgrados en Ciencias Sociales del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Univer-sidad de Buenos Aires (IIGG). Desde su creacin, fue concebido con el objetivo de estimular el pensamiento crtico sobre el siste-ma de educacin superior en la regin. Fue en reconocimiento a Pedro Krotsch, uno de los pioneros en este campo en Argentina y Amrica Latina, pensador e intelectual comprometido con la reflexin sobre los procesos educativos democrticos imprescin-dibles para construir una Universidad consustanciada con socie-dades ms justas e inclusivas, que se pens este desafo. As, el CLACSO y el IIGG, homenajeaba a un gran Maestro al tiempo que reconoca a quienes con sus miradas crticas, creativas e inno-vadoras propulsaron la red del Consejo desde su fundacin. El Premio Pedro Krotsch de ensayos de estudios sobre la Univer-sidad es un estimulo, hoy ms que nunca, imprescindible, para revitalizar el anlisis, la actualizacin y la sistematizacin de los estudios y debates relativos a nuestros sistemas educativos. De eso da cuenta una vez ms el resultado de esta convocatoria que hoy presentamos.

  • 10 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    A la fecha, el Premio Pedro Krotsch cont con tres con-vocatorias cuyos reconocidos jurados destacaron la excelencia y calidad de los trabajos evaluados para el campo poltico ins-titucional de la Universidad y la educacin superior en Amrica Latina. En la edicin 2010, Las polticas de posgrado en Amrica Latina y el Caribe. Desafos y perspectivas, los jurados Carmen Garca Guadilla, Hugo Aboites y Helgio Trindade, seleccionaron: Imgenes de posgrados: entre la academia, el mercado y la in-tegracin regional de Marcela Mollis y Las polticas de posgra-do, sus fundamentos conceptuales y la larga batalla contra el subdesarrollo de Jorge Rafael Nez Jover. En la Edicin 2011, Polticas y perspectivas sobre la evaluacin universitaria en Amrica Latina y el Caribe, los jurados, Axel Didriksson, Perla Aronson, Jorge Landinelli seleccionaron: Quo Vadis? Avaliao e internacionalizao da Educao Superior na Amrica Latina de Denise Balarine Cavalheiro Leite, El Estado acreditador: del caso argentino al MERCOSUR de Facundo Solanas, Avaliao dos cursos de Geografia no brasil: por uma anlise territorial e de situao de Vivian Fiori y De la evaluacin a la simulacin universitaria: construccin del discurso de la evaluacin en la universidad boliviana de Ral Alberto lvarez Ortega.

    Hoy, a vista de la realidad de nuestra regin, y a 5 aos de su primera edicin, el Premio Pedro Krotsch ha adquirido una vigencia y un desafo an ms acuciante que entonces. Resulta imprescindible profundizar y complejizar el anlisis y la reflexin crtica sobre la educacin superior pblica, sus alcances y limita-ciones, sus retos a escala local y regional, sobre todo en aquellos modelos que siguen gobernados por los patrones neoliberales. La crisis de la educacin superior, all donde el paradigma neoliberal no ha sido cuestionado es tanto o ms profunda que al momento de lanzamiento de esta iniciativa. Desde la dcada de los ochenta, la educacin superior contina siendo objeto de un proceso de mercantilizacin creciente acorde a las reglas del mercado local e internacional. Adems, en la mayora de los pases, an en aque-llos de tradiciones de universidad pblica, irrestricta y gratuita, no se ha logrado discutir fuertemente el financiamiento de la edu-

  • cacin superior, y sigue siendo parte del negocio privado fuera de la planificacin del financiamiento pblico. Las formas de go-bierno y su democratizacin en muchas de las universidades de la regin siguen siendo una deuda a la cual el conocimiento puede y debe contribuir a superar. Por otra parte, el potencial innovador y creativo encuentra su aliciente emancipador en aquellos pases que, lejos de las polticas ortodoxas restrictivas y reduccionistas, han optado por replicar la educacin pblica. Interrogantes inex-cusables que estos proyectos tienen por delante cul es el mo-delo de Universidad pblica y de sociedad inclusiva que estamos contribuyendo a crear? qu sectores son los prioritarios para la educacin superior de estas sociedades ms justas y equitativas? qu demanda una Universidad pensada para hacer frente a los retos del siglo XXI?

    La lucha que CLACSO y las Universidades pblicas de Amrica Latina y el Caribe han histricamente llevado adelante no cesa sino que aumenta y se enriquece con nuevos horizontes desafiantes de la reflexin crtica y emancipadora. Esto se refleja en la fuerte disputa sobre la concepcin del conocimiento como bien pblico, en la pelea regional e internacional sobre las polti-cas de acceso abierto, y la promocin de un discurso acadmico y poltico que considere la produccin de conocimientos y sus realizaciones, como parte del capital social fundamental para la emancipacin de nuestros pases. Pero adems, como bien propa-gaba Pedro Krotsch, los nuevos escenarios sociales en los que se desarrolla la ciencia y la produccin de conocimientos plantean nuevos retos a la universidad: La universidad en un mundo cada vez ms interpenetrado desde el punto de vista de la movilidad de los recursos econmicos pero tambin humanos deber ser cada vez ms universal dado el carcter trans-institucional de las dis-ciplinas y a la vez mas local como producto del compromiso que asume con las necesidades de su entorno social y econmico.

    As, debemos seguir dando el debate sobre los sentidos de estas prcticas, que involucran la relacin entre los pases de la regin, y del sur-sur global, pero tambin requieren de una mirada crtica sobre los intercambios y circulaciones con los pases del

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  • 12 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    Norte. Solo una reflexin comprometida con lo social podr evi-tar el riesgo de sufrir lo que se denomin en dcadas anteriores la fuga de cerebros, ahora actualizada con el trmino circulacin de cerebros, promovido por las lneas de financiamiento interna-cional. Estos debates contribuyen a disear modelos educativos que no slo actualizan la relacin entre la investigacin, la do-cencia y la extensin, desde un marco de cooperacin regional y abierto a las comunidades no universitarias, sino que adems pueden recuperar otras formas de conocimiento que auguran di-logos enriquecedores para el sistema de educacin superior en general y para las universidades en particular. As, la posibilidad de pensar y crear instancias que interacten, nutran y refuercen las potencialidades existentes, contribuyen a fortalecer intercam-bios de temticas, debates, reflexiones y formas pedaggicas de calidad, produccin crtica y capacidad de intervencin en el es-pacio pblico. De ah la relevancia de que el Premio Pedro Krotsch sea realizado con la red de posgrados de CLACSO. Esto incentiva la reflexin sobre la temtica, incluyendo el intercambio entre do-centes y estudiantes de toda la regin, permitiendo formular pro-yectos de investigacin conjuntos y de cooperacin, y es muestra ms que significativa de la gravitacin que la reflexin sobre la educacin superior comporta en la agenda poltica-acadmica a escala planetaria.

    Habida cuenta de todo lo expresado, el libro que introdu-cimos rene los ensayos seleccionados en la ltima edicin del Premio Pedro Krotsch bajo el tema: Los desafos de la univer-sidad pblica en Amrica Latina y el Caribe. En esta oportuni-dad, los reconocidos jurados que intervinieron en la evaluacin y seleccin de los cuatro premios y las tres menciones especiales fueron: Alfredo Macedo Gomes, Hebe Vessuri, Imanol Ordorika, Mara Caldelari y Pedro HenrquezGuajardo.

    El ensayo de Adrin Acosta Silva, Daniela Atairo y Anto-nio Camou, Gobernabilidad y democracia en la universidad pblica latinoamericana: Argentina y Mxico en perspecti-va comparada, recupera sealamientos que hace ms de una d-cada seal Pedro Krotsch sobre la universidad pblica y sus lgi-

  • cas de gestionar las tensiones y conflictos. Los autores sostienen que estamos frente a la vigencia plena de un programa inconcluso tanto como de un desafo a futuro inaugurado con el conflicto que mantuvo paralizada a la UNAM (Universidad Nacional Autnoma de Mxico) durante el bienio 1999-2000 y, posteriormente, el agu-do enfrentamiento en el rechazo a la candidatura a rector de un abogado vinculado a la ltima dictadura militar, que se prolong durante ocho meses del ao 2006 en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ms recientemente, el petitorio de la Confederacin de Estudiantes de Chile, presentado en abril de 2011, articulaba tres tipos de demandas principales: Reforma al sistema de acce-so a las universidades que asegure la igualdad de oportunidades; Aumento del gasto pblico en educacin superior; y Democra-tizacin del sistema de educacin superior. En el marco de estas consideraciones, el ensayo parte de una sospecha general: si por largo tiempo el viejo paradigma reformista de gobernabilidad universitaria tendi a naturalizarse en las universidades pbli-cas de la regin desde hace ya varios aos esa cristalizacin ma-terial y simblica ha comenzado a ponerse en entredicho. Luego ofrece un argumento especfico cuya contrastacin emprica to-dava exploratoria- es puesta a prueba a partir del examen de la estructura y prcticas de gobierno de una muestra de universi-dades argentinas (26) y mexicanas (37). El objetivo, ser una base de discusin para una investigacin sistemtica y comparativa de ms largo aliento, que abarque un conjunto representativo de universidades de Amrica Latina y el Caribe, a casi un siglo de la Reforma Universitaria nacida en Crdoba.

    En el ensayo Hacia la universidad pblica: aproxima-cin a la importancia del movimiento estudiantil chileno de 2011 en perspectiva latinoamericana de Andrs Donoso Romo y Ma Dragnic Garca se incursiona en el ltimo ciclo de movilizaciones de universitarios chilenos en el invierno del 2011. Los investigadores describen las principales caractersticas del modelo neoliberal chileno existente desde mediados de los aos 70. En consonancia con la desregulacin de los mercados, la pre-carizacin del trabajo, la liberalizacin del comercio exterior, el

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  • 14 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    fomento de la inversin extranjera, la reduccin del gasto pbli-co, la bsqueda del equilibrio fiscal, la autonoma de la poltica monetaria y la privatizacin de servicios, el sistema educativo fue privatizado y el movimiento estudiantil fragmentado. En suma, se siguieron de cerca las orientaciones del Banco Mundial y el Fon-do Monetario Internacional, que debilitaron las atribuciones del Estado en favor del Mercado. Quienes apoyan el modelo de es-tabilidad neoliberal sostienen que en educacin se expandi la cobertura, se mejor la infraestructura, incrementado el tiempo de permanencia del estudiantado en los establecimientos, aumen-tado los aos de escolaridad promedio de la poblacin y que ha crecido exponencialmente el porcentaje de estudiantes en la edu-cacin superior. Cmo se comprende, entonces, el gran apoyo al movimiento estudiantil del 2011? El principal motivo es la insos-tenible presin econmica que aquejaba, como todava lo hace, a los segmentos del estudiantado con menores ingresos econ-micos al punto de que no fuera extrao constatar que al final del periplo escolar muchas personas carezca del ttulo universitario pero s tengan, en cambio, una cuantiosa deuda. Este fue el deto-nante, durante del invierno de 2011, que llevar a cientos de miles de estudiantes chilenos a ganar las calles en reclamo de cambios profundos en el sistema de educacin dejando al descubierto, si-militudes con los debates y problemas acuciantes que enfrentan otros movimientos estudiantiles de Amrica Latina.

    En Educao do Campo, movimentos sociais e a luta pela democratizao da Educao Superior: os desafios da universidade pblica no Brasil, Lia Pinheiro Barbosa, mues-tra la historia reciente de Brasil atravesada por un debate fr-til sobre la democratizacin del acceso a la educacin, marco en el que emergi la lucha por el derecho a la educacin de los pueblos del campo articulada, entre otros, por el Movimento dos Trabalhadores y Trabalhadoras Rurais Sem Terra (MST). As na-ci una propuesta de Educacin del Campo concepto que de-nuncia una histrica contradiccin sociocultural y poltica entre campo y ciudad. En este trabajo, Pinheiro Barbosa identifica las matrices epistmicas de la Educacin de Campo y sus interfa-

  • ces en la universidad pblica brasilera, caracteriza los sujetos educativo-polticos que la articulan en Brasil; muestra las formas de articulacin entre movimiento social y Estado destacando los avances lmites y tensiones existentes en el proceso de imple-mentacin de los proyectos educativos financiados por PRONE-RA para la Universidad.

    El ensayo Hacia una universidad latinoamericana pblica o privada? Transformaciones de los sistemas edu-cativos, redes y movilidad estudiantil intrarregional de Die-go Mauricio Higuera Rubio, Robinzon Pieros Lizarazo y Gineth Andrea lvarez Satizabal, analiza las transformaciones de la uni-versidad en Amrica Latina durante las ltimas dos dcadas con foco en la consolidacin de una masa acadmica de universita-rios que se mueve/traslada por la regin en procura de distintas ofertas universitarias. Se discute el concepto de movilidad aca-dmica como indicador positivo de la internacionalizacin edu-cativa, para introducir las dimensiones de competencia individual por ttulos, la articulacin con los mercados de trabajo y la expul-sin estudiantil, tanto como su contrapartida, es decir, la gene-racin de redes de pensamiento y accin crticas alrededor de la experiencia acadmica/migratoria misma que ofrece un enorme potencial a la hora de debatir el rumbo de las universidades en Amrica Latina, sus formas de integracin y la dimensin de lo pblico/privado en ese proceso.

    La extensin universitaria en la transformacin de la Universidad Latinoamericana del siglo XXI: disputas y desafos de Agustn Cano Menoni, aborda los desafos de la uni-versidad pblica en Amrica Latina y el Caribe interrogando a las prcticas de extensin universitaria respecto de su papel trans-formador en relacin con su modo de definicin y aplicacin, su tiempo y espacio, sus principales caractersticas y dificultades. Qu papel puede jugar la extensin universitaria en la transfor-macin de la universidad latinoamericana del siglo XXI? puede ser sindicada como su pregunta y/o preocupacin nodal. En l se procura trascender el anlisis funcionalista para pensar la exten-sin como proceso social universitario, esto es, como un modo

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  • 16 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    peculiar de la relacin entre Universidad y Sociedad con implica-ciones polticas, pedaggicas, metodolgicas y epistemolgicas.

    El trabajo de Axel Didriksson Takayanagui, El futuro anterior; la universidad como sistema de produccin de conocimientos, nuevos aprendizajes e innovacin social intenta aunar el esfuerzo, el conocimiento, el aprendizaje signi-ficativo, la ciencia y la tecnologa y la innovacin social para el desarrollo y construccin de un sistema educativo ms justo y equitativo en Amrica Latina. El presupuesto de partida es que es posible que una sociedad cree deliberadamente, esto es, accione conscientemente en la transformacin de sus Universidades. En este sentido, el artculo enfatiza en las tareas fundamentales de la universidad: docencia e investigacin; pero, sobre todo, en torno a los nuevos conocimientos y aprendizajes, focalizados en pers-pectiva crtica, poniendo acento en lo que se ha perdido o no se ha hecho, y que es necesario reconstruir conforme un paradigma de universidad orientada hacia el bien comn.

    Gratamente, confirmamos la mirada crtica y aguda de nuestros colegas a travs de ensayos que ponen en cuestin y en debate algunas de las dimensiones fundamentales de la universidad y del sistema de educacin que ya hemos mencionado al inicio de esta introduccin, como parte del desafo intelectual que tenemos an en este campo. Los tres primeros ponen en tensin la gober-nabilidad y democratizacin, los movimientos estudiantiles y mo-vimientos sociales en relacin a la lucha por la universidad pblica y su democratizacin. El cuarto y el quinto aportan a la reflexin de nuevos elementos como las transformaciones producidas por la circulacin y movilidad estudiantil interregional y la formacin tica de los profesionales. Finalmente, los ltimos dos retoman el debate respecto de la funcin/ misin de la Universidad: refiriendo a la extensin como prctica transformadora, y al debate sobre la universidad como sistema de produccin de conocimientos e inno-vacin tecnolgica y social para el desarrollo y construccin de un sistema educativo ms justo y equitativo en Amrica Latina.

    Estas producciones evidencian una vez ms, la riqueza de promover la reflexin crtica y creativa sobre nuestra propia

  • prctica como acadmicos e intelectuales, y sobre las institucio-nes que vamos construyendo para que las mismas sean parte in-eludible del proceso de transformacin social que bajo la lucha por la igualdad y la justicia, guan los procesos emancipatorios de nuestras sociedades.

    Carolina MeraBuenos Aires, Junio 2015

    PRESENTACIN 17

  • GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA EN LA UNIVERSIDAD PBLICA LATINOAMERICANA: ARGENTINA Y MXICO EN PERSPECTIVA COMPARADA

    Adrin Acosta Silva * | Daniela Atairo **

    Antonio Camou ***

    porque nadie saba quin era quin ni de par-te de quin en aquel palacio de puertas abiertas

    dentro de cuyo desorden descomunal era imposi-ble establecer dnde estaba el gobierno.

    Gabriel Garca Mrquez, El otoo del patriarca

    Hace poco ms de una dcada Pedro Krotsch sealaba que la universidad pblica estaba sometida a la lgica de gestionar las tensiones y reducir la multiplicidad de conflictos que sobrecargan

    * Adrin Acosta Silva es Profesor-investigador titular en el Instituto de Inves-tigacin en PoliticasPblicas y Gobierno, del CUCEA-Universidad de Gua-dalajara. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Actualmente, es coordinador acadmico de la unidad de educacin en el Centro de Estudios Estratgicos para el Desarrollo de la U. de G. Ha sidoprofesor del Doctorado en Ciencias Sociales y en el Doctorado en Educacin del CUCSH- U. de G.

    ** Daniela Atairo es investigadora del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional de La Plata. Profesora del Departamento de Ciencias de la Educacin de la misma facultad.

    *** Antonio Camou es investigador del Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin, Universidad Nacional de La Plata, profesor del Departamento de Sociologa de la misma facultad y docente de postgrado en la Universidad de San Andrs.

  • 20 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    el gobierno de la misma. Este estilo de gobierno nos vincula ms con el pasado que con el futuro. Para construir una nueva uni-versidad debemos recuperar la capacidad de decidir y proyectar escenarios sin por esto caer en el decisionismo (Krotsch, 2001). Estas palabras no slo mantienen la vigencia plena de un progra-ma inconcluso, sino que tambin nos confrontan con un desafo de creciente actualidad: la problemtica del gobierno universitario ha comenzado a ocupar un lugar estratgico en la agenda de la educa-cin superior y con ello, en la agenda poltica de nuestra regin. Los factores que concurren a esta nueva situacin son mltiples, pero al menos es preciso sealar dos rdenes de cues-tiones que se han venido gestando aunque con diferentes tempo-ralidades en distintos casos nacionales desde los aos noventa. En primer lugar, el cambio de escenario est ligado a un conjunto de transformaciones estructurales producidas tanto al interior del mbito universitario como en su relacin con el Es-tado y sus polticas, las pretensiones colonizadoras de los merca-dos (locales o globales), y las diversas demandas de los actores de la sociedad civil. En este marco, la masificacin de la matrcu-la, la expansin y diferenciacin de la oferta institucional (don-de se destaca, por caso, la creacin de nuevas universidades), o las reformas en los esquemas de financiamiento, acompaaron un extendido discurso sobre la necesidad de modificar la orien-tacin y el funcionamiento de las instituciones universitarias lati-noamericanas. Mediante diversos programas e instrumentos, los gobiernos nacionales implementaron acciones dirigidas a evaluar la calidad, mejorar la eficiencia en la asignacin de recursos, pro-mover la rendicin de cuentas, o impulsar la competitividad y la internacionalizacin de la educacin superior. As, se han venido consolidando las polticas de evaluacin y de financiamiento dife-rencial y condicionado, como dispositivos estratgicos para esti-mular cambios en las universidades pblicas (docencia de grado y postgrado, investigacin, extensin, etc.). Estas iniciativas han dado lugar a nuevas configuraciones universitarias en la medida en que los actores y las instituciones educativas lejos de aceptar pasivamente los nuevos mecanismos de regulacin han desarro-

  • llado un amplio juego de estrategias de adopcin, adaptacin o resistencia a las nuevas tendencias. Una slida y profusa produccin acadmica ha venido dando cuenta crticamente de estas mutaciones, que han afecta-do especialmente la autonoma de las instituciones de educacin superior. Pero se ha prestado menor atencin al hecho de que buena parte de estos cambios al incidir en las relaciones de po-der en el mbito universitario han impactado fuertemente sobre los patrones tradicionales de gobierno, gestin y administracin de las universidades pblicas. En segundo trmino, es posible tambin constatar otras fuerzas de cambio que se han movilizado mediante diferentes reper-torios de lucha para poner en cuestin los vnculos de gobernabilidad que ligan a los estados nacionales con los sistemas universitarios, as como los propios lazos de representacin democrtica al interior de las instituciones de educacin superior. Esta tendencia se ha expresa-do en la emergencia de vehementes y nuevos reclamos provenientes de diversos actores del propio campo universitario, con particular referencia al segmento estudiantil, que en algunos casos han desbor-dado largamente los canales institucionalizados de procesamiento de conflictos. Unos pocos ejemplos servirn de botn de muestra. Tal vez como precursor signo de poca, el trnsito hacia el nuevo siglo se inaugur con el conflicto que mantuvo paraliza-da a la UNAM (Universidad Nacional Autnoma de Mxico) du-rante el bienio 1999-2000. Si bien la protesta se inici el 20 de abril de 1999 contra la modificacin del Reglamento General de Pagos, pronto el movimiento se intensific en su lucha y se ramific en sus reclamos. De tal suerte que el Pliego Petitorio del Consejo General de Huelga, rubricado el 10 de diciembre del mismo ao, inclua en su punto 3 la conformacin de un Congreso democr-tico y resolutivo en el que toda la comunidad discuta y decida sobre los problemas que enfrenta nuestra universidad y cuyas decisiones tengan carcter de mandato para toda la comunidad universitaria y sean acatadas por las autoridades. Algn tiempo despus, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) se desat un agudo enfrentamiento, centrado inicialmente

    ADRIN ACOSTA SILVA | DANIELA ATAIRO | ANTONIO CAMOU 21

  • 22 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    en el rechazo a la candidatura a rector de un abogado vinculado a la ltima dictadura militar, que se prolong durante ocho meses del ao 2006. El proceso termin por instalar en la agenda uni-versitaria el reclamo por una (mayor) democratizacin de las instituciones acadmicas. Esta demanda en el marco de cuestio-namientos ms amplios a la Ley de Educacin Superior vigente desde el gobierno de Carlos S. Menem (1995) se expandi lue-go a otras universidades argentinas, donde se produjeron fuertes choques en torno a las elecciones de autoridades. Cabe destacar el caso de la Universidad del Comahue, tambin en el 2006, o los bloqueos a las elecciones de autoridades en la Universidad Na-cional de La Plata (UNLP) o en la Universidad Nacional de Rosa-rio (UNR), al ao siguiente. Algunas de estas confrontaciones de-rivaron en modificaciones estatutarias que incorporaron cambios significativos en materia de gobierno universitario. Ms recientemente, el conflicto que tuvo en vilo a la uni-versidad chilena volvi a poner en el tapete la problemtica de la democracia en la universidad. As, el petitorio de la Confederacin de Estudiantes de Chile, presentado en abril de 2011, articulaba tres tipos de demandas principales: Reforma al sistema de acce-so a las universidades que asegure la igualdad de oportunidades; Aumento del gasto pblico en educacin superior; y Democra-tizacin del sistema de educacin superior. En este ltimo pun-to se haca referencia a la derogacin de diferentes normas que prohben la participacin de estudiantes y funcionarios en rga-nos administrativos de las instituciones de Educacin Superior, as como tambin se exiga la participacin triestamental (sic) en todas las instituciones de educacin superior, asegurando las libertades de expresin, ctedra y asociacin de estudiantes, do-centes y trabajadores en todas las instituciones educacionales. En el marco de estas consideraciones, el presente ensayo ofrece una interpretacin de los cambios y desafos que enfrenta el gobierno democrtico de las universidades pblicas en la regin. Parte de una sospecha general y ofrece un argumento especfico cuya contrastacin emprica todava exploratoria es puesta a prueba a partir del examen de la estructura y prcticas de gobierno

  • de una muestra de universidades argentinas (26) y mexicanas (37). El trabajo busca ser una base de discusin para una investigacin sistemtica y comparativa de ms largo aliento, que abarque un con-junto representativo de universidades de Amrica Latina y el Cari-be, a casi un siglo de la Reforma Universitaria nacida en Crdoba. La sospecha general se deja escribir del siguiente modo: si por largo tiempo el viejo paradigma reformista de gobernabilidad universitaria tendi a naturalizarse en las universidades pblicas de la regin (en algunos pases establecido durante dcadas, en otros res-taurado en los primeros aos de las recuperadas democracias), desde hace ya varios aos esa cristalizacin material y simblica ha comen-zado a ponerse en entredicho. Tanto por efecto de transformaciones estructurales al interior de nuestra configuracin universitaria, como por reclamos emergentes de actores del propio campo de la educa-cin superior, este paradigma ha comenzado a mutar de manera inci-piente desde los aos noventa. Si bien no ha dejado de ser reformista en cuanto a su adscripcin a una dilatada y plural tradicin simblica, est experimentado significativos cambios en sus principios organiza-tivos e incluso en sus fundamentos de legitimacin. El argumento especfico se refiere a la dinmica propia-mente poltica que a nuestro juicio est animando este conjunto de mutaciones. De acuerdo con dicha dinmica, en los ltimos aos se constituy un campo de tensiones en torno a cuatro orientacio-nes de cambio en los gobiernos universitarios en Amrica Latina, articuladas sobre dos ejes estratgicos. El cruce de estas coordena-das nos ofrece una serie de pautas para pensar figuras universitarias emergentes cuyos rasgos peculiares ser preciso estudiar con ms detalle. Sobre un eje referido a la mayor o menor concentracin del poder, la tensin se da entre posiciones que fortalecen la centrali-zacin ejecutiva frente a otras que pugnan por la profundizacin de la democratizacin colegiada. Sobre el eje constituido en torno al ejercicio del poder, se contraponen una tendencia que privilegia la personalizacin poltica (preeminencia de actores que agregan demandas, procesan conflictos y ejercen su autoridad en el mar-co de lmites institucionales difusos y espacios paralelos donde se toman decisiones clave por fuera de los rganos formales), frente

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  • 24 POLTICAS DE EVALUACIN UNIVERSITARIA EN AMRICA LATINA

    a las tendencias a la tecno-burocratizacin modernizadora (con-solidacin de una capa de expertos vinculados a la estandarizacin de procesos de evaluacin, gestin de recursos, elaboracin de pro-yectos, vinculacin con empresas, etc.). Para explorar el primer eje prestamos especial atencin a la conformacin del demos universi-tario y a las frmulas de integracin de los cuerpos colegiados; para indagar el segundo analizamos principalmente los cambios en el rol de los rectores que deben desarrollar habilidades combinadas de prncipes, burcratas, acadmicos o gerentes. El trabajo est organizado en cuatro partes. En la primera ofrecemos un breve recorrido por los problemas del gobierno de las instituciones universitarias a partir de la bibliografa producida en los ltimos aos. En la seccin inicial examinamos algunos de los aportes acadmicos ms importantes elaborados en los pases centrales, mientras que en la segunda ofrecemos un acercamien-to inicial al debate acadmico de los casos seleccionados. Como resultado de esta exploracin extraemos mnimas definiciones so-bre las lentes conceptuales utilizadas en el anlisis. En la segunda parte exploramos los cambios estatutarios en 26 universidades pblicas argentinas, tomando como ejes principales de indagacin algunas cuestiones particularmente controversiales: los procesos de eleccin de rector/a, la composicin proporcional del demos universitario y las funciones de las autoridades unipersonales y de los rganos colegiados. En la tercera seccin buscamos compren-der las lgicas que gobiernan la organizacin y el desarrollo insti-tucional de las universidades mexicanas. Se examinan de manera general el universo de 37 universidades pblicas que configuran el subsistema universitario pblico mexicano. A partir de una des-cripcin y anlisis de sus estructuras de gobierno, la composicin de sus rganos colegiados y unipersonales, sus procedimientos de eleccin, las leyes orgnicas que determinan el funcionamiento del gobierno de esas organizaciones complejas, se discuten algu-nas relaciones, determinaciones e incertidumbres que rodean el acceso al poder y el ejercicio del poder en las universidades pbli-cas mexicanas. Finalmente, el ensayo ofrece algunas conclusiones tentativas a modo de punto de partida para nuevas indagaciones.

  • Una ltima aclaracin: Que en este acercamiento inicial hagamos cierto hincapi en las frmulas institucionales del gobier-no universitario en razn de sus ventajas metodolgicas para la comparacin no constituye un prejuicio formalista. Lejos de ello creemos siguiendo las reflexiones de Pedro Krotsch en medio de la turbulenta crisis de la UBA que el problema de la universidad que queremos no depende tanto del Estatuto cuanto de los actores que le dan vida, se trata de qu representan los representantes y a quines representan, en trminos de intereses y construccin de lgicas de poder, y de Facultades y disciplinas hegemnicas, al decir del viejo Kant y tambin de Bourdieu (2006:6). A fin de cuentas, se trata de indagar quin es quin y de parte de quin gobierna en un palacio de puertas cerradas donde ha comenzado a cristalizar un nuevo orden; un orden que para co-nocerlo en detalle es necesario empezar por ponerlo en cuestin.

    PRIMERA PARTE ESCENARIOS DE UN PARADIGMA EN TRANSICIN

    Pero Quin tena razn? Quin tiene razn? Quin se equivoc? pregunt desorientado Guillermo se qued un momento callado, mien-

    tras levantaba hacia la luz la lente que estaba tallando. Despus la baj hacia la mesa y me

    mostr, a travs de dicha lente, un instrumento que haba en ella: Mira me dijo . Qu ves?

    Veo el instrumento, un poco ms grande.

    Pues bien, eso es lo mximo que se puede ha-cer: mirar mejor.

    Dilogo entre Adso de Melk y Fray Guillermo de Baskerville. Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, Tercer Da, Nona.

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    Los cambios que afectan al gobierno universitario no se limitan al mbito regional, sino que forman parte de una serie de trans-formaciones a escala global que estn redefiniendo el lugar de las instituciones de educacin superior en la matriz de relaciones entre Estado, mercado y sociedad civil. Cartografiar exhaustivamente los trabajos acadmicos de-dicados al gobierno universitario excede largamente las pretensio-nes de estas pginas, pero al menos es posible ofrecer un recorrido general por la bibliografa producida en los ltimos aos. En la pri-mera seccin examinamos algunos de los aportes acadmicos ms importantes publicados en los pases centrales (con especial refe-rencia a los casos de Francia, USA y Gran Bretaa), mientras que en la segunda hacemos lo propio con el debate latinoamericano sobre los pases seleccionados. En este somero escrutinio no nos hemos detenido a considerar los rasgos estructurales de las distin-tas variantes, regionales o nacionales, de los sistemas de educacin superior; ms bien, hemos preferido concentrarnos en los debates sobre el sentido poltico del gobierno universitario desde la ptica de la investigacin producida a lo largo de la ltima dcada (Atairo & Camou, 2011). En base a la lectura crtica de estos aportes, es-bozamos en la tercera seccin una red de conceptos bsicos que nos sirven de hilo conductor para el anlisis de las experiencias reciente de Argentina y Mxico.

    EL DEBATE SOBRE EL GOBIERNO UNIVERSITARIO EN LOS PASES CENTRALESLas reglas de juego que caracterizaban al gobierno de las uni-versidades de los pases centrales estn siendo reescritas. La implementacin de polticas con similares orientaciones en cada sistema nacional ha generado cambios en el gobierno de las universidades al modificar la distribucin de poder. En bue-na medida, esta dinmica pone en entredicho ciertas premisas fundamentales de los trabajos ahora clsicos de Baldridge (1971 y 1977) o Burton Clark (1983) en torno a los alcances de los anlisis internalista de las organizaciones de educacin superior. As, en los ltimos aos, es comn leer en la litera-

  • tura internacional sobre la universidad que las instituciones responden a cambios externos y que sus respuestas han re-organizado las estructuras y relaciones de autoridad y poder. De este modo, los modelos tradicionales construidos por Clark en la dcada del 80 el europeo continental, el britnico y el norteamericano estn en movimiento configurando nuevos balances de poder. En este sentido, volver a las universidades autnomas se ha convertido en un slogan en todos los pases de Europa (Musselin, 2010), bajo el supuesto de que la autonoma institu-cional no slo es una aspiracin que garantiza la libre circulacin de ideas y conocimientos, sino que constituye una condicin ne-cesaria para el cambio exitoso en un nuevo contexto socioeco-nmico, ms dinmico, complejo e incierto. Askling & Henkel (2000) sostienen que el incremento de autonoma ejercido por las instituciones y el fortalecimiento del liderazgo institucional, como elemento clave de los procesos de reforma, trasciende la influencia de las ideas del New Public Management (NPM), como en Inglaterra y Noruega, o las del gobierno auto-regulado y la percepcin de una organizacin que aprende, como en Suecia; lo cierto es que las tendencias de incremento de la autonoma y del fortalecimiento del liderazgo personalizado han afectado al gobierno institucional y organizacional de las universidades, y han alterado significativamente la relacin previa que las univer-sidades tenan con el Estado. Estos anlisis son coincidentes con los elaborados por Musselin y Mignot-Grard (2002), quienes sostienen que en Fran-cia el fortalecimiento del liderazgo universitario es ms el pro-ducto del desarrollo de los planes estratgicos1 y el incremento

    1 De acuerdo con esta exigencia, cada universidad debe preparar un plan estratgico donde describe sus prioridades y principales objetivos para los prximos 4 aos. Un punto de inters es que el plan no debe ser concebido como una yuxtaposicin de los proyectos de las facultades sino que debe reflejar un proceso de reflexin comn, a fin de superar la tradicional frag-mentacin de las facultades.

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    de la capacidad de autogobierno de la universidad, antes que el resultado de la implementacin del NPM como en otras experien-cias europeas. En este sentido, en los distintos pases se han to-mado medidas que consisten en transferir a los establecimientos competencias que estaban antes en manos de otros actores del gobierno del Sistema de Educacin Superior (SES), ya sea en las autoridades estatales, como en el caso de Francia, o en los rga-nos intermedios, como los comits de fondos en el Reino Unido. En gran parte, las reformas estn orientadas por el imperativo de hacer ms con menos, es decir, incrementar el nmero de graduados de calidad en el marco de presupuestos restrictivos; de all que el modelo estadounidense tiende a prevalecer como la solucin, al mismo tiempo que los rasgos de este modelo se pro-fundizan an ms en su pas de origen (Sporn, 2007). De este modo, las universidades estn experimentando presiones para adoptar una fuerte orientacin de gestin cen-trada en la bsqueda de recursos externos, a la vez que cobra impulso la redistribucin de tareas acadmicas y administrativas entre los distintos niveles y sectores de la organizacin (Mignot-Grard, 2003). Estos procesos tienen como consecuencia el for-talecimiento de las autoridades universitarias, especialmente los presidentes de universidad en el caso francs, los decanos en el caso de Estados Unidos y los vicecancilleres en el caso de Gran Bretaa. Esta propensin a reforzar la jerarqua interna en las universidades, tanto en el nivel del establecimiento como de las unidades organizacionales menores, tiende a su vez a debilitar las instancias deliberativas y de los modos de decisin colegiados, donde tienen preponderancia histrica las categoras de actores universitarios de raz acadmica, que configuran nuevas relacio-nes con los otros actores del gobierno del sistema. Finalmente, cabe anotar un aspecto hasta cierto punto pa-radjico de estos procesos de cambio acontecidos en los ltimos aos. Las transformaciones operadas en el nivel de las relaciones de poder al interior de los establecimientos, en particular el forta-lecimiento de los ejecutivos unipersonales (Musselin and Mignot-Grard, 2002; El-Kawas, 2002), o en el marco del sistema de educa-

  • cin superior (Musselin, 2010), se han producido sin que mediaran necesariamente nuevos cambios en la estructura normativa del gobierno de las instituciones universitarias o en el encuadre legal que regula el conjunto del sistema. Ms bien, se trata de muta-ciones que sin alterar la estructura formal de gobierno, heredada de los aos 70 u 80, se han ido produciendo en las dinmicas de funcionamiento de las estructuras, procesos y estrategias de los actores, y que han modificado sensiblemente los modelos de go-bernanza tal como los conocamos hace un par de dcadas atrs.

    CAMBIOS RADICALES SIN GRANDES REFORMAS? EL CASO DE LAS UNIVERSIDADES FRANCESAS Desde la puesta en vigencia de la Ley Faure de 1968, que aboli las viejas facultades y cre universidades multidisciplinarias, y de la Ley Savary de 1984, que modific la estructura de gobierno, se vienen produciendo cambios que han transformado el antiguo modelo de confederacin de facultades, que caracterizaba a la universidad francesa, por una concepcin ms colectiva de uni-versidad; a punto tal que algunos investigadores han calificado a dicho proceso como el del efectivo surgimiento de la universi-dad francesa (Musselin, 2001). Tradicionalmente, en el gobierno de las universidades europeas la autoridad se distribua entre el polo de la oligarqua acadmica y el de la burocracia estatal, mientras que en el nivel intermedio no se configuraba una fuerza autnoma (Clark, 1983). En trminos generales, la universidad francesa es dirigida por un presidente y las facultades por decanos, y aunque ambos son acadmicos elegidos por los miembros de los cuerpos colegiados del nivel organizacional correspondiente, las posiciones de poder han sido muy diferentes dado el lugar preponderante de las fa-cultades en la tradicin francesa. Frente al poder de los decanos, el rol del presidente se defina como un primus inter pares que mediaba en los conflictos internos y representaba los intereses de la universidad en el exterior. Sin embargo, los ltimos aos han sido testigos de un cam-bio profundo; en la actualidad, los presidentes se ven a s mismos

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    definiendo prioridades institucionales al ejercer un rol ms interven-cionista en base a un proceso de profesionalizacin de la funcin de liderazgo (Musselin & Mignot-Grard, 2002) y a una creciente concen-tracin de recursos. As, el fortalecimiento de la gestin universitaria ha convertido al presidente de la universidad en el principal interlo-cutor del ministerio para los asuntos concernientes a su institucin, lo cual genera tensiones al interior del gobierno por la resistencia de otros actores a perder sus tradicionales posiciones de poder (Musse-lin & Mignot-Grard, 2002). A diferencia de otras universidades eu-ropeas, la emergencia de un liderazgo fuerte en los rectorados de las universidades francesas no ha conducido a un debilitamiento auto-mtico del poder de los decanos, sino que ha planteado un escenario ms complejo de tensiones, cooperacin y conflicto en las relaciones en el plano de los poderes ejecutivos (Mignot-Grard, 2003). Por su parte, la dinmica generada en los espacios cole-giados es hoy menos conflictiva que en la dcada del 80 cuando los espacios de gobierno se democratizaron con la participacin de nuevos miembros como los estudiantes, los profesores asis-tentes y el staff administrativo, pero son nuevas las relaciones que se establecen entre estos cuerpos y las autoridades ejecuti-vas. En la actualidad, los rganos colegiados de representacin mltiple (consejos consultivos de investigacin, enseanza, ad-ministracin) han ganado nueva dinmica y se han convertido en actores importantes en los procesos de toma de decisiones. Claro que esto no supone, como sostienen Musselin & Mignot-Grard (2002), un funcionamiento autnomo: el presidente tiene influen-cia tanto en los criterios usados para la estructuracin de la agen-da de los consejos como en el proceso decisorio, en la medida en que estos cuerpos son conducidos por algn miembro del equipo de gestin presidencial. En cambio, los cuerpos colegiados de raigambre ms tradicional, como el Senado, donde se renen los profesores-investigadores de mayor trayectoria de la universidad, muestran mayores lneas de tensin con las iniciativas que ba-jan del vrtice de la nueva pirmide ejecutiva, y es relativamente comn que dichas polticas sean rechazadas o aprobadas des-pus de largas deliberaciones por escaso margen.

  • En trminos generales, las principales tendencias de cambio que experimenta el gobierno de las universidades fran-cesas, en el marco de una configuracin universitaria que otorga mayor autonoma a cambio de mayores exigencias en la gestin de sus propios recursos, podran resumirse en dos puntos princi-pales. En primer lugar, dentro de un escenario de fortalecimiento general de las autoridades ejecutivas frente a los cuerpos colegia-dos, se destaca el fortalecimiento relativo de la autoridad ejecu-tiva del nivel universitario por sobre el peso de los decanatos de cada facultad. En segundo trmino, la nueva relacin de primaca ejecutiva no ha tenido un carcter uniforme, sino que ha mostra-do una pauta diferencial. As, especialmente en los procesos de decisiones que involucran la distribucin de recursos, los con-sejos universitarios de representacin mltiple parecen trabajar como cuerpos que controlan, limitando las posibilidades de ac-cin del equipo presidencial, pero al mismo tiempo, en la medida en que se toman decisiones, juegan un rol central como soporte de las autoridades mximas al otorgar legitimidad a sus propues-tas sobre la base de cambiantes esquemas de alianzas entre el equipo presidencial y el cuerpo consultivo. En este caso, y con-trariamente a lo que sucede en las universidades de Inglaterra o de los Pases Bajos, el fortalecimiento del equipo ejecutivo en las universidades francesas no fue de la mano con el debilitamiento del estos cuerpos deliberativos (Mignot-Grard, 2003). Pero una realidad diferente se da en los cuerpos acadmicos ms tradicio-nales, donde la prdida de su antigua posicin ha corrido en para-lelo con el fortalecimiento relativo de otros actores estratgicos que participan en el gobierno universitario.

    PROFUNDIZANDO UNA TRADICIN. EL CASO DE LAS UNIVERSIDADES DE ESTADOS UNIDOSLa autoridad en el gobierno de las universidades norteamericanas se concentr tradicionalmente en la forma de patronatos y en el mbito de la burocracia administrativa, con menor injerencia de la oligarqua acadmica y con muy escasa influencia del poder gubernamental (Clark, 1983: 188). En este sentido, la estructura

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    interna del gobierno de las universidades, que ha permanecido igual por dcadas, constituye un esquema jerrquico compuesto por las Juntas de Gobierno o Directiva con una fuerte presencia de miembros externos que representan el inters general y el presidente como jefe ejecutivo con autoridad para tomar decisio-nes en todos los aspectos de la universidad. El presidente tiene una importante demanda externa al representar a la universidad ante la sociedad y concentrar su esfuerzo en promover nuevos proyectos as como tambin en asegurar su financiamiento. La es-tructura ejecutiva se completa con un conjunto de vicepresiden-tes especializados a cargo de funciones como las finanzas, la ad-ministracin, los asuntos acadmicos y los asuntos estudiantiles. Ahora bien, segn observaciones ms recientes, las pre-siones de un contexto poltico, econmico e institucional ms complejo han ido induciendo a que el rol externo del presidente se est convirtiendo en el dominante. Al mismo tiempo, los de-canos han comenzado a asumir amplias responsabilidades admi-nistrativas, por lo que su papel est mudando desde la gestin rutinaria de cuestiones acadmicas a la toma de decisiones sobre un amplio espectro de asuntos: planificacin, presupuesto, con-tratos. En este sentido, los cambios en la distribucin de la auto-ridad supusieron cuotas de mayor poder para los decanos en la medida en que, dado el rol ms activo en la bsqueda de recursos, han ganado mayor responsabilidad y autonoma respecto de las altas autoridades universitarias. Por otro lado, ellos tambin han obtenido poder procedente de las filas de los acadmicos, en la medida en que los departamentos locus por excelencia de las de-cisiones sobre currcula, ttulos, contratos y promocin del perso-nal acadmico en el modelo tradicional han ido perdiendo buena parte de su antigua influencia. En este sentido, estos cambios han contribuido a inducir mayores cuotas de autoridad en las oficinas de los decanos (El-Kawas, 2002). Por otro lado, los cuerpos colegiados donde participan tradicionalmente los acadmicos, como el Senado, arrastran una historia de frustraciones basada en el alto grado de ineficiencia en su funcionamiento. Sin embargo, para autores como El-Kawas

  • (2002), el rol de los acadmicos se vio fortalecido cuando comen-zaron a participar en los Consejos de Planificacin o Comits de Planes Estratgicos que algunas universidades han estableci-do como estructuras paralelas a las tradicionales. Sin embargo, dicha participacin es limitada tanto en trminos cuantitativos como cualitativamente, porque los miembros no son elegidos por su propio claustro sino apoyados por la administracin central. Finalmente, la tendencia histrica de una administracin central fuerte en cada institucin ha cobrado en los ltimos aos un nuevo impulso. Tanto si se la observa desde el punto de vista de su peso cuantitativo su estructura a menudo duplica la de los acadmicos (Sporn, 2007), como si se la analiza desde una pers-pectiva ms cualitativa: la diferenciacin funcional del espacio del ejecutivo lleva a que cada vez ms reas especficas pasen por su control, desde las tareas de fomento y recaudacin de fondos a nuevas labores de planificacin, pasando por cuestiones relati-vas a los asuntos externos, la educacin continua y a distancia, y otras (El-Kawas, 2002).

    EL NUEVO IMPULSO GERENCIALISTA FRENTE A LA TRADICIN ACADMICA: EL CASO DE LAS UNIVERSI-DADES INGLESASEl modelo britnico tradicional ha combinado una significativa autoridad de los acadmicos y sus cuerpos colegiados con una menor influencia de los patronatos y administradores, as como tambin un bajo grado de injerencia gubernamental en los pro-cesos de toma de decisiones. Incluso la creacin del Comit de Subvenciones Nacionales (University Grants Committee), en-cargado de la distribucin de los fondos estatales, no alter esa ecuacin, en la medida en que ese cuerpo estaba conformado por profesores y por funcionarios universitarios (Clark, 1983). En esta configuracin, los dos cuerpos que han ocupado una posicin central son el Senado, integrado por profesores que deciden sobre asuntos acadmicos, y el Consejo Universitario, con mayora de representantes legos, que tiene a su cargo la administracin de la institucin. Al frente de la institucin se en-

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    cuentra el vicecanciller (presidente o rector de la universidad), quien tradicionalmente es elegido por un comit conformado por dichos cuerpos. Como resultado de las necesidades institucionales frente a un nuevo contexto, que obliga a enfrentar mayores y diversificadas demandas con escasos recursos, la introduccin de estrategias de gestin managerialistas ligada a una visin institucional donde empiezan a predominar los valores empresariales antes que los culturales ha modificado la estructura tradicional de gobierno, al desplazar el poder desde los acadmicos y sus departamentos ha-cia el nivel central de la institucin. En este derrotero, el Reporte Jarrat de 1985 marc un punto de inflexin, al promover una nueva estructura de gestin de jefes ejecutivos en lugar del rol anterior al estilo de un primus inter pares apoyados en el respaldo y el con-trol de los departamentos acadmicos (Kogan & Hanney, 2000). Como lo han hecho notar diversos observadores, encon-tramos ahora ejecutivos ms fuertes, a la par que se evidencia un debilitamiento de los rganos colegiados. La nueva relacin entre el ejecutivo y los espacios colegiados puede ilustrarse de la si-guiente manera: de un vicecanciller que iba al Senado, escuchaba las diferentes visiones sobre un tema en cuestin y al final de la discusin promova el consenso, se ha pasado a un vicecanciller que desde el principio tiene en claro cul es la mejor decisin a tomar (Kogan & Hanney, 2000). As, el vicecanciller es ahora el portavoz de su institucin frente al Estado, y tambin es agente clave en nuevas y variadas reas de gestin, que se suman a sus anteriores funciones como negociador interno entre diferentes actores de la institucin (Askling & Henkel, 2000). No es de extra-ar, entonces, que en los ltimos aos, quienes fueron nombrados para ocupar esos puestos debieron mostrar un renovado perfil profesional (Kogan and Hanney, 2000). Por su parte, este nuevo paradigma de gobernabilidad trajo un incremento y fuerte trabajo administrativo en todos los niveles de la institucin. Los requerimientos para producir los planes estratgicos de la institucin han expandido y vuelto ms complejas las responsabilidades y las tareas administrativas. Asi-

  • mismo, estos cambios han generado un nuevo balance de poder entre acadmicos y administradores: mientras los primeros se han desplazado hacia un nuevo esquema de gerenciamiento, los segundos han incrementado su participacin en la formulacin y no slo en la implementacin de decisiones y polticas ins-titucionales. En este sentido, es que los estudiosos de este fen-meno ofrecen una radiografa matizada de este proceso en mar-cha: ms all de las evidencias de concentracin en la pirmide de decisin de las instituciones, y del mayor peso de los adminis-tradores, los acadmicos britnicos no han perdido totalmente su influencia a manos de la burocracia universitaria (Askling & Henkel, 2000; Kogan & Hanney, 2000).

    UN ACERCAMIENTO A LOS CASOS LATINOAMERICANOS Al desplazarnos de los pases centrales a los casos de la periferia latinoamericana es evidente que el cambio de geografa involucra profundas diferencias de temporalidades, de entornos socioeco-nmicos y polticos, de tradiciones culturales, de matrices insti-tucionales, de experiencias histricas y de proyectos. Resumir los mltiples rostros de esta diversidad, tanto en la relacin que va de la periferia al centro, como la que se da al interior de las realida-des de la educacin superior en Amrica Latina, excedera larga-mente las mdicas intenciones de este ensayo. Por tanto, bastar decir a guisa de introduccin que es necesario atender a dos ele-mentales coordenadas de anlisis a efectos de contextualizar la problemtica del gobierno en las universidades de nuestra regin. El primer eje se refiere a la trayectoria histrica de la configuracin universitaria latinoamericana, fuertemente mol-deada por las tradiciones simblicas y organizacionales del mo-vimiento de la Reforma Universitaria del 18. Ms all de las di-versidades nacionales, de las experiencias histricas dismiles, de los quiebres institucionales y de los ciclos al alza o a la baja en la fortaleza relativa de esa tradicin, es necesario prestar es-pecial atencin a los moldes poltico-institucionales especficos que han intentado conjugar los principios de autonoma y co-gobierno universitario.

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    La segunda coordenada se ubica en cambio en un plano histrico y estructural ms cercano en el tiempo, pero ms amplio en su pretensin de integrar el entorno macro al anlisis de la dinmica universitaria. De acuerdo con este segundo eje, la proble-mtica especfica del gobierno de las instituciones de educacin superior ha de ser leda en el marco de una doble transicin, tan-to socioeconmica como poltico-institucional, por la que han atra-vesado los pases latinoamericanos en el ltimo cuarto de siglo. En lo que se refiere a la transicin socioeconmica, los programas de ajuste y reestructuracin aplicados, con particular nfasis a lo largo de las dcadas de los aos 80 y 90, han reemplazado al viejo modelo de desarrollo de posguerra por un esquema basado en la sistemtica liberalizacin del mercado y la creciente privatizacin y transnacionalizacin de las economas. En este proceso, a su vez, se ha venido redefiniendo el papel del Estado como regulador de la esfera econmica y en su relacin con actores sociales estratgi-cos. Por su parte, los procesos de democratizacin han significado un notable cambio en el patrn legitimador de normas escritas y no escritas que regulan el acceso, distribucin y ejercicio del po-der poltico tanto en la escala macro social como en diferentes ins-tancias de la sociedad. Seguramente, a medio camino entre estas grandes transformaciones histricas, es donde convendra ubicar el cambiante lugar que ha venido ocupando la universidad en esta renovada trama de relaciones entre Estado, el mercado y sociedad civil en Amrica Latina. Encuadrados, pues, en estas consideraciones, podemos puntualizar algunos rasgos muy generales que tipifican la expe-riencia poltico-institucional del gobierno universitario en Am-rica Latina. En principio, a diferencia de los directivos de las universidades norteamericanas o europeas, que juegan un papel principalmente gerencial en la vida institucional, en buena parte de nuestra regin los rectores y en menor medida los decanos son figuras de carcter predominantemente poltico, que obe-decen a la necesidad de mantener ciertos equilibrios internos y externos. As, la designacin o eleccin de la mxima figura de autoridad universitaria es siempre un complicado juego de rela-

  • ciones de poder, reguladas por normas explcitas y por reglas no escritas, que suele involucrar a actores universitarios y no univer-sitarios (partidos polticos, autoridades estatales, organizaciones gremiales, colegios profesionales). Por otra parte, sobre un trasfondo de normas y prcti-cas de antigua data, las estructuras de gestin y las formas de gobierno han estado cambiando bajo el juego de nuevas polticas universitarias que introdujeron, entre otras innovaciones, la eva-luacin y el financiamiento selectivo (Kent, 1999; Ibarra Colado & Rondero, 2001; Acosta Silva, 2010). Como ha sealado Rollin Kent (1999), los universitarios han recibido seales claras de que no habra aumentos significativos en los subsidios ordinarios y, por lo tanto, que el crecimiento del presupuesto dependera de es-trategias innovadoras que emprendiera cada institucin. En este sentido, la ampliacin y diversificacin de fuentes de financia-miento, centradas en la multiplicidad de programas especiales, han requerido elevar la capacidad de gestin y de respuesta de las universidades para acceder a esos recursos (Porter, 2004). Finalmente, es posible observar de manera anloga a lo que se ha constatado en el caso de los estudios provenientes de los pases centrales una pauta recurrente en numerosas y diversas experiencias universitarias, en el sentido de un fortale-cimiento paulatino de las estructuras de gestin directiva de las instituciones de educacin superior en Amrica Latina. Sin em-bargo, este patrn, a diferencia de las experiencias europeas o norteamericanas, no ha sido en la mayora de los casos el re-sultado de proyectos y diseos de reorganizacin inspirados por teoras gerenciales, que priorizan la eficiencia y la productividad, o fruto de planificaciones estratgicas participativas de la comu-nidad universitaria. Ms bien, lo que diferentes investigadores han destacado es que los cambios en las estructuras y dinmicas del gobierno universitario mucho han tenido que ver con la inte-raccin inestable y conflictiva entre el funcionamiento de cada institucin y las presiones externas generadas por las polticas pblicas dirigidas al sector universitario, lo que dio lugar a una serie diferenciada de casos en los que se yuxtaponen diversos

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    procesos de adopcin, innovacin y resistencia (De Vries e Ibarra Colado, 2004; Krotsch et al., 2007; Acosta Silva, 2010).

    REFORMANDO LA HERENCIA REFORMISTA? APROXIMACIO-NES AL CASO ARGENTINOCon un derrotero nacional signado por los reiterados quiebres pol-ticos y la inestabilidad institucional, este ltimo cuarto de siglo ha sido testigo del ms largo perodo de vigencia del rgimen demo-crtico en nuestro pas, y en este marco, las universidades pblicas y slo a ellas nos referiremos en estos apuntes han gozado de la ms extensa etapa de prctica autnoma y cogobernada de su his-toria. Esta ya dilatada experiencia ha terminado por consolidar dos principios constitutivos del sentido poltico del gobierno universi-tario en la Argentina que hunden sus races en un lejano pasado2. Por un lado, en el nivel de los principios de organiza-cin del gobierno, la estructura colegiada de ejercicio del poder, asociada a algn esquema de delegacin ejecutiva (en la persona de un decano o rector) ha sido una pauta constante, que hasta encuentra asidero en la primera normativa universitaria (Ley Ave-llaneda, 1885). As, este formato colegiado (asambleas, consejos superiores, consejos acadmicos o directivos) ha pervivido inclu-so a lo largo de vastos tramos autoritarios, cuando los integrantes de dichos cuerpos eran miembros surgidos por delegacin y no por representacin (por ejemplo, decanos como integrantes de los consejos superiores). Por supuesto, ha sido especialmente en eta-pas de normalizacin democrtica y de democracia normalizada cuando estas distintas instancias se han abierto a la participacin de representantes de los diferentes estamentos universitarios, y han marcado una acentuada impronta inclusiva en la tradicin del cogobierno argentino, aun en una comparacin con muchas otras experiencias latinoamericanas (Velsquez Silva, 2005). Que-da, en todo caso, para el detalle histrico ms fino recordar las

    2 Como sealamos en la introduccin de este trabajo, dejaremos fuera de nuestra consideracin el planteo de esta problemtica al nivel del gobierno del sistema de educacin superior.

  • significativas divergencias entre distintas experiencias autorita-rias (por caso, la recuperacin del ideario reformista por parte del golpe de 1955 frente a la trgica intervencin militar de 1976), o las cambiantes y en buena medida discordantes visiones que elabora-ron los dos grandes partidos nacionales respecto, tanto de la re-gulacin del sistema de educacin superior, como del sentido del gobierno de las instituciones universitarias (por caso, una lectura ms regulacionista del sistema y un sesgo favorable a la incorpo-racin de los trabajadores no-docentes dentro del demos univer-sitario como posicin ms afn dentro del peronismo, frente a una defensa ms autonomista ligada a una vindicacin ms fuerte del papel del sector de graduados dentro del radicalismo)3. Pero desde otro ngulo, en el plano de los principios legitimadores del gobierno, las instituciones universitarias ar-gentinas, en todos sus niveles, se han nutrido de un trasfondo simblico sustentado en la pertinencia de distribuir el poder en diferentes centros y espacios de decisin, consagrando siempre alguna forma de corresponsabilidad en la conduccin de las uni-versidades. En este sentido, los fundamentos del poder poltico-acadmico han tendido histricamente a privilegiar la delibera-cin, el procesamiento colectivo de conflictos, la elaboracin de consensos, la distribucin medianamente equilibrada de respon-sabilidades y los controles mutuos entre distintos sectores, dis-ciplinas y actores, antes que garantizar objetivos de eficiencia de gestin basados en estructuras ms concentradas de los procesos de toma de decisiones (Chiroleu et al., 2001). Sobre esta larga experiencia, la recuperacin democrtica de 1983 inscribi un intento hasta cierto punto restauracionista de los postulados reformistas tal como haban sido plasmados en la estructura normativa que haba estado vigente en las universidades

    3 No est de ms recordar que estos posicionamientos se invierten como un guante a la hora de entender la relacin del Estado con las organizacio-nes gremiales: el peronismo se vuelven ms autonomista (cuando estn en juego sus propias estructuras sindicales) all donde el radicalismo se revela como ms regulacionista.

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    argentinas a partir de la cada del primer peronismo (1955). Pero en este regreso al pasado, a efectos de retomar una tradicin simblica y organizacional identificada con uno de los perodos ms creativos de la historia universitaria local, dos rasgos poltico-institucionales (no plenamente originales pero s renovados en sus alcances y senti-dos) comenzaron a tener una fuerte presencia desde entonces. El primer rasgo se refiere a la fuerte partidizacin de la vida universitaria argentina (Krotsch, 2002), en particular en lo que hace al segmento estudiantil aunque con mpetu desigual en los otros claustros: all donde en perodos anteriores los cauces de par-ticipacin y las banderas identitarias configuraban proyectos de amplio espectro (humanismo versus reformismo, o la confronta-cin laica o libre, para citar dos fracturas emblemticas), ahora las vertientes participativas y los vehculos de identificacin sern bsicamente cubiertos por organizaciones partidarias4. Como lo ha destacado una nutrida bibliografa, el funcionamiento del gobierno de las instituciones universitarias est atravesado por los estrechos vnculos con el campo poltico partidario, en tanto y en cuanto las posiciones y lealtades se construyen por fuera de los cuerpos co-legiados, al margen de los estamentos, de las pertenencia discipli-narias u organizacionales, y se ligan ms a los partidos polticos hegemnicos en cada universidad (Chiroleu et al., 2001; Mazzola, 2007; Bianco, 2003 y Stubrin, 2010). Por cierto, tambin habr que anotar a cuenta de esta dinmica partidista de las universidades la fragmentacin poltica que experimentaron los partidos argentinos, especialmente entre la segunda parte de los 90 y la crisis del 2001, que desembocar, entre otros cambios, en las nuevas formas de con-vivencia con dbiles grados de institucionalizacin de fracciones de partidos, brazos de organizaciones sociales o movimientos terri-toriales en la vida poltica actual de las universidades, en particular en las grandes universidades metropolitanas.

    4 Una narrativa del auge, en los primeros aos 80, y del posterior ocaso de las agrupaciones independientes en las grandes universidades nacionales, nos entregara un cuadro aleccionador de los mecanismos y procesos de cons-truccin poltica de las hegemonas partidarias.

  • El segundo rasgo que corresponde destacar de la lgica de construccin del poder universitario est dado por la presencia de un alto componente corporativo entre los claustros que participan en la poltica universitaria. En tal sentido, buena parte de la dinmi-ca que marca el ritmo de la lucha de poder en la universidad y que hunde sus races en estratos ms profundos de la cultura poltica dominante en el pas obstaculiza la posibilidad de generar lazos entre los diferentes sectores, dificulta el compromiso con intereses universitarios ms generales o de ms largo alcance, y privilegia lneas de fractura sobre la base de distintas modalidades de reivin-dicaciones estamentales de corto plazo (Suasnbar, 1999; Chiroleu et al., 2001; Naishtat y Toer, 2005; Mazzola, 2007). En este contexto, los aos 90 trajeron dos novedades al escenario universitario argentino: por un lado, un conjunto de pol-ticas de reforma de corte regulacionista, centradas en la lgica de la evaluacin, la acreditacin y la distribucin orientada del finan-ciamiento a travs de programas especiales, que a la vez que replan-tearn las relaciones entre Estado y universidad, avivarn diversos planteos crticos y conflictos a lo largo de todo el campo de la edu-cacin superior. Por otro, la creacin de un gran nmero de nue-vas universidades, muchas de ellas con formatos de gobierno hasta cierto punto innovadores respecto de los modelos organizacionales ms clsicos, aunque con un aire de familia comn con las coorde-nadas histricas por las que ha discurrido el gobierno universitario en el pas. Entre las nuevas modalidades a destacar (aunque con antecedentes y particularidades institucionales que no viene al caso detallar ahora), sealamos el significativo fortalecimiento normati-vo y prctico de los ejecutivos unipersonales, la integracin plena en los cuerpos colegiados de las autoridades con responsabilidades de menor nivel gerencial (directores de carrera o de departamento), y con ello, el mayor peso relativo del sector de profesores-investi-gadores frente a las representaciones de estudiantes, graduados o no-docentes, y en algunos casos, la introduccin de mecanismos de eleccin directa para cargos unipersonales. Con estos rpidos apuntes como teln de fondo, tal vez sea posible entender mejor la emergencia en los ltimos aos de una

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    creciente preocupacin que entreteje los intereses acadmicos con el debate poltico sobre el gobierno universitario. En tal sentido, junto a una amplia agenda de temas especficos (evaluacin, calidad, financiamiento), lo que estratgicamente se ha comenzado a poner en entredicho es tanto la lgica organizativa del gobierno de las uni-versidades pblicas argentinas como sus fundamentos normativos.

    PRNCIPES, BURCRATAS Y GERENTES: EL GOBIERNO UNIVERSITARIO EN MXICOComo herencia colonial, el gobierno de la universidad mexica-na se estructur a partir de una figura fuerte como el rector y de un espacio de representacin colectiva de los intereses de los universitarios con funciones de deliberacin y consultas. El Claustro Universitario, como mximo rgano de gobierno, era un espacio presidido por el rector pero en el que tambin con-taban con voz y voto los estudiantes y profesores. Sin embargo, se considera que el gobierno de la universidad era una extensin del gobierno de la iglesia y el reino espaol, en la medida en que los miembros eran nombrados por el poder real. Esta estructura cerrada y controlada jerrquicamente fue afectada tanto por los movimientos independentistas como por los acontecimientos cordobeses que colocaron en el campo poltico latinoamericano el tema universitario. De modo que en el inicio del siglo XX los estudiantes alcanzaron la ms alta participacin en el gobierno de las universidades mexicanas. En 1929 se reconoce en la Constitucin la autonoma universitaria. Sin embargo, en el contexto posrevolucionario esta condicin adopt diferentes esquemas en funcin de la relacin que las universidades establecan con el gobierno nacional y local: por un lado, el modelo de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM) que representaba la autonoma propiamente di-cha y, por otro lado, las universidades que se sumaron al proyecto del Estado revolucionario mexicano, donde la heteronoma fue el rasgo principal. En este contexto, el rector se convierte en una figura del poder poltico antes que el representante del poder de los acadmicos.

  • Recin durante los aos 90 varias universidades pblicas estaduales (por ejemplo, las de Veracruz, Guanajuato o Guadalaja-ra) alcanzaron la autonoma jurdica en sus respectivos contextos locales a partir de la reforma de sus leyes orgnicas, una autono-ma poltica, acadmica y administrativa que durante un largo pe-rodo (1930-1970) haban ejercido de facto ms que de jure. Estos cambios en la condicin jurdica estn relacionados con el entor-no de polticas de educacin superior basadas en la evaluacin e incentivos al desempeo institucional de las universidades. En este marco se han generado transformaciones en la organizacin del gobierno universitario que tienden a un signi-ficativo proceso de burocratizacin de la vida acadmica de las universidades (Ibarra Colado, 2001; de Vries e Ibarra Colado, 2004), as como tambin al fortalecimiento del ncleo directivo de la universidad, especialmente en la figura del rector y su equi-po (Porter, 2004; Acosta Silva, 2010). Estos procesos se manifies-tan, entre otras tendencias de cambio, por: a) la emergencia de estructuras paralelas de gobierno, de modo que los procesos de toma de decisin sobre nuevos temas no transitan por las estruc-turas formales constituidas en cada universidad (Acosta Silva, 2010), y se desplazan desde los rganos colegiados a comisiones ad hoc y adoptan un carcter ms tcnico que poltico (de Vries, 2001); b) el desplazamiento de antiguos actores estratgicos de la universidad como sindicatos, organizaciones estudiantiles, gru-pos polticos partidistas (Acosta Silva, 2010; Kent, 1998; de Vries, 2001); c) el incremento de la burocracia universitaria en la ges-tin y administracin de las universidades (Acosta Silva, 2010.), y d) cambios en el perfil y la figura de los rectores, en la medida en que se le sumaron a las tradicionales funciones de coordinacin administrativa y representacin poltica de sus instituciones, nue-vas funciones como la promocin e instrumentacin de ciertos programas pblicos al interior de las universidades, la ampliacin de las capacidades de direccin y gestin intra y extrainstitucio-nales, la administracin estratgica de acciones y planes, la ela-boracin de regulaciones y propuestas para mejorar la rendicin de cuentas, la evaluacin, la planeacin institucional (Acosta Sil-

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    va, 2010: 17). De este modo, emerge la figura del gerente o rector-empresario (Kent, 1999), o la figura del rector como planeador acadmico (Porter, 2004) o figuras ms complejas como el perfil que combina las capacidades del poltico (El Prncipe de Maquia-velo), con el expertise del burcrata profesional (fiel al modelo weberiano) y el gerente de las polticas institucionales (la figura de la Nueva Gestin Pblica) (Acosta Silva, 2010). Por otra parte, los cambios en el gobierno universitario afectaron ms el estilo de gobernar que las estructuras formales (de Vries, 2001) y cuando se produjeron cambios en las estructuras lega-les (como creacin de juntas directivas, de gobierno o universitarias, conformadas tanto por representantes externos como internos de la universidad), estas modificaciones tendieron a fortalecer la autono-ma institucional respecto del poder central; disminuir el activismo poltico en la designacin de los rectores tan presente en las dca-das pasadas, e incrementar la capacidad ejecutiva de las decisiones y polticas universitarias estratgicas (Acosta Silva, 2010). En lo que respecta a la relacin entre las instancias uni-personales y colegiadas, Ibarra Colado (2005) ha sealado que la universidad como corporacin burocrtica ha asumido formas em-presariales de conduccin, en las que las estructuras colegiadas de gobierno se ven desplazadas por unidades ejecutivas o en las que las figuras unipersonales adquieren mayor capacidad para direccionar los procesos de toma de decisiones. No obstante, tambin ha sido puntualizado que el modelo tradicional, de carcter ms vertical, transit hacia formas ms horizontales pues se agregaron nuevas figuras de representacin y rganos colegiados en las estructuras intermedias y bajas de la organizacin (Acosta Silva, 2010). Por ltimo, es importante destacar que la mayor presen-cia de prcticas empresariales y burocrticas no significa que haya desaparecido la negociacin y el juego poltico como modus ope-randi de la vida universitaria (de Vries, 2001). Muy por el contrario, las reglas, procedimientos y tiempos de la eleccin rectoral, que movilizan a las fuerzas polticas desde la base de la institucin, arti-culando un conjunto de decisiones que se van tomando en diferen-tes espacios y niveles de la organizacin del gobierno universitario,

  • siguen presentes en el gobierno de las universidades mexicanas (Acosta Silva, 2014). Ello implica que a los viejos problemas, so-luciones y prcticas polticas de la gobernabilidad universitaria, se han sumado los nuevos problemas de la gobernanza institucio-nal, derivados de las formas y estilos de la coordinacin gerencial aclimatados en el seno de los nuevos entornos de polticas pblicas que constituyen la fuente principal de restricciones, oportunidades e incertidumbres de los gobiernos universitarios.

    EL GOBIERNO UNIVERSITARIO EN CUESTIN Esta rpida excursin por la discusin internacional y regional sobre el gobierno universitario nos permite ahora delimitar aun-que ms no sea de manera tentativaalgunas orientaciones con-ceptuales a fin de enfocar los estudios de caso seleccionados, es-pecificar el nivel de anlisis en que se estudiar la problemtica y precisar algunos trminos del debate. Por de pronto, la mirada analtica que anima estas notas podra ser resumida a partir de la combinacin de tres perspecti-vas que a nuestro juicio permiten integrar el estudio interno de la universidad con la compleja vinculacin con su entorno poltico e institucional (Cox y Courard, 1993). Cada uno de esos enfoques pres-ta especial atencin a un eje clave para comprender los problemas del gobierno de la educacin superior (las polticas, los actores y las instituciones), pero en el entendido de que cada una de estas pers-pectivas ofrece pistas que deben ser abordadas en su compleja arti-culacin en cada caso concreto. Por un lado, la perspectiva poltica del anlisis de polticas pblicas nos permite entender los cursos de decisiones especficas tomadas por las autoridades estatales a partir de una consideracin crtica y flexible de la nocin de ciclo de po-ltica, de modo de indagar en la trama sociohistrica que constituye una cuestin pblica y en las relaciones de poder que la atraviesan. Por otra parte, la mirada sociopoltica de los actores del campo uni-versitario nos permite poner en discusin los aportes y debates entre diferentes autores centrados en el anlisis de las estrategias de los actores universitarios, los patrones de representacin institucional y los repertorios de prcticas polticas. Finalmente, la perspectiva or-

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    ganizacional orientada al anlisis del cambio universitario nos posi-bilita comprender las dinmicas, conflictos y tensiones que recorren la universidad a partir de considerar las tendencias de crecimiento, diferenciacin y complejizacin institucional, as como la estructura y dinmica del gobierno de las universidades. En este cuadro, una nocin como la de configuracin universitaria propuesta por Christine Musselin es utilizada para designar el marco en cuyo seno se inscriben, cobran senti-do y funciona el tipo de gobierno desarrollado por los estableci-mientos, el estilo de conduccin adoptado por la tutela y los mo-dos de regulacin internos de las disciplinas. En otros trminos, el concepto sirve para describir cmo se articulan tres formas de accin colectiva: las universidades, las autoridades tutoras (gu-bernamentales, ministeriales y otras) y la profesin universitaria. Desde esta visin, se desprende que ninguna de las tres formas de accin colectiva puede ser analizada en forma completamente independiente de las otras dos: Ni las universidades, ni la tutela, ni la profesin universitaria son espacios de interaccin autno-mos, pues cada una tiene sentido en el marco mayor de las in-terdependencias que los unen (Musselin, 2001). Por tanto, si bien en estas reflexiones nos concentraremos en el nivel de anlisis propio del gobierno de la institucin, y no en el del sistema uni-versitario, necesariamente habr que tener en cuenta como teln de fondo de nuestro anlisis las transformaciones ms generales que atraviesan el campo de la educacin superior. A partir de este primer acercamiento macro es necesario descender al plano del gobierno de las instituciones propiamente dichas, y aqu es oportuno recordar una serie de distinciones clave. Por un lado, desde un punto de vista organizacional, correspon-der distinguir las nociones de gobierno, gestin y liderazgo uni-versitario, donde el primer trmino refiere a la estructura y a los procesos de toma de decisiones que definen la misin y los objeti-vos estratgicos de la institucin, el segundo a la estructura y a los procesos orientados a implementar o ejecutar decisiones (admi-nistracin universitaria en la caracterizacin ms llana de Sporn (2007)), mientras que el tercero se refiere a las estructuras y los

  • procesos a travs de los cuales los individuos buscan influir en las decisiones de la institucin (Peterson y Mets, 1987). Por otra parte, en un registro ms sociopoltico, abordar el gobierno universitario como objeto de estudio supone un anlisis crtico de las relaciones de poder y de autoridad en la educacin superior, indagando en el sentido de las prcticas, las estrategias y las vinculaciones estrat-gicas entre los actores universitarios. En este sentido, las nociones de gobernabilidad y gobernanza ms all de las disputas por su unvoca caracterizacin pueden abrirnos una sugerente va de en-trada a la cuestin (Aguilar Villanueva, 1988 y 2006; Acosta Silva, 2001 y 2010; Camou, 2001 y 2010; Mayntz, 2006; Samoilovich, 2008). Sin entrar en detalles, aplicando libremente estos concep-tos al mbito de una institucin de educacin superior, entendere-mos por gobernabilidad una propiedad, cualidad o estado de las relaciones de gobierno, definida como un equilibrio dinmico entre las demandas articuladas por los actores universitarios y la capaci-dad del sistema de toma de decisiones para responderlas de manera colectivamente aceptada (legtima) y eficaz. Mientras que podemos hablar de gobernanza universitaria como el entramado de reglas y prcticas (estructuras y procesos) que fijan los lmites e incentivos para la constitucin, funcionamiento y direccin de las relaciones de poder entre los actores de una institucin acadmica. Partiendo de la distincin de Renate Mayntz, en su acepcin ms amplia, la gobernanza (governance) hace referencia a las diferentes formas de coordinacin de la accin, ya sea mediante jerarquas, mercados o comunidades; mientras que la nocin ms especfica, se refiere a un tipo de proceso de toma de decisiones opuesto al del gobierno jerrquico, esto es, que establece un modo de ejercicio del gobierno ms ligado a instancias de negociacin, coordinacin o cooperacin entre mltiples actores de un campo de polticas (Mayntz, 2006). Con base en esta segunda acepcin, autores como Aguilar Villanue-va avanzan en una tesis ms controvertida y desafiante que valdr la pena considerar en nuestra exploracin del campo universitario. A su entender, el punto original de este concepto consiste en recono-cer la insuficiencia del actuar del gobierno para dirigir su sociedad; dicho de otro modo, la gobernacin en solitario del gobierno habra

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    perdido sentido y eficacia, en la medida en que asistimos al trn-sito de un centro protagnico a un sistema de gobernacin, en co-rrespondencia con la complejidad y descentramiento de la sociedad contempornea (2006: 135/6). As, mientras la gobernanza tender a ser considerada en nuestro anlisis como una trama institucional de prcticas, y la go-bernabilidad como una resultante de conflictos, consensos y equi-librios entre actores, las acciones efectivas de planeacin, ejecu-cin e implementacin de decisiones por parte de las autoridades competentes, ser la mediacin poltica productiva entre ambas; esto es, la gobernabilidad no ser considerada solamente como una funcin institucional de la estructura de gobernanza, sino que asumiremos que los actores sociopolticos concretos tienen en una configuracin universitaria dada capacidades para tomar decisiones con variables grados de autonoma, y que son capaces de transformar creativamente reglas, instituciones y situaciones. En este contexto de interpretacin utilizamos la nocin de paradigma de gobernabilidad (Camou, 2001) para referir-nos a un conjunto articulado de respuestas institucionalizadas (visiones compartidas, reglas y prcticas) que una comunidad poltica o institucional sustenta en pos de producir y aceptar ciertas soluciones a sus problemas de gobierno. Desde esta perspectiva, un paradigma se apoya en una serie de acuerdos y convergencias entre las lites dirigentes, ya sea por razones de conviccin o por motivos de oportunidad (Hermet, 1986), que logran un grado significativo de aceptacin colectiva. Esos acuerdos se construyen al nivel de la cultura poltica u organiza-cional, amalgamando ideas y valores que conforman modelos de orientacin legitimados; al nivel de las reglas del juego pol-tico, configurando frmulas institucionales (Coppedge, 1993), es decir, mecanismos para la agregacin de intereses, el proce-samiento de los conflictos, la deliberacin pblica y la toma de decisiones; y finalmente, en el plano las decisiones estratgicas, donde se construye un cierto grado de acuerdo en torno a los modos de responder los desafos centrales de la agenda de pro-blemas y demandas.

  • De este modo, tanto por transformaciones estructurales al interior de nuestra configuracin universitaria, como por nuevas de-mandas de actores del campo d