libertad nº 53

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  • 8/2/2019 Libertad N 53

    1/8

    N53 OCTUBRE~NOVIEMBRE

    2009 BuenosAires

    PUBLICACINDELGRUPO

    ANARQUISTALIBERTAD

    PRECIO$3

    *Sindicatos podridos

    *Comunicacin y Poder

    *Hasta siempre compaero

    *La Huella de Daniel Barret

    *Golpe en Honduras

    *El abrazo fraternal - 2 parte -

    *El negocio de las crceles

    *Anarquismo en el Salvador

  • 8/2/2019 Libertad N 53

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    El 28 de junio de 2009 las Fuerzas Ar-madas de Honduras expulsaron al presiden-te del pas Manuel Zelaya y detuvieron a 8de sus ministros, nombrando como presi-dente provisional a Roberto Micheletti . Elgolpe fue dado dentro de un cierto marco delegalidad, ya que la Corte Suprema hondu-rea reconoci ms tarde haber emitido laorden para la accin militar contra Zelaya, al

    que acus de diversos delitos. El congresodeclar el estado de sitio, ilegalizando cual-quier movilizacin en su contra y suspen-diendo las garantas individuales. Los gru-

    pos de poder de Honduras apoyaron el gol-pe, si bien fue condenado por todos los go- biernos latinoamericanos, europeos y hasta por el gobierno de los EEUU.Algunas tibias reacciones, como el retiro deembajadores, suspensin de crditos y algu-nas sanciones econmicas, fueron la res-

    puesta internacional.

    La causa del golpe fue impedir un refern-dum para cambiar la constitucin hondu-rea, que planteaba, entre otras reformas, la

    posibilidad de la reeleccin indefinida del

    presidente de la repblica. La inclinacinamistosa hacia el presidente de Venezuela,Hugo Chvez, y el supuesto antiimperialis-mo de Zelaya (en verdad un poltico rico,del mismo Partido Liberal que su sucesorgolpista) son las causas a que la izquierdaatribuye el golpe imperialista. En reali-dad, este golpe que molesta a Chvez por

    perder un socio comercial en el ALBA y unaliado poltico (de escasa envergadura), estmuy lejos de ser el inicio de una reaccinantidemocrtica y golpista patrocinada porlos EEUU. La democracia contempla meca-nismos de autodepuracin y autorregula-cin, entre los que las maniobras ilcitasdentro de un marco legal son una variantems. Las democracias dbiles de los aos

    de la guerra fra, caracterizadas en el repug-nante best-seller de los ochenta del periodis-ta Robert Moss, El colapso de la democra-cia, ya no existen. El peligro militar apare-ce como una amenaza lejana, y la democra-cia santificada (por izquierda y derecha)siempre se reconstituye. Despus de todo,no deja de ser siempre un juego de interesesentre burgueses; algunos como Zelaya, rom-

    pen el molde y se presentan como hroes del pueblo, cuando en realidad son burguesesque matizan su capacidad explotadora y ex-

    poliadora, con una cierta prodigalidad en eluso de las arcas del Estado.

    El juego democrtico interburgus permi-te convivir al populista burgus Chvez con

    sus rivales polticos y empresarios, al nazi-democrtico Uribe con la oposicin de iz-quierda, al indigenista Evo Morales con laelite blanca de Santa Cruz de la Sierra, alex obrero Lula con el empresariado indus-trial y desarrollista brasileo, al peronistaKirchner con la oposicin defensora de losintereses de la Sociedad Rural. El clima sue-le ser tenso, y muchas veces se puede tornaralgo violento, pero siempre dentro del juegodemocrtico. Si los medios de comunicacinmolestan, se cierran algunas radios o peri-dicos, se impiden ciertos consensos en elCongreso, o se retienen partidas presupues-tarias para perjudicar a los rivales polticos.Si hay algo que demuestra la capacidad desobrevivencia del sistema democrtico es el

    que ha logrado superar verdaderas crisispolticas y econmicas, como en Argentinaen diciembre de 2001. Para las situaciones

    extremas existen los Fujimori o los Uribe,que se han enfrentado exitosamente y con elmismo nivel de terrorismo de Estado a losgrupos guerrilleros sta linistas de las FARC ymaostas de Sendero Luminoso. Aunque aveces la burguesa suele ser tan reaccionariay obtusa, que prefiere romper las reglas del

    juego que ella misma ha creado, y all tene-mos un golpe de Estado como el de Hondu-

    ras. Zelaya ni siquiera puede ser acusado deizquierdista, y evaluando sus polticas uno

    puede llegar a la conclusin de que inclusoest un poco a la derecha del matrimonioKirchner.

    Zelaya podr volver o no a la presidenciade Honduras, pero toda la actuacin teatralhaciendo de indignados que brindaron losmiembros la comunidad poltica internacio-nal, ya no se puede disimular. A algunos

    podr importarle restituir a Zelaya, segura-mente a Chvez, Ortega o algn otro aliado

    poltico; pero a la comunidad internacionalen realidad le importa mantener las formasdemocrticas, porque los contenidos polti-cos se adaptan perfectamente a ellas. Lo que

    es seguro es que la solucin ser negociada,haciendo entrar en razn a Zelaya que esmejor no quitar los pies del plato, o brindan-do la posibilidad al pueblo de resolver enlas urnas la situacin, manipulando resulta-dos o atemorizando al electorado.

    Los golpistas de la oligarqua hondureason repudiables, no por golpistas sino por

    pertenecer y defender los intereses de unaclase explotadora, hambreadora, asesina,

    privilegiada, autoritaria e inquisitorial. Losderribados del poder son parte reformista dela misma clase, y por lo tanto no valen msque los anteriores. La izquierda partidaria yalgunos anarquistas han repudiado enrgica-mente el golpe, tomando partido por Zelaya.

    Todo se reduce a presentar la realidad en pa-res antagnicos: dictadura o democracia,pueblo u oligarqua, imperialismo o gobier-

    no nacional y popular. Presentan la situa-cin como la ofensiva de la oligarqua tterede los yanquis contra el movimiento popu-lar. Es una opcin equivocada, porquesiempre terminamos eligiendo el mal me-nor. Por supuesto, es mejor ser pobre queser indigente, tener una camiseta agujereadaantes que estar desnudo, pasar hambre antesque morir de inanicin o vivir en democra-cia antes que en una dictadura. Adoptandoestas tcticas polticas no se podr preten-der nada ms que el pueblo hondureo semovilice para restituir a Zelaya, tal comoalguna vez los obreros argentinos lo hicieron

    por el exiliado Pern, para finalmente morirbaleados y torturados bajo la consigna Lu-che y vuelve. Algunos revolucionarios decerebros extraviados y escasa capacidad deanlisis fuera de los cnones de la izquierdatradicional, tan integrada y comprometidacon la democracia como la derecha, creenque el pueblo se radicalizar y presentar re-sistencia al gorilismo del gobierno golpista,cuando en realidad difcilmente se luche porotra cosa que volver a restituir a Zelaya.

    Y la democracia hondurea? Nunca mejoraplicado el dicho cervantino: Los muertosque vos matis gozan de buena salud.

    Patrick Rossineri

    2 OCTUBRE ~ NOVIEMBRE 2009

    Golpe en Honduras, democracia asegurada

    Recientemente una investigacin realizada por la Asociacin Civil Unidos por laJusticia revel las siguientes estadsticas: desde el Estado se gastan $6.329 pesosmensuales en cada detenido del Sistema Penitenciario Federal, un total de $112.994anuales. El presupuesto anual total del SPF para el ao 2009 lleg a un total de$1.043.954.195, un 0,5% del presupuesto nacional.

    El Servicio Penitenciario Federal tiene alojados en sus 28 crceles 9.249 deteni-dos, con 9.829 carceleros y agentes penitenciarios, en una clara relacin de uno auno. De esta masa de recursos el 70% se utiliza para pagar los salarios y jubilacio-

    nes (otros 9000 agentes retirados) del personal penitenciario. De lo que sobra, debi-do a los precios inflados por alimentacin y mantenimiento con que los empresariosproveedores, directivos y carceleros se garantizan unas ganancias extra, tiene quecomer, abrigarse y mantenerse la poblacin carcelaria. En realidad la inversin quese realiza por cada preso es mayor ya que estos datos no incluyen los millonariosgastos del sistema judicial, traslados y custodias, y los detenidos en comisaras enespera de juicio.

    Si bien en otros pases varan los niveles de inversin como las condiciones de ha-cinamiento de la poblacin carcelaria, la eficiencia de los sistemas penitenciarios enreinsertar en la sociedad a los detenidos es prcticamente tan nula como en la Ar-gentina. En EEUU se podra habitar una ciudad mediana con sus 2,2 millones de

    presos, a un costo de u$s27.300 anuales, y un presupuesto total de 60.000 millonesde dlares. En Chile y Mxico cada preso cuesta unos 350 dlares (1400 pesos)mensuales, y en Espaa ese gasto se eleva a 2400 euros (9600 pesos) por mes porcada detenido.

    Todas las estadsticas mundiales en cuestin de criminalidad dan cifras parecidas:entre un 75 y un 95% de los detenidos provienen de extraccin social baja, de fami-lias pobres e indigentes, de escasos recursos econmicos y bajo nivel de instruccin.Las crceles del mundo estn habitadas en su mayora por pobres. Y los pases con

    bajos ndices de delincuencia suelen tener ndices de pobreza muy bajos. La rela-cin entre pobreza y delincuencia es tan evidente que insultan la inteligencia los in-formes acerca de la necesidad de invertir ms recursos en seguridad y represin.

    Las condiciones de hacinamiento (un pabelln con capacidad para 30 internossuele estar poblado por 120), las violaciones a los derechos humanos, los ndices demortalidad y de contagio de SIDA (un 10%)y los niveles de reincidencia son hiper-conocidos por todos. La comida de los presos, sus vestimentas y sus necesidades

    bsicas son generalmente provistas por los mismos familiares de los detenidos, locual implica un gasto extra a familias que sufren pobreza endmica. Los familiaresson maltratados, vejados y sometidos a la arbitrariedad de los carceleros, adems detener que trasladarse muchas veces cientos de kilmetros debido a los trasladoscompulsivos que afectan a casi toda la poblacin carcelaria. En las crceles de Men-doza los detenidos no tienen baos en funcionamiento y deben hacer sus necesida-des en botellas y bolsas de plstico. En todas las crceles faltan colchones, y los in-ternos duermen sobre cartones en el piso. En otros penales no hay ventanas o cuan-do las hay no tienen cierres, igualando las condiciones del interior de los pabellonesa la intemperie exterior.

    Ya en 1883 Kropotkin puso en tela de juicio la capacidad de los regmenes carce-larios para cumplir sus objetivos de reformar a quienes haban cometido un delito.Esta crtica tambin era vlida para el caso de crceles modelo, donde las condicio-nes de vida se pudiesen considerar buenas. La perdida de la libertad de un sujetono puede evitar su reincidencia, a no ser por el temor de cada persona de volver arepetir semejante experiencia. Quienes robaron por haberse criado en un ambientede miseria, hacinamiento, violencia, drogas y promiscuidad familiar, difcilmente lessignifique mucha diferencia el adentro y el afuera, por lo que se vern compelidos adelinquir nuevamente. Quienes lo hacen por causa de la drogadiccin o el alcoholis-mo, o por causas psicolgicas/psiquitricas complejas, al no tratarse sus enfermeda-des (de ndole psico-social) volvern a reincidir. Quienes accidentalmente o por au-todefensa cometieron un asesinato, no hay nada que pueda hacer en su favor el rgi-men penitenciario, ya que no necesitan ningn tipo de reinsercin. En verdad lo querevela el sistema penitenciario es una estructura de castigo y disciplinamiento, de al-to costo y casi nula ineficiencia, donde reinan el horror y el negocio millonario.

    Los periodistas se horrorizan al enterarse de las cifras de lo que cuesta cada dete-nido y azuzan al hombre de la calle con sus preceptos neofascistas: Y todava sequejan?, encima que delinquen hay que mantenerlos, la pena de muerte serauna buena solucin, hay que cambiar las leyes y subir la imputabilidad a los me-nores, hay que reducir costos, o su contrario, hay que construir ms crceles.Paralelamente el derechista Macri impulsa la Nueva Polica Portea, nueva solo

    de nombre, porque en metodologas y maas es tan vieja como el FBI o la Gestapo.Millones de pesos mensuales extra para prevenir del delito, que van a pagar losporteos. La inseguridad es un negocio: mueve miles de millones de pesos anualesentre las agencias de seguridad privadas, los transportes de caudales, la venta de c-maras de seguridad, cristales blindados, rejas, programas televisivos, venta de revis-tas, etc. El negocio llega tal extremo que en Brasil un periodista (ex polica) finan-ciaba a una banda de delincuentes, que asesinaban y robaban, para ser el primero encubrir las noticias y convertirse en una estrella entre sus pares.

    Est muy claro que si los recursos que se emplean en prevenir, reprimir y juzgarel delito se destinasen a eliminar la miseria y a generar oportunidades a los despla-zados por este sistema capitalista, dara como resultado el fin del negocio de la se-guridad y del sistema de disciplinamiento social que significa el rgimen penitencia-rio y policial; lo cual a su vez pondra en peligro la estabilidad del capitalismo y delEstado. Esto sera pedirle peras al olmo, ya que ni polticos, ni empresarios, ni po-licas estn dispuestos a suicidarse colectivamente o a reducir su parte en el nego-cio. Por eso las reformas y las mejoras en las condiciones de vida de los detenidosno acaban con el asunto, porque mantienen la esencia del mecanismo represivo esta-tal. Entonces, el sistema carcelario (uno de los pilares del sistema en la generacinde delincuencia) solo podr ser desmontado junto con el capitalismo y la mquinagubernamental. La inseguridaddejar de ser un problema cuando terminemos con

    los capitalistas, los gobernantes y los represores, ya que ellos son el verdadero pro-blema.

    Lobisn

    El negocio de las crceles

  • 8/2/2019 Libertad N 53

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    OCTUBRE ~ NOVIEMBRE 2009 3

    Rafael Spsito (Daniel Barret, como eligi llamarse, o Ra-

    fa, como lo llamaban los amigos), dej un hueco tan grande

    como el espacio que ocup con la plenitud de su vida. Dedic

    su vida a la lucha junto a los suyos: los humildes, los obreros,

    la gente del llano. El anarquismo fue tan solo el medio y el fin

    de esa dedicacin a los miembros de su especie, de su altruis-

    mo natural, de sus valores morales libertarios.

    El movimiento anarquista ha perdido a unos de sus mejores

    hombres. Era quizs la cabeza pensante con ms brillo del mo-

    vimiento anarquista de habla hispana. Su inteligencia se equi-

    libraba en su humildad, su temperamento subversivo se armo-

    nizaba con su serenidad, sus rigurosos juicios con su respe-

    tuosidad para con sus interlocutores. Colabor con nuestro pe-

    ridico desde mediados de 2007. El 1 de diciembre de 2008

    estuvo de visita por la redaccin de Libertad! Conocerlo per-

    sonalmente fue la coronacin de una amistad que se haba pro-

    longado en el tiempo mediante cartas y contactos electrnicos.

    En su breve visita a Buenos Aires nos preocuparon algunos

    sntomas visibles de su salud deteriorada, pero nadie sospe-

    chaba un desenlace inmediato e inexorable. Esos momentos de

    insospechable fatalidad hoy los recuerdo con el desconsuelo

    de no haber podido prolongarlos por ms tiempo, compartien-do su palabra, su buen humor y su humanidad compaera. Le

    escrib luego de unos meses sin noticias suyas para preguntar-

    le por su salud y sus actividades. El 11 de julio me lleg su l-

    tima carta:

    Salud, Patrick!

    Bueno, realmente no he escrito mucha cosa desde que es-

    tuve en Buenos Aires; slo alguna cosa de color local y pen-

    sada para su publicacin en el Tierra y Tempestad, cuya difu-

    sin, ms all del medio uruguayo, no vale mayormente la pe-

    na. Lo que s escrib fue un informe sobre la situacin cubana

    en los ltimos aos, cuya difusin dej a criterio de los com-

    paeros del Movimiento Libertario Cubano. De todos modos,

    ese trabajo fue difundido como folleto por los compaeros del

    GALSIC francs y se lo encuentra tanto en El Libertario como

    en A las barricadas. Igual te lo envo como archivo adjunto

    por si no llegaste a verlo en ninguno de esos lados.

    Le tu trabajo de crtica sobre la nocin de poder po-

    pular y por supuesto que me pareci muy bueno y muy opor-

    tuno. Es claro que ha llegado la hora de discutir con los pla-

    taformistas algunas nociones clave y la de poder popular

    seguramente es la principal. Para quienes conocemos desde

    adentro el largo camino de desvirtuacin de la vieja FAU, es

    inevitable encontrar numerosos puntos de contacto con lo que

    est ocurriendo en nuestros das. Es por eso que toda esta mo-

    da en torno al poder popular no es percibida como una

    operacin terica de elaboracin original sino como una ope-

    racin poltica de acercamiento con sectores de la izquierda

    revolucionaria. Con todo, hay dos diferencias respecto a lo

    que ocurra 40 aos atrs. Habra una primera diferencia que

    hoy presenta rasgos ms negativos y es que aquello fue ape-

    nas un movimiento propio de la FAU luego de soltar amarras

    con respecto al movimiento anarquista internacional y sinejercer irradiacin alguna, mientras que hoy estamos frente a

    un fenmeno que se ve en Argentina, en Chile, en Colombia,

    en Ecuador, en Per, en Brasil, etc. Pero la segunda diferen-

    cia ya presenta rasgos a asumir de modo ms optimista pues-

    to que la intencin es sencillamente caricaturesca: no existe

    realmente y con peso social notorio esa izquierda revolucio-

    naria latinoamericana y lo nico que se percibe en ese campo

    es un remedo penoso, esquemtico y panfletario que no sabe

    adnde ir (el Colectivo Amauta o Quebracho en Argentina,

    por ejemplo). En esto tiene razn el viejo Marx: cuando la his-

    toria se repite, se transforma en comedia aquello que fue tra-

    gedia alguna vez.

    Yo tambin tengo algunas anotaciones sobre el tema po-

    der popular que espero ir engrosando con el correr del tiem-

    po; aunque esto convive con decenas de otros trabajos en si-

    milares o parecidos estados de desarrollo. Pero, claro, yo aho-

    ra estoy en un perodo de incertidumbre y precisamente por

    esos achaques de salud a los que hacs referencia. Por lopronto, estoy recluido desde hace ms de un mes por una en-

    fermedad pulmonar no diagnosticada; una ausencia de

    diagnstico que responde no a imposibilidades cientficas ni a

    misterios indescifrables sino a la completa inoperancia del

    sistema de atencin mdica que constituye mi cobertura: tie-

    ne que pasar un mes para que consigas ver un especialista, un

    mes y medio para que puedas hacerte una tomografa compu-

    tarizada (que recin podr hacerme el 20 de julio) y as suce-

    sivamente. Y, bueno, ahora estoy mejor y al menos he recupe-rado mi capacidad de leer y escribir (no demasiado), mientras

    que unas semanas atrs no poda concentrarme, me mareaba

    y tena que volver a la cama.

    Pero, bueno, ya veremos. Seguimos conversando y vaya

    mientras tanto un fuerte abrazo para vos y para todos los

    compaeros del Libertad! y sus inmediaciones.

    Los resultados de los anlisis llegaron con la velocidadinapelable que llevan las malas noticias. El compaero RafaelSpsito, urdi una despedida que, en su optimismo incurable,consider demasiado anticipada.

    Montevideo, 25 de julio 2009

    Salud a todos!

    He pensado si era correcto o no enviar esta carta con tanta

    anticipacin y finalmente me dejo llevar por mis impulsos y

    as lo hago, para que no haya misterios ni sorpresas intem-

    pestivas. Tal vez tenga un tono dramtico que a m no me gus-

    ta, pero el tema lo vuelve inevitable.

    Desde hace un mes y medio estoy en observacin con seve-

    ros problemas pulmonares. Las cosas son lentas en este pas y

    no tuve diagnstico firme hasta el momento. Pero la tomo-

    grafa computarizada que me realizaron el lunes fue termi-

    nante y lapidaria. Tengo cncer en estado avanzado, con

    metstasis extra-pulmonares y hasta con una infeccin que

    complica todava ms las cosas. El pronstico cae por su pro-

    pio peso: siendo optimista tendr dos o tres meses con cierta

    capacidad productiva y luego todo se reduce a esperar el final

    y esa extincin lenta que yo intentar abreviar lo ms posible.

    En lo que respecta a nuestra red, es obvio que continuar in-

    teresado en todo lo que ocurra pero espero sepan entender

    que mis aportes sern nulos. Mi estado fsico tiene muchos al-

    tibajos diarios generalmente no tengo ganas de comer y ya

    perd quince kilos- y quiero aprovechar los momentos de luci-

    dez y de fuerza para avanzar en algunos trabajos que me gus-

    tara terminar. Entre esos trabajos creo que hay algunas cosas

    originales y valiosas que no me gustara que se perdieran y

    tambin mucho material sin valor alguno. No voy a poder ter-

    minar ni la dcima parte, pero espero s liquidar aquellas co-

    sas que tienen un mayor grado de avance.

    Estar dedicado preferentemente a eso, entonces, y casi no

    tendremos comunicaciones, salvo quizs algn saludo simb-

    lico para dar constancia de vida.

    Quiero que sepan que he pasado junto a ustedes unos aos

    extraordinarios y que me han enriquecido enormemente. Los

    quiero con esa locura rabiosa de la que somos capaces los

    anarquistas as como quiero al resto de los compaeros del al-

    ma distribuidos en todos los rincones del planeta.

    Salud y anarqua!!!

    Daniel Barret

    La firm con su seudnimo, su nombre de batalla, tal vezporque decidi pelear hasta lo ltimo. Lo echaremos de menosen Argentina, Cuba, Chile, Venezuela, Mxico y Uruguay, porsupuesto. Ya no podremos abrazar su piel, su carne y sus hue-sos, pero podremos abrazar a Daniel estrechando a nuestroscompaeros. Por donde pas Daniel, dej su impronta tierna,revolucionaria y libertaria; nuestro mejor homenaje ser pro-fundizar su huella.

    Patrick Rossineri,

    en nombre del Grupo Editor de Libertad!

    Hasta siemprecompaero

    El lunes 24 de agosto, al agonizar la tarde, se fue elquerido compaero Rafael Spsito -Daniel Barret,

    para los que le acompaamos en la cotidianidad dela lucha contra el Estado-capital desde tiendas li-

    bertarias- vctima de un cncer que a penas leotorg el tiempo necesario para despedirse de com-paeros, amigos y familiares y, de concluir algunode los mltiples textos que acostumbrada elaborarde manera simultnea.

    Hijo de El Cerro, tierra dispendiosa en cratas y re-beldes, en Montevideo, Uruguay, desde su ms tier-na adolescencia, Rafa contribuy con sus aporta-ciones y esfuerzos a la difusin de las ideas anar-quistas, defendiendo siempre los ideales de libertad

    por los que luch toda su vida y por los que sufripersecucin y exilio, mismos que jams significa-ron sacrificio alguno para su integridad libertaria.

    Sistemtico y reflexivo, con su prosa aguda e inte-ligente, nos hered un invaluable legado de reela-

    boracin terico-ideolgica que slo podremosconcretar desde un ejercicio intransigente de reafir-

    macin libertaria:una reafirmacin que sigue fundndose no menos

    sino ms que nunca en una crtica radical del po-der y en una inconmovible tica de la libertad; sinmediatizaciones seductoras, transiciones edulcora-das y negociaciones de ocasin que la desven odistraigan de sus horizontes y de sus prcticas in-mediatas. Visin que dej plasmada en su libro

    Los sediciosos despertares de la Anarqua.

    Hoy, slo nos queda despedirle con el ms grande yafectuoso abrazo libertario y agradecerle por todosestos aos de vida consecuente, por su solidaridadinagotable, por su compaerismo a ultranza, por sudedicacin a la Anarqua, por su humor inteligente,

    por su entraable calidez y por su grandiosa calidadhumana.

    Qu la tierra le sea leve a un Hombre libre!

    Hasta siempre, Compaero Daniel!

    Hasta siempre, Amigo Rafa!

    Hasta siempre; Hermano del alma!

    Salud y Anarqua!

    Gustavo Rodrguez

    La huella de Daniel Barret

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    El Golpe, La F.A.C.A., y despus

    El 6 de septiembre de 1930 se produce el levanta-miento de Jos Flix Uriburu contra el gobierno radi-cal de Hiplito Irigoyen, este renuncia para evitar de-rramamiento de sangre, algo en que nunca reparcuando se trat de obreros de tendencia anarquista. Elnuevo dictador no querr ser menos. La F.O.R.A. redu-cida como estaba no se decidi a declarar la huelga ge-neral. La dictadura se ensaar nuevamente con elanarquismo. Humberto Correale, militante forista enlos aos treinta dir en una entrevista: Al abstenersela FORA se impide gestar lo que poda haber sido un

    movimiento histrico extraordinario, se podra haber

    cambiado el rumbo del pas, porque todo el mundo es-

    taba a la expectativa. Pero si la FORA no declaraba la

    huelga general, quin lo iba a hacer. Recuerdo a San-

    tilln, a Pacheco, que venan a aconsejar a declarar la

    huelga. Es el momento, decan. No se declara por dos

    factores: por el miedo de algunos y por el capricho de

    otros: haba un sentido muy posesivo de la FORA, al-

    gunos se crean que era de ellos.

    El problema es que el movimiento estaba organiza-

    do en base a la disciplina. Todo el mundo esperaba la

    orden del Consejo Federal, pero se haban olvidado de

    la estructura federalista que tenamos, de la auto-

    noma de las provincias, de las comarcales, de las lo-

    cales y de los sindicatos para asumir ellos la actitud

    que crean conveniente. Estos derechos surgan de las

    estructuras federalistas que tena el movimiento.

    Si la FORA declara la huelga general se paraliza

    el pas. Se hubiera dado un movimiento de arrastre;

    mucha gente se hubiera plegado, an los no anarquis-

    tas, an los no foristas y los obreros hubieran jugado

    un buen papel, pero la FORA no se movi y todo el

    mundo qued paralizado. Despus vinieron las raz-

    zias, la represin, las broncas1

    Con la represin se produce un acercamiento de com-paeros de distintas corrientes del anarquismo, la pri-mera reunin significativa se da en la crcel de Devo-to en 1931, y ya en 1932 se renen en Rosario para ce-lebrar el 2 Congreso Regional Anarquista con eviden-tes diferencias respecto al del ao 1922. Asisten al mis-mo 53 delegados por 30 agrupaciones que, adems delas individualidades, representan a agrupaciones ba-rriales, ateneos, editoriales, y tambin participa laF.O.R.A. con un delegado. Se toma el acuerdo de con-formar un Comit Regional de Relaciones Anarquistas.Los grupos acuerdan apoyar la reconstruccin de laF.O.R.A., pero tambin deciden volcar su actividad engremios autnomos y cegetistas. La organizacin es-

    pecfica naciente basaba su institucionalidad en elacuerdo del mismo congreso que decidi crear elC.R.R.A., aunque cuente con la negacin del reconoci-miento de la F.O.R.A. que qued en minora en rela-cin al nmero total de delegados, pero que no es ungrupo de 5 o 15 miembros sino que se trata de una fe-deracin de carcter regional que cuenta con miles demilitantes repartidos por todo el pas. El cambio del ejede prioridades de los grupos anarquistas -o mejor di-cho, de la mayora de los grupos anarquistas- apuntaral desarrollo de la organizacin anarquista que se fun-dar en 1935 cuando quede constituida la FederacinAnarco-Comunista Argentina (F.A.C.A.), y que mstarde , ya en el ao 1954, cambiar su nombre por Fe-deracin Libertaria Argentina (F.L.A.). Jacobo Ma-

    guid2 en una entrevista resumi la postura de la mis-

    ma: La Federacin Anarco Comunista Argentinatom acuerdo de apoyar a la FORA, pero al mismotiempo propiciaba la accin de todos los gremios y sin-

    dicatos autnomos que no eran foristas. Incluso pre-

    paraba sindicatos libertarios para actuar fuera de la

    FORA. La realidad demostraba que la FORA no poda

    de ninguna manera considerarse la nica expresin

    del movimiento obrero. Apoybamos a la FORA pero

    no la considerbamos monopolizadora y queramosincluir otras organizaciones autnomas de sindicatos

    que haba en el resto del pas y que no estaban afilia-

    das a la FORA ni a la CGT. El problema fundamental

    con la FORA fue su sectarismo. Con la CGT tenamos

    una actitud crtica por su concomitancia con los pode-

    res y sealbamos el camino del sindicalismo revolu-

    cionario: el anarcosindicalismo ()

    La FACA fue algo similar a lo que ocurra en Es-

    paa; donde estaba la CNT, exista la F.A. Ibrica y

    una Federacin de Juventudes Libertarias y todas con-

    formaban el Movimiento Libertario Ibrico. En la Ar-

    gentina se constituye la FACA en apoyo de la FORA

    tradicional la quintista- por lo tanto no signific una

    pugna o un enfrentamiento su creacin. La no com-

    prensin de esto trajo aparejado las disidencias y los

    enfrentamientos.3 Entre estos dos polos seguir an-dando el anarquismo en Argentina, sufriendo persecu-ciones, clausuras de locales, procesos por asociacinilcita y una prdida de influencia social, pero lejos estde desaparecer. Con la fundacin de la CGT el 27 deseptiembre de 1930 el movimiento obrero adversario ala F.O.R.A se haba posicionado mejor sorteando la re-

    presin que cay con todo el peso sobre la F.O.R.A. yel anarquismo. Con el correr del tiempo ir vertica-lizndose cada vez ms, sufrir varias escisiones debi-do a las zancadillas que constantemente se pondrn en-tre socialistas, sindicalistas puros, y ms tarde los co-munistas. Hasta que la hbil poltica de cooptacin delgobierno peronista le imprima su sello indeleble mar-ginando los ltimos vestigios de autonoma que an

    permanecan en su seno. El fruto de la prdica de la

    neutralidad ideolgica en los gremios madura en laCGT con la adopcin en abril de 1950 de unos estatu-tos que rezan: La Confederacin General del Traba-

    jo declara:

    Su indeclinable decisin de constituirse en celosa de-

    positaria y fiel ejecutora de los altos postulados que

    alienta la Doctrina Peronista y en leal custodio de la

    Constitucin de Pern, por cuanto concretan en su

    espritu y en su letra, las aspiraciones eternas de la

    clase obrera y constituyen las reglas insuperables pa-

    ra orientar a los trabajadores argentinos en el cumpli-

    miento de su irrevocable determinacin de forjar una

    patria socialmente justa, econmicamente libre y pol-

    ticamente soberana. Y exhorta a la clase trabajadora

    argentina a mantenerse unida en el terreno sindical,

    dentro de la CGT, de acuerdo al siguiente estatuto.

    Durante la dcada de gobierno peronista la F.O.R.A.y el anarquismo vivirn momentos difciles, como seseala en el boletn de septiembre de 1950 deRenacer,rgano de la sociedad de resistencia de mozos y anexosde la capital: hace mucho tiempo, en localidades yciudades del interior, a la F.O.R.A. y agrupaciones

    anarquistas toda manifestacin de vida orgnica p-

    blica le es del todo imposible, y por ende no se le per-

    miten locales abiertos, ni actos de propaganda de nin-

    guna clase.

    Y en la capital hace meses que la F.O.R.A. tiene los

    locales clausurados y no puede exteriorizar su propa-

    ganda pblicamente. Virtualmente, en todo el pas la

    represin policaca asumi carcter permanente y nor-

    mal. Para entender la situacin en que se encontrabael movimiento en este perodo resulta til un fragmen-

    to del escrito del delegado de portuarios, T. Suarez, co-mo corresponsal del peridico CNT tras la reunin re-gional de delegados de la F.O.R.A. en 1956 que diceque: desde las filas de la F.O.R.A. surgi una ini-

    ciativa que fue barajada como una consigna, la que in-

    vocaba la unidad moral del anarquismo. Esta ini-

    ciativa encontr apoyo y oposicin, lo que nos viene a

    confirmar que, desde su iniciacin, la unidad moral

    del anarquismo , haba dividido en la opinin a lapropia militancia de la FORA.

    La vida clandestina a que estaba sometido el movi-

    miento, junto con algunos hechos de trascendencia

    persecutoria, y sin acuerdos serios y sin prever los al-

    cances, se plasm ese acercamiento, rompiendo as

    con las viejas resoluciones de la Federacin. La buena

    intencin de los compaeros proponentes, trajo, como

    lgica consecuencia, un serio entredicho en el movi-

    miento de la F.O.R.A. La F.A.C.A. plante condiciones

    de fusin: que desaparezca la FORA y la FACA, y que

    un Congreso Constituyente determine las bases del or-

    ganismo unificado. Esto, como es natural, defraud a

    los compaeros proponentes y se comenz a conocer el

    error y a dudar de toda posibilidad de entendimiento

    con dicha gente. Pero no obstante el desengao sufri-

    do, empez a tomar cuerpo la corriente agrupacionis-ta. Se afirmaba para corroborar esta tesis, que en el

    campo gremial no se poda hacer nada; que los traba-

    jadores estaban con Pern; que la FORA prctica-

    mente no exista; que haba Pern para rato, y que por

    estas razones era preferible la actuacin como agru-

    paciones ideolgicas. Esto tampoco prosper. Lacitada afirmacin se corresponde con lo escrito en elmencionado boletn de los mozos y anexos que refiereque: elementos libertarios, integrantes de una es-

    pecfica Federacin Argentina, se han particularizado

    propagando, a la sordina, la disolucin de la FORA y

    la refundicin en el cegetismo. La crisis por la queatravesaba el anarquismo argentino era evidente y nose detendr una vez cado el gobierno peronista. La lla-mada revolucin libertadora centrar su accionar re-

    presivo en la depuracin de todo vestigio de peronismode la vida social y pol tica argentina. La F.O.R.A podrreabrir sus locales, pero la nueva dictadura seguir sus

    pasos de cerca. Ya se evidenciar su accionar represivoen la huelga ms larga del siglo sostenida por la Fe-deracin de Obreros en Construcciones Navales duran-te 1956. La F.O.C.N era una organizacin autnoma,

    pero que cuenta con el apoyo y la solidaridad materialde la F.O.R.A. Tras 14 meses de huelga en respuesta allock-out patronal y en plena crisis terminal de la cons-truccin naval, el desenlace se cobrar la existencia deFederacin misma que en su ltima asamblea rechazapisar las alfombras rojas. Por su parte el Ministeriode Trabajo combinar una poltica de bsqueda de ne-gociacin con los elementos refractarios a su interven-cin en el movimiento obrero, con la represin lisa y

    llana. Esta poltica, sumada a la posicin faquista que busca imponer una mayor agilidad tctica en laF.O.R.A. estarn entre las principales causas de la es-cisin que sufrir esta ltima. Esa misma agilidad tc-tica se buscar imponer de hecho en una serie de con-flictos que se resuelven con la intervencin de funcio-narios del Ministerio de Trabajo. Suceder primero enun conflicto del gremio de Plomeros, luego con el co-mit de huelga de la lnea 55 que ser separado deUnin Chauffeurs, y ms tarde en un conflicto llevado

    a cabo por Mozos y anexos.4 Ante la reaccin de algu-nos gremios por el cuestionable procedimiento, el fa-quismo, mayoritario con respecto a los defensores deltradicional funcionamiento de la F.O.R.A. segn elinforme del sector Goncalvez Daz- ya habr accedidoa los puestos claves de los cuerpos relacionadores del

    movimiento, como ser Federacin Local Bonaerense;Federacin Provincial Bonaerense y Consejo Federal,tenindolos bsicamente controlados. Con la renova-cin del Consejo Federal y la entrada de Unin Chauf-feurs al mismo, sosteniendo una posicin contraria a lo

    EL ABRAZO FRATERNALConsideraciones sobre especifismo, anarquismo y la F.O.R.A (Segunda parte)

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    6 OCTUBRE ~ NOVIEMBRE 2009

    El sindicalismo como herramienta de dominacinEs posible o deseable para los anarquistas tratar de horizontalizar y autogestio-

    nar los sindicatos actuales en Argentina? Esta pregunta ha sido una de las polmi-cas ms persistentes dentro del movimiento anarquista argentino. Las diferencias deopinin sobre el asunto se basan en cuestiones ideolgicas de fondo, ya que mien-tras algunos opinan que los sindicatos se pueden recuperar para el movimiento

    obrero, otros pensamos que estos sindicatos no tienen nada que ver con el movi-miento obrero, y muchsimo menos con los anarquistas. En otras palabras, no solonunca nos pertenecieron a los anarquistas o a los obreros, sino que si ese hubierasido el caso, seran irrecuperables.

    Pero, cules son las razones para que pensemos que los sindicatos se encuentrenen la vereda opuesta a la anarqua y sean un instrumento de control y dominacinde la clase, en lugar de su herramienta de liberacin?

    Los sindicatos reproducen el verticalismo y la dinmica poltica de la sociedad ac-tual, con cargos representativos y electivos, con direcciones polticas que se refu-gian en una supuesta neutralidad partidaria. El sindicato es una estructura que se to-ma por elecciones o componendas electorales, cuyas autoridades se negocian dela misma forma como se hace en las elecciones para las autoridades del gobierno na-cional. Pero muchos anarquistas y revolucionarios piensan que cambiando los esta-tutos sindicales, o derogando la Ley de Asociaciones Profesionales que mantiene elrgimen de sindicato nico, los sindicatos podran ser herramientas de lucha contrael capitalismo.

    Esto sera factible en teora, pero en la realidad actual el sindicato se revela comouna estructura de dominacin y poder, tanto poltica como econmica (razn porla que la mafia estadounidense pudo anidar tan bien en ellos). Los recursos de lossindicatos son inimaginables para el comn de la gente. Veamos de qu viven lossindicatos argentinos, que muchas veces manejan ms poder y recursos que lasgrandes empresas con las que comparten el botn: el bolsillo de los trabajadores.

    De qu viven los sindicatos

    Veamos de qu manera est montada la maquinaria econmica de los casi 3000sindicatos de la Argentina. En trminos oficiales, los recursos de los sindicatos pro-vienen de 4 formas de ingreso, a los que se deben agregar los subsidios estatales,que suelen ser enmascarados en cursos de capacitacin, actividades para la comuni-dad, etc., que engrosan las arcas gremiales:

    1) las cuotas sindicales del 2 al 5% que religiosamente pagan sus afiliados y que sonrecaudadas directamente por los gremios, descontndolas por recibo de sueldo.

    2) las contribuciones de las empresas, que suelen ser muy variables ya que son pac-tadas de forma particular en el marco de los convenios colectivos de trabajo, aun-

    que deben registrarse contablemente separadamente de los aportes. Por ejemplo, enel caso de la industria del vidrio la patronal contribuye con el 3% del total de lo li-quidado mensualmente a sus empleados.

    3) los aportes solidarios que se le cobran compulsivamente a todos los trabajado-res no afiliados al sindicato que estn incluidos en un convenio colectivo de traba-

    jo, y que suelen alcanzar entre el 1 y el 4% del sueldo (son descontados por la pa-tronal, que acta como agente de retencin). Los trabajadores no pueden negarse aeste descuento, aunque lo manifiesten expresamente al empleador. Lo que argu-mentan los sindicatos es que los trabajadores no afiliados se benefician de un even-tual aumento de salarios obtenido por los negociadores del sindicato, por lo que re-ciben un servicio gratuitamente de parte del sindicato. Pero en realidad el total de lorecaudado solidariamente supera escandalosamente los costos de gestin eroga-dos por el sindicato en la obtencin del beneficio salarial o renegociacin del con-venio, por lo que la situacin de los no afiliados es igual a afiliados de segunda ca-tegora. Entre otros, estos aportes solidarios son aplicados en los gremios del co-rreo, la industria papelera, ferroviarios, pesqueros, aceiteros, etc. Hace ya un tiem-

    po, el secretario general de FOECYT (correos), Ramn Baldasini, justific as laaplicacin de aportes compulsivos: El sindicato obra como un gestor de negocios.

    Hace una gestin para un determinado grupo de personas y es lgico que despuscobre una comisin por ese servicio prestado . No es posible que el beneficio loreciban todos y el costo lo soporten slo los afiliados.

    4) los aportes patronales (6% de la masa salarial que pagan a sus empleados) y losaportes de los asociados a las Obras Sociales que maneja cada sindicato (un 3% delsalario percibido). Los recursos de las Obras Sociales, rondan los 8.000 millones de

    pesos anuales (unos 2.000 millones de dlares). Todo este dinero, luego de reenviaruna parte a las empresas de medicina prepaga y descontar un 10 al 20% de los apor-tes que va a un Fondo Redistributivo, ingresa a la Administracin de Programas Es-

    peciales (APE), organismo que cubre los gastos de las obras sociales por tratamien-tos de alta complejidad, repartiendo el beneficio con las Obras Sociales, que mane-

    jan los sindicatos. Dentro de los recursos que perciben los sindicatos se encuentranla recaudacin de las Mutuales, que no son de afi liacin obligatoria, y que obran co-mo un complemento de las obras sociales, ampliando los beneficios de estas; suscuotas suelen rondar el 1% del salario.

    Si bien no es obligatorio afiliarse a un sindicato, el rgimen de sindicato nico porrama y actividad hace que un trabajador cualquiera no pueda elegir qu organiza-cin integrar, sino que es un cliente cautivo del sindicato oficial reconocido por elMinisterio de Trabajo. Pero debemos aclarar que si se derogase la Ley de Asocia-ciones Profesionales, el negocio sera el mismo aunque no estara monopolizado por

    los sindicatos oficiales. Lo nico que cambiara es que se parecera al rgimen im-perante en otros pases, donde el negocio lo reparten entre ms sindicatos. El bene-ficio que la clase empresarial y los gobiernos de turno obtienen con este sistema esque si un sindicato se convierte en rebelde, le quitan la personera gremial y se laotorgan a otro nuevo en su reemplazo que quedara como oficial y nico autorizado

    para cobrar losgenerosos aportes de los trabajadores.

    La democracia sindical

    Los sindicatos estn sujetos a un rgimen de eleccin de autoridades, es decir unaforma de democracia representativa, acorde con el rgimen democrtico burgusimperante. Los dirigentes y delegados representan a los trabajadores de su gremiode la misma forma que lo hacen los diputados a sus electores en el Congreso Na-cional, es decir, no los consultan, no los escuchan, ni les interesan sus problemas,respondiendo a las polticas de su lista gremial, generalmente asociada a un partido

    poltico. No estn obligados a cumplir un mandato de las bases sino que se manejanindependientemente de la opinin de quienes los eligieron. Los delegados sindica-les dejan su puesto de trabajo y se dedican a tareas de gestin.

    Por otra parte, los sindicatos estn plagados de secretaras y comisiones de tipoejecutivo que se encargan de diversas tareas, desde actividades de prensa a tareas demantenimiento. La estructura interna verticalista de un sindicato es directamente

    proporcional a su tamao, por lo que los altos cargos directivos de un sindicato sontan inaccesibles para los trabajadores, como el consorcio directivo empresarial de su

    lugar de trabajo. El sindicato es una empresa no solo en un sentido recaudatorio, si-no en la forma legal que debe tener: las leyes no contemplan sindicatos que pudie-ran manejarse por un rgimen de autogestin, rotacin en los cargos, gestin sin di-rigentes tomando decisiones a travs de delegados con mandato. Sin autoridades le-galmente constituidas, no hay sindicato.

    Adems, los sindicatos se han convertido en empleadores, teniendo en algunos ca-sos cientos de asalariados a su cargo, y convirtindose de hecho en explotadores desus empleados. Estos empleados no suelen tener ninguna relacin con los trabaja-dores que el sindicato representa.

    Debemos participar de la actividad sindical?

    La descripcin precedente nos da la pauta de que es imposible cualquier tentativade hacer de los sindicatos una herramienta de lucha o de liberacin para los traba-

    jadores, ya que al incorporarse al marco de legalidad se debe cumplir con normasque hacen del sindicato una forma de dominacin sobre sus afiliados. A decir ver-dad, los trabajadores afiliados a un sindicato son tan dueos de su estructura, comolos socios de un club de ftbol son dueos de sus instalaciones deportivas. El sindi-cato legal est diseado estructuralmente para domesticar a la clase obrera, no paradefender sus intereses de clase. Cualquier participacin en su estructura no puedetener otro fin que acceder a cargos directivos. Este sistema es la negacin del anar-cosindicalismo, es su reverso. Los anarquistas no deben participar en estas estruc-turas de poder -que nada de diferente tienen de una empresa capitalista o un minis-terio estatal- a no ser que estn dispuestos a pasarse al enemigo. Creer que un sin-dicato es recuperable es tan necio como creer que se puede autogestionar a una em-

    presa como la Ford a partir de intervenir en sus puestos gerenciales; en lo esencial,no hay diferencias entre un cargo de secretario general de un sindicato y el de ge-rente general de una fbrica. Son un eslabn ms en la cadena de montaje para ex-

    poliar a los trabajadores, llegando en conjunto a apropiarse de un 10 a un 15% de lamasa salarial total de sus supuestos beneficiados. Pocas actividades reportan tanto

    beneficio sin riesgo de invertir un peso.

    A pesar de estos impedimentos, no se puede negar que en las bases sindicales esposible que los anarquistas desarrollemos alguna tarea, tratando de llevar a la prc-tica los principios de la autogestin y delegacin por mandato. Esta posibilidad sue-le darse en algunos conflictos gremiales radicalizados con alguna empresa particu-lar, y en que el papel anti-obrero del sindicato queda en evidencia frente a los tra-

    bajadores en situacin de huelga. All existe alguna posibilidad de accin para losanarquistas, tratando de que los trabajadores tomen sus decisiones y elaboren supropio proyecto de lucha frente a la manipulacin que pretenden los partidos polti-cos (de cualquier tendencia). Es en estos momentos en que la realidad corporativase rasga cuando aparece la posibilidad de actuar, aunque probablemente finalizadoel conflicto todo vuelva a lasituacin de normalidad.

    En los momentos en que reina estasituacin de normalidades prcticamente im-posible algn tipo de participacin sindical. All los anarquistas deben tratar de for-talecer sus organizaciones anarcosindicales, sociedades de resistencia o asociacio-nes y mutuales obreras, a fin de hacer propaganda y llevar la solidaridad a los tra-

    bajadores en lucha, y en especial a los no sindicalizados, a aquellos que estn porfuera del sistema legal (trabajadores en negro) y son inaccesibles a los picos ham-

    brientos de la burocracia sindical. Debemos llevar nuestra prctica a los pobladoresde los barrios marginados, entre los desocupados y subempleados, conformando for-mas organizativas de cooperacin y ayuda mutua entre los pobladores. Pero debe-mos actuar siempre teniendo presente que ni los sindicatos, ni las organizaciones

    polticas (incluso los /las anarquistas) van a emancipar al pueblo del capitalismo, yaque solo tendremos xito cuando los trabajadores logren su propia auto-liberacinde sus mandamases, embaucadores y explotadores.

    Patrick Rossineri

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    A los anarquistas salvadoreos de ayer, hoy y de siempre.

    Las primeras organizaciones obreras en El Salvador, aligual que en el resto de Amrica Latina, tienen sus orgenesen el anarquismo impulsado por hombres y mujeres que hi-

    cieron suyas esas ideas llevndolas a la prctica, escribiendoas las primeras pginas de la historia de los movimientos so-ciales salvadoreos; una historia larga y tortuosa, con triun-fos y fracasos que an no termina de escribirse.

    A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, las ide-as anarquistas se encuentran muy propagadas en AmricaLatina gracias a las emigraciones de europeos, en especial deEspaa e Italia. stos llegaron expulsados y perseguidos porsus actividades polticas. Argentina, Brasil y Mxico fueronlos principales destinos donde siguieron con sus actividadesrevolucionarias.

    El Salvador no estuvo ajeno a este tipo de emigraciones yen la segunda mitad del siglo XX pueden encontrarse los pri-meros rastros organizativos obreros. A principios del sigloXX, el artesanado salvadoreo se encontraba organizado ensociedades de carcter mutualista formada por patronos yobreros, sirviendo en el ahorro y el crdito a sus socios e in-

    centivando los valores morales y cvicos. Pero poco a pocolos artesanos que integraban estas sociedades fueron in-fluenciados por nuevas corrientes de pensamiento, as puededestacarse que en 1908 circulaba en San Salvador la revistaliteraria Ritos, como publicacin influida por las ideas

    anarquistas1.Estos primeros vestigios organizativos son la consecuencia

    directa de que en 1911 surja la necesidad de realizar en SanSalvador el Primer Congreso Obrero Centroamericano, in-quietud del incipiente movimiento artesanal salvadoreo deestablecer vnculos fraternales con el resto de Centroamri-ca. Posteriormente, en junio de 1918 se celebra en el pueblode Armenia el llamado Congreso Obrero Salvadoreo, alque asisten doscientos delegados en representacin de todas

    las organizaciones mutualistas y obreras2. Este congresotendra como finalidad inmediata la fundacin de la UninObrera Salvadorea (UOS), comprensiva de todas las orga-nizaciones artesanales de la poca y con miras a la creacinde la Unin Obrera Centroamericana.

    A partir de este congreso, el movimiento obrero artesa-nal salvadoreo no ser el mismo y empezar a mostrarcambios cualitativos junto a los primeros indicios de in-dustrializacin del pas. El movimiento artesanal en susformas de organizacin, que avanzan de las formas mutua-

    listas a las cooperativistas de produccin y consumo, son

    eminentemente defensivas y se mueven dentro del marco ide-

    olgico que va desde el socialismo utpico hasta el anar-

    quismo, de acuerdo al grado de desarrollo del pas.3

    Ya en 1922 esos cambios cualitativos se reflejan en la Se-gunda Federacin de la UOS, que contaba con cinco filia-

    les4. Al respecto se dice que elementos anarcosindicalistaspredominaron en la USO, fundada en 1922 y en la Federa-

    cin Regional de Trabajadores Salvadoreos (FRTS), que la

    sigui dos aos ms tarde5. Esta organizacin tendr corta

    vida y se fusionar con la Confederacin Obrera de El Sal-vador (COES) para unir al movimiento obrero en el marcode la Confederacin Obrera Centroamericana (COCA), perola COES ser expulsada de sta ltima por su orientacinmutualista.

    La creacin de la FRTS surge gracias a la consolidacinde los primeros sindicatos, por lo que la creacin de laRegional entorno de la COCA nos indica claramente la des-

    composicin del artesanado y el surgimiento del movimien-

    to obrero como clase en s, como una clase con intereses co-

    munes. El surgimiento de los primeros sindicatos en 1923-

    1924, y especialmente de la Regional, muestra a nivel ide-

    olgico una desintegracin del socialismo utpico y la apa-

    ricin de las disputas entre las corrientes reformistas, anar-

    cosindicalistas y comunistas; muchas veces influenciando el

    movimiento obrero en forma simultnea6.

    En este sentido, el sindicalismo es el resultado de la ne-cesidad espontnea que tiene el trabajador de organizar-

    se. De esta manera surgen las ideas que van a guiar a esta or-ganizacin libre, las que son derivadas en su origen, delanarquismo. Estos primeros sindicatos aglutinan a zapateros,albailes, mecnicos carpinteros, sastres, barberos, vendedo-

    res ambulantes, de oficios varios, sindicatos de finca y cam-pesinos.

    Vale destacar, aunque ms no sea de manera esquemtica,que en la FRTS convergan tres corrientes ideolgicas que sedisputaban su direccin: los reformistas, los comunistas y

    los anarquistas. Los reformistas confiaban en un procesoelectoral y pacfico para conquistar un estado liberal; los co-munistas se encontraban inspirados en las conquistas alcan-zadas por la revolucin Rusa de 1917. En El Salvador el de-sarrollo de la propaganda marxista-leninista hizo mella enalgunos obreros quienes vieron en la conformacin del So-corro Rojo Internacional la expresin mundial de lo que de-nominaban clase obrera. Esto permiti la formacin del eli-tismo dentro del sindicalismo. Por ltimo se encontraban losanarquistas, quienes tenan una abierta oposicin a cualquierpartido poltico y al parlamentarismo en general, por lo quetambin reciban el nombre de sindicalistas revolucionarios.

    Sin embargo, y pese a esta antagnica realidad hacia den-tro de la FRTS, el trabajo que sta realizaba permiti la for-macin de ms sindicatos. Con la consigna A organizar lasligas campesinas se lanz a formar sindicatos al campo, atal grado que en 1929 funcionaban en ciudades, fincas y can-

    tones de todo el pas.Acorde a los preceptos internacionalistas, los anarquistassalvadoreos llevaron a cabo, durante el ao 1927, infinidadde manifestaciones en apoyo a Sacco y Vanzetti, los anar-quistas condenados a muerte en Estados Unidos. Esto per-miti que el movimiento obrero salvadoreo se incorporaraa las luchas del movimiento anarquista internacional.

    Este acercamiento a diversas organizaciones anarcosindi-calistas permiti la circulacin y distribucin de propagandaque serva de aliciente para el movimiento obrero, tan nece-sitado de fundamentos tericos. Dada esa necesidad de for-macin obrera, se crea en este perodo la Universidad popu-lar que funcionaba como un ateneo anexo a diversos centrosculturales que existan en San Salvador. Dicha universidadse dedicaba a la educacin de los obreros y campesinos quesentan la necesidad de profundizar en el aspecto ideolgicoy de la realidad que ellos afrontaban en ese momento. Lasideas de los clsicos, como por ejemplo, Kropotkin, Bakunin

    y Proudhon eran discutidas fervientemente por quienes par-ticipaban activamente de la Universidad Popular.

    Para 1929, las disputas ideolgicas dentro del FRTS se ha-cen ms patentes y los primeros ncleos de comunistas den-tro de la misma se adhieren a la consigna revolucionariamundial en el seno del movimiento obrero que era entoncesla de arrebatar la direccin a los reformistas y a los anar-

    quistas7. De esa forma, no fue raro que el VI Congreso dela FRTS de 1930 se llevara dentro de un ambiente de pol-

    mica y hostigamiento8. Este Congreso marca el fin de lapoca de oro del anarcosindicalismo en El Salvador. Des-de ese momento el movimiento obrero en El Salvadorser llevado de la mano del Partido Comunista, arrojn-dolo a una lucha partidaria y electoral.

    Pero la lucha anarquista no termina ac, ni mucho menos,sino que sigue latente y en ese mismo ao de 1930 se fundaen San Salvador la primera organizacin anarquista: el Cen-

    tro Sindical Libertario (CSL). Desde su fundacin este fueel centro de la actividad anarquista en El Salvador, aun-que tuvo una corta vida permiti a los anarquistas seguir consus luchas y propagar la idea. Tuvo una corta pero activa vi-da porque el ao 1932 marca el final del CSL, como as tam-bin uno de los sucesos ms sangrientos de la historia de ElSalvador, ya que alrededor de 10000 personas fueron asesi-nadas despus de un alzamiento indgena, aplacado por lasbalas de la dictadura militar del general Mximo HernndezMartnez. Este acontecimiento y la posterior represindan un duro golpe a todo el movimiento obrero, que a lapar de la poblacin indgena del occidente del pas fue elprincipal blanco de la represin estatal.

    Finalizada la dictadura de Martnez en 1944, las organiza-ciones obreras renacen y empiezan a reorganizarse de la ma-no del PC. A medida que pasan los aos y nuevos gobiernosmilitares alternan el poder, la represin vuelve a hacerse la-tente y los espacios de expresin son suprimidos y la auto-

    defensa va quedando como la nica alternativa ante la repre-sin.

    En esta ocasin ser el movimiento estudiantil el que ju-gar un papel principal dentro de la lucha revolucionaria y

    al entrar en la dcada de los aos 70 contaba con varias

    agrupaciones que rebasan los trminos del trabajo gremial

    () Surgi tambin el Movimiento De Izquierda Revolucio-

    naria (MIR), que aglutinaba trotskistas, anarquistas y mar-

    xistas, en su mayora a favor de la lucha armada

    9

    .En efecto, las ideas anarquistas an seguan vigentes y semantenan en las luchas populares y se hacan presentes enlos albores de la guerra civil. Una vez finalizada la guerra ci-vil y llegada la dcada de los noventa, las ideas anarquistasvan a hacerse presentes nuevamente, pero ahora bajo un con-texto muy diferente. Lo que hoy se podra denominar comoel resurgimiento del anarquismo en El Salvador tiene sus ini-cios en la primera dcada del siglo XXI cuando algunos j-venes, que formaban parte de movimientos contraculturalesempiezan a retomar las ideas anarquistas y a criticar a la so-ciedad salvadorea desde esa ptica, alejndose de la iz-quierda tradicional salvadorea amarrada con un partidopoltico y encaminada a un proceso electoral.

    En el 2002 la joven escena harcore-punk de San Salvadorfue la cuna para el Movimiento Anarquista Salvadoreo(MAS) dentro de los conciertos, sin embargo, poco a poco,este grupo fue creciendo y saliendo de los recitales especfi-

    cos contraculturales. Es as que el 1 de mayo de 2003 porprimera vez, desde principios del siglo, anarquistas desfilanpor las calles de San Salvador. Con el paso del tiempo elMAS desaparece y algunos de sus miembros forman la C-lula de Liberacin Animal (CLA).

    En el ao 2004 algunos miembros de los extintos MAS yCLA forman el Kolectivo Accin Libertaria (KAL), siempreintegrados por jvenes pertenecientes a los movimientoscontraculturales que se van a dedicar a la difusin de las ide-as anarquistas y veganistas a travs de la palabra escrita.

    En 2005 en la Universidad de El Salvador nace el CrculoRevolucionario Anarquista Salvadoreo (CRAS) productode un crculo de estudio dentro de la universidad, quienes sededican al estudio de las ideas anarquistas y las difunden pormedio de boletines. En 2006 surge el Kolectivo ResistenciaLibertaria (KRL) y en 2007 el grupo Accin Directa (AD),caracterizado por el importante nmero de miembros que sededican a la difusin y propaganda especfica. De esta ma-

    nera es que ya es posible hablar de un verdadero movimien-to anarquista en El Salvador, alejado de cualquier influenciade algn partido u organizacin. En el ao 2008 gracias a lasgestiones de los numerosos nucleamientos anarquistas, se lo-gra que todas las organizaciones participen de forma coordi-nada en la marcha del 1 de mayo. Esta fue una actividadde gran importancia ya que desde principios de siglo nose haba visto una participacin anarquista tan grandeen la capital; adems la coordinacin unific los lazos entrelos diferentes colectivos, que aunque no eran desconocidosentre ellos, permiti coordinar ms conscientemente el tra-bajo que cada uno de ellos estaba realizando individualmen-te.

    1Nettlau Max. La anarqua a travs de los tiempos.2 Menjivar Rafael. Formacin y lucha del proletariado in-dustrial salvadoreo3 Menjivar Rafael. Ob. Cit. Pag 39.4 Cappelletti ngel El anarquismo en Amrica Latina.5 Cappelletti ngel, Ob. Cap CLIX6 Menjivar Rafael. Ob. Cit p. 63-647 Dalton Roque. Miguel Mrmol: los sucesos de 1932 enEl Salvador.8 Dalton Roque. Ob. p.1479 Medardo Gonzlez. 25 aos de estudio y lucha: una cro-nologa del movimiento estudiantil

    El anarquismo en El SalvadorExtrado de: Breve bosquejo histrico del anarquismo en El Salvador

    Por: Wilfredo Salvador Ortiz Daz

  • 8/2/2019 Libertad N 53

    8/8

    SECONSIGUEEN:

    G R U P O A N A R Q U I S T A L I B E R T A D

    Pgina en la red: WWW.GEOCITIES.COM/GRUPO_LIBERTAD correo electrnico: [email protected]

    CAPITAL FEDERALSalta y 15 de NoviembreBrasil 1142: entrada Est.Brasil 1110: kioscoBrasil 390: kioscoChile 594: kioscoBolivar y MorenoBolivar 225: kioscoAv. de Mayo 575: kioscoC. Pelegrini y ViamonteCorrientes 1312: kioscoCorrientes 1587: kioscoCorrientes 1555:LiberarteCorrientes y Scalbrini OrtizCorrientes y Av. DorregoPlaza Houssay:puestode libros GonzaloPueyrredn 91: kioscoH.Yirigoyen1784: kioscoRivadavia 1779: kioscoRivadavia 3860: kiosco

    Rivadavia y CampichueloPlaza Primera Junta:kiosco entrada al subteF. Lacroze 4169: kioscoGalera Comercial F.Lacroze: kioscos de co-lumnas 24 y 25Freire y EcheverraCabildo 1072:El AlephCabildo 1580: kiosco

    Echeverra 1685: kioscoTriunvirato 4316: kioscoTriunvirato 4774: kioscoConstituyentes 5516De los Constituyentes yAlbarellos: kioscoConstituyentes 6175Beragaa 2325: kioscoRamn Falcn 3577

    SubtesEst. Constitucin, subteC: kiosco andn centralEst. Av. de Mayo, subteC: kiosco andn RetiroEst. Lima, subte A:andn a Plaza de MayoEst. Diag. Norte, subteC: kiosco andn RetiroEst. Congreso: andn aPrimera Junta

    Est. Miserere, subte A:kioscos de andenesEst. Primera Junta: kios-co de andnEst. Alem, subte B: kioscoEst. Pueyrredn: kioscosde ambos andenesEst. Bolivar, subte E:kiosco de andnEst. Carranza, subte D:

    kiosco andn a CatedralEst. Palermo: kiosco

    TrenesEst. Constitucin: hallcentral altura andn 11Est. Retiro, FC Mitre:entrada andenes 4-5Est. Retiro, FC Belgrano:kiosco de andnEst. Retiro, FC SanMartn: kiosco hall centralEst. Palermo: kioscoandn a ChacaritaEst. Once: hall centralEst. Caballito: andn 1Est. Flores: kioscos deambos andenesEst. Chacarita: Corrien-

    tes y la vaEst. F. Lacroze, FC Ur-quiza: kiosco andn 5Est. Liniers: kiosco Ma-laber, salida del tunelEst. Pueyrredn: andna Retiro: kioscoEst. Rivadavia: andn aa Tigre, kiosco

    AVELLANEDAAlsina 20, El AlephMitre 634, local 9:Roc-ka RollaLas Flores 87:FiccionesQUILMESRivadavia 202:El AlephSolanoCalle 844 N 235:El Aleph

    BERAZATEGUICalle 14 n 4862:El AlephEst. Berazategui, salidaandn 1: kiosco

    FLORENCIOVARELAMonteagudo 259:El AlephMonteagudo y Pern

    LA PLATADiag. 77 y Plaza Italia:El AlephCalle 12 n 1244:El AlephCalle 7 e/ 59 y 60: Li-brera de la CampanaCalle 6 e/48 y 49:El AlephEst. La Plata: kiosco salidaPlaza San Martn: Feriade difucin Libertaria,jueves desde 16 hs.

    LANSEst. Lans: kiosco andn 4

    LOMAS DEZAMORAEst. Lomas de Zamora:kioscos ambas entradasBanfieldEst. Banfield: lado oesteTemperleyEst. Temperley: kioscosde andn 3-4 y andn 2

    ESTEBANECHEVERRAEst. Monte Grande:kiosco andn 2El Aleph

    TRES DE FEBREROEst. Ciudadela: de andn

    Ameguino y Av. AmricaEst. El Palomar: a Retiro

    LA MATANZA

    Villa MaderoEst. Madero, andn CatnSan JustoAlmafuerte 3109, esq.Yrigoyen: kiosco

    LaferrereLpez May 3086 esq.Av. Luro: kiosco

    EZEIZAKiosco frente. Estacin:Andn a Retiro

    GONZLEZ CATNRuta 21 y Cuyo (Equiza):kiosco frente estacin

    MORNEst. Haedo: andn centralEst. Morn: andn Moreno

    ITUZAINGOEst. Ituzaingo, Rivadavia21800: kiosco

    MERLOAv. Rivadavia y JuncalEst. San Antonio de P-dua: local 21 de libros yrevistas

    LibertadEva Pern (R. 21) y Es-trada: kiosco de plaza

    MORENOEst. Moreno: andn centralTimoteo Gordillo 1306:local del UAZO

    HURLINGHAMEst. W. Morris: kiosco

    SAN MIGUELPlaza de San Miguel,esquina Mitre y Pern,domingos desde 17 hs:puesto de propaganda

    anarquista .

    SAN MARTNEst. Migueletes, FC Mi-tre: andn RetiroEst. Malaver: andn RetiroEst. San Martn: a Retiro

    Jos Len SurezEst. Jos L. Surez:andn Retiro

    GRAL. PACHECORuta 197 esquina Mo-zart .KioscoDerqui 220. Los Tron-cos del Talar

    MALVINASARGENTINASRuta 197 y vas de Est.Pablo Nogus: kioscoEst. Gran Bourg: veredaPILAREst. Pilar: andn a Retiro

    SAN ISIDROEst. Bolulogne, FC Bel-grano: andn Retiro

    SAN FERNANDOEst. Victoria: andn 3 aCapilla del SeorEstacin Carup ,Andn a Retiro

    TIGREEst. Tigre: andn RetiroKiosco de Diarios: Li-niers y Pirovano

    ZRATEAv. Anta 27: kiosco

    CHASCOMSPuesto de DiariosMitre y Lastra

    MAR DEL PLATAAv. Edison y 12 de Oc-tubre: kiosco

    San Luis 1745:Broadway LibrosCorrientes 1731:Alberti 3101:LibrosHoracio

    BAHA BLANCASaavedra 113:LibreraRaicesBrown 426:LibreraKlasOhiggins 71, loc. 22:Del AngelSan Jun y 12 de Octu-bre, 1: CEHumZelarrayan 584: kioscoVillarino y BeruttiDonado 373Fitz Roy y ChiclanaVieytes y Juan MolinaGrupo AnarquistaBahiense:anarkobahien-

    [email protected]

    SAN JUNFacultad de CienciasSociales, Complejo IslasMalvinas, mircolesdesde 17hs:puesto depropaganda anarquista .

    Ms vale deformar que repetir. Antes destruir que copiar. Vengan los monstruos si

    son jvenes. El mal es lo que vamos dejando a nuestras espaldas.

    La belleza es el misterio

    que nace.

    Rafael Barret

    Entre fines de los 60 y principios de la dcada de 1970, se ponen en boga ciertas te-oras comunicacionales que parten de la premisa de entender y ver a los medios de in-formacin y a la comunicacin social desde un rol preponderantemente instrumental alservicio de la dominacin. Son indefectiblemente producto de la poca, caracterizada

    por la visin maniquea del mundo bipolar, la guerra fra y el conservadurismo a ul-tranza. Latinoamrica no escapa a esta lgica, ya que est marcada por los movimien-tos populistas que florecen a lo largo y ancho del continente.

    Entre los estudiosos de la comunicacin hay un resurgir de la polmica, pero la dis-cusin queda acotada a la visin instrumental de la comunicacin, sin indagar los por-qus de la preocupacin de los poderosos por controlar los medios. La crtica se redu-ce a tres ejes: la denuncia sobre el control de la propiedad de los medios, la distorsinde la realidad que stos ejercan, y el poder desplegado, en ltima instancia, sobre la

    recepcin.1

    Es el momento donde se ponen de moda, por ejemplo, las teoras de Paulo Freire en

    Brasil, los estudios sobre la invasin cultural de Heriberto Muraro en Argentina, ola propuesta de una genealoga de la comunicacin de Armand Mattelart en Chile.Estas discusiones escapan rpidamente a la influencia exclusiva de los intelectuales dela comunicacin, y son tomadas por las diferentes izquierdas latinoamericanas al mo-mento de pensar, proponer y desarrollar estrategias comunicaciones.

    Bsicamente estas interpretaciones giran en torno a dos modelos interpretativos res-pecto al funcionamiento de los medios y de la comunicacin social. En la primera deesas interpretaciones se pone el foco de atencin respecto al contenido ideolgico delmensaje. Se considera que los medios masivos de informacin manipulan la realidad atravs de la produccin de informacin falsa. En la segunda interpretacin, se parte dela premisa de que la clase dominante monopoliza los medios, las tecnologas aplicadasy los saberes. De esta manera, se lleva un poco ms all el anlisis ya que no se acotanicamente a entender a la comunicacin meditica como trasmisora de informacinfalsa, sino que se la sita en los procesos de la produccin social de sentido.

    Sin embargo, y pese a este cambio sustancial la comunicacin no deja de tener, paraestos enfoques, una caracterstica decisivamente instrumental, lineal, con sus instan-cias de produccin y recepcin bien determinadas. Esto se debe a que estn en pleno

    apogeo las teorizaciones estructuralistas, marxistas y constructivistas en el campo de lacomunicacin. Teorizaciones que sobredimensionan la instancia de produccin y la vi-sin funcional de los medios.

    Contempornea de stas ideas son las propuestas comunicacionales autodenomina-das como de contra informacin. Estos medios alternativos florecen con fuerza enun sin fin de movimientos sociales y organizaciones polticas de izquierda de Europa yAmrica Latina, en contraposicin a las teoras funcionalistas tan en boga por esos mo-mentos. Bsicamente, y este tal vez sea su argumento ms endeble desde lo terico, na-cen como prctica discursiva de oposicin al discurso dominante y determinan comosu razn de ser la hiptesis de que Si el discurso de los medios de comunicacin esideolgico (teoras de la manipulacin), es decir, responde a los intereses de las clases

    dominantes, lo que resta por hacer es confrontarlo con otro discurso que responda a

    los intereses de las clases excluidas de los intereses de la primera. 2

    Pese a que intentan contraponerse comunicacionalmente a los discursos oficiales dela realidad meditica, caen en el mismo juego ya que las reglas que establecen sus ca-minos tericos parten de la misma interpretacin instrumental de la que intentan des-

    pejarse crticamente. Al igual que la teora de la manipulacin, la propuesta de los

    Comunicacin y Poder

    Recordamos a los compaeros que los domingos sin lluvia a partirde las 17 hs. ponemos la mesa de propaganda en el Parque Cente-nario. Leopoldo Marechal y Diaz Velez.Frente al mstil. Capital Federal.

    medios alternativos se focaliz en el contenido (contra) informativo de los mensajes.Reproduciendo la visin lineal, vertical entre las instancias de produccin y recepcinque muy bien pudo sintetizar Cassigoli en su conocida idea de que en los medios al-ternativos la informacin era entendida como la prctica discursiva que interpretala poltica del mensaje oficial y lo da vuelta.

    Esta estrechez de miras, donde se intenta re-situar a la comunicacin desde una vi-sin contra-hegemnica cae, inevitablemente, al igual que la teora de la manipula-

    cin, en la dicotoma informacin falsa manipulacin/informacin verdadera ob-jetiva. Esto es as debido a que en ningn momento se intenta poner en tensin la ideapreconcebida de que las instancias de produccin recepcin son fijas, predefinidase inamovibles. De esta manera, los medios de contra informacin, pensados origina-riamente como alternativas al discurso homogeneizador de los medios oficiales seconstituyen, en la mayora de los casos, en simples canales de transmisin de pro-

    puestas y estrategias comunicacionales enmarcadas dentro de instancias polticas eideolgicas totalizadoras de transformacin social. Como lo haban sostenido los te-ricos de las diferentes izquierdas, la alternatividad discursiva qued encerrada en laidea marxista de superestructura, ya que fue norma corriente el situarla como rganooficial de propaganda ideolgica (prctica superestructural) de una organizacin pol-tica o movimiento social. De ah que no puede desprenderse de la visin instrumen-tal de la comunicacin, ni de su visin ideolgica, de contra-poder y en la disputa porla hegemona la comunicacin alternativa excedi el terreno comunicacional.

    En su afn de contraponerse discursivamente al mensaje oficial, se posicion en lamisma sintona de lo que supuestamente criticaba. Sus anlisis se centraron en la pro-duccin del discurso, dejando en un segundo plano de importancia la recepcin delmismo. Al mejor estilo funcionalista, termin reproduciendo la idea de que los me-dios son espejos sociales donde la realidad meditica se refleja: la contra infor-macin denunci lo falso que el poder produce, donde el espejo del lenguaje del po-

    der refleja la realidad de manera deformada. La contra informacin reestablece la

    verdad, pero de manera puramente refleja. Como si fuera un espejo.3

    Indagar sobre las implicancias sociales de los medios de informacin, analizar c-mo sus discursos son naturalizados como verdades incuestionables y entender que larealidad meditica de los mass-media son construcciones sociales para nada inocen-tes, por el contrario, entender que persiguen determinados y especficos intereses, esun primer y necesario paso al momento de examinar cmo el poder nos interpela des-de la esfera simblica.

    Seguir sosteniendo posiciones reduccionistas al momento de analizar a los mediosy sus discursos no es el camino adecuado. Caducas quedaron las teoras centradas ex-clusivamente en la visin instrumental e ideolgica de la comunicacin/informacin.Una nueva forma de interpelar a los medios se nos impone, y el primer paso es reco-nocerlos no como meros canales de transmisin, sino entenderlos como influyentes

    actores de la cotidianeidad.

    Gastn.

    1 Fernndez Mara Cecilia. Comunicacin, Subjetividad y Autonoma en el activis-mo meditico italiano2 Fernndez Mara Cecilia. Comunicacin, Subjetividad y Autonoma en el activis-mo meditico italiano3 Collectivo A/Traverso. Documentos