literatura renacentista

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FRAGMENTO CCXX, CANCIONERO DE FRANCESCO DE PETRARCA

¿Dónde halló el oro Amor, dónde la vena,con que hizo sus dos trenzas? ¿En qué espinaslas rosas? ¿En qué prados las albinasnieves del rostro que de aliento llena?

¿Dónde las perlas en que rompe y frenapalabras, como honestas, peregrinas?¿Dónde tantas bellezas tan divinasde frente más que el cielo aún serena?

¿A qué ángeles hurtó en su esfera y cumbreel celeste cantar con que en sollozotal me acaba que apenas me mantengo?

¿De qué sol procedió la altiva lumbrede aquellos ojos por que peno y gozoy el pecho en fuego y hielo hirviendo tengo?  

SONETOS (I)

 SONETO XXIIIEn tanto que de rosa y de azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena;y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena:coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre.Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre.

  SONETO XIIIA Dafne ya los brazos le crecían, y en luengos ramos vueltos se mostraba; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro escurecían.De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros, que aún bullendo estaban: los blancos pies en tierra se hincaban, y en torcidas raíces se volvían.Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol que con lágrimas regaba.¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño! ¡Que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba!

SONETOS (II)

 SONETO X¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería, Juntas estáis en la memoria mía, y con ella en mi muerte conjuradas!¿Quién me dijera, cuando las pasadas horas que en tanto bien por vos me vía, que me habiáis de ser en algún día con tan grave dolor representadas?Pues en una hora junto me llevastes todo el bien que por términos me distes, lleváme junto el mal que me dejastes;si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes, porque deseastes verme morir entre memorias tristes.

 SONETO VEscrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escribir de vos deseo; vos sola lo escribisteis, yo lo leo tan solo, que aun de vos me guardo en esto.En esto estoy y estaré siempre puesto; que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo, de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto.Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida; por hábito del alma mismo os quiero.Cuando tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir, y por vos muero.

FRAGMENTO DE LA ÉGLOGA IIICerca del Tajo en soledad amenade verdes sauces hay una espesura,toda de yedra revestida y llena,que por el tronco va hasta la altura,y así la teje arriba y encadena,que el sol no halla paso a la verdura;el agua baña el prado con sonidoalegrando la vista y el oído.Con tanta mansedumbre el cristalinoTajo en aquella parte caminaba,que pudieran los ojos el caminodeterminar apenas que llevaba.Peinando sus cabellos de oro fino,una ninfa del agua do morabala cabeza sacó, y el prado amenovido de flores y de sombra lleno.

Movióla el sitio umbroso, el manso viento,el suave olor de aquel florido suelo.Las aves en el fresco apartamientovio descansar del trabajoso vuelo.Secaba entonces el terreno alientoel sol subido en la mitad del cielo.En el silencio sólo se escuchabaun susurro de abejas que sonaba.

CANCIÓN V

 ODA A LA FLOR DE GNIDOSi de mi baja liratanto pudiese el son que en un momento   aplacase la ira del animoso vientoy la furia del mar y el movimiento,             con el süave canto enterneciese las fieras alimañas, los árboles moviesey al son confusamente los trujiese:

   no pienses que cantadoseria de mí, hermosa flor de Gnido, el fiero Marte airado,  a muerte convertido,de polvo y sangre y de sudor teñido,

AMADÍS DE GAULA FRAGMENTO

LIBRO PRIMEROCapítulo 1Cómo la infanta Elisena y su doncella Darioleta fueron a la cámara donde el rey Perión estaba.Como la gente fue sosegada, Darioleta se levantó y tomó a Elisena así desnuda como en su lecho estaba, solamente la camisa y cubierta de un manto, y salieron ambas a la huerta y la luna hacía muy clara. La doncella miró a su señora y abriéndole el manto católe el cuerpo y díjole riendo: —Señora, en buena hora nació el caballero que os esta noche habrá.Y bien decía, que ésta era la más hermosa doncella de rostro y de cuerpo que entonces se sabía. Elisena se sonrió y dijo: —Así lo podéis por mÍ decir, que nací en buena ventura en ser llegada a tal caballero.

FRAGMENTO LOS SIETE LIBROS DE LA DIANA

Venía, pues, el triste Sireno los ojos hechos fuentes, el rostro mudado, y el corazón tan hecho a sufrir desventuras, que si la fortuna le quisiera dar algún contento, fuera menester buscar otro corazón nuevo para recibirle. El vestido era de un sayal tan áspero como su ventura, un cayado en la mano, un zurrón del brazo izquierdo colgando.

Arrimose al pie de una haya, comenzó a tender sus ojos por la hermosa ribera hasta que llegó con ellos al lugar donde primero había visto la hermosura, gracia, honestidad de la pastora Diana, aquella en quien Naturaleza sumó todas las perfecciones que por muchas partes había repartido. Lo que su corazón sintió imagínelo aquel que en algún tiempo se halló metido entre memorias tristes. 

FRAGMENTO HISTORIA DEL ABENCERRAJE

«Miréla vencido de su hermosura, y parecióme aSálmacis y dije entre mí: ¡Oh, quién fuera Troco paraparescer ante esta hermosa diosa! No sé cómo me pesó deque fuese mi hermana; y no aguardando más, fuime a ella,y cuando me vio con los brazos abiertos me salió a rescebiry, sentándose junto a sí, me dijo: «Hermano, ¿cómo medejastes tanto tiempo sola?».Yo la respondí: «Señora mía,porque ha gran rato que os busco, y nunca hallé quien medijese dó estábades, hasta que mi corazón me lo dijo».

CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA PICARESCA Es autobiográfica, pues su narrador relata en primera persona su historia a modo de confesión personal. Pero su

perspectiva doble en tanto autor y actor le permite escribir y juzgar a la distancia las acciones y su desenlace. El pícaro es un antihéroe y representa una oposición al ideal caballeresco. Su línea de conducta esta marcada por

el engaño, la astucia, el ardid y la trampa ingeniosa. Vive al margen de los códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época.

 En el relato predomina la verosimilitud y el realismo. En estas obras no hay lugar para ninguna aparición fantástica ni para sucesos extraordinarios como no sea el de sobrevivir a pesar de todo.

Tiene orígenes deshonrosos. Sus padres pertenecen a los estratos más bajos de la sociedad (ladrones, prostitutas…) y él es víctima inocente de unos pecados que no ha cometido. Hay cierto determinismo.

En el relato prima un tono burlesco e irónico, una crítica permanente a la hipocresía social y a los ideales caballerescos en decadencia. La sátira es un elemento constante en el relato picaresco. El protagonista deambulará por las distintas capas sociales, a cuyo servicio se pondrá como criado, lo que le permitirá conocer los acontecimientos más íntimos de sus dueños. Todo ello será narrado por el pícaro con actitud crítica. Sus males con, al mismo tiempo, los males de una sociedad en la que impera la codicia y la avaricia, en perjuicio de los menesterosos que pertenecen a las capas más bajas de la sociedad.

Carácter moralizante. Cada novela picaresca vendría a ser un gran "ejemplo" de conducta aberrante que, sistemáticamente, resulta castigada. la picaresca está muy influida por la retórica de la época, basada en muchos casos, en la predicación de "ejemplos", en los que se narra la conducta descarriada de un individuo que, finalmente, es castigado o se arrepiente.

El pluralismo de aventuras que se narran podrían continuarse; no hay nada que lo impida, porque las distintas aventuras no tienen entre sí más trabazón argumental que la que da el protagonista. Ello da a la obra un carácter abierto, que muchos otros autores utilizaron para continuar sus obras ininterrumpidamente.

EL LAZARILLO

La importancia de esta novela breve, aparecida en 1554 y titulada Vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, no consiste sólo en haber iniciado el género picaresco en nuestra narrativa, sino en que, como muchos críticos han señalado, es el pórtico de la novela moderna.

Se ignora la fecha de composición. El Lazarillo es obra anónima. Pero se han formulado muchas hipótesis acerca de quién pudo

ser su autor: el diplomático Diego Hurtado de Mendoza, el escritor toledano Sebastián de Horozco, el fraile jerónimo Juan de Ortega...

Adopta la forma de una carta. Por el prólogo, sabemos que un desconocido señor (a quien Lázaro se dirige llamándolo siempre “vuestra merced”), le ha escrito rogándole que le cuente qué hay de verdad sobre un caso que se refiere a él y que ha llegado a su noticia (conoceremos el caso en el último capítulo: en Toledo se dice que Lázaro se ha casado por interés con la barragana de un arcipreste). El protagonista, que ejerce el cargo de pregonero en la ciudad imperial, decide no limitarse a contarle el caso, sino a darle noticia entera de su vida. (Es el artificio de que se vale el autor para que comprendamos cómo la pobreza y la mala educación han conducido a un hombre al deshonor.)

ESTRUCTURA DE EL LAZARILLO El Lazarillo tiene forma de carta o epístola. Es lo que se llamaba en la época una carta de relación, en la que

una persona da cuenta de su vida a otra persona con cierto detalle. En efecto, el pregonero Lázaro de Tormes narra su vida, desde que nace en Tejares (Salamanca) hasta que consigue aquel cargo en Toledo. La obra está dividida en siete tratados, introducida por un prólogo:

— En el Tratado I, el protagonista sirve a un ciego tacaño y mezquino, a quien tiene que engañar para poder comer. Al entrar a servirle es un niño inocente, pero a su lado aprende toda suerte de malicias, y cuando lo abandona sabe ya más tretas que él;

— Sirve, en el Tratado II, al cura de Maqueda (Toledo), un clérigo avariento que no lo alimenta y a quien tiene que robar los bodigos (panes que le ofrendaban los fieles) con alardes de ingenio; es, pues, peor amo que el ciego;

— Cuando ya parecía que no cabía más ruindad, Lázaro, en el Tratado III sirve a un escudero (un hidalgo sin fortuna) en cuya casa no hay absolutamente nada; pero lo trata bien, frente a la crueldad que mostraron con él los dos primeros amos. El criado, en este tercer tratado en que culmina la maestría del autor, siente piedad por él, y mendiga para alimentarlo.

— El tiempo pasa, Lázaro va creciendo, y ya no sufre hambre con el cuarto y quinto amos. El Tratado IV es brevísimo: un apunte anticlerical. En el V, no actúa como protagonista: se limita a contemplar, asombrado, cómo un eclesiástico, vendedor de bulas (privilegio que el Papa concedía a quienes las compraban), engaña a unos incultos y crédulos aldeanos. Harto de ambos amos, los abandona cuando se cansa de ellos.

— El Tratado VI, también muy corto, habla de su servicio a un maestro de pintar panderos, y a un capellán, que lo empleaba como aguador. Con este último, ahorra sus primeros dineros, que emplea para comprarse unas ropillas que mejoren su aspecto.

— Por fin, en el Tratado VII, tras servir como auxiliar de un alguacil (oficio que deja pronto, por considerarlo peligroso), obtiene el cargo de pregonero real, lo protege un arcipreste, y se casa con una criada suya, lo que da mucho que hablar en la ciudad (el caso). Su largo “aprendizaje” ha terminado: ya puede aceptar la deshonra como una especie de felicidad.