lecturas de asombro en clave de mujer

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    LECTURAS DEL ASOMBRO:

    POTICAS DE LA MEMORIA EN CLAVE DE MUJER

    Mery Yolanda Snchez1

    [email protected]

    Cuando escribo lo que hago es un trazo de mipresencia sobre el papel. El ser creador es libre yla poesa a travs del smbolo altera la realidaden beneficio de una esttica. Tal vez, por eso notenemos demanda en el mercado de la industriacultural. La buena salud editorial se debe msa los productos que no transforman ni sirven

    como mediadores para provocar la reflexin.

    Somos memoria an en nuestras expresionesfantsticas. Hacemos poesa desde nosotros, y siacudimos a personajes literarios, estos son partede seres que hemos conocido y que han queda-do codificados en nuestra mente.

    Los instrumentos que usa la historiografa,como memoria estatal, son fros. Necesitamospalpar, tentar lo emocional para reconstruir des-

    de lo orgnico y moldear de mejor manera elbarro de nuestra casa. Me refiero a la casa comomi estructura, donde toma asiento la comuni-dad con la que evoluciono. Hay vacos cuandose registra la historia que no da prioridad a lo hu-mano. El poeta lee el alma del otro en las entre-lneas del surco de la tierra, se atreve, denuncia,

    1 Naci en el Guamo, Tolima en 1956. Ha publicado los libros de poe-sa La ciudad que me habita(1989), Ritual para las noches(1997),Dios sobra, estorba (2006) y la antologa Un da maz (2010 Obraindita Gradaciones (poema), ltimo llamado (dramaturgia). Suspoemas, cuentos, comentarios literarios y reseas de libros han

    aparecido en diferentes antologas y magazines del pas. Obtuvomencin de honor en el concurso El cuentista Indito del Centro deEstudios Alejo Carpentier en 1987 y en 1994. Fue beneficiada con laBeca Nacional 1998 del Ministerio de Cultura por su proyecto Poe-sa en Escena (propuesta escnica para la presentacin de lecturasde poesa que se realiza en Bogot desde 1993) Ha orientado talle-res de poesa para nios, jvenes, poblacin de internos en centroscarcelarios y Habitantes de la calle. Dise y ejecut para el Comi-t de Derechos Humanos de la Personera de Bogot el proyectoPuente Experimento Piloto (el teatro, la danza y la literatura comoliberadores de la violencia intrafamiliar). Dirige la Asociacin Librepara las Artes -Alartes-, entidad de gestin artstica y cultural querealiza produccin tcnica y logstica de eventos masivos y de sala.(1989).

    cuestiona y convoca a otras lecturas, lejos del re-lato plano y escueto de los titulares de la prensaoficial.

    Las personas y los colectivos acumulan viven-cias, as se forma la historia, la que no recitamoscomo un himno, sino que est hecha de razonesvitales en el desarrollo de un pueblo. Un mapade desconciertos diseado con nuestra pieldonde se amurallan las bocas que quieren tenervoz propia. La poesa trata los sucesos en profun-didad porque el creador oscila de manera nicay particular en lo subterrneo de la complejidadhumana. Es lo que han hecho los poetas colom-bianos que hoy conforman nuestra tradicinms visible. Entre ellos hay autores que me re-sultan muy queridos y, por tanto, no puedo evi-tar mencionarlos: Luis Vidales integr la poesa a

    sus labores como poltico y estadista. Convienereleer sus obras La Obreriaday Suenan Timbres.Vidales supo de los cascos y su tortura, vivi exi-lios y persecuciones. l sigue vigente porque laguerra de la que nos habl es la misma del jbi-lo inmortal. Viva en San Diego, al costado nortedel Cementerio Central en Bogot. Recuerdo lapoca en que lo visitbamos con mayor frecuen-cia. Luego de enterrar a personajes cercanos, lnos esperaba. Dolido en su cama, siempre tuvoun adis para las ausencias y las fuerzas que seapagaban poco a poco. Como las del mismo.

    Son varias las generaciones que llegamos aJuan Manuel Roca. En su obra encuentro un hu-manista que no hace concesiones. Al estar cercaa Juan Manuel, uno siente al hermano que dibujaun Pas Secreto,donde la fuerza de una orqudeapuede detener el monumento de la desolacin.En su poesa no hay un espejo convexo, est el

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    mismo territorio en que todos nos baamos. Esposible que luego de una conferencia, de unalectura de Juan Manuel Roca, algn extranjerose pregunte cmo en un pas como el nuestrose logra pasar de la adolescencia a la adultez.

    Habrn preguntado, mirado el primer plano ytal vez no han encontrado indios con taparrabospero s algunos grupos de gentes que han que-rido callar la conciencia colectiva por medio dela barbarie.

    La vida y obra de Matilde Espinosa ha sido re-conocida y estudiada en algunos espacios, poreso, ella abre el teln de un escenario, donde sehan reemplazado las linternas por visores noc-turnos y los protagonistas cambian de nombre

    pero los objetos en movimiento y las naturalezasmuertas son los mismos.

    Matilde Espinosa vivi con indgenas, partici-p en los movimientos para lograr que las muje-res tuvieran derecho al voto, se atreve al divor-cio. Y en 1955 se ve afectada por los asesinatosen masa de campesinos en los Llanos, cuandoensartaban tres o cuatro personas, las monta-ban en los aviones y las arrojaban al vaco. A estabarbarie le llamaban la camndula. Los indios de

    Tierradentro eran tirados al Ro Pez, amarradosen cadena. Estos hechos la movieron a expresarel horror a travs de la poesa. A sus 45 aos pu-blica su primer libro Los ros han crecido, ttuloque le da nombre al siguiente poema:

    Los ros han crecido!

    Su torrentera insomneDesdibuja los rostrosDe prpados abiertos,

    En su delirio de piedras y races.

    Crecen sobre las olasLos cuerpos arrancadosDe la noche,Sin luceros ni orillas,Sin el aire calienteQue hincharon las palabras,Las ltimas palabras.

    En su vientre, los rosLevantan cementeriosY la muerte se cierraEn crculos moradosQue sacuden los peces

    Y devoran la sangre.

    En cada espuma verdeViajan los nios muertos,Y en cada brazo de aguaSe preguntan las madres:Dnde sus nidos tiernos?Dnde su arteria rotaClamorosa de arrullos?

    En las gradas del alba

    Van subiendo esqueletosCon su carga maduraDe grvidos espinos,Y una afrenta de espigasQue hace temblar la yerba.

    Los ros han crecido!Un bosque humano lanzaSus yemas al ocanoY las venas desatan

    Palpitantes cordajesDonde se estrella el vientoY ensancha el corazn.

    Volvern de los ros,Crecidos por la sangreY los hondos suspiros,En madurez violentaDe secreta victoriaPara que sea ms ciertaLa pureza del agua.

    Pero no es de estos poetas ya clsicos, de Vi-dales, Roca, Espinosa de los que quiero hablar.Quiero hacer una aproximacin de las poticasmenos difundidas, que se refieren a las inme-diatas cruces de la ignominia, en las cientos demasacres que han dejado torturados, desapare-cidos, exiliados, muertos y desplazados, en losltimos veinte aos en nuestro pas.

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    Hago una exploracin del hecho poticocomo cosa que tambin nos representa, ya queel arte no oculta: es un estribo de las circuns-tancias, sus miradas son cartas testimoniales.Las diferentes poticas nos permiten vernos

    como habitantes de un pas con altos niveles decrueldad. Hacer memoria es volver a ver parano repetir. Porque otra de las consecuencias dela violencia (que se transforma en causa) termi-na siendo el silencio, cuando este nos lleva a laindiferencia; el silencio ni siquiera se escondeporque no tiene eco, est, existe en las pasivi-dades y deambula por calles sin ningn rubor.

    Un poeta no programa sus temas, por lo me-nos no es mi caso. Hago parte de un territorio,

    de una cotidianidad, entonces las vivencias sedan, llegan, me tocan y fundo un hecho artsti-co que, por supuesto, tiene la mediacin de miexperiencia y mis pulsiones como ser dolido yagredido. En la visin del entorno y su relacincon el mundo, el poeta rebota entre sus propiastensiones. El lector pone a prueba su identidad.

    La historia ilustra la poca, nosotros trata-mos de plasmar el rostro de las almas, sin ol-vidar el llanto y las alegras. Mi ojo no busca lo

    que quiere ver, yo encuentro el retablo para leerla explosin al otro lado de la burbuja. Puedoromper el reflejo del paisaje que cae en peda-zos a mis manos, pero la escena sigue esttica,acreditada, en la misma geografa en que memuevo. Es as cmo nuestra lectura de contex-to,ms que aleccionar,pone carne y concepto,piel y postura; donde las imgenes van ms allde la simple enumeracin de acontecimientos.

    Si la historiografa oficial impone (o lo inten-

    ta) asignar lo que debemos recordar y olvidar,el arte tendr que ser de gran factura para al-canzar un lugar sobre la tierra y contribuir, qui-zs, a dar dignidad a las vctimas, que en lti-mas somos todos. Como dijo una seora luegode la masacre en el Salado Bolvar Aqu nosmataron a todos. Tallulah Flores, poeta barran-quillera consecuente a la contemporaneidaddel horror, nos dice en su poema

    NOCTURNO

    Cuando se imponen las sombrasY se distrae el miedo bajo la indmita hierbaSe cierra una ventanaPara cada palabra que se pierde de vista

    Descansando solemne entre piedras.Enmudeci la nocheQu har si estoy viva? (1)

    Creo que la memoria potica tiene un sig-nificado tico y poltico, la conquista de lo es-ttico est en el resultado de la construccin apartir de lo real y lo imaginario. Y digo conquis-ta de lo esttico, porque el triunfo se lo lleva lainfamia. Solo, nos atrevemos a transformarlo,

    a devolverlo en cosa artstica para ser huellay propuesta. Ser posible la poesa como unente reparador o, por lo menos, acompaadorde las vctimas? Tambin puede, por qu no, lamisma culpa atrevernos a la palabra. El 17 deabril de 2010, a 20 aos de la masacre en Tru-jillo, Valle del Cauca, un joven entreg a quie-nes peregrinaban por el ro Cauca un escrito yha sido una hermana dominica, actualmenteamenazada, la que lo ha divulgado; ella escribe

    testimonio en verso y encontr que el texto deljoven hace parte de la memoria escrita que serecupera en Trujillo.

    Al Ro Cauca-Valle

    X Peregrinacin Trujillo Abril 17 2010

    Quin eres Ro Cauca?

    Por qu cuando estoy en las riverasme palpita Fuerte el corazn?

    Por qu tiemblan mis manos cuando te toco?

    Qu nada junto a los peces?Qu corre por las aguas?Qu se oculta bajo tus piedras y en tus oscuras

    grietas?Acaso la tranquilidad de tu superficie es vaca?

    Soy destino, pueblo hermano y soy testigo, soyhumano como t,

    Porque en humano me han convertido, en m

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    hay carne, huesos, sangre,Lgrimas, odio y dolor, pero tambin hay amor,

    buenos recuerdos, soy igual a ti!

    Junto a mis peces nadan almas, con mis aguas

    corre sangre y lgrimas,Y bajo mis piedras y entre mis grietas,se esconden oscuros secretos.

    Mi superficie devela esperanza, una esperanzams all del horror,

    Ms all de la muerte y de la crueldadde los verdugos.

    Encuentro en m un descansoy un encuentro con el mismo Dios amado,

    Nos enva a todos a este mundo,

    a llorar y rer, a sufrir y gozar,A vivir y morir, slo por l, por su amor.

    S, pueblo hermano, fui testigo y hasta cmplice,Pero ahora soy suave y tranquila cuna.

    Sin entrar a juzgar la elevacin potica deeste texto, puedo pensar que le asiste a su autoruna necesidad de desahogo, de confesin, unaforma de comienzo para su propia reparacin.Cmo le servira a este muchacho (nadie supo

    quin era) un acompaamiento en su escrituray por esta va desocupar su cuerpo para volver atener 15 aos y empezar una adolescencia sanay diferente a la que le toc vivir. Aqu, tiene sen-tido para m la escritura, cuando me atrevo a po-ner en blanco y negro mi propia historia, la queme afecta y me permite el da siguiente.

    Cuando se han vivido episodios terribles, enpoblaciones donde slo la herida ilumina el des-pojo, la poesa con rigor y vigor histrico, ayudapara la recuperacin de la memoria. Una mujerdeca que para ella lo que haban vivido eracomo una pelcula que se rebobina permanen-temente, esa seora, no imagina lo que nos dijoen medio de su inocencia y dolor.

    Cada quien se ubica en el ngulo de su como-didad y su postura ideolgica, la que le permitirabordar sus temas urgentes. El tono, las tensio-

    nes, tendrn las correspondencias con sus lecto-res, pero de no ser as, tampoco sera razonablepensar que no son vlidas. Muchos que estnen el ahora y adentro de Colombia suean conotros continentes, ajenos a las convulsiones, y

    solo les queda mascullar sobras que ruedan porla sangre.

    No pido la categora de salvadora para lapoesa, tampoco es su expectativa; pero tengola certeza de que si no hubiese ledo realidad enpresente a mis cinco aos de edad, estos, hastahoy, en la hipervivencia, no hubiesen valido lapena. Al leer poesa aprendo sobre la condicinhumana, reviso mi bsqueda y me reafirmo enignorar el artilugio del acomodamiento.

    En las dos ltimas dcadas nuestro pas havivido las ms tenebrosas manifestaciones dela violencia, pretendo develar cmo la poesaha tenido una presencia esencial al mostrar lastransformaciones del conflicto. Las imgenespor s solas son poticas, depende de quin lasobserve. Una mujer cubre su cabeza con los bra-zos y llora tumbada sobre lo poco que quedcon vida en su pueblo: un rbol. Hay una poticade la guerra, una potica no escrita, pero que do-

    cumenta y afecta: en un lugar avasallado, quedauna pared; en ella, un aviso, La carnicera; lacmara, que es la extensin del ojo del que lalleva, muestra cuerpos que empiezan a ser mar-cados con un nmero. Es una imagen repetidaque muestra el escenario de una masacre. Pero,Cuntos han considerado que all haba unaventa de carne para el alimento y que ahora haycarne humana torturada y asesinada en el piso?Y cmo el victimario se regodea con su actitudal dejar viva la pared para que se lea La carni-cera? Tambin ocurri en la masacre de Trujillo,cuando dejaban en las puertas del cementeriolos muertos, los que ya no caban en las bocasdel Ro Cauca.

    Hay poetas que han pulsado la palabra msall de lo escrito, seres que han trabajado en locomunitario, en lo pedaggico, en el periodis-mo. Isabel Garca Mayorca, poeta de Guamal,

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    Magdalena, ha escrito libros de literatura in-fantil, es periodista y dicta talleres de creacinpara nios en la Localidad de San Cristbal enel Distrito Capital:

    Volvern a cantar en noches de luna llena

    Si su hijo es juicioso acustelo temprano,de lo contrario nosotros se lo acostaremosA.U.C. (valla en la Costa Atlntica)

    Antes los vea haciendo castillosen la arena.Improvisando dulces y vigorosas canciones.Poemas que tambin cantbamosal son de las estrellas y la luna llenaen la remota infancia.Ahora sus voces cortadasdeambulan entre el asombroy la desmemoria.

    -Los nios de mi tierrano cesan de improvisar historias-

    Algunos saltan puntualesa recordarnos que solo el amorles devolver el canto de las mariposas

    en las del Juio y de la Lleva.

    Los nios de mi tierravolvern a cantar jugando a la Nonimaen noches de luna llena.

    Juio, Lleva, Nonina, antiguos juegos detradicin oral de mi tierra. (2)

    En abril de este ao Isabel ley el poema an-

    terior en un centro cultural de Bogot y paranuestro espasmo, los vigilantes de la entidadcorrieron hasta ella y la abrazaron y le agrade-cieron por haberlos nombrado. La risa tristeque me produjo este suceso me dur un mes,porque mientras yo montaba un evento, unode estos seores me mostr el diseo de unguila en su cabello y le pregunt: Por qu?Respondi que l haba sido uno de ellos. No

    me entendi, yo quera saber por qu a m medescubra el animal que tena en su cabeza.

    Los hijos que vendrn quizs encuentrenuna tierra menos ajada por el olvido, estos re-gistros poticos tal vez alcanzarn el reposo ennuevas generaciones. Los atisbos magistrales ocnones que clasifican tendrn la oportunidadde escindir o no las voces que han puesto enevidencia un momento histrico.

    Beatriz Vanegas Athas es poeta, pedagoga ycronista. Desde sus primeros poemas y ensayosen los diarios de la realidad ha comunicado consu pluma firme, fuerte y valerosa. Ella descorreel velo y lo hace grafa.

    Rastro del horror

    4

    Aqu estuvieron dos meses,con ellos compartierondesde el tinto aliviadorhasta los hijos luminosos.Desde la noche culebrerahasta el amanecer sin soly tambin la hamaca bondadosa.

    Un da se fueron.Una madrugada regresaronporque suponan que esa generosidadno era exclusiva para ellos.

    La tarde del da que volvieronfue una tarde arrogantey el crepsculo conejero

    ayud a un mayor desamparoregando su esplendor prpurasobre los matorrales.Y no fue con bala. No lo merecan:La mona que un da quebr cimientosy edific hogares, fue la encargada.

    Entonces pasaron adelanteacomodaron el rostro sobre la piedra:

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    Una mano sostena, otra asestaba.Luego fueron los golpes secos de la mona:veintisiete exactos golpessobre la piedra que mat a Chengue. (3)

    Desde que conozco a Beatriz, hace ms dediez aos, s de sus preocupaciones. Ella cantadesde la ternura, como solo alguien a quien leimporta lo social puede hacerlo. En su poticahay ausencias, distancias, retornos inconclusos.Pero no olvidemos que los abandonos, los mie-dos y las fragilidades derivan de la guerra y susconsecuencias.

    El texto potico simboliza hechos que regis-tran la evolucin de un ser humano, un puebloy su relacin con el territorio. Es la cosa estticaque da voz al silencio de la desmemoria. El ar-tista alcanza el centro de la tierra y su verdad.

    Y hay quien mira adentro en una sentencia amanera de conclusin donde las palabras con-juran el polvo de los huesos. Ella es Ela Cuavas,licenciada en Espaol y Literatura de la Univer-sidad de Crdoba, colaboradora de diversaspublicaciones y gestora cultural.

    Carta para Arturo B. Deveriux

    Para John Carrillo

    No des ms vueltas a la rueda.Estuvimos mucho tiempovagando por el bosque.

    No nombrar fue nuestra esencia;la metfora es ms engaosa que el sueo.Fuimos sangre, fuimos espada.

    Lo destruimos todo.Ahora nos toca juntar los huesos. (4)

    Vivimos un pas con diversidad geogrfica ypoblacional. Habitantes somos y protagonistas,sin darnos cuenta de las msicas que ahogan elltimo miedo de las vctimas. Extraos, tan ex-traos somos que nos molesta confrontarnos

    para no tener que hacer el duelo. Las poticasque ponen en evidencia la otra cara de la histo-ria no son atractivas y se cubren con cientos detratados donde la competencia de la palabracreativa est fuera del orden normativo.

    Los procuradores del conflicto han cambia-do sus nombres y todo es dispersin, juegomacabro, sin ninguna lgica. El cndor mut enguila y se apropi de la nacin. Desde la saba-na hasta la ms alta cordillera, sabe encontrarlas presas para beberse la ltima gota de aguaen la sed de sus habitantes.

    El poeta recoge partituras del suelo y las lle-va al papel, mientras se pregunta si los resulta-dos de su palabra son casualidades, causalida-des, o gritos de la tierra difciles de ignorar.

    Yirama Castao, de Socorro, Santander, par-ticipa en la creacin de proyectos literarios es-critos, apoya la formacin y difusin del arte yen algunos ensayos ha sustentado la necesidadde la poesa. Se cubre con el aleteo de mari-posas para evitar el temblor de sus amuletos.Ajena a las algarabas hace que su silencio seescuche para decirnos:

    Rumor del VallePara Karin KuhfeldtCuando comenc a viajar,no pude resistir la tentacin de pararen la estacin equivocada.Pequeo pueblo de bombilla en la escalera,habitar cualquiera de tus casas era bailaren una ronda de gaitas y tambores.No importaba la lengua arenosa,ni el calor colndose en la pared de la cocina.

    Bastaban eso s los olores de la tierra,la lentitud descalza en el centro de la plaza.Nadie tena nombre y sin embargo todos sellamaban.Las mujeres pintaban sus labiosen punto de las seisy los hombres aplastaban fichasen medio de los gritos y la fiesta.Pero un da llegaron los falsos monjes

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    a pintar con aerosolesagujeros negros en tu cielo.Pequeo pueblo,ahora que vuelvo con el camino despejado,ahora que la brjula seala el norte sin

    equvocohay algo que no entiendo,todos callany una fila de cantadorascon velas en las manosalumbran la marchaque aleja a los niosde la prometida tierra (5)

    El lenguaje de Yirama es certero, construyela imagen de manera delicada, no por miedo

    de entrar a la noche, sino porque sabe que to-dos los seres humanos merecen un tanto debondad,y con mayor razn los equivocados.

    En un pueblo arrasado por la incursin pa-ramilitar le preguntaron a un hombre si a l lohaba tocado el conflicto y respondi: hastaahora no, pero quin sabe Hasta dnde esteseor contextualiza su propia realidad? Laguerra trae consigo cientos de hechos vincu-lantes que algunos no sabemos leer. Inclusive

    la naturaleza se enoja y lava la sangre que anse mueve en las hojas de las rboles y enton-ces los ros se levantan, se desentierran las fo-sas comunes y muchas madres se quedan sinsaber en dnde estn sus hijos desaparecidos.Las organizaciones de Derechos Humanos lesayudan a reclamar y as aprender a gritar vi-vos se los llevaron, vivos los queremos y Qupasa? Nada... Porque hay desconfianza conalgunas organizaciones nacionales e interna-

    cionales que no siempre manejan con hones-tidad los recursos. Es decir, la guerra tambindeja una empresa, que podra calificarse comofbrica de vctimas con patrimonio propio yrazn social de hecho. Quienes nos encontra-mos con estas manifestaciones y el coro de lasfamilias de los desaparecidos, pasamos de lar-go, pues sus rostros se nos vuelven parte delmuseo trashumante del horror.

    Las artes responden a su tiempo, descubrenlas pezuas de las aves y muestran su vuelo. Laguerra vuelve el entorno pesado y algunos nosabemos cmo canalizar la violencia, se nos salela mezquindad y despreciamos sin ningn son-

    rojo. El otro da, en la EPS, una anciana le decaa la terapeuta que el ortopedista le haba dichoque si cada vez cojeaba ms, lo mejor sera quecaminara empinada. La joven especialista sonroy yo no me atrev a decirle que era imposible em-pinarse con artrosis, cuando se lleva tres partesdel siglo con la guerra en la cadera derecha.

    Considero que hay hechos fundamentalesen el recuerdo individual que son originadasen una sociedad. Si la poesa construye esa me-

    moria tendr alguna utilidad, ya que la historiahabla de lo ocurrido, pero lo memorable paralos procesos sociales no son los compendiostcnicos sino el cmo se recuerda. Es necesa-rio contrastar las poticas con la realidad paraencontrar el lugar del arte en los ejercicios dereparacin. La memoria desde el adentro, queseala con el dedo roto su relacin con el alma,que involucra la crtica y diversos puntos de vis-ta, incluidos los de la oposicin. Es decir, mu-chos motivos para sustentar un debate.

    Solo nosotros, protagonistas activos o pasi-vos, determinamos desde lo individual las iden-tidades colectivas como suerte de una memoria.Es en el acumular acontecimientos significativosy comunes que hacemos un pueblo con historia.La potica tiene una lupa que se acerca al con-texto, a relatos subterrneos. La poesa da unanueva voz a la narracin histrica, recrea tiem-pos y espacios donde todo es sustancial porquese recibe en el cuerpo, en los sentidos.

    Es tanto el dao que hace la guerra a unasociedad que se afecta hasta el lenguaje. EnColombia no advertimos eso, entonces es fcilencontrarnos con posturas muy curiosas. Unda llam a una entidad que hace promocinde lectura, pregunt por alguien y me dijeronque ella se encontraba en acuartelamiento deprimer grado, porque estaban organizando los

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    componentes de las bibliotecas. Hace pocosdas al indagar por el estado de mi trmite parapensin me respondieron que estaba en Proce-so de imputacin. Luego del impacto le pregun-t a la seorita que me atenda si eso quera de-

    cir que estaban revisando y me dijo que s, queestaban cotejando las semanas con los registrosexistentes. La lista es larga. Cuando se organizanlos planes de accin en las entidades a uno ledicen que hable de los programas emergentes.As podra entregar muchos ejemplos de cmola guerra penetra en lo cotidiano de las perso-nas y los procedimientos. Esta ambigedad delenguaje puede ser peligrosa.

    La poeta Lilia Gutirrez de Macaravita, San-

    tander, es qumica y biloga, campos en losque se ha distinguido por sus investigacionesy libros de texto. Mereci el primer premio enel concurso mundial de Ecopoesa y es emba-jadora del Crculo Universal de paz con sede enPars y Ginebra. En su libro Pasos alquiladosen-contramos este poema.

    Insilio

    Regresar

    con la firme alegrade hallar la sonrisay el encuentro del barrio.El primer da de emocionesy luego, las siguientes miradaste ensean los espaciosy los tiempos ya ocupados

    El festejoel nico festejolo tienes en familia

    en los recuerdos de la casaAunque intentes caminarlas mismas calles y los mismos parquestu figura delgada y los pasos alquiladosdelatan tus gestos recin coleccionados.El tiempo te ha separado de la vida ydel afecto.Cuando se inicia el exilio la desvanecidalluvia borra el puerto de partida. (6)

    Lilia, que estudi Qumica Nuclear en Ham-burgo, Alemania Federal, cuando an exista elmuro, sabe de los retornos y tambin de quie-nes en el exilio ven cmo las fronteras cercan lossueos.

    Los artistas no han escatimado esfuerzospara hacer oposicin a la guerra. Los poetas Fer-nando Rendn y Gabriel Jaime Castro crearonel Festival de Poesa de Medelln. Se aprovechaesa tradicin potica que existe en Antioquia,una regin de gentes que saben de memorialos poemas clsicos, hasta los asesinos, des-pus de alabar el nombre de su Dios, recitan yponen de modelo versos, obras y poetas. Estefestival ha logrado una mirada distinta a nues-

    tro pas, all se congregan miles de personas enun ritual con la msica de la palabra. Las obraspoticas de Fernando y de Gabriel tambin dancuenta de das aciagos y siguen en la apuestapor exorcizarlos.

    En Trujillo, un da se llevaron la partera, quienfue torturada y luego cortada en pedazos y lan-zada al ro Cauca. Llevarse a la partera de laVereda la Sonora! Acaso no es desaparecer ala persona que recibe la vida? Los testigos pre-

    senciales de las masacres en Trujillo han sidodeclarados locos, las madres que quedaron vi-vas murieron de pena moral, situaciones que seabren para muchos interrogantes. Pero la poe-sa no puede responder, apenas es un registrode lo que nos pasa.

    No es casualidad que en las masacres ocurri-das en el departamento del Meta los cuerpossean abandonados en el matadero municipal,es que los asesinos no tenan que hacer un tra-

    bajo de campo para precisar las locaciones. Elvictimario acierta porque su mano huele los lu-gares perfectos para el crimen.

    Pero el baile de la oscuridad ocurre en cual-quier parte, con o sin msica, con danza o sindanza, y sobre el cuerpo que se corta en peda-zos, estando vivo, an hay mucho que decir. Esamemoria no se ha escrito.

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    Quiero mostrar un poema de Fernando VargasValencia, quien logr cierto efecto al apropiarsede las entraas de una mujer para decirnos:

    EL SALADO I

    Los paramilitares que hace nueve aos parti-ciparon en la masacre ocurrida en El Salado (Bo-lvar) obligaron a varias mujeres a desnudarse ybailar delante de sus esposos o padres, que des-pus fueron asesinados. Peridico El Tiempo.

    La vergenza de bailarante tantas miradas.La vergenza de mi piel desnudacuarteada por las sombrasde las aves tuertas.

    El miedo que eriza mis senosy que me hace temblar.No puedo bailar as,no con este olor a plvoray a muerte pospuesta.S que voy a moriry no quiero hacerlo bailando.Mi madre me ense la danzacomo juego de cortejos.Nunca me habl de esta preez fnebre,

    de esta sensacin de terrible soledad sinmsica.Este ejrcito de hombresva a arrojar la rabia en cualquier momento.No puedo, no quiero bailarsi la msica es un golpe de luzen la boca abierta de la noche.Las rfagas prometen venir prontoy me parece demasiado impurorecibirlas danzando.No, no quiero bailar desnuda

    si mi padre me observa. (7)

    Este poema aparece en el libro pica de losDesheredados de Fernando Vargas Valencia,poeta de Bogot, nacido en 1984 que se des-empea como auxiliar de la ctedra de Sociolo-ga Jurdica. El autor como jurista ha escuchado

    testimonios, y con la introduccin de lo planode la noticia concibe su creacin.

    Vivo en el asombro, hay diferentes visionesen el registro sobre las memorias de las violen-cias, dilogos invisibles. Poco se sabe de los es-fuerzos encaminados a que la palabra poticasirva para dar un poco de dignidad a las vcti-mas que seguimos siendo todos. Aunque elcanto de los pjaros cambie de nombre, anun-cia el mismo terror.

    Andrea Cote Botero, poeta de Barrancaber-meja, se gradu enLiteratura y adelanta estu-dios de PHD en Lenguas Romances en la Uni-versidad de Pennsylvania. Ha publicado varioslibros de poesa y en su tierra natal, durantevarios aos, organiz un festival de poesa. Estajoven poeta me permite cerrar estas lneas por-que yo tambin temo:

    Temo

    Temo que el infierno sea tan largo como el si-lencio de Dios,que su tiempo est habitado por el fro de lostemplos.Temo que el silencio sea silencio afuera de lamuerte,que luego del tiempo an conservemos la me-moria.Temo no dormir tampoco en ese sueo eternoy que hasta all nos siga la desesperacin delos relojes. (8)

    Biografas:

    Matilde Espinosa

    Naci el 25 de mayo de 1910 en Huila, Departamento

    del Cauca. Falleci, a los 97 aos de edad, el 19 de marzode 2008. Public los libros de poemas: Los ros han crecido(1955), Por todos los silencios (1958), Afuera las estrellas(1961), Pasa el viento (1970), El mundo es una calle larga(1976), La poesa de Matilde Espinosa (seleccin, 1980),Memoria del viento (1987), Estacin desconocida (1990),Los hroes perdidos (1994), Seales en la Sombra (1996),La sombra en el muro (1997) y La tierra oscura (2003). Hasido incluida en varias antologas y estudios crticos sobrepoesa colombiana y latinoamericana. Siendo apenas unaadolescente, en 1929, contrajo matrimonio con el famo-

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    so pintor payans Efran Martnez, con quien vivi variosaos en Pars y tuvo dos hijos. Viaj por Europa y vivi enPars, Madrid y en pases que pertenecieron a la esferasocialista. Ha sido traducida al francs y al ingls. Recibivarios premios y condecoraciones por su trabajo literario.

    Tallulah Flores

    Naci en Barranquilla. Estudi Lingstica en la Univer-sidad Popular de Bucarest, Rumania, obtuvo el ttulo deEducacin de la Universidad Javeriana, y de Especialistaen Pedagoga de la Lengua en la Universidad del Bosquede Bogot. Ha sido docente de bsica secundaria y univer-sitarios. Ha publicado los libros de poesa: Poesa para ar-mar, Voces del tiempo y Cinematogrfica. Ha participadoen encuentros internacionales de poesa.

    Isabel Garca-Mayorca

    Naci en Guamal, Magdalena. Estudi Periodismo y

    Pedagoga. Se ha desempeado como profesora de co-legios y actualmente orienta talleres de creatividad paranios. Ha publicado en varias revistas. Finalista en el ao2000 del concurso de poemas convocado por el MuseoRayo. Fue una de las ganadoras del concurso Contrababelde los oficios, convocado por la Casa de Poesa Silva en el2007. Ha publicado su libro de poemas Todo Abril y lo queva de Mayo.

    Beatriz Vanegas Athas

    Naci en Majagual, Sucre, Colombia, en 1970. Poeta ycronista. Gan el Premio Nacional de Poesa Universidad

    Externado de Colombia en 1993, con el libro Abriendo laspiernas a la carne. Obtuvo el Premio Departamental dePoesa, Fondo Mixto de Sucre, con Galera de perdedores.En 2010 gan el Premio Internacional de Poesa Pilar PazPasamar de Jerez, Espaa y en 2012 el Premio Nacional dePoesa Casa Silva, La Poesa de los Objetos. Se desempe- como cronista y columnista de los suplementos cul-turales en los diarios Vanguardia Liberal, El Meridiano deSucre y Crdoba. Trabajos poticos suyos han sido publi-cados en antologas de poesa departamental y nacional yen revistas impresas y digitales. En 2006 public el libro depoemas Los lugares comunes(Editorial Sic, de Bucaraman-ga). Con tres heridas yo(Editorial Caza de Poesa, 2012), Dela A a la Z Colombia(Editorial Everest, Len, Espaa 2012,poemario infantil), Crnicas para apagar la oscuridad(Edi-torial UIS, 2011, crnicas)

    Ela Cuavas

    Montera, Crdoba, 1979. Licenciada en Espaol y Lite-ratura de la Universidad de Crdoba. Ha sido colaboradoraen diversas publicaciones impresas y digitales, entre ellasEl Meridiano de Crdoba. Como gestora cultural ha inter-venido en organizacin de proyectos literarios y audiovi-

    suales.En la actualidad es docente de lengua espaola.

    Yirama Castao

    Naci en Socorro, Santander. Periodista y editora, hapublicado los libros: Naufragio de luna (1990), Jardn desombras (1994), El sueo de la otra (1997) y Memoria de

    aprendiz. Particip en la creacin de la Fundacin ComnPresencia. Sus poemas han sido traducidos y publicadosen numerosos medios de Colombia y el exterior.

    Lilia Gutirrez Riveros

    Naci en Macaravita, Santander. Qumica y biloga,campo en el que se ha distinguido por sus investigacio-nes y numerosas publicaciones. Ha cultivado su talentoliterario, en poesa, ensayo y cuento. Libros de poesa:Con las del tiempo, (1985); Carta para Nora Bring y otrospoemas (1994); La cuarta hoja del trbol (1997); Interva-los (2005); Pasos alquilados (2011). Algunos poemas han

    sido traducidos al ingls, al francs, al portugus, al ale-mn, al italiano y al chino. Incluida en antologas y estu-dios crticos. Embajadora de la Paz del Crculo Universalde Embajadores de la Paz con sede en Pars y Ginebra.Merecedora del premio del I Concurso Mundial de Ecopoe-sa 2010.

    Fernando Vargas Valencia

    Naci en Bogot, en 1984. Abogado de la UniversidadExternado de Colombia. Auxiliar de investigacin en socio-loga jurdica en el Instituto de Estudios Interdisciplinariosde dicha universidad. Estudios en Literatura y Sociologa.

    Tutor de la Unidad de Extensin de la Corporacin Interna-cional para el Desarrollo Educativo, en programas de forma-cin docente en el rea de Cultura de la palabra y creacinliteraria. Ganador de varios concursos. Director de la revistapotica Fata Morgana. Coordinador de la seccin literariade la Revista Cultural Somos - Libertad Bajo Palabra, de laUniversidad Externado de Colombia. Incluido en varias an-tologas de nueva poesa hispanoamericana en Per, Espa-a y Cuba. Invitado a varios encuentros nacionales e inter-nacionales de poesa en Colombia, Brasil y Mxico.

    Andrea Cote Botero

    Naci en Barrancabermeja, 1981. Estudi la carrerade literatura. Publicaciones: Puerto Calcinado (2003), porel que ha recibido el Premio nacional de Poesa Universi-dad Externado de Colombia y el Premio Internacional depoesa joven Puentes de Struga (2005); Una fotgrafa aldesnudo, Biografa de Tina Modotti (2005). Blanca Varelao la escritura de la soledad (Ensayo, 2004); Cosas frgiles(seleccin del libro indito A las cosas que odi, que apare-ci publicado en Transmutaciones, Espaa, 2010). Formparte del comit organizador del Festival Internacionalde Poesa de Medelln. Actualmente adelanta estudios de

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    ESPIRAL, Revista de Docencia e Investigacin Vol. 2 Nmero 2 ISSN julio - diciembre 2012 121 - 132132

    PhD en Lenguas Romances en la Universidad de Pennsyl-vania.

    Referencias Bibliogrficas

    Flores, T. (2008) Voces del tiempo y otros poemas, p.35.

    Coleccin Un libro por centavos No.40, UniversidadExternado de Colombia Septiembre: Bogot

    Garca-Mayorca, I. (2010) Todo abril y lo que va de mayo,p.26. Ediciones San Librario: Bogot.

    Vanegas Athias, B. (2006) Los lugares comunes. p. 53.Edi-torial Proyectos culturales de sistemas y computado-res: Bucaramanga.

    Cuavas, E. (2011) Juntar huesos.. Ediciones Pluma deMompox: Bogot

    Espinosa, M. (1955)Los Ros han crecido

    Gutirrez Riveros. L. (2011) Pasos Alquilados. Caza de li-bros: Ibagu.

    Vargas Valencia, F. pica de los desheredados. ColeccinIsla negra:

    Cote Botero, A. (2003) Puerto Calcinado. Coleccin Un li-bro por centavos, Universidad Externado de Colom-bia: Bogot