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Las Palabras Ocultas

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  • P R I M E R A PORTADILLA

  • SEGUNDA PORTADILLA

  • Las Palabras Ocultas

    Autor: Bahullh

    Cubierta: Eva Celdrn Esteban

    De la presente edicin:Editorial Bah de Espaa, 2009

    Marconi, 25008224 Terrassa (Barcelona)

    www.bahi.es/[email protected]

    ISBN: 84-85238-83-4Depsito Legal:

    Impresin: Service Point F.M.I., S.A.

    Impreso en Espaa Printed in Spain

    Reservados todos los derechos. Este libro no podr ser reproducido, ni total ni parcialmente

    por medio alguno, sin la previa autorizacin del editor.

  • 7

    Introduccin

    En Dios Pasa, Shoghi E endi1 relata cmo en el ao 1858, Bahullh2, mientras caminaba envuelto en sus meditaciones, por las riberas del Tigris, fue inspirado con los pronunciamientos como joyas que componen este libro. Shoghi E endi seala que la obra se identifi ca con el Libro Oculto de Ftimih, el cual se cree que fue revela-do por el ngel Gabriel a travs del Imn

    1. Shoghi E endi, bisnieto de Bahullh, fue nombrado Guardin de la Fe Bah por Abdul-Bah, quien haba sido designado por su padre Bahullh, como Intrprete de su Palabra y Lder de su Fe.

    2. Bahullh (1817-1892), Fundador de la Fe Bah, proclam ser el Mesas Mundial prometi-do en las profecas de todas las religiones.

  • 8

    Al, para consolar a la dolorida h a de Muammad, despus del fallecimiento del Profeta; hasta ahora, el libro permaneci oculto al conocimiento humano. Lo descri-be como la dinmica levadura espiritual, lanzada a la vida del mundo para la reo-rientacin de las mentes de los hombres, la edifi cacin de sus almas y la rectifi cacin de su conducta, y lo clasifi ca como pree-minente entre las obras ticas del Autor.

    Presenta en su forma sentenciosa la suma y esencia de todas las revelaciones del pasado. Segn la profeca, todos los Mensajeros y Profetas, incluso el Qim, estn reunidos bajo la sombra del sagrado estandarte que el Prometido ha izado; bajo ese mismo estandarte se halla la Esencia de Sus Enseanzas. Las Palabras Ocultas no es una recopilacin, tampoco es una declara-cin ordenada. Es una nueva creacin. Es una destilacin de todas las Sagradas Escri-turas. Es el punto focal donde convergen las Grandes Luminarias del pasado, unin-dose en una sola Luz, y todos los Ayeres de Dios se convierten en Hoy.

  • 9

    Nos es dada como una fuerza espiritual, imbuida con la presencia de todos los Mo-narcas Espirituales del pasado, activa, ur-gente, expansiva, slidamente establecida en el corazn de la vida humana para reali-zar la destinada regeneracin de la raza.

    El libro tiene dos secciones: la primera, originalmente escrita en rabe, y la segun-da, en persa. El lector fcilmente percibe que el tema de las dos secciones y la for-ma en que estn dispuestas son similares, aunque hay otras diferencias adems del idioma. La parte rabe es ms corta que la persa, (veinticinco pginas en comparacin con cuarenta y una), es ms sencilla, direc-ta, defi nida, tica; y la otra, ms personal, atractiva, mstica, potica. Todos los versos rabes estn dirigidos al H o, los persas son muy variados: Oh Sombra Fugaz, Oh Moradores del Supremo Paraso, Oh Esencia del Deseo, Oh Compaero de mi Trono, Oh Ricos de la Tierra, Oh Vosotros Pueblos del Mundo, Oh Opre-sores de la Tierra, Oh Emigrantes, Oh Maleza que Brotas del Polvo y muchas

  • 10

    otras frases contrastadas. Los versos ra-bes van dirigidos a individuos, con la exce-pcin de los nmeros 66, 68 y 69; la seccin persa tiene treinta y tres dirigidos a gru-pos. El tono del Autor es distinto en las dos partes: el escritor en rabe es un maestro amoroso; en persa, un amante que ensea. La seccin persa se refi ere ms a la Mani-festacin en S, por ejemplo en los versos, 15, 16, 17, 23, 24, 29, 34, 35, 45, 46 y 52; y a eventos histricos, como en los versos 19, 63 y 71. No obstante, el prlogo a la parte arbiga que describe la naturaleza del tra-bajo, es tambin aplicable a la parte persa: Esto es lo que ha descendido del reino de gloria, proferido por la lengua de la fuerza y del poder y revelado a los Profetas del pasado... Y el eplogo al trmino de la sec-cin persa se aplica igualmente a la seccin arbiga. Adems, los versos que componen el libro, ciento cincuenta y tres, estn tan entrelazados y dependientes que forman un todo integrado.

    Obviamente, Palabras Ocultas es una de esas obras que slo puede ser interpretada

  • 11

    por la experiencia personal e incluso comu-nal. Nosotros, los del crepsculo espiritual, quienes todava nos hallamos mas bien en el lado oscuro; que heredamos la tradicin general de duda y adoracin al becerro de oro, no podemos penetrar el signifi cado profundo de estas Palabras Ocultas, ni lo-grar la perspectiva de la vida y del univer-so que ellas inculcan. Han de pasar aos y generaciones hasta que el hombre pueda liberarse de las cadenas con que ha ligado su alma y recuperar la perspicacia perdida por la prolongada falta de uso.

    En su primer verso, Las Palabras Ocul-tas defi ne la verdadera meta suprema de la vida terrenal del hombre, e indica la mane-ra de cumplirla, esto es, mediante la apro-piada disciplina de la voluntad y la emo-cin. Cristo Se refi ri al mismo propsito en la Parbola de los Talentos cuando el Seor d o a su siervo fi el: Sobre poco has sido fi el, sobre mucho te pondr3. En otra parte de Las Palabras Ocultas4 dice que la

    3. San Mateo, 25:21.

    4. rabe 2, 16, 46, 68. Persa 56, 71.

  • 12

    meta y esperanza del hombre es alcanzar el dominio sempiterno de Dios y llegar a merecer sus ddivas invisibles; revestir el alma con la unidad y eternidad divinas que Dios ha creado para los hombres, y as ser para toda la eternidad la revelacin de su ser eterno; reconocer que el hombre se hizo para Dios; o sea, su lengua para la men-cin de Dios, su corazn para el descenso de Dios, su espritu, el lugar de la revelacin de Dios; amar a Dios para que el amor de Dios le pueda alcanzar5; que Dios pueda nombrarle y llenar su alma con el espritu de vida; y entrar sin demora en el Pa-raso del amor de Dios, el hogar celestial de la reunin con l. Todas estas metas son internas, espirituales, se refi eren a una relacin particular con Dios; y una vez alcanzadas, son seguras, ciertas, inaliena-bles, eternas. El lugar que el hombre gana as, es antiguo; es una parte del sistema universal y fue implcito en la creacin del hombre; mediante su esfuerzo llega por fi n a lo suyo. De ninguna manera es material y

    5. rabe 1, 4, 6, 64. Persa 29, 66.

  • 13

    por lo tanto no puede disolverse. Es real a la vista del Profeta, y por eso, permanente; segn las enseanzas de las Palabras Ocul-tas, nada que no sea permanente merece el esfuerzo del hombre inteligente.

    Aunque el objetivo es expresado en lenguaje fi gurativo, no es menos defi ni-do. Cuando se le pregunt a Abdul-Bah por qu los mensajeros hablan as, se dice que l respondi: Las revelaciones de los Profetas nunca pueden ser traducidas adecuadamente, debido a la pobreza e im-perfeccin de nuestro lenguaje. Sus pensa-mientos son tan elevados que las mentes humanas no los comprenden. Ello explica el uso del lenguaje alegrico: las parbolas hacen meditar a los hombres y les hacen orar pidiendo iluminacin, para que pue-dan entender el signifi cado oculto. Buscar la verdad profundiza la capacidad del hombre y clarifi ca su visin, sin engendrar el orgullo intelectual.

    Con gran poder y en cien imgenes de suma belleza, Las Palabras Ocultas muestra que la Soberana, Dominio, Reunin, Uni-

  • 14

    dad y Vida fueron partes del original Di-seo Creativo de Dios; como en los versos arbigos 3, 4, 9, 10, 11, 12, 13, 19, 32, 64, 65 y en los versos persas 23, 27, 28, 29, 30, 34.

    Explica qu es el hombre y cmo fue creado; revela que Dios, siendo an un te-soro oculto, velado en su ser inmemorial y en la antigua eternidad de su esencia, co-noci su amor por el hombre y por tanto lo cre. Entonces no fue su amor, sino el cono-cimiento de este amor lo que motiv a Dios en su tarea creativa. Esta verdad profunda y mstica encuentra su paralelo en el man-dato (del rabe 10): Mi amor est en ti; concelo. Y ms remotamente se refl eja en la tradicional clasifi cacin de los ngeles en nueve rdenes, siendo los ms elevados los serafi nes, los ngeles del conocimiento y la sabidura, y en segundo lugar los que-rubines, los ngeles del amor.

    Este amor es la fortaleza del hombre; cuando la reconoce y entra en ella, est pro-tegido del error y la muerte, y est seguro para siempre. El hombre es la lmpara de Dios, hecha para derramar la luz de Dios

  • 15

    mismo. Fue creado de la arcilla del amor y le es dada la existencia por la esencia del conocimiento. Es el dominio de Dios y no perece; es la luz inextinguible de Dios. Dios le hizo aparecer del desierto de la nada y ha decretado para su educacin todo to-mo existente y la esencia de todo lo crea-do. No hay paz ni descanso para l salvo en la sumisin a Dios; no hay razn para la tristeza, salvo en el alejamiento de Dios, ni alegra, salvo en la cercana a l. Hasta que el hombre no ame a Dios, permanecer separado de l, lejos del Paraso, insatisfe-cho, sin descanso, ms all del alcance del amor de Dios. Pues el hogar de Dios es el corazn del verdadero creyente, y el hogar del hombre es la Reunin con Dios.

    Bahullh habla de las ddivas y oportunidades del hombre y lo convoca a la accin. Dios le ha hecho rico y noble; para l coloc los frutos ms exquisitos sobre el rbol de la gloria. Dios le saluda con nuevas de luz y reunin; le fortalece con el espritu del poder; le gua con la luz de su faz; le llama hacia lo eterno, le pide

  • 16

    magnifi car la causa de Dios para que l le revele su grandeza y para que el hombre de la tierra pueda alcanzar la victoria; le dice que el corazn del hombre es como un jardn donde ha de plantar nicamente el rosal del amor, en el cual el ruiseor del anhelo gorjea su cancin de xtasis. Revela que la muerte es una mensajera de alegra; le desafa por amor a la justicia para que sacrifi que mil vidas en nombre de su Gran Bienamado.

    El sendero del alma hacia la Reunin yace en el amor, tan desprendido, tan com-pleto que signifi ca el rechazo de todo sal-vo Dios; signifi ca separacin, desinters, pureza. Cristo ense que los puros de co-razn tendrn la bendicin de ver a Dios. El primer consejo de Las Palabras Ocultas es el de poseer un corazn puro. Para que el hombre ame a Dios, tiene que apartarse de s mismo; para buscar el beneplcito de Dios, no puede considerar el suyo. No debe gloriarse en su propio nombre sino en el de Dios; no debe confi ar en s mismo sino en Dios. No hallar paz salvo en la renuncia a

  • 17

    s mismo, volvindose a Dios. Abandonan-do todo salvo a Dios, debe tornar su rostro hacia el de Dios y, olvidndose de todo sal-vo de Dios, debe comulgar con l. No ha de buscar auxiliador fuera de Dios; ningn otro jams le satisfar. En toda la exten-sin del espacio y del cielo, no encontrar descanso salvo en la humildad y sumisin a Dios. La prueba del verdadero amor es la fortaleza y la paciencia, y el amante sin-cero anhela la tribulacin, as como el re-belde anhela el perdn, y el pecador, la mi-sericordia. En verdad, el hombre debera estar tan contento con el placer de Dios, tan agradecido por todo lo que l le orde-na, que debera abandonar todo y buscar la muerte del mrtir6.

    Pues, el hombre por naturaleza tiene un yo, un ser ntimo inferior; tiene un Sa-tans as como tambin tiene un ngel. En otra parte Bahullh Se refi ere a l como la Esencia del Error. Aqu en Las Palabras Ocultas, por un lado llama al hombre: Oh Esencia de la Negligencia, Oh Esclavo

    6. rabe 1, 7, 8, 15, 16, 17, 40, 45, 46, 47.

  • 18

    Cautivo del Mundo, Oh Quintaesencia de la Pasin, Oh Maleza que Brotas del Polvo, y por otro lado, Oh mi Hermano, Oh Compaero de mi Trono. Este yo es incompatible con el ser superior, como lo es el agua con el fuego; se ala con el ene-migo de Dios; por el yo, el hombre puede extraviarse y perderse; permanecer lejos de Dios; pues embriaga al hombre con el sueo de la negligencia o le lleva a una estril bsqueda al rivalizar con Dios7.

    Considerando el panorama del pasado Ciclo Proftico, se observa que el elemen-to malvolo del hombre ha triunfado hasta ahora sobre el bueno. Bahullh contem-pla al hombre, empobrecido y abatido por su propia voluntad y accin, ocupado con sus propias ociosas fantasas y vanas ima-ginaciones, desconfi ado y rebelde en con-tra de Dios, y, por lo tanto, destruyendo su esperanza, escogiendo la vergenza ilimi-tada, encadenndose a este mundo y en la

    7. rabe 5,23. Persa 16, 29, 30, 31, 33, 44, 50.

  • 19

    prisin del yo, trocando el Paraso por el montn de polvo que es el mundo mortal8.

    En todo el libro, el sutil poder destruc-tivo del ser inferior queda al descubierto y se advierte al hombre sobre la necesidad de luchar en su contra constantemente y sin compromisos. Se le ordena: Aljate de ti mismo No habr paz para ti, mientras no renuncies a ti mismo; te incumbe poner tu confi anza en M y no en ti mismo. Vuel-ve tu rostro hacia el mo y renuncia a todo salvo a M. Olvdate de todo menos de M9.

    Aquel que desea a Dios, se le asegura, no ha de buscar a nadie ms; aquel que quiere contemplar Su belleza debe cerrar sus ojos ante el mundo y a todo lo que hay en l. La voluntad de Dios y la voluntad de otro no pueden morar juntas en un co-razn10. Mientras el corazn est mancha-do con el deseo y la pasin, no puede co-mulgar con Dios. Si el hombre busca beber

    8. rabe 13, 14, 15, 22. Persa 21, 74.

    9. rabe 7, 8, 15, 16.

    10. Persa 31.

  • 20

    del vino de la vida inmortal, debe purifi -carse de la contaminacin de la riqueza en la fuente del desprendimiento11. Para que la semilla de la sabidura divina brote y se desarrolle en el hombre, la tierra del co-razn en que est plantada debe ser pura y la semilla debe ser regada con las aguas de la seguridad y la certeza12. Se advierte al hombre que en esta Edad de Justicia, los verdaderos fi eles pueden lograr recompen-sas nunca vistas; las normas por las cuales se mide la fe igualmente son elevadas, y al creyente se le pide esforzarse para que sus acciones sean purifi cadas del polvo del yo y de la hipocresa y disfrute del favor de la corte de gloria, pues los que prueban a la humanidad, en la santa presencia del Ado-rado, ya slo aceptarn la virtud absoluta y los hechos de pureza inmaculada.

    La dominacin de este yo, el desprendi-miento de deseos egostas, es en s la tarea esencial que confronta el alma aspirante. Bahullh termina esta obra tica con un

    11. Persa 55.

    12. Persa 36.

  • 21

    desafo fi nal para los fi eles: Ahora, que se vea lo que revelarn vuestros esfuerzos en el sendero del desprendimiento. El Crea-dor ha dejado esta imperfeccin en la na-turaleza del hombre y le ha dado el libre albedro para luchar contra ella, para que el hombre pueda, por sus propios esfuerzos, merecer conocerme (a Dios) y refl ejar Mi Belleza.

    Si no existiese el yo, el hombre no po-dra ganar la alabanza y recompensa; quiz no sera puesto a prueba ni sufrira tribula-cin, pues no sera ms que un autmata. Esta exigencia de esfuerzo, este privilegio del libre albedro puede convertir al plane-ta en un lugar de tormento, pero tambin lo hace el campo de una posible victoria, una arena donde el logro moral es verda-deramente un hecho del hombre, alcanza-do bajo la ley munifi cente de la justicia, por su propio conocimiento, determinacin y accin. En el mundo venidero, no existe esta oportunidad de lograr el mrito. All, para su progreso, el hombre no depende de su esfuerzo y justicia, sino de la mise-

  • 22

    ricordia de Dios. Por lo tanto, Bahullh aconseja al hombre aprovechar esta opor-tunidad aqu y ahora, pues no se repetir. Los fuegos del infi erno, como se explica en otra parte, es estar consciente de las inapre-ciables oportunidades desechadas y ahora perdidas para siempre.

    Las Palabras Ocultas es un signo de la victoria de Dios y el cumplimiento de su antiguo propsito para la humani-dad. Jams ha sido revelado ningn libro resplandeciente con tanta intensidad de luz, ni pudo haber sido otorgado anterior-mente a la humanidad. Contiene la suma de todas las Revelaciones, colmadas en su integridad, renovadas en poder, y llevadas a la perfeccin de la unidad, mediante las coronadoras palabras de Bahullh. Es la Insignia de la unicidad de todos los Profe-tas de Oriente y Occidente, desde el princi-pio hasta el presente; la Insignia de esa Fe Universal sobre la cual se edifi car la Ms Grande Paz.

    George Townshend

  • LAS PALABRAS OCULTAS

    Primera parte: del rabe

  • L ES LA GLORIA DE LAS GLORIAS

    Esto es lo que ha descendido del reino de gloria, proferido por la lengua de la

    fuerza y del poder y revelado a los Profetas del pasado. Hemos tomado su esencia nti-ma y la hemos ataviado con la vestidura de la brevedad, como muestra de gracia para los justos, a fi n de que sean fi eles al con-venio de Dios, cumplan Su encomienda en sus vidas y obtengan en el reino del espri-tu la joya de la virtud divina.

  • 27

    OH H O DEL ESPRITU!

    Mi primer consejo es ste: Posee un co-razn puro, bondadoso y radiante,

    para que sea tuya una soberana antigua, imperecedera y perdurable. 1

    OH H O DEL ESPRITU!

    Lo ms amado de todo ante Mi vista es la Justicia; no te apartes de ella si Me

    deseas y no la descuides para que Yo pue-da confi ar en ti. Con su ayuda vers con tus propios ojos y no por los ojos de otros, y conocers con tu propio conocimiento y no mediante el conocimiento de tu prjimo. Pondera en tu corazn cmo te correspon-

  • 28

    de ser. En verdad, la justicia es Mi ofrenda a ti y el signo de Mi amorosa bondad. Tenla pues ante tus ojos. 2

    OH H O DEL HOMBRE!

    Velado en Mi ser inmemorial y en la an-tigua eternidad de Mi esencia, conoc

    Mi amor por ti; por eso te cre, grab en ti Mi imagen y te revel Mi belleza. 3

    OH H O DEL HOMBRE!

    Am tu creacin, por eso te cre. Por tan-to, mame para que mencione tu nom-

    bre y llene tu alma con el espritu de vida. 4

    OH H O DEL SER!

    Amame, para que Yo te ame. Si t no Me amas, Mi amor no puede de ningn

    modo alcanzarte. Sbelo, oh siervo. 5

  • 29

    OH H O DEL SER!

    Tu Paraso es Mi amor; tu morada ce-lestial, la reunin conmigo. Entra en

    ella y no tardes. Esto es lo que ha sido desti-nado para ti en nuestro reino de lo alto y en nuestro exaltado dominio. 6

    OH H O DEL HOMBRE!

    Si Me amas, desprndete de ti mismo; y si buscas Mi complacencia, no consideres

    la tuya, a fi n de que mueras en M y Yo viva en ti eternamente. 7

    OH H O DEL ESPRITU!

    Para ti no habr paz, a menos que re-nuncies a ti mismo y te vuelvas hacia

    M; puesto que te incumbe gloriarte en Mi nombre y no en el tuyo; poner tu confi anza en M y no en ti mismo, ya que deseo ser amado Yo solo y por encima de todo cuan-to existe. 8

  • 30

    OH H O DEL SER!

    Mi amor es Mi fortaleza; quien entra en ella est salvo y seguro, y aquel que se

    aparta, sin duda se extraviar y perecer. 9

    OH H O DE LA EXPRESIN!

    T eres Mi fortaleza; entra en ella para que ests a salvo. Mi amor est en ti,

    concelo, para que Me encuentres cerca de ti. 10

    OH H O DEL SER!

    T eres Mi lmpara y Mi luz est en ti. Obtn de ella tu resplandor y no bus-

    ques a nadie sino a M. Pues te he creado rico y he derramado generosamente Mi fa-vor sobre ti. 11

  • 31

    OH H O DEL SER!

    Con las manos del poder te hice y con los dedos de la fuerza te cre; y dentro

    de ti deposit la esencia de Mi luz. Contn-tate con ella y no busques nada ms, pues Mi obra es perfecta y Mi mandato es ine-ludible. No lo cuestiones ni lo pongas en duda. 12

    OH H O DEL ESPRITU!

    Te cre rico, por qu te reduces a la pobreza? Te hice noble, por qu te

    degradas a ti mismo? De la esencia del conocimiento te di el ser, por qu buscas esclarecimiento en alguien fuera de M? De la arcilla del amor te molde, cmo puedes ocuparte con otro? Vuelve tu vista hacia ti mismo, para que Me encuentres estando fi rme dentro de ti, fuerte, podero-so y autosubsistente. 13

  • 32

    OH H O DEL HOMBRE!

    T eres Mi dominio y Mi dominio no pe-rece, por qu temes perecer? T eres

    Mi luz y Mi luz jams ser extinguida, por qu temes la extincin? T eres Mi gloria y Mi gloria no se desvanece; t eres Mi man-to y Mi manto no se desgastar nunca. Per-manece, pues, en tu amor hacia M, para que puedas encontrarme en el reino de la gloria. 14

    OH H O DE LA EXPRESIN!

    Vuelve tu rostro hacia el mo y renuncia a todo salvo a M; pues Mi soberana

    perdura y Mi dominio no perece. Si busca-ras a otro fuera de M, es ms, si explorases eternamente el universo, tu bsqueda sera en vano. 15

    OH H O DE LA LUZ!

    Olvdate de todo menos de M y co-mulga con Mi espritu. Esto es de la

  • 33

    esencia de Mi mandato; vulvete, pues, ha-cia ello. 16

    OH H O DEL HOMBRE!

    Contntate conmigo y no busques a otro que te ayude; pues nunca podr bastar-

    te nadie sino Yo. 17

    OH H O DEL ESPRITU!

    No Me pidas lo que no deseamos para ti; contntate, pues, con lo que hemos

    ordenado para ti, porque esto es lo que te benefi cia, si con ello te contentas. 18

    OH H O DE LA MARAVILLOSA VISIN!

    Te he infundido un hlito de Mi propio Espritu para que seas Mi amante. Por

    qu Me has abandonado y has buscado a otro amado fuera de M? 19

  • 34

    OH H O DEL ESPRITU!

    Mi derecho sobre ti es grande; no pue-de ser olvidado. Mi gracia para conti-

    go es abundante; no puede ser velada. Mi amor ha fi jado en ti su hogar; no puede ser ocultado. Mi luz te es manifi esta; no puede ser oscurecida. 20

    OH H O DEL HOMBRE!

    En el rbol de refulgente gloria he dispuesto para ti los frutos ms se-

    lectos, por qu te has apartado y te has contentado con lo que es menos bueno? Vuelve, pues, a lo que es mejor para ti en el reino de lo alto. 21

    OH H O DEL ESPRITU!

    Te he creado noble; sin embargo t te has degradado a ti mismo. Elvate, pues, a

    aquello para lo que fuiste creado. 22

  • 35

    OH H O DEL SUPREMO!

    Te llamo a lo eterno; mas t buscas lo que perece. Qu te ha hecho apartarte

    de Nuestro deseo y buscar el tuyo? 23

    OH H O DEL HOMBRE!

    No traspases tus lmites, ni reclames lo que no te corresponde. Pstrate ante el

    semblante de tu Dios, el Seor de la fuerza y del poder. 24

    OH H O DEL ESPRITU!

    No te vanaglories por encima del pobre, pues a l le guo en su camino y a ti te

    contemplo en tu lamentable condicin y te maldigo para siempre. 25

    OH H O DEL SER!

    Cmo has podido olvidar tus propias faltas y ocuparte de las faltas de los

  • 36

    dems? Quien as obra es maldecido por M. 26

    OH H O DEL HOMBRE!

    No murmures los pecados de otros mientras t mismo seas un pecador. Si

    desobedecieras este mandato seras malde-cido y esto Yo lo atestiguo. 27

    OH H O DEL ESPRITU!

    Sabe de una verdad: aquel que ordena a los hombres ser justos y l mismo come-

    te iniquidad, no es de los Mos, aunque lle-ve Mi nombre. 28

    OH H O DEL SER!

    No atribuyas a ningn alma lo que no te habras atribuido a ti y no digas

  • 37

    aquello que no haces. Este es Mi mandato para ti; obsrvalo. 29

    OH H O DEL HOMBRE!

    No deniegues a Mi siervo si te pidiera algo, pues su rostro es Mi rostro: aver-

    gnzate, pues, ante M. 30

    OH H O DEL SER!

    Pdete cuentas a ti mismo cada da, an-tes de que seas llamado a rendirlas;

    pues la muerte te llegar sin aviso y sers llamado a dar cuenta de tus actos. 31

    OH H O DEL SUPREMO!

    He hecho de la muerte una mensajera de alegra para ti. Por qu te afl iges? He

    hecho que la luz resplandezca sobre ti. Por qu te ocultas de ella? 32

  • 38

    OH H O DEL ESPRITU!

    Con las gozosas nuevas de la luz Yo te saludo: regocjate! A la corte de santi-

    dad te llamo; permanece en ella para que puedas vivir en paz eternamente. 33

    OH H O DEL ESPRITU!

    El espritu de santidad lleva hasta ti las gozosas nuevas de la reunin; por qu

    te afl iges? El espritu del poder te confi rma en su causa; por qu te ocultas? La luz de su semblante te gua; cmo puedes extra-viarte? 34

    OH H O DEL HOMBRE!

    No te afl as a menos que ests lejos de Nosotros ni te regoc es a menos que te

    acerques y te vuelvas a Nosotros. 35

  • 39

    OH H O DEL HOMBRE!

    Regocjate en la alegra de tu corazn, para que seas digno de encontrarme y

    de refl ejar Mi belleza. 36

    OH H O DEL HOMBRE!

    No te despojes de Mi hermoso manto, ni pierdas tu parte de Mi fuente maravillo-

    sa, para que no tengas sed nunca ms. 37

    OH H O DEL SER!

    Guarda Mis decretos por amor a M y nigate a ti mismo aquello que deseas,

    si buscas Mi agrado. 38

    OH H O DEL HOMBRE!

    No descuides Mis mandatos si amas Mi belleza, ni olvides Mis consejos si quie-

    res alcanzar Mi complacencia. 39

  • 40

    OH H O DEL HOMBRE!

    Aunque atravesaras veloz la inmensidad del espacio y recorrieras la extensin

    del cielo, an no encontraras paz salvo en la sumisin a nuestro mandato y en la hu-mildad ante nuestro semblante. 40

    OH H O DEL HOMBRE!

    Enaltece Mi causa para que te revele los misterios de Mi grandeza y brille sobre

    ti con la luz de la eternidad. 41

    OH H O DEL HOMBRE!

    S humilde ante M, para que Yo te visite misericordiosamente. Levntate para el

    triunfo de Mi causa, a fi n de que estando an en la tierra obtengas la victoria. 42

  • 41

    OH H O DEL SER!

    Haz mencin de M en Mi tierra, para que Yo te recuerde en Mi cielo; as en-

    contrarn solaz Mis ojos y los tuyos. 43

    OH H O DEL TRONO!

    Tu odo es Mi odo, oye con l. Tu vista es Mi vista, mira con ella, para que en

    lo ms ntimo de tu alma atestiges Mi exaltada santidad, y Yo dentro de Mi ser d testimonio de una exaltada posicin para ti. 44

    OH H O DEL SER!

    Busca una muerte de mrtir en Mi sendero, contento con Mi voluntad y

    agradecido con lo que Yo ordeno, para que reposes conmigo bajo del dosel de majestad tras el tabernculo de gloria. 45

  • 42

    OH H O DEL HOMBRE!

    Pondera y refl exiona. Es tu deseo mo-rir en tu lecho o derramar tu sangre en

    el polvo, un mrtir en Mi sendero, y as lle-gar a ser la manifestacin de Mi mandato y el revelador de Mi luz en el ms alto para-so? Juzga como es debido, oh siervo! 46

    OH H O DEL HOMBRE!

    Por Mi belleza! Teir tus cabellos con tu sangre es ms grande ante Mi vista

    que la creacin del universo y la luz de am-bos mundos. Esfurzate, pues, por alcan-zarlo, oh siervo! 47

    OH H O DEL HOMBRE!

    Hay un signo para cada cosa. El signo del amor es la fortaleza en Mi decreto

    y la paciencia ante Mis pruebas. 48

  • 43

    OH H O DEL HOMBRE!

    El verdadero amante ansa la tribulacin como el rebelde anhela el perdn y el

    pecador la misericordia. 49

    OH H O DEL HOMBRE!

    Si no te sobreviniese la adversidad en Mi sendero, cmo podras seguir los ca-

    minos de quienes estn contentos con Mi voluntad? Si no te afl igiesen las pruebas en tu anhelo por encontrarme, cmo alcan-zaras la luz en tu amor por Mi belleza? 50

    OH H O DEL HOMBRE!

    Mi calamidad es Mi providencia, apa-rentemente es fuego y venganza, pero

    por dentro es luz y misericordia. Apresra-te hacia ella para que te conviertas en una luz eterna y un espritu inmortal. Este es Mi mandato para ti; obsrvalo. 51

  • 44

    OH H O DEL HOMBRE!

    Si te llegase la prosperidad, no te regoci-jes y, si te sobreviniese la humillacin,

    no te afl as, pues ambas pasarn y dejarn de ser. 52

    OH H O DEL SER!

    Si te sorprende la pobreza, no te en-tristezcas; pues a tiempo te visitar el

    Seor de la riqueza. No temas la humilla-cin, pues algn da descansar sobre ti la gloria. 53

    OH H O DEL SER!

    Si pones tu corazn en este dominio eter-no e imperecedero, y en esta vida anti-

    gua y perdurable, renuncia a esa soberana mortal y pasajera. 54

  • 45

    OH H O DEL SER!

    No te ocupes con este mundo, pues con fuego probamos el oro y con oro pro-

    bamos a nuestros siervos. 55

    OH H O DEL HOMBRE!

    T anhelas el oro y Yo deseo que te libres de l. Te consideras rico al poseerlo y Yo

    reconozco tu riqueza en que te santifi ques de l. Por Mi vida! Esto es Mi conocimien-to y aquello es tu fantasa; Cmo puede Mi propsito concordar con el tuyo? 56

    OH H O DEL HOMBRE!

    Dispensa Mi riqueza a Mis pobres, para que en el cielo participes de la

    abundancia de esplendor inmarcesible y de los tesoros de gloria imperecedera. Pero, por Mi vida! ofrendar tu alma es algo ms

  • 46

    glorioso, si tan slo pudieras ver con Mi ojo. 57

    OH H O DEL HOMBRE!

    El templo del ser es Mi trono; purifcalo de todo para que all Me establezca y

    habite en l. 58

    OH H O DEL SER!

    Tu corazn es Mi morada; santifcalo para Mi descenso. Tu espritu es Mi lu-

    gar de revelacin; purifcalo para Mi mani-festacin. 59

    OH H O DEL HOMBRE!

    Pon tu mano en Mi pecho, para que Me eleve sobre ti, radiante y resplande-

    ciente. 60

  • 47

    OH H O DEL HOMBRE!

    Asciende a Mi cielo para que logres el gozo de la reunin y bebas el vino in-

    comparable del cliz de gloria imperece-dera. 61

    OH H O DEL HOMBRE!

    Han pasado muchos das sobre ti mien-tras te ocupabas en tus fantasas y

    vanas imaginaciones. Hasta cundo se-guirs dormido en tu lecho? Alza tu cabe-za del sueo, pues el sol ha ascendido al cenit y tal vez brille sobre ti con la luz de la belleza. 62

    OH H O DEL HOMBRE!

    La luz ha brillado sobre ti desde el hori-zonte del Monte sagrado y el espritu

    de la iluminacin ha soplado en el Sina de tu corazn. Por tanto, lbrate de los velos de

  • 48

    ociosas fantasas y entra en Mi corte para que seas digno de la vida eterna y merezcas encontrarme. As, tal vez no te sobrevenga la muerte, ni la fatiga, ni la afl iccin. 63

    OH H O DEL HOMBRE!

    Mi eternidad es Mi creacin; la he creado para ti. Haz de ella la vestidura de tu

    templo. Mi unidad es Mi obra; la he forjado para ti; atavate con ella, para que seas por toda la eternidad la revelacin de Mi ser imperecedero. 64

    OH H O DEL HOMBRE!

    Mi majestad es Mi ddiva para ti, y Mi grandeza la muestra de Mi misericor-

    dia hacia ti. Lo que es propio de M nadie lo comprender, ni nadie lo podr contar. Verdaderamente lo he preservado en Mis recintos ocultos y en los tesoros de Mi

  • 49

    mandato, como una seal de Mi amorosa bondad hacia Mis siervos y de misericordia hacia Mi pueblo. 65

    OH H OS DE LA DIVINA E INVISIBLE ESENCIA!

    Se os impedir amarme y las almas sern perturbadas cuando hagan mencin de

    M, pues las mentes no pueden compren-derme ni los corazones contenerme. 66

    OH H O DE LA BELLEZA!

    Por Mi espritu y por Mi favor! Por Mi misericordia y por Mi belleza! Todo lo

    que te he revelado con la lengua del poder y he escrito para ti con la pluma de la fuer-za, ha sido de acuerdo con tu capacidad y comprensin, no con Mi posicin y la me-loda de Mi voz. 67

  • 50

    OH H OS DE LOS HOMBRES!

    No sabis por qu os hemos creado a to-dos del mismo polvo? Para que nadie

    se exalte a s mismo por encima de otro. Ponderad en todo momento en vuestros corazones cmo fuisteis creados. Puesto que os hemos creado a todos de la misma substancia, os incumbe, del mismo modo, ser como una sola alma, caminar con los mismos pies, comer con la misma boca y habitar en la misma tierra, para que desde lo ms ntimo de vuestro ser, mediante vuestros hechos y acciones, se manifi esten los signos de la unicidad y la esencia del desprendimiento. Tal es Mi consejo para vosotros, oh concurso de la luz! Prestad atencin a este consejo para que obtengis el fruto de la santidad del rbol de mara-villosa gloria. 68

  • 51

    OH VOSOTROS H OS DEL ESPRITU!

    Sois Mi tesoro, ya que en vosotros he ate-sorado las perlas de Mis misterios y las

    joyas de Mi conocimiento. Protegedlas de los extraos entre Mis siervos y de los im-pos entre Mi pueblo. 69

    OH H O DE AQUEL QUE SE ALZ POR SU PROPIA ENTIDAD EN EL REINO DE SU SER!

    Sabe que he derramado sobre ti todas las fragancias de santidad, te he revelado

    plenamente Mi palabra, he perfeccionado a travs de ti Mi munifi cencia y he deseado para ti lo que he deseado para M mismo. Contntate, pues, con Mi voluntad y s agradecido conmigo. 70

    OH H O DEL HOMBRE!

    Escribe con la tinta de la luz, en la tabla de tu espritu, todo lo que te hemos re-

  • 52

    velado. Si esto no estuviera en tu poder, haz entonces tu tinta de la esencia de tu corazn. Si no pudieras hacerlo, entonces escribe con aquella tinta carmes que ha sido derramada en Mi sendero. Esto es, en verdad, ms dulce para M que todo lo dems, para que su luz perdure para siem-pre. 71

  • LAS PALABRAS OCULTAS

    Segunda parte: del Persa

  • 55

    EN EL NOMBRE DEL SEOR DE LA EXPRESIN, EL PODEROSO.

    OH VOSOTROS QUE TENIS INTELIGEN-CIA PARA ENTENDER Y ODOS PARA ES-CUCHAR!

    El primer llamado del Amado es ste: Oh ruiseor mstico! No habites sino

    en el rosedal del espritu. Oh mensajero del Salomn del amor! No busques refugio sino en el Sab del bienamado. Y, oh fnix inmortal! No mores salvo en el monte de la fi delidad. Esta es tu morada, si con las alas de tu alma te remontas hacia el reino del infi nito y tratas de alcanzar tu meta. 1

  • 56

    OH H O DEL ESPRITU!

    El pjaro busca su nido; el ruiseor, el encanto de la rosa; mientras que esos

    pjaros, los corazones de los hombres, con-tentos con el polvo transitorio, se han ex-traviado lejos de su nido eterno y con los ojos puestos en la negligencia ms profun-da estn desprovistos de la gloria de la pre-sencia divina. Ay! Qu extrao y lamenta-ble; por un mero sorbo, se han apartado de los ondeantes mares del Altsimo y han permanecido lejos del horizonte ms glo-rioso. 2

    OH AMIGO!

    En el jardn de tu corazn no plantes sino la rosa del amor, y no te desligues

    del ruiseor del afecto y del deseo. Atesora la compaa de los justos y elude toda aso-ciacin con los impos. 3

  • 57

    OH H O DE LA JUSTICIA!

    A dnde puede ir un amante sino a la tierra de su amada? Y qu buscador encuentra descanso lejos del deseo de su corazn? Para el verdadero amante la reu-nin es vida y la separacin es muerte. Su pecho est desprovisto de paciencia y su corazn no tiene paz. A una mirada de vidas renunciara l para apresurarse a la morada de su amada. 4

    OH H O DEL POLVO!

    En verdad te digo: de todos los hombres el ms negligente es aquel que disputa

    intilmente y trata de sobresalir por enci-ma de su hermano. Di: Oh hermanos! Que las acciones, y no las palabras, sean vuestro adorno. 5

  • 58

    OH H O DE LA TIERRA!

    Sabe, ciertamente, que el corazn en el que an perdure el menor remanente de

    envidia, nunca alcanzar Mi dominio eter-no, ni aspirar los dulces aromas de santi-dad que emanan de Mi sagrado reino. 6

    OH H O DEL AMOR!

    Ests slo a un paso de las gloriosas al-turas y del rbol celestial del amor. Da

    un paso y con el siguiente avanza hacia el reino inmortal y entra en el pabelln de la eternidad. Presta odo, pues, a lo que ha sido revelado por la Pluma de Gloria. 7

    OH H O DE LA GLORIA!

    S diligente en el sendero de santidad y entra en el cielo de comunin conmi-

    go. Limpia tu corazn con el bruidor del

  • 59

    espritu y apresrate hacia la corte del Alt-simo. 8

    OH SOMBRA FUGAZ!

    Rebasa las bajas etapas de la duda y elvate a las exaltadas alturas de la

    certeza. Abre el ojo de la verdad, para que puedas contemplar la Belleza manifi esta y exclames: Santifi cado sea el Seor, el ms excelente de todos los creadores! 9

    OH H O DEL DESEO!

    Presta odo a esto: Nunca el ojo mortal reconocer la Belleza eterna, ni el co-

    razn sin vida se deleitar en algo sino en la fl or marchita. Pues lo semejante busca su semejante y se complace en la compaa de su especie. 10

  • 60

    OH H O DEL POLVO!

    Ciega tus ojos, para que veas Mi belleza; tpate los odos para que oigas la dulce

    meloda de Mi voz; vacate de todo saber, para que compartas Mi conocimiento; y santifcate de las riquezas, para que ob-tengas una parte perdurable del ocano de Mi eterna riqueza. Ciega tus ojos, esto es, a todo salvo a Mi belleza; tpate los odos a todo excepto a Mi palabra; vacate de todo saber salvo del conocimiento de M, para que con una visin clara, un corazn puro y un odo atento, entres en la corte de Mi santidad. 11

    OH HOMBRE DE DOS VISIONES!

    Cierra un ojo y abre el otro. Cierra uno al mundo y todo lo que hay en l, y abre

    el otro a la sagrada belleza del Amado. 12

  • 61

    OH MIS H OS!

    Temo que, privados de la meloda de la paloma celestial, os hundis nueva-

    mente en las sombras de la perdicin ab-soluta y, sin haber contemplado nunca la belleza de la rosa, retornis al agua y a la arcilla. 13

    OH AMIGOS!

    No abandonis la belleza eterna por una belleza que ha de morir, ni pongis

    vuestro afecto en este mundo mortal de polvo. 14

    OH H O DEL ESPRITU!

    Llegar el tiempo en que el ruiseor de santidad ya no revelar los misterios

    ntimos y estaris todos privados de la me-loda celestial y de la voz que proviene de lo alto. 15

  • 62

    OH ESENCIA DE LA NEGLIGENCIA!

    Miradas de lenguas msticas se expresan en un lenguaje y miradas de misterios

    ocultos son revelados en una sola meloda; pero, ay!, no existe odo que escuche ni co-razn que comprenda. 16

    OH COMPAEROS!

    Las puertas orientadas hacia el Irres-tringido estn abiertas de par en par

    y la habitacin del amado est adornada con la sangre de los amantes; sin embar-go, todos salvo unos pocos siguen priva-dos de esta ciudad celestial, y an entre estos pocos no se ha encontrado ms que un puado insignifi cante con el corazn puro y el espritu santifi cado. 17

  • 63

    OH VOSOTROS MORADORES DEL MS ALTO PARASO!

    Proclamad a los h os de la certeza que en los reinos de santidad, cerca del

    paraso celestial, ha aparecido un nuevo jardn, alrededor del cual circulan los ha-bitantes del reino de lo alto y los morado-res inmortales del exaltado paraso. Esfor-zaos, pues, por alcanzar esa posicin, para que de sus anmonas desenmarais los misterios del amor, y de sus frutos eternos aprendis el secreto de la divina y consu-mada sabidura. Solazados son los ojos de quienes entran y moran en l! 18

    OH MIS AMIGOS!

    Habis olvidado aquella verdadera y radiante maana, cuando en aquellas

    sagradas y benditas cercanas estabais to-dos reunidos en Mi presencia, a la sombra del rbol de la vida, que est plantado en el

  • 64

    paraso todo glorioso? Sobrecogidos escu-chasteis cuando pronunci estas tres san-tsimas palabras: Oh amigos! No prefi ris vuestra voluntad a la Ma; nunca deseis aquello que Yo no he deseado para voso-tros, y no os acerquis a M con corazones sin vida, manchados de deseos y anhelos mundanos. Si tan slo santifi carais vuestras almas, en este mismo instante recordarais aquel lugar y aquellas cercanas, y la ver-dad de Mis palabras se hara evidente para todos vosotros. 19

    En la octava de las ms santas lneas, en la quinta Tabla del Paraso, l dice:

    OH VOSOTROS QUE YACIS COMO MUERTOS EN EL LECHO DE LA NEGLI-GENCIA!

    Han pasado siglos y vuestras preciosas vidas estn casi acabadas; sin embar-

  • 65

    go, ni un slo hlito de pureza ha llegado de vosotros hasta Nuestra corte de santi-dad. Aunque sumergidos en el ocano de la incredulidad, sin embargo con vuestros labios profesis la nica y verdadera fe de Dios. Aquel a quien Yo detesto, vosotros le habis amado, y de Mi enemigo habis he-cho un amigo. No obstante, caminis sobre Mi tierra complacidos y satisfechos de vo-sotros mismos, sin reparar en que Mi tierra est cansada de vosotros y que todo cuan-to hay en ella os rehuye. Si slo abrierais vuestros ojos, en verdad preferirais una mirada de afl icciones a esta alegra y con-siderarais la muerte misma mejor que esta vida. 20

    OH FORMA MVIL DE POLVO!

    Yo deseo la comunin contigo, pero t no confas en M. La espada de tu rebe-

    lin ha derribado el rbol de tu esperanza.

  • 66

    Estoy cerca de ti en todo momento, pero t ests siempre lejos de M. He escogido glo-ria imperecedera para ti, pero t has ele-gido vergenza sin lmite para ti mismo. Mientras an haya tiempo, vuelve y no pierdas tu oportunidad. 21

    OH H O DEL DESEO!

    Los doctos y los sabios se han esforzado durante largos aos y no han podido

    alcanzar la presencia del Todo Glorioso; han dedicado sus vidas a Su bsqueda y sin embargo no contemplaron la belleza de Su semblante. T, sin el menor esfuerzo, alcanzaste tu meta y, sin buscar, has logra-do el objeto de tu bsqueda. Pero, a pesar de esto, permaneciste tan envuelto en el velo del yo, que tus ojos no contemplaron la belleza del Amado ni tus manos tocaron el borde de Su manto. Vosotros que tenis ojos, contemplad y maravillaos. 22

  • 67

    OH HABITANTES DE LA CIUDAD DEL AMOR!

    Rfagas mortales han acosado al cirio eterno y la belleza del Joven celestial

    est velada en la oscuridad del polvo. El prncipe de los monarcas del amor est agraviado por el pueblo de la tirana y la paloma de santidad est presa en las garras de las lechuzas. Los habitantes del pabe-lln de gloria y el concurso celestial lloran y se lamentan, mientras que vosotros repo-sis en el reino de la negligencia y os consi-deris entre los verdaderos amigos. Cun vanas son vuestras imaginaciones! 23

    OH VOSOTROS QUE SOIS NECIOS PERO TENIS FAMA DE SER SABIOS!

    Por qu os disfrazis de pastores, cuan-do interiormente os habis vuelto lo-

    bos al acecho de Mi rebao? Sois como la estrella que sale antes del alba y que, aun-

  • 68

    que parece brillante y luminosa, descarra a los viajeros de Mi ciudad hacia los sende-ros de la perdicin. 24

    OH VOSOTROS QUE PARECIS BELLOS PERO POR DENTRO SOIS VILES!

    Sois como agua clara pero amarga, que aparentemente es pura y cristalina pero

    de la cual, al ser probada por el divino Cata-dor, ni una gota es aceptada. S, el rayo de sol cae por igual sobre el polvo y el espejo; sin embargo, difi eren en el refl ejo, del mismo modo que la estrella de la tierra; ms an, inmensurable es la diferencia! 25

    OH MI AMIGO DE PALABRA!

    Pondera un momento. Has odo algu-na vez que amigo y enemigo habiten

    en un mismo corazn? Expulsa entonces al

  • 69

    extrao, para que el Amigo entre en Su mo-rada. 26

    OH H O DEL POLVO!

    Todo lo que hay en el cielo y en la tierra lo he dispuesto para ti, salvo el corazn

    humano, que lo he hecho el aposento de Mi belleza y de Mi gloria; sin embargo, diste Mi hogar y Mi morada a otro y no a M; y siempre que la manifestacin de Mi santi-dad buscaba su propia residencia, encon-traba all a un extrao y, sin hogar, se apre-suraba hacia el santuario del Amado. No obstante, he guardado tu secreto y no he deseado tu vergenza. 27

    OH ESENCIA DEL DESEO!

    Muchas madrugadas he venido a tu mo-rada desde los reinos del Irrestringido

    y te he encontrado en el lecho de la como-

  • 70

    didad ocupado con otros fuera de M. Por eso, como el rayo del espritu, volv a los reinos de gloria celestial y no lo mencion a las huestes de santidad en Mis retiros de lo alto. 28

    OH H O DE LA MUNIFICENCIA!

    De los desiertos de la nada, con la ar-cilla de Mi mandato, te hice aparecer

    y dispuse para tu educacin cada tomo existente y la esencia de todo lo creado. As, antes de que salieras del vientre de tu madre, destin para ti dos manantiales de reluciente leche, ojos que velasen por ti y corazones que te amasen. Por Mi amorosa bondad, a la sombra de Mi misericordia te cri, y por la esencia de Mi gracia y Mi favor cuid de ti. Y Mi propsito en todo esto era que tu alcanzaras Mi dominio perdurable y te hicieras merecedor de Mis invisibles ofrendas. Y sin embargo, permaneciste de-

  • 71

    satento y, cuando hubiste crecido, olvidaste todas Mis munifi cencias y te ocupaste con tus ociosas imaginaciones, de tal modo que te volviste completamente olvidadizo y, apartndote de los portales del Amigo, mo-raste en las cortes de Mi enemigo. 29

    OH ESCLAVO CAUTIVO DEL MUNDO!

    Muchos amaneceres la brisa de Mi amo-rosa bondad sopl sobre ti y te hall

    profundamente dormido en el lecho de la negligencia. Lamentando entonces tu con-dicin, regres al lugar de donde vena. 30

    OH H O DE LA TIERRA!

    Si Me deseas, no busques a nadie ms que a M; y si quieres contemplar Mi

    belleza, cierra tus ojos al mundo y a todo lo que hay en l; pues Mi voluntad y la vo-luntad de otro que no sea Yo, al igual que

  • 72

    el fuego y el agua, no pueden morar juntas en un mismo corazn. 31

    OH AMPARADO EXTRAO!

    El cirio de tu corazn est encendido por la mano de Mi poder, no lo extingas

    con los vientos adversos del yo y la pasin. El sanador de todos tus males es el recuer-do de M, no lo olvides. Haz de Mi amor tu tesoro y estmalo igual que a tu misma vista y a tu propia vida. 32

    OH MI HERMANO!

    Escucha las deleitosas palabras de Mi melosa lengua y bebe el torrente de

    santidad mstica de Mis labios azucarados. Siembra las semillas de Mi sabidura divi-na en la tierra pura de tu corazn y rigalas con el agua de la certeza, para que los jacin-tos de Mi conocimiento y sabidura broten

  • 73

    frescos y verdes en la sagrada ciudad de tu corazn. 33

    OH MORADORES DE MI PARASO!

    Con las manos de amorosa bondad he plantado en el jardn sagrado del para-

    so, el joven rbol de vuestro amor y amistad y lo he regado con las abundantes lluvias de Mi gracia compasiva; ahora que el tiempo de su frutecer ha llegado, esforzaos para que sea protegido y no sea consumido por las llamas del deseo y la pasin. 34

    OH MIS AMIGOS!

    Apagad la lmpara del error y encended en vuestros corazones la antorcha per-

    durable de la gua divina. Pues dentro de poco los ensayadores de la humanidad, no aceptarn en la santa presencia del Adora-

  • 74

    do nada salvo la ms pura virtud y las ac-ciones de santidad inmaculada. 35

    OH H O DEL POLVO!

    Son sabios aquellos que no hablan a me-nos que tengan quien les escuche, como

    el copero que no ofrece su copa hasta que encuentra un buscador, y como el amante que no exclama desde lo ms hondo de su corazn hasta que contempla la belleza de su amada. Por tanto, siembra las semillas de la sabidura y del conocimiento en la tierra pura del corazn, y mantnlas ocul-tas hasta que los jacintos de la divina sabi-dura broten del corazn y no del lodo y la arcilla. 36

  • 75

    Est registrado y escrito en la primera lnea de la Tabla, y oculto en el santuario del taber-nculo de Dios:

    OH MI SIERVO!

    No abandones un dominio eterno por aquello que perece y no deseches la

    soberana celestial por un deseo mundano. Este es el ro de vida eterna que ha fl uido del manantial de la pluma del misericor-dioso; dichosos aquellos que beben! 37

    OH H O DEL ESPRITU!

    Rompe tu jaula y como el fnix del amor remntate al fi rmamento de santidad.

    Renuncia a ti mismo y, lleno del espritu de misericordia, habita en el reino de la santi-dad celestial. 38

  • 76

    OH VSTAGO DEL POLVO!

    No te contentes con la comodidad de un da pasajero y no te prives del descan-

    so eterno. No trueques el jardn de deli-cia eterna por el cmulo de polvo de un mundo mortal. Asciende desde tu prisin a los gloriosos prados de lo alto y desde tu jaula mortal alza tu vuelo hacia el paraso del Irrestringido. 39

    OH MI SIERVO!

    Librate de las cadenas de este mundo y suelta tu alma de la prisin del yo.

    Aprovecha tu oportunidad, pues no vol-ver a ti nunca ms. 40

    OH H O DE MI SIERVA!

    Si contemplaras la soberana inmortal, te esforzaras por abandonar este mundo

    efmero. Pero ocultarte el uno y revelarte el

  • 77

    otro es un misterio que nadie sino el puro de corazn puede comprender. 41

    OH MI SIERVO!

    Purifi ca tu corazn de la malevolencia y, libre de envidia, entra en la divina

    corte de santidad. 42

    OH MIS AMIGOS!

    Caminad en las sendas del agrado del Amigo y sabed que Su complacencia

    est en la complacencia de Sus criaturas. Esto es: ningn hombre debe entrar en la casa de su amigo si no es con su beneplci-to, ni poner las manos sobre sus bienes, ni preferir su propia voluntad a la de su ami-go, y de ningn modo buscar una venta-ja sobre l. Ponderad esto, vosotros que tenis entendimiento! 43

  • 78

    OH COMPAERO DE MI TRONO!

    No escuches lo malo ni lo mires, no te degrades a ti mismo, ni suspires ni

    llores. No hables lo malo, para que no lo oigas decir a ti, y no agrandes las faltas de los dems para que tus propias faltas no parezcan grandes; y no desees la degrada-cin de nadie, para que no se exponga tu propia degradacin. Vive pues los das de tu vida, que son menos que un momento efmero, con tu mente limpia, tu corazn inmaculado, tus pensamientos puros y tu naturaleza santifi cada, para que libre y contento te desprendas de este cuerpo mortal, te dir as al paraso mstico y habi-tes en el reino eterno para siempre. 44

    AY, AY, OH AMANTES DEL DESEO MUN-DANO!

    Con la velocidad del rayo habis pasa-do de largo al Amado y habis puesto

  • 79

    vuestros corazones en fantasas satnicas. Os hincis de rodillas ante vuestra vana imaginacin y la llamis verdad. Volvis vuestros ojos hacia la espina y la deno-minis fl or. No habis exhalado un slo hlito de pureza, ni ha soplado la brisa del desprendimiento desde los prados de vuestros corazones. Habis arrojado a los vientos los amorosos consejos del Biena-mado y los habis borrado completamen-te de las tablas de vuestros corazones, y como las bestias del campo vivs y os mo-vis en los pastos del deseo y la pasin. 45

    OH HERMANOS EN EL SENDERO!

    Por qu habis descuidado la mencin del Amado y habis permanecido lejos

    de Su sagrada presencia? La esencia de la belleza est en el pabelln incomparable, si-tuado sobre el trono de gloria, mientras que vosotros os ocupis con ociosas contiendas.

  • 80

    Los dulces aromas de santidad estn so-plando y el hlito de munifi cencia fl ota en el aire, sin embargo, todos estis gravemen-te afl igidos y privados de ello. Ay de voso-tros y de quienes andan en vuestras sendas y siguen vuestros pasos! 46

    OH H OS DEL DESEO!

    Desprendeos de la vestidura de la va-nagloria y despojaos del atavo de la

    arrogancia. 47

    En la tercera de las ms santas lneas, escrita y registrada en la Tabla Rub por la pluma del Invi-sible, se revela esto:

    OH HERMANOS!

    Sed indulgentes unos con otros y no pon-gis vuestro afecto en las cosas munda-

    nas. No os enorgullezcis de vuestra gloria, ni os avergoncis de la degradacin. Por

  • 81

    Mi belleza! He creado todas las cosas del polvo y al polvo las har regresar de nue-vo. 48

    OH H OS DEL POLVO!

    Advertid a los ricos del suspirar de los pobres en medio de la noche, para que

    la negligencia no los conduzca al sendero de la destruccin y los prive del rbol de la Riqueza. Dar y ser generoso son de Mis atributos; bienaventurado es aquel que se adorna con Mis virtudes. 49

    OH QUINTAESENCIA DE LA PASIN!

    Desecha toda codicia y trata de estar contento; pues el codicioso ha sido

    siempre despojado, y el contento ha sido siempre amado y elogiado. 50

  • 82

    OH H O DE MI SIERVA!

    No te inquietes en la pobreza ni te con-fes en la riqueza, pues la pobreza es

    seguida por la riqueza y la riqueza es se-guida por la pobreza. Sin embargo, ser po-bre en todo salvo en Dios es una ddiva maravillosa; no desestimes su valor, pues al fi nal esto te har rico en Dios, y as co-nocers el signifi cado de la expresin: En verdad vosotros sois los pobres, y las santas palabras: Dios es el poseedor de todo, alborearn gloriosamente resplande-cientes como la verdadera maana desde el corazn del amante, y morars seguro en el trono de la riqueza. 51

    OH H OS DE LA NEGLIGENCIA Y LA PA-SIN!

    Habis permitido a Mi enemigo entrar en Mi casa y habis arrojado a Mi amigo,

    ya que en vuestros corazones habis alber-

  • 83

    gado el amor de otro fuera de M. Prestad odo a los dichos del Amigo y volveos hacia Su paraso. Los amigos mundanos, buscan-do su propio bien, aparentan amarse el uno al otro, en tanto que el verdadero Amigo os ha amado y os ama por vosotros mismos; de hecho, l ha sufrido innumerables afl ic-ciones por guiaros. No seis desleales a se-mejante Amigo, ms bien apresuraos hacia l. Tal es el sol de la palabra de verdad y fi -delidad, que ha alboreado sobre el horizon-te de la pluma del Seor de todos los nom-bres. Abrid vuestros odos para que podis escuchar la palabra de Dios, el que ayuda en el peligro, el que subsiste por S mismo. 52

    OH VOSOTROS QUE OS ENORGULLE-CIS DE LAS RIQUEZAS MORTALES!

    Sabed en verdad que la riqueza es una po-derosa barrera entre el buscador y su de-

    seo, entre el amante y su amada. Los ricos,

  • 84

    salvo unos pocos, de ningn modo alcan-zarn la corte de Su presencia ni entrarn en la ciudad del contento y la resignacin. Bienaventurado es, pues, aquel que siendo rico no es inhibido por su riqueza del reino eterno, ni es privado por ella del dominio imperecedero. Por el Ms Gran Nombre! El esplendor de semejante rico iluminar a los moradores del cielo, del mismo modo que el sol alumbra a la gente de la tierra! 53

    OH RICOS DE LA TIERRA!

    Los pobres son Mi encomienda entre vosotros; resguardad Mi encomienda

    y no estis absortos slo en vuestro propio bienestar. 54

    OH H O DE LA PASIN!

    Purifcate de la corrupcin de la rique-za y en perfecta paz entra en el reino

  • 85

    de la pobreza; para que puedas beber de la fuente del desprendimiento el vino de la vida inmortal. 55

    OH H O MO!

    La compaa del impo acrecienta la tristeza, mientras que la asociacin con

    el justo limpia la herrumbre del corazn. Aquel que busca comunicarse con Dios, que acuda a la compaa de Sus amados; y aquel que desee escuchar la palabra de Dios, que preste odo a las palabras de Sus escogidos. 56

    OH H O DEL POLVO!

    Cuidado! No te juntes con el impo ni busques asociarte con l, pues se-

    mejante compaa convierte el resplandor del corazn en fuego infernal. 57

  • 86

    OH H O DE MI SIERVA!

    Si buscas la gracia del Espritu Santo, asciate con el justo, pues l ha bebido

    la copa de la vida eterna de las manos del Copero inmortal y, al igual que la verdade-ra maana, aviva e ilumina los corazones de los muertos. 58

    OH NEGLIGENTES!

    No pensis que los secretos de los cora-zones estn ocultos; es ms, sabed con

    certeza que estn grabados con caracteres claros y abiertamente manifi estos en la sa-grada Presencia. 59

    OH AMIGOS!

    En verdad os digo: todo lo que habis ocultado en vuestros corazones Nos es

    claro y manifi esto como el da; pero que est oculto se debe a Nuestra gracia y favor y no a vuestro merecimiento. 60

  • 87

    OH H O DEL HOMBRE!

    He derramado una gota de roco del insondable ocano de Mi misericor-

    dia sobre los pueblos del mundo; sin em-bargo, no he encontrado a nadie que se vuelva hacia ella, puesto que todos se han vuelto del vino celestial de la unidad ha-cia las detestables heces de la impureza, y contentos con la copa mortal han recha-zado el cliz de la inmortal belleza. Vil es aquello con lo que se contentan. 61

    OH H O DEL POLVO!

    No apartes tus ojos del vino incompara-ble del Amado inmortal, y no los abras

    a las mortales y detestables heces. Acepta de manos del Copero divino el cliz de la vida inmortal, para que sea tuya toda sabi-dura y escuches la voz mstica que llama desde el reino de lo invisible. Exclama: Oh vosotros que tenis bajas miras! Por qu

  • 88

    os habis apartado de Mi vino sagrado e inmortal y os habis vuelto hacia el agua evanescente? 62

    OH VOSOTROS PUEBLOS DEL MUNDO!

    Sabed, en verdad, que una calamidad imprevista os persigue y os aguarda un

    doloroso castigo. No pensis que las accio-nes que habis cometido han sido borradas de Mi vista. Por Mi belleza! Todas vuestras acciones las ha grabado Mi pluma con ca-racteres claros sobre tablas de crislito. 63

    OH OPRESORES DE LA TIERRA!

    Apartad vuestras manos de la tirana, pues Me he comprometido a no perdo-

    nar la injusticia de ningn hombre. Este es Mi convenio que he decretado irrevocable-mente en la tabla preservada y he sellado con Mi sello de gloria. 64

  • 89

    OH REBELDES!

    Mi indulgencia os ha envalentonado y Mi paciencia os ha vuelto negligentes,

    de tal modo que habis espoleado el fogoso corcel de la pasin por caminos peligrosos que conducen a la destruccin. Habis credo que soy negligente o que no estaba informado? 65

    OH EMIGRANTES!

    He destinado la lengua para la mencin de M, no la manchis con la difama-

    cin. Si el fuego del yo os venciera, recor-dad vuestras propias faltas y no las faltas de Mis criaturas, puesto que cada uno de vosotros se conoce a s mismo mejor que a los dems. 66

  • 90

    OH H OS DE LA FANTASA!

    Sabed ciertamente que, cuando la radian-te maana amanezca sobre el horizonte

    de santidad eterna, los secretos y hechos satnicos cometidos en la oscuridad de la noche sern puestos al descubierto y mani-fi estos ante los pueblos del mundo. 67

    OH MALEZA QUE BROTA DEL POLVO!

    Cmo es que estas sucias manos tuyas no han tocado primero tu propia vestimen-

    ta, y por qu con tu corazn manchado por el deseo y la pasin intentas comulgar con-migo y entrar en Mi sagrado reino? Lejos, lejos estis de aquello que deseis! 68

    OH H OS DE ADN!

    Las palabras santas y las acciones puras y buenas ascienden al cielo de gloria

    celestial. Esforzaos para que vuestras ac-

  • 91

    ciones se purifi quen del polvo del yo y la hipocresa, y encuentren favor en la corte de gloria; pues dentro de poco, los ensaya-dores de la humanidad no aceptarn, en la sagrada presencia del Adorado, nada sino absoluta virtud y acciones de inmaculada pureza. Este es el sol de la sabidura y del misterio divino que ha resplandecido sobre el horizonte de la voluntad divina. Bendi-tos aquellos que se vuelven hacia l. 69

    OH H O DE LO MUNDANO!

    Grato es el reino del ser, si lo alcanzaras; glorioso es el dominio de la eternidad,

    si pasaras ms all del mundo de la morta-lidad; dulce es el sagrado xtasis, si bebie-ras del cliz mstico de manos del Joven ce-lestial. Si lograras esta posicin, te libraras de la destruccin y de la muerte, de la pe-nuria y del pecado. 70

  • 92

    OH MIS AMIGOS!

    Recordad aquel convenio que hicisteis conmigo en el Monte Prn, situado

    en los sagrados recintos de Zamn. Tom como testigos al concurso de lo alto y a los moradores de la ciudad de la eternidad, sin embargo, ahora no encuentro a nadie fi el al convenio. Sin duda el orgullo y la rebelda lo han borrado de los corazones, de modo tal que no queda de l ningn rastro. Aun sabiendo esto, he esperado y no lo he reve-lado. 71

    OH MI SIERVO!

    Eres como una espada de excelente tem-ple, oculta en la oscuridad de su vaina

    y cuyo valor est velado al conocimiento del artfi ce. Sal por tanto de la vaina del yo y del deseo para que tu valor se manifi este y resplandezca ante todo el mundo. 72

  • 93

    OH MI AMIGO!

    T eres el sol de los cielos de Mi santi-dad, no dejes que la corrupcin del

    mundo eclipse tu esplendor. Rasga el velo de la negligencia para que emerjas resplan-deciente de detrs de las nubes y adornes todas las cosas con el atavo de la vida. 73

    OH H OS DE LA VANAGLORIA!

    Por una soberana efmera habis aban-donado Mi dominio imperecedero y

    os habis adornado con las alegres vesti-mentas del mundo y habis hecho de ello vuestro orgullo. Por Mi belleza! A todos los reunir bajo la capa unicolor del polvo y borrar todos esos colores diferentes sal-vo aquellos que el an el Mo, y eso es puri-fi carse de todo color. 74

  • 94

    OH H OS DE LA NEGLIGENCIA!

    No pongis vuestro afecto en la sobe-rana mortal, ni os regoc is en ella.

    Sois como el pjaro incauto que plenamente confi ado gorjea sobre la rama; hasta que de repente la Muerte cazadora lo derriba sobre el polvo, y la meloda, la forma y el color desaparecen sin dejar rastro. Por tanto, te-ned cuidado, oh esclavos del deseo! 75

    OH H O DE MI SIERVA!

    La gua ha sido dada siempre con pala-bras, y ahora es dada con hechos. Todos

    deben manifestar acciones puras y santas, pues las palabras son propiedad de to-dos por igual, en tanto que acciones como stas pertenecen slo a Nuestros amados. Esforzaos, pues, con alma y corazn para distinguiros por vuestras acciones. As os aconsejamos en esta santa y resplandecien-te tabla. 76

  • 95

    OH H O DE LA JUSTICIA!

    Durante la noche la belleza del Ser inmortal se traslad desde la cima

    esmeralda de la fi delidad hacia el Sadra-tul-Muntah, y llor con tal llanto que el concurso de lo alto y los moradores de los reinos del cielo gimieron por Su lamento. Entonces, se oy la pregunta: por qu esos lamentos y esos llantos? l respondi: Como se me ordenara esper expectante en la montaa de la lealtad, mas no aspir la fragancia de fi delidad de quienes habi-tan en la tierra. Luego, llamado a regresar contempl, y he aqu! algunas palomas de santidad eran atormentadas por las gar-ras de los perros de la tierra. Entonces la Doncella del cielo sali apresuradamente, sin velos y resplandeciente, de Su msti-ca mansin, y pregunt por sus nombres, y todos fueron mencionados salvo uno. Y cuando se inst, su primera letra fue pro-nunciada; entonces los moradores de los

  • 96

    aposentos celestiales salieron precipitada-mente de sus moradas de gloria. Y cuando la segunda letra fue pronunciada, cayeron sobre el polvo todos y cada uno de ellos. En ese momento se oy una voz desde el san-tuario ms ntimo: Hasta aqu y no ms. En verdad, damos testimonio de lo que han hecho y de lo que estn haciendo ahora. 77

    OH H O DE MI SIERVA!

    Bebe de la lengua del misericordioso el torrente de misterio divino y con-

    templa desde el amanecer de la expresin divina el esplendor manifi esto del sol de la sabidura. Siembra las semillas de Mi sabi-dura divina en la tierra pura del corazn y rigalas con las aguas de la certeza, para que los jacintos del conocimiento y sabi-dura broten verdes y frescos desde la sa-grada ciudad del corazn. 78

  • 97

    OH H O DEL DESEO!

    Hasta cundo te remontars en los rei-nos del deseo? Te he otorgado alas

    para que vueles hacia los reinos de mstica santidad y no hacia las regiones de fantasa satnica. Tambin te he dado un peine para que peines Mis negros cabellos y no para que laceres Mi garganta. 79

    OH MIS SIERVOS!

    Vosotros sois los rboles de Mi jardn; debis dar frutos excelentes y mara-

    villosos para que vosotros mismos y otros os benefi ciis de ellos. As, incumbe a to-dos ocuparse en ofi cios y profesiones, pues en esto se basa el secreto de la riqueza, oh hombres dotados de entendimiento! Ya que los resultados dependen de los medios y la gracia de Dios os ser totalmente sufi -ciente. Los rboles que no dan fruto, han sido y sern siempre para el fuego. 80

  • 98

    OH MI SIERVO!

    Los ms viles de los hombres son aquellos que no dan ningn fruto en la

    tierra. Tales hombres son en verdad consi-derados entre los muertos; es ms, ante la vista de Dios, mejores son los muertos que esas almas ociosas e intiles. 81

    OH MI SIERVO!

    Los mejores de los hombres son aquellos que se ganan el sustento con su profe-

    sin y lo gastan en s mismos y en sus fami-lias por amor a Dios, el Seor de todos los mundos. 82

  • 99

    GLOSARIO

    1. Concurso de lo Alto: Concurso Celestial. Las

    huestes del Concurso Supremo del cielo. La

    asamblea de los Profetas y las almas santas en

    el mundo venidero o reino espiritual.

    2. Ensayadores: Del Persa: Sarrfn. El que tiene

    por ofi cio ensayar los metales preciosos.

    3. Fnix: Ave legendaria que vive sola y por su

    propia voluntad es consumida por las llamas,

    para surgir nuevamente de entre sus cenizas.

    4. Ms Gran Nombre: En el Islm existe la tradicin

    de que de entre los diversos nombres de Dios,

    uno es el ms grande. Sin embargo, la iden-

    tidad de este Nombre Ms Grande est ocul-

    ta. Los bahs creemos que el Nombre Ms

  • 100

    Grande de Dios es Bah, el cual signifi ca glo-

    ria, esplendor o luz. Bah, o cualquiera de sus

    derivados tales como Abh, adems de ciertas

    frases como Allhu-Abh, Y Bahullh o

    Y Bahaul-Abh, todos se refi eren al Nombre

    ms Grande. Y Bahul-Abh es una invoca-

    cin que tambin puede traducirse como: Oh

    Gloria de las Glorias o Oh Gloria del Todo

    Glorioso.

    5. Paraso: Jardn Celestial; estado de bienaven-

    turanza. La Manifestacin es El Ruiseor del

    Paraso; Su Revelacin, el susurro de las

    hojas del Paraso; El amor de Dios es en s

    mismo el Paraso.

    6. Prn: Cadena de montaas situadas al norte

    del Sina y al sur de Seir; todas ellas consagra-

    das como lugares de revelacin. Temn queda

    al noroeste de Edom, no lejos de Prn. Vase

    Hab. 3:3. Moiss usa Prn refi rindose en

    especial a Muammad y Seir refi rindose a Jesucristo. D o: El Seor vino de Sina y de

    Seir sali a ellos; resplandeci desde la mon-

  • 101

    taa de Prn y vino con diez mil santos; con

    ley de fuego en Su diestra para ellos. (Deut.

    33:2.) Aqu predice Moiss la venida de tres re-

    velaciones y tres profetas despus de l, sien-

    do el ltimo de ellos Bahullh. Ismael (Gn.

    21:21) estableci los pueblos rabes en Prn.

    7. Quintaesencia: Supuesta quinta esencia, la del

    cielo, adems de los cuatro elementos de la tie-

    rra; por lo tanto, ltima o ms alta esencia de

    algo.

    8. Sab: Ciudad de la Arabia meridional; citada

    en Gnesis 10:28; I Reyes 10; II Crnicas 9. Sim-

    blicamente signifi ca morada, hogar.

    9. Sadratul-Muntah: Nombre de un rbol que

    los rabes plantaban antiguamente al fi nal de

    un camino, para que sirviera de gua. Como

    smbolo denota a la Manifestacin de Dios en

    Su Da. En los Escritos Bahs, un smbolo de

    la Manifestacin de Dios, el Arbol ms all

    del cual ni los hombres ni los ngeles pueden

    pasar; especfi camente, Bahullh. Algunas

    veces es denominado el Divino o Sagrado r-

  • 102

    bol del Loto. rboles de Loto Gemelos: el

    Bb y Bahullh.

    10. Sagrados recintos de Zamn: Sagrados recintos

    del tiempo.

    11. Satnico: En los Escritos Bahs, los trminos

    satn y satnico se usan metafricamente

    para referirse al lado ms bajo, vil y egosta de

    los seres humanos en contraste con su aspecto

    ms alto, virtuoso y desinteresado. Los bahs

    no creen que el mal se origina en una criatu-

    ra llamada Satn pero s en que la capacidad

    para acciones satnicas, al igual que la capa-

    cidad para el bien, existe en el hombre mismo.

    Bahullh explica: Sabed en verdad que el

    conocimiento es de dos clases: Divino y Sat-

    nico. El uno mana de la fuente de divina inspi-

    racin; el otro es slo un refl ejo de pensamien-

    tos vanos y obscuros. El origen del primero es

    Dios mismo; la fuerza motriz del segundo, los

    susurros de deseos egostas.

  • 103

    12. Tabla: Trmino que designa una epstola sa-

    grada que contiene una revelacin. Se men-

    ciona en el Corn (7:142), que Dios dio la Ley

    a Moiss en tablas: Y le escribimos en tablas

    [alwa plural de law] advertencias sobre todo asunto. En los Escritos Bahs se usa este tr-

    mino en el ttulo de algunos Escritos revelados

    por Bahullh y Abdul-Bah. Tambin se

    usa para referirse de una forma genrica a sus

    obras escritas.

    13. Vino: Aunque el beber alcohol est prohibido

    en el Kitb-i-Aqdas, el vino se usa frecuen-

    temente como una metfora en los Escritos

    Bahs: El sello del Vino escogido de Su

    Revelacin ha sido roto en este Da y en Su

    Nombre, el Auto Sufi ciente. Su gracia se est

    vertiendo sobre los hombres. Llena tu copa y

    bbela en Su Nombre, el Ms Santo, el Todo

    Alabado.