los fundamentos Últimos de la ciencia económica - ludwig von mises

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Los Fundamentos Últimos de La Ciencia Económica - Ludwig Von Mises

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  • Este ensayo no es una contribucina la filosofa. Es tan solo unaexposicin de ciertas ideas quedebieran tenerse en cuenta a la horade lidiar con la teora delconocimiento.

    Por lo general, la lgica tradicional yla epistemologa han originadodisquisiciones sobre la matemtica ylos mtodos de las cienciasnaturales. Los filsofos consideraronla fsica como el modelo que debaseguirse en la ciencia y supusieronalegremente que todo conocimientodeba ajustarse a dicho modelo.

  • Obviaron la biologa,complacindose de que algn dalas generaciones futuras podranreducir con xito los fenmenos dela vida a operaciones de elementosdescritas completamente por lafsica. Desdearon la historiacalificndola de mera literatura eignoraron la existencia de laeconoma.

    El autor quiere poner de relieve quelas ciencias naturales no puedencontribuir en absoluto a ladescripcin y al anlisis de algunascuestiones presentes en el universo.Fuera del mbito de estas

  • cuestiones, los procedimientos delas ciencias naturales son capacesde observar y de describir. No es elcaso de la accin humana.

  • Ludwig von Mises

  • Losfundamentosltimos de la

    cienciaeconmica

    Un ensayo sobre el mtodo

    ePub r1.0Leviatn 23.04.14

  • Ttulo original: The Ultimate Foundationof Economic ScienceLudwig von Mises, 1962Traduccin: Ivn CarrinoDiseo de portada: Leviatn

    Editor digital: LeviatnePub base r1.1

  • Prlogo a la edicinespaola

    por IVN CARRINO[1]

    Como lo hiciera Carl Menger a finalesdel siglo XIX, Ludwig von Mises tiempo despus de haber conseguido supuesto como professor extraordinariusen la Universidad de Viena comenz aocuparse de cuestiones relacionadas conla metodologa y la epistemologa de laeconoma. Friedrich Hayek, de hecho,cuenta que en su Privat-Seminar[2], adonde asistan personajes como Oskar

  • Morgenstern, Fritz Machlup o elsocilogo Alfred Schtz, las discusionesa menudo versaban sobre losproblemas del mtodo en las cienciassociales, pero raramente sobreproblemas especficos de la teoraeconmica[3].

    En este sentido, Mises no solocontinuara la batalla emprendida porMenger contra el historicismo y lasupuesta imposibilidad de establecerleyes econmicas universales, sino quetambin se enfrentara a la corrientedominante en la filosofa de la cienciade la poca: el positivismo lgico.

    Precisamente en 1924 Moritz

  • Schlick organiza un crculo de debate,posteriormente conocido como Crculode Viena, sobre epistemologa,filosofa y el mtodo cientfico. El temacentral era el criterio de demarcacin,qu poda ser considerado ciencia. Parael positivismo lgico, solo eran cienciasaquellas disciplinas que emplearan elmtodo hipottico-deductivo siempre ycuando sus enunciados pudieranverificarse mediante comprobacinemprica de aqu que tambin Miseslo llame empirismo. Todo lo dems,sostenan, careca de sentido yperteneca a la vaga literaturametafsica.

  • Tal vez el hecho de que su propiohermano fuera miembro de este crculoinfluy en Mises para que l pasara aocuparse personalmente de estos temas.Es que si lo que el positivismo lgicodeca era cierto, poco quedaba a laeconoma como Mises la conceba. Laeconoma consistira en merastautologas que nada diran acerca delmundo real. Sera una mera gimnasiamental[4]. Los mtodos de las cienciassociales no podan ajustarse a los de lafsica.

    Sin embargo era ese motivosuficiente para quitarle la certezaapodctica a sus conclusiones?

  • En Los fundamentos ltimos de laciencia econmica, Mises explica quela crtica del positivismo es erradaporque confunde el apriorismo de lamatemtica y la geometra con el de lasciencias de la accin humana (lapraxeologa): El conocimiento a prioride la praxeologa difiere totalmente es categorialmente distinto delconocimiento a priori de la matemticao, ms concretamente, del conocimientomatemtico a priori tal como esinterpretado por el positivismo lgico.El punto de partida de todo pensamientopraxeolgico no consiste en axiomasarbitrariamente seleccionados, sino en

  • proposiciones evidentes en ellasmismas, plena, clara y necesariamentepresentes en la mente humana[5].

    De esta proposicin fundamental, deesta verdad autoevidente, sedesprende su concepcin del mtodo dela economa como mtodo axiomtico-deductivo a priori. A priori de laexperiencia sabemos que el hombreacta para alcanzar los fines que desea.Luego, si a partir de este axiomafundamental hacemos las deduccioneslgicas correspondientes, nuestrasconclusiones respecto delcomportamiento del ser humano en elmercado, es decir, nuestros teoremas

  • econmicos, tendrn la solidez de unaverdad autoevidente tambin. Al mismotiempo, y al contrario de lo que lospostulados positivistas sugeran, larevisin de una teora se limitara alanlisis de la cadena de razonamientoslgicos. No se necesita ningn tipo decomprobacin emprica.

    Uno de los que ms profundiz enesta metodologa apriorista y la llev asu versin extrema fue MurrayRothbard, quien argumenta que serpraxelogo implica creer que a) losaxiomas fundamentales y las premisasde la economa son absolutamenteciertos, b) que los teoremas y

  • conclusiones deducidos de estospostulados mediante las leyes de lalgica son, en consecuencia,absolutamente ciertos, c) que por endeno hay necesidad de realizar un testemprico ni de las premisas ni de lasconclusiones, y que d) los teoremasdeducidos no podran ser sometidos a untest, aunque eso fuera deseable[6].

    Quizs sea esta interpretacin deMises lo que llev a Mark Blaug aescribir que las ideas de este (y porcarcter transitivo la de todos los que lllama austriacos modernos) respecto dela epistemologa de la economa sonidiosincrticas y dogmticas[7].

  • Sin embargo, dentro de la mismaEscuela austraca, Fritz Machluprespondera a las crticas delpositivismo sin apoyarse en un extremoapriorismo, sino argumentando queciertos elementos de las teoras aunpara el mismo Mises s estn abiertosa una comprobacin emprica ms allde lo provocativas que resulten susafirmaciones.

    Para Machlup, el error en laposicin antiterica empirista seencuentra en su incapacidad de ver ladiferencia entre hiptesis fundamentales(heursticas), las cuales no pueden sersometidas a un test independientemente,

  • y los supuestos especficos (fcticos),los cuales se supone que debencorresponder con los hechos ocondiciones observadas[8],[9].

    Otra de las cosas que mencionaMark Blaug sobre la metodologa de losaustriacos modernos es que susingredientes esenciales son lainsistencia en el individualismometodolgico; una gran sospecharespecto de los agregadomacroeconmicos; el rechazo de todotipo de economa matemtica yeconomtrica y, por ltimo, la creenciade que lo esencial en economa es elestudio del mercado como proceso y no

  • la hipottica situacin del estado deequilibrio.

    Lo cierto es que, a excepcin de esteltimo punto, que Mises desarrolla enLa accin humana[10], todos los demsse encuentran detalladamente analizadosen esta obra. En relacin alindividualismo metodolgico, Misesadvierte en el captulo 5 sobre lospeligros de la hipstasis y nos recuerdaque solamente los individuosactan[11]. Al mismo tiempo debemoscomprender que esto no implica negar laexistencia de colectivos, pero s es unllamamiento a que el estudio de estosfenmenos se haga siempre desde el

  • punto de vista de su elementofundamental, es decir, el individuo.

    De aqu que Mises proceda acriticar el enfoque macroeconmico y lapretensin de explicar la accin humanaen funcin de ciertas macromagnitudesque acten unas sobre otras. El mismoprincipio es compartido por Hayek, queen Precios y produccin descubre que ladificultad de comprender los fenmenosmonetarios se debe principalmente a lano utilizacin de una metodologaindividualista y al empleo de magnitudesque, como tales, nunca ejercen unainfluencia sobre las decisiones de losindividuos[12].

  • Por otra parte y en relacin con lamedicin cuantitativa, tambin seexplica en Los fundamentos ltimosque las estadsticas son meramente unode los recursos de la investigacinhistrica. Para Mises, el mundo de laaccin humana y el de las cienciasnaturales son distintos, ya que en elprimero no hay constancia ni regularidaden la concatenacin de eventos, por loque las matemticas, la estadstica o laeconometra, por ms precisas y exactasque parezcan, jams pueden servir parapredecir los acontecimientos futuros.

    Es decir que, en palabras de Huertade Soto, la accin humana se enfrenta a

  • una incertidumbre inerradicable queno puede ser asimilada a las situacionesde riesgo asegurable de las cienciasnaturales y, por ende, un eventoinesperado puede demoler en un instantetodas nuestras predicciones[13].

    Para ir concluyendo, uno podrapreguntarse por qu un economista de latalla de von Mises no se dedic soloa la economa, donde hasta Blaug lereconoce sus notables aportaciones. Talvez l sea el ms indicado paraproveernos de una respuesta: Con cadaproblema, el economista se enfrenta alas preguntas bsicas: De dnde vienenestos principios? Cul es su significado

  • y cmo se relacionan con la experienciay la realidad? Estos no son problemasde mtodo y ni siquiera de las tcnicasde investigacin; son en s mismos losinterrogantes fundamentales. Puede unoconstruir un sistema de deduccin sinhaberse hecho las preguntas sobre lascuales ese sistema debe basarse?[14].

    El ensayo que el lector tiene en susmanos constituye el ltimo intento deLudwig von Mises de dar respuesta aesas preguntas fundamentales. Cada unade estas respuestas, adems, se ofrececon la contundencia y la claridadexpositiva a la que este autor nos tieneacostumbrados y que espero como

  • traductor haber podido transmitir entoda su magnitud. Finalmente, y por todolo anteriormente comentado, creo queLos fundamentos ltimos de la cienciaeconmica es una obra que ningneconomista interesado en el carcterprofundo de su disciplina puede dejar deleer.

  • Prefacio

    Este ensayo no es una contribucin a lafilosofa. Es tan solo una exposicin deciertas ideas que debieran tenerse encuenta a la hora de lidiar con la teoradel conocimiento.

    Por lo general, la lgica tradicionaly la epistemologa han originadodisquisiciones sobre la matemtica y losmtodos de las ciencias naturales. Losfilsofos consideraron la fsica como elmodelo que deba seguirse en la ciencia

  • y supusieron alegremente que todoconocimiento deba ajustarse a dichomodelo. Obviaron la biologa,complacindose de que algn da lasgeneraciones futuras podran reducir conxito los fenmenos de la vida aoperaciones de elementos descritascompletamente por la fsica.Desdearon la historia calificndola demera literatura e ignoraron laexistencia de la economa. Elpositivismo, esbozado por Laplace,bautizado por Auguste Comte yresucitado y sistematizado por elpositivismo lgico o empricocontemporneo es, en esencia,

  • panfisicalismo, un montaje para negar laexistencia de cualquier otro mtodocientfico ms all de aquel basado en elregistro, por parte del fsico, deenunciados protocolares. A talmaterialismo se opusieron losmetafsicos, quienes se dieron el gustode inventar entidades ficticias y sistemasarbitrarios de lo que llamaron filosofade la historia.

    Este ensayo quiere poner de relieveque las ciencias naturales no puedencontribuir en absoluto a la descripcin yal anlisis de algunas cuestionespresentes en el universo. Fuera delmbito de estas cuestiones, los

  • procedimientos de las ciencias naturalesson capaces de observar y de describir.No es el caso de la accin humana.

    Hasta la fecha, nada se ha hechopara sortear el abismo abierto entre losacontecimientos naturales, en cuyasconsumaciones la ciencia es incapaz deencontrar finalidad alguna, y los actosconscientes del hombre que aspiranconstantemente a determinados fines.Referirse a la accin humana sin aludir alos fines perseguidos por los actores noes menos absurdo de lo que fueron losintentos de recurrir a la finalidad en lainterpretacin de los fenmenosnaturales.

  • Sera una equivocacin insinuar quetodos los errores concernientes a lainterpretacin epistemolgica de lasciencias de la accin humana deban seratribuidos a la adopcin injustificada dela epistemologa positivista. Hanexistido otras escuelas de pensamientoque han confundido el tratamientofilosfico de la praxeologa y de lahistoria de forma ms severa que elpositivismo, por ejemplo, elhistoricismo. Aun as, el siguienteanlisis examina en primer lugar elimpacto del positivismo[15].

    Con el fin de evitar confusiones enel enfoque del ensayo, es conveniente,

  • incluso necesario, subrayar el hecho deque este trata sobre el conocimiento, laciencia y las creencias razonables, y quesolamente se refiere a doctrinasmetafsicas para ilustrar en qu aspectosdifieren estas del conocimientocientfico. Sostiene, sin reservas, elprincipio de Locke de no mantenerninguna proposicin con mayorseguridad de la que garantizan laspruebas en las que se basa. Los viciosdel positivismo no deben serencontrados en la adopcin de esteprincipio, si no en el hecho de noreconocer ninguna otra manera dedemostrar una proposicin ms que

  • aquella practicada por las cienciasnaturales experimentales y de calificarde metafsicos lo que, en la jergapositivista, es sinnimo de disparatados los dems mtodos de disertacinracional. Evidenciar las falacias de estatesis fundamental del positivismo ydeterminar sus desastrosasconsecuencias es el nico tema de estelibro.

    A pesar del gran desprecio que lemerece todo aquello que considerametafsica, la misma epistemologa delpositivismo se basa en un tipo concretode metafsica. Est fuera de lugar porparte de toda inquisicin racional entrar

  • en ningn anlisis sobre las variedadesde la metafsica, intentar valorar sutrascendencia o su sostenibilidad yconfirmarla o refutarla. Lo que puedeconseguirse mediante el razonamiento essimplemente mostrar si la doctrinametafsica en cuestin contradice lo queha sido establecido como verdadcientficamente probada. Si esto puedeser demostrado en lo que concierne a lasafirmaciones del positivismo en relacincon las ciencias de la accin humana,sus argumentos deben ser rechazados entanto que son fbulas injustificadas. Losmismos positivistas, desde laperspectiva de su propia filosofa, no

  • podrn ms que aceptar tal veredicto.La epistemologa general solo puede

    estudiarse si se est perfectamentefamiliarizado con todas las ramas delconocimiento humano. Los problemasepistemolgicos especficos de losdistintos campos del conocimiento sonsolo accesibles a quienes disponen deun perfecto entendimiento en el camporespectivo. Sera innecesario mencionareste punto si no fuese por la escandalosaignorancia de todo lo que atae a lasciencias de la accin humana y quecaracteriza las obras de casi todos losfilsofos contemporneos[16].

    Se podra incluso cuestionar si es

  • posible separar el anlisis de losproblemas epistemolgicos deltratamiento de los asuntos propios de laciencia. Las contribuciones esenciales ala epistemologa moderna de lasciencias naturales fueron logros deGalileo, no de Bacon, de Newton yLavoisier, no de Kant y Comte. Lasdignas aportaciones dentro de lasdoctrinas del positivismo lgico sehallan en las obras de los grandesfsicos de los ltimos cien aos, no en laEnciclopedia de la Ciencia Unificada.Mis contribuciones a la teora delconocimiento, aunque modestas, seencuentran en mis escritos sobre

  • economa e historia, especialmente enmis libros La Accin Humana y Teorae Historia. El presente ensayo es unsimple apndice de lo que la economaafirma sobre su propia epistemologa.

    Quien desee comprender el sentidode la teora econmica deberafamiliarizarse, en primer lugar, conaquello que la economa ensea y soloentonces, habiendo reflexionado una yotra vez sobre sus teoremas, dirigirse alestudio de los aspectos epistemolgicosde la misma. Sin un examen concienzudode al menos algunas de las cuestionesms importantes del pensamientopraxeolgico como por ejemplo la ley

  • de los retornos (tambin llamada ley delos rendimientos decrecientes), laricardiana ley de asociacin (msconocida como la ley de la ventajacomparativa), el problema del clculoeconmico, entre otras no se puedeaspirar a comprender el significado dela praxeologa ni las implicaciones desus especficos problemasepistemolgicos.

  • Algunasobservaciones

    preliminares relativasa la praxeologa en

    lugar de unaintroduccin

    1. El sustrato permanente de laepistemologa

    , todo fluye, dice Herclito; no

  • hay nada permanente; todo es cambio ydevenir. Debe dejarse a la especulacinmetafsica tratar los problemas de siesta proposicin puede ser verificadapor parte de una inteligenciasobrehumana y, asimismo, si es posibleque una mente humana pueda concebir elcambio sin suponer el concepto de unsustrato que, a medida que cambia,permanece en algn aspecto y sentidoconstante en el progreso de sus estadossucesivos. Para la epistemologa, lateora del conocimiento humano, existealgo que no puede ms que considerarsepermanente, a saber, la estructura lgicay praxeolgica de la mente humana, por

  • un lado, y el poder de los sentidoshumanos, por el otro. Plenamenteconsciente del hecho de que lanaturaleza humana, tal y como seencuentra en esta era de cambioscsmicos en la que vivimos, no existidesde el comienzo ni permanecer parasiempre, la epistemologa debeconsiderarla como inmutable. Lasciencias naturales pueden intentar ir mslejos y estudiar las complejidades de laevolucin. Pero la epistemologa es unarama o mejor dicho, la base de lasciencias del hombre. Trata sobre unaspecto de la naturaleza del hombredesde el momento en que este emergi

  • de las vicisitudes del cosmos hasta elmismo periodo de la historia deluniverso en que nos encontramos. Notrata sobre el pensamiento, lapercepcin y el entendimiento engeneral, sino sobre el pensamiento, lapercepcin y el entendimiento humanos.Y es que para la epistemologa hay algoque debe tomarse como inmutable, asaber, la estructura lgica ypraxeolgica de la mente humana.

    No debe confundirse elconocimiento con el misticismo. Elmstico puede afirmar que la sombra yla luz del sol son lo mismo[17]. Elconocimiento parte de la ntida

  • distincin entre A y no-A.Sabemos que ha habido perodos en

    la historia del cosmos en que no existanseres tales como el llamado Homosapiens y somos libres de suponer quellegarn nuevamente tiempos en que estaespecie dejar de existir. Pero en vanocabe especular sobre las condiciones deseres que, en la estructura lgica ypraxeologa de su mente y en el poder desus sentidos, son esencialmentediferentes del hombre como loconocemos hoy. El concepto desuperhombre preconizado por Nietzschecarece de todo sentido epistemolgico.

  • 2. Sobre la accin

    La epistemologa trata sobre losfenmenos mentales de la vida humana,sobre el hombre en tanto que piensa yacta. El mayor defecto de los intentosde la epistemologa tradicional seencuentra en su desatencin a lasconsideraciones praxeolgicas. Losepistemlogos concibieron elpensamiento como un campo inconexocon otras manifestaciones del empeohumano. Abordaron los problemas de lalgica y las matemticas, pero nolograron comprender los aspectosprcticos del pensamiento. Ignoraron el

  • apriorismo praxeolgico.Los fallos de esta postura se

    pusieron de manifiesto en las enseanzasde la teologa natural en contraste con lateologa revelada. La teologa naturalvio en la liberacin de las limitacionesde la mente y la voluntad humanas elrasgo caracterstico de la deidad. Ladeidad es omnisciente y todopoderosa.Pero, mientras elaboraban estas ideas,los filsofos no consiguieron advertirque un concepto como el de deidad, queconlleva un Dios actuante, esto es, unDios que se comporta de la mismamanera en que se comporta un hombre alactuar, es contradictorio. El hombre

  • acta debido a su insatisfaccin con elestado de cosas a que se enfrenta enausencia de su actuacin. El hombreacta porque carece del poder de hacerque las circunstancias resultenenteramente satisfactorias y, as, recurrea los medios apropiados con tal de queresulten lo menos insatisfactoriasposibles. No obstante, para un sersupremo y todopoderoso no puede haberningn tipo de insatisfaccin con elestado de cosas prevalente. Eltodopoderoso no acta, porque puedeconvertir en plenamente satisfactoriotodo estado de cosas sin accin alguna,es decir, sin recurrir a ningn medio.

  • Para l, no existe tal distincin entremedios y fines. Atribuir a Dios lacapacidad de actuar esantropomorfismo. Teniendo en cuenta laslimitaciones de la naturaleza humana, elrazonamiento discursivo del hombre nopodr nunca circunscribir y definir laesencia de lo omnipotente.

    Sin embargo, debe enfatizarse que loque impidi prestar atencin a losasuntos praxeolgicos no fueron lasconsideraciones teolgicas. Fue elvehemente deseo de construir la utpicaquimera del Pas de Jauja. Al tiempoque la economa, la rama de lapraxeologa mejor elaborada hasta la

  • fecha, refut las falacias de cualquiertipo de utopa, fue esta proscrita yestigmatizada como carente de rigorcientfico.

    El rasgo ms caracterstico de laepistemologa moderna es el totalabandono de la economa, parte delconocimiento cuyo desarrollo yaplicaciones prcticas fueron elacontecimiento ms espectacular de lahistoria moderna.

    3. Sobre la economa

    El estudio de la economa ha

  • descarriado una y otra vez debido a lapresuntuosa idea segn la cual laeconoma debe proceder con arreglo almodelo de otras ciencias. Los desmanescometidos por tales tergiversaciones nopueden eludirse condenando aleconomista a reprimir su vida miradasobre otros campos del conocimiento oincluso a ignorarlos completamente. Laignorancia, en cualquier campo, no es enningn caso una cualidad que puedaresultar conveniente para la bsqueda dela verdad. Para evitar el embrollo delestudioso de los asuntos econmicos porel empleo de los mtodos de lamatemtica, la fsica, la biologa, la

  • historia o la jurisprudencia, no esnecesario menospreciar y olvidarse deestas ciencias sino, por el contrario,tratar de comprenderlas y dominarlas.Quien pretenda lograr algo enpraxeologa debe estar versado enmatemtica, fsica, biologa, historia yjurisprudencia con tal de no confundirlos cometidos y los mtodos de estasotras ramas del conocimiento. Elproblema de las diversas EscuelasHistricas de economa era, en primerlugar, que sus adeptos eran merosdiletantes en el campo de la historia.Cualquier matemtico competente escapaz de advertir las falacias

  • subyacentes en todas las variedades dela denominada economa matemtica y,especialmente, en la econometra.Ningn bilogo fue nunca persuadidopor el organicismo ms bien amateur deautores como Paul Lilienfeld.

    Cuando una vez manifest estaopinin en una conferencia, un jovenentre el pblico se opuso. Pide usteddemasiado para un economista, objet;nadie puede obligarme a dedicar mitiempo al estudio de estas ciencias. Lerespond: Nadie te obliga a ser uneconomista.

  • 4. El punto de partida delpensamiento praxeolgico

    El conocimiento a priori de lapraxeologa difiere totalmente escategorialmente distinto delconocimiento a priori de la matemticao, ms concretamente, del conocimientomatemtico a priori tal como esinterpretado por el positivismo lgico.El punto de partida de todo pensamientopraxeolgico no consiste en axiomasarbitrariamente seleccionados, sino enproposiciones evidentes en ellasmismas, plena, clara y necesariamentepresentes en la mente humana. Un puente

  • infranqueable separa aquellos animalesen cuyas mentes se presenta estacognicin de aquellos otros en cuyasmentes no se presenta de manera plena yclara. Solo en el primer caso elapelativo hombre es adecuado. Elrasgo caracterstico del hombre esprecisamente que este actaconscientemente. El hombre es el homoagens, el animal actuante.

    Todo lo que al margen de lazoologa ha sido cientficamenteestipulado para distinguir al hombre delos mamferos no humanos se hallaimplcito en la proposicin el hombreacta. Actuar significa esforzarse para

  • alcanzar fines, esto es, escoger unobjetivo y recurrir a medios paraalcanzar el objetivo perseguido.

    La esencia del positivismo lgicoconsiste en negar el valor cognitivo delconocimiento a priori, sealando quetodas las proposiciones a priori sonmeramente analticas. No aportan nuevainformacin, son simplemente verbales ytautolgicas, redundando en lo que ya seha derivado de la definicin y de laspremisas. Solamente la experienciapuede conducir a proposicionessintticas. Existe una obvia objecin aesta doctrina, a saber, que estaproposicin segn la cual ninguna

  • proposicin puede ser sinttica y apriori a la vez es ella misma aunqueeste autor la considere falsa unaproposicin sinttica a priori, puestoque no puede ser establecida por laexperiencia.

    Sin embargo, toda esta controversiacarece de sentido con respecto a lapraxeologa. Se refiere esencialmente ala geometra. Su condicin actual,especialmente su tratamiento por elpositivismo lgico, se ha vistoprofundamente influenciado por lasacudida que la filosofa occidentalrecibi del descubrimiento de lasgeometras no euclidianas.

  • Anteriormente a Bolyai y Lobachevski,la geometra era, a la vista de losfilsofos, el arquetipo de cienciaperfecta; se asuma que podaproporcionar una inquebrantable certezapara siempre y para todo el mundo.Proceder asimismo en otras ramas delconocimiento more geomtricoconstitua el gran ideal de los quebuscaban la verdad. Todos losconceptos epistemolgicos tradicionalesempezaron a tambalearse cuandofructificaron los intentos de construirgeometras no euclidianas.

    Mas la praxeologa no es geometra.La peor de todas las supersticiones

  • consiste en asumir que lascaractersticas epistemolgicas de unarama del conocimiento debannecesariamente aplicarse a otras ramas.Al tratar con la epistemologa de lasciencias de la accin humana, no debeseguirse el ejemplo de la geometra, lamecnica o cualquier otra ciencia.

    Los supuestos de Euclides seconsideraron por un tiempo verdadesautoevidentes. La epistemologacontempornea las considera postuladoslibremente seleccionados, el punto departida de un hipottico encadenamientode razonamientos lgicos. Signifique loque signifique, esto no atae a las

  • preocupaciones de la praxeologa.El punto de partida de la

    praxeologa es una verdad autoevidente,la cognicin de la accin, esto es, lacognicin del hecho de que existe algoque conscientemente aspira a finesdeterminados. Es intil poner reparos aestos enunciados refirindose aproblemas filosficos que no mantienenninguna relacin con nuestra discusin.La verdad de esta cognicin es tanevidente e indispensable para la mentehumana como lo es la distincin entre Ay no-A.

  • 5. La realidad del mundo exterior

    Desde el punto de vista praxeolgico noes posible cuestionarse la verdaderaexistencia de la materia, de los objetosfsicos y del mundo exterior. Su realidadse revela por el hecho de que el hombreno es omnipotente. Hay algo en el mundoque opone resistencia al cumplimientode sus deseos y aspiraciones. Vano escualquier intento de eliminar por realdecreto lo que le importuna y de sustituirpor un estado de cosas que le es msfavorable otro que le es menos. Sipretende lograr sus objetivos, debeproceder de acuerdo con los mtodos

  • ajustados a la estructura de algo sobre locual la percepcin pueda proporcionarlealgn tipo de informacin.

    Podemos definir el mundo exteriorcomo la totalidad de cosas y eventos quedeterminan la viabilidad o inviabilidad,el xito o el fracaso de la accinhumana.

    La tan discutida cuestin sobre si losobjetos fsicos pueden o no serconcebidos como existentes conindependencia de la mente es estril.Durante miles de aos las mentes de losmdicos no percibieron los grmenes yno por ello divinizaron su existencia.Pero el xito o el fracaso de su empeo

  • por mantener la salud y la vida de suspacientes dependan de la manera en queestos grmenes influyeran en laactividad de los rganos del paciente.Los grmenes eran reales porquecondicionaban el resultado de losacontecimientos, bien interfiriendo o nointerfiriendo, bien estando presentes oestando ausentes.

    6. Causalidad y teleologa

    La accin es una categora que lasciencias naturales no tienen en cuenta. Elcientfico acta al emprender su trabajo

  • de investigacin, pero en la rbita de losacontecimientos naturales del mundoexterior que l mismo explora no existetal accin. Hay agitacin, estmulo yrespuesta y, sea lo que sea lo que puedanobjetar algunos filsofos, hay causa yefecto. Hay lo que parece ser unainexorable regularidad en laconcatenacin y secuencia defenmenos. Hay relaciones constantesentre entidades que permiten alcientfico establecer el llamado procesode medicin. Pero no hay nada quepueda sugerir la persecucin de fines; nohay ningn propsito establecido.

    Las ciencias naturales se basan en

  • investigaciones sobre la causalidad; lasciencias de la accin humana sonteleolgicas. Al establecer estadistincin entre los dos campos delconocimiento humano, no expresamosninguna opinin acerca de la cuestinsobre si el curso de todos losacontecimientos csmicos est o nodeterminado en ltima instancia por losdesignios de un ser sobrehumano. Eltratamiento de este vasto problematrasciende el mbito de la razn humanay est fuera del dominio de las cienciasdel hombre. Se halla en el territorioreclamado por la metafsica y lateologa.

  • El propsito al que las ciencias dela accin humana se refieren no consisteen los planes ni en los modos de Dios,sino en los fines perseguidos porhombres que actan al perseguir suspropios designios. Los intentos de ladisciplina metafsica de lafrecuentemente llamada filosofa de lahistoria por desvelar mediante el flujode los acontecimientos histricos losplanes ocultos de Dios o de cualquierentidad mtica (como por ejemplo, en elesquema de Marx, las fuerzasproductivas) no son ciencia.

    Al tratar sobre un determinado hechohistrico, por ejemplo la Primera

  • Guerra Mundial, el historiador debedescubrir los fines perseguidos por losdiversos individuos y grupos quedesempearon papel decisivo en laorganizacin de aquellas contiendas o enluchar contra los atacantes. Tiene queexaminar el resultado derivado de lasacciones de toda la gente involucrada ycompararlo con el estado de cosasprevio, as como con las intenciones delos actores. Pero no corresponde alhistoriador encontrar un sentidoelevado y profundo revelado oproducido por estos hechos. Quizsexista tal cosa como un significado opropsito elevado o profundo en la

  • serie de acontecimientos histricos.Pero para los mortales no hay manera deentender tales significados elevados yprofundos.

    7. La categora de la accin

    Todos los elementos de las cienciastericas de la accin humana se deducende la categora de la accin y se hacenexplcitos al discurrir sobre sucontenido. Si bien entre estos elementosde la teleologa se encuentra tambin lacategora de la causalidad, la categorade la accin es la categora fundamental

  • de la epistemologa, el punto de partidade cualquier anlisis epistemolgico.

    La propia categora o concepto deaccin comprende los conceptos demedios y fines, de preferir y renunciar, asaber, de valoracin, de xito y fracaso,de beneficio y prdida, de coste. Puestoque ninguna accin puede ser concebiday emprendida sin ideas definidas sobrela relacin entre causa y efecto, lateleologa presupone la causalidad.

    Los animales se ven obligados aadaptarse a las condiciones naturalesdel entorno; si no logran fructificar eneste proceso de adaptacin, terminandesapareciendo. El hombre es el nico

  • animal capaz dentro de unos lmitesde acomodar intencionadamente suentorno para adaptarse mejor.

    Podemos imaginar el procesoevolutivo que transform los ancestrosno humanos en seres humanos como uncontinuo de cambios pequeos ygraduales durante millones de aos.Pero nos es imposible imaginar unamente en que la categora de accin hayaestado presente solo de formaincompleta. No existe nada a mitad decamino entre un ser guiadoexclusivamente por instintos e impulsosfisiolgicos y un ser que escoge fines ylos medios para la consecucin de estos

  • fines. No podramos concebir un ser queactuara y no distinguiera in concreto ques un fin y qu es un medio, qu es xitoy qu es fracaso, qu prefiere ms y quprefiere menos, qu beneficios oprdidas se derivan de su accin ycules son sus costes. Al tratar dealcanzar todas estas cosas, puede, porsupuesto, equivocarse en sus juiciossobre el papel que mltiples factoresexternos y objetos desempean en laestructura de su accin.

    Un determinado modo de conductapuede considerarse accin solo si estasdistinciones estn presentes en la mentedel hombre en cuestin.

  • 8. Las ciencias de la accin humana

    La lengua alemana ha acuado untrmino apropiado para denotar latotalidad de las ciencias que se ocupande la accin humana en contraste con lasciencias naturales, a saber, el trminoGeisteswissenschaften. Por desgracia,algunos autores han lastrado estetrmino con implicaciones msticas ymetafsicas, restndole utilidad. Eningls, el trmino pneumatologa(sugerido por Bentham[18], encontraposicin a la somatologa) habracumplido su funcin, pero no fue nuncaaceptado. El trmino ciencias morales

  • empleado por John Stuart Mill no resultasatisfactorio debido a su vinculacinepistemolgica con la disciplinanormativa de la tica. El trminohumanidades se usa tradicionalmentepara referirse exclusivamente a lasramas de la historia de las ciencias de laaccin humana. As pues, nos vemosobligados a emplear un trmino msbien pesado como ciencias de laaccin humana.

  • 1. La mente humana

    1. La estructura lgica de la mentehumana

    El hombre ocupa en la Tierra unaposicin peculiar que lo distingue y loeleva por encima de todas las entidadesque constituyen nuestro planeta.Mientras que todas las dems cosas,animadas o inanimadas, operan bajopatrones regulares, el hombre, por smismo, parece gozar dentro de unos

  • lmites de un atisbo de libertad. Elhombre medita sobre sus propiascondiciones y las de su entorno, concibesituaciones que, cree, le convendrn msque la situacin existente, y persiguemediante una conducta intencionada lasustitucin de un estado menos deseado,que prevaldra en ausencia de suintervencin, por otro ms deseado.

    En la infinita extensin de lo que seha llamado universo o naturaleza, existeun pequeo campo en el cual la conductaconsciente del hombre puede influir enel curso de los acontecimientos.

    Es este hecho el que induce alhombre a distinguir entre un mundo

  • exterior sujeto a la inexorable einextricable necesidad y sus facultadeshumanas de pensar, concebir y actuar. Lamente o la razn contrastan con lamateria, la voluntad con los impulsos,los instintos y los procesos fisiolgicos.Plenamente consciente de que su propiocuerpo depende de las mismas fuerzasque determinan todas las dems cosas yseres, el hombre atribuye su capacidadde pensar, de querer y de actuar a unfactor invisible e intangible al quedenomina mente.

    En el comienzo de la historia de lahumanidad hubo intentos de atribuir lafacultad de pensar y de perseguir los

  • fines elegidos a muchas o incluso atodas las cosas no humanas. Ms tarde,la gente descubri que era vano juzgarlas cosas no humanas como si estuvierandotadas de algo anlogo a la mentehumana. Entonces se desarroll laposicin contraria. Se pretendi reducirlos fenmenos de la mente a la actuacinde factores no propiamente humanos. Laexpresin ms contundente de estadoctrina subyace en la famosa proclamade John Locke segn la cual la mente esuna hoja de papel en blanco en la que elmundo exterior escribe su propiahistoria.

    Una nueva epistemologa

  • racionalista trat de refutar esteempirismo total. Leibniz contribuy a ladoctrina afirmando que no existe nada enel intelecto que no haya transitadopreviamente por los sentidos, con laexcepcin del propio intelecto. Kant,despertado del sueo dogmtico porHume, asent la doctrina racionalista enunos nuevos cimientos. La experiencia,seal, solamente provee la materiaprima a partir de la cual la mente formael llamado conocimiento. Todoconocimiento est condicionado por lascategoras que preceden cualquier datoexperimental desde el punto de vistatemporal y lgico. Las categoras son a

  • priori; son el equipamiento mental delindividuo que le permiten pensar y podemos aadir actuar. Puesto quetodo razonamiento presupone lascategoras a priori, es vano embarcarseen su comprobacin o refutacin.

    La reaccin del empirismo contra elapriorismo se centra en unainterpretacin errnea de las geometrasno euclidianas, la contribucin msimportante a la matemtica durante elsiglo XIX. Tal interpretacin insiste en elcarcter arbitrario de los axiomas y delas premisas, as como en el carctertautolgico del razonamiento deductivo.Sostiene que la deduccin es incapaz de

  • aadir nada a nuestro conocimiento dela realidad. Solo hace explcito lo queya estaba implcito en las premisas. Ycomo estas premisas son merosproductos de la mente y no derivan de laexperiencia, lo que se deduce de ellasno puede afirmar nada sobre el estadodel universo. Aquello que la lgica, lamatemtica, y otras teoras apriorsticasy deductivas aportan es, en el mejor delos casos, un instrumento prctico oconveniente para las operacionescientficas. Forma parte de la tarea delcientfico elegir, entre la variedad de lossistemas existentes de la lgica, lageometra o el lgebra, el sistema ms

  • conveniente para su propsitoespecfico[19]. Los axiomas de los queparte un sistema deductivo sonescogidos arbitrariamente. No dicennada sobre la realidad. No existe nadasemejante a unos principios superiores apriori contenidos en la mentehumana[20]. Tal es la doctrina delclebre Crculo de Viena y de otrasescuelas contemporneas del empirismoradical y del positivismo lgico.

    Con el fin de analizar esta filosofa,antes debemos referirnos al conflictoentre la geometra euclidiana y lageometra no euclidiana que originestas controversias. Es un hecho

  • innegable que los diseos tecnolgicosguiados por el sistema euclidianoresultan en efectos que se adecan a loesperado segn las deduccionesderivadas de tal sistema. Los edificiosno se derrumban y las mquinasfuncionan segn lo previsto. Elingeniero realista no puede negar queesta geometra le ha ayudado en suempeo de desviar los acontecimientosdel mundo exterior de su curso natural yde redirigirlos hacia los objetivos quese propona alcanzar. Debe concluir queesta geometra, aunque basada endeterminadas ideas a priori, revela algosobre la realidad y la naturaleza. El

  • hombre pragmtico no puede menos queadmitir que la geometra euclidianafunciona de la misma manera que lohace el conocimiento a posterioriproporcionado por las ciencias naturalesexperimentales. Dejando a un lado elhecho de que en el diseo de losexperimentos de laboratorio sepresupone la validez del esquemaeuclidiano, no debemos olvidar que elhecho de que el puente GeorgeWashington sobre el ro Hudson y otrosmiles de puentes presten los serviciosproyectados por sus constructores, nosolamente confirma la verdad prcticade las enseanzas aplicadas de la fsica,

  • la qumica y la metalurgia, sino tambinlas de la geometra de Euclides. Estosignifica que los axiomas de los cualesparte Euclides nos dicen algo sobre elmundo exterior que debe aparecer anuestra mente como algo no menosverdadero que las enseanzas de lasciencias naturales experimentales.

    Los detractores del apriorismohacen referencia al hecho de que para eltratamiento de ciertos problemas es msconveniente recurrir a una de lasgeometras no euclidianas en vez derecurrir al sistema euclidiano. Loscuerpos slidos y los rayos de luz denuestro entorno, dice Reichenbach, se

  • comportan segn las leyes de Euclides.Pero esto, aade, es simplemente unfeliz hecho emprico. Ms all delespacio de nuestro entorno, el mundofsico se comporta segn otrasgeometras[21]. No hay necesidad dediscutir este punto. Estas otrasgeometras tambin parten de axiomas apriori, no de hechos experimentales. Loque los panempiristas no puedenexplicar es cmo una teora deductiva,partiendo de postulados supuestamentearbitrarios, puede ser de valiosa eincluso de indispensable utilidad paradescribir correctamente las condicionesdel mundo exterior y tratarlas

  • satisfactoriamente.El feliz hecho emprico al cual

    Reichenbach se refiere es el hecho deque la mente humana posee la habilidadde desarrollar teoras que, incluso apriori, desempean papel decisivo en elintento de construir cualquier sistema deconocimiento a posteriori. A pesar deque la lgica, la matemtica y lapraxeologa no derivan de laexperiencia, no son producto de laarbitrariedad, sino que se imponen sobrenosotros por el mundo en que vivimos yactuamos y que pretendemos estudiar[22].No estn vacas, no carecen de sentidoni son meramente verbales. Son para

  • el hombre las leyes ms generales deluniverso y sin ellas ningn conocimientosera accesible al hombre.

    Las categoras a priori son elatributo que permite al hombre realizartodo lo que es especficamente humano yle distingue del resto de los seres. Suanlisis es el anlisis de la condicinhumana, del papel que desempea elhombre en el universo. Son la fuerza quepermite al hombre crear y producir todoaquello que se denomina civilizacinhumana.

  • 2. Una hiptesis sobre el origen de lascategoras a priori

    Seleccin natural y evolucin sonconceptos que hacen posible desarrollaruna hiptesis sobre el surgimiento de laestructura lgica de la mente humana ydel a priori.

    Los animales se mueven porimpulsos e instintos. La seleccinnatural elimin los especmenes yespecies cuyos instintos suponan unlastre en la lucha por la supervivencia.Solo aquellos dotados de instintoseficaces para su preservacinsobrevivieron y pudieron propagarse.

  • Nada nos impide asumir que, en ellargo transcurso que siguieron losancestros no humanos del hombre hastala aparicin de la especie Homosapiens, algunos grupos antropoidesavanzados experimentaron, de algunamanera, con conceptos categricosdiferentes a los del Homo sapiens ytrataron de utilizarlos en la orientacinde su conducta. Pero como talespseudocategoras no se ajustaban a lascondiciones de la realidad, la conductadirigida por un cuasi razonamientobasado en ellas estaba destinada afracasar y a resultar desastrosa paraquienes la adoptaran. nicamente

  • sobrevivieron aquellos grupos cuyosmiembros actuaron de acuerdo con lascategoras correctas, es decir, conaquellas conformes a la realidad y portanto empleando el trmino delpragmatismo funcionaron[23].

    Sin embargo, esta interpretacin delorigen de las categoras a priori no nosautoriza a tacharlas de precipitado de laexperiencia, de una experienciaprehumana y prelgica, por asdecirlo[24]. No debemos ignorar ladiferencia fundamental entre finalidad yausencia de finalidad.

    La concepcin darwiniana deseleccin natural trata de explicar el

  • cambio filogentico como fenmenonatural sin recurrir a la finalidad. Laseleccin natural opera no solo sinninguna interferencia deliberada porparte de los elementos externos; operatambin sin ningn comportamientointencionado por parte de losespecmenes correspondientes.

    La experiencia es un acto mental porparte de hombres actuantes y pensantes.Resulta imposible concederle ningnpapel en una cadena puramente naturalde causalidad, cuya caractersticaprincipal es la ausencia decomportamiento intencionado. Eslgicamente imposible encontrar un

  • equilibrio entre el diseo y la ausenciade diseo. Aquellos primates queposean las categoras ventajosassobrevivieron no porque decidieranaferrarse a ellas al haber experimentadola utilidad de sus categoras.Sobrevivieron porque no recurrieron aotras categoras que hubiesen supuestosu propia extincin. De la misma formaen que el proceso evolutivo elimintodos los grupos cuyos individuos,debido a las propiedades especficas desus cuerpos, no fueron capaces desubsistir bajo las condicionesespecficas de su entorno, tambinelimin aquellos grupos cuyas mentes se

  • desarrollaron de tal manera que hacande su uso algo pernicioso para laorientacin de la conducta.

    Las categoras a priori no son ideasinnatas. Lo que una criatura normal sana hereda de sus padres no soncategoras, ideas o conceptos, sino unamente humana que tiene la capacidad deaprender y concebir ideas, la capacidadde hacer que su portador se comportecomo un ser humano, esto es, de actuar.

    Por ms vueltas que le demos a estacuestin, una cosa es siempre cierta.Puesto que las categoras a priori queemanan de la estructura lgica de lamente humana han permitido al hombre

  • desarrollar teoras cuya aplicacinprctica le han ayudado en su empeo desostenerse en la lucha por lasupervivencia y de alcanzar los distintosfines que se propona, estas categorasproporcionan alguna informacin sobrela realidad del universo. No son simplesasunciones arbitrarias carentes de valorinformativo, ni meras convencionesreemplazables por otras convenciones.Son la herramienta mental necesariapara estructurar los datos sensoriales deforma sistemtica, para transformarlosen hechos de la experiencia, luego estoshechos en ladrillos para construirteoras y, finalmente, las teoras en

  • tcnicas para alcanzar los finespropuestos.

    Tambin los animales estnequipados con sentidos; algunos de ellosincluso son capaces de percibirestmulos que los sentidos humanos nopueden captar. Lo que les impideaprovechar de la misma manera que elhombre aquello que los sentidos lesconfieren no es la inferioridad de suequipo sensorial, sino el hecho de quecarecen de una mente con estructuralgica, con categoras a priori.

    La teora, a diferencia de la historia,es la bsqueda de relaciones constantesentre entidades o, dicho de otra manera,

  • de regularidad en la sucesin de losacontecimientos. Al establecer laepistemologa como teora delconocimiento, el filsofo asume o afirmaimplcitamente que en la actividadintelectual del hombre hay algo quepermanece inalterado, esto es, laestructura lgica de la mente humana.

    Si no hubiera nada permanente en lasmanifestaciones de la mente humana, nopodra existir ninguna teora delconocimiento, sino simplemente unrecuento histrico de los varios intentosacometidos por el hombre para adquirirconocimiento. La condicin de laepistemologa se asemejara a la de las

  • distintas ramas de la historia, porejemplo, la denominada ciencia poltica.De la misma manera en que la cienciapoltica simplemente registra lo que seha hecho o se ha sugerido en su propiocampo en el pasado, pero es incapaz dedecir nada acerca de las relacionesinvariables entre los elementos quemaneja, la epistemologa entoncestendra que restringir su labor alensamblaje de datos histricos sobre lasactividades mentales del pasado.

    El hecho de resaltar que la estructuralgica de la mente humana es comn atodos los especmenes de la especieHomo sapiens no implica que la mente

  • humana, tal y como la conocemos, sea lanica o la mejor herramienta posibleque pueda concebirse, o bien que estdestinada a existir por siempre y parasiempre. En la epistemologa, como entodas las dems ciencias, no tratamos dela eternidad ni de las condiciones departes del universo cuyas seales noalcanzan nuestra rbita ni de lo quepueda ocurrir en los siglos venideros.Quizs existan, en algn lugar deluniverso infinito, seres con mentessuperiores a las nuestras en la mismamedida en que nuestras mentes sonsuperiores a las de los insectos. Quizsalgn da vivan seres que nos observen

  • con la misma condescendencia con laque nosotros observamos a una ameba.Pero el razonamiento cientfico no sepuede permitir estas entelequias. Estobligado a ceirse a lo que es accesiblea la mente humana tal y como es.

    3. El a priori

    No se anula el significado cognitivo dela priori por calificarlo de tautolgico.Una tautologa, ex definitione, debe serla tautologa reafirmacin de algodicho con anterioridad. Si calificamos lageometra euclidiana de sistema

  • jerrquico de tautologas, podramosdecir: el teorema de Pitgoras estautolgico, puesto que solo expresaalgo contenido en la definicin detringulo rectngulo.

    Pero la pregunta es: Cmo llegamosa la primera la bsica proposicinde la cual la segunda la derivadaproposicin es meramente unatautologa? En el caso de la geometra,las respuestas dadas hoy en da son (a)por seleccin arbitraria o (b) porconveniencia o adecuacin. Talrespuesta no es aceptable en relacincon la categora de la accin.

    Tampoco podemos interpretar el

  • concepto de accin como un precipitadode la experiencia. Tiene sentido hablarde experiencia en los casos en que algodiferente de lo experimentado inconcreto pudiera esperarse antes de laexperimentacin. La experiencia nosdice algo que antes no sabamos y queno hubiramos podido aprender a no serpor haber tenido la experiencia. Pero elrasgo caracterstico de un conocimientoa priori es que no podemos concebir laverdad de su negacin ni algo que noest en concordancia con l. Lo que el apriori expresa se halla necesariamenteimplcito en cada una de lasproposiciones que conciernen al asunto

  • en cuestin. Se halla implcito en todonuestro pensamiento y nuestra actuacin.

    Si calificamos un concepto oproposicin de apriorstico, queremosdecir, en primer lugar, que su negacines impensable para la mente humana yaparece en ella como un sinsentido. Ensegundo lugar, que este concepto oproposicin a priori se hallanecesariamente implcito en nuestroenfoque mental hacia las cuestiones quetratar, es decir, en nuestro pensamiento yactuacin con relacin a estascuestiones.

    Las categoras a priori son elequipamiento mental gracias al cual el

  • hombre es capaz de pensar y deexperimentar y, por tanto, de adquirirconocimiento. Su verdad o validez nopuede ser probada o refutada, adiferencia de lo que ocurre con lasproposiciones a posteriori, ya que sonprecisamente el instrumento que nospermite distinguir lo que es verdadero ovlido de lo que no lo es.

    Todo lo que sabemos es aquello quela naturaleza o estructura de nuestrossentidos y de nuestra mente nos permitecomprender. Vemos la realidad no comoes y pudiera parecerle a un serperfecto, sino solamente en la medida enque la calidad de nuestra mente y de

  • nuestros sentidos nos permite verla. Elempirismo y el positivismo radical seniegan a admitirlo. Segn arguyen, larealidad escribe, en forma deexperiencia, su propia historia sobre lashojas en blanco de la mente humana.Admiten que nuestros sentidos sonimperfectos y que no reflejan completa yfielmente la realidad. Pero no examinanla capacidad de la mente de producir, apartir del material proporcionado por lapercepcin, una representacin nodistorsionada de la realidad. Al tratardel a priori estamos tratando de lasherramientas mentales que nos permitenexperimentar, aprender, conocer y

  • actuar. Estamos tratando con el poder dela mente, lo que implica que estamostratando con los lmites de este poder.

    No debemos olvidar nunca quenuestra representacin de la realidad deluniverso est condicionada por laestructura de nuestra mente, as comopor la de nuestros sentidos. No podemosdescartar la hiptesis de que hayambitos de la realidad que permanezcanocultos a nuestras facultades mentalespero que pudieran ser percibidos porseres equipados con una mente mseficiente o, desde luego, por un serperfecto. Debemos intentar serconscientes de los rasgos caractersticos

  • y de las limitaciones de nuestra mentepara no caer presas de la ilusin de laomnisciencia.

    La arrogancia positivista de algunosde los pioneros del positivismomoderno se evidenci descaradamenteen la sentencia Dios es unmatemtico. Cmo pueden losmortales, equipados con sentidosmanifiestamente imperfectos, pretenderpara su mente la facultad de concebir eluniverso de la misma manera en que laabsoluta perfeccin pudiera concebirlo?El hombre no puede analizar los rasgoscaractersticas de la realidad sin laayuda que prestan las herramientas de

  • las matemticas. Pero las necesita elser perfecto?

    Despus de todo, es superfluoperder el tiempo en las controversiasacerca del a priori. Nadie niega o puedenegar que el raciocinio humano y labsqueda del conocimiento puedenprescindir de lo que estos conceptos,categoras y proposiciones a priori nosdicen. Ninguna objecin puede afectaren lo ms mnimo al papel fundamentalque desempea la categora de la accinen relacin con las cuestiones de laciencia del hombre, con la praxeologa,con la economa y con la historia.

  • 4. La representacin a priori de larealidad

    Ningn pensamiento o actuacin seranposibles para el hombre si el universose encontrara en el caos, esto es, si nohubiera ningn tipo de regularidad en lasucesin y concatenacin de losacontecimientos. En un mundo as, decontingencia ilimitada, no podrapercibirse ms que un incesante cambiocaleidoscpico. Sera imposible para elhombre anticipar nada. Toda experienciasera meramente histrica, un registro delo sucedido en el pasado. Ningunainferencia sera posible desde los

  • acontecimientos pasados a lo quepudiera suceder en el futuro. Luego elhombre no podra actuar. Como muchopodra ser un espectador pasivo sincapacidad de hacer planes para elfuturo, ni siquiera para el futuro msinmediato. La primera y bsicaconquista del entendimiento es laconsciencia de las relaciones constantesentre los fenmenos externos que afectana nuestros sentidos. Un cmulo deacontecimientos que se relacionanregularmente de forma concreta conotros acontecimientos se denomina comouna cosa especfica y como tal sedistingue de otras cosas especficas. El

  • punto de partida del conocimientoexperimental es la cognicin de que a unA le sigue uniformemente un B. Elempleo de este conocimiento tanto parala obtencin de B como para impedir laaparicin de B se denomina accin. Elobjetivo principal de la accin esocasionar B o bien evitar suacaecimiento.

    Independientemente de lo quepuedan decir los filsofos acerca de lacausalidad, la realidad es que ningunaaccin puede ser llevada a cabo porhombres no guiados por ella. Tampocopodemos imaginar una mente sinconsciencia del nexo entre causa y

  • efecto. En este sentido, podemosreferirnos a la causalidad como unacategora o un a priori del pensamientoy la actuacin.

    Para el hombre preocupado poracabar intencionadamente con algnmalestar, la cuestin es la siguiente:dnde, cmo, y cundo es precisointervenir para obtener un determinadoresultado? El conocimiento de larelacin entre una causa y sus efectos esel primer paso hacia la orientacin delhombre en el mundo y es la condicinintelectual de cualquier actividad queaspire al xito. Todo intento deencontrar un fundamento lgico,

  • epistemolgico o metafsicosatisfactorio de la categora de lacausalidad est condenado al fracaso.Todo lo que podemos decir sobre lacausalidad es que es a priori no solo enel pensamiento humano sino tambin enla accin humana.

    Eminentes filsofos han tratado deelaborar una lista completa de lascategoras a priori, las condicionesnecesarias de la experiencia y elpensamiento. No se pueden subestimarestos intentos de anlisis ysistematizacin si se es consciente deque cualquier solucin propuestaimplica un amplio margen de

  • discrecionalidad por parte del pensadoren cuestin. nicamente existe un puntosobre el que no puede haber discusin:que todas ellas se pueden reducir a laidea a priori de regularidad en lasucesin de todos los fenmenosobservables del mundo exterior. En ununiverso carente de regularidad nopodra haber raciocinio y nada se podraexperimentar, puesto que la experienciaes el discernimiento de la identidad o dela ausencia de identidad de lo que sepercibe; es el primer paso para poderclasificar acontecimientos. El conceptode clases sera vaco e intil si nohubiera regularidad.

  • Si no hubiera regularidad, seraimposible recurrir a la clasificacin yconstruir un lenguaje. Todas las palabrasexpresan conjuntos de actos depercepcin conectados regularmente obien relaciones regulares entre estosconjuntos. Esto es cierto tambin para ellenguaje de la fsica, el cual lospositivistas quieren elevar al rango delenguaje universal de la ciencia. En unmundo sin regularidad no habra ningunaposibilidad de formular enunciadosprotocolares[25]. Aunque se pudiera, tallenguaje protocolar no podra ser elpunto de partida de una ciencia como lafsica. Simplemente reflejara hechos

  • histricos.Si no hubiera regularidad, no se

    podra aprehender nada de laexperiencia. Al proclamar que laexperiencia es el principal instrumentode adquisicin de conocimiento, elempirismo reconoce implcitamente losprincipios de regularidad y causalidad.Cuando el empirista se refiere a laexperiencia, quiere decir que: puestoque A fue seguido por B en el pasado, ypuesto que asumimos la existencia deregularidad en la concatenacin ysucesin de los acontecimientosnaturales, prevemos que A tambin serseguido por B en el futuro. Por tanto hay

  • una diferencia fundamental entre elsignificado de la experiencia en elcampo de los acontecimientos naturalesy en el campo de la accin humana.

    5. La induccin

    El razonamiento es necesariamentesiempre deductivo. Esto se ha admitidoimplcitamente en todos los intentos dejustificar la induccin ampliativademostrando o probando su legitimidadlgica, es decir, presentando unainterpretacin deductiva de la induccin.El problema del empirismo consiste

  • precisamente en su incapacidad deexplicar satisfactoriamente cmo esposible inferir, a partir de hechosobservados, algo sobre hechos an noobservados.

    Todo conocimiento humano acercadel universo presupone y descansa sobrela cognicin de la regularidad en lasucesin y concatenacin de losfenmenos observables. Sera vanobuscar reglas si no hubiera regularidad.La inferencia inductiva se basa enconclusiones de premisas queinvariablemente incluyen la proposicinfundamental de regularidad.

    El problema prctico de la

  • induccin ampliativa debe distinguirseclaramente de su problema lgico.Quienes se adentran en la inferenciainductiva se encuentran con el problemadel correcto muestreo. Entre lasinnumerables caractersticas del casoindividual o de los casos observados,escogimos los relevantes para laproduccin del efecto en cuestin?Muchos fallos en el propsito deaprehender algo sobre el estado de larealidad bien sea en la bsqueda de laverdad en el da a da o bien en lainvestigacin cientfica sistemtica sedeben a errores en esta eleccin. Ningncientfico pone en cuestin que lo

  • observado correctamente en un casodebe observarse en todos los casos quese producen bajo las mismascondiciones. El objetivo de losexperimentos de laboratorio es observarlos efectos de la alteracin de un solofactor al tiempo que los dems factorespermanecen inalterados. El xito o elfracaso de tales experimentospresuponen, naturalmente, el control detodas las condiciones que participan enel proceso. Las conclusiones derivadasde la experimentacin no se basan en larepeticin del mismo proceso, sino en laasuncin de que lo sucedido en un casodebe suceder necesariamente en todos

  • los dems casos del mismo tipo. Seraimposible inferir algo de un caso o deseries innumerables de casos sin estaasuncin, la cual presupone la categoraa priori de la regularidad. Laexperiencia siempre es la experiencia deacontecimientos pasados y esta nopodra indicarnos nada sobre losacontecimientos futuros si la categorade la regularidad fuese meramente unavana asuncin.

    La aproximacin probabilstica a lacuestin de la induccin por parte de lospanfisicalistas es un intento frustrado detratar de la induccin sin referirse a lacategora de la regularidad. Si no

  • consideramos la regularidad, no existeninguna razn por la cual podamosinferir a partir de lo sucedido en elpasado lo que suceder en el futuro. Tanpronto como pretendemos prescindir dela categora de la regularidad, todoconocimiento cientfico apareceinservible y la bsqueda delconocimiento sobre las popularmentedenominadas leyes de la naturalezaresulta absurda y ftil. De qu seocupan las ciencias naturales sino de laregularidad en el curso de losacontecimientos?

    Aun as, la categora de laregularidad es rechazada por los

  • defensores del positivismo lgico.Reivindican que la fsica moderna hallevado a resultados incompatibles conla doctrina de una regularidaduniversalmente imperante y haevidenciado que lo considerado por laescuela filosfica como lamanifestacin de una regularidadnecesaria e inexorable es simplementeel producto de un gran nmero deacontecimientos atmicos. En la esferade lo microscpico, dicen, no hayningn tipo de regularidad. Lo que lafsica clsica sola considerar como elproducto de la presencia de una estrictaregularidad es simplemente el resultado

  • de un gran nmero de procesoselementales puramente accidentales. Lasleyes de la fsica clsica no son leyesestrictas, sino de hecho leyesestadsticas. Podra suceder que losacontecimientos en la esferamicroscpica produjesen en la esferamacroscpica acontecimientosdiferentes de los descritos por las leyesmeramente estadsticas de la fsicaclsica, aunque, admiten, laprobabilidad de que esto sucediera seramuy pequea. No obstante, sostienen queel conocimiento de esta posibilidadderriba la idea de que en el universoprevalece una estricta regularidad en la

  • sucesin y concatenacin de todos losacontecimientos. Las categoras de laregularidad y de la causalidad debenabandonarse y sustituirse por las leyesde la probabilidad[26].

    Es cierto que los fsicos de nuestrotiempo se enfrentan a comportamientospor parte de algunas entidades que ellosmismos son incapaces de describircomo el resultado de una regularidaddiscernible. Sin embargo, no es esta laprimera vez que la ciencia se enfrenta aeste problema. La bsqueda humana delconocimiento siempre debe toparse conalgo cuyo origen no puede determinar.En la ciencia siempre hay algn

  • supuesto irreductible. Hoy en da, losfsicos no saben cmo reducir ciertosprocesos atmicos a sus causas. Nopretendemos restar mrito a losmaravillosos logros de la fsica por elhecho de establecer que esta situacin eslo que se conoce comnmente comoignorancia.

    Lo que permite a la mente humanaorientarse en la multiplicidadapabullante de estmulos externos,adquirir conocimiento y desarrollar lasciencias naturales es la cognicin de unainevitable regularidad y uniformidadimperante en la sucesin yconcatenacin de los acontecimientos.

  • El criterio que nos induce a distinguirdistintas clases de cosas es elcomportamiento de tales cosas. Si unacosa se comporta (reacciona a undeterminado estmulo) de diferentemanera en un solo aspecto encomparacin con otras cosas iguales entodos los dems sentidos, hay queasignarla a una clase diferente.

    Podemos considerar las molculas ylos tomos, cuyo comportamiento seencuentra en la base de las doctrinasprobabilsticas, como elementosoriginales o bien como derivaciones delos elementos originales de la realidad.No importa cul de estas alterativas

  • escojamos, puesto que, en cualquiercaso, su comportamiento es el resultadode su propia naturaleza. De forma mscorrecta: es su comportamiento el queconstituye lo que denominados sunaturaleza. Por lo visto, existendiferentes clases de estas molculas ytomos. No son uniformes; lo quellamamos molculas y tomos songrupos compuestos de varios subgruposcuyos miembros difieren en algnaspecto en el comportamiento de losmiembros de los otros subgrupos. Si elcomportamiento de los miembrospertenecientes a los distintos subgruposfuera diferente, el efecto conjunto

  • producido por el comportamiento detodos los miembros de los grupostambin sera distinto. Este efecto vienedeterminado por dos factores: elcomportamiento especfico de losmiembros de cada subgrupo y lamagnitud de miembros pertenecientes alos distintos subgrupos.

    Si los partidarios de la doctrinaprobabilstica de la induccin hubieranreconocido el hecho de que existendistintos subgrupos de entidadesmicroscpicas, habran comprendidoque el efecto conjunto delfuncionamiento de estas entidadesconduce a lo que la doctrina

  • macroscpica denomina ley que noadmite excepcin. Entonces deberanhaber admitido que no se conoce en laactualidad por qu los subgruposdifieren entre ellos en algunos aspectosy cmo, entre la interaccin de losmiembros de los distintos subgrupos, elefecto conjunto concreto emerge en laesfera macroscpica. En su lugar,atribuyen arbitrariamente a lasmolculas y tomos individuales lafacultad de escoger entre distintasalternativas de comportamiento. Sudoctrina no difiere esencialmente delanimismo primitivo. De la mismamanera en que los hombres prehistricos

  • atribuan al alma del ro el poder deelegir entre fluir tranquilamente por sucauce habitual o inundar las tierrascolindantes, creen que estas entidadesmicroscpicas tienen libertad paradeterminar algunas caractersticas de sucomportamiento, por ejemplo lavelocidad y la trayectoria de susmovimientos. En su filosofa se hallaimplcito que estas entidadesmicroscpicas son seres que actancomo lo hacen los hombres.

    Pero incluso si aceptamos estainterpretacin, no debemos olvidar quela accin humana est totalmentedeterminada por el equipamiento

  • fisiolgico de los individuos y por todaslas ideas presentes en su mente. Puestoque no hay razn para suponer que estasentidades microscpicas estn dotadascon una mente generadora de ideas,debemos suponer que sus eleccionesnecesariamente se derivan de suestructura fsica y qumica. Unamolcula o tomo particular se comportaen un entorno concreto y bajocondiciones concretas en la medida enque precisamente su estructura se lopermite. La velocidad y la trayectoria desus movimientos y su reaccin frente acualquier encuentro con factoresexternos a su propia naturaleza estn

  • estrictamente determinadas por estanaturaleza o estructura. Si uno no aceptaesta interpretacin, entonces cae en laabsurda suposicin metafsica de queestas molculas y tomos estn provistosde libre albedro en el mismo sentido enque las doctrinas indeterministas msradicales e ingenuas se lo atribuan alhombre.

    Bertrand Russell trata de ilustrar elproblema comparando el planteamientode la mecnica cuntica referente alcomportamiento de los tomos con elcomportamiento de los usuarios de unferrocarril. El empleado encargado de lataquilla en la estacin de Paddington

  • puede hallar, si as se lo propone, quproporcin de pasajeros se dirige aBirmingham desde aquella estacin, quproporcin va a Exeter y assucesivamente, pero no sabe nada de lasrazones particulares que condujeron auna eleccin en un caso y a otra en otro.Sin embargo, Russell debe admitir quelos casos no son enteramenteanlogos, ya que el encargado de lataquilla, despus de su jornada laboral,puede averiguar cosas sobre laspersonas que no mencionan cuandoadquieren el pasaje, mientras que elfsico no dispone de tal ventaja cuandoobserva los tomos[27].

  • Es caracterstico del razonamientode Russell el hecho de que ejemplificasu caso refirindose a un empleadosubalterno a cuya mente solo se lepermite la realizacin constante de unnmero limitado de operacionessimples. Lo que un hombre as (cuyotrabajo lo podra desempear unamquina expendedora) piensa sobrecosas que trascienden la pequea esferade sus obligaciones no tieneimportancia. Para los emprendedoresque tomaron la iniciativa de promover elferrocarril, los capitalistas queinvirtieron en la compaa y losdirectivos que administran sus

  • operaciones, las cuestiones que seplantean son a todas luces diferentes.Construyeron y gestionan la va del trenporque anticipan el hecho de que existenciertas razones por la cuales un nmerode personas decide viajar desde unpunto de la ruta hasta otro punto.Conocen las condiciones que determinanel comportamiento de estas personas,tambin saben que estas condiciones soncambiantes y estn dispuestos a influiren la magnitud y en la direccin de estoscambios con el fin de preservar eincrementar su clientela y la marcha dela compaa. Su proceder en el negociono tiene nada que ver con la existencia

  • de una supuesta ley estadstica. Segua por la idea de que hay una demandalatente de infraestructuras de transportepor parte de este nmero de personasque puede cubrirse con la puesta enfuncionamiento de un ferrocarril. Sonplenamente conscientes del hecho de quela cantidad de servicio que son capacesde vender un da podra reducirsedrsticamente hasta el punto de llegar acerrar el negocio.

    Bertrand Russell y todos los demspositivistas, al referirse a lo que ellosdenominan leyes estadsticas, cometenun error garrafal en la interpretacin delas estadsticas sociales, es decir,

  • estadsticas que tratan sobre hechos dela accin humana, en contraposicin conlos hechos de la fisiologa humana. Notienen en cuenta el hecho de que todosestos datos estadsticos estn cambiandocontinuamente, algunas veces msrpido y otras veces menos. En lasvaloraciones humanas y,consecuentemente, en la accin humana,no se encuentra la regularidad quecaracteriza a los campos investigadospor las ciencias naturales. Elcomportamiento humano se gua pormotivaciones, y tanto el historiador queanaliza el pasado como el hombre denegocios que intenta anticipar el futuro

  • deben tratar de entender estecomportamiento[28].

    Si los historiadores y los individuosactuantes no fueran capaces de asimilareste entendimiento especfico delcomportamiento del prjimo y si lasciencias naturales y los individuosactuantes no pudieran comprender laregularidad en la concatenacin ysucesin de los acontecimientosnaturales, el universo aparecera anteellos como un caos ininteligible y nopodran emplear ningn medio para laconsecucin de ningn fin. No existiraningn tipo de razonamiento, ningnconocimiento o ciencia, y no habra

  • ninguna actuacin deliberada por partedel hombre sobre las condiciones delentorno.

    Las ciencias naturales solo sonposibles porque hay regularidad en lasucesin de los acontecimientosexternos. Por supuesto, existen lmitessobre lo que el hombre puede aprenderacerca de la estructura del universo. Haysucesos inobservables y relacionessobre las que la ciencia no haproporcionado ninguna interpretacinhasta la fecha. Pero ser conscientes deestos hechos no implica negar lascategoras de la regularidad y lacausalidad.

  • 6. La paradoja del empirismoprobabilstico

    El empirismo proclama que laexperiencia es la nica fuente delconocimiento humano y rechaza comodogma metafsico la idea de que todaexperiencia presupone categoras apriori. Sin embargo, partiendo de laperspectiva empirista postula laposibilidad de acontecimientos jamsexperimentados por nadie. As, se nosdice que la fsica no puede excluir laposibilidad de que al introducir uncubito de hielo en un vaso de agua, elagua empiece a hervir y el cubito de

  • hielo se enfre como en el interior de uncongelador[29].

    No obstante, este neoempirismo seencuentra lejos de resultar coherente enla aplicacin de su doctrina. Si no hayregularidad en la naturaleza, no hay nadaque justifique la distincin entredistintas clases de cosas yacontecimientos. Si se denominaoxgeno a algunas molculas y nitrgenoa otras, cada miembro de estas clases secomporta de una manera concretadiferente al comportamiento de losmiembros de otras clases. Si se asumeque el comportamiento de una molculaindividual puede apartarse de la manera

  • en que otras molculas se comportan,entonces se la debe asignar a una claseespecial o bien se debe asumir que sudesviacin fue inducida por laintervencin de algo a lo que no fueronexpuestos los otros miembros de suclase. Si se dice que no se puede excluirla posibilidad de que algn da lasmolculas presentes en el aire de nuestrahabitacin, por pura casualidad, lleguena un estado de ordenacin tal que lasmolculas de oxgeno se siten en unlado de la habitacin y las de nitrgenoen el otro[30], entonces no hay nada enla naturaleza del oxgeno y del nitrgenoo en el entorno en el que habitan que

  • determine la manera en que sedistribuyen en el aire. Se asume que elcomportamiento de las molculasindividuales en todos los demsrespectos est determinado por suconstitucin, pero que tienen lalibertad de elegir el lugar dondehabitar. Se asume de forma totalmentearbitraria que una de las caractersticasde las molculas, por ejemplo sumovimiento, no est determinado,mientras que todas las demscaractersticas s estn determinadas. Sepresupone que hay algo en la naturalezade las molculas uno se ve tentado adecir: en su alma que les confiere

  • la facultad de elegir la trayectoria desus caminos. Uno no logra darse cuentade que una descripcin completa delcomportamiento de las molculasdebera asimismo incluir losmovimientos de esta. Debera examinarel proceso que permite a las molculasde oxgeno y nitrgeno asociarse entreellas como lo hacen en el aire.

    Si Reichenbach hubiera sidocoetneo de magos y chamanes y hubieraconvivido con ellos, habra observadoque cierta gente est afectada por unaenfermedad cuyos sntomas concretosrevelan que acabar con su vida; otrospermanecen vivos y sanos.

  • Desconocemos cualquier otro factorcuya presencia pueda causar elsufrimiento a los afectados y cuyaausencia pueda conferir inmunidad a losotros. Parece obvio que estos fenmenosno pueden examinarse de formacientfica si uno se aferra al conceptosupersticioso de causalidad. Todo lo quepodemos saber sobre ellos es la leyestadstica de que un x% de lapoblacin est afectada y el resto no loest.

    7. El materialismo

  • El determinismo debe distinguirseclaramente del materialismo. Elmaterialismo declara que los nicosfactores que producen cambios son losaccesibles a la investigacin mediantelos mtodos de las ciencias naturales.No niega necesariamente que las ideashumanas, juicios de valor y volicionessean reales y puedan producir cambiosconcretos. Pero a pesar de que no niegaeste supuesto, afirma que estos factoresideales son el resultado inevitable deacontecimientos externos quenecesariamente originan reaccionesconcretas en la estructura del cuerpohumano. Es solo una deficiencia del

  • estado actual de las ciencias naturales loque nos impide imputar todas lasmanifestaciones de la mente humana alos acontecimientos materiales fsicos, qumicos, biolgicos ypsicolgicos que las han ocasionado.Un conocimiento ms perfecto, dicen,mostrar cmo los factores materialesprodujeron en el hombre Mohammed lareligin musulmana, en el hombreDescartes la geometra de coordenadasy, en el hombre Racine, Phaedra.

    Es intil discutir con partidarios deuna doctrina que solamente establece unprograma sin indicar cmo ponerlo enprctica. Lo que se puede y debe hacer

  • es revelar cmo sus heraldos secontradicen y qu efectos resultan de suaplicacin consecuente.

    Si el surgimiento de cualquier idease trata de la misma manera que elsurgimiento de todos los dems eventosnaturales, entonces no es posibledistinguir entre proposicionesverdaderas y falsas. As, los teoremasde Descartes no son ni mejores nipeores que los gazapos de Pedro, uninepto aspirante a licenciado, en susexmenes. Los factores materiales nopueden errar. Han producido en elhombre Descartes la geometra decoordenadas y en el hombre Pedro algo

  • que su profesor, no ilustrado en elevangelio del materialismo, considerainfumable. Pero qu autoriza a esteprofesor a juzgar la naturaleza?Quines son los filsofos materialistaspara condenar aquello que los factoresmateriales han producido en los cuerposde los filsofos idealistas?

    Es intil que los materialistasapunten a la distincin propia delpragmatismo entre lo que funciona y loque no funciona, puesto que estadistincin introduce en la cadenaargumental un factor ajeno a las cienciasnaturales, a saber, la finalidad. Unadoctrina o proposicin funciona si la

  • conducta dirigida por ella trae consigoel fin propuesto. Pero la eleccin del finest determinada por las ideas, es en smisma un acto mental. Y tambin lo es eljuicio acerca de si ese fin ha sidoalcanzado o no. El materialismocoherente es incapaz de distinguir entrela accin deliberada y el estadopuramente vegetativo.

    Los materialistas piensan que sudoctrina solamente suprime la distincinentre lo que es moralmente correcto ymoralmente incorrecto. No logran verque tambin erradica cualquierdiferencia entre lo que es verdadero y loque es falso y, por tanto, priva de

  • cualquier significado todo acto mental.Si entre las cosas reales del mundoexterior y los actos mentales no seencuentra nada que pueda serconsiderado como esencialmentediferente de la actuacin de las fuerzasdescritas por las ciencias naturalestradicionales, entonces debemos aceptarestos actos mentales de la misma formacon la que reaccionamos a losacontecimientos naturales. A unadoctrina que establece que elpensamiento tiene la misma relacin conel cerebro que la bilis con el hgado[31]no le resulta posible distinguir entreideas verdaderas y falsas ni entre bilis

  • ciertas y bilis falsas.

    8. El absurdo de cualquier filosofamaterialista

    Los obstculos insalvables con los quetropieza cualquier interpretacinmaterialista de la realidad puedenadvertirse en el anlisis de la filosofamaterialista ms popular, elmaterialismo dialctico marxista.

    De hecho, el llamado materialismodialctico no es una doctrinamaterialista genuina. En su contexto, elfactor que produce todos los cambios en

  • las condiciones ideolgicas y socialesde la historia humana son las fuerzasmateriales de produccin. Ni Marx nininguno de sus discpulos definieroneste trmino. Pero entre todos losejemplos que ofrecieron se debe deducirque aquello que tenan en mente eran lasherramientas, mquinas y demsartefactos que el hombre emplea en susactividades productivas. Pero estosinstrumentos no son por s mismosobjetos materiales definitivos, sino elproducto de un proceso mentalintencionado[32]. Sin embargo, elmarxismo es la nica tentativa dedesarrollar una doctrina materialista o

  • cuasimaterialista ms all de la meraarticulacin de un principio metafsico yde deducir de ella todas las demsmanifestaciones de la mente humana. Aspues, debemos referirnos a esta doctrinasi queremos mostrar los erroresfundamentales del materialismo.

    Segn Marx, las fuerzas materialesde produccin crean independientemente de la voluntad delhombre las relaciones productivas,esto es, el sistema social basado en lasleyes de propiedad, y susuperestructura ideolgica, es decir,las ideas jurdicas, polticas, religiosas,artsticas o filosficas[33]. En el mismo

  • esquema, la accin y la volicin seatribuyen a las fuerzas materiales deproduccin, las cuales persiguen un finconcreto, o sea, liberarse de los grilletesque impiden su desarrollo. Los hombresse equivocan cuando creen que estnpensando, recurriendo a juicios de valory actuando. De hecho las relacionesproductivas, el resultado necesario delestadio preexistente de las fuerzasmateriales de produccin, son las quedeterminan sus ideas, voliciones yacciones. Todos los cambios histricosson producidos en ltima instancia porcambios en las fuerzas materiales deproduccin, que como implcitamente

  • supone Marx son insensibles a lainfluencia humana. Todas las ideashumanas son la superestructura adecuadade las fuerzas materiales de produccin.

    Estas fuerzas aspiran en ltimainstancia al establecimiento delsocialismo, una transformacindestinada a llegar con lainexorabilidad de una ley de lanaturaleza.

    Admitamos a efectos dialcticos quelas fuerzas materiales de produccinestn constituidas de tal manera quecontinuamente intentan liberarse de losgrilletes que frustran su desarrollo. Peropor qu, entre estos intentos, debe

  • surgir primero el capitalismo y, en unaetapa posterior de su desarrollo, elsocialismo? Reflexionan estas fuerzassobre sus propios problemas yfinalmente llegan a la conclusin de quelas relaciones de propiedad existentes,de haber sido formas de su propiodesarrollo (o sea de las fuerzas), se hanconvertido ahora en grilletes[34] y que,por tanto, ya no se corresponden con laetapa presente de su desarrollo?[35] Y, enrazn de esta idea, procedenpartindose en dos? Determinan ellasqu nuevas relaciones productivasocuparn su lugar?

    La incongruencia de atribuir tal

  • pensamiento y actuacin a las fuerzasmateriales de produccin es tanflagrante que el mismo Marx no prestdemasiada atencin a su doctrinacuando, ms tarde, en su obra cumbre,El Capital, concret su pronsticoacerca del advenimiento del socialismo.Aqu no solo se refiere a la accin departe de las fuerzas materiales deproduccin. Habla sobre las masasproletarias, quienes, insatisfechas con elempobrecimiento progresivo quesupuestamente les causa el capitalismo,aspiran al socialismo, obviamenteporque lo consideran un sistema mssatisfactorio[36].

  • Cualquier variedad de metafsicamaterialista o cuasimaterialista implicaconvertir un factor inanimado en un casiser humano y atribuirle la capacidad depensar, hacer juicios de valor, elegirfines y recurrir a medios para laconsecucin de los fines elegidos. Debetransferir la facultad especficamentehumana de actuar a una entidad nohumana que implcitamente est dotadade inteligencia humana y discernimiento.Es imposible eliminar del anlisis deluniverso toda referencia a la mente.Quienes lo intentan simplementesustituyen la realidad por una fantasa desu imaginacin.

  • Desde el punto de vista de sudeclarado materialismo y, de hecho,desde el punto de vista de cualquierdoctrina materialista, Marx no estabaen condiciones de refutar como falsaninguna doctrina desarrollada poraquellos de quienes discrepaba. Sumaterialismo le hubiera impuesto unaespecie de consideracin impasiblesobre cualquier opinin y unadisposicin a conceder el mismo valor atoda opinin manifestada por cualquierser humano. Con el fin de escapar a estacontraproducente conclusin, Marxrecurri a la estratagema de su filosofade la historia. Pretendi, en virtud de un

  • don especial negado al resto de losmortales, tener una revelacin que leindic el curso que la historia debatomar necesaria e inevitablemente. Lahistoria conduce al socialismo. Elsignificado de la historia, el fin por elcual el hombre ha sido creado (no sedice por quin), es llevar a cabo elsocialismo. No hace falta prestaratencin a las ideas de personas que nohayan recibido este mensaje o quetozudamente se niegan a creer en l.

    Lo que la epistemologa tiene queaprender de este estado de cosas esesto: cualquier doctrina que prediqueque unas fuerzas reales o externas

  • escriben su propia historia en la mentehumana, tratando de reducirla a unaparato que transforma la realidad enideas de la misma manera en que losrganos del aparato digestivo asimilanla comida, ser incapaz de distinguirentre lo que es cierto y lo que no lo es.La nica manera de no caer en unescepticismo radical sin medios paraseparar la verdad de la mentira en lasideas es con la distincin entre hombresbuenos, o sea, los que estnequipados con la facultad de juzgar deconformidad con el misterioso podersobrehumano que dirige todos losacontecimientos del universo, y hombres

  • malos, que carecen de esta facultad.Debe considerarse vano cualquierintento de modificar las opiniones de loshombres malos medianterazonamiento discursivo y persuasin.La nica manera de terminar el conflictocon las ideas contrarias es exterminandolos hombres malos, es decir, losportadores de ideas que son diferentes alas de los hombres buenos. De aquque el materialismo engendre, en ltimainstancia, los mismos mtodos paralidiar con el disenso que los tiranos hanutilizado en todo momento y en todolugar.

    Al establecer este hecho, la

  • epistemologa ofrece una clave para lainterpretacin de la historia de nuestrotiempo.

  • 2. Las bases activistasdel conocimiento

    1. El hombre y la accin

    El rasgo caracterstico del hombre es laaccin. El hombre aspira a cambiaralgunas de las condiciones de su medioambiente con el fin de sustituir unasituacin menos agradable por otra quele siente mejor. Todas lasmanifestaciones de la vida y de laconducta respecto de las cuales el

  • hombre difiere de todos los dems seresy cosas conocidas por l son instanciasde la accin y solo pueden serabordadas desde un punto de vista quepodemos llamar activista. El estudio delhombre, siempre que no se trate de labiologa, comienza y termina en elestudio de la accin humana.

    La accin es una conductadeliberada. No se trata simplemente delcomportamiento sino delcomportamiento provocado por juiciosde valor que aspira a alcanzar finesdefinidos y que est guiado por ideasconcernientes a la idoneidad o falta deidoneidad de los medios escogidos. Es

  • imposible abordarla sin las categorasde causalidad y finalidad. Escomportamiento consciente. Es elegir.Es volicin, es un despliegue devoluntad.

    La accin suele ser vista como lavariedad humana de la lucha por lasupervivencia comn a todos los seresvivientes. Sin embargo, el trminolucha por la supervivencia como seaplica a los animales y las plantas esuna metfora.

    Sera un error inferir cosa alguna desu uso. Al aplicar literalmente eltrmino lucha a animales y plantas unoles estara adjudicando a ellos la

  • capacidad de reconocer los factores queamenazan su existencia, la voluntad depreservar su propia integridad, y lafacultad mental de encontrar mediospara su preservacin.

    Contemplado desde el lado activista,el conocimiento es una herramienta de laaccin. Su funcin es asesorar al hombreacerca de cmo proceder en susesfuerzos por remover el malestar. Enlas etapas superiores de la evolucin delhombre, desde las condiciones de laEdad de Piedra hasta aquellas de la eradel capitalismo moderno, el malestartambin se siente por la mera existenciade una ignorancia relativa a la

  • naturaleza y al significado de todas lascosas, sin importar que el conocimientoacerca de estas cosas fundamentales seade uso prctico para algunaplanificacin tecnolgica. Vivir en ununiverso cuya estructura final y real nonos resulta familiar crea per se unasensacin de ansiedad. Eliminar estaincertidumbre y darle al hombre certezassobre estas cuestiones finales ha sidodesde los primeros tiempos lapreocupacin de la religin y lametafsica. Ms tarde, la filosofa de lailustracin y las escuelas afiliadas a ellaprometieron que las ciencias naturalesresolveran todos los problemas en

  • cuestin. En cualquier caso, es un hechoque meditar acerca del origen y laesencia de las cosas, la naturaleza delhombre y su rol en el universo, es una delas preocupaciones compartidas pormuchas personas. Visto desde estaperspectiva, la bsqueda pura delconocimiento, no motivada por el deseode mejorar las condiciones externas dela vida, tambin es accin, es decir, unesfuerzo por obtener un estado msdeseado de casas.

    Una cuestin distinta es si la mentehumana est preparada para encontrar lasolucin completa a estos interrogantes.Podra argumentarse que la funcin

  • biolgica de la razn es ayudar alhombre en su lucha por la supervivenciay remocin del malestar. Cualquier pasoms all de los lmites establecidos poresta funcin, suele decirse, lleva aespeculaciones metafsicas fantsticasque no estn sujetas ni a demostracin nia refutacin. La omnisciencia estnegada por siempre al hombre.Cualquier bsqueda de la verdad debe,ms temprano, ms tarde, peroinevitablemente, llevarnos a un datoltimo[37].

    La categora de la accin es lacategora fundamental del conocimientohumano. Implica todas las categoras de

  • la lgica y la categora de la regularidady la causalidad. Implica la categora deltiempo y la del valor. Engloba todas lasmanifestaciones especficas de la vidahumana distinguibles de lasmanifestaciones de la estructurafisiolgica que tiene en comn con todoslos dems animales. Al actuar, la mentedel individuo se ve a s misma diferentede su entorno, el mundo exterior, eintenta estudiar este entorno para poderinfluir en el curso de losacontecimientos que en l suceden.

    2. La finalidad

  • Lo que distingue el campo de la mentehumana del campo de los eventosexternos investigados por las cienciasnaturales es la categora de finalidad.No sabemos de ninguna causa final queopere en lo que llamamos naturaleza.Pero s sabemos que el hombre persiguefines determinados que l ha elegido. Enlas ciencias naturales investigamosrelacionas constantes entre diversoseventos. Al tratar con la accin humanainvestigamos los fines que el actorquiere o quera obtener y los resultadosque su accin produjo o producir.

    La clara diferenciacin entre uncampo de la realidad sobre el cual el

  • hombre no puede aprender nada ms queel hecho de que est caracterizado poruna regularidad en la concatenacin ysucesin de eventos y un campo en quetiene lugar la persecucin deliberada defines elegidos es el logro de un largoproceso de evoluci