las ideas económicas en el mundo moderno. mercantilistas y fisiócratas

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1 Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y Fisiócratas Graciela Landriscini* *Prof. Titular Regular del Area de Dinámica Económica. Orientación Teorías Económicas. Facultad de Economía y Administración. Universidad Nacional del Comahue

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Page 1: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

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Las ideas económicas en el mundo moderno.

Mercantilistas y Fisiócratas

Graciela Landriscini*

*Prof. Titular Regular del Area de Dinámica Económica. Orientación Teorías

Económicas. Facultad de Economía y Administración. Universidad Nacional del Comahue

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Introducción

La Economía es una disciplina que estudia un segmento de la vida social. Su

objeto de estudio comprende los problemas económicos que tienen lugar en las sociedades

a lo largo de su desenvolvimiento. Ellos refieren en general a las actividades vinculadas a

la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios necesarios para la

conservación y reproducción de la vida, bajo distintas formas de organización humana.

La Economía realiza ese estudio a distintas escalas y en distintos períodos de

tiempo, buscando entender por qué ocurren los fenómenos económicos de producción-

distribución-consumo y reproducción de una determinada manera, y cómo se relacionan

unos sucesos con otros, en un momento histórico, en un período corto de tiempo, o a lo

largo de las grandes etapas de la vida de la humanidad.

Además, como ciencia trata de conocer y explicar los hechos y de proponer

soluciones a los problemas que detecta, planteando distintas alternativas de intervención

en la realidad. Ello se da a través de un proceso de construcción de conocimiento, que se

despliega por aproximaciones sucesivas, con marchas y contramarchas, y que va

consolidando su capacidad de describir y explicar fenómenos, de anticiparlos y de

intervenir, para modificar rumbos o lograr resultados deseados en materia económica.

Como disciplina estudia hechos que ocurren en la sociedad, que involucran a grupos

humanos diversos y sus relaciones, y a unidades económicas de distintas jerarquías y

poderes. Por ello, la Economía es reconocida como ciencia social. Y por su vínculo con

la acción sobre partes de la realidad, sobre la marcha de la economía, sobre grupos

humanos y procesos productivos y distributivos de bienes y servicios, y sobre la estructura

económica y social, tiene un carácter experimental. -Para implementar las soluciones, se

vale de distintas herramientas económicas, y de políticas de creciente complejidad técnica

y administrativa, las que involucran la ciencia, la tecnología, la educación, la

comunicación, la política, el Derecho, las relaciones internacionales, las finanzas, etc.

Los economistas buscan aproximarse a la realidad, conocerla y actuar sobre

ella. En forma directa, a través de gobiernos, o de las conducciones de empresas,

asociaciones, consorcios, etc., orientan las decisiones de los agentes económicos

individuales, familiares y/o colectivos, y buscan resolver problemas ligados a la

producción, la distribución, el trabajo, el intercambio, etc. Y lo hacen inspirados desde

distintas visiones, juicios de valor, teorías e ideologías, las que orientan sus búsquedas, sus

metodologías de investigación de la realidad y las formas de intervención sobre ella.

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Dicha acción sobre la realidad, la que con frecuencia es realizada por los gobiernos a

través de las políticas dispuestas por los estados, o por grupos económicos, acorde a los

intereses que defienden, puede ser compatible o no con la justicia, la equidad, la ética, las

creencias religiosas, o las visiones de distintos sectores o actores involucrados o afectados.

Las escalas en que se desenvuelven los estudios e intervenciones en Economía

pueden identificarse como:

a. escala micro, la que pone su foco en las economías domésticas o familiares y en

las unidades productivas como: la empresa, el taller, la fábrica, la chacra, etc.;

b. escala macro, la que busca conocer el funcionamiento de la economía a nivel

país, o de los grandes sectores de la actividad en el territorio nacional, como el sector

industrial, agropecuario, o del comercio, lo que con frecuencia lleva a explorar cómo se

desenvuelve la economía internacional, y de qué modo sus cambios, sus auges o crisis

afectan la economía del país, sus sectores de actividad económica o sus regiones ; y

c. escala meso, la que refiere a la economía de las ciudades o regiones, como la

ciudad en que vivimos, o el Alto Valle como área de riego y conjunto de ciudades

medianas y pequeñas, la Patagonia, el Gran Buenos Aires, o la cuenca petrolera neuquina.

Por eso, ha habido y hay economistas dedicados a los estudios de Microeconomía,

otros especializados en la Macroeconomía, y otros interesados en investigar y explicar la

dinámica de la Economía regional o local. En general, han enfocado o enfocan cuestiones

que ocurren a esos niveles de la sociedad, pudiendo intervenir sobre ellas.

En tal sentido, a lo largo de la historia han existido pensadores atraídos por el análisis

de las cuestiones de la Economía, y que con mayor o menor grado de especialización, han

enfocado los problemas de la producción, distribución y consumo de los bienes o los

servicios, a nivel de los imperios, las aldeas o ciudades, las naciones o las regiones, y ello

les ha conducido a investigar la cuestión del origen de la riqueza, la escasez, el

desenvolvimiento de la agricultura, el valor del trabajo, las formas de intercambio y el uso

del dinero, los precios, el reparto de las cosas, etc. Del mismo modo, hay quienes, a partir

de los resultados de investigaciones o diagnósticos, han propuesto o proponen acciones

orientadas a la resolución de los problemas identificados, creando normas de conducta,

sancionando leyes, formulando políticas, estimulando comportamientos o estableciendo

prohibiciones, de modo de impulsar el crecimiento económico en un territorio, la justa

distribución o el enriquecimiento del Estado, el desarrollo de la industria y el comercio de

una nación o región, el control de los mares o de recursos escasos a nivel mundial, etc.

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Muchos de esos pensadores se acercaron a estas cuestiones desde otras disciplinas,

por caso, la Filosofía o la Política, y otros, al enfocar los problemas económicos de su

tiempo, lo hicieron preocupados por las cuestiones de la equidad, la moral o la justicia.

Para averiguar las motivaciones que estimularon y estimulan a los estudiosos a

investigar los procesos productivos, de intercambio, de consumo o de ahorro, y dado que -

en general- ellos lo hicieron desde posiciones sociales en las que reflejaban intereses

materiales concretos, necesitamos revisar su posición en la sociedad. Algunos han estado o

están ligados al poder de las cortes, otros a las instituciones religiosas, otros al comercio o

la industria, o a la agricultura, o en otros casos, eran o son básicamente intelectuales. Por

ello, debemos revisar la evolución del pensamiento económico en el marco de los cambios

operados en las formas de organización social. Ellas se vinculan a las formas de producir,

intercambiar, acumular, y distribuir la riqueza, y de gobernar a lo largo del tiempo, y de

ellas emergen las diversas culturas y visiones del mundo.

Puede decirse entonces que, el pensamiento económico, en el marco de las ideas

generales acerca del hombre, los estados y la sociedad, fue evolucionando desde la

antigüedad, ligado a los problemas del desarrollo social, según los períodos, hasta que en el

siglo XVIII nació la Ciencia económica moderna como un ámbito específico del

conocimiento humano y con un lenguaje propio, que progresivamente fue centrándose en

el estudio sobre el desarrollo del capitalismo, modo de organización económica gestado en

los tiempos de la primera revolución industrial y la Revolución Francesa. No obstante,

dada la complejidad de los fenómenos que estudia ligados a la producción, distribución y

consumo de bienes y servicios, la Economía recurre a la ayuda de la Historia, la Geografía,

la Filosofía, la Ciencia Política y otras ciencias y técnicas que cooperan para explicar el

devenir de las sociedades y la transformación de los territorios por la acción del hombre.

Problemas económicos existieron siempre a lo largo de la historia de la humanidad.

Se generaron entre los hombres y la naturaleza al transformarla, y entre los grupos

humanos por las formas de hacer las cosas (qué producir, cómo, para quiénes y en qué

cantidad), pero sólo en cierto momento y en determinadas condiciones, el conocimiento

científico dio respuestas a los mismos dentro de un discurso particular o específico,

delimitando así el contenido de "lo económico". Alcanzar ese estadio en el desarrollo del

saber, lograr identificar cuestiones y explicarlas con método, construir cadenas causales

acerca de los problemas, y anticipar o intervenir sobre ellos llevó siglos y sólo pudo darse

de modo conjunto a otros avances científicos, tecnológicos y organizativos.

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Este espacio disciplinar fue definido como Economía Política, o ciencia

económica, según las escuelas del pensamiento económico (Burkun y Spagnolo, 1985, p.

20). Su desarrollo como espacio específico de construcción de conocimiento se consolidó

con el desarrollo del capitalismo, a partir de las problemáticas de la acumulación de

capital, la producción de mercancías, la instauración de la propiedad privada y el trabajo

asalariado, la generalización de la lógica mercantil y las consecuencias distributivas.

En tal sentido, la disponibilidad o escasez de recursos naturales, las formas de

apropiación de los mismos, los modos y condiciones de organización del trabajo, los

mecanismos de aprendizaje y transformación de la naturaleza y de las cosas, las formas de

reparto de bienes e ingresos, y los actos vitales de consumo, constituyen cuestiones que

moldean los comportamientos individuales, inducen prácticas sociales orientadas a la

creación o el cambio de instituciones, movilizan pujas por el ejercicio de la propiedad y el

poder, y, con ello, estimulan los estudios económicos, al tiempo que inspiran

intervenciones de los estados y respuestas de múltiples actores colectivos.

Producir bienes, distribuirlos entre los individuos, grupos sociales o

comunidades, consumirlos o almacenarlos, y volver a producir, han sido y son tareas

necesarias de cualquier sociedad para garantizar la subsistencia y reproducción de la

población dentro de determinadas reglas, instituciones, o normas de vida, históricamente

determinadas. Ellas determinan cómo se desenvuelve la reproducción económica, lo que

involucra a la naturaleza en sentido dinámico, a las cosas, y a los hombres, sus ideas,

valores, intereses y formas de organización a lo largo del tiempo. De este modo, estas

cuestiones fijan el contenido elemental y propio de la Economía como disciplina.

1. La evolución de las ideas económicas: ante cedentes

1.1 El pensamiento en el mundo antiguo y en el medioevo

Desde la antigüedad, el pensamiento acerca de los problemas económicos estuvo

contenido en los análisis generales acerca de la vida del hombre, ligado a lo jurídico, lo

moral y lo ético, lo justo y lo injusto. Ni la Economía ni los problemas económicos eran

por esas épocas motivo de reflexión particular y específica. De este modo, las ideas, los

debates y los escritos de los pensadores contenían elementos de más de una disciplina, y

con ello habitualmente el tratamiento de los problemas económicos aparecía mezclado con

otras cuestiones u objetos de investigación que no sólo involucraban lo material, sino

también lo espiritual, lo trascendente, lo público, la visión del mundo y de la vida.

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Lo justo se presentaba como la calificación del precio, el interés y el crecimiento

económico. Cada una de estas cuestiones reflejaba cierto grado de avance de las

instituciones económicas. El precio traducía el desarrollo de los mercados y las prácticas

de intercambio; el interés reflejaba la aparición del crédito y el uso del dinero, no sólo

como medio de cambio, sino además como medio de transferencia de poder adquisitivo, y

la cuestión del crecimiento económico se vinculaba al territorio y la disponibilidad de

recursos, el horizonte de expansión del poder, etc.

Así, para Platón, en nombre de la razón, lo económico no era independiente ni

autónomo del resto de las cosas, sino algo subsidiario del problema de hallar una

organización política y social que asegurara la realización de las virtudes humanas. En el

marco del idealismo platónico, la economía era considerada como subsidiaria al

Tratado de la Justicia (Platón, La República, Libro II). 1

El pensamiento de Platón reflejó las preocupaciones del mundo griego organizado en

polis o ciudades-estado, de las cuales las principales eran Atenas y Esparta. La agricultura

era en ellas la actividad más importante, a lo que se agregaba el comercio y la producción

artesanal, y las cuestiones ligadas a la administración, seguridad y defensa del territorio.

Por ese tiempo, en el imperio griego el análisis de los problemas económicos se

encontraba ligado a la política y la ética. La preocupación central se colocaba en los

hombres, y luego se pensaba en los bienes, existiendo una separación difusa entre la

economía pública y la economía privada.

Transcurridos muchos siglos, estas ideas resultan muy relevantes para reflexionar

sobre la vida de los hombres y los pueblos porque reflejan una mirada sistémica. La

Economía, la ética y la política se entretejían, sobre todo porque el pensamiento griego

le otorgaba gran peso a la cuestión del bienestar del Estado, y el hombre era analizado en

su desenvolvimiento como ciudadano de una sociedad. También expresaron estos filósofos

preocupación por los problemas de la distribución y plantearon la subordinación del interés

individual al bienestar público, en un marco en el que el Estado tenía a su cargo fijar

precios, reglamentar el comercio de granos, explotar minas y con frecuencia redistribuir

tierras. Resalta entonces en ellos una visión de conjunto del funcionamiento social.

1 Platón: filósofo griego, nacido en Atenas en 427 antes de Cristo y muerto en 347 a C. Sus obras más

relevantes fueron La República, y las Leyes. En la primera obra describió una ciudad ideal organizada en tres

clases sociales: los filósofos, los guerreros y los productores-comerciantes-artesanos, siendo los primeros los

que mandaban en el Estado, la clase económica la responsable de la subsistencia del resto, y los guerreros de

la defensa del conjunto. Sus ideas respecto a la cuestión económica se vincularon directamente al plano ético,

y al ideal moral, definiendo la actividad económica no como medio de enriquecimiento, sino como creación

de condiciones para satisfacer las necesidades materiales del hombre y permitir su desarrollo intelectual.

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Además, desde esta concepción, para Platón, era peligroso "crecer" más allá de un

nivel razonable. Su ideal apuntaba a la armonía, la justa proporción, el equilibrio, un

punto intermedio y justo entre los extremos de riqueza y pobreza, agregando que la

excesiva acumulación de riquezas y lujo disminuye la eficiencia productiva, provoca la

degeneración de los individuos y de la nación y, además, es causa directa de guerras y

luchas civiles.

De este modo, alertaba sobre el riesgo de la avaricia, la exaltación del lucro como

cultura, y la riqueza como fin en sí mismo, combinado con los comportamientos humanos

de limitada responsabilidad social. Su pensamiento preanunciaba el peligro del desarrollo

de sociedades y naciones fragmentadas e ineficientes, a partir de las aspiraciones de

excesiva acumulación material de algunos grupos humanos conviviendo con la pobreza de

otros; y sus ideas en favor de la justa proporción y la armonía, parecieran deslizar críticas

a los comportamientos de su época e introducir la cuestión de las desigualdades, las

asimetrías y la problemática distributiva, cuestión de frecuente tratamiento contemporáneo.

Elaboró una clasificación de actividades productivas, según tipo de bienes, otorgando

relevancia -como otros pensadores griegos- a la agricultura en la creación de riqueza, por

encima de la actividad industrial y manual, y de la acumulación de capital financiero. Y en

el marco de sus ideas generales, analizó la relación entre economía y justicia, centrándose

en las cuestiones éticas de la actividad económica.

La misma idea sostuvo Aristóteles2 cuando cuestionó el préstamo a interés y defendió

el justo precio en el intercambio, valor que concibió estimado en común, garantizando

reciprocidad entre las partes en ausencia del monopolio. Ello reflejaba su desprecio por la

búsqueda de riqueza, al considerar que no resulta legítimo y deseable enriquecerse sin

límite, siendo el sector público el responsable de limitar el principio de apropiación privada

de los bienes, y correspondiendo a los ciudadanos pagar al Estado las contribuciones

destinadas a la defensa de la Polis (la ciudad, el espacio de lo público).

En tal sentido, Aristóteles se esforzó en demostrar que la búsqueda ilimitada de

riqueza es un vicio que impide al hombre alcanzar sus verdaderos fines, y, por

consiguiente, su felicidad. Por ello, condenó estrictamente el comercio y las actividades

financieras, pidiendo que fueran prohibidas a los ciudadanos (Denis, 1970, pp.42-43).

2 Aristóteles: Filósofo griego nacido en 384 antes de Cristo y muerto en 322 a C.. Para él, las cosas tenían un

uso "primario" cuando se dedicaban al consumo, y un uso "secundario" cuanto se destinaban al intercambio

con otros bienes. Le preocupó la equidad de los intercambios, y el dinero era para él solo un medio de

intercambio, lo que lo hacía cuestionar el préstamo a interés, como generador de un intercambio injusto.

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Para él, la ciencia del hombre debía interesarse al mismo tiempo por el individuo, por

la familia y por la ciudad, En esa línea, consideró que la ciencia de la actividad individual

es la ética; la ciencia de la vida familiar es la economía (de oikos, casa), y la ciencia de la

vida en la ciudad es la política. Y, como según él, el todo es superior a las partes, la

política es la ciencia soberana (Aristóteles, Económica, lib. II, cap. 1). Ello se corresponde

con el mundo griego de su tiempo, en el que la producción se realizaba en gran medida

dentro del marco familiar; por lo cual su obra Económica contiene cuestiones referidas a la

economía de la empresa, cuyo dominio integra la actual Economía política.

En línea con ello, Aristóteles identificó en el espacio de la acción a la

"crematística", la que abarcaría las actividades ligadas a la adquisición de bienes o de

riqueza. Al respecto, demostró que existen dos formas de crematística: la primera de ellas

consiste en la adquisición de bienes con vistas a la satisfacción de las necesidades. Esta

forma es natural, legítima y entra dentro de la "económica", que es el sentido en que la

emplea Aristóteles, como ciencia de la vida familiar. Y una segunda forma, se corresponde

con la actividad comercial. A esta la llama también "crematística propiamente dicha o

pura", y la juzga como condenable, en tanto es una manera no natural de adquirir bienes

(Denis, 1970, p. 49).

En el marco de ese concepto, señaló Aristóteles que existen tres formas dentro de esta

crematística condenable que se orienta a la acumulación de dinero:

el comercio exterior, el préstamo con interés y el "trabajo asalariado", es decir,

el hecho de vender el trabajo personal a cambio de dinero. (Aristóteles, Política, lib. I, cap.

11, p. 23).

Y lo que más condenó es la práctica del préstamo a cambio de un interés.

Ello "porque la ganancia que se obtiene de él procede de la propia moneda y no

responde ya a la finalidad que determinó su creación. Pues la moneda fue inventada para

el intercambio, mientras que el interés multiplica la cantidad de moneda en sí misma"

(Aristóteles, Política, libro I, cap. 10, pp. 1-8).

Por tal razón, esta última forma de ganar dinero fue considerada por el filósofo griego

como la más contraria a la naturaleza.

Otra manera particular de enriquecerse de la que habló es la que consiste en acaparar

toda la cantidad disponible de una mercancía, con el fin de revenderla muy cara, lo que da

lugar a la formación de monopolios. (Aristóteles, Política, libro I, cap. 11).

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En cualquier caso, para él, todo individuo que practique el comercio como profesión

se situaría al margen de los hombres verdaderos. El comercio, destacó, en especial el

comercio marítimo con regiones lejanas, es útil y hasta necesario para la vida de la Polis,

pero ello no comporta en modo alguno la obligación de permitir que los ciudadanos se

conviertan en mercaderes. Por el contrario: es preciso prohibírselo y dejar el negocio en

manos de los extranjeros (Denis, 1970, p. 50).

Toda la discusión acerca del trabajo en la producción y acerca del comercio conduce

pues, a la conclusión más tajante de Aristóteles: "Los ciudadanos deben llevar una vida

que no sea ni la del trabajador manual (por artesano, en tanto considera que deteriora el

cuerpo, e impide realizar las actividades propiamente humanas, ligadas al pensamiento), ni

la del traficante (dado que esta vida carece de nobleza y es contraria a la virtud) y los que

están llamados a ser ciudadanos tampoco deben ser labradores" (ya que el ocio es

necesario a la vez para el desarrollo de la virtud y para el ejercicio de un actividad política)

(Aristóteles, Política, libro VII, cap. 9, p.39, citado por Denis, 1970, p. 50).

Pero no deja de admitir la esclavitud en la organización de la vida económica, al

justificar una sociedad dividida en clases, unas de las cuales eran mantenidas por las otras.

Ello en tanto para él como para Platón, la producción de los bienes necesarios para la

existencia y la actividad humana, exige un trabajo penoso, que es incompatible con el

verdadero fin del hombre, un trabajo propiamente inhumano. Así, los esclavos -

subhombres, menos dotados naturalmente- se harían cargo del trabajo de producción de

bienes, bajo el control de los individuos mejor dotados, y para proporcionarlos a ellos.

(Denis, 1970, p. 47).

En síntesis, para Aristóteles, la ciudad sana debe admitir la propiedad de los

bienes y la esclavitud, rechazar el comercio y el préstamo de dinero. A ello agrega la

referencia a la cuestión distributiva y de la justicia en la sociedad, asunto que no sólo trata

en fragmentos de la Política, sino también en su obra la Ética a Nicómaco que él considera

un "tratado de política", al señalar que existe una "distribución de los honores, las riquezas

o todas las demás ventajas que pueden recaer sobre los miembros de la Polis" (Ética a

Nicómaco, lib. V, cap. 2, p.12), y por otra parte, la del sector de los contratos.

En relación a lo primero, considera que la igualdad no se realiza dando lo

mismo a todos los individuos como plantearon las leyes de Platón, por cuanto los

hombres son desiguales entre sí, sino dando más al que más lo merece, o sea que la

verdadera igualdad para él aparece como una "igualdad proporcional".

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Es así que, desde un sentido de relatividad de las instituciones sociales, Aristóteles

plantea que la definición del mérito de cada individuo cambia según las constituciones.

Para él, en la democracia, el criterio del mérito es la libertad; en la oligarquía, la riqueza o

el nacimiento; y en la aristocracia, la virtud. (Ética a Nicómaco, lib. V, cap. 3, p. 7).

Admitiendo, pues, una pluralidad en los principios de distribución de los privilegios

sociales, plantea que no existe una justicia distributiva absoluta, puesto que no existe

una constitución perfecta (Política, libro III, cap. 6).

En cuanto a la justicia en los contratos o en los intercambios, a la que denominó

"justicia conmutativa", sostuvo que en un contrato cada uno debe recibir lo mismo que el

otro. Por lo cual, sostiene que hay que hallar una "medida común" entre los objetos

intercambiados, que deviene de la necesidad que tienen unos de las cosas de los otros, y

esa medida común en los intercambios es la moneda. Y retomando, la idea de la justicia

natural, establece una separación entre el derecho y la moral, al señalar que existen actos

justos e injustos, en sí mismos, independientemente de la moralidad de los individuos

(Denis, 1970, pp.52-53, retomando fragmentos de Ética a Nicómaco, lib. V, caps. 8 y 9).

Finalmente, negando la historia, Aristóteles considera que el hombre está gobernado

por una necesidad natural del tipo de la que rige en el mundo animal, vegetal o inanimado.

Y para él, como los demás seres naturales, el hombre no cambia, en su esencia, y, sobre

todo, la esencia de la sociedad no se transforma. Pero, al reconocer que no todo cuanto

existe en la vida es satisfactorio, propone reformas; aunque ellas no son otra cosa que un

remedio destinado a eliminar ciertas enfermedades del cuerpo social, en tanto la sociedad

normal, natural, sana, no cambia en su esencia, sino que permanece inmutable (Denis,

1970. p.54).

Por su parte Jenofonte, otro pensador griego de la época preocupado por las

cuestiones económicas, que vivió entre el 444 y el 354 antes de Cristo, ha sido con

frecuencia considerado el primer economista de la historia. Para él, la agricultura era

una actividad virtuosa, por lo cual la consideraba la fuente de toda la producción. Ello lo

expuso en su obra La economía. Complementariamente, en su obra Medios para aumentar

los ingresos de Atenas, propuso no establecer trabas al asentamiento de los comerciantes

extranjeros y rechazó que se limitara la población de la polis. Para él, el crecimiento de la

población haría crecer el comercio, las ganancias, los impuestos y los ingresos del Estado.

Reconoció, asimismo, que el Estado debía transformarse en empresario comprando

esclavos para desarrollar la producción minera en sitios de plata cercanos a la ciudad.

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Así como en el mundo griego destacaron los aportes que articularon ética y

economía, en el mundo romano, hasta la caída del Imperio en el año 476 de la Era

Cristiana, no resaltaron pensadores que aportaran al análisis de los hechos económicos de

modo específico. Su preocupación se centró, por un lado, en temas prácticos o técnicos

vinculados a las actividades rurales, en particular a la agricultura, y, por otro, en la

administración de lo público, y la elaboración de normas y de criterios e instrumentos

legales, lo que se conoce como el paradigma del Derecho Romano.

Los pensadores agraristas destacaron los elementos de la agronomía romana, la

economía referida a los cultivos, la ganadería, la producción de frutas, semillas y otros

rubros, y la administración doméstica, cuestionando el comercio y la usura.

Los juriconsultos, realizaron aportes preferentemente orientados al estudio del

Estado conocido como res publica y al desarrollo del derecho. Por un lado, expresaron las

preocupaciones sobre la administración y tributación para financiar obras públicas y el

gasto de los ejércitos, y, por otro, destaca el esfuerzo intelectual desarrollado para ordenar

y precisar los derechos y obligaciones que surgen de las relaciones que se originan por la

realización de operaciones económicas y que se traducen en contratos, como los de

compraventa, garantías, mutuo, etc. Su aporte ha marcado al Derecho como disciplina

fundamentalmente en las cuestiones de Derecho positivo, y con ello ha guiado el devenir

de las relaciones económicas entre los sujetos en Occidente a lo largo del tiempo.

Cabe destacar en ello la cuestión del derecho de propiedad en su expresión jurídica,

la que pasó a formar parte de la tradición jurídica romana, con referencia a la coexistencia

entre el derecho privado (incluyendo la cuestión de la herencia) y el derecho público; y la

figura del jus utendi, abutendi et fruendi ( es decir, el derecho de usar, disponer y gozar los

frutos de una propiedad), aunque nunca lo reconocieron como derecho absoluto pues

señalaron limitaciones de derecho público y de derecho privado.

De ello provienen las cuestiones del derecho de paso y de sirga (accesos y caminos

en zonas costeras), las reglamentaciones edilicias en las ciudades, la obligatoriedad fiscal

territorial, la expropiación por causas de utilidad pública, el derecho de servidumbre (por

ejemplo el derecho de usufructo de quienes disponen de tierras en áreas por las que pasan

oleoductos o gasoductos), la obligación de no causar daños a los vecinos, etc. Estos

criterios tenían y tienen directas implicancias en las actividades económicas y en las

relaciones de partes. De este modo, el derecho romano servirá de base a las doctrinas y a

muchas instituciones legales del capitalismo a partir del siglo XIX.

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Con el tiempo el pensamiento ligado a la Iglesia plantearía la limitación al derecho de

propiedad resumida en la expresión "función social de la propiedad", e igualmente

cuestionaría la esclavitud en sus bases morales, al tiempo que reconocería al trabajo como

una actividad digna.

Con la crisis del Imperio Romano, las invasiones de los pueblos bárbaros (siglo V) y

el advenimiento del régimen feudal que caracterizó a la Europa romano-germánica a partir

del siglo VI, emergen en el medioevo nuevas formas organizativas de la producción y la

distribución, y nuevas instituciones que rigieron las relaciones sociales y económicas por

varios siglos, y con ello un nuevo pensamiento económico se articuló con el pensamiento

social en general en el marco de una nueva visión del mundo.

1. 2 El feudalismo y el pensamiento medioeval:

El feudalismo puede ser definido como un conjunto de instituciones, generalmente

de tipo militar, que rigieron las obligaciones de obediencia y de servicio entre un hombre

supuestamente libre conocido como "vasallo" y otro hombre libre conocido como "señor",

dentro de un territorio determinado denominado "feudo". Ello supuso además un modo

particular de organización económica, desarrollado a través de una "relación de vasallaje"

o "servidumbre". Los siervos de la gleba o vasallos asentados en las tierras del señor

vivían en los límites de la subsistencia, mientras entregaban al señor la producción

obtenida por su trabajo en las tierras, con variable productividad por unidad de superficie y

con la visión puesta en la conservación del hombre. Esa entrega evolucionó de la renta en

trabajo, a la renta en especie, y con el tiempo a la renta en dinero o pago de arrendamiento.

Esa forma de organización económica, se desarrolló en un marco de ideas y valores

que condicionaron el pensamiento económico. Ella se caracterizó por:

Los bienes de producción en los feudos eran escasos, y estaban limitados a

herramientas para el cultivo, carpintería, alimentos, y tejido, sin cambio tecnológico

El factor de producción por excelencia era la tierra. Era propiedad del señor

feudal, al igual que los demás bienes de producción

La economía feudal era agraria: la población trabajaba en la agricultura, el centro

económico era el castillo señorial, formado por tierras de labor, generalmente muy

extensas que rodeaban la mansión o castillo del señor y la periferia en su frontera

La producción era exclusivamente de bienes de consumo en una escala que se

vinculaba con la satisfacción de las necesidades básicas

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La productividad del trabajo servil fue creciente

La población se dividía en: campesinos, artesanos y siervos

La renta de la tierra se pagaba en trabajo, en especie y/o en dinero

el intercambio se limitaba al trueque y había ausencia de tráfico exterior.

El pensamiento económico, por ese tiempo y en el marco del sistema sociopolítico

del feudalismo, que condicionó la actividad económica, se desenvolvió en el marco de una

importante especulación filosófico-teológica, que predominó particularmente desde fines

del siglo XI y hasta muy avanzado el Renacimiento (movimiento de ideas, de desarrollo de

las ciencias, las técnicas y del arte que impulsó la transición a la Era Moderna).

A ese movimiento general de ideas del medioevo, para el cual la economía no era una

disciplina independiente sino una rama de la filosofía moral, se lo denominó Escolástica,

aunque ella fue variando en sus preceptos a lo largo de los siglos, lo que llevó a los

estudiosos a definir los siguientes períodos: preescolástica (Siglo VII al XI), escolástica

temprana o clásica (siglos XII y XIII) (incluye la Summa Teológica), escolástica tardía

o decadente (Siglos XIV y XV), escolástica barroca (Siglo XVI), y neoescolástica (siglo

XIX) (Zalduendo, 1994, p. 25, Fernández López, 1998, pp. 61 y sgtes.).

El pensamiento medieval fue muy influenciado por la Iglesia Católica, erigida en la

única institución capaz de unificar el Occidente cristiano. No se interrogó acerca del

funcionamiento del sistema económico, sino sobre si las actividades individuales eran

lícitas o ilícitas, justas o injustas. Los sacerdotes católicos tenían enorme influencia

espiritual e intelectual. Ello articuló lo económico al resto de las preocupaciones sobre el

hombre, sobre la vida terrenal y supraterrenal. Así, el planteo escolástico se encontraba en

el área de la doctrina económica; ésta debía determinar las reglas de la justicia aplicables

en el intercambio de bienes y de servicios (justicia conmutativa) y en la distribución de

los ingresos y de la riqueza (justicia distributiva) acorde a la tradición aristotélica.

Los feudos, la servidumbre, y el limitado nivel tecnológico

Page 14: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

14

Los asuntos tratados por los escolásticos entretejieron disciplinas como la Filosofía,

el Derecho y la Teología, e integraron documentos de la enseñanza entre maestros y

discípulos, sus debates y diálogos, que se denominaron summas. La Summa Teológica de

Santo Tomás de Aquino (1225-1274) es sin duda la más fiel expresión del ideal

escolástico, y refiere en distintos capítulos a la justicia en general, las partes de la justicia,

los vicios de la justicia conmutativa y los de la justicia distributiva, y los modos de

injusticia. En ella condenó el préstamo a interés en tanto implicaba vender el tiempo.3

Aristóteles había planteado críticas a la cuestión del comercio, la ganancia, el

préstamo y el interés, y las justicias conmutativa y distributiva en el mundo griego antiguo.

Muchos siglos después, en el siglo XIII, en un contexto social y político muy diferente,

parcialmente en línea con esa herencia helenística, Santo Tomás de Aquino, como

representante máximo del pensamiento cristiano medieval, condenaría el comercio y la

usura en nombre de la religión y la Iglesia en su obra la Summa Teológica. Y ello lo hizo

en contra de la realidad de la época, en la que el comercio y el préstamo con interés se

convertían en cosas corrientes.

Retomó Santo Tomás la temática del "precio justo", que en virtud del "intercambio

de equivalentes" se resuelve en el costo de producción, y, por tanto, principalmente en el

costo del trabajo; y agregó la idea de "salario justo", definido como el que garantiza al

trabajador un nivel de vida adecuado a su condición social.

En su concepto, el costo de producción incluye el beneficio, siempre que sea

moderado y "equitativo", "que reúna lo necesario para mantener a la familia del

comerciante y hacer alguna obra de caridad". Desde esa visión, el comercio era legítimo

sólo si era útil a la comunidad, o sea si producía servicios y no acumulación de dinero

como móvil del intercambio, siendo la moneda solamente un patrón para medir el valor de

las mercancías y facilitar los intercambios (Screpanti y Zamagni, pp. 28-29).

Su concepción de la filosofía política y económica, fuertemente moralista, planteó

orientar los comportamientos individuales, e intentó establecer un compromiso entre el

conocimiento racional y la fe.

3 Santo Tomás de Aquino fue un religioso que entremezclando la Teología y la Filosofía rescató el

pensamiento económico de Aristóteles y lo complementó con otras ideas de matriz cristiana. Aceptó la

propiedad privada, pero a diferencia de los romanos planteó que debía estar limitada por razones de fuerza

mayor. Y su pensamiento daba cuenta de la idea de la caridad entre los que poseen y los que no poseen.

También entendió que los intercambios debían regirse por el "justo precio" que era aquel que permitía

intercambiar cosas de igual valor, sin pérdida o beneficio para ninguna de las dos partes.

Page 15: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

15

Con posterioridad dicha visión sería atacada por los pensadores de la modernidad

ansiosos de libertad en la creación intelectual, y justificadores de la acumulación de

riqueza y del intercambio mercantil.

En una época en la que el resurgimiento del comercio amenazaba con disgregar el

orden social ajustado a los designios divinos, constituía una exigencia fuertemente sentida

la necesidad de mantener bajo control los instrumentos económicos con los que se

acumulaban las riquezas, los beneficios comerciales, se fijaban los precios, los préstamos

con usura y la propiedad mobiliaria. Pero con el ritmo de la dinámica comercial, y el

cambio en las relaciones productivas y el orden estatal, ello quedaría luego en el recuerdo.

Los grandes temas económicos planteados por los pensadores escoláticos pueden

resumirse en:

la propiedad privada: introdujeron una noción que cuestiona el derecho de

propiedad como absoluto; ella se acerca a la función social de la propiedad.

la división del trabajo era para ellos algo natural, pues la Providencia da a

los hombres dones e inclinaciones diferentes. Defendieron la agricultura por

sobre el comercio.

la utilidad: era considerada una fuente natural del valor, junto con la

escasez. Siglos después en el capitalismo se retomaría esta visión.

el beneficio comercial: fue justificado por Santo Tomás en la necesidad del

comerciante de vender y beneficiarse, de modo de poder adquirir los medios

para subsistir; pero ese beneficio debía ligarse al "justo precio".

el salario justo: retribución que debía asegurar al trabajador y su familia

una vida digna. Las diferencias salariales podrían justificarse por las

diferencias de calificación de los hombres en virtud del entrenamiento.

los préstamos, el interés y la usura: siguiendo la tradición aristotélica, el

interés era cuestionado. Poco a poco, con los cambios de la organización

económica se irá aceptando por parte de la doctrina la idea de la legítima

compensación a otorgar al prestamista como costo de oportunidad o lucro

cesante, o sacrificio recompensable por dar dinero en préstamo, o por perder

la liquidez, idea que siglos después en los tiempos del capitalismo justificará

los préstamos a interés, y el ahorro ligado a la inversión capitalista como

motor de la acumulación de capital y del crecimiento económico.

Page 16: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

16

Concluida la Edad Media con el descubrimiento de América y los grandes

progresos en las técnicas de navegación, se extendió el comercio, la ocupación de

territorios, la afluencia y circulación de metales y la acumulación de capital, y, junto a ello,

la expansión de la demanda de bienes y la creación de manufacturas. Progresivamente, las

nuevas ideas del Renacimiento y la Reforma, el crecimiento de la población y el

movimiento técnico y económico provocarían la crisis de la organización feudal. A ella le

seguirá la revolución agrícola, y, progresivamente, múltiples transformaciones técnicas,

sociales y políticas plantearán cambios en las viejas estructuras, en las instituciones y en el

pensamiento económico. De este modo, la llegada del Renacimiento, mostrará una filosofía

económica desarrollada fuera del cristianismo y a menudo en contra suyo (Denis, 1970, p.

81).

En ese marco de lentas pero inexorables transformaciones económicas, sociales,

políticas y culturales que se desarrollaron a partir de la segunda mitad del siglo XV,

surgieron a mediados del siglo XVI -con los pensadores mercantilistas- los primeros

discursos específicamente económicos, que reconstruyendo la realidad de un modo no

neutral, procuraron progresivamente explicarla y actuar sobre ella. Se propusieron de modo

particular explicar la totalidad del movimiento económico, y en ese desarrollo las ideas se

ligaron muy estrechamente a la política de los estados.

Fue a partir de entonces que se convirtieron en preguntas centrales del quehacer

científico las cuestiones del cómo, por qué y para qué de lo económico (Burkun y

Spagnolo, 1985, p. 20). Con ellos, además, desaparecerá la cuestión de la "justicia" ligada

a lo económico.

Autoevaluación de los temas tratados en el texto:

1. Qué preocupaciones centrales expresa el pensamiento antiguo en materia

económica?

2. Haga una breve enumeración de las ideas principales de Platón, Aristóteles

y Jenofonte.

3. Cuáles fueron los ejes del pensamiento romano en cuanto a lo económico?

4. Qué diferencias aprecia entre la idea de los romanos y la de Santo Tomás de

Aquino respecto a la propiedad privada?

5. Qué representó el movimiento de ideas de la Escolástica?

6. Exponga las ideas de los pensadores de la antigüedad y de la Edad Media.

respecto al cobro de intereses.

Page 17: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

17

2. La modernidad y las ideas económicas

Preanunciando la Era Moderna, los siglos XIV y XV asistieron al desarrollo del

comercio -en particular el de larga distancia- y de la industria, a partir del aumento de las

necesidades de la población. Se fue desarrollando así la industria textil, minera, y

metalúrgica, y con ello fue creciendo una clase de mercaderes-manufactureros y banqueros

que progresivamente a lo largo de dos siglos promoverían la expansión de relaciones

asalariadas de trabajo. Junto a ello se desarrollarían las ciudades y consolidarían los

estados nacionales, avanzaría el arte de la navegación aprovechando los descubrimientos

técnicos y astronómicos, circularían por Europa nuevas mercancías, procedentes de

territorios americanos y asiáticos producto del desarrollo del comercio, y se extendería el

uso del dinero (Denis, 1970, p. 84). Los cambios reales se combinaban con nuevas ideas.

En el siglo XVI ese panorama se completaría con el aumento del ingreso de los

metales de América extraídos de los tesoros precolombinos y de los yacimientos del

territorio ocupado, factor central de la transformación, que al triplicarse en el viejo

continente daría lugar a un proceso inflacionario desconocido hasta esos tiempos. Como

resultado de ello, entre 1500 y 1650 los precios se triplicaron en Europa, se modificó la

lógica de la producción-distribución y la estructura social, y se resquebrajó el orden

económico y político.

Fue así que entre 1462 y 1602, el poder adquisitivo de la moneda en Francia se

redujo en un 80% afectando a los sectores de ingresos fijos ocupados en los oficios

urbanos, en la industria rural y la manufactura. Las consecuencias sociales de esa

desvalorización monetaria fueron enormes, dando ello lugar -entre otras- a la resistencia

social expresada en motines populares y huelgas, preanunciando un cambio de estructuras.

El ingreso de oro y plata generó transformaciones importantes en el campo, a partir

de la ruina que la subida de los precios provocó en la nobleza, al reducir la capacidad de

compra de las rentas fijadas en dinero para largos períodos y a veces a perpetuidad. Este

proceso movilizó una profunda alteración de la estructura social, dando posibilidad a la

burguesía de adquirir tierras con intención de usufructo y/o de especulación. Con ello, el

flujo de capitales hacia la agricultura dio lugar a cambios en las formas de explotación,

como el de la ganadería lanar en Inglaterra, que al extenderse junto a la producción de

lanas ocupó los campos comunales y fue imponiendo el cercamiento. A partir de entonces,

se extendería la diferenciación de agentes, gran parte de los campesinos quedarían

expulsados de los campos y aumentaría la miseria (Screpanti y Zamagni, 1997, p.30).

Page 18: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

18

Puede decirse entonces, que la nueva estructura de precios implicó la multiplicación

de ganadores y perdedores: por un lado, se produjo un singular enriquecimiento de la

burguesía mercantil, que vivía de rentas derivadas de la diferencia entre los precios de

venta y los precios de compra de las mercancías, renta comercial que por lógica aumentaba

con la inflación; y por otro, produjo un gradual empobrecimiento de aquellas clases

sociales -como la aristocracia y el clero- que vivían de las rentas fijadas por la costumbre,

las cuales se adecuaban con mucha lentitud a la disminución de valor de la moneda.

En esta dinámica impuesta por la inflación sobre las estructuras sociales e

institucionales preexistentes, el crecimiento en manos de la burguesía, junto con el proceso

de expropiación gradual de las antiguas clases dominantes, constituyó uno de los factores

fundamentales del proceso de acumulación originaria. (Screpanti y Zamagni, 1997, p. 30).

Adicionalmente, la necesidad de contar con cantidades crecientes de manufacturas

para el intercambio, y sobre todo la exigencia de una mayor estabilidad y regularidad de la

oferta, indujeron cambios en las relaciones sociales de la producción, que se tradujeron en

un control cada vez mayor de la actividad productiva por parte del propio comerciante. A

partir de ello, a finales del siglo XVI el modelo artesanal de producción, en el que el

artesano dominaba el saber hacer y tenía la propiedad de los instrumentos de trabajo y del

taller, trabajando de modo independiente, entraría en crisis, siendo reemplazado, en el

sector de la exportación, por el sistema de trabajo a domicilio llamado putting out system,

un trabajo realizado de modo externalizado o "tercerizado".

Con este cambio, al principio era el comerciante quien suministraba las materias

primas al artesano y quien le encargaba la transformación de ellas en productos

terminados, mientras que el trabajo se seguía desarrollando en talleres independientes más

o menos coordinados. Así, el artesano retenía parte de su autonomía, dada por el oficio. En

una fase posterior, el comerciante pasará a disponer de los instrumentos de producción y a

menudo del taller, y será él mismo quien contratará trabajadores, los que se convertirán en

asalariados al vender su propia capacidad de trabajo. La industria textil fue uno de los

primeros sectores en que se desarrolló dicho modelo de producción aprovechando la mano

de obra de los campesinos empobrecidos (Lis y Soly, 1979, p. 172).

De esta manera, se fueron conformando progresivamente y en simultáneo, la

burguesía industrial y la clase trabajadora de tipo moderno: una clase social de sujetos

supuestamente "libres", privados del control del proceso de producción, y vendedora de su

fuerza de trabajo y su saber, único medio de que disponían para acceder al sustento.

Page 19: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

19

En el campo, este proceso se concretó a partir del sistema de producción

domiciliario, el avance del cercamiento de las tierras, en particular en Inglaterra, y el

aumento de la población. Y en las ciudades, el aumento de los precios empobreció

drásticamente a los trabajadores semiartesanales que eran las capas más bajas de las

antiguas corporaciones, que obtenían, al menos en parte, ingresos de trabajo dependiente

fijados por la costumbre, afectados por la inflación. A éstos se sumaron los campesinos

expulsados de los campos y los artesanos pobres cuyas mercancías no podían competir con

los productos bajo control de los mercaderes-manufactureros, por costo, o por la falta de

una salida comercial segura (Screpanti y Zamagni, 1997, p. 31).

Al mismo tiempo, se consolidó en Europa occidental el poder de los modernos

Estados nacionales, combinando tributos, financiamiento y el avance del control sobre las

colonias en alianza con las nuevas clases en expansión (Denis, 1970, p. 85). Ello fue el

resultado de un largo proceso que se inició con las transformaciones provocadas por la

desintegración del Imperio Romano, las que dieron vida a varios procesos de unificación

nacional, que culminaron hacia fines del siglo XV, al menos en Inglaterra, Francia y

España.

En línea con ello, el principio utilitario que abrazaron los flamantes estados

nacionales no tardó en producir un cuerpo doctrinario que funcionaría como guía

para el logro y gobierno de la riqueza, convertido en una auténtica doctrina

económica del Estado.

Así, en 1615 y como anticipo del interés por la sistematización del contenido de lo

económico que se consolidaría a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, Antoine

de Montechrétien, pensador representante del mercantilismo francés, bautizó a la doctrina

económica de la época como "Economía Política" al llamar a su obra Traité de l´Economie

politique.

De este modo, en el marco de los cambios materiales señalados, se iniciaba una

revolución cultural en Europa que demolería la legitimidad del orden establecido en el

Imperio. El espíritu del hombre se emancipaba de la tradición y la fe y comenzaba a

orientarse por la razón. Nuevos intereses, nuevos valores, y nuevas ideas.

Con el Humanismo y el Renacimiento, el hombre se colocaba en el centro del

universo, y la filosofía se emancipaba de Aristóteles y Santo Tomás. La política, con

Maquiavelo, dejaba de ser una rama de la filosofía moral para convertirse en ciencia, y el

Estado sustituía a la Iglesia en el control de la actividad intelectual.

Page 20: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

20

Fue en este clima de inventos, descubrimientos, y del surgimiento de la filosofía

moderna, y de la ciencia, que se sentaron las bases del pensamiento económico moderno,

aunque ello no alcanzaría aún la difusión necesaria, y habría que esperar cerca de ciento

cincuenta años para oficializar la denominación Economía Política para los estudios

científicos en economía, momento en que James Steuart, pensador inglés, logró imponerla.

Por esos tiempos quedó públicamente establecido que el pensamiento desarrollado

alrededor de los problemas económicos ponía su foco en las leyes de la economía del

Estado, reflejado -por ejemplo- en la obra del propio Montechrétien referida a las finanzas

públicas y a la república.

En ella incluía cuatro temas principalmente: la manufactura, el comercio, la

navegación y los deberes del príncipe (Fernández López, 1973, p.57, Perdices de Blas,

2003, p. 63).

Con ello se abandonaba, por un lado, la idea aristotélico-tomista según la cual la

economía se relacionaba únicamente con el comportamiento de los agentes económicos

individuales (las familias), y en segundo lugar, ello supuso el abandono de la metafísica

escolástica (Screpanti, y Zamagni, 1997, p. 32).

La Economía abordará -entonces-, en el marco del proceso de laicización de la

ciencia, problemáticas sensibles a la época. Ellas pueden resumirse en:

el uso de los recursos naturales,

la incorporación de las mejoras técnicas a la producción,

el aprovechamiento creciente del trabajo humano y

el uso de los excedentes en la acumulación del capital y la producción de

alimentos.

Ello por cuanto, la expansión económica de fines del siglo XV y principios del XVI,

motorizada por el comercio, que convivió con la explosión demográfica, la urbanización y

la expansión productiva agraria, llevó a aprovechar más intensivamente los suelos, a elevar

la productividad, e impulsó la labranza de tierras abandonadas convertidas en recursos

productivos. A partir de ello, la creciente productividad suministró al Estado los tributos de

los campesinos, al tiempo que se recuperó el comercio transcontinental y surgió el

comercio intercontinental proporcionando un enorme impulso a la economía de Europa

occidental (Lis y Soly, 1984, pp.73-74).

Page 21: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

21

Ello consolidó la preocupación de la economía como ciencia por las actividades

públicas, y el comportamiento de los agentes sociales colectivos, el Estado y sus órganos,

pero ahora subordinados a la nación, enfocando centralmente la acumulación y la gestión

de la riqueza.

Así, la economía moderna aparecerá como ámbito específico en el marco de la

secularización de la ciencia, cuando la acción humana dejó de estar motivada por fines

espirituales, y las decisiones públicas dejaron de estar legitimadas por Dios, pasando a

estar motivadas por los fines de las naciones y de los hombres. Ello indujo a estudiarlas

científicamente. Con el tiempo ella se consolidaría bajo la influencia de la filosofía

iusnaturalista, el empirismo inglés y el racionalismo cartesiano (corrientes filosóficas y del

conocimiento, centradas en las leyes naturales, la experimentación y la razón).

En ese marco de ideas e instituciones en proceso de modernización, crecían las

ciudades y puertos comerciales sobre el Mediterráneo, el Adriático, y el Mar del Norte, y

ciudades capitales o dinámicos centros comerciales internos como Florencia. La

agricultura, actividad económica básica de la subsistencia social, sufriría importantes

transformaciones técnicas y sociales en la producción, la distribución y el consumo; entre

las primeras, el incremento en la rotación de los cultivos y la incorporación de nuevas

herramientas que aumentaban el rendimiento de la tierra; y entre las segundas, el

cercamiento de las propiedades individuales que limitaba el poder feudal, las migraciones

del campo a la ciudad, y la aparición de actores sociales como el arrendatario y el

campesino individual, expresión de las nuevas relaciones de producción.

El comercio promovió también la especialización de los cultivos, la paulatina

generalización de la moneda como medio de cambio y propició la existencia de bancos e

instituciones dedicadas al tráfico de dinero. Junto a ello, el crecimiento de las ciudades, a

partir del desplazamiento poblacional modificaba el campo de las necesidades sociales y el

mundo de los oficios, poniendo en crisis las viejas estructuras del sistema feudal. Y el

comercio, el capital comercial, el dinero y el capital usurario ponían en movimiento un

profundo proceso de transformación histórica. Con él se expandía la división social y

técnica del trabajo y se diversificaban progresivamente las sociedades.

De esta manera, en el nuevo escenario social, la riqueza, los precios, la ganancia

y el mercado se convirtieron en los principales referentes de las prácticas económicas

de los individuos, y el Estado como eje organizador público, pasó a sustituir al

particularismo del poder feudal y al universalismo de la Iglesia.

Page 22: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

22

Era el componente que en un terreno estrictamente político complementaba el

surgimiento histórico del mercado como espacio de intercambios y nueva institución.

Así, la riqueza, el precio, la ganancia, el mercado y el estado se constituyen en la

especificidad histórica de lo económico. A partir de este momento histórico, la

producción, distribución y consumo, se llevarán a cabo a través de la vigencia social de

dichos elementos. (Polanyi, 1992, 167)

Sobre ellos mismos se construirán los diferentes discursos económicos; y la

Economía Política se originará en un campo específico integrado por nuevas

relaciones entabladas por los individuos en torno a la producción, distribución y

consumo. A partir de ello, se habrá impuesto la razón sobre la fe.

De este modo, la teoría y la historia se fusionan en el desarrollo de un nuevo

campo de conocimiento: el económico (Burkun y Spagnolo, 1985, pp. 21-22).

Por esos tiempos, la dinámica económica descripta, fue objeto de tratamiento de los

pensadores mercantilistas en sus distintas vertientes, sentó las bases para el nacimiento de

una economía mundial y fomentó el paulatino crecimiento de las formas de organización

mercantil capitalista.

Aparecían nuevos problemas en una economía que se hacía progresivamente

más compleja e integrada, y quedaban definidas nuevas categorías de análisis y

nuevos focos de interés de lo que constituyó una política económica con eje en:

el comercio,

el proteccionismo,

la acumulación de moneda y

la industria,

expresión de una gestión integral del Estado centralizado.

Ello involucraría también:

el crecimiento de la población como recurso de poder,

la expansión territorial como aporte de materias primas, trabajo y mercado, y

los ejércitos y armadas de guerra, como medio para garantizar la concreción

de los proyectos imperiales.

Page 23: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

23

Al mismo tiempo, el tema distributivo (reparto de bienes e ingresos) -como cuestión

problemática crucial de la economía política- se convertiría en un germen que anidaría en

el pensamiento económico. Ello fue el resultado de su existencia visible ligada a la

convivencia de la pobreza urbana y rural de la época junto a la opulencia de las cortes, la

acumulación de fortunas por parte de los mercaderes, empresarios y financistas, y la puja

por los recursos, en especial por la tierra -base material de la reproducción social- y por el

dinero -fuente directa de poder para la apropiación de las cosas-.

Después de una incubación de casi dos siglos, la cuestión reaparecería de la mano de

los Fisiócratas, expresada en el Tableau Economique4, mostrando la preocupación por las

contradicciones de la época: una expansión económica constante, el crecimiento de la

producción y el comercio, pero una distribución asimétrica de los resultados de la

expansión; o sea más riqueza y más pobreza en las ciudades y las naciones.

Numerosas fuentes históricas consultadas dan cuenta de que el costo social de la

transformación agrícola operada por esos tiempos fue alto, el empobrecimiento de los

campesinos fue absoluto, y, más aún, el de los arrendatarios, y con ello se gestó una masa

de población desposeída en el campo que tuvo escasas alternativas a su alcance (Anderson,

1985, Dobb, 1971, Lis y Soly, 1984, Takahashi, 1986).

Derivado de ello, las alternativas vitales para esa "población desplazada, y

empobrecida" se repartía entre: el trabajo asalariado, la industria casera o la

emigración, a la que se podría sumar una doble opción marginal: asentarse en tierras

boscosas supuestamente libres, o alistarse como mercenarios en los ejércitos y armadas de

los Estados absolutistas. Al presente, estos fenómenos vuelven a aparecer y preocupar.

En el escenario político y económico reseñado, y más allá de la existencia de

problemas comunes en algunos países europeos en la época, según Screpanti y Zamagni no

existió una escuela de pensamiento que se autodefiniera como "mercantilista", y que fuera

conciente de su propia homogeneidad teórica.

Pero, dada la unicidad de algunas cuestiones planteadas, el propio Adam Smith

(economista inglés de fines del siglo XVIII y padre de la Escuela clásica)-al revisarlas

muchos años después- agrupó bajo la categoría de "sistema mercantil o comercial" el

conjunto de ideas económicas que dominaron los ambientes políticos y comerciales

europeos en los siglos XVI, XVII y buena parte del siglo XVIII.

4 Los Fisiócratas constituyeron pensadores que desarrollaron ideas sobre las cuestiones de la producción, la

distribución y el comercio hacia mediados del siglo XVIII en Franca, dando inicio a las ideas liberales y

naturalistas en economía.

Page 24: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

24

Señaló Smith-al observar el distinto progreso realizado por la riqueza en las

diferentes épocas y naciones, que ello dio origen a dos sistemas distintos de economía

política, relativos a los mecanismos de enriquecimiento del pueblo:

"el sistema de comercio o mercantil" y

"el sistema de la agricultura".

Sin embargo, estos dos sistemas no estaban en el mismo plano. Quesnay y sus

discípulos, a los que la posteridad llamaría Fisiócratas, y ellos se autodenominarían "les

economistes", presentaban un frente común y sobre la base de estas preocupaciones

formaron una escuela definida. En cambio, los escritores ingleses de los siglos XVII y

XVIII no tenían conciencia de estar contribuyendo a una corriente definida de ideas y

menos aún a una tradición común, que Adam Smith denominaría: mercantilismo.

Es cierto que los pensadores de esa corriente no tenían principios ni instrumentos

analíticos comunes. No obstante ello, a lo largo de tres siglos de esfuerzo intelectual sin

coordinación, lleno de controversias y reflejando una gran variedad de circunstancias

prácticas propias de cada país, fueron gestando ciertos ejes doctrinales, ligando la

economía y la política, las prácticas sociales y las del Estado. Ellos pueden agruparse bajo

el concepto de mercantilismo, imponiendo un sentido de unidad y coherencia lógica a los

escritos, mucho mayor que el que tenían en realidad (Blaug, 1968, pp.23 y 24).

En un sentido adicional, los mercantilistas como defensores del enriquecimiento

de los Estados contestarían a cada uno de los puntos que habían expuesto los

escolásticos desde el punto de vista teórico y desde el punto de vista de los hechos, con

una posición casi exactamente opuesta.

A los valores de la justicia opondrán los valores de la utilidad.

Al ideal de una economía estacionaria, autoabastecida, agraria, de

dimensiones reducidas, opondrán el ideal de una economía creciente, con

comercio exterior activo, comercial-manufacturera y de grandes dimensiones.

Al desprecio del metálico como riqueza y al tráfico con dinero, opondrán

la tesis exactamente contraria, y estimularán su acumulación.

Quizás, en un sólo punto estaban de acuerdo con ellos: el de la población (Fernández

López, 1973, p. 57).

Page 25: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

25

Al respecto, Edgar Salin sostiene que "lo que separa aún más a los mercantilistas de

los escolásticos no es sólo la diferencia externa, de procedimientos, el que aquellos

prescinden de la inclusión de la nueva disciplina en el gran sistema de la teología católica,

sino también y en mayor escala aún, en que -acorde a los cambios de paradigma de la

Modernidad y la Reforma Religiosa (agregado propio)- se modifica la actitud general del

hombre ante la vida, como consecuencia necesaria de la aparición del capitalismo, causa

a su vez de honda transformación metodológica en el planteamiento de los problemas.

Mientras que la escolástica se había preocupado de distinguir la ganancia lícita de

la prohibida, los mercantilistas buscaban en el siglo XVI el medio técnico más eficaz para

procurar las riquezas de toda clase.

En tanto que la escolástica había puesto en tela de juicio ético el cobro de interés, y

únicamente por graduales tolerancias fue autorizando las formas de percibirlo, los siglos

siguientes se ocuparon del problema de si resulta preferible para el bienestar de una

nación establecer un interés alto o bajo, y si conviene más el régimen de autoridad o el de

libre regulación" (Salin, 1948, pp. 71-73, citado por Fernández López, 1973, pp. 20-21).

Ferdinad Zweig, por su parte, al referirse a la cuestión afirma: "Los mercantilistas se

dedicaron totalmente a descubrir nuevos medios de adquirir y multiplicar la riqueza.

Fueron planificadores, en mayor o menor escala, plenos de entusiasmo organizador. Aquí

se advierte el amplio contraste que se establece respecto a la fase anterior. A diferencia de

los escolásticos, los escritores mercantilistas fueron racionalistas, creyeron firmemente en

el poder de la razón. No creyeron en la tradición, ni en las instituciones y organizaciones

tradicionales. La inquietud de la época del Renacimiento y la búsqueda de grandes

riquezas que deberían obtenerse por aventura, por el comercio de ultramar, por la

organización y la planeación encontraron aquí expresión plena"

..."Un país ve las grandezas acumuladas por otros y quiere obtenerlas. Las cosas

cambian rápidamente y nadie quiere quedarse atrás de los demás. La idea de moderación,

de la que estaba imbuido todo el pensamiento de los escolásticos, fue totalmente

reemplazada -entonces- por su contraria, la búsqueda de riquezas" (Zweig, 1961, p. 137,

citado por Fernández López, pp. 58-59).

De este modo, las transformaciones desatadas en la realidad a partir de la disolución

del orden feudal y la transición al orden capitalista, traerían consigo una visión del

hombre que exalta el valor absoluto del Estado, por una parte, y de la riqueza, por

otra.

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26

Y en los siglos XVII y XVIII se consolidarán el mercado y el estado como nuevos

espacios sociales y nuevos conceptos, al tiempo que avanzará la progresiva ruptura de

los lazos de dependencia personal, reemplazados por la libertad e igualdad.

A partir de entonces, la producción, distribución y consumo se resolverán a través de

vínculos mercantiles, sin la coacción extraeconómica y sin las dependencias personales que

implicaban las relaciones de esclavitud o servidumbre (vasallaje).

Rotos los vínculos con la comunidad, con el señor y con la Iglesia, el individuo

aparecerá -progresivamente- como un ser aislado frente al conjunto de la sociedad,

impulsado por la necesidad, la razón y el interés individual, disponiendo de obligaciones y

derechos al igual que todos los demás, y -supuestamente- en igualdad de oportunidades

para enfrentar la vida. Con ello, la economía y la política ocuparán espacios específicos.

La existencia del hombre pasará a depender de la sociedad; al no disponer por sí el

hombre de todos los bienes necesarios, deberá vincularse con los demás individuos a través

del comercio de los bienes que son de su propiedad. Incluso en caso de carencia total de

bienes, dispondrá de su capacidad de trabajo para negociarla y mantenerse.

De este modo, la confluencia del conjunto de intercambios producidos entre los

múltiples individuos, dará lugar a la aparición del mercado.

En ese marco, el Estado regulará con la ley y mantendrá el orden interno y

externo.

Aparece así el mercado como espacio social, al cual cada persona aporta sus bienes,

y del cual intenta conseguir otros bienes que precisa para satisfacer sus necesidades. El

nivel de dicha satisfacción dependerá de la cantidad de bienes de que dispone para el

intercambio (Burkun y Spagnolo, 1985, p. 23).

Esta avance en la modernidad a lo largo del tiempo hacia la sociedad de mercado, y

la manera como los individuos satisfacen sus necesidades -a través de la relación de

intercambio- irá asociada a modificaciones institucionales.

Entre ellas, como fuera dicho, destaca por esos tiempos la consolidación de los

estados nacionales que aparecerán como representantes del conjunto de los individuos

libres e iguales.

Las voluntades (los intereses individuales) se representarán a través del Estado

como voluntad colectiva, que tenderá a la realización del interés general, articulando

las voluntades individuales. Ya no lo hará la Iglesia ni el señor feudal.

Page 27: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

27

De este modo, la producción, distribución y consumo reconocerán a partir del

advenimiento del capitalismo, al mercado y al estado, como dos espacios sociales

fundamentales para su propia realización (Burkun y Spagnolo, 1985, p. 24).

En el mercado, los individuos afrontarán un juego competitivo y de intercambio

caracterizado por conflictos, confluencias, enfrentamientos y compromisos. Ello por

cuanto el mercado crea igualdades y al mismo tiempo genera diferencias. Los individuos

concurren a él como iguales a comprar y vender bienes y servicios, y en el juego

competitivo de voluntades individuales, cada una de ellas se expresará a través de precios,

cuyo nivel quedará determinado a partir de dicho mecanismo.

Pero también el mercado crea desigualdades, algunos pueden ganar y otros pueden

perder. El comerciante aspira a obtener una ganancia como diferencia cuantitativa entre lo

que lleva al mercado y lo que de él retira finalmente, cuando concluye el intercambio. Y

esa posibilidad de obtener una ganancia se asocia con la ilusión de obtener una riqueza. De

esta manera, para el conjunto de personas y para cada una de ellas en particular, la

actividad económica deja de tener como finalidad exclusiva la satisfacción de las

necesidades y toma como objetivo particular, integrador de la voluntad colectiva, a esa

ilusión de riqueza. (Burkun y Spagnolo, 1985, p.24)

Hasta los siglos XVI y XVII, etapa preparatoria de la historia de las doctrinas

económicas, según los mercantilistas, el beneficio económico, génesis de la riqueza, se

conforma en el comercio, como diferencia cuantitativa de precios, entre aquellos a los que

se venden los bienes y los montos de adelantos monetarios realizados en su producción.

Habrá que esperar más de un siglo para que se reconozca al trabajo productivo

como generador de riqueza, y más de dos, para que se identifique a la fase

productiva-distributiva del circuito económico como la generadora de la ganancia,

como diferencia entre los valores producidos y los retribuidos en el trabajo, excedentes

realizados efectivamente en la fase de venta de las mercancías, bajo la forma social dinero,

acumulable en el tiempo y razón de ser de la dinámica capitalista.

Recapitulando, es posible afirmar siguiendo a Burkun y Spagnolo, que, "el momento

histórico en que cambia el viejo orden feudal y se genera el nuevo orden capitalista

resulta ser el punto en el cual se constituyen los discursos específicamente económicos. Es

el momento también en el que lo económico adquiere un carácter relevante que lo

diferencia de la generalidad de los problemas humanos. Lo económico se diferencia así de

lo ético, de lo moral, de lo jurídico" (Burkun y Spagnolo, 1985, pp. 24-25).

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28

"Nuevas preocupaciones surgen a partir de la evolución del comercio, de las

migraciones del campo a la ciudad, de los cambios tecnológicos y en las relaciones

productivas en la agricultura y la industria. Se generalizan nuevos conceptos que reflejan

las nuevas realidades: precios, ganancias, riqueza, mercado y estado. El mercado y el

estado se convierten de este modo en articuladores de las voluntades individuales y en

medios para la realización de los intereses generales" (Burkun y Spagnolo, p.25).

La separación del trabajo de otras actividades de la vida y su sometimiento a las leyes

de mercado, desterrando los vínculos extraeconómicos, equivalió a un aniquilamiento de

todas las formas orgánicas de la existencia y su sustitución por un tipo de organización

diferente, atomizada e individualista. Y ello fue provocado por la aplicación del principio

de la libertad de contrato. En la práctica, ello significaba que habrían de liquidarse las

relaciones y organizaciones no contractuales preexistentes entre los individuos; el

parentesco, la vecindad, la profesión y el credo, porque ellas reclamaban la lealtad del

individuo y así restringían la libertad. (Polanyi, 1957, 1992, p.168).

De este modo, la transición habrá llegado a la economía contemporánea, con el pleno

reinado del mercado y una presencia mayor o menor -según las épocas- del estado como

institución coordinadora de la sociedad.

Nuevas ideas y nuevos valores impulsarán nuevas acciones, y el desarrollo material

movilizará nuevas formas de organización.

Los bienes como valores de cambio adoptarán la forma social de mercancía y

dinero, e incluso el trabajo humano, aparecerá como mercancía fuerza de trabajo para ser

consumido en el proceso de transformación material empujado por la ganancia y la

acumulación de capital.

3. El Mercantilismo: nuevos valores, nuevas ideas y actividades: el afán del

lucro, la manufactura y el mercado junto al Estado.

Como fuera señalado, en la modernidad, el Renacimiento operó como una revolución

social, creó un hombre nuevo, distinto al de los siglos precedentes, con nuevos conceptos

sobre la vida, el mundo y el universo. Ello tendría su correlato en las ideas acerca de lo

económico.

En los valores se hicieron visibles dos tendencias opuestas que convivieron por algún

tiempo:

Page 29: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

29

por un lado, el ideal estético, el amor a la belleza, y

por otro, el afán del lucro, la pasión por adquirir bienes materiales, sobre todo

lingotes y monedas de metales preciosos como riqueza más codiciada, junto

al valor absoluto del Estado, lo que con el paso del tiempo se impuso como

valor dominante.

El dinero metálico y el comercio, fuente de

riqueza de la época mercantilista, asociado al poderío de los imperios y de los estados

absolutistas

En ese marco, la fiebre y sed de dinero se impusieron por sobre el arte como meta

esencial de la vida, y la producción para el mercado ampliado lo hizo por sobre la

producción regional y autosuficiente y el trueque.

Ello se expandió junto al descubrimiento, la conquista y la colonización de América

por España, entrándose progresivamente en la economía monetaria y el tráfico de

mercancías, fueran materias primas, manufacturas o esclavos, junto a la piratería, lo que

otorgaría a Inglaterra centralidad y dominio en los mares y territorios, resultado de la

acumulación de riquezas y el crecimiento de la demanda y la producción, base del

predominio económico y militar que habría de ejercer como potencia en el mundo durante

algo más de doscientos años.

Prosperaron asimismo numerosas industrias, a la par que la demanda de mercancías

de los nobles, de los burgueses acaudalados y de los ejércitos, y a partir de ello se expandió

la sociedad mercantil, el transporte y la navegación.

Al mismo tiempo, las reformas religiosas significaron la adaptación del cristianismo

a las necesidades y aspiraciones económicas de la burguesía, de los negociantes y

financistas, y del sistema capitalista en su despegue.

De este modo, la búsqueda de la ganancia como principio rector quedó

legitimada en el marco de las nuevas visiones, prácticas e instituciones.

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30

Los cambios de la sociedad europea en los siglos XVI y XVII exigían un cambio

radical en el campo de las ideas. Ello quedaría plasmado -entre otros- en el económico.

Al respecto, señala Silva Herzog que, al transformarse la organización del comercio,

del transporte y de la industria, al fundarse instituciones de crédito y al adquirir un rango

preponderante los móviles económicos, era menester la elaboración de un sistema de ideas

que se ajustara y sirviera de estímulo a la nueva realidad.

El capitalismo en sus comienzos necesitaba sus pensadores, sus doctores. La historia

del pensamiento económico los llamaría "mercantilistas" y denominaría

"mercantilismo" al conjunto de sus opiniones económicas o de sus ideas en materia de

política económica.

Estos pensadores pragmáticos en materia económica no fundaron una escuela ni

elaboraron una teoría o doctrina en el estricto rigor de los términos. Ese papel quedaría

reservado en el tiempo a los fisiócratas, y a Smith y sus discípulos (Silva Herzog, Prólogo

al texto de Thomas Mun, La Riqueza de Inglaterra por el Comercio Exterior, 1954, p. 12).

Las ideas de los mercantilistas pueden resumirse del siguiente modo:

A. La plata y el oro eran considerados como la más preciada de todas las

riquezas del país.

B. La balanza comercial debía ser favorable, de modo que las exportaciones

excedieran en valor invariablemente, a las importaciones.

C. El Estado debía intervenir en la economía como medio para ayudar al

desarrollo mercantil.

D. La industria, la navegación y el comercio debían ser fomentadas, con la

finalidad, de mantener una balanza favorable.

E. Poblacionismo. Debía fomentarse el aumento de la población dado que

aumentaba los brazos disponibles para el trabajo y enriquecía la nación.

F. Todo el mundo debía trabajar.

G. Los impuestos debían ser bajos o no existir impuesto a la exportación y sí

elevados tributos a las importaciones.

H. La agricultura era subestimada dado que no favorecía en el grado deseable la

balanza comercial.

Page 31: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

31

Según Silva Herzog no todos los mercantilistas tenían exactamente las mismas ideas

en materia de política económica; aunque mostraban diversos matices. Unos daban mayor

importancia al comercio que a la industria; otros consideraban el desarrollo industrial como

la cuestión sustantiva para el progreso de sus respectivas naciones, por caso los franceses,

y otros como el italiano Juan Botero, otorgaban primacía a los problemas de la población.

Coincidente con el florecimiento de la primacía de la acumulación de metales vía el

comercio de ultramar, el desarrollo de las economías monetarias y de los mercados,

desplazó a los sistemas de producción antiguos y cambió la organización del trabajo.

Eran los inicios de la búsqueda de ganancia como práctica innovadora, a través

del destino de dinero a la compra de mercancías para su posterior venta, con el objetivo de

que el intermediario obtuviera un excedente comercial. En su intento por expandir su

riqueza personal, los hombres transformaban el sistema de relaciones precedentes: las

economías rurales de los señores y de los siervos, y los gremios de los artesanos urbanos.

De una economía regional se pasaba a una economía nacional, y debido al

explosivo auge de las comunicaciones transoceánicas, se incorporaba masivamente el

comercio exterior en gran medida en condiciones monopólicas.

En ese escenario, los mercaderes de larga distancia en Europa occidental se

convertían en los agentes sociales enriquecidos, y junto con la masiva entrada de oro y

plata, emergían otras formas de producción: el comerciante necesitaba cada vez más

productos para colocar en el extranjero y con ello se convertía en el organizador de una

producción en mayor escala preanunciando el trabajo asalariado, y nuevas formas de

apropiación de excedente. Resultaba necesario mejorar las técnicas de producción, y los

siervos se convertían en campesinos desposeídos y libres a la vez, que al carecer de tierras

pasaban a ocuparse en los arrendamientos capitalistas y en la reconversión agrícola, o en la

manufactura urbana o rural (Pérez Enrri, 2000, p. 347).

Como ha planteado Dobb, el sistema mercantil fue un paso imprescindible para el

desarrollo del capitalismo. Fue un sistema de explotación a través del comercio y regulado

por el Estado, que desempeñó un muy importante papel en la adolescencia de la industria

capitalista: fue en lo esencial, la política de un período de acumulación primitiva. Tan

importante se lo consideró en su tiempo, que en ciertos escritos mercantilistas se halla una

tendencia a considerar la ganancia que arrojaba el comercio exterior como la única forma

de excedente económico, y, por lo tanto, la única fuente de acumulación, así como la de las

rentas del Estado. (Dobb, 1971, pp. 249-250)

Page 32: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

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Para Davenant (mercantilista de la época), señala Dobb, el comercio interno no

enriquece una nación sino que, meramente transfiere riqueza de un individuo a otro,

mientas que el comercio exterior aporta un agregado neto a la riqueza del país, un

incremento de excedente. Y la insistencia en las ventajas de incrementar la exportación

resultaría del surgimiento de un poderoso interés industrial, distinto del comercial:

"beneficiaba al fabricante que el mercado para su producto fuese lo más vasto posible y

sus ganancias aumentaban si se restringía la importación de artículos competitivos"

(Dobb, 1971, pp. 249-251).

Davenant definía del siguiente modo los principios de la acumulación de capital:

"Inglaterra debe enriquecerse mediante la exportación de nuestros propios productos.

Para que la balanza comercial nos sea favorable, es necesario que podamos comprar al

extranjero por medio de nuestros productos exportados todo lo que necesitamos para

nuestro consumo y que esta operación deje un remanente de metales preciosos o

mercancías que podamos vender a otros países; este remanente constituye la ganancia que

la nación obtiene del comercio. Su volumen se halla en razón inversa a la frugalidad

natural del pueblo exportador y al bajo precio del trabajo y los productos

manufacturados, que permite a este pueblo vender sus productos al extranjero a precios

sustraídos de toda posibilidad de competencia" (Davenant, citado por Pérez Enrri, 2000, p.

350).

Y en cuanto al comercio interno, advertía: "En los productos consumidos en el

interior, unos pierden los que otros ganan y la nación en su conjunto no se enriquece, en

cambio todo lo que se consume en el exterior produce una ganancia segura" (Davenant,

citado por Pérez Enrri, 2000, p. 350).

4. Las corrientes mercantilistas

Los programas de política económica mercantilista mostraban muy variados matices,

producto de la especificidad en las condiciones geográficas, de recursos naturales y

humanos, de posesiones coloniales, etc. de cada Estado (Fernández López, 1973, p. 59).

En función de ello se identifican las siguientes variantes:

1. mercantilismo metalista, bullonista o monetarista: es la forma más antigua y

primitiva de Mercantilismo, según Fernández López (1973).

Page 33: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

33

El mercantilismo español puede ser identificado como metalista, dado que cifraba la

riqueza nacional en la abundancia de oro y plata. Según esos pensadores, la mejor

manera de alcanzar la riqueza era tratar de que ingresara la mayor cantidad posible de

dinero y que saliera la menor cantidad posible. Luego, debía evitarse por todos los

medios que el dinero saliera. Esta posición refleja la particular situación de España a

partir del ingreso de corrientes de oro y plata obtenidas de México y Perú, luego del

descubrimiento de América y la conquista y colonización, que elevaron en ocho veces

las cantidades de metales disponibles previamente. La reserva de metal era vista como

una fuente de poderío, sin advertir el proceso inflacionario que dicha masa dineraria

provocaría en la economía española, al incentivar las compras en otros países europeos,

con una importante pérdida de las reservas de oro y plata. Ello modificó no sólo las

corrientes comerciales sino también las relaciones económicas y de poder al interior de

la península.

2. mercantilismo industrialista: predominó en Francia, país que no tenía la posibilidad

de España de obtener los recursos de oro y plata en forma directa. Esas ideas se

tradujeron en programas de política que se centraron en el fomento de la industria y las

manufacturas. En esa línea, Colbert -asesor de la corona francesa-puso en marcha

programas de fomento de las industrias y las manufacturas del Estado, la creación de

una flota y el mejoramiento de los puertos. Francia podía venderle a España y con ello

absorber metales. Del mismo modo que en Francia Jean Bodin, en Austria fue Philipp

W. von Hornigk quien en 1684 planteó su programa "Nueve reglas principales de la

economía nacional". Eso ha sido expuesto en su obra "Austria, la primera con sólo

proponérselo". Carente de yacimientos de metal precioso, y de salida al mar, consideró

que Austria debía desarrollar la industria artesanal en el interior del país como vehículo

para su engrandecimiento. (Fernández López, 1973, p. 61).

Para estos fines propuso las siguientes nueve reglas:

1) estudiar con el máximo cuidado el suelo del país, sin dejar de considerar las

posibilidades agrícolas hasta del último rincón o gleba, y no evitar labores ni gastos

dirigidos a descubrir oro y plata.

2) manufacturar dentro del país todas las mercancías existentes en el país, que no

pudieran utilizarse en su estado natural.

3) una población creciente era necesaria para producir y cultivar las materias primas,

así como para manufacturarlas y siendo numerosa que pueda sustentar al país.

Page 34: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

34

4) mantener siempre en circulación el oro y plata obtenidos del extranjero o

provenientes de minas propias.

5) los habitantes han de conformarse con los productos nacionales, absteniéndose de

los extranjeros, salvo causa de fuerza mayor.

6) en caso de ser necesario, deberían canjearlos por otros bienes y no por metales.

7) en caso de necesidad, se debería comprar la mercancía sin terminar a fin de

completar su elaboración a nivel local.

8) buscar oportunidades para vender los productos nacionales en el extranjero, y

9) bajo ninguna circunstancia, importar mercancías que existan dentro del país en

cantidad y calidad adecuada.

De este modo, von Hornigk sostuvo que la riqueza de una nación es competidora con la

de otras naciones, que el aumento de la riqueza propia se basa en el empobrecimiento

de la ajena, o que el incremento de la riqueza ajena se traduce en un empobrecimiento

del propio país. Su temor era la competencia francesa. Es así que, en su 5ta. regla,

estableció la prohibición de importación de mercancías francesas, en especial la seda,

la lana y el algodón (Fernández López, 1973, pp. 63-64).

3. mercantilismo comercialista: Un representante indiscutido de este enfoque ha sido

Thomas Mun. El mercantilismo inglés, revela un rasgo diferenciador del pensamiento

económico. Quienes construían el conocimiento económico, los que escribían sobre

cuestiones económicas en este período eran hombres de negocios, muchos de ellos

vinculados a las grandes empresas mercantiles.

Para Salin, "los mercantilistas ingleses más caracterizados no fueron tan sólo teóricos,

sino que, en muchos casos, se revelaron, antes que nada, como conductores

responsables de la nueva economía". Así, por caso, Davenant fue inspector general del

Cuerpo de Aduanas, y Mun pertenecía al Directorio de la Compañía de las Indias

Orientales, al igual que Child, y su primera obra estuvo destinada a la defensa de ella

(Salin, 1948, p. 91).

Para Mun, el medio ordinario para aumentar la riqueza y el tesoro nacional era el

comercio exterior, por lo que se debía vender más anualmente a los extranjeros en

valor de lo que se consumía de ellos (Mun, El tesoro de Inglaterra a través del

Comercio Exterior, 1664, traducido como La riqueza de Inglaterra por el Comercio

Exterior, 1954, p. 54).

Page 35: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

35

En su obra expresó Mun que: "el comercio exterior es el medio de riqueza de

Inglaterra"..... y "el comerciante es un administrador del patrimonio del reino, obra de

no menor reputación que confianza, que debe ser desempeñada con gran destreza y

conciencia, para que el provecho privado pueda siempre acompañarse con el bien

público" (Mun, 1954, p. 54-58). Sobre los "arbitrios y medios particulares de

incrementar la exportación de mercaderías y disminuir el consumo de efectos

extranjeros" sostuvo que esos medios de la política económica gubernamental han de

orientarse en dos direcciones: incrementar la exportación y reducir la importación.

(Fernández López, 1973, p. 65).

Y el comerciante, para él, debía conocer de monedas, de pesos y medidas y de medios

de pago de todos los países extranjeros, de aduanas, peajes, impuestos y tributos; de los

productos que abundan en cada país, los que faltan y quiénes los proveen; de

navegación y técnicas navieras, y dominar diversas lenguas. Igualmente consideró que

hay más honra y provecho en una vida laboriosa que en una gran herencia que se

desperdicia por carencia de virtud (Mun, 1954, p. 55-56).

En ese marco, Mun propuso: medios para reducir importaciones, como por ejemplo

poner en uso las tierras ociosas, y refrenar el consumo excesivo de efectos extranjeros,

obrando con sobriedad en la dieta y los vestidos; y sugirió medios para abrir salidas a la

exportación como: buscar conocer las necesidades de los vecinos, fijar precios altos en

caso de que no existan competidores, y fijar precios acomodados en caso de

competencia; ello lo complementó con la propuesta de desarrollo de una marina

mercante, para acoplar la ganancia de mercado al cobro de seguros y fletes; con la regla

de desarrollo de una manufactura de exportación, generadora de empleos y moneda, y

en el caso de exportación de bienes que hubieran sido fabricados a partir de materias

extranjeras, liberarla de impuestos con el fundamento de generar empleos locales

(Mun, 1954, pp. 59-68).

Sobre la base de estos principios y sus fundamentos, puede sostenerse que la

concepción del mundo de los mercantilistas, era la de un sistema de naciones

enemigas que luchaban entre sí por la obtención de riquezas, obligadas a mantener

incesantemente la guerra, para mantener las posiciones obtenidas y acrecentarlas. Sus

nociones de "balanza de poder" y "balanza comercial", así como su confianza para el

enriquecimiento más en el cambio que en la producción, sugieren que consideraban a las

riquezas totales del mundo como una masa fija e inalterada.

Page 36: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

36

Por lo tanto, para los pensadores mercantilistas, el enriquecimiento de una nación

presuponía necesariamente el empobrecimiento de las demás.

En esa línea sostenía Philipp von Hornigk: "hoy, ser o no ser una nación poderosa y

rica no depende de la grandeza o de la limitación de fuerzas y de sus riquezas, lo esencial

es que los vecinos tengan más o menos que ellos. Ya que ser poderoso y rico se ha

convertido en una relación respecto a aquellos que son más débiles y pobres" (Fernández

López, 1973, p. 67).

Ello es coherente con una doctrina del poder del Estado, para la unificación del

Estado en un gobierno central y poderoso, contrario ello al mantenimiento del

particularismo feudal y de las ciudades aisladas: "contar con un príncipe poderoso, cuyos

dominios son grandes y unidos, y sus súbditos numerosos y leales, sus vituallas y

provisiones bélicas abundantes y listas, su situación propicia para atacar a otros y difícil

de ser invadidos, sus bahías buenas, su marina poderosa, sus aliados fuertes y sus rentas

ordinarias suficientes para sostener dignamente la majestad de su estado, además de una

masa razonable que puede anticiparse para reservar anualmente en atesoramiento para

ocasiones futuras" (Mun, El tesoro de Inglaterra, 1961, p. 123).

En síntesis, el programa mercantilista se propuso el enriquecimiento y el

poderío de un Estado, el que debía asegurarse a través de: (Fernández López, 1973, pp.

61-63; y Denis, 1970, pp. 95-107)

1) una población numerosa, con alta tasa de natalidad, ocupada en oficios

productivos;

2) un flujo continuo y grande de metales hacia el interior de las fronteras

nacionales;

3) un comercio exterior que respondiera a ciertas características: una balanza

comercial favorable y una composición de exportaciones con el mayor valor

agregado nacional posible, mientras que las importaciones debían ser básicamente

materiales en bruto o alimentos con bajo contenido de valor agregado;

4) el desarrollo de distintos sectores de la economía nacional, como las

manufacturas, la exportación de mercaderías y el transporte internacional;

mientras, la agricultura sería la generadora de alimento accesible para la mano de

obra barata, para producir bienes competitivos en los mercados extranjeros; y

5) una política de Estado que materializara el conjunto de los medios planteados.

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37

Ellos se definen como medios y no como objetivos, en tanto se entiende el problema

económico como una correlación entre medios y fines. El economista hereda los fines, o le

son dados por la autoridad o la sociedad, y atañe a él encontrar los medios para realizar

tales objetivos.

Los objetivos propuestos responden a los objetivos generales de los Estados

nacionales surgidos en la Edad Moderna que se pueden sintetizar en:

1) la soberanía nacional, el poderío del Estado frente a otros Estados

extranjeros, defendido con ejércitos y flotas

2) la riqueza nacional, entendida como el poderío económico, manifestado en

la extensión y riqueza de los territorios de la nación y las colonias, la

cantidad de metálico, los recursos tributarios del soberano, y el número de

habitantes del Estado y su capacidad productiva.

3) la unidad nacional, concebida como la unidad de gobierno, centralizado por

los reyes, de administración y de sistema monetario y fiscal, por encima de

los señores feudales o de las administraciones de los municipios urbanos, y

del poder supranacional del Papa, lo que llevará a la ruptura con la Iglesia y

a la confiscación de sus bienes.

De este modo, las ideas mercantilistas se constituyeron en una forma de política

económica, antes que de teoría económica, la cual no existió en esa época. Es una fase o

tramo de la historia de la política económica de los Estados nacionales, y los fines se

alcanzarían con población y metálico numerosos y comercio y balanza de pagos favorable

(Fernández López, 1973, pp. 71-73).

Los cambios en la vida económica de las sociedades en los siglos del apogeo del

capital mercantil y del comercio monopólico, vieron paralelamente alinearse las ideas en la

misma dirección. La expresión pública de ellas se tradujo en documentos diversos con

propuestas de medidas prácticas de política de gobierno a escala nacional, cuyos autores

eran hombres de negocios y responsables de los grandes monopolios de comercio exterior.

La opinión mercantilista era al mismo tiempo la voz de los Estados absolutistas,

y reflejaba los problemas a los que se circunscribía la alianza entre la cada vez más

poderosa burguesía comercial y la Corona. Los comerciantes obtenían ganancias del

intercambio y la Corona cobraba cánones aduaneros por las operaciones a fin de reforzar la

administración y el control en los territorios.

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38

España y Portugal fueron los países encargados de liderar la dominación

colonial en la Era Moderna. En los comienzos del siglo XVI, Inglaterra mostraba un

comercio internacional con productos con baja elaboración, como lana, pescados y

metales, reprocesados fuera del territorio y transportados por flotas de las potencias de la

época, en especial Italia y la Liga Hanseática. Sería la Primera Revolución Industrial la que

trastocaría las relaciones económicas internacionales de la época, al mismo tiempo que las

formas de producción y la estructura productiva y socioeconómica, impulsando a Inglaterra

a conquistar los mercados y a expandirse internacionalmente. En dichas circunstancias se

afianzaría el capitalismo (Pérez Enrri, 2000, p. 348).

Señala Heilbroner que las primeras políticas mercantilistas eran muy sencillas:

planteaban en Inglaterra que se vendiera lo más posible al extranjero y se comprara allí lo

menos posible, de modo de restringir la salida de oro del país y aumentar

ininterrumpidamente la riqueza nacional. (Heilbroner, y Thurow, 1987).

Ello reflejaba el interés por el enriquecimiento del tesoro, o sea la finalidad de

saneamiento de las finanzas nacionales, y se tradujo en la aplicación de derechos de

exportación y aranceles de importación, procurando a través de estas regulaciones retener

el oro dentro del país. Poco a poco el objetivo de la política mercantilista pasaría a ser

promover el desarrollo nacional inglés a través de medidas proteccionistas, con lo que el

país dejaría de ser predominantemente agrícola para convertirse progresivamente en una

potencia industrial. La poderosa flota inglesa resultaría ser un recurso fundamental en la

expansión del comercio internacional, plagado de luchas armadas para conquistar

mercados coloniales y eliminar a sus competidores europeos. A partir de la notable

acumulación de capital, la burguesía comercial devendría en burguesía industrial y

reclamaría la eliminación de las barreras comerciales y la libertad de producción y trabajo

(Pérez Enrri, 2000, p. 348).

Para ella los metales simbolizaban riqueza pero su acumulación requeriría del empleo

productivo para multiplicarlo. Así, se buscaban las causas de la riqueza y ésta se explicaba

por el comercio internacional y la circulación productiva del dinero.

En esa línea, Davenant manifestaba: "es cierto que el oro y la plata son la medida del

comercio, pero lo que constituye la fuente y el origen del comercio en todos los pueblos

son los productos naturales o las manufacturas del país, es decir los productos de la

tierra, del trabajo y de la industria".

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39

..."Hasta tal punto esto es cierto, que una nación que se viese privada por una causa

cualquiera de todo su numerario, con tal que su población fuese abundante, industriosa y

hábil para el comercio, y su suelo fértil en productos de todas clases, y contase con buenos

puertos, seguiría siendo a pesar de todo una nación comercial y la veríamos enriquecerse

y adquirir enseguida oro y plata en grandes cantidades. La riqueza real y efectiva de un

país consiste, por tanto, en su propia población". ....."Muy lejos de ser considerados por sí

solos como el tesoro y la riqueza de un nación, el oro y la plata no son más que

contraseñas que la gente usa en sus transacciones comerciales (Davenant, citado por Marx

en Historia crítica de la teoría de la plusvalía, p. 15 y retomado por Pérez Enrri, 2000, p.

349).

De este modo, exceptuando a William Petty, pensador inglés del siglo XVII, médico

del ejército, parlamentario y agrimensor en Irlanda, que atribuyó al trabajo el origen del

valor, los mercantilistas sostuvieron que la generación de valor se daría en el intercambio.

(Pérez Enrri, 2000, p. 349).

Petty se adelantó a su tiempo e hizo en diversas obras aportes teóricos y especiales

referencias al valor y la riqueza, a lo que agregó el tratamiento de las cuestiones del

desempleo, el financiamiento de la guerra, los impuestos y contribuciones, la pobreza, la

cuestión monetaria y financiera y el comercio exterior.

A sus ideas se sumaron las de Thomas Mun (mercader inglés) y Charles Davenant

(pensador inglés, seguidor de las ideas de Petty) que por los mismos tiempos publicaron las

obras más representativas del pensamiento mercantilista. Estos autores progresaron

respecto a la idea del metalismo para sostener la idea del balance comercial favorable

como índice de prosperidad económica, a partir del saldo positivo por diferencia entre

exportaciones e importaciones, vender más a los extranjeros de lo consumido de ellos en

valor (Soule, 1982). Por caso, Mun, miembro de la Compañía de Indias Orientales, en su

Discurso sobre el comercio desde Inglaterra a las Indias Orientales (1621), defendió la

Compañía cuando ella fue acusada de provocar la depresión de la economía inglesa en

1620, por sacar metal de plata del país.

A ellos se agregaron Dudley North y John Locke quienes en la Inglaterra del siglo

XVII a XVIII también refirieron al comercio y al dinero, introduciendo elementos que

anunciarían el principio de libertad en la economía y la sociedad, inaugurando el primero

la idea de que el comercio exterior de Inglaterra mejoraría si funcionara libre de toda

regulación por parte del Estado.

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40

Los tiempos mercantilistas fueron más de dos siglos en los que el Estado aumentó su

fuerza favoreciendo el enriquecimiento de los ciudadanos. Ello fue defendido por

comerciantes, financistas y fabricantes. El Estado, como fuerza autónoma, ya no

subordinada a la Iglesia según la nueva filosofía política, más allá de las crecientes ansias

de libertad de los ciudadanos y del progresivo avance de las ideas del contrato social, era

defendido por una amplia mayoría, en el entendimiento de que la prosperidad del comercio

de una nación estaba estrechamente relacionada con la expansión del poder político del

soberano y el éxito de las campañas militares en tierra y sobre todo en el mar. Ello

incentivó la evolución de la idea del Estado como fin supremo de la vida humana a la

idea de la riqueza como valor supremo.

El mercantilismo fue así una doctrina que reflejó los cambios de la época, que

interpretó las profundas transformaciones en la producción y el intercambio entendidas

como cuestión macro, que dio sustento en el pensamiento en particular a los intereses

británicos, y en general a los europeos occidentales, en tiempos de la expansión colonial.

Hombres como Thomas Mun, digno representante de las ideas mercantilistas, más

allá del puro metalismo, desplegaron ideas avanzadas al impulsar la industria como forma

de agregar valor a las materias primas, reconociendo asimismo el valor del trabajo agrícola

de siembra, cuidado de cultivos y cosecha. Y a la vez introdujeron ideas e instrumentos de

contabilidad nacional al desarrollar las cuestiones del balance de pagos y de comercio, con

referencia a la entrada y salida de metales y divisas en el intercambio de bienes.

Como fuera expresado, para Mun, los metales en grandes cantidades no constituían la

verdadera riqueza de un Estado, sino que el comercio exterior era el medio de aumentar la

riqueza y el tesoro, recomendando vender cada año más a los extranjeros de lo consumido

de ellos en valor. Así se justificaba la exportación de bienes mayor que las importaciones,

un sistema de comercio controlado, el ingreso de capitales para mantener baja la tasa de

interés y estimular la inversión, y el aseguramiento del trabajo y las ganancias en la

actividad local. Ello fortalecía la economía, el Estado y el imperio.

El concepto de balanza en términos de trabajo se perfeccionó por parte de algunos

autores que tomaron ideas mercantilistas y también avanzaron hacia los principios de lo

que sería la escuela clásica (pensamiento que se desarrolló a fines del siglo XVIII y

principios del siglo XIX, en el marco de la Primera Revolución Industrial inglesa, a partir

de hombres como Adam Smith y David Ricardo, en defensa del trabajo, la producción y el

comercio libres como fuente de acumulación de riqueza de la nación).

Page 41: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

41

Uno de esos autores fue Richard Cantillon, y otro fue James Steuart. Para ellos la

exportación manufacturera permite exportar trabajo y ello supone una ganancia, en cambio

la importación de bienes es importación de trabajo, financia trabajo ajeno, y la exportación

de materia prima sin procesar es una pérdida para la nación.

Cantillon sostuvo en su Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general (escrito

en la década de 1730 y publicado póstumamente en 1755) que:

"Siempre la exportación de cualquier manufactura es ventajosa al Estado, porque el

extranjero paga y sustenta siempre obreros útiles del país exportador. En cambio, no sería

ventajoso colocar al Estado en pie de enviar anualmente al extranjero grandes cantidades

de sus materias primas para obtener en pago manufacturas extranjeras. Ello vendría a

debilitar y disminuir a los habitantes y a las fuerzas del Estado por ambos extremos. Ello

hace que el comercio más esencial a un Estado para el aumento o la disminución de su

poderío sea el comercio con el extranjero, mientras que el del interior de un país no posee

una importancia tan grande en el orden político, y no se sostiene sino a medias el

comercio con el extranjero cuando no se pone en práctica la idea de mantener grandes

negociantes naturales del país, barcos y marinos, obreros y manufacturas, y, sobre todo,

que hace falta siempre empeñarse en mantener una balanza favorable con el

exterior".(Perdices de Blas, 2003, pp. 59-60)

Finalmente, como parte de una diferenciación de clases y sectores, los mercantilistas

no consideraron, al menos de forma directa, la posibilidad de enriquecer a todos los

miembros de la nación. Creyeron ante todo en la posibilidad de enriquecer a la clase

de los comerciantes. Y se propusieron organizar los modos en que la sociedad pudiera

alcanzar dicho objetivo. Se advierte así, por primera vez, la emergencia de una teoría de la

sociedad que se desarrollará esencialmente en el terreno de la economía, ya que en esta

visión la finalidad de la vida social está concebida como una finalidad económica, y los

medios para realizar dicha finalidad, son también medios de tipo esencialmente

económico.

5. Los mercantilistas ingleses y franceses, y otros pensadores europeos

El principal debate de los mercantilistas ingleses estuvo centrado en la cuestión

del comercio internacional. Ello respondía a la delicada situación de crisis comercial e

industrial y de aumento de desempleo que atravesaba Inglaterra hacia 1620.

Page 42: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

42

En ese contexto, hombres como T. Mun, G. Malynes y E. Misselden procuraron

explicar las causas de la exportación de metales preciosos por parte de Inglaterra a Irlanda

y Escocia, producto del dañino comercio de Inglaterra con esos países.

En esa línea, G. Malynes, comerciante de origen flamenco que sirvió al gobierno en

la casa de la moneda, arremetió a comienzos de 1600 contra los banqueros, comerciantes y

cambistas por actuar usurariamente, en tanto advertía detrás de los cambios de divisas

actuaciones de dichos agentes dirigidas a la exportación de metales preciosos. E introdujo

el concepto de que el predominio de los artículos extranjeros sobre los nacionales

provocaría una pérdida de la riqueza de Inglaterra.

También reconoció el perjuicio que significaban términos de intercambio

perjudiciales para Inglaterra, en tanto se elevaban más los precios de los productos

extranjeros comprados, que los de los bienes elaborados en el país, cotizados a precios

demasiado bajos, en tanto con ello se diezmaba la riqueza del país y se sacaban metales

preciosos del territorio. Para solucionar la cuestión propuso la estabilización de los tipos de

cambio a la paridad que marca el valor intrínseco de cada moneda, y establecer un sistema

de control de cambios. Con esta medida, se venderían más los productos ingleses en el

extranjero y a unos precios más elevados, el dinero volvería a Inglaterra y se controlaría a

cambistas y banqueros (Perdices de Blas, 2003, p. 53).

Por su parte E. Misselden, propuso que la devaluación de la moneda inglesa atraería

dinero a Inglaterra y estimularía la actividad comercial, aún aunque pudiera elevar los

precios en el interior del territorio. Con ello sostenía que el centro del comercio era la

obtención de una balanza de pagos favorable, siendo que la salida de metales era producto

del saldo negativo de la balanza de pagos (Misselden, 1622).

Y T. Mun fue quien, siendo miembro de la Compañía de las Indias Orientales,

intentó probar que ella no era la causante de la salida masiva de metales preciosos,

relacionándola a los movimientos de las partidas de la balanza comercial. Ello lo expuso en

sus obras. En el Discurso acerca del Comercio de Inglaterra con las Indias Orientales

(1621), afirmó que los comerciantes de la Compañía no eran especuladores con intereses

contrarios al público en general. Demostró que las nuevas rutas comerciales seguidas por la

Compañía a través del Cabo Buena Esperanza para proveerse de materias primas,

abandonando la ruta a través de Turquía, ahorraban metales dado que se hacían las

operaciones a menores costos, acrecentando de este modo el tesoro de Inglaterra. Así, el

país abría nuevos mercados y apropiaba metales preciosos.

Page 43: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

43

En la misma obra, señaló que la actividad comercial externa estimulaba la

construcción de barcos y con ello promovía el empleo, pudiendo en caso de guerra asistir

al monarca con los barcos y la provisión de materiales estratégicos. En caso de cesar la

actividad de la Compañía, el comercio sería realizado por los holandeses y ello debilitaría

la situación de Inglaterra.

Complementariamente, en su obra La riqueza de Inglaterra por el comercio exterior,

expuso con más claridad la causa de la salida de metales preciosos a través del concepto de

balanza comercial, reforzando la idea de que "el comercio exterior es el medio para

aumentar la riqueza y tesoro, por lo cual debe venderse anualmente más a los extranjeros

en valor de lo que se consume de ellos".

Distinguió asimismo la riqueza natural de la artificial, entendiendo que la primera

corresponde a la riqueza del suelo y el subsuelo y la segunda a las manufacturas y el

comercio de importación-exportación. Para él resultaba más provechosa la riqueza

artificial que la natural, en tanto la manufactura permitía obtener un valor añadido por el

trabajo y un nivel de empleo mayores.

De este modo, Mun rompió con la tradición aristotélico-escolástica que enfatizaba

las virtudes de la dedicación a las actividades del sector primario, entre ellas la agricultura.

De todo ello, dedujo que el fomento de la riqueza artificial es un paso imprescindible para

estimular las exportaciones al dejar una mayor ganancia en el país. Algo similar ocurriría

con el comercio de reexportación.

Y a fin de sustituir productos importados propuso cultivar tierras baldías con tabaco,

cáñamo, lino, etc., y reducir el consumo de bienes extranjeros, como expresión de una

actitud frugal, traducida en: disminuir el uso de bienes extranjeros, y dejar una cantidad

mayor de los productos nacionales a fin de exportarlos. La frugalidad no sería una cualidad

en sí misma, como expresaban los escolásticos, sino un medio para fomentar la industria

nacional y el empleo (Mun, Th.; La Riqueza de Inglaterra por el Comercio Exterior, 1664;

Traducción de S. Vasconcelos, en Selección de Obras de Economía; E. Suárez, V. Urquidi

y J. Márquez, FCE, México, 1954; pp. 131 y sgtes.).

Pero a diferencia de Malynes y Misselden, Mun consideró que no toda salida de

metales preciosos era perjudicial, dado que hay que observar el saldo final y no el

particular de una salida concreta, en tanto el dinero era un medio para el cambio comercial.

Lo que no debía dejar de hacerse era de estimular las acciones para que el volumen de

exportaciones fuera mayor que el de las importaciones.

Page 44: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

44

Pero fue contrario a la devaluación de la moneda propuesta por Misselden, en tanto

consideraba que ella alteraba el valor del dinero generando confusiones a los agentes

económicos y en los contratos realizados por los mismos. Por eso entendía que la política

de devaluaciones crea más problemas de los que resuelve (Mun, 1664, traducción 1954,

op. cit. pp. 84-99).

Así, una de las conclusiones que se puede obtener del debate económico de 1620, es

que autores como Mun y Misselden, principalmente, exponen con claridad el concepto de

balanza comercial favorable (registro de operaciones de exportación e importación). No

obstante, la mayoría de los mercantilistas no era bullonistas obsesionados por la

acumulación de metales preciosos en sí misma. Querían obtener una balanza comercial

favorable porque de esta manera fluiría una mayor cantidad de dinero hacia el país, y ello

habilitaría a comprar muchas cosas con él, estimularía la acumulación de riqueza, o se

podría con él estimular el volumen de transacciones comerciales.

Para otros mercantilistas a lo largo del siglo XVII, una balanza comercial favorable

era un medio para sostener un mayor empleo en el país. Era el caso del mercader y

miembro del Parlamento inglés, J. Cary, en su A Discourse Concerning the East-India

Trade (1695), y el comerciante J. Child, que llegó a ser gobernador de la Compañía de las

Indias Orientales, en su A New Discourse of Trade (1693) (Perdices de Blas, 2003, p. 56).

El concepto de balanza de comercio en términos de trabajo fue perfeccionado

también por aquellos autores del siglo XVIII que estuvieron en la articulación de ideas

entre el mercantilismo y la escuela clásica y que muestran un mayor nivel de

sistematización. Es el caso, como fuera expuesto, de R. Cantillon y J. Steuart. Éste en An

Inquiry Into the Principles of Political Economy (1767) señaló que " la materia prima que

se exporta de un país supone una pérdida para éste, mientras que el precio del trabajo

exportado supone una ganancia" De ahí que propone "desalentar la importación de

trabajo", y "estimular las exportaciones del mismo". Por su parte, Cantillon, expone su

visión en términos similares, en su Ensayo sobre la naturaleza del comercio en general

(escrito en 1730 y publicado en 1755). (Cantillon, R; edición en inglés, 1755; primera

edición en español, 1950; Prefacio y traducción M. Sánchez Sarto, FCE, México).

Avanzado el siglo XVII y principios del siglo XVIII, otros mercantilistas con D.

North expusieron sobre las ventajas de dejar libre de reglamentaciones el comercio interior

y exterior, señalando que lo países se hacen ricos no por las reglamentaciones sino gracias

a sus activos y prudentes productores. (North; Discourses upon Trade (1691).

Page 45: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

45

Y Petty y Davenant, por su parte, reflexionaron sobre el comercio y desarrollaron

cuantificaciones de las partidas de la balanza comercial, que pudieran servir para realizar

estimaciones de la riqueza y poder de una nación. Ello se conoce como el método de la

aritmética política, sintetizado en el prólogo del libro de Petty, Political Aritmethic

(publicado en 1690).

Davenant, en la misma línea que Mun, señaló: "A primera vista, todo comercio que

hace salir fuera nuestro dinero parece dañoso; pero, bien examinado por cálculos, se

reconoce que un tráfico es útil si hace entrar al reino por un lado más dinero del que hace

salir por otro". (Perdices de Blas, 2003, p.59)

Su análisis de la balanza comercial no le condujo a posturas intervencionistas, incluso

llegó a señalar que: "El comercio de un país no tiene por qué arruinar al de otro. La mejor

forma de que Inglaterra pueda competir- según Davenant-, es ofreciendo unos productos

manufacturados más baratos". (Perdices de Blas, 2003, pp. 59-60).

Por su parte, en Francia, A. de Moncherétien, fabricante y escritor, en su Traité de

l´Economie politique (1615) trató el tema de la manufactura, el comercio, la navegación y

los deberes del príncipe y confió en la regulación estatal para resolver los principales

problemas de Francia. Señaló el perjuicio que ocasionaban los comerciantes extranjeros y

confió en la autosuficiencia de Francia y en el fomento de sus manufacturas como

solución, en particular la metalurgia, el vidrio y los textiles. Al mismo tiempo, planteó la

necesidad de incentivar el cultivo de la tierra para alimentar la población, y de mantener

relaciones comerciales con las colonias para vender productos franceses y obtener las

materias primas necesarias para la producción nacional.

Del mismo modo, J-B. Colbert, influyente ministro de Luis XIV en Francia, se

preocupó de los asuntos económicos, y se distinguió por su apoyo a la industrialización de

Francia basada en la intervención estatal directa. Con ese fin, propuso la protección

arancelaria, los subsidios, la reducción y exención de impuestos y la creación de las

manufactures royales que constituían las empresas públicas. Y en esa línea, planteó la

reglamentación minuciosa de la fabricación a fin de controlar la calidad de los productos

manufacturados.

En la Holanda del siglo XVII -potencia económica envidiada por el resto de

Europa, diversos pensadores se centraron en el estudio del papel del Estado en el

funcionamiento económico, y en la necesidad de instaurar la libertad de comercio y de

empresa como modalidad del trabajo y del capital.

Page 46: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

46

Esos pensadores entendieron las consecuencias favorables de la búsqueda del propio

interés de los individuos en la promoción del bienestar económico de la sociedad, y

algunos de ellos, defendieron la libertad de viajar, navegar y comerciar, combatiendo la

restrictiva política inglesa en materia pesquera y comercial, y las propuestas restrictivas

(Denis, 1970, pp. 95-99).

Por su parte, en Italia, Botero y Serra, refirieron a los argumentos industrialistas en

el primer caso y a la política monetaria en el segundo. Serra analizó un conjunto de

actividades combinadas que promovían la riqueza en diversas ciudades italianas como

Génova, Venecia y Florencia; los recursos naturales, el trabajo, la capacidad

emprendedora, la manufactura, el comercio y el transporte. A ello agregó la necesidad de

que el Estado eliminara los obstáculos al desarrollo de la actividad productiva, y rechazó la

devaluación de la moneda como medida de política para estimular el comercio y el ingreso

de metales preciosos, a la vez que consideró que las políticas económicas intervencionistas

de los estados no pueden conseguir por sí mismas una balanza comercial favorable.

Y en Austria, Von Hörnigk, funcionario al servicio del emperador austríaco,

propuso en 1684 un programa completo de política económica autárquica con el fin de

acabar con la dependencia de otros reinos y fomentar el consumo de productos nacionales.

Consistía en fomentar el desarrollo de las manufacturas domésticas a través de una política

de sustitución de importaciones apoyada en aranceles altos, además de prohibir la

exportación de oro y plata siempre que fuera posible, (Perdices de Blas, 2003, pp. 65-67).

En síntesis:

los autores mercantilistas no se propusieron exponer un modelo de

funcionamiento del sistema económico en su conjunto, sino, más bien optaron por

responder a cuestiones de política económica surgidas en el seno de determinados

debates y en el contexto de los estados nacionales europeos.

Esas cuestiones fueron: el comercio, el mercado, el transporte, la manufactura,

los metales, la navegación, etc.

No obstante, algunos intentaron descubrir las leyes de funcionamiento del sistema

económico y abrieron el camino para el pensamiento contemporáneo, debatiendo sobre el

papel del Estado en la economía nacional, las regulaciones y la libertad en la actividad

productiva y el intercambio, representando así las ideas que reflejó la alianza entre el

Estado, la nobleza guerrera y la burguesía comercial (Valdaliso y López, 2008; p. 101).

Page 47: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

47

Mercantilistas: Revisión de su pensamiento. Ideas y palabras claves

Autosuficiencia económica o autarquía

Balanza comercial favorable

Promoción de exportaciones con valor añadido

Bullonismo

Fomento de la industria

Manufacturas estatales

Estado Nación

Riqueza metálica

Poblacionismo

Proteccionismo comercial

Regulación e intervención estatal

Sistema mercantil

Obstáculos al crecimiento económico

Agricultura para abastecimiento interno

Cuestionario de autoevaluación

1. ¿Cuándo surge el pensamiento mercantilista?

2. ¿Se puede hablar de una escuela mercantilista europea?

3. ¿Cuáles fueron las principales propuestas de los mercantilistas?

4. ¿Qué rasgo caracterizó la propuesta industrializadora de Colbert?

5. ¿Qué medios planteó Mun para aumentar la riqueza de la nación?

6. ¿Qué autor introdujo la cuestión del valor trabajo en el valor de los bienes?

7. Qué papel reservaron los autores al Estado? Qué papel jugó el monopolio

comercial?

8. Ubique en el tiempo a los autores mercantilistas, y sintetice los vínculos entre los

cambios materiales y sociales en las sociedades de la época y con las ideas

económicas emergentes.

9. Exponga las características centrales del pensamiento mercantilista en cada

corriente y país.

10. ¿Qué entendían los autores como balanza comercial favorable?

Page 48: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

48

7. El pensamiento fisiócrata

7.1 Introducción

Los economistas fisiócratas constituyeron una escuela de pensamiento que surgió en

Francia sobre mediados del siglo XVIII bajo el impulso de Francois Quesnay (médico de

la Corte francesa, nacido en 1694 y fallecido en 1774).

Frente a la visión mercantilista, parcial y fragmentaria, la fisiocracia se mostró más

consistente en el análisis económico, llegando a desarrollar una visión sistémica. Es así que

para Marx, los fisiócratas fueron los verdaderos padres de la economía moderna, en tanto

"se entregaron al análisis del capital dentro de los horizontes del régimen burgués"

(Guerrero, 2002, p. 227).

En sus obras, estos pensadores explicaron los fundamentos del liberalismo en

relación al derecho natural, y se mostraron como antimercantilistas.

Enfatizaron el aporte de la agricultura y el trabajo agrícola a la riqueza de la

nación, combinado con el derecho natural. Pensaban que la agricultura era el único

sector productivo de la economía dado que era el que generaba el excedente. El excedente,

para los fisiócratas, se concebía como aquella parte de la riqueza producida que excede a la

riqueza consumida en el proceso de producción. "Esta teoría del excedente es la base

sobre la cual Quesnay construyó el esquema de funcionamiento del sistema económico"

(Guerrero, 2002, pp. 227-228). Incidieron en sus ideas los sucesos y crisis de su tiempo.

Para Screpanti y Zamagni (1997), el aporte científico del pensamiento fisiocrático

resulta verdaderamente notable. Destacan los autores los siguientes aspectos:

a) las nuevas y revolucionarias nociones de trabajo productivo e improductivo,

introducidas en conexión con un nuevo concepto de riqueza, en virtud del cual la

auténtica fuente de riqueza es el producto neto que se obtiene aplicando el trabajo a la

tierra;

b) la visión de la interdependencia existente entre los diversos procesos

productivos y la idea de equilibrio macroeconómico; y

c) la representación de los intercambios económicos como flujos circulares de

monedas y mercancías entre los diversos sectores y grupos de agentes económicos.

Page 49: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

49

Los fisiócratas fueron pioneros no sólo por la crítica que hicieron al mercantilismo,

sino porque utilizaron el razonamiento deductivo ( de lo general a lo particular) para

expresar el funcionamiento del sistema económico.

Revisaron los problemas que afectaban a la Francia del fin de la Era Moderna, la

crisis del mercantilismo, las cuestiones del orden social natural, de los derechos naturales y

de la propiedad, la organización de la vida económica en sus fases de producción y

distribución, la participación de las clases en la generación y reparto de la riqueza, los

impuestos y las necesidades.

Si algo resalta en su posición ha sido entender que el excedente económico (lo que

se produce por encima de lo consumido) que aportaría al crecimiento de la nación a

lo largo del tiempo, no surgía del comercio sino de la producción, del trabajo agrícola.

Francois Quesnay nació cerca de Versalles, en una familia de campesinos,

propietarios de sus tierras y relativamente acomodados. Estudió filosofía como autodidacta

en su adolescencia y siguió la carrera de cirujano y médico desarrollando su profesión en

distintas ciudades francesas. En 1750 llegó a ser "médico ordinario del rey", y en 1754

recibió las "letras de nobleza", se instaló en Versalles, y a partir de su evolución económica

logró adquirir una propiedad en Nievernais en 1755.

El cuidado de las tierras influyó de modo incuestionable en su pensamiento

económico. Fue así que en 1756 escribió su primer estudio "Fermiers" de la Enciclopedia,

en el que sostuvo -desde un enfoque esencialmente práctico- la superioridad del

arrendamiento de las tierras por sobre la aparcería y, subsidiariamente, la del caballo sobre

el buey en la labranza. A partir de la aparición del Tableau économique, su obra más

importante se convertiría en el jefe de la escuela de los "filósofos economistas" o

"fisiócratas" hasta su muerte acaecida en 1774 (Denis, 1970, p. 136).

Al respecto, diría Ferguson en su obra Historia de la economía, p. 51:

"Muchos de los fisiócratas eran miembros de una nueva clase de agricultores, gentes

que compraron las tierras a los nobles arruinados y que, -cuando pudieron- se casaron

con personas de la nobleza, constituyendo así el nervio de una nueva burguesía,

procurando hacer de la agricultura una actividad lucrativa. En otras palabras, la

fisiocracia debe su origen al nacimiento de la agricultura capitalista en Francia. Para

estos nuevos terratenientes, la primera cosa a conseguir para lograr su objetivo era la

supresión de los innumerables impuestos que pesaban sobre la tierra" (citado por

Fernández López, 1973, p. 81).

Page 50: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

50

Con el apoyo de Luis XV se publicaron en Francia sus escritos: Tableau économique,

Maximes Generales Du Gouvernement Economique D' Un Royaume Agricole, y Analyse

De la Formule Arithmetique Du Tableau Economique De la Distribution Des Depenses

Annuelles D'Une Nation Agrícole. A partir de ello, las ideas de Quesnay se expandieron en

el ámbito intelectual de su época, y se conformó un cenáculo de partidarios, al que Adam

Smith llamó "secta de los Economistas", porque decía que actuaban en un ambiente

cerrado, y el conocimiento de los temas sólo era permitido a los iniciados, que empleaban

un lenguaje específico, distinto al lenguaje común.

Adhirieron a sus ideas jóvenes talentosos, algunos de los cuales incidieron en la

política francesa. Entre sus socios se contó el marqués de Mirabeau, quien ya había

publicado L'Ami des Hommes (1755), en el que puso de manifiesto la penuria en que se

encontraba la campiña francesa, y desarrolló algunos postulados económicos,

manifestando que la fuente de la riqueza era la población, aunque más adelante cambió su

visión, acercándose a la de Quesnay, y señalando que la riqueza tiene origen en la tierra

(Fernández López, 1970; pp. 82-83).

El nombre de Fisiocracia corresponde a Dupont de Nemours, quien lo creó para

titular una antología de libros de Quesnay, tomando las raíces de fisis y krastein, es decir

naturaleza y gobierno, o "gobierno de la naturaleza", asignándola al grupo de seguidores de

Quesnay, primero conocidos como "economistas".

Los trabajos incluyeron elementos de economía cuantitativa, siguiendo la línea de

Davenant, Cantillon y Petty, a través del uso de herramientas como el análisis numérico, la

estadística y el análisis del ingreso, con las que elaboraron los análisis acerca de la

producción, el valor y la distribución. Al mismo tiempo, acuñaron términos técnicos para

evitar imprecisiones y vaguedades para la comunicación de ideas; entre ellos cabe destacar

los de: circulación, cuadro económico, producto neto, impuesto directo e indirecto y otros

(Fernández López, 1998, pp. 147-148).

Autores contemporáneos han señalado que el modelo fisiocrático posee algunos

principios en común con manifestaciones de la economía clásica surgida a fines del siglo

XVIII, momento en que emergen la organización económica capitalista, como ser:

a) el énfasis en la producción,

b) la consideración de la división de la sociedad en clases, y

c) la cuestión del excedente económico.

Page 51: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

51

A diferencia de los mercantilistas, los fisiócratas entendieron el excedente como

el resultado del trabajo agrícola y no de la acumulación del metálico.

Otros investigadores atribuyen a Quesnay haber creado la noción de

interdependencia general de las actividades económicas, la teoría del capital y el análisis

de ingresos y gastos (Fernández López, 1998, p. 148).

7. 2. El surgimiento del pensamiento fisiócrata

Diversos autores dan cuenta de la situación de depresión en que se encontraba

Francia hacia mediados del siglo XVIII desde el punto de vista económico y financiero,

cuestión que se había comenzado a manifestar a fines del siglo XVII.

Pensadores como Boisguillebert, por esos tiempos, señalaban que la agricultura, la

actividad más importante del país, se encontraba arruinada por las trabas al comercio de

granos y por los excesivos tributos que gravaban a los campesinos.

En referencia a ello, Rosa Cusminsky de Cendrero desarrolla en su texto Los

Fisiócratas (1967) ideas sobre Quesnay, Dupont de Nemours, Mirabeau, Mercier de la

Riviere y Le Trosne, con el título: Denuncia sobre los abusos contra los campesinos en la

Francia del siglo XVIII, vinculado ello a la multitud de impuestos que se le exigían. Cita a

diversos pensadores de la época entre ellos Sebastien le Preste, (Signeur de Vauban,

soldado y Mariscal de Francia y uno de los favoritos del rey), quien retomando ideas muy

críticas al Antiguo Régimen de Boisguillebert, denunció en 1707 la excesiva carga fiscal

que pesaba sobre los campesinos.

En sus escritos, Vauban reclamó la sustitución de los múltiples impuestos por un

impuesto único: el diezmo general sobre toda clase de personas e ingresos. Atacó el lujo,

los privilegios, las deudas públicas y el arrendamiento de impuestos; exaltó el trabajo, la

agricultura y la igualdad ante la ley. Ello le valió duras críticas y perder los favores del rey.

El plan de Vauban consistía en gravar por igual a las clases privilegiadas y a las otras,

y en simplificar el sistema fiscal; sobre todo buscó con él, señalar al rey que, el mayor

monarca de Europa no era sino "un rey de zaparrastrosos" (en referencia a la pobreza de

los campesinos), lo que puso en su contra a la nobleza y al clero, a los arrendatarios de

impuestos y a los funcionarios -que se vieron así amenazados en sus cargos-, y también al

rey.

Page 52: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

52

Por tales manifestaciones, su documento fue secuestrado y junto a Boisguillebert fue

considerado un peligro social. De allí que Schumpeter manifestara que las ideas de estos

pensadores respecto a la crisis de la agricultura francesa han tenido menos puntos de

contacto con las ideas de los fisiócratas que con Marx (Cusminsky de Cendrero, 1968,

pp.5- 6).

El tema de la ruina del campo francés era conocido por los fisiócratas, dado que

durante el reinado de Luis XIV se sucedieron costosas guerras, extravagancias ruinosas de

los nobles, actos de intolerancia religiosa, y sus efectos sobre la población, la agricultura y

los impuestos. Ello provocó una gran crisis económica y social.

Fue así que desde que empezó el reinado de Luis XIV en 1660 hasta la fecha de su

muerte en 1714, la población disminuyó en 4 millones y la agricultura se redujo a una

tercera parte. Mientras tanto, los impuestos aumentaban, y su recaudación, a cargo de los

arrendatarios, absorbía dos tercios de los mismos. A pesar de ello, los sucesores de Luis

XIV continuaron la política del derroche. Los señores vivían en el brillo de la corte y

abandonaban sus casas de campo y sus haciendas, y los labradores jóvenes se trasladaban a

la ciudad huyendo de los campos arruinados y por temor a la milicia, de la cual se eximían

al servir en las casas de los grandes señores. Así se fue intensificando el contraste entre el

lujo y la miseria, entre la vida del campo y la de la ciudad. Ello inspiró a Boisguillebert y

Vauban (Cusminsky de Cendrero, 1968, pp. 6-7).

Como bien señala Meek, la doctrina fisiócrata respecto a la cuestión de la agricultura,

y la producción-distribución estaba relacionada con el medio ambiente en el que los

fisiócratas vivieron y trabajaron. Las respuestas a los problemas más frecuentes, como qué

medidas debía tomar el gobierno francés para fomentar la inversión agrícola y estimular la

demanda de productos agrícolas, estuvieron determinadas -en gran medida- por los rasgos

de la economía francesa de su época. (Meek, p. 6). Tales rasgos tenían directa relación con

la modalidad de propiedad de la tierra y la forma de organización de la producción agrícola

bajo el Antiguo Régimen. Por esos tiempos, la agricultura francesa mostraba una ausencia

relativa de cercamientos y la supervivencia de un gran número de propietarios agricultores,

quienes, aunque sometidos a derechos señoriales onerosos, tenían derecho a transferir su

propiedad o pasarla a sus herederos. Por su parte, los numerosos campesinos propietarios

de explotaciones muy pequeñas, cultivadas con métodos muy primitivos, vivían en pobres

condiciones, trabajando como jornaleros, o desarrollando actividades de industria rural

(Meek, p. 6, y Lis y Soly, 1984, pp. 120-126).

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53

En el otro extremo de la pirámide social agraria, las clases privilegiadas, la nobleza y

el clero, además de poseer derechos sobre las propiedades agrícolas que les permitían

recibir sus tributos diezmos, eran también propietarios de una considerable proporción de

la tierra. Ella variaba de un distrito a otro, pero raras veces parece haber sido inferior al

20%, y muchas veces fue superior al 40% (así lo señala Henri Sée en su obra La France

économique et sociale au XVIII siécle, ed. 1939, Armand Colin, pp. 10-11).

En ese marco institucional, las clases privilegiadas, no actuaban como "terratenientes

mejoradores", era frecuente el absentismo y en la mayor parte de los casos la tierra era

cultivada por los aparceros (métayers) a quienes el propietario les adelantaba la semilla y el

ganado y de los que recibía la mitad de la cosecha. En un marco de estrechez, los métayers,

que contaban con pocos incentivos para la mejora y escaso capital, empleaban métodos de

cultivo rudimentarios que no superaban los de los pobres agricultores propietarios.

Otras tierras de los sectores privilegiados de la nobleza, particularmente en el norte,

eran arrendadas a los fermiers, campesinos que en mayor o menor medida ejercían

funciones empresariales. Éstos poseían un capital, que en algunos casos era considerable, y

sus métodos de cultivo eran superiores a los de los métayers y los agricultores pobres.

Existía también un porcentaje de tierras en manos de la burguesía, localizadas

especialmente en los alrededores de las grandes ciudades, y que eran cultivadas con

métodos similares a los que se utilizaban en las tierras de propiedad de las clases

privilegiadas.

O sea que la situación general de la agricultura francesa de la época, era la de una

actividad pobre en la que los grandes propietarios estaban poco preocupados por la

conducción adecuada de sus propiedades, los pequeños propietarios no encontraban

incentivo para mejorar la productividad debido a la carga de tributos señoriales, y los

métayers carecían de capital e iniciativa. (Meek, p. 6)

Sólo existían algunas empresas agrícolas de gran escala, excepto en las provincias del

norte, y los métodos de cultivo no eran, en su mayoría, mejores que los de la edad media.

Para los fisiócratas, que plantearon la necesidad de la rehabilitación y el desarrollo de

la agricultura como precondición para el progreso económico general, uno de los

principales obstáculos al desarrollo era el mantenimiento de explotaciones de subsistencia,

de pequeña escala, que requerían aportes de capital, más que hombres. La necesidad de

financiamiento se enfrentaba con factores que obstaculizaban la resolución de la cuestión.

Page 54: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

54

Frente a ello, depositaron su confianza en la nueva clase de los fermiers, cuyas

actividades empresariales comenzaban a mostrarse relativamente dinámicas y prósperas en

las provincias del norte. Ellos aparecían como proclives a la reforma agrícola, y se

visibilizaban como agentes de cambio a los cuales podía estimular la política oficial.

Dicha situación era obstaculizada por la carga de impuestos característica distintiva

del Antiguo Régimen. La agricultura no sólo era gravada por tributos señoriales y por los

diezmos, sino que también se veía cargada de modo creciente por la multiplicidad de

impuestos, consecuencia de la política fiscal de la corona. En ese esquema de

financiamiento, la taille era un impuesto directo, rígido, muy poco equitativo, y que no era

pagado por las clases privilegiadas. Los impuestos indirectos como la gabelle (impuesto

sobre la sal), las aides (sobre las bebidas) y los traites (aranceles), eran también arbitrarios

y poco equitativos. Además su recaudación era tercerizada a compañías lo que aumentaba

el costo de la misma.

Por otra parte, al aumentar las dificultades financieras del Estado, éste recurrió a

grandes créditos de los arrendatarios de impuestos y de los banqueros, impuso nuevos

tributos con la frecuente exención a los sectores privilegiados, y se extendió el trabajo

forzoso en las carreteras (corvés), etc.

Frente a ello, los fisiócratas plantearon satisfacer de forma adecuada las necesidades

de la Hacienda, eliminando al mismo tiempo los obstáculos al desarrollo agrícola

impuestos por el irracional sistema de distribución. Expresaban su preocupación por el

desincentivo generado por los impuestos sobre los agricultores y sobre los empresarios

agrícolas, efectos que en su opinión se veían ampliados por el atesoramiento de inmensas

fortunas monetarias obtenidas mediante transacciones con valores del Estado.

De este modo, su política de un impuesto único sobre la renta de la tierra, estaba

pensada no sólo para resolver los problemas financieros del Estado, sino sobre todo para

ayudar a la rehabilitación de la agricultura. Ello estimularía la inversión agrícola, la

productividad y los futuros productos netos (Meek, p. 7).

A los factores limitantes al desarrollo agrícola se agregaba el impacto de las

políticas y las instituciones mercantilistas. Las más notorias eran las importantes

restricciones al comercio interior y exterior de productos agrícolas, las cuales ejercían una

influencia desfavorable sobre la inversión agrícola y sobre la magnitud del producto neto,

dado el mantenimiento de precios bajos y variables para los granos.

Page 55: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

55

En otro sentido, los privilegios monopolísticos concedidos a determinados

establecimientos manufactureros, en especial a las industrias de lujo, al igual que las

subvenciones otorgadas a esas manufacturas, financiados con exacciones del producto

neto, desviaban la inversión de la agricultura hacia las manufacturas, y hacían disminuir la

demanda interna de productos agrícolas y su precio.

Similar efecto generaba el rasgo de mercantilismo financiero que tenía el

mercantilismo francés (cuestión expuesta por Henri Sée en su obra, (1939), parte IV, caps.

1 y 4) que con frecuencia provenía de los intereses monetarios acumulados a partir de

actividades comerciales y de las operaciones en la esfera de los arrendamientos de

impuestos, y de sus transacciones especulativas con deuda pública, lo que generaba

atesoramiento, retiro de fondos de la circulación y con ello reducción de la demanda de

productos agrícolas (Meek, pp. 7- 8).

Estas cuestiones inspiraron las políticas de fomento a la agricultura propuestas por

los fisiócratas, en particular las orientadas a los propietarios y empresarios agrícolas, con el

fin de sustituir la pequeña explotación con métodos primitivos por la moderna explotación

en gran escala. Ello exigía remover los obstáculos impositivos que afectaban la

rentabilidad de los empresarios en la explotación agrícola, como los que desviaban fondos

de la agricultura hacia el comercio, la industria y la especulación.

De este modo, se demandaba libertad de empresa y de producción, el

mejoramiento del nivel de vida de la clase media para estimular su consumo de bienes

agrícolas y la abolición de los privilegios exclusivos de la manufactura, así como el cese

del fomento a la formación de fortunas monetarias y la condena al gasto excesivo en bienes

de lujo. Como se advierte, las demandas fisiócratas se encuadraban en un análisis

sistémico y un esquema general de laissez faire, como requisito previo y esencial para la

rehabilitación de la agricultura francesa. Algunas de sus propuestas se tradujeron en el

artículo "Grains" de F. Quesnay publicado en la Enciclopedia (1757) en el que propone un

conjunto de "Máximas de gobierno económico" (Denis, 1970, pp. 139-140).

En dichas "Máximas", Quesnay, coincidiendo con Boisguillebert y retomando a

Cantillon, efectuó críticas al mercantilismo y su defensa a ultranza de la industria y el

comercio con el extranjero, al tiempo que dejó de lado la agricultura, al dejar que se

hundieran los precios de los productos agrícolas prohibiendo la libre circulación de los

cereales, lo cual según los pensadores fisiócratas era la causa de la miseria de los

campesinos y del estancamiento en el campo.

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56

Es así que, puede afirmarse que los fundamentos de la posición de Quesnay y sus

socios respecto a las actividades productivas, los sectores que aportaban y los estériles, así

como respecto a la necesidad de estimular el trabajo y la producción agrícola y el comercio

en libertad para impulsar la recuperación económica y el crecimiento de la nación,

provenían de la crítica realidad francesa, de los desajustes entre lo aportado y lo

consumido, lo recaudado y lo absorbido por el Estado para el gasto administrativo y

militar, así como de las fugas de recursos de la producción hacia el gasto suntuario. Ese

esquema de flujos de trabajo, moneda, impuestos, poder y bienes, cristalizado en la forma

de gobierno, era el resultado de la estructura social y política de la época.

La sociedad francesa contaba con un número aproximado a los 25,3 millones de

habitantes, 99% de los cuales pertenecía al estrato más bajo: los siervos (1 millón) y al

tercer estado el resto (24 millones) en el cual se agrupaban artesanos (trabajadores urbanos

manuales), jornaleros (obreros campesinos) y sectores de la burguesía (profesionales

liberales, comerciantes e industriales); un estrato medio agrupaba 150.000 clérigos, que

incluía el alto clero, formado por obispos y abades que provenían de la nobleza y captaban

el grueso del diezmo y de los derechos feudales, el bajo clero, que provenía del estado

llano y vivía en condiciones de subsistencia; y finalmente, un estrato superior que incluía

140.000 nobles, de los que la mayoría era baja nobleza que residía en las provincias, y era

más cercana al pueblo llano, y unos 18.000 formaban parte de la alta nobleza o corte de

Versalles, cuyas actividades oscilaban entre el juego, el placer y el lujo. El rey, su familia y

allegados se ubicaban en el vértice de la pirámide social. En ese cuadro social, la

importante industria manufacturera de artículos suntuarios que se desarrolló bajo el

imperio de Luis XIV y la vigencia de las recomendaciones del ministro Colbert, con

mercado en las clases aristocráticas gobernantes de Europa, dejó relegada a la agricultura a

la función de proveer la subsistencia de la población y algunas materias primas (Fernández

López, 1998, p. 146).

La orientación de este último sector hacia el mercado promovía la especialización y

división del trabajo, sujetaba la producción a la disciplina del precio, y por lo tanto del

costo y de los métodos de producción, creando una interdependencia entre los productores.

Ellos no sólo producían para la industria de la alimentación, sino también para la textil y

para la producción forrajera, de modo de garantizar la alimentación de los animales que

constituían la fuerza de locomoción. Incluso llevaría la tierra misma al mercado,

permitiendo la fusión de tierras en unidades productivas más extensas.

Page 57: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

57

A medida que se expandían las explotaciones y mejoraban los métodos de laboreo, se

iban disolviendo las formas de propiedad medieval basadas en el arriendo y en el tributo de

un canon anual. En ese marco, Quesnay asumiría la postura de avanzar en la renovación de

los métodos de cultivo y en el aumento en el tamaño de las explotaciones, tomando como

modelo la experiencia inglesa (Fernández López, 1998, pp. 146-147).

"Es que con la vigencia del sistema de propiedad y organización social, el régimen

impositivo, la cultura del lujo, y las trabas al libre comercio, el campo se debilitaba cada

vez más: solía faltar hasta el trigo para la semilla y grandes extensiones permanecían sin

cultivo. En ese escenario, los campesinos, asediados por los impuestos, y debiendo

proporcionar trabajo gratis y servicios al Estado, sufrían hambre, permanecían en cama

por la debilidad, y con frecuencia ello generaba motines por la falta de pan, al tiempo que

se reducía el número de uniones matrimoniales y el crecimiento de la población. Mientras

ellos sufrían estas condiciones de existencia, y llegaban a abandonar la tierra, los

arrendatarios de impuestos se apropiaban de muebles y vestidos" (Cusminsky de

Cendrero, 1967, pp. 7-8).

De este modo, las penurias del Antiguo Régimen despertaron crecientes críticas en lo

económico, lo político y lo filosófico, que se reflejarían en el pensamiento y los escritos de

hombres famosos de la época. Interesaba por entonces conocer las transformaciones que se

operaban en la agricultura inglesa, las innovaciones en materia de obras públicas y las

aplicaciones de inventos a la industria y comparar a Francia con Inglaterra en los aspectos

económicos. De ello resultará el reclamo de libertad para el comercio de granos y el

enfoque de la Economía como un sistema coherentemente lógico de relaciones causales,

aporte de los fisiócratas al análisis económico.

7. 3 Los fundamentos de la teoría fisiocrática

Quesnay desarrolló una teoría del conocimiento, que expuso en su Ensayo sobre la

economía animal (1747), en la que expresó ideas acerca del hombre, su naturaleza, el

conocimiento humano, y acerca de los "derechos naturales". En su exposición señaló

que:"todas nuestras ideas nos vienen del exterior, por la vía de los sentidos".

Retomó además la doctrina de las "causas ocasionales" de P. Malebranche, según la

cual todo lo que nos parece provocado por causas naturales está, en realidad, provocado

por la acción de Dios, que tan sólo aprovecha las "ocasiones" que aparecen en la realidad

para manifestar su poder.

Page 58: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

58

Para este pensador, Dios actuaría siempre por las vías más simples, que son

precisamente las que el espíritu humano descubre cuando reduce las relaciones entre los

seres a relaciones matemáticas. La naturaleza entera es, pues, un orden querido por Dios,

intangible y cognoscible. Esta concepción resultó ser central en el sistema de los

fisiócratas, y daría cuenta de un acuerdo entre la ciencia y la fe.

Como según Quesnay, la ciencia es totalmente materialista, puesto que combina

nociones que tienen su origen en la materia, se hallaría en él una asociación curiosa de

materialismo y espiritualismo, acorde a lo que expuso en la misma obra en párrafos que

dan cuenta de la importancia de la fe, al expresar que: "la fe nos enseña que la sabiduría

suprema es en sí misma la luz que ilumina a todo hombre que viva en este mundo; el

hombre, a través de su unión con la inteligencia por esencia, se ve elevado a un grado más

alto de conocimiento que lo distingue de las bestias, al conocimiento del bien y del mal,

por el cual puede conducirse con razón y equidad en el ejercicio de su libertad" (Denis,

1970, p. 137).

No obstante ello, Quesnay admitió que hay al menos un terreno en las

actividades humanas que nada tiene que ver con la moral, y es el terreno de las

actividades económicas.

El análisis del intercambio le permitió reconocer la noción del precio, y en ello se

acercó a W. Petty en la elaboración de su Aritmética Política, a partir de lo cual asumió la

posibilidad de utilizar el cálculo y de crear una ciencia económica según el modelo de las

ciencias naturales. En esa línea retomó la cuestión de los derechos naturales separándolos

de toda consideración moral. Para él, el derecho natural constituye el derecho a gozar de

la vida y a ejercer unas facultades, pero es también el derecho de propiedad. Así, en 1747

fundó este derecho sobre la idea de que la conservación de la vida humana supone la

distribución de las propiedades (Denis, 1970, p. 138).

Reapareció así la idea de Locke: la tierra seguiría sin cultivar si no existiese la

propiedad. Al respecto señaló: "todos los hombres tienen, naturalmente, derecho a todo

indistintamente; pero el orden quiere que cada hombre renuncie a ese derecho general e

indeterminado, porque su derecho está efectivamente limitado por la propia naturaleza a

la cantidad de bienes que le es necesaria para conservarse. Es preciso, pues, o bien que

vivan como animales y que cada hombre se apodere diariamente de la porción que

necesita, o bien que formen entre ellos un reparto que asegure a cada uno la porción que

debe tener" (Denis, 1970,139).

Page 59: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

59

Las ideas filosóficas de los fisiócratas están dispersas en los diversos escritos de

Quesnay, principalmente en Le detroit naturel (1765) y Máximes génerérales du

gouvernenment économique d' un royane agricole (1758); estas máximas o reglas

acompañaban la primera edición del Tableau économique publicado en Versailles en 1758

y en ellas resaltaba la noción de libertad y propiedad, como manifestaciones de la justicia.

En ellas exponía: "El mundo está regido por leyes físicas y morales inmutables. El

hombre como ser inteligente y libre, tiene que descubrirlas, a fin de observarlas o

violarlas, para su bien o su mal. El fin para el cual ejercita sus fuerzas físicas e

intelectuales es la apropiación de la materia para sus necesidades, para permitirle

mejorar su destino. Esta tarea la debe cumplir conforme al principio de lo justo,

correlativamente con el de lo útil. El hombre adquiere una idea de la justicia y la utilidad

individuales y sociales a través de la noción de deber y de derecho que le son reveladas

por su naturaleza, las cuales le hacen comprender que es contrario a su bien y al bienestar

general la búsqueda de su provecho sobre la base del daño a otros. Estas nociones se

perciben mejor en el espíritu de los individuos conforme aumentan las luces y progresa la

civilización: aquellas tienen como consecuencia natural los sentimientos de fraternidad

entre los hombres y de paz entre los pueblos. Las principales manifestaciones de la justicia

son la libertad y la propiedad, es decir, el derecho de cada uno de hacer todo aquello que

no perjudique en nada el interés general, y de usar como convenga a su deseo los bienes

que posee, cuya apropiación se ajuste a la naturaleza de las cosas y la utilidad general,

puesto que, sin ellas, no habría civilización y sería mucho menor la suma de bienes a

disposición de los hombres. La libertad y la propiedad derivan entonces de la naturaleza

del hombre, y son derechos tan esenciales que las leyes o las convenciones de los hombres

deben limitarse a reconocerlos, formularlos y sancionarlos. Los gobiernos no tienen otra

misión más que defender estos derechos, los cuales, considerando bien las cosas,

comprenden todas las necesidades materiales y morales de la sociedad.

Decir que la libertad y la propiedad son derechos esenciales es equivalente a decir

que concuerdan con el interés general de la especie. Equivale a decir que con ellos la

tierra es más fértil, la industria del hombre en todas sus manifestaciones es más

productiva, y el desarrollo de todas las aptitudes morales e intelectuales, científicas y

artísticas, más seguro y más rápido, dentro del camino del bien, de lo bello, lo justo y lo

útil; equivale a decir, finalmente, que el hombre recoge el mejor fruto de sus esfuerzos, y

que no es víctima de leyes arbitrarias de sus semejante" (citado por Fernández López,

1973, pp. 87-88).

Page 60: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

60

Y agregó en 1765, en "El derecho natural": "El derecho natural de cada hombre se

reduce en realidad a la porción que puede adquirir mediante su trabajo".Y no dudó en

manifestar en nombre del orden natural y no como cuestión moral, que la desigualdad de

las fortunas debe admitirse sin reservas. Justificó "que existan hombres que caen en la

indigencia debido a su mala conducta, y la autoridad no podría sin trastornar el orden de

la sociedad y sin favorecer el desarreglo de esos hombres, remediar las desigualdades que

continuamente se producen en la distribución de los bienes"..."Esa desigualdad no admite

ni justo ni injusto; resulta de las combinaciones de las leyes de la naturaleza; y como los

hombres no pueden penetrar los designios del Ser supremo en la construcción del

universo, no pueden elevarse hasta el destino de las reglas inmutables que ha instituido

para la formación y la conservación de su obra. Si examinamos esas reglas con atención,

se verá que las causas físicas del mal físico son también las causas de los bienes físicos"

(citado por Denis, 1970, p. 139).

La Fisiocracia, en su fundamentos filosóficos, se basó -entonces- en la existencia

de un orden natural (que algunos consideran establecido por Dios creador),

inmutable, que no puede transgredirse, y que responde a leyes. Es decir que no puede

ser transgredido con beneficio para el individuo.

Estas leyes pueden ser físicas o morales: "se entiende aquí por ley física el curso

regular de todo acontecimiento físico del orden natural, evidentemente el más ventajoso al

género humano", y "se entiende por ley moral la regla de toda acción humana de orden

moral, conforme al orden físico" (Quesnay; El derecho natural; Cap. V; Cusminsky de

Cendrero, 1967, p. 42).

Ese orden natural puede ser quebrado por la acción del hombre, pero se va a revertir

en contra de él, por lo que primero es necesario instruirlo sobre el orden natural y las

ventajas que ese orden va a darle en consecuencia (Fernández López, 1973, p. 88-89).

Para que el orden natural pueda regir como tal, es necesario que la actividad

humana no lo perturbe, o sea, que la libertad debe regir de manera tal que la intervención

que pueda caber al hombre, el Estado o cualquier otra autoridad no perturbe en manera

alguna al orden natural. Y el orden natural, por su movimiento normal, es el más

beneficioso para el hombre: exigen los fisiócratas, por tanto, que se difunda un

conocimiento de ese orden a través las leyes positivas (el orden legal, u orden humano) se

reconozca el orden natural y no se lo perturbe (Fernández, López, 1973, p. 89).

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61

Puede decirse entonces, siguiendo a varios autores, que Quesnay recupera, en sus

ideas filosóficas, el valor de la justicia -lo justo: justo precio, justo salario- que es parte

integrante de las consideraciones económicas desde Platón y Aristóteles hasta la

Escolástica, y que bajo la influencia del mercantilismo (correlativamente con la aparición

de los Estados nacionales laicos, el racionalismo y la reforma protestante) fue sustituido

por el valor de utilidad, típico de aquel pensamiento.

Sin rechazar la utilidad, restituyó la noción de justicia. De este modo, la Fisiocracia,

como movimiento impugnador del mercantilismo, vino a significar el retorno a algunas de

las tesis escolásticas: justicia (en oposición a utilidad), armonía de intereses (no de

conflicto y antagonismo), ley natural (la cual circunscribe el margen de intervención del

hombre para modificarla), además de posiciones más específicamente económicas (como

la defensa de la agricultura con relación al comercio y la industria, la negación del carácter

de riqueza del dinero y su naturaleza puramente instrumental; el comercio libre antes que

el control y monopolio estatal, etc.). (Fernández López, 1973, pp. 89-90)

Así, las leyes positivas no corresponden al mismo análisis que las leyes naturales y se

encuentra, mutatis mutandi, la misma diferencia entre ellas que entre la libertad animal y la

libertad del hombre. En palabras de Quesnay: "el derecho natural de los hombres difiere

del derecho legítimo o del derecho otorgado por las leyes humanas en que es reconocido

con evidencia por las leyes de la razón, y que por esta sola evidencia es obligatorio

independientemente de cualquier limitación; en cambio, el derecho legítimo limitado por

una ley positiva es obligatorio en razón de la pena ligada a la trasgresión por la sanción

de esta ley." (Quesnay; El derecho natural, p. 731; citado por Cartellier, 1981, p. 69).

De esta forma se deduce el estado imperfecto de las sociedades y la posibilidad de

perfeccionarlas (es el papel de la razón esclarecida por Dios). Pero también se deduce, en

el plano metodológico, un principio fundamental: el conocimiento del orden natural no está

unido al de las leyes positivas y la ciencia económica no debe estar sometida a un

empirismo cualquiera (Cartellier, p. 69).

Quesnay va, inclusive, muy lejos en ese sentido: "las leyes de los gobiernos, que

deciden sobre el derecho de los súbditos, se reducen casi siempre a leyes positivas o de

institución humana. Ahora bien, esas leyes no son el fundamento esencial e inmutable del

derecho natural; y varían tanto que no sería posible examinar el estado del derecho

natural de los hombres bajo esas leyes. Inclusive, es inútil adentrarse en ese examen"

(Quesnay; El derecho natural, p. 739, citado por Cartellier, 1981, pp. 69-70).

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62

A ello agrega este autor que más allá de las instituciones humanas, cuya diversidad

simplemente revela diferentes formas de desconocimiento del orden natural, debe ser

aprehendido un orden social inmutable, natural, físico.

La importancia epistemológica del concepto de orden natural debe ser señalada una

vez más; es el único que hace posible el estudio de la sociedad sobre la base del modelo de

las ciencias de la naturaleza y, por lo tanto, autoriza a los economistas a valerse de recursos

científicos tomados de estas últimas. Y esta afirmación es acompañada por una concepción

materialista de la sociedad; la sociedad humana está determinada en sus estructuras y en su

funcionamiento por la producción material:

Señala Quesnay:

"El fundamento de la sociedad es la subsistencia de los hombres y las riquezas

necesarias a la fuerza que debe defenderlos, así solo sería la ignorancia la que pudiera,

por ejemplo, favorecer la introducción de leyes positivas contrarias al orden de la

reproducción y de la distribución regular y anual de las riquezas del territorio de un

reino" (El derecho natural, p. 741) ; o aún; "La forma de las sociedades depende del

mayor o menor monto de bienes que cada uno posee o puede poseer y cuya conservación y

propiedad se quiere asegurar" (Quesnay; El derecho natural, p 738; Cartellier, 1981, p.

70).

En opinión de Cartellier, la primacía de lo económico es afirmada por Quesnay con

una fuerza que nunca será superada, salvo en ciertos textos de Marx. En el pensamiento

marxista, el carácter determinante de la esfera de la producción material es susceptible de

numerosas mediaciones; en cambio Quesnay presenta menos matices y es más dogmático.

Pero su materialismo no es un materialismo histórico, dado que su idea de orden natural se

opone a todo desarrollo de este tipo (Cartellier, 1981, pp.70-71).

En tal sentido, estima que desde siempre es la producción la que moldea la sociedad

y el desarrollo de la historia. Pero para él la historia es plana; las mismas leyes siguen

funcionando siempre y no se produce ningún cambio de fondo. Las leyes del orden natural

en tanto que físicas y queridas por la Providencia son inmutables (orden natural eterno),

y: "Todos los hombres y todas las potencias humanas deben estar sometidas a estas leyes

soberanas, instituidas por el Ser Supremo; son inmutables e irrefragables, y las mejores

leyes posibles" (Quesnay; El derecho natural, p. 740; citado por Cartellier, 1981, p. 71).

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63

7. 4 . Los fisiócratas y el cuestionamiento al mercantilismo

Quesnay junto con otros pensadores fisiócratas criticó al pensamiento mercantilista

desde lo analítico y en materia de propuestas de política económica.

Descubrió el papel del capital en el aumento de la renta nacional y lo aplicó al

análisis de las diversas formas de cultivar el suelo, relacionando el volumen de capital

adelantado para la compra de instrumentos de producción usados en el cultivo con el nivel

de renta obtenida por los propietarios de la tierra; y como fuera señalado precedentemente,

enunció un conjunto de principios rigurosos y generales relativos al encadenamiento de los

fenómenos económicos, aportando a la formulación de leyes científicas de la economía.

Complementariamente señaló que, mientras los trabajos agrícolas compensan los

gastos, pagan la mano de obra del cultivo, procuran ganancias a los labradores y, además,

producen la renta de la tierra, los que compran las obras de la industria pagan los gastos, la

mano de obra y la ganancia de los comerciantes, pero no producen ninguna renta ulterior

(Quesnay, CEuvres, 1888, p. 233, citado por Denis, 1970, p. 140). De ello dedujo Quesnay

que la industria y el comercio son "estériles". Tal cuestión resultaba de que: en tanto la

industria de la época era principalmente artesanal, el beneficio industrial era a menudo

muy bajo, confundiéndose con la renta del trabajo del artesano.

Así quedó expresado en su artículo "Grains", en el que afirmó que:

"Las riquezas de una nación no se rigen por la masa de riquezas pecuniarias" (o sea

no dependen de la masa de moneda), y agregó que "no se puede conocer por el estado de

la balanza comercial entre diversas naciones, la ventaja del comercio y el estado de las

riquezas de cada nación"; "que una nación no debe envidiar el comercio de sus vecinas

cuando obtiene de su suelo , de sus hombres y de su navegación el mejor producto

posible"; y por último, "que conviene establecer la libertad de comercio de cereales para

que éstos puedan ser exportados en los años de abundancia y, por consiguiente, venderse

siempre a buen precio"

El buen precio aseguraría ingresos elevados al arrendatario, realizando al mismo

tiempo importantes beneficios. Estos beneficios y estas rentas permitirían aumentar el

capital invertido en la agricultura, y ello aseguraría la prosperidad general. De este modo,

Quesnay razonaba en términos de una economía política ocupada de las riquezas, riquezas

entendidas como objetos materiales dotados de distintas propiedades físicas, y no como

poseedoras de valor como cualidad social. (Quesnay, CEuvres, pp.238-239, citado por

Denis, 1970, p. 141)

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64

7. 5. Los elementos del sistema fisiocrático

Motivados por la crisis de las finanzas de Francia e interesados en plantear reformas

al sistema económico y sus instituciones, los fisiócratas pretendieron basar dichas reformas

sobre conocimientos científicos, a partir de lo cual hicieron una descripción teórica del

mecanismo económico.

Según Cusminsky de Cendrero (1967, p. 20) pueden reconocerse tres elementos

como los más destacables del mismo:

1) la teoría del producto neto,

2) la teoría de la circulación o intercambio, y

3) la concepción del orden natural y esencial de las sociedades; los que se

exponen a continuación:

1) la teoría del producto neto ("el produit net"): La proposición inicial sobre la que

se funda la doctrina de la fisiocracia, como fuera señalado en otros párrafos de este

documento, sostiene que solamente la agricultura produce riqueza.

En tal sentido, y como también se expuso en el punto anterior, Quesnay sostuvo que

el dinero considerado en sí mismo no es riqueza, pues no puede procurar provecho más que

por la adquisición de bienes productivos. A lo que agregó que, el único bien productivo

capaz de producir otros bienes productivos sin que se altere la fuente de la cual se extraen

es el de la agricultura. De la actividad agrícola resulta, al cabo de un año, un cierto valor

cosechado. Este valor cosechado, una vez que se descuentan las diversas formas de capital

necesarias para emprender la producción del año siguiente, permite obtener la diferencia

entre lo cosechado y lo invertido, o sea que deja una masa de bienes creados por la

naturaleza y el hombre, lo que se concibe como el producto neto.

Ello convierte a la agricultura -en la lógica analítica de Quesnay- en la única

actividad capaz de proveer riqueza indefinidamente, mientras las otras ramas de la

producción aparecen -técnica o económicamente- sólo como transformadoras.

De este modo, para Quesnay, el valor agregado por la industria y el comercio no era

ni más ni menos que el valor del trabajo del hombre. De allí que denominara a dichas

actividades como "estériles", lo cual no quiere significar que eran actividades inútiles, sino

que -a su entender- la agricultura era la única actividad capaz de dar al hombre más

riquezas de las que representaba la simiente y el trabajo del agricultor, rindiendo por lo

tanto un "producto neto".

Page 65: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

65

En palabras de Quesnay: "La tierra es la única fuente de la riqueza,.y es la

agricultura lo que la multiplica" (Quesnay, citado por Cusminsky de Cendrero, 1967, p.

21). De este modo, para los fisiócratas, sólo la agricultura multiplicaba la semilla confiada

al sol; la industria -en cambio- no podía multiplicarlas. Para ellos Dios estaba presente sólo

en la agricultura.

Por caso, para Mirabeau ella era "una manufactura de institución divina, donde el

fabricante tiene como asociado al Autor de la Naturaleza". En función de ello, deducían

que si la agricultura era la única actividad productora de una renta (excedente, o "producto

neto"), el estadista debía proponerse hacer frente a los gastos de la nación cobrándoles a

quienes recibían ese "producto neto", único ingreso auténtico que no mermaba capital.

O sea que la cuestión del "producto neto" se enlaza en los fisiócratas con la

noción de riqueza y con la de productividad.

En cuanto a la riqueza, como es sabido, cuestionaron a los mercantilistas que

sostenían que ella se fundaba en la posesión del dinero metálico. El cuestionamiento

mostraba dos vertientes: por un lado era de orden monetario, y por otro de orden real. En el

primer sentido, la posición de Quesnay se articuló a la de Jean Bodin en el siglo XVI, al

considerar éste que el dinero en cuanto a riqueza es algo fluctuante, debido a la influencia

de los precios. En el segundo, Quesnay parece identificarse con la posición de William

Petty en referencia a "la cantidad de dinero que necesita un país", y que consiste en

vincular la cantidad de metálico con la suma total de transacciones o "riqueza".

El descubrimiento del concepto de velocidad de circulación del dinero les permitió

llegar a la conclusión de que en realidad, la cantidad total de dinero es sólo una fracción -

que puede ser muy pequeña- de la cantidad total de riquezas. Al descubrir que el dinero es

sólo una parte de la riqueza total se estaba afirmando, implícitamente, que el dinero no es

toda la riqueza, es decir, que el dinero no es la riqueza. Así marcaban un error de los

mercantilistas y su divergencia en materia de políticas.

Ello fue extensamente planteado por Mercier de la Riviere en su texto L' ordre

naturel et essential des societés politiques, cap. XIV, en el que señaló que el dinero no es

otra cosa que un medio de cambio, y que cada día se le suple más por el crédito y el papel.

Además expresó que el dinero no multiplica las cosas de uso, sino que son las cosas de uso

las que multiplican el dinero. Ello hizo que considerara al metálico no como una riqueza en

sí misma, sino como una riqueza relativa, cuyo valor depende absolutamente de la cantidad

de cosas de uso que se pueden conseguir a cambio del mismo.

Page 66: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

66

Finalmente, en su escrito señala que no hay más riqueza que el producto neto, o sea

un producto disponible, porque sólo este producto es el que puede ser consumido por los

disfrutes de la población. Ello otorga al dinero un carácter instrumental, ser un instrumento

de los cambios, un elemento para mover las transacciones, o sea para concretar las ventas

de las producciones a fin de que los comerciantes puedan desarrollar su actividad. Esta

idea sería retomada por J. B Say en 1803 (Fernández López; 1973, pp. 92-93).

En cuanto a la noción de productividad, los fisiócratas consideraron que ella se

liga a la creación de materia, excluyendo del dominio de la creación de riqueza a la

innumerable cantidad de servicios que los hombres se proporcionan entre sí, a las

manufacturas, al comercio y al transporte.

El principio de "materialidad" como definitorio de la reproducción de riqueza, deriva

para algunos autores de Cantillon y de Petty.

Es así que Cantillon manifiesta en el Capítulo I de la Primera Parte de su obra Ensayo

sobre la naturaleza del comercio en general:

"La tierra es la fuente de donde se extrae la riqueza, y el trabajo del hombre es la

forma de producirla. En sí misma, la riqueza no es otra cosa que los alimentos, las

comodidades y las cosas superfluas que hacen agradable la vida. La tierra produce

hierbas, raíces, granos, lino, algodón, cáñamo, arbustos y maderas de variadas especies,

con frutos, cortezas y hojas de diversas clases, como las de las moreras con las cuales se

crían los gusanos de seda; también ofrece minas y minerales. El trabajo del hombre da a

todo ello forma de riqueza. Los ríos y los mares nos procuran los peces que sirven de

alimento al hombre, y muchas cosas para su satisfacción y regalo. Pero estos mares y ríos

pertenecen a las tierras adyacentes, o son comunes a todos, y el trabajo del hombre

obtiene de ellos el pescado y otras ventajas". (Cantillon, Ed. castellana, FCE, 1950, Cap. I,

p. 13).

Y agrega en otro tramo de su obra: "La tierra es la materia, y el trabajo forma parte

de todos los productos y mercaderías, y como quienes la trabajan necesariamente han de

subsistir a base del producto de la tierra, parece que podría encontrarse una relación

entre el valor del trabajo y el del producto de la tierra" (Cantillon, 1950, Cap. X, p. 29).

Complementariamente, Petty señala que "El trabajo es el Padre, principio activo de

riqueza, en tanto que la tierra es la Madre" (Economic Writings, Ed. Hull, 1899, p. 68;

citado por Fernández López; 1973, p 93).

Page 67: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

67

En tal sentido, queda visibilizada la idea fisiócrata de que las únicas actividades

que aportan materia nueva son las actividades primarias (agricultura, ganadería,

pesca, minería, etc.), ligadas a la naturaleza. Es únicamente en la agricultura, y en

colaboración con la naturaleza, donde hay una verdadera reproducción o multiplicación de

bienes. Por ello, la agricultura es para ellos la auténtica actividad productora. Las

demás actividades sólo cambian de forma las cosas y son estériles o infecundas (industria,

comercio y servicios).

Tal como señala Fernández López, los tiempos en que los fisiócratas desarrollaron

sus ideas eran los tiempos de la Francia monárquica, en los que la producción industrial-

artesanal más representativa era la de tipo suntuario. Existían por esos tiempos las fábricas

reales, que eran del Estado y dirigidas por funcionarios del Estado, y las fábricas

privilegiadas, de particulares, protegidas por privilegios de carácter monopólico, y

dedicadas a la producción de artículos suntuarios (cerámicos, artículos de vidrio,

alfombras, tapices artísticos, espejos, encajes y productos de orfebrería, incluso sombreros,

citados por Cantillon en su texto). Dichas unidades productivas artesanales, tanto en su tipo

estatal como privada, eran creadas por el Estado y la clase gobernante, siendo los que

atendían la actividad de artesanía y comercio auténticos "criados" de la clase de los

propietarios, y dependiendo su vida de éstos (Fernández López; 1973, pp. 96-97).

En función de lo anterior, a partir de su noción de "producto neto" y su defensa de

la agricultura y el trabajo agrícola como medio de generación de riqueza, los fisiócratas

aconsejaron que los impuestos se cobraran en origen, y fueron partidarios de un impuesto

único, sencillo y directo (impot unique) sobre la tierra, que no excediera de un tercio del

producto neto. En consecuencia, el buen precio (bon prix) del grano era indispensable para

que el terrateniente y los agricultores pudieran pagar el gravamen y hacer los desembolsos

necesarios (avances-inversiones) para modernizar la agricultura. En ello, Quesnay se

inspiraba en los progresos logrados en la nueva agricultura inglesa, llegando a considerar

que lo esencial era el ingreso del colono, al que llegó a considerar como arquetipo de la

sociedad que debía conformarse para que Francia saliera de sus problemas económicos y

financieros (Cendrero de Cusminsky; 1967, pp. 21-22).

2) la teoría de la circulación: se integra a la cuestión de la riqueza producida cada

año por la agricultura y puesta en el Tableau Economique y en las Maximes générales du

gouvernement économique d' un Royaume agricole y en las Notes sur ces Maximes. La

idea de circulación de la riqueza la retoma Quesnay de Cantillon y la aplica a Francia.

Page 68: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

68

Pero se inspira además en la circulación de la sangre en el cuerpo humano,

procurando representar en su Tableau cómo circula la riqueza del cuerpo social, a través de

los productores, los propietarios y los industriales y comerciantes, y reconociendo que la

circulación completa era condición para que el sistema pudiera seguir reproduciéndose sin

merma. Como fuera señalado en otros tramos de este documento, para él Francia se

empobrecía con rapidez debido al lujo y la extravagancia de los privilegiados, que llevaban

una vida desproporcionada a sus medios y que consumían no sólo su ingreso sino también

su capital, sin preservar recursos para nuevos avances o inversiones.

Desde esa visión, expuso Quesnay en su Máxima VII:

"Que la totalidad de las sumas de la renta entre en la circulación anual y la recorra

en toda su extensión; que no se formen fortunas pecuniarias, o, por lo menos, que haya

compensación entre las que se forman y las que vuelven a la circulación; porque -de otro

modo- esas fortunas pecuniarias detendrían la distribución de una parte de la renta anual

de la nación y retendrían el peculio del reino, con perjuicio del recobro de los anticipos

del cultivo, de la retribución del salario de los artesanos y del consumo que deben hacer

las diferentes clases de hombres que ejercen profesiones lucrativas: esta interceptación

del peculio disminuiría la reproducción de las rentas y del impuesto" (Quesnay, Máximes

générales du gouvernement économique dd' un Royaume agricole; Citado en Fernández

López; 1973, p. 97).

Hay pues, para este autor, una clara interrelación entre la reproducción y la

circulación de la riqueza, o "avances" (capital).

De este modo, podría interpretarse que hacía referencia a las consecuencias negativas

del atesoramiento o el consumo suntuario como fugas de renta (excedente o producto neto)

que reducen la capacidad de inversión productiva, de reposición, de generación de riqueza

y de reproducción del sistema. Algunas de estas cuestiones serían retomadas por Marx en

el tomo II de El Capital en su tratamiento de "El proceso de circulación del capital".

Con el objeto de explicar la cuestión de la circulación Quesnay diseñó la "tabla" o

"cuadro económico" en el que se señalan los gastos productivos, los gastos de renta y los

gastos estériles, identificando los movimientos que dan cuenta de la circulación y la

distribución del producto neto generado en la agricultura en mitades entre gastos estériles y

gastos productivos.

Page 69: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

69

Supuso que: la agricultura "como en Inglaterra" da un producto neto o ganancia neta

del 100% por encima de todos los gastos de producción incluida la ganancia del agricultor.

Que de los tres gastos, los de renta y los estériles, regresan por lo menos la mitad a

los cultivadores. Admitiendo, como él lo hacía, que la industria y el comercio no daban un

"producto neto", la agricultura iría reconstituyendo perpetuamente su ingreso a una tasa tan

elevada que las rentas del Estado, al cobrar el impuesto único, estarían aseguradas para

siempre. (Cusminsky de Cendrero; 1967, pp. 22-23).

3) la concepción del "orden natural" y esencial de las sociedades, y de la ciencia

económica. Derivaba de su creencia en un "orden natural", al tiempo que, como

verdaderos representantes de su siglo, mostraron más interés por reformar el mundo que

por describirlo y explicarlo. Para ellos, señala Cusminsky de Cendrero (1967; p. 23), el

"sistema natural" que postulaban no coincidía con el sistema existente (orden positivo).

Pero afirmaban que el "sistema natural" contiene un "código de leyes" adecuado a

la política económica que puede "derivarse de la naturaleza de las cosas". El supuesto era

que estas leyes son inmediatamente evidentes en función de su racionalidad, y que por ser

"leyes naturales" también son "leyes reales". Manifestaban la creencia de que ellas

constituyen la verdadera realidad de la cual lo accidental, es decir, la realidad presente se

diferencia porque contiene algún elemento o componente "no natural". De ahí deducen que

estas leyes son inmutables y universalmente válidas, concepto que atravesará la ciencia

económica durante todo el período clásico del siglo XIX y aún más allá. De las leyes

inmutables a la doctrina del laissez faire solo hay un paso. (Cusminsky de Cendrero; 1967,

p. 23)

La peculiaridad de la filosofía de la ley natural es la de identificar el es y el debe ser,

sin derivar leyes morales.

Es simplemente la idea de igualar la razón a la naturaleza, lo presente y lo

directamente obligatorio, sin demasiadas pruebas.

Para los fisiócratas, sus máximas eran tan "evidentes" que no requerían ser

comprobadas. De ello se derivó además la postura de que los hombres al servir a sus

propios intereses servían a los de los demás ("armonía de intereses privados y sociales"),

cuestión que inspira la teoría del laissez faire, y que Mercier de la Riviere expuso de modo

elocuente entre los fisiócratas, en su obra L' ordre naturel et essentiel des societés

politiques.

Page 70: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

70

Para ellos, tres fueron las premisas del "orden natural": propiedad, libertad y

seguridad.

La premisa de la propiedad, sobre todo de la tierra, era fundamental en su filosofía

de la sociedad. La extendían a todos los derechos de propiedad: la propiedad personal,

ligada al ejercicio de la libertad; la propiedad mobiliaria o derecho de disponer de los

frutos del trabajo, y la propiedad inmobiliaria o territorial.

La premisa de la libertad, la aplicaban a la libertad de los cultivos, para que se

realizara el máximo del "producto neto"; también a la libertad de industria y de comercio

para reducir al mínimo los gastos de los colonos y propietarios; y como corolario de la

propiedad personal, admitían que era necesaria la libertad de producción.

Y en cuanto al principio de trabajo, y la libertad de comercio interno como

externo, lo veían involucrado en un régimen político de "despotismo legal" en el que el

Rey estuviera al tanto de la evidencia de las "leyes naturales".

Finalmente, a ello puede agregarse una cuarta premisa: el principio de

desigualdad; como factor, la desigualdad era necesaria para el "ordre naturel" que

preconizaban; ello en tanto se ocuparon de la circulación pero no de la distribución como

necesaria para asegurar el orden social. Para que el "orden natural" funcionara, era

imprescindible que se removieran todas las "intervenciones" (Cusminsky de Cendrero;

1967, p. 26).

Para diversos autores los fisiócratas representaron la "corriente circular" de la vida

económica como una serie de intercambios entre individuos y entre clases. De este modo,

el análisis general del proceso de cambio explicaría los precios, los costos y los ingresos.

7. 6 El "Tableu Economique"

El Tableau Economique de Quesnay representa la expresión más condensada del

sistema de economía política de los fisiócratas. Junto a él, y a numerosos artículos escritos

por Quesnay y publicados en L'Encyclopedie (por caso "Fermiers" y Grains"), otros

producidos por Dupont y por Mercier de la Riviere, la Philosophie Rurale de Mirabeau

condensa muchos de los aportes de estos economistas.

Siguiendo a Perdices de Blas (2003), puede resumirse el esquema teórico de los

fisiócratas centrando el análisis en la teoría, la política económica y la terminología

conceptual en la que el Tableau es el eje con referencia a la dinámica económica.

Page 71: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

71

Ejes Método Política Agricultura Producción Circ-reprod.

Teoría Evidencia Orden natural Agricultura

como único

sector

productivo

Produit net;

(Bon prix)

(Prix

fondamental)

Tableau

Economique

Política

económica

Educación Despotismo

legal

Reforma

agraria

Impót unique Libertad de

comercio

Terminología

conceptual

Avances

capitales

Agricultura

extensiva

capitalista

Producto neto

o excedente

Bon prix

Precio alto

remunerado

Coste de

producción

Impót unique

Impuesto

único

Perdices de Blas; L.; (2003); Historia del pensamiento económico. Ed. Síntesis. Madrid. p.87.

En cuanto al método o forma de llegar al conocimiento, los fisiócratas sostuvieron el

valor de la evidencia, y que en la naturaleza tanto física como social, existía un orden

natural. Parte del mismo era que sólo la agricultura fuese productiva, o creadora de

riqueza, pero sólo la agricultura con avances, capitalizada, creadora del "produit net", el

cual debía vivificar todo el cuerpo económico a partir de la circulación o de intercambios

entre sectores, intercambios que se representaban en el Tableau Economique.

Pero de cada concepto teórico expuesto, como señala Perdices de Blas, podía

obtenerse también una política concreta, debía potenciarse un sistema educativo que

ayudase a ver lo evidente, un sistema político acorde con el orden natural, basado en el

despotismo de las leyes positivas siempre que hubiesen sido dictadas por el monarca (un

déspota ilustrado guiado por el orden natural), una reforma agraria que estimulara una

agricultura similar a la inglesa en Francia, y un impuesto único como el que propuso

Vauban que gravara el produit net. Finalmente, debía generalizarse un sistema de libertad

que favoreciese la libre actuación individual, para permitir la llegada del produit net a

todos los sectores y el establecimiento de un buen precio para el grano o bon prix, alto y

remunerador para los productores como lo propuesto por Boisguilbert.

A partir de lo anterior, es posible señalar que estos pensadores no eran solo

economistas, sino que su esquema de teoría económica integraba un cuerpo mucho

más amplio de ciencia social.

Page 72: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

72

Como hombres de las ideas y las ciencias, estos pensadores se vieron atraídos por los

problemas de su tiempo, y participaron de los debates de la Francia del siglo XVIII.

Propusieron reformas y para ello buscaron raíces teóricas que avalaran sus propuestas.

Así, su propuesta se centró en el orden natural como rector de la sociedad. Ese orden

natural social, paralelo al natural era el que mantenía el equilibrio entre las partes del

sistema y resultado de las leyes naturales que regían el funcionamiento de la sociedad y la

economía. Pero también en su defensa del despotismo legal y de las leyes positivas que

debían aplicarse despóticamente inspiradas en las leyes naturales. Ello, les valió muchas

críticas en tanto en la época en que plantearon sus visiones, fermentaba el descontento

social hacia la aristocracia y el antiguo régimen (Perdices de Blas; 2003, p. 88).

El Tableau Économique, eje del fundamento económico de la sociedad definida por

Quesnay como un Reino Agricultor (modelo ideal de país), fue acompañado por un marco

político establecido por la obra de Quesnay y Mirabeau Traité de la Monarchie (Tratado de

la Monarquía) en la que se expusieron las cuestiones vinculadas a las leyes naturales como

las únicas en las que deben reflejarse las leyes positivas las que deben servir de marco a la

actuación del monarca, sin que exista una división de poderes, siendo el poder judicial el

único con funcionamiento autónomo para velar que el orden positivo sea realmente el

reflejo del orden natural.

A ello los aportes de los fisiócratas añadieron la idea de la productividad única de la

agricultura, reconociendo la existencia de dos tipos de agricultura, la gran agricultura

llevada adelante en grandes fincas arrendadas, con medios técnicos modernos y abundancia

de capitales, y la pequeña, la más extendida en Francia, a cargo de los "metayers",

medieros o aparceros, dotados de escasos medios técnicos.

La agricultura retrasada y pequeña era para el país la raíz de la crítica situación

francesa, junto a un sistema fiscal irracional, la falta de libertad de comercio y la

emigración a las ciudades. Ello fundamentó el interés de los fisiócratas de transformar la

pequeña agricultura en gran agricultura, cuya concreción requería de una reforma agraria

similar a la de Inglaterra, centrada en los cercamientos. Ello incluyó la definición de

"avances" o adelantos, capitales necesarios para la producción, tanto capitales públicos

traducidos en obras de infraestructura, como recursos de capital para la preparación de los

terrenos para el cultivo, capital fijo para la explotación y capital circulante para la

producción anual; elementos todos indispensables para el fomento de la generalización de

un sistema de gran agricultura, con libertad de comercio.

Page 73: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

73

Añadido a ello, Quesnay incluía en su artículo "Grains" la idea del buen precio (bon

prix),el que debía ser suficientemente alto como para ser remunerador y generador del

"produit net" o excedente creado por la agricultura productiva. Junto a ello exponía las

máximas para encaminar las transformaciones productivas e institucionales.

Perdices de Blas, 2003, sostiene a pág. 90 que detrás de los análisis de los fisiócratas

puede encontrarse una teoría del valor-grano o del valor-tierra, similar a la que esbozaron

Petty y Cantillon, la que parte de una concepción según la cual el origen y la medida del

valor de las cosas están en la tierra, o en el grano como su producto por excelencia. El

valor de una cosa se mediría así por la cantidad de tierra necesaria para producirla o,

considerando un rendimiento medio en grano por unidad de tierra, en la cantidad de grano

que esta tierra produce.

Adicionalmente, el "produit net", punto central sobre el que se asentó la teoría

económica de los fisiócratas, fue concebido como un excedente: "las riquezas anuales que

constituyen los ingresos de la nación, que eliminados todos los gastos, conforman los

beneficios que se obtienen de los bienes raíces", gravable por el impuesto único a pagar

por los propietarios de las tierras. Y el tipo de interés debía guardar proporciones

razonables a fin de no limitar la actividad productiva, y evitar la especulación, lo que

coincidía con la visión productivista que imbuía a la concepción económica liberal.

El objetivo que se propuso Quesnay en el Tableau fue describir en un solo

cuadro sinóptico los hechos relativos a la dinámica económica: la producción, la

circulación, la distribución, el consumo y la transformación de los valores.

Ello será retomado en el siglo XIX y XX por otros pensadores de la Economía como

Marx, Walras y Leontief, al procurar mostrar la interdependencia general de los fenómenos

económicos.

A continuación se presenta dicho esquema.

Page 74: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

74

Esquema del Tableau Economique de Francois Quesnay

I. Clase productora: la clase productora genera, por ejemplo, 5 unidades cuyo

destino es: a) 2 unidades para su propio mantenimiento y para iniciar la

siguiente etapa de producción; b) 1 unidad pasa a la clase estéril para

vestimenta, alojamiento y herramientas; y c) 2 unidades pasan, a la clase

soberana por impuestos y alquileres.

II. Clase soberana y de terratenientes: recibe 2 unidades de la clase productiva y

se destinan: d) 1 unidad a compras del comercio y en pago de salarios; y e) 1

unidad a pago de alimentos.

III. Clase estéril: recibe 2 unidades (1 de la clase productora y 1 de la clase

soberana y de terratenientes) que son destinadas: f) 1 a la compra de alimentos a

la clase productora; y g) 1 a compras dentro del mismo grupo en concepto de

insumos y otros bienes.

Clase

estéril

(III)

d

Clase

productora

(I)

g

f

Clase

soberana y de

terratenientes

II e

a b c

produce por

valor de 5

que se

distribuye así

Page 75: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

75

7. 7. Otras cuestiones en el pensamiento fisiocrático

Interesa exponer las siguientes ideas que integran el esquema analítico:

a. La cuestión de la distribución de la riqueza: el planteo fisiócrata se basa en la

división en tres clases: la clase productora, la de los terratenientes y soberana, y la estéril;

la clase propietaria recibe el producto neto, del cual retiene 2/3 para ella y 1/3 lo traslada al

Estado para atender las funciones de éste, limitadas a la defensa nacional, las obras básicas

para el mejor aprovechamiento de la tierra, y para la instrucción sobre las leyes del orden

natural. Esa clase puede percibir el ingreso traducido en el producto neto en virtud de su

adelanto para el trabajo de la tierra, y para obras básicas para la explotación agropecuaria,

que habilitan su derecho a percibir el excedente, mantener la propiedad y cobrar su renta;

b. los avances: constituyen los anticipos o adelantos. Al respecto, los fisiócratas

distinguen los anticipos de enseres y bienes de producción durables (capital fijo), de los

insumos, materias primas y salarios (capital circulante). Y plantean la importancia de la

reproducción de esos bienes para que vuelvan a la tierra. Al final del ciclo, la clase

productora obtiene el producto excedente por encima de lo invertido, debe repartir parte de

él a los demás y retiene una parte para volver a invertir y reiniciar el ciclo;

c. el interés: el capital puede percibir un interés, aunque el mismo no puede superar

el 10%, a fin de no convertirse en usura y afectar la reproducción; y sólo lo puede haber en

la agricultura, no en la industria, el comercio y los servicios;

d. el trabajo: sólo es productivo el trabajo agrícola; el trabajo en el comercio, la

industria y los servicios es estéril o "improductivo", porque no crea materia;

e. el salario: debe quedar determinado entre las partes a través de un mecanismo de

oferta y demanda en un marco de libertad; ello es así en particular en la agricultura, lo que

hace que en determinados momentos no vaya más allá del mínimo de subsistencia del

trabajador. En la medida que se eleve la riqueza en virtud de la mejora agrícola y de la

productividad, podría mejorar el nivel de retribución del trabajo. Esto es expuesto por

Turgot en sus Réflexions, cap. V y VI en Ecrits économiques, Ed. Calmann-Lévy, Paris,

1970, p. 126; (citado por Fernández López; 1973, p. 104);

f. la población: los fisiócratas vincularon los cambios en su volumen con los de la

riqueza: cuando hay bienes, hay posibilidades de que aumente la población; si los bienes

disminuyen, disminuye la población. En ello se advierte la influencia de Cantillon,

expuesta en su obra Essai, Ed. castellana, FCE, México, 1950, cap. XV, pp 58-59;

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76

g. la cuestión del valor: fue tratada por Le Trosne en su escrito Del interés social en

relación con el valor, la circulación, la industria y con el comercio interior y exterior,

(1777). En él el autor define al valor como "la relación de cambio que existe entre tal cosa

y tal otra, entre tal medida de una producción y tal medida de otras. El precio es la

expresión del valor: no es distinto en el intercambio, cada cosa es recíprocamente el

precio de la mercadería, en la venta, el precio es en dinero. Distingue el valor propio de

las producciones, que es la relación de intercambio que tienen entre sí, con su precio

expresado en dinero, que no representa más que la relación de las producciones con el

dinero; señalando además que las causas de las que proviene el valor son: la utilidad; los

gastos indispensables; la rareza o abundancia; la competencia y la producción. De

este modo, Le Trosne anticipa las visiones sobre el valor de los bienes que exponen Say,

Malthus y Stuart Mill, quienes lo basan en la demanda; las teorías basadas en el costo de

producción, por caso las de Smith, Ricardo, Stuart Mill y Marshall; la teoría de Walras,

basada en la rareza; la de oferta y demanda de Marshall y Mill, y la teoría clásica y

marxista del valor;

h. la ley de los rendimientos decrecientes: este principio es formulado casi de modo

simultáneo por James Steuart en 1767 en su escrito An inquiry into the principles of

political economy, y en 1768 por Turgot en L'import indirect. Sin embargo, como señala

Fernández López, 1973, p. 108, cada uno descubre los aspectos de la teoría de la renta, los

que serían llamados "margen extensivo" (James Stuart) y "margen intensivo" (Turgot).

Para Schumpeter esta enunciación contiene un logro que alcanza por sí solo para situar a

Turgot como un teórico superior a Smith, en tanto formuló su ley en términos de

incrementos sucesivos de producto, y no en términos del producto medio (por unidad de

factor variable). O sea que Turgot realmente utilizó el análisis marginal y la aplicación de

técnicas modernas (las gráficas en coordenadas cartesianas y la aplicación de las derivadas

matemáticas al análisis marginal) sólo habría contribuido a mejorar la forma de su

enunciado (Schumpeter; History of Economic Analysis, 1960; pp. 260-261).

i. las cuestiones financieras: la moneda y los impuestos: para ellos, el dinero, en

línea con la tradición aristotélico-tomista, no constituye una riqueza verdadera, sino un

mero intermediario en el proceso de circulación o intercambio de riquezas; al decir de Say

un "un carruaje del valor de los productos", y al decir de Stuart Mill, "un mero artificio

para hacer más rápidamente algo que sin el mismo igualmente podría hacerse". Con esta

apreciación, Quesnay y sus seguidores desafiaron las creencias mercantilistas respecto a las

cualidades del oro y su papel en la generación de la riqueza del Estado y el imperio.

Page 77: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

77

En cuanto a los impuestos, sostuvieron la necesidad de gravar directamente al

ingreso territorial o "produit net", es decir establecer un impuesto a la atierra (impót

fonciér) y único, con exclusión de toda contribución personal y todo impuesto sobre los

consumos, a los cuales denominaban indirectos.

Síntesis: el aporte de los fisiócratas a la emergencia de la ciencia económica:

En función de su aporte los fisiócratas fueron considerados por Gide y Rist en su obra

"Historia de las Doctrinas Económicas", publicada en 1909, como los primeros

exponentes entre "Les fundateursr" en Economía, seguidos por Adam Smith y luego por

los economistas "pesimistas" como Malthus y Ricardo. Ello en tanto con su análisis el

pensamiento económico alcanzó su autonomía respecto a otras ciencias humanas, como

ocurría en la Edad Media respecto a la subordinación del pensamiento económico con

respecto a la filosofía, la moral y el dogma religioso.

Al decir de Fernández López, (1973, p. 110), con el mercantilismo se rompe en parte

ese tipo de dependencia; los mercantilistas independizan las cuestiones económicas de la

filosofía moral y la religión, pero la subordinan a la política.

Así para Heckscher, el mercantilismo, más que constituir un sistema de pensamiento

económico, debe verse como una fase de la historia de la política económica; mientras que

Quesnay le otorgó al estudio económico una interpretación y una base científica. De este

modo, con la fisiocracia, la economía política se desarrolló como campo de estudio

independiente (Fernández López; 1973, p.110).

Respecto a los aportes de los fisiócratas, Smith señaló en su obra La Riqueza de las

Naciones su defensa de la agricultura por sobre las trabas que la oprimían, lo que permitió

la extensión de los contratos de arrendamientos, así como también su enérgico ataque a las

antiguas restricciones al transporte de granos entre provincias, las que fueron eliminadas,

gestándose igualmente la libre exportación del Reino (Smith, La Riqueza de las Naciones,

Ed. castellana del FCE, 1968, p. 605).

En tal sentido, sostuvo que sus escritos contribuyeron a provocar la supresión de las

aduanas provinciales y a estimular la libertad de comercio interior, el derrumbe del sistema

de corporaciones y la libertad de trabajo (edicto de Turgot de febrero de 1776); la abolición

del trabajo forzado, y las reformas liberales y progresistas de la Asamblea Constituyente.

Del mismo modo, su influencia se ejerció sobre príncipes, ministros, gobernadores e

intendentes de provincias.

Page 78: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

78

Ellos buscaron inspiración en sus propuestas para el mejoramiento de la

administración interior y la dirección de las relaciones con el exterior, incluyendo la

libertad en el comercio de granos.

Su influencia llegó a otros países e inspiró relaciones y tratados internacionales; por

caso, incentivó las reformas en Toscana (Italia), orientadas hacia la libertad industrial y

comercial llevadas adelante por el gran duque Leopoldo y sus ministros; y del mismo

modo acciones centradas en la filosofía económica liberal llevadas adelante en Alemania

gobernada por Karl-Friedrich, y en Austria por el emperador José II. La Suecia de Gustavo

III, Polonia bajo la administración de Stanilas Augusto, y Rusia en la gestión de Catalina II

también mostraron tendencias en tal sentido. Y su defensa de la libertad de producción y

comercio de granos les valió ser protagonistas de importantes debates ideológicos y de

disputas públicas con los defensores del Antiguo Régimen.

Su aporte a la dinámica económica ha sido reconocido por diversos estudiosos de la

economía política. El Tableau Economique dio cuenta de la interdependencia entre los

sectores y clases en la economía mediante una sucesión de transacciones o compraventas,

donde las mercaderías y el dinero iban pasando de mano en mano; así dichas transacciones

se convertían en el conducto por el cual el dinero y los bienes circulaban entre las clases, al

igual que la sangre circula entre los órganos. Esas mercancías que circulaban de una clase a

otra se constituían en un capital. De ahí, pues, que de la diferenciación de funciones -

producción, consumo-, la interdependencia y la circulación, Quesnay fue conducido a

analizar la materia circulante, el capital. La idea de circulación derivó así en un análisis del

capital (Fernández López, 1998; p. 150). En esa línea, Marx y Engels, críticos de la

Economía burguesa, en Werke, 1971, pp. 12-13, señalaron:

"El análisis del capital, dentro del horizonte burgués, es esencialmente obra de los

fisiócratas. Prestar este servicio les hace los verdaderos padres de la economía política

moderna. En primer lugar, el análisis de los diversos componentes materiales en que

existe el capital y en los que se resuelve en el curso del proceso de trabajo. No es reproche

a los fisiócratas el que, como sus sucesores, pensaran como capital a estas formas de

existencia materiales -tales como herramientas, materia prima, etc.- aisladas de las

condiciones sociales en que aparecen en la producción capitalista (....) Además de este

análisis de los elementos materiales en que consiste el capital dentro del proceso de

trabajo, los fisiócratas establecieron las formas que el capital asume en la circulación

(capital fixe, capital circulant, a pesar de llamarlos con otros nombres)".

Page 79: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

79

Ello, en tanto Quesnay caracterizó al capital según dos criterios: primero, por las

peculiaridades materiales de su existencia: materia prima, alimentos de animales y

trabajadores, instrumentos de producción durables, la tierra y los trabajos, mejoras y

construcciones en ella; y segundo, como sumas de dinero, avances o adelantos.

El segundo grupo de categorías coincidió con las de Smith en lo que respecta al

capital circulante (= avances anuales), pero en cuanto al capital fijo Quesnay distinguió

entre avances primitivos (bienes muebles y mejoras) y avances prediales (tierra y

preparación del suelo). Las distinciones temporales llevaron a los fisiócratas a diferenciar

entre stocks y flujos. Para ello recurrieron a una contabilidad de stocks y otra contabilidad

de flujos. El nexo entre stocks y flujos es la duración temporal de los stocks.

Al introducir el factor tiempo, Quesnay buscó justificar la necesaria prolongación de

los arrendamientos. Cuando un dueño concede a otro por un tiempo el uso de un predio de

determinado valor (avances fonciers), la transacción tiene por objeto un stock, y la

contraprestación es un precio o servicio anual, el arrendamiento, igual a 1/30 del valor del

predio que debe entregar el arrendatario al propietario. Con respecto a los bienes de

producción durables (avances primitives) se suponían de una duración media de 10 años,

por lo que su valor anualmente se depreciaba 1/10 y suponían el pago de un interés. El

cálculo del producto neto debía computar dichos valores.

El análisis completo de las transacciones (flujos) correlativos a sendos stocks

(depreciación o intereses de los avances primitivos 1/10 del capital durable, y

arrendamiento de la tierra 1/30 del valor de ella (avances fonciéres)), y las funciones

definidas de la clase productiva, la propietaria y las estériles, llevarán a Quesnay a

establecer los ingresos y gastos de cada grupo, y los niveles de arrendamiento de la tierra

por transferencias de uso del suelo por períodos fijados a través del juego de la oferta y

demanda de tierras cultivables (Fernández López; 1998; p. 151-155).

Finalmente, el Tableau introdujo los indicadores Ingresos y Gastos, trató al ingreso

nacional en términos dinámicos como un flujo de fondos y de productos de un sector de la

economía a otro, y mostró las diversas transacciones que ocurren en el curso de este flujo

en una serie de cuentas interrelacionadas, anticipando de este modo unos doscientos años

el moderno análisis estadístico del ingreso y gasto nacional mediante cuentas sectoriales.

Ellos también inauguraron la consideración de flujos reales y monetarios, verdadero núcleo

del análisis económico moderno (Studenski, Paul, 1958, The income of Nations. New York

University Press, p. 61, citado en Fernández López; 1998, p. 152-154).

Page 80: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

80

Para algunos autores, la elaboración de Quesnay aparece no como una economía

positiva, sino como una política económica, una economía normativa, a lo que agregan

que la fisiocracia no constituiría una teoría completa en tanto no incorporó la realidad

social; aunque Quesnay señaló que su cuadro económico y la circulación de ingresos y

gastos entre clases no eran hipotéticas, sino tomadas fielmente de la realidad.

A ello se agrega la no consideración del Estado en las cuentas, en tanto no fue

computado como ligado a la actividad económica de los particulares, y la

simplificación de los impuestos que habrían de financiar al Estado, definidos como

directos, a cobrar sobre la clase propietaria.

De este modo, Quesnay y sus discípulos, como sugiere Smith, fueron una

auténtica reacción contra la política mercantilista de Colbert durante el reinado de

Luis XIV, y se convirtieron en los representantes del liberalismo europeo, el laissez

faire laissez passer que impregnaría sus Máximas generales del gobierno económico de un

Reyno agricultor (Smith, A.; La riqueza de las Naciones).

Antes de la muerte de Luis XIV, la mala situación de la agricultura francesa había

originado un movimiento de reacción contra el Colbertisme. Luis XV, en vez de recobrarse

de las pérdidas internas, se lanzó a la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra de la que

Francia salió derrotada, perdiendo Canadá y sus Posesiones Orientales, quedando reducida

a una potencia de segundo orden en Europa. Estas circunstancias crearon un ambiente

favorable a un movimiento de vuelta a la naturaleza, de lo cual los escritos de Rousseau y

las pinturas de Boucher y Fragonard constituyen pruebas fehacientes (Blaug, 1968, p.48).

Los fisiócratas, inclinados a subrayar el papel de la agricultura veían por esos

tiempos que la combinación de minifundios, métodos anticuados y una maraña compleja

de obligaciones feudales hacía difícil que Francia pudiese adoptar las mejoras logradas por

la revolución agrícola inglesa.

De ahí que plantearan la necesidad de eliminar los vestigios medievales en el campo,

nacionalizar el sistema fiscal reduciendo todos los impuestos a una sola leva sobre la renta,

y liberar el comercio del trigo de todas las trabas mercantilistas, emulando la agricultura

inglesa.

Desde esa óptica, fue el Tableau Economique el que señaló la interdependencia

general en una drástica simplificación del sistema económico en tres sectores

interactuantes, y de él se derivó el l'impot unique, como leva sobre la renta pura, que

Quesnay calculó equivalía a una tercera parte del produit net.

Page 81: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

81

Ello fue retomado por Schumpeter al señalar que:

"El ordre naturel fisiócrata aparece como el estado de cosas más ventajoso para la

humanidad. Cada individuo actúa en interés de todos cuando busca su interés persona", y

"al tener interés todas las clases en que este produit net, de que depende todo el progreso,

sea lo más grande posible, los fisiócratas dedujeron de ello la existencia de una armonía

entre los intereses de las diversas clases. Según ellos, los resultados de la libre

competencia son beneficiosos, no ya por principios superiores, tomados del derecho

natural, sino como consecuencia del análisis de la actividad económica misma"

(Schumpeter, 1914; traducido por J. P. Fontseré en Síntesis de la evolución de la ciencia

económica y sus métodos, Barcelona, Ed.de Occidente, 1963).

A la crítica fisiócrata al mercantilismo se agregaría a posteriori la idea popularizada

por J. B. Say (economista "clásico") como Ley de los Mercados, retomada de la frase de

Quesany de que "tout achat est vente, et que toute vente est achat", o sea prácticamente la

idea de que "la oferta crea su propia demanda". En ese esquema de producción y

circulación libre, el dinero es simplemente un instrumento de cambio, el comercio se

reduce esencialmente a un trueque y la creación de producto genera simultáneamente

ingresos, que al ser gastados hacen posible un nuevo ciclo de producción, o circuito.

No obstante, Cantillon puso de relieve que la renta del propietario no está siempre

forzosamente compensada con un gasto igual, y puede ser retenida rompiendo la corriente

circulatoria de ingresos. Ese sería el origen de la idea desarrollada por Malthus, pensador

clásico de los primeros años del siglo XIX de que el gasto de los propietarios de la tierra en

bienes de consumo de lujo es un factor que mantiene la corriente circular y por

consiguiente la prosperidad económica. Este es también, al decir de Blaug, el origen de la

tesis del subconsumo, que pasó de Quesnay a algunos fisiócratas ingleses, como Thomas

Spence, y por medio de Malthus a los socialistas ricardianos, para desembocar con Marx

en un ataque a gran escala contra el capitalismo. (Blaug, 1968, p. 54)

El gran mérito de Quesnay, señala Denis (1970), es haber visto que era preciso partir

del capital para comprender las actividades económicas que se desarrollaban ante sus ojos,

y que el problema esencial que había que resolver era el de la reconstrucción del capital

gastado o "anticipado" (avances) con vistas a la producción. Es así cómo, creyendo

analizar el mecanismo universal de la producción de las riquezas, el autor hace la teoría de

una forma de producción particular en un período determinado de la historia: la forma de

producción capitalista.

Page 82: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

82

Los "anticipos anuales" representan el capital de que disponen los agricultores,

como clase productiva; y los artesanos (clase improductiva) al principio del período, y que

servirá luego para pagar los gastos de explotación en el transcurso del próximo año. Se

trata, pues, únicamente del capital circulante. Entre los artesanos es un capital monetario

que permite comprar materias primas a la clase productiva. En los agricultores es un stock

de medios de subsistencia que les permite vivir durante un año, esperando la próxima

cosecha. Los agricultores poseen también un capital fijo puesto que hacen "anticipos

primitivos", y los propietarios también comprometen capital puesto que hacen anticipos

para la ordenación de las tierras, que constituyen "anticipos territoriales", pero este

capital es permanente, despreciándose su desgaste.

Así, Quesnay muestra que el funcionamiento de la máquina capitalista, en el

transcurso de un período depende de los resultados que se han obtenido en el

transcurso del período anterior. Ello se corresponde con un capitalismo agrario, mientras

que en un capitalismo industrial los beneficios serían gastados más rápidamente.

No obstante, la idea de la continuidad del proceso de realización y de gastos de los

beneficios que contiene el Tableau es una idea de gran relevancia. Los agricultores utilizan

sus ingresos para el pago de las rentas a los propietarios agrícolas; otra parte son los

intereses de sus anticipos primitivos, y deben amortizar el capital fijo, y ellos fluyen hacia

los artesanos, finalmente con los ingresos que les quedan constituyen sus "anticipos

anuales". También los artesanos reciben sus ingresos, y devuelven la mitad de ellos,

mientras que con el resto constituyen sus anticipos anuales.

De esta forma, el Tableau representa una construcción intelectual relevante.

Demuestra cómo en el sistema de producción capitalista todo el mecanismo de actividad

económica depende de la iniciativa de los detentores del capital que hacen los anticipos y

gastan los beneficios.

Y aparece la nueva idea de que el poder de compra de los consumidores nace del

desembolso del capital y de la realización de los beneficios. De ello derivaría que los

asalariados forman una capa social pasiva y subordinada a la capa capitalista, convertidos

como fuerza de trabajo en mercancía.

Para Quesnay, el salario corresponde siempre a lo que es necesario al obrero para

subsistir, de lo que Marx derivará que el valor de la fuerza de trabajo es el valor de los

bienes necesarios para la reproducción de la fuerza.

Page 83: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

83

Del mismo modo, se advierte que en una economía capitalista, toda la actividad

económica descansa sobre la puesta en circulación de los capitales, o sobre los gastos

hechos gracias a los capitales (adelantos); todo descansa igualmente sobre el gasto de su

renta por parte de los beneficiarios de los beneficios (propietarios agrícolas). Y para que el

sistema funcione, es preciso que la venta de los productos permita reconstruir los capitales,

lo cual es posible siempre que las rentas nacidas de la producción sean gastadas

normalmente. El capitalismo descansa sobre la circulación permanente del capital. Ello

aparece claramente en el Tableau économique, a pesar de que Quesnay tuviese la

pretensión de deducir las leyes universales del funcionamiento de la economía, y no las

leyes de un sistema histórico particular.

Completamente subordinado a las iniciativas de los detentores de capitales, señala

Denis, el sistema de vida económico descrito por Quesnay presenta a sus ojos la ventaja

decisiva de suscitar un aumento de los adelantos y por tanto de la renta nacional, gracias al

ahorro de una parte de las rentas de los capitalistas.

Así, si los propietarios ahorran una parte de sus rentas, las sumas pagadas por ellos a

los artesanos no representan solamente la contrapartida de una compra de bienes de

consumo sino la contrapartida de los trabajos destinados a la mejora de las tierras y de los

equipos agrícolas.

De este modo, el proceso económico indefinido parece garantizado por el desarrollo

ilimitado del ahorro de los capitalistas privados. Y el sistema capitalista de producción es,

a los ojos de Quesnay, la máquina admirable que la Naturaleza o la Providencia propone a

los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares para alcanzar la prosperidad y la

felicidad.

Así el autor lleva al extremo su posición, a lo que agrega que lo que falta en una

nación no es el consumo de las producciones, sino un precio bajo cuando el consumo no

está asegurado por una libre competencia del comercio. No obstante, no advierte la

problemática de la distribución, el caso de que no puedan pagar los consumos. Ello marca

la semilla del desajuste entre oferta y demanda, de mercados y producción capitalista que

Quesnay no advierte (Denis, 1970, pp. 144-148).

Más allá de las cuestiones remarcables como muy relevantes en la explicación

del funcionamiento del sistema económico de su época, Quesnay y sus seguidores

apelaron a la negación de la historia.

Page 84: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

84

Consideraron que todos los fenómenos económicos están gobernados por unas

leyes análogas a las de la física; y que ellas son universales, es decir son las mismas en

todo tiempo y en todo lugar, puesto que están fundadas en las necesidades físicas del

hombre y son anteriores a las "convenciones sociales".

Ello reduce las relaciones económicas a unas relaciones mecánicas, analizables

matemáticamente, y convierte a las leyes en universalmente válidas, presentando la ciencia

económica como una ciencia que no tiene nada que ver con la historia. Ello es producto de

su mirada centrada en las "ciencias de la naturaleza" cuyas leyes serían atemporales. Y

conduce a aceptar la actitud del liberalismo económico, que no reconoce las crisis, y que es

precisamente el que la burguesía de la época de fines del siglo XVIII tendía a adoptar.

En línea con ello, y con la posición de la burguesía que sintiéndose fuerte buscó

prescindir del Estado, y rechazó las numerosas reglamentaciones económicas y sociales del

Antiguo Régimen por entorpecer sus actividades, los fisiócratas defendieron el liberalismo

económico, y para ello adhirieron a una concepción del orden natural de la sociedad, y

contribuyeron a orientar la política francesa hacia el liberalismo comercial (por caso en el

edicto del 18 de julio de 1764 que autorizaba la libre exportación de los cereales). Con

marchas y contramarchas las ideas liberales se irían abriendo camino, hasta llegar a la

Revolución de 1789 que en el marco de los principios de igualdad, libertad y fraternidad,

instauraría la política liberal en materia económica (Denis, 1970; pp. 152-153).

En síntesis, del modelo del Tableau economique, Quesnay sacó dos conclusiones

políticas:

una era la capacidad "natural" del sistema económico para reproducirse y

permanecer en equilibrio (estado estacionario) en tanto no se viera obstruido por la

intervención de las autoridades políticas. El equilibrio de reproducción en el que se hallaría

el sistema puede definirse como una situación en la que cada sector proporciona al resto de

los sectores precisamente la cantidad de inputs requerida por éstos, de manera que ente los

diferentes sectores y las distintas clases se instauran relaciones de naturaleza funcional. Se

describía la estructura económica en la que se basaba el organismo social como si se tratara

de un organismo natural. Y el equilibrio al que aquélla tendería de manera natural se veía

precisamente como una manifestación del orden natural de las cosas (resaltando en ello la

influencia de la filosofía iusnaturalista). A ello agregó Quesnay, que frente al orden

natural, lo mejor que podía hacer el "orden positivo" es decir las leyes y las instituciones de

la sociedad organizada, era no intervenir ("laissez faire, laissez passer les marchandises").

Page 85: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

85

En efecto, si se les permitía hacerlo, sin interferencias, las mercancías irían por sí

mismas adonde deberían ir para satisfacer la exigencia de reproducción del mecanismo

social.

Y la otra se refiere a la doctrina del impót unique. Siguiendo a Vauban y

Boisguillebert, tal cual lo expusieron a principios del siglo XVIII, Quesnay sostuvo que lo

mejor que podía hacer la autoridad central en el ámbito de la economía pública era

eliminar todo aquel complejo e ineficaz aparato fiscal, heredado de la Edad Media, que

obstaculizaba la libre circulación de las mercancías y la libre iniciativa privada, además de

hacer la recaudación de los impuestos menos difícil y costosa. Se trataba -entonces- de fijar

un impuesto único sobre la tierra, que se pagaría con el producto neto. Los otros ingresos

se gastarían en los "consumos necesarios" para la producción, por tanto no se verían

afectados en términos reales; los impuestos sobre éstos serían transferidos y recaerían

finalmente sobre la renta de la tierra. (Screpanti y Zamagni, 1997; pp. 58-59).

Las Máximas aplicables al Reino agrícola, expuestas por Quesnay, derramarían no

sólo en la Europa de su tiempo, sino también en América. Los reyes Borbones, ligados a la

dinastía francesa, adhirieron a ellas en el nuevo régimen desplegado en la España del siglo

XVIII, y las tradujeron en reformas liberales bajo la administración de Carlos III, tales

como la libertad de comercio con América.

En dichas circunstancias, y ya bajo la gestión de Carlos IV, Manuel Belgrano

revolucionario liberal criollo, después de estudiar abogacía en Salamanca, publicó en

Madrid (1794) su traducción al castellano de las Máximas generales del gobierno

económico de un reino agricultor de Quesnay, y llevó las ideas al Río de la Plata.

Desde la secretaría del Consulado de Buenos Aires, Belgrano escribió su obra

Memoria, en 1795, y la tituló de modo similar a Quesnay "Medios (máximas) generales de

fomentar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio (=gobierno

económico), en un país (=reyno) agricultor" y en 1796 publicó otra traducción fisiocrática.

Del mismo modo, en Portugal, Azeredo Coutinho publicó el Ensayo económico

sobre el comercio de Portugal y sus colonias, en el cual enunció cuatro propuestas

coincidentes con las máximas de los fisiócratas: acabar cone l monopolio y el privilegio de

comercio de la real Hacienda; desarrollar el comercio exterior, impulsar la industria de

transformación de productos agrícolas y utilizar la riqueza forestal de Brasil. Y en Chile,

José de Cos Iriberri, secretario del consulado adheriría a las ideas liberales. (Fernández

López; 1998, pp. 160-161)

Page 86: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

86

Con ello se expandiría la nueva visión de la necesidad de estimular la producción

agrícola capitalista libre, con introducción de mejoras al tipo de una revolución agrícola, al

tiempo que remover los obstáculos institucionales al comercio y la reproducción.

El Estado debería garantizar las instituciones liberales, la propiedad, la seguridad, el

trabajo libre, y la libre circulación de los flujos de bienes y dinero entre clases y sectores.

Así, el orden positivo no debía apartarse del orden natural, y con la libre producción y el

libre intercambio se expandiría la armonía y el crecimiento del reino. Turgot desde la

política y la economía, desde sus Reflexiones y sus Edictos liberadores aportaría en

Francia a extender los fundamentos doctrinales de las leyes. La idea de libertad económica

se transformaría en leyes positivas de acuerdo con la teoría política de los fisiócratas.

Quedarían de este modo expuestas de modo generalizado las ideas económicas

centrales del debate que continuaría con los clásicos, con la cuestión del trabajo asalariado

y el valor de uso y de cambio, la renta de la tierra, la mano invisible y el equilibrio de los

mercados. La armonía orientaría las decisiones individuales y ello conduciría al bienestar

general dentro del orden social natural.

En este marco, habría que esperar algunas décadas para que se transparentaran las

consecuencias de la producción capitalista: la acumulación de riqueza y la miseria

conviviendo en el campo y las ciudades, entre cercamientos y la revolución agrícola; la

libertad económica asociada a la situación miserable de la clase obrera que estudiaría Marx

en Inglaterra, al tiempo que el libre comercio exterior se impondría como división

internacional del trabajo y el poder, instalando el intercambio desigual entre los pueblos,

entre las naciones industrializadas y las colonias, definiendo funcionalidades que

ampliarían las asimetrías a lo largo del tiempo.

Ellas inspirarían a posteriori a Federico List (economista que propugnó ideas

proteccionistas e industrialistas, desarrolladas a mediados del siglo XIX) quien insistiría en

la industrialización con proteccionismo en Alemania y en la América del Norte que los

convirtieron en potencias industriales. Quesnay y sus seguidores ya no estarían para verlas.

Page 87: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

87

Repaso: las Ideas claves del pensamiento fisiócrata

el orden natural

la pequeña agricultura

el producto neto

el despotismo legal

el valor del trabajo agrícola

los avances o adelantos

el impuesto único

el buen precio

el Tableau economique como mecanismo de circulación-distribución

Autoevaluación: Revisión de textos, análisis, y explicación.

Amplíe y explique las ideas del cuadro resumen de repaso que se presenta a

continuación acerca del pensamiento griego, romano, escolástico, mercantilista y

fisiócrata en cuestiones económicas.

Tenga en cuenta que los pensadores modernos: los mercantilistas, y en particular los

fisiócratas, aportan desarrollos sobre temas relevantes que apuntan a la conformación de la

Economía como una disciplina autónoma, lo que hizo que en el siglo XVIII emergiera la

Ciencia económica moderna como un ámbito específico del conocimiento humano;

mientras los pensadores de la antigüedad y del medioevo integraron las preocupaciones

económicas al resto de sus ideas sobre la vida, el hombre y la sociedad de su época.

Revise las ideas acerca de "lo económico" tomando en consideración que ello

refiere a las actividades de producción y distribución de bienes entre los individuos,

grupos sociales y/o comunidades, las que se desenvolvieron en cada civilización, tiempo

y espacio, para garantizar la subsistencia y reproducción de la población, dentro de

determinadas reglas, instituciones o normas de vida, históricamente determinadas; siendo

éstas las que determinan cómo transcurre la vida económica, lo que involucra a la

naturaleza en sentido dinámico, a las cosas, y a los hombres, sus ideas, valores, intereses y

formas de organización a lo largo del tiempo.

A partir de investigar sobre las cuestiones históricas a través de lecturas

complementarias a este documento, relacione el surgimiento de la Economía como

disciplina con otros avances científicos, tecnológicos y organizativos desplegados entre los

siglos XVI y XVIII que dieron origen al nacimiento y desarrollo temprano del capitalismo.

Page 88: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

88

Pensadores Griegos

El Imperio

griego

Romanos

El Mundo

del Imperio

romano

Escolásticos

Europa

Occidental

España e

Italia

Mercantilistas

Europa

Occidental

Fisiócratas

Francia

Era- Siglos Antigua

Siglos III y IV

a.C.

Antigua

Siglo 1 a. C

y hasta 476

Edad Media

Siglo XII al

XVI

Era Moderna.

Siglos XVI-

XVII

Era Moderna;

mediados del

siglo XVIII

Pensadores

más

relevantes

Platón

Aristóteles

Jenofonte

Cicerón,

Séneca,

Cayo

Plinio

Santo Tomás

de Aquino

Nicolás de

Oresme

Escuela de

Salamanca

bullonistas,

comercialistas

industrialistas;

Thomas Mun,

Jean Bodin, A.

Montchretien,

W. Petty, Ch.

Davenant, P.

W.Von Hörnigk

Colbert

Francois

Quesnay;

P. S. Du Pont de

Nemours

P. Mercier de la

Riviere;

F. le Trosne

R. Cantillon: un

mercantilista que

anticipó a los

fisiócratas.

Belgrano en el

Río de la Plata

El hombre:

actividades

En la

antigüedad el

pensamiento

acerca de lo

económico

estuvo

contenido en

los análisis

generales

acerca de la

vida del

Su interés

se centró

en temas

prácticos

como el

trabajo.

Otorgaron

relevancia

a lo agrario

y a lo

jurídico: lo

No hay un

único

pensamiento

escolástico

sino

pluralidad de

ideas.

La justicia

conmutativa

en el

intercambio

Preocupación

por la

organización

económica del

Estado.

Que se pueda

producir para el

mercado, para el

comercio

exterior, para

aumentar el

El mercado es un

espacio

impersonal. El

hombre tiene el

derecho de

disfrutar de su

trabajo.

El laissez faire

laissez passer

El valor de la

Page 89: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

89

hombre, ligado

a lo jurídico, lo

moral y lo

ético; lo justo y

lo injusto

público (la

res

pública), y

a las

cuestiones

del derecho

individual:

el contrato

y la

propiedad

de bienes y

servicios; la

justicia

distributiva

en la

distribución

de los

ingresos y de

la riqueza.

poder

económico del

Estado nación.

libertad, pero no

de la igualdad; el

despotismo legal.

Lo

económico

y las otras

preocupacio

nes

Visión de

conjunto del

funcionamiento

social. Interés

por la filosofía,

lo jurídico; lo

espiritual, lo

trascendente, lo

público.

La economía

subsidiaria del

Tratado de la

Justicia. La

economía, la

política y la

ética; el precio

y su relación

con los

mercados; el

interés y su

relación con el

uso del dinero;

el crecimiento

económico

vinculado al

territorio, a sus

El derecho

de

propiedad

como

derecho de

uso; los

contratos

entre

iguales.

Cicerón:

El

comercio

como

intercambi

o de cosas

sobrantes

por cosas

necesarias;

la

preocupaci

ón por la

educación.

Séneca y la

división de

las cosas

entre

La condena

del préstamo

a interés y a

la usura-

La Summa

Teológica.

Precio justo,

intercambio

de

equivalentes.

El salario

justo y el

nivel de vida

del

trabajador.

Pensamiento

laico. Las ideas

económicas

ligadas al poder

territorial de los

nuevos Estados

Nacionales.

Europeos.

No constituyó

un sistema

ordenado de

relaciones

económicas.

Las ideas y

prácticas

quedaron

plasmadas en

escritos,

informes, libros

y discursos

parlamentarios a

lo largo de 3

siglos.

Constituyen la

transición entre

las ideas

Las

preocupaciones

por la baja

productividad

agrícola, los altos

impuestos sobre

las ventas

agrícolas y el

déficit público.

La propuesta de

la estimulación

de la producción

agrícola

inspirada en el

modelo inglés: la

gran propiedad,

el trabajo

asalariado y las

mejoras técnicas.

Page 90: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

90

recursos y al

poder.

necesarias,

útiles y

agradables.

escolásticas del

medioevo y la

futura escuela

clásica liberal.

Lo micro o

lo macro

Platón y la

polis o ciudad-

estado.

Aristóteles y la

crematística:

actividades

ligadas a la

adquisición de

bienes y

riqueza; dos

formas de la

crematística: la

economía

familiar y la

satisfacción de

necesidades, y

la economía

comercial por

lucro (actividad

condenable)

El derecho

de gentes

como un

derecho

natural.

El Estado y

la res

publica; el

derecho de

propiedad,

el contrato

Lo micro; la

conducta del

hombre: lo

justo y lo

injusto.

La moneda

como medio

de cambio

La economía del

Reino. La

importancia de

la dinámica

económica a

partir de la

acumulación de

población,

metales,

industrias,

mercados y

territorios.

Lo micro y lo

macro juntos; las

unidades

productivas

promovidas en

un trabajo libre y

su aporte al

Reino

La riqueza Platón: el ideal

de la armonía,

la justa

proporción y el

equilibrio entre

la riqueza y la

pobreza.

Crítica a la

avaricia y al

lucro.

Aristóteles: la

condena a la

La riqueza

y los juri

consultos

Categorías

de análisis.

el valor de

los bienes:

valor de

uso y valor

de cambio

de las

cosas;

Los fines

éticos y

morales de

la conducta

humana;

distribución

del ingreso y

del nivel de

consumo

según el

status de

cada persona

Su fuente es el

comercio y la

acumulación de

metales.

Cabe destacar el

bullonismo

(acumular

metales), la

crítica al lujo

por el exceso de

gasto en

importaciones;

El trabajo

agrícola como

generador de

excedentes de

producción: el

produit net.

El sistema

económico un

todo integrado,

con base en la

producción

agrícola y la

Page 91: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

91

usura, la

búsqueda

ilimitada de

riqueza y la

acumulación de

dinero: el

préstamo a

interés, el

comercio

exterior con

monopolios y

el trabajo

asalariado. La

defensa del

justo precio en

el intercambio.

Jenofonte: el

interés por la

agricultura

fuente de toda

la producción;

la población

como factor

impulsor del

comercio, las

ganancias, los

impuestos y los

ingresos del

Estado.

bienes de

consumo, y

bienes de

capital;

valor y

mercancía;

trueque y

compra-

venta, el

capital y el

trabajo, el

dinero y

sus

funciones;

el interés,

capital fijo

y

circulante,

los precios;

el crédito,

los bancos

y el

comercio

exterior.

Los

agraristas:

Catón,

Varrón y

Columela:

la

producción

agrícola

para el

mercado y

el trabajo

esclavo.

en la

sociedad y

no resuelta

por el

mercado.

el valor

utilidad de

los bienes; el

dinero como

medio de

cambio; el

debate por el

justo precio,

el préstamo

a interés y la

usura;

el excedente

comercial

como algo

injusto; el

problema de

la inflación.

el apoyo estatal

a la industria, la

producción y la

exportación;

exportación de

bienes agrícolas.

Compatibilidad

entre la utilidad

individual como

derecho natural y

los objetivos del

gobierno, que no

debía interferir

en los negocios

privados.

Preanuncio de las

ideas clásicas.

Page 92: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

92

El Estado La polis, la ley. La

regulación

de la vida

económica,

polític ay

social por

el Derecho

romano

Se reconoce

la influencia

del derecho

contractual,

derivado del

derecho

romano. El

Estado debe

proteger a

los pobres

verdaderos y

subsidiarlos,

y castigar a

los pobres

fingidos.

El Estado

absolutista

establece

regulaciones al

comercio y

promueve

monopolios y la

apertura de

nuevos

mercados.

Proteccionismo

nacionalista

ligado al

comercio

internacional y

la circulación

monetaria.

Se desaconseja

su intervención

en la actividad

económica.; el

impuesto único.

Dejar obrar en

forma libre la

iniciativa privada

para aumentar la

productividad y

la masa

exportable de

bienes agrícolas..

Sectores

sociales

filósofos filósofos,

políticos y

juristas

hombres

ligados a la

Iglesia;

intelectuales

mercaderes-

Compañías de

Indias

funcionarios.

Alianza entre

los estados, la

nobleza

guerrera, y la

burguesía

comercial.

El Tableau

Economique:

Quesnay y el

naturalismo: la

defensa de los

agricultores; el

planteo de una

sociedad de tres

sectores:

agricultores,

clase soberana y

terrateniente y

clase estéril,

(artesanos,

industriales y

comerciantes)

La

Economía y

otras

Rechazo al

comercio y el

préstamo de

Lo

económico

en el marco

Referencias

a lo

económico

Es más una

política

económica que

Se inspiran en las

ciencias

naturales, la

Page 93: Las ideas económicas en el mundo moderno. Mercantilistas y fisiócratas

93

ciencias dinero. Lo

económico

junto a lo

político y lo

ético.

Relación entre

lo económico y

lo político: la

verdadera

igualdad entre

los hombres es

la igualdad

proporcional.

del

Derecho y

la política.

La técnica

y la

producción

ligada al

uso del

suelo.

en los

tratados de

Teología,

Ética y

Filosofía. La

importancia

de la fe. Las

ideas

católicas

europeas y el

aporte de la

universidad.

una teoría

económica:

medidas

prácticas de

gobierno. La

influencia de la

Reforma

protestante y del

Renacimiento.

Normas que

orientan el

comportamiento

hacia la

búsqueda de

riqueza para la

Corona.

fisiología

humana, y en el

derecho natural.

Las leyes

naturales no

pueden ser

desconocidas por

el hombre y no

pueden ser

modificadas.

La importancia

de la educación.

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