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Revista de Geografía Agrícola ISSN: 0186-4394 [email protected] Universidad Autónoma Chapingo México Arreola, Arturo; Peresgrovas, Víctor; Reyes, Cristina; Pérez, Reyna; Martínez, Rabiel De las metas a los procesos: la evaluación de proyectos de desarrollo rural exitosos en el área del Corredor Biológico Mesoamericano-Chiapas Revista de Geografía Agrícola, núm. 42, enero-junio, 2009, pp. 51-64 Universidad Autónoma Chapingo Texcoco, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=75712192005 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Revista de Geografía Agrícola

ISSN: 0186-4394

[email protected]

Universidad Autónoma Chapingo

México

Arreola, Arturo; Peresgrovas, Víctor; Reyes, Cristina; Pérez, Reyna; Martínez, Rabiel

De las metas a los procesos: la evaluación de proyectos de desarrollo rural exitosos en el área del

Corredor Biológico Mesoamericano-Chiapas

Revista de Geografía Agrícola, núm. 42, enero-junio, 2009, pp. 51-64

Universidad Autónoma Chapingo

Texcoco, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=75712192005

Cómo citar el artículo

Número completo

Más información del artículo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Revista de Geografía Agrícola núm. 41 / 51

De las metas a los procesos: la evaluación de proyectos de desarrollo rural exitosos en el área del Corredor

Biológico Mesoamericano-Chiapas

Arturo Arreola1, Víctor Peresgrovas2, Cristina Reyes3, Reyna Pérez4 y Rabiel Martínez5

ResumenEn este artículo se aborda la temática de las experiencias exitosas de las organizaciones sociales en el Corredor Biológico Mesoamericano a partir de una evaluación participativa de la cual surgieron 22 indicadores que permiten medir, ya sea de forma cuantitativa o cualitativa el desarrollo de los proyectos. Para la realización de este trabajo se utilizó una metodología que abarcó la consulta a académicos, integrantes de organizaciones no gubernamentales y funcionarios de dependencias de gobierno, quienes aportaron los elementos necesarios para la generación de lineamientos con los cuales se evaluaron los proyectos. Los resultados principales se enfocan a partir de que con la evaluación empírica de procesos se pueda iniciar la construcción de una metodología basada en la observación de la realidad, ésta como base indispensable para transitar de la formulación de políti-cas gubernamentales a políticas públicas.

Palabras clave: evaluación rural participativa, proyectos exitosos, corredor biológico,

Of targets in the process: the evaluation of successful rural development projects in the area of the Mesoamerican Biological Corridor, Chiapas.

AbstractThis article addresses the theme of the successful experiences of social organizations in the area of the Mesoamerican Biological Corridor, from a participatory assessment of which emerged 22 indica-tors to measure, either qualitatively or quantitatively the development of projects. For this work we used a methodology that ranged from consultation to academics, NGOs and dependence on gover-nment, which provided the necessary elements for the generation of guidelines with which the pro-jects were evaluated. The main results focus on that from the empirical evaluation process can begin 1 Profesor de asignatura de la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional. Universidad Autónoma Chapingo. Estudiante del Docto-rado en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable, Director General del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica A.C.

2 Consultor de Servicios de Capacitación y Asesoría para el Desarrollo S.C.

3 Coordinadora de Proyecto B del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica A.C.

4 Técnica B del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica A.C. Estudiante de la Maestría en Ciencias en Desarrollo Rural Regional Universidad Autónoma Chapingo.

5 Técnico B del Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica A.C.

Recibido: 22/01/2009 Aceptado: 25/05/2009

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

building a methodology based on observation of reality, this move as an indispensable basis for the formulation of government policies to public policy.

Keywords: participatory rural appraisal, successful projects, biological corridor,

IntroducciónSe presentan los resultados obtenidos de un estudio realizado para la identificación de “proyectos exitosos” de desarrollo rural en el área del Corredor Biológico Mesoamericano-Chiapas (figura 1). Para ello se abordan algunos conceptos básicos de la evaluación de políticas y programas de desarrollo, enfatizando tres as-pectos: las metas, el impacto y los procesos. En

un sondeo preliminar se identificaron 84 pro-yectos, de los cuales se seleccionaron 46, a los que se les aplicó una encuesta basada en un sis-tema de evaluación que considera categorías, variables e indicadores en los ámbitos tangibles e intangibles, las escalas estatal, microrregional

y comunitaria y en los subsistemas social, eco-nómico y ambiental. La evaluación sugiere que los proyectos basan su éxito en una estructura organizativa sólida, pero el nivel microrregional no facilita que los éxitos sociales se “encuentren” con las políticas gubernamentales y que éstas, a pesar de estar bien diseñadas, no incidan en el éxito de los proyectos comunitarios, razón por la cual no pueden considerarse como políticas públicas.

La evaluación de programas de desarrollo ruralLa evaluación de programas de desarrollo ru-ral en cualquiera de sus formas, consiste en un examen sistemático y riguroso de los resultados de una política o intervención, realizada a partir de criterios y premisas específicas y con relación a las metas inicialmente propuestas, así como con los impactos y procesos esperados por los grupos sociales identificados como beneficia-rios de las acciones (Subirats, 1995).

La evaluación se plantea como una herra-mienta fundamental para la planificación y pro-gramación del desarrollo rural. La concepción tradicional de la evaluación parte de conside-rarla como la etapa final del ciclo de planeación; sin embargo, se debe entender como una prác-tica continua y sistemática.

La evaluación debe ser consistente con su significado político e histórico; los diferentes enfoques de abordaje de la evaluación respon-den, en principio, a dichos contextos. Torgerson (1996), sugiere que dichos enfoques pueden enmarcarse en lo que él define como “las tres caras del análisis de políticas”. Desde esta pers-

Fuente: CBM-M, 2006.

Figura 1. Ubicación del Corredor Biológico-Mesoamericano. México

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pectiva, la evaluación se ha implementado en tres formas básicas (cuadro 1):

Primera cara: evaluación de metasDefinido por Subirats (1995), como el enfoque clásico, se caracteriza por corresponder con los postulados racionalistas y positivistas, pretende medir los logros de los programas en función de las metas inicialmente planteadas a alcanzar, con el fin técnico de mejorar la toma de decisio-nes gerenciales y la reprogramación de accio-nes. Besse (2000) reconoce a este enfoque como aquél que opta por un abordaje cuantitativo.

Esta evaluación trata de explicar las discre-pancias entre lo programado y lo alcanzado con la preocupación de que los resultados ten-gan una repercusión práctica (Muench, 1999). Para ello requiere definir una línea de base que

permita comparar la situación inicial con la ob-tenida al concluir el programa; este tipo de eva-luación permite la medición del desempeño sin considerar necesariamente sus causas. Hartle (1978, citado por Torgerson, 1996) la denomina como el análisis convencional, el cual “con su orientación tecnocrática, era ciego a la realidad política; no lograba entender la naturaleza de su contexto”.

Segunda cara: evaluación de impactosComo una respuesta, las ciencias sociales desa-rrollaron una amplia crítica sobre las limitacio-nes de la evaluación de metas. Los enfoques dieron paso a propuestas que ahora ponen én-fasis en el contexto, la historia y la complejidad de la vida política. De acuerdo con Wolin (1969, citado por Torgerson, 1996) “la vida política no

Cuadro 1. Tipos de evaluación.

Caras de la evaluación

Conceptos clave Actores con interés predominante

Utilidad identificada

Evaluación de metas

Medición de logros.Revisa el cumplimiento de metas

inicialmente planteadas.Valora el desempeño en el

cumplimiento de resultados.

Beneficiarios directos.Ejecutores y

administradores directos.

Permite hacer una cuantificación de

resultados.Sirve para definir líneas

de base.Evaluación de

impactoMide la efectividad del programa.

Valora los efectos directos e indirectos del programa en la

población y área objetivo.Establece relaciones de causalidad entre los efectos y la intervención

del programa.

Instituciones gubernamentales.

Investigadores. Organismos

multinacionales.

Permite hacer tanto una cualificación como una

cuantificación de los resultados y efectos del

programa.

Evaluación de procesos

Detecta los problemas en la ejecución de un programa.

Mide la cobertura del programa y la efectividad de éste hacia los

beneficiados.Tiene un carácter

formativo-participativo.

Organizaciones sociales y comunitarias

autogestivas.Organismos no

gubernamentales.

Impulsa el desarrollo de capacidades locales.

Favorece la autoevaluación.

Fuente: Elaboración propia.

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

revela su orientación en hipótesis sencillas (...). El contexto es fundamentalmente importante, ya que las acciones y los eventos ocurren en un escenario”.

Es por ello que la evaluación de impactos tra-ta de estudiar los efectos que se hayan produ-cido en una población, en una región o en una situación determinada, como consecuencia de la ejecución de las políticas o programas; por lo tanto, trata de establecer relaciones de causali-dad entre las acciones del programa y las nue-vas condiciones del desarrollo.

Las estrategias metodológicas de esta eva-luación buscan determinar los efectos netos de las políticas y programas sobre los elementos del contexto. Por tanto, tienen la necesidad de superar las limitaciones propias de las técnicas analíticas convencionales, ya que requieren de la identificación de “asuntos transcientíficos” (Torgerson, 1996) que rompen con la expectati-va de soluciones precisas y concretas. El proble-ma central es lograr identificar las “medidas” de los impactos, las cuales deben ser muy sensibles (Muench, 1999). Para Besse (2000) este enfoque se puede definir como pragmático, el cual se ca-racteriza por un abordaje ecléctico, “cuanticua-litativo”.

Tercera cara: evaluación de procesos o evaluación formativa“La tercera cara comienza a surgir con la com-prensión de que la teoría y la práctica del análi-sis de políticas se enraízan en las decisiones po-líticas” (Torgerson, 1996). En ella se hace énfasis en los medios sistémicos por medir: la cobertura de los programas, el grado en que las acciones están llegando a la población objetivo, y el se-guimiento a los procesos que se desarrollan en el interior (Sulbrandt, 1993; citado por Muench, 1999). Acepta la discusión sobre la identifica-ción de los mecanismos para obtener los valo-

res base y el proceso analítico; por lo que busca hacer participar a los principales actores en el proceso de evaluación (Subirats, 2000).

Esta forma de evaluación se realiza paralela-mente al desarrollo de las acciones del progra-ma y no expost como se hace en los dos casos anteriores, ya que “considera el análisis de polí-ticas como un proceso” (Torgerson, 1996). Me-todológicamente, corresponde a un modelaje de tipo lógico que representa conceptual y grá-ficamente una determinada estructura teórica basada en una hipótesis de equivalencia, que intenta mostrar lo que ocurre en un programa o política (Muench, 1999). Besse (2000) caracte-riza esta evaluación como el enfoque crítico, “el cual si bien privilegia los abordajes cualitativos, al presentarse como una opción ético-política más que teórica-metodológica, no descarta el uso de técnicas cuantitativas”.

La evaluación de procesos ha sido identifi-cada como una evaluación de tipo formativo, es decir, que tiene un carácter participativo (Blauert y Zadeck, 1999; Subirats, 1995). En ella los procesos de evaluación se realizan junto con la población involucrada para asegurar la res-ponsabilidad social y la relevancia económica y ambiental del trabajo de las comunidades y re-giones, para lo cual propone una combinación de métodos que favorecen la autoevaluación a manera de auditoría y aprendizaje social. La ca-pacidad para formar de manera gradual a una sociedad en la evaluación de políticas y progra-mas de desarrollo, tiene como requerimientos: i) establecer un sistema de formación de evalua-dores locales, ii) desarrollar un esquema de con-trol interno de las metas, normas e indicadores y, iii) sistematizar socialmente los resultados y la aplicación colectiva de las medidas de transfor-mación (Blauert y Zadeck, 1999).

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Diagnóstico de proyectos exitosos en el área del cbm-mBasado en el concepto de conectividad del pai-saje (Forman, 1995), el Corredor Biológico Meso-americano-México (cbm-m) es un programa financiado por el Global Environmental Facility (gef ) que pretende extender en los territorios ubicados entre dos o más Áreas Naturales Pro-tegidas (anp) los beneficios en términos de con-servación de la biodiversidad y del desarrollo de modelos de manejo sostenible de los recursos naturales. Para la evaluación de proyectos exito-sos en el área del cbm-m, así como de las políti-

cas y prácticas vinculadas, se utilizó como base la metodología propuesta por Blauert y Zadeck (1999); Arreola et al. (2002) y García (2004) para la evaluación de procesos (figura 2).

Concretamente, la estructura de este tipo de evaluación es codificar la experiencia práctica, en el sentido de que el desarrollo sustentable produce resultados en tres niveles: beneficios directos a las comunidades; fortalecimiento de las regiones, y un impacto más amplio a nivel estatal o nacional. Estos resultados son tangi-bles e intangibles. Tangible se refiere a los resul-tados materiales que se pueden contar, medir y

Figura 2. Modelo para la evaluación de procesos.

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

corroborar por evidencia directa. Los resultados intangibles son las ganancias o pérdidas que se pueden observar e inferir pero que son difí-ciles de medir directamente (Blauert y Zadeck, 1999).

Tal estructura presenta tres escalas y dos ti-pos de impacto, los cuales forman seis ventanas que engloban los principales tipos de resulta-dos que pueden ser observados y documenta-dos. Dentro de cada ventana se proponen tres categorías: sociales, económicas y ambientales, las cuales están definidas por un conjunto de variables. La lógica del modelo de evaluación de procesos es avanzar desde categorías y lue-go variables hasta el nivel de indicadores espe-cíficos. Este modelo pretende que las variables se enfoquen a los resultados y no a las activida-des (Blauert y Zadeck, 1999).

Materiales y métodosLa propuesta de categorías y variables con-sidera las líneas estratégicas definidas por el Consejo Estatal del cbm-m en Chiapas (cbm-m/utr-Chiapas, 2006) y los criterios instituciona-les establecidos en la Guía de Subproyectos del cbm-m (cbm-m, 2006).

Los indicadores propuestos para la realiza-ción de la evaluación fueron:

1. Estructura organizativa.2. Toma de decisiones.3. Rentabilidad.4. Superficie bajo manejo derivado del proyecto.5. Claridad en funciones, derechos y obligaciones.6. Apropiación del proyecto y de capacidades.7. Impacto en la calidad de vida.8. Contribución de prácticas amigables con el medio ambiente.9. Claridad en funciones, derechos y obligaciones.

10. Importancia del proyecto para el cbm-m.11. Importancia del proyecto en la región.12. Importancia de las actividades de producción sustentable.13. Normatividad para el manejo sustentable del territorio.14. Participación con equidad de género.15. Formación de recursos humanos.16. Reorientación de la economía regional.17. Contribución de las capacidades y habilidades aprendidas para el manejo de los recursos naturales.18. Criterios de clasificación de las comunidades elaborados por el cbm-m.19. Clasificación de subproyectos elegibles por parte del cbm-m.20. Efecto multiplicador en prácticas y proyectos.21. Integración vertical de las cadenas de producción y valor.22. Conservación o restauración de corredores biológicos.

De acuerdo con la metodología definida, como primer paso se realizó la fase denominada sondeo preliminar, en la que se tuvo como resul-tado un listado de 84 experiencias de proyectos significativos, interesantes y considerados con un grado de éxito local, regional, técnico o de innovación. Del total de proyectos 9% corres-pondió a la microrregión Norte Zoque, 19% a la Selva Lacandona y el restante 72% a la Sierra Soconusco.

Se realizó una primera selección, priorizan-do los proyectos que fueron mencionados por lo menos dos veces por los entrevistados, tam-bién se separaron de acuerdo al área temática, buscando representatividad a pesar de que el tema del café predominaba; finalmente se con-

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De las metas a los procesos: la evaluación de proyectos de desarrollo rural exitosos en el área del Corredor Biológico Mesoamericano-Chiapas

sideraron también los casos de mayor tamaño y cobertura.

En función de lo anterior, se seleccionaron 46 proyectos para la siguiente fase denominada diagnóstico de experiencias. Para ello se realizó una encuesta en el domicilio de cada proyecto, que en los casos de proyectos realizados por or-ganizaciones o grupos sociales, se aplicó a sus directivos, y en los casos en que los proyectos son iniciativas institucionales, de ong o de cen-tros de investigación se encuestó a los respon-sables de los proyectos. La distribución por área focal de los proyectos encuestados fue de: 16% Norte Zoque, 23% Selva Lacandona y 61% Sie-rra Soconusco.

Con el fin de sistematizar la información se utilizó una hoja de cálculo en Excel, para hacer una evaluación comparada de los 46 proyectos a partir de una matriz simple. Ésta tiene como factores determinantes los 22 indicadores in-cluidos en el modelo y utiliza una valoración bi-naria correspondiente a:

0=no tiene el atributo, 1=sí tiene el atributo. Los valores obtenidos se indexaron 100%, el

valor presentado es dicho porcentaje.

Resultados y discusiónEl resultado general de la evaluación tiene un valor de 61.75% es decir, apenas un par de pun-tos porcentuales por encima de una calificación aprobatoria. Desde el punto de vista de las escalas territoria-les, las mejores calificaciones se obtuvieron en el nivel comunitario, seguido del nivel cbm-m y al final el nivel microrregional, por lo cual se in-fiere que éste es un “cuello de botella” debido a que los éxitos del nivel comunitario y la estra-tegia del cbm-m no confluyen. Esto indica que las políticas gubernamentales, a pesar de estar bien diseñadas no incidieron en el éxito de los proyectos comunitarios, razón por la cual éstos no pueden transitar a política pública (figura 3).

La calificación de los aspectos intangibles (70.19%) es muy superior a la obtenida en el caso de los tangibles (53.86%); esta condición se reafirma en el nivel comunitario donde la di-ferencia es mayor a 20 puntos porcentuales (fi-gura 4).

Es difícil hacer una valoración sobre las cau-sas de esta notable diferencia, sin embargo, una primera explicación puede ser, que existe una sobrevaloración (sin que esto signifique un juicio de valor) de los éxitos obtenidos. Por ejemplo, en el caso del subsistema económico a nivel comunitario, la calificación obtenida en el ámbito tangible fue de 27.54%, en cambio, la del intangible fue de 76.81%; en el primer caso, el indicador valorado fue rentabilidad y en el se-gundo, impacto en la calidad de vida. Esto pue-de ayudar a explicar la discrepancia: aunque el proyecto no tiene una relación costo/beneficio positiva, los actores locales estiman que éste ha servido para mejorar su calidad de vida.

La calificación por subsistema ubica al social como el primero, seguido del ambiental y al fi-nal el económico. Esto sugiere un hecho poco controvertible: los valores del nivel comunita-rio y los del subsistema social tienen la más alta valoración; ello puede indicar que los proyec-tos exitosos están basados en el esfuerzo y la organización comunitaria. Por el contrario, las calificaciones más bajas vinculan a un subsiste-ma económico que tiene escaso impacto a nivel microrregional. En el nivel de las microrregiones del cbm-m, los proyectos mejor evaluados son los de la Sierra Soconusco con una calificación promedio de 65%, seguidos por los de Norte Zoque con 60% y finalmente los de Selva Lacan-dona con 55%.

Los indicadores (figura 5) con mejor califica-ción fueron conservación o restauración de corre-dores biológicos, que obtuvo un valor de 97.1%, pues casi todos los proyectos se ubican territo-rialmente en un área natural protegida, en una área prioritaria terrestre o en una región hidroló-

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

Figura 3. Evaluación de experiencias exitosas en el CBM-M Chiapas.Calificación por escala territorial.

Fuente: Elaboración propia.

Gráfica 2. Evaluación de experiencias exitosas en el cbm-m Chiapas.Calificación por ámbito tangible e intangible.

Fuente: Elaboración propia.

gica prioritaria; en seguida con 90.22% se ubica el indicador importancia para el cbm-m, puesto que los proyectos en su gran mayoría coinciden con las líneas estratégicas y ejes transversales identificados para los corredores en Chiapas. A continuación se presentan otros tres indicado-res correspondientes al subsistema social, el de

toma de decisiones con 82.61%, el de claridad de funciones con 81.52% y el de apropiación del proyecto con 80.46%, por cierto, estos últimos tres ubicados en la escala comunitaria.

Ahora bien, si se consideran los indicado-res con menor calificación se tiene en orden descendente que los proyectos coinciden en

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42.75% con los criterios establecidos por el cbm-m referentes a los subproyectos elegibles y financiables en el indicador de manejo y restau-ración de ecosistemas; con 42.03% se encuentra el indicador que hace referencia a la contribu-ción de los proyectos a reorientar la economía regional, ya sea por innovar o diversificar la co-mercialización hacia mercados especializados o la implementación de sistemas de control de calidad; un indicador relevante y que tiene una calificación baja (39.13%) es el de equidad de gé-nero, ya que la mayoría de las veces las mujeres no participan en la toma de decisiones, el dise-ño o la generación de iniciativas; en el penúlti-mo sitio se ubica otro indicador del subsistema económico, el de rentabilidad con 27.54%, y fi-

nalmente con 13.04% está la vinculación de los proyectos con los programas de política ambien-tal orientados a la conservación, como la exis-tencia de ordenamientos, áreas protegidas co-munitarias o el pago por servicios ambientales.

Finalmente, en relación con los resultados que se tuvieron por el tipo de proyecto se con-cluye que los proyectos con valores más altos son los de cacao, seguidos de los de café y el de pita. Los que tienen una evaluación más baja fueron las artesanías, la creación de una anp y el monitoreo ambiental por voluntarios. Específi-camente los proyectos con más alta calificación son: Campesinos Ecológicos de la Sierra Madre de Chiapas (Cesmach), Indígenas de la Sierra Madre de Motozintla (Ismam) y Finca Triunfo

Figura 5. Evaluación de experiencias exitosas en el CBM-M Chiapas.

Calificación por indicador.

Fuente: Elaboración propia

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

Verde. Los más bajos fueron: Aires del Cambio, Monitoreo de población de anfibios por volun-tarios y Grupo Forestal Nueva Palestina.

Evaluación y propuesta de fortalecimiento de proyectos pilotoCon los 24 proyectos mejor calificados se realiza-ron talleres participativos para la identificación de sus propios criterios de éxito, la construcción de éste como proceso, así como la detección de las propuestas de innovación para continuar su desarrollo.

Como uno de los resultados del proyecto de experiencias exitosas se presenta la sistema-tización que identifica los elementos que son comunes y que, a nuestro entender, pueden re-presentar indicios de las características funda-mentales que debe contener un proyecto para que presente expectativas de éxito.

Organización campesinaUno de los factores que están presentes en to-dos los proyectos es la organización social es-tructurada y operando legalmente. El primero se refiere a que la organización cuenta con me-canismos de representación y democráticos en la toma de decisiones. El segundo, a que las organizaciones solventaron todos los procesos de la legislación mexicana para operar formal-mente. Desarrollando los conceptos anteriores podemos señalar lo siguiente:

En cuanto a los mecanismos de representa-ción, todas las organizaciones que fueron selec-cionadas entre las experiencias exitosas cuentan con alguna estructura de representación formal: consejos directivos, consejos de administración o comités ejecutivos. Estos mecanismos tienen la función de representar formalmente a la or-ganización hacia el exterior con las dependen-cias gubernamentales y no gubernamentales, pero también operan como un mecanismo ge-

rencial que mantiene el control de la operación de la organización.

Los organismos de representación en la to-talidad de los casos estudiados cuentan con un mecanismo colectivo de discusión y están for-mados por una trilogía común: presidente, se-cretario y tesorero, aunque pueden ir acompa-ñados por otras personas que ocupan diversos cargos y ayudan en los mecanismos de análisis y discusión de los problemas que ocurren en la operación cotidiana de la organización. En algunos casos son secretarios auxiliares de co-mercialización, de crédito y de proyectos, como es el caso de Cesmach, y en otros, es la partici-pación de los consejos de vigilancia como en el caso de la Unión de Ejidos San Fernando.

En todos los casos seleccionados opera un mecanismo de discusión y consulta hacia la to-talidad de los socios de las organizaciones. Este procedimiento que consiste en la realización de asambleas generales de socios, o bien de asam-bleas de delegados y consultas hacia las asam-bleas comunitarias, permite mantener un alto nivel de información, consulta y decisión entre la mayoría de los asociados, lo que da como resul-tado una mayor apropiación de los procesos y consistencia en los acuerdos y en la operación de los procesos económicos de las organizaciones.

Todas las organizaciones seleccionadas han cubierto los trámites de la legislación mexicana para poder contar con el reconocimiento for-mal para su operación. Esto representa tanto un mecanismo interno de identificación común, en el sentido de pertenencia, pero también signi-fica una manera en que el gobierno mexicano reconoce el funcionamiento de figuras asocia-tivas de la sociedad civil y como tales, autoriza su operación dentro del marco normativo mexi-cano. Se tiene que contar con una protocoliza-ción del acta constitutiva y del acta de nombra-miento de los representantes ante un fedatario público, ya sea el Registro Agrario Nacional o un notario público, se necesita también contar

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con el registro ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y estar asentados en el Registro Público de la Propiedad. Con estos requisitos las organizaciones pueden operar y contar con reconocimiento ante cualquier dependencia gubernamental y no gubernamental en nues-tro país. Un caso de excepción lo constituye el Centro de Agroecología San Francisco de Asís (casfa), que le da cobertura formal a grupos de trabajo que pueden estar o no legalmente cons-tituidos, pero que al amparo del centro pueden operar proyectos sustentables y tener represen-tación en el interior y exterior del grupo.

Rentabilidad económicaEn términos de sustentabilidad, el que los pro-yectos tengan éxito económico representa una ventaja indispensable para que los miembros de la asociación sigan invirtiendo sus recursos materiales y su tiempo. Si bien en algunos casos se contó con una rentabilidad baja, en el largo plazo los socios verán que el proyecto tendrá una rentabilidad alta y continuarán participan-do en él. De todos los proyectos seleccionados, 78% tuvo una tasa de retorno superior a 1.25. Esto significa que de manera importante las asociaciones tienen procesos económicos via-bles, aunque los socios individuales tienen un proceso de ahorro incipiente, apenas superior a 25% de los casos seleccionados. Este aspecto fue apreciado por la consultoría como el prin-cipal punto débil de varios de los proyectos se-leccionados, que hay que resolver de manera positiva en el corto plazo para asegurar que los proyectos sigan funcionando en el futuro.

Inserción en el mercadoTener un producto con demanda entre los consumidores, es decir, con mercado para el bien o servicio ofrecido, representa una garan-tía de éxito. Esta demanda puede ser ubicada

en términos del producto en sí, muy fácilmen-te ubicable en las organizaciones cafetaleras, pero también como un servicio con potencial de desarrollo como en el caso del ecoturismo.

La inserción en el mercado, queda ubicada como la posibilidad real de que el bien o servi-cio ofrecidos cuenten con una demanda que les permita obtener un ingreso por su venta. En 100% de los casos seleccionados, las organiza-ciones cuentan con un producto con potencial de mercado, lo que puede considerarse como uno de los aspectos fundamentales del éxito de los proyectos. El caso contrario, no contar con un producto apto para el mercado, pone a los proyectos en una clara desventaja con res-pecto a su sustentabilidad a mediano y largo plazos. Para ejemplificar lo anterior se puede se-ñalar al proyecto de monitoreo ambiental, que solamente podrá existir mientras cuente con una fuente de financiamiento externa, pero en cuanto ésta desaparezca el proyecto tendrá una alta posibilidad de desaparecer también.

Estructura técnica operativa y de acompañamientoLa mayoría de los proyectos seleccionados cuentan con una estructura técnica de acom-pañamiento; esto es, tiene un grupo de técnicos que les permite resolver los problemas operati-vos, administrativos y de mercado que surjan en el proceso.

Los grupos o cuerpos técnicos pueden ser propios y pagados por la asociación de manera directa para el proyecto o para un grupo de pro-yectos, o bien, ser externos a la asociación pero participar activamente en el proyecto seleccio-nado.

El primer caso lo podemos ejemplificar con varias organizaciones cafetaleras seleccionadas: Cesmach, Ismam, Finca Triunfo Verde, opcaac, y la Unión de Ejidos San Fernando. Todas ellas cuentan con un grupo de técnicos y administra-

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Arturo Arreola, Víctor Peresgrovas, Cristina Reyes, Reyna Pérez y Rabiel Martínez.

dores que les permite trabajar con certeza téc-nica en todo momento. No solamente referida la estructura a técnicos “externos o venidos de fuera”, sino al equipo de promotores comunita-rios y técnicos campesinos que generalmente han surgido en el mismo proceso de implemen-tación del proyecto, y que le dan solidez a los procesos de generación y divulgación de tecno-logía, así como al flujo cotidiano de información y consulta sobre el desarrollo mismo de las acti-vidades del proyecto.

En el segundo caso se ubican un conjunto de proyectos que si bien no cuentan con técnicos propios de manera permanente, pueden tra-bajar asesorados por un grupo técnico externo, o bien, acompañados de la experiencia de or-ganizaciones vecinas. En estos casos se puede ejemplificar el éxito del Centro de Agroecolo-gía San Francisco de Asís, que es una estructu-ra “independiente y autónoma” aunque realiza un trabajo permanente de acompañamiento en los aspectos productivos, administrativos y de mercado de los grupos. También es posible señalar el caso de la organización sss Nuevo Mi-lenio, que si bien señaló como una de sus prin-cipales debilidades la carencia de un equipo técnico propio, en cierta medida la suple con el acompañamiento de los técnicos de una or-ganización hermana: J’amteletic, lo que le per-mite resolver algunos de los problemas críticos de su funcionamiento y operación, tanto en los aspectos productivos, como en la comercializa-ción y en la administración.

Las organizaciones que no cuentan con es-tas estructuras de acompañamiento, presentan alta vulnerabilidad ante los problemas cotidia-nos de la producción y la comercialización.

Por lo anterior, es posible señalar que uno de los factores de éxito en los casos estudiados, lo representa contar con una estructura técnica in-terna o independiente, pero ligada íntimamen-te al proyecto.

Diversificación productivaEn la medida en que una agrupación pueda ma-nejar varios productos o actividades diferentes como objetivo de su trabajo, puede tener una mayor resiliencia o flexibilidad para afrontar cual-quier variación negativa en el entorno. Esto se consigue mediante uno de los preceptos funda-mentales de la sustentabilidad: la diversificación.

Entre los proyectos seleccionados se en-cuentran casos de alto nivel de diversificación, tanto en los aspectos productivos, como en los de comercialización. Uno de los ejemplos más claros es el de la sss Cesmach, que tiene entre sus actividades las siguientes:

• Producción y comercialización de café orgánico.• Comercialización de café tostado y mo-lido al mercado nacional.• Comercialización de café oro a merca-dos de Europa y Estados Unidos.• Tienda de abasto comunitario.•Proyectos de producción de hortalizas y granjas de aves para la seguridad ali-mentaria.• Proyectos productivos con mujeres cafetaleras.• Venta de servicios ambientales.

Con lo cual consigue además, un incremen-to en los beneficios económicos que se logran para cada una de las familias participantes y se asegura así la sustentabilidad del proyecto.

En el caso contrario, los proyectos que mane-jan únicamente una actividad o producto, están sujetos de manera dependiente a cualquier si-tuación negativa del entorno, ya sean condicio-nes productivas (como pueden ser la presencia de una plaga, una enfermedad o una crisis cli-mática) o bien de mercado (como una baja en el precio internacional o escasez temporal de pro-ducto que provoque una competencia insoste-nible con los intermediarios internacionales).

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De las metas a los procesos: la evaluación de proyectos de desarrollo rural exitosos en el área del Corredor Biológico Mesoamericano-Chiapas

ConclusionesLos resultados expuestos son una primera, pero valiosa aproximación a una aparente nueva he-chura de políticas públicas en México. En este caso, un programa gubernamental ha solicita-do una evaluación de experiencias exitosas en su territorio de intervención con el fin de dirigir sus esfuerzos en un sentido estratégico, recono-ciendo los temas en donde deberá canalizar su inversión, sin duplicar acciones y diferenciando aquellos proyectos que se encuentran en la van-guardia en lo referente a autoorganización, ma-nejo de recursos naturales, y producción o co-mercialización especializada; con aquéllos que, incipientes aún, requieren de mayor acompa-ñamiento institucional. En este ejemplo la eva-luación empírica de procesos permitió iniciar la construcción de una metodología basada en la observación de la realidad, base indispensable para transitar de la formulación de las políticas gubernamentales a políticas públicas. Se trata de un efecto sinérgico en el que las estructuras gubernamentales pueden fortalecer

“su legitimidad al abrirse al estudio exter-no de los expertos –además de aprender de las observaciones de ellos− y simultá-neamente, el campo de estudio de las po-líticas ha podido desarrollarse a partir del acceso a experiencias e información públi-ca de las políticas” (Cabrero, 2000).Los resultados permiten obtener conclusio-

nes desde un enfoque complejo acerca de cuá-les son los aciertos y los problemas que tienen los proyectos exitosos en su proceso de cons-trucción de sustentabilidad. Al mismo tiempo dan evidencia de cuáles son los aspectos que inciden desde un modelo top-down o down-up en la consecución de resultados positivos, pro-fundizando la discusión de cuáles son los alcan-ces de la participación social en la construcción de políticas públicas y cuál es la distancia que este tipo de experiencias exitosas guardan con las políticas gubernamentales (Canto, 2000).

La metodología permite visualizar, desde los diversos subsistemas considerados, en dónde se ubican de manera temática las principales fortalezas y debilidades de los proyectos exito-sos, lo cual permitiría desarrollar mejor los enfo-ques de acompañamiento de programas como el cbm-m. La metodología refuerza también la noción de que en una evaluación no sólo son relevantes los aspectos tangibles, concretos o cuantitativos, sino los intangibles, subjetivos o cualitativos y cómo la percepción social puede valorar de manera distinta un proyecto (Besse, 2000).

Los avances obtenidos a la fecha no permi-ten saber, si estos resultados superarán lo que Cabrero (2000) denomina el “ciclo de las descon-fianzas”, ya que en realidad los actores locales poco creen en este tipo de estudios “pagados” por el gobierno y éste poco atiende en realidad a la opinión de los ciudadanos y los expertos. Se espera sin embargo, que esta propuesta meto-dológica pueda seguir el concepto de institu-cionalización de Thoenig (2002) que se refiere a crear las condiciones para que la evaluación se convierta “en un proceso de aprendizaje que se comparte mediante la acción”. Que así sea.

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