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5 4 F in de año y comienza la danza de millones. La cantidad de dinero que invierte en publicidad el mundo de la educación superior en Chile sólo es superado por el de la industria de la belleza, los cosméticos y los perfumes. Los diarios se llenan de suplementos, folletos y panfletería para tratar de vender las cualidades de tal o cual carrera, los pergaminos de esta u otra universidad. Pero como nunca, este año todos los neones tienen de telón de fondo una profunda crítica al sistema de educación superior. Un malestar social que se arrastra desde la rebelión de los pinguinos. Por eso las voces que siempre le han echado pelos a la sopa del conformismo y el éxito del modelo, tienen más legitimidad. Una de esas es la del historiador y académico, PhD de Oxford, Alfredo Jocelyn-Holt. Personaje público, insoportablemente libre y exquisitamente filoso para opinar, Jocelyn-Holt ha patentado la marca de la polémica original e inteligente, jugando el rol de los intelectuales que no deben favores ni se acomodan. -¿Cuál es su diagnóstico sobre los problemas de calidad de la educación universitaria? -Esta absolutamente claro el diagnósti- co: la formación de profesores tiene graves problemas, los pedagógicos están fallando. En general las humanidades están fallando, fallan la filosofía, la historia, la literatura, la enseñanza de idiomas. Las humanidades son clave porque son el alma de las uni- versidades, la filosofía es la gran disciplina ALFREDO JOCELYN-HOLT Y LA CALIDAD DE LA ENSEÑANZA UNIVERSITARIA Sin concesiones y en su tradicional estilo inquisitivo, el historiador desmenuza los problemas que están en el disco duro del sistema universitario chileno. Desde la falta de valor simbólico y monetario de la docencia, hasta la pobreza intelectual expresada en los bajos niveles de escritura, lectura y razonamiento. Todo instalado sobre un armazón que desprecia el valor de lo público, con un Estado ausente y donde los privados no han dado el ancho. contra las Humanidades, pretenden hacer una ciencia de algo que nunca lo ha sido. Tenemos cientistas políticos que se dedican a estudiar encuestas, y no hacen análisis filosófico-políticos, que hacen mucha falta en los diarios. -Volvamos a la crítica sobre la función docente en general. -El punto fundamental es el poco apoyo a la docencia, la que está debilitada en todas las instancias. Está muy mal pagada, está mal retribuida, no tiene valor. Los incentivos que dan las universidades están siendo canalizados en investigación, a través de los proyectos Fondecyt. Para ellos hay bonos, aunque la investigación en Chile es pésima. Rara vez los Fondecyt en Humanidades terminan en libros. Entonces, se premia la investigación mala y se castiga la docencia. -¿En qué sentido esta crisis de calidad del sistema educacional es una gran crisis de lo público? -Lo que ocurre en el plano universitario chileno no es tan distinto a lo que ocurre en otros lugares del mundo. Las universidades de hoy no son lo que eran hace 20 o 40 años atrás. Harvard hoy no es lo mismo que hace 40 años. Estas quejas las escuchamos desde los 80’, que marca el fin del apoyo estatal a las instituciones más prestigiosas. El gran momento de las universidades en el mundo anglosajón fueron los 60’ y 70’. La priva- tización ha inflado los costos de estudiar, Obama todavía está terminando de pagar sus estudios en Harvard. Y eso ocurrió también en Chile, agravado por el sesgo político que tuvo la dictadura respecto a las universidades. La Universidad de Chile, que junto a la Católica que son las más prestigiosas porque son las que eligen los mejores alumnos, cuentan con un 20 por ciento de financiamiento directo. Eso es vergonzoso, no ocurre en ninguna parte del mundo. Las universidades no deben mante- nerse con los alumnos. Cuando yo entré a Derecho en la Chile, a fines de los 70’, no éramos 150 alumnos, ahora vamos en 380 en primer año. Eso para graficar la masificación exagerada. -¿En qué sentido la crisis de las uni- versidades es consecuencia de esta suerte de socialismo neoliberal que administra el país? -Desde el 89’ en adelante tenemos un sistema de consenso político, que nunca ha puesto en duda el modelo económico neoliberal. En muchos casos evidentemente que las universidades son el reflejo del siste- ma político, sin duda. Y eso ha significado neoliberalizar las universidades públicas, en detrimento de la calidad, tanto de la labor docente como de la investigación, y ciertamente de la gravitación e influencia. Y eso porque las universidades públicas son fundamentales, ya que son las que pautean a las otras. -Más allá de la propiedad de las universidades, lo que hay en la sociedad chilena es una demolición permanente de lo público. -Así es. La pluralidad ideológica y doctrinaria de los cuerpos docentes, la plu- ralidad social de las universidades públicas no tiene correlato privado, pues algunas de universidad academia de humanismo cristiano informativo interno informativo interno universidad academia de humanismo cristiano que debe ordenar toda la universidad, en el sentido que las personas se estén haciendo preguntas. Ahí se enseña lógica, se enseña a pensar, y todo se reduce a una cosa muy fundamental: leer y escribir. En la sociedad chilena se lee muy poco y se escribe muy mal. Y si eso pasa con la elite del país y los sectores mas capacitados, entonces evidentemente se traspasa a todo el sistema en su conjunto. -¿Y por qué los profesores son tan importantes en este asunto? -Las universidades reproducen, a través del profesorado, lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Ahí está nuestra cosmovisión, los que hacen clases en las aulas hoy, están reproduciendo un mundo pequeño, con poco rigor, con poca disciplina, con falta de sentido, con malos niveles de lectura. -Por algo la lectura y la escritura hacen la diferencia entre la civilización y la barbarie. -Absolutamente, y además en el con- texto de un mundo que conspira contra el razonamiento, que funciona con lógicas icónicas a través de los medios de comu- nicación masivos, fundamentalmente la televisión, donde la imagen es más poderosa que el párrafo. Las nuevas generaciones se comunican con esas lógicas, que de alguna manera nos remontan a sociedades más primitivas. Y no lo digo peyorativamente, pero son sociedades ágrafas, que funcionan a través del símbolo. -Claro, que tienen que ver más con Altamira que con Oxford. -Exacto. Además las Humanidades fueron fuertemente castigadas durante la dictadura y no han sido rehabilitadas durante los últimos 20 años. El Pedagógico no fue devuelto a la Universidad de Chile, y la Facultad de Filosofía y Humanidades es de las más débiles de mi universidad, no se compara con Medicina, Derecho y Economía. Otro factor importante es la arremetida fuerte de las Ciencias Sociales que conspiran ellas son instancias de elitismo social, pero no intelectual. Y las públicas también se han vuelto restrictivas en lo social, por lo caras que se han puesto. Eso es muy grave. LIBERAL PRO-ESTADO -¿Qué le ha parecido la discusión de la LGE? ¿Cómo ve al sistema político en este gran debate? -Esa ley salió de la presión que tuvieron que hacer alumnos de secundaria a través del pingüinazo. Finalmente resultó en este proyecto, que debía ser una alternativa a la Loce, donde creo que hay avances, pero liberal, me encantaría tener una institución como Harvard, colegios privados como Eton. Que el Grange fuera Eton y que la Portales o la Adolfo Ibáñez fueran Harvard. Pero en Chile las instituciones privadas no han estado a la altura del desafío que tienen que cumplir, mi hija estudio en el Grange y deja mucho que desear. Pero por qué yo no tenía la alternativa de mandar a mi hija a un liceo 7 o un Instituto Nacional que fueran suficientemente decentes como lo pueden ser todavía en Argentina institu- ciones como el Colegio Nacional. De igual manera, cuando tuve que ir a hacerme una operación a la vesícula, terminé en la Clínica Las Condes y me encontré que llegara con un menú todos los días para elegir! -Es como la cultura del mall que ha penetrado en la educación superior, lo que se nota en esta temporada de alto bombardeo publicitario. -Yo soy liberal y desconfío de la inter- vención estatal, pero hay áreas donde se ha comprobado que los privados no están a la altura de los desafíos, por ejemplo ferrocarriles. En el siglo XIX se originan en empresas privadas, pero éstas no pu- dieron hacerse cargo de la expansión. Que el Estado los maneje bien o mal es otro tema. La UC logro hacer una institución plenamente nacional no porque estaba en manos de la Iglesia, si no que tuvo que pasar a ser altamente financiada por el Estado durante los años 60’ y 70’, y entonces pasó a ser una institución más bien pública. Necesitamos financiamiento del Estado no manejado por el Estado, con un grado de autonomía como lo tuvo la Universidad de Chile durante el siglo XIX. Yo he abo- gado muchas veces porque la Universidad de Chile tenga un estatuto constitucional similar al del Banco Central. -¿En que sentido una nueva Cons- titución es necesaria para repensar la educación pública? -En el sentido de una Constitución que beneficie el derecho a la educación de los chilenos, a una educación de calidad, y si eso antes lo proporcionaba el Estado directamente, o apoyando a las instituciones privadas, hoy eso no lo da nadie. Y es muy necesario. CRISIS SUPERIOR En Chile las instituciones privadas no han estado a la altura del desafío que tienen que cumplir, mi hija estudio en el Grange y deja mucho que desear. Pero por qué yo no tenía la alternativa de mandar a mi hija a un liceo 7 o un Instituto Nacional que fueran suficientemente decentes como lo pueden ser todavía en Argentina instituciones como el Colegio Nacional” este problema no se resuelve con una ley. Yo soy flexible, pero pienso que no se puede lucrar nunca, y en ese sentido creo que esta es una mala ley. -Entonces usted no es una persona tan de derecha como dice en sus entrevistas. -Yo creo en las instituciones privadas, soy que estaba en un hotel altamente carísimo y yo me preguntaba, como profesor de la Universidad de Chile, ¡por qué no podía estar en el Hospital de la universidad, que me resolviera mi problema a la vesícula sin tener que hacer turismo durante mi convalecencia!, ¡no necesitaba una dietista

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que desprecia el valor de lo público, con un estado ausente y donde los la docencia, hasta la pobreza intelectual expresada en los bajos niveles universitario chileno. desde la falta de valor simbólico y monetario de sin concesiones y en su tradicional estilo inquisitivo, el historiador LibErAL PrO-EstAdO que fueran suficientemente decentes como lo pueden ser todavía en en el Grange y deja mucho que desear. Pero por qué yo no En Chile las instituciones privadas no han estado a la

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Fin de año y comienza la danza de millones. La cantidad de dinero que invierte en publicidad el mundo de la educación superior en Chile sólo es superado por el de la industria de la belleza, los

cosméticos y los perfumes.Los diarios se llenan de suplementos,

folletos y panfletería para tratar de vender las cualidades de tal o cual carrera, los pergaminos de esta u otra universidad. Pero como nunca, este año todos los neones tienen de telón de fondo una profunda crítica al sistema de educación superior. Un malestar social que se arrastra desde la rebelión de los pinguinos. Por eso las voces que siempre le han echado pelos a la sopa del conformismo y el éxito del modelo, tienen más legitimidad. Una de esas es la del historiador y académico, PhD de Oxford, Alfredo Jocelyn-Holt. Personaje público, insoportablemente libre y exquisitamente filoso para opinar, Jocelyn-Holt ha patentado la marca de la polémica original e inteligente, jugando el rol de los intelectuales que no deben favores ni se acomodan.

-¿Cuál es su diagnóstico sobre los problemas de calidad de la educación universitaria?

-Esta absolutamente claro el diagnósti-co: la formación de profesores tiene graves problemas, los pedagógicos están fallando. En general las humanidades están fallando, fallan la filosofía, la historia, la literatura, la enseñanza de idiomas. Las humanidades son clave porque son el alma de las uni-versidades, la filosofía es la gran disciplina

Alfredo Jocelyn-Holty lA cAlidAd de lA enseñAnzA universitAriA

sin concesiones y en su tradicional estilo inquisitivo, el historiador

desmenuza los problemas que están en el disco duro del sistema

universitario chileno. desde la falta de valor simbólico y monetario de

la docencia, hasta la pobreza intelectual expresada en los bajos niveles

de escritura, lectura y razonamiento. todo instalado sobre un armazón

que desprecia el valor de lo público, con un estado ausente y donde los

privados no han dado el ancho.

contra las Humanidades, pretenden hacer una ciencia de algo que nunca lo ha sido. Tenemos cientistas políticos que se dedican a estudiar encuestas, y no hacen análisis filosófico-políticos, que hacen mucha falta en los diarios.

-Volvamos a la crítica sobre la función docente en general.

-El punto fundamental es el poco apoyo a la docencia, la que está debilitada en todas las instancias. Está muy mal pagada, está mal retribuida, no tiene valor. Los incentivos que dan las universidades están siendo canalizados en investigación, a través de los proyectos Fondecyt. Para ellos hay bonos, aunque la investigación en Chile es pésima. Rara vez los Fondecyt en Humanidades terminan en libros. Entonces, se premia la investigación mala y se castiga la docencia.

-¿En qué sentido esta crisis de calidad del sistema educacional es una gran crisis de lo público?

-Lo que ocurre en el plano universitario chileno no es tan distinto a lo que ocurre en otros lugares del mundo. Las universidades de hoy no son lo que eran hace 20 o 40 años atrás. Harvard hoy no es lo mismo que hace 40 años.

Estas quejas las escuchamos desde los 80’, que marca el fin del apoyo estatal a las instituciones más prestigiosas. El gran momento de las universidades en el mundo anglosajón fueron los 60’ y 70’. La priva-tización ha inflado los costos de estudiar, Obama todavía está terminando de pagar sus estudios en Harvard.

Y eso ocurrió también en Chile, agravado por el sesgo político que tuvo la dictadura

respecto a las universidades. La Universidad de Chile, que junto a la Católica que son las más prestigiosas porque son las que eligen los mejores alumnos, cuentan con un 20 por ciento de financiamiento directo. Eso es vergonzoso, no ocurre en ninguna parte del mundo.

Las universidades no deben mante-nerse con los alumnos. Cuando yo entré a Derecho en la Chile, a fines de los 70’, no éramos 150 alumnos, ahora vamos en 380 en primer año. Eso para graficar la masificación exagerada.

-¿En qué sentido la crisis de las uni-versidades es consecuencia de esta suerte de socialismo neoliberal que administra el país?

-Desde el 89’ en adelante tenemos un sistema de consenso político, que nunca ha puesto en duda el modelo económico neoliberal. En muchos casos evidentemente que las universidades son el reflejo del siste-ma político, sin duda. Y eso ha significado neoliberalizar las universidades públicas, en detrimento de la calidad, tanto de la labor docente como de la investigación, y ciertamente de la gravitación e influencia. Y eso porque las universidades públicas son fundamentales, ya que son las que pautean a las otras.

-Más allá de la propiedad de las universidades, lo que hay en la sociedad chilena es una demolición permanente de lo público.

-Así es. La pluralidad ideológica y doctrinaria de los cuerpos docentes, la plu-ralidad social de las universidades públicas no tiene correlato privado, pues algunas de

universidad academia de humanismo cristianoinformativo internoinformativo internouniversidad academia de humanismo cristiano

que debe ordenar toda la universidad, en el sentido que las personas se estén haciendo preguntas. Ahí se enseña lógica, se enseña a pensar, y todo se reduce a una cosa muy fundamental: leer y escribir.

En la sociedad chilena se lee muy poco y se escribe muy mal. Y si eso pasa con la elite del país y los sectores mas capacitados, entonces evidentemente se traspasa a todo el sistema en su conjunto.

-¿Y por qué los profesores son tan importantes en este asunto?

-Las universidades reproducen, a través del profesorado, lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Ahí está nuestra cosmovisión, los que hacen clases en las aulas hoy, están reproduciendo un mundo pequeño, con poco rigor, con poca disciplina, con falta de sentido, con malos niveles de lectura.

-Por algo la lectura y la escritura hacen la diferencia entre la civilización y la barbarie.

-Absolutamente, y además en el con-texto de un mundo que conspira contra el

razonamiento, que funciona con lógicas icónicas a través de los medios de comu-nicación masivos, fundamentalmente la televisión, donde la imagen es más poderosa que el párrafo.

Las nuevas generaciones se comunican con esas lógicas, que de alguna manera nos remontan a sociedades más primitivas. Y no lo digo peyorativamente, pero son sociedades ágrafas, que funcionan a través del símbolo.

-Claro, que tienen que ver más con Altamira que con Oxford.

-Exacto. Además las Humanidades fueron fuertemente castigadas durante la dictadura y no han sido rehabilitadas durante los últimos 20 años. El Pedagógico no fue devuelto a la Universidad de Chile, y la Facultad de Filosofía y Humanidades es de las más débiles de mi universidad, no se compara con Medicina, Derecho y Economía.

Otro factor importante es la arremetida fuerte de las Ciencias Sociales que conspiran

ellas son instancias de elitismo social, pero no intelectual.

Y las públicas también se han vuelto restrictivas en lo social, por lo caras que se han puesto. Eso es muy grave.

LibErAL PrO-EstAdO

-¿Qué le ha parecido la discusión de la LGE? ¿Cómo ve al sistema político en este gran debate?

-Esa ley salió de la presión que tuvieron que hacer alumnos de secundaria a través del pingüinazo. Finalmente resultó en este proyecto, que debía ser una alternativa a la Loce, donde creo que hay avances, pero

liberal, me encantaría tener una institución como Harvard, colegios privados como Eton. Que el Grange fuera Eton y que la Portales o la Adolfo Ibáñez fueran Harvard.

Pero en Chile las instituciones privadas no han estado a la altura del desafío que tienen que cumplir, mi hija estudio en el Grange y deja mucho que desear. Pero por qué yo no tenía la alternativa de mandar a mi hija a un liceo 7 o un Instituto Nacional que fueran suficientemente decentes como lo pueden ser todavía en Argentina institu-ciones como el Colegio Nacional.

De igual manera, cuando tuve que ir a hacerme una operación a la vesícula, terminé en la Clínica Las Condes y me encontré

que llegara con un menú todos los días para elegir!

-Es como la cultura del mall que ha penetrado en la educación superior, lo que se nota en esta temporada de alto bombardeo publicitario.

-Yo soy liberal y desconfío de la inter-vención estatal, pero hay áreas donde se ha comprobado que los privados no están a la altura de los desafíos, por ejemplo ferrocarriles. En el siglo XIX se originan en empresas privadas, pero éstas no pu-dieron hacerse cargo de la expansión. Que el Estado los maneje bien o mal es otro tema. La UC logro hacer una institución plenamente nacional no porque estaba en manos de la Iglesia, si no que tuvo que pasar a ser altamente financiada por el Estado durante los años 60’ y 70’, y entonces pasó a ser una institución más bien pública.

Necesitamos financiamiento del Estado no manejado por el Estado, con un grado de autonomía como lo tuvo la Universidad de Chile durante el siglo XIX. Yo he abo-gado muchas veces porque la Universidad de Chile tenga un estatuto constitucional similar al del Banco Central.

-¿En que sentido una nueva Cons-titución es necesaria para repensar la educación pública?

-En el sentido de una Constitución que beneficie el derecho a la educación de los chilenos, a una educación de calidad, y si eso antes lo proporcionaba el Estado directamente, o apoyando a las instituciones privadas, hoy eso no lo da nadie. Y es muy necesario.

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En Chile las instituciones privadas no han estado a la

altura del desafío que tienen que cumplir, mi hija estudio

en el Grange y deja mucho que desear. Pero por qué yo no

tenía la alternativa de mandar a mi hija a un liceo 7 o un Instituto Nacional

que fueran suficientemente decentes como lo pueden ser todavía en

Argentina instituciones como el Colegio Nacional”

este problema no se resuelve con una ley. Yo soy flexible, pero pienso que no se puede lucrar nunca, y en ese sentido creo que esta es una mala ley.

-Entonces usted no es una persona tan de derecha como dice en sus entrevistas.

-Yo creo en las instituciones privadas, soy

que estaba en un hotel altamente carísimo y yo me preguntaba, como profesor de la Universidad de Chile, ¡por qué no podía estar en el Hospital de la universidad, que me resolviera mi problema a la vesícula sin tener que hacer turismo durante mi convalecencia!, ¡no necesitaba una dietista