lÍneas principales del pensamiento de kant · pensamiento de kant la filosofía de kant supuso una...

4
1 LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT La filosofía de Kant supuso una revolución en el ámbito de la Metafísica, la Teoría del conocimiento y de la Ética, en una época como la Ilustración de profundos cambios en todos los niveles. La tarea que Kant impuso a su filosofía era responder a tres preguntas vitales que acompañan siempre al ser humano: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, que se resumen en una sola: ¿qué es el hombre? Para responderlas Kant lleva a cabo un examen crítico de la razón humana, con el fin de establecer cuáles son sus usos, sus limitaciones y el alcance de la misma. A la primera pregunta: ¿Qué pudo saber? Kant escribe la Crítica de la Razón Pura donde analiza el uso teórico de la razón, la facultad del conocimiento. Uno de los problemas, ya planteados por el empirista Hume, era la validez de la Metafísica como ciencia, ya que muchas de sus teorías y conceptos entran en contradicción entre sí y generan muchos desacuerdos entre los filósofos. No ocurre así con las matemáticas y la física, que en el último siglo han progresado, ya que pueden formular leyes científicas y formular enunciados que amplían nuestro conocimiento del mundo. Se tratará de averiguar las condiciones en que se da el conocimiento en estas ciencias para luego establecer si la Metafísica puede llegar a convertirse en ciencia. Para que un conocimiento sea considerado científico, esto es, que aumente nuestro conocimiento, que sea objetivo, universal y necesario debe poder construir enunciados científicos: los juicios sintéticos a priori. Los juicios deben ser sintéticos (a diferencia de los juicios analíticos en los que el predicado ya esta contenido en el sujeto) y por tanto aumentar nuestro conocimiento sobre el mundo. Pero también deben ser a priori (necesarios y universales) y no a posteriori (ya que tratan de objetos particulares y concretos). La necesidad y la universalidad de un juicio solo se puede establecer al margen de la experiencia. Kant admite, con los empiristas, que todo conocimiento comienza por la experiencia. Pero no todo conocimiento procede de la experiencia, y en esto sigue a los racionalistas. En todo conocimiento hay algo que le es dado al sujeto y algo que pone el propio sujeto al margen de la experiencia. Hasta este momento la teoría del conocimiento era de carácter objetivo: es el objeto el que rige y determina el conocimiento. A partir de ahora, Kant admite, por el contrario, que es el sujeto el que determina o construye el conocimiento sobre lo aportado desde la sensibilidad. Esta idea supuso un cambio radical en las teoría sobre el conocimiento humano y sobre la realidad, quién pasa a ser una representación del sujeto que conoce. En el proceso del conocimiento debemos distinguir tres facultades: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. La sensibilidad es la capacidad de recibir representaciones al ser afectos por los objetos del mundo. Ahora bien, existen dos modos de sensibilidad: la sensibilidad externas, por la cual nos representamos objetos en el espacio, y la sensibilidad interna, por la cual intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos. El espacio y el tiempo, no son propiedades de las cosas, sino las condiciones subjetivas a priori que hacen posible la experiencia externa o interna. El resultado de la unificación y ordenación de las sensaciones en el espacio-tiempo es el fenómeno, que es el objeto de nuestra

Upload: dinhphuc

Post on 14-Oct-2018

214 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT · PENSAMIENTO DE KANT La filosofía de Kant supuso una ... que se resumen en una ... En la “Fundamentación de la Metafísica de las

1

LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT

La filosofía de Kant supuso una revolución en el ámbito de la Metafísica, la Teoría del conocimiento y de la Ética, en una época como la Ilustración de profundos cambios en todos los niveles. La tarea que Kant impuso a su filosofía era responder a tres preguntas vitales que acompañan siempre al ser humano: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, que se resumen en una sola: ¿qué es el hombre? Para responderlas Kant lleva a cabo un examen crítico de la razón humana, con el fin de establecer cuáles son sus usos, sus limitaciones y el alcance de la misma. A la primera pregunta: ¿Qué pudo saber? Kant escribe la Crítica de la Razón Pura donde analiza el uso teórico de la razón, la facultad del conocimiento. Uno de los problemas, ya planteados por el empirista Hume, era la validez de la Metafísica como ciencia, ya que muchas de sus teorías y conceptos entran en contradicción entre sí y generan muchos desacuerdos entre los filósofos. No ocurre así con las matemáticas y la física, que en el último siglo han progresado, ya que pueden formular leyes científicas y formular enunciados que amplían nuestro conocimiento del mundo. Se tratará de averiguar las condiciones en que se da el conocimiento en estas ciencias para luego establecer si la Metafísica puede llegar a convertirse en ciencia. Para que un conocimiento sea considerado científico, esto es, que aumente nuestro conocimiento, que sea objetivo, universal y necesario debe poder construir enunciados científicos: los juicios sintéticos a priori. Los juicios deben ser sintéticos (a diferencia de los juicios analíticos en los que el predicado ya esta contenido en el sujeto) y por tanto aumentar nuestro conocimiento sobre el mundo. Pero también deben ser a priori (necesarios y universales) y no a posteriori (ya que tratan de objetos particulares y concretos). La necesidad y la universalidad de un juicio solo se puede establecer al margen de la experiencia. Kant admite, con los empiristas, que todo conocimiento comienza por la experiencia. Pero no todo conocimiento procede de la experiencia, y en esto sigue a los racionalistas. En todo conocimiento hay algo que le es dado al sujeto y algo que pone el propio sujeto al margen de la experiencia. Hasta este momento la teoría del conocimiento era de carácter objetivo: es el objeto el que rige y determina el conocimiento. A partir de ahora, Kant admite, por el contrario, que es el sujeto el que determina o construye el conocimiento sobre lo aportado desde la sensibilidad. Esta idea supuso un cambio radical en las teoría sobre el conocimiento humano y sobre la realidad, quién pasa a ser una representación del sujeto que conoce. En el proceso del conocimiento debemos distinguir tres facultades: la sensibilidad, el entendimiento y la razón. La sensibilidad es la capacidad de recibir representaciones al ser afectos por los objetos del mundo. Ahora bien, existen dos modos de sensibilidad: la sensibilidad externas, por la cual nos representamos objetos en el espacio, y la sensibilidad interna, por la cual intuimos en el tiempo nuestros estados psíquicos. El espacio y el tiempo, no son propiedades de las cosas, sino las condiciones subjetivas a priori que hacen posible la experiencia externa o interna. El resultado de la unificación y ordenación de las sensaciones en el espacio-tiempo es el fenómeno, que es el objeto de nuestra

Page 2: LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT · PENSAMIENTO DE KANT La filosofía de Kant supuso una ... que se resumen en una ... En la “Fundamentación de la Metafísica de las

2

experiencia. Kant introduce el concepto de noumeno (cosa en sí) lo incognoscible, lo que está más allá de la experiencia, para establecer el alcance y el limite del conocimiento humano. Las matemáticas como ciencia son posibles porque en ella se dan los juicios sintéticos a priori. Los enunciados de las matemáticas se construyen sobre las intuiciones a priori y puras del espacio y del tiempo, y al margen de la experiencia. Representándose el espacio el matemático construye la geometría y representándose el tiempo, la aritmética. Entre nuestra facultad sensibilidad y nuestra facultad entendimiento se sitúa la imaginación, porque el entendimiento es el único capaz de formar juicios y para Kant, el objeto de conocimiento sólo se da propiamente en el juicio. Ha quedado claro que la sensibilidad no juzga, es una facultad sobre todo receptiva, mientras que el entendimiento es activo. La sensibilidad sólo inicia la reducción a unidad de la pluralidad dispersa, mientras que el entendimiento completa la unidad objetiva. Es evidente que hace falta un "puente" entre una y otra. La imaginación pone remedio a la heterogeneidad de sensibilidad y entendimiento participando en las características de ambas facultades, por eso puede recibir las intuiciones empíricas de la sensibilidad, informadas por el espacio y el tiempo para remitirlas al entendimiento, nivel último de la objetivación. Pero la imaginación no es sólo vehículo, tiene también un papel en el proceso de objetivación. Si la sensibilidad cuenta con formas a priori, la imaginación cuenta con esquemas transcendentales. Los esquemas transcendentales son reglas de la imaginación por las que se sintetiza el material de las intuiciones sensibles con los conceptos del entendimiento. El propio Kant dice que el dinamismo transcendental de la imaginación, es un arte oculto en las profundidades del alma humana. Tiene que quedar claro que la imaginación obra una síntesis, una unificación de las intuiciones espacializadas y temporalizadas, porque de otro modo, no sería posible finalizar el proceso de conocimiento objetivo en el juicio. La segunda facultad del conocimiento que analizar Kant es el entendimiento, que consiste en pensar los objetos percibidos, es decir, los fenómenos. Para pensar un fenómeno son necesarios la intuición y el concepto. La simple percepción o intuición no basta. Pensar significa, pues subsumir un fenómeno una percepción en un concepto. Si falta el concepto, no hay pensamiento. Si falta la intuición, no hay conocimiento. Sólo cuando se dan ambos se produce el conocimiento. Los conceptos son intuiciones son vacíos. Las intuiciones sin conceptos son ciegas. Hay dos tipos de conceptos: unos son empíricos ( o a posteriori), generalizaciones tomadas de las experiencia (como piedra, calor). Otros son a priori y son puestos por el entendimiento. Kant los llama categorías. Constituyen la forma de nuestro pensamiento, es decir, la estructura de un juicio. Hay doce categorías y permiten pensar el objeto como sustancia, causa-efecto, comunidad. Posibilidad, existencia, necesidad, realidad, negación, limitación, unidad, pluralidad, totalidad. Sólo puedo conocer al objeto cuando emito un juicio sobre él, esto es, cuando incluyo el objeto fenoménico en un concepto, lo pienso bajo una categoría. El análisis del entendimiento nos ayuda a comprender cómo ha sido posible la Física como ciencia. En la Física, al contrario que en las matemáticas, los juicios son extraídos de la experiencia sensible. Pero si esto es así, entonces los enunciados de la ciencia son solo probables, como diría Hume, de la experiencia nunca se ha extraído universalidad y necesidad. Pero Kant advierte: “El entendimiento no toma sus leyes de la naturaleza, sino que las prescribe a esta”. La Física no toma sus principios de la experiencia, sino que son obtenidos al margen de ella, y sin embargo, tienen validez para ella. Para interpretar el mundo fenoménico utilizamos las categorías. Cuando observamos dos fenómenos contiguos en el espacio y el tiempo , al primero llamamos causa y al segundo efecto. No podemos pensar que el efecto precede a la causa, o que si hay un cambio no exista un sujeto (sustancia) que cambie. Estas son las leyes de nuestro pensamiento, que proyectamos sobre el mundo, convirtiéndolas en leyes de la naturaleza. Estas leyes o principios de la Física coinciden con los presupuestos fundamentales de la ciencia newtoniana. Con la razón concluye el conocimiento que ha comenzado por los sentidos. La razón es, según Kant, la facultad de la suprema unificación del conocimiento. La sensibilidad ha realizado una primera síntesis ordenando el caos de las sensaciones en fenómenos situados en un espacio y en un tiempo. La segunda síntesis la lleva a cabo el entendimiento, unificando los fenómenos mediante las categorías y construyendo los juicios. Por último, la razón teórica tiene como función la de unificar todos los conocimientos del entendimiento, mediante las ideas, los conceptos puros de la razón: alma, mundo y

Page 3: LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT · PENSAMIENTO DE KANT La filosofía de Kant supuso una ... que se resumen en una ... En la “Fundamentación de la Metafísica de las

3

Dios. El conjunto de conocimientos acerca de los fenómenos de la experiencia interna se unifican mediante la idea de alma. El conjunto de conocimientos acerca de los fenómenos de la experiencia externa se unifican mediante la idea de mundo. Ambos ámbitos, alma y mundo, se reducen a una idea: Dios. Ahora bien, aunque mediante las ideas podemos pensar la totalidad de los fenómenos, ellas mismas no son objeto de la experiencia. No tenemos impresiones sensibles del alma, del mundo o de Dios. Mediante la idea de alma podemos unificar nuestra vida psíquica pero no podemos conocer el alma, ya que carecemos de una intuición de nuestra propia alma Al examinar la posibilidad de la metafísica como ciencia. Kant concluye que es imposible un conocimiento de las cosas en sí mismo (noúmenos) y, en particular, de aquellas que constituyen el objeto de la metafísica; el lama, el mundo y Dios. Cuando la metafísica procede a hacer demostraciones de estas ideas – en general, mediante el uso del principio de causalidad – hace un uso ilegítimo de las categorías, al aplicar a las cosas en sí mismas lo que sólo puede ser referido a los fenómenos. Así pues, la metafísica es imposible como ciencia, no obstante las ideas de la razón pura poseen un uso regulativo: negativamente señalan los límites que no puede traspasar la razón en su uso teórico y, positivamente, impulsan a ampliar el campo de la investigación hacia nuevas experiencias y hacia una mayor conexión de las mismas. Esa tendencia espontánea de la razón pura teórica a generar ideas que van más allá del ámbito de la experiencia posible, abre al ser humano otros aspectos no referidos al conocimiento, sino a la ética y a la religión. La segunda pregunta que se formula Kant: ¿Qué es lo que debo hacer? Entra en el campo de la moralidad y de la razón pura práctica. Kant distinguió dos usos de la razón humana: el “uso teórico” y el “uso práctico”. El uso teórico es la utilización de la razón para el “mero conocer”; el uso práctico es la utilización de la razón para la “determinación de la voluntad” mediante la imposición moral. En la Crítica de la Razón Pura Kant partía del hecho de que las matemáticas y la física son ciencias, a diferencia de la Metafísica. En la Crítica de la razón práctica partirá del hecho de la existencia del deber o de la ley moral. Si el saber se expresa mediante juicios, el “deber” se expresa mediante mandatos o imperativos. Si los juicios debían ser universales y necesarios para ser científicos, los imperativos morales han de ser necesarios y universales para que constituyan realmente deberes morales. Para establecer imperativos morales es necesario, entonces, que los establezca la razón pura, es decir, la razón al margen de toda experiencia. De la experiencia, como hemos visto, no se extrae necesidad ni universalidad.

En la “Fundamentación de la Metafísica de las costumbres” Kant comienza afirmando que no hay nada incondicionalmente bueno, excepto una buena voluntad. La salud, la riqueza, el intelecto son buenos sólo en la medida en que son bien empleados; la buena voluntad es buena independientemente de que el agente tenga la fuerza, la riqueza o habilidad suficientes para producir el estado de cosas deseables. La atención se centra desde el comienzo en la voluntad del agente, en sus móviles o intenciones, y no en lo que realmente hace. La moralidad para Kant es obrar por respeto al deber, es decir, sólo cuando obramos por deber es cuando somos “buenos” moralmente. No basta obrar conforme al deber, porque podríamos hacerlo por motivos egoístas o altruistas y entonces nuestra acción sería sólo “legal”, pero no “moral”. Una voluntad es “buena” (moralmente) únicamente cuando se decide obrar únicamente por deber y no para conseguir otra cosa o por otro motivo. Todos los sistemas morales anteriores a Kant son “materiales”, en cuanto sus imperativos explican el contenido o materia de la norma y fundan el deber en la suposición de que ese contenido es un bien. Sus normas son concretas, se fundamentan en la experiencia y sirven de orientación para conseguir la felicidad. Kant critica esta concepción de la ética por la imposibilidad de derivar deberes universales. Los imperativos de las morales materiales son siempre hipotéticos, del tipo: “si quieres…, entonces debes…”. Por ello el imperativo sólo obligaría a los que aceptan la condición, pero no a los que no la aceptan, y, por tanto, no sería un deber universal. La obligatoriedad de la norma se basa en la suposición de un “bien” y no todos están de acuerdo acerca de lo que se debe desear o acerca del objeto en el que se cifra la felicidad. Además, estos imperativos son siempre empíricos, ya que sólo mediante la experiencia se puede determinar cuáles son los medios para alcanzar ese bien. Ahora bien, la experiencia no puede nunca fundamentar una afirmación universal.

Page 4: LÍNEAS PRINCIPALES DEL PENSAMIENTO DE KANT · PENSAMIENTO DE KANT La filosofía de Kant supuso una ... que se resumen en una ... En la “Fundamentación de la Metafísica de las

4

La moral formal kantiana no contiene imperativos materiales que digan lo que hay que hacer. Contiene un único imperativo que sólo expresa lo que constituye la “forma” de cualquier imperativo: el deber universal. Este imperativo es: “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”. Se trata de un imperativo categórico porque no está sometido a condición alguna y es formal porque no expresa lo que hay que hacer. Lo único que hay que dice es que para que una “máxima” personal de conducta – que es subjetiva, material y particular – pueda ser considerada como deber moral, es preciso que se pueda querer que se convierta en un deber universal. Es decir, lo que yo considero un deber para mi deba ser un deber para todos. Es una ética fundamentada al margen de la experiencia, de toda inclinación o deseo. Es una ética autónoma en la que el sujeto se da a si mismo la ley. Actuar moralmente es actuar por respeto a la ley. La búsqueda de la felicidad queda excluida como finalidad del esfuerzo moral o de la virtud. “La moral no es propiamente la doctrina de cómo hacernos felices, sino de cómo debemos hacernos dignos de la felicidad” dirá Kant. La virtud consiste en la intención y la lucha por someterse al deber por el deber. Pero la virtud no esta al alcance inmediato del ser humano. El ser humano es un ser limitado y dividido, que trata de imponerse a sí mismo la ley, pero que también se deja arrastrar por los deseos. Por otro lado, la relación entre la virtud y la felicidad es problemática. Para los estoicos y los epicúreos, la felicidad y la virtud coincidían. Pero tal coincidencia no es evidente, lo cual implica que la relación debería ser de otro tipo: o la virtud es causa de la felicidad, o a la inversa. Sin embargo, ambas posibilidades son inaceptables: no es la búsqueda de la felicidad lo que hacer virtuoso al ser humano, ni tampoco la virtud es suficiente garantía de la felicidad. Este planteamiento conduce a afirmar que el orden moral requiere la inmortalidad del alma, la existencia de Dios y la libertad como postulados de la razón práctica. La inmortalidad del alma como garantía de la posibilidad de un progreso indefinido de la virtud. La existencia de Dios como garantía de que virtud y felicidad han de coincidir finalmente. La libertad como condición para que podamos cumplir con el deber. Los postulados son presupuestos o condiciones necesarios de la existencia de la moralidad, pues sólo podemos cumplir con el deber si somos libres, sólo podemos alcanzar la perfección moral si somos inmortales y sólo podemos alcanzar el sumo bien o la felicidad si Dios existe. Dios, la inmortalidad del hombre y su libertad, que coinciden con las “ideas de la razón pura”, son indemostrables. El hecho de que sean presupuestos de la moralidad no basta para demostrarlos, ni para conocer qué son Dios, la inmortalidad o la libertad. Son noúmenos. Únicamente podemos creer en ellos, pues creer no es decir “yo sé”, es decir solamente “yo quiero”, es un acto de la voluntad. Por último, Kant concluye la “Crítica de la Razón Pura Práctica” con una frase que resume tanto el uso teórico como el uso práctico de la Razón: “Dos cosas llenan el alma de admiración y respeto: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral en

mí”