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Page 1: LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE TOMÁS DE … · Esta verdad se puede demostrar racionalmente. San ... Se opone al generacionismo ( procede del alma de Adán) y al traduccionismo

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Tomás de Aquino fue un gran pensador, antes que teólogo, que dedicó toda su vida a asimilar la filosofía de Aristóteles a la Teología cristiana. Esta síntesis tomista renovó la cosmovisión teocéntrica del medievo e introdujo conceptos no teológicos en ella para poder justificar y comprender las doctrinas cristianas. Su teología natural es el marco en el que desarrollará sus teorías sobre el ser humano, la realidad, la esencia y existencia de Dios, la ética y la política. Además buscará solución satisfactoria para el problema dela problema entre la razón y la fe, la filosofía y la teología. Frente a la doctrina de la doble verdad de los averroístas latinos, Tomás de Aquino sostiene que la verdad es única (como ya lo hiciera San Agustín), aunque se puede conocer de dos maneras: por la razón y por la fe. La razón conocer a partir de los datos de los sentidos; en cambio, la fe conoce partiendo de la revelación divina. Ambas fuentes de conocimiento son independientes. Las verdades de fe, o verdades revelados (artículos de la fe) , sobrepasan la capacidad de la razón humana y las estudia la teología sagrada; no pueden demostrarse racionalmente , y han de se aceptadas son discusión, porque emanan directamente de Dios (por ejemplo, el misterio de la Trinidad). En cambio, las verdades de la razón, es decir, las verdades de la filosofía, si pueden ser comprendidas por el entendimiento humano y son demostrables racionalmente (los preámbulos de la fe y las verdades naturales). Las verdades de la fe son reveladas directamente por Dios al ser humano (bien mediante la gracia, bien a través de Cristo y los profetas), y son objeto de creencia. Constituyen un sector de la verdad diferente de las verdades racionales, más allá de la razón natural. Pero la razón y la fe no pueden oponerse, si surge algún conflicto entre ambas.ero no puede haber conflicto entre ambos tipos de verdad porque las dos proceden de Dios. Son distintas pero no contradictorias. No puede haber contradicción entre el conocimiento natural y el conocimiento revelado, entre el orden de la fe y el de la razón, pues llevaríamos la contradicción a Dios de quien procede la verdad teológica y la verdad filosófica. Por tanto , cuando una proposición filosófica se halla en contradicción con la verdad revelada, significa que hay un error no en la filosofía, sino en el filósofo., en la interpretación humana, ya que la razón del hombre, al ser limitada e imperfecta puede equivocarse. Hay una recíproca colaboración entre la razón y la fe , la filosofía y la teología.. la razón puede ayudar a la fe (al asentimiento de las verdades reveladas) en la medida en que puede colaborar en hacer más comprensibles las verdades de fe. ¿Cómo colabora la razón con la fe? 1. Demostrando los presupuestos necesarios para la fe (preámbulo fidei). Para creen es necesario un conocimiento previo: no sería posible, por ejemplo, creer que Dios es eterno, si la razón natural no pudiese captar naturalmente, al menos en cierta medida, qué es Dios y qué es la eternidad. 2. Argumentando en defensa de la fe (argumentos de conveniencia). Para el ejercicio de la fe es necesario el ejercicio de la razón natural, y, aunque la razón no puede alcanzar por si misma la fe, si puede impedirla. ¿Cómo colabora la fe con la razón? 1. Aportando verdades que, aunque la razón podría alcanzar por sí sola, únicamente sería posible después de largos estudios y sólo para aquellos hombres dotados de gran inteligencia. De esta manera Dios pone una serie de verdades al alcance de todos los hombres (verdad revelada). 2. Permite aclarar aquellos posibles errores a los que el hombre llegaría con la sola razón limitada y sujeta a error. 3. La fe, por último, establece un límite máximo al que el hombre puede llegar con su razón. Hay verdades reveladas que exceden a la capacidad de la razón mejor dotada. La filosofía puede servir a la teología prestándole su armazón conceptual y sus armas dialécticas. Pero es la teología la que mas ayuda presta a la filosofía. Aunque autónomas en sus fuentes, no cabe hablar de doble verdad, sino únicamente de una verdad - la verdad revelada - que puede ser conocida por la fe y por la razón. Así pues, la fe sirve a la razón de norma o criterio extrínseco. En el caso de que la razón llegara a conclusiones incompatibles con la fe, tales conclusiones serían necesariamente falsas .La razón, por tanto, se subordina a los criterios de la fe.

Filosofía y Teología alcanzan la misma realidad a niveles distintos. Y en esa realidad hay unidad (no existen dos realidades: la revelada y la racional) en el hombre que sabe y en el hombre que cree. Así, pues, Tomás de Aquino distinguió netamente ambos campos pero sin separarlos, sino armonizándolos como aspectos complementarios de la realidad universal Una de las verdades demostradas por la fe es que Dios existe. Esta verdad se puede demostrar racionalmente. San Anselmo propuso su famoso argumento ontológico para convencer al incrédulo de la existencia de Dios: si Dios es “el mayor ser que existe”, el más perfecto, ha de existir tanto en la mente como en la realidad. Frente a esta demostración a priori, Tomás de Aquino propone una demostración a posteriori, que parte de los sentidos, y que va del efecto (los seres del mundo y lo más evidente para nosotros) a la causa que lo ha producido (Dios). Son cinco demostraciones de la existencia de Dios, las cinco vías o

LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE TOMÁS DE AQUINO

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caminos mediante los cuales podemos llegar a conocer la existencia de Dios sin necesidad de la fe. Aunque cada una de ellas parten de diferentes hechos, todas comparten una misma estructura: parte de un hecho de experiencia , aplican el principio de causalidad, advirtiendo que no puede haber una serie causal infinita y concluyen que la causa de tal hecho es Dios, pues ha de existir un ser originario, que es el que da lugar a toda la serie. Las vías son las siguientes: primera por el movimiento: va desde el movimiento del mundo al primer motor inmóvil; segunda, por la causalidad eficiente: va desde las causas subordinadas hasta la primera causa incausada; tercera por la contingencia: va desde los seres contingentes del mundo hasta un primer ser necesario; cuarta por los grados de la perfección: va desde los grados de perfección del mundo hasta un ser infinitamente perfecto; quinta por la finalidad y el orden cósmico: va desde el orden y la finalidad el mundo hasta una primera inteligencia ordenadora.

Por las cinco vías podemos llegar al conocimiento de la existencia de Dios, pero no podemos penetrar en su esencia, es decir, no podemos saber qué es Dios, qué propiedades o características tiene. . Para el conocimiento de tales propiedades, los llamados atributos divinos, Tomás de Aquino se apoya en la analogía o semejanza que ha entre el efecto y la causas, entre las criaturas y Dios. Es el llamado conocimiento analógico de Dios, el único al que el hombre puede llegar con la razón y descubrir por comparación con las criaturas qué perfecciones son las que implica cada uno de los predicados deducidos de las vías. Los predicados sobre Dios que se deducen de las cinco vías son: Ens a se (ser en sí) , como principio y causa de todos los seres .(vías 1,2,3), Increado y eterno. (2), Necesario y perfecto (vías 3 y 4)

El universo ha sido creado por Dios. Pero Dios se diferencia esencialmente del resto de las criaturas en la concepción cristiana de la realidad. Para ello recurrre a la distinción propuesta por Avicena entre esencia y existencia. La esencia, esto es, la naturaleza de un ser , entendida como simple potencialidad o posibilidad, se distingue de la existencia efectivo, en acto. Mientras la esencia designa el conjunto de características que constituyen una cosa, la existencia expresa, justamente, el ser efectivo, de hecho, de una esencia. Las esencias de los diversos seres (desde los ángeles a la materia) tienen la posibilidad de existir o no existir (por eso son seres contingentes), y gracias al acto creador de Dios pasan a existir de hecho. Dios es el único ser en el que la esencia y la existencia se identifica (es un ser necesario). En Dios, esencia y existencia se implican mutuamente, porque su naturaleza implica existir necesariamente, ya que es un ser infinitamente perfecto. En cambio, los demás seres son contingentes: su esencia no implica necesariamente existir y, por ello, participan de la existencia gracias al acto creador de Dios.

En su descripción del ser humano, Tomás de Aquino sigue a Aristóteles. Lo concibe como una única sustancia , compuesta de materia (cuerpo) y forma (alma racional). Mantiene, como cristiano obviamente que el alma es inmortal. En cuanto el origen del alma, utiliza la teoría gradual del alma humano, ya utilizada por Alberto Magno que es creada por Dios individualmente, para un determinado cuerpo, ya configurado en el seno materno e infundida hacia el tercer mes de gestación. Se opone al generacionismo ( procede del alma de Adán) y al traduccionismo (procede del alma de los padres). . El alma humana es única, aunque con diferentes funciones : vegetativa, sensitiva e intelectiva. Esta única alma preexiste en el embrión, primero como vegetativa, luego como sensitiva y por último como intelectiva al infundir o crearla Dios. El alma intelectiva es creada por Dios al final de la generación humana, y al mismo tiempo esta alma es sensitiva y vegetativa.

La teoría del conocimiento, basada también en la de Aristóteles, afirma que el proceso del conocimiento debe

comenzar con el conocimiento sensible - que capta individuos particulares - y finaliza en la formulación de un concepto - que es una representación universal. E l entendimiento posee una capacidad de extraer los conceptos a partir de los datos suministrados por el conocimiento sensible: posee la capacidad abstractiva. Mediante un proceso de abstracción, el alma desmaterializa las formas inscritas en la materia, colaborando, por este orden, los sentidos, la memoria, el entendimiento agente – que abstrae las formas- y por último, el entendimiento paciente, que recibe la especie o forma inteligible y que conoce el concepto general.

La ética de Tomás de Aquino es teleológica: nuestros actos tienden a un fin último que aparece como un bien

deseable, la felicidad, que se adquiere mediante el ejercicio del alma racional (el conocimiento y la virtud). Puesto que Dios es el bien supremo, y el conocimiento de Dios el más elevado al que puede aspirar el hombre, una vida dedicada a la búsqueda y al conocimiento de Dios será la más perfecta y feliz para el ser humano.

Dios gobierna el mundo mediante la Ley eterna, de la que participan las criaturas mediante la ley natural, que las

dota de una naturaleza propia y de unas inclinaciones específicas. Por tanto, mientras que la ley dada por Dios para establecer el orden del universo es la ley eterna, la ley natural es forma que adopta en los seres creados la ley eterna. Mientras que en los animales designa las leyes que regulan las operaciones que realizan las operaciones que realizan en función de su naturaleza, en el hombre la naturaleza viene dada por su alma racional: en consecuencia, la ley natural es una ley moral de la razón que ordena el comportamiento humano, dirigiéndole hacia su fin natural: el bien.

El hombre actúa correctamente cuando sigue la ley natural que le dicta su razón. La ley natural, es, pues el hábito, de la razón práctica, su forma de actuar habitualmente, que se encuentra de forma de actuar habitualmente, que se encuentra de forma universal, invariable e indeleble en la razón. Su primer precepto es “Ha de hacerse el bien y evitar el mal”. Esta es una norma básica que establece el criterio de moralidad al que deben atenerse los actos humanos y a la que se reducen todos los

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demás preceptos relacionados con las tendencias naturales del hombre. En este sentido, la ley natural, por se un mandato único, se parece a los principios de la lógica, lo que le permite establecer un paralelismo entre la razón teórica y la razón práctica.

La ley natural no es sino una proyección de la ley eterna en la razón humana. Dicha ley constituye el criterio básico de la moralidad,

ya que permite determinar el valor ético de la conducta humana. Se denomina natural porque se trata de una ley basada en la inclinación

natural que posee el hombre hacia el bien. El primer principio se concreta en el único y primer precepto de la Ley natural: “se debe obrar y

proseguir el bien y evitar el mal”. Pero además podemos deducir otros preceptos concretos, basados en este principio que se fundamentan en

las tendencias naturales del ser humano: como ser, la ley manda conservar la vida; como animal, tenemos obligación de perpetuar la especie y

cuidar de los hijos; y como ser raciona, es obligación nuestra la de conocer la verdad y vivir pacíficamente en sociedad.

En cuanto a su teoría política, considera que el hombre es naturalmente sociable, y que la perfección de la vida

humana solo es posible en sociedad. Igual que todo poder deriva de Dios, la ley positiva debe derivarse de la ley natural y buscar el bien común. Las leyes positivas son la aplicación de la ley natural a la sociedad humana, por lo que necesariamente tienen que ser compatibles con la naturaleza racional del hombre. De este modo, el orden político debe subordinarse al orden moral, y este, al orden divino. Cuando la ley positiva y la autoridad respetan la ley natural, son legítimas; en caso contrario, son injustas y es lícito resistirse a ellas.

El Estado ha de procurar el bien común, para lo cual legislará de acuerdo con la ley natural. Las leyes contrarias a la ley natural no obligan en conciencia (por ejemplo, las contrarias al bien común, o las dictadas por egoísmo). Las leyes contrarias a la ley divina deben rechazarse y no es lícito obedecer las, marcándose claramente la dependencia de la legislación civil respecto a la legislación religiosa.

Respecto a las mejores formas de gobierno, santo Tomás sigue a Aristóteles, distinguiendo tres formas buenas y tres

formas malas de gobierno que son la degeneración de las anteriores. Aunque la monarquía parece proporcionar un mayor grado de unidad y de paz, Sto. Tomás tampoco descarta las otras formas de gobierno válidas, y no considera que ninguna de ellas se especialmente deseable por Dios.