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Las representaciones sociales sobre la salud de los mayores madrileños Quinta monografía del Programa de Investigación del “Sistema de Indicadores de Salud de carácter Sociocultural 50 Documentos T é cnicos de S alud P ú blica

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Page 1: Las representaciones sociales sobre la salud de los

Las representaciones sociales sobre la salud de los

mayores madrileños

Quinta monografía del Programa de Investigación del “Sistema de

Indicadores de Salud de carácter Sociocultural

50 Documentos Técnicos de Salud Pública

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1

Diseño del estudio, dirección y realización

CIMOP. S.A. Fernando Conde Jose Miguel Marinas

Coordinación Técnica

Servicio de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud

Edita

Dirección Genera de Prevención y Promoción de la Salud Consejería de Sanidad y Servicios Sociales Comunidad de Madrid

Fecha del Informe Final: junio 1997

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA SALUD

DE LOS MAYORES MADRILEÑOS

Quinta monografía del Programa de Investigación del "Sistema de Indicadores de Salud de

carácter Sociocultural"

Junio de 1997

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ÍNDICE INTRODUCCIÓN 6 1ª PARTE. LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS MAYORES 10 1.- LA INDEFINICIÓN DEL NOMBRE 11 2.- UNA NOVEDAD HISTÓRICO EN ESPAÑA 16 3.- LOS PROCESOS SOCIALES DE CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DE LOS MAYORES EN LA COMUNIDAD DE MADRID 22 3.1.- LA MODERNIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL 22 3.1.1.- EL BIENESTAR Y LA CALIDAD DE VIDA 24 3.1.2.- LA ALIMENTACIÓN 29 3.1.3.- LAS PENSIONES 30 3.1.4.- LA AMBIVALENCIA DEL PROCESO DE MODERNIZACIÓN 33 3.2.- LOS AVANCES EN EL S. SANITARIO 38 3.3.- LOS CAMBIOS SOCIALES Y CULTURALES 43 3.3.1.- LOS JUBILADOS ANTICIPADOS 43 3.3.2.- LOS CAMBIOS CULTURALES 45 3.4.- LA RESPONSABILIDAD PERSONAL. EL DESARROLLO DE LOS AUTOCUIDADOS 50 4.- EL RETRASO DE LA VEJEZ

55 5.- LA EXPERIENCIA DEL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO 57 5.1.- LA IMPORTANCIA DE LAS MEDIACIONES SOCIALES 63 5.2.- LA IMPORTANCIA DE LOS MODELOS DE GÉNERO 66 6.- LA CONVERGENCIA DE LOS GÉNEROS EN LA VEJEZ 69 6.1.- LA PERSPECTIVA DEL "YO EN RELACIÓN" COMO ORIENTACIÓN CENTRAL EN LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA IDENTIDAD DE LOS MAYORES 81

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6.2.- LA TRANSFORMACIÓN DE LOS DISCURSOS 84 7.- LA EXPERIENCIA DEL CUERPO. DEL CUERPO REPRESENTADO AL CUERPO REAL Y SINGULAR 86 7.1.- EL CUERPO DE LOS MAYORES COMO CUERPO-DISCURSO 87 7.2.- LA AUSENCIA DE LOS MODELOS IDEALES SOBRE EL CUERPO DE LA VEJEZ 93 2ª PARTE. LAS CONCEPCIONES Y LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS 97 1.- LAS CONCEPCIONES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS 98 1.1.- PRIORIDAD DE LA EXPERIENCIA SOBRE LA REPRESENTACIÓN EN LAS CONCEPCIONES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS 101 1.2.- TENDENCIA A LA CONCENTRACIÓN DE LOS ESPACIOS SOBRE LA SALUD 104 2.- LA VIDA SALUDABLE 106 2.1.- LA VIDA SALUDABLE COMO FACETA DOMINANTE EN LA NOCIÓN SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS 106 2.2.- LA VIDA SALUDABLE Y LA PERSPECTIVA DEL "YO EN RELACIÓN" 108 2.3.- LA VIDA SALUDABLE COMO VIDA PLACENTERA, EQUILIBRADA Y ORDENADA 112 2.3.1.- DOS CLAVES DE LA VIDA SALUDABLE: LA INDEPENDENCIA Y AUTONOMÍA PERSONAL. LA ACTIVIDAD Y LA MOVILIDAD 120 A.- LA INDEPENDENCIA Y LA AUTONOMÍA PERSONAL 121 B.- LA ACTIVIDAD Y LA MOVILIDAD 126 3.- LOS HÁBITOS SALUDABLES 134 3.1.- LA ALIMENTACIÓN. DE LA GASTRONOMÍA A LA DIETÉTICA 136 3.2.- EL EJERCICIO FÍSICO. DEL DEPORTE AL

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MANTENIMIENTO 138 3.3.- EL DESARROLLO DE BUENAS RELACIONES SOCIALES. LO SALUDABLE DE TENER AMIGOS 139 3.4.- EL CONTROL DEL ALCOHOL Y DEL TABACO

141 4.- UNA APROXIMACIÓN A LAS NOCIONES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS 141 4.1.- LA NOCIÓN HÍBRIDA SOBRE LA SALUD. DE LO NATURAL A LO ARTIFICIAL. DEL ABANDONO AL AUTOCUIDADO 148 5.- LAS RELACIONES CON EL SISTEMA SANITARIO 156 5.1.- LAS RELACIONES CONCRETAS CON EL SISTEMA SANITARIO 162 5.1.1.- LA RED SANITARIA. LOS HOSPITALES Y LOS CENTROS DE ATENCIÓN PRIMARIA 162 5.1.2.- LAS RELACIONES CON LOS MÉDICOS PROFESIONALES SANITARIOS 165 3ª PARTE.- LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LAS ENFERMEDADES 176 1.- LOS MAYORES Y LAS ENFERMEDADES 178 2.- LOS CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES 180 2.1.- EL NIVEL DE GRAVEDAD DE LAS ENFERMEDADES 181 2.1.1.- LOS ACHAQUES 182 2.1.2.- LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS 186 2.1.3.- LAS ENFERMEDADES MÁS GRAVES. LAS QUE GENERAN INMOVILIDAD 189 2.2.- EL ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES 192 2.2.1.- LAS ENFERMEDADES DE ORIGEN FAMILIAR 193 2.2.2.- LAS QUE PROCEDEN DE LA VIDA PASADA 194 2.2.3.- LAS ENFERMEDADES SOBREVENIDAS 196 3.- ENFERMEDADES FÍSICAS Y MENTALES 201 CONCLUSIONES PRINCIPALES 203

ANEXO.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS GRUPOS DE DISCUSIÓN REALIZADOS 213

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BIBLIOGRAFÍA 223

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INTRODUCCIÓN El presente informe corresponde al análisis de la investigación cualitativa que sobre "Mayores y Salud" ha llevado a cabo CIMOP a lo largo de 1.994 en el contexto de un proyecto más amplio orientado a conocer las diferentes culturas de la salud de los distintos grupos sociales de la Comunidad de Madrid con el objetivo de diseñar un Sistema de Indicadores Socioculturales sobre la Salud (SISS). Sistema de información periódico sobre la cultura de la salud de los madrileños concebido como útil de trabajo para la mejora del diseño de los programas de intervención de la Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud. La investigación desarrollada para el diseño de este Sistema de Indicadores Socioculturales ha consistido en un conjunto de estudios monográficos sobre "Salud y Mujer"1, "niños de 6 a 12 años y salud", "adolescentes y jóvenes y salud" y "activos adultos y salud" editados todos ellos en esta misma colección de Documentos Técnicos en Salud Publica. Los resultados de esta investigación parcial sobre "los mayores y la salud" son los que se presentan en este volumen. En la primera publicación de este programa de investigaciones, denominado "Informe sobre la Salud y la Mujer en la Comunidad de Madrid" y editado por esta Consejería en 1996, se hacía hincapié en que el punto de partida de esta aproximación del SISS consiste en partir "de las propias nociones sobre la Salud que pudieran tener" los distintos colectivos sociales (o biosocioestratos, en el lenguaje más técnico del diseño del programa de investigaciones) y no "de lo que piensan las instituciones sanitarias de lo que es o debe ser considerado como tal" (Informe sobre la Salud y la Mujer 1996: 10). Como se apuntaba en la presentación de la citada obra, "cabría decir que el intento de diseñar un Sistema de Indicadores Socioculturales responde a la necesidad de dotar de un marco teórico y metodológico, de unas líneas de trabajo y de investigación propias y específicas de la Promoción y Educación para la Salud. De hecho, y hasta ahora, el trabajo en este ámbito se ha venido relacionando de forma muy estrecha, y hasta cierto punto dependiente, con las concepciones y metodologías del ámbito de la salud más estrictamente sanitario. En este contexto, el diseñar un Sistema de Indicadores más propio del campo de la Promoción de la Salud y, por tanto, más enraizado en las culturas, hábitos y usos de la sociedad creemos que puede ser de una gran ayuda para el diseño de este tipo de política y, en general, para todo el desarrollo de la Educación para la Salud en nuestra Comunidad ya que, hasta cierto punto, una de las claves de este tipo de actuación es conseguir que la sociedad se dote en 1 En el caso de las mujeres se ha desarrollado el modelo completo del Sistema de Indicadores Socioculturales. En el resto de colectivos investigados sólo se han llevado a cabo las fases cualitativas del programa de investigaciones.

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algunos casos y desarrolle en otros, toda una serie de pautas culturales relativas a la salud, en las que el conjunto de hábitos y actividades saludables y de prevención pasen a formar parte de la sociedad de forma espontánea" (Informe sobre la Salud y la Mujer, 1996: 12). Es por ello que, en el conjunto de las investigaciones que constituyen este programa de Indicadores Socioculturales, además de abordar lo que cada colectivo social investigado entiende por salud en el sentido más biomédico de la palabra, plantea una aproximación más global y general sobre lo que cada colectivo entiende, concibe o se representa sobre lo que es la Salud (con mayúsculas y en un sentido amplio). Tal es el caso, también, de los mayores madrileños, cuyas concepciones y representaciones sociales sobre la Salud van a ser descritas en el texto que presentamos en estas páginas. El colectivo al que esta monografía trata de aproximarse representa un biosocioestrato muy particular desde el punto de vista de su importancia en las políticas de salud. Constituye sin duda, como todos los analistas resaltan, el grupo humano de más importante crecimiento demográfico en el conjunto de las sociedades occidentales en general y en la Comunidad madrileña en particular. Crecimiento que se espera se mantenga en los próximos años. Asimismo, casi todos los estudiosos subrayan el hecho de que sea uno de los colectivos más frecuentadores, más usuarios de los sistemas de salud. Desde este doble punto de vista, parecería innegable la importancia de una aproximación a este importante colectivo social que avance en el conocimiento de sus concepciones sobre la salud, sus creencias y nociones al respecto así como sobre el conjunto de representaciones sociales que producen en relación a estos temas. Acercarse al conocimiento de este biosocioestrato desde la perspectiva citada obliga y exige el poner entre paréntesis todo un conjunto de "a prioris", de estereotipos sociales que circulan sobre el mismo. Conjunto de estereotipos que conforman una imagen negativa, peyorativa, pasiva del citado biosocioestrato. Si en la monografía sobre los jóvenes destacábamos cómo nuestra cultura, nuestro modelo social construye el cuerpo joven como "el" modelo de salud y de belleza, en el caso de los mayores ocurre prácticamente lo contrario. Nuestra sociedad ha creado una imagen social de este colectivo prácticamente invertida a la del citado modelo juvenil. Así, en una obra publicada no hace muchos años, en 1990, en la obra "La Tercera Edad en España. Necesidades y Demandas" (1990:11), se recogían los siguientes estereotipos que sobre los mayores circulaban en esos años: - “Estereotipo nº 1. Las personas que han cumplido 65 años son viejos. - Estereotipo nº 2. La mayoría de los ancianos tienen mala salud. - Estereotipo nº 3. El rendimiento intelectual de un anciano no es comparable al

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de una persona joven. - Estereotipo nº 4. Las personas mayores son improductivas. - Estereotipo nº 5. Los ancianos no son ni se sienten atractivos. - Estereotipo nº 6. Todos los ancianos se parecen." Conjunto de estereotipos de tópicas aproximaciones y pretendidas definiciones de los mayores que no hacen más que evidenciar la mala imagen social que nuestras sociedades y nuestros modelos culturales han ido construyendo sobre esta importante etapa de la vida. Imagen social errónea que reduce prácticamente un tercio de la vida adulta a una especie de estado pasivo, final, terminal de la misma. Fase terminal en el terreno personal que, en los últimos tiempos, se ha cargado de más elementos negativos en la medida que, en términos sociales, se tiende a construir una imagen social de esta fase biográfica como una etapa onerosa, origen de muchos de los desequilibrios financieros, se dice, de los sistemas públicos de protección social. Imagen de los mayores como colectivo pasivo y meramente receptor de ayudas y no como un protagonista más, como uno de los creadores y constructores de la sociedad de hoy, que no hace más que connotar aún más negativamente la mala imagen social expresada en el conjunto de estereotipos anteriormente citados. La realidad de los mayores es muy distinta. Como algunas corrientes teóricas y algunos autores están tratando de poner de manifiesto, los mayores constituyen un colectivo vivo, activo, pleno de proyectos y de centros de interés y, también, de problemas específicos como cualquier otro biosocioestrato, como cualquier otro colectivo social. No sólo constituye un colectivo receptor sino que también es constructor y productor de cultura, de riquezas, soporte importante de muchas familias, de muy diversas situaciones sociales que encuentran en los mayores una de las ayudas más importantes. La inactividad laboral, la edad avanzada, como subrayan los mayores no es sinónimo de inutilidad social. La realización de la investigación cuyos principales resultados presentamos en esta monografía así lo atestigua. Los madrileños mayores de 60 años están muy lejos de acoplarse a los estereotipos citados. Por el contrario, gozan de una salud y una sabiduría envidiables. Desde estas primera páginas, conviene subrayar la gran diferencia existente entre las representaciones sociales sobre los mayores, sobre la vejez y la autoimagen que de sí mismos mantienen los mayores, incluidos los más ancianos. Es "como si" la imagen social de los mayores estuviese fijada en los "ancianos" de los años 70, cuando los mayores madrileños de hoy no sólo viven en los años 90 sino que también tienen y desarrollan formas de vida ajustadas a estos años. Disociación entre "imagen social" y actuales formas de vida de los mayores madrileños que esperamos que esta monografía ayude a disipar. Por último, unas breves palabras sobre el planteamiento formal de la presente monografía. De forma similar a lo desarrollado en otras publicaciones de este programa de investigaciones, el presente volumen se articula en tres partes

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relativamente diferenciadas. En la primera se abordan el conjunto de cuestiones relativas a cómo se conforman en nuestra sociedad los roles de los mayores, a cómo son vividos por éstos y cómo, también, estas experiencias y vivencias constituyen el marco imprescindible para una comprensión más adecuada de las concepciones y representaciones sociales sobre la salud que expresan las personas de estas edades. En la segunda parte, se plantean y analiza el conjunto de experiencias y representaciones sociales de los mayores sobre la salud, entendiendo ésta de una forma amplia. Y, por fin, en la tercera y última parte tratamos de aproximarnos a las representaciones colectivas que sobre la enfermedad se producen en estas edades.

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1ª PARTE: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LOS MAYORES MADRILEÑOS

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1.- LA INDEFINICIÓN DE SU NOMBRE Uno de los hechos sociales más notorios y transcendentes de las sociedades occidentales en general y de la española y madrileña en particular es el progresivo envejecimiento de la población y la amplia constitución de un importante colectivo social de más de 65 años2. Como prácticamente todos los estudios analizan y todas las proyecciones demográficas muestran y acotan, el importante crecimiento del colectivo de personas mayores de 65 años en nuestras sociedades se está convirtiendo en una de las cuestiones sociales más centrales, desde los más diversos puntos de vista que se quiere considerar. Desde la perspectiva más específica de los objetivos de la presente monografía es casi un lugar común que las personas mayores constituyen uno de los colectivos más frecuentadores del sistema sanitario. De hecho, aún están frescas en nuestra memoria declaraciones y campañas desaconsejando el abuso de los medicamentos en estas edades o proponiendo tentativamente diversas fórmulas disuasorias de este "abuso" muy centrado, se dice, en las personas de más edad. También es bastante habitual escuchar que una gran parte del incremento del gasto sanitario tiene una estrecha relación con el incremento de esta población de más edad. Que el gasto social se dispara por las pensiones. Que hay cada vez menos activos por pensionistas, etc., etc. Argumentos directa o indirectamente que cuestionan la imagen e identidad de este importante colectivo social y que lo presentan prácticamente como fuente y origen de los problemas que aquejan a los sistemas públicos de bienestar social. Ahora bien, bajo esta problemática inicial de imagen, se oculta todo un intenso proceso de cambios y transformaciones sociales que todavía no acaba de ser comprendido y asumido socialmente, entre otros factores, por su relativa novedad histórica como no dejan de subrayar los propios grupos de mayores realizados en la presente investigación. Quizás el ejemplo más claro y notorio de esta incapacidad social de definir y comprender el intenso proceso de cambios sociales que atraviesan las personas de más edad de nuestra sociedad sea el mismo hecho de no existir un nombre, un término con el que denominar este amplio colectivo social. Así, a diferencia de otros colectivos con nombres acuñados y socialmente aceptados, las personas mayores de 60 años, aproximadamente, sujetos de esta monografía tienen aún una clara indenominación. No sólo están poco claros los criterios, los límites y las fronteras que se pueden utilizar para definir este colectivo, si la edad biológica, si el proceso de envejecimiento fisiológico, si la 2 Más adelante matizaremos esta edad para subrayar el importe y novedoso crecimiento en la Comunidad de Madrid de un amplio colectivo de mayores menores de 65 años y jubilados, por unas u otras razones, de la vida laboral activa.

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no-participación laboral directa, etc. No sólo tampoco está claro si constituyen un colectivo, un grupo, una categoría social, etc.3, sino que, en el caso que nos ocupa en esta monografía, ni siquiera está claro, ni siquiera existe acuerdo con el término, con el nombre a utilizar para denominarlos. Si como subraya Walker (1996:21) cada nombre elegido para denominar a los mayores "posee significados simbólicos" muy diferenciados que "dicen muchas cosas sobre el papel social y el estatus de los etiquetados", la actual falta de denominación del biosocioestrato que estamos abordando en esta monografía no hace más que expresar la relativa indefinición del mismo como tal colectivo social. El término "anciano" parece retrotraernos a una situación muy tradicional prácticamente hoy inexistente. El nombre de "viejos", además de caracterizar algo peyorativamente en nuestro modelo cultural a este colectivo es cada día menos aplicable ya que si bien una persona de 80 años pueda reconocerse como tal (aunque cada vez menos, como expresa la propia investigación que estamos presentando), ¿cómo denominar "viejo" a una persona jubilada con 55 años en plenas facultades y madurez personal? La propia expresión "tercera edad" de incorporación más reciente, también parece poco afortunada. Parecería positiva para diferenciarla de la denominada "cuarta edad" como subraya Sánchez Vera, (1996). Ahora bien, no sólo no ha enraizado en el lenguaje coloquial sino que no deja de ser problemática cara a las edades más jóvenes de los citados jubilados/as de la franja de los 50 a los 60 años. De esta modo, los términos "ancianos", "viejos", "tercera edad", etc., parecen constituir otros tantos intentos de denominaciones que pretenden fijar, cerrar, definir, caracterizar una etapa de la vida personal y social que escapa, con mucho y como ocurre siempre, a la estricta reducción biológica, generacional de la misma. El objetivo de esta reflexión no es, desde luego, proponer un nuevo nombre alternativo a la larga lista ya existente. El afán es mostrar cómo el biosocioestrato cuyas concepciones sobre la salud vamos a analizar en esta obra es un colectivo vivo que escapa a las viejas definiciones y estereotipos construidos en base a la imagen de una "vejez" cada día más minoritaria en nuestro país y en la propia Comunidad de Madrid. Imagen de una "vejez" asociada a unas edades y a unas épocas sociales felizmente superadas por la actual sociedad española. Edades y épocas que han visto suceder nuevas generaciones de mayores, como los protagonistas de nuestro estudio, muy diferentes de las anteriores generaciones. Nuevas generaciones portadoras de nuevas formas de vivir estas edades en nuestro país. 3 Una amplia discusión sobre toda esta problemática puede leerse a Sáez, 1997.

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En el marco de un amplio colectivo social en el que coexisten generaciones y situaciones personales y sociales muy diferenciadas, desde los mayores de 80 años a los más jóvenes de 50, hijos generacionales de los anteriores, la investigación que estamos presentando por muy distinto tipo de razones se ha centrado en los colectivos que van desde los 60 a los 75 años, aproximadamente. Es decir, el grupo que se viene denominando "tercera edad". En cuanto a la expresión utilizada para nombrarles hemos acudido directamente a sus opiniones para conocer cómo prefieren ser "llamados". En este terreno, en el citado artículo de Walker, (1996) se presentan los resultados de una encuesta europea entre mayores de 65 años centrada en las opiniones de los mismos sobre los más diferentes aspectos de sus vidas. Preguntados sobre el nombre con que preferían ser denominados, tal como se puede observar en la tabla que se adjunta, los españoles encuestados optan de forma bastante mayoritaria, en un 55,3% de los casos, por la denominación de personas "mayores".

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LA ELECCIÓN DE UN NOMBRE (SOLO PERSONAS MAYORES)

CE12

Bélgica

Dina- marca

Fran- cia

Alem. Occid.

Alem. Orien.

Alem. Occ. y Orien.

Grecia

Irlanda

Italia

Luxem- burgo

Holan- da

Portu- gal

España

RU

Ancianos Personas mayores Ciudadanos 3ª edad Jubilados Viejos/pers. edad avanzada Mayores de 60 Edad dorada/años dorados/viejecitos Pensionistas Otros Ninguno/NS

6,6 27,4 30,9 15,0 10,6 1,1 0,2 1,1 5,5 1,6

7,7 18,1 31,5 32,6 0,0 4,7 0,0 0,0 0,0 5,4

49,5 3,9 18,5 24,5 0,0 0,0 0,0 0,0 3,4 0,2

4,0 24,8 21,5 26,5 21,1 0,0 0,7 0,0 1,0 0,4

3,4 33,3 47,1 12,2 1,0 0,0 0,0 0,0 0,7 2,3

3,8 42,1 35,1 17,1 0,3 0,0 0,0 0,0 0,7 0,9

3,5 35,0 44,7 13,1 0,9 0,0 0,0 0,0 0,7 2,1

15,1 34,2 14,7 17,6 4,7 0,0 0,0 0,0 11,8 1,9

12,3 9,0 41,9 14,4 4,5 0,0 5,1 9,3 0,0 3,5

2,4 30,9 21,1 9,1 36,5 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

3,3 62,8 15,7 18,2 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0

23,9 10,8 13,0 5,5 18,7 24,6 0,0 0,0 1,6 1,9

7,4 52,4 21,7 13,3 0,0 0,0 0,0 0,0 1,9 3,3

13,3 55,1 14,5 7,8 0,3 0,0 0,0 0,2 8,0 0,8

4,3 4,3 45,2 14,7 0,8 0,0 0,0 5,8 22,9 2,8

La pregunta exacta era "De los siguientes términos para describir a las personas mayores de 60 años, ¿cuál es el que usted prefiere utilizar?" (Los entrevistados podían añadir otro de su elección).

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Denominación de "mayores" que vamos a utilizar en esta monografía y que subraya, desde el nombre, una de las dimensiones claves de la misma, tal como ha sido expresada en los grupos realizados. En efecto, el término "mayor" conlleva una relación, una comparación implícita con otras edades y situaciones con respecto a la que se es "mayor que...". Dimensión comparativa, ordinal, relacional que constituye, como veremos, uno de los elementos más distintivos del discurso de los mayores entrevistados. Como refleja el texto siguiente, siempre, casi siempre, cualquier persona suele ser mayor que alguien pero también puede ser "menor que otro". Lógicamente, en una cultura que construye la juventud como "el" ideal social, la gran mayoría de las personas tenderán a acentuar el matiz de ser "menores que...", de ser más jóvenes que otros. Tendencia igualmente presente en los mayores que "casi" siempre tienden a diferenciarse de generaciones aún más mayores. De esta forma, conforme se cumplen años, como señala el texto siguiente, cada generación va cambiando el horizonte de quienes considera más jóvenes y más mayores hasta llegar a las edades de nuestro estudio en las que, también, esta percepción social sigue operando aunque lo haga de modo diferente que en las edades biográficamente más jóvenes.

"- Todo se ve según el ritmo de la vida, según van transcurriendo los años

- Es que el ritmo

-.... los de los años 20 ven viejos a los de los 30, ese que pensaba así cuando llega a los 30 dice, bueno, viejos son los de 40 y así sucesivamente se piensa, incluso a los 60, se dice, no, los viejos son los de los 70, yo no he llegado, pero cuando llegue seguro que diré que son los de 80, y cuando llegue a los 80....." (Ex-Trabajadores industriales)

Reflexión de los "mayores", opción por esta denominación que expresa y trata de condensar esta problemática social, esta percepción social cambiante sobre qué edad tiene uno mismo en relación a los demás. Denominación de mayores que tiende a acentuar que como colectivo social se tiene ya una cierta edad avanzada pero que se tiene una edad en la que todavía es posible encontrar generaciones más ancianas. De este modo, el término "mayor" es, al mismo tiempo, lo suficientemente indicativo y difuso como para que pueda ser utilizado sabiendo de quién se

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está hablando sin que connote, al mismo tiempo, de características negativas al colectivo designado de dicha manera. No sólo presenta esta ventaja, sino que el término "mayor" al ser un término comparativo, relacional, ordinal, subraya un aspecto clave en la vida y en los discursos de las personas "mayores" como es la mayor ponderación, el mayor equilibrio en el juicio, la ambivalencia de sus experiencias y expresiones. Dimensiones todas ellas presentes en sus vidas y argumentos y que, en gran parte, son producto precisamente de la argumentación comparativa, relacional muy característica del discurso de los mayores, como veremos a lo largo de este texto. Discurso ambivalente, paradójico, abierto, producto, en parte, de la historia y de la experiencia que se tiene de "mayor" y producto, también, de una sabiduría práctica que también se afirma como una etapa más de la vida. El término "mayor" también parecería recoger algo de esta ambivalencia, algo de esta sabiduría. Por todo ello, pues, los mayores madrileños4 son los que van a protagonizar la presente monografía y el resto de capítulos de esta obra. Dejémosles, pues, la palabra. 2.- UNA NOVEDAD HISTÓRICA EN ESPAÑA Una de las aproximaciones más habituales en los estudios sobre los mayores es la perspectiva demográfica. Como subraya Sánchez Vera "el sesgo demográfico ha sido a todas luces uno de los preeminentes y a buen seguro seguirá siéndolo" (1996). Las tasas, las proyecciones, las pirámides de población, etc., son moneda común en las diversas obras dedicadas a este colectivo social (Diez Nicolás 1996, Tercera Edad en España 1990,...). Según estos datos y proyecciones, los mayores de 65 años en la Comunidad de Madrid a fecha de 1991 componen un importante colectivo de 583.500 personas5 que constituyen el 10,8% del total de personas de esta edad de toda España y el 11,8% del total de la población de la nuestra Comunidad. Sin negar la pertinencia e importancia de esta perspectiva demográfica, clave para la evaluación de las políticas públicas al respecto, la aproximación dominante en esta monografía se aleja de la citada

4 En Sáez puede leerse una documentada reflexión sobre los interrogantes teóricos y metodológicos de cualquier aproximación a este colectivo. 5 En el Anexo figuran un conjunto de cuadros con diferentes datos relevantes de este colectivo de madrileños.

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orientación para basarse en la palabra, en los relatos, en los discursos de los propios mayores. Discursos de los mayores que hacen hincapié en otros aspectos más sociales, más históricos, más enraizados en la memoria, en el presente y en las expectativas de futuro de sus vidas. En este contexto discursivo, una de las cuestiones resaltadas con más interés por parte de los diversos grupos realizados es la novedad histórica que significa en nuestro país la existencia de este importante colectivo de mayores. Novedad histórica que los mayores presentes en los grupos de discusión subrayan desde una doble perspectiva: - Desde el punto de vista de la mera existencia de tal colectivo. - Desde el punto de vista de las características sociales de los

mayores y de sus actuales formas y estilos de vida. Como de modo algo redundante resaltaremos a lo largo de toda la monografía, para muchos de los mayores entre 65 y 75 años presentes en los grupos, la propia existencia de un amplio colectivo de personas con dicha edad e incluso, con edades superiores, es una novedad social en España dado que, "antes", como recuerdan en los grupos, a dichas edades, una gran mayoría de los miembros de las generaciones anteriores ya habían muerto.

"...ahora me parece que vivimos más tiempo porque a mí mis padres se me murieron relativamente jóvenes, por eso, por la salud, porque los dos murieron de lo mismo, de la enfermedad esa que ahora tanto hablan y yo gracias a Dios tengo 75 años y enferma, enferma no estoy" (Mixto)

Este "vivir más tiempo", más años, no sólo tiene importantes repercusiones en el ámbito de la salud y de las problemáticas asistenciales asociadas sino que, también, ha significado un importante crecimiento del grado de diversidad y de complejidad interna en el colectivo que de forma algo homogeneizadora estamos denominando "los mayores madrileños". El conjunto de grupos realizados no deja de subrayar este hecho al resaltar, de forma casi continua en sus discursos, que no sólo "se vive más" sino que se vive mejor y de forma distinta con respecto a la generación de sus padres. Los mayores enriquecen así el discurso masculino de los activos madrileños (ver la monografía correspondiente) cuando éstos afirmaban

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que un indicador de salud era vivir cuantitativamente un mayor número de años. Los grupos, concediendo una gran importancia a este hecho, resaltan, sin embargo, la mejora y diversidad cualitativa de las formas de vida de los propios mayores. Mejora cualitativa que atañe tanto a la vivencia y a la experiencia del propio proceso de envejecimiento como a la propia riqueza y diversidad social y personal de los estilos de vida en su seno. Los grupos realizados apuntan cómo en relación a las generaciones pasadas hoy se mantiene la salud y la juventud (relativa) mucha más tiempo, en momentos y en edades de la vida en las que "antes" una persona era considerada no sólo mayor sino directamente "vieja".

"...tenían otra vida muy diferente a la que tenemos hoy día. Hoy día queremos tener muchos años y muy jóvenes. Antes no. Antes a los 50 años una mujer ya era mayor, era una vieja hablando, y ahora tenemos setenta y tantos y estamos como felices, ¿no?..." (Muj. mayores de 65 años)

Los discursos de los mayores señalan también cómo, en el marco de este nuevo proceso de envejecimiento mediante el cual las personas de más de 60-65 años han pasado a ser consideradas "mayores" que no "viejos", con toda la carga peyorativa que en nuestra sociedad mantiene este término, se ha producido una extraordinaria ampliación de la diversidad social y personal de sus formas de vida. Incremento de la diversidad y riqueza interna de las formas de vida de los mayores asociada a un triple proceso: - Alargamiento de la vida media. - Adelantamiento, en bastantes casos, de la edad de la jubilación

como resultado de los procesos de reconversión industrial de los años 80 y 90.

- Eclosión de una gran diversidad de trayectorias sociales y personales en el conjunto de los mayores. Triple proceso que ha conducido a que personas entre los 50 y 55 años, en plena madurez personal, se encuentren laboralmente retirados y con un muy difícil retorno a un nuevo puesto de trabajo. Situación que les lleva a desarrollar unas formas de vida en su nueva situación que son muy

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diferentes a las formas de envejecer de las generaciones inmediatamente anteriores.

"...la gente se puede permitir el lujo pues eso de aprovechar y de irse a todos estos viajes y hobys que tenga, eso es verdad, y más los que nos hemos jubilado a una edad pues eso de sesenta o cincuenta y ocho...

- Estamos en plenitud de facultades...

- ...que teníamos que estar trabajando aún cinco, cuatro o seis años...

- Ahí esta, ahí esta...

- Claro, y entonces como estas bien pues aprovechas todo los viajes mientras puedas..." (H. jub. ant.)

Triple proceso de cambios, pues, que no sólo amplía hacia arriba y hacia abajo la edad del colectivo de los mayores y que obliga a matizar entre "tercera edad" y "cuarta edad", como apuntan algunos autores (Sánchez Vera, 1996), sino que también conlleva el que coexistan sectores sociales muy distintos en su seno. Sectores muy diversos y variados no sólo por su situación actual en lo que se refiere a la edad, a su estado de salud, sino también muy diferenciados por los procesos y trayectorias sociales y personales que les han conducido a llegar de formas muy distintas a esta renovada situación de "jubilados". Diversidad de trayectorias y situaciones que se configuran como una especie de memoria viva en los discursos de los grupos con referencias históricas permanentes sobre su infancia, sobre su juventud, sobre las condiciones sociales y de vida de la España del pasado, etc., etc.

"(mi suegra)... ha trabajado toda la vida, tenía muchos hijos y mi suegro ganaba poco, y lo ha pasado muy mal, y ha pasado hambre de verdad. Y ahora ella sola dice pues vivo como me da la gana..." (M. mayores de 65 años)

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Diversidad de situaciones y trayectorias que no sólo constituyen la memoria sino que forma parte consustancial de sus vidas actuales, de sus formas sociales y culturales, de sus relaciones sociales, etc., etc. Diversidad de trayectorias que, más allá de diferencias personales siempre existentes, se traducen en distintos modos de encarar la jubilación, la vejez, el tiempo laboralmente inactivo, etc. En este sentido, los grupos realizados en la presente investigación subrayan la necesidad de contemplar y comprender el biosocioestrato de los mayores desde la riqueza plural que expresa, desde la creciente heterogeneidad de sus valores y formas de vida, desde la creciente actividad (no laboral) de sus vidas. En este sentido, y expresado de forma muy reductora y esquemática, cabe apuntar que en la Comunidad de Madrid actualmente coexisten, al menos, tres generaciones muy diferenciadas en lo que respecta a sus trayectorias biográficas y a sus actuales formad de vida. * La denominada "cuarta edad", es decir, los mayores de 80 años que condensan la actual imagen de los ancianos que se generaliza al conjunto de colectivos mayores de 60 años, aproximadamente. Mayores que han vivido las situaciones más duras de la posguerra, que han pasado mucho sufrimientos en su infancia y juventud y que actualmente representan un colectivo con un amplio número de personas con muy bajos niveles de estudios, escasos ingresos, alto porcentaje de personas que son viudos/as y viven solos, etc. Cuarta edad que generalmente vienen a ser los "padres" de las generaciones que actualmente están en proceso de jubilación. Cuarta edad que mantiene las formas de vida más pasivas por todo el conjunto de circunstancias sociales y culturales que le rodean. Cuarta edad en la que se conforma un colectivo de mujeres con fuertes situaciones de precariedad social. * la denominada "tercera edad", es decir, los mayores entre 65 y 80 años aproximadamente que desarrollan pautas y formas de vida relativamente diferenciadas a los de la generación anterior por más que sus trayectorias personales y actuales condiciones sociales están todavía muy cercanas de la cuarta edad. Con una mayor presencia de "parejas" en su seno y con mejores condiciones económicas, se están incorporando a unas formas de vida más activas en la que los viajes, el ejercicio físico, las relaciones sociales y familiares presentan una gran importancia. * Los jubilados y jubiladas anticipados menores de 65 años de importancia creciente en la Comunidad de Madrid que vendrían a significar

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el desarrollo de formas de vida en estas edades próximas a la de otros países europeos tradicionalmente más desarrollados. Generaciones que han vivido el nacimiento del desarrollismo de los 60, el fin de la autarquía y el nacimiento de las llamadas clases medias en España. De hecho, podíamos considerar que estas nuevas generaciones de "mayores" constituyen la primera generación de clases medias urbanas que accede a la jubilación y al retiro laboral activo en nuestro país. Generaciones de mayores con más amplio nivel educativo y cultural, mayores recursos económicos, diferentes trayectorias vitales que van a configurar progresivamente el colectivo más importante de mayores de la Comunidad de Madrid tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Generaciones de prejubilados que van a construir una forma de vivir de vejez en nuestro país totalmente distinto a la de las generaciones anteriores y a la de la imagen social todavía existente a este respecto. Desde este punto de vista, la generación de jubilados/as anticipados van a profundizar en las orientaciones y formas de vida que se apuntan en este texto y que ya están empezando a desarrollarse en la "tercera edad". En este marco de novedad histórica y de pluralidad y diversidad de situaciones y trayectorias, en los siguientes epígrafes vamos a abordar cómo es contemplado y percibido por los mayores el propio proceso social que ha posibilitado generar este amplio y diverso colectivo social. Los textos grupales arrojan mucho material en esta perspectiva ya que el relato histórico, la anécdota histórica donde se condensa y se ejemplifica todo un proceso social-personal, es una característica permanente del discurso de los mayores. A diferencia de otro tipo de discursos de colectivos más jóvenes, más centrados en la estructura social, en el consumo, en el presente, el discurso de los mayores se caracteriza y distingue por la constante presencia de las referencias, de la perspectiva histórica y temporal en el conjunto de sus apreciaciones y opiniones. En este terreno, y aunque en los discursos de los mayores se mezclen unos y otros planos de forma permanente, en el análisis de los mismos pueden delimitarse cuatro procesos básicos que ayudan, en su opinión, a conformar y definir la vejez de hoy en día en nuestro país: - La modernización económico social. - Los avances de la sanidad. - Los cambios sociales y culturales generales de la sociedad. - Los autocuidados y la cultura personal de los propios mayores.

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Conjunto de procesos cuyo resultado final es el hacer posible, prácticamente por primera vez, la existencia de un amplio colectivo de personas mayores en nuestro país. 3.- LOS PROCESOS SOCIALES DE CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA

DE LOS MAYORES EN LA COMUNIDAD DE MADRID 3.1.- LA MODERNIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL Una de las características más significativas y distintivas de los discursos de los mayores es la constante presencia de la memoria histórica como dimensión constitutiva de los mismos. Todos los temas que son abordados en sus consideraciones se encuentran inscritos, conformados por una estructura discursiva que compara la situación de esa problemática, "antes", hace unos años, y "ahora". Comparación permanente entre el "antes", entre los años de su juventud y el "ahora" que contextualiza de forma permanente sus afirmaciones y refuerza, habitualmente, la argumentación que señala los avances económico-sociales conseguidos en estos años por la sociedad española en general y la madrileña en particular. Avances que son subrayados por los mayores en todos los planos de la vida económica y social y que, más allá de cada problemática citada, constituyen un entramado que como tal totalidad sustenta el conjunto de avances particulares. Desde esta perspectiva cabría afirmar que los discursos de los mayores sitúan claramente el proceso de modernización económico-social de nuestro país como el entramado básico que les constituye como tal colectivo. Es decir, los mayores subrayan de forma permanente cómo la existencia del citado colectivo, de la tercera y la cuarta edad, es posible gracias al citado proceso de modernización.

"Ahora hay más medios" (Muj. mayores 65 años)

"- La tercera edad tenemos muchas más cosas que antes teníamos los mayores, y vivimos de maravilla.

- Es que hay muchos adelantos." (Muj. mayores de 65 años)

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Cabría decir que mientras que en otros biosocioestratos el citado proceso de modernización es una categoría analítica construida para interpretar sus discursos y representaciones6, en el caso de los mayores la memoria histórica, la comparación entre el antes y el ahora forma parte intrínseca de sus discursos y argumentaciones. Para los mayores, además, la citada modernización es un fenómeno social total (Mauss) que afecta a todos los ámbitos de la vida social y personal; a la vida económica, a las costumbres, a las normas sociales, a la tecnología, a los procesos de urbanización, a la propia salud. De hecho, como subrayábamos anteriormente, la modernización es una perspectiva discursiva propia y característica de los discursos de los mayores que impregna el conjunto de sus opiniones. Ahora bien, de cara a los objetivos de la presente monografía, en el conjunto de temáticas abordadas por los mayores desde la perspectiva citada interesa destacar sobre todo un conjunto de aspectos que en sus discursos se relacionan más estrechamente con la problemática de la salud.

6 En distintas monografías publicadas en esta colección de Documentos Técnicos hemos utilizado el proceso de modernización como categoría interpretativa de los discursos de los diferentes biosocioestratos.

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3.1.1.- El BIENESTAR Y LA CALIDAD DE VIDA Los discursos de los mayores subrayan la existencia en la actualidad de muchos más "medios" materiales, económicos, sociales, etc., que antaño. Conjunto de medios y recursos que posibilitan y permiten vivir con unos ciertos niveles de bienestar y de calidad de vida. Niveles mínimos si se quiere, en relación a baremos sociales más generales, pero incomparablemente más superiores a los de antaño con los que la mayoría de ellos ha convivido a lo largo de sus vidas. Ciñéndonos estrictamente a las dimensiones del hogar familiar, los discursos de los mayores hacen hincapié en varios aspectos fundamentales.

-Las condiciones de higiene de las casas.

-La existencia de electrodomésticos que liberan de ciertas tareas muy penosas y de repercusión muy negativa en la salud.

Aunque todavía existen claras insuficiencias en algunos hogares de la Comunidad de Madrid, el hecho cierto es que una mayoría de los hogares en los que viven los mayores de 60 años en nuestra Comunidad disponen del nivel de equipamientos mínimos que permiten desarrollar sus vidas cotidianas con un cierto nivel y calidad de vida, tal como se recoge en la siguiente tabla extraída de Díez Nicolás (1996).

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NIVEL DE EQUIPAMIENTOS EN LOS HOGARES DE LOS MADRILEÑOS MAYORES DE 65 AÑOS

(Marzo 1994) (Base 4838)

%

- TELEVISIÓN 98 - RETRETE 97 - AGUA CALIENTE 95 - BAÑO/DUCHA 95 - LAVADORA 93 - TELÉFONO 93

- RADIADOR ELÉCTRICO/ESTUFAS 80 - CALEFACCIÓN CENTRAL 28 - ASCENSOR 22 - LAVAPLATOS 11

Fuente: Díez Nicolás, 1996 Más allá del porcentaje exacto de hogares de mayores de 65 años con unos u otros equipamientos, las cuestiones relativas al confort del hogar son claves en la vida y en los discursos de los mayores. Como en otros lugares del texto desarrollaremos con más amplitud, el hogar se convierte en el espacio clave de las formas de vida de las personas de esta edad. Mientras se trabaja laboralmente mientras se está en unas condiciones directas (hombres) e indirecta (mujeres de estas generaciones) de actividad laboral7, el hogar es muy importante pero existen otros espacios y lugares fundamentales para la vida de los adultos (el lugar de trabajo, el lugar de estudio de los hijos, el lugar de juego de los mismos, etc.). Sin embargo, en las edades del colectivo de esta monografía, el hogar se convierte, casi, en 7 En las mujeres de estas generaciones se han dado pocos casos de actividad laboral directa fuera del hogar familiar. La gran mayoría de mujeres de estas edades han vivido circunstancias a desarrollar el rol de ama de casa, de trabajar en el hogar familiar.

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el espacio único a partir del cual se "organizan" salidas, actividades, viajes, desplazamientos que no conllevan, sin embargo, la configuración estable de espacios alternativos al hogar familiar. Actividades que se organizan desde la casa, en la que no sólo se está más tiempo que "antes" sino en la que, también, se vive de forma distinta. De hecho, y hasta cierto punto, en el biosocioestrato de los mayores el "domus", el "hogar" se convierte en el centro práctico y simbólico de sus vidas. Lugar de sus vidas, de la memoria familiar, del linaje, etc., etc. De ahí la importancia de todos aquellos elementos de bienestar, de confort, de mejora de la calidad de vida que puedan desarrollarse en este marco para la mejora de las condiciones de vida de los mayores8. La opinión de los mayores subraya, en este entorno, la importancia de la evolución experimentada a este respecto. Lógicamente en el marco de unos discursos centrados en el tema de la salud, los mayores han resaltado, sobre todo, aquellos aspectos más relevantes para esta cuestión. Especialmente han subrayado todo lo relativo a la mejora de los medios para la higiene personal.

"- Antes no había baño ni había nada, no tenías casi casa.

- Ahora hay más higiene porque cada una tiene su casa con su baño, antes no había baños en la mitad de las casas, había a lo mejor un servicio, como yo he conocido algunas casas que tenías que salir afuera para toda la comunidad, entonces tú no te lavabas como ahora, ahora vas con más comodidad, tienes agua caliente, y todas las cosas a medida...

- Y antes en un barreño.

- ... antes en un barreño también te lavabas, pero no es igual, ¿no?, ahora te metes debajo de la ducha y te tiras media hora con el agua calentita y sales relajada." (Muj. mayores de 65 años)

8 Esta importancia simbólica del hogar, entre otros factores, se relaciona estrechamente con el freno declarado de los mayores a ir a vivir a residencias.

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"- Hace 38 años cuando yo me casé no había desodorante, no había desodorante hace 38 años...

- Si ibas a los bailes y olían que apestaban los sobacos, eso era verdad.

- ... el día que me casé, para que no huelan pues lávate con agua calentita y sal en el agua, te lavas bien, y es verdad, y no se sudaba, y ahora te lavas y te das tu desodorante" (Muj. mayores de 65 años)

Quizás por memoria histórica, como acentúa el texto anterior, quizás por combatir prejuicios relativos a los mayores, como de forma casi constante subrayan en sus discursos, quizás por la propia relación directa con la problemática de la salud que presidía las dinámicas de grupo realizadas, el hecho cierto es que los discursos de los mayores como acabamos de señalar han acentuado explícitamente estas condiciones de equipamientos que posibilitan una adecuada higiene y limpieza personal. Dimensiones que en otros biosocioestratos están más presentes como algo implícito, como algo ya dado de forma "natural" en sus vidas, tal como se puso de manifiesto en la monografía "Las Representaciones Sociales sobre la Salud de los niños de 6 a 12 años" pero que, en el caso de los mayores madrileños, figura como un avance social e histórico que ellos han vivido y experimentado a lo largo de sus vidas. La otra cuestión relativa al confort de los hogares que acentúan los mayores es la existencia y posesión de equipamientos que inciden directamente en una mejora de las condiciones de vida y salud de sus usuarios. De forma similar a cómo lo hacían las mujeres (Salud y Mujer, 1996), los discursos de los mayores y, de forma muy en particular, los discursos de las mujeres mayores acentúan la importancia de la lavadora en el conjunto de todos los equipamientos "modernos". La lavadora se erige en uno de los equipamientos más valorados desde el punto de vista de la salud. No sólo deja tiempo libre para la mujer (y el hombre) lo que es clave, sino que también ahorra la realización de muchas tareas de la casa de repercusiones muy negativas en el estado de salud final de las personas.

"- ... antes se fregaban los suelos con

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estropajo, arena, hoy día no friega nadie así.

- Antes se fregaba de rodillas hoy en día no.

- Yo tenía callo en la rodilla de la madera.

- Y yo he tenido por la noche a mis hijos lavarlos la ropa para el día siguiente ponérsela, porque no teníamos para comprar otra ropa...

- Por la noche.

- ... por la noche, porque es que no podíamos tener dos o tres pares de pantalones para los niños cambiarlos, por la noche cuando se acostaban, lavárselo a mano y tenderlos en la plaquita de carbón para al día siguiente ponérselos.

- Pero ahí es donde ha entrado el progreso, que ahora tenemos lavadora, tenemos la olla exprés, tenemos un montón de cosas que nos están ayudando..." (Muj. mayores de 65 años)

"- El lavar a mano como lavábamos ante y eso, a tener ahora la lavadora y meter eso, eso te libra de los huesos una barbaridad. Nosotras mayores que lo hemos hecho sufrimos así de los huesos, la generación ahora que ni lava ni hace muchas como nosotras, ni friega de rodillas..." (Viudas)

De esta forma, los equipamientos ayudan no sólo a la mejora de la salud de los mayores sino a incrementar sus grados de autonomía y libertad personal, la posibilidad de disponer más libremente de una mayor cantidad de tiempo libre en sus vidas, en una palabra, de mejorar su confort y calidad de vida. 3.1.2.- LA ALIMENTACIÓN La mejora en las condiciones de la alimentación constituye otra de las

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dimensiones más subrayada por los mayores en lo que se refiere a la mejora de sus condiciones de vida y salud. La primera afirmación discursiva es tajante a este respecto, de la pasada memoria del hambre de muchos de los mayores madrileños9, a las presentes condiciones de alimentación hay un abismo que no dejan de subrayar los mayores presentes en los grupos.

"...ahora la gente vivimos más tiempo y nos cuidamos más, comemos de distinta manera y comemos verduras, comemos carnes y no comemos como antes... antiguamente era la matanza y las legumbres, y no había otra cosa que comer, nada más que eso, entonces ahora yo me parece que vivimos más tiempo" (Mixto)

Tras esta primera afirmación que subraya la mejora en la cantidad, diversidad y características de la alimentación y su repercusión en la salud y en la propia existencia del colectivo, "ahora me parece que vivimos más tiempo", los mayores señalan la mayor artificialidad de los alimentos actuales frente a las comidas más fuertes y naturales de antaño10. Señalamiento ambivalente, como analizaremos posteriormente en un epígrafe relativo a la salud y a la alimentación pero que no, por ello, cuestiona la mejora sustantiva de la alimentación en los mayores. Mejora sustantiva que se posibilita desarrollar todas unas nuevas posibilidades de dietas y regímenes adecuados a sus edades que facilitan una mejora cualitativa de sus niveles de calidad de vida y de salud, como no dejan de subrayar en sus discursos. 3.1.3.- LAS PENSIONES Si las anteriores mejoras de las condiciones de vida constituyen beneficios comunes al conjunto de la población, en la medida que son resultado general del proceso de modernización económica y social general, las pensiones y su mejora paulatina constituyen el requisito imprescindible para que los mayores no sólo accedan a dichas mejoras generales sino para poder desarrollar su vida actual con los mínimos de independencia y 9 Hay que recordar que una gran parte de los mayores madrileños son inmigrantes que vivieron su infancia en las duras condiciones de vida de la posguerra. 10 Sobre la cuestión de la alimentación y los modelos alimentarios puede leerse la obra de L. Seoane (1996) publicidad en esta misma colección de Documentos Técnicos.

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autonomía personal y de calidad de vida que consideran imprescindibles para los tiempos actuales.

"- Es que antes se quedaba una señora viuda y no tenía ni siquiera pensión, ahora aunque sea pequeña...

- Tenemos...

- Ahora la mayoría tenemos pensión.

- ... que alguna vez te has tenido que apañar, bueno, pues hay para sopas y un huevo, pues sopas y un huevo, o sopas y unas sardinas, pero antes no había eso." (Muj 65)

"- Si mi padre viese como vive hoy en día el pensionista se volvía a morir del susto, porque eso es verdad, creo que lo podemos decir todos como hoy en día vive el pensionista, hemos llegado a ello, pero de verdad da gusto. Está muy, muy bien considerado el pensionista hoy en día, o la tercera edad como se quiera llamar.

- Bueno un tanto por ciento, que los hay...

- .. un tanto por ciento, bueno, si, también que lo hay, bueno es que la tercera edad de hace años es muy miserable, usted lo sabe que es..., claro…

- Entonces…

- ..mi padre mismo, que yo recuerdo tenía una miseria…

- Con cuarenta mil pesetas o treinta mil o cuarenta y cinco mil o cincuenta mil, poco puede hacer..." (H. jubilados anticipados)

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El acceso a la pensión como resultado de la mejora en las prestaciones asociadas a las políticas comúnmente conocidas como propias del "Estado del Bienestar" se convierte, en el discurso de los mayores, en el requisito imprescindible para poder llevar una vejez digna. Si bien es cierto que la cuantía de las pensiones de los madrileños no es muy elevada, como revela la tabla adjunta extraída de la citada encuesta dirigida por Díez Nicolás (1996), los mayores madrileños reconociendo la insuficiencia y desigualdad todavía existentes a este respecto y demandando una mejora general de su cuantía, acentúan el paso cualitativo que ha significado para ellos, en relación a la generación de sus padres, el acceso a las citadas pensiones.

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INGRESOS DE LOS MAYORES DE 65 AÑOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID (MARZO, 1994)

- HASTA 45.000,- PESETAS 10% - DE 45.001 A 75.000,- PESETAS 51% - DE 75.001 A 100.000,- PESETAS 16% - DE 100.001 A 150.000,- PESETAS 8% - DE 150.001 A 200.000,- PESETAS 2% - DE 200.001 A 275.000,- PESETAS 1%

- MAS DE 275.001,- PESETAS - - NC 10%

Fuente: Díez Nicolás, 1996 En efecto, las pensiones, para el discurso de los mayores, no sólo tienen una vertiente económica, no sólo tienen un efecto personal en la mejora de su nivel y calidad de vida sino que también tienen una clara repercusión familiar y simbólica en el entorno más general de su vida ya que les permiten mantener su autonomía y independencia personal, cuestión clave en sus formas de vida, en sus concepciones sobre la misma, como ampliaremos más adelante. No sólo eso sino que las propias pensiones, además y en ciertos casos, permiten a los mayores fortalecer su presencia en los círculos familiares y sociales en los que se desenvuelven en la medida que significan un claro ingreso y ayuda familiar de carácter regular. En efecto, la garantía de las pensiones no sólo permite la independencia de los mayores sino que, a veces, se convierte en uno de los pocos ingresos regulares y consistentes de las familias. Situación anómala y no deseable desde muchos puntos de vista pero que, en la perspectiva de los mayores que no deja de fortalecer su posición en los círculos familiares por más que pueda vivirse dicha situación de forma negativa dadas las razones que originan dicha situación, la falta de trabajo de sus hijos y, a veces, de sus nietos y dado el incremento de tensiones familiares con el que coexisten.

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"¿ESO ES IMPORTANTE, EL NO TENER QUE DEPENDER DE LOS HIJOS?

- Hombre eso es lo más importante que hay...

- Sí, en muchas casas dependen los hijos todavía de los padres, porque no se puede aguantar que un hijo con dos o tres de familia, tienes que quitar tú de lo que tienes para dárselo, yo no es mi caso que gracias a Dios están todos colocados, incluso las mujeres, mis hijas no trabajan y mis nueras tampoco, trabajan mi hijo y mi yerno y gracias a Dios están todos colocados, incluso las mujeres, mis hijas no trabajan y mis nueras tampoco, trabajan mi hijo y mi yerno y gracias a Dios no les tengo que ayudar en nada, pero ya le digo hay casas, tienen que estar los padres con la pequeña jubilación que cobran ayudando a los hijos porque incluso algunos ni los han podido sacar de casa.

- Sí, sí, no hay mucho.

- Pues yo les echo la mano a los hijos también porque tiene dos perritas, pues tengo que sacar a las perritas, tiene dos gallinitas, tengo que ir llevarle" (Ex-Trab. Ind.)

Garantía de las pensiones públicas que se han convertido, pues, en una de las piezas claves de las nuevas formas más autónomas e independientes de vivir la "nueva" vejez en nuestro país. 3.1.4.- LA AMBIVALENCIA DEL PROCESO DE MODERNIZACIÓN Las personas mayores subrayando los avances económicos y sociales de todo tipo que se han ido desplegando y consolidando a lo largo de las tres últimas décadas, también han resaltado lo ambivalente de todo este proceso ya que de la misma forma que se ha ganado en nivel y calidad de vida se ha perdido, apuntan, en calidad de relaciones humanas. El carácter

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habitualmente ponderado de los discursos de los grupos de mayores se evidencia claramente en esta valoración con luces y sombras del proceso de modernización. Luces en casi todo lo que se refiere a los avances técnicos, económicos, sociales y culturales de carácter más general. Sombras en algunos de los aspectos que se relacionan más estrictamente con el ámbito de las relaciones humanas en particular.

"...yo me he criado en Madrid... y había un cariño entre todas las vecinas cuando te pasaba algo o no tenías veinte duros para terminar la semana ibas a cualquier vecina: hay mira, me sucede esto, no te preocupes, que yo llevo aunque sea, las sábanas que tenían guardadas las llevas a empeñar y lo que te den para que te socorras y había una... entre todas la vecinas de generación en generación que eso era algo maravilloso, yo me crié en una, como la corral y la gente...

H- Y eso también, eso también se ha perdido...

H- Se ha perdido en general.

H- ... esa familiaridad que había ya no existe, no existe ¿eh?, es egoísmo, ya no...

M- ... eso era muy bonito, muy bonito. Ahora pues cada uno está en su piso, teléfono...

M- Bueno, ahora están malos y se mueren y no nos enteramos, porque, Guadarrama dice ese señor que es un pueblo pequeño, pero yo veo que la gente se muere y no te enteras de que se ha muerto...

H- Porque no hay unión, no hay unión.

M- ... no hay unión, no, no, no...

H- No hay tanta familiaridad como había...

H- Porque hay mucha desconfianza.

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H- A este señor...

H- ... familias, no había familias ya no hay la familia esa, antes el padre, los hijos, los domingos a ver, ahora no, ahora...

M- Sabes lo que hay, residencias.

H- ... ves a los abuelos, los ves sólitos y los nietos pasan y como si nada, has visto a tu abuelo, nada, pasan de largo." (Mixto)

Pérdida de los lazos tradicionales de solidaridad social en los barrios, en las familias, en los diferentes grupos de pertenencia que los discursos de los mayores acentúan en todo lo que se refiere a la vida familiar y a las consideraciones sobre los mayores en este entorno. Para los mayores madrileños existe poco respecto y consideración social con las personas de más edad, existe menos preocupación por ellos desarrollándose en paralelo una menor atención familiar hacia los mismos en relación a generaciones anteriores y a su propia experiencia con la generación de sus padres. Opinión cualitativa coincidente con los datos de encuestas más generales realizadas no sólo en España sino en otros países europeos, tal como refleja el siguiente cuadro extraído del citado artículo de Walker (1995).

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LAS FAMILIAS, EN LA ACTUALIDAD, ESTÁN MENOS DISPUESTAS A CUIDAR A SUS MAYORES QUE ANTERIORMENTE

(SOLO PERSONAS MAYORES)

CE12

Bél-gica

Dina- marca

Fran- cia

Alem. Occid.

Alem. Orien.

Alem. Occ. y Orien.

Grecia

Irlanda

Italia

Luxem burgo

Holan- da

Portu- gal

España

RU

Muy de acuerdo Algo de acuerdo Algo en desacuerdo Muy en desacuerdo No sabe

33,4 34,0 18,2 10,4 4,1

32,4 37,2 17,7 9,2 3,6

32,7 26,6 19,4 16,4 4,8

41,4 32,7 13,7 9,5 2,6

24,3 39,0 23,8 8,9 4,0

22,8 30,2 28,7 15,4 2,9

24,0 37,2 24,8 10,2 3,7

36,0 35,5 15,1 7,8 5,4

25,6 26,6 19,0 22,5 6,3

39,4 34,6 17,1 5,1 3,8

39,2 24,1 17,4 11,9 7,5

34,4 27,8 19,1 12,5 6,2

42,9 36,2 12,6 ...4,9 3,5

45,2 34,8 10,5 5,5 4,1

26,4 31,0 18,9 18,3 5,3

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Los mayores, de esta forma, dibujan en sus discursos un proceso de modernización en el que si bien en lo material se ha pasado de "una vida más dura" antaño a una más placentera en la actualidad.

"M- ...era mucha más dura que es hoy la vida, hoy la vida es más pasajera, pasamos todos de todo...

H- La vida era más dura pero más, más en familia.

M- Eso, era más dura pero...

H- Hoy, es que hay otros adelantos, la televisión...

M- Era más bonita entonces.

H- ...las discotecas, cosa que la juventud que sale.

M- Eso es.

H- Y hoy en las casas, por ejemplo, llega la hora de comer...

M- Y no estamos todos.

H- ...y come el padre y luego como la madre, luego como el otro y tal, es distinto claro, no hay un horario" (Mixto)

Se ha perdido en paralelo una parte de los lazos afectivos y familiares que hacían "más bonita" la vida de "antes". Representación del proceso de modernización de los mayores que se solapa prácticamente con la tradición analítica de la sociología cuando esta disciplina caracteriza el citado proceso de modernización como el paso de la comunidad a la sociedad (Tönnies).

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3.2.- LOS AVANCES EN EL SISTEMA SANITARIO En el marco de los discursos sobre el proceso de modernización de nuestra sociedad y sus repercusiones en el colectivo de los mayores, los grupos realizados han resaltado cómo, hasta cierto punto, la existencia de tal colectivo está íntimamente asociada a los avances producidos en la Salud Pública, en el Sistema Sanitario. En este sentido, la opinión de los mayores coincide con la línea de análisis de los diferentes especialistas en este tema quienes afirman que "el envejecimiento de la población es, en parte pero no en su totalidad, consecuencia de los adelantos médicos que han sido consecuencia, a su vez, de las mejoras en los estándares de vida" (Turner 1994:28). Los mayores presentes en los grupos expresan cómo la generación de sus padres morían más pronto, morían por la falta de previsión, de análisis y seguimiento de un sistema sanitario que ni por su grado de cobertura ni por su avance tecnológico podía desarrollar las prestaciones, los tratamientos que actualmente se realizan. Los textos grupales están llenos de referencias y relatos sobre esta situación expresando la plena conciencia que tienen los mayores madrileños de cómo la generación de sus padres moría, como media, a las edades en que ellos actualmente no sólo están vivos sino que están bien de salud.

"M- Eso, ahora vas por ejemplo, porque te notas lo que sea, el médico te manda hacer análisis, antes no te mandaban hacer análisis, porque yo estoy hablando un poco por mi y un poquito por mis mayores por ejemplo, porque yo mi madre murió diabética y lo supimos ya a última hora, porque iban la trataban del corazón y ella decía: si yo subo una cuesta y no me fatigo, subo con la boca cerrada y la estaban tratando del corazón..." (Mixto)

"...la mortalidad antes que estaba cifrada... No llegaban a los 60 años" (Ex-Trab. Ind.)

No sólo se moría antes sino que los niveles de salud y de calidad de vida de unas y otras generaciones, de las de antes y las de ahora, son cualitativamente muy diferentes. Mientras que "antes" una personal de 50 y

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pocos más años se veía "vieja", hoy no ocurre eso ni en generaciones de edad mucho más superior, como hemos subrayado en otro lugar de la monografía.

"...estoy pensando y mi madre yo me recuerdo que tenía también muchos problemas de huesos como yo, de artrosis, no se cuidaba, no se tomaba nada, y esto es ya la vejez, con cincuenta y tantos años ya decía ella que era la vejez. Pues yo tengo sesenta y tantos y no me veo vieja..." (Muj. May. de 65 años)

Cabría apuntar, pues, que en la concepción de los mayores la existencia de la denominada "cuarta edad" se debería en su práctica totalidad a los avances en el sistema sanitario público que ha conseguido, junto a la mejora de las condiciones de vida generales, que en el breve transcurso de unas décadas la esperanza de vida de los españoles se sitúe en torno a los 80 años. La conciencia clara de esta situación por parte de los mayores tiene profundas repercusiones en su identidad, en su cultura, en sus formas de vida. En efecto, cada persona mayor sabe por su propia experiencia y conocimiento que vive gracias, en gran parte, a los citados avances. Sabe que si hubiera nacido diez o veinte años antes, como las generaciones anteriores, como la generación de sus padres, ahora, con casi toda probabilidad, estaría muerto. De esta forma, los mayores, sobre todo cuando se acercan a los 75-80 años, a la cuarta edad, se conocen y se reconocen deudores hijos, hasta cierto punto, de estos avances sociales y sanitarios. En cierto modo, una parte de su existencia y de su identidad se relaciona con dichos avances.

"antes qué medicinas había, qué tratamientos para operaciones había, que es que las había y buenas también, pero es que los adelantos que hay ahora… yo hablo por mí porque yo estoy operada de corazón y estoy contentísima, hace cuatro años, y me encuentro formidable, y estoy operada de vesícula, y he pasado por muchas enfermedades y gracias a dios, tengo que decir, bueno, estoy muy contenta porque

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he salido de todo muy bien, pero es a las medicinas que hay ahora, porque yo la lesión de corazón la tenía desde los 16 años, y las pasé muy negras, hasta que vino la cosa esta de los nuevos medicamentos y las operaciones y todo. Por eso digo, que yo para mí, antes se vivía así, pero se vive mejor ahora." (Muj. mayores de 65 años)

Como ampliaremos más adelante en la segunda parte del texto, comprender esta situación y valoración de los mayores del sistema sanitario público es clave para entender sus comportamientos y relaciones particulares con el mismo. Relación con la salud en general y con el Sistema Sanitario en particular que podría caracterizarse como una relación paradójica en el sentido que todos los avances que posibilitan que los mayores como tal categoría social, como tal colectivo puedan vivir y vivir bien son los que han permitido, también, que en el terreno personal cada persona mayor sienta las limitaciones asociadas a su edad (alargada artificial-socialmente, podríamos decir). De este modo, todo lo que desde el punto de vista del discurso sobre lo colectivo, lo mayoritario se expresa como avance cualitativo, en el terreno personal e individual de cada persona mayor se expresa de forma más ambivalente. Por un lado, la salud en la condición de su vida pero, al mismo tiempo, limita las posibilidades de su existencia. Por un lado, los médicos y el sistema sanitario le aconsejan, le curan, le llegan, en casos, a salvar la vida, como señalan algunos mayores presentes en los grupos, por otro, tratan a veces de desarrollar tratamientos que sus cuerpos rechazan. En una palabra, los mayores tienen clara conciencia que viven gracias a que se tiene salud (una salud construida social, sanitaria y tecnológicamente) pero al mismo tiempo también tienen igual de claridad y lucidez para saber que dicha salud condiciona y limita su propia existencia.

"- A mi me operaron de una pierna de, de artrosis o sea que tenía, y estoy encantada porque hace seis años que me lo hicieron y no tengo ningún dolor, o sea que...

- Que alegría" (Muj. viudas)

"- Yo lo único que siento es lo que ya le digo,

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no puedo andar mucho ahora mismo, llevo un año para acá que no puedo andar mucho, y estoy deseando que de que me llamen para operarme, y yo poder andar porque yo me encuentro mucho mejor. En casa estás metida, vas del sillón a la silla, de la silla al sillón y tengo más dolores... Estoy deseando que me operen para andar..." (Muj. my.)

"...llevo cuatro años operada y a mí me hacen...

- ...y yo llevo 18 ó 20 años.

- ...todos los años una revisión, porque llevo una válvula mitral, entonces ayer fui yo a mi médico por la cosa de la pierna izquierda y me dio un trombo, el año pasado, entonces fui a mi cirujano, y me dijo, mira, yo te veo muy bien de lo de tu corazón, vas tirando bastantes bien, ahora la pierna la tienes fatal, sé que te dio un trombo el año pasado y esta pierna te va a dar mucha lata. Pues yo me encuentro con una confianza de ir al médico, y me ha dicho, ahora yo te mandaré en estos días una carta con un informe de todo lo que tienes que tomar, aparte de todas las medicinas, que me tomo seis medicinas al día, y yo tengo mucha confianza en los médicos, porque son los que me han salvado..." (Muj. may. de 65 años)

Desde este punto de vista, podríamos decir que la imagen y la relación fundante con el Sistema Sanitario, con los avances del mismo, está cargado de esta ambivalencia constitutiva. Ambivalencia que no se puede romper sin riesgo de perder una de las dos caras de la moneda, una de las dimensiones fundantes de la citada relación. Y ambivalencia que presidirá, como más adelante desarrollaremos, sus valoraciones e imágenes concretas sobre el sistema sanitario en sus distintos niveles. Aunque más adelante lo desarrollaremos más ampliamente, en este epígrafe interesa resaltar dos cuestiones centrales:

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-La valoración de la tecnología y de la cirugía. -La imagen de los medicamentos. Hasta cierto punto, cabría pensar que el progreso médico como tal progreso científico y sistemático alcanza en la tecnología y en la cirugía uno de sus elementos de identidad más reconocidos y valorados por los mayores. De hecho, los discursos de los grupos concentran simbólicamente en los avances de las tecnologías, de la cirugía y de los medicamentos las situaciones que han hecho posible su existencia como tal colectivo y la mejora de las condiciones de su calidad de vida. Focalización en esta dimensión del sistema sanitario que connota de una cierto tono "mágico", si se nos acepta esta expresión, la relación, la vinculación con las citadas dimensiones. Pareciera, al decir de los grupos, que estando cerca de estas tecnologías y avances y, aunque no se utilicen, los mayores pueden vivir más.

"...con (los medicamentos) se coge más vida. - Yo también lo pienso" (Viudas)

De ahí, en parte, la existencia de más medicamentos de los necesarios funcionalmente hablando en las casas, de ahí la resistencia, como veremos más adelante, a vivir en el campo, en entornos urbanos alejados del sistema hospitalario, de ahí, también y en parte, los mayores visitan a los médicos, etc., etc. De esta forma, las relaciones simbólicas de los mayores con el sistema sanitario están muy cargadas de todas estas dimensiones colectivas, relacionales que inducen comportamientos de cercanía, de proximidad al mismo por más que, desde otras perspectivas más singulares y personales, como desarrollamos más adelante, el comportamiento prescrito sea el de un cierto alejamiento paradójico con respecto al mismo sistema. 3.3.- LOS CAMBIOS SOCIALES Y CULTURALES Junto con las mediaciones sociales y estructurales citadas y comentadas anteriormente, los discursos de los mayores también resaltan dos tipos de cambios que relacionándose más de lleno con las actitudes y comportamientos personales de los mayores, inciden en la construcción

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social de este colectivo.

-Los procesos de reconversión industrial y económica que inducen la creación de un colectivo cada vez más amplio de "pre-jubilados" en la generación de los 50-60 años.

-Los cambios culturales desarrollados en los propios mayores en todo lo que se refiere a sus formas de vida, a sus maneras de encarar esta fase de sus vidas.

3.3.1.- LOS JUBILADOS ANTICIPADOS En el marco del proceso de cambios sociales y culturales que afectan a la definición y a la vivencia de los mayores, del propio proceso de envejecimiento, una de las situaciones singulares más señaladas por los grupos es la de aquellos mayores llenos de salud e iniciativa personal que se ven condenados a una especie de actividad social de segunda dada la jubilación laboral anticipada que han sufrido. Los grupos señalan cómo un amplio número de personas entre los 54 y 65 años11 aproximadamente, se han visto inducidos, obligados, afectados por todo el amplio proceso de transformación y reconversión industrial que se desarrolló en nuestro país entre los años 1993 y 1995, (años precisamente en los que se desarrolla el grueso del trabajo de campo de esta monografía) y que afectó muy de lleno a la Comunidad de Madrid sobre todo en los sectores de servicios bancarios y de empresas multinacionales radicadas en su territorio. Jubilados anticipados que, como expresa el grupo realizado y señalamos al principio de la monografía, mantiene una forma de vida social y culturalmente muy distintas a las de los mayores que hasta ahora hemos conocido en nuestro país. Desde esta perspectiva, todo hace pensar que en los próximos años podremos contemplar el desarrollo de la primera generación de jubilados de clases medias en nuestro país, con todas las transformaciones que ello conlleva en relación a nuestro pasado más

11 Hay que señalar la importancia cualitativa y estratégica de este colectivo insuficientemente estudiado en la medida que está construyendo los nuevos estilos de vida que van a dominar el futuro de estas edades en España. Sin embargo, la mayoría de los estudios se centran en mayores de 65 años.

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inmediato y con todas las repercusiones que va a significar de cara al diseño de las políticas públicas. Tal como expusimos esquemáticamente al principio del informe, la mayoría de los actuales mayores presentan, como resultado de las duras condiciones de la España de la posguerra, unos niveles educativos, económicos, etc., relativamente bajos. La propia encuesta citada anteriormente (Díez Nicolás, 1996) indica que el 69% de los actuales mayores de 65 de la Comunidad de Madrid tiene un nivel socioeconómico familiar "bajo" y que sus niveles de estudio son muy limitados, ya que un 9% no sabe leer, un 54% tiene sólo estudios primarios incompletos, un 26% tiene los estudios primarios completos y tan sólo un 11% posee estudios de bachillerato y estudios superiores. Sin embargo, las nuevas generaciones que acceden con 55-60 años a la jubilación pertenecen a una época que, si bien mantenía muchas carencias y debilidades en su desarrollo, expresaba ya una mayor apertura económica, educativa, social y cultural. Se formaron en la España de los finales de los 50 y principios de los 60 en la que se empezaron a gestar las primeras clases medias urbanas, de tanto importancia en la Comunidad de Madrid. Generaciones que en esta segunda mitad de la década de los 90 inician su jubilación. Cambio social cualitativo que va a profundizar en el desarrollo de las formas de vida que se apuntan en la generaciones más jóvenes de los actuales jubilados. Formas de vida muy distintas a las imágenes sociales todavía vigentes no sólo sobre la vejez en España, como señalamos al principio, sino sobre la misma "tercera edad" y que van a exigir nuevos desarrollos de las políticas públicas con respecto a este importante y creciente colectivo, ya que no sólo disponen de más recursos, de mejor salud, etc., sino que también cuentan con diferentes concepciones sobre sus "derechos". 3.3.2.- LOS CAMBIOS CULTURALES Una de las cuestiones resaltadas por los grupos que más directamente inciden en la actual representación social de la vejez y en la propia autoimagen que de sí mismos tienen los mayores, es toda la problemática relativa al extraordinario cambio cultural experimentado por la tercera y cuarta edad en todo lo relativo a sus formas y estilos de vida.

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Más allá de la mejora de las condiciones materiales de vida y de salud, los mayores subrayan cómo se ha producido una intensa transformación cultural que conlleva el que las actuales formas y estilos de vida vigentes entre los mayores de 60 años no tengan nada que ver con las formas y estilos de vida de la generación de sus padres.

"- Los mayores como nosotros ya, van arregladísimos, lo que antes no podían ir.

- Digo que una señora antes a los 60 años por ejemplo ya llevaba su pañuelo a la cabeza...

- Huy, a los 50 ya era una persona mayor.

- ... y ya una viejecita, una abuelita. Yo tengo 70 años y no me considero una abuelita..." (Muj. mayores de 65 años)

"yo recuerdo mi madre por la edad que tengo yo ahora, mi madre era una viejecilla la pobre con su moñete aquí atrás..." (Muj. mayores de 65 años)

Expresado de forma muy sintética y reductora, podríamos decir que para los mayores actuales mientras en el pasado se envejecía pronto y mal, en la actualidad se envejece mucho más tarde y mucho mejor. Los discursos de los actuales grupos de la tercera edad resaltan y asocian con el pasado las imágenes de sus padres rápidamente envejecidos por el deterioro de sus vidas, estéticamente empobrecidos por el luto, por las modas, por los peinados "con su moñete aquí atrás". Imágenes del pasado que se contraponen con un presente donde los mayores salen, se arreglan, están al día, procuran mantenerse en forma, etc., etc. Este intenso proceso de cambios culturales que pasa por un cuidarse más, por un mantenerse vivo y activo, por un no dejarse llevar por el abandono, por la dependencia, no sólo afecta a las dimensiones formales y estéticas citadas anteriormente sino que incide de lleno en cuestiones formalmente más sustantivas.

"...mi madre yo me recuerdo que tenía también

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muchos problemas de huesos como yo, de artrosis, no se cuidaba, no se tomaba nada, y esto es ya la vejez, con cincuenta y tantos años ya decía ella que era la vejez, pues yo tengo sesenta y tantos y no me veo... no quiero, que no quiero estar mal.." (Muj. mayores de 65 años)

"- Es que antiguamente cuando una señora se quedaba viuda antiguamente, pues era ya quedarse en un rincón, cuando se quedaban viudas.... se quedaban en un rincón, se morían allí, y sin embargo las que quedan viuda ahora saben salir..." (Muj. mayores de 65 años)

El discurso de los mayores señala un cambio cualitativo en la vivencia y en la experiencia de la vejez. Para los mayores actuales es "como si" la vejez tradicional hubiese sido en nuestro país una especie de muerte social adelantada a la espera de una muerte personal. Definición de la vejez como muerte social que conducía a los ancianos a apartarse de la vida activa, de la vida social y a esperar resignadamente la muerte biológica, física, "se quedaban en un rincón... y se morían". Frente a esta definición social y comportamiento personal subsiguiente de los mayores de hace unas décadas, los mayores actuales reivindican la vejez como una situación activa, sana, lúdica en la que quieren seguir aportando a la sociedad, continuar siendo útiles a la misma aunque sea desde unas instancias y situaciones diferentes a las de su anterior vida productiva.

"...lo que hay que procurar es, por ejemplo, participar en las discusiones, lo que se debería también es participar en la vida social, por ejemplo ayudando algo en las experiencias que se han tenido, no desaprovecharlas totalmente, sino transmitir esas experiencias, esa forma de ver la vida a otras generaciones, a otros estamentos que lo puedan necesitar" (Ex-Trab. Ind.)

Afán por sentirse útiles, por participar en la sociedad, por enriquecerla con

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sus experiencias muy presente en los grupos. Afán que viene a subrayar no sólo la nueva forma de vivir la vejez de los mismos sino también su interés consciente en alejarse de la imagen más tradicional de la vejez en España, de proyectar una nueva imagen social de la misma. De hecho, frente a la imagen triste y pasiva, citada anteriormente más de una encuesta ha puesto de manifiesto la relativa "liberación", "lo saludable" que resulta en ciertas condiciones llegar a estas edades, al igual que han expresado las personas asistentes a los grupos.

"- Yo he pensado siempre que la jubilación es una liberación.

LIBERACIÓN.

- Liberación para mi persona, porque a mi me gusta leer, me gusta oír música, me gusta pintar, me gusta jugar al ajedrez, me gustan esas cosas que no las podía realizar, apenas las podía realizar, hombre, las hacía pero no con la profundidad que hoy día las puedo realizar, entonces yo tenía claro lo que pensaba hacer cuando me jubilara, y estaba soñando con que llegara ese momento para poder realizar estas cosas que no podía, o sea para mi, no tenía ningún problema, no tenía necesidad de que nadie me orientara en que hacer con la jubilación, porque yo ya tenía fijo en como iba a..." (Ex-Trab. Ind.)

En esta misma línea de opiniones en el citado artículo de Walker (1996) en el que se analiza una encuesta europea entre personas mayores acerca de su experiencia del citado proceso, los datos relativos a España, como puede observarse en el cuadro siguiente, expresan cómo el colectivo español es, en términos comparativos con otros países de Europa, al que le ha resultado más "tonificante" acceder a la vejez.

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LA VEJEZ ME HA RESULTADO TONIFICANTE (SOLO PERSONAS MAYORES)

CE12

Bélgica

Dina- marca

Fran- cia

Alem. Occid.

Alem. Orien.

Alem. Occ. y Orien.

Grecia

Irlanda

Italia

Luxem burgo

Holan- da

Portu- gal

España

RU

Muy de acuerdo Algo de acuerdo Algo en desacuerdo Muy en desacuerdo No sabe

14,8 30,0 31,0 19,6 4,6

8,7 26,9 43,0 16,2 5,2

23,8 38,1 20,4 12,2 5,5

11,7 32,4 32,2 19,1 4,7

8,9 27,1 37,1 22,7 4,2

6,8 17,0 40,9 30,8 4,4

8,5 25,1 37,8 24,3 4,3

6,5 12,7 30,3 41,1 9,5

14,6 29,3 29,0 22,6 4,5

15,3 38,4 28,1 12,5 5,8

19,8 26,2 29,9 11,7 12,4

11,0 13,8 36,1 32,3 6,8

9,5 25,7 25,1 ..34,8 5,0

27,4 32,9 19,9 14,7 5,0

21,9 32,2 27,9 15,5 2,3

Fuente: Walker, 1992.

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3.4.- LA RESPONSABILIDAD PERSONAL. EL DESARROLLO DE LOS AUTOCUIDADOS

Por último, el cuarto factor resaltado por los mayores como uno de los elementos decisivos para ayudar a comprender su actual realidad atañe a la dimensión de responsabilidad más directa y personal de cada uno de los mismos en el desarrollo de sus vidas. Más allá de los cambios y mediaciones sociales, económicas, sanitarias, etc., de corte más general, los discursos de los grupos subrayan también cómo la buena presencia y la buena salud de los mayores es, en parte, obra suya, obra personal gracias a los "autocuidados" que éstos desarrollan de forma permanente.

"...nos preocupamos más de mirarnos la salud, y de cuidarnos más, antes no teníamos probabilidades para cuidarnos como nos cuidamos ahora." (Muj. mayores de 65 años)

"USTEDES SE CUIDAN A USTEDES MISMAS AHORA MÁS QUE ANTES, O IGUAL, O MENOS...

- Más.

- Se cuida una más que antes.

EN QUÉ SENTIDO.

- Pues en todo, porque si antes te dolía una cosa pasabas del dolor, y pasabas de todo, y esto me va bien y aquello no, pero bueno, tiro, y hoy no, hoy piensas y dices esto, voy a ir al médico porque me pasa esto, voy a ver si lo arreglo, porque lo que da miedo ahora en estas edades es quedarte en una silla, eso es terrible, para mí eso es terrible, yo pido que me lleven, o sea, que me muera antes de llegar a eso..." (Viudas)

Inscribiéndose el discurso de los autocuidados, una vez más, en la comparación histórica, en el contraste entre el "antes" y el "ahora", los

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mayores presentes en los grupos señalan la dimensión de los autocuidados como un elemento "casi" consustancial y con-natural con el proceso de envejecimiento de hoy en día. Para los mayores, los autocuidados se erigen en la otra cara de la moneda, en el anverso de las mediaciones estructurales más amplias que hacen posible el desarrollo de una vejez sana y con calidad de vida.

"- Antes tampoco se preocupaba nadie de nada, no sé, si estabas malo o no estabas malo. Yo pienso que ahora nos preocupamos mejor y lo mismo la mujer que el hombre estamos mucho mejor que antes, no te voy a decir mucho, pero de hace 15 años para acá yo pienso por yo misma me preocupo más ahora, será porque me veo más mayor, me preocupo más de la salud que antes.

- Por eso hay tantas personas ahora mayores porque se han cuidado y se han sabido llevar una vida más correcta que muchos que la llevan ahora, porque muchos jóvenes ahora que son jóvenes y no tienen salud porque no saben cuidarse." (Muj. mayores de 65 años)

Más aún, en el discurso de los mayores, los autocuidados aparecen, casi, como una especie de deducción lógica, de consecuencia inevitable del propio proceso del envejecimiento y de la experiencia vital al respecto. Desde este punto de vista, los autocuidados aparecen como una especie de saberes prácticos, de quehaceres y comportamientos hechos carne en los que ni siquiera, a veces, hay que esforzarse de forma consciente y voluntaria, como ocurre en edades más jóvenes, ya que sería el propio cuerpo de la persona mayor el que hablase, el que expresase en cada momento los tipos de requerimientos y cuidados que la persona mayor requiere y necesita. Autocuidados exigidos por ese conjunto de saberes y experiencias prácticas de toda una vida, por todo un conjunto de saberes hechos carne en el cuerpo de cada uno que tienen dos planos fundamentales de expresión: -la alimentación cotidiana -el autocontrol "sanitario" Dimensiones fundamentales que, en su interrelación, expresan cómo en

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estas edades se articulan de forma singular y compleja el conjunto de planos y actividades cotidianas, sanitarias, etc., separadas en las otras edades. La alimentación, el control sobre la alimentación, tal como ampliaremos más adelante, condensa claramente en esta actividad cotidiana y vital por excelencia esta noción de autocuidados, de responsabilidad consigo mismo, de los mayores.

"Cuidarnos nos cuidamos más ahora en las dietas en los alimentos, antes no había tanta abundancia de alimentos, ni había tanto dinero para poderlo comprar, me parece a mí." (Muj. mayores de 65 años)

"Yo estoy operada de vesícula, y... resulta que pasa que yo ciertas comidas no las puedo comer...

- Eso nos pasa a todas...

- ... aunque quiera no las puedo comer...

- ... pues yo estoy comiendo sin sal y no puedo comer muchas cosas...

- ... me como una pera y en cuanto esté un poquito que esté no esté muy madura, ya se me hace un nudo y no me pasa al estómago y me vuelvo loca.... entonces qué pasa, después tengo cada seis meses o así, me tengo que limpiar de la vesícula, como no la tengo, no ...(?) al estómago, entonces qué me pasa, que me pega un cólico de padre y señor mío, no, que estoy 24 horas devolviendo, hasta que ya echo los jugos del estómago, por qué tengo que hacer, estar a un régimen severito porque quiero vivir." (Muj. mayores de 65 años)

"M- Pues a mi me parece que sí, que es muy distinta, ahora la gente vivimos más tiempo y nos cuidamos más, comemos de distinta manera y comemos verduras, comemos carnes y no comemos como antes...

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antiguamente era la matanza y las legumbres, y no había otra cosa que comer, nada más que eso..." (Mixto)

La experiencia acumulada, el saber encarnado en el cuerpo/conciencia de cada uno sabe y conoce cuáles son los alimentos convenientes, cuáles son los límites que no hay que sobrepasar, cuáles son las dietas que conviene desarrollar si no se quiere experimentar la contrapartida de un dolor, de un empeoramiento de la salud, de un cansancio fuerte. Autocuidados centrados en la alimentación que los mayores amplían a todas y cada una de las dimensiones de sus vidas. Desde la gimnasia a los controles médicos. Desde el ejercicio físico a la medicación. Desde las salidas nocturnas a las necesarias horas de sueño. En este sentido y aunque a veces no sea fácil aceptarlo, las mayores saben que conocer los propios límites y respetarlos de forma responsable es una de las mayores formas de mejorar la calidad de vida y la salud en sus edades.

"...yo creo que tenemos que olvidarnos de todo eso, sentirnos como cuando nos sentíamos hace veinte años, lo cual no es fácil...

- Eso no es fácil.

- ...pero a nivel de actividad.

- Fácil no, pero se puede equiparar, fácil no... pero se puede lograr" (H. jub. anticipados)

El otro de los planos de expresión y de preocupación más clara en este terreno de los autocuidados atañe directamente a la propia salud y a la enfermedad. Los mayores no sólo se preocuparían por su buen estado de salud a través de la alimentación, del ejercicio físico, etc., sino que vigilarían de cerca todos aquellos signos y síntomas de su cuerpo que les hable, que les indique una posible situación de malestar, la existencia de una posible dolencia.

"M- ...ahora está más controlado el que lo tiene, sabe que lo tiene y lo tiene controlado.

H- Es que usted misma no se lo controlaba antes.

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M- Eso es, pero antiguamente no se miraba.

H- Y hoy en día se puede controlar la tensión, se puede controlar usted el azúcar..., las puede usted hoy controlar" (Mixto)

En este marco, los mayores, de forma generalizada, se expresarían interesados por todas aquellas informaciones relativas a la salud, sean con respecto a la enfermedad en general, a los avances médicos en particular, como a cualquiera otra dimensión relativa a la salud que surgen en los medios de comunicación.

"Hoy estás pendiente mismamente de la televisión o de la radio, de cada vez sale un doctor y estás pendiente del tema que habla o que dice, por si te apaña a ti o a los tuyos o eso, yo creo que preocupa más..." (Muj. may. de 65 años)

Seguimiento de este tipo de informaciones que les permite estar al día y ganar en autonomía en todo lo que se refiere al desarrollo de su vida personal ya que en la medida que más conocimiento adquieren, que más practican responsablemente los autocuidados y los controles que cada uno pueda requerir, mejor es el estado de salud y menor dependencia del médico, del sistema sanitario requieren. En última instancia, con todo este tipo de avances, con todo el desarrollo de estas responsabilidades lo que se consigue es estar más activo, ser más libre, vivir el nuevo proceso de sus vidas de una forma más digna y más sana.

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4.- EL RETRASO DE LA VEJEZ El resultado de todo este proceso es claramente el atraso "casi sine die" de la frontera simbólica que señala la autoimagen de la ancianidad en el sentido más tradicional y clásico al que venimos refiriéndonos en el texto. De forma generalizada, el conjunto de grupos realizados en la llamada "tercera edad" no sólo aleja y ubica en la "cuarta edad" el tiempo, la etapa del envejecimiento más clásico sino que, incluso, señala en positivo diversos ejemplos de personas, de ancianos muy mayores por su edad que se mantienen activos, autónomos, independientes, etc. Es decir, que se mantienen en unos niveles de actividad y autonomía personal que les alejan del clásico y denostado estereotipo de "anciano pasivo" y que, por el contrario, les erige, ante los mayores de la tercera edad, en una especie de modelo deseado para la vida futura, para la cuarta edad.

"...mi suegra, mi suegra tiene ya la mujer 84 años y está ahora mi suegra con 84 años mejor que yo, y mejor que cuando yo la conocí que tenía 40 o cuarenta y pocos, está mi suegra ahora mucho mejor. Yo la recuerdo a mi suegra joven toda de luto porque la he conocido siempre de luto, con el pelo negro y una franja aquí de pelo blanco que lleva desde aquí hasta aquí, bueno, ahora tiene el pelo así como esta señora, ayer mismo la llamamos a las nueve y media no estaba, mi marido se impacientó, la llamamos a las doce no estaba, ay, llamamos a la vecina, tranquilos que se ha ido a la peluquería. Mi suegra con 84 años tiene un pelo precioso, y siempre está, qué rara estoy pero ...(?) si no está en su casa, y dice abuela vamos ahí, no haga ...(?) y está mala, y yo digo abuela, estoy yo peor que usted, ay no digas eso, que sí hombre, que a mí, abuela vamos a salir, ya le digo no ha terminado de decírselo y ya se ha quitado el delantal y va detrás de la puerta..." (Muj. mayores de 65 años)

"- Mire yo el otro día, el otro día estando yo en

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el ambulatorio, salió una señora que iba la pobrecita así con un bastón, y la dije yo, agárrese usted a mi brazo y yo le saco desde la puerta para que ya se fuera donde fuera su casa, y cuando voy andando digo, de qué está usted enferma, qué le pasa, dice, qué que me pasa hija, que tengo los 91 años que tengo, yo digo qué dice, 91, y se atreve usted a salir sola a la calle, dice es que como mi hija trabaja no puede perder de trabajar y entonces pues tengo... y la tuve que cruzar porque iba a cruzar la calle de ...(?) enfrente con la cantidad de tráfico que hay, la paso y la tuve que llevar al paso porque iba a la carrera. Usted dé se cuenta con 91 años y la cabeza le regía de maravilla, con 91 años." (Muj. mayores de 65 años)

En el atraso de la vejez a estas edades elevadas influye de forma creciente el hecho de que siguen viviendo los padres de muchas personas próximas a los 60 años. Presencia de los padres que, como es sabido, produce en los hijos por mayores que sean la sensación de que todavía hay mucha vida por delante y que simbólicamente conlleva una vivencia distinta de su situación. De este modo, por unas razones y otras, los mayores presentes en los grupos generan unos discursos sobre la caracterización de sus edades, de sus formas de vida que les alejan totalmente de ciertos estereotipos sociales todavía vigentes al respecto. Como subrayaba Itzin y Abendestern, citados en Vallés y Cea (1993: 831), los resultados de su estudio "I don't feel old. The experience of later lige" les muestra claramente "la falta de correspondencia entre los estereotipos referidos a las personas mayores en general (pasivos, inactivos, dependientes, tozudos, anticuados o improductivos) y la caracterización de las vidas de los mayores entrevistados (variedad, vitalidad, diversidad, actividad, energía, interés)". Lo mismo ocurre en la Comunidad de Madrid. Sus mayores se encuentran muy lejos de los estereotipos clásicos al respecto.

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5.- LA EXPERIENCIA DEL PROCESO DEL ENVEJECIMIENTO Rechazada de plano la imagen de la vejez como un estado estructuralmente marcado por la pasividad, por la dependencia personal, etc., interesa observar cómo los mayores viven y se representan el proceso de envejecimiento que, a tenor de lo recogido en los grupos, se inicia, a veces, en las edades plenamente activas y productivas de los 40-50 años12. Proceso de envejecimiento, pues, que va mucho más allá, que rompe con la imagen que lo asocia a etapas muy elevadas de la edad biológica pero que, al mismo tiempo, le descarga del "dramatismo", de la mala imagen citada de la vejez. Desde esta perspectiva, los mayores presentes en los grupos señalan como el citado proceso de envejecimiento discurre en paralelo a la edad biológica pero va mucho más allá de la misma, no se limita a la misma. Que el proceso de envejecimiento guarda una relación más estrecha con lo biográfico que con lo biológico.

"yo creo que se juntan las dos cosas. Te ves inactivo y, además, vulgarmente viejo y entonces se te juntan los dos, los dos temas" (Ex-Trab. Industriales).

"hace cinco años yo estaba en la situación que ahora estoy diciendo y yo no tenía., vamos no me dolía nada ni nada, este es amigo mío y sabe muy bien lo que yo he pasado y entonces yo no tenía tiempo digámosle así, para estar enfermo, ahora empieza a salir.

- Pero las goteras a nuestra edad es normal.

- Esto puede ser una consecuencia de aquello, de todo aquello… - Puede ser.

12 Preferimos subrayar la dimensión de "proceso" sobre el del "estado" para resaltar la dimensión viva del mismo, su carácter de trayectoria sin límites biológicos precisos, de proyecto abierto en relación a la consideración de la "vejez" como un estado acotado a una edad y límites precisos que se configuran como el estado terminal de la vida.

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- Que le han salido ahora goteras por causa de aquello.

- Y que por lo general, hay dos razones, una la edad que a todo el mundo le llega y dos el tiempo que a todo el mundo nos consume." (H. jubilados anticipados)

Proceso de envejecimiento como proceso paulatino y paralelo al del paso del tiempo que suele tomar forma cuando, por unas u otras circunstancias, se producen algunos acontecimientos, algunos puntos de inflexión que hacen tomar conciencia expresa de la nueva situación, de que ya no se tiene la edad ni las energías de las que se disponían anteriormente. Desde la perspectiva de la edad, de la experiencia y del conocimiento que da la misma, los grupos señalan diversos hitos que en la vida personal de cada uno de ellos ejemplifican alguno de los citados puntos de inflexión a la vejez. Una ruptura de ligamentos en un caso, una determinada operación en otro, un dolor mantenido que no permite realizar las tareas como se hacían hasta ese momento son otras tantas y diversas circunstancias que, desde la perspectiva de la edad, permiten situar puntos de inflexión hacia la vejez en la vida de cada uno. Acontecimientos que, como ampliaremos más adelante, guardan una estrecha relación con un mayor protagonismo del cuerpo en la vida de las sujetos, con una mayor presencia puesta de manifiesto en alguna limitación con respecto a la anterior forma de vida de los mismos. Así, por ejemplo, los hombres resaltan como síntoma del proceso de envejecimiento el abandono de las prácticas deportivas. Prácticas de tanta importancia en la vida de los hombres cuando son más jóvenes.

"Nosotros deportes ya no hacemos.

- Nosotros andar.

- Es un esfuerzo físico y no se puede. No se puede hacer mucho. en demasía y nosotros no podemos correr aunque queramos". (Ex-Trab. Ind.)

Desde esta perspectiva, el proceso de envejecimiento parece ser bastante diverso en función de todo un conjunto de dimensiones estructurales y personales que median la vida concreta de cada persona. Como dicen los

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mayores "depende" de la cuantía de las pensiones, "depende" de cómo uno se lo tome, etc. Diversidad de procesos de envejecimiento que conllevan lógicamente muy distintos modos y maneras de vivir la vejez. De hecho, cada vez tiene menos sentido hablar de la vejez como un estado homogéneo y, por el contrario, conviene afirmar la diversidad de situaciones asociadas a los procesos y situaciones que estamos brevemente tratando de describir. Desde el punto de vista de la experiencia más personal, parecería que el proceso de envejecimiento se viviría estrechamente asociado con los cambios en las formas y estilos de vida más dominantes a lo largo de la vida adulta. Es decir, parecería que la vivencia de los procesos de envejecimiento estaría íntimamente asociada con la existencia de unas vidas anteriores más o menos activas, con más o menos hobbies y aficiones, con más o menos desempeño de roles y actividades ricas y diversas, etc., etc. Parecería que cuando las personas han desarrollado unas formas de vida muy monotemáticamente concentradas en unos roles, en unas tareas, cuando las personas no han desarrollado centros de interés y hobbies diversos más allá de un trabajo principal, la vivencia del proceso de envejecimiento sería más traumática y negativa que en el caso de las personas que han llegado a la jubilación con un cúmulo de "ganas" y actividades pendientes por hacer, que en sus vidas adultas han desarrollado múltiples centros de interés y, sin embargo, no han contado con el tiempo suficiente para desarrollarlas.

"...yo he dejado de trabajar hace cuatro meses. Me he ido muy bien de la empresa, no tengo ningún problema económico, gracias a Dios, por ningún lado, y mire usted lo primero que he hecho ha sido, comprar un ordenador, que tengo en casa, comprar una máquina de calcular, mire usted, yo voy a casa, termino de hacer mi casa, hago mi casa entera ¿eh?

- Muy bien.

- ...y luego después me cojo mi ordenador y mi máquina de calcular y cuando me dan las dos de la tarde, me cojo me salgo y me voy andar, pues mira que quiere que le diga...

- Sí, como si hicieses una jornada laboral.

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- ...que yo tengo todo el tiempo completo y todo el tiempo lo estoy utilizando.

- ...

- Yo, me gusta mucho pintar y cuando me pongo a pintar pues no me acuerdo de otra cosa, ahora no tiene que ver que luego no me ocurra lo que dice este señor, lo que ahora van saliendo son muchas goteras, digamos..." (H. jubilados anticipados)

"- PERO USTEDES SI TIENEN IDEA COMO USTED COMENTABA DE QUE AHORA ES COMO RECUPERAR UN POCO LO QUE NO SE HABÍA HECHO ANTES - Sí, sí.

- Claro, vamos yo por mi parte sí, porque a mí me gusta mucho pintar y no podía dedicarme a ello, ahora dedico muchas horas a pintar, me entretengo, me sirve de hobby vamos, que me absorbe completamente, otra cosa que me gusta mucho es el ajedrez y voy a un club a jugar el ajedrez por las tardes y también me absorbe mucho, me distrae o sea a mí, estoy muy feliz de haberme jubilado, pero muy feliz, soy plenamente feliz...

- Hay una realidad, todo el mundo me pregunta que tal, que tal te has jubilado, sí claro, digo muy bien, pero que se siente, salir a la calle, bajar un poco tarde y decir voy a ir a la izquierda, a la derecha o al frente, digo solamente eso, el saberte dueño de tu persona en ese momento, vale mucho es una felicidad. ¿ANTES NO SE SENTÍAN DUEÑOS DE SU PERSONA?

- No, claro dependíamos de una empresa...

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(voces)

- No sabías en que momento te iban a echar la bronca

- Ahora yo pienso que la vida ahora no es más fácil y más factible que antiguamente" (Ex-Trab. Ind.)

Experiencia de esta situación y conciencia de que las formas de vida, la cultura de los madrileños esta generalmente poco abierta a este tipo de vivencias más abiertas de la "vejez" que conduce a los grupos a situar la necesidad, la conveniencia de preparar la jubilación en los años inmediatamente anteriores a la misma de modo que, cuando la jubilación se produzca, los y las jubilados cuenten con recursos, con hobbies y centros de interés suficientes como para encarar la misma con una actitud más cercana a la liberación que a la depresión, a la inactividad y a la soledad resaltada por aquellos otros sectores grupales más unívocamente, más monotemáticamente concentrados en una sola actividad y rol a lo largo de sus vidas adultas.

"yo hace dos años y medio, va a hacer tres años que se murió mi marido y me he quedado sola, sola, sola...y pues se te hace la casa....No tengo ni ganas de moverme". (Viudas)

"nos absorbía el trabajo, nos absorbía. Yo llegaba a las 10 o a las 11 a casa. Los veía acostados (a los hijos) y me levantaba cuando estaban acostados. ¿Qué relación tenía yo con mis hijos?" (Ex-Trab. Ind.)

Preparación de la jubilación especialmente reseñada por los hombres ya que en ellos es más notorio el cambio de actividad que en las mujeres. Preparación de la jubilación que, en su opinión, podría desarrollarse en los últimos años de la vida laboral activa.

"- Es que el jubilarse es un engranaje, uno está oxidado para adecuarse a la nueva situación y hay que engrasarlo, si eso se engrasa antes, pues.....

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¿ES UN ENGRANAJE OXIDADO O ES UN NUEVO ENGRANAJE?

- Yo creo que más que un engranaje oxidado es un nuevo engranaje y sí falta, por lo menos en mi opinión, una preparación a partir de cierta edad, que podrían ser los 40, no se cual, para que cuando te llegue el momento de la jubilación, saber lo que tienes y las posibilidades de lo que puedes realizar, para mí falta

- La vida es un engranaje continuo y los piñones son las diferentes etapas de la vida, hay piñones que hay que pulirlos para que no cueste arrancar en esa nueva vida

- Pues quizá haya que pulir ese piñón

- No hay una preparación intelectual, ni de empresas ni privados nos preparamos para ello, por suerte la gente nos acoplamos muy bien

(voces)

- ....yo conozco personas que el jubilarse ha sido morir..." (Ex-Trab. Ind.)

Ahora bien, con independencia de que este tipo de planes de preparación puedan desarrollarse en el futuro, en la actualidad y en la sociedad madrileña, las posibilidades de vivir, de desarrollar unas formas de vida más activas y abiertas, más allá de las inevitables diferencias personales, están muy condicionadas tanto por la situación y la trayectoria socio-histórica de cada colectivo de mayores que se trate, como por las mediaciones de género, por los roles masculinos y femeninos que se han desarrollado a lo largo de la vida adulta. 5.1.- LA IMPORTANCIA DE LAS MEDIACIONES SOCIALES

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La cuestión social en la vejez está íntimamente unida en la Comunidad de Madrid, hoy por hoy, a la cuantía de las pensiones públicas. Tal como señalamos en un epígrafe anterior, los grupos de mayores madrileños reconociendo la mejora general de las pensiones que ha tenido lugar en los últimos años, no dejan de destacar su insuficiencia dado el actual nivel de vida existente en nuestra Comunidad.

"Hay una minoría que tiene unas pensiones muy bajísimas. eh? Hay pensiones de 40 y 50.000 pesetas y hoy en día con eso no se puede subsistir, qué duda cabe, y de esas hay, por lo visto, muchas, muchísimas". (Ex-Trab. Ind.)

La existencia de un importante número de personas mayores con pensiones bajas dificulta claramente el poder mantener los niveles de calidad de vida y bienestar reivindicados y demandados por los mayores entrevistados. Desde este punto de vista, en ausencia de pensiones mejor dotadas y para un colectivo más amplio de madrileños parecería claro que las diferencias de status social, que las desigualdades sociales que han existido a lo largo de la vida adulta también se siguen manteniendo en la vejez, por más que se expresen de forma diferenciada. Así más allá de la mera cuestión económica, el proceso histórico de nuestro país ha conllevado que una gran mayoría de las personas de clases medias, medias bajas y bajas hayan tenido que concentrarse "casi" exclusivamente en el trabajo fuera y dentro del hogar para poder salir adelante. Que no hayan tenido tiempo, preparación y, a veces, ni ganas de poder desarrollar ampliamente una vida más activa y creativa que los posibilitase tener un amplio campo de desarrollo personal más allá de la citada actividad laboral. Conjunto de situaciones que, lógicamente, se reflejan en sus actuales limitaciones para encarar de forma más activa la vejez. Ahora bien, junto con estas situaciones de desigualdad social heredada que tienen en las diferencias de las pensiones una de sus modalidades de expresión, dos procesos actuales que están incidiendo de lleno en las formas de vida, en el incremento renovado de ciertas líneas de desigualdad social en los mayores. Los grupos subrayan, a este respecto, dos cuestiones claves ya mencionadas en otros entornos:

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-las políticas de jubilaciones anticipadas -la situación de paro y sub-empleo juvenil Resaltado principalmente por los grupos de hombres mayores, la política de jubilaciones anticipadas facilitando la vida, quizás, a ciertos sectores minoritarios que acceden a la jubilación con amplios recursos humanos y económicos, parecería conllevar para una mayoría un importante choque, una modificación sustancial de sus formas de vida. Choque, cambio radical que hace que se resientan en sus niveles de salud, en sus formas de pensar, que les lleva a "envejecer" más rápida y drásticamente.

"- Mire usted, si hablamos claro aquí, hay una cosa que hoy en día en esta sociedad la está matando y la está enfermando. Hoy lo que está matando a la sociedad, lo que esta, para mí creo, que la está metiendo en sanatorios, hospitales y en todo es el asunto económico, y eso que nadie se ponga la venda en los ojos, una persona que tiene falta económica para poder vivir empieza a coger depresiones, empieza a coger, bueno digo depresiones por decir algo...

- Si...

- Si...

- ....empiezan a coger cuarenta y cinco mil clases de enfermedades porque ven que su casa no esta abastecida económicamente, y esa es la enfermedad que hoy en día en esta sociedad esta matando, esa es la enfermedad. ¿COMO LO VEN LOS DEMÁS ESTA CUESTIÓN?

(Hablan todos)

- Yo veo que ha dado en el quid de la cuestión...." (H. jubilados anticipados)

"Oiga, que yo pase cuando a mi me hicieron la

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regulación de empleo, yo pase por tres meses muy jodidos...

- Oiga, a usted que le dijeron...

- ...empecé a darle a lo de aquí y yo decía, con mi edad, con mi facultades en plenitud, yo decía, ¡¡caramba que a mi se me viene el mundo encima¡¡, toda la vida levantándome a las seis o seis y cuarto de la mañana y ahora me levanto a las ocho y todas las horas del día libre, pues me dediqué al bar de al lado que es amigo, a el otro bar de al lado, a pagarle los seguros sociales a cambiarle monedas a llevarle a por esto a ir a por lo otro,..." (H. jubilados anticipados)

La otra cuestión central relativa a la situación social y económica que los mayores han resaltado se refiere a la situación de sus hijos y, a veces, de sus nietos. El paro, la eventualidad en el trabajo, los largos horarios del trabajo, etc., conllevan el que, como señalamos anteriormente, sean los abuelos, es decir, los mayores presentes en los grupos, los que tengan que apoyar económicamente a sus hijos y los que también tengan que guardar a sus nietos. Opinión de los mayores que coincide plenamente con lo recogido en los grupos de mujeres jóvenes realizados en el estudio sobre la Salud y la Mujer (1996). Situación que no deja de complejizar el conjunto de relaciones familiares en las que se desarrollan la vida de los mayores ya que, por un lado, si bien es cierto que puede mejorar su rol personal en el seno de la familia no deja de ser una situación social que rechazan en función de sus valores y normas morales. No sólo eso, sino que incrementa la complejidad y la tensión en la casa familiar, la pérdida de la privacidad, el incremento de contradicciones debidas a el aportar dinero por un lado y saberse cultural y socialmente marginado por otros, etc. Conjunto de situaciones que socialmente dificultan el actual proceso de envejecimiento de amplios colectivos de mayores pertenecientes a las clases medias bajas y bajas de la Comunidad de Madrid. Incremento de la dificultad, de la complejidad y de la tensión en las relaciones familiares en estas situaciones sociales más deterioradas que llevó a uno de los mayores presentes en los grupos a sentenciar sobre la función del mayor hoy en día en muchas familias: "Callar la boca y abrir el bolsillo".

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5.2.- LA IMPORTANCIA DE LOS MODELOS DE GÉNERO Junto con la dimensión social e histórica citada, las cuestiones relativas al "género" constituyen otra de las dimensiones estructurantes de nuestra sociedad que más incidencia directa tienen en las formas y estilos de vida desarrolladas por unos y por otras. A este respecto, los denominados modelos de "género" (ver "Las representaciones sociales sobre la salud de los jóvenes madrileños". 1997), constituyen, sin duda alguna, uno de los constructos sociales más importantes y decisivo. Tal como hemos tenido ocasión de desarrollar en las respectivas monografías sobre la "Salud y la Mujer" (1996) y "Las representaciones sociales sobre la salud de las adultos activos" (1997), los respectivos modelos culturales de "género" conllevan el desarrollo de una serie determinada de concepciones y representaciones sociales sobre la salud, sobre la identidad de cada persona, sobre las relaciones familiares, valorizan unos roles sociales más que otros, etc., etc. De este modo y según estas construcciones y modelos culturales, las mujeres desarrollan roles socialmente valorados en el terreno de la familia, en el mundo de los afectos, en el mundo de las actividades domésticas mientras que, en el caso de los hombres los citados modelos culturales conducían a valorar de forma más positiva los roles más directamente laborales y productivos fuera del hogar familiar. En este entorno y marco social y cultural, el proceso de envejecimiento se percibe y vive por parte de los hombres y las mujeres como la pérdida progresiva de la centralidad e importancia social y personal de dichos roles respectivos.

"...ya no estoy en activo, entonces qué pasa cuando te ves que ya puedes disponer de todo el tiempo posible, ¿o sea del mundo?, a muchos nos entra también depresión..." (H. jubilados anticipados)

"- ¿Cómo nos hemos adaptado a la nueva situación?

- De la actividad a la inactividad

- En mi caso un poco traumático, yo hace dos

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años que me he jubilado y todavía no estoy completamente

- No lo ha asimilado

- No lo he asimilado, me encuentro muy nervioso..." (Ex Trabaj. Ind.)

Mientras en los hombres la jubilación marca el acontecimiento fundamental, en el caso de las mujeres, los hitos que suelen incidir en una mayor conciencia expresa sobre el envejecimiento van muy asociados a la pérdida del rol de madre cuando los hijos se emancipan, "se me casó hace unos meses" (viudas), a la progresiva pérdida de importancia de este rol y a situaciones similares en el seno de sus familias. En cualquier caso, el cambio de roles parecería producirse, en el caso de las mujeres, de forma menos abrupta y radical que en el caso de los hombres. Es decir, mientras en los hombres la jubilación "laboral" marca un punto de discontinuidad clara en sus vidas, un "antes" y un "después" de la jubilación, en el caso de las mujeres este proceso es más evolutivo y continuo al punto, como señalan las mujeres mayores, que están "nunca se jubilan". Es decir, por más años que tengan las mujeres, éstas continúan ejerciendo de una forma u otra tanto sus roles de madre, como sus roles y tareas de amas de casa.

"Yo tengo un hijo que tiene dos divorcios ya... y ha venido las dos veces otra vez a casa. Ya son dos veces". (Viudas)

"- Yo me encuentro... hago jerséis para mis nietos, hago otras cosas para mí, y así estoy.

- Que estás pendiente de los hijos.

- Yo también, yo estoy muy pendiente de los hijos" (Viudas)

De este modo, por más que los hombres se incorporan a unas ciertas tareas del hogar una vez jubilados, las mujeres de estas generaciones que estamos considerando continuarían ejerciendo la responsabilidad y la

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mayoría de las tareas del hogar con todas las repercusiones que ello conlleva.

"...el caso normal es la mujer está en la casa, el hombre tiene que trabajar, en vez de 8 horas ha trabajado 12 o 14 como he trabajado yo, eh? para que ella no tuviera que ir a fregar escaleras, eh?

-...la calidad de vida de las mujeres..... antes también el hombre, vamos, que iba a ir yo a la compra....

¿Y AHORA NO LES DA NINGÚN COMPLEJO IR A LA COMPRA?

- Para nada

- Yo todos los días salgo...

- Yo he visto muchas personas así más jóvenes que

- Yo a la compra no voy

- Yo todos los días salgo de mi casa con una lista de lo que tengo que comprar, zanahorias, una lechuga, una Casera y así todos los días, todos los días..." (Ex-Trab. Ind.)

Procesos de envejecimiento diferencial en hombres y mujeres que parece conducir, a tenor de lo expresado en los grupos, a experiencias vivenciales muy diferenciadas entre unos y otros. Los hombres parecerían vivir dicho tránsito de un modo más abrupto y radical lo que tendería a generar situaciones de mucha liberación o, alternativamente, de mucho decaimiento y depresión. Las mujeres parecerían vivir dicho tránsito de forma más paulatina y extendida a lo largo del tiempo, de modo que mientras en los hombres la jubilación marca el punto de inflexión clave, en la mujer parecen sucederse momentos muy diferentes a lo largo del tiempo. Asimismo, mientras en los hombres, más allá de la depresión, había incluso una cierta mejora del bienestar y estado de salud física al abandonar la realización de tareas duras y lastimosas, en las mujeres habría un empeoramiento de los niveles y estados de salud dado el mantenimiento de su actividades y tareas

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de ama de casa, tal como expresan las distintas encuestas sobre la salud de los mayores que tendremos ocasión de abordar más adelante. Los mayores también viven de forma muy diferenciada sus procesos de envejecimiento. Procesos que, como veremos más adelante, acabarán constituyendo una nueva situación en la que las divisiones de "género" en la pareja de mayores no serán tan acusadas como a lo largo de sus vidas adultas. En la pareja, cada mayor, cada hombre y mujer podrá acometer el desarrollo de renovadas formas de vida. 6.- LA CONVERGENCIA DE LOS GÉNEROS EN LA VEJEZ Una de las cuestiones más importantes y significativas que, desde nuestro punto de vista, ha puesto de manifiesto la investigación realizada en los mayores madrileños es lo que podríamos denominar proceso de convergencia de géneros en sus formas de vida, en sus representaciones simbólicas, en las propias formas de encarar la salud y la enfermedad. A salvo de realizar investigaciones más en profundidad, ya que la base muestral de la presente investigación es relativamente escasa a este respecto, y a tenor de los textos grupales producidos, cabría interpretar que en el biosocioestrato de los mayores se produce una superación parcial de la clásica dicotomía y escisión existente entre los modelos de "género" masculino y femenino respectivamente, para desarrollar una concepción, un modelo social y cultural que si bien se expresa como más próximo al más clásico "modelo femenino" no coincide exactamente con el mismo. Desde este punto de vista, cabría hipotetizar, cabría apuntar la posibilidad de que en el biosocioestrato de los mayores se desarrollase un nuevo modelo sociocultural como producto de la convergencia y transformación parcial de los más clásicos, conocidos y analizados modelos de género. Nuevo modelo sociocultural que conllevaría el desarrollo de nuevas pautas y formas de vida y de simbolización específicas de los "mayores", acordes a su nueva situación en la vida. Es más, cabría señalar que, expresado en términos tendenciales, esta línea de desarrollo hacia una construcción de un nuevo modelo socio-cultural específico de este biosocioestrato se agudizaría en el futuro en la medida que las generaciones actualmente adultas se vayan incorporando con sus pautas y formas de vida a estas edades "mayores" y que, en paralelo, las generaciones más mayores, más ancianas, de la "cuarta edad", educadas en los modelos de género más clásicos y patriarcales, vayan perdiendo peso en su seno. En efecto, como hemos podido ir desarrollando en las

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monografías de los otros biosocioestratos investigados en el SISS, los modelos de "género", las construcciones sociales de lo "masculino" y de lo "femenino" constituyen una de las dimensiones que más incidencia tienen en la organización de la vida social, en el reparto y asignación de roles y tareas, etc. Modelos de "género" que en el ámbito prioritario de nuestra investigación, la salud, han expresado también su potencia explicativa y discriminante. Por ello, desde la primera monografía publicada (Informe sobre la Salud y la Mujer, 1996: 27-28), los modelos de género se han expresado como una de las líneas de trabajo y análisis más fecundas en el ámbito de este programa SISS. De hecho, ya en la citada primera monografía reproducíamos el siguiente cuadro elaborado por Gloria Poal Marcet (1993), en el que de forma muy esquemática se sintetizaban algunas de las características más tópicas de cada uno de los citados modelos de "género".

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ROL MASCULINO-ÁMBITO PÚBLICO FEMENINO-ÁMBITO PRIVADO

EL ROL MASCULINO EL ROL FEMENINO

- Es un rol prestigiado, lo que convierte al ámbito público en un ámbito socialmente bien considerado y económicamente remunerado. - Es un rol inherente al cual se halla el concepto de transición y cambio (a los varones se les educa para que abandonen el ámbito en el que transcurre su infancia y se incorporen/progresen en un ámbito distinto: el público). Lo anterior fomenta el aprendizaje de habilidades como buscar, sopesar, decidir, elegir. Por otra parte los varones no tienen más opción que realizar ese tránsito. - Es un rol que induce a incorporarse en un ámbito amplio y abierto, lo cual permite diversidad de posibilidades y opciones y ciertas probabilidades de promoción. - La adaptación al rol requiere importantes autoexigencias e implica probabilidades de fracaso debido a que el ámbito público es muy competitivo. - El éxito en dicho rol depende de los individuos, pero también de factores externos diversos (situación política y económica). - El ideal de rol es ambicioso pero poco accesible para la mayoría. - El fracaso en dicho rol es más visible por tratarse del ámbito público.

- Es un rol poco prestigiado o incluso desprestigiado, lo que determina que el ámbito privado no goce de reconocimiento social ni de remuneración económica. - Es un rol inherente al cual se halla el concepto de permanencia, estabilidad y no-transición (a las mujeres se les educa para que permanezcan en el ámbito en el que transcurre su infancia: el privado). Lo anterior no fomenta la necesidad de aprender y utilizar habilidades como: buscar, sopesar, decidir, elegir. Por otra parte aunque a las mujeres se les induce a permanecer tienen también la opción de transitar. - Es un rol que induce a permanecer en un ámbito reducido y por tanto restringido en cuanto a diversidad de posibilidades y opciones. - La adaptación al rol requiere importantes auto negaciones por ser el ámbito privado un ámbito limitado. - El éxito en dicho rol depende básicamente de los individuos. - El ideal de rol es limitado pero accesible para la mayoría. - El fracaso en dicho rol es menos visible por tratarse del ámbito privado.

Fuente: Poal Marcet, 1993.

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Pues bien, el conjunto de discursos y textos producidos por los grupos indican que esta clásica dicotomía de roles y modelos "masculino" y "femenino" tienden a superarse, tienden a converger en los mayores en un nuevo modelo socio-cultural en el que se combinan, de forma diferenciada, algunos de los principales elementos y dimensiones anteriormente escindidos entre los respectivos modelos "masculino" y "femenino". Nuevo modelo que tiene en el "domus", en el hogar su centro principal, como en el más clásico modelo femenino, pero que tiene en la actividad y en la independencia algunas de sus principales expresiones y planos de realización, como en el más clásico modelo masculino. Si en la vida adulta los miembros de la pareja tienen una asignación diferencial de roles (progresiva y venturosamente matizada por la incorporación de la mujer al trabajo extra-doméstico y la más minoritaria incorporación del hombre al trabajo doméstico), en el caso de los mayores, la pareja con una cierta asignación multifunción al de tareas, se convierte en la protagonista mayoritaria del nuevo modelo sociocultural citado. Modelo que se expresa, por otro lado, también en aquellas situaciones de viudedad, de separación, etc., en los que la pareja no existe como tal. De esta forma, en una gran mayoría de los casos de la Comunidad de Madrid, (según la citada encuesta de Díez Nicolás, un 20% de los mayores de 65 años vive solo frente a un 48% que vive en pareja), y tal como se resalta en los grupos realizados, la pérdida del trabajo por parte de los hombres y de los hijos por parte de las mujeres parecería ayudar a que la "pareja" se reencontrara de nuevo, disminuyera la "distancia" entre una y otra y, como señalan algunos mayores presentes en los grupos reviviesen una especie de segunda "luna de miel".

"...cuando se es mayores, se preocupan los matrimonios de antes, como yo, nos preocupamos más ahora el uno del otro que antes, porque antes yo mi trabajo y ella con el trabajo de la casa y los niños

- Porque no podías, ahora estamos como un par de novios, es que ahora hay más chance, como se suele decir

- Es que ahora tienes más tiempo.

-....antes la mujer tenía que ocuparse de la casa, el hombre tenía que salir a buscar los

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garbanzos y....

(voces)

- ....una distancia enorme, ahora no, ahora hay más cercanía." (Ex. Trab. Ind.)

Segunda "luna de miel", convivencia más cercana y próxima de la pareja de mayores en lo afectivo que parecería ir asociada tanto a una cierta incorporación de los hombres a las tareas de la casa, como de las mujeres a ciertas actividades de gestión y de "salida" al exterior (actividades más minoritarias a lo largo de sus vidas adultas). Todo ello expresado en términos tendenciales y relativos y, sobre todo, como tendencia creciente hacia el futuro ya que como las mujeres de los grupos señalan sus maridos, siempre que pueden, intentan evitar la realización de las tareas domésticas.

"Ahora yo creo que teníamos nosotras la culpa, yo por mí creo que he tenido la culpa yo, porque he sido también una sabihonda...

- Eso iba a decir, que se ha juntado el hambre con las ganas de comer.

- ...y entonces al otro le digo, pero es que inútil...

- También estábamos acostumbradas, porque yo recuerdo que mi suegra que tenía cinco, les tenía que tener la muda, los zapatos, todo limpio en la silla, no eran capaces ni de buscarlo por sí solos, entonces digo, yo le habré acostumbrado muy mal, pero es que venía sabroso...

- Venía de familia.

- ...acostumbrado en la silla, todo correcto, para mudarse los sábados y los domingos, era así la vida, y la mesa puesta cuando llegaban a casa porque ellos trabajaban, y las mujeres no" (Muj. mayores de 65 años)

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Ahora bien, más allá de esta desigual situación y asignación de tareas en la pareja de mayores como producto de todo el modelo histórico anterior, el hecho cierto es que los hombres tenderían a incorporarse a la realización de alguna tarea doméstica, el ir a la compra y al mercado principalmente mientras que las mujeres también se incorporan de forma más decidida a las actividades en el exterior del hogar familiar. En un primer análisis parecería que más que la creación de un nuevo modelo sociocultural más equilibrado e igualitario de la citada división de roles y modelos (con todas las salvedades y matices que se quiera), a lo que se asistiría en el biosocioestrato de los mayores sería al desarrollo de una progresiva feminización del mismo. Es más, habría muchos elementos que apoyan este análisis. Desde el mayor peso demográfico de las mujeres en el colectivo de más de 65 años (en el caso de la Comunidad de Madrid se alcanza la cifra de 1,6 mujeres por cada hombre) a la mayor importancia del hogar familiar como nuevo centro de vida y actividades de los mayores, pasando por la incorporación al discurso masculino de muchas dimensiones más específicas del modelo femenino como veremos más adelante, Sin embargo, por debajo de esta feminización muy presente sobre todo en la llamada "cuarta edad"13, es decir, en los mayores de los 80 años, todo parece indicar que en la medida que se "rejuvenece" el colectivo de los mayores más que a una feminización se camina hacia la citada convergencia-superación de modelos/géneros. En este sentido, sería la jubilación (en un sentido amplio) más que la propia edad lo que parece guardar una relación más estrecha con este proceso. La jubilación conllevaría toda una serie de transformaciones en las formas de vida de los mayores que inducirían tendencialmente una aproximación entre las formas de vida, los hábitos y los usos del tiempo entre unos y otras y, sobre todo, generaría unas mejores condiciones para iniciar la superación tendencial de la clásica y más tradicional división de tareas y espacios sobre la que se ha construido y mantenido esta división entre los roles de los hombres y de las mujeres: el hombre centrado exclusivamente en el trabajo exterior al hogar familiar y la mujer exclusivamente en la familia y en las tareas del interior del hogar. Analizadas desde la perspectiva de los mayores actuales, la clásica división de roles/tareas entre hombres y mujeres no sólo significa un reparto estrictamente material de actividades y usos del tiempo, lo que es evidente, sino que también marca un orden de prioridades, de responsabilidades y de preocupaciones en unos y otras. Jerarquía de responsabilidades que,

13 Según la citada encuesta de Díez Nicolás, frente al 9% de varones mayores de 65 años que viven solos en la Comunidad de Madrid, habría en Marzo de 1994 un 28% del total de mujeres mayores de 65 años que vivirían solas.

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desde el punto de vista masculino, conlleva, de forma algo justificativa, sin duda, una especie de hiperconcentración en el trabajo y en la responsabilidad productiva que muy difícilmente, se dice, deja la cabeza y el cuerpo libre y dispuesto para acometer cualquier otra tarea que se alejase de la responsabilidad laboral citada. Todos los hombres mayores hacen mucho hincapié en este aspecto. "Antes", se dice, el trabajo absorbía todos los esfuerzos masculinos. "Ahora", sin embargo, se puede tener más tiempo para hacer otras cosas y, sobre todo, para orientarse hacia la familia...

"...ese tiempo lo pensaban en el trabajo que tenían que hacer y ahora no, ahora como no tienen trabajo al día siguiente tienen que pensar en los juegos con los nietos y están deseando en juntarse con los nietos para eso

- Nos absorbía el trabajo, nos absorbía, si yo llegaba a las 10 o las 11 a casa, si los veía acostado y me levantaba cuando estaban acostados, que relación tenía yo con mis hijos más que los domingos, porque ... o sea que tenía muy poco tiempo para dedicarles a los hijos, si es la pura verdad..." (Jubilados ex-trabajadores industriales)

Desde este punto de vista, el cambio de situación no sólo conlleva un nuevo reparto de tareas un "poquito" más equilibrado en lo que se refiere a las tareas del hogar sino una nueva jerarquía de valores y prioridades en la pareja de mayores que lleva a los hombres a priorizar a su familia, a sus hijos y nietos como nunca lo había hecho hasta ese momento.

"...yo llego a esa conclusión, que ahora quieres hacer lo que no has podido hacer cuando estabas en activo y te piden que hagas porque puedes, tienes tiempo libre y lo haces, porque además te lo exigen de alguna manera los hijos, yo solo tengo una hija y de alguna manera no es que te lo digan claramente, pero de alguna manera te lo dan a entender, no? que no te preocupaste cuando yo era pequeña, pues preocúpate ahora que soy un poco mayor, por mi opinión, por lo que veo en mis cuñados, en mis hermanos y tal, pues eso, yo no tengo nietos ya le digo, pero mis hermanos

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que sí los tienen hacen con los nietos cosas que no han hecho con los hijos, pero vamos ni de broma y es porque con los hijos no tenían, no les dedicaban ese tiempo, porque ese tiempo lo pensaban en el trabajo que tenían que hacer y ahora no, ahora como no tienen trabajo al día siguiente tienen que pensar en los juegos con los nietos y están deseando en juntarse con los nietos para eso ..." (Ex-Trab. Ind.)

Proceso de transformación de roles, tareas y jerarquías de valores y prioridades que se hace aún más intenso y profundo cuando ocurre el caso, más específico de los jubilados más recientes, de que el hombre se jubile anticipadamente y que sea la mujer la que continúe trabajando fuera del hogar. Situación todavía minoritaria pero que puede ser cada vez más frecuente en una economía tan terciarizada como la de la Comunidad de Madrid. En algunos casos, este cambio de roles es aún más radical, de modo que más a una superación de la división de tareas a lo que se llega es a una práctica inversión de las mismas, en la medida que es la mujer la que trabaja fuera del hogar familiar y el hombre quién tiende a hacerse cargo de las tareas domésticas.

"Le voy a decir una cosa, es para lo que le digo a usted que hay que mentalizarse, mi mujer se coge y se va a trabajar y yo me quedo en casa y yo los primeros días cuando veía que cogía el ascensor y se iba a trabajar pues para mí era un golpe muy fuerte, es decir, es que yo me quedo aquí y mi mujer se va a trabajar...

- Sí.

- ... y entonces me dijo mi mujer, ahora tu suponte que esto fuese al revés que yo del ayuntamiento me fuese a la calle y tu siguieras trabajando, entonces tu lo verías bien, que yo me quedase en mi casa y tu te fueras a trabajar.., o sea, es que hay que mentalizarse de eso, es que es una barbaridad...

- En mi caso es así, mi mujer se va a trabajar, y como usted dice hago la casa y hago pues no estoy muchas horas con el ordenador y no me

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quito digamos ahora desde que no trabajo tengo menos tiempo que antes, porque tengo hobbies siete u ocho, aunque sea serrar una tabla y hacer un mueble, cualquier cosa, muchas cosas...

- Me pasa a mi." (RG. Jubilados anticipados)

Por su parte, en el caso de las mujeres, sin llegar a la todavía minoritaria situación de que ella trabaje mientras él esté en la casa, el acceder a las edades próximas a los 60 años suele ir asociado a una menor exigencia en la educación de los hijos. Suele conllevar una experiencia distinta de la vida en el hogar ya que se suele salir y viajar más a menudo. Se suele intensificar, al menos a lo largo de la llamada tercera edad, la realización de nuevas actividades y tareas que conllevan el estar más tiempo fuera del hogar.

"- Yo vivo muy bien también.

- Yo también, y deseando de ver a mis hijos.

- Me he realizado quizá en cosas que no he podido hacer cuando estaba casada, ahora estoy haciendo.

- Un poco más de libertad, eso sí.

POR EJEMPLO.

- Pues yo no tenía estudios y siempre lo tuve... era una asignatura pendiente conmigo misma, y ahora estoy estudiando, y saco unas notas fabulosas, entonces bueno, voy a gimnasia, voy a natación, tres días a la semana, voy a clase todos los días, me voy de viaje con mis amigas cuando me apetece. Tengo grandes amigos también, pertenezco a una asociación de viudas por si queréis apuntaros, y entonces estoy muy realizada. Mis hijos son estupendos, me animan a todo lo que hago, quiero dejar los estudios porque ya son muy fuertes, mamá no, que tú puedes con ello, entonces estoy plenamente satisfecha. Tengo mis horas bajas,

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porque la soledad es muy triste, tengo mis hijos en casa pero la soledad es muy triste, te agobia mucho, y procuro pues tener ocupadas todas las horas del día, y me siento bien.

- Yo estoy encantada.

- Yo sigo siendo un poco tonta todavía, en mi casa me encuentro muy a gusto de momento, luego tengo una amiga y de vez en cuando salimos a dar una vuelta, vamos al comercio, nos metemos en uno, nos salimos en otro, y todo eso es hasta ahora, luego decimos que vamos a hacer...

- ¿No viajáis ninguna?

- No.

- En el Imserso viajo" (Viudas)

La modificación y transformación de los respectivos roles masculino y femenino que estamos describiendo, la relativa y tendencial superación de la ya clásica división de roles y tareas a lo largo de la vida adulta de los actuales mayores, conlleva y se refuerza, asimismo, con dos importantes modificaciones que a tañen a la organización de la vida cotidiana de los mismos. - Una mayor similitud en las tareas a realizar cotidianamente. - Una similar distribución de los usos del tiempo. Aunque persista, en términos generales, un mayor papel de la mujer en lo que respecta a la responsabilidad y a la realización de las tareas del hogar, el hecho cierto es que un amplio porcentaje de hombres se incorporan a las tareas del hogar, a realizar la compra, etc., aunque sea con la supervisión de la mujer. Situación que se agudiza en ciertas situaciones de enfermedad, de inmovilidad, etc., de uno de los miembros de la pareja como de hecho ocurre, a veces, en estas edades.

"...yo tengo la señora también un poco enferma y las labores de ir a comprar y de todo el trajín de la casa y lo que se puede hacer, pues lo hago yo y eso me acompaña al no hacer nada

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en el tiempo que me he jubilado en el tiempo este que ya llevo bastante y yo ya digo la jubilación es buena, tengo una buena jubilación, pero yo me tengo que dedicar a ayudar en la casa lo que se puede, salgo todas las mañanas a comprar, aquí, allá y en fin ayudar en lo que se puede en la casa..

- Eso nos pasa a todos, yo tengo la nieta y tengo nietos y cuando no es por aquí es por el otro lado y siempre van a caer en el abuelo, y los hijos todos se marchan por ahí y tal y el abuelo es el que tiene que estar al cuidado de la casa y de esto y de lo otro, en fin, que la jubilación es una jubilación

-....es lo que me gusta, jugar a las cartas, no me dan tiempo, esta tarde he tenido que ir a llevar a mi mujer a casa de una hija que se iba con la nieta a danza y tenía que quedarse mi mujer con el pequeño, mañana tengo que ir a un pueblo que está mi nuera y mi hijo, tengo que traerle al hospital de Getafe al nieto, o sea que yo me he jubilado y lo que estoy es de criado con vosotras, no me dan tiempo a.....

- El voluntariado familiar

- Exacto

- Esa es nuestra jubilación" (Ex Trabajadores Industriales)

Algo similar ocurre con los usos del tiempo. Mientras que en las edades más centrales y directamente productivas existe una clara desigualdad en los usos y en la distribución del tiempo entre hombres y mujeres14, a partir de la jubilación pareciera que la distribución del tiempo tiende a hacerse más equivalente en los dos sexos.

"- Yo en mi casa, en ese caso ayudo a la mujer ahora, antes no le he ayudado nunca, ha

14 A este respecto puede leerse "Los usos del tiempo como indicadores de la discriminación entre géneros" de M. Álvarez Page, editado por el Instituto de la Mujer del M. de Asuntos Sociales en 1996.

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criado los hijos y ella solo para todo, yo nada mas que desde la madrugada hasta por la noche que llegaba a casa, bueno, ahora ya la ayudo, hago algunos recados, voy a la compra

- Ahora ya se ha cambiado mucho.... han ganado....

- ... descansando estoy trabajando casi más

- ... no hacíamos nada

- Yo ahora que no trabajo tengo que contribuir a ayudar a la mujer....

- También tienen derecho a la jubilación ellas, claro

- Hay que darle una calidad de vida

- Claro...” (Ex-Trabajadores Industriales)

Es cierto, sin duda, que este proceso de convergencia-superación de los modelos de "género" es tendencial y que, de hecho, por más que se incorpore el hombre a ciertas tareas de la casa, la mujer sigue ejerciendo en lo fundamental de ama de casa, en una más estrecha continuidad que los varones con su vida anterior. Ahora bien, siendo este hecho cierto y cambiando la vida del hombre más que la de las mujeres, no es menos cierto que tanto en unos como en otras se produce una importante transformación/pérdida de los roles más tradicionales y un desarrollo de nuevas tareas y actividades que ayudan al citado proceso de acercamiento entre los roles masculinos y femeninos. Proceso de acercamiento que se irá incrementando conforme nuevas generaciones de adultos más jóvenes y con procesos de socialización más abiertos al respecto se vayan incorporando al colectivo de "mayores”. 6.1.- LA PERSPECTIVA DEL "YO EN RELACIÓN" COMO ORIENTACIÓN CENTRAL EN LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA IDENTIDAD DE LOS MAYORES Expresado de una forma más global y en el marco de los modelos interpretativos que estamos utilizando en el programa de Indicadores

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Socioculturales, el citado proceso de convergencia y superación parcial de los clásicos modelos de género "masculino" y "femenino" en el biosocioestrato de los mayores, podría analizarse e interpretarse acudiendo a los respectivos modelos de construcción de los citados géneros, tal como hemos ido desarrollando en otras monografías sobre jóvenes, mujeres y adultos activos principalmente. En dichas monografías, especialmente en la dedicada a jóvenes, señalábamos lo siguiente: "en los adolescentes y jóvenes y en función del género respectivo, se evidencia y se expresa claramente dos modalidades de construcción de la personalidad y de las relaciones con los "otros" que pasa por una diferente relación con el propio cuerpo y con los demás. En el caso de las chicas, el modelo más específico del género femenino pasa por una mayor interacción de cada sujeto con su entorno, por una mayor interrelación de lo más íntimo con lo más relacional o, como dice Coleman, de "las muchachas se espera en nuestra sociedad una orientación interpersonal más intensa, la capacidad de intimidad y dependencia no sólo resulta aceptable, sino altamente valorada y no cabe duda de que todos los procesos de socialización tienden en tal sentido". En el caso de los varones, sin embargo, en el modelo del género masculino, las dimensiones relacionales figuran en un segundo plano ante la centralidad de las más estrictamente orgánico-individuales o, en palabras del citado Coleman, en los muchachos "se da mayor importancia a las habilidades, la realización y la autosuficiencia. Tal orientación hacia la actividad y la autonomía es evidente que no facilita el establecimiento de amistades íntimas en la adolescencia" (Coleman 1985). De este modo, y acudiendo a estos dos ejes claves explicativos de la conformación de la personalidad de los adolescentes "el eje de la relación con los otros y el eje de la autonomía, el eje del narcisismo" (P. Jeammet. 1995:159) podemos fácilmente representar cómo la construcción social de los modelos de género masculino y femenino cargan de forma dominante en uno de los dos ejes citados, tal como tratamos de representar a continuación.

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En una perspectiva interpretativa muy cercana, al menos desde nuestro punto de vista, en el texto sobre la Salud y la Mujer (1996) también acudíamos a la teoría del "yo en relación"15 para acercarnos a una comprensión de los modelos de construcción de la identidad femenina en nuestra cultura. De esta forma, unas y otras perspectivas nos conducían a ponderar que en la cultura occidental en general y española más en particular, el modelo del género masculino es más individualista, hace más hincapié en el "yo", mientras que el modelo del género femenino hace más hincapié en lo "relacional", como retomaremos más adelante. Pues bien, el conjunto de textos producidos por nuestros grupos expresan cómo los discursos de los mayores están construidos desde una perspectiva, desde un lugar que muy bien podríamos denominar como el del "yo en relación". Es decir, los discursos de los mayores habitualmente están construidos y producidos desde la primera persona del singular, desde un "yo" narrativo que relata miles de anécdotas y circunstancias, desde un "yo" que no sólo tiende a excluir/enfrentarse a los otros, a los demás, sino que expresamente incluye en sus nociones y discursos al resto de las personas, de las figuras familiares y sociales que rodean a los mayores. Hasta cierto punto, se podría pensar que en los hombres y en las mujeres mayores se producen dos procesos simbólicos diferenciados que se desarrollan en paralelo a la citada convergencia-superación de los modelos de género. Por un lado, parecería que los hombres ensancharían su campo social, simbólico y cultural de forma que, frente a sus concepciones y 15 Según C. Santamarina parecería ser que el texto de Gilligan del que está extraído el concepto de "yo en relación" correspondería en una traducción más precisa al concepto del "yo relacional" en el que el matiz, el hincapié apunta a la vertiente más relacional de la "identidad femenina" en nuestras sociedades. Por el contrario, el concepto "yo en relación" subraya el mayor peso del "yo" en dicha estructura.

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discursos más tradicionales de corte más "individualista", más de negadores de las dimensiones relacionales, afectivas y emotivas de la persona (tal como tuvimos ocasión de desarrollar en "Las representaciones sociales sobre la salud de los adultos activos de la Comunidad de Madrid”, 1997), pasarían a desarrollar y expresar una concepciones y discursos más centrados en la "pareja" y en la "familia ampliada" (hijos y nietos, principalmente, cuando se tienen), en las dimensiones afectivas y emotivas, en el propio equilibrio personal incorporando al mismo lo psíquico y no sólo lo físico, como se hacía en las edades más jóvenes. Por otro lado, y en una dirección prácticamente inversa a la anterior, parecería que las mujeres mayores reducirían su amplio y holístico campo de relaciones y concepciones ancladas en lo familiar y en la gran centralidad de su rol de madre -sobre todo en las edades de las generaciones que hoy tienen más de 60 años-, tal como tuvimos ocasión de desarrollar en la monografía correspondiente (Informe sobre la Salud y la Mujer 1996), para pasar a desarrollar a unas concepciones y discursos expresivamente más reducidos y centrados en la pareja y en la familia ampliada, en un segundo lugar. De esta forma, recuperando el gráfico anterior, podríamos decir que el eje hacia el que tiende la construcción de la identidad de los mayores es hacia un nuevo eje bisectriz, en cierto modo, de los dos ejes anteriores, tal como tratamos de esquematizar en el siguiente gráfico.

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Eje del "yo en relación", eje articulador y no escindido en sus principales dimensiones y componentes, el "yo" de un lado y de un modelo, las "relaciones" de otro, que pasaría a convertirse así en el eje director de los nuevos y vitales desarrollos de la identidad de los hombres y mujeres mayores. 6.2.- LA TRANSFORMACIÓN DE LOS DISCURSOS En directa relación con lo que venimos desarrollando en estas páginas, el discurso de los hombres y de las mujeres mayores expresa importantes transformaciones con respecto a los producidos en edades algo más jóvenes. Transformación de los discursos que tiene dos planos de expresión fundamentales: -el sujeto de producción de los mismos -los ámbitos temáticos preferentes en sus desarrollos. En primer lugar, como acabamos de desarrollar en el epígrafe anterior, frente a la tendencia de los hombres más jóvenes a producir sus discursos desde el "yo" como primera persona del singular, como individuo aislado, y frente a la tendencia de las mujeres más jóvenes a producir los suyos desde un "nosotros" femenino más colectivo y relacional, muy directamente vinculado al rol materno, los mayores, tanto hombres como mujeres, tienden

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a producir sus discursos desde el "yo en relación". Desde una primera persona que más que como individuo aislado y separado del resto, se expresa como sujeto de sus relaciones, de sus ligaduras afectivas, familiares, sociales; como persona producto de toda una historia que se condensa y expresa en los miles de anécdotas con que sazonan sus relatos. En segundo lugar, los discursos de los mayores tanto en los hombres como en las mujeres dan entrada y rienda suelta a todo un conjunto de consideraciones, de ámbitos temáticos prácticamente vedados en edades más jóvenes. Así, mientras las mujeres tienden a desprenderse parcialmente de la sujeción y dependencia con respecto a sus hijos y reivindican su total y plena autonomía personal, los hombres mayores incorporan todo un conjunto de dimensiones emocionales, afectivas, relacionales, tradicionalmente vedadas, censuradas en los discursos de los hombres adultos.

"- Parece ser que se interpreta que ya no es todo el dinero, ya es también la jubilación pero menos importante, y es el acoplarse a las necesidades de los demás..." (Ex-Trab. Ind.)

"- Es interesante precisamente los sentimientos, sobre todo cuando llegamos a esta edad y la afinidad familiar, que yo creo que nos podría ayudar mucho en general, pero los sentimientos en general yo creo y la afectividad se enfrían mucho también..." (Ex-Trab. Ind.)

"H- Lo primero que hace falta es amor en la familia, en la principal, amor, y luego el resto, afectividad, una serie de cosas, todo reducido, y que por ejemplo haya un respeto mutuo entre lo que hoy no hay..." (Mixto)

Transformación de los discursos que conllevará, como veremos más adelante, una mayor aproximación entre las nociones y concepciones sobre la salud en los mayores que la que existía en los adultos, en los hombres y mujeres más jóvenes y de menos edad que los asistentes a nuestros grupos. 7.- LA EXPERIENCIA DEL CUERPO. DEL CUERPO

REPRESENTADO AL CUERPO REAL Y SINGULAR

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Los discursos de los mayores no sólo revelan el citado proceso de convergencia y de relativa superación de los clásicos y dicotómicamente escindidos modelos "masculino" y "femenino" sino que expresan, también, con respecto a los discursos de biosocioestratos más jóvenes, una importante transformación en todo lo que se refiere a las relaciones entre experiencia y conocimiento, entre lo que podríamos llamar los saberes prácticos y los modelos y códigos más representacionales. Mientras en los biosocioestratos más jóvenes y, en particular, en los "masculinos", los discursos están muy anclados y enraizados en los códigos más formales, en los modelos culturales más abstractos y codificados; en el caso de los mayores sus discursos estarían más enraizados en los relatos y saberes nacidos de su experiencia de la vida. Relatos que hacen pasar a un segundo plano los elementos discursivos procedentes de los códigos más formales, más abstractos, más estrictamente representacionales. Expresado siempre en términos tendenciales y relacionales, podríamos decir que los discursos están siempre compuestos por elementos más generales, abstractos y representacionales y elementos más vivenciales, más enraizados y anclados en las experiencias vivas y personales de los sujetos. Pues bien, utilizando esta aproximación a los discursos, podríamos decir que el discurso masculino "adulto" tendería a situarse en el extremo definido por los elementos más puramente "modélicos" en términos formales-culturales, que el discurso femenino "adulto" se situaría en una posición intermedia en la que caben ambos tipos de elementos y que el discurso de los mayores se escoraría claramente hacia aquella modalidad discursiva en la que la propia experiencia deviene, se expresa como discurso. Desde esta perspectiva, los discursos de los mayores tienden a acentuar la condensación, la personalización, la singularización en cada sujeto de todos los planos de su vida e historia, mientras que los discursos de los otros biosocioestratos tienden a acentuar los modelos culturales y representacionales más colectivos y específicos de cada grupo social dado, más allá de la historia singular de cada sujeto. En este marco, los discursos de los mayores presentan una singularidad importante en relación no sólo a los discursos de los otros biosocioestratos, sino también en relación al propio modelo teórico e interpretativo del programa SISS basado, en gran parte, en una aproximación cercana a la "Teoría de las representaciones sociales", tal como tuvimos ocasión de desarrollar en la primera monografía (Informe sobre la Salud y la Mujer 1996: 15-21 y 1335). En efecto, la modificación, la inversión de las relaciones entre la experiencia singular y los modelos representacionales en los discursos de los mayores, tiene una gran importancia de cara a los objetivos

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centrales de la investigación sobre la Salud. Como veremos más adelante en los apartados destinados a abordar este tema, la Salud en los mayores más que una representación social y cultural, más que un conocimiento médico (que también lo es), es experiencia personal, es vida propia al punto que vida y salud se confunden no sólo en la representación social al respecto, como ocurría en alguno de los discursos femeninos analizados en la respectiva monografía (Informe sobre la Salud y Mujer 1996:79), sino en la experiencia de la propia vida. Transformación de la experiencia en discurso vivo, centralidad de la singular experiencia personal de cada sujeto en el discurso producido por el mismo que viene coadyudado por dos procesos personales y sociales de profunda transcendencia para los objetivos de las investigaciones sobre la salud en este biosocioestrato. - La centralidad del propio cuerpo en la vivencia y existencia de la persona mayor. Expresividad del cuerpo que nos ha llevado a denominarle "cuerpo-discurso" para apuntar tanto esta expresividad como para diferenciarle de una cierta aproximación habitual al "cuerpo" personal que lo reduce a un puro cuerpo orgánico, a un puro cuerpo anatómico. - La ausencia paralela de modelos "ideales" de belleza y salud en los mayores. La ausencia de modelos representacionales y figurativos que introduzcan el canon de un determinado "cuerpo", de una particular figura del cuerpo de los mayores como el citado modelo "ideal". 7.1.- EL CUERPO DE LOS MAYORES COMO CUERPO-DISCURSO El proceso de modificaciones citadas entre experiencia y representación en los discursos de los mayores encuentra en el abordaje del cuerpo uno de los terrenos expresivos más claros y nítidos. Es más, cabría apuntar que es la mayor presencia del cuerpo real en la vida de los mayores lo que incide y modifica, como un factor decisivo, sus modos expresivos, sus mecanismos cognitivos y representacionales, sus discursos. De hecho, una de las cuestiones más claras y expresivas de los discursos de los mayores y más directamente relacionados con los objetivos de la investigación, es todo aquello que se expresa a partir de la continua presencia de las alusiones corporales en los citados discursos, a partir de la importancia concedida al propio cuerpo como referente valorativo de las propias vivencias, concepciones y representaciones sociales más generales en todos y cada uno de los ámbitos temáticos abordados en los citados discursos grupales.

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Muchos de los "verbatins", de los textos de los mayores incorporados a la presente monografía expresan cómo el cuerpo real de los mayores tiene una presencia constante en sus discursos, en sus vidas. De ser un cuerpo domeñado, un cuerpo olvidado, un cuerpo mero soporte de las actividades del sujeto, el cuerpo de los mayores hace irrupción en sus vidas y discursos señalando límites y posibilidades de los mismos.

"- Se refiere una alimentación adecuada a cada cuerpo. Ya no solo a las edades sino a cada cuerpo.

¿SE ESCUCHA AHORA MAS AL CUERPO QUE ANTES, EN ESE SENTIDO?

- Sí.

- Sí, se explota menos al cuerpo que antes, antes se explotaba mucho...

- Se explotaba, hacer lo que sea, yo soy capaz de eso, ni se pensaba que el cuerpo tiene unas limitaciones.

- No, no se pensaba.

- Ahora sí se piensa.

- Cuando se es joven se abusa mucho del cuerpo, mucho, tanto en la bebida como en la comida.

- En todo en general" (Ex-Trab. Ind.)

Como los discursos y argumentaciones subrayan, "antes" mientras se trabaja tanto fuera como dentro del hogar, no sólo la atención estaba dirigida en otras direcciones distintas a uno mismo y a su cuerpo sino que para el desarrollo de las propias tareas que había que realizar se tapaba, se ocultaba, se intentaba no tener conciencia del propio cuerpo, en la medida que esto podía suponer una posible limitación de las tareas que se estaban desarrollando. Expresiones como "no teníamos ni tiempo para ponernos enfermos", muy repetidas en todos los grupos, no hacen más que evidenciar esta situación que, por otro lado, ya habíamos analizado parcialmente en el texto la Salud y la Mujer (1996) al referirnos al denominado "código del

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aguante". Es decir, a la concepción que lleva a que uno no escuche a su cuerpo, no oiga sus llamadas de atención, sus dolores mientras se puedan seguir haciendo las tareas de la forma que sea.

"...el día aquel que me pillen aquí (risas), malo, mientras estoy aquí, o estoy allí o estoy allí como dice aquí este señor, tengo actividad, tengo actividad, y bueno me puede dar un dolor de aquí o un dolor de aquí, por supuesto, pero mientras me pueda mover. Malo será el día que no me pueda mover y me toque quedarme en casa viendo la televisión" (H. jub. anticipados)

"...como le ha pasado a una hermana mía, pero yo ahora he estado muy mala, no grave, pero vamos, tiene muchas complicaciones de la circulación y no ha querido ir a los médicos, y aguantar, aguantar, aguantar y aguantar..." (Muj. mayores de 65 años)

La vida de los mayores, sin embargo, obliga no sólo a tener presente el cuerpo en sus vidas sino que, recuperando un título de una obra de Jhonson (1995), los mayores tendrían "el cuerpo en la mente". Es decir, en los mayores el cuerpo estaría muy lejos de ser un mero cuerpo orgánico, físico, como ocurre en edades más jóvenes, sería un cuerpo biográfico en el que se condensa y, al mismo tiempo, expresa la vida de los sujetos en todos y cada uno de los planos que la constituyen. De ahí, la denominación de cuerpo-discurso, es decir, de cuerpo construido y, sin embargo, abierto, inacabado -como todo discurso-, de cuerpo codificado y, al mismo tiempo, expresivo y revelador de lo singular que está más allá de toda codificación -también como todo discurso-. En este sentido, conviene intentar disipar cualquier posible equívoco acerca de esta centralidad del cuerpo-discurso en la vida de los mayores. Es decir, el cuerpo-discurso de los mayores no es ni el cuerpo anatómico y fisiológico de la aproximación más médica, cuerpo concebido como suma y lugar de órganos, ni es tampoco el cuerpo cultural y modélico al que se refieren muchos de los discursos de los biosocioestratos más jóvenes. El cuerpo de los mayores, por el contrario, es un cuerpo real y singular en el que se condensan la vida y la historia de los sujetos. Es un cuerpo expresivo que

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muestra y señala sus límites, sus emociones, la propia historia personal-social de cada uno. Es un cuerpo-discurso que habla, que cuenta, que dice cosas, que señala historias y que marca sus límites y condicionamientos. Desde este punto de vista, el cuerpo-discurso de los mayores, en una reflexión muy próxima a la desarrollada por las recientes corrientes de sociología del cuerpo señaladas por García Selgas (1994:48), "deja de ser visto como una mera organización fisiológica o un soporte, una máquina habitada por un espíritu, para convertirse en la estructura experiencial vivida, en el ámbito de los procesos y mecanismos cognitivos, en causa de los estímulos, en condición básica de la posibilidad de la representación, en mecanismo de individuación u objetivación de objetos, propiedades y acontecimientos". Como sigue subrayando dicho autor (García Selgas. 1994:45), nuestro cuerpo es "carne y hueso, pero también entidad social; es símbolo primario del yo, pero también de la comunidad; es algo que tenemos y algo que somos, que nos tiene; es individual y único, pero también es común con toda la humanidad; es a la vez sujeto y objeto". Valoración rica, compleja y completa del cuerpo señalada por este autor que coincide, en lo esencial, con la aproximación que llevan a cabo los mayores a este respecto. Desde este punto de vista, el cuerpo de los mayores está muy lejos de ser una mera anatomía, un mero cuerpo físico, como ocurría en el caso de los hombres, está muy lejos de ser un puro cuerpo simbólico-familiar como tendía a ocurrir en el caso de las mujeres sino que es un cuerpo total, un cuerpo plenamente expresivo en el que se re-incorpora, en el sentido más puro de la palabra, en el que se re-encarna, en el que se hacen carne y signo, al mismo tiempo, el conjunto de dimensiones que han conformado y siguen conformando la vida de los sujetos. Es decir, el cuerpo de cada uno, de cada sujeto, viene a ser, en estas edades, la síntesis y la condensación simbólica "corporeizada" del conjunto de la vida y de la historia personal y social de cada sujeto. De esta forma, en el cuerpo se expresan y se evidencian tanto las hambres pasadas como las alegrías, los trabajos y las vacaciones, los hijos nacidos y los perdidos, las satisfacciones y las lamentaciones, etc. El cuerpo de cada persona mayor condensa, somatiza, simboliza de forma muy personal toda esta historia señalando, al mismo tiempo, las posibilidades y los límites de cada uno. Experiencia y valoración el propio cuerpo como cuerpo-discurso que parecería diferenciarse de la experiencia que del propio cuerpo tienen los otros biosocioestratos investigados, al menos al calor de los textos producidos por los distintos grupos realizados con motivo de las diferentes investigaciones del programa SISS. De una forma muy sintética y reductora, podríamos decir que en el conjunto

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de los biosocioestratos de edades más jóvenes, se producían unos discursos en los que se distinguía y se separaba claramente entre los cuerpos reales y particulares de cada uno de los sujetos y los cuerpos ideales, los cuerpos imaginarios y normativo-representacionales de cada uno de los biosocioestratos en cuestión. En el caso de los mayores, sin embargo, esta distinción tiende a desaparecer y en su lugar se producen unos discursos en los que tienden a fundirse los cuerpos reales y los cuerpos representacionales, los cuerpos particulares y los cuerpos ideales en el cuerpo único y singular, en el cuerpo real y concreto, en el cuerpo expresivo y simbólico de cada uno de los sujetos, de cada uno de los mayores. Tal como tuvimos ocasión de desarrollar en las monografías de jóvenes y adultos activos, en el caso de los hombres, como tal género, se producían unos discursos en los que los cuerpos reales de cada uno de los sujetos tendían a desaparecer de su conciencia expresiva y explícita, de su representación sobre el cuerpo masculino. Los cuerpos reales de los sujetos se transformaban de este modo y en este discurso "masculino" o bien en pura anatomía orgánica e inexpresiva, en puro receptáculo físico de las diferentes enfermedades, o bien en puro soporte energético. Soporte energético en estado puro que se representaba como la base de la capacidad, de la potencia de los hombres, como tal género. Como señalábamos en las citadas monografías de los jóvenes y de los adultos activos... "Estar bien desde la concepción masculina de las jóvenes edades está relacionado principalmente con la capacidad de estar en forma, en buena forma física desde todos los puntos de vista. Y esta buena forma física no se define por la ausencia de malestares pasajeros, por la ausencia de dolores que recuerden la existencia del cuerpo, sino por la posibilidad de expresar la potencialidad de un organismo en óptimo proceso de funcionamiento". (Las representaciones sociales sobre la salud de los jóvenes madrileños". Como señala Cortés (1997: 36), el discurso masculino expresa cómo "se tiene" un cuerpo, más que "se es" un cuerpo en el sentido citado de los mayores. En la misma medida y al mismo tiempo que desaparecían estos cuerpos reales y concretos de los discursos masculinos, de la conciencia expresa de los mismos, el mismo discurso producido hacía surgir en un primer plano expresivo el cuerpo ideal, "el" cuerpo modélico del actual sistema de representaciones sociales y culturales dominantes, el cuerpo denominado popularmente como cuerpo "danone". Figura corporal en la que serialmente se condensa en la actualidad de mediados de los 90 la citada imagen corporal "ideal". Imagen ideal y canónica que, en los citados discursos masculinos venía a suplantar, a ocupar el lugar de los cuerpos reales desalojados de la conciencia expresa de los sujetos por la citada representación dominante.

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De este modo, en los hombres, desde la adolescencia a la madurez, desde las edades más jóvenes a los primeros "achaques" que hacen tomar conciencia de cada cuerpo concreto, se produce una clara escisión y separación entre los cuerpos reales y los cuerpos ideales y representados. Escisión, además, que permite que el cuerpo dominante en el discurso masculino de estas edades sea el cuerpo representado, el cuerpo imaginario, la pura figura corporal-virtual de la representación social y cultural dominante en cada momento histórico dado. En el caso de las mujeres, y desde perspectivas muy distintas y diferenciales, ocurre un proceso similar de diferenciación entre cuerpos reales y representados. Escisión entre unos y otros cuerpos que, en el caso de las mujeres, adquiere características propias entre otros factores por la mayor conciencia expresa de lo sensible, de la propia naturaleza femenina, como no dejamos de subrayar en la citada monografía de los jóvenes. "La experiencia femenina de la salud, a pesar del bajo grado de conciencia explícita que pueda existir sobre este aspecto en las edades más jóvenes, está íntimamente relacionada con la experiencia profunda, tanto psíquica como física de la feminidad y sus diferentes formas de expresión. Desde edades muy tempranas, lo femenino y más exactamente la construcción de una identidad femenina se caracteriza por la toma de contacto con lo sensible que, más allá de los tópicos que suele encerrar este concepto, implica una profunda puesta en evidencia de la conciencia sobre lo interior, lo íntimo, la debilidad, la fragilidad e incluso la vulnerabilidad. Así, mientras que los hombres como "género" viven sus cuerpos en el marco de la dualidad citada, las mujeres como tal género los viven en el seno de una situación más compleja en la que, cuanto menos, coexisten los siguientes tres planos: - el cuerpo físico. Cuerpo presente en la vida de las mujeres de forma más clara y constante que en el caso de los hombres. - el cuerpo cultural-modal. Cuerpo ideal asociado a los cánones estéticos dominantes modalmente en cada momento histórico determinado16. - el cuerpo simbólico. Cuerpo socialmente construido que encuentra su

referencia y modelo ideal en el cuerpo de la "mujer madre". De esta forma, por unos u otros motivos, desde unas y otras perspectivas, desde la adolescencia a la madurez, tanto hombres y mujeres –en tanto "géneros"- producen unos discursos y sistemas de representaciones en los 16 En la actualidad, como subrayamos en la monografía sobre los jóvenes, el cuerpo anoréxico es uno de los cuerpos modales dominantes en las actuales circunstancias sociales.

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que se aborda en la citada escisión entre los cuerpos reales (silenciosos e inexpresivos) y los cuerpos representacionales (dominantes y expresivos). Pues bien, en el caso de los mayores esta concepción tiende a superarse y en sus discursos se pone de manifiesto una mayor conciencia expresa de que ante todo se es un cuerpo más que se tiene un cuerpo. En sus discursos, la disociación entre el cuerpo real y el imaginario tiende a superarse en un proceso de clara integración, de articulación entre unas y otras modalidades dualizadas y dicotomizadas de los cuerpos, entre los cuerpos reales y los posibles cuerpos representacionales17. De esta forma, en el caso del discurso de los mayores se tiende a construir tendencialmente un único relato del cuerpo en base precisamente, no al cuerpo representado dominante en las edades más jóvenes, sino al cuerpo biográfico real, material, concreto y, al mismo tiempo, simbólico de cada sujeto, al cuerpo personal, único y singular de los mismos. Cuerpo real en el que se condensan todos y cada uno de los planos de la historia de los sujetos, de sus condiciones de vida pasadas y presentes, de su relaciones familiares, de sus enfermedades, de sus trabajos e historias laborales, etc., etc. 7.2.- LA AUSENCIA DE LOS MODELOS IDEALES SOBRE EL

CUERPO EN LA VEJEZ La tarea de encarnación en el cuerpo singular de cada sujeto de su historia total, la transformación del cuerpo de cada persona mayor en un "cuerpo-discurso" se ve facilitada, además, por la ausencia, por el vacío de figuras corporales ideales e imaginarias de la vejez en nuestros modelos culturales, en nuestras representaciones sociales colectivas. En efecto, en nuestra cultura, en nuestras representaciones sociales se han gestado y producido "modelos ideales", figuras corporales, modelos canónicos para niños, para jóvenes, para adultos ya sean hombres ya sean, principalmente, mujeres. Prácticamente en todos estos colectivos sociales existen unos cánones de los cuerpos ideales respectivos de cada uno de los colectivos sociales en cuestión. Cuerpos ideales que significan, por otro lado, la utopía figuracional, representacional de la salud perfecta, de la salud pletórica que se asocia a las edades de estos "cuerpos ideales". Cuerpos ideales a los que tratan de aproximarse, de acercarse los sujetos de cada uno de los colectivos citados aún a riesgo, en algún caso, de poner en peligro su propia salud, como pueda ser en el caso de la anorexia. En este 17 García Selgas (1994) en su artículo "El Cuerpo como base del sentido de la acción" propone recuperar el concepto teológico de "encarnación" para definir este proceso de superación de los dualismos entre cuerpos materiales y cuerpos simbólicos.

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sentido, en cada biosocioestrato investigado, en cada una de las monografías realizadas aparecen unos modelos referenciales sobre lo que debe entenderse como cuerpo infantil "ideal", cuerpo juvenil "ideal" o como cuerpo "adulto" ideal. Conjunto de cánones parciales que tienen en el cuerpo joven el patrón de medida ideal por antonomasia, tal como señalamos en la monografía correspondiente. La situación en el biosocioestrato de los mayores es muy distinta a tenor de los grupos realizados. - Por un lado, no parece existir un canon ideal, imaginario y

figuracional del cuerpo, no existe una representación ideal y figurativa del cuerpo a la que de forma superyoica deban de tratar de acercarse los mayores18. Es "como si" entre los mayores, el cuerpo real de los mismos se resistiese (en nuestra cultura y modelo social) a ser representado, a ser idealizado, a ser canonizado y sólo pudiera ser narrado, relatado.

- Por otro lado, el cuerpo real de los mayores lejos de ser un cuerpo

oculto y silencioso, es un cuerpo presente y que se expresa, pero que, de nuevo, se expresa no a partir de una imagen sino a partir de su propia habla como tal cuerpo-discurso.

La actitud y la valoración ante las dietas suministra un ejemplo muy claro y concreto del conjunto de repercusiones prácticas que tiene esta reflexión y esta forma de aproximación de los mayores a sus cuerpos y a la relación de éstos con unos modelos normativos y representacionales más generales. Como señalamos sobre todo en la monografía "Las Representaciones Sociales sobre la Salud de los Jóvenes Madrileños" (1997), el control de la alimentación, las dietas juegan un papel fundamental en el proceso de adaptación, de ajuste y de intento de acercamiento de cada cuerpo personal-real a la figura corporal canonizada como cuerpo ideal. En este sentido, mientras en los biosocioestratos más jóvenes las dietas responden prácticamente a un puro y exclusivo mandato cultural y normativo, a una presión social de adecuación de la figura personal al citado ideal, en el caso de los mayores, por el contrario, la dieta responde a la demanda, podríamos decir, a la exigencia del propio cuerpo personal. Es más, tal como hemos señalado en otros lugares del informe, pareciera que la experiencia, el habla del propio cuerpo personal tuviera más importancia en las consideraciones de los mayores a este respecto que el propio consejo médico y que la 18 Hacemos hincapié en la dimensión "figuracional" de la representación desde el punto de vista del carácter icónico, de imagen, de figuras corporales representadas en estos modelos ideales que encuentran en la publicidad uno de sus soportes más evidentes.

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propia orientación nutricional que pueda expresar las normas generales de la cultura al respecto.

"...no comer cosas que las tenemos prohibidas prácticamente, no nos las prohíben los médicos pero nos las tenemos que prohibir

- sí, el cuerpo humano lo prohíbe, el cuerpo lo prohíbe

- Sí, sí, sí - Uno va a médicos para saber que es lo que te hace daño, el cuerpo humano lo rechaza, me acuerdo a los 40 años eso ya ..." (Ex-Trab. Ind.)

Como se señalaba en otro texto anterior, el discurso grupal subraya que no se trata de dar una dieta a los mayores como "edad", como colectivo, se trata, por el contrario, de encontrar la dieta adecuada para cada persona en concreto, para cada mayor como tal sujeto. Y en la búsqueda de esa dieta el cuerpo-discurso de cada uno parece tener la última palabra. De ese modo, parecería que frente a las figuras ideales de los modelos corporales de salud y belleza de las generaciones y biosocioestratos más jóvenes, los discursos de los mayores construirían unos modelos más basados en las biografías narradas de cada experiencia singular, inscritas en cada cuerpo concreto que expresaría en sus particularidades las demandas y necesidades específicas que como tal plantea. Desarrollo del cuerpo de los mayores como cuerpo narrado, historiado y no como modelo figurado y representado que será central en las concepciones y experiencias de la salud de los mayores, tal como veremos en los capítulos que figuran a continuación.

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2ª PARTE. LAS CONCEPCIONES Y LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS

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1.- LAS CONCEPCIONES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS El conjunto de investigaciones realizadas en el programa de "indicadores socioculturales" permite constatar cómo en los diferentes biosocioestratos que constituyen el conjunto de la población madrileña coexisten, de una forma u otra, un conjunto de concepciones y representaciones sociales sobre la salud ricas y diversas desde las más holísticas a las más biomédicas, desde las más relacionales a las más individualizadas19. Desde la primera investigación realizada en 1994 entre las mujeres madrileñas, la investigación ha evidenciado cómo las diferentes nociones y representaciones sociales sobre la salud podían abordarse y analizarse como un espacio global, más o menos discontinuo, en el que co-existen cuatro subespacios básicos en los que se producen y se condensan diferentes nociones parciales sobre la salud, tal como tratamos de representar en el siguiente gráfico extraído del Boletín de Ayuda Mutua y Salud nº 3, editado por esta misma Consejería en 1996.

19 La explicación y el desarrollo más amplio de estas concepciones sobre la salud puede seguirse en la monografía la Salud y la Mujer editada en 1996 en esta misma colección de Documentos Técnicos.

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Este conjunto de investigaciones ha permitido comprobar también cómo en cada uno de los biosocioestratos de referencia tiende a dominar una de las citadas nociones sobre las otras, más allá que estén siempre presentes el conjunto de nociones asociadas a cada uno de los cuatro espacios citados. Por ejemplo, veíamos como las concepciones holísticas eran las más dominantes en las madrileñas frente a las más individualistas y biomédicas dominantes, por su parte, en los hombres madrileños activos. En este mismo sentido, también hemos podido observar que en el caso de los jóvenes madrileños, las chicas producen una concepción más global que los chicos, más cercana al bienestar y al equilibrio general, más centrada en el "sentirse" bien, mientras que los chicos producen una concepción más cercana a las nociones más órgano-médicas, más focalizadas en el cuerpo considerado como algo estrictamente físico. Concepción que los chicos condensaban en la expresión "estar bien". Asimismo, este conjunto de investigaciones ha mostrado cómo este conjunto de representaciones sociales sobre la salud tendían a condensarse, en algunos casos, en toda una serie de términos, de expresiones que, a modo de imanes, ejercían la función de "atractores semánticos" de cada uno de los subespacios citados de modo que en torno a cada término se situaban el conjunto de palabras, de expresiones claves y significativas de las situaciones y las concepciones sobre la salud propias y específicas de cada uno de los cuatro espacios citados. De esta forma, por ejemplo, cuando la noción de "salud" se condensa en el término "vida saludable" se producen todo un conjunto de imágenes e ideas sobre la misma completamente diferentes que cuando el citado término "salud" se inscribe en un espacio simbólico y discursivo en el que la citada noción se refiere a una expresión reductoramente opuesta a la enfermedad, etc. La existencia de estos resultados nos llevó a articular este conjunto de "atractores semánticos" como un sistema de "indicadores" de las citadas nociones y representaciones sociales sobre la salud. Conjunto de atractores cuyas características más importantes resumíamos en la primera monografía publicada, tal como reproducimos en el cuadro que figura a continuación.

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ATRACTORES E INDICADORES SOBRE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

HÁBITOS SALUDABLES

ENFERMEDAD (SALUD)

Asociación origen Connotaciones positivas Nosotros Persona Sit. Equilibrio dinámico Vincula lo psíquico y lo físico Connota autodeterminación personal Promoción y educación para la salud Promoción y prevención inespecífica

N. transición Connotaciones más ambivalentes Tú Sujeto Salud como resultante Más vinculado a lo físico Connota voluntad y disciplina personal Mandato institucional Prevención más específica

N. órgano-médica Connotaciones más negativas que positivas “Ellos”como sujeto, “yo” como paciente Individuo Salud como no enfermedad Vinculado a lo físico y fragmentado Connota adaptación ante la autoridad sanitaria Instituciones hospitalarias Curación más que prevención

Una vez analizados y esquematizados de esta forma los citados "indicadores" o "atractores semánticos", en las distintas investigaciones realizadas se ha tratado de observar hasta qué punto las nociones propias y específicas de cada uno de los biosocioestratos estudiados podía condensarse en el citado "sistema de indicadores" y, además, caso que estos términos o expresiones circulasen como tales entre los distintos biosocioestratos, también se ha tratado de investigar hasta qué punto las significaciones que le acordaban a cada "atractor" en cada uno de los colectivos investigados era más o menos coincidente, era más o menos próximo con lo que dicho atractor significaba para otro biosocioestrato. El sentido de esta aproximación es el siguiente: si diferentes biosocioestratos se expresan de forma relativamente próxima, si asocian

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significados cercanos a cada uno de los principales términos y expresiones utilizadas para sintetizar sus concepciones sobre la Salud, si se diferencian por la importancia y la jerarquía que establecen entre los mismos en el seno de unas representaciones sociales más amplias sobre la Salud, el SISS estaría en condiciones de ayudar de forma clara y operativa a los programas de Promoción de Salud ya que aportaría tanto el conocimiento de la cultura de la salud de cada biosocioestrato, como el lenguaje más apropiado para dirigirse a los mismos. Pues bien, tal como expondremos en las páginas siguientes, los grupos de mayores realizados han puesto de manifiesto que también para este colectivo es pertinente la aproximación realizada en los otros biosocioestratos y que los indicadores citados también expresan significaciones próximas. Ahora bien, la realización de la investigación también ha puesto de manifiesto, en coherencia con lo desarrollado en la primera parte de esta monografía, que la aproximación de los mayores a este conjunto de nociones sobre la salud es específica y singular, al menos, desde una doble perspectiva: - Mayor peso de la dimensión experiencial sobre la pura dimensión

más ideal y representacional acerca de las citadas nociones sobre la salud.

- Mayor cercanía y proximidad que en otros biosocioestratos entre

unas y otras nociones y representaciones sobre la salud. 1.1.- PRIORIDAD DE LA EXPERIENCIA SOBRE LA

REPRESENTACIÓN EN LAS CONCEPCIONES SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS

Al igual que ocurre en otros campos de la vida, de la experiencia y de los discursos de los mayores, cabe señalar que las nociones y representaciones sociales sobre la salud están más ligadas que en los otros biosocioestratos a sus propias experiencias personales al respecto. Cabría decir que las nociones sobre la salud en otros biosocioestratos se aproximarían en gran medida a una caracterización más representacional, ideal, imaginaria de la misma más allá de la experiencia personal y social de cada biosocioestrato20. O dicho de otra forma, en estos biosocioestratos, una gran parte de sus representaciones sociales sobre la 20 El caso de los jóvenes sería el más ejemplar de esta concepción sobre la salud en la medida que se ha construido un modelo cultural que equipara ser joven con salud perfecta, más allá de la situación real de cada sujeto, de cada joven en lo concreto.

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POLO

REPRESENTACIONAL

POLO EXPERIENCIAL

salud se basan en los patrones culturales más generales y globales que dominan en cada uno de ellos en función de las características idiosincráticas del mismo. De este modo, en el conjunto de colectivos investigados en el marco de este programa SISS se produce una cierta distancia entre su experiencia de la salud y sus representaciones sobre la salud. En el caso de los mayores, a tenor de lo expresado en los grupos, no sólo esta distancia entre experiencia y representación se reduce sino que también, expresado siempre en términos tendenciales y relativos a la situación de los otros biosocioestratos, la citada relación entre ambos polos de la experiencia y la representación tiende a invertirse en la configuración de sus concepciones sobre la salud. Si en los otros biosocioestratos, la representación domina sobre la experiencia, en el caso de los mayores la "voz del propio cuerpo", como ellos dicen, domina sobre las representaciones y, a veces, sobre la propia palabra y diagnóstico del médico. De este modo, si entendiéramos las nociones sobre la salud como un constructo que es el resultado conjunto de toda una serie de aspectos ligados a la experiencia personal y social de las personas y otra serie de aspectos vinculados a las dimensiones más ideacionales, más representacionales de la cultura existente al respecto de la salud, tendríamos que, de forma muy esquemática, podríamos representar las nociones sobre la salud sobre un eje que va, que se desplaza a lo largo de lo experiencial/representacional, tal como se ejemplifica a continuación.

NOCIONES SOBRE LA SALUD

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Pues bien, sobre dicho eje tendríamos que mientras las nociones de los biosocioestratos de jóvenes y hombres cargan más en el polo representacional, las concepciones de las mujeres se situarían en una posición más intermedia y la de los mayores más cercanos al polo experiencial.

POSICIÓN RELATIVA DE LAS

NOCIONES SOBRE LA SALUD

DE DISTINTOS BIOSOCIOESTRATOS

NOCIONES NOCIONES NOCIONES NOCIONES

LOS MAYORES LAS MUJERES LOS HOMBRES LOS JOVEN

POLO POLO

EXPERIENCIAL REPRESENTACIONAL

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1.2.- TENDENCIA A LA CONCENTRACIÓN DE LOS ESPACIOS SOBRE LA SALUD

Junto con la prioridad de la experiencia sobre la representación, cabe señalar una segunda singularidad en las concepciones sobre la salud de los mayores madrileños y, cabe pensar, de los mayores en general. Como hemos tenido ocasión de señalar en otras monografías, el conjunto de nociones sobre la salud citadas anteriormente podían representarse como un conjunto de espacios más o menos distantes entre sí. Por ejemplo, el biosocioestrato de los adultos activos madrileños generaba unas concepciones sobre la salud en las que los cuatro subespacios citados anteriormente conformaban unos espacios claramente diferenciados y separados entre sí de modo que las posibilidades de desplazamiento discursivo de unos espacios a otros era prácticamente nula. Dificultad de comunicación entre un espacio y otro que nos llevaba a caracterizar como nociones "estanco" las aproximaciones masculinas a los diferentes indicadores, como la "vida saludable", los "hábitos saludables" utilizados en la investigación. Frente a estas concepciones masculinas de la salud que diferencian relativamente bien entre unas y otras nociones, entre unos y otros espacios, el colectivo de los mayores madrileños produce un conjunto de concepciones sobre la salud en las que los citados cuatro espacios tienden a acercarse, a aproximarse entre sí para tender a fundirse en un único espacio, en un único lugar en el que las nociones de vida saludable, de enfermedad, etc., que en los otros colectivos constituían espacios propios, quedan reducidos prácticamente a facetas de la misma noción sobre la salud. Es decir, en los mayores, las citadas nociones no llegan a constituir campos discursivos y representacionales diferenciados, más o menos nítidamente separados los unos de los otros, sino que tan sólo se expresan como aspectos de la misma noción común. Noción común sobre la salud muy enraizada en la experiencia y en la que se encabalgan, se enraízan, se condensan, se mezclan todo un conjunto de dimensiones que "desde fuera" se podrían considerar asociadas, cercanas a las nociones de vida saludable, de hábitos, de enfermedad, etc., de los otros colectivos sociales de menor edad. Tendencia a la convergencia de los cuatro espacios básicos sobre la salud en uno solo que nos permitiría tratar de construir el siguiente esquema en el que, a modo de ejemplo gráfico intuitivo, hemos representado estas concepciones sobre la salud de los mayores en relación a las de las mujeres y los hombres adultos.

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En el marco de esta noción más convergente, más condensada sobre la salud de los mayores madrileños, en los siguientes epígrafes vamos a desarrollar, al igual que hemos realizado en las otras monografías, sus opiniones, sus discursos al respecto. Por razones de exposición analítica y sistemática de este texto y para mantener la continuidad con otras monografías, en los capítulos siguientes vamos a presentar separadamente cada una de las nociones básicas sobre la salud, cada uno de los indicadores semánticos anteriormente citados. Ahora bien, aunque presentamos estos indicadores separadamente, no conviene olvidar lo dicho sobre el carácter más específico de estas nociones en los mayores. Su conformación más como faceta, como aspecto de una concepción y noción común sobre la salud que como concepciones relativamente separadas y autónomas.

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2.- LA VIDA SALUDABLE 2.1.- LA VIDA SALUDABLE COMO FACETA DOMINANTE EN LA

NOCIÓN SOBRE LA SALUD DE LOS MAYORES MADRILEÑOS La noción de vida saludable en los mayores adquiere una especial relevancia como faceta expresivamente dominante en el conjunto de nociones y experiencias sobre la salud del citado colectivo. Hasta cierto punto cabría pensar que en la citada noción se condensan no sólo las aspiraciones y representaciones sobre la salud que mantiene el citado colectivo, sino el conjunto de aspiraciones y representaciones que sobre la vida en general se mantienen en el mismo. En efecto, hemos situado anteriormente cómo en los discursos de los mayores parece evidenciarse un proceso de convergencia hacia un modelo de vida muy centrado en las posibilidades y limitaciones que posee el propio "cuerpo-discurso" de cada sujeto y en las dimensiones familiares y sociales más cercanas en las que se desenvuelve. De esta forma, en el citado modelo de vida se articulan intensamente dimensiones relativas a la propia persona y las relativas a su entorno familiar más inmediato, la pareja fundamentalmente. Conjunto de dimensiones personales y relacionales de la vida y de la salud de los sujetos que venimos denominando como "vida saludable" que son las más subrayadas por los discursos de los mayores.

"- La vida sana pues es eso, estar con la mujer, los hijos y no hacer esfuerzos de trabajo ni excesos de las comidas ni las bebidas.

- Es el conjunto de todo, exactamente.

- No tener problemas físicos, la felicidad, eso es el conjunto de la vida sana y una alimentación adecuada a cada cuerpo." (Ex-Trabajadores. Ind.)

"H- Hoy en día disfrutamos una vida placentera.

H- Eso no hay duda, pero hoy de la tercera edad ¿eh?, si una persona se lleva como es

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debido ¿eh? es placentera la vida, viajas y todo.

H- No, y por cuatro perras gordas y casi vas gratis, claro, es lógico..." (Mixto)

"¿COMO VEN VDS. LO QUE PODÍAMOS DECIR EL IDEAL DE VIDA SANA?

H- Lo primero que hace falta es amor en la familia. Es lo principal. Amor y luego el resto, afectividad, una serie de cosas... que haya un respeto mutuo..." (Mixto)

"- ...es llevando una vida sana, una vida apacible" (H. jubil. anticipados)

El conjunto de grupos realizados, utilizando distintas denominaciones que más tarde comentaremos y analizaremos, han expresado que "la vida saludable" como noción y como experiencia de vida se convierte en una especie de "ideal de vida" que interesa practicar cotidianamente. Ideal de vida como experiencia practicada cotidianamente que, conviene subrayarlo, atraviesa todas las dimensiones de la vida del sujeto, transcendiendo en mucho lo que podría entenderse por salud desde un punto de vista biomédico más clásico. Ideal de "vida saludable" como experiencia cotidiana de la vida que, por lo mismo, también se aleja de la noción de vida saludable como "aspiración" más que como práctica, como ocurre en colectivos más jóvenes. Dimensión experiencial de la vida saludable en los mayores que parece conllevar, que parece configurar, pues, a este indicador como un "modo de vida" propio y específico de estas edades, como una "forma de vida" que recogería sencillamente aquellas dimensiones y significaciones que en otros biosocioestratos se ubican en el espacio más amplio de la representación y que en los mayores se condensan en el espacio más limitado pero más rico de la experiencia vivida día a día21 21 Diego Gracia, Director del Instituto de Bioética y Catedrático de Medicina, realizaba unas declaraciones en El Pais del 6 de julio de 1977 en las que definía la salud de modo muy cercano a la noción de los mayores que estamos describiendo en estas páginas. Decía que la "salud es la capacidad de llevar a cabo el proyecto de vida que uno se marca" y que, por tanto, de la salud y la enfermedad hay que dar una "definición más biográfica que biológica".

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2.2.- LA VIDA SALUDABLE Y LA PERSPECTIVA DEL "YO EN RELACIÓN"

A la luz del conjunto de textos producidos por los grupos y en el marco de la línea interpretativa de esta monografía, cabría presuponer que la centralidad de esta noción de "vida saludable" se relaciona estrechamente con la experiencia y consideración de la persona en estas edades como un "sujeto en relación", como un "yo en relación", tal como analizamos en un capítulo anterior. Desarrollo de los discursos de los mayores a este respecto que nos permiten enriquecer y matizar las primeras consideraciones esbozadas en la monografía sobre la Salud y la Mujer (1996: 31-32) sobre las relaciones entre esta perspectiva y la noción de vida saludable22. En efecto, en la citada monografía y a partir de los trabajos de Bleichmar (1993: 262-263) que recuperaba distintos tipos de desarrollos de la teorías y perspectivas feministas en otros países, señalábamos lo siguiente.

"La teoría del "yo-en-relación" como una forma de organización prevalente de la experiencia en las mujeres es el fruto del trabajo de investigación de un equipo nucleado en tono al Stone Center, perteneciente al Wellesley College en el estado de Massachussets, EEUU, dirigido por Jean Baker Miller (1963, 1984; Surrey, 1984; Kaplan, 1984; Jordan, 1987). La tesis sostiene que la identidad y el sentido del ser femenino se forja, y mantiene su cohesión, a través de la práctica en las relaciones humanas, centrando el objetivo de la acción en la creación y cuidado de las relaciones afectivas. La matriz de este rasgo esencial de la feminidad es el modelo maternal: la conexión con las necesidades del otro, la disponibilidad para la respuesta adecuada y el cuidado continuado. La orientación del yo en esta dirección conlleva algunas consecuencias significativas: la postergación y/o desconocimiento de los propios deseos; la autovaloración centrado, en forma prevalente y/o exclusiva, en la necesidad de tener un rol activo en la creación y mantenimiento de relaciones amorosas; la tendencia a evitar, reprimir y/o inhibir por completo todo aquello que amenace el mantenimiento de las relaciones: sentimientos, actitudes, actividades, ideas. También se perfila entre hombres y mujeres. Los trabajos de Gilligan muestran, por parte de los hombres, una evaluación de la experiencia en términos de derechos y, por parte de las mujeres,

22 Una primera matización de estas consideraciones iniciales sobre la relación entre la noción de vida saludable y la perspectiva del "yo en relación" fue desarrollada en Conde, 1996.

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preponderantemente en términos de responsabilidad por los cuidados" (E.D. Bleichmar, 1993; Pág. 262 y 263).

En el propio texto de la citada monografía indicábamos cómo a pesar de la relación establecida en los autores anglosajones entre la maternidad y la perspectiva del "yo en relación", habría que distinguir entre ambas aproximaciones subrayando cómo "cabría diferenciar incluso entre los roles y pautas culturales asociadas a la maternidad y las asociadas a la noción del "yo en relación" dado que si bien es cierto que "la matriz de este rasgo esencial de la feminidad es el modelo maternal", no es menos cierto que la "práctica de las relaciones humanas, centrado el objetivo de la acción en la creación y cuidado de las relaciones afectivas" es algo, hasta cierto punto, autónomo y que no vas más allá del citado modelo de la maternidad. Los discursos de los mayores, tanto de los hombres como los de las mujeres, permiten matizar y enriquecer lo dicho en este texto sobre la relativa autonomía e del rol de la maternidad y de la organización experiencial de los sujetos que se viene denominando bajo la expresión del "yo en relación". En efecto, como hemos resaltado en los epígrafes anteriores, el centro experiencial de la vida de los mayores se configura y ajusta perfectamente con esta perspectiva del "sujeto en relación". Más aún, la convergencia entre géneros que parece producirse tendría una clara repercusión en la necesidad de establecer un cierto reajuste de la perspectiva de Gilligan (citado por Bleichmar) en el sentido de que en los "mayores" las mujeres también empezarían a organizar y vivir su experiencia "en términos de derechos", mientras que los hombres reajustarían sus vivencias y experiencias para dar cábida a situaciones que pueden entenderse "en términos de responsabilidad por los cuidados", tal como hemos señalado en la primera parte de esta monografía. Más aún, los mayores, como tal categoría y situación, vendrían a evidenciar un cambio de perspectivas en relación tanto a los "derechos" como a la "responsabilidad por los cuidados" que los hombres y las mujeres, como género, despliegan a lo largo de la vida adulta. Mientras en las mujeres adultas su proceso de socialización y de construcción de la identidad tiende a postergar el yo y sus propios deseos, la propia autovaloración, como subraya el texto anterior de Bleichmar, en los mayores la responsabilidad por los cuidados tiende a centrarse en el propio "yo", en el propio sujeto y, todo lo más, en su pareja sin postergación ninguna del mismo.

"- ¿USTEDES TIENEN LA SENSACIÓN AHORA DE QUE A SUS EDADES, PODÍAMOS DECIR, SE ESTA COMO MAS

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CERCA DE LA MUJER EN EL SENTIDO DE LA PAREJA, DE LA MUJER DE LA COMPAÑERA, DE LA ESPOSA QUE CON CUARENTA AÑOS, QUE CON CINCUENTA AÑOS?

- Bueno pues sí, se está más tiempo con ella.

- Sí, porque además es el único bastón que ya nos queda.

- La mujer se casa y luego se descasa y luego se vuelve a casar. La mujer se casa cuando nos casamos. Luego se casa con los hijos. Luego después los hijos se van y se vuelve a casar con el marido. Eso es normal. Eso es normal. Lo malo de estos matrimonios que se casan y se apartan, yo no me he aportado nunca de mi mujer y nos hemos casado dos veces.

- Efectivamente llegar a estas edades ya el acoplamiento es más cercano, porque antes cada uno tenía su función, el hombre salir fuera y la otra quedarse dentro y sobrellevar todo, entonces un problema era ese, el problema del marido era... entonces ya cuando se termina pues ya viene más el acercamiento efectivamente, más perfecto sin ser físico, es un cariño diferente...

- Ella se casó conmigo y luego cuando ya tenía los tres hijos pues ya que eran... estaba casado con ellos, así que no les faltaba de nada, que no les faltaba de nada, todo para los hijos y luego también, pero estaba más casada con los muchachos que conmigo, ahora como se han ido de casa entonces ha tenido que venir otra vez a mí" (Ex-Trab. Ind.)

Como el expresivo texto anterior evidencia, en nuestro modelo social y cultural los hombres y las mujeres que durante sus vidas adultas están centrados en el trabajo y en los hijos, en los derechos y en los cuidados, pasarían a centrarse y preocuparse por sí mismos y sus parejas, por sus

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derechos y por los cuidados conjuntamente, una vez llegados a la edad de la jubilación, a la tercera y cuarta edad. En este sentido, podríamos decir que los mayores, como categoría social, y las mujeres, como género, configuran lo noción del "yo en relación" desde perspectivas diferenciadas. Mientras las mujeres adultas tienden a acentuar la relación en detrimento del "yo", con el consiguiente y negativo conjunto de perjuicios subrayados en el texto de Bleichmar y en la experiencia práctica de las mujeres, en los mayores, por el contrario, tiende a acentuarse el "yo" con el, a veces, consiguiente y negativo conjunto de perjuicios señalados por los mayores desde un cierto incremento de la intolerancia hacia el otro...

"-Yo ahora hay cosas que yo antes pues, aunque me molestase o que me empujasen, pues lo toleraba, ahora no, ahora no..... yo creo que nos exasperan todas las cosas porque quizá nos vamos deslizando y nos vemos un poco indefensos y creemos o pensamos que parece que nos vienen arrollando..." (Ex-Trabaj. Indus.)

...hasta la más temida "soledad"

"H- Verás, perdón, si ahora ahí, en eso, en la jubilación hay dos factores: la no actividad es mala, pero es que luego hay otro factor también que es malísimo que es la soledad..." (Mixto)

En este sentido, pues, parecería que la experiencia de los mayores como "sujetos" en relación se inscribiría como una de las bases experienciales decisivas de su acercamiento a la vida y a la salud desde la perspectiva relacional de la vida saludable. 2.3.- LA VIDA SALUDABLE COMO VIDA PLACENTERA,

EQUILIBRADA Y ORDENADA

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Todo parece indicar que la progresiva focalización de los mayores en la experiencia de su propio cuerpo e historia personal, en su entorno más inmediato así como el mayor peso de la dimensión experencial sobre la más puramente representacional a estas edades, va asociado a una progresiva limitación de la noción de "vida saludable" a sus caracterizaciones y configuraciones más básicas y elementales. En efecto, en otros biosocioestratos, como puedan ser las mujeres, muy cercanas a la noción de vida saludable, ésta se expresa como todo un conjunto de representaciones muy diversas, ricas y complejas que desarrollan un amplio campo de contenidos y significaciones (Informe sobre la Salud y la Mujer, 1996: 91-94). En el caso de los mayores, sin embargo, en la misma medida que dicha noción se hace más experiencia, se hace más "habitus" (Bordieu) en la vida de los mismos, pierde riqueza expresiva, pierde parte del amplio campo de significaciones que tenía en el caso de las mujeres para concentrarse, sobre todo, en las dimensiones de vida equilibrada y familiar.

"- La vida sana pues es eso, estar con la mujer, los hijos y no hacer esfuerzos de trabajo ni excesos de las comidas ni las bebidas.

- Es el conjunto de todo, exactamente.

- No tener problemas físicos, la felicidad, eso es el conjunto de la vida sana y una alimentación adecuada a cada cuerpo, ya no solo a las edades..." (Ex-Trab. Industrial)

"Yo pienso que por una vida sana es cuidarse un poco en la cosa de los alimentos, el tomar el sol y el aire cuando se pueda cuanto más mejor, el andar bastante, el no beber mucho alcohol, eso es lo que yo entiendo por llevar una vida más o menos sana.

- Yo entiendo que es llevar una vida también metódica en cuando a su forma de actuar, me quiero referir, a que una persona tenga unos horarios. Es decir, que pueda descansar un

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horario poco o más o menos de siete u ocho horas diarias. Que el trabajo que tenga que esté realizando es un trabajo que lo tenga a gusto, a gusto el, o sea, que no sea un sobresalto continuo y que luego a la vez que sea una persona, que bueno, pues que tenga un oficio, pues bueno, lo que la sociedad le está dando pero que lo pueda aminorar lo máximo posible. A la vez pues llevar una vida, digo metódica y que las cosas que haga, no sé, de una forma tranquila y apacible. Eso es lo que yo entiendo por llevar una persona una vida un poco sana o metódica, aparte de que, por supuesto hacer deporte, pero hacer deporte (...), por lo menos para mí.

- Sí, yo opino en parte como usted, llevar una vida normal que no le agobien a uno en ninguna cosa, y las cosas no abusar de ellas, las que se van a... o las que perjudican no abusar de ellas y llevarlas con tranquilidad es la forma, creo de una vida sana." (H. jub. anticipados)

De esta forma, frente a la amplia noción de vida saludable de otros biosocioestratos, frente a la incorporación a la vida saludable del medio ambiente, de la vida en el campo (como deseo), de la calidad de vida, etc., en los mayores se produce, como expresa el texto anterior, una mayor concreción de dicha noción en los aspectos vivenciales y experienciales de cada sujeto y en una limitación paralela a sus dimensiones más importantes. Como dice un asistente al grupo de ex-Trabajadores Industriales, parecería que los mayores tienden "...a despreocuparse en general de todo lo que puede ser secundario". Es "como si" para los mayores la noción de la vida saludable se redujera a lo esencial, experimentara un proceso de despojamiento en el que ciertas dimensiones importantes a otras edades se redujesen a su más mínima expresión y que dimensiones más centrales que, quizás en otras edades se dan como sobreentendidas, pasasen a un primer plano más expresivo, más consciente, más cotidiano. No deja de ser significativo de este proceso el cambio de denominación que se produce en los mayores en relación a esta noción. Mientras que en el resto de colectivos investigados la propia expresión "vida saludable" se utiliza y circula sin ninguna dificultad, en los mayores la citada expresión prácticamente no se utiliza y en su lugar se tiende a usar coloquialmente dos

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líneas de expresiones próximas, pero no idénticas. - Por un lado, se tiende a nombrar la vida saludable con expresiones

como vida apacible y placentera. - Por otro lado, también se significa dicha noción en las expresiones

vida equilibrada y vida metódica.

"EL OTRO DÍA EN UNA REUNIÓN PARECIDA A ÉSTA ME COMENTABAN QUE A LA SALUD PODÍAMOS DECIR A SU EDAD, LLEVAR UNA VIDA ORDENADA, UTILIZABAN ESA EXPRESIÓN, LLEVAR UNA VIDA EQUILIBRADA. - Sí, sí.

¿PARA USTEDES SERÍA TAMBIÉN ESO O...?

- Sí, sí, uno a esta edad es primordial" (Ex-Traba. Ind.)

Denominaciones que, a veces, los grupos utilizan indistintamente pero que parecerían acentuar respectivamente dos dimensiones relativamente diferenciales de la vida saludable en estas edades. Por un lado, la vida apacible y placentera haría mención a la capacidad de disfrutar, a la capacidad de placer personal y familiar que se desarrolla en estas edades. Placeres y gratificaciones que en los mayores nacen, en gran medida, de la vida familiar, del desarrollo de los propios hobbies, de los pequeños y grandes placeres cotidianos a diferencia de otras edades en las que el trabajo marcaba otras prioridades y líneas de desarrollo personal y social menos "placenteras" que las citadas. La expresión vida metódica y ordenada también parecería tener una cierta relación con la situación de no-trabajo productivo de estas edades. En efecto, en tanto en cuanto se está inserto en la vida laboral es ésta, sus exigencias, sus ritmos, su organización, la que pauta metódica y sistemáticamente la vida cotidiana de los sujetos. Más allá que la propia persona sea organizada o no, sea metódica o no, sabe que a tal hora entra a trabajar, a tal hora sale, que los horarios nocturnos están circunscritos en función del trabajo, que cada día debe desarrollar su rutina de "rutas" en el espacio de la ciudad y en el tiempo del día para ir al trabajo, volver a la

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casa, desplazarse, etc., etc. El acceso a la jubilación, el llegar a unas edades en las que se tiene "todo el tiempo libre del mundo", como señalan los grupos, genera un vacío y una necesidad de organizar el tiempo y las actividades, las nuevas regularidades cotidianas, semanales, mensuales sin que haya tantas exigencias y presiones externas.

"Oiga, que yo pase cuando a mi me hicieron la regulación de empleo, yo pase por tres meses muy jodidos...

- Oiga, a usted que le dijeron...

- ...empecé a darle a lo de aquí y yo decía, con mi edad, con mi facultades en plenitud, yo decía, ¡caramba que a mi se me viene el mundo encima!, toda la vida levantándome a las seis o seis y cuarto de la mañana y ahora me levanto a las ocho y todas las horas del día libre, pues me dediqué al bar de al lado que es amigo, a el otro bar de al lado, a pagarle los seguros sociales a cambiarle monedas a llevarle a por esto a ir a por lo otro..." (H. jub. anticipados)

En este entorno, una de las claves del éxito de la nueva vida parecería ser el tener la capacidad de autoorganizarse, de autoregularse, de establecer una sistemática en los usos del tiempo, en el desarrollo de la vida de todos los días. Como muy atinadamente se preguntaba un asistente del grupo de ex-Trabajadores Industriales.

"¿Quizás la salud perfecta podría ser la capacidad de autoequilibrarse?”

Pues bien, en esta idea de la salud como "autoequilibro" en relación a sí mismo y a su entorno, en esta necesidad de organizarse nuevos horarios, rutinas, actividades que den un nuevo sentido a la vida es dónde encontraría su pertinencia y expresividad la denominación de vida metódica, de vida ordenada como una de las expresiones más resaltadas por los mayores en relación a su nueva vida y a su concepción de lo que debe ser la "vida saludable" en esas edades. Expresión de vida metódica y ordenada que claramente resalta tres dimensiones básicas en la vida de los mayores.

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- El ya citado establecimiento de una nueva y auto-centrada

organización de la vida una vez superada la edad en la que la organización de la vida laboral ordenaba exteriormente, heteronómamente la vida de los sujetos y su familia.

- La proximidad de la idea de vida metódica y ordenada a la noción de

vida equilibrada tan clara en estas edades desde los más diversos puntos de vista. No deja de ser significativo de este proceso el hecho de que el término que espontáneamente más se utilice para describir esta noción sea el término de "vida ordenada", de "vida equilibrada" más que el propio término de "vida saludable", "como si" en este último término existiese una dimensión de potencialidad, de un plus que en los términos anteriores estuviese más contenido. Como si el término "vida saludable" acentuase la dimensión "fuerte" del espacio configurado por este indicador y el término "vida ordenada" acentuase, por el contrario, la dimensión de equilibrio, de evitar los excesos que también existen en este espacio en las representaciones de otros biosocioestratos pero que, en el caso de los mayores, se convierte en una cuestión primordial.

- Por último, y en directa relación con lo anterior, la expresión vida

ordenada, metódica y equilibrada también expresa una cuestión clave en la vida y experiencia de los mayores como es el saber aceptar las limitaciones que conlleva la edad y evitar no ya los excesos citados anteriormente sino también aquellas situaciones y actividades que la propia experiencia biográfica de los sujetos desaconsejan más allá que no quepa tacharlas de "excesos".

De este modo, los discursos y valoraciones de los mayores tienden a producir una noción de "vida saludable" que por un lado expresa esta línea de reducción de la diversidad de acepciones que tiene en otros biosocioestratos pero que, por otro lado, evidencia también la línea de intensificación de los placeres y gratificaciones asociadas a la vida cotidiana. Vida cotidiana como vida ordenada, como vida apacible, placentera y equilibrada en la que tanto el cuerpo de cada uno (la alimentación es clave en ello), como las relaciones con el entorno familiar inmediato cobran una importancia decisiva, en la que saber disfrutar del tiempo libre se convierte en experiencia esencial.

"La mejor calidad de vida, en qué principios o basada en qué principios, pues supongo que

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también de una forma muy genérica en una buena alimentación, en mayor relax posible y despreocuparse en general de todo lo que pueda ser secundario, ¿no?" (Ex-Traba. Ind.)

En el marco de esta progresiva condensación de la noción y de la experiencia de la vida saludable en el equilibrio de la propia persona y de su ámbito familiar más inmediato quizás sea interesante subrayar dos aspectos discursivos que, de nuevo, vienen a evidenciar la singularidad del discurso y de la experiencia de los mayores en respecto a esta noción. Por un lado, como desarrollaremos más adelante, los grupos de mayores hacen hincapié en la importancia de la salud física y psíquica para poder llevar una buena vida. Concepto de salud física y psíquica en la que hacen hincapié tanto mujeres como hombres (diferenciándose, de esta manera, el discurso de los hombres mayores de los adultos activos, tal como tuvimos ocasión de desarrollar en la monografía correspondiente).

"- La felicidad es la salud física es primordial. Luego acompañada de una felicidad es una de las situaciones perfectas, pero felicidad sin tener salud no vale

- Para mi la salud

- La salud es lo principal

- Lo mejor es lo conjunto, pero primordial es la salud, una persona que tiene... es inherente, la salud acompaña mucho más fácilmente la felicidad, se acompañan mucho más fácilmente

- Exactamente, salud física y psíquica

- ...no puedes transmitir felicidad porque si estás amargado... no transmitir ni compartir

- No, ni transmitir ni compartir

- Y es que hasta los que hay al lado tuyo se ponen tristes, si está el cabeza de familia mal...

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- ...es un problema, claro, no habiendo salud la tristeza, el mal humor, el incordio, todo, al no haber salud, es el problema general..." (Ex. Trab. Ind.)

Por otro lado, el discurso de los mayores también vuelve a diferenciarse del de los otros biosocioestratos en las consideraciones que realizan sobre las tensiones "campo-ciudad", en sus relaciones con la noción de la vida saludable. Como puede observarse leyendo las monografías correspondientes a otros biosocioestratos, el conjunto de los mismos tiende a evaluar el "campo" como ámbito territorial y simbólico más adecuado para el desarrollo de la vida saludable. El discurso de los mayores, sin embargo, basado tanto en sus experiencias pasadas como en sus actuales formas de vida, idealiza menos el campo, reconoce positivamente la menor contaminación y stress existente en dicho ámbito territorial pero apunta las dificultades que existen para poder desarrollar en dicho hábitat las formas de vida que ellos consideran más saludables para su edad. Los textos de los grupos son una vez más redundantes. El "campo" les recuerda a muchos de ellos la escasez pasada y la falta de alicientes que necesitan para llevar en la actualidad una vida activa, una vida placentera, una vida saludable, una vida "no aburrida".

"La alimentación era mucho más precaria, entonces pues no tenía sus...

- Pero hoy en día sí.

- ...oímos hablar de los segadores,...del tocino y capaz de pasarse todo el día sentado, no tiene nada de saludable.

- No, el trabajo es durísimo..." (Ex. Trab. ind.)

"H- Había menos estrés, por ejemplo llegaba usted, estaba en un pueblo por ejemplo, yo soy de un pueblo, bueno, estaba en un pueblo y había trabajo, entrar por la mañana a trabajar o tal, cuando uno... de chaval pues al colegio...

M- Al colegio.

H- ...y venía del colegio a ayudar a los padres,

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con los animales y tal a ayudar a la familia, venía la comida a comer todo el mundo, las comidas eran lo que he dicho, sanas, comidas sanas...

M- Y las fiestas, las fiestas cada una...

H- ...había pues claro, hay pueblos que no lleva allí pesca ni... pero hay carnes de vaca de lo que sea, de lo que se quiera... claro, después la... como, como hoy tampoco.

H- Quizá no había eso...

H- ...pero comía usted un plato de patatas y eran patatas, patatas...

H- Y un huevo, huevo" (Mixto)

"En un pueblo la vida es más sana, más todo, más aburrida digamos. Más sana." (Mixto)

En este contexto, lo saludable del campo no se asocia lúcidamente a la vida en el campo sino al viaje, al descanso, a la salida en el fin de semana. Actividades de salidas muy importantes y valoradas por todos los grupos realizados.

"La vida sana yo entiendo que en la ciudad no es fácil, porque claro...

- Claro.

- ...yo lo digo porque salgo muchos fines de semana a la sierra y eso es lo que veo más vida sana, luego claro, aquí en la ciudad lo que decimos el ruido, atenta contra la salud, la polución no digamos, al margen de que a nuestra edad casi todos por lo que veo hemos sufrido las mismas consecuencias, esa regulación de empleo, esa prejubilación adelantada, esta cosa que bueno, puede influir en la salud, influye de hecho si no se lo toma

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uno como decía este señor..." (H. jubil. anticipados)

De esta forma, los mayores construyen unos discursos y unas formas de vida que concentran las fuentes del placer y del equilibrio en la vida cotidiana, en la vida de todos los días. Lejos de dimensiones más representacionales, más ideales y más lejanas también de sus vidas, los mayores viven la vida saludable posible a sus edades, vida condensada y sintetizada en el conjunto de expresiones ya comentadas: vida apacible, placentera, equilibrada y ordenada. Vida enraizada en la ciudad por más que se amen los viajes. Vida urbana activa. En una palabra, todo un proyecto de vida a desarrollar. 2.3.1.- DOS CLAVES DE LA VIDA SALUDABLE: LA INDEPENDENCIA

Y AUTONOMÍA PERSONAL. LA ACTIVIDAD Y LA MOVILIDAD En el marco de la experiencia de la vida saludable como vida placentera y armoniosa, como vida equilibrada y ordenada hay dos aspectos o campos fundamentales en los que los mayores ejemplifican y condensan la citada noción. - El espacio de la independencia y autonomía personal (muy

vinculado a lo dicho sobre la perspectiva del "yo en relación" dominante en estas edades). Espacio de la independencia personal claramente vinculado y asociado en la cultura madrileña a las relaciones con la familia.

- El espacio de la actividad y movilidad personal. Signo claro de

salud y de libertad en estas edades. A.- LA INDEPENDENCIA Y LA AUTONOMÍA PERSONAL La independencia y autonomía personal en los mayores es tan importante para ellos que en sus discursos y consideraciones hacen "casi" de la independencia personal el sinónimo de lo que podríamos llamar la nueva forma de ser mayor en nuestra sociedad. Para los mayores, uno de los cambios esenciales con respecto al pasado es que mientras antes una persona que llegaba a su edad dependía de sus hijos y de su familia, hoy es independiente.

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"- Hombre parecería que antes los padres tenían que depender de los hijos, por eso tenían tantos hijos, no podían trabajar tenían que tener muchos hijos para mantenerlos. Nosotros no tenemos que depender de ellos. Vamos eso es una transformación.

- Es una tranquilidad más

¿ESO ES IMPORTANTE, EL NO TENER QUE DEPENDER DE LOS HIJOS?

- Hombre eso es lo más importante que hay..." (Ex-Trabajadores Industriales)

Tal como señala el texto anterior, mientras en la sociedad tradicional los mayores tendían a depender de los hijos, en las sociedades contemporáneas, como producto de todo el complejo proceso de modernización y de desarrollo del Estado del Bienestar al que hicimos referencia en los primeros capítulos del texto, los mayores no tienen que depender de sus hijos sino que tienen los medios materiales, sociales y culturales -por limitados que sean- para poder vivir de forma independiente. De esta forma, y hasta cierto punto, la citada independencia para los mayores es sinónimo de la nueva vejez en nuestro país. Desde esta perspectiva, y tal como señalamos en los capítulos iniciales del texto, las pensiones, por ejemplo, no sólo cumplen una importante función económica sino que también cumplen una no menos importante y correlativa función simbólica de garantizar la autonomía e independencia de los mayores. Opinión cualitativa de los mayores que se ve reforzada por las opiniones mayoritarias extraídas de las diversas encuestas realizadas entre los mayores. Así en Vallés y Cea (1994) se subraya cómo "el deseo de llegar con salud suficiente hasta el final para no molestar a nadie es algo reiterado por los distintos ancianos entrevistados, independientemente del estatus socioeconómico. Hay en ello, como en el hecho de aferrarse a la casa (aunque no reúna las condiciones de comodidad mínimas) un derecho sentido e irrenunciable de independencia, de adultez en definitiva". En este mismo terreno, en una encuesta realizada en Madrid entre mayores de 65 años y citada por estos mismos autores, las razones más destacadas para vivir eran precisamente la independencia (citada por un 37% de los encuestados) y el valerse por sí mismo (citada por un 33%).

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Independencia y autonomía personal de los mayores que en sus discursos se extiende, prácticamente sin solución de continuidad, a la pareja, al marido y a la mujer respectivamente. En este sentido, cuando en los grupos se habla de independencia, salvo en el caso de las personas que viven solas, los sujetos de la misma no son sólo los individuos aislados sino la "pareja" de mayores en su conjunto. La independencia y autonomía de los mayores tiene su base, hoy por hoy, en el sistema público de pensiones. Ahora bien, más allá de ello tiene muchos y muy diversos planos de expresión. Sin duda alguna, el principal referente de dicha independencia para los mayores madrileños, el primer interlocutor de la autonomía personal de los mismos es la familia, los hijos y los nietos, cuando los hay.

"...ahora tenemos que estar ella y yo detrás de todos los otros, que si los nietos y tal, y una chica que tengo, la mayor de las chicas, hasta una vez me hizo un encargo, tuve que ir a comprar un retal a una tienda, bueno, si esto no lo he hecho yo nunca en mi casa, y lo tengo que hacer ahora para ti, anda, papa, si es que según vas para allá lo coges y ya esta tarde lo recojo en tu casa, bueno, digo, esta es capaz de mandarme a comprar una prenda íntima también.

- No nos dejan en paz.

- Es la frase célebre, hazlo tu que tienes tiempo y yo contesto, ¿qué tiempo? yo tengo mis ocupaciones" (Ex-Trab. Ind.)

Las relaciones con la familia, las demandas de los hijos y nietos, sus expectativas ante los mismos llenan una gran parte de la vida de los mayores de 65 años de la Comunidad de Madrid. De hecho, las relaciones con la familia extensa, hijos y nietos, cuando ésta y éstos existen, son vitales en la vida de los mayores. No sólo desde el punto de vista de las ocupaciones y de los usos del tiempo ya que bastantes ancianos ocupan una parte de su tiempo en jugar con sus nietos, en guardarlos mientras los padres trabajan, etc., sino que una gran parte de la vida y del equilibrio de los mayores se juega en una adecuada relación con su familia. Relaciones armónicas y equilibradas con la familia que son definidas por los

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mayores como un componente esencial de sus concepciones sobre la salud y de sus propios estados de salud. Para los mayores, como iremos viendo en estos capítulos, la salud no es sólo estar activo, no es sólo una cuestión física, etc., sino que la salud, en gran parte, es también una cuestión familiar, relacional.

"Además de no estar enfermo...una vida familiar" (Viudas)

"- ...si son los hijos, si son los nietos, enfermedades, si tiene cosas, preocupaciones que duda cabe que ya uno eso es parte de uno también, ya no es cosa de un hijo, también es parte de uno, lo sufres... Gracias a dios pues no tengo esa preocupación, lo decimos todos los días la mujer y yo menos mal que nuestros hijos y nuestros nietos no tienen nada de enfermedad ni nada de cosas, de preocupaciones económicas ni nada, porque sino..." (Ex-Trab. Ind.)

"M- Lo deseable que viviéramos más en unión y nos lleváramos mejor y compartiéramos todo con las personas, eso sería más sano. Porque ahora nos llevamos todos fatalmente, entre la familia no nos queremos, y eso te influye en la salud, en ti misma, o sea que para ser más sana comer mejor y todas esas cosas. Yo creo que el relacionarte con tu familia que la tienes muy abandonada, o sea, te tienen abandonado, te influye mucho en la salud, en la salud de la persona.

M- Si te dan un disgusto pues la salud ya se viene abajo, una contrariedad por lo que sea, y también si el niño ve mucho cariño entre sus padres, entre la familia, ese niño está alegre, está contento y evoluciona de otra manera...

H- Y es feliz.

M- ...a ver una hostilidad en su casa. Porque el

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niño que ve esa hostilidad, ese poco cariño entre sus padres, cuando llega a adolescente y a mayor, lo que hace es...

M- Asquearse, asquearse de si mismo.

M- ...porque no ve aquella unión, y no se cría feliz, no se cría contento, ni tiene alegrías para desenvolverse en la vida y le queda siempre aquel recuerdo grabado siempre en su mente de aquella hostilidad y de aquella frialdad en su casa, no se cría feliz, no está sano" (Mixto)

Expresando una cierta diversidad de opiniones sobre si la familia "ahora" está más unida o no que antes, el conjunto de grupos de mayores realizados sí ha subrayado la importancia de unas adecuadas relaciones familiares para poder considerar que se desarrolla una forma de vida saludable. Para los mayores actuales, las relaciones con la familia deben basarse en la independencia mútua, en el máximo apoyo afectivo, en el máximo desarrollo de las relaciones afectivas en su seno pero sin menoscabo alguno de la independencia mutua y de la libertad personal. Es decir, de la misma forma y con el mismo hincapié que los grupos subrayan la importancia del polo familiar en sus vidas, también lo hacen, con más fuerza si cabe, sobre el polo personal, sobre la necesaria libertad e independencia personal que deben gozar los mayores para poder vivir placenteramente, para poder abordar las propias relaciones familiares sin problemas y tensiones. Independencia y libertad personal que los mayores han resaltado, en activa y en pasiva, tanto en el terreno económico, como en el de la vivienda, como en todos y cada uno de los más variados planos de expresión de la vida. El sentirse autónomos, el no deber nada para los mayores es clave.

"- Y económicamente lo mejor es que no nos tengan que ayudar a nosotros

- Hombre claro

- Porque si tienen que ayudarnos a nosotros ya veremos a ver lo que pasa

- No, que un día te podrían socorrer, pero otro día,.... recuerde usted cuando sus padres o

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esto o lo otro no tenían nada, a ver quien los socorría..." (Ex-Trab. Ind.)

Lógicamente, en el marco de este común hincapié en la necesaria independencia y autonomía de los mayores, se producen todo un conjunto de situaciones muy diversas en función de las edades, los ingresos, los propios estados de salud de unos y otros. Ahora bien, más allá de estas diferencias y sólo desde la perspectiva sociocultural que es la que nos interesa particularmente en esta monografía, cabría apuntar que existe una cierta asociación entre los diferentes grupos sociales existentes en el colectivo de los mayores y el grado de hincapié que se realiza en la citada independencia familiar. Muy sintéticamente expuesto, cabría señalar que a medida que disminuye la edad de los mayores, que se incrementa su nivel educativo y que sus ingresos son más elevados, los mayores consideran más importante su propia libertad e independencia familiar. Por el contrario, a más edad, más bajo nivel cultural y menos ingresos no sólo se necesita más de la familia sino que también se la considera más importante en sus propios sistemas de valores. En cualquier caso, más allá de estas diferencias tendenciales, los grupos de mayores han subrayado unánimemente la independencia y autonomía personal como una de las claves de su vida actual, como una condición prácticamente "sine qua nom" de la vida saludable. B.- LA ACTIVIDAD Y LA MOVILIDAD El mantenerse activos representa y expresa en el discurso de los mayores una de las formas más claras de evidenciar el buen estado de salud, la buena forma en la que se está, la capacidad que se tiene, etc. El mantenerse activos representa, en una palabra, una de las formas expresivas más claras de evidenciar que no se es "viejo", que no se es "pasivo". Importante valoración de la actividad en el marco de la noción de la vida saludable que vendría a cubrir en el discurso y en la vida de los mayores una doble función mínima. -Una función simbólica general. -Una función específica de cara a la salud. En el discurso de los mayores, la función simbólica que cubre la actividad y

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el discurso sobre la actividad se relaciona estrechamente con la nueva identidad que parece estar gestándose entre los mismos. Identidad de los mayores como personas activas, con capacidad de valerse por sí mismas, con capacidad de movimiento. Como personas que si bien no trabajan laboralmente en los términos productivos más clásicos desarrollan importantes actividades y funciones sociales. Perspectiva que confiere a la expresión actividad un campo de connotaciones y significaciones muy amplio mucho más allá de la actividad física. Actividad que, en el discurso de los mayores, se hace prácticamente equiparable con la idea de sentirse socialmente vivos, reconocidos, útiles, "activos". Como en distintas partes del texto hemos recogido, los mayores quieren ser considerados y reconocidos socialmente activos por más que ya no lo sea productivamente23. Actividad de los mayores, en este sentido amplio, que se esgrime y reivindica tanto contra los clásicos estereotipos sociales que los tachan y estigmatizan como pasivos y dependientes, como frente a los propios mayores más ancianos, a los mayores de mucha más edad en los que tiende a ubicarse la imagen de pasividad (relativa) desde los propios grupos realizados. Desde el punto de vista más específico sobre la salud, la actividad cubre, al menos, una doble función mínima, a tenor de los discursos producidos por los grupos. Una función "positiva" en el sentido del mantenimiento de un buen estado de salud y una función "en negativo" en el sentido que la actividad es una buena forma de "olvidar" temporalmente los problemas, de ocupar el tiempo, de "estar distraído".

"- Yo ahora mismo tengo una actividad y en un criterio para mí es bueno seguir activa, porque te distrae.

- El trabajo es salud a veces.

- Sí, y a veces sí.

- Es una distracción, yo desde luego coso, vamos no coso ya para afuera pero vamos, yo coso, y estoy muy distraída, con la costura estoy que ni pongo televisión ni pongo nada.

- Y yo en casa me pasa igual, con la tienda tengo que estar todo el día trajinando,

23 La diferencia establecida por H. Arendt a este respecto podría ser muy pertinente para la comprensión y la valoración de la "actividad" de los mayores en nuestra sociedad.

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cambiando esto o lo otro y así me distraigo. - A mí que me dice mi hija, pues ya con los años que tienes pues deja de coser, no, en lo que pueda no dejo de coser, ya no es por lo que gane, es por la distracción que tienes, y estás pensado en eso y no estás pensando en otras cosas.

- Porque a mí igual mis hijas, déjalo ya mamá que es un negocio ruinoso, déjalo ya, digo no os metáis en mi vida ¿eh?, que no es lo que gano en dinero sino lo que gano en salud.

- Lo que ganas en la distracción." (Muj. mayores de 65 años)

En este terreno específico de la salud, tal como señalamos en otro lugar del informe, la actividad autónoma de los mayores juega un importante papel en el establecimiento y consolidación de una forma de vida en la que se dispone de mucho más tiempo libre y en la que existen bastantes menos requerimientos exteriores y laborales para organizar sus vidas. Los hombres mayores, principalmente, señalan cómo el desarrollo de cualquier tipo de actividad, el organizarse actividades cotidianas de tipo sistemático: desde un hobbie a ir a la compra, es una cuestión clave para poder superar el bache de la jubilación.

"H- Mientras en activo pues no piensas más en que lo que estás, en el trabajo, vas a casa comes, vuelves a trabajar tal, charlas tal, y estando en casa, estas, hombre, hay personas que lo hacen, yo por ejemplo pues no tengo ningún inconveniente, si hay que traer la compra, comprar... dos cosas, todo lo que sea comprar carne o pescado yo lo haría lo mismo, pero, pero prefiero que lo haga ella, pero lo demás, tengo que ir a la tienda: un kilo de azúcar, un kilo de tal, tal, yo se lo traigo, mientras pueda porque, por evitarme el peso, el pan, el pan, me entretengo, pero ya no es la cosa de cuando estás trabajando... es distinto, por lo menos...

H- Claro actividad.

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H- ...estás, estás pendiente, no estás pendiente, no estás pensando.

M- Si no se puede trabajar por ejemplo un trabajo manual, cosas de esas, estás un poquito...

H- Hay que ser mañoso... las cosas como son, no soy mañoso para, si hay que hacer alguna cosilla te lo hago un poco, no me, no soy muy mañoso, yo hago una cosa y veo que no va a salir bien y ya no la, me pongo nervioso y no la hago, pero yo no me... a mi no me molesta coger la bolsa e irme a la compra.

- El trabajo, la inactividad es..." (Mixto)

Mientras se está "en activo", dicen los hombres, es decir, en plena vida laboral, la propia organización del tiempo, de la vida, de los hábitos, de las preocupaciones giran en torno a dicha vida laboral. La propia organización de la casa y del propio tiempo y vida de la mujer, incluso cuando ésta no trabaja fuera del hogar, está en función de las tareas y horarios laborales. En este marco, la pérdida del trabajo conlleva no sólo un cambio en el tiempo disponible sino una importante modificación del referente, del "centrum" que organiza las formas de vida familiares y personales. Pérdida del trabajo laboral que en el tiempo viene a solaparse, aproximadamente con la emancipación de los hijos o, al menos, la menor necesidad que éstos tienen de la presencia materna y que, por tanto, también generan una mayor disposición de tiempo libre a la mujer. De esta forma, ya sea por uno u otro motivo o por ambos conjuntamente, la vida de las parejas mayores pierden los centros de referencia que han presidido una gran parte de su vida adulta viéndose obligados a crear y desarrollar nuevos hábitos, nuevos usos del tiempo, nuevos centros de interés, tal como habíamos analizado anteriormente. Desarrollo de nuevos hábitos en los que tiene una gran importancia la organización de las nuevas actividades que pueden acometerse en estas edades y que pueden configurarse como nuevos centros de organización de la vida, de los "habitus" de los mayores.

"H- El estar activo, aunque estés, parece que no te enteras porque estás a lo tuyo, estás... y estás en casa toda la tarde, por ejemplo,

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aunque estés leyendo, estés viendo la televisión a quién le guste, pues estás, ahora si descansan...

M- Y la...

M- ... porque es malo... malas, dice, bueno, pues saliendo...

H- Ya digo, yo no me aburro, pero parece que está uno más, más...

M- ... se me olvida, y ya vienes aunque sea, voy a ir a este sitio cerquita y luego vuelves y ya vienes con otra alegría...

M- Con otro ánimo.

M- ... con otro ánimo para hacer las cosas, ya te cambia, un poquito, aunque salgas un poquito. Yo sí, yo todos los días...

H- Los que estamos jubilados tenemos que buscar la forma, por ejemplo, coger a tu señora marcharte a pasear o coger y decir vamos a irnos de viaje, no a Guadarrama, vamos a irnos al..." (Mixto)

Nuevas actividades que pueden ir desde hacer la compra diaria a organizarse un paseo matinal o vespertino, desde el desarrollo de los hobbies y de las aficiones que ya se tenían y no se habían podido realizar antes a la participación en la vida de una Asociación, etc., etc.

"- Yo voy a pintar dos días a la semana... - Ves otra, es que es hacer algo.

- ... y después hago cerámica.

- Porque a mí lo de viaje y eso no me gusta, porque he viajado 14 años y estoy hasta los pelos de viajar, o sea, me quedo en mi casa y cuando estoy en mi casa me relajo. Tengo dos

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gatos y un perro, y ya me entretengo...." (Viudas)

"- Me pasa lo que a esta señora. Prefiero estar moviéndome.

- Activa, activa..." (Mujeres mayores de 65 años)

Conjunto de actividades que ayudan a llenar la vida de los mayores, a organizar su tiempo y a mantenerlas en un buen estado de salud. Como sentencia un asistente a una reunión "La persona que se hunde a sí misma es porque no tiene ninguna actividad". Pues bien, en este marco valorativo, el conjunto de actividades que, en el caso de la Comunidad de Madrid y según la citada encuesta de Díez Nicolás, (1996), se practican figuran en el siguiente cuadro:

Page 131: Las representaciones sociales sobre la salud de los

FRECUENCIA CON QUE SE REALIZAN LAS SIGUIENTES ACTIVIDADES

Todos o

casi todos

los días

Al menos una vez a

la semana

Al menos una vez al mes

Menos 1

vez al mes

Nunca

NS/NC

•Tareas domésticas •Pasear •Leer el periódico •Oír la radio •Ver la televisión •Salir con amigos/as •Hacer algo de ejercicio •Jugar a cartas o juegos de mesa •Manualidades (bordar, coser, etc.) •Pintar, hacer esculturas •Leer •Asistir a espectáculos (cine, teatro) •Asistir a un centro o aula de la 3ª edad •Viajar fuera de su ciudad o pueblo de residencia •Ir a la iglesia o asistir a oficios religiosos •Mantener relaciones sexuales

68% 70% 32% 77% 93% 21% 18% 11% 19% 2% 28% 1% 12%

1% 7%

-

6

14 14 6 2

14 4 7

11 1

12 1 8 3

39 2

1 3 4 2 - 7 1 4 4 1 4 3 4

6 10 6

1 2 5 2 - 8 2 4 4 1 4

12 7

42 12 17

23 10 44 12 3 49 73 72 61 94 51 81 68

46 30 59

1 1 2 1 1 2 2 2 2 2 2 2 2

2 2 15

Fuente: Díez Nicolás, 1996. Dentro del conjunto de actividades que componen y ayudan a organizar la nueva vida de los mayores, las actividades que hacen referencia y se expresan en distintas formas de movilidad física, corporal constituyen una de las actividades claves tanto por su frecuencia práctica como por su consideración simbólica y funcional. Como acabamos de observar en el cuadro anterior, los paseos configuran una de las actividades más asidua y cotidianamente se realizan. Paseos organizados de forma sistemática durante un tiempo diario o paseos sin rumbo fijo, al azar, recorriendo la ciudad, el pueblo.

"- Si tengo una amiga la llamo y nos vamos, sino me voy yo sola, porque me gustan mucho los comercios, y como siempre estoy cosiendo siempre compro cosas y siempre estoy

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haciendo cosas y entonces eso ya me encanta, me encanta, pero yo salgo muchísimo, yo el día que no salgo parece que me falta algo.

- Yo también" (Viudas)

La movilidad física es para los mayores una de las principales claves en sus vidas. Como se señala en los grupos de más edad mientras el cuerpo se mueva, mientras cada persona mayor pueda valerse por sí misma es que todavía se cuenta con un mínimo estado de salud como para merecer la pena el seguir viviendo, el seguir apostando a la vida.

"- Si no te mueves... es peor.

- Si no te mueves también...

- Es peor.

- ...es muchísimo peor, yo tengo muchos años pero tengo muchos hijos, tengo hijos, bisnietos y estoy pendiente y eso, cuando no hay nadie me, es que me muero... es que me muero, me, me siento en la silla y yo digo madre mía si esto, esto..." (Viudas)

Desde este punto de vista, el moverse, el desplazarse, el pasear no es sólo un consejo médico que se sigue sino que es una parte del estilo de vida, de la forma de vida actual de los mayores. Ahora bien, la movilidad para los mayores no sólo se expresa en estas actividades cotidianas, en estas dimensiones más directamente relacionadas con sus estados de salud. La movilidad para los mayores también se expresa en unos planos más generales, más relativos a la vida saludable o la vida en general. Planos en los que la libertad de movimientos, el disfrutar del tiempo libre del que se dispone, el hacer las cosas que no se podían haber hecho antes, etc., tienen una importancia decisiva. Desde esta perspectiva más amplia de la libertad de movimientos, los viajes han pasado a ocupar en los mayores un lugar clave. Un lugar que metaforiza la nueva libertad alcanzada, la nueva posibilidad de llevar a cabo un proyecto de vida que "antes" no podía realizarse24. 24 La tarea del Imserso en este terreno ha sido muy elogiada por los grupos.

Page 133: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"No habría subido nunca a un avión, y hace... a primeros de este mes estuve en Roma, Florencia, Venecia, todo... y me ha encantado también la verdad, he venido para mí ha sido una experiencia fabulosa...

- ¿A que le ha gustado?

- ...me encanta, de verdad, además íbamos 44 personas, y bueno, estupendo, estupendo, cosa que nunca había hecho en la vida. España y eso, sí conozco para de España, pero fuera y eso no había salido, no me importaría volver cuando duela...

- Claro" (Viudas)

"- ...hacemos muchos viajes los mayores, hacemos muchos viajes ahora y antes no los podíamos hacer...

- El sábado me voy yo a Menorca, así que mire." (Muj. 65)

"- Yo particularmente ahora, estoy haciendo lo que no he hecho nunca...

¿POR EJEMPLO?

- ...viajar...

- Y yo lo mismo.

- Exactamente.

- Y yo. - Cualquier cosita que se me presenta, me apunto, allí en el hogar que tengo, cualquier excursión que hay, me apunto, cualquier cosita me apunto, porque pienso que ya mis hijos son mayores, pienso como ha dicho aquí al

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principio, todos tenemos una peseta más o menos, no estamos, y entonces digo, lo que no he disfrutado, porque como he dicho ante he estado veintitrés años de pluriempleo, que para mi no ha habido fiestas ni santos ni nada, porque estaba con la mente que tenía que madrugar y que no podía trasnochar porque al otro día tenía que madrugar también y todo eso, ahora si, con franqueza, me estoy aprovechando de lo que no he hecho antes" (H. jub. anticipados)

Para los mayores, los viajes son descubrimiento y encuentro, preparación y placer, organización del tiempo y acontecimiento. En una palabra, los viajes para los mayores son uno de los ejemplos más claros de los usos activos y placenteros de su nuevo tiempo libre. Uno de los ejemplos que evidencian la importancia de la actividad en sus vidas, en su salud. 3.- LOS HÁBITOS SALUDABLES La noción de "hábitos saludables" constituye otro de los "indicadores" en relación a la Salud que estamos trabajando y analizando en cada colectivo madrileño. En las distintas monografías publicadas en esta serie de Documentos Técnicos de Salud Pública se han ido recogiendo las diferentes acepciones que unos y otros biosocioestratos acordaban a dicha noción. Así, en el caso de los jóvenes resaltábamos cómo los hábitos saludables se vinculaban a un proceso formativo más general, estrechamente asociado a un aprendizaje voluntarioso y algo forzado. En el caso de los adultos activos, por su parte, dicha noción se asociaba muy estrechamente a la idea de prevención de una enfermedad específica, en la línea de no beber para evitar una cirrosis, no fumar para evitar un cáncer de pulmón, etc. Concepciones de los hábitos o prácticas saludables que el conjunto de colectivos sociales defendían como buenos y aconsejables para la salud por más que, luego y en la práctica, no se realizasen o ejerciesen con la misma intensidad con que en el discurso se defendía su bondad. De esta forma, y al igual que en otros ámbitos, en el terreno de los hábitos saludables se producía en el conjunto de biosocioestratos investigados una clara división entre el campo de la experiencia y de la representación. El colectivo de mayores expresa, una vez más, una particularidad a este respecto: los "hábitos saludables", como su propio nombre indica, tienden a formar parte de la experiencia cotidiana de los mismos, mientras que,

Page 135: Las representaciones sociales sobre la salud de los

sensu contrario, evidencian una menor presencia, como tal expresión, en su campo discursivo y valorativo, en su espacio representacional. De hecho, en los discursos producidos por los grupos de mayores, la expresión "hábitos saludables" es un término que espontáneamente no circula, no se produce por más que los mayores practiquen actividades que "desde fuera", desde el propio sistema sanitario se conceptualizan como tales. ("Una vejez joven" 1996, "El anciano en casa" 1994). En línea con lo analizado en los epígrafes iniciales de este apartado sobre la salud, otra característica específica de lo que podemos denominar hábitos saludables en los mayores es su estrecha conexión y relación tanto con la noción de "vida saludable" y equilibrada, comentada anteriormente, como con la propia noción de "salud" en el sentido más biomédico que comentaremos más adelante. En el caso de los mayores, los hábitos saludables forman parte inseparable de sus vidas y, por tanto, de su salud. En este sentido, su práctica se rige muy de cerca por los propios dictados y consejos que su propio cuerpo, que su propia experiencia les dicta.

"...eso va poco a poco.

- Eso va con los años. Eso se va viendo con las facultades de cada uno. Ya subo las escaleras y las bajo yo que se cuantas veces en el día y gracias a eso pues me parece que me encuentro bien de la salud, porque no hago más que salir y caminar y entrar y subir y bajar y dice mi mujer si tú no estás en casa nunca, claro si siempre estoy subiendo, siempre estoy bajando, no hay ascensor, pues calcula los metros que hago, pero de deporte nada más.

- Si no hiciese salida, pues se apoltronaría y se queda..." (Ex-Trab. Indus.)

Frente a un listado algo abstracto de hábitos saludables aconsejados desde una perspectiva epidemiológica, como ocurre en el caso del tabaco, del alcohol, o desde una perspectiva nutricional, como ocurre con la alimentación, los mayores practican los hábitos singulares que la experiencia de su vida les permite, que les aconseja "las facultades de cada uno". Así, no tratan de hacer un deporte indiscriminado sino aquél ejercicio que mejor se acopla a su situación y a sus limitaciones. Así, no se trata de comer de todo, ni siquiera de prohibirse todo, sino de encontrar la dieta equilibrada y específica que mejor les va en cada caso.

Page 136: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"Sí, claro, una buena alimentación. Vamos, como dice aquí una dieta bastante buena y como dice ahí también el aire puro, o sea claro y también moverse uno, que no sea y no comer cosas que las tenemos prohibidas prácticamente. No nos las prohíben los médicos pero nos las tenemos que prohibir.

- Sí, el cuerpo humano lo prohíbe, el cuerpo lo prohíbe.

- Sí, sí, sí.

- Uno va a médicos para saber qué es lo que te hace daño, el cuerpo humano ya lo rechaza..." (Ex-Trabajadores Industriales)

De esta forma, los mayores traducen el consejo médico genérico sobre los hábitos saludables al ámbito concreto de lo que su propia experiencia, su propio cuerpo acepta o rechaza. En el marco de esta acepción específica de hábitos saludables, los aspectos o hábitos en los que los mayores han hecho más hincapié son el los siguientes: - la alimentación. - el ejercicio físico. - el desarrollo de buenas relaciones sociales. - los temas del tabaco y del alcohol. 3.1.- LA ALIMENTACIÓN. DE LA GASTRONOMÍA A LA DIETÉTICA La alimentación en el caso de los mayores es una cuestión clave. La vida y la experiencia les indica claramente las bondades de una buena alimentación así como los prejuicios y malestares que provoca una comida poco equilibrada, un "atracón". La alimentación, para los mayores es un componente esencial de su salud. En este sentido, el poder seguir comiendo bien y de todo un poco, el poder realizar alguna comida fuerte aparece en el discurso de los mayores vinculado siempre a ejemplos modélicos de buena salud en edades elevadas.

"- Yo tengo a mi madre con 96 años y hasta

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hace cosa de unos pocos años, comía las judías blancas... y yo me quedaba..." (Mujeres mayores de 65 años)

Ahora bien, siendo el modelo de salud de los mayores esta situación y este tipo de personas, los grupos realizados han subrayado cómo, en sus edades, se produce progresivamente un desplazamiento desde la buena alimentación sabrosa, con gusto, con platos fuertes a la dieta equilibrada25 desde el punto de vista nutricional y desde la perspectiva de su aceptación personal en cada caso.

"...refiriéndome a las limitaciones. En mi caso concreto se ha dado una circunstancia, yo mientras he estado de vida activa, pues comía quizá algo más que como ahora, entonces ahora mismo la lucha que tengo es una alimentación que sea sana, equilibrada pero que no me haga engordar, entre otras cosas, primero porque no me gusta y después porque tengo un problema circulatorio que me perjudica, no? y ahí es donde creo que estriba y creo que nos pasa a bastantes, porque yo lo oigo comentar y creo que es una opinión generalizada, calidad de vida buena, buenos alimentos, buena bebida, yo no bebo nada de alcohol ni cosas gaseosas ni nada, toma nada más que agua y leche, y excepcionalmente algún refresco que no tenga gas, y lo demás pues la única pretensión y limitación que tengo es, buenos alimentos pero no abundantes, porque además no soy un gran comilón, no?" (Ex-Trab. Ind.)

Desde este punto de vista, en el biosocioestrato de los mayores se produce un movimiento con respecto a la alimentación prácticamente inverso al de los niños. Así, si en el caso de niños y preadolescentes resaltábamos la importancia de pasar en su educación alimentaria desde la nutrición a la gastronomía ("Las representaciones sociales sobre la salud de los niños madrileños de 6 a 12 años", 1997), en el caso de los mayores el 25 Sobre la cultura alimentaria en la Comunidad de Madrid puede leerse la obra de L. Seoane "Factores que determinan el comportamiento alimentario de la población escolar de la Comunidad de Madrid", editado como nº 36 de esta misma colección de Documentos Técnicos.

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desplazamiento que ellos resaltan es el inverso, es decir, desde la gastronomía a la nutrición, a la dieta, al régimen. Los discursos de los mayores evidencian el progresivo abandono de platos fuertes que pueden hacer más pesada la digestión, por platos y modalidades de cocina más suaves, más ligeras y completas nutricionalmente hablando pero que, al mismo tiempo, sean más fáciles de digerir.

"- Sí, a nuestras edades sí, muchas cosas que las comemos con los ojos, el buen queso, el buen chorizo, las cosas de cerdo y eso, pues eso para los mayores tenemos que ir olvidando ya, una buena dieta de verdura y de cosas que no tengan grasa de cerdo y eso, pescado y tal y lo demás es veneno para las personas mayores..." (Ex-Trab. Ind.)

"- A las hora de disfrutar de buena salud es muy importante el cuidarnos de la dieta, hombre la dieta es primordial..."(Ex-Trab. Ind.)

3.2.- EL EJERCICIO FÍSICO. DEL DEPORTE AL MANTENIMIENTO La evolución desde la alimentación a la dieta se produce de forma paralela a la que se experimenta desde el deporte al ejercicio físico de mantenimiento, al paseo. Como comentamos anteriormente, los grupos realizados, mayoritariamente centrados en la tercera edad, han resaltado cómo a sus edades se tiende a abandonar la posible práctica de deportes que, con mayor o menor frecuencia, se hubiesen practicado tradicionalmente para centrarse en un ejercicio físico más suave y de mantenimiento26. Ejercicio que encuentra en el caminar, en el pasear su condensación y expresión más clara.

"- Nosotros deportes ya.

- Nosotros andar.

26 Sobre la cuestión del deporte en la Comunidad de Madrid puede, asimismo, leerse la obra de A. López "La actividad física en la población adulta de Madrid" publicado como nº 34 de esta misma colección de documentos Técnicos.

Page 139: Las representaciones sociales sobre la salud de los

- Andamos en la bicicleta.

- Es un esfuerzo físico, no se puede hacer mucho, en demasía y nosotros no podemos correr aunque queramos..." (Ex-Trab. Ind.)

Las mujeres presentes en los grupos junto al caminar también han expresado su afición al gimnasio para prácticar ejercicios de mantenimiento. Ejercicios suaves, de mantenimiento que los grupos valoran muy positivamente como hábito que favorece su buen estado de salud. 3.3.- EL DESARROLLO DE BUENAS RELACIONES SOCIALES. LO SALUDABLE DE TENER AMIGOS La centralidad de las relaciones sociales en los mayores, tal como habíamos comentado en alguno de los epígrafes anteriores, se traduce en el ámbito de los hábitos saludables en una valoración de todas aquellas actividades que conllevan el conocimiento, el contacto, el establecimiento de redes sociales. De hecho, una gran parte del listado de actividades que los mayores dicen practicar, tal como recogimos anteriormente, les permite entrar en contacto con otras personas, mantener y ampliar su red de relaciones sociales. No sólo eso, sino que de forma bastante habitual los mayores madrileños mantienen contactos frecuentes con sus familias, vecinos y amigos, tal como se recoge en el siguiente cuadro extraído de Díez Nicolás (1996).

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FRECUENCIA CON LA QUE SUELEN VER LOS ENTREVISTADOS A LAS SIGUIENTES PERSONAS

MARZO 1994 NO TIENE

TODOS O CASI TODOS

LOS DÍAS

AL MENOS

UNA VEZ SEMANA

AL MENOS 1 VEZ MES

MENOS 1 VEZ MES

NUNCA NS/NC

• Hijos/as que no viven con Vd.

• Nietos que no viven con Vd.

• Familiares que no viven con Vd.

• Vecinos

• Amigos que no sean vecinos

15%

17%

3%

3%

6%

43

39

26

78

52

26

27

21

8

13

8

9

20

3

8

4

5

22

2

9

2

2

5

5

10

2

2

2

2

2

De forma similar al caso de las amas de casa (Informe sobre la Salud y la Mujer 1996), los mayores valoran, perciben y practican como "saludable" todo lo que significa salir y estar en relación con otras personas, ya sean familiares, ya sean otro tipo de personas en general. De esta forma, los mayores presentes en los grupos destacan lo positivo y saludable de las actividades del IMSERSO, de los centros de la tercera edad de los barrios en la medida, entre otros factores, que les permiten mantenerse en contacto con otras personas de su edad o, a ser posible, más jóvenes. Viajar, salir, no sólo conlleva la movilidad y la actividad, como ya pusimos de manifiesto en el epígrafe anterior, sino que es también ocasión de entrar en contacto y conocer a personas de similares inquietudes y con las que se puede establecer una buena y duradera relación social. Relaciones sociales claves, además, para combatir la soledad que, por unas razones u otras, suele desarrollarse en estas edades, especialmente en la llamada "cuarta edad" y que es percibido como muy negativo para la salud tanto física como mental. 3.4.- EL CONTROL DEL ALCOHOL Y DEL TABACO

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Quizás sean los temas del alcohol y el tabaco los que más han penetrado en los mayores a partir de los consejos médicos. Al igual que ocurre en otros biosocioestratos, los consejos relativos a dejar de beber y de fumar han sido incorporados al discurso de los hábitos saludables y, todo parece indicarlo, a sus propias prácticas al respecto por más que, como ocurre en otros colectivos sociales, se sigue considerando que beber un poco, fumar un poco no es tan malo.

"Por ejemplo el fumar y el beber. El fumar no es bueno y el beber tampoco. Pero tampoco es malo beber poco o el fumar también poco. Aunque dicen los médicos que es muy malo. Pero bueno, el fumar poco, el fumar tres, cuatro o cinco cigarrillos diarios a lo larga le puede perjudicar pero a la corta desde luego que no se perjudica..." (H. jub. anticipados)

Y, por más, también que los mayores, al igual que en otros biosocioestratos, expresen su protesta crítica ante una línea de consejos médicos que parece tender a erradicar prácticamente todos los placeres de la vida.

"...Lo que hemos hablado, que si el colesterol, que si el azúcar, que si la tensión, que si la leche (risas)..., no puedes comer, no puedes beber y claro menos de aquí (risas), entonces, dices es verdad, ahora que es cuando más feliz podría ser...

- Sin ninguna duda..." (H. jub. ant.)

4.- UNA APROXIMACIÓN A LAS NOCIONES SOBRE LA SALUD DE

LOS MAYORES MADRILEÑOS Si hay una afirmación común en todos los estudios y encuestas realizados entre las personas mayores de la Comunidad de Madrid y, en general, de toda España, es la relativa a la importancia que le conceden los mayores a la salud. Prácticamente en todas las encuestas realizadas, más allá de la

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variación de porcentajes que puedan existir entre una y otra, se pone de manifiesto que la salud es la primera preocupación de los mayores. De hecho, en algunos análisis realizados al respecto (Vallés y Cea 1994: 857), se llega prácticamente a caracterizar a los mayores en función de la centralidad que tiene la preocupación por la salud en sus vidas. Así, según los citados autores "se podría decir que las personas mayores lo son porque relativizan mucho las preocupaciones generales (esto es, pasar a la categoría de "inactivas") para concentrarse en su estado de salud". Los discursos recogidos en los grupos abundan en la importancia de estas opiniones de las encuestas, como no podía ser menos. Frente a la menor importancia concedida a la salud en otros biosocioestratos, frente a la relegación de la salud con respecto al trabajo puesta de manifiesto por los adultos activos madrileños ("Las representaciones sociales sobre la salud de los adultos activos madrileños, 1997), las opiniones de los mayores son muy diferentes. La salud es, a mucha distancia de las demás situaciones, intereses y problemas de los mayores, la cuestión de mayor importancia a estas edades. Sin salud, no se puede vivir, nos vienen a decir los grupos realizados.

"- La salud yo para mí, lo principal es la salud, la salud y luego después lo que venga...

- La salud es lo primero y luego después lo que te vaya viniendo, hombre luego después te viene el asunto monetario mejor, pero lo primero de todo de verdad es la salud, porque si no tienes salud no tienes nada, no tienes ganas de lavarte, no tienes ganas de peinarte, no tienes ganas de nada, ni de salir, lo principal es la salud para mí.

- Hombre es que con salud te comes unas patatas con bacalao que a mí me gustan muchísimo y te quedas como un reloj. Y yo he visto a mi madre que ha vivido 84 años y no la he visto jamás en la vida lo que se dice de comer...." (Muj. mayores de 65 años)

"- Mientras se encuentre uno de salud bien, yo tengo las mismas expectativas que ahora, ahora lo malo que le puede ocurrir a uno eso son los achaques...

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- La enfermedad que le puedan a uno sujetar y dejarle a uno en casa, yo en cuanto a lo demás tengo la misma idea.

- Yo mientras tenga salud, y mi esposa también intentaré vivir lo mejor que pueda.

- Esa es la expectativa que es.

- Yo lo mismo, vivir lo mejor posible...” (H. jub. anticipados)

Es más, como pusimos de manifiesto en uno de los capítulos iniciales, en estas edades la propia expectativa de vida de cada persona está íntimamente unida a la propia salud. No sólo vivir con una cierta calidad de vida es posible, es viable, gracias a tener una buena salud, como afirma un texto anterior, sino que la propia vida se hace directamente equiparable a la salud. Es decir, para los mayores, si actualmente se pueden alcanzar los 70 años, los 80 años y más, es gracias a la salud y a los avances del sistema sanitario que lo facilitan.

"...ahora yo me parece que vivimos más tiempo porque a mi mis padres se me murieron relativamente jóvenes, por eso, por la salud, porque los dos murieron de lo mismo, de la enfermedad esa que ahora tanto hablan y yo gracias a dios tengo 75 años" (Mixto)

Ahora bien, como estamos tratando de resaltar a lo largo de toda la monografía, el que los mayores expresen su alegría por la salud que les da la vida y evidencien su preocupación por la salud como primer centro de interés de sus vidas no debe de obviar la pregunta fundamental de qué es lo que entienden los mayores por Salud. Pregunta fundamental en el programa SISS en el que se inscribe esta monografía y pregunta que no se puede responder mecánica y reductoramente como, se hace, a veces, identificando y vinculando las concepciones de la salud de los mayores con las nociones y conceptos médicos dominantes en las instituciones sanitarias. Así, muchas aproximaciones a las nociones sobre la salud de los mayores hacen hincapié en la extremada medicalización de estas edades, en el elevado gasto sanitario que significan, o en otras opiniones similares. Consideraciones todas ellas que connotan claramente la problemática de la

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salud en los mayores como una cuestión básicamente biomédica y asistencial. Sin embargo, como estamos tratando de mostrar en esta monografía, la realidad parece más compleja al menos desde la perspectiva de los discursos de los mayores. Tal como hemos señalado en los primeros epígrafes de esta segunda parte, tanto la salud como el propio estado de salud de los mismos parecería que son concebidos y evaluados por los mayores desde una perspectiva que integra e incorpora la dimensión biomédica y asistencial pero que, sin embargo, no se reduce a la misma sino que incorpora claramente dimensiones emocionales, familiares, cuestiones que garanticen su independencia personal, etc. etc.

"QUE SIGNIFICA TENER BUENA SALUD, ESTAR EN BUENA SALUD O...

- Poder digerir lo que apetezca, poder dormir bien y...

- Y visitar lo menos posible al médico, que tenemos que ir

¿Y PARA USTEDES, AÑADIRÍAN ALGO A ESA...?

- No.

O LE QUITARÍAN O...

- Simplemente la premisa es que las jubilaciones cubran las necesidades.

- Exacto.

- Por lo menos mínimas y después viene el tener por supuesto..., tener una buena salud, pero una buena salud sin poder llevarse a la boca nada, también se acaba la salud, es primordial el tener la base esa..." (Ex-Trab. Ind.)

Quizás para tratar de comprender más claramente la perspectiva de los mayores al respecto convenga recordar lo dicho anteriormente sobre las relaciones entre la experiencia y las representaciones y las concepciones sobre los cuatro espacios básicos de la salud. Acudiendo a dichas reflexiones aparece claramente una diferencia, una peculiaridad de los

Page 145: Las representaciones sociales sobre la salud de los

mayores en relación al resto de biosocioestratos. En éstos, las representaciones sobre la salud, las diferentes nociones sobre la salud, esto es, las concepciones que hemos condensado en los términos "vida saludable", "hábitos saludables" y "enfermedad" tienden a constituir, en mayor o menor medida, campos simbólicos separados, espacios de significación diferenciados de modo que, cuando un grupo se refiere a la "vida saludable" esta noción no se mezcla sino que se distingue de la noción y el concepto de "enfermedad". De esta forma, cuando un colectivo social se refiere, habla de su "estado de salud" existe una cierta significación unívoca que hace relativamente clara la relación del término "estado de salud" con la noción más biomédica sobre la misma. Todo lo más, incorporando las dimensiones subjetivas y emocionales de los sujetos. En el caso de los mayores, como estamos tratando de expresar, la situación es distinta. El conjunto de espacios citados sobre la salud tienden a mezclarse y a gestar una noción sobre la salud mucho más híbrida y menos unívoca, una noción sobre la salud mucho más biográfica que biológica, como apuntaba Diego Gracia, una noción sobre la salud que aparece como la resultante de la mezcla de la "vida saludable", de los "hábitos saludables", de las nociones biomédicas sobre la salud, de la "enfermedad" y del propio "consumo" de la salud y de los medicamentos. Noción híbrida y biográfica de la salud que conlleva el que la expresión "estado de salud" incorpore, a veces, y pueda incorporar estructuralmente siempre, un cierto elemento de enfermedad orgánica, un cierto elemento de medicalización sin que, por ello, se reduzca la salud a dichos elementos y sin que, por ello, el sujeto deje de tener conciencia subjetiva y expresa de que goza de un buen estado de salud (lógicamente relativo y limitado a la edad que tiene).

"Tengo 75 años y...enferma, enferma no estoy. He estado, me han hecho un chequeo y no me han encontrado nada, lo único que tengo es cataratas, que tengo azúcar, es lo único, me estoy tratando y, pues voy bastante bien, como un régimen de comida y hasta ahora, pues a la edad que tengo me encuentro pues bastante bien...." (Mixto)

De esta forma, el estado de salud de los mayores hace referencia claramente a una noción más rica y amplia que la mera ausencia de enfermedad, que el mero buen estado físico y psíquico. En este marco, el estado de salud declarado por los madrileños en 1994 tal como se recogía en el citado estudio de Díez Nicolás (1996) figura en el siguiente cuadro.

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ESTADO DE SALUD DEL ENTREVISTADO DURANTE EL ÚLTIMO AÑO

MARZO 1994 TOTAL MUY BUENO

BUENO REGULAR MALO MUY MALO

NS/NC ÍNDICE

TOTAL (4.838) 7% 38 39 11 4 2 140 Sexo: Varones Mujeres Edad: 65 a 69 años 70 a 74 años 75 a 79 años 80 y más años Status Socioeconómico Familiar: Bajo Medio Alto Zona de Madrid: Centro Ciudad Norte-Oeste Ciudad Sur-Este Ciudad Área Metrop. Norte-Oeste Área Metrop. Sur-Este Resto Municip. Com. Madrid

(1.901) (2.937)

(1.597) (1.322) (951) (968)

(3.319) (1.198) (320)

(818) (806) (811)

(779) (812)

(812)

9% 6%

8% 7% 6% 5%

6% 8%

13%

11% 10% 6%

5% 4%

6%

44 34

42 39 34 32

37 39 44

42 42 39

34 29

41

34 42

35 39 42 41

40 38 29

34 33 38

42 48

36

9 12

10 9 12 13

11 11 8

7 11 11

12 13

11

4 5

4 4 5 5

5 4 3

5 3 5

3 5

4

1 2

1 1 2 3

1 2 2

1 1 1

3 1

2

140 122

137 134 122 119

127 132 146

141 137 128

123 116

132

Cuadro que expresa cómo las mujeres declaran un peor estado de salud que los hombres y también como se declara un peor estado de salud conforme avanza la edad y la situación económica es peor, como no dejaban de subrayar los textos

Page 147: Las representaciones sociales sobre la salud de los

4.1.- LA NOCIÓN HÍBRIDA Y BIOGRÁFICA SOBRE LA SALUD. DE LO NATURAL A LO ARTIFICIAL. DEL ABANDONO AL AUTOCUIDADO

Las características híbridas y biográficas de la noción sobre la salud puesta de manifiesto por los mayores se expresa claramente cuando éstos comparan en sus discursos el pretendido estado "natural" de la salud de antaño frente al claro carácter "artificial", es decir, social, tecnológico y cultural de la salud de ahora. En el marco de los discursos llenos de relatos y consideraciones históricas y comparativas, como vimos en la primera parte del texto y de forma similar a los discursos producidos por las mujeres de más edad en el estudio sobre “la Salud y la Mujer", los mayores presentes en los grupos no han dejado de contraponer de forma ambivalente el pasado y el presente, las pretendidas dimensiones naturales y artificiales de una y otra época.

"...hay menos salud que antes, yo me parece a mí que sí...

- No. Hay más salud.

- ...o sea que antes la gente se... (?)

- Era una salud mejor que la de ahora.

- Más naturales, ahora todo es más artificialmente.

- Más artificial y los alimentos yo creo que son más artificiales que antes." (Muj. mayores de 65 años)

"- Si hoy se, se cuida uno más desde luego. Se mira uno más y están todos más pendiente. Pero las comidas no sé que decirles, si serían más sanas las de antes o las de ahora. Yo soy de pueblo... y las comidas antes eran comidas caseras y ahora hay muchas composiciones también, hay muchas cosas pues más, más. Yo vamos yo creo que eran más naturales" (Mixto)

Page 148: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"- Pero también yo creo que la naturaleza era más fuerte ¿eh?

- Era más fuerte...

- Sí. Yo entiendo, yo a mis suegros les veo, que hasta mayores, mayores comen huevos por la noche y no les hacen daño, comen tocino, no les han hecho daño ¿eh? y ahora mi yerno mismamente no puede comer un huevo frito por la noche o un trozo de chorizo ¿eh?

- ¿A qué se debe eso?

- Pues se debe, se debe...

- Pues a la naturaleza mucho más fuerte.

- ... se debe a las comidas que teníamos más naturales antes, al pesar un pollo a los cuatro días está ya así, antes...

- ...artificial.

- ...mí madre decía: pues para dentro de seis meses tengo los pollos tomateros ya, dentro de seis meses tengo los pollos tomateros ya, dentro de seis meses... había nacido y dice, y dice él pues dentro de seis meses ya tengo los pollos esos y ahora en un mes te los ponen así, eso no puede estar eso, las patatas se echaban basura de los animales y tal, ahora, esas cosas que enseguida te sacan, antes una, una, las tempranas...

- Es que no, no es lo mismo...

- Es todo más artificial y entonces la naturaleza no está bien por dentro..." (Viudas)

Page 149: Las representaciones sociales sobre la salud de los

Largos textos que, además de subrayar la importancia de la alimentación en sus consideraciones sobre la salud, señalan la ambivalencia del paso social y simbólico de un "antes" presidido y marcado por el estado de la naturaleza, por lo que los grupos denominan lo "natural" a una situación como la de "ahora", resultado del proceso de modernización que los grupos tienden a caracterizar como "artificial" para contraponerla y diferenciarla (algo peyorativamente) del estado de lo natural ya perdido. Ahora bien, profundizando en el análisis de los discursos de los mayores a este respecto, y tal como puede observarse en los propios textos anteriores, en los citados discursos resaltan dos dimensiones o planos expresivos que son caracterizados de forma muy distinta en el anterior estado natural y en el actual estado artificial de la salud. - la propia responsabilidad personal sobre la salud. Dimensión que

podríamos denominar como "autocuidados". - la propia vigilancia y control médico. En relación al primer aspecto, todas los discursos y opiniones grupales son unánimes. Antes nadie se preocupaba por la salud. Ya fuese por el trabajo, por las duras condiciones de vida, por la propia (ausencia de) cultura, ya fuese por cualquier otra razón o por el conjunto de todas ellas, antiguamente nadie podía permitirse el lujo de mirar, de cuidar por su salud. Como analizamos en la monografía sobre la Salud y la Mujer, en tanto en cuanto no se atraviese un cierto umbral de desarrollo, la preocupación social y personal por la salud no existe. Los discursos de los mayores lo aseveran una vez más. Frente a esta despreocupación por la salud en el pasado, en ese "antes" asociado al espacio de lo "natural", "ahora" y como resultado artificial, es decir, histórico, social, tecnológico y cultural, los mayores sí se preocupan por su salud, sí miran por su salud, desde los más variados puntos de vista.

"- Ahora sí nos preocupamos más de mirarnos la salud y de cuidarnos más, antes no teníamos probabilidades para cuidarnos como nos cuidamos ahora." (Muj. mayores de 65 años)

Page 150: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"Ahora la gente vivimos más tiempo y nos cuidamos más. Comemos de distinta manera y comemos verduras, comemos carnes y no comemos como antes... Antiguamente era la matanza y las legumbres y no había otra cosa que comer. Nada más que eso. Entonces, ahora yo me parece que vivimos más tiempo porque a mi mis padres se me murieron relativamente jóvenes, por eso, por la salud..." (Mixto)

"- Cuando estás bien contigo misma, te sientes bien de todo, si ya tu persona la ves demacrada y mal parece como que te duelen las cosas, vamos yo de hecho si me siento un poco deprimida, mi alegría es siempre arreglarme un poco, quitármelo, yo creo que pasará a todo el mundo igual, a no ser que sea una enfermedad que ya tiene que intervenir el médico, te puede alegar el irte a arreglar si estás un poco deprimida..." (Muj. mayores de 65 años)

En el terreno de los cuidados médicos ocurre algo similar. Antes no se accedía a dichos cuidados por varias razones fundamentales. Por un lado, la pobreza que impedía el acceso a la medicina privada vigente en la época ante el escaso desarrollo del sistema público.

"- ...yo ahora me cuido, yo me tengo mi buen filete, mi verdura, y antes yo ponía un poquito para todos, y cuanto más mojaras, chorizo y tocinillo pues casi mejor, ¿no entiende?... Pero antes es que no se podía pagar un médico particular, antes no se podía..." (Muj. Mayores de 65 años)

Por otro lado, los propios avances médicos y tecnológicos no posibilitaban, como ahora, ni el tratamiento adecuado ni el diagnóstico precoz que ayudase a tratar la enfermedad cuando todavía estaba naciendo.

Page 151: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"- ...está mejor que antes sí. Antes te morías y no sabias de lo que era..." (Mujeres más de 65 años)

"- ...yo creo que antes estaba más retrasada que ahora, la cosa de la salud, ¿no?, porque había enfermedades que no se sabían y hoy gracias a dios se saben casi todas ya, ¿me explico? Y hay más medios de curar que antes también." (Mujeres más de 65 años)

"M- Eso, ahora vas por ejemplo, porque te notas lo que sea, el médico te manda hacer análisis, antes no te mandaban hacer análisis, porque yo estoy hablando un poco por mi y un poquito por mis mayores por ejemplo, porque yo mi madre murió diabética y lo supimos ya a última hora..." (Mixto)

"Hoy el progreso no lo para nadie, la medicina ha ganado, indudablemente hay mucha droga, vamos no droga de que todo el mundo es drogadicto, para mi una medicina es una droga y hay muchos médicos y también hay muchos aparatos..." (Mixto)

De este modo, y siguiendo con el discurso de los mayores al respecto, por más que se señale algo nostálgicamente la "naturaleza fuerte" del "buen salvaje" que teóricamente se era "antes", cuando se era joven, cuando en España ni siquiera había empezado el desarrollo, los propios mayores vienen a caracterizar los tiempos naturales de antes y los tiempos artificiales del ahora de forma muy distinta en lo que a la salud se refiere, tal como tratamos de esquematizar a continuación.

Page 152: Las representaciones sociales sobre la salud de los

LA SALUD: DE LA NATURALEZA AL ARTIFICIO

LO NATURAL LO ARTIFICIAL

• Se moría muy joven.

• Se vive hasta los 80 y más.

• No existía preocupación por la salud.

• Existe y es posible desarrollar una mirada atenta sobre la salud personal.

• No existía red sanitaria pública.

• Existe una amplia red sanitaria pública.

• La tecnología médica estaba poco desarrollada.

• La tecnología médica está muy avanzada.

• Noción unívoca sobre la salud. • Noción híbrida sobre la salud.

De este modo, gracias a este ambivalente proceso de evolución en el que se han perdido muchas dimensiones humanas, se ha logrado acceder a una nueva situación "artificial" en la que los madrileños pueden vivir más y mejor que las generaciones anteriores. En efecto, a tenor de los discursos grupales, parecería que la caracterización que se hace de la salud en los "naturales" tiempos del pasado es (valorado desde la memoria actual) una noción relativamente unívoca en la que el calificativo de fuerte podría ser el más apropiado. La naturaleza era fuerte, las comidas eran fuertes, el trabajo era duro, etc. Todo era fuerte de forma que, por muchas carencias que hubiese, el resultado era la producción de un "cuerpo sano y fuerte" como un "toro".

"- Pero faltaba mucho en alimentación, muchos alimentos que hay ahora que a lo mejor se pasan a personas de ellos ahora, pero entonces no llegaban, porque todos los días eran patatas, todos los días era cocido y no había otra cosa.

Page 153: Las representaciones sociales sobre la salud de los

- Bueno, y yo te voy a decir una cosa, que nos criamos tan hermosos, nos criamos como toros.

- Nos criamos, ¿me entiende usted?" (Muj. 65 años)

Los propios criterios de belleza corporal íntimamente unidos a las concepciones modales sobre la salud, como hemos desarrollado en otras monografías, también expresaban esta mayor significación, esta singular importancia de lo fuerte, lo grueso, lo gordo. De hecho, como señalan los grupos, a diferencia de los cánones actuales de delgadez y belleza, en aquel entonces, en la infancia y juventud de los actualmente mayores al estar "rellenito a" era sinónimo de belleza y salud.

"- ...a parte, no había tanto... de esto de... gordo, por qué estas gorda, porque no tienes que hacer un régimen, entonces en aquella época la gordura era hermosa.

LA GORDURA ERA HERMOSA.

M- Hermosura sí.

H- Bueno eso sí, para la gente siempre...

H- Y ahora...

H- Fíjate ahora...

H- ...señora ahora mismo...

ERA HERMOSURA PERO ¿ERA SALUD?

H- Sí, sí, sí.

H- No siendo una gordura excesiva, entonces...

H- ...de lo que se trataba de que... cómodo...

H- Una mujer rellenita, una mujer rellenita está más guapa que la que estaba delgada..." (Mixto)

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Caracterización de la salud como "fuerza" natural que, como contrapunto, iba asociado a un nivel de desarrollo socio-sanitario mínimo, como hemos venido repitiendo. El resultado de todo ello es que las personas morían mucho antes que ahora.

"-...está mejor que antes. Antes te morías y no sabías de lo que era" (Mujeres de más de 65 años)

La actualidad parecería expresar una situación inversa a la descrita: la naturaleza humana se habría debilitado, dicen los mayores, con respecto a la anterior época histórica y, por el contrario, los avances económico-sociales y socio-sanitarios serían espectaculares y paliarían la mayor "debilidad" natural del organismo. El resultado de todo ello es, pues, una mayor y mejor salud, un retraso de la edad media en que se muere. De esta forma, para los mayores la actual situación significaría el desarrollo de una concepción sobre la salud en la que ésta es percibida como una condensación y una síntesis articulada de las dos dimensiones básicas descritas, de las características personales, biológicas y biográficas y de las mediaciones socio-sanitarias y tecnológicas. Noción biográfica de la salud que incorpora la historia personal y social de cada uno y noción híbrida de la salud que incluye el conjunto de dimensiones de la salud relativas a los distintos planos citados. De esta forma, se constituye una noción y una experiencia de la salud en la que paradójicamente se mezclan la desconfianza en los médicos con el hecho de que los médicos le han salvado la vida a más de uno; la confianza en sí mismo y en su cuerpo y la conciencia de las limitaciones del mismo; el conocer que se tienen enfermedades y el saberse en un buen estado de salud; etc., etc. Conjunto de ambivalencias que teniendo una clara y estrecha relación con el discurso, la asistencia y la tecnología médica, tal como pusimos de manifiesto en uno de los capítulos iniciales, conforman una noción y experiencia de la salud social y personal en los mayores que va mucho más allá de todo ello, que ayuda a constituir una noción singular sobre la salud en la que el "cuerpo-discurso" de cada sujeto viene a erigirse en su propio canon autoreferencial sobre el estado de salud. 5.- LAS RELACIONES CON EL SISTEMA SANITARIO

Page 155: Las representaciones sociales sobre la salud de los

La ambivalencia que preside las valoraciones sobre la salud de los mayores presiden, también, las consideraciones que los mismos realizan sobre sus relaciones con el Sistema Sanitario como tal. De forma coherente con la estructura simbólica de sus discursos y con la función de la "salud" en los mismos, los discursos de los mayores tienden estructuralmente, como tal categoría social, a valorar de forma extraordinariamente positiva los avances médicos y tecnológicos -a los que, en parte, deben la existencia como tal colectivo social-, mientras que tienden a ser más críticos con el trato humano y con las dimensiones más organizacionales y administrativas del Sistema Sanitario que son las que más le afectan en el plano personal.

"hoy el progreso no lo para nadie, la medicina ha ganado, indudablemente hay mucha droga, vamos no droga de que todo el mundo es drogadicto, para mi una medicina es una droga y hay muchos médicos y también hay muchos aparatos, la verdad es que no hacen mucho caso ¿eh?, porque usted vaya a una Seguridad Social, un hombre ya mayor, y que a lo mejor le de a usted para dentro de siete meses para hacer un análisis, parece que eso no es correcto, eso es una de las cosas, la Seguridad Social, la Seguridad Social no funciona, desgraciadamente...

H- Eso, eso no funciona.

H- ... no funciona..." (Mixto)

"la medicina como la cirugía está mucho mejor, lo que pasa que...

- Se morían de repente y no sabían de que había sido.

Page 156: Las representaciones sociales sobre la salud de los

- La medicina si que está adelantada pero nos tienen atrasados, porque vamos te tienes que ir al oculista vamos a suponer y te duele ahora mal el ojo o lo que sea y te mandan para dentro de dos meses o tres ¿eh?, pues entonces haber si tienes cualquier cosa pues en dos meses...

- Es que la Seguridad Social yo para mi creo que está un poco retrasada...

- Está de... está muy mal...

- Funciona muy mal." (Muj 65-74 viudas)

Valoración estructural de los grupos de mayores madrileños que coincide plenamente con la de grupos similares de mayores andaluces según se pone de manifiesto en una obra recientemente publicada (Sáez, 1997). Dicho autor señala cómo para los grupos realizados en el curso de una investigación entre los mayores andaluces, "...hay una clara diferenciación entre la atención médica y la atención humana. Cuanto más médica (por ejemplo la cirugía) mejor valorada, aunque incluso en este aspecto es evidente que existen muchas más quejas. Indudablemente porque también en este aspecto se sienten más "extrañamiento" frente a los médicos con los que tienen grandes problemas para comunicarse. Respecto al trato humano, sus quejas son verdaderamente amargas. Se sienten marginados e indignamente tratados, en algún caso a partir de experiencias personales muy dolorosas cuyo relato no deja lugar a dudas sobre la veracidad de sus quejas" (Sáez, 1997: 113). Esta valoración estructural del sistema es muy importante tenerla en cuenta ya que es una posición discursiva de los mayores como tal colectivo o categoría social, más allá de la experiencia y de la opinión personal de cada sujeto. En este sentido, aunque los discursos de los mayores estén llenos de relatos, de anécdotas en las que se subraya la singularidad, la especificidad de cada caso, de cada historia personal, conviene diferenciar entre las posiciones discursivas que se producen desde los grupos de mayores como tales grupos representativos, de las valoraciones y experiencias personales de cada uno de los asistentes. En el marco de esta valoración estructural y colectiva, y más allá de la experiencia personal de cada uno de los mayores con el sistema sanitario, los discursos grupales, tal como venimos subrayando, producen una imagen bifronte del sistema sanitario. -se avanza en tecnología.

Page 157: Las representaciones sociales sobre la salud de los

-se retrocede en humanidad y trato personal. Como condensa de forma muy gráfica una asistente al grupo de viudas: "la medicina está adelantada, pero nos tienen atrasados". Imagen bifronte que, como puede observarse, coincide plenamente con lo analizado en los capítulos iniciales del informe sobre la relación entre los procesos de modernización y los avances médicos. Es decir, la "medicina" como vector de desarrollo tecnológico y de incremento del conocimiento sobre las enfermedades, sus causas y sus tratamientos no deja de avanzar de forma positiva, como subrayan unánimemente los distintos grupos.

"-...yo hablo por mí porque yo estoy operada de corazón y estoy contentísima, hace cuatro años, y me encuentro formidable, y estoy operada de vesícula, y he pasado por muchas enfermedades y gracias a dios, tengo que decir, bueno, estoy muy contenta porque he salido de todo muy bien, pero es a las medicinas que hay ahora, porque yo la lesión de corazón la tenía desde los 16 años, y las pasé muy negras, hasta que vino la cosa esta de los nuevos medicamentos y las operaciones y todo. Por eso digo, que yo para mí, antes se vivía así, pero se vive mejor ahora.

- Yo vivo mejor.

- Se vive mucho mejor ahora" (Muj. May. de 65 años)

Ahora bien, desde el punto de vista de las dimensiones afectivas, relacionales, del trato humano del sistema sanitario y de sus profesionales con los mayores se observa un corte con la valoración anterior, "como si" el avance tecnológico-médico caminase de forma paralela a una progresiva deshumanización de las relaciones sociales en el marco del sistema sanitario. "Como si" el avance tecnológico no tuviese su reflejo y complemento correspondiente en las mejoras de la gestión y de la organización de las propias instituciones y servicios médicos.

"SI NOS SITUAMOS NO SÉ, ¿HACE UNOS CUANTOS AÑOS?

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- Más familiar

- Más humanizado ¿eh?

- Más humanizado, tenía usted el médico de cabecera que oye, hablabas con él y sabia todo lo que eso...

- Parecía uno de la familia.

- ... y ibas con toda la confianza del mundo.

- Y luego le llevabas un regalito como muestra de que... te atendía mejor." (Viudas)

"H- Yo para mi desde luego las medicinas, la sanidad están muchísimo, pero muchísimo mejor que antes.

M- Mejor.

H- Hay algunos que a lo mejor...

M- Yo lo que veo mal, perdonen, es estas listas de esperas...

H- Es que las listas de espera...

H- Más de uno se ha muerto." (Mixto)

En el marco del citado proceso de deshumanización progresiva del sistema, los discursos de los mayores subrayan dos cuestiones puntuales en las que suelen condensar sus quejas y críticas personales. -las colas y retrasos en las intervenciones quirúrgicas. -el trato personal en la relación médico-paciente. En el primer aspecto, interesa subrayar que las colas realmente existentes son aún más criticadas y valoradas negativamente dada la alta consideración que se tiene sobre la cirugía, como subrayamos en otro lugar del informe.

Page 159: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"- ...estoy de acuerdo con lo que están hablando, tiene unas cosas bien y otras mal, referente a lo de los hospitales...

- Que hay que esperar.

- Que sí, los procesos son muy largos, la espera muy larga para cualquier cosa.

- ... eso es, luego una vez metidas allí pues, sí, te atienden bien. Yo he visto cuando mi marido y vaya si le atendieron bien..." (Muj viudas)

"- Está más adelantada la cirugía.

- La cirugía está más adelantada.

- ...y te lo hacen, o sea, yo comprendo que sí.

- Hay operaciones ahora que, que...

- Maravillosa, hacen maravillas ahora.

- ...que hacen verdaderas maravillas.

- Y los aparatos que tiene la Seguridad social no lo tiene la...

- Y sin embargo estamos todavía en bragas y en cosa de, de tumores y en cosas de eso estamos todavía en bragas.

- Sí, en eso estamos atrasados y además...

- Eso es así" (Viudas)

Page 160: Las representaciones sociales sobre la salud de los

Dado que la mejora de las condiciones de vida en estas edades se vincula muy estrechamente al avance médico en general y a la intervención quirúrgica en particular, cualquier retraso que se produzca en la intervención no deja de ser señalado y criticado. Posición que no obvia, sino que, por el contrario, refuerza la necesidad de los planes de mejora de la organización sanitaria y de reducción del tiempo medio de espera pero que subraya, también, el problema simbólico y no sólo material que para los mayores tiene dicho tiempo de espera. La otra cuestión puntual en la que los discursos de los mayores hacen más hincapié para subrayar la pérdida de humanidad del sistema sanitario se refiere a las denominadas relaciones médico-paciente. Para los grupos, también se observaría, de forma paralela a los problemas de las colas y de la gestión más macro, un deterioro en el trato humano en el seno de dichas relaciones más personales, más micro.

"- En unos años yo creo que ha cambiado a peor bastante.

- Pero por la tardanza...

- Por la tardanza...

- Y de la humanidad de los médicos.

- Y la humanidad de los médicos.

(Hablan a la vez)

- La juventud sobre todo la, los médicos jóvenes yo creo que pasan del tema, ven tanta gente esperando que recetan, recetan y ya está.

- Y no te atienden.

- Y no te atienden, ni se meten en tu problema..." (Viudas)

Page 161: Las representaciones sociales sobre la salud de los

5.1.- LAS RELACIONES CONCRETAS CON EL SISTEMA SANITARIO La relación con el sistema sanitario público, sistema dominante en el discurso de los mayores, se expresa en las consideraciones de los mayores en dos ámbitos relativamente diferenciados: - El ámbito de las redes asistenciales. Atención primaria y red

hospitalaria, principalmente. - El ámbito de las relaciones personales con los médicos y personal

sanitario en general. Es por ello que en los siguientes epígrafes vamos a tratar brevemente ambas dimensiones por más que la relación con los profesionales media, en cualquier caso, las relaciones que se mantienen con las propias redes asistenciales. 5.1.1.- LA RED SANITARIA. LOS HOSPITALES Y LOS CENTROS DE

ATENCIÓN PRIMARIA Las relaciones con los médicos y con los centros sanitarios, las opiniones sobre la asistencia sanitaria saturan en gran parte los discursos de los mayores. Como señala Sáez (1997:113) a los mayores "les cuesta separar la discusión de la asistencia sanitaria de la de su estado de salud" entre otros factores, como apuntamos anteriormente, porque conciben su propia vida, la propia existencia de los mayores como tal colectivo, muy vinculada al desarrollo, a los avances, a los cuidados del Sistema Sanitario. De esta forma, los textos grupales están llenos de relatos, de anécdotas de operaciones, de intervenciones quirúrgicas, de chistes, de humor negro, incluso, sobre las dilatadas relaciones que, a las edades de nuestros grupos, se han mantenido a lo largo de su vida con el sistema sanitario. De una forma generalizada y a tenor de los textos producidos en los grupos, cabría señalar una división en los citados relatos de los mayores según se refieran a la Atención Primaria y a la red especializada, principalmente, a los Hospitales.

Page 162: Las representaciones sociales sobre la salud de los

Para los mayores, la red de Atención Primaria vendría a significar una especie de línea de continuidad con la tradicional figura del médico de familia. Tradicional figura "familiar" en el discurso de los mayores. Figura cargada de afecto, nostalgia, proximidad, etc., "era como uno más de la familia", se dice.

"- ...parecía de la familia.

- Sí, sí.

- Yo tenía, he tenido cinco hijos y cuando pasaba algo llamaba y enseguida a ver que pasa, bueno enseguida, allí se sentaba, tenía un rato de tertulia contigo, pues no te preocupes que dale esto, dale lo otro, aunque no había tantos adelantos como ahora, sin embargo yo creo que se curaban con más..." (Viudas)

Figura del médico de familia que, ahora, en las actuales condiciones socio-sanitarias, se recogería parcialmente en los centros de Atención Primaria.

"Yo gracias a Dios tengo un médico de cabecera que siento que se me marche porque es buenísimo, llevo dieciocho años con él..." (Mujeres mayores de 65 años)

En este ámbito valorativo y de imagen de la red de Atención Primaria se valoraría muy positivamente la introducción de la historia clínica que, en parte, vendría a garantizar la continuidad de la relación y el conocimiento entre el médico y el ciudadano evitando no sólo repeticiones y pérdidas de tiempo sino un mayor grado de confianza y afectividad en la relación.

"- Yo voy y lo primero que sacan es el historial.

Page 163: Las representaciones sociales sobre la salud de los

- Y a nosotros no, señora, porque me duele aquí, pues vete a este señor, porque me duele aquí, vete a este otro, y qué hace usted, perder el tiempo de uno a otro. El de cabecera tiene su historial hecho y lo mira el historial cada vez que va usted y sabe lo que tiene y lo que no tiene..." (Mujeres mayores de 65 años)

Mientras que, en negativo, lo que más se criticaría serían las deficiencias en la atención personal.

"- Es que cuando vas al médico y le dices me duele aquí...

- Sin mirar, no te escuchan.

- Sin mirar.

- Sin mirar.

-...ala adiós y la gente muchas veces necesitamos que nos escuchen porque a lo mejor te escucha y dice mire usted esto no lo debe usted tomar porque esto se, en fin, se debe de tomar de otra manera o yo que sé, o unas hierbas o algo que me mandara porque, la gente somos así y a lo mejor la gente..." (Viudas)

Los hospitales y la medicina especializada se inscriben en otro ámbito valorativo. Mientras la Atención Primaria se inscribe en el lado humano y afectivo de la clásica medicina de familia, los hospitales representan el espacio prototípico y prioritario de desarrollo del vector tecnológico que analizamos anteriormente. Ubicación de los hospitales en el espacio de la tecnología y la intervención quirúrgica especializada que se refleja claramente en los discursos grupales, en las consideraciones y opiniones que se vierten sobre los mismos. Si en la Atención Primaria lo bueno y lo malo de la misma, los aplausos y las críticas se centran en el campo de las relaciones humanas, de la atención personal, en los hospitales lo bueno y lo malo, las alabanzas y las críticas se sitúan en el ámbito tecnológico-quirúrgico. Así, de la misma forma que se relatan intervenciones que han salvado una vida, la propia vida del sujeto que habla...

Page 164: Las representaciones sociales sobre la salud de los

"- Si no fuera por los médicos estaba ciega, si no fuera por los médicos yo no vivía, mal por la cortisona que estoy tomando, 21 años, pero me hubiese muerto...

- Y al corazón voy una vez por año.

- ...y tengo que ir a revisiones, y tengo que ir al Gregorio Marañón y tengo que ir al Ramón y Cajal y voy, no es que me guste, me pongo y me voy..." (Muj. may.)

...se señalan, también, las deficiencias y los errores médicos, a veces, de repercusiones muy negativas para la vida y la salud de los mayores. En este sentido, parecería que en el ámbito hospitalario se sería algo más benevolente con el trato humano, por más que se señalen sus deficiencias, mientras se acentuarían las cargas críticas con los citados errores médicos más directamente relacionados con las citadas dimensiones tecnológicas.

"...respecto a esto puedo a usted decirle que yo por desgracia he tenido una trombosis en el mes de febrero de este año, primeramente fui y me dijo que no, que es una cosa de artrosis, ya eso es la edad, mire usted... Gracias a que tengo una clínica, o sea, tengo una sociedad privada, sino a estas horas, sino a estas horas estaría... Este ojo que me quedaron ciego en la Seguridad Social... me lo dejaron ciego con un desprendimiento de retina, me tuvieron tres meses como un conejillo de indias el último... boca arriba, eso hay que pasarlo, para dejarme ciego" (Mixto)

5.1.2.- LAS RELACIONES CON LOS MÉDICOS PROFESIONALES SANITARIOS Aunque en el conjunto de redes sanitarias existe una amplia diversidad de profesionales sanitarios que tienen relación con los usuarios de dichos servicios y redes, la figura de los médicos como tales profesionales hegemonizan y condensan las relaciones que los mayores mantienen con el citado sistema.

Page 165: Las representaciones sociales sobre la salud de los

Desde el estricto punto de vista cuantitativo la frecuencia de visitas al médico de los madrileños mayores de 65 años durante el año anterior a marzo de 1994 figura en la siguiente tabla extraída de Díez Nicolás (1996).

FRECUENCIA CON LO QUE HA IDO AL MEDICO EN EL ULTIMO AÑO

TOTAL (4838)

HOMBRES (1901)

MUJERES (2937)

• Ninguna • Una • Dos • Tres • Cuatro • Cinco • Seis • Siete • Ocho • Nueve • Diez • De once a quince • De dieciséis a veinte • De veintiuno a treinta • De treinta y uno a cuarenta • Más de cuarenta • NS/NC • % Han ido al médico Media de veces

10% 6% 9% 7% 6% 5% 6% 2% 2% 1% 5%

20% 4% 6% 1% 2% 7%

82%

10,4%

14% 7% 10% 8% 6% 5% 6% 2% 2% 1% 4% 16% 4% 5% 1% 2% 7% 78%

9,3%

8% 6% 8% 7% 6% 5% 6% 2% 2% 1% 6%

22% 4% 6% 1% 3% 7%

84%

11,1%

Fuente: Díez Nicolás, 1996. Datos que evidencian una ligera mayor frecuencia de asistencia por parte de las mujeres que de los hombres. Mayor asistencia femenina que puede relacionarse no sólo con un posible peor estado de salud, como se recogía anteriormente en los datos de la misma encuesta, sino que también puede vincularse a la existencia de un mayor colectivo de mujeres que de hombres en las edades más avanzadas y al hecho de que las mujeres suelen seguir en estas edades siendo más responsables de la salud de la pareja que los propios hombres. Cuestión que se puede reflejar en esta ligera tasa de mayor frecuentación de las mujeres.

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Ahora bien, en el marco de esta monografía más allá de los estrictos datos cuantitativos, interesa evidenciar la función que cumplen estas visitas a los médicos, cómo se representan los mayores estas visitas, etc. Mayor comprensión que creemos ayudará a entender que las citadas "visitas" no sólo expresan una mayor medicalización de las edades que estamos considerando en esta monografía sino unas funciones más amplias en línea con la citada concepción híbrida y biográfica que sobre la salud mantienen los mayores. Una primera cuestión que llama la atención de los textos grupales a este respecto es la atención que se les presta a las críticas, a las opiniones existentes sobre la excesiva frecuentación de los mayores a los centros de salud, a los centros de la red asistencial. Reconociendo en algún caso que sí existe esta mayor frecuentación, rápidamente se encuentran líneas de argumentación para defenderse de estas opiniones que les señalan algo acusatoriamente.

"H- ...pero es que usted va al ambulatorio y se encuentra usted con personas así que van a pasar el rato. M- Pero a lo mejor es lo que yo digo, te vas, te pones mala... H- En vacaciones todavía más eso. ¿ESO PASA EN VACACIONES? H- En vacaciones hacen lo siguiente, bueno, yo soy viejo... mayor...ustedes, y llega, oye qué, dónde los vemos, mañana en el ambulatorio, tú a qué hora tienes a las diez, pues yo la tengo a las once, bueno dónde quedamos, estar así en... -...bueno pues quedamos ahí... su tertulia. Es tertulia médica, y qué te ha mandado a ti porque a mi me ha mandado esto y a mí me ha dicho esto y, pues oye, pásame tú mejor esto que... a mí me ha ido estupendo. Es la automedicación mala que no beneficia al... no beneficia al individuo ¿no?" (mixto)

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En primer lugar, como señala el texto anterior, se acentúa que esta mayor asistencia a los centros de salud se produce en las épocas vacacionales en las que los mayores tienden a quedarse más solos y necesitan, por tanto, de una mayor relación con el exterior. Relación y conversación que se le suministra en los propios centros de salud, en sus salas de espera, con los otros asistentes y no sólo con el médico. En segundo lugar, otra línea argumental señala que no es tanto que cuando se es mayor se vaya más al médico sino que, en realidad lo que ocurre, es que ahora se va lo justo, cuando hay que ir, mientras que en la vida adulta se va cuando ya no queda más remedio tras haber atrasado la visita por múltiples razones de trabajo.

"-...lo que pasa que yo si tenía alguna cosa no iba al médico, porque no podía perder de trabajar por ir al médico, tenía que ser una cosa que me molestara mucho para ir al médico, pero sino no iba, ahora si me molesta una cosa sí voy, claro. - Es lo que yo quería decir, no se va por ir al médico. - No, voy al médico a acompañar a mi mujer, que va todos los meses por la tensión, por capricho no..." (Ex-Trab. Ind.)

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En este sentido, como el propio texto anterior expresa, los mayores madrileños evidencian y argumentan, sintomatizan en los propios giros y expresiones utilizadas, "por capricho no", su rechazo a la imagen de hiperfrecuentación que se desarrolla en relación a este colectivo social. Lo que se ha evidenciado a este respecto es que mientras los mayores presentes en los grupos que se pueden adscribir a los sectores de clases medias bajas y populares tienden a rechazar y contraargumentar frente a esta imagen de un posible abuso de la visita a los médicos, los mayores más cercanos a situaciones que podríamos clasificar como de clases medias más establecidas tienden a acentuar, el citado abuso.

"Seamos sinceros, hay mucha gente que visita el médico por capricho" (Mixto)

En realidad, lo que parece ocurrir, a tenor de lo expresado en los grupos, es que las relaciones con los médicos están cargadas de la misma ambivalencia, del mismo carácter paradójico que preside las relaciones de los mayores con el Sistema Sanitario, tal como señalamos anteriormente. La figura del médico, su figura personal, condensa en sí misma el conjunto de dichas relaciones. Por un lado, se reconoce que gracias a ellos se vive, tal como señalamos en un principio y por ello de forma pre-consciente, mágica, se tiende a estar cerca de ellos. Por otro lado, dado el carácter experimental y biográfico de la salud a dichas edades, se tiende a limitar la confianza en ellos.

"- Y, vuelvo a repetir, a los médicos ya no se les puede hacer caso, cuántas veces se oía que para el colesterol era malo la sardina, y ahora dicen que es bueno..." (Ex-Trab. Ind.)

Por un lado, y en los casos necesarios, se reconoce lo imprescindible de sus controles y seguimientos para el mantenimiento de la salud y la calidad de vida personal. Por otro, parece que cuanto menos se requiere del médico es porque se tiene un mejor estado de salud.

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De esta forma, se adopte la perspectiva que se adopte, la paradoja parece marcar la imagen y la relación que los mayores establecen con los médicos. De hecho, como señalábamos anteriormente, en su figura se condensa el conjunto de mediaciones citadas. Se condensa la vida, el alargamiento de la vida, por eso se va, y también la muerte, la cercanía de la muerte, por eso se les evita. Ambivalencia que, como señala un asistente a uno de los grupos, se refleja en el "subconsciente" de cada uno induciendo a la visita médica. En este sentido, vinculando esta línea interpretativa con lo analizado anteriormente sobre las relaciones con el Sistema Sanitario cabría tendencialmente diferenciar en las relaciones con los médicos de Atención Primaria y con los de la red hospitalaria. Los médicos y los centros de Atención Primaria parecerían que se integran cada vez más en las formas de vida de los mayores, más allá de su carácter prescriptivo en el terreno médico. En la organización de la vida de los mayores, especialmente en los de la cuarta edad, el ir andando al centro de salud, el hablar con los contertulios, el negociar con el médico la medicación, etc., formaría parte cada vez más de los hábitos y actividades semanales/mensuales que se mantienen. Visitas y relaciones que habría que inscribirlas más en las citadas nociones de vida saludable y equilibrada, como ayuda a la organización de una cierta vida metódica y organizada que desde el estricto punto de vista más órgano-médico. Dimensión órgano-médico más clásica, más "medicalizada" podríamos decir que estaría más presente en las relaciones que se establecen con los médicos de la red hospitalaria. Red a la que se acude por un problema/enfermedad mayor y en demanda de una intervención más radical. En este marco de consideraciones, los grupos de mayores de la tercera edad excluyen la hiperfrecuentación de su entorno de edades para ubicarla, en todo caso, en edades más superiores a los 80 años aproximadamente que venimos denominando "cuarta edad".

"- También la gente abusa mucho de ir al médico, mucha gente abusa mucho de ir médico ¿eh?

- ...Yo decía que hay mucha gente que abusa mucho, tanto de las medicinas como de los médicos, que van por pasar el rato o, no lo sé, por cualquier cosita...

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QUÉ PIENSAN DE ESTA CUESTIÓN, SE ABUSA DE LA MEDICINA, SE ABUSA DE IR A LOS MÉDICOS...

- Sí, sí, sí...

- Sí, sí, sí...

- Se ha abusado mucho, ahora ya...

- Claro.

- Yo tengo una vecina que no, yo tengo una vecina que va a por las medicinas y las tira luego.

- Exactamente.

- O sea, eso es así porque lo estoy viendo.

- Exactamente, sí, sí.

- Yo no soy de las que les gusta ir al médico para...

- Y es que cada vez que veo... las medicinas que las tira, porque...

- ...no, pero las personas mayores...

- ...porque no es capaz de tomárselas, porque no, porque es una persona mayor no se las toma, las tira.

- Exactamente. Yo veo a mi suegra que le pasa eso, que tiene que tener medicinas y va al médico y la tiene que recetar ¿eh? aunque no lo necesite...

- Yo, yo, yo eso lo estoy viendo en mi casa, en una vecina constantemente.

- Sí, sí, sí" (Muj. viudas)

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El posible abuso de la visita al médico en estas edades está estrechamente asociada con la cuestión del consumo y recetas de medicamentos, como señala el texto anterior y como saben y reconocen muchos de los profesionales que trabajan en la red sanitaria. Desde el punto de vista cuantitativo, de nuevo la encuesta dirigida por Díez Nicolás (1996) nos suministra un cuadro de este consumo en las dos últimas semanas anteriores al momento de realización de la encuesta. % DE MAYORES MADRILEÑOS QUE HAN TOMADO MEDICAMENTOS

EN LOS DOS ÚLTIMOS AÑOS

TOTAL (4838)

HOMBRES (1901)

MUJERES (2937)

• Para el corazón y la

circulación • Para la tensión arterial • Para el dolor • Para el reuma • Para el catarro, la gripe • Para la digestión • Tranquilizantes, relajantes • Reconstituyentes, vitaminas,

tónicos • Antibióticos • Antitérmicos • Antidepresivos • Alergias

31% 30% 25% 22% 16% 9% 9%

8% 5% 4% 3% 3%

26% 22% 19% 14% 17% 9% 6%

6% 5% 3% 2% 3%

35% 36% 29% 27% 15% 9%

12%

9% 4% 4% 4% 3%

Fuente: Díez Nicolás, 1996

Ahora bien, de nuevo, por debajo de dichas cifras se esconden y ocultan procesos más complejos y más directamente relacionados con la línea de análisis seguida en la monografía. En efecto, como señalan los propios grupos, de forma similar a lo que ocurre con la figura del médico, en los medicamentos también se deposita esa creencia de que, por un lado, pueden ser negativos -de ahí la tendencia creciente a los herbolarios, a la llamada medicina natural-.

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"- Lo... más natural.

- Hierbas para la tensión y cosas de esas te van muy bien.

- ...para mi enfermedad yo no me tomo, me tomo lo del estómago que tengo úlcera, me tomo también especiales para la úlcera todo. El otro día cuando me fui a urgencias y me dieron unas pastillas que yo no conocía y dije esto no voy a tomar yo y no tome. - El herbolario es buenísimo nada más lo único que te sale carísimo.

- Hombre...

- Que, que te dejan...

- Volvemos, volvemos a la antigüedad.

- La antigüedad.

- A la hierba.

- Volvemos a las hierbas, volvemos a la...

- A la cosa natural" (Viudas)

Pero, por otro lado, de forma pre-consciente si se quiere, se sigue depositando en los medicamentos las mismas propiedades algo mágicas de alargar artificialmente la vida que se le asignan al sistema hospitalario como vector de desarrollo tecnológico.

"- Y no se si a lo mejor el subconsciente, pues es el temor ese, voy a vivir unos años más o para no morirme...

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- ...(...)... Yo creo que sí, que mucha gente está mentalizada de esa forma, concretamente yo el sábado pasado he coincidido con un señor en el Retiro, pues yo estaba sentado, él vino y se sentó, un hombre de estos dialogantes, él empezó a hablar y tal, pues mire usted, a mí me ha dado un infarto, me he roto dos veces una pierna, pero ahora con las anginas que me dan, que me dan muchas y le pregunté, bueno y usted qué toma por ejemplo para la tensión, ¿qué tomo, no? para compulsar, pues no lo sé, dice pero me va muy bien porque en función de todo eso tomo muchas medicinas y estoy estupendamente" (Ex-Trab. Ind.)

"...QUE PUEDE PENSAR ALGUIEN QUE CON LOS MEDICAMENTOS SE COGE MÁS VIDA Y POR ESO SE TOMA.

- Se coge más vida...

- Yo también lo pienso..." (Viudas)

"Hoy el progreso no lo para nadie, la medicina ha ganado, indudablemente hay mucha droga, vamos no droga de que todo el mundo es drogadicto, para mí una medicina es una droga y hay muchos médicos y también hay muchos aparatos..." (Mixto)

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Textos expresivos que permiten señalar cómo para los mayores sus relaciones con los médicos y los medicamentos están parcialmente inscritas en un campo expresivo y simbólico que va más allá del "acto médico" en sí, que supera la clásica medicalización más positivista, más comportamental. Para los mayores parecería que sus relaciones con los médicos y los medicamentos se inscribirían en una forma de vida, en un espacio expresivo que conforma algo "mágicamente" la relación con los médicos y los medicamentos como una especie de garantía pre-consciente de vivir más años. En este sentido, como señalaba Diego Gracia en la entrevista citada en otro lugar, en la medida que el vector del desarrollo sanitario ha generado la idea que se va a eliminar la enfermedad de la faz de la tierra y que se va a alargar la vida (casi) indefinidamente, en la medida que se ha producido una hipertrofia de dicho modelo, también se depositan, a veces, capacidades y poderes mágicos y curativos en las mediaciones instrumentales del sistema. Distorsión que no hace más que provocar el abuso en el consumo: el "consumismo" de la salud. En cualquier caso, más allá de esta deriva consumista y abusiva, los discursos de los mayores han hecho hincapié en el menor abuso presente y, sobre todo, en la inscripción de las relaciones con los médicos en las formas de vida más amplias y menos medicalizadas, más activas y menos sedentarias, más sociales y menos solitarias, que pretenden desarrollar a sus edades. Relaciones que se utilizan más como refuerzo exterior de las nuevas formas de vida y de los nuevos hábitos que aconseja el propio cuerpo-discurso que como puro consejo médico en el marco de una concepción de la salud puramente medicalizada, como no dejan de reconocer los propios profesionales sanitarios que se relacionan con los mayores.

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3ª PARTE.- LAS REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LAS ENFERMEDADES

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Como hemos venido realizando en las distintas monografías de este programa de Indicadores Socioculturales sobre la Salud, el último apartado de los textos publicados lo venimos dedicando a comentar y a analizar las diferentes representaciones que sobre las enfermedades han producido los distintos biosocioestratos investigados. Aproximación a las enfermedades que, conviene una vez más recordar, no la realizamos desde el punto de vista epidemiológico, desde la perspectiva de la presencia de unas u otras enfermedades en cada biosocioestrato, ni tampoco desde el punto de vista de la percepción subjetiva de los estados de salud. Aproximaciones habituales en los diferentes estudios realizados a este respecto como pueda ser "Epidemiología del envejecimiento en España" (1999), "La Tercera Edad en España. Necesidades y Demandas" (1990), etc. Por el contrario, como hemos señalado también en las otras monografías ya publicadas en esta misma colección de Documentos Técnicos, a las perspectiva con que la problemática de la enfermedad es abordada en estos textos es la concerniente a las representaciones sociales, a las representaciones simbólicas que existen en cada biosocioestrato a este respecto. Como tuvimos ocasión de señalar en "Las representaciones sociales de los jóvenes madrileños sobre la salud" (1997), "una de las líneas de trabajo y de resultados más interesantes del programa de Indicadores Socioculturales es, desde nuestro punto de vista, la evidencia de que para cada biosocioestrato investigado existen no sólo unas ciertas concepciones y representaciones sociales específicas sobre la salud más allá de su definición médica sino que también en el estricto campo de las enfermedades y de los patrones de conducta que pueden llegar a transformarse en enfermedades, llegado el caso, cada biosocioestrato además de manejar los criterios médicos sobre las mismas, genera un conjunto de concepciones y de criterios clasificatorios específicos. Más aún, cada biosocioestrato en función de sus características idiosincráticas presenta lo que podríamos denominar una situación patogénica específica en cuyo seno pueden generarse toda una serie de conductas y de comportamientos que, en un momento dado, pueden transformarse en unas enfermedades específicas." En esta línea de análisis, hemos señalado en cada monografía todo un conjunto de dolencias y enfermedades significativas, representativas de las situaciones simbólicas específicas de cada biosocioestrato. La ya tópica "depresión" en el caso de las amas de casa, las dolencias y enfermedades "digestivas" en el caso de la segunda infancia, las diferentes "dependencias" en el caso de los jóvenes, etc. Pues bien, en el caso de los mayores vamos a realizar una aproximación similar de modo que podamos observar cuales son las dolencias, los malestares que simbólicamente mejor condensan la situación del colectivo, sus nociones sobre la salud y la enfermedad, más allá de la prevalencia real de las mismas.

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1.- LOS MAYORES Y LAS ENFERMEDADES Dos cuestiones previas interesa resaltar, en todo caso, antes de adentrarnos en el comentario y en el análisis más minucioso de las representaciones sobre la enfermedad de los mayores. En primer lugar, conviene señalar que, al igual que ocurre en el conjunto de temas que estamos abordando en esta monografía, los mayores mantienen sobre la enfermedad unas nociones más basadas en la experiencia y en las limitaciones de su propio cuerpo y de su entorno que unas concepciones más originadas y ancladas en unas representaciones sociales más separadas de su experiencia, como ocurre en otros biosocioestratos. La incorporación de la dolencia, de la propia enfermedad como parte constitutiva y consustancial del propio proceso de la vida y del envejecimiento, conlleva una importante repercusión desde el punto de vista de la representación de la enfermedad. Ésta ya no es percibida como un acontecimiento dicotómico y enfrentado a la salud, como ocurre en otros biosocioestratos, principalmente en el de los adultos activos, sino como un suceso "natural", como un aspecto más, como una faceta propia de la vida y de la salud. Desde este punto de vista, incluso en el terreno de las enfermedades, los mayores se acercan y se alejan al mismo tiempo de las nociones y paradigmas biomédicos al respecto. Se acercan en la medida que conceden una gran importancia a la salud y a la enfermedad en sus vidas, se alejan porque lejos de concebir la enfermedad como algo separado y distinto, como algo enfrentado dicotómicamente a la salud, la valoran integrada y en plena continuidad con su salud y sus vidas. En este sentido, mientras en otras edades la citada concepción dicotómica conlleva que se perciba como "enfermo" a la persona que posee una determinada enfermedad, en los mayores, por el contrario, la citada noción y experiencia les conduce a plantear que "se tiene" una enfermedad, más que se es un enfermo. Desde este punto de vista, los mayores se consideran en buen estado de salud subjetiva y objetivamente por más que puedan tener ciertas enfermedades, ciertos problemas médicos que puedan ser, incluso, valorados como graves desde edades y situaciones más jóvenes.

"...yo tengo un problema con una prótesis." (Mujeres mayores de 65 años)

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"...pero ahora me sale otra pega por otro lado que es la próstata por ejemplo. No sé si será o no será o yo lo pienso. Entonces ya empieza otra cosa en la vida, otro... no sé como decir... Cuando crees que ahora voy a hacer lo que te de la gana... te surgen pegas y ya pues...

- Y por lo general, hay dos razones, una la edad que a todo el mundo le llega y dos el tiempo que a todo el mundo nos consume." (H. jub. anticipados))

Es muy significativo, como expresa alguno de los textos anteriores, la constante presencia en el discurso de los mayores de términos, de diminutivos, de metáforas, etc., relativas a la enfermedad, es decir, de denominaciones como "achaques", "goteras", "pegas" que tratan de minimizar, por un lado, y naturalizar, por otro, la presencia de dolencias, de enfermedades en las personas de su edad. Como sabiamente resalta un asistente, los mayores tienen ya "la edad que a todo el mundo le llega y el tiempo que a todo el mundo nos consume". En esta perspectiva, podríamos decir que si la tendencia en otros biosocioestratos es a sustancializar, a ontologizar las enfermedades al punto de confundirlas con la identidad de los sujetos, en los mayores las enfermedades se valorarían desde una perspectiva más relacional, como resultado, en gran parte, de los propios procesos biográficos de envejecimiento, como disfuncionalidades producto del trabajo y la vida desarrollada, etc. Consideraciones todas ellas que tienden a naturalizar su presencia, a encarnarla en sus propios cuerpos y a descargarla de la dimensión dicotómica y de no/salud que posee la percepción de la enfermedad en otros biosocioestratos.

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Junto con esta noción-experiencia de las enfermedades en los mayores, antes de pasar a desarrollar más desagregadamente sus concepciones al respecto, conviene subrayar también lo erróneo del estereotipo citado en la introducción de esta monografía que equiparaba los mayores con las enfermedades. Como subrayan Algado, Basterra y Garrigos (1996:83) "asociar vejez y enfermedad forma parte del pasado y hay que tratar de desmitificar la tendencia a relacionar y a asociar el envejecimiento con la enfermedad. No toda persona que llegue a viejo necesariamente tiene que contraer alguna enfermedad. De hecho, cada vez es más frecuente encontrar a personas de 70 y 80 años en perfectas condiciones de salud. La nueva imagen de la vejez tiene poco o nada que ver con la imagen tradicional y estereotipada de personas enfermas, tristes, solitarias, dependientes y sin recursos". Pues bien, si esta afirmación es cierta para la cuarta edad, ¿cómo no será cierta en los 60-70 años?, ¿cómo no será cierta en los 55-60 años, edades en las que cada día hay más jubilados anticipados en la Comunidad de Madrid? 2.- LOS CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES Los criterios de clasificación de las enfermedades utilizadas por los diferentes colectivos sociales suelen ser el resultado conjunto de los criterios habitualmente utilizados por las Instituciones Sanitarias más los criterios propios y específicos que dimanan de las condiciones estructurales de cada biosocioestrato. Ambos tipos de criterios se modulan mutuamente y acaban configurando un sistema propio e idiosincrásico de cada biosocioestrato.

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Hasta ahora y a la luz del conjunto de investigaciones realizadas en el marco de este programa de trabajo, cabría apuntar que los criterios de origen institucional, sanitario y/o médico suelen traducirse en sistemas de clasificación directamente relacionados con la gravedad de las dolencias o enfermedades que se trate, mientras que los criterios más específicos del mundo cultural y simbólico de cada colectivo se suelen traducir en sistemas de clasificación más relacionados "expresivamente" con el pretendido origen o etiología de las dolencias. Reflexiones y consideraciones sobre el origen de las enfermedades que cada biosocioestrato introduce a la luz y en el marco de su mundo simbólico. Así, por ejemplo, en el caso de las representaciones infantiles sobre la enfermedad señalábamos las respectivas consideraciones de los niños sobre el posible origen interno/externo de las enfermedades, según se tratase de la segunda infancia o de la preadolescencia. Asimismo, y en clara consistencia con esta opinión, subrayábamos la consiguiente preocupación de los niños por las enfermedades del aparato digestivo o por las enfermedades infecto-contagiosas en una y otra edad. Así, en el caso de los adolescentes y jóvenes apuntábamos igualmente la caracterización relacional de la mayoría de las situaciones que afectaban a los jóvenes y que se traducían en diferentes modelos de "drogodependencias", etc. Pues bien, en el caso de los mayores ocurre algo similar, la mayoría de los sistemas clasificatorios de las dolencias sufridas, la mayoría de los criterios manejados para evaluar y caracterizar unas y otras enfermedades podrían, asimismo, sintetizarse en las dos modalidades básicas anteriormente citadas. Es decir, criterios relativos -A la gravedad de las enfermedades. -Al origen de las mismas. 2.1.- EL NIVEL DE GRAVEDAD DE LAS ENFERMEDADES El sistema clasificatorio basado en las consideraciones sobre la gravedad de las enfermedades posee un claro origen médico y está estrechamente unido al diagnóstico clínico sobre las mismas. Ahora bien, como no podía ser menos a la luz de todo lo que vamos desarrollando en la monografía, en el caso de los mayores la palabra médica, el diagnóstico clínico se ve atemperado, matizado por las propias consideraciones y experiencias personales-sociales al respecto.

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Así, como ya hemos tenido ocasión de subrayar en otros lugares del texto, el propio diagnóstico médico es, en bastantes casos, relativizado, releído o reinterpretado por los propios mayores.

"...el otro día cuando fuí a urgencias y me dieron unas pastillas que yo no conocía dije, esto no me lo voy a tomar y no me las tomé..." (Viudas)

En el marco de estas consideraciones, los mayores tipifican, clasifican tres tipos de dolencias o enfermedades por su nivel de gravedad y molestias para el sujeto. - las dolencias leves o "achaques" que ni siquiera llegan a denominarse enfermedades - las enfermedades crónicas - las que conllevan una dosis más o menos alta de inmovilidad. 2.1.1.- LOS ACHAQUES Como hemos señalado anteriormente, una gran parte de las dolencias, malestares, enfermedades leves, etc., que experimentan los mayores, sobre todo en la llamada "cuarta edad", son asumidas y, hasta cierto punto, minusvaloradas, menospreciadas como "achaques", "goteras" o cualquier otra denominación semejante. Muchos dólares, problemas circulatorios, de huesos, etc., bastante presentes en el colectivo de los mayores, según las diferentes encuestas y estudios epidemiológicos realizados, son reducidos por el discurso-experiencia de los mismos a un "achaque", o una dolencia leve. Reducción de la gravedad de este tipo de dolencias que tiene, por ejemplo, un claro reflejo en las diferentes encuestas en las que subjetivamente se abordan los diferentes problemas de salud en los mayores. Así, por ejemplo, en la encuesta citada en Díez Nicolás (1996), la proporción de entrevistados mayores de 65 años que reconocían haber tenido alguno de los síntomas que, en su lenguaje, podríamos considerar como achaques en una gran mayoría de los casos, eran los siguientes.

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PROPORCIÓN DE ENTREVISTADOS QUE HAN TENIDO ALGUNO DE LOS SIGUIENTES

DOLORES O SÍNTOMAS DURANTE EL ÚLTIMO MES

TOTAL (4838)

HOMBRES (1901)

MUJERES (2937)

- Dolor de huesos - Tos, catarro o gripe - Cansancio sin razón - Problemas en los pies - Mareos - Manos o pies fríos - Pies o tobillos hinchados - Flojedad - Dificultad para respirar - Adormilado durante el día - Dificultad para contener orina - Falta de apetito - Dolor de oídos

62% 38% 29% 24% 22% 21% 20% 19% 16% 15% 11% 9% 7%

48% 39% 22% 14% 13% 15% 12% 13% 16% 13% 11% 7% 5%

72% 37% 34% 30% 28% 24% 27% 24% 14% 15% 12% 10% 9%

Fuente: Díez Nicolás, 1996

Sin embargo, pese a esta relativamente amplia presencia de achaques sobre todo en las mujeres, en la misma encuesta citada el 45% de los mismos entrevistados consideraba su estado de salud bueno o muy bueno. De hecho y a tenor de lo producido en los grupos cabe señalar que las consideraciones sobre los achaques se inscriben claramente en las nociones de vida sana y activa que hemos desarrollado en los capítulos anteriores. La mejor prevención de los mismos sería, desde esta perspectiva, la materialización de dicha vida activa.

"...la única manera de superar esas goteras, pues es practicando lo que este señor ha ido introduciendo al principio, llevando una vida sana, llevando una vida lo más apacible posible, y eso si, con las menos preocupaciones, que eso es difícil, eso es difícil, pero con las menos preocupaciones, porque las preocupaciones son las que traen.

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- Son las que matan.

- Son las causas de las goteras.

- Eso es peor que lo físico.

- Pero las goteras también salen muchas veces por culpa de uno mismo, pienso yo.

- Sí, sí.

¿EN QUE SENTIDO?

- Pues en el sentido de que no hace nada uno, porque la vida vaya mejorando físicamente, dentro de los años y todo eso, porque hay señores y señoras, personas, porque en vez de darse un paseito o haciendo cualquier cosa de la casa, como es el ayudar, que yo lo hago, a mi señora, que si voy a por el pan, que si voy al mercado, que si voy a por eso, o sea, y luego tener un poco de vista y decir ahora me voy a darme el paseito con los amigos, a charlar un poco, me distraigo y todo eso y hay personas que se quedan en casa desde que se levantan de la Comunidad de Madrid a hasta que se vuelven acostar con la televisión puesta..." (H. ma.)

En este sentido, los "achaques" irían progresivamente formando parte de una forma de vida más limitada que en las pletóricas edades juveniles pero no por ello menos saludable siempre que se sepa aceptar, subrayan los grupos, las limitaciones propias de la edad. Limitaciones que, como el texto posterior subraya, no son sinónimos de enfermedades, de deficiencias sino tan sólo un signo más de la biografía, de la edad.

"- La salud va con los años.

- Con los años.

- Son diferentes tramos...

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- Porque la felicidad a unos años es por hacer una serie de cosas que a otras no puedes hacerlas, y aún no haciéndolas eres feliz, porque te acoplas a ese nuevo tramo de la salud física por tramos de vida.

SE REFIERE A AHORA, QUE AHORA ACEPTAN PODRÍAMOS DECIR ESE TIPO DE LIMITACIONES POR DECIRLO DE ALGUNA FORMA

- Exactamente, se aceptan, que con 30 años no se aceptan y con 50 tampoco se aceptan, y se aceptan con otras edades, según, por décadas yo creo que...

- Es primordial la aceptación porque si no lo aceptas malo es.

- Peor todavía. - Si lo aceptas entonces ya se ha dado el primer paso a ser feliz en ese tramo que tienes unas limitaciones. Ahora actualmente pues se tiene un sentido de la felicidad muy diferente a años anteriores, con 30 años pues tener un coche potente o beber mucho alcohol o los fines de fiesta, o los viernes, etc., y ahora pues es otra cosa. Otro tema es tener un equilibrio físico y acoplándote a las edades. El saber acoplarse es un principio de la felicidad, el que no se acopla es infeliz.

- Sí.

- O sea, pletórico y conformista.

PLETÓRICO A LOS 30 Y CONFORMISTA A LOS 60.

- Sí..." (Ex-Trab. Ind.)

2.1.2.- LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS

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Las enfermedades crónicas, se configuran como las situaciones que generan una consideración intermedia entre los achaques y las enfermedades más graves, a tenor de lo producido en los grupos. La propia cronicidad de la enfermedad conlleva que los propios sujetos se habitúen, en cierto modo, a las molestias y dolores consiguientes y que desarrollen toda una política de autoresponsabilidad, de autocuidados a este respecto que los mayores valoran mucho. En este sentido, las valoraciones sobre la cronicidad de las dolencias y las enfermedades están cargadas de ambivalencia, como casi todos los juicios de los mayores, ya que si bien son limitantes y dolorosas, como pueda ser el lumbago, los fuertes dolores de huesos, etc.

"- Desde luego si es enfermedades crónicas se va acoplando uno a ese tipo, yo ya se que no puedo saltar ni esas cosas, me acoplo a ello.

Y NO PODER COMPETIR CON RONALDO NI CON...

(Risas)

- A no ser enfermedades crónicas, lo malo son las enfermedades crónicas.

- Yo estoy dedicado al lumbago y claro, cuando me da el lumbago me quedo doblado, es que no me puedo ni calzar, me tiene que poner los calcetines mi mujer y claro, eso es lo que tengo, lo demás, como, debo, duermo, ronco y todo según dice mi mujer y que no la dejo dormir, pues entonces estoy bien de salud, ahora cuando me da lumbago no veas..." (Ex-Trab. Ind.)

Por otro lado, la progresiva independencia de los sujetos, la autonomía ganada a partir de las políticas de autocuidados, consigue no sólo que una gran parte de las limitaciones y molestias derivadas de la enfermedad se superen sino que los propios afectados puedan desarrollar, en bastantes casos, un nivel muy aceptable de calidad de vida.

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El ejemplo más claro y señalado por todos los grupos a este respecto es la diabetes. De las situaciones de antaño, generadoras de todo tipo de problemas, los mayores, incluidos los diabéticos presentes en los grupos, resaltan la evolución experimentada tanto en el control y seguimiento médico, como en los propios comportamientos más responsables de los afectados.

"H- Yo mismo soy como la señora, soy diabético ¿no? claro, yo, según las explicaciones que me han dado, según el libro que te dan y eso, pues tú eres el que tienes que tomarte el interés de, de llevar el régimen, de saber que te proclaman, te dicen: bueno, usted tiene este régimen, usted tiene que pasear, usted tiene que tomar aire puro, usted no se puede quedar en casa empotrado viendo la televisión ¿eh?, usted tiene que coger y andar por lo menos al día pues cuatro o cinco kilómetros ¿no?..." (Mixto)

"...sabemos que los que padecemos esta enfermedad ¿no? es una cosa sentenciada ya toda la vida, pues sabes que tienes que estar a base del régimen, de que si verduras ¿eh?, que si carne a la plancha, sabes que los fritos no puedes tomarlos, que tienes que tomar los pescados hervidos ¿eh?, que tienes que tomar fruta...

M- Si se pone insulina si puedes tomar algunas cosas, si se pone insulina...

H- Sí, yo me pongo insulina pero con...

M- Y yo también.

H- ...pero con la insulina de todas formas sabe usted que en cuanto se exceda usted un poquito se, usted si se hace las pruebas, yo me las hago diarias y...

M- Yo diarias no, cada mes.

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H- ...yo tengo el aparato mismo, yo me hago las pruebas ¿eh?, y yo veo por ejemplo que hoy tanto ciento veinte, ciento veinte o ciento veinticinco ¿no? que para nosotros los que tenemos la diabetes, porque yo me inyecto por ejemplo dos veces al día...

M- Y yo.

H- ...una por la mañana que me pongo veintiséis y por la noche me pongo veinte...

M- No, pues yo me pongo, yo me pongo dieciséis y dieciocho.

H- ...total son cuarenta y seis ¿no?...

M- ...yo me pongo menos.

H- ...pero y yo me mantengo en esta forma siempre inyectando, siempre llevando las cosas a, bien de régimen y voy viviendo bien..." (Mixto)

En cualquier caso, más allá del desarrollo de los autocuidados, en todos los malestares y enfermedades crónicas los grupos hacen hincapié en la necesidad del control médico y, en bastantes casos, de la medicación.

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2.1.3.- LAS ENFERMEDADES MÁS GRAVES. LAS QUE GENERAN INMOVILIDAD

En coherencia con todo lo analizado hasta el momento y de forma prácticamente inversa a la gran carga positiva con la que es valorada la actividad y la movilidad como signo de salud y de calidad de vida en los mayores, el discurso de los grupos ha señalado de forma unánime cómo las enfermedades que más les preocupan, que más temor les generan son aquellas que les reducen a la inmovilidad y a la consiguiente dependencia con respecto a terceros.

"-...a mi lo que más me asusta es que pueda llegar un momento, la falta, la carencia de poderme mover, eso es, lo demás no es preocupante, yo ahora mismo tengo a mi mujer que está en mi casa, que no puede moverse, y eso inquieta mucho.

- Eso sí...

- ...el tener la mujer allí paralizada, pues eso inquieta mucho...

- ... (...)... efectivamente la calidad de vida yo la entiendo el poder decir, ahora me levanto y ahora me acuesto

- Sí, eso es

- El pensar que esté es una silla de ruedas y que me quiero levantar y tengo que pedir ayuda. - Eso debe ser, yo prefiero

- Eso si que no

- Yo prefiero que me de una cosa y plaf, fuera, yo desearía que si me ha de dar algo me de muy fuerte y... una enfermedad lenta que te vaya, eso es horrible, para mi y para los que me rodean

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- Ahora mismo hay más en silla de ruedas por accidente que por enfermedades, de accidentes de coches" (Ex-Trab. Ind.)

"- Yo creo que todas las enfermedades dolorosas y paralizantes son...

- Sí, esta era dolorosa

- La calidad de vida es vivir a nivel que se pueda, vivir bien sin llegar a eso, ya llegar a eso ya no es vida..." (Ex-Trab. Ind.)

"...yo tengo un problema con una prótesis y necesito que me la quiten porque la tengo movida, me he caído, está movida y estoy esperando en lista de espera que me vuelvan a llamar para operarme otra ves de la prótesis, y estoy deseando, estoy deseando...

- ¿Qué prótesis llevas?

- ...me da miedo, porque he entrado muchas veces a un quirófano y me da miedo, pero estoy deseando porque me gusta andar, me gusta caminar y ahora lo poco que ando con mucho dolor porque claro, la prótesis está suelta, me duele mucho, pero estoy deseando de que me operen..." (Muj 65)

"...lo que da miedo ahora en estas edades es quedarte en una silla, eso es terrible, para mí eso es terrible, yo pido que me lleven, o sea, que me muera antes de llegar a eso...

- Eso todo el mundo.

- ...no, pero hay personas que no, yo conozco personas que están en una silla y quieren vivir mucho...

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- Pero quieren vivir para qué.

- ...pero es así, es así...

- Para dar guerra, yo pienso que me voy a quedar así, y que mi hija tiene que estar conmigo, yo eso sí, ahora cuando estoy mala, el otro día que me encontraba mala la otra noche y eso, y pensar mira que si ahora me pasa algo y me tienen que llevar, y ya me tiene que llevar mi hija para su casa, yo dejar aquí mi piso, y tan joven se hace cargo ya mi hija... y no pienso nada más que eso, digo madre mía, si yo me levanto, me acostara y luego ya no me despertara pues tan feliz, tan feliz, nada más pienso, no darle guerra a mi hija..." (Viudas)

Desde este punto de vista, los mayores han subrayado la necesidad de las intervenciones quirúrgicas como uno de los pocos medios posibles de arreglar estas situaciones. De forma minoritaria también se ha puesto de manifiesto la bondad de la rehabilitación en casos de inmovilidad. De este modo, tendríamos que la clasificación de las enfermedades en función de su nivel de gravedad se correspondería tendencialmente, con tres dimensiones o facetas diferenciadas en lo que se refiere a la responsabilidad de los sujetos y del sistema sanitario al respecto. - Los achaques con la vida saludable y activa. Muy vinculados a la

propia actitud del sujeto. - Las enfermedades crónicas relacionadas tanto con los autocuidados

como con una cierta vigilancia médica en los niveles de Asistencia Primaria.

- Las enfermedades graves más directamente relacionadas con la

atención hospitalaria ya sea en rehabilitación, ya sea en intervención quirúrgica.

2.2.- EL ORIGEN DE LAS ENFERMEDADES

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En las consideraciones sobre los orígenes de las enfermedades que los mayores pueden padecer a sus años es dónde se percibe más claramente las características más específicas y singulares de este biosocioestrato. En efecto, los mayores han construido un sistema clasificatorio basado en tres tipos de enfermedad: - Las enfermedades familiares. - Las enfermedades heredadas de la vida pasada. - Las enfermedades sobrevenidas a lo largo de la vejez. Sistema en el que se expresan claramente los criterios y consideraciones más de fondo de las mayores sobre sí mismos, como tal biosocioestrato. En efecto, el citado sistema clasificatorio revela claramente cómo los mayores viven y se representan su edad como un proceso abierto, no como un estado final, en el que confluyen varias dimensiones particularmente importantes. Por un lado, se consideran ya sujetos construidos, hijos, por tanto, de su historia familiar, por un lado, y personal-laboral, por otro, al mismo tiempo que, como sujetos vivos, abiertos y en proceso se conciben como sujetos en construcción y, por tanto, abiertos a los problemas y situaciones que les pueden arribar, suceder en la nueva fase de sus vidas. Como tales sujetos parcial e históricamente ya construidos expresan que una parte del origen de las enfermedades que pueden padecer proceden de su linaje familiar, de las historias familiares inscritas en sus cuerpos, al mismo tiempo que, con más fuerza si cabe todavía, manifiestan cómo una gran parte de las dolencias y enfermedades que pueden padecer actualmente son el producto tardío de sus condiciones personales-sociales de vida y trabajo a todo lo largo de su vida adulta.

"Yo que he llevado muchos cubos de agua y me daban unos tirones aquí atrás que dígame usted, ahora me duele y algunas veces el cuello, cuando las hojas secan crujen me cruje al mover la cabeza, sea por una enfermedad de la cortisona, sea porque yo tenía entonces 35 años y dígame usted, y no había las comidas que hay ahora.

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- Y yo que me quedé con mi niña de dos años, la he tenido que sacar adelante, pagarla colegios, comer y todo, y dígame usted a mí si he trabajado y ahora lo que estoy pagando, el trabajo ese lo estoy pagando ahora" (Muj. mayores de 65 años)

Junto a estos dos tipos de enfermedades que se expresan como producto de sus historias anteriores, historias que incorporan en sus biografías personales lo biológico, lo social, lo cultural, etc., y que hacen de cada sujeto una persona singular y diferente a todas las demás, los mayores también resaltan todo un conjunto de dolencias, de enfermedades que se pueden desarrollar como consecuencia de su actual forma de vida. Formas de vida abiertas que hacen de la tercera y cuarta edad, de la propia vejez un proceso vivo y abierto y no terminal y final, como se puede considerar por algunos más "jóvenes". Perspectiva de las formas de vida actuales en relación a las enfermedades que, como desarrollamos en continuación, expresan las principales fuentes de conflicto y desajuste que pueden darse en sus circunstancias de vida actuales. 2.2.1.- LAS ENFERMEDADES DE ORIGEN FAMILIAR A tenor de lo recogido en los grupos, parecería que cuando se llega a una cierta edad en la que los achaques se hacen más permanentes, en la que la memoria empieza a tener y cobrar una mayor importancia que en etapas vitales anteriores, los mayores empiezan a recordar cómo han muerto sus mayores, cuáles han sido las edades "medias" en las que han fallecido sus ancestros, cuáles han sido las causas por las que han muerto sus padres, sus abuelos, cuáles han sido las enfermedades familiares más presentes, etc. Memoria de muertes y enfermedades que parece situar uno de los horizontes posibles de enfermedades y muertes en estas edades.

"- Yo en lo que pienso mucho es en el cáncer

- EN EL CÁNCER

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- En el cáncer pienso mucho porque mi padre murió de cáncer al pulmón y prácticamente todos sus hermanos, mis tíos han muerto de cáncer de pulmón y yo ni fumo ni bebo, y pienso que yo voy a morir de cáncer también, porque mi familia va así, mi padre y 6 hermanos de mi padre, mis tíos, todos han muerto de cáncer..." (Ex-Trabajadores Industriales)

Enfermedades posibles asociadas a un futuro todavía abierto y lejano, desde las edades en las que se habla, pero que, como expresa el texto anterior, se constituye en una fuente de inquietud a partir de cierta edad. 2.2.2.- LAS QUE PROCEDEN DE LA VIDA PASADA Junto con las enfermedades que pueden desarrollarse en el sujeto como miembro de una historia y un linaje familiar, los mayores han acentuado la relevancia en todo un conjunto de enfermedades que tendrían su origen, en las muy duras condiciones de vida y trabajo en las que se ha desarrollado la juventud y la madurez de una gran mayoría de los mayores de 65 años de la Comunidad de Madrid. Como ya resaltamos en la primera parte del texto, el proceso de modernización y transformación económica-social de nuestro país ha conllevado que una gran mayoría de los madrileños mayores de 65 años tuviesen que inmigrar en su juventud, tuviesen que sufrir graves carencias alimentarias en su niñez, hubieran de trabajar en condiciones muy duras, etc., etc. Conjunto de situaciones que hoy se expresa en sus cuerpos, en sus dolencias, en sus artrosis, en sus enfermedades "profesionales".

"- Yo lo que más castigado desde que tenía 30 años es el lumbago y claro no me da siempre a lo mejor me paso un año que no me da, pero el lumbago sí me ha agobiado, nunca he perdido de trabajar, ¿eh? yo he estado de maquinista en una empresa con una excavadora y a mí me ha dado el lumbago y he ido doblado..." (Ex-Trabajadores Industriales)

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"Mi suegra, se queja de las piernas, y yo digo, abuela son 84 años le tienen que doler las piernas, si se ha tirado usted 40 años pegada a la máquina cosiendo, porque cosía ropa para intendencia, de acuerdo que la tienen que doler las piernas..." (Muj. mayores de 65 años)

"-...antes se fregaban los suelos con estropajo, arena, hoy día no friega nadie así.

- Antes se fregaba de rodillas hoy en día no.

- Yo tenía callo en la rodilla de la madera..." (Muj. may)

"- Y yo que me quedé con mi niña de dos años, la he tenido que sacar adelante, pagarla colegios, comer y todo, y dígame usted a mí si he trabajado y ahora lo que estoy pagando, el trabajo ese lo estoy pagando ahora.

- Claro, eso es verdad.

- Las de la vida actual." (Muj. mayores de 65 años)

De esta forma, los mayores resaltan cómo las dolencias heredadas producto, en gran parte, de sus formas de trabajo pasadas acentúan sus limitaciones y actuales dolores físicos. Dolencias heredadas entre las que los hombres subrayan lo que podríamos denominar "enfermedades profesionales" y las mujeres las asociadas a su "profesión" de ama de casa. "Profesión" que desarrollaron la gran mayoría de ellas a lo largo de sus vidas, dada la escasa incorporación de la mujer al trabajo en las décadas anteriores y que siguen desarrollando en la actualidad. Situación de mayor exposición de las mujeres a tareas y trabajos molestos que, quizás, sea una de las razones que ayuden a explicar la mayor presencia de enfermedades y dolencias en las mujeres, tal como hemos visto en alguno de los cuadros anteriores.

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2.2.3.- LAS ENFERMEDADES SOBREVENIDAS Entre las enfermedades sobrevenidas como consecuencia ya sea de la edad ya sea de la propia situación de jubilación, del cambio general de la orientación de las actividades que se desarrollan en estas etapas de la vida, los grupos han resaltado, sobre todo, las dolencias y enfermedades mentales. Entre ellas, la depresión y la pérdida progresiva de la memoria y de la cabeza. La depresión es la dolencia que de una forma más particular aparece en las edades de la "tercera edad" presentes en los grupos, tanto en hombres como en mujeres, como uno de los "azotes" más temidos.

"...la depresión es el azote de hoy en día" (H. jub. anticipados)

"...me han operado dos veces, de fibroma y de peritonitis, y no lo he pasado tan mal como esta enfermedad que he pasado ahora, es horrorosa...

- Es que es una enfermedad que está oculta, no es como si te arreglan el dedo.

- ... eso es horroroso, no tienes ganas nada más que de morirte, además que estás así, yo decía, dios mío, por qué no me llevas contigo, si yo ya qué hago aquí, ya lo tenía todo perdido, y ahora pues he empezado otra vez a salir y a arreglarme, pero por qué, porque me encuentro mejor." (Muj. mayores de 65 años)

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En este sentido y desde el punto de vista de las representaciones simbólicas -no desde la epidemiología-, y aunque habría que realizar una investigación cualitativa más amplia para tener más seguridad, lo expresado por los grupos permite señalar el que los mayores suelen asociar tendencialmente las enfermedades y dolencias de tipo físico con la historia familiar y laboral de cada sujeto, mientras que tienden a acentuar las enfermedades mentales como las más propias y específicas de la etapa de la vida que desarrollan actualmente y, sobre todo, con la que pueden desarrollar a lo largo de la cuarta edad. De este modo, los grupos vienen a diferenciar entre aquellas situaciones más coyunturales asociadas a los procesos de tránsito hacia la jubilación y la tercera edad y aquellas otras situaciones más estructurales vinculadas a los procesos de envejecimiento y senilidad. En relación al primer tipo de situaciones, los grupos resaltan cómo en sus edades se desarrollan toda una serie de situaciones estructurales que parecen conllevar un mayor riesgo de desencadenamiento de los procesos depresivos, de situaciones, que en el lenguaje médico más al uso, podrían denominarse como "factores de riesgo" para la depresión. Las situaciones sobre las que se hace más hincapié, a este respecto, son las asociadas a la jubilación, a la viudedad y a la pérdida/emancipación de los hijos. Dado el tradicional "reparto de tareas" entre el hombre y la mujer, el hombre en el trabajo laboral y la mujer en la casa, los grupos de tercera edad actuales acentúan uno u otro "factor de riesgo" según se trate de hombres y mujeres. Las mujeres madrileñas de estas edades, de más de 65 años, han vivido un proceso histórico que ha focalizado e identificado a la mujer con sus tareas de amas de casa y madre. En el informe sobre la Salud y la Mujer (1996), señalábamos cómo el conjunto de mujeres madrileñas querían superar esta identificación de la mujer como "género" con estos roles parciales, identificación dominante en las edades superiores a los 55-60 años en nuestra sociedad. Desde este punto de vista, y dado que las tareas de amas de casa se prosiguen, de una u otra forma a lo largo de las edades de nuestro estudio, los grupos no han dejado de subrayar cómo el abandono de los hijos del hogar, el denominado "síndrome del nido vacío" es uno de los principales desencadenantes de los procesos depresivos en las mujeres de estas edades.

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"...mi mujer, era una mujer que no bebía en absoluto, nada, y por causa de una depresión, creemos que sea eso, empezó a catar el botellín de cerveza o lo que fuera, no lo se porque nunca lo he sabido, por causa de una depresión, pues la soledad porque sus hijas ya eran mayores y se iban, deducimos, vamos según me han dicho los psiquiatras y los psicólogos empezar a beber, no tenía ningún mundo de bares ni nada de nada, mas que empezó ni ella misma lo sabe, así hasta que se mato..." (H. jub. anticipados)

"- La depresión de mi mujer vino por eso, ya las hijas fueron mayores, fueron al colegio, y ella era una mujer muy dinámica, no tenía ya, hacia las cosas de la casa y cuando acababa ya no tenía nada que hacer y seguramente vino todo por eso, pero que no cabe duda que ella es la que a llevado las hijas adelante y es la que se ha preocupado de todo porque yo no tenía tiempo material porque salía a las seis y media de la mañana, y volvía a las nueve o nueve y media de la noche, que ganas tenía de ver, haber que si a la niña le pasa esto, o tiene esto, era ella, llevaba ella la responsabilidad total de la casa, en todos los aspectos, nosotros solo nos preocupábamos de llevar la peseta y san se acabo..." (H. jub. anticipados)

Síndrome del nido vacío que se incrementa aún más en el caso del fallecimiento del marido, como subrayan en el grupo de viudas.

"- Pero yo que hace dos años y medio, va a hacer tres años que mi marido murió y me he quedado sola, sola, sola, pues se te hace la casa,.... como no me encuentro bien, no tengo ganas ni de moverme..." (Viudas)

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En el caso de los hombres mayores, los principales hitos señalados por los grupos a este respecto guardan una estrecha relación con la jubilación. Ésta es vivida como un punto de inflexión en sus vidas para el que, en bastantes casos, no se encuentran preparados. Jubilación que suele desencadenar procesos de inestabilidad emocional, de depresión, etc., hasta que se encuentra un nuevo equilibrio y forma de vida ajustada a la nueva situación del jubilado.

"...mi caso por ejemplo, que ya no estoy en activo, entonces que pasa cuando te ves que ya puedes disponer de todo el tiempo posible, o sea del mundo, a muchos nos entra también depresión...y entonces te empiezan a salir las goteras.." (H. jub. anticipados)

"- ¿Cómo nos hemos adaptado a la nueva situación?

- De la actividad a la inactividad

- En mi caso un poco traumático, yo hace dos años que me he jubilado y todavía no estoy completamente

- No lo ha asimilado

- No le he asimilado, me encuentro muy nervioso

- Es lo que yo he dicho antes, que no se debe dejar de hacer algo aunque no sea remunerado, aunque no sea remunerado" (Ex-Trabaj. Industriales)

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El discurso de los hombres mayores vincula estrechamente la jubilación a la depresión desde una doble perspectiva. En primer lugar, como subrayan los textos anteriores, por el propio tránsito de una situación de actividad a otra de inactividad en términos laborales y en la que se dispone de mucho tiempo libre que, en un principio, no se sabe como utilizar. En segundo lugar, el proceso de jubilación va mucho más allá del propio mecanismo de organización del tiempo y de los hábitos. De modo similar al caso de las mujeres con el "síndrome del nido vacío", en el caso de los hombres se desarrolla lo que podríamos decir "síndrome del trabajo perdido" que conlleva una importante pérdida del sentido de la vida de dicha persona. Como no dejan de subrayar los grupos, el modelo clásico de división de tareas y de identidades asignaba claramente un sentido a la vida del hombre y de la mujer. Trabajar fuera del hogar familiar y educar los hijos se convertían, de esta forma, no sólo en tareas sino en organizaciones del "sentido vital" de los respectivos "géneros". La jubilación, la emancipación de los hijos trae a un primer plano esta cuestión del sentido vital que "antes", mientras se trabajaba o se tenían a los hijos a su cuidado, o no se planteaba o si se hacía se le dejaba aparcado en un segundo plano, dadas las prioridades existentes a este respecto.

"- Antes no se permitía el lujo de tener depresiones, el ambiente, el trabajo y la necesidad no daba tiempo a pensar en que estoy deprimido y me oculto a los problemas y había que afrontarlos" (Ex-Trabajadores Industriales)

Pérdida del sentido vital que incide claramente en el desencadenamiento de los citados procesos depresivos. Además de los procesos depresivos y emocionales, el mantenimiento de las tareas del hogar en manos de las mujeres -por más que el hombre se incorpore a algunas de ellas, como señalamos anteriormente- también parece incidir en una mayor presencia de dolencias y enfermedades musculares, reumáticas, de huesos, etc., en las mujeres a lo largo de estas edades.

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3.- ENFERMEDADES FÍSICAS Y MENTALES La división entre enfermedades físicas y mentales, la preocupación por uno u otro tipo de enfermedades se ha evidenciado en el conjunto de investigaciones del programa de trabajo SISS, como una diferenciación en la que se expresaba y condensaba de forma clara los respectivos modelos de "género" masculino y femenino. Como en varias de las monografías publicadas hemos podido analizar, la preocupación por las enfermedades "físicas" y la exclusión de las enfermedades mentales del propio espacio de la enfermedad desde las edades preadolescentes, se ha evidenciado como un campo valorativo estrechamente asociado al "género" masculino. En la misma medida, pero en un espacio de consideraciones muy diferenciales, los discursos femeninos han expresado su preocupación y sensibilidad tanto ante las enfermedades físicas como psíquicas. En este marco, las consideraciones de los mayores sobre esta tópica división revelan el escaso sentido de la misma para este amplio biosocioestrato. Los propios grupos masculinos revelan la importancia que conceden a ambos tipos de enfermedad.

"...las dos son malas, las dos son muy malas

- Claro

- Personalmente la salud, una enfermedad mental estás ausente y no se sufre, la física la asumes..." (Jubilados Ex-Trabajadores Industriales)

No sólo eso, sino que en el propio terreno personal, como pusimos de manifiesto en el epígrafe de las enfermedades sobrevenidas, los trastornos emocionales, psíquicos, depresivos con motivo de la jubilación y del proceso de adaptación a la nueva vida constituyen uno de los problemas más subrayados por los propios hombres mayores.

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En este sentido, la apertura de los hombres mayores a este tipo de dolencias no hace más que constatar y reforzar, desde una nueva perspectiva, la ya analizada convergencia de géneros en este biosocioestrato así como el desarrollo paralelo de unas concepciones y experiencias sobre la salud y la enfermedad mucho más integrales y cercanas entre sí en el caso de los mayores que en el caso de hombres y mujeres de edades más jóvenes.

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CONCLUSIONES PRINCIPALES

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1. La investigación realizada ha permitido constatar la pluralidad y diversidad de situaciones y formas de vida que existen en el amplio colectivo de mayores de 65 años de la Comunidad de Madrid. Lejos de cualquier intento de homogeneizar situaciones, los grupos han subrayado la singularidad de las trayectorias personales y de las situaciones sociales de los mayores madrileños que obligan a una aproximación matizada a los mismos y demandan el diseño de políticas públicas que tengan en cuenta esta diversidad.

2. Los mayores madrileños han subrayado la novedad histórica que

significa en España y en la Comunidad de Madrid la existencia de tan amplio número de personas mayores de 60-65 años que, por primera vez en nuestro país, pueden vivir de forma activa e independiente esta nueva etapa de sus vidas. Novedad histórica reforzada por el cambio operado en relación a las formas de vida de las generaciones anteriores y las actuales generaciones de mayores.

3. Los mayores consideran que esta situación, que la existencia de este

amplio colectivo de mayores en nuestro país se debe a la articulación de, al menos, cuatro procesos sociales de muy distintas características.

- El proceso de modernización económica y social que ha conseguido

unos niveles mínimos de bienestar y calidad de vida impensables hace unos escasos decenios y que, con sus políticas públicas de bienestar social, de pensiones y de prestaciones sanitarias, ha conseguido que los mayores puedan vivir digna y autónomamente en sus hogares.

- Los avances del Sistema Sanitario público y de la medicina en

general que han conseguido situar en torno a los 80 años la esperanza de vida media en España y que ha posibilitado la existencia de un amplio colectivo de mayores de 70-75 años existente en las generaciones de los padres de los actuales mayores.

- Todo un conjunto de cambios sociales y culturales que han

posibilitado vivir la vejez en edades más jóvenes y con situaciones de mayor plenitud y actividad personal que en épocas recientes de nuestra historia.

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- El desarrollo de una amplia responsabilización personal de los propios mayores que mediante una amplia actividad de "autocuidados" han conseguido mejorar su calidad de vida y encontrar formas de vida mucho más activas y ricas que en el pasado.

4. La investigación ha constatado el importante conjunto de

transformaciones y cambios que se están produciendo en el seno de este importante colectivo. Hasta tal punto este proceso es importante que ni siquiera exista un consenso, un acuerdo para el uso de una denominación común para este colectivo. Los términos "viejos", "ancianos" y otros similares están muy lejos de sus vivencias y de los procesos actuales de construcción de sus identidades personales. La "tercera edad" es unilateral y no, además, cubre ni la "cuarta edad" ni el importante sector de prejubilados, de jubilados anticipados de menos de 65 años que cuentan con una importancia creciente en la Comunidad de Madrid y que van a configurar las futuras formas de vida de este colectivo. Por nuestra parte, hemos optado por la denominación de mayores más ambigua y que deja abierto el proceso de construcción de las identidades personales y sociales de este colectivo.

5. En el marco de esta aproximación más abierta a los mayores y

dentro de la diversidad de situaciones que existen en su seno, cabría distinguir tres grandes segmentos o colectivos generacionales que corresponden a situaciones históricas, biográficas y sociales más próximas.

* La denominada "cuarta edad", es decir, los mayores de 80 años

que condensan la actual imagen de los ancianos (imagen que se generaliza al conjunto de colectivos mayores de 60 años, aproximadamente). Mayores que han vivido las situaciones más duras de la posguerra, que han pasado muchos sufrimientos en su infancia y juventud y que actualmente representan un colectivo con un amplio número de personas con muy bajos niveles de estudios, escasos ingresos, alto porcentaje de personas que son viudos/as y viven solos, etc. Cuarta edad que vienen a ser los "padres" de las generaciones que actualmente están en proceso de jubilación.

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Cuarta edad que mantiene las formas de vida más pasivas por todo el conjunto de circunstancias sociales y culturales que le rodean.

Cuarta edad en la que se conforma un colectivo de mujeres con fuertes situaciones de precariedad social y en la que se concentran las situaciones más deterioradas en lo que a sus estados de salud se refiere.

* La denominada "tercera edad", es decir, los mayores entre 65 y 80

años aproximadamente, que desarrollan pautas y formas de vida relativamente diferenciadas a los de la generación anterior por más que sus trayectorias personales y actuales condiciones sociales estén todavía muy cercanas de la cuarta edad. A diferencia de estas edades cuentan con una gran presencia de "parejas" en su seno así como mejores condiciones económicas. Asimismo se están incorporando a una formas de vida más activas en la que los viajes, el ejercicio físico, las relaciones sociales y familiares presentan una gran importancia. Actualmente se configurarían como una generación en "transición" entre la más tradicional "cuarta edad" y las nuevas formas y estilos de vida de los jubilados más jóvenes.

* Los jubilados y jubiladas anticipadas menores de 65 años de

importancia creciente en la Comunidad de Madrid. Vendrían a significar el desarrollo de formas de vida en estas edades próximas a la de otros países europeos tradicionalmente más desarrollados. Generaciones que han vivido el nacimiento del "desarrollismo" de los 60, el fin de la autarquía y el nacimiento de las llamadas clases medias en España. De hecho, podíamos considerar que estas nuevas generaciones de "mayores" constituyen la primera generación de clases medias urbanas que accede a la jubilación y al retiro laboral activo en nuestro país. Generaciones de mayores con más amplio nivel educativo y cultural, mayores recursos económicos, diferentes trayectorias vitales que van a configurar progresivamente el colectivo más importante de mayores de la Comunidad de Madrid tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Generaciones de prejubilados que van a construir una forma de vivir la vejez en nuestro país totalmente distinta a la de las generaciones anteriores y a la de la imagen social todavía existente a este respecto.

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6. La investigación centrada en la "tercera edad", es decir, entre los 65 y los 80 años aproximadamente, ha evidenciado la diferencia existente entre la imagen social existente con respecto a los mayores y la autoimagen y las formas de vida desarrolladas por éstos. Los grupos han subrayado la importancia de modificar esta imagen social y de facilitar y proponer políticas públicas que promuevan la integración, la actividad y la utilidad social, de este amplio colectivo de personas.

7. En el seno del conjunto de diferencias que marcan las distintas

formas de vivir el proceso de envejecimiento, los grupos han subrayado la importancia de dos cuestiones básicas: las diferencias debidas a las desigualdades sociales y las asociadas a los respectivos modelos de "género" masculino y femenino en cuanto a la distribución de roles y tareas y a la construcción de las identidades personales.

A pesar de las mejoras en las pensiones públicas, las desigualdades sociales desarrolladas tanto a lo largo de la vida de los mayores como en la propia actualidad, conlleva el desarrollo de formas de vida muy diferenciadas en los mayores. En este contexto, el colectivo de mujeres de más edad representa quizás el colectivo más frágil y vulnerable en la Comunidad de Madrid.

Las diferencias de género tan marcadas en la historia de las generaciones de más de 60 años (la incorporación de la mujer al trabajo ha sido posterior), también representan otra importante dimensión que influye en las vivencias de los procesos de envejecimiento. Mientras los hombres se jubilan, las mujeres nunca se jubilan de sus tareas y si bien es cierto que en estas edades el hombre ayuda algo más en las tareas de la casa, la mujer sigue estando al frente de la misma. Situación que parece incidir en estados de salud peores en las mujeres mayores que en los hombres.

8. La importancia simbólica de los modelos de género parece, en todo

caso, disminuir en los mayores. De hecho, la investigación ha constatado el desarrollo en estas edades de un proceso de convergencia-superación de la clásica y dicotómica división de roles y tareas por géneros que cabe pensar que se intensificará en el futuro con el acceso a estas edades de generaciones más jóvenes y socializadas en unos modelos más igualitarios.

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La jubilación en los hombres, el crecimiento y emancipación de los hijos en las mujeres, la mayor cercanía en la pareja tras la separación de la vida adulta (el hombre en el trabajo, la mujer en la casa), la mayor importancia de la vida en el hogar familiar, una mayor cercanía entre hombres y mujeres en tareas y usos del tiempo en relación a la existente en sus vidas adultas y todo otro amplio conjunto de otros factores parecen inducir este proceso de convergencia de géneros en los mayores así como apuntar el desarrollo de un modelo socio-cultural más propio y específico de estas edades. Modelo más centrado en la pareja que en cada uno de sus miembros, con base y raíz en el hogar familiar y con norte y objetivo el máximo desarrollo de actividades y relaciones fuera del mismo.

9. La investigación ha constatado también otra importante singularidad

de los mayores en lo que se refiere al mayor peso relativo que tienen sus experiencias vitales en relación a los códigos culturales más generales en todo lo que atañe a la construcción de sus identidades, formas de vida, etc. Mientras en las generaciones más jóvenes, los modelos culturales más generales tienen una importancia decisiva para marcar las pautas de vida y la conducta de las personas, en los mayores sus experiencias personales, sus densas biografías parecen ser más decisivas a la hora de señalar sus posibilidades y límites, a la hora de marcar unos estilos de vida determinados. En este contexto, parecería que el cuerpo biográfico y singular de cada mayor en el que se acumula, se condensa y se expresa todo su historia se convertiría en la vara de medir sus circunstancias, sus conductas, sus posibilidades y sus límites.

Dado, además, la práctica inexistencia en estas edades de modelos "ideales" de figuras corporales en los que se sintetice la imagen de la buena vejez, de la salud y belleza en estas edades, el resultado es que el cuerpo de los mayores se transforme en un espacio de cuerpo que hable, que señale, que aconseja, que marca actividades y límites. En una palabra, frente al cuerpo cultural-modal de los más jóvenes, frente al cuerpo reducido, casi, o pura anatomía de la medicina, el cuerpo de los mayores se transforma en un cuerpo expresivo, en un cuerpo-discurso.

Page 208: Las representaciones sociales sobre la salud de los

10. Estas situaciones y desarrollos específicos en las edades de los mayores madrileños tienen importantes repercusiones a la hora de encarar, de intentar acercarse a sus concepciones sobre la salud. En efecto, las concepciones y los comportamientos relativos a la salud de los mayores parecen inscribirse en el juego de una paradoja siempre abierta y viva. Por un lado, se vive gracias al sistema sanitario y a los avances médicos y tecnológicos. Por otro lado, el propio cuerpo y experiencia de cada uno sabe mejor que nadie qué es lo que conviene, qué es lo que hay que comer, caminar o hacer. Paradoja que lleva a que los mayores sean el colectivo que, al mismo tiempo, más confía y desconfía del médico, más cerca y más lejos quiere estar del sistema sanitario, más se preocupa y escucha su propio cuerpo y más lejos está de concebirlo como un cuerpo meramente físico, como un posible cuerpo enfermo.

Paradoja y ambivalencia de los mayores que marca profundamente sus concepciones sobre la salud y que la dotan de un carácter híbrido y biográfico muy marcado, mucho más marcado que en otros colectivos más jóvenes. En efecto, frente a las nociones más unívocas y claras de la salud de otros colectivos, los mayores generan unas concepciones en las que se mezclan, se casan, se condensan todos los planos y experiencias de sus biografías personales, de sus situaciones sociales y familiares, de la propia y, a veces, amplia experiencia de relaciones con el sistema sanitario, de los propios y actuales consejos médicos, etc., etc., de forma que los mayores construyen unas nociones complejas sobre la salud muy basadas en sus experiencias personales y en las que, como facetas o dimensiones particulares, tienen presencia todo el conjunto de dimensiones que en otros colectivos constituyen mundos más propios y autónomos. Por ello, hemos optado por caracterizar estas concepciones como híbridas y biográficas para resaltar esta doble dimensión de mezcla y experiencia que alejan, a pesar de los estereotipos vigentes sobre la medicalización de la tercera y cuarta edad, las concepciones y prácticas saludables de los mayores de las ideas sobre la salud que más fuerza puedan tener en el Sistema Sanitario y en el discurso médico más habitual.

11. En el marco de estas concepciones más híbridas y biográficas, los

mayores han destacado la importancia en sus concepciones y en sus vidas de las siguientes facetas.

Page 209: Las representaciones sociales sobre la salud de los

- En relación a la vida saludable tienden a concebirla como vida equilibrada, placentera y ordenada. Vida en la que la familia y los pequeños placeres cotidianos tienen una importancia capital. Vida en la que hay que generar nuevos hábitos y costumbres más autocentradas en la propia vida de los sujetos, lejos de las presiones laborales y más propias de la vida de los adultos activos.

Desarrollo de nuevas formas de vida más placenteras y metódicas en cuyo seno los mayores han subrayado la importancia de dos cuestiones centrales: la independencia, la libertad y la autonomía personal (principalmente en relación a sus familias) y el desarrollo de todo un conjunto de actividades que los mantengan vivos, útiles, abiertos e inquietos, al tanto de lo que ocurre en su mundo y con posibilidades de participar en el mismo. En el marco de estas actividades han señalado particularmente la importancia de la movilidad personal, del ejercicio físico y de los viajes.

- En relación a los hábitos saludables han subrayado que más que

consejos médicos a seguir se trata de actividades prácticas a realizar como fruto de su experiencia y vida personal. Los hábitos saludables, aunque no los llamen así, forman parte de su experiencia de vida cotidiana equilibrada y sin excesos. Los conciben más como actividades singulares de cada persona que como normas generales aplicables a todo el mundo.

Los principales hábitos señalados por los mayores atañen a los siguientes campos.

- La alimentación más cerca de las dietas que de la gastronomía. - Los ejercicios de mantenimiento. - El desarrollo de buenas y frecuentes relaciones sociales y familiares. - La mesura en el alcohol y en el tabaco. 12. En lo que se refiere a las enfermedades, no las conciben como

acontecimientos separados que irrumpen más o menos sorpresivamente en la vida de las personas. Por el contrario las consideran, hasta cierto punto, como parte inseparable de la propia vida y de la propia salud. Los mayores madrileños consideran claramente que se tiene un buen estado de salud incluso con la presencia de enfermedades, de enfermedades crónicas. Del mismo modo que en los mayores, vida y salud tienden a fundirse, a confundirse, las enfermedades también forman parte de esta "fusión", de la propia vida.

Page 210: Las representaciones sociales sobre la salud de los

En el contexto de esta concepción de las enfermedades, los mayores madrileños barajan varios criterios de clasificación sobre las mismas. Los dos criterios dominantes son por su gravedad y por su origen. En relación a su gravedad las clasifican en leves o "achaques" sin, casi, mayor importancia; en "crónicas" en las que los autocuidados ocupan un papel esencial para su "normalización" (diabetes, por ejemplo); en "graves" que requieren habitualmente tratamiento médico y quirúrgico. La inmovilidad parecería ser la situación que más preocupa. En relación a su origen diferencian entre las enfermedades "familiares" más frecuentes en sus respectivos linajes familiares; las asociadas a sus vidas y "ocupaciones pasadas" como las enfermedades profesionales, determinadas situaciones en las amas de casa, etc.; y las sobrevenidas a lo largo de la vejez asociadas de forma más estrecha a esta situación, como la depresión por la soledad, etc. En este último ámbito, los hombres mayores demandan el desarrollo de políticas, cursos, actividades de preparación para la jubilación en los últimos años de vida laboral activa que facilitan el paso desde la actividad laboral a las nuevas formas de actividad de la jubilación.

A este respecto se produce una clara singularidad de los mayores. Mientras en los adultos se produce una clara división entre hombres y mujeres en lo que se refiere a la importancia relativa de las enfermedades físicas y mentales (denegados en general por los adultos activos), entre los mayores, sea cual sea su sexo, la preocupación por ambos tipos de enfermedades es común.

13.- La citada división de enfermedades suele asociarse con diversos

grados de responsabilidad personal al respecto. En el caso de las enfermedades graves, los mayores depositan claramente sus esperanzas en la red hospitalaria, en la medicina especializada y en las intervenciones quirúrgicas. En el resto de enfermedades tiende a primar la autoresponsabilidad a través del desarrollo de determinadas formas de vida más activas y más acopladas y en consonancia con las dolencias que se tengan. En este terreno, la relación con la red de Atención Primaria parecería inscribirse más en una relación más general y vital que estrictamente "médica" en el sentido más habitual de la palabra, relación en la que los profesionales sanitarios pueden ayudar a organizar sus formas de vida, sus hábitos, etc., en un diálogo con ellos. Modelo de relación que, por tanto, tiende a alejarse de la más clásica y asimétrica relación médico-paciente más inscrita en la lógica biomédica. Desde este punto de vista, la red de Atención Primaria podría jugar un papel decisivo en el desarrollo de políticas de Promoción de la Salud que

Page 211: Las representaciones sociales sobre la salud de los

pasasen por el impulso de nuevas actividades y nuevos usos del tiempo, por la organización de nuevos hábitos en los mayores que hagan innecesarias mucha de las medicaciones que (sustitutivamente) esconden esta mayor necesidad de relación social y de génesis de nuevos hábitos de vida adecuados a estas edades.

Page 212: Las representaciones sociales sobre la salud de los

ANEXO.- CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS GRUPOS DE

DISCUSIÓN REALIZADOS

Page 213: Las representaciones sociales sobre la salud de los

La monografía "Las Representaciones Sociales sobre la Salud de los Mayores Madrileños" se ha basado en una investigación cualitativa desarrollada a lo largo de 1994. Como diversos autores han puesto de manifiesto, el colectivo de los mayores incorpora una gran diversidad de situaciones sociales, personales, etc., que hacen muy difícil hablar de los mismos como un colectivo homogéneo. Desde esta perspectiva, la investigación realizada ha tratado de recoger algunas de las posiciones sociales fundamentales del actual colectivo de los mayores en la Comunidad de Madrid tanto desde el punto de vista de las posiciones sociales mayoritarias en dicho colectivo, como desde el punto de vista de las diferentes situaciones de independencia y de autonomía personal que tanta importancia tienen en las formas de vida de los mayores. Sánchez Vera (1996) subraya de cara al desarrollo de las políticas públicas para los próximos años, la importancia de diferenciar entre la tercera y cuarta edad en el colectivo de los mayores de 65 años. Este autor señala cómo si bien es cierto que existen muchos elementos comunes a lo largo de todas las edades superiores a los 65 años, "también lo es que son cada vez más las diferencias, siendo una de ellas -y de las más notables si atendemos a los aspectos numéricos- la que se establece y corresponde a los dos grandes subgrupos etéreos: grupo de 65-79 años (tercera edad) y grupo de 80 y más años (cuarta edad)". Atendiendo a esta pertinente diferenciación, más allá de las denominaciones que se puedan utilizar, la investigación realizada se ha centrado en la denominada tercera edad, es decir, en los tramos de edad que van de las edades próximas a la jubilación y los 79 años. Desde esta perspectiva, los cuatro grupos inicialmente realizados han sido los siguientes: RG. Nº 1: Hombres de 55 a 62 años. Jubilados "anticipados" por razones económicas- (Crisis de las empresas, etc.) Residentes en diversas ciudades del Sur de Madrid. RG. Nº 2: Mujeres de 63 a 70 años. Pensionistas. Viviendo en familia (Dependientes).

La mitad en domicilio propio, la mitad en domicilio de los hijos.

RG. Nº 3: Mixto de 65 a 74 años. Pensionistas de clases medias y medias altas. Viviendo solos o con hijos, pero en domicilio propio.

Page 214: Las representaciones sociales sobre la salud de los

RG. Nº 4: Mujeres de 65 a 74 años. Pensionistas. Viudas viviendo solas o con hijos. Con familia y viviendo en domicilio propio. Las fechas de realización de las reuniones han sido a lo largo de los meses de Octubre y Noviembre de 1.994. Posteriormente en 1997, poco antes de la publicación de la presente monografía, para actualizarla y para contrastar toda una serie de hipótesis desarrolladas en el análisis de los cuatro grupos anteriores, se realizó un quinto grupo de hombres de 65 a 75 años, antiguos trabajadores industriales. Asimismo y de forma meramente descriptiva en los cuadros siguientes incorporamos un conjunto de datos relativos a los madrileños mayores de 65 años en 1994, a partir de la encuesta dirigida por Díez Nicolás (1996).

Page 215: Las representaciones sociales sobre la salud de los

CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS DE LOS MAYORES DE 65 AÑOS QUE VIVEN EN EL HOGAR

MARZO 1994

TOTAL

Sexo:

-Varón

-Mujer

Edad:

-65 a 69 años

-70 a 74 años

-75 a 79 años

-80 y más años

Estado Civil:

-Soltero/a

-Casado/a

-Viviendo en pareja

-Separado/a

-Divorciado/a

-Viudo/a

-NC

Número de miembros del hogar/familia:

-Uno

-Dos

-Tres

-Cuatro

-Cinco

-Seis

-Siete

-Ocho

-Nuevo o más

-NS/NC

Situación laboral actual:

-Jubilado

-Ama de casa

-Activo

-Otro

-NS/NC

Ingresos:

(4.838)

39%

61%

33%

27%

20%

20%

5%

58%

-

1%

-

35%

-

20%

48%

16%

7%

5%

2%

1%

1%

-

1%

56%

43%

1%

-

-

Page 216: Las representaciones sociales sobre la salud de los

-Hasta 45.000 Ptas.

-De 45.001 a 75.000 Ptas.

-De 75.001 a 100.000 Ptas.

-De100.001 a 150.000 Ptas.

-De 150.001 a 200.000 Ptas.

-De 200.001 a 275.000 Ptas.

-De 275.001 a 350.000 Ptas.

-De350.001 a 450.000 Ptas.

-Mas de 450.000 Ptas.

-NC

10%

51%

16%

8%

2%

1%

-

-

-

10

Page 217: Las representaciones sociales sobre la salud de los

CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS DE LOS MAYORES DE 65 AÑOS QUE VIVEN EN EL HOGAR

MARZO1994 TOTAL Sector Económico anterior:

-No activos -En paro -Sector público -Sector privado c/ajena -Sector privado c/propia

Status ocupacional anterior: -Alto -Medio -Bajo -Ama de casa

Educación del entrevistado:

-Menos de estudios primarios, no sabe leer -Menos de estudios primarios, sabe leer -Estudios primarios completos, certificado escolar -Formación Profesional (1er. G) -Formación Profesional (2º G) -Bachiller Elemental -Bachiller Superior -Estudios de Grado Medio (Escuela Universitaria) -Universitarios o Técnicos de Grado Superior -Sin respuesta

Clase social subjetiva: -Alta -Media alta -Media media -Media baja -Baja -NS/NC

Pensiones que cobra en la actualidad: -Jubilación -Viudedad -Incapacidad -Minusvalía -Otra -NS/N

(4.838)

40% - 5 46 9

2% 45 13 39

9% 54 26 1 1 3 2 2 2 1

1% 3 46 27 16 8

72% 22 2 - 1 3

Page 218: Las representaciones sociales sobre la salud de los

PERFIL DE LOS MAYORES QUE VIVEN EN EL HOGAR SEGÚN GRUPOS DE SEXO Y EDAD, POR CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS

MARZO 1994 SEXO EDAD

TOTAL Varón Mujer 65 a 69 70 a 74 75 a 79 80 y más Total Status Socioeconómico Familiar - Bajo - Medio - Alto Estado Civil - Soltero/a - Casado/a - En pareja - Separado/a - Divorciado/a - Viudo/a

(4838)

69% 25% 7%

5%

58% -

1% -

35%

(1901) 68% 19% 12% 4% 81% - 1% - 14%

(2937) 69% 28% 3% 6% 44% - 1% - 49%

(1597) 68% 25% 7% 5% 73% 1% 1% - 20%

(1322) 72% 20% 7% 6% 63% 1% 1% - 30%

(951) 70% 24% 6% 5% 51% - 1% 1% 43%

(968) 63% 31% 6% 5% 35% - - - 59%

Page 219: Las representaciones sociales sobre la salud de los

PERFIL DE LOS MAYORES QUE VIVEN EN EL HOGAR SEGÚN GRUPOS DE SEXO Y EDAD, POR CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS

MARZO 1994 SEXO EDAD

TOTAL Varón Mujer 65 a 69 70 a 74 75 a 79 80 y más Total Educación - No sabe leer - Estud. Prim. S/Leer - Estud. Prim. completos - Formac. Prof./Bach. El. y Sup. - Estudios superiores Ingresos - Hasta 45.000 ptas. - 45.001-75.000 ptas. - 75.001-100.000 ptas. - Más de 100.000 ptas.

(4838) 9% 54% 26% 7% 4% 10% 51% 16% 12%

(1901) 5% 49% 31% 9% 6% 5% 48% 21% 17%

(2937) 11% 57% 23% 5% 2% 14% 53% 13% 9%

(1597) 7% 54% 28% 7% 4% 7% 47% 20% 16%

(1322) 7% 54% 28% 7% 4% 7% 54% 17% 11%

(951) 8% 56% 26% 6% 3% 11% 53% 14% 12%

(968) 16% 54% 22% 5% 3% 19% 51% 10% 8%

Page 220: Las representaciones sociales sobre la salud de los

PERFIL DE LOS MAYORES QUE VIVEN EN EL HOGAR SEGÚN GRUPOS DE SEXO Y EDAD, POR CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS

MARZO 1994 SEXO EDAD

TOTAL Varón Mujer 65 a 69 70 a 74 75 a 79 80 y más Total Pensiones - Jubilación - Viudedad - Incapacidad - Minusvalía - Otra

(4838) 72% 22 1 - 1

(1901) 97% 1 2 - -

(2937) 56% 36 1 - 1

(1597) 79% 13 2 1 1

(1322) 74% 19 1 1 1

(951) 69% 26 2 - 1

(968) 59% 37 1 - 1

Page 221: Las representaciones sociales sobre la salud de los

EN COMPAÑÍA DE QUIÉN VIVE EL ENTREVISTADO, POR CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS

MARZO 1994 TOTAL SOLO/A ESPOSO ESPOSA

PAREJA HIJOS PAREJA E HIJOS

PAR. HIJ. Y NIETOS

OTROS FAMIL.

OTRAS PERSONAS

NS/NC

TOTAL (4838) 20% 40 4 17 14 1 4 - 1

Sexo: - Varones - Mujeres

Edad: - 65 a 69 años - 70 a 74 años - 75 a 79 años - 80 y más años

Status Socioeconómico Familiar: - Bajo - Medio - Alto

Zona de Madrid: - Centro Ciudad - Norte-Oeste C. - Sur-Este Ciudad - Área Met. N-O - Área Met. S-E - Resto Mun. Comunidad de Madrid

(1901) (2937)

(1597) (1322) (951) (968)

(3319) (1198) (320)

(818) (806) (811) (779) (812)

(812)

9%

28%

14% 20% 27% 26%

22% 19% 12%

24% 21% 20% 19% 16%

24%

54 31

44 45 39 26

43 30 40

35 39 39 40 43

42

4 3

4 4 3 2

4 3 4

4 3 4 4 4

3

8

22

11 13 17 32

14 25 13

18 16 16 18 17

14

21 8

23 12 7 5

12 16 21

12 14 16 14 13

13

1 1

1 1 1 1

1 2 2

2 1 1 1 1

1

2 5

3 4 5 6

4 5 6

5 5 4 3 4

3

- - - - - - - - - - - - - -

-

1 1 - 1 1 2

1 1 1 - - - 1 1

1

Page 222: Las representaciones sociales sobre la salud de los

BIBLIOGRAFÍA

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