la vocacion: ¿como dis .. cernirla? - revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de...

16
LA VOCACION: ¿COMO CERNIRLA? DIS .. Entre las cuestiones de interés vital y de plena actualidad, pueden, cier- tamente, catalogarse aquéllas que hacen relación a la vocación, máxime cuando se trata de la vocación al sacerdocio o a la vida religiosa. Gracias a Dios no nos encontramos actualmente en la precisión de lamentarnos con S. Alfonso María de Ligorio, de falta de literatura sobre el asunto (1). Auto- res de Moral y de Ascética tratan del problema. La controversia acerca del libro de Lahitton primero, y del P. Jeremías recientemente, han puesto, se puede decir, a la orden del día, los problemas sobre la vocación. Tal vez con menos interés se haya tratado el problema del discernimiento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Al menos los autores antiguos en sus tratados de Moral, al tratar del sacramento del Orden, con frecuencia pasan por alto elementos a los que hoy se daría, sin duda, una mayor extensión. POSICION DENTRO DE LA DOCTRINA DE LA VOCACION El mismo enunciado: « Discernimiento» de la vocación, implica la posi- ción dentro de la discusión sobre la vocación general o no al estado reli- (1) A. MARIA DE LIGaRlO. Theologia Momlis, L. VI, n. 802 (Matrlti, 1798) p. 408.

Upload: others

Post on 16-Aug-2021

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

LA VOCACION: ¿COMO CERNIRLA?

DIS ..

Entre las cuestiones de interés vital y de plena actualidad, pueden, cier­tamente, catalogarse aquéllas que hacen relación a la vocación, máxime cuando se trata de la vocación al sacerdocio o a la vida religiosa. Gracias a Dios no nos encontramos actualmente en la precisión de lamentarnos con S. Alfonso María de Ligorio, de falta de literatura sobre el asunto (1). Auto­res de Moral y de Ascética tratan del problema. La controversia acerca del libro de Lahitton primero, y del P. Jeremías recientemente, han puesto, se puede decir, a la orden del día, los problemas sobre la vocación. Tal vez con menos interés se haya tratado el problema del discernimiento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Al menos los autores antiguos en sus tratados de Moral, al tratar del sacramento del Orden, con frecuencia pasan por alto elementos a los que hoy se daría, sin duda, una mayor extensión.

POSICION DENTRO DE LA DOCTRINA DE LA VOCACION

El mismo enunciado: « Discernimiento» de la vocación, implica la posi­ción dentro de la discusión sobre la vocación general o no al estado reli-

(1) A. MARIA DE LIGaRlO. Theologia Momlis, L. VI, n. 802 (Matrlti, 1798) p. 408.

Page 2: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

2 LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 85

.gioso. Es sabido cómo muchos autores antiguos y modernos defienden la vocación general a la vida religiosa, entre los cuales parece se debe contar al Angélico Doctor (2). Se suele argumentar con el conocido texto de la Es­critura: Si vis perfectus esse y el Estote ergo et vos perfecti sicut et Pater vester coelestis perfectus esto

Sin embargo, no son pocos los autores que exigen una vocación especial. El argumento basado en el joven rico, no se debe extender más de lo debi­do. Se trata de un caso particular. Cristo, que ofrece al joven el seguimien­to de su vida, lo rehusó al endemoniado (3).

Recordemos la doctrina del Señor sobre la castidad perfecta: «Non om­nes capiunt». Decir que con la gracia todos pueden guardarla, está en con­tradicción con el contexto. No se da a todos el don de continencia por el Reino de los cielos. Precisamente para aquéllos a quien no se ha dado ese don, es para quienes está la institución divina del matrimonio. Pero los otros a quienes se dió, que la abracen.

Otro argumento podemos deducirlo de la práctica antiquísima de la Iglesia de dar normas acerca de la admisión de los candidatos a la vida re­ligiosa. Si la llamada del Señor fuera universal, el haber puesto impedimen­tos la Iglesia para la admisión de ciertos individuos, estaría en flagrante con­tradicción con las enseñanzas de su Fundador.

El mismo rigor en la admisión se ve en las reglas antiguas, como se puede ver por ejemplo en Casiano (4), confirmado después con los ejem­plos de los santos, tan fáciles en la dimisión y tan exigentes en la ad­misión. Hoy, al leer algunos episodios de las vidas de algunos santos, juzgaríamos exigir demasiada perfección en personas que entraban a bus­carla. Sin embargo, son hechos innegables. Consta que algunos santos han impedido la entrada en religión a sujetos que deseaban entrar y tenían cua­lidades para religiosos, lo que no hubieran hecho de seguro de haber pen­·sado que el Señor llamaba a todos a la vida del claustro (5).

Añádase además, que es muy diferente la vocación a la perfección cris­tiana, de la vocación a la vida religiosa. Son dos cosas en sí diferentes. Pue-

(2) BOGLIOLO, LUIGI, s. D. B., La vocazione religiMa e sacerdotale llel pensiero di S. Tommaso. Salesianum XV (1953) 213·243. DeCimos que "parece» por la dificultad de conciliarlo con otras doctrinas del Angélico, tales -como 1, no obligatoriedad de elegir siempre los medios en sí mejores para el fin, n·n q. 184 a. 3 ad 2; yen el arto 4, .nlhIl prohibet aliquos esse perfectos qui non sunt in statu perfectlonis» dada la obligatoriedad de seguir la vocación.

(3) Me. 5,1·20. (4) CASSIANUS, J., De illstitlttisrenltlltiantium, L. IV, C. 3, (Duazi, 1616) p. 118. (5) MANSI, JOSEPH, Locupletissima Bibliotheca Moralis, v. IV, p. 905, (Venetlls 1722). En la palabra "Voca­

tio» en el Discurso n refiere el caso de San Felipe Nerl, que al tratar de su vocación con Juan Bautista VlteUI, 10 mandó al estado secular y al Cardenal Baronía, que tenía grandes deseos cuando seminarista de entrar capuchino, no se lo permitió.

Page 3: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

86 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D.

de en el mundo guardarse los votos de obediencia, castidad y pobreza y no ser religioso, bien que estarán en estado de perfección. Pueden observarse estos consejos sin voto. El estado religioso de por sí, tal como en la Iglesia se entiende, exige algo jurídico, que no a todos es posible.

Teólogos de la altura de Suárez y los Salmanticenses no reconocen esta vocación general al estado religioso (6). A tal sentencia se inclinan también teólogos modernos (7).

Los documentos eclesiásticos suponen no existir esa vocación general. Recordemos solamente algunos de los últimos tiempos. Pío X, en carta al Maestro General de la Orden de Predicadores, decía: «Caveant omnino ne festinanter neve gregatim adolescentes adsciscantur)) (8), frase que como un estribillo la hallamos repetida más adelante en Pío XI, en su carta a los Su­periores Mayores de las Ordenes religiosas (9), y por la Sagrada Congrega. ción de Religiosos en los Estatutos Generales (10). El mismo Pío XII en la Constitución «Sedes Sapientiae)) escribe: "Quem enim Deus non vocat gra­tia eius non movet nec adiuvat)) (11).

A pesar de no existir esa vocación general, hay que tener presente es­tos hechos:

1 o Que la vocación al estado sacerdotal y religioso es bastante frecuente. San Juan Bosco la elevaba casi a un tercio de los jóvenes. Alguno que ha hecho encuesta en este sentido la ha hallado confirmada (12). La razón está en que Dios no ha de faltar de dar a su Iglesia los ministros necesarios en abundancia, sobre todo prevista la defección de muchos.

20 Que a pesar de ello la vocación en muchos de los llamados no llega a te­ner efecto. Así es. Unas veces por ignorar la propia vocación; otras, por falta de generosidad; otras, por oposiciones infundadas, es lo cierto que hay es' casez de clero, y que la vida religiosa en algunos aspectos pasa por serias crisis.

30 Que muchos que no tenían vocación han entrado en el estado clerical y re­ligioso.

(6) SUAREZ, De "ligione, P. Il,lTract. VII (Lugduni, 1624) L. 1, c. 2. n. 7. SALMANTICENSES, Cursus Theo-10giells, Tract. XX, Disp. 1, Dub. 1 (Lugduni, 1679).

(7) TABERA, Dereeho de Religiosos (Madrid, 1952), n. 192, p. 240; REGATlLLO, InstHut;ones Juri< Canonie; (Santander, 1941) n. 686, p. 342; LADISLAUS AB lMMACULATA, C. P. en Acta et Documenta Congressus G"", raUs de Statibus perfeetionis, v. Il (Roma, 1952) p. 628 que cita a Bonduelle, O. P; CORALLO, S. D. B., Salesia­num, XIII (1951.52); PAUL PHlLIPPE, The Formation o[ Novices and the Governe1llent o[ Com1llunities en Proceedillgs of the 1953 Sisters' Institute of Sptrttuality (Notre Dame, Indiana, 1954) p. 30.

(8) AAS, 5 (1913) 388. (9) AAS 16 (1924) 140. (10) Art. 31 (Roma e, 1956) p. 57. (11) AAS 48 (1956) 357. (12) BUSUTTlL, E., Las Vocaciones (Bilbao, 1954) p.22.23.

Page 4: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

4 LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 87'

40 Que a éstos se han debido en parte no pequeña los desórdenes y escándalos que en el curso de los siglos ha tenido que lamentar la Iglesia y las Ordenes religio­sas. La historia, en efecto, contlrma cómo el relajamiento de las Ordenes re­ligiosas en el siglo XIV se debió en gran parte a los jóvenes que entraron sin vocación después de la «peste negra», siendo estos religiosos sin voca­ción los más tenaces en oponerse a las Reformas que se intentaron. T am­bién se ha notado que la Edad de Oro de las Ordenes religiosas suele coin­cidir con los tiempos de una mayor selección en los candidatos. En cuanto al clero secular ya se sabe que gran parte de los escándalos se debieron a aquella designación apriorística de los segundones para el estado eclesiástico.

Se impone pues, para evitar estos daños a la Iglesia y Religiones, el dis­cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es la vocación.

POSICION INADMISIBLE

Es sabido cómo a principios de siglo se suscitó una discusión acerca del libro del canónigo José Lahitton La Vocation sacerdotale. Apoyados en él no faltaron quienes tuvieron por sutlciente señal de la divina vocación al sacer­docio la llamada del Obispo. De ahí, la práctica seguida de admitir en se­minarios y colegios religiosos sin discriminación, bastando el simple hecho de la admisión por los legítimos superiores para estar ciertos de la legitimi­dad de la vocación. Los daños de ahí seguidos fueron fácilmente explicables.

Hoy nos parece que, dado el estado actual de la documentación ecle­siástica, no se puede sostener esa mera llamada externa. ¿Hay que admitir una llamada interna? No están de acuerdo los autores. Para algunos no, bastando las aptitudes o no aptitudes. Tal es el parecer de Nabais, quien después de creer rechazada la opinión de Lahitton por la Encíclica «Ad Ca­tholici SacerdotiíJJ, encuentra en ella "detlnitivamente resuelto el problema de la vocación al sacerdocio» y precisamente en el sentido indicado. Es más, ataca directamente la opinión del P. Sempe que atlrma estar la vocación in­terna incluída en una intención recta, que no sería otra cosa que el deseo sobrenatural del sacerdocio. Pero no siendo ordinario patente la sobrenatu­ralidad de tal acto sería imposible «saisir d'une maniere apodictique, leur caractere surnaturel» y carecería de una veritlcación objetivamente veritlca­ble, abriendo así la puerta a toda clase de subjetivismos (12 bis).

(12 bis) No ignorados por el autor, que admite la posibilidad de fraude para llegar al sacerdocio, siendo váli­da, aunque ilícita su vocación sacerdotal. He aquí sus palabras: uLa prérogative d'appeler au sacerdoce étant chez

Page 5: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

88 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D. 5

Sin embargo, una fuerte corriente detlende .como elemento integrante de la auténtica vocación sacerdotal una vocación interna. Así, algunos la detlnen como una inspiración, otros como una serie de gracias. Es cierto que en un plan psicológico no se podrá frecuentemente llegar a una plena certeza sobre su origen sobrenatural, pero tampoco se requiere. Basta la cer­teza moral con que se ha de proceder en las cosas humanas. Por otra par­te, la autoridad no hará hincapié en esta llamada interior, sino en lo que pide la Iglesia, que no será ciertamente la vocación, pero sí estará unido a ella cuando existe. Esa vocación interna sería la que en detlnitiva tendría su valor para el candidato en negocio de tanta trascendencia.

Consistiría en un convencimiento de ser llamado por Dios a servirle en el sacerdocio o vida religiosa. Es Dios hablando al corazón e indicando la ruta al individuo. Este, a partir del momento en que se hace consciente la vocación, adopta una posición frente al mundo y sus problemas muy dife­rente de como hasta entonces. Una nueva manera de ver las cosas a la que suele seguir una manera nueva también de reaccionar ante la vida. La jo­ven antes vanidosa y casquivana se hace más sensata, las ocupaciones de la vida interior toman una importancia inmensamente superior a la que hasta entonces se les había dado. Se ve más palpablemente en las conver­siones, pero en toda vocación se realiza indudablemente en una cierta medida.

La llamada episcopal no puede suplir esta vocación interna. La presu­pone. Y aún se puede dar muy bien el caso de que individuos que han en­trado en el estado clerical y estén ya a las puertas del sacerdocio, den prue­bas de no tener vocación, cosa incomprensible en la posición de la vocación meramente externa. Así 10 atlrma claramente la Sagrada Congregación de Religiosos en la Instrucción a los Superiores Mayores sobre la formación del clero de 1 de diciembre de 1931, en su n. 20: «Videant utrum in inter­vallo ab unius et alterius ordinis sacri collatione, nova acciderint, quae vel patefaciant dubiam ad sacerdotium vocationem, vel nullam prorsus con­monstrent» (13).

Por ello los obispos han de ir siempre bajo este presupuesto de la voca­ción interna. No han de conceder las órdenes sino a quien por positivos

les éveques un pouvoil' o1'dínaire, 11s l'exercent toujours validement. Un candidat appelé par eux peut et doit se dire qu'il est appeté par Dieu. Meme s'il a usé de fraude pour extorquer l/appel, sa vacatian demeure valide bien qu'il alt peché gravement en la sollicltant». La. Vocation sacerdotale (Paris, 1909) p. 145·146. Una exposición amplia de todo el caso de Lahitton se puede ver en NABAIS, J. A., l.a vocation sacerdotale a la lnmiere de la théologie et de la psychologie en Revue de l'Université d'Ottawa 26 (1956) 353·372 principalmente.

(13) AAS 24 (1932) 81.

Page 6: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

6 LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 89

indicios conozcan tener vocación (C. 973 § 3). Para facilitarles la labor se exige a los clérigos el juramento de sentirse llamados al sacerdocio: «cum experiar ac sentiam a Deo me esse revera vocatum» (14); y los religiosos coristas han de manifestar al Superior por escrito su vocación al est~do re­ligioso y clerical antes de la profesión simple (15).

La misma precaución se tiene en orden a la admisión de los candidatos para los seminarios y casas religiosas. Los párrocos tendrán cuidado de fo­mentar el germen de la vocación divina en los nÍ110s que den indicios de ella (c. 1353); los Obispos se interesarán por la vocación de los seminaris­tas (c. 1357, § 2), Y los religiosos no admitirán tampoco en sus colegios preparatorios sino a aquéllos en quienes se encuentren indicios de vocación divina (16). Para la admisión al noviciado, exige el Papa Pio XI una serie de señales que coinciden con las de la vocación. Pio XII, en la Constitu­ción Sedes Sapientiae, no permite que se obligue a escoger el estado religioso o clerical, y aun animar o admitir, a quienes no muestran las señales ver­daderas de vocación divina: «vera divinae vocationis signa reapse non prae· beat» (17).

La Iglesia es, pues, más exigente cada día en orden a la selección de sus candidatos. A los simples indicios se añaden ahora las señales ciertas de la vocación. Véase cuán lejos estamos de la mera vocación externa.

Debemos a Pio XII el haber solucionado definitivamente la disputa con sus enseñanzas en la Sedes Sapientiae sobre este punto. Según él, la vocación divina es el fundamento de la vocación, sea sacerdotal, sea religiosa. Estas, a su vez, se hallan constituídas por un doble elemento esencial: uno divino, otro eclesiástico. El divino es la vocación divina, tan necesaria que si falta, falta el fundamento. Es ésta una gracia o serie de gracias que mueven y ayudan a cumplir los grandes deberes de la vocación. El elemento jurídico es la llamada por los legítimos pastores, que han de comprobar la llama­da divina. Son por tanto dos elementos, que mutuamente se ayudan. El divino, como fundamento, hace que los obispos no puedan proceder sin atender a su manifestación, y el jurídico hace que nadie pueda exigir las

(14) AAS 23 (1931) 127. A este documento se le ha negado fuerza probativa para probar la vocación interior en estas palabras que vendrían a significar sencillamente que había aptitudes para el sacerdocio. Así NABAIS, arto cit. p. 378, nota 59. Sin embargo no deja de llamar la atención que se exija juramento al candidato de estar seguro de poseer lo que sin necesidad de él se podía muy bien saber. Mucho mejor se entiende se exlga al candi. dato un juramento que ponga en conocimiento del Obispo aquello que de por sí es incognoscible a los extraños, como es la vocación Interna, en el sentido al menos de rectitud de intención.

(15) AAS 24 (1932) 81. (16) AAS 16 (1924) 140. (17) AAS 48 (1956) 357.

Page 7: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

90 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D . 7

. órdenes por su propio parecer. Pudiéramos decir que elemento divino y humano son como la letra de un documento y su firma. Ninguno de los -dos solo tiene valor. La firma sin contenido no valdría para nada; el simple -contenido no tendrá valor obligatorio sin que le acompañe la firma autori-tativa. Por ello la simple llamada externa del Obispo no puede dar conte­nido a una vocación, como el simple deseo de ser clérigo o religioso no tendrá valor ninguno hasta que la autoridad después de comprobado lo au­torice.

Se necesita la autorización, la llamada del Obispo para no dejarse llevar -de fáciles ilusiones. Sobre todo hay épocas en la vida en que se sueña mu­.cho y no tiene nada de extraño, que alguna vez se sueñe también en ser religioso o sacerdote, máxime si el ambiente que se respira en la familia .ayuda a ello.

Es un hecho frecuente que la llamada a la vida religiosa o sacerdotal se 'encuentre rodeada de una carga emocional. Se goza con el pensamiento de los futuros ministerios, y a veces se impone uno con gusto sacrificios no pequeños con tal de llegar a la meta deseada. Hasta se puede decir que es una magnífica preparación para cumplir bien los ministerios. Hay que amar para realizar bien lo que ya se siente o comprende. Mas a pesar de todo no es necesario. Vocaciones auténticas a la vida religiosa o sacerdotal se han ,dado a veces en medio de una dificultad interior. Recuérdese a Santa Tere­sa describiendo el dolor experimentado al seguir su vocación. Su vocación no tuvo mucho de sentimental, sino mucho de lucha. Fué una vocación ra­don al, bien recompensada después. Aún hoy sigue teniendo validez la afir­mación de que la vocación «nequaquam consistere saltem necessario et de .lege ordinaria, in interna quadam adspiratione subjecti [atractivo] seu invi· tamento Spiritus Sancti» (18). Del mismo modo lo recuerda Pío XI en su Ad Catholici Sacerdotii (19).

La explicación puede buscarse en la naturaleza misma de la vocación. Es una gracia actual transeunte y como todas las gracias actuales puede tener una irradiación mayor o menor en las facultades anímicas. Por eso puede muy bien afectar de manera particular al entendimiento y voluntad, dejan­-do seco el apetito sensitivo.

(18) AAS 4 (1912) 486. (19) AAS 28 (1936) 40.

Page 8: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 91

VOCACION TEMPORAL

La vocación por parte del que se siente llamado, lleva consigo la deci­sión y el deseo de permanencia. Donde no se halle este deseo, la vocación no está clara, o no se sigue con la debida decisión. Siendo una decisión que encarna un estado tiene que tener algo de su estabilidad. El sacerdote lo es para siempre; la religiosa que contrae místico desposorio con Cristo lo hace con la indisolubilidad del matrimonio cristiano; el lego entra al servi­do del Sefíor con ánimo de permanecer siempre en su casa.

Sin embargo por parte de Dios no siempre tiene esa universalidad temporal. Hay vocaciones en las que el Sefíor por sus altos tlnes, no desea la estabi­lidad.

Jóvenes que entraron movidos de las más rectas intenciones, con el con­vencimiento de haber sido llamados por Dios a la vida religiosa y que sin embargo, ya en el convento, llenos de satisfacción por su estado, encuentran ditlcultades en la salud y han de abandonar detlnitivamente el convento, tal vez después de repetidas tentativas por lograr la permanencia en la vida religiosa. Otras veces después de permanecer en una Orden durante cierto tiempo, se sale para ingresar en otra y aun a veces el Sefíor se vale de esos aprendizajes de la vida religiosa para poder cumplir más adelante sus de­signios providenciales. Recuérdese a San Camilo de Lelis, al P. Foucauld, a San Antonio María Claret. Este, aleccionado por su paso por la Cartuja y la Compafíía y su salida de ambas, pensaba «que Dios favorece a algunas almas con una vocación temporal de vida más perfecta, por cuyo medio las mantiene apartadas de las distracciones del mundo y de los peligros de las compafíías» (20).

¿LA VOCACION DIVINA ENTRAlVA SIEMPRE LA VOCACION A DETERMINADO INSTITUTO?

Creemos que no. Aunque sea lo más frecuente el sentir junto con la vocación la inclinación a determinado Instituto, parecen existir vocaciones generales a la vida religiosa. En ocasiones en que no se ha tratado con reli­giosos por falta de conocimiento o de posibilidad, se manitlesta solamente un deseo de ser religioso, de apartarse de los peligros del mundo decidiendo

(20) FERNANDEZ, C., El beato Padre Antonio María Claret, v. 1, c. 3, n. 3, (Madrid, 1941) p. 71.

Page 9: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

92 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D.

el ingreso en una Orden determinada según las circunstancias, sin descui­dar las económicas. Jóvenes que por falta de dotes entran en Congregacio­nes de vida activa, donde están a gusto y sin remordimientos. Otras veces, la vocación es genérica. Se desea dedicarse a la enseñanza o al servicio de los enfermos o ser de clausura. Dentro de esta generalidad la última deci­sión la dan las circunstancias concretas, amistades, deseo del director, faci­lidades de dote, etc. La historia y el trato con las almas enseña mucho sobre la orientación detlnitiva de muchas vocaciones.

Aun la misma Iglesia parece admitir esta posibilidad de vocación reli­giosa genérica al admitir en los Seminarios religiosos a niños que aún no tienen la vocación especial, cual se exige para la entrada en el Noviciado (21) siendo sutlcientes para el ingreso «prima germina illius vocationis et qui­dem necessario genericae tantum». El mismo sentir se deduce de la facultad de tránsito de una Orden a otra, y no sólo más estrecha, como solía ser nor­ma antiguamente. Aun los santos han opinado la posibilidad de poder ser­vir a Dios en otra religión, cumpliendo así la vocación religiosa. Así Santa Teresa escribe de las que no pueden cumplir la Regla carmelitana tal cual la vivían sus Descalzas: «la que viere en sí no es para llevar lo que aquí se acostumbra, lo diga; otros monasterios hay adonde se sirve también al Se­ñor» (22).

Otra cosa hay que decir cuando se trata de la vocación al sacerdocio o a la vida religiosa. No es lo mismo ser sacerdote, que ser sacerdote religio­so. En éste han de reunirse los elementos de ambas vocaciones. Hemos de observar las inclinaciones de la gracia y acoplarnos a ellas. Pío XII lo re­cuerda. No mandar a un noviciado a quien sólo tiene vocación sacerdotal, ni a un seminario a quien la tiene para sacerdote religioso. Pero ... ¿en qué se distingue la vocación sacerdotal como tal de la simplemente religiosa?

El P. Vaca en un hermoso capítulo de su libro Guías de almas escribe: «La vocación sacerdotal y la religiosa ditleren en sus tlnes especitlcos. El sacerdote es llamado para dar gloria a Dios como ministro de Jesucristo, para ofrecer el santo sacritlcio de la Misa, perdonar los pecados y dispensar los demás sacramentos; el religioso, en cambio, es llamado para dar gloria a Dios, mientras busca su perfección y la imitación de Jesucristo, por medio del cumplimiento de los consejos evangélicos, según están comprendidos en su Regla. Cuando el religioso es también sacerdote, los dos fines se com­pletan, pero aún persiste una cierta diferencia, dependiente del distinto

(21) Art. 14. § 2 y 31. § 2, 1. (22) Camino de Perfección, c. 8, n. 3.

Page 10: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

10 LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 93

modo de vida» (23). En estos casos dudosos habrá que aplicar las normas para una buena elección tal cual las pone San Ignacio en su áureo Libro de la Ejercicios. El Sefior manifestaría su voluntad al que con corazón recto lo busca.

Pero esta simple vocación interna ha de someterse al juicio de los legí­timos superiores. Ellos 10 forman buscando la idoneidad canónica. Esta pode­mos decir que es la manifestación externa de la llamada interior. La Iglesia procede al obrar de esta manera dentro de la mas pura teología y además aleccionada por la historia. Dios no hace las cosas a medias. Esa elección divina que se llama vocación aporta consigo una serie de gracias sobrena­turales y naturales que hagan al sujeto apto para cumplir dignamente la elección. Es el conocido principio teológico tan repetido hasta en la litur­gia. La idoneidad se requiere en los mismos tiempos apostólicos. San Pa­blo recuerda que la idoneidad (sufficientia, ikanótes) viene de Dios, que le hizo ministro idóneo del Nuevo Testamento (Il Cor., 3, 5-6).

Por otra parte no hay duda ninguna de que esta idoneidad no es la misma siempre, a lo menos en su realidad concreta. Los requisitos que la Iglesia ha exigido para la ordenación sacerdotal y para la entrada en reli­gión, han variado profundamente a través de los tiempos. Hoy ningún Obispo ordenaría a un sacerdote con los conocimientos que la Iglesia pedía en el siglo XVI. Y se hallan excluídos de la vida religiosa algunos que en otros tiempos no lo habrían estado. Se puede advertir en general un crite­rio de mayor selección. Se busca no tener en la Iglesia épocas tan lamenta­bles como las que han pasado y que el estado sacerdotal y religioso sean lo que deben de ser: estados de una santidad ejemplar para la totalidad del pueblo cristiano. Dios, que tiene presentes las cualidades concretas que la Iglesia ha de exigir a los candidatos en la determinada época de la Historia en que les toca vivir, adorna a éstos en conformidad con los tiempos. Quien no se halle por lo tanto adornado de las condiciones que la Iglesia exija en el tiempo que le toque vivir, no ha recibido vocación divina, por más atrac­tivos que sienta por un estado determinado.

LOS IMPEDIMENTOS DEL C. 538

El Código de Derecho Canónico en su canon 508 exige para la entrada en religión el carecer de legítimo impedimento. Cuáles sean éstos viene de-

(23) VACA, C., O. S. A., Guías de almas, c. I. (Avila, 1949), p. 33.34.

Page 11: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

94 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O._C_._D_. ________ l_1

clarado más adelante en el canon 542. Esos impedimentos sin embargo no afectan a la legitimidad de la vocación. Son solamente una medida jurídica, fácilmente modificable en el Derecho. Así se puede observar que mientras la legislación varía acerca de los impedimentos, se mantiene sustancialmen­te idéntica acerca de la pureza de intención e idoneidad. Los impedimentos en gran parte retlejan, además del fondo permanente de algunos, estados históricos. Baste mencionar el impedimento que con aprobación de la Santa Sede tenían Ordenes antiguas para recibir a descendientes de judíos (24). En cuanto a la edad, podían recibirse las religiosas a los doce años, prece­diendo exploración del Obispo o su delegado (25).

Aún hoy mismo por no haber cumplido un sujeto los quince años, no quiere decir carezca de vocación. Aun dentro del matrimonio no hay in­capacidad de tener vocación. La Santa Sede modernamente con las debidas condiciones autoriza la separación de los cónyuges en orden al ingreso en religión. Los impedimentos que sólo afectan a la licitud indican también harto sobradamente que la Iglesia cree en la veracidad de una vocación que se llega a satisfacer de tal modo. Quedan en conclusión como signos discer­nidores de auténtica vocación solamente dos: rectitud de intención e idonei­dad canónica.

RECTITUD DE INTENCION

Es la condición más esencial y la que da por decirlo así alma a la ido­neidad. Sin ella, los que se encuentren con las cualidades que la Iglesia re­quiere y pretendieren entrar en la religión o estado clerical, entrarían por una puerta falsa. La intención recta toca el fin mismo de la vocación. Y una equivocación acerca de este punto sería de todo punto desastrosa. Nada tie­ne de extraño por lo mismo que ya de una manera implícita, ya con pala­bras expresas la exijan los documentos.

El antiguo Derecho no la menciona explícitamente. Los moralistas, al exponer en el tratado respectivo lo tocante a los requisitos para la vida re­ligiosa o para las órdenes, no la mencionan (26). Pero a pesar de ello hay

(24) Cf. VILLALOBOS, Suma de Teología Moral, Trat. XXXV, Dlf. XI (Madrid, 1650), al hablar de las cua· lidades requeridas en los novicios franciscanos aludiendo a Estatutos Apostólicos. Los Carmelitas Descalzos en las Constituciones de 1604 y siguientes también lo tuvieron por Impedimento. Cf. las de 1623, P. II c. 20

(25) Sacrosa1lcti et Oecumenici C01lcilii Tridentini ... Canones et Decreta, Sesslo XXV, c. XVII (Paríslis, 1895) 313. (26) Cf. VILLALOBOS, o. c. Trat. XXXV; SALMANTICENSES MORALES, Tract. XV, c. 3, I (Matriti,

1726); ANTONIUS A SPIRITU SANCTO, O. C. D., Dtrectorium Regula1'ium, Tract. I1I, Dlsp. 1, Sect. I (Lug­dunl, 1651); PETRUS CATALANUS, S. J., Theologia Moralis, P. n, Quaest. XI, c. 4 (Barcinone, 1743).

Page 12: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

12 LA VOCACION: ¿COMO DISCERNIRLA? 95

.leyes positivas que se ordenan a impedir la entrada por miras humanas. T a­les, por ejemplo, las que impiden la entrada a quienes tienen deudas, han .cometido latrocinios, homicidios, etc. Así Sixto V, en su Constitución Cum de omnibus ecclesiasticis Ordinibus de 1587, anulando las profesiones; -el Concilio de T rento reglamentando no dar la tonsura a quienes fueren ccsaecularis judicii fugiendi fraude» (27).

Las Religio'nes desde antiguo tuvieron también sus normas de admisión, ·que dificultaban la entrada. Recuérdese el modo con que se tenía a los can­·didatos a la puerta del monasterio varios días, injuriándolos de propósito para probar su perseverancia, mandándoles a veces cosas realmente heróicas (28). Pero para llegar a un examen a fondo tal vez haya que llegar hasta San Ignacio. El examen general primero ya es una buena fuente de infor­mación. Luego, las precisiones sobre algunos puntos, por ejemplo en la P. 1.a

, c. 2, n. 156, y c. 3, n. 180, 185 hacen palpable la rectitud de intención .que se exige al que ha de ingresar en la Compañía. Santa Teresa escribe .sobre 10 mismo: «Se ha de mirar qué intento tiene la que entra, no sólo por remediarse como acaecerá a muchas» (29). Y en las Constituciones al tratar De tomar las novicias: «Mírese mucho que las que hubieren de recibir sean personas de oración que pretendan toda perfección y menosprecio del mun­do ... Si estos (deseos) no fueren grandes que se entienda la llama Dios a este estado, en ninguna manera se reciba» (30).

El Derecho actual 10 exige expresamente en el c. 538. Pío XI en su Ad Catholici Sacerdotii, hablando de la vocación del sacerdote, escribe: «Ex recta eorum propensione eruitur intentioneque mentis» (31). Pío X había apro­bado ya la decisión de la Comisión cardenalicia sobre el libro de Lahitton que requería esta recta intención (32). Pero ¿en qué consiste en concreto esta rectitud de intención? Positivamente responde Pío XI: «Qui ad sacrum huiusmodi institutum ea una nobilique causa contendat, ut divino famula­tui animarumque saluti se dedat» (33). En cuanto a los religiosos, en su car­ta Unigen itus dice pasen al Noviciado aquéllos en quienes «se Deo consecran-

(27) Trident. Sess. XXIII, c. 4. (28) CASSIANUS, J., De institutis coenobiorum, L. IV, c. 3: .ab universls de industria refutatus atque des.

pectus, tamquam qul non relIgionis, sed necessltatis obtentu monasterlum optet lntrare •. (Duazi, 1616) 118. San BenIto en su Regla: .Si veniens perseveraverit pulsans et inlatas sibi inlurias et difficultatem ingressurus post quatuor aut qulnque dies vlsus fuerit patienter portare et persistere petitionl suae, annuatur el lngressus. (c. 58). Apud Documenta Ecclesiastica cI!1'istianae perfectionis (Romae, 1931) n. 102.

(29) Camino de Perfección, c. 14, n. 1. (30) Biblioteca Mística Carmelitana (Burgos, 1919) VI, p. 9.10. (31) AAS 28 (1936) 40. Estatuta Generalia, arto 31. (32) AAS 4 (1912) 486. (33) AAS 28 (1936) 40.

Page 13: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

96 P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D.

di mens constet» (34). Negativamente la Sagrada Congregación de Sact'amen­tos expone los que se solían aducir para pedir las dispensas, «Cupiditas commodiori clericaÍi vitae, uti vulgaris opinio est, indulgendi, honores au­cupandi, lucra sibi facile comparandi, effugiendi (et haec esthodie commu­nissima ratio) manuum laborem, -ne cogantur fodere, seu agros excolere cum parentibus et fratribus, aut aliam similen vitae rationem prosequi;­vel fruendi privilegiís clericalibus, et potissimum exemptione a servitio mi­litari, aut a foro saecuhri; vel saltem cum clericaÍi statu altiorem gradum, etiam civiliter aestimatum consequendi» (35). En una palabra lo que los Pontifices Pío X y Pío XI califican de «razones humanas» (36).

Se vuelve con ello a llamar la atención sobre el fin a que se ordena la vocación. Se busca hacer lo que Dios quiere, y en un determinado género de vida. Siendo estos géneros de vida orientados esencialmente hacia Dios por ser profesión viva de la virtud de la religión, los motivos deben tomar­se de ella. No que necesariamente la génesis de toda vocación haya tomado la ocasión de un motivo religioso, pero sí que haya ido a parar y a centrar­se en él. La vocación ocasionalmente se puede deber a las causas más diver­sas: desilusiones amorosas, ingratitudes humanas, desengaños de la vida, trastornos económicos, etc. La gama es indefinida y las ocasiones de que Dios se ha servido para traer a la religión a los hombres son innumerables. Ellas han separado el corazón de 10 caduco y lo han orientado hacia Dios. Si después de todo eso Dios no se pusiese por encima no pasaría de ser una vocación ficticia. Porque el claustro no es el refugio de los derrotados, de los que no saben hacer frente a la vida. Quien no es bueno para el mundo, para ganarse el pan de cada día, no vale tampoco para la casa de Dios. Los anhelos de una madre de tener un hijo sacerdote o religioso, el continuar una tradición de familia, etc., las mil variadas raZones humanas que pue­den interesar en la continuación de una carrera sacerdotal o religiosa ja­más garantizarán el buen resultado de esas pseudovocaciones. La vocación tanto será más garantizada cuanto más pura. Y si es cierto que dentro de la vocación sacerdotal o religiosa se puede encontrar muchas veces satis­facción a la natural inclinación al estudio, o a seguir practicando la profe­sión que antes se ejercía, la verdadera vocación valoriza estas cosas muy por debajo de la simple sumisión a la obediencia. El alma que entra «por solo Dios» como desea Santa Teresa de sus hijas, en principio ha renun-

(34) AAS 16 (1924) 142. (35) AAS 23 (1931) 121. (36) Plo X en el Motu Proprlo Sacrorum Antistitllm. Enchir. Clero n. 833.

Page 14: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

14 LA VOCAClON: ¿COMO DISCERNIRLA? 97 --------------------

dado a sus aficiones anteriores para abrazarse con la cruz. Es admirable la decisión de Edith Stein de encerrarse en un claustro carmelitano dejando interrumpida una carrera filosófica que le había dado en el mundo intelec­tual una fama no despreciable. Esa decisión es un reflejo de la veracidad ,de su vocación. Cuando después coja la pluma para seguir filosofando lo hará con la misma naturalidad y desapego que los demás deberes oscuros de la vida claustral.

Siendo la pureza de intención lo más difícil de comprobar por ser cosa tan interna, ha de someterse al candidato a prueba sobre sus intenciones verdaderas. Hay que ponerle en ocasión sin que éstas se manifiesten. Las pruebas que los santos usaron creemos que en el fondo no eran otra cosa sino pruebas de sinceridad. Cuando uno buscase en la religión honores y en su lugar recibe humillaciones, cuando buscando bienestar se vea some­tido a una vida más dura de la que llevaba en el siglo, no le queda otro re­medío que cambiar de pensamiento o abandonar lo que abrazó movido por falsos motivos. Una prueba y no pequeña de la sinceridad consiste, y la Igle­sia así lo desea, en que el candidato se encuentre en disposición de hacer frente a la vida. El tener aprobados civilmente los estudios será para mu­chos tal vez ocasión de abandonar la vocación, pero también servirá para que los que la continuen lo hagan por el motivo legítimo que la Iglesia de­'sea.

IDONEIDAD CANONICA

En un análisis penetrante de la vocaClOn religiosa el P. Vaca demues­tracontra el parecer de Marañón, cómo la vocación sacerdotal y religiosa entrañan también la aptitud, siendo muy diferentes vocación a santidad de vocación al sacerdocio o religión (37).

Los documentos eclesiásticos hablan de ella bajo el nombre de idonei­dad. Ya el Concilio Tridentino en su sesión XXIII, cap. 14, habla de la or­denación de aquéllos que «ad populum docendum ea quae scire omnibus necessarium est ad salutem, ac ad ministranda sacramenta, diligenti examine praecedente, idonei comprobentur». Más adelante el Código en su canon 538 exige para los religiosos que sean «idóneos para llevar las cargas de la reli­gión» y sólo bajo esta condición se les admite a la profesión (c. 571). Pío

(37) VACA, c" Guías de almas, e, 2, p, 47,

Page 15: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

98 P. FORTUNATO DE ¡. SACRAMENTADO O. C. D. 15·

XI en su Ad Catholici Sacerdatií añadía a la recta intención estas palabras:" «cum iís corporis animique virtutum ornamentis conjuncta, quae eosdem ad hoc officium amplectendum idaneas reddant» (38).

Ahora bien, ¿cuáles son las condiciones de tal idoneidad? De una ma­nera genérica y a primera vista se ve que han de afectar al cuerpo y al al­ma, es decir, al hombre completo. En sus elementos físicos, psíquicos, in-o telectuales y morales.

La Congregación de Religiosos en sus Estatutos Generales que recogen la doctrina anterior, en su artículo 33 determina: «candidatorum dotes ac­curate omnique ex parte examinentur, sive morales sive intellectuales; phi­sica insuper et psichica eorum aptitudo exquiratur, adhibito quoque probati medici anamnestico atque diagnostico diligenti iudicio, etiam quoad tabes forte hereditarias, praesertim mentales». A esta declaración habían precedi­do otras en que se pedía la idoneidad para los estudios (Pío XI en Ad Ca­thalici Sacerdotií), la idoneidad física (Pío XII en la Mentí nostrae) y para la castidad (Sacra Virginitas).

IDONEIDAD PIS/CA

Como norma general se puede afirmar que para la vida sacerdotal y re­ligiosa se exige una buena salud. La suficiente para poder observar normal­mente la Regla respectiva si se trata de religiosos o desempeñar los minis­terios sacerdotales en el caso de clérigos. Un religioso vive en comunidad y ha de adaptarse al régimen alimenticio común. Un convento no es un hotel. Es una familia donde las dispensas se han de reducir a lo mínimo si se quiere mantener en ella la paz y caridad mutuas. Obligarse a lo que se sabe no se ha de poder guardar entraña infidelidad. Los conventuales de los noviciados, encargados por la religión de la admisión de los candida­tos, han de atender cuidadosamente a no llenar la Orden de enfermos. Pue­den faltar gravemente a sus deberes con la admisión de aquéllos que no­serán sino carga para la Religión. Al profesar se debe tener la seguridad moral de que el candidato observará la Regla común.

Mayor necesidad de buena salud exigiríamos al sacerdote secular. Son­hoy tantas las ocupaciones del párroco o coadjutor celoso, es tal su escasez en algunas partes, que la vida sacerdotal exige una resistencia física nada,

(38) AAS 28 (1936) 40.

Page 16: LA VOCACION: ¿COMO DIS .. CERNIRLA? - Revista de ...cernimiento de las vocaciones auténticas de las que no lo son. Esto no se puede hacer sin tener un concepto claro de lo que es

16 LA VOCAClON: ¿COMO DlSCERNIRLA? 99

vulgar. Los religiosos con frecuencia no tienen cura de almas. Pero el sacer~ dote secular ha de afrontar esta carga. U na salud mediana hará que los de­beres se cumplan imperfectamente para detrimento de las almas.

La disciplina actual recoge bajo este aspecto la prohibición de ordenar­se epilépticos y amentes, pero no hay otra norma concreta que expresa~ mente aparte de las órdenes. La Iglesia al exigir el informe médico en materia parece adoptar para sí las conclusiones a que haya llegado con cer­teZa la investigación médica y psiquiátrica.

Hoy por hoy se encontraría en el alcoholismo y enfermedades venéreas una contraindicación absoluta. La tuberculosis para algunos no sería una contraindicación cierta para el sacerdocio, pero sí para la vida común (39).

Puede sin embargo apreciarse que la salud, a pesar de su importancia, no es un obstáculo que imposibilite del todo la entrada en religión, cuan­do se halla compensada por otras cualidades relevantes. Ya existen Religio­nes en las que no se mira como impedimento el tener salud un poco ende-, ble. Pero aun en religiones de vida austera, como el Carmelo, donde la sa­lud se exige normalmente, se sigue a veces aquella recomendación de la Madre Fundadora: «salvo si no fuese persona tan' sierva del Señor y útil para la casa, que se entienda por ella no había de haber inquietud alguna» (40). San Ignacio, aunque pide salud y fuerzas para llevar los trabajos de la Compañía, todavía deja facultad para que si «en las otras partes se ::e· compensase esta falta» puedan dispensar el P. Generala sus delegados.

(Concluirá)

P. FORTUNATO DE J. SACRAMENTADO O. C. D.

(39) BIOT·GALIMARD, Guide médical des vocations sacerdotales et religiellSes, p. IV, c. I (París, 1945); GERAUD, J" La salud en los candidatos al sacerdocio (Madrid, 1956), p. 65; BUSUTTIL, Las vocaciones, p. 98; AYALA, S. J", Diferencia entre el estado seglar y el ",ligioso en Obras completas (Madrid, 1947), v. Il, p. 548.

(40) Biblioteca Mística Carmelitana (Burgos, 1919), VI, 9.10,