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Lecturas de Aguascalientes

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  • Lecturasde

    Aguascalientes

  • 8

    Capítulo I

    Paisaje

    Romance de los cuatro barriosAguascalientesMi casa, mi puebloSemana de lugaresLuna entre árbolesAguascalientes y sus municipiosUn jardín en primaveraCalvillo, un pueblecitoEscudo

    La alameda, acuarela de Tomás González Lara

  • Romance de los cuatro barriosJ. Jesús Reyes Ruiz *

    San Marcos

    Tiempo de vals se sucedenen aires de siemprevivas.Dagas, con filo de estrellas,destrozan la noche limpia.Al hilo de los rumoreshuye e l silencio de prisay la voz honda y amargade las cantadoras, vibra.En el palenque dos gallosbordan flores solferinas,con navajas por agujasy entre buches de tequila.Glosa leyenda de amoresSan Marcos Evangelista,a la luz de los lucerosque la pólvora improvisa.La banda municipaltoca una romanza antiguay parece que revivenlos faustos de aquellos díasen que don Sabás Lozoyadesbancaba la Partida.Por los recodos del alba pierde la Feria de sus risas;por los recodos del albaecos de llanto se animan.¡Ay, que el Jardín mutilado

    llora por sus cuatro esquinas!¡Ay, que sirenas de dulcede verlo trunco se indignan

    1 0

    *Nació en Aguascalientes, Aguascalientes, en 1908. Escritor y Diplomático. Fue director de la Escuela de IniciaciónArtística del INBA. Autor de Trinidad del hombre, Raíz y luz del libro, Discurso para un héroe y Casa en el recuerdo,entre otras.

  • y se pone rojo y blancoel alfajor de Colima!iAy, el Jardín de San Marcos,el de esta ciudad castiza!Por tu balaustrada escapanllorando tus voces íntimas,que son el agua en coloquioy violetas que suspiran!iAy, el Jardín de San Marcos,alhaja de la providencia!...iQué dirá Enrique FernándezLedesma, cuando describael sacrilegio de habertecortado las cuatro esquinas!

  • La Estación

    La fragua, el yunque y el viento... ¡Cómo cantan los silbatos!

    iAy, cómo vibra el acero!Azul de noche y montañael azul de los rieleros;un azul empavonadoque relumbra como nuevo.La grasa les iluminael rostro, con luz de incendio;sus encallecidas manoscrispadas doman el hierro,y comunican su impulsoal impulso de los émbolos.Lucen su rojo las llamasen decorados de infiernoy al golpe de los martillosse anima el ballet del eco.iCómo cantan los silbatos!iAy, cómo vibra el acero!Cuando las calderas gimende la lumbre en el tormento,cuando las frentes destilanen vez de sudor, luceros,o cuando las chimeneasdejan escapar su alientoen bocanadas de nocheque empañan el limpio cielo,entonces, en La Estación,se pone el aire morenoy el agua en Ojocalientebrota tibia del venero,como si desde las fraguasle diera calor el fuego.

  • Triana

    Rumor de gitanos vienepor la claridad del Sur;rumor de voces morenascon acentos de laúd.Levantaron una iglesiadonde el cielo es más azul,una fuente levantarone, igual que en suelo andaluz,suertes de huertas pusieronen toda esta latitud.Y como eran gitanos,le dañaron la saluda un Santo Cristo famosoque no oyó el ruego de ungitano de rancia cepay le dio agua de pirulal sacerdote en la misa,para que el Cristo, en su cruz,se fuera tornando negrocomo de negro betún.Así fundaron Trianadonde el cielo es más azul.Dicen que en noche de espectros,al frío de la inquietud,cuando con timbre de sombrascanta el tecolote augur,se transfigura en el temploel Cristo, y se hace de luz,y que sus carnes de lirio,transparentes Como tul,dan su sangre a las granadasdel Barrio de la Salud.

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  • Guadalupe

    1 4

    “Comadre, cuando me muera,haga de mi barro un jarro...”La noche suena en el airesu caracol de presagios.“Comadre, cuando me muera...”la noche se va cantando.. . . ............................................. ..En lindes del cementeriolevantóse un día un barrio,que albergó a los alfarerosde mi solar provinciano.En lindes del cementerioque es tierra de antepasados.Por eso, la loza burdaque se hace con ese barro,tiene un sabor a recuerdocuando se pega en los labios............................Barrio de las costurerasque se consumen bordando;sois, asomadas. al lino,un aleteo de manosque da vida a la bellezablanca de los deshilados.iOh, casas enjalbegadas,las más humildes del Barrio!Porque tu limpio silenciomuchas veces fue violadocuando aulló, con voz de muerte,el ruído de los disparos,porque tus mesones vierona Juan Chávez y su hatajo

  • bajar, repletos de oro,desde el Cerro de los Gallos,y porque sabes a lozanueva y mojada, te canto,ioh Barrio en que están ungidasde gracia, todas las manos!

  • canción

    AguascalientesRoberto Cabral del Hoyo *

    Vuelvo de lejanas tierrasy conmigo traigomi cariño grande,mis canciones nuevas,la ternura todade mi corazón

    Lejos de la tierra míani los cielos lucen,ni es sabrosa y buenade beber el agua,ni la fruta sabeni calienta el sol.

    Siento renacer en mi almamuertos entusiasmosy antiguos fervores;y a la vida vuelvenlos dorados añosde mi juventud.

    Quiero compartir con todosesta dicha inmensade mirar de nuevotus esbeltas torres,tu jardín de ensueñobajo el cielo azul,

    El amor a mi tierra natal en el pecho creció con la ausencia.Cuántas noches aquí me soñé con aquella mi novia tan bellacelebrando en el quieto jardín intercambio de rosas y besos.Nunca viviré ya lejos de estas aguas claras, de estos claros cielos,de esta gente buena, de estas buenas tierras en donde nací.

    16* Nació en Zacatecas, Zacatecas, en 1913. Poeta. Autor de Poesía, Por merecer la gracia, Contra el oscuro vientoy Rostro en la arena, entre otras.

  • La tierra de Aguascalientes es una tierra de bendición.Sus vinos y sus bordados son un orgullo de mi país.Cada año, cuando en los prados la primavera brota en la flor,San Marcos desde la Gloria viene a pasearse por su jardín.

    En la Feria voy a bailar.A subirme en el volantín.Algún gallo me hará ganaral compás de un quiquiriquí.

    Con su garbo tradicionaly sus ojos de capulín,las muchachas en el jardínsus rebozos estrenarán.

    Luego de beber el agua,de tus manantialessoy de nuevo niño,me siento tan limpiocomo si me hubieranvuelto a bautizar.

    Nunca ya nunca en la vidaviviré alejadode esta tierra lindadonde abunda todocuanto se requierepara ser feliz.

    Vaya al viento mi alegre cantar, y pregone el amor a mi tierra.Quiero compartir con todos esta dicha inmensa de mirar de nuevosus esbeltas torres, su jardín de ensueño bajo el cielo azul.

    17

  • ensayo

    Mi casa, mi pueblo(fragmento) Arturo Pani *

    En cuanto a mi pueblo... Aguascalientes, repito, era entonces un pueblogrande. Ciudad tranquila, con el encanto de sus huertas que un clima benigno y agua en abundancia hacían hermosas y productivas. Bellos jardi-nes; frondosos arboles. El río, muy cercano a la ciudad, bordeado de ála-mos blancos; modesta vena líquida en el estiaje, que copiosas yfrecuentes avenidas en la estación de lluvias suefen convertir en impetuo-sa y arrolladora corriente. En una zona poblada de viejos chopos brotanlas aguas termales de las que la ciudad y el Estado toman su nombre.Todo en un ambiente de armónica quietud en el que nada disuena.

    Los templos, como en la mayor parte de nuestras ciudades, son allí losedificios más importantes. Las casas son bajas y de exterior modesto. Laslimpias calles, anchas y rectas, cuidadosamente empedradas, tienen to-das una zanja en el centro para constituir el único sistema de drenaje queexiste. No hay, tampoco, servicio entubado de aguas potables; la familiaque no tiene en su casa un aljibe, se surte del precioso líquido compran-do a los típicos aguadores -unos cuantos centavos por cántaro- el aguazarca del manantial de Los Negritos, de un tinte azulado de ópalo o deturquesa. Como la de los aljibes, hay la costumbre de pasarla a través deun filtro de cantera porosa: la estiladera que alegra todas las cocinas. Vael agua cayendo gota a gota en una panzuda tinaja de barro que envuelveel verde y frondoso follaje de pequeñas plantas de aguacate sembradasen la arena siempre húmeda sobre la que esta tinaja se asienta. El aguaesta fresca y sabrosa con el ligero gusto que le da la piedra. No existenaún los refrigeradores automáticos ni hay en la ciudad fábrica de hielo.

    A la hora de la siesta, turba el silencio de las calles desiertas el pregónde los heladeros, con sus refrescantes y apetitosos canutos de limón ode leche, que cuestan tres o seis centavos, según el tamaño. Hay vende-dores ambulantes de fruta, de dulces, de charamuscas, de gorditas de

    cuajada; y, ensartados por docenas en varas de jaral, se venden charalesrecién pescados en el río quebrillan al sol como si fueran de plata. Patos

    * Nació en Aguascalientes, Aguascalientes, en 1879 y murió en 1962. Diplomático y escritor. Sus obras literariasregistran la vida social de Aguascalientes durante el siglo XIX.18

  • silvestres, perdices, conejos... lleva a las casas en las que tiene concerta-dos periódicos entregos, el cazador mismo que acaba de cobrar estas pie-zas. Semitas fiadas, calientes todavía del horno -sabroso pan de harinade trigo completo-, con su curioso y tradicional sistema de venta a crédi-to que les es peculiar, tan favorecido por los criados. El barillero que abajo costo alhaja a éstos y les vende baratijas, agujas, dedales, tijeras...Es muy abundante y variado el comercio callejero, que casi podría sumi-nistrarlo todo a domicilio...

    El paso del viático, óleo de Daniel Thomas E.19

  • poema

    Semana de lugares(fragmento)

    Jesús María

    De voz en voz, los “huehues” comarcanos,Xonacatique dicen fundadora,a esta región que frutos edulcoracon la rural caricia de sus manos,

    Viaja el río con sueños hortelanos;viene Santiago en alas de la aurora,y, capitán de férula invasora,sólo deja al indígena los llanos.

    Cándida flor de danzas naturalescada julio se da a “Los Chicahuales”en claro tiempo de leyenda oscura.

    Y lejos ya de espada y de verdugo,Xóchitl le ofrenda del maguey el jugopara olvidar su histórica amargura.

    Miguel Alvarez Acosta *

    20 * Nació en San Luis Potosí en 1907. Profesor. Director del INBA Autor de Romances, Coloquio de las cumbres,Hogar adentro, entre otros.

  • Calvillo

    Desconocida capital de aromate espera en cada huerto, caminante;va por las calles tradición fragantede pera gris y sonrosada poma.

    Por la barda floral, lo mismo asomaguayabo que azahar; coro distante,cierne coplas antiguas y al hidrantede gota fiel, responde la paloma.

    El Valle de Huajúcar, se diríaverde conspiración de dulceríaen acecho de tórridos frutales,

    Y se antoja pasar la vida entera,en esta eternidad de primavera,toda follaje, luz y manantiales.

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  • Aguascalientes

    Venero primordial, norias termales,cúpulas de candor, cielos azules;bajo el Cerro del Muerto, Los Pirules;luz en los cuatro puntos cardinales.

    Herrán te da pinceles magistrales,San Marcos girasoles y bulbules;sarape tejes y cantera pulescon acabado pulso de rosales.

    Silbato ferronal, viejas esquilas;si hurtada nube con primor deshilas,al Señor del Encino te regalas.

    Y es natural que en lánguidos abriles,Nava y Ponce, dos ángeles civiles,lleven la luz de Dios sobre sus alas.

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  • cuento

    Luna entre árboles(fragmento)

    Francisco Días de León *

    Mi niñez transcurrió plácidamente al abrigo de los árboles que som-breaban la calle Ancha y la plazuela de La Paz, en el corazón de Tria-na. Presentía todo un mundo de aventuras y pueriles deseos para unmuchacho de diez años, cuando escalaba furtivamente las paredes delviejo corral para contemplar, desde lo alto de la casa, la geométricacomplicación de torres y azoteas que se perdían a lo lejos, dejandoentrever manchas de verdura que denunciaban la existencia de algu-na huerta o la frondosa cinta que bordea el río. Solía pasar horas en-teras, ensimismado, desmenuzando mentalmente el plano de las casasconocidas: bajaba a Ios patios, penetraba a las habitaciones; escucha-ba la voz familiar de sus moradores y, entre ellas, alguna de mi predi-lección.

    Durante aquellos paseos furtivos cerca de las nubes, mis ojos solían de-tenerse para admirar la limpia silueta de torre y cúpula del Señor del Enci-no -accesibles solo a las palomas, cuyos zurcos llegaban, hasta miobservatorio-, por lo que, a fuerza de renovar aquellas escapadas, ha-brían de quedar tan presentes en mi recuerdo.

    Otras veces solía introducir la amada torre hasta el interior de una delas habitaciones, mediante la magia de la "cámara oscura". Me bastabacerrar la puerta de acceso al patio para verla retratada en la pared, inverti-da e inmóvil, mientras las nubes pasaban lentamente tras de ella. Podíahacer a voluntad este viejo juego científico merced a una claraboya queexistía en la pared, lo que me llevó de la mano al camino que habría dearrancarme del seno de mi hogar y de mi tierra natal.

    El barrio de Triana señoreado por la alta torre de su parroquia, se extien-de en mis recuerdos de infancia en una red de calles de trazo caprichosocuya espina dorsal lo son mi vieja calle Ancha y la de la Alegría -con ape-llidos que me suenan a gloria: Medina, Barba-, para perderse en una retí-

    * Nació en Aguascalientes en 1897. Pintor, grabador y poeta. Director de la Academia de San Carlos en el D.F.,autor de Día de fiesta, Su primer vuelo y Zodiaco provinciano, entre otras. 23

  • cula de callejones estrechos y polvorientos en los que solía correr el aguaa través de las venas henchidas que regaban las huertas cargadas de fru-tos a cuya sombra, algunas mañanas de otoño, mi inocente cuerpo des-nudo se abandonó más de una vez a su fresca caricia.

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  • ensayo

    Aguascalientes y sus municipios(fragmento) Alfonso Montañer *

    Aguascalientes la de tu alegre Calvillo situado en medio de incontableshuertas de olorosas guayabas, naranjos y limoneros, de altos garambullosy extensos cañaverales, el visitante se complace admirando tanta exube-rancia en su vegetación y donde sus frutos no escasean en todo el año;su pueblo son caballeros águilas que ven inmóviles ir a estrellarse el sol

    en el poniente sobre la cumbre de sus cerros.

    Aguascalientes la de tu serio Rincón [de Romos] con su hermosa alame-da de árboles frondosos, donde se saborea la suave cajeta de membrilloy donde el nahual hacía de las suyas en noches oscuras.

    Aguascalientes la de tu misterioso Asiento con sus cerros de oro y losgórgoros de agua; cuna de hombres ilustres y monumentales edificios; lu-gar donde se prepara la mejor melcocha y queso de tuna; pero que tieneuna característica muy notable y es que allí nació el diablo.

    Alegoría del trabajo,óleo de Saturnino Herrán

    NOTA: El título es de los compiladores.

    *No se encontraron datos biográficos. 25

  • Aguascalientes de tu triste Tepezalá la de los hornos, la rica en mármo-les hermosos, canteras y pizarras, aquí se prepara la mejor miel de ma-guey; dicen que se caracteriza porque aquí enfermó el diablo de tristeza.

    Aguascalientes la de tu asombroso Cosío donde la soledad abate y llamaal desaliento, su pueblo es de bajo mirar, pero inteligente; dicen que aquíel diablo se murió y lo enterraron en el centro del poblado.

    Aguascalientes la de tu simpático Jesús María, la de los chicahuales, dela fiesta tradicional lugareña, la que surte a su capital de legumbres, defrutas y flores; lugar predilecto donde toda la gente gusta ir a hacer susdías de campo, sus paseos y saborear su exquisito pulque.

    26

  • a

    Un jardín en primaveraJosé F. Elizondo *

    Recuerdo que tenía cuatro puertasnuestro jardín y que estaban abiertasde las seis a las seis de cada día.Entonces, era estuche de ambrosíaque cerraba solemne el celadorporque en su rusticismo bien sabíaque era una rica alhaja cada flor;además, era bien cerrar las puertascomo respeto por las flores muertasy amable discreción por las que brotan.con tanta sencillez, que ni se notan;haciendo en el vergel necios alardesante miradas escudriñadorasde las flores que mueren en las tardeso las que han de nacer con -las auroras.Cuando yo era muchacho, me gustabasaltar la balaustrada, y la saltabapoco después del toque de oraciónpara entrar al jardín como un ladrón;mas no para robar ni una violetasino para sentirme algo poeta.Me sorprendió una noche el jardinero;le conté con lealtad de caballerocuál era mi intención de literatoy nos pusimos a charlar un rato.¡Oh, sorpresas que el alma nos espeta!El jardinero... ¡resultó poeta!. . .-¿Sabes -me preguntó- entre otras cosasde qué mueren las flores y las rosas?-No lo sé -respondí.

    * Nació en Aguascalientes, en 1880 y murió en 1943 Colaboró en algunas publicaciones de ta ciudad de México.También escribió para teatro. Cantor de Chin - chin - chin. 27

  • -Pues oye atentoy no lo vayas a tomar a cuento:el lirio, por ejemplo, cuando infiereque es flor de fango, de tristeza muere;y es delirio del lirio en el estanqueembellecer la mano que lo arranque.La rosa roja que en la rama asomase muere de una congestión de aroma.El clavel, de ansiedad. La crisantema,agoniza en el opio que la quema.La violeta, sin sol, de silicosisy el junco muere de tuberculosis.En la mañana, al ir a abrir las puertas,dan ganas de llorar viéndolas muertas;pero atajan mi llanto los botonesque anuncian venideras floracionesy me pongo a pensar que todas ellasmañana estarán

    28

    muertas, como aquéllas...

  • -¡Y el alma de las rosas, jardinero,a dónde va?

    Y señaló un lucero:-A donde van todas las cosas bellas,..A ser átomo en ‘luz de las estrellas..-Pero... todas?

    -Si, todas. Es su fin...iAh! pero nada más de este jardín.Y esa noche en San Marcos, primaverapara mis ansias líricas sin fin,pude saber que nuestro cielo eracementerio de flores del Jardín.

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  • Calvillo, un pueblecito(fragmento)

    Antonio Acevedo Escobedo *

    ...De pronto, surge, en el recuerdo la imagen de una encrucijada que soloadelanta un triple dato de color: el gris de la carretera; el verde cambiante,femenino, del campo; el azul del alto cielo.

    Y a partir de este único dato, ya nos hallamos en aptitud de recomponerlas circunstancias. Acabamos de rebasar las últimas casitas, humildes y dig-nas, de la ciudad de Aguascalientes. Un ligero voltear de cabeza y allá ve-mos, erguida en la caricia del aire, la torre única de la catedral. Mientrasaquellas gentes apacibles y risueñas quedan atrás, devaneando en las callespulcras y bien asoleadas, nosotros vamos en camino. Nos ha atraído el anun-cio de que en Calvillo hay feria. Y el corazón, que siempre pide contento,nos ha transmitido un mandato inapelable.

    Calvillo es un pueblo pequeño, grato de mirar. Se halla dentro de un valleque antes se llamó Valle de Huejúcar. La suave calidez de su clima, que fácil-mente influye en el ánimo bien dispuesto del viajero, justifica la alegría vege-tal de sus alrededores, la abundancia de flores y frutos. Desde mucho antesde bajar al pueblo, la mirada y el olfato van recogiendo el testimoniorápida orgía de verdes, profundos aromas de guayaba y naranja- de unadecidida vocación hortícola que despertó en el medio propicio para acre-cerla. Una ligera intermitencia en la marcha del motor que por el ingeniodel hombre transformó la áspera tosquedad de sus piezas en la suavidadde un tapiz mágico, nos abandona repentinamente, sin ningún, indiciopreliminar como corresponde a todo milagro perfecto, en el gozo indeci-ble del silencio. Un arroyo jubiloso. Los árboles. El aire. Las nubes. Nadamás. Pero bien pronto un genio benévolo, que posiblemente llegó a nu-trirse en la dulce palabra de Teócrito, Virgilio y Garcilaso, cayó en la cuen-ta de que faltaba en aquella seductora decoración bucólica un elementoimprescindible. Y prestamente, apurando sus recursos, tuvo a bien insta-lar por ahí, en la húmeda delicia de la yerba, la cigarra más jocunda y ar-moniosa que llegó a escucharse.

    30

    * Nació en Aguascalientes, en 1900 y murió en 1985. Fue jefe de redacción de la revista "Universidad de México;colaboró en algunos periódicos y revistas de la ciudad. de México y del extranjero. Autor de Sirena en el aula yde la farsa popular para teatro guiñol Los días de Aguascalientes.

    ensayo

  • No tardó mucho rato hasta que, sonrojados de la velocidad, del tufo deto-nante de la gasolina y de nuestro aire ciudadano, descendimos en la plazadel pueblo. iQué pura, qué entrañable, qué decisiva identificación experi-mentamos al momento con el alma abierta, purísima de México! ¡Aquellasecreta afabilidad con que tantos mozos y viejos, con espontáneas mues-tras de caballerosa deferencia, nos retribuían, a su vez, el júbilo que pres-cindía de la difícil valla de la voz para salírsenos al rostro! No había enninguno de ellos -¡si lo sabremos!- esa embarazosa sonrisa de burla conque en muchos pueblos de otras partes de la República saludan al extra-ño que suponen va a robarles, sólo para matar el tiempo, actitudes y pala-bras que caen en la órbita de la más cerrada intimidad. Nunca -no nosintimide el índice de las afirmaciones rotundas- habíamos participado tanfiel, tan hondamente, en el regocijo colectivo de la lotería, del “volantín”,del mezcal estimulante, de los cancioneros que aún no han tenido tiem-po de corromperse, de aquellas “enchiladas” que sólo allá guardan el clá-sico sabor porque en Aguascalientes se da el mejor "chile" de la República,el queso se pone a la circulación sin ser descremado y las lechugas custo-dian en su hermético seno -¡salud, don Andrés Bello!- un aceite que con-fortaría al mismo Chopin.

    Pero naturalmente, hemos dado pausas al ímpetu de la verbena para mirarfuera del ámbito de la fiesta. Por Calvillo no pasa ningún tren. Está, nos pare-ce, a sesenta kilómetros de Aguascalientes. El “temperamento” de sus pobla-dores, por ello está hecho a la quietud y a la afectuosa convivencia. No hantenido siquiera la oportunidad -¡los pobres!- de albergar a tantos pícarosy estafadores de todo orden que recorren el país por carretera. Se viveplenamente.

    Hay, en un ángulo de la plaza, una casona singular. Su atractivo es pueril,si se quiere, pero nadie le quita lo singular. El humilde artífice a cuya inspira-ción se confió el decorado de la fachada no disponía de otros elementosque de abundante argamasa. Y sólo con ésta consiguió un efecto delicioso:de lo alto a lo bajo de los muros extremos, seguramente auxiliado de unmolde, fue rellenando, a enérgicos impulsos de la llana, y unos encima de 31

  • otros, los cuerpos bien redondeados de unos cándidos borregos que estánmirando, alternativamente, a un rumbo opuesto. ¡Noble ejemplo del desig-nio de hacer las cosas bien, con gusto, sin parar en lo mezquino de los mate-riales! Porque el conjunto de vista, lleno de gracia castiza, deja la impresiónde un altorrelieve realizado dentro del acatamiento a las mejores tradicio-nes.

    Caída la noche, la mecánica respiración del auto iba desmenuzando-ya- las fibras del día bien vivido. A punto de aproximarnos a las lucesde Aguascalientes, cruzamos un puente, sobre el río. Y el apagado cla-mor de las aguas, a tono con el eco de la emoción transcurrida, se antoja-ba presagio de que la corriente del recuerdo seguiría, a través de nuestrasarterias cordiales, el curso fiel y debido.

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  • poema ,

    EscudoFrancisco López Yáñez *

    Dejadme reposar por un momento,a la sombra del pródigo emparrado,arrojad la amargura y el cayadomás tarde seguiremos nuestro viaje,porque os voy a relatar un cuentoembriagado por la luz de las estrellas.

    Un cuento que se hará cantary florecerá en la miel de tus palabras,que será como fuga de palomasen la ventana abierta de mis labios.

    La historia comenzó hace cuatro sigloscuando aquí nos sembraron los abueloscon el arado fecundo de sus besosy el tesoro de la luz de la constancia.

    Producto del amor y la ternurabrotamos de los labios de la tierrala “tierra buena” hecha de canciones,del “cielo claro” donde vuelan golondrinasla “gente buena” que engendra hijos limpiosy el “agua clara” que lava las tristezas.

    * Nació en Aguascalientes, en 1923; Poeta, pintor y grabador, Ha obtenido importantes premios en los juegos flo-rales. Autor de Madre tierra y Tú eres poeta, entre otras.

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  • Agua clara

    El agua clara de tus tibios manantiales,dio nombre gentilicio a esta tierra,la cumbre como espejos y cristalesmientras en la lejanía se advierte,el agua desbordante de la presase convierte en torrente mientras bajaentre riscos que a su paso besacon mil chaquiras en erizada espumay luego nuevamente se desgajaen blancos copos de bailante brumarisando estrofas de armonioso canto,va en los canales cristalina y puradando vida a una tierra fecundadurmiendo apacible con la luna.

    Después de haber regado la campiñavuelve al cojín azul de la lagunaconvirtiéndose en espejo de los cielos,donde retrata el abanico de los pájarosy la luz de los últimos luceros.

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  • Vamos amor... prosigamos el caminolimpia en el estanque tus sandalias,recojamos la amargura y el cayadoal viajero es forzoso caminar,nuestra Patria es el mundo...nuestro destino... soñar...adelante... adelante...

    Cielo claro

    Es muy claro el cielo de mi tierracon un sol abrazador de los desiertos,un tesoro que nos brinda la fortunaen las viñas, en las mieses y en la luna.

    Lo contemplamos en el instantey en su abismo mágico y extrañodulces sendas de planetas que en su viajenos hereda el amor y la esperanza,luciérnagas cósmicas astilladasen la noche de milagros sin respuesta,cielo azul poblado de luceros.Dulce oasis de fatigas enlunadasatavismo de razas,que madrugan con la luz en l o s ojosmientras parvadas de pájaros azulesque dormían allá en las jacarandasrompen las páginas del alma,de un cielo poblado de palomas,de un viento sembrado de campanas.

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  • Gente buena

    Estoy aquí para decir tu nombreen la estrofa sonámbula del cuentosembrador, espiga y alientonacido en el temblor de los trigalesmecido con arrullo de labranza,alimentado con lágrimas amargas,pastores de los ríos y las montañassiervos del arte y del trabajo,que suben la cuesta del incendiollevando una antorcha entre sus manospara hacerse flor, árbol y esperanza.

    Colmena de obreros laboriososque riman al arpegio de sus yunques,los relámpagos azules de sus manosy las astillas del sol de sus ideas.

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  • Mujeres modeladas por los ríos,cuerpos solteros de aires peregrinos,besados por el agua y los vientosde las bocas de los dioses cardinalesque hilvanan con los hilos de las nubes,el paisaje esmeralda de los tiempospara hacerlos magia y artificioy en la cálida luz de su miraday dejarnos como herencia del pasadoel retablo sensitivo deshilado.

    Poetas con ternura de sonajaque llevan en las plumas de sus alas,las notas jubilosas de su cantoel salmo musical de su alegríay un rayo de sol en cada mano.

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  • Tierra buena

    Tierra fecunda, apasionada y buenaaquí nos tienes escuchando tus latidosen el redondo pezón de las cosechasviendo al sol fertilizar las semillasmojándose los pies de primavera.

    Tierra morena despierta y germinadapor el arado poeta de los bosquesque besa los labios del surco libertoesperando que florezcan con el albaen el verde triunfal de la esperanza.

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  • Ahí donde sembramos nuestros sueñosestá el fruto de racimos de oroque crece bajo el palio de la parra,que canta un himno cálido y sonoroa los sueños, a la luna y al amor.

    Tierra buena, acariciada por tus hijosy cultivada en surcos paralelos,regada por la lluvia de mil nubesapacentada por manos agraristasque se visten de ilusiones y lucerospara luego con mazorcas retadorasagradecer con plegarias verticalesal tibio campanario de la tardehaber sido por Dios mismo cultivada.

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