lectura del santo evangelio según san mateo 15,21-28 · + lectura del santo evangelio según san...

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No dejemos que las falsas sabidurías de este mundo nos desvíen; sigamos a Jesús como única guía segura que da sentido a nuestra vida”. Francisco 22/06/2017 Lectura del libro de Isaías 56,1. 6-7 Así dice el Señor: “Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está por llegar y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza; los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos”. Palabra de Dios Salmo responsorial. Sal 66 R.DIOS, QUE TE ALABEN LOS PUEBLOS, QUE TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN. El Señor tenga piedad y nos bendiga, Ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11,13-15,29-32 Hermanos: Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a algunos de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues, los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. Palabra de Dios + Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28 En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces, una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo”. Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: “Atiéndela, que viene detrás gritando. Él les contestó: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: “Señor, socórreme”. Él le contestó: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero ella repuso: “Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. En aquel momento, quedó curada su hija. Palabra del Señor

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Page 1: Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28 · + Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28 En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón

“No dejemos que las falsas sabidurías de este mundo nos desvíen; sigamos a Jesús como única guía segura que da sentido a nuestra vida”. Francisco 22/06/2017

Lectura del libro de Isaías 56,1. 6-7 Así dice el Señor: “Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está por llegar y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza; los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración; aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos”. Palabra de Dios Salmo responsorial. Sal 66 R.DIOS, QUE TE ALABEN LOS PUEBLOS, QUE TODOS LOS PUEBLOS TE ALABEN.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, Ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. R. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11,13-15,29-32 Hermanos: Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a algunos de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida?

Pues, los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos. Palabra de Dios

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15,21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces, una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: “Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo”. Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: “Atiéndela, que viene detrás gritando. Él les contestó: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió de rodillas: “Señor, socórreme”. Él le contestó: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero ella repuso: “Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Jesús le respondió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas”. En aquel momento, quedó curada su hija. Palabra del Señor

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AL RITMO DE CADA DÍA Ten compasión de mí. Son muchos los creyentes que han perdido casi totalmente la costumbre de orar. Recuerdan, quizás, oraciones que hacían de niños, pero hoy no aciertan a dirigirse a Dios. Desearían, tal vez, volver a comunicarse con él, pero no saben por dónde empezar. Seamos realistas. ¿Cómo puede orar un hombre o mujer sometido al ritmo ordinario de la vida moderna? ¿Qué pasos puede dar? Yo sugiero comenzar por recuperar de forma sencilla la oración de la mañana y de la noche. Hay muchas maneras de levantarse, pero lo ordinario es iniciar el día de forma casi autómata. La persona se va sacudiendo de encima el sueño de la noche mientras se da prisa para no llegar tarde a sus ocupaciones. Sin embargo, el despertar no es algo trivial, sino un acontecimiento importante: se nos está regalando un nuevo día para vivir. Algunos tienen posibilidades de pararse unos minutos y comenzar el día de manera más consciente. Si lo hacemos, enseguida nos vendrán a la mente las preocupaciones de la víspera y los problemas que nos aguardan. Puede ser el momento de recogernos ante Dios para darle gracias por el nuevo día y pedir su fuerza y su luz. El nos acompañará a lo largo del día. El rezo de una oración conocida —padrenuestro o avemaría— nos pueden servir de ayuda. Otras personas no tienen tiempo ni condiciones para empezar el día orando con calma. Hay que darse prisa, los hijos pequeños no nos dejan en paz, nuestra cabeza está ocupada por mil cosas. También entonces la persona creyente puede elevar su corazón a Dios y pensar con gozo: «Dios me ama y me acompaña de cerca también hoy.» Basta. Lo importante es reavivar cada día esta fe. La oración de la noche es diferente. Por lo general, la persona cuenta con más tiempo y posibilidades. Nos disponemos ya a descansar de las tensiones y trabajos del día. Entregarse al sueño puede convertirse para el creyente en un acto de abandono confiado en manos de Dios. Pedimos perdón y nos confiamos a su misericordia. El signo de la cruz o el rezo de una oración sencilla nos pueden ayudar. Estos gestos tan sencillos —a más de uno le pueden hacer sonreír— inscritos en el ritmo diario de nuestra vida, hecha de días y de noches, nos permite vivir de modo más consciente nuestro ser de «hijos de Dios» hablando con él «como un amigo con su amigo» (san Ignacio de Loyola). Esta oración no es una obligación. Es una necesidad gozosa para quien camina por la vida acompañado por un Dios Amigo. El relato evangélico nos presenta a Jesús alabando la fe grande de una mujer cananea que no hace sino gritarle con palabras sencillas, pero sinceras, su necesidad: «Ten compasión de mí Señor, Hijo de David.»

José Antonio Pagola

Las Matas. Madrid - Año XIV - nº 894 Domingo XX - T.O. – CICLO A – 20 agosto 2017

Aumenta mi fe, Señor.

En medio de las dificultades, que te busque sólo a Ti, Señor.

En medio de los sufrimientos, que anhele sólo tu presencia.

En medio de mis debilidades y limitaciones,

que seas mi fuerza, mi luz y consuelo.

Envíame, Señor,

a los que necesitan tu “curación”,

a quienes carecen del “pan” de la vida,

a quienes están heridos

de rechazo, de fracaso o de muerte.

Te lo ofrezco todo, Señor.

Crea en mí un corazón nuevo

para que pueda realizar tus obras

con mis manos sucias e impuras,

con mi persona, frágil como el barro,

pero llena del amor y el gozo

que vienen de tu infinita misericordia