las palabras y el mundo

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Las palabras y el mundo parecieran ser una misma cosa, pero al decir esto siento una voz -una multitud- gritando “las palabras y el mundo son cosas completamente diferentes”; y en parte tienen razón. Entonces, ¿qué línea sigo? Voy a partir desde lo que dicen esos otros en mi cabeza: Las palabras y el mundo son cosas completamente diferentes. Sí, es cierto. Lo son. Las palabras son solo parte del mundo. Así como las vacas, el pasto y las ciudades. Pero pensemos esto un segundo: lo único que hay allí son palabras. No hay vacas, ni pasto, ni edificios. Inclusive cuando estamos frente a un edificio, una vaca o el pasto. Y al decir esto no pretendo caer en un juego sofista, no estoy negando el cuerpo de las vacas, o el cuerpo del edificio, pero sin palabras estos no estarían frente a nosotros. Un niño que no ha aprendido a hablar todavía no forma un mundo, y para él las vacas y los edificios como tales no existen. Aquí es donde vale hacer una pequeña distinción entre real y realidad. Lo real, como innumerables pensadores se han cansado de remarcar, es inaccesible. Está, existe, pero solo eso. Citando a Bajtín, “un cuerpo físico es, por así decirlo, igual a sí mismo: no significa nada coincidiendo por completo con su carácter natural único y dado.” Y si no significa nada, no es nada para nosotros. Lo real existe pero es indefinible, pero sin dudas está ligado al cuerpo. Y para ir a un ejemplo extremo, la muerte es parte de lo real. Y no creo que sea casualidad que hablar sobre qué es la muerte sea imposible. La realidad, o como la llama Bajtín en “El marxismo y la filosofía del lenguaje”, el mundo de los signos, es un construcción simbólica. Y nosotros vivimos en la realidad. Pero esto nos lleva a otro problema: ¿quién dijo que las cosas son así, que las palabras significan lo que significan? Las palabras son de nadie, y por sí mismas no evalúan nada, pero pueden servir a cualquier hablante y para diferentes, e incluso contrarias valoraciones de los hablantes”, afirma Bajtín en “El problema de los géneros discursivos”. Pero las construcciones simbólicas de sentido no son individuales, cada sujeto no decide que quiere decir cada cosa, sino que el sentido está dado por otros. Bajtín se refiere a esos otros como las clases dominantes. Y son ellos los que, como tienen el poder, deciden qué acento de la significación de las palabras debe tener más peso. Pero los signos no son unívocos, por más fuerza de

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Ensayo sobre teoría literaria

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Las palabras y el mundo parecieran ser una misma cosa, pero al decir esto siento una voz -una multitud- gritando las palabras y el mundo son cosas completamente diferentes; y en parte tienen razn. Entonces, qu lnea sigo?Voy a partir desde lo que dicen esos otros en mi cabeza: Las palabras y el mundo son cosas completamente diferentes. S, es cierto. Lo son. Las palabras son solo parte del mundo. As como las vacas, el pasto y las ciudades. Pero pensemos esto un segundo: lo nico que hay all son palabras. No hay vacas, ni pasto, ni edificios. Inclusive cuando estamos frente a un edificio, una vaca o el pasto. Y al decir esto no pretendo caer en un juego sofista, no estoy negando el cuerpo de las vacas, o el cuerpo del edificio, pero sin palabras estos no estaran frente a nosotros. Un nio que no ha aprendido a hablar todava no forma un mundo, y para l las vacas y los edificios como tales no existen. Aqu es donde vale hacer una pequea distincin entre real y realidad. Lo real, como innumerables pensadores se han cansado de remarcar, es inaccesible. Est, existe, pero solo eso. Citando a Bajtn, un cuerpo fsico es, por as decirlo, igual a s mismo: no significa nada coincidiendo por completo con su carcter natural nico y dado. Y si no significa nada, no es nada para nosotros. Lo real existe pero es indefinible, pero sin dudas est ligado al cuerpo. Y para ir a un ejemplo extremo, la muerte es parte de lo real. Y no creo que sea casualidad que hablar sobre qu es la muerte sea imposible. La realidad, o como la llama Bajtn en El marxismo y la filosofa del lenguaje, el mundo de los signos, es un construccin simblica. Y nosotros vivimos en la realidad. Pero esto nos lleva a otro problema: quin dijo que las cosas son as, que las palabras significan lo que significan? Las palabras son de nadie, y por s mismas no evalan nada, pero pueden servir a cualquier hablante y para diferentes, e incluso contrarias valoraciones de los hablantes, afirma Bajtn en El problema de los gneros discursivos. Pero las construcciones simblicas de sentido no son individuales, cada sujeto no decide que quiere decir cada cosa, sino que el sentido est dado por otros. Bajtn se refiere a esos otros como las clases dominantes. Y son ellos los que, como tienen el poder, deciden qu acento de la significacin de las palabras debe tener ms peso. Pero los signos no son unvocos, por ms fuerza de presin que se aplique, y los dems acentos de los smbolos estn presentes. Inevitablemente, no puedo dejar de pensar en la escena de Alicia a travs del espejo donde Alicia habla con Humpty Dumpty:-Cuando yo uso una palabra insisti Humpty Dumpty con un tono ms bien desdeoso quiere decir lo que yo quiero que diga, ni ms ni menos. -La cuestin dijo Alicia es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.-La cuestin zanj Humpty Dumpty es saber quin es el que manda, eso es todo.