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dok ^rs1".‘ Prieío de Córdoba, 9 Enero 1966 De pósito Legal. CO. - 15 1958 ~1w~ aaccibn tit g oa tura y g lar gag Aras dee amittao de IrLecío Año XV $E Put.104 LOS' Doo1'v4a9 Número 693 ~~1~11165Z21118211~MS" Cuando hace ya treinta años vió la luz «Camino», ese gran libro de Monseñor Éscrívá de Balaguer, no faltaron quienes se rasgaran las vestiduras ante esa llamada a la santidad de los laicos—de los cristianos co- rrientes— que late en todas sus páginas. Hoy,millones de almas—que a lo largo de estos años se han servido de «Camino». en su afán de buscar la santidad en medio del mundo— habrán ex- perimentado una honda alegría al ver canonizada por el Con- cilio, en la Constitución dog- mática sobre la Iglesia, la doc- trina que expone este libro pio- nero del laicado. La santidad no está reserva-- da en exclusiva a unos cuan- tos miembros cualificados de la Iglesia de Cristo. Ha estado muy extendida, durante un cierto tiempo, la idea de que solo quien se apar- taba del mu-ido, siguiendo el estado de vida propio de los re- ligiosos —o quien, al menos, se. hacía sacerdote—, debía sentir. se llamado por Dios a alcanzar. la santidad, la perfección de la caridad. El fiel corriente —el laico— podía darse por satisfecho con conseguir anidar en su alma el suficiente temor de Dios para evitar, en lo posible, el ir a pa- rar,al fin de sus días, a los abis- mos del infierno. Por eso pudo suponer para muchos una esperanzadora sor- presa la lectura de estas pala- bras de «Camino»: «Tienes obligación de santificarte. —Tú también—. ¿Quién piensa que ésta es labor exclusiva de sa- cerdotes y religiosos? A todos, sin excepción, dijo el Señor: «Sed perfectos, como mi Padre celestial es perfecto». (Camino, 291). Y esto mismo es lo que viene a recordar ahora a todos los cristianos la Constitución de Ecclesia: «Todos los fieles, cualquiera que sea su estado y condición... están llamados por Dios, cada uno por su camino, a la perfección de la santidad, por la que el mismo Padre es perfecto». Santidad en cualquier estado y condición. Al exponer tan claramente el Concilio la doctrina sobre la universal vocación a la santi- dad, es indudable que se abren caminos y luces insospechadas. Todos estamos llamados a la santidad de acuerdo, precisa- mente, con las especiales con- diciones de nuestra vida, el si- tio que ocupamos en el mundo, la situación que ha querido Dios para cada uno de nos- otros. El cristiano corriente no solo puede, sino que debe buscar la santidad en su situación de lai- co dentro de la Iglesia: ha de saberse « llamado por Dios pa- ra santificarse en su profesión, para santificar su profesión y para santificar con su profe- sión» (Monseñor Escribá de Balaguer). En esto consiste fundamentalmente la misión de los',fieles corrientes. TENED PR: _ ANTE que todo tosedor es un enfermo de algo, pensad que ése algo puede ser tu- berculosis. Invitarle a que se revise. La «perfección de la Caridad» al alcance de todos. No es necesario, pues, un tí- tulo nuevo para tender a la perfección. Es suficiente el sa- cramento del bautismo, por el que nos incorporamos a la Iglesia de Cristo, al pueblo de Dios. Será necesaric, sí, que «se entreguen totalmente a la glo- ria de Dios y al servicio del prójimo» (Constitución d e Ecclesia). Pero sin tener que salirse de su sitio, sin necesi- dad de perder su condición lai- cal. Es precisamente «tomando ocasión de ese estado» (Monse- ñor Escrivá de Balaguer) como pueden alcanzar la perfecta unión con Dios, porque, «todos los fieles cualquiera que sea el estado o régimen de su vida —sigue d'ci-ndo la Constitu- ción— están llamados a la ple- nitud ' de la vida cristiana y a la perfección de la caridad». Uno de los frutos que la Igle- sia espera —quizá el más im- portante— de esta renovación de sí misma que se ha propues- to con motivo del Concilio Va- ticano II, es precisamente cona seguir «acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristia- na» (Constitución sobre la Sa- grada Liturgia). Por eso los laicos Ceben —en primerísimo lugar— proponerse seriamente la búsqueda de la santidad en su estado, como condición im- prescindible para desempeñar ese papel activo que les corres- ponde dentro de la Iglesia. Cual sea esta tarea que están llamado a desempeñar, y de qué modo deban realizarla, lo expresa muy claramente el ca- pítulo que dedica a los laicos la Constitución de Ecclesia. De ello nos ocuparemos en ocasiones sucesivas. 7 0(d Witt/Yi,C0k Veladca, mta. LOS LAICOS EN LA IGLESIA II. - VOCACIC" A LA SANTIr

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Prieío de Córdoba, 9 Enero 1966De pósito Legal. CO. - 15 1958

~1w~aaccibn titgoa tura y glargag Aras dee amittao de IrLecío

Año XV $E Put.104 LOS' Doo1'v4a9 Número 693

~~1~11165Z21118211~MS"

Cuando hace ya treinta añosvió la luz «Camino», ese granlibro de Monseñor Éscrívá deBalaguer, no faltaron quienesse rasgaran las vestiduras anteesa llamada a la santidad delos laicos—de los cristianos co-rrientes— que late en todas suspáginas.

Hoy,millones de almas—quea lo largo de estos años se hanservido de «Camino». en suafán de buscar la santidad enmedio del mundo— habrán ex-perimentado una honda alegríaal ver canonizada por el Con-cilio, en la Constitución dog-mática sobre la Iglesia, la doc-trina que expone este libro pio-nero del laicado.La santidad no está reserva--da en exclusiva a unos cuan-tos miembros cualificados de

la Iglesia de Cristo.

Ha estado muy extendida,durante un cierto tiempo, laidea de que solo quien se apar-taba del mu-ido, siguiendo elestado de vida propio de los re-ligiosos —o quien, al menos, se.hacía sacerdote—, debía sentir.se llamado por Dios a alcanzar.la santidad, la perfección de lacaridad.

El fiel corriente —el laico—podía darse por satisfecho conconseguir anidar en su alma elsuficiente temor de Dios paraevitar, en lo posible, el ir a pa-rar,al fin de sus días, a los abis-mos del infierno.

Por eso pudo suponer paramuchos una esperanzadora sor-presa la lectura de estas pala-bras de «Camino»: «Tienesobligación de santificarte. —Tútambién—. ¿Quién piensa queésta es labor exclusiva de sa-cerdotes y religiosos? A todos,

sin excepción, dijo el Señor:«Sed perfectos, como mi Padrecelestial es perfecto». (Camino,291).

Y esto mismo es lo que vienea recordar ahora a todos loscristianos la Constitución deEcclesia: «Todos los fieles,cualquiera que sea su estado ycondición... están llamados porDios, cada uno por su camino,a la perfección de la santidad,por la que el mismo Padre esperfecto».Santidad en cualquier estado

y condición.

Al exponer tan claramente elConcilio la doctrina sobre launiversal vocación a la santi-dad, es indudable que se abrencaminos y luces insospechadas.Todos estamos llamados a lasantidad de acuerdo, precisa-mente, con las especiales con-diciones de nuestra vida, el si-tio que ocupamos en el mundo,la situación que ha queridoDios para cada uno de nos-otros.

El cristiano corriente no solopuede, sino que debe buscar lasantidad en su situación de lai-co dentro de la Iglesia: ha desaberse «llamado por Dios pa-ra santificarse en su profesión,para santificar su profesión ypara santificar con su profe-sión» (Monseñor Escribá deBalaguer). En esto consistefundamentalmente la misiónde los',fieles corrientes.

TENED PR: _ANTE

que todo tosedor es unenfermo de algo, pensadque ése algo puede ser tu-berculosis. Invitarle a quese revise.

La «perfección de la Caridad»

al alcance de todos.

No es necesario, pues, un tí-tulo nuevo para tender a laperfección. Es suficiente el sa-cramento del bautismo, por elque nos incorporamos a laIglesia de Cristo, al pueblo deDios. Será necesaric, sí, que «seentreguen totalmente a la glo-ria de Dios y al servicio delprójimo» (Constitución d eEcclesia). Pero sin tener quesalirse de su sitio, sin necesi-dad de perder su condición lai-cal. Es precisamente «tomandoocasión de ese estado» (Monse-ñor Escrivá de Balaguer) comopueden alcanzar la perfectaunión con Dios, porque, «todoslos fieles cualquiera que sea elestado o régimen de su vida—sigue d'ci-ndo la Constitu-ción— están llamados a la ple-nitud 'de la vida cristiana y ala perfección de la caridad».

Uno de los frutos que la Igle-sia espera —quizá el más im-portante— de esta renovaciónde sí misma que se ha propues-to con motivo del Concilio Va-ticano II, es precisamente conaseguir «acrecentar de día en díaentre los fieles la vida cristia-na» (Constitución sobre la Sa-grada Liturgia). Por eso loslaicos Ceben —en primerísimolugar— proponerse seriamentela búsqueda de la santidad ensu estado, como condición im-prescindible para desempeñarese papel activo que les corres-ponde dentro de la Iglesia.

Cual sea esta tarea que estánllamado a desempeñar, y dequé modo deban realizarla, loexpresa muy claramente el ca-pítulo que dedica a los laicosla Constitución de Ecclesia.De ello nos ocuparemos enocasiones sucesivas.

70(d Witt/Yi,C0k Veladca, mta.

LOS LAICOS EN LA IGLESIA

II. - VOCACIC" A LA SANTIr

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D. Manuel García Prieto, iicailemico

La Real Academia de Ciencias, Be-llas Letras y Nobles Artes de Córdobaen la sesión del 30 de Diciembre, hatenido el acierto de nombrar Académi-co Correspondiente en Córdoba alilustre escritor y periodista D. ManuelGarcía Prieto.

Muchos y muy destacados méritosliterarios concurren en el nuevo Aca-démico cordobés, desde que iniciarasue primeras armas en el campo de lasletras hace cuarenta años, como re-dactor en el desaparecido «Diario deCórdoba», hasta la brillante direcciónde «Vida y Comercio» que hoy desem-peña, a la vez que la delegación deldiario madrileño «Informaciones».

Nunca podremos olvidar sus escri-tos en los viejos periódicos cordobeses«Diario Liberal», «La Voz» y «Guión»,pero sobre todo el sello personal debuen guste, de tino y acierto que supoimprimar a la revista mensual «Re-manso», —lamentablemente desapare-cida— y el buen semanario «Ecos»,que mereciera también mejor suerte.

Como escritor, de limpia prosa, sonnumerosos los articulos y reportajesrecogidos por diarios y revistas espa-ñolas, figurando el libro «Vida delSargento Basallo», en el que enalteceal heróico militar D. Francisco Basa-110 Becerra, cautivo de los moros enlos primeros años del siglo, y otro ti-tulado «E118 de Julio en Córdoba», encolaboración con su colega D. Marce-lino Durán de Velilla.

En una palabra, puede decirse queGarcía Prieto sabe tejer, con manomaestra, toda exaltación de los valo-res espirituales de la provincia cordo-besa, entrando por la puerta grande

de nuestra Real Academia.

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DE PRIEGO

VIGILIAS DEL MES DE ENERO

Turno 1.°—Del 5 al 6; por el alma deD. Manuel Serrano Chacón (q.e p.d.)

Turno 8 al 9; por el alma deD. Alfredo Serrano Chacón (q.e.p.d )

Turno 3.°—Del 15 al 16; por el almade D. José M,° Ruiz Torres (q.e p.d.)

Turno 4.°—Del 22 al 23; por el almade D. Rafael Ortiz Gutiérrez (q.e.p.d.)

Turno 5.°—Del 29 al 30; por el almade D. Pablo Molina Aguilera (q e.p.d.)

La Santa Misa será (D. m.) en todoslos turnos a las 5 30.

La Sociedad al hablaViajeros

Llegó de Córdoba nuestro queridopaisano e ilustre orador s-grado Re-verendo Sr. D. Casimiro Pedrajas Ló-pez.

Regresaron de Madrid, donde pasa-ron en familia los días de Pascuas yentrada de año, D. Luís Lerga Gonzál-vez, Juez de Primera Instancia e Ins-trucción de este partido, y su gentil es-posa.

Desde Nochebuena están en su casode Priego D. Miguel Camacho Meren-do, Magistrado de la Audiencia deGranada, y su distinguida esposa.

Marcharon a Barcelona D.° ElenaMaristany de Gámiz Valverde con sushijos.

PésameSe lo damos muy sentido al ilustre

Profesar granadino D. Emilio Orozcoy Diaz —tan admirado en nuestra ciu-dad— por el reciente fallecimiento desu buena hermana Carmen, que des-cansó en la paz del Señor en Granada.

NecrológicasEn Aguilar de lo Frontera, a los 48

años de edad, y confortado con la re-cepción de los Santos Sacramentos yla bendición de Su Santidad, descansóen la paz del Señor, el culto Médi-oD. José Varo Llamas.

Por su cultura y sus cualidades desimpatía y bondad ha sido muy senti-do su fallecimiento.

ADARVE testimonia el pésame mássentido a la desconsolada esposa Do-ña Emilio León Muñoz; a sus hijos, pa-dres D. José Varo de Castro —queridocolaborador del semanario— y doña

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Conferencia de Caballeros deSAN VICENTE DE PAUL

MOVIMIENTO DE FONDOSdel segundo semestre de 1.965

Saldo el 30 de Junio 1965 1 573'22

INGRESOSColectas. . . . 34.865'60Donativos anónimos . . , 850`—Donativo de Don José L. Gá-miz Valverde, • . . 1 000'Reintegro de Ropero . 4 500'—

Total . 42.788'82GASTOS

Importe de bonos , . 15.315'-Socorros anticipados . . 1.429 80Factura de leche . • 2 533'-Factura de Farmacias . . 3.281'57Extraordinario San Vicente • 967'50Factura arreglo cerradura

38`-Facturas de pan . . 20.081'10

Totales . 43 645'97RESUMEN

Importan los ingresos . 42 788 82» gastos .43.645'97

Déficit 12 de Dcbre. de 1965. 857'15Priego, 25 Diciembre de 1.965

El Tesorero,

Yaoé lomea Atence,4

Trinidad Llamas Lora; madre políticadoña Carmen Muñoz Ortiz; hermanos,hermanos politicos y demás familiaresy ruega a los lectores una plegariapor el alma de D. José Varo Llamas.

tEl 31 de Diciembre, en la noche, y a

edad de 79 años, confortado con losSantos Sacramentos y la bendición deSu Santidad, pasó a mejor vida nues-tro estimado amigo D. Martín Mengí-bar Cobaleda.

Descanse en paz su alma, y recibanel pésame con nuestra condolencia, sushijos Carmen, Rafael, Trinidad, Rosa-rio y Elena; hijos políticos D. CarlosMedina Mérida, Doña María Luisa Ma-drid Linares, D. Raimundo Sánchez Cc-rr.11o, D José Montara Camacho y donRafael Aguilera Avila; hermano, her-mana política, nietos, bisnietos y de-más familiares.

tEn la mañana del 4 del corriente, a

los 87 años de edad y después de reci-bir los Santos Sacramentos, entregó sualma a Dios la respetable Sra. doñaRosario Arjona Gallardo, viuda quefué de D. Federico López Romera.

Por la casa mortuoria fueron incon-tables los amigos y conocidos que tes-timoniaron a su hijo D. Custodio el pé-same por tan irreparable pérdida.

ADARVE se une a esos sentimientosy los testimonia especialmente al h'jode la finada,

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BLANCOhuerta Unice Contable

Málaga, 53 — Teléfono, 452

Con mucho gusto les recuerdaque el próximo día 20, venceel plazo de presentación de ladeclaración - liquidación delImpuesto General sobre elTráfico de las Empresas, co-rrespondiente al cuarto tri-mestre del pasado 1.965.

Para evitarse posibles olvidosde presentar en forma y plazoestas declaraciones, puede en-comendarnos su cumplimenta-ción. Con lo que se evitará lassanciones que por tal omisiónsuele imponer la Delegaciónde Hacienda.

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NO SE ENFADE,QUE ENVEJECE...

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9 és Enero fi MB

ADARVE Pág. 3

Ocho años de profesión, una casuís-tica abundante, me han hecho ver nu-merosos niños que tienen las piezasdentarias en un estado lamentable.Estos niños están comprendidos en to-das las edades, desde un año, inclusomenos, hasta los diez u once años deedad.

El estado de la boca, de las piezasdentarías, es muy deficiente y siempreo casi siempre al hacer historia se en-cuentra la causa de tales deterioros.

Todo esto me mueve a enunciar elsiguiente decágolo, que si se sigue, seobtendrá un beneficio enorme para laboca de los pequeños infantes. Habráquien diga que ha hecho con sus ni-ños, lo que aconsejo que no se haga ono se debe hacer, y que sus bocas es-tán perfectamente; de acuerdo cuandohay una epidemia de cualquier enfer-medad, todos estamos en ella, pero so-lo unos pocos o unos muchos son losque la padecen, otros no la padecen,pero esto no tiene valor.

Solo pretendo tratar de paliar esteproblema con mi modesta aportación,mejor voluntad y recta intención.

Toda esta cuestión que abordo,cuan-do el nivel del pais se eleve lo tendráque hacer el Estado mediante normaseducativas y campañas publicitarias.

Al tiempo.

DECALOGO:

L°—Los niños no deben usar chu-pete.

2.°—Si es preciso que el niño tengachupete, este debe ser muy blando.Los hay en el comercio.

3.°—«Nunca», «nunca», nunca, sedebe untar el chupete en miel, lechecondensada, líquidos azucarados oazúcar.

4.°—Si el niño se cría con leche con-densada, désele diluida. Si se le admi-nistra con la consistencia que está enel bote, hay que reglar las tomas encuanto al tiempo. Nunca darle tomasrepetidas e insuficientes que no tienenningún resultado práctico, como nosea el de provocar las caries si ya tie-nen dientes.

5.°—No d a r chocolate de cual-quier tipo a los niños, poco antesde irse a la cama, ya que éste por suconsistencia, queda adherido a losdientes, fermentando y produciendocaries. Durante el día se le puede dar,pues se hace la limpieza de la bocacon la lengua, la saliva, el habla y lamasticación.

6.°—No darle caramelos por el mis-mo motivo. ¡Cuántos niños amanecencon el caramelo en la boca!

7.°—Si el pequeño se cría con sus.tancia en fórmula, administrar siem-pre, sistemáticamente los otros princi-

•••n••••nnn••••nn•••11

pios que estos alimentos no llevan.8.°—Administrar fluor.9.°—Prescindir del chupete, antes de

que el niño cumpla el año.

10.°—Procurar que el niño tome fru-tas, y cuando tenga edad para ello,que las coma a bocados y masticandobien. Lo mismo el resto de los alimentos en lo que sea posible y siempre enrelación con la edad del niño.

Atención padres. No se le dá valor aun diente porque és de un niño; es undiente de leche, temporal, se dice: co-mo lo tiene que mudar... Pues bien, bo-cas con piezas de leche en mal estado,acarrean el noventa por ciento de loscasos, bocas con dientes permanentesen mal estado.

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Plato del día.— «Rape» con mahonesa

Por las rutas lejanas de Galilea avan-za con vacilante paso una anciana.

Su cuerpo decrépito se inclina des-falleciente sobre un largo báculo elcual, consciente de su misión, sostieneen un supremo alarde vigoroso la li-viana anatomía.

Los chinarros y piedras del caminojunto al polvo seco y ardiente actuande lacerente cilicio en los pies descal-zos, y el sol en su majestuoso fluir do-rado baña la vasta campiña resecan-do la pobre hierbecilla que tímidamen-te asoma o la tierra en plano mes deDiciembre.

De vez en vez se detiene la viejecita,seca con un pico del pañuelo que cu-bre la nívea cabeza su frente sudorosay eleva la vista al cielo en muda ple-garia. Nuevo ímpetu y nueva esperan-za. ¿Llegará? ¿Conseguirá salvar ladistancia que la separa de tan ansiadometa?

Una sed pegajosa, lacerante, invade su marchita boca, la garganta y pe-netra en su pecho amenazando estran-gularla.

Un nuevo descanso y esta vez, grue-sos lagrimones surcan la faz...

—¡Dios mío ten cómpasión de mil...¡Ayúdame Señor!

Y el Señor, conocedor absoluto delbuen sentir, del pensamiento noble yde la sencillez... acude si, acude en for-ma de nube blanca y gris soltando laesclusa del caudal llovedizo.

¡Con que avidez bebe en el huecode su mano para mitigar la sed queabrasa su espíritu enfermo!

Parece ser, que la viejecita recobrasus energías. Diríase que en el lapsode breves instantes ha surgido comopor arte de magia una nueva natura.leza.

La figura se yergue. La vacilaciónde los pasos cansinos desaparece.¿Nueva vitalidad? ¡No!... ¡Simple espe-ranza! Sabe que al final de la empino.da cuesta se halla el (portal»; ese por-talito desmantelado pero ricamenteexornado con la grandiosa realeza delRey de Reyes.

¡Oh Belén! ¿Cuantos maestros , e npluma prodigiosa han cantado la ex-celencia de tan maravilloso día?¿Cuántos pintores y poetas han volca-do su númen en la evocación más su-b l ime de todos los tiempos? Y sin em-bargo, todo es nuevo cada año.

La aspiración de la anciana galileaes unánime en la generalidad de loshumanos; llegar al umbral del Portal.

Nada importa la lucha con vicisitu-des, agravios y desengaños.

Nada importa, tener que caminarcontro la corriente gélida e incompren-sible de la murmuración. La estrellarutilante de los Magos se ha posadoblandamente sobre el tejadillo inde-fenso.

Los vientos huracanados de la con-ciencia braman de impotencia ante el

muro firme de la Providencia, y nos-otros cristianos todos hemos de sosla-yar el peligro del desmayo.

Hay que subir ol Portal y... ¡ved quedigo subir!, luego significa esfuerzo,voluntad paro caminar por la cuestapolvorienta y pedregosa. Puede, quetambién nosotros sintamos la necesi-dad agobiante de beber, en ese caso...¡miremos al cielo! la gasa ténue de laatmósfera tamizcrá el agua fresca delos manantiales divinos para refrescarnuestra ansiedad. •

Allí lejos, la Estrella de Oriente sigueen su puesto. ¡Hermosa luz que alum-bra las tinieblas Inciertas del alma, nonos abandones en esta obscuridad si-lenciosa, en estcy.agonía latente quedomino a los ámbitos de la fé!

Debemos rendir vasallaje a < la Rea-leza sublime del tierno Infante; a eseDivino Niño d e carita sonrosada ymarfileña como los pétalos de una flor.

Decidme queridot-Lectores, ¿ho ha-béis experimentado nunca al h•i arosante la cunita del Niño Jesús la inefa-ble sensación de estar protegidos porEl y al mismo tiempo, la intima conciencia de nuestro mísera insignificancia?

Con un poco de imaginación vea-mos; la miseria del portal se transfor-ma en un palacio de ensueño, dotadode maravillosos jaspes y cristales lu-minosos; los brillos celestes entibian lahelada nieve para calentar el cuerpe-cito adorable de Jesús. Aunque parez-ca fantasía el alma cristiana puedeconvertir este sueño en realidad. Por.,que las virtudes pueden ser los mármo-les y cristales del palacio del alma, y'

el corazón, puede convertirse en fuego:,.sagrado de amor ¡y con él, entibiar lafrialdad de incrédulos y paganos!

¡Hermanos todos! ¡Lectores queridosde ADARVE, yo os deseo de corazónFELICES PASCUAS Y VENTUROSA EN-TRADA DÉ- AÑO "biliEVÓT\'

Aitica ecitaza

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PRIEGO DE CÓRDOBA