los años decisivos. oswald spengler

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  • 5/14/2018 Los Aos decisivos. Oswald Spengler

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    J

    J !

    OSWALD SPENGLER

    ANOS DECISIVOSPRIMERA PARTE

    ALE1\1ANIA Y LA EVOLUCI6NBIST6RICA UNIVERSAL

    VERSION DEL ALEMAN

    LUIS LOPEZ-BALLESTEROS

    ESPASA-CALPE, S. A.M;ADRIDI934

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    50448

    OONAC10NJULIANURGOITI

    ES Pl!.Ol'IitD A-D.t>sPA!IACALPB, S. A.

    Madrid, '934l'llbUsb.d in Spain

    Suietas a los destin ci s d el 1 1t U na otejen las not"lnas.Nada pueden cambiar ni muda,

    RICARDO WAGNER, Sigfreda.

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    INDICE

    In tro duccion, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .'El borizonte politico ' .Las guerras mundlates y las potencias mundiales .La revoluci6n mundial blanca ....................La revolution mU..'ldial de color. . . . . . . . . . . . . . . . . . x6 8

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    INTRODUCCIONNadie podia anhelar rnas que yo la subversion naclonal de

    este afio, Odie, desde su primer dia, la sucia revoluci6n de 1918,como traicien infligida por-Ia parte inferior de nuestro pueblo ala parte vigorosa e intacta que se alzo en 1914 porque querla ypodia tener un futuro. Todo 10 que desde entonces he escrito 50-bre polftica ha ido contra los pod eres que se habfan atrincheradoen la cirna de nuestra rniseria y nuestro infortunio, con ayudade nuestros enemigos, para hacer irnposible tal futuro. Cada lineadebla contribuir, y espero que asl haya side, a su caida. TeniaIorzcsamente.que advenir algo, en una forma cualquiera, que 11-brase de su pesadumbre a los mas hondos instintos de nuestrasangre, si habiarnos de participar con la palabra y con la acci6nen las decisiones venideras del acontecer rmmdial y no tan s610ser sus victimas. El magno juego de la poHtica mundial no haterminado, Es ahora cuando mayores puestas se arriesgan. Paracadauno de los pueblos vivos es cuestien de grandeza 0 aniqui-lamiento. Pero los acorrtecimientos de este afio nos dan Ia espe-ranza de que tal dilerna no este ya resuelto para nosotros, de quevolveremos a ser alguna vez -como en la epoca de Bismarck-sujeto, y no tan 5610objeto de la historia, Son decadas grandio-sas las que vivimos; grandiosas, esto es, terribles e infaustas. La

    ....._gx:andeza--la.Ielicidad.son ..cosas...distmtas,:yno....nos ...s .dadoele-, ....giro Ninguno de los hombres hoy en vid~, cualquiera

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    E l que obra sueleno ver Iejos, Es impulsado sin ccnocer elf in real . Opcndrfa quiza res istencia s l 10 conociera, pues la Iogicadel destine [amas ha tenido en cuenta los deseos humanos.Peroaun es mucho mas frecuente que yerre y se ext.ravie por haberdesarr ollado en sf y en redor suyo una imagen falsa de las casas.La magna tarea del historiador es comprender los hechos de sutiernpo y, partiendo de elios, presentir, int erpretar y disefiar e1futuro que ha de adveni r, 10 queramos 0 no. Sin una criti ca crea-dora,ant icipadora, monitoria y directiva no es posible una epocade tanta conciencia como la actual.

    No amonestare ni adulare. Quiero abstenerme de toda vale-rad6n de las cosas que acaban de emp6zar a nacer , Un aconteci-miento s610 .puede ser verdaderamente valo rad 0 cuando ya es le-jane preterite yIos ~xitos 0 fracases detinitivos han Uegado aser, tiernpo ha, hechos consumados: 0 sea al cabo de decenios, .enteros. Basta finales del siglo pasado no se hizo posible unamadura comprenslon de Napole6n. Ni siquiera nosotros podemostener todavia una opinion defini tiva sobre Bismarck. 5610los he-chos son firmes; los juicios oscilan y cambian. Y, en conclusion:un rnagno acontecimiento no preci sa de la valoracion de sus con-temporaneos . La hlstcria misma 10 juzgara cuando ninguno delos que en el participaron este ya en vida.

    Pero hayalgo que ya puede set dicho: la subversi6n riaciorralde I933 hit s ido algo grandlos o y seguira. siendt;l lo a los ojos .delporvenir, por el impetu elemental, suprapersonal con el que secumplio y por la discipl ina anirnica con Ia que fue cumplida, Hasido algo total y_absolutamente prusiano, como ellevantamientode 19.I4, el cual tr a nsforrne en un instante las almas. Los sofia-dores aIemanes se irguieron serenos, con imponente evidencia, yabr ieron un camino al futuro. Pero precisamente por ello los queen aquel suceso par ticiparon deben comprender claramente que nofue una victoria, pues no tuvieron adversaries. Ante Ia violenciadel levantamiento desaparecio al instante todo 10 que tod~viaactuaba y todo 10 ya hecho, Fu~ una prornesa de victorias tutu-ras que han de ser Iogradas en rudos cornbates, y a las que en-tonces s610 se abria campo. Los directores han tornado sobre sitoda la responsabilidad y tienenque saber 0 habrdri de aprender

    I2 Oswald Spengler !r I nt"oduccidn l310 que ello significa. Es una tarea erizada de tremendos peligrosy no se plantea en el interior de Alemania, sino fuera, e n el rnun-d,o de las guerras y las catastrofes, donde solo la gran poli ticatiene ..la palabra, Alemania esta, mas que ningun otro pafs, en-tretejida en el destine de todos los demas; menos que ninguncpuede "' gobernado como si fuese algo de por sf. Y, adernas, noes la primera revolud6n nadonal esta que en Alemania se hacumplido =-Cromwell y Mirabeau ftreron antes-, pero sf es laprirnera que se cumple en un pals pollticarnente impotente y ensituacicri muy peligrosa, Y esto eleva hasta 10 inmensurable Iadificultad de los problemas.

    L~s cuales estan todos no rnas que planteados, apenas com-prendidos y sin resolver. No es ti ernpo nl ccasinn de ernbriaguezy sentimiento del triunfo. lAy de quienes confundan la rnovillza-cion con la victoria! Un ' movirniento acaba de iniciarse no delograr su fin, y esta sola iniciaci6n no ha camblado en nada lasgrandes cuestiones de la epoca, que no ataiien uI1icarnente a Ale-mania, sino al mundo entero, ni son cuestiones de estos aiioss ino de todo un siglo. '

    Para los entus iastas , el peJigro esta en ver dernasiado sencil lala situ aci6n. El entusiasmo no es compatible con fines si tuadosallende generaciones enteras. Pero 5610con tales fines comienzanlas verdaderas decis iones de la his tor ia .

    Esta aprehens i6n del poder se ha realizado en medio de untorbellino de fort aleza y debilidad. Y me alarrna verl a celebradadiariamente can tanto est repito, Seria mas acertado ahorrarlopara .un dia de exitos verdaderos y defini tivos , esto es, de pol#icaexterior. No hay otros, Cuando lleguen a ser logrados, los horn-bres del memento, los que dieron el primer paso, l levaran quiza.ya much os alios bajo t ierra, olvidados acaso y denlgrados, hastaque una posteridad cualquiera recuerde su significaci6n. La his~'tor ia no es sentimental , y lay de quien se tome sentimenta1~entea sf rnisrno!

    Toda evoluclon de un tal comienzo entrafia much as posibi-Iidades, de las que r ara vez tienen plena conciencia los que enella intervienen. Puede entumecerse en prlncipios y teorias, nau-fragar en Ia anarqula pomiG.al social y economica 0 retornar sin.

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    Oswald SPenglel'

    fruto a su principio; asl, en el Paris de 1793 se sentia clar amenteque 9a changerait. A la ernbriaguez de los prirneros dlas, que t a n -tas veces ha arruinado ya posibilidades venideras, siguen regu-larrnente una desilusi6n y la inseguridad en cuanto a1 paso it~mediaio. Advienen al poder elementos que consider an como re-sultado el disfrute del poder, y quisieran eternizar un estado que5610momentaneamente es tolerable. Ideas excelentes son extre-madas por los Ianaticos hasta su anulaci6n en"10 insensato. Loque al principio prometia grandes cosas acaba en tragedia 0 encornedia, Nosotros queremos consider ar serenamente y a tiempoestos peligros, para ser mas prudentes que alguna generaciori delpasado,

    Ahora bien: si han. de echarse los cimlentos perdurables deun gran futuro, sobre los cuales puedan edificar las generacionesvenideras, ella no ha de ser posible sin la acci6n continuada deantiguas tradiciones. Unicamente aquello que de nuestros padresllevamos en la sangre, ideas sin palabras, es 10 que promete con-sistencia al futuro. Aquello que afios atras designe con el nornbrede prusianismo -ahora precisarnente contrastado- es 10im-portante, y no una especie cualquiera de socialismo, Necesi-tamos una educaci6n enderezada a darnos una actitud prusiana;1aque tuvimos en 1870 y 1914 Yduerme como poaibilidad perrna-nente en eJ fondo de nuestras almas, Lo cual solo con,el ejernplovivo y 1aautodisciplina moral de una clase dirigente puede alcan-zarse, no con rnuchas palabras 0 ala fuerza. Parapoder servir auna idea es precise dominarse a 5 1 mlsmo, estar pronto a.sacrlfi-cios interiores por conv ic ci dn. El que confunde esto con la.presionintelectual de un prograrna no sabe siquiera de que se trata.Con esto retorno al libro Pr~~sianismo y socialismo, con el queen 1919 comence a seiialar esta necesidad moral, sin la cual noes posible construirnada duradero. Todos los dernas pueblos hanrecibido de su pasado un caracter. Nosotros no hemos tenidounpasado educativo, y por ello misrno, antes que nada, hemos dedespertar, desarrollar y educar el caracterque en estadode ger-men hay e n nuestra sangre. .. A tal fin va consagrada tambien esta obra, cuya primera parte

    es la presente, liq,go 10 que siernpre h e h ec he : no doy una imagen

    I ntt'od~lcci6n 15

    optativa del porvenir, y menos aim un programa para su realiza-cion, como ahora es moda entre los alemanes. Veo mas lejos que.otros. No yeo tan 5610grandes posibilidades, sino tarnbien gr andespeligros, su origen y quiza el medic de evitarlos. Y cuando nadietiene el valor de ver y decir 10 . que ve,quiero yo hacerlo. Tengoun de1'6Cho ala critic a, porque con ella he seiialadouna y otra vez10 que n a de suceder porque sucederci. Ha sido iniciadauna seriedecisiva de hechos. Nada de 10 que Uega a serun hechoes revo-cable. Ahora tenemos todos que seguir avanzandoen tal direc-cion, la hayarnos .0 no querido, Seria miope y cobarde negarse.Lo que el individuo no quiere hacer, 10 hara. con ella historia.

    Pero el 51 presupone una comprensicn, A ella ha de servir estellbro, Es una advertencia de peligros. Siemprehay peligros. Todoel que 'obra esta. en peligrc. La vida misma es peligr o,Pero quienha enlazado el destine de Estadosy nacion,es a su sino particulartiene que enfrentarse clarividentementB con 10speligros.Y paraver dare es quizd para 10 que mayor valor es precise.

    Este libro ha nacido de una conierencia -Alemania en pe-ligro - que pronuncie en 1929 en Harnbur go, sin hallar.d.ema-siada comprensidn. En noviernbre de 1932 me puse a desarrotlar-10, siernpre ante 1a misrna situaci6n de Alemania. ~ldia 30 deenero de I933 estaba ya irnpreso hasta la pagina 106. Nada hemodificado 1uego en H, pues no escribo para rneses ni para el afioproximo, sino para el futuro. Lo.que es exacto DO puede ser anu-lado pOI'un acontecimiento. S610e1titulo he cambiado, para evl-tar interpr etaciones errcneas. La aprehensien del Poder por losnadonalistas no es un peligrc; los peligr os eslstlan ya; en partedesde 19I8 yen parte desde mucho mas atras, y perduran, porqueno pueden ser despejados por un acontecimiento singular, el cualprecisa de una evoluci6n acertada y prolongada a traves de afiosenteros para lograr eficacia contra ellos. Alemania e:stcien pe1igro.Mis temores por Alemania no han disminuido. La victoria de mat-zo fue dernasiado facit para que pudiera abrir los ojos a los ven-cedores sobre l a magni tud del peligro, su origen y su d u ra c i6 n .

    N a d i e p u e d e s a b e r a q u e [ o r m a s , s i t u a c i o n e s y p e r s o n a l i d a d e s~onduce esta $ u b v e r s t 6 n n i q u e r e a c c i o n e s d e s p e r i a . r a . e n e 1 e x t e -nor. Tcda revoluci6n ernpeora la situaci6n p o l i t i c a exterior d e u n

    , .

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    rrI~I)j]!

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    16 Oswald SPengk,.

    pals, y s 61 0 p ara h ac er ire nte a es ta so .la categoria de Bismarck Est . n. nece~aI"1os estadistas degunda erra .' amos qinza ya lnmediatos a la se-t .gu mundtal, can una desconocida distribllci6n d 1po encras y con medias y fines -miftar ", e asIucionarios~ imprevisibles N t 1 ~I econ6nucos y revo- a enemas tiempo de llmitcuestiones de pol'ti . t ' 1axnos a1 ca Inerror, Tenemos que estar en formapara todo acontecimiento Unaginabl AI .S' e. emarna no es una isla1no vernos como el problem " '". a mas unportante precisamente aranosotros nuestra relaci6n Ge m el mundo el d t' Ptinol- pasara sin corn '6 b ' es 100 -IY que des-mpasi n so re nosot rosAlemania es la n ' . d ,. '" a~on 6CUwa del mundo, no 8610 a .tUaclon en 1a frontera de Asia ho di 1 ' P r su St-~__ . , y en ra e continente m.is im.pOf.tante en cuanto a la politka m dial . -1 ".:" un "smo tambienas alemanes son todavia 10 b ..' porqueproblemas d 1 . . . astante jo venes para vivir en si lose a historja Universal infortnarlo d 'd' l .tras tr ' s y eeJ ~r os mienas que a as pueblos se han hecho demasiado d"-torpes VleJOSy emasiado""1"' para aportar alga mas que una defensa, Y tarnbien frentea as grandes problemas entraiia el ataque la m' .victoria. axirna promesa deEsto es 10 que he descrito L . 1 f. l ograra e e ecto esperado?Munich, julio I933.

    OSW AI,D SPENOI.ER.

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    \ 1,J.'

    EL HORIZONTE POLITICOI

    lQue hombre de las razas blancas tiene hoy una mirada para10 que en derredor suyo sucede en la esfera terrestre; para lamagnitud del peligro que sabre esta masa de pueblos se cierneamenazador? No hablo de la mult itud ilustrada 0 inculta de nues-tras ciudades, de los lectores de pericdicos, de la grey votante delos dias de elecciones -en las cuales hace ya mucho tiernpo queno existe , ent re electores y elegidos, diferencia alguna de catego-ria-, sino de las clases dirigentes de la naciones blancas, encuanto no han sido aniquiladas; de los estadistas, en cuanto hayalgunos; de los directores a~denticDs de la politica y de la econo-mla, de los ejercitos y del pensamiento. lVe alguno m a s alIa deestes afios, de su parte del mundo, de su pals 0 siquier a del circulolimitado de su actividad?

    Vivimos en una epoca henchida de fatalidad, Ha despuntadola epoca hist6rica mas grandiosa, no s610 de la cultur a faUsticade -Ia Europa occidenta l, con su tremendo dinamismo, sino, pre-cisamente por ella, de toda la hlstoria universal, mas grandiosay terrible que las epocas de Cesar y de Napole6n. IPero que ciegosestan los hombres sobre los cuales se desencadena este trernendohade, arrastrandclos en su voragine , elevandclos 0 aniquilando-los! l Quien de ellos ve y comprende 10 que con ellos y en tornosuyo sucede? Quiza algu.n anciano sabio chino 0 hindu q~e mirasilen cicso en derredor suyo, con un pasado milenario del pensa-miento en su espiritu; pero [que a ras de suelo, que mezquina yruinrnente pensados se muestran cuantos ju icios y medidas emer-gen en la Europa occidental y en AmericallQuien de los ha~i-

    A&OSDBCISIVOS

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    O s wa ld S pB 1 1. g1 ef '18

    tantes del Oeste medio de los Estados Unidos cornprende verda-deramente algo de 10 que sucede mas aM de Nueva York y deSan Francisco? ~Que sospecha siquiera un hombre de la clase me-dia inglesa de 10 que se prepara en el continente vecino, parariohablar de Ia provincia francesa? c! Que saben todos ellos de la di-recci6n en Ia que se mueve su propio destine? Nacen, entre ellosris ibles vaciedades, ta les como superaci6n de la crisis econcrnica,lnte ligencia de las naciones, seguridad nacional y autarquia , parasuperar, con la prosperity 0 el desarrne , catastr ofes que abar-can generaciones enteras,

    Pero yo hablo aqui de Alemania, mas amenazada que ningunotropais por Ia tormenta de los hechos, y cuya existencia esta enjuego ell todo. el sent ido sobrecogedor de la palabra. IQue miopiay que ruidosa oquedad reinan en ella, que punt os de vista masprovincianos emergen cuando se trata de los mas arduos proble-mas! Hay que fundar dentro de nuestras fronteras el tercer reinoo el Estado sovietico, suprimir el ejercito 0 la propiedad, a losdirigentes de la economia 0 de Ia agricultura, dar a los Estadosparticulares la mayor lndependencia posible 0 anul arl os, dejaractuar de nuevo, como en 1900, a los viejos senores de la indus-tria 0 la administraci6n 0, en fin, hacer una revoluci6n, procla-mar la dictadura, para la cual ya se encontrara luego un dicta-dor --cuatro docenas de individuos se sienten hace mucho ca-paces de serlo-, y to do iriaa maravllla,Pero A temania no esuna isla. Ning1in otro pais esta, en suacci6n 0 pasi6n, tan entretejido en los destinos del mundo, Yasu situaci6n geografica, su car encia de fronteras naturales; lecondenan a ello, En los siglos xvrn y XIX era Europa central;en el xx es otra vez como desde el siglo xrn, un pais frontero al,Asia}~, y a nadie es mas preciso que a los alemanes pensar poll-tica y econnrnicamente mas aHa de las fronteras. Todo 10 queen la lejanla sucede extiende sus ondas hasta el interior deAlemania. ,

    pe io nuest ro pasado se venga: los setecientos afios de peque-nos Estados de un lamentable provincialismo, sin un h~Hto degrandeza, sin ideas y sin fines. Imposible cornpensarlo en dos ge-neraciones. Y Ia creacion de Bismarck tuvo el grave defecto de

    \

    El horizo-nte politico

    no haber educado ala generaci6n inmediata para los hechos de lanueva forma de nuestra vida politic a (I). Se veian, pero no secomprendian, ni se lograba una adaptaci6n, interior a sus hod-zontes, a sus problemas y a sus nuevos deberes. No se vivia conellos, Y el aleman medio seguia viendo como antes, de un modopartidista y particularista, 0 sea a ras de suelc, angostamente,tontamente, los dest ines de su gran nacion. EsteJleIJ,Samietl, tomczquino comenz6 cuandolos emperadores de ladiqastia de Ho-henstauien, con sus miras sobreel Mediterra,neo,y laHansa, quehabla reinado desde el Escalda a Nowgorod, 5ucurnbier on, a con-secuencia de la falta de un apoyo politico e n . el interior, a otraspotencies de mas firmes dmien,tos.Desde entonceselaleman seencerr6 en innurneras patr ias diminutas y en .inteeeses de cam-panario, midi6 la historia del mundo con el criterio de tales hod-zontes y sofi6, hambrientoy miserable, con unim~~rioen las nu-bes; suefio para el que se Invento el nornbrede idealismo ale-man. A este pensamiento rnezquino endoalemanpertenece aun10 que de ideales y utopias politicas ha brotado eri el suelo pan~tanoso del Estado de Weimar, tedas las Imageneaoptativas in-ternacionales, cornunistas, pacifistas, ultramontanes, federaIes yarias, del S ac rw n I mp er iu m, el Estado soviefico 0 el tercerreino. Todos los partidos piensan y hablan como S1Alemania es-tuviera sola en el mundo, Las asociaciones obreras no, yen masalM de las zonas industr ia les. Odiaron siempre la politica colo-.nial, porque no entraba en el esquema de laIuch a de clases, Ensu Iimitacicn doctrinaria no compren,den, 0 no quieren compren-der, .que el imperialismo econernico de la epoca alrededor de 1900constituia, precisamente para el obrero, una premisa de su exis-tencia, pOI' cuanto aseguraba la salida de los productos y la irn-portacicn de materias primas, cosa que el t rabajador Ingles habiacomprendido ya rnucho atras, La democracia alemana .adora elpacifismo y e1 desarme fuera de las fronteras del poder frances. 'Los federaIes quisierant ransformar el pais , pequefio ya de pOI'si ,en un haz de Estados enanos de cufio preter ito y dar con ello alas potencies extranjeras ocasi6n de moverlos unos contra otros.

    (It Poli ti s ch e S c h ri ft en (Escritos poHticos), pags. 237 y siguieates,

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    '{los nacionalsocialistas creen poder arr eglarselas sin el rnundoy contra el mundc y edificar sus castillos en el aire sin unareaccidn, silenciosa cuando rnenos, pero muy sensible, del ex-terior.

    20 Oswald SPengler

    2

    ~ todo esto se aiiade el miedo genlffal a ttl realidad. Nosotros,los rostros palidos, 10 sentimos tcdos, aunque 5610muy rara-mente, y-nunca la maycrla, tengamos conciencia de el, Es la de-bilidad psiquica del hombre tardio de las culturas super iores, ex-traiiadoen sus ciudades del cultivo de Ia tierra maternal y conellode Ia vh"encia natur.al del destine, el tiempo y la muerte, Seba heche demasiado despierto, se ha acostumbrado ala perpetuameditacio n sobre el ayer y el manana y no soporta 10 que ve ytiene forzosamente que ver: la rnarcha implacable de las cosas,el azarsin sentido, la historia real con su transite sin pied ad-atraves de los siglos, en un lugar deterrninado de la cual ha nacidoy se ha insertado irrevocablemente el Individuo con su minusculavida privada, Esto es 10 que e1 individuo qulsier a olvidar,rebatiry negar. Huye de la historla y busca refugio en la soledad, en sis-temas imaginaries, ajenos al rnundc, en una fe cualquier a 0 enel suicidio, Grotesco avestruz,esconde la cabeza bajo esper anzas ,ideales 0 un cobarde optimismo; es asi, pero no debe ser asi, luegoes de otro modo. E1 que canta de neche en e1bosque 10 hace pormiedo, Por e1 rnisrno miedo clarna hoy su pretense optirnismo lacohardia de las ciudades, No se soporta ya la realidad. Se sMauna imagen cptativa del porvenir en substitucion de los hechos,aunque la historia no se haya ccupado aun nunca de los deseosde los hombres, desde la Jauja de los nifios pequefios hssta la pazrnundial y el par also obrero de los grandes.- Si es ciertamente muy poco 10 que sabemos del.futuro --5610la forma general de los hechos venidercs y su avarice a traves delos tiempos pueden ser deducidos por comparaci6n con otras cul-turas-e--, no es menos seguro que las fuerzas motrices del futurono son otras que las del pasado: Ia voluntad del mas fuerte, losinstintos sanos, la raza, la volun,tad de posesi6n y de poderio, y

    - \ ~

    E I horisont polit ico :2 1

    sobr e ello se ciernen, ineficaces, los suefios, que siempre seransuefios: justicia, felicidad y paz.

    A todo ello ha venido a afiadirse, en nuestr a cultura y desdeel siglo XVI, para la rnayoria, la imposibilidad cada vez mayor delograr una visi6n, conjunta de los acontecimientos y las situacio-nes de la gran politica y la gran econornla, y comprender, no di-gam os ya dominar, los poderes y las tendencias que en enos ac-tuan. Los estadistas autenticos son,cada vez mas raros. La mayorparte. de 10 que en la historia de estes siglos se ha hecho y no hasobrevenido de por sf ha sido hecho por medias cucharas y aficio-nados que tuvieron suerte, Mas, por 10menos, pudieron confiarseen los pueblos, cuyo inst in to les dej6 hacer. S6lo hoy se ha hechotan debil este instinto y tan fuerte la critica palabrer a nacida deuna alegre ignorancia, que existe un peligro creciente de que unverdadero estadista, conocedor de las cosas, no sea ya siquier ainstintivamente aceptado 0 toler ado a regafiadientes, y sf irnpe-dido de hacer 10 que haya que hacer, por la resistencia de todos105 que pretender; entenderlc mejor. Lo primer o pudo cornpro-barlc Federico el Grande; 10 segundo fue casl el destine de Bis-marck. S610 las generaciones posteriores, y aun ni slqulera ellas,pueden estimar lagraudeza y las creaciones de tales caudillos.Pero 10 que importa es que el presents se limite a la ingratitud yla incomprensi6n y no desarrol1e una accion contraria. Los ale-manes sobre todo son grandes en maliciar de los aetas creadores,criticarlos y frustr arlos. La experiencia hist6rica y la fortalezade la tradici6n, tal como alientan en la vida inglesa, les escapanpor complete, El pueblo de los poetas y los pensadores esta envias de convertirse en un pueblo de charlatanes y agitadores.Todo verdadero estadistaes Impopular, por el miedo, la cobardiay el desconocimiento de sus contemporaneos; pero incluso paracornprenderlo asi hay que ser mas que un idealista,

    Actualmente estamos todavia en Ia edad del racionalismo, que'empez6 en el siglo XVIII y 'que en el xx se precipita hacia sufin (I). T'odos nosctrcs somos sus.criatur as, 10 sepamos 0 no y 10

    I1).l1\\ I

    (I) La. dBcadenda de Occideru, t. IV, pags. 69 y siguientes. (Natadel traductor : Para que el lector pueda ccrnpulsar las frecuentes citas

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    Oswald Spenglerquer amos 0 no. E 1 concepto de racionalismo es familiar a to-dos; pero, lquien sabe todo 10 que a el ~ertenece? Es.el ~r~10del espiritu urbano desarraigado, no guiado ya por mngun ms-tinto fuerte, que mira de alto aba]o, con desprecio, al pensamien-to plet6rico de sangre del pasado y a Ia sabiduria de las viejas r a-zas camp esinas. Es la epoca en que todo el mundo sabe leer y es-cribir y quiere per ello intervenir en todo, 'I todo 10entiende me-jor . Este espi ri tu esta pose ido par los conceptos , los nuevos diosesde est a epoca, y critica el mundo: el mundo no vale nada; pede-mos hacerlo mejor; pongamos, pues, manos ala obra 'I formule-mos el programs de un mundo rnejor. Nada mas fa,cil cuando setiene ingenio, Ya se realisara luego por S 1 solo, Entretanto Ila-mamas a esto el progreso de la Humanidad. Tiene un nombre,luego existe. Quien 10 duda es un ser limitado, un reaccionario,un hereje y, sobre todo , un hombre sin v irtud democrat ic a. IQui-temosle de en mediol El miedo a la realidad ha sido asi venddoporIa s obe rb ia i n te l ech i al , por la presunci6n nacida de Ia igno-rancia de todas las casas de la vida, de la pobreza de alma, de laalta. de respeto 'I, POI' ultimo, de Ia tonteria vuelta de espaldasal mundo, pues nada hay mas tonto que Ia inteligencia urbanacarente de ra ices . En los escritorios 'I en los clubs ingleses se lallarnaba c ommo n se nse ; en los salones franceses, esp'I'it, y en losestud ios de los sabios a lernanes, 1a razon pura . El romo optimis-mo del filisteo de la ilustr acidn-empieza ano temer ya a los he-chos e!ementales de la historia y S 1 a despreciarws. Todo sabihon-do quiere incluirlos en su sis tema, ajeno a la experiencla; ha-cerlos conceptualmente mas perfectos de 10 que realmente sony sabeelos subordinados a su pensamien to, porque no los vive ya,s ino que se limita a conoceelo, Esta tendencia doctrinaria a lateoria por falta de experiencia 0, mejor, POI' alta de capacidadpara exper imentar , se manifies-a l iterar iamente en un infa tiga-.ble proyectar utopias y sistemas politicos, sociales y econ6micos,y practicamentee1t e llUl' o r de O 1 g a ? ~ i z a y , de 1 0 qu e se ha hecho unque ~pengler hace, en el presents li bra, de su obra IUl teriOr',La J{I~a.d"nc~a de Oc,;iden(e If' t d 1 "., . ' as re errrnos 0 as a a versron cas tel1lUla. d e 1 : 3 .mJ~~6 , publll:ada por Ia editorial Espasa.Calpe Madrid dando la pa~'.naci n correspondiente,) "b

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    E l horizonte p ol it iG 0

    fin en S 1 abstracto, 'I del cual son consecuencia bur ocracias quesucumben a su rodar en el vacio 0 hacen sucumbir 6rdenes vivos.El r acionalismo no es, en el fondo, mas que critic a , 'I el criticoes 10 contrario del creador: analiza y sintetiza, pero la concepciony el nacimiento le son ajenos, Por eso su obra es artificial e in-animada 'I 1nata cuando tropieza con vida real, Todos es tos sis-temas 'I organlaaciones han nacido sobre el papel, met6dicos yabsurdos, y solo en el papel viven. Ello comienza en los tiemposde Rousseau 'Ide Kant, con ideologias f ilos6ficas que se p ierdenen 10 gener al; pasa, en e l' s iglo XIX, a construcciones cientificascon rnetodos fisicos y darwinistas -sociologia, ecorromia politica,concepto materialista de Ia historia- , 'I se pierde,' en e l s iglo xx,en la literatura de las novelas tendenciosas y los prograrnas delos partidcs,

    Pero. no nos engafiernos; el idea lismo y el m~teria1ismo per-tenecen p o r iguala este area. Ambos son racionalistasdepartea parte, Kant no menos que Voltaire, Novalis tanto comoProu-dhon, Icsddeolcgos de la guerra de la independenciaIo mismoque Marx 'I la concepcion matedalista de la histor ia en el mismograde que la idealista. Pocoimporta que su((sentido~yy su cfina-Iidad se yean en el progreso, Ia tecnica, la libertad y ladeli-cidad de 105 mas 0 en el florecimiento del arte, lapoes{a y elpensamien to. En ambos casas pasa inadver tido que , enla h is tor ia,el dest ine depen.de de poderes muy otros , mas robustos . Lahlsto-ria de los hombres es la historia de las guerr as. De los pac os his-toriadores de categoria ninguno ha lIegado a ser popular, y de losestadistas , Bismarck l leg6 a ser lo cuando de nadapodla ya servirle.

    Per o 10 mismo que el idea lisrno y el mater ial ismo, tambien elromanticislnO es una manifestacion de presuncion raciona lista par'falta de sentido de la realidad, Son afines en su ul~mo fonda yha de ser difiCil hallar en, un romarrtico politico 0 social la fron-ten entre tales orientaciones del pensamiento. 'En todo materia-l is ta . de a lguna sign ificaciori se ocul ta un tomantico (1). Despre-

    .(I) L o s ' 8 1 '1 i{ m a s d s / U n v 8 f s o , d e H a e c k e l 1 p o t e j e m p l o 1 s o n e l l i b r ode uri puro apasionaclo y un 16gicodebit P ue s l a le m a s f u e rt e ~ u e t o d 4prueb~, c~~c teriza . aI rQlllalltico, I

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    cia, desde luego, eI esplritu frio, romo y met6dico de los demas;pero 10 posee en cantidad suficiente para incurr ir en la mismapresunci6n con los mismos medics. El romanticisrno no es sefialde instintos fuertes, sino de un intelecto debil que se odia a sfmisrno, Los rom4nticos son todos infantiles, hombres que hanpermanecido demasiado tiempo, 0 siernpre, nifios, sin fuerza parala autocrlfica, pero con perpetuas inhibidones, pr oducto de laobscur a conciencia de su debilidad personal, y movidos por laidea morbosa de transformar Ia sociedad que les resulta dema-siado viril,demasiado Sana y demasiado sobria; no, desde iuego,con cuchillos y pistolas, como en Rusia, sino con noble palabre-ria y teoriaspoeticas. lAy de ellos cuando no poseen dotes artis-ticas suficientes para sugerirse por 10 rnenos la posesi6n de Iafuerza morfogenetica que les faltal Pero tambieu" en este aspectoson afeminados y debiles: IJ,O puedan dar cirna a una gran novelao a una severa tragedia, y mucho -rnenos a una filosofia robustay cornpleta, y si s610 a Hrismos sin forma exterior, esquernasexangiies e ideas fragmentarias, vueltos de espaldas al rnundo yhostiles a el hasta 10 absurdo, Pero asi fueron tambien los eter-nos adolescentes)} de 1815, con sus levitas y sus pipas a la anti-gua alernana, Jalm y Arndt inclusive; el mismo Stein no pudodomefiar su gusto rom.intico por los viejos 6rdenes estatales 10bastante para hacer de su gran experiencia practica un uso diplo-tn

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    aparece el esccpticismo, la duda fundamental del sentido y el va-lor de la reflexi6n teerica, de su capacid ad de deducir algo y deproducir practicamente algo: el escepticisrno bajo la forma deIagran ezperiencia hist6rica y fison6mica, de la vision insoborria-hie de los hechos, del verdadero conocimiento de los hombres,que ensefia como el hombre ha side y es, y no como debiera ser;del pensamiento hist6rico genuino, que ensefia, entre otras cosas,cuan frecuentemente ha habido ya epocas tales de criticaomni-potente Y' cuan en vano han tr anscurrido; el1'8speto a los hechosdel suceder mundial, que son y perrnanecen interiormente enig-mas que 5610podemos deseribir y no explicar, y que practicamen-te 5610per hombres de raza fuerte, qu e son par si m ism os h ech o:histdricos, pueden set"dorninados, y no por programas y sistemassentitnentales. Este severo conocimiento histcrico de los hechos,que se inicia en el siglo presente, se hace intolerable a las natu-ralezas blandas e indisciplinadas, Odian a quien los fija y le ta-chan de pesirnista, Esta bien; per o este uigoroso pesimisrno, delque forma parte el desprecio que a todos los grandes hombres deacci6n, conlXedar~s de los hombres, inspir a e1 genero humane,es algo totalmente distinto del pesimismo cobarde de las almasmezquinas y cansadas, que ternen a la vida y no soportan la visionde la realidad. La vida por ellas esperada, llena de felicidad y depaz, sin peligro y arnpliamente cernoda, es aburrida, senil y, ade-mas, 5610 imaginable, nunca posible, Contra este heche, contra1arealiiiad de la historia, se estrella toda ideologia.

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    3Por 1~ que respecta a Ia situaci6n momentanea del mundo,

    todos corrernos el peligr o de verla erroneamente. Desde la guerracivil americana (r865), la guerra francoprusiana (I&70) y Ia epo-ca victcriana hasta 1914, ha reinado en los pueblcs blancos une~~adotan inverosimil de t ra n q ui li d ad , s e gu ri d ad y e x is te nc ia p a-cifica . id d.y 510 CUI a OS como es vane intentar ha11arlo en ni .. . . . . - I - notro slglo Q' 1 h " . ,'!5....be . ' uienes a an VIVldo0 han oido de el a otros, sucurn-- I1 sle~pre de nuevo a, la ~c1~a,c i6I ! a cOI!sid~arlQ normal a. .. , .I

    E I AO f' it "m g politic"

    interpretar el confuse presente como perturbacion de tal estadonatural y a desear que las cosas vuelvan, par fin, a ir bien.Pero no sucedera tal. Aquello no valved ...No se han determinadobien las caUSas que trajeron consigo tal estado, imposible a 1alarga: el heche de que los ejereitos permanentes yen constan-te awnento haclan tan incalculables las consecuenclasde unaguerra, que ningun estadista se atrevla a desarrollarla;elhechode que la economia tecnica llevaba una marcha febdl que habiade hallar rapidamente un termino, porque se apoyabaen condi-ciones en vias de rapida desaparicicn, y,por ultimo,el heche deque, par ambas circunstancias, los arduos problemas no resueltosde Ia epoca iban siendo continuamenteaplazadosytransferidosa los hijos y a los hijos de los hijos, como fatal herenciadelas ge-neraciones venideras, hasta dejarse de creer en su existencia,aunque amenazaban, con tensi6ncada vez mayor, desde e1 fu-turo.

    Muy pecos soportan una larga guerra sin que su alma se co-rrornpa; nadie una larga paz.. Esta epoca de paz desde rB70 aI914 ha acostumbrado mal a todos los hombres blancosy los hahecho insaciables, desrnedidos e Incap aces de soportar Ia desgra-cia; consecuencia de ello son las ideas y las exigencies ut6picasque son hoy el bagaje de todo demagogo, exigencias a iii. epoca,a los Estados, alas partidos y, sobre todo, a Ios dernas, sin re-cordar siquiera los Hmitesde loposible ni los deberes, 105mere-cirnientos y los sacrificios. '

    Esta paz, demasiado prolong'ada sobre un suelo convulso deexcitaci6n creciente, es una terrible herencia, Ninglin estadista,ningun partido, apenas un solo pensador politico se encuentrahoy 10 bastenre seguro para decir 1averdad.Mienten todos; unensu vcz al coro de la multitud m;U acostumbr ada e ignara, quequiere pasarlo maiiana tan bien como antes 0 aun mejor, aunquelos estadistas y los dirigentes de la economia debian conocer rnejorla t em e ro sa re alid ad , [ Pe rc q u e jefes tenemos hoy en el rnundolE s te o p t i m i s m a c o b a r d e y f a l t o d e h o n r a d e z a m m c i a t o d o s lo s m e -ses el retorno)} d e l a c o yun t ur a y la j > r o s j J c r # y en cuanto un pard ,e especu ladores aIci s tas hacen sub i r p a s a j e ra m e n te l a s c o t 1 z a ~Clones, el terrnino delpara [ortosa en cuanto un centenar de obr~-

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    ros encuentra trabajo en algun lade y, sobre todo, el logro de lainteligericia entre las naciones a la menor decision de la Socie-dad de Naciones, enjambre de parasi tes veranean tes en las or il1asdel1ago de Ginebr a, Y en todas las reuniones y en todos los pe-riodicos resuena de nuevo la palabra crisis como la espres ion deuna perturbad6n pasajera del bienestar, con la cual se mientey se oculta que se trata de una catastrofe de proporciones incal-culables, forma normal en la que se cumplen los grandes virajesde la Hi.storia.

    Pues vivimos en una epoea gr andiosa, Ia mas grande que laeultura de Occidente haya vivido y vivira [amas , la misma que laantiguedad vivi6 desde Canas hasta Accio, Ia misma desde la cualresplandecen los nornbres de Anibal , Esc ipi6n, Graco, Mar io, Silay Cesar (I). La guerra rnundial fue tan 5610 para nosotros el pri- .mer rayo y el primer trueno surgidos de la nube ternpestuosa quese c ierne , henchida de destine, sobre este siglo. La forma de l mUH-do es hoy fundarnentalmente trans formada, como entonces pOIel naciente Imperium Romanum, sin que l.a. volun tad n i los deseosde la mayorla sean tenidos en cuenta ni contadas las viet imasque cada una de tales decisiones ezige , ~Pero quien 10 cornprendeasi? ~Quien 10 soporta? lQuien se siente feliz de iomar parte enello) Laepoca es grandiosa, pero los hombres son tanto mis pe-quefios, No soportan ya la tragedia ni en la escena ni en Ia reali-dad .. Mi?erables y fat igados, quieren el happy . end de las neciasnovelas de pasatiempo. Pero el destino que los haarrojado en. e stos deeenios los agarra por Ia garganta y hace con ellos 10 queha de set hecho , quieran 0 no. La seguridad cobarde de f ina les dels ig lo anterior ha ter rn inado . La v ic la e n p el ig ro , la e rd ad er a vidade 1a Historia, vuelve por sus derechos . Todo ha entrado en rno-vimiento. Ahor a cuenta 5610 el hombre que arriesga a lgo, quetiene el valor de ver y tornar las cosas como son. Llega -no, hal1egado ya- la epoca que no tiene lugar para alrnas delicadas ni .para ide a les endebles. El barbarismo prlmitivo, que a traves desiglos enter os ha yacido oculto y encadenado bajo el rigor de lasformas de una cultura superior, despierta de nuevo, ahora que -la

    (r) La decadencia de Occident8, t. IV, pags. 229 y siguientes.

    II!\!

    El horieonu pOliticocul tura estd. acabada y empieza la c iv il izaci6n ; aque11a sana ale-grIa guerrera de la fuerza propia, tan despreciada por la epoca delpensamien to racional is ta , cebada de Ii te ra tura; aquel instinto v i-goroso de la r aza, que quiere vivir de otro modo que bajo la opre-si6n de la masa de libros leidos y de los ideales librescos. En lasnacionalidades de la Europa occidental vive aun rnucho de el ytarnbien en las praderas americanas y mas alla, en la inmensaplanicie del Norte de Asia, donde cr e cen los conquistadores delrnundo.

    lEs esto pesimisrno? Quien isi 10 sienta, c't!6cesitara, pues,Ia piadosa mentira 0 Ia nebulosidad de los idea les y u topias paraquedar preservado de la visi6n de la realidad y redimido de ella?.Es muy pos ible que Ia mayoria de los hombres blancos se halleen este caso en el slglo actual; pero, lY en los siguientes? Sus an-tepasados de l a epoca de la emigracio n de los pueblos y de las Cru-aadas eran muy distintos. Despreciaban como una cobardla talconducts. De esta cobardia ante Ia vida nacieron en el mismoestadio de Ja cultur a india el budismo y las orientaciones afines,que ahora empiezan a ponerse de moda entre nosotros. Es rnuyposible que, dentro de este area, se halle en vias de Iorrnacicnuna tardia religion del Occidente, quiza bajo un disfraz cristranoY quire no; lquien puede saberlc] La renovacion rellgiosa quereleva al racionalismo como concepcion del universe contienean te todo Ia posibilidad de la genesis de nUnIa.s religiones, Lasalrnas fatigadas, cobardes y seni1es quieren huir de esta epocay.relugiarse en algo que, por 18 singular idad de sus doctrinas y sususos, les mezca en el olvido, rnejor de to que manifiestamente 10pueden las Iglesias cr i stianas. El c redo quia absurdum esta denuevo en auge, Pero la hondur a del padecer cosmlco; sentimientotan antiguo como el cavilar sobre eI cosmos rnisrno, Ia querellaante 10 a bsurdo de la historia y la crueldad de la vida no procedede las cosas misrnas, sino de un endermo Pl3nsar sobrr cllas. Es eljuici o aniquilador sobre e1valor y la fuerza del alma propia, Un~vision profunda del murrdo no ha de estar fo rzosamente anegadaen lagrhnas.

    Hay un sentimiento n6rdico del universe -des de Inglaterr ahasta e l Japan- Ileno de alegr ia prec isamente l Ior la pesadurnbre

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    del destIno humane. Se le desafia para vencerlo. Y se sucumbeorgullosamente cuando se demuestra mas fuerte que la propi avoluntad. Tal concepcion fue la de los viejos fragmentos auten-ticos del M&habharata que cuentan del combate entre Kurus yPandus; la de Homero, Pindar o y Esquilo; la de la poesia heroicagermanic a y la de Shakespeare; la de algunos poernas del Schu-king chino y 1a del ciclo de los samurais japoneses. Es la con-cepcion trag-ica de la vida, no extinguida aun hoy, que experlmen-tara. en elporvenir un nuevo Ilorecimiento y 10 ha experimentadoya en la guerra mundial, Por eso todos los miximos poetas de to-das las culturas ncrdicas han side tragicos, y la tragedia, pot en-cima de la balada y la epopeya, la forma mis profunda de estevaleroso pesimisrno.. Quien no puede vivit tragedia ninguna nisoporterla no puede ser tampoco una figura de accion mundiai,El que no vive la historia tal como realmente es, yes tragica, sa-tur ada de Iatalidad y, par tanto, a 105 ojos de 105 fervientes de Iautili dad, sin sentido, sin finalidad y sin moral, no esta tallliloeo ensituaci6n de hacer historla, En este punto se separan e1ethos su-perior y el interior del ser humane, La vida del individuo no esimportante para nadie mas que para el rnisrno. Lo que importaes que quiera substraerla de la histoda a sacrificarl a par ella. Lahistoria no tiene nada que vet can la logica humana. Una ternpes-tad, un terremoto, un rio de lava, que aniquilan vidas sin selec-cionarlas, son annes a los aconteeimientos elementales sin planalguno de la histor ia universal; Y aunque sucumban pueblos yardan a se derrumben viejas ciudades de envejecidas culturas, latierra seguira girando e n derredor del sol y las estrellas recorden-do su 6rbita. .

    El hombre es un anim al de presa (I). La repetire siempre.Todos los modelos de virtudes y todos los moralistas scciales quepretenden estar 0 llegar par encima de ella no son mas que ani-males de presa con los dientes rotos, que odian a otros par losataques que ellos rnismos evitan sabiamente, Vedlos: son dema-siado debiles para leer un libra sabre guerras; perose agolpan en

    t

    EE lIori tonte polit ico

    la calle cuando ha sucedido una desgracia, para excitar sus net-vias can 1asangre y el griteric, y cuando ni siquier a a esto puedenarriesgarse, 10 saborean en las pe1lculas y en los peri6dieos ilus-trados. Cuando califico al hombre de animal de presa, la quienofendo can ello? ~Al hombre a al animals Pues Ios grandes ani-males de presa son nobles criafruras "de especie perfecta ysin lahipocresia de la moral hurnana pot debilidad. .Claman: INo mas guerrasl; perc quieren la lucha de olases. Seescandalizan euando es ejecutado un asesino, pero gozan a es-condidas al saber e1asesinato de un adversario politico.~Que hantenidc que objetar a las matanzas de los bolcheviques?No;la lu-eha es til becho p ri mo rd ia l d e la vida, esla vida misma,ynj siquie-ra el mas lamentable pacifista cansigue desterrar porcompletode su alma el placer que despierta, Par lomenos te6rieamente,quisiera combatir y aniquilar a todos los adversarios delpa~i-fismo. -

    Cuanto mas profundarnente penetremos en el cesarismo delmundo faustico, mas c1aramente se decidira quien esta. destina-do eticamente a ser sujeto del suceder hist6rico yquiena ser ob-[eto del mismo. El triste eortejo de los reformadoresdelmundoque desde Rousseau ha trotado a traves de estos siglos, dejandotras de S 1 en el camino, como unico monumento conrnemcrativode su existencia, montaiias de pape1 impreso, ha llegado a su fin,Los cesares ocuparan su lugar. La gran politica, como a rle de lo"posible, alejado de todo sistema y de toda teoria, como la maes-tria de regir los heches en calidad de: conocedor, de gobernar elmundo c-omoun buen jinete a su caballo con la presion de losmuslos, recobra sus eternos derechos.

    Par eso no quiero hacer aqui mas que mostr ar en que situa-cion hist6dca se encuentran Alemania y el rnundo y como estasituaclon se deriva necesariamente de Ia historia de siglos pasadospara ir inevitablemente a ciertas 'formas y soluciones. Es destino.Puede negar~e; pero al negarlo se niega uno a si mismo,

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    LAS GUERRAS iV!UNDIALESYLAS POTENCIAS MUNDIALES,:,'

    'i 4La crisis rnundial de estos afios es concebida -y asi 10de-

    rnuestr a ya tal misma denominaci6n- de un modo demasiadoromo, ligero y simple, segun el punto de vista, los intereses y elhorizon.tedel espectador, como crisis de Ia producci6n, del traba-jo, de la valuta, de las deudas de guerra y las repar aciones, de Inpolitica exterior 0 interior 0, sobre todo, como consecuencia dela guerra, mundial, la cual, en opinion de las gentes, habria po-dido ser evitada con una mayor h.onr adez y una mayor habilidaddiplomiticas. Se habIa, mirando de reojo a Alemania sabre todo,de Ia voluntad y la culpa de Ia guerra. Naturalmente, si Ivolsky,Poincare yGrey hubier an podido sospechar el estado actual desuspafses,habrian renunciado alpropdsito de llevar el cerco pues-to yaa Alemania al resultado politico apetecido con una guerracuyas operaciones estrategicas iniciales comenzar on en I9I1 enTripoli y en 1912 en.los Balcanes. Pero, (acaso tal r enuncia ha-bria detenido siquier a diez afios mas la violenta descarga de latensi6n, no s6lo politica, quiza can otra distrlbucion distinta ymerios grotesca de las potencias? Los hechos son siernpre masfuertes que los hombres, y e1 circulo de 10posible es siernpre, aunpara un gran estadista, mucho mas reducido de 10que el profanopiensa. ~y que hubiera cambiado h-ist6ricamentB .con ello? La for-ma y el ritmo de la catistrofe, pero no esta misma. Er~ el terminonecesario de un siglo de evolucion occidental, que desde Napole6niba hacia e l con excit acion creciente.

    Hernos entrado en 1a era de lasguerras mundiaks. La cual co-

    Las guerras mundiales :y las pot6nda~ mundiales 33mienza en elsiglo XIX y se extendera a traves de todo eI actualy, probablemente, del siguien.te. Significa eI transito desde el rnun-do de Estados del siglo xvm al Imperz'~nn mundi. Corresponds alas dos terribles centurias entre Canas y Actio, que condujeron,desde 1a forma del rnundo de Estados helenistiCos, can inclusi6nde Roma y Cartage, a1 Imperium Ramanum. As! como este abar-caba 1a esfera de Ia dvilizaci6n antigua y sus irradiaciones -elmundo mediterraneo-c-, sera aquel, par un tieII1PO desconocido,el destine del globo terraqueo, E1imperialismo es una idea, emer-ja a no en la conciencia de sus substrates y sus fautores. En nues-t:o caso es posible que no llegue jarnas a realizarse plenamente,que sea estorbada par otras ideas que cobren vida fuera del mundode los pueblos blancos; pera late, como iendencia a Una gran for-ma historica, en todo 10que hoy sucede.

    Vivimos hoy entre las epocas. El mundo de Estados del Oc-cidenteera en el siglo XVUI un producto de estilo severo como,las creaciones contemporaneas de Ia musica y 1arnatematica (I).Era forma distinguida no s610 par natural eza, sino tambien ensus aetas y opiniones, Reinaba en todas partes una ant;guay po-dercsa tr adiciori, Habfa convendones distinguidas sobre la rna-nera de gobernar, Ia oposicicn, las relaciones diplomdticas y be-Iicas de los Estados entre s1,.la confesidn de la derrota y las exi-gencias y concesiones en los tratados de paz. E1honor desernpe-iiaba aim un papeI indlscutldo, Todo pasaba ceremoniosa y cor-tesmerite, como en un duelo.

    Desde que Pedro el Grande fund6 en. Petersburgo un Estadode formas occidentales (2), Ia palabra Europa comenz6 a pene-trar en el lenguaje vulgar de las naciones occidentales y consi-guientemente, como de costumbre, a deslizarse inadvertida en elpensamiento politico practico y en 1atendencia histcrica, Hastaentonces habia side un terrnino culto de la cienciageografica, aIa que el trazado de rnapas habia heche progresar desde el descu-brirniento de Am3rica. Es muy car acterlsfico que, instintivamen-te, no se adscdbiese a Europa elImperio otomano, que par enton-

    (1) La decaae1ll;ia de. Occidente, t. IV, p~s 192 y siguientes,(2 ) PoHtische Sehri/ten (Escrltos politicos),pigs. 112 y siguientes..oL'lo~ DEClSrvOS

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    f1i OswaU SPengler34ces era todavia una verdadera gran potencia y poseia toda la pen-insula de los Ba1canes y parte del sur de Rusia, Y Rusia rnismano contaba, en el fondo, mas que como gobierno de Petersburgo..!Cuantos de los diplomatic os occidentales conocian Astracan,Nishnij Nowgorod 0 incluso Moscu y los adscribian en su serrtira Europa})? La Ironter a de la cult~tra occidental estaba siemprealH dcnde la colonizaci6n aleman a se habia detenido.

    En esta Europai era Alemania el centro; no un Estado, sinoun campo de batalla para verdaderos Estados. En eI se decidia,con sangre alemana en gran parte, a quien habian de pertenecerla India, Africa del Sur y Norteamerica. AI Este se extendian Ru-.slu, Austria y Tur quia; al Oeste, Espana y Francia, los impedescolcniales periclitantes a los que Inglaterra insular arrebat6 laprirnacla; a los espafioles, definitivamente, en 1713. Ya los fran-ceses desde 1763. Inglaterralleg6 a ser la potencia director a eneste sistema, y no s610 como Estadc, sino tambien como estilo,Se hizo riqulslma en cotnparacion al continente. ':"Inglaterranose ha concebido nunca como parte integrante de {(Europa-,y ernpleo tal riqueza en reclutar soldados, marmeros y Estadosenter os mercenaries, que defendian, a cambio de subsidies, 105intereses de la isla,

    A finales del siglo Espana habia cesado ya, tiempo atra s, deser una gran potencia, y Francia estaba destinada a seguir susuerte: pueblos ambos.envejecidos y gastados, orgullosos, pero fa-tigados, vueltos hacia e1 pasado, sin una verdadera arnbici6n, queno debe confundirse con la vanidad, de desernpefiar tambien enel porvenir un p ap el c re ad or . Si los planes de Mirabeau en 1789hubieran tenid o exito, habda nacido una monarquia constitucio-nal pasaderamente perrnanente, que se habrla contentadc, enesencia, con la tare a de satisfacer el gusto de rentistas de los bur-gueses y los campesinos. Bajo el Directorio existio la probabilidadde que el pais, resignado y harto de todos los ideales, se hubiesedado per satisfecho con cualquier especie de gobierno que le ga-rantizase la tranquilidad exterior e interior. Entonces Hego Na-poleon, un Italiano que habia elegido Paris como base de sus finesde poderic, y cre6 en sus ejercitos ei tipo de l u Uimo trancis, quedurante todo un siglo ha rnantenido aun a Francia en pie de gran

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    Las guerras mund~aJes y la5 potencias mundiales 35

    potencia: valeroso, elegante, jactancioso, rudo, lleno de la alegriade matar, saquear y destruir; can un impetu sin finalidad, stilopor el Impetu mismo, de suerte que todas sus victorias, a pesar deun inaudito derramamiento de sangre, no han procurado a Fran-cia la menor ventaja permanente. Solo la fama ganaba en todoello, ni siquiera e1 honor. En el fonda, era este un ideal jacobino,que, frente al ideal girondino de los pequeiios rentistas y los bur-gueses, no tuvo nunca consigo la mayoda, per ost siempre el po-del".Con el entran en la politica, en substitucicn de las formasdistinguidas del ancien regime, formas francarnente plebeyas: lanacicn como masa inarticulada, la guerra como movilizaci6n demasas, la batalla como derroche de vidas humanas los tratados. ,,~, :brutales de paz, la diplomacia de las tretasleguleyassin,buenasmaneras, Pero Inglaterra necesit6 aEur opa enterayjoda su pro~pia riqueza para destruir esta creaci6n de un solo hombre .la cual.. ,I.pervivi6, no obstante, como idea. En el Congresode Viella venciode nuevo e1 siglo XVIII sabre la nuevaepoca, A 10 cual se llamodesde entonces conservadora ,

    Fue solo una victoria aparente, cuyo resultado estuvo cons-tantemente en tela de juido drirantetodo el siglo.M~tternich,cuya vision poHtica --digase 10que se quiera en cuanto a su per~sona- penetraba mas hondarnente en el futuroque Ia deningUnestadista posterior a Bismarck, 10vi6 asi can implacable: cl~idad:M i pensamiento mas secreto es quela vieja Europ~~~ii errIoscomienzos de su fin. Decidido a hundirme con ella, sabrecurnpllrcan mi deber. Par otro lado, la nueva Europa estaaun e n forma-don; entre e1 fin y el principia habra un caos, S610 paraimpedircl mayor t iemp_o posible e si e c aG S naci6el sistema del equilibrio delas grandes potencias, iniciado can laSanta Alianza entre Austria,Prusia y Rusia, Se concertaron tratados, sebuscaronallsnzas y secelebraron Congresos para evitar en 16 posible toda conmociori dela Europa politica, que no lahubiera soportado; y cuando, apesar de todc, estallaha una guerra entre potencias, las neutralesse preparaban en el acto para, a J llegar las pace s , m an tene r eJequilibrio, a pesar ~e los pequefios desplazarnientos de fronteras;de ella es ejemplo clasico la guerra de Crimea. 5610 una nuevaiormaci6nresult6: Alemania, I a c rea ci dn p e r so n a l d e ' B is m M c k , .

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    s e c on v i r t i 6 en u na gr tenci ., an po encia Y preClsamente en el centro delsIStema de la s anti as E t ', '. gu .' n es e simple heche reposa el germ ende una tragedla me1udlble. Pero mlenjras reino Bismarck _Y rei-n O en Europa mas que en su dia Metternich- nada cambi6 en suconjunto politico. Europa estaba en su circulo y nadie se mezclabaen s~ asuntos. Las potencias mundiales eran, sin excepci6n, po-tenClaseuroP_eas Y el miedo al ter rnino de este estado -de el for-ma parte.Io que Bismarckllamaba le cauchemar de coali#ons-guiaba ala diplomacia de todas las naciories a las que se extendia,

    Mas, a pesar de todo, ya en 1878 se hallaba Ia epoca a puntode.rnadurez para la primera guerra mundial, Los rusos estaban~te Cons1.~tinopla; Inglaterra queria intervenir; Francia y Aus-tna: tamble~;, la guerra se habria extendido en el acto a Asia yAfnca y quiza a America, pues Ia arnenaza enderezada contra laIndia desde el Turquestan, Ia cuestion del dominic sobre Egiptoy elcan.al de.Suez y los problemas planteados en China cornpllca-ban la situaciori, y debts de todo ellolatia la ccrnpetencia iniciadaentre Londres y Nueva York, Ia cualjro habia olvidado las sim-patias inglesas por los Estados del Sur en la guerra de Secesi6n.S6101~~upcrioridad personal de Bismarck aplazo para el porvenirl~ decision de las grandes cuestiones de poderio; decision irnpo-sl~le pO,rcalninos pacific os, pero al precio de que, desde aquelmismo lIlstante,en lugar de guerras verdaderas, surgiera la com-petenciaen losarrnamentos, nevada a sus ultimas posibilidades:una, nueva forma de guerra en Ia superacion reciproca en canti-dad de soIdados,de canones, de inverrtos y de las disponibilidadesen ~nero,que fue Ilevando la tension hast a 10 intolerableI r}, YpreclSamentepor entonces, sin que Ia Europa de la epoca bis-rnarckiana sediesecuenta alguna, el Japan, bajo Mutsuhito(1869), ccmenzo a transformarse en una gran potencia de estiloeuropeo, .con ejercito, tactica e industria de armarnentos, y losEstados Unidos sacaron la consecuencia de la guerra. Civilde 1861a 186S,en la que el elernento de loscolones y les plantadores ha-bia sucumbido a1del carbon, la iti,dus~ria, los Bancos y las Bolsas:el dolar comenz6 a desernpefiar un papel en el rnundo.

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    (r). La decadencia de Occiden;, t. IV, pags, 246 y ~i~iei:lte5.

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    Las guerras mwndialcs y las polencia. mundiales 37Desde finales de sigIo se hace clarlsirna Ia decadencia de este

    sistema de Estados, aunque DOpara los estadistas dirigentes, entrelos cuales no hay ya ni uno solo de alguna importancia, Se agotantodos en las cornbinaciones, alianzas y conciertos habituales; con-Hall todos, durante el tiempo de su funci6n, en la tranquilidadexterior, representada por los ejercitos permanentes, y piensantodos en. el porvenir como en una prolongacicn del presente. Ypor todas las ciudades de Europa y Norteamerica resuena el cla-mor triunfal ante el progreso de la Hurnanidad, demostradodiariamente en Ia longitud de los ferrocarriles y de los articulos defondo, en Ia altura de las chirneneas.de las f.ibricas y de las cifraselector ales radicales y en el espesor de las planchas de acero delos acor aaados y de los paquetes de acciones en las cajas de cau-dales; clamor triunfal que ahogo el estampldo de los canones ame-ricanos contra los buques espafioles en Manila y en la Habana einc1uso el de los nuevos canones antiaereos, con los cuales loshombrecitos amarlllcs, rnimados y admirados por Ia necia Euro-pa, la demostraron sobre cuan debiles fundamentos se asentabasu super ioridad tecnica, y recordaron irnpresionantemente el Asiaa Rusia, que mantenla clavados sus ojos en su fronter a occi-dental.

    De tOd05rnodos, Rusia tenia precisamente por entonces hartosmotives de ocuparse de Europa: era seguro que Austria Hungrlano sobreviviria, 0 apenas, al ernperador Francisco Jose, y surgiala innerr ogacidn de en que forma habria de cumplirse la nuevaordenaclon de aquellos vastos dominios y de si tal ordenacicn se-ria posible sin una guerra, Habia, a mas de distintos planes y ten-dencias, incompatibles entre si, dentro del Imperio danubiano, lospensa.mientos de los vecinos esperanzados, y mas alIa las espe-ranzas de potencies mas lej a n .as, que deseaban Ia eJqllosi6n deunconflicto en aquellos lugares par aaproxlmarse ellas, en otros, asus fines propios. EI sistema de Estados de Europa llegaba, comounidad, a Sll fin, y Ia guerra mundial, aplazada aJ. 1878, amena-zaba estall ar por los mismos problemas, en el:mismo Iugar. Asisucedi6 en 1912.

    Entretanto, el dicho sistema cornenze a tomar una forma queaun perdura y que recuerda el Orbis terrarumde los siglos hele-

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    (1:) En el modemo sentldo deportivo. Confr6ntese La decadencia de9ccidente, ~. IVI pags. I17 "7 :Si&Uiente~,

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    Mus s oHni viva, y lograra quiza en el Mediterra'neo Ia base mayorde una verdadera potencia mundial, y Francia, que se consideranuevamente como duefia de Europa, y de cuyas instituciones poll-ticas forman parte la Sociedad de Naciones ginebrina y el grupode los Estados del sureste. Pero todos estes son qUizi, 0 probla-blemente, fenornenos pasajeros. La transformacicn de las formaspoHticasdel mundo marcha rapldamente adelante, y nadie puedepresumir cua.l sera dentro de unos cuantos decenios el aspectode los mapas de Asia, Africa e incluso America.

    5Lo que Metternich entendia POI' caos y queria rnarrtener ale-

    jado de Europa el mayor tiempo posible con su actlvld ad renun-ciadora e Infecunda, orientada tan s610 a la conservacion de Ioexistente, era menos el derrumbarniento de tal sistema de Esta-dos, con. su equilibrio de las potencias, que el derrumbamlentcparalelo de la soberania misma del Esiado en las distintas nacio-nes, soberanla que desde entonces, inc1uso como concepto, se haperdido para nosotros. Lo que hoy reconocernos como orden yfijarnos en,constituciones Iiberales no es mas que una anarquihecha cosiumbre. La Ilamarnos democr aeia, parlamentarismo 0self.;,government de los pueblos; pero es de hecho Ia mera Inexis-ten.cia de una autoridad conscierrte de su responsabilidad, de unGobierno y con ello de un verdadero Estado,

    La historia humana en la edad de las cultures super iores es lahistoria de los poderes politicos. La forma de esta historia eS laguerra. Tarnbien la paz forma parte de ella. Es la continuaci6nde laguerra con otros.medios: la tentativa, por parte de los ven-cidos, de llbertars e de las consecuencias de Ia guerra en formade tratados y la tentativa de rnantenerlos por parte del vencedor,Un Estado es

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    rio de las grandes dinastias, Estas naciones eran ideas en el sen-tido en que Goethe habla de la idea de su existencia: Ia formainterior de una vida importante que, lnconsciente e inadvertlda-mente, se realiza en cada heche y en cada palabra, Pero s l a na t ion&en el sentido de 1789 era un ideal racionalista y romtintico, unaimagen optativa de tendencia manifiestamente poUt-ica, par nodecir social. Esto no puede ya nadie distinguirlo en esta epocaobtusa. Un ideal es un resultado de la reflexion, un concepto: unatosis, que h a de ser formulado para tener elideal. A consecuen-cia de ella, se convierte al poco tiempo en una frase hecha quese emplea sin darle ya contenido mental alguno, En cambio, lasideas son sin palab1'as. Rar a vez, 0 nunca, emergen en la con-ciencia de sus substratos y apen as pueden ser aprehendidas parotros en palabras. Tienen que"ser scntidas en la imagen del suce-der y descriias en sus realizaciones. No se dejan definir, No tienennada que ver con deseos ni con fines. Son el obscure impulso queadquiere forma en una vida y tiende, a rnaner a de destino, a11endela vida individual, hacia una direccicn: la idea del romanismo,la idea de las Cruzadas, Ia idea faustica dela aspiraci6n a1infinite.

    Las verdaderas naciones so n ideas, todavia hoy. Pero 10 queel nacionalismo quiere decir desde 1789 se car acter iza ya parcuanto confunde Ia lengua madre con el lenguaje escrito de lasgrandes ciudades en el que cada uno aprende a leer y escribir,esto es, con el lenguaje de los peri6dicos y revistas que ilustrana todo ciudadan oscbre el derecho de la n"aci6ny sobre su nece-saria liberaci6n de algo. Las verdaderas naciones son, como todocuerpo viviente, de rica articulaci6n lnterria; son ya, por su meraexistencia, Una especie de orden. Pero el racionalismo politicoentiende por n acion la libertad de y la lucha contra todo orden.Nad6n equivale, para el, amasa amorfa y sin estructura, sinduefio ni Iinalidad, A esto 10 nama soberan l. a de l pueblo . Olvida,detalle caracteristico, el pensamiento y el sentimiento de la clasecampesina; desprecia los uses y costumbres de la autentica vidapopular, de los cuales forma parte, y m uy especialmente, el res-peto a Ia autoriaad. N o concce respeto alguf]o. 5 6 1 0 p r i n c i p i o sque proceden de teonas A t t d " .gualdad est 1 '. n. e 0 0, el PrIIlC1P10 plebeyo de Ia" , a es, .a substituc16n de Ia odiada calidad 1. " por a .C~-

    Las gUt1''l'aS m"!.I1I.diales :y las pots1Wias mundiales +3~idad y de Ia capacidad envidiada por el numer o, El nacionalisrno'moderne substituye el pueblo por Ia rnasa, Es revolucionario yurbane de parte a parte.

    La mas funesto es el ideal del gobierno del pueblo por sirnismo. Un pueblo no puede gobernarse a sf mismoy .c omo tarn-poco rnandarse a 51 mismo un ejerc ito, Tieneque .ser gobernado ,y as! 10 quiere tambien mientrasposee instintossan()s.Pero 10que con ello se quiere decir es cosa muy distintaief concepto de larepresentaciJn popular desempena inmedia1:amente el papel prin-cipal en cada uno de tales movimientos. Llegan gentes que senornbran a 51 rnismas representantes)} del pueblo y se recomien-dan como tales. Pero no quieren (~servir al pueblo; 10 que quie-Ten es s er vi rs e d e l p u eb lo para fines propios,masomenos sucios,entre los cuales la satisfaccion de fa vanidad esel m a s inocente.Combaten a los poderes de la tradid6n para ocupar suIugar.Combaten el orden del Estado porque impide supeculiarcactivi-dad, Combaten _toda clase de autoridad porque no quieren serresponsables ante nadie y eluden por 51mismos .toda responsabi-lidad. Ninguna constituci6n contiene una instancia ante la cualtengan que justificarse los partidos. Combaten, sobretodo,la [or-ma de cultura del Estado, lentamente crecida YDl;Ldurada,porqueno Ia entraii.ct1t en si, como la buena sodedad,la,societydel si-glo XVIII; ylasienten, POl' 10 tanto, como una cOerci6n,locual noes para el hombre de cultur a, De este modo nace Ladernocr aciadel siglo, que noes forma, sino ausencia de forma en todo sentido,como principia, y nacen el par1amentarismo como anarquia cons-titucional y Ia republica como negaci6n detoda c1asede autoridad.

    "De este modo, los Estados europeos perdieron mas .la formacuanto mas progresivamenta fueron gobemados. Este rue elcaos que movi6 a Metternich a combatir a 1ademocracia sin dis-tinci6n de orientaciones -tanto ala rornantica de las guerras deindependencia como a la racionalista delosasaltantes dela Bas-tilla, reunidas Iuego en 1848- Y a ser igualmente conservadorfrente a todas las reformas, E n t odo s l os p a i s e s se f o r m a t o n desde

    " e ~ t o i 1 c e s p a . r t i d o s , e s t o e s , a l l a d o d e i d e a J ~ ta s i n d i y i d u ~ e ~g r u p o s d e p o li t i c o s n e g o c ia n t e s de d d' 1duaosa tnoral: periodista b . U 050 onge~ y m as q u e

    5, a o g ad o s, b o ls is ta s, literatos y fun~

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    Entre las sefiales mas graves de la decadencia de la soberanladel Estado se cuenta el heche de que en el curso del siglo XIXllegara a predorninar la impresi6n de que la economia es mas

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    cionarios delos partidos, Gobernaban representando a sus intereses,Los monarcas y los ministros habian sido siempre responsablesante alguien, por 10 menos ante Ia opinion publica. S610 estos .grupos no tenian que dar cuenta a nadie. La Prensa, nacida como6rgano de la opinion publica, servia ya desde tiempo atras a quienla pagaba; las elecciones, un dia expresicn de aquel1a opinion,l levaban a la victor ia al partido detras del cual habla mas dinero.Siapesar de todo habia aun una especie de orden estatal, degobierno concienzudo y de autoridad, era POI' los restos de ttl[ o rma d el s ig lo X YI II , que se conservaban en figura de rnonar-quia, POI' muy constitucional que fuera, del cuerpo de oficiales,de la tradicidn diplomatica, y, en Inglaterra, de los antiquisimosusesdel Parlamento, sobre todo de la Camara Alta, y de sus dospartidos.A ellos se deben todos los rendirnientos estatales logra-dos a pesarde los parlamentos. Si Bismarck no hubier a podidoapoyarse en su rey habrfa sucurnbido en el acto a Ia dsmocracia.Eldilettantismo.politico, cuya palestra eran los parlamentos, veia,puesy.t arnbien con desconfianza y odio a estes poderes de la tra-dlcicn, Los cornbatia a fondo sin cuenta de. las consecuenciasextericres; De este modo, Ia politica interior !lego a ser un dorni-nioque, rebasando ampliamente su verdadera slgnlficacion, atrajoa si foraadamente la actividad de todos los estadistas experimen-tados y derrocho su t iempo y sus energf as, y por el cual se olvido. ysequiso olvidar el s{Jntido original del regimen del Estado, Ia.direcci6n de la pol it iClI exter ior. Tales el interregno anar quistaque hoyes llamado democraeia y que desde Ia destrucci6n de Iasober ania-monarqulca del Estado, y a traves del racicnallsmopolitico plebeyo, conduce al cesarisrno del porvenir, el cual cornien-za hoy a anunciarse quedarnente con tendencias dictatoria1es yesta, destinado a reinar sin Iimites sobre las ruinas de las tradi-clones hist5ricas.

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    Las guerras mundiales " las potencias mundioles 45importante que Ia poli ti ca. De las personas que hoy intervienenen algUn modo en las decisiones, no hay apenas Una que rechaceresue1tamente tal aserto. No s6lo se ccnsidera el poder politicocomo un elernento de la vida publica, cuya . rnision pr irnera, si-nola unica, es seruir ala economia, sino que se espera que se someiapor complete a los deseos y opiniones de la economla, Y, porultimo, que sea regido per los directores de Ia economfa. Asi hasucedido realmente en arnplia escala, y COnque resul tado nos 10ensena la histor ia de estes t iernpos.

    En realid ad, la poHtica y la economia son inseparables en lavida de los pueblos. Son, como no puedo por rnenos de repetircons tanternente, dos lados de la misma vida; pero pasa con ellos10 que con el mando de un buque y Ia consignacio n de su ftete,A bordo, la prime. a persona es el capitin, no e1 comer ciante alque pertenece la carga, Si hoy predomina Ia irnpresion de que ladireccicn de Ia economia es el elernento mas poderoso, es porqueIa dir e ccio n poHtica ha sucumbido a la anarqula partidista y nornerece ya el nombre de verdadera direccion, y porque, consi-guientemente, parcca sobresalir Ia economica. Per o wando, des-pues de un terrernoto, queda en pie, entre las ruinas, una casa,ello no quler e decir que fuera 10 mas importante. En la Historia,mientras diseurre en forma y no turnultuaria y revoluciona-riamente, el caudillo economico no ha sido jarnas arbitro de lasdeclsiones , Se adaptaba a las del ibera:ciones polit ic as y las serviacon los medios que estaban en sus manos. Sin una pol!tica fuerteno ha habido nunca, ni en ningun Iado, una econornia f'uerte;aunque la teo .da material ista ensene 10 contrario. Adam Smith,su fundador, trat5 la vida econcrnica como Ia verdadera vidahumana y eI h acer dinero como el sentido de Ia hlstoria, y soliacaHficar de animales dafi inos a los estadistas, Pero precisamenteen Inglaterra no fueron.comerciantes y fabricantes, sino poli ticosautenticos, como los dos Pitt, los que, con una magnifica politicaexterior y muchas veces contra la apasionada oposici6n de loseconomistas miopes, hicieron de Ia eccnomia inglesa la primeradel rnundo. Fueron puros estadistas los que llevaron Ia luch acontra Napoleon hasta el borde de la ruina econcrnica, porquevelan mis alIa del balance del afio s iguiente, al r e ves que hoy

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    en dia, En cambio, ahora, por la-inslgnificancia de los estadistasdirigentes, personalmente Interesados casi todos en negocios par-ticulares, la economia interviene decisivamente en las resolucio-nes, pero ya la economiaen s u p l en a t o ta l id a d : no 5610los Bancosy los consorcios, con 0 sin disfraz partidista, sino tambien aquellosconsorcios enderezados al aurnento de los salaries y a la dismi-nuci6n del trabajo, que se Haman partidos obreros. Lo ultimo esconsecuencia necesaria de 10prirnero, Tal es Iii.tragedia de todaeconomia que quiere asegurarse poHticamente a sf misma, Tam-bien esto comenze en I789, con los girondinos, que quisieronhacer de 105negocios de la burguesia pudiente el sentido de laexistencia de los poderes del Estado, ccsa que luegc, bajo LuisFelipe, el rey burgues, paso a ser, ampliamente, un heche. Lasospechosa consigna Enrich issez-vMis se convirti6 en moral po-litica. Fue demasiado bien comprendida y seguida, y no 5610p~rel comercio y la industria y por 105politicos mismos, sino tam-bien por 1a clase de 105asalariados que por entonces -1848-se aprovech6 tarnbien de las ventajas del derrumbamiento de lasober ania del Estado. Con ello, Iii.cautelosa revoluci6n de todoel siglo, a la que se da el nombre de democracia, y que emergeperie dicamente frente al Estado en revueltas de 1a masa, concandidaturas 0 barricadas, y de los repr esentantes del pueblo,con crisis parlamentarlas y negativas de crMitos presupuestarios,adquiere una tendencia economlca. Tarnbien en Inglaterra, dondela teoria Iibrecarnblsta del manchestecianismo fue aplicada porlas T ra de U n io ns al comercio con la mercancia trabajo, cosaque Marx y Engels desarrollar on luego te6ricamente en el M ani-l i es to comuni sta . Con esto se completa ya la destituci6n de la poll-tica por Ia econornla, del Estado por el escritorio, de 105diplo-maticos por los jefes de las organizaciones obreras: en esto y noen las consecuencias de la guerra mundial yacen los germenesde la catastrofe econ6mica del presente, Esta no es, en toda sug ra ve da d, m ds q ue u na c on se cu en cia d el d er ru mb am ie nto d el poderesiaial;

    La expedencia historica hubiera debido precaver al siglo. Sin1~garantfa de una direcci6n del Estado orientada hacia una poll-tica de poderLoninguna empresa econ6mica ha logrado realmente

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    su fin. Es equivocado aducir en contrario las expediciones desaqueo de los wikingos, con las que se inicia el dominic maritimode los pueblos occidentales. Su. fin era, evidentemente, el boti.n-si de territorios y personas, 0 de tesor os, ello es ya cuesti6nsecundaria-e-, Pero el buque era un Esiado de po r si , y el plandela travesia, elmando supremo] la tactic a, eran politic:aauten-tics, A m donde el barco se convirti6 en una lotase fundaron enseguida Estados y precisamente con gobiernos demanifiesta sobe-rania, como en Normanilla, Inglaterra y Sicilia. La Hansa ale-mana habrla seguido siendo una gran potenciaecon6micasi Ale-mania misma hubiera 11egad0 a serlo politicamente. Desde.el finalde esta poderosa alianaa de ciudades, cuyo asegwamientopoUticono sinti6 nadia como misi6n de un Estado aleman, Alemaniaqued6 excIuida de las gr andes combinaciones eco:n.6tnicasmun-dia1es del Occidente. S6lo en el siglo XIX yolvi6a interv.enir enellas, no por esfuerzos privados, sino tan,s610porJacread6npolitiGa de Bismarck, la cual fue la prernisa del alza imperialistacfela ecoriomia alemana.

    EI imperialismo maritimo, la expresi6n de la aspiracicn faus-tica al Infinite, comenze a adquirir grandes formascuando laconqulsta de Constantinopla por los turcos, en1453,cerr6poli-t icamtmie los caminos econ6micos de Asia. Esteiue e1motivoprofundo del descubrimiento d~ 1a ruta maritima de las Indiasorientales por los portugueses y del descubrimiento de America .por los espafioles, detras de Ios cuales estaban las grandes pote~-cias de Ia epoca. Los motivos impulsores sisladosfueronIa arnbi-clcn, ei placer de i~aventura, la a1egria del combate y del peligro,la sed de oro y no buenos negocios, Las tlerras descubiertestenian que ser conquistadas y dominadas; habian derobustecerel poder de los Habsburgos en las combinaciones europeas. ElImperio en e1 que no se ponia el sol era un producto politico,e1resultado de un regimen superior del Estado y s61~sntonces,en tanto que tal, uncampo para bcitos econ6micos. No otra cosasucedi6 cuando I ng la te rr a c on qu is t6 l a p r imac l a, no po r su Iuersaeconomical inexistente a 1 p rinc ip io / s in o po r e l s a b io g o b l e r n ode los nob les , fueran tories 0 w h i g s , Inglaterra se ba e~iquecidoa fuerza de baiallas, no con la ten ed uria d e l ib ro s y la e sp e cu la . . .

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    .Los ejerc itos permanen tes dei s iglo X1~ han sido la manifes-taci6nmas rica en con,secuencias de la revoluci6n nacionaldesde 1789. Los ejercitos profesiona les de los Estados dinast iccsfueron substituidos por efbcitos de masas basados en e1 servicioobligatorio. Lo cual era, en su llltimo fondc; un)deal jacobino:1a l~ee en masse de 1792 correspondia ala n ac i6 tr io m o m a sa quehabia de ser o rganizada en per fecta igua ldad en substi tuci6n de 1aantigua naci6n artlculada en estados. QUe, luego, en los ataquesde estas masas uniformadas, surgiera algo totalmente distinto,una alegda magnifica, barbare, ajena a toda teorla, en el peli-gro, el dominic y la victoria, el resto de fa.", sana, 10que de herols-

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    c i6 n. P or e so e l pueblo ingles, por muy liberalmente que hablarao pensara, ha sido, sin embargo, en la practica, el m a s conserva-dor de Europa: conservadoren el sentido del rnantenimiento detodas las formas de poder del pasado, hasta en su s mas minim osdetal les ceremoniales , aunque causaran r isa y a veces desprecio;mientras no se vislumbraba una forma nueva mas fuerte se con-servaban todas las antiguas: los dos partidos, 1a manera en queel Goblemo se mantenia independiente del PiU-lamento en susdecisiones, Ia Camara Alta y Ia rea leza como fadores conternpo-riiadoresen situaciones criticas. Este insunto ha salvado una yotravez a Inglaterr a, y si hoyse extingue, su extinci6n suponeno 5610 Iaperdida de 1a posicion politica rmmdial, sino tambiende Ia econornica, Mirabeau, Talleyr and, Metternich y Wellingtonno ientendian vnada de econornia. Lo cual era, desde luego, undefec to. Pero hubiera sido peer que un especial is ta en Economiahubiera tratado de hacer politica en su Iugar. SOlo cuando elimperial ismo cae en manes de negocian tes econornicos y mate-rialistas, cuando cesa deser politico en el sentido de una politicade poderio, cae rapidamerrte.vdesde lo s intereses de 1aclase de 105conductores de 1a econornla, a1 alcance de 1a lucha de clases deltrabajo de ejecuci6n, y asi sedescomponen las grandes economiasnacionales y arrastran consigo a las grandes potenclas al abisrno,

    Las guerras mundiales :y las poteuias mundiales

    mo nordico alentaba arm en aquellos pueblos, me una experien-cia que no tardaron en hacer los apasionados de los derechosdel hombre, La sangre rue nuevamente m a s fuerte que el espi-ritu. El entusiasmo teo rico por el ideal del pueblo en armashabia apuntado a un fin muy distinto, m a s consciente y m.israclonalista, del desencadenamiento de estes lnstirrtos elementa-les, tambien en Atemania, durante y, sobre todo, despues de lasguerras de independencia, donde condujo a las revolucionesde 1830 y 1848. Estos ejercitos, en los que no habia di ferenciaalguna de altos y bajos, ricos y pebres, debian ser una copiade Ia naci6n futura, en la que todas las di ferencias de rango , fo r~tuna y capacidad sedan de algl1n modo suprimidas, Este era elpensamiento secrete de muchos de los voluntarios de 1813, perotarnbien el de 1a J oven A1emania literaria -Heine, Herwegh,Freiligrath- y de muchos hombres de Ia Paulskirche --comoUhland-. E1 principio de la igualdad anorganica era para elios10 decls ivo, Las gentes de l cuf io de J ahn y Arndt no sospechabanque habia side laigualdad la que habia heche resooar p f J r ~e zprimera en las matanzas de septiembre de ; [792 el grito de iV$t!llZanat ion/l11Se olvidaba un heche fundamental: en el romanticismo de lascanciones populares se hablaba s6lo del heroismo de los simplessoldados: pero e l valor i'nterno de estes ejercitos, meros aficiona-dos, a l princ ipic, en la profesion bel ica; su esplrr tu, su disCip~i~a,su preparaci6n , dependian de las cualidades del c$u;rpo d e of:c:a-les, y su estar en, forma reposaba por complete e n . las tradlclo~nes del siglo ZVUI. Moralmente, y tambien entre los jacobinos,una tropa vale tanto como el ofidal que la ha educado con suejemplo, Napo leon reconocio, en Santa Elena, que no habr i a sidovencido si, ademas del magnifico material de soldados de sus

    e jerc itos , hub lese ten ido un cuerpo de oficiales como el austr ia~o,en el que las t radiciones caballerescas de fidel idad, honor y dis-ciplina sllencios a s abnegada estaban aun viv~. Si est 05 cu~drosde mando vacilan en sus opiniones yen su actitud 0 renunClan aellas , como en 1918, un regimiento valeroso seconv ierte instan-tan.eamente en un rebaiio cobarde, e inerme.Dada la rapid a descomposic i6n de las farmas de poder en Eu-

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    ropa, habria de parecer un milagro que este medio de poder hu-bien resistido a ella. Y, sin embargo, asi fue. Los grandes ejerci-tos han sido el elemento mas conservador del siglo XIX. ElIos, yno Ia mcnarqula debilitada, ni la nobleza, ni incIuso la Iglesia,mantuvieron en pie la forma de Ia autoridad del Estado contralas tendencias anarquistas del Iiberal isrno. Lo que de los escorn-bros surgira no 10puede hoy saber nadie, Se ha alzadc, no s6lo enen Austria, sino en toda Europa, tan duramente apremlada, unelemento de fuerza; los ejercitos permanentes. Desgraciadamen-te, este elemento es s610conservador y no creador, y precisamente10 que irnporta es crear".~ escribia Metternich en 1849 (1). Lo cualdependia excIusivamente de las sevens opiniones del cuerpo deoficiales, transmitidas por elios a sus hombres. AlIi dondeen 1848y despues hubo motines y sublevaciones, la culpa fu e de la inferio-r idad moral de los oficiales , Genera les pol it icos, que derivaban desu categoria militar la facultad y el derecho de formular juiciosde estadista e intentaban actuar en consecuencia, los ha habidosiempre, 10m ismo en Espana y en Francia que en Prusia y enAustria; pero el cuerpo de oficiales como totalidad se prohibia entodas partes una opinion politica propia, 5610 los ejercitos, no lascoronas, resistieron en 1830, r848 y 1870.

    ElIos fueron tambien los que desde 1870 evitaron la guerra,pues name se at revia ya a poner enmovimiento un poder tan enor-me, por mIedo a sus incalculables efectos, y dieron as! Iugar al .anorrnal estado de paz entre I870Y 1914, que hoy nos.hace casiimposible juzgar acer tadamente la si tuaci6n de las cosas (2). Enlugar de las guerras Inmediatss surgi6 la guerra mediata en for-ma de un constante incremento de los preparatives belicos, deltempo de los armamentos y los inventos tecnicos; una guerra enla que hubo igualmente vic torias , der rotas y paces pasajeras (3).Pero este genero de velado guer rear presupone una rlqueza na- donal como 5;610las naciones con gran indust ria la han desarro-

    (x ) A H a . r t i g , 30 de marzo. C i. tambiell B I S M A R C K , GedanMn u i l dE1-innerungen (Peruamientos r recuerdos), t. 1/ pag. 63 .(2} Vease "pag. 26. . .

    (3) La deca4encia de Oce'idst,'fi:;c/'" ScAri/ten (Escri tos 1f t. nt ) . t. ,1 , V, .pag~. 24 J siguientes. Po -. po 1CO$, pag. 132. .

    Las guerras mundiales y las potsnc.ias mundiaks 51llado -consistia en gran parte en tal industria misma, en cuantorepresentaba un capital-, y esta tenia por premisa la existenciade carb6n, en la cual se basaban las industrias (1). Para guerrearhace falta dinero, pero aun haee falta m.aspara la preparaci6nde Ia guer ra . De este modo, Ia misma gran economai:n.dllstrialse convirti6 en un arma; cuanto mas capaz derendiniiento eramas ~ecishra.tnente asegurabapor anticipado el exito.Cadl:1. altohorn 0, cada fabrics de maquin.ada robustecia la prepa.ra~i6n alaguerra. Los auspiciosde operaciones afortunadas sehacla:n.cadavez m a s dependientes de Ia. PQsibilidad de un gasto .ilimita.do dematerial , sobre todo de municiones. SOlo muy lentamen.tese fUea~quiriendo. conciencia de este hecho. Todavia en Iasnegociacio-n.es.de la paz de 187I t Bismarck dio tans6lo valor apuntosestra-tegH:os como Metz y Be1for ty nlnguno a losyac imientos miner a-les de Lorena .. Perocuandoluego. se descubri6todalarelaci6nentre"la economia y Ia guerra , . ent re e1 carbon Y,105C~iioIl.e~ talcomo rea lmente exist ia , todo cambi6. Una economill .rob~stalleg6 a ser Ia premisa decisiva del desarrollo de lagueria'exigi6en consecuencia e l pr imer lugar, y los caf iones cornenaaron a en-trar cada vez m a s al servido del carbon (2). A 10.cual seaiiadi6la decadencia de Ia idea del Estado, a consecuencia delaexten-si6n radial de l par lamentarismo. La economia ~esde eittust alsindieato- comenze a intervenir en e l gobierno y a codeterminarcon .su negatlva 0 SU aquiescencia los fines y los rnetodos de lapolft ica exterior , La po li tica colonia i y deul tramlU" se eonvirt ioen una lu:ha en derredor de los mercados y las fuentes de prime-ras materias de la industria, r cada vez mas especialmente entorno de los yacimientos de petr61eo. Pues el pet r61eo comenz6-a comba~ir a l ~arb6n y a suplantarlo. Sin los motores de petr61eono hab~a habido autom6viles, aeroplanes ni submarines.. . En Igual sentido se transform6 Ia preparaci6n a la guerra rna-rrtima (3). Todavia al inidarse Ia guerra civilamerfcana los bu-

    (I) P o J ~ t i s c M S c h r i l / t n ( E s c r it o s p o l l ti C O S ) , p a g s . 3 2 9 y s i g u i e n t e s .(2 ) P o h ' l t ' s t ! t e S C N f t l l M J ( E s c r i t a s p o I f l i c o s ) , p a / t 3 3 0 1(~ ) . L a d e ca d en ci a d o O ed d e 1 . t IV . I . ' " ,. ( Es cn to s p ol it ic os ) p _ , n , ~ ~ . , p a ? 2 J 6 . l W i l u C M S t ! J t / l f t n

    I apt r 3 4 1 $l~Ulentes r ~73 s i K U i e n t e s . ' .t

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    ques mercantes arrnados en corso equivalian, casi a los buques deguerra conternporaneos. Tres aiios despues eran ya los acorazadosel tipo de nav{o senor de los mares. De estos buques de cornbatefueron surgiendo, con frenetica rapidez de construccicn, tiposcada vez mas grandes y fuertes, cada uno de los cuales quedabaanticuado al cabo de dos afios, las fortalezas flotantes de los ulti-moaafios del siglo XIx y prlrneros del xx, rnaqulnas monstruosasque, a causa de su consume de carbon, iban siendo cada ve:

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    Oswald Spengl6'1'.1tos: los mundos chino, indio, romano, arabe y occidental, consus poblac iones de campesinos sedentar ios, sucumbieron siem-pre, con perplejo espanto, a los parthos, los hunos, los esc itas, losmongoles y los turcos, Parece que 1a vida agricola y 1a vida a ca-ballo no se compadecen animicamente. Todavi~ las hordas deGenghis* han debieron sus victorias a su mayor rapidez.

    La segunda transformadon la est amos viviendb hoy mismo:es Ia substillucion del caballo por e 1 caballo de fuerza de 1a tec-nica austica. Hasta 1a primer a guerra mundial precisamente los. ,ant iguos y famosos regirnien tos de cabal1eria de Ia EUropa occi -dental aparecfan mas que ninguna otra arma aureolados de or-gullo cahalleresco, esplrltu aventllrero y heroismo. A traves desiglos enteros fueron los verdaderos wikingos de lanad6n. Repre-sentaban Ia vo~aci6n mUitar auterrtica y Ia vida. rnilitar genuinamucho mas que 1a infanter ia de l servicio mlli ta r obl iga torio. Perosu porvenir es ya mas obscuro. Van siendo relevados por los avio-nes y las escuaddI las de tanques, Con 10 cual la movil idad rebasalas posihilidades organicas y entra de Ilene en laaanorganicas de1a m:iquina, aunqua, por decido asi, de 1a rnaquina individual, .que, al contrario del fuego r edoblado impersonal de las trinche-ras , p1antea de nuevo grandes tareas al heroismo personal .

    Pero hay otro hecho que interviene .!lunmas hondamente quees ta decision entre 1a mass y 1a movilidad en los destinos de losejercitos, y que pondra necesariamente un fin al princ iple de l ser-vicio mili ta r como deber genera l nac ional, dominante en ~1siglopasado. Hasta I9!4 1a ruins de 1a autoridad, la substitution delEstado por e 1 partido, esto es, Ia an arqula progresiva , se habiadetenido an te el ejerc ito. Mientras un cuerpo de oficiales perma-nente educ6 a cupos ra.pidamente renovados se conservaron losv~lores eticos del honor mili tar , 1a f idel idad y 1a obediencia silen-ciosa, del espiritu de Federico el Grande, Napoleon y Wellington,o sea de! s~gI0:X:Yrrr , grap, .elemento.de estabilidad.~Estee1ementono ,comenz6 a quebrantarse hasta que l as n ec es id a de s d e I a g ue rr aobl1garon a can!' f' 'aj .,'do: '. " uU"a 0 IC I es muy Joven es, r cipidamen te for ma-os en 1a retaguardia e T m .m d . . . . . . ~ , . _ ~ _ _~ _que l1evaban ~ ., 0 de hombres mayores q ue e lI as yanos e t: lte. roset: l cam ~la prolong-ada pa~ d 8' pana. Tambien en este aspectoe I 7 0 a19I4 detu. Vo una evoluci6n que habia

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    Las gu.BY'IaS mu.f!diales y las Pot6f!ci.as mu.rtdiates 55

    de iniciarse con la decadencia progresiva del estar en forma delas naciones, La tropa, y con ella las c lases in feriores de l cuerpode oficiales, que veiaI\ e 1 mundodesde abajo, porque no eran jefespor vocacion In ter ior, s ino a consecuencia de necesidades pasa-[eras, adquirieron una opinion propia sobre posibllidades poll-tic a s; opinion que, como es de suponer, :fue irnp()rtada de fueraper el enemigo 0 por los partidos radicalesde japropia.naci6nmediante 1a propaganda 0 las celulas diso1ventes ycoll in,clusi6nde 1a reflexi6n sobre Ia manera de hacerla tri~ar.Cone1lo, e1elemento anarquico penetr6 en e1 ejercito, unica.instituci6n quehasta entonces habia sabido mantenerlo a distancia;Petletraci6nque contin.uo luego en los cuarteles de todos l~$ei~rQ.tos.perma.-nentes . AMdese ae110 que duran. te.cuarentaaf i() s,fl toe l sen-cillo hombre del pueblo como el politico profesionaly el jee departido radical, temian y sobrestimaban la ac,d6n desconocidaaun de los ejerci tos rnodernos tanto contraot rosejerci t( )s . comocontra alzarnierrtos y rebeliones, y, en consecuencia, apen,a5 con-sideraban como una posibi lidad rea l la resistencia con tra el los (I).~tes de la guerra, los partidos socialdemdcratashabian aban-donado ya t iempo ha 1aidea de hacer 1a reyolu~i.6n ,ys610 comoletra muerta Ia conservaban en sus programas, Una cornpafiiabastaba para tener en jaque a . millares depahanos exci tados.Pero la guerra demostr6 cuan minima es . Ia accion de una tropa.,incluso nutrida y provis ta de artilleriapesada, contra nuestraspetreas ciudades cuando es tas son defendidas casa por casa, Elejercito regular perdi6 su aureola de ser invencible en .las revo-Iuciones ..Hoy todo rec1uta obl igado a servi r piensa de otro modo.que