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Tercer grado | 79 LOS BIOMAS DEL URUGUAY: PRADERA, HUMEDALES, MONTE, COSTA Y SERRANÍAS Las adaptaciones de las plantas a los diferentes ambientes (secos, salinos, acuáticos, arenales) y fauna asociada Con la mochila a la espalda ¿Qué sitios de nuestro país conoces? Describe los paisa- jes que viste. ¿Eran todos pa- recidos? ¿Te han hablado de otros? ¿Qué te contaron de ellos? ¿Viste algún programa de televisión que mostrara di- ferentes lugares del Uruguay? ¿Cuál te gustó más y por qué? Si recorremos nuestro país, no veremos altas mon- tañas ni extensas llanuras. Encontraremos un suelo ligeramente ondulado, en el que algunos cerros, sierras y cuchillas alternan con otras formas de relieve como asperezas, quebradas, ma- res de piedra y, junto a las zonas costeras, médanos de variada extensión y altura. Te proponemos recorrer con la imaginación algunos de esos lugares. Praderas Constituyen el ambiente más extendido en nues- tro país. Su vegetación se caracteriza por diferentes especies de gramíneas y pastizales. Entre las aves típicas encontramos el ñandú, la perdiz , el chingolo ceja amarilla, el misto y el tero. En los pastizales son muy comunes la martineta, el verdón y la monterita cabeza gris. Zonas con árboles dis- persos son muy aprovecha- das por la calandria común, el churrinche, el hornero, la

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Tercer grado | 79

LOS BIOMAS DEL URUGUAY: PRADERA, HUMEDALES, MONTE, COSTA Y SERRANÍAS

Las adaptaciones de las plantas a los diferentes ambientes (secos, salinos, acuáticos, arenales) y fauna asociada

Con la mochila a la espalda

¿Qué sitios de nuestro país conoces? Describe los paisa-jes que viste. ¿Eran todos pa-recidos? ¿Te han hablado de otros? ¿Qué te contaron de ellos? ¿Viste algún programa de televisión que mostrara di-ferentes lugares del Uruguay? ¿Cuál te gustó más y por qué?

Si recorremos nuestro país, no veremos altas mon-tañas ni extensas llanuras. Encontraremos un suelo ligeramente ondulado, en el que algunos cerros, sierras y cuchillas alternan con otras formas de relieve como asperezas, quebradas, ma-res de piedra y, junto a las zonas costeras, médanos de variada extensión y altura. Te proponemos recorrer con la imaginación algunos de esos lugares.

Praderas

Constituyen el ambiente más extendido en nues-tro país. Su vegetación se caracteriza por diferentes especies de gramíneas y pastizales.

Entre las aves típicas encontramos el ñandú, la perdiz, el chingolo ceja amarilla, el misto y el tero.

En los pastizales son muy comunes la martineta, el verdón y la monterita cabeza gris.

Zonas con árboles dis-persos son muy aprovecha-das por la calandria común, el churrinche, el hornero, la

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tijereta común, el espinero, la viudita blanca chica y el cardenal copete rojo.

Humedales Se les conoce popular-

mente como bañados. Son tierras generalmente bajas, cercanas a ríos, arroyos o lagunas, en las que la superficie se inunda cada cierto tiempo o en forma permanente.

Poseen muchos hábitats acuáticos a distintas pro-fundidades, otros terrestres y otros con características intermedias.

Los bañados más co-nocidos por su extensión son los de Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo. También podemos encontrar este tipo de ambiente en Tacuarembó y en zonas próximas al curso superior del río Negro. (Re-cuerda que el curso supe-rior de una corriente de agua es el que está más cerca de sus nacientes. El curso inferior se encuentra cerca de su desembocadura. Entre ambos, podemos hablar de curso medio.)

Generalmente, la ve-getación flotante en estas zonas está compuesta por camalotes, repollitos de agua y lentejas de agua.

Dentro de la vegetación emergente, encontramos el juncal, la espadaña, la totora y el duraznillo. Viven en este ambiente algunos árboles como el ceibo, el sauce y el sarandí, lo que proporciona buena cantidad de lugares para que muchas especies de garzas hagan sus nidos.

Entre las aves acuáti-cas, además de las garzas, abundan el cisne de cuello negro, el chajá, el cuervillo, la gallineta, la gallareta y el pato. Entre los pájaros, es común ver el pecho ama-rillo, el junquero y el siete colores de laguna.

Monte parque

Llamado también espi-nal, se extiende desde Co-lonia a Artigas, en forma de franja paralela al río Uruguay. Su vegetación está consti-tuida por árboles espinosos y relativamente bajos. Entre

Los bañados han sufrido muchas modificaciones por parte de los seres humanos. La mayoría de ellos se han trans-formado en áreas para el cultivo de arroz, mientras que otros se han desecado para transfor-marlos en tierras agrícolas o ganaderas.

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los ejemplares típicos de este ambiente predominan el algarrobo, el ñandubay, el quebracho blanco, el cha-ñar (con sus amplias copas en forma de sombrilla), la pequeña palmera caranday y algunos cactus.

También encontramos espinillos, con grandes concentraciones en algunas zonas del litoral, dispersán-dose mucho más al oriente del río Uruguay.

El tala, el molle y el chal-chal abundan al sur del país, en los departamentos de Colonia, San José, Flores, Soriano y Canelones.

El monte parque presen-ta un retroceso importante en Río Negro y Paysandú, donde se ha utilizado la madera de los árboles para construir parqué o postes de alambrado. En otros sitios se ha talado para establecer actividades agrícolas. Como es un hábitat muy importante para el cardenal amari-llo, una de las especies de aves más amenazadas en el Uruguay, deberíamos preocuparnos mucho más por preservarlo. Otras aves típicas de este ambiente son el hornerón, el colu-dito copetón, el trepador grande, el trepador chico, el canastero garganta cas-taña, el carpintero blanco,

la paloma ala manchada, el carpintero bataraz y el piojito gris azulado. Antes también era el hábitat de la cotorra común, un ave que hoy se encuentra en menor cantidad en este ambiente, ya que los montes de euca-liptos le han proporcionado un nuevo hábitat, alejado de los depredadores.

Monte ribereño

Se conoce también como monte de galería, y lo po-demos encontrar a orillas de

ríos y arroyos de todo el país. Durante mucho tiempo sufrió la tala indiscriminada de sus árboles.

En el norte, donde la tem-peratura y la humedad son un poco más altas, las espe-cies vegetales son de mayor tamaño. Entre ellas están el ceibo, el sauce criollo, el sarandí blanco, la pitanga, el canelón y el tala.

La visibilidad en este tipo de ambiente es escasa, por lo que muchas aves son más escuchadas que vistas. Entre ellas, encontramos el trepadorcito ocráceo, el

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titirí, el batará plomizo, la viudita negra, el zorzal, el sabiá, la urraca común, el boyero ala amarilla, la gallineta grande y la pava de monte.

Monte serrano

Generalmente se desa-rrolla en las laderas de cerros y sierras. En las zonas más bajas y húmedas se encuen-tran los árboles más gran-des. A medida que vamos ascendiendo, la vegetación se vuelve más baja y ex-tendida, con especies como el coronilla, el arrayán, la aruera, el tala, el canelón y la chirca de monte.

Entre las aves que pue-blan este ambiente están el cardenal azul, el zorzal, el sabiá, el mirlo charrúa y la calandria común.

Montes de quebradas

Las quebradas húmedas del norte y del noreste del país generan un microclima muy especial. Allí conviven, en los distintos niveles de vegetación, árboles como el laurel, el guayabo gigante, la aruera, el camboatá, la palmera pindó, el plumeri-

¿Conoces algunas de las especies que nombramos hasta ahora? ¿Cuáles son más comunes en el departamento en el que vives?

llo rojo y diferentes tipos de helechos.

Entre las aves que pueblan este ambiente encontramos la urraca común, el loro ma-racaná, el batará plomizo,

el batará pardo, la pava de monte, el boyero ala amarilla, el carpintero manchado, el gavilán patas largas, el cuer-vo cabeza roja y el cuervo cabeza negra.

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Los montes de quebrada del río Yaguarón se han recuperado mucho en Cerro Largo, ya que hace años que no son talados para utilizar la madera. Desde hace algún tiempo, constituyen el hábitat natural de muchas especies de aves que aparecieron en la zona. Entre ellas se des-tacan la perdiz de monte, el fío fío oscuro, el trepa-dor escamado, el trepador oliváceo, el chupadientes, el piojito cara canela y la urraca azul.

Costas

Uruguay cuenta con una gran extensión de cos-tas, que alcanzan más de 660 km sobre el Río de la Plata y el océano Atlántico. Allí, el paisaje se caracte-riza por amplios arenales, médanos y zonas rocosas. Podemos ver algunos mon-tes costeros que han ido disminuyendo al ser tala-dos para construir edificios. En San José, Maldonado y Rocha todavía quedan algunas muestras de es-tos montes, con especies como el canelón, la espina amarilla, la sombra de toro, el molle rastrero y varios tipos de cactáceas, donde tienen su hábitat el

naranjero, el fueguero, el pirincho, el rey del bos-que, el crespín, la tijereta común y el churrinche.

En el resto de las costas, la vegetación es muy pobre y está constituida sobre todo por el pasto dibujante, el junco de playa, la tembla-derilla y el senecio. Pode-mos encontrar, sin embargo, gran cantidad de aves, como

¿Qué islas están próximas a las costas del Plata y del Atlántico? Si tienes dudas, consulta tu atlas.

¿Alguna de ellas está ubicada en el departamento en el que vi-ves? Si respondes que sí, ¿cuál? Si contestas que no, ¿qué isla se ubica más cerca? ¿Y la que se encuentra más lejos?

¿Visitaste alguna de ellas?

la garza blanca chica, el os-trero común, la gaviota co-cinera, la gaviota capucho café, el rayador, el biguá común, el macá grande, el pingüino de Magallanes, varias especies de chorlos, playeros y gaviotines. En médanos más retirados de la costa tienen su hábitat la caminera y la lechuza común.

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Serranías

Al sureste del país pre-domina un paisaje serrano formado por una sucesión de pequeñas elevaciones próximas entre sí, que ocu-pan zonas relativamente ex-tensas en los departamentos de Maldonado, Lavalleja, Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo. Se trata en general de alineaciones de cerros soldados entre sí, de formas redondeadas o crestadas.

En algunos casos, la cresta es bastante continua, como por ejemplo en Sierra de la Ballena y Las Cañas. En Rivera, Tacuarembó y otros departamentos del nor-te el paisaje tiene un aspecto serrano, pero las formas son achatadas.

En muchos puntos del país se presentan extensas acumulaciones de bloques de piedra y afloramientos de rocas, llamados mares de piedra (Sierra Mahoma, Mal Abrigo, etcétera). Estas formaciones no pueden con-siderarse sierras, porque no tienen verdaderos cerros o cimas crestadas.

En las serranías, además de existir una abundante flora de helechos, predo-minan el arrayán, la chirca de monte, el chal-chal y los blanquillos.

En esta descripción de ambientes de nuestro país nos hemos re-ferido especialmente a su vegetación y a las aves que los pueblan. Investiga qué otros animales tienen su hábitat en nuestro suelo, y dónde es más frecuente localizarlos.

Un bioma, también llamado paisaje bioclimático o área biótica, es una determinada parte de una región en la que predomina cierto tipo de vegetación y fauna. Es el conjunto de ecosistemas de una zona biogeográfica, caracterizado a partir de la vegetación y de las especies animales que predominan en él. Guiar a los niños en la construcción del concepto de bioma. Organización de salidas didácticas que les permitan reconocer las carac-terísticas fundamentales de diferentes paisajes del Uru-guay. Cada salida debe ser preparada con antelación. Uno de los primeros pasos en este proceso puede con-sistir en ubicar el lugar a recorrer, en imágenes satelita-les del país.

Los alumnos deberán estar familiarizados con el ma-nejo de brújulas que les permitan ubicarse en el lugar, una vez que se encuentren allí. Es importante también que lleven lupas, termómetros ambientales para contro-lar la temperatura, y diferentes recipientes para recoger muestras del suelo. Guiarlos en la observación y registro de imágenes, sonidos o escenas; para ello, las XO pue-den ser instrumentos muy útiles.

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EL AMBIENTE Y LA SALUD

Las áreas protegidas

¿Tienes cerca un mapa del Uruguay, en el que se muestre su relieve y las corrientes de agua que lo bañan? Te será muy útil para ubicar las zonas que vamos a describir. ¿A qué llamamos “áreas pro-tegidas”? ¿Por qué es necesario que existan? Investiga qué significa la sigla SNAP. ¿Tiene alguna relación con este tema?

Un área natural o sil-vestre es una región geo-gráficamente delimitada en la que el impacto humano es nulo o bajo. En ella, entonces, están operando los procesos ecológicos y evolutivos sin la interven-ción del hombre o con una mínima intervención.

Un área protegida es una región delimitada que, por su valor ambiental, es administrada para alcanzar objetivos específicos de conservación.

“Fuera de las ciudades, al borde de los caminos, entre cuchillas, arroyos y llanuras, se dibuja nuestra Naturaleza. Las praderas, los bosques achaparrados, las serranías, los bañados, las playas y muchos otros paisajes, conforman las áreas naturales del Uru-guay. Allí se cobijan nues-tras plantas y animales. Allí tiene lugar cada día, sin

pausa, el drama de la vida: los nacimientos, amores y muertes, idas y venidas que constituyen la base de la trama ecológica que sostiene estos sistemas vivientes.”

Así comienza el libro Nuestra verdadera rique-za, de Eduardo Gudynas.

¿Cuáles son esos am-bientes que debemos con-servar y proteger para evi-tar la ruptura del equilibrio natural del que tanto se habla y que podría provo-car consecuencias a veces irreparables?

Uruguay creó un Sis-tema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que contribuye a la conserva-ción de nuestro patrimonio natural y cultural, a la vez que fomenta y desarrolla el ecoturismo, generador de servicios y empleos. Las áreas ya incorporadas al SNAP, en el momento

de redactar estas páginas, son:

Quebrada de los Cuer-vos (Treinta y Tres), que fue la primera.

Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay (Río Negro).

Cabo Polonio (Rocha).Valle del Lunarejo (Ri-

vera).Chamangá (Flores).Laguna de Rocha (Ro-

cha).

Próximas a ser incorpo-radas:

Laureles-Cañas (Tacua-

rembó).Humedales del Santa

Lucía (Montevideo-Cane-lones-San José).

Isla de Flores (Monte-video).

Cerro Verde (Rocha).Laguna Negra (Rocha).Laguna de Castillos

(Rocha).Bosques del río Negro(Río Negro).Bosques del río Que-

guay (Paysandú).Parque Nacional San

Miguel (Rocha).

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Rio de la Plata

Laguna Merín

Punta del Este

La Paloma

RochaMinas

Maldonado

Canelones

Florida

San José

Mercedes

Trinidad

Fray Bentos

DuraznoTreinta y Tres

Melo

Tacuarembó

Rivera

Paysandú

Salto

Artigas

Colonia del Sacramento

Montevideo

Artigas

Salto

Rivera

Tacuarembó

Paysandú

Cerro LargoRío Negro

Durazno

Soriano

FloresFlorida

Treinta y Tres

RochaLavalleja

ColoniaSan José

MaldonadoCanelonesHumedalesdel Sta. Lucía

Playa Penino Laguna de Rocha

Dunas delCabo Polonio

Refugio de FaunaLaguna de Castillos

Potrerillo deSanta Teresa

Quebrada delos Cuervos

Parque NacionalSan Miguel

Parque NacionalArequita

Parque Nacional delRío Negro

Esteros de Farrapos

Rincón de Pérez

Valle del Lunarejo

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Quebrada de los Cuervos (Treinta y Tres)

Ubicada unos 43 km al norte de la ciudad de Treinta y Tres por la Ruta 8, como parte de la Sierra del Yerbal, ocupa aproxi-madamente 365 hectáreas y es recorrida por el arroyo Yerbal Chico. Es un área protegida, administrada por la Intendencia Municipal de Treinta y Tres, que se puede visitar y cuenta con guardaparques. Si bien sobresale en ella el área de quebrada, también existe una extensa pradera y al-

Quebrada de los Cuervos (Treinta y Tres)

gunas zonas de pastizales húmedos y pajonales.

La palmera pindó emer-ge entre la vegetación de la quebrada, así como el laurel y el guayabo colorado, en-tre muchas otras especies arbóreas y abundantes hele-chos que tapizan los suelos de las zonas húmedas.

Se pueden apreciar más de 130 especies de aves,

entre las que quizá la que más llame la atención por su abundancia es el cuervo cabeza roja.

En el área de pradera se destaca la lechucita común, la perdiz común, el halcon-cito común y en las zonas de pastizales húmedos el verdón y algunas especies amenazadas de extinción como el dragón, el capu-

Este conjunto de zonas elegidas por su valor patri-monial, conlleva la creación de la figura de los guarda-parques, debidamente ca-pacitados a través de la Universidad del Trabajo, en coordinación con el Minis-terio de Vivienda, Ordena-miento Territorial y Medio Ambiente. Ya existen con-venios con la Universidad de la República para apoyar y desarrollar investigación científica aplicada a la pla-nificación de la estrategia que llevará adelante el sis-tema de áreas protegidas.

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chino boina gris y la viudita blanca grande.

Esteros de Farrapos e Islas del río Uruguay (Río Negro)

También son conocidos como “Bañados de Farra-pos”, ya que popularmente bañado y estero se usan con un significado similar. Esta zona está compuesta por un conjunto de hume-dales, bosques ribereños y montes parque. Se extiende en forma paralela al río Uru-guay con una longitud de unos 27 km de norte a sur, en el departamento de Río Negro, desde el sur de San Javier –una villa de unos 1.400 habitantes, colonia rusa que aún conserva algu-nos descendientes–, hasta la Cañada de la Totora, al sur.

La zona cercana a la Cañada de la Totora tomó mucha notoriedad cuando en julio de 1990 se capturó allí un macho adulto del aguará guazú o zorro guará, que se creía prácticamente ex-tinguido en Uruguay. Luego de 16 años, en setiembre de 2006, se logró encontrar otro ejemplar en el departamento de Cerro Largo, que lamenta-blemente también fue captu-

rado. El aguará guazú es un zorro de 80 cm de estatura, de color amarronado-rojizo con las patas negras muy largas. Llama la atención por sus grandes orejas y el denso y erizado pelaje a lo largo de la nuca, que forma una crin; de ahí que también se le llame lobo de crin. Ra-ramente puede verse porque es de hábitos nocturnos y se oculta en pastizales y pajo-nales. Aunque esta especie se destaca del resto por la importancia de su conser-vación, también existen en el área otras 15 especies de mamíferos.

El monte ribereño so-bre el río Uruguay, si bien mantiene muchas especies autóctonas, ha sido invadi-do por la espina de cristo, una especie exótica que se reproduce fácilmente y gana espacio desplazando a la vegetación indígena. Por el momento esto no presenta una gravedad extrema para el ambiente, pero en un fu-turo puede causar impactos negativos sobre la flora y también sobre la fauna au-tóctonas. En ciertas partes, este monte no presenta una gran variedad de aves, debi-do a que han sido sustituidas

Esteros de Farrapos (Río Negro)

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gran cantidad de especies de flora de las cuales se alimentaban. Igualmente se encuentran, entre otras, zor-zales, fuegueros, urracas y arañeros.

La zona de campos inun-dables, donde la vegetación está principalmente formada por pajonales, caraguatales y algunas áreas con ca-malotes flotantes, presenta una gran diversidad de aves acuáticas. Varias especies de patos se dan cita en gran número durante algunos meses del año. También lo hacen garzas blancas, grandes y chicas, garzas moras, cigüeñas, caraos, chajaes, jacanas y teros reales. Entre los pajona-les aparece muy raramente el dragón, un pájaro que se encuentra en peligro de extinción; si bien tiene su población más grande en el departamento de Rocha, también una pequeña pobla-ción se puede encontrar en los Esteros de Farrapos, a veces en bandos de no más de 20 ejemplares.

En el borde oriental de los bañados encontramos un monte parque formado principalmente por árboles de espinillos y algarro-bos, que también tiene sus aves características como el hornerón, el crestudo, el

trepador grande y el chico, el boyero negro, el coludito copetón y varias especies de carpinteros.

Catorce especies de anfi-bios fueron ubicadas en los Esteros de Farrapos, de las cuarenta que se encuentran en el país. Entre ellas se destaca la ranita de pintas naranja, catalogada como amenazada de extinción, que se alimenta de insectos.

Entre los reptiles se des-taca la crucera o víbora de la cruz, una especie pon-zoñosa que, a través de su mordedura, puede provocar daños importantes, incluso ocasionar la muerte si la mordedura no es atendida a tiempo con suero antiofídico. También viven en el área va-rias especies de tortugas.

La población de San Ja-vier utiliza los Esteros de Farrapos para dejar que pastoree el ganado, y pes-cadores artesanales se valen del importante recurso que les brinda el río Uruguay, sus afluentes y las islas que allí se encuentran.

Actualmente, una gran parte de esta zona pertenece al Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, y es intención de este Ministerio integrar a la comunidad local de San Javier en distintas

actividades. Ya se ha capa-citado a pobladores locales para que actúen como guías de ecoturismo que muestren a los visitantes los atractivos naturales más importantes de los esteros.

La conservación del área tiene especial valor, sobre todo si se tiene en cuenta que alrededor de ella se ha transformado demasiado el ambiente debido principal-mente a la agricultura y, en menor medida, también a la ganadería.

Cabo Polonio (Rocha)

Es uno de los balnea-rios más agrestes del de-partamento de Rocha. Se encuentra sobre el océano Atlántico, entre Valizas y La Pedrera. “El Polonio”, como se conoce popularmente, está ubicado a 150 km de Punta del Este y a 265 km de Montevideo. En él conviven escasas familias de pesca-dores y artesanos. El turismo es una de sus principales fuentes de recursos.

Sus calles son simples caminos de arena que ondu-lan entre las casas y que se delinearon sin mucha planifi-cación. Actualmente no está permitido realizar nuevas

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construcciones. Troncos, maderas y chapa son los ma-teriales predominantes en las casas, que guardan armonía con el entorno natural, con-servando su encanto.

Para llegar se toma la Ruta 10 hasta un lugar donde vehículos 4X4 se encargan de llevar a los visitantes hacia la costa. También se puede hacer ese camino a pie.

En el trayecto se ven ranchitos que han surgido en forma espontánea, lo que hace que el lugar sea todavía más pintoresco.

Sus dunas móviles, úni-cas en Sudamérica, han sido declaradas Patrimonio Natural de la Humanidad. La edad de estas dunas se estima entre 4.000 y 4.500 años.

En el pasado, decenas de barcos no pudieron sortear su laberinto de roquedales. El nombre del cabo está tomado del galeón español “Polonio”, que naufragó allí el 31 de diciembre de 1735. Tras repetidas tragedias, en 1880 se comenzó a construir un faro con el fin de guiar a los navegantes. Fue inau-gurado al año siguiente. En 1976 fue declarado Monu-mento Histórico Nacional.

Durante mucho tiempo, el Polonio permaneció com-

pletamente aislado, con su hermoso faro solitario entre las masas rocosas. En 1914 el gobierno instaló allí una planta de explotación lobera, y a partir de ahí comenzó a surgir una pequeña aldea de trabajadores vinculados a la faena de los lobos y a la pesca.

Varias décadas más tar-de, algunos jóvenes apasio-nados por la naturaleza co-menzaron a descubrir aquel pobladito remoto que se encontraba detrás de las du-nas. Desde hace unos treinta años, los turistas fueron cada vez más numerosos. La popularización del Cabo puso en riesgo sus valiosos ecosistemas y su hermoso paisaje. Actualmente se ha

detenido la forestación cer-cana de pinos, que era res-ponsable de la desaparición paulatina de las dunas.

En sus proximidades ha-bita una de las reservas de lobos marinos más impor-tantes del mundo. Muchos días al año, es fácil encontrar algunos ejemplares tomando sol sobre las rocas de la costa. Si el viento ayuda, es posible acercarse a ellos y fotografiarlos. Tienen muy buen olfato, pero muy mala visión.

Los lobos marinos ha-brían llegado mucho antes que los españoles y habi-taban estas latitudes desde épocas remotas, quizá des-de hace un millón de años, como parecen indicar restos

Cabo Polonio (Rocha)

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encontrados aquí y en Argen-tina. Los rebaños uruguayos están constituidos por dos especies que conviven en armonía: el lobo de dos pe-los y el lobo marino de un pelo, también llamado lobo ordinario o león marino.

El lobo de dos pelos tiene una capa exterior del tipo de la cerda y una más profunda, de pelo corto y suave. El ma-cho adulto es de color gris y posee una melena pequeña en comparación con la de la otra especie. Suele alcanzar una longitud cercana a los dos metros y un peso de 140 kilos. La hembra pesa unos 50 kilos y su tamaño es de 1,50 metros. Es en nuestras costas donde sobrevive el único rebaño numeroso de lobos de dos pelos, especie que en épocas pasadas ocu-pó grandes extensiones de la costa sudamericana.

El lobo de un pelo lleva este nombre por tener una capa única de pelo rígido y bastante áspero. El macho adulto se destaca por su melena, la que le ha valido el sobrenombre de peluca. Los machos miden alrede-dor de 2,50 metros y pesan unos 340 kilos, mientras las hembras rondan los 2 metros y los 140 kilos. Los cachorros tienen un color negro intenso, mientras que

el pelo de los adultos varía dentro de una amplia gama de marrones y castaños.

A fines de diciembre, los machos forman hare-nes con un grupo de una a quince hembras, siendo lo más corriente un número intermedio. Por medio de rápidos desplazamientos y, si es necesario, a empujones y mordiscos, defienden su territorio. Los que no logran pareja se reúnen en grupos y los jóvenes se dedican a obstaculizar las activida-des reproductoras de los adultos, llegando a atacar individual o colectivamente a los cachorros, incluso hasta matarlos.

En las épocas de cría las colonias son sumamente ruidosas. Madres e hijos se reconocen por los sonidos que emiten.

Valle del Lunarejo (Rivera)

La Cuchilla de Haedo que cruza el departamento de Rivera ofrece muchos lugares para disfrutar paisa-jes prácticamente únicos en Uruguay, con una vegetación exuberante, suelos tapiza-dos de helechos y árboles de varias decenas de metros de altura.

Hay un área protegida en la zona, aunque es de propiedad privada, pero en el año 2001, por Decreto Municipal, se estableció el Parque Nacional Regional del Arroyo Lunarejo, una zona de aproximadamen-te unas 25.000 hectáreas donde tienen ingerencia la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) y la Intendencia Municipal de Rivera. El área está compuesta por hondas que-bradas, monte ribereño y praderas con pastizales.

La fauna y la flora son muy diversas. Algunas es-pecies son raras, como el zorzal herrero y el fiofio oliváceo. El observador co-mún puede asombrarse ante la cantidad de bandurria amarilla que nidifica en los grandes paredones rocosos y la gran concentración de pava de monte. En árboles altos y ramas secas se posa el chimachima, que a veces sobrevuela el lugar mientras emite fuertes gritos.

Entre los mamíferos es muy frecuente encontrarse con el guazubirá, y menos frecuente pero algo proba-ble, poder observar un coatí o un coendú.

La cuenca del arroyo Lunarejo se encuentra en la región occidental del de-

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partamento de Rivera, cerca de la zona conocida como Rincón de Artigas, que es un límite contestado con Brasil. El arroyo Lunarejo es un afluente de la margen derecha del río Tacuarembó. Su cuenca está enmarcada por la Cuchilla de Haedo (al occidente y al norte) y por la Cuchilla de la Venta (al sur).

Tiene aproximadamente 15.000 hectáreas, con altu-ras superiores a los 350 me-tros y abruptas pendientes.

La vegetación de la zona se caracteriza por la variedad de sus especies. Los montes naturales están compuestos por árboles y arbustos, con alturas que oscilan entre 2 y 25 metros. Lamentable-mente, esa vegetación se ha visto alterada en los últimos tiempos, sobre todo por la explotación del bosque nati-vo con fines comerciales.

La fauna de la región tam-bién es muy variada. Dentro de los vertebrados se des-tacan, entre otros, la ranita uruguaya (por los escasos registros de ella en el país, y el primero en el departamen-to) y la víbora de cascabel (que no se había encontrado en nuestro país desde 1963). También habitan la zona va-rias especies de artrópodos. La fauna del lugar ha sido depredada, en especial, por

la caza indiscriminada de ciertas especies.

Chamangá (Flores)

Es la 5a. área que ingre-só al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), en la categoría de “Paisaje Protegido Localidad Ru-pestre de Chamangá”. Está ubicada unos 20 km al este de Trinidad, la capital del departamento de Flores.

Tiene una extensión de aproximadamente 12.000 hectáreas, que incluye un ecosistema de pradera leve-mente ondulado, por donde pasan los arroyos Chamangá y Los Molles, dando lugar en

algunas zonas a pequeños montes ribereños.

Desde el punto de vista de la biodiversidad se puede encontrar en el área cerca de 90 especies diferentes de aves, destacándose especies de pradera, como el ñandú, la perdiz, las cachirlas y el chingolo ceja amarilla, entre otras. También habitan la zona algunos mamíferos como la mulita, el zorrillo y el zorro gris, etc., y algunos reptiles como el lagarto ove-ro, la falsa crucera de hoci-co respingado, etcétera.

En lo que a flora autóc-tona refiere, además de la importancia que tiene la pra-dera natural, con cientos de especies diferentes de gramí-

Valle del Lunarejo (Rivera)

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neas, en los montes sobre las márgenes de los arroyos se pueden encontrar el tala, el palo de fierro, el tembetarí, el coronilla, la pitanga, el plumerillo rojo y otras es-pecies leñosas vinculadas a nuestro monte nativo.

Además de la importan-cia desde el punto de vista biológico que tiene el área, alberga también interesantí-simos restos arqueológicos y pinturas rupestres que son un patrimonio único en el país. Existen 43 pictografías relevadas allí, con la singu-laridad de que la mayoría de las pinturas rupestres encontradas en el mundo están en cuevas o en luga-res protegidos; éstas, sin embargo, están pintadas

sobre los bloques de granito, dispuestos en forma aislada en el campo. Según estudios realizados en la zona, algu-nas podrían tener más de 830 años, son de color rojo u ocre y representan figuras abstractas. Lamentablemen-te, muchas de las figuras que se encuentran en esas rocas han sido destruidas o modificadas, a tal punto que ya se vuelve imposible salvarlas. La mayoría de los predios que involucran al pai-saje protegido de Chamangá son privados y algunos están sometidos a la explotación del granito, por lo cual se requiere un plan de manejo adecuado al respecto, para poder proteger este rico pa-trimonio biológico y cultural.

Laguna de Rocha (Rocha)

La Laguna de Rocha, enmarcada en un sistema de lagunas costeras donde tam-bién se destacan la Laguna José Ignacio, la Laguna Garzón y la Laguna de Cas-tillos, posee una alta biodi-versidad. En el año 1977 fue declarada Parque Nacional Lacustre y legalmente está protegida, pero en realidad la preservación del área se encuentra en alto riesgo. ¿Por qué? El uso de vehículos todo terreno en la franja costera y especialmente en la barra de la laguna, la extracción de arena, la forestación de especies exóticas, sobre todo de pinos y eucaliptos,

Chamangá (Flores)

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y en menor medida la caza ilegal de algunas especies animales, provocan el dete-rioro constante de una de las zonas más ricas en diversidad biológica del Uruguay. Esta laguna puede llegar a tener en sus partes más anchas casi 12 km y cerca de 14 km en sus partes más largas.

Está ubicada unos 10 km al oeste de La Paloma. De las 452 especies de aves que se pueden observar en nuestro país, unas 220 habi-tan esta zona. Algunas viven todo el año allí y otras llegan de los más remotos rincones del continente americano. Se pueden encontrar rayado-res, chorlos, chajaes, ga-viotas, gaviotines, garzas,

caranchos, chimangos, lechuzas, biguaes y teros reales.

Sin duda, a la hora de sobresalir por su llamativa belleza y abundancia, los cisnes cuello negro, el cis-ne blanco o coscoroba y los flamencos se roban todos los honores. La población más grande de cisnes cuello negro dentro de nuestro país, justamente se encuentra en la Laguna de Rocha, donde se han censado más de 7.000 ejemplares. También en esta laguna es donde encontramos la mayor po-blación de flamencos, más fáciles de ver en otoño e invierno, ya que algunos migran. Llegando a la barra

Laguna de Rocha

de la laguna, desde el ob-servatorio de aves o desde cualquier sitio de la costa, si llevas binoculares, trata de dar un vistazo a lo lejos, ya que a veces se encuen-tran alejados de la barra. Si tuvieras un telescopio sería todavía mejor, ya que te permitiría observar a mayor distancia y así podrías dis-tinguirlos fácilmente. ¡No te confundas! A veces los fla-mencos jóvenes no tienen el color rosado de los adultos; son grises y negros y pueden hacerte pensar que se trata de otra especie de ave, pero los identificarás fácilmente por sus largas patas y su pico raramente curvado. No olvides que la Laguna de

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Rocha es baja; su profundi-dad promedio es de 60 cm, y justamente para estas aves de largas patas es ideal para caminar y buscar alimento.

Bandadas de miles de rayadores se posan en zo-nas cercanas a la barra. A veces pueden llegar a más de 5.000 ejemplares, y cuando levantan vuelo la naturaleza nos regala uno de sus más bellos espectáculos, al poder observar esas “nubes” de aves de pequeñas patas y cuerpo alargado sobrevolan-do nuestras cabezas. ¿Sabes por qué se llaman rayadores? Su nombre se debe a la for-ma de alimentarse: realizan vuelos rasantes sobre el agua y con su pico abierto van “ra-yando” la superficie del agua. Cuando la mandíbula inferior toca algo, el ave se frena, cierra el pico y realiza un giro con la cabeza para capturar a su presa.

Se pueden apreciar dife-rentes especies de mamífe-ros, como carpinchos, nu-trias, zorros, lobitos de río y numerosos reptiles (ranas, sapos, algunas especies de víboras y tortugas).

Cuando llegamos a la desembocadura de la Lagu-na de Rocha en el océano Atlántico (lugar conocido como “Barra de la Laguna de Rocha”) puede suceder

que esté abierta (conectada con el océano) o cerrada (una barra arenosa corta la conexión entre la laguna y el océano). A veces se abre naturalmente, y en otras ocasiones se realizan aperturas por parte del hom-bre. Este fenómeno reviste mucha importancia porque al estar abierta ingresan crustáceos (camarones) y varias especies de peces como corvinas, lenguados y pejerreyes, entre otros, que sirven de sustento a un pueblo de pescadores que vive en las cercanías. Tam-bién se abre para disminuir las áreas inundadas en los campos que la rodean.

La organización PROBI-DES (Programa para la Bio-diversidad y el Desarrollo)

con sede en el departamento de Rocha, ha trabajado in-tensamente para fomentar la conservación de esta zona y ayudar a la comunidad de pescadores en distintos as-pectos, tratando de estimular el desarrollo sustentable de los recursos naturales.

En las dunas y arenales cercanos a la barra predomi-na la vegetación baja, sobre todo el junco de copo, el pasto dibujante y varias especies de gramíneas.

¿Cómo llegar a la barra de la laguna? Desde La Pa-loma (Rocha) se puede llegar por un camino, recorriendo unos 10 km paralelos a la costa hacia el oeste. No es muy recomendable para vehículos comunes, ya que en ocasiones la arena blanda

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lo tapa y se vuelve difícil el pasaje. Otra forma de acceso es por un camino que sale desde la Ruta 15 hacia el oeste, unos 5 km antes de llegar a La Paloma. En esta segunda opción el viaje es algo más largo, pero más seguro.

Humedales del Santa Lucía

Al otro lado del puente del río Santa Lucía, al suroeste de Montevideo, en los alre-dedores del pueblo Santiago Vázquez, a partir del año 1999 la Intendencia Munici-pal de Montevideo designó una zona de cerca de 1.000 hectáreas como Parque Na-tural Municipal Humedales del Santa Lucía.

El área no sólo cuenta con una superficie de hume-dales importante, sino que también contiene uno de los pocos montes indígenas que quedan en el departamento de Montevideo.

Desde el punto de vista faunístico no es raro encon-trar carpinchos, nutrias, zorros, comadrejas y más de cien especies de aves, que podemos observar, tanto a pie como navegando.

Sería muy importante para la conservación de la

biodiversidad, que las auto-ridades se olvidaran de los límites departamentales y vieran a los humedales de Playa Penino (San José) y a los del Santa Lucía (Montevi-deo) como una extensa zona a proteger. Ello permitiría no solamente salvar gran cantidad de especies de flora y fauna, sino además mante-ner áreas de especial valor para la educación ambiental, el ecoturismo y la investiga-ción, en lugares tan cercanos a la capital del país.

Laguna de Castillos

El nombre de “Castillos” se remonta a los primeros navegantes que llegaron

hasta las islas cercanas a la desembocadura del arroyo Valizas, ya que una de ellas, la Isla Del Marco, se parece a un castillo por la forma de sus rocas.

Situada en el departa-mento de Rocha, tiene una superficie de 8.000 hectá-reas, aunque esta cifra pue-de variar, según las lluvias que se registren durante el año. Se encuentra entre juncales, bañados, praderas inundables y montes. En sus alrededores hay varios sitios en los que se pueden realizar actividades ecoturísticas. Muy conocido es el “Monte de Ombúes” o “Refugio de Fauna Laguna de Casti-llos”, reserva de flora y fauna del Ministerio de Ganadería,

Humedales del Santa Lucía (Montevideo)

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Agricultura y Pesca, ubicada a pocos kilómetros de la Ruta 10, sobre la desembo-cadura del arroyo Valizas en la Laguna de Castillos. Allí existe un monte indígena en el que sobresale la gran concentración de ombúes. En ciertos casos, se mez-clan con árboles autóctonos como coronillas, molles, sombra de toro, etcétera. Algunos ejemplares, con troncos de varios metros de circunferencia, tienen más de 500 años. Los ombúes alber-gan muchas especies que se esconden entre sus raíces, como lagartos, víboras o ratones, y también sirven de refugio para muchas aves,

como los búhos que duer-men en sus copas.

Junto a la laguna hay estancias privadas que se dedican al ecoturismo.

Se han registrado en esta zona más de 235 es-pecies de aves. Algunas de ellas son el cisne cuello negro, el coscoroba, el biguá, la espátula rosada, en ocasiones el flamenco, también varias especies de patos, gallaretas y galline-tas. En la pradera inundable que la rodea hay chorlos y playeros migratorios, como el playerito canela, especie en la categoría “cercana a la amenaza o casi amena-zada”.

Entre los mamíferos que se pueden encontrar con relativa facilidad están el carpincho, la nutria y el apereá.

La Estación Biológica Potrerillo de Santa Teresa

Es un área silvestre pro-tegida, gestionada por la Di-rección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) y el Programa para la Biodi-versidad y el Desarrollo (PROBIDES). Alberga va-rios ambientes: pradera con pastizales altos, bañados y monte indígena, todos ellos

Laguna de Castillos (Rocha)

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en un área muy cercana y circundante a la Laguna Negra, que es la mayor de todas las lagunas próximas a la costa en Uruguay, con una profundidad media de 7 metros. Las tierras de los alrededores de esta laguna son muy ricas en turba. En épocas de calor, la turba se seca y el polvo que arrastra el viento se expande por la superficie de la laguna dándole un color negruzco, que originó su nombre. Ante-riormente fue conocida como Laguna de los Difuntos, ya que en un sector se en-contraron restos indígenas, enterrados junto a vasijas de barro.

La Reserva Laguna de Castillos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, es parte de un área mucho más extensa: el Refu-gio de Fauna de la Laguna de Castillos, que incluye la propia laguna y una parte de los montes circundantes y bañados.

El Parque Nacional San Miguel está ubicado en la zona fronteriza, muy cerca del Fuerte San Miguel, un sitio histórico del sureste de nuestro país. Enfrenta también algunos problemas, sobre todo la caza de espe-cies no permitidas (como

carpinchos y nutrias) o pesca con redes.

Las lagunas costeras de la costa atlántica, que son, de oeste a este, la Laguna José Ignacio (Maldonado) y la Laguna Garzón, Lagu-na de Rocha y Laguna de Castillos (Rocha), tienen comunicación con el océano Atlántico y están sujetas a un proceso dinámico de aper-tura y cierre. La última men-cionada se comunica con el océano a través del arroyo Valizas. La única laguna que no tiene comunicación es la Laguna Negra.

Río Queguay.Rincón de Pérez

El río Queguay Grande es uno de los afluentes más importantes del río Uruguay. Ubícalo en un mapa. Con más de 280 km de recorrido y una cuenca de más de 7.800 km2, nos brinda una gran variedad de paisajes. Nace al norte del departa-mento de Paysandú, en la Cuchilla del Queguay. Al no atravesar ninguna ciudad importante durante su curso, no hay industrias que viertan sus desechos

Estación Biológica Potrerillo de Santa Teresa (Rocha)

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en él, lo cual hace que sus aguas se mantengan limpias y cristalinas.

En la cuenca del río Que-guay Grande sobresale por su especial valor biológico el área conocida como Rincón de Pérez u Horqueta del Queguay, donde confluyen los ríos Queguay Grande y Queguay Chico. El monte llega a alcanzar un ancho máximo de 9 km, lo que lo convierte en la reserva na-tural de monte ribereño más grande y densa del Uruguay. La mayoría del monte ribere-ño ya no es virgen; estamos ante montes secundarios, ya que durante la 2ª Guerra Mundial se realizó una im-portante tala de aquel monte

virgen para obtener carbón vegetal.

En general, los montes ribereños del país ya no conservan su anchura ori-ginal. Apenas tienen unos cientos de metros, debido a la tala indiscriminada que se ha realizado en ellos. Por eso, resulta especialmente importante conservar los que quedan todavía.

Los montes del río Que-guay, y especialmente los si-tuados en el Rincón de Pérez, son muy anchos y de difícil acceso, lo que ha dificultado una investigación profunda de su flora y su fauna, pero por lo que ya se ha estudiado se puede decir que cuentan con especies animales de

gran valor. Por ejemplo, en aves existen más de 120 especies, cifra que puede aumentar considerablemen-te si se hacen estudios más profundos. Se destacan por su rareza en nuestro país, el urutaú y el carpintero negro, pero también llenan de colorido y sonido esos montes, el cardenal azul, la urraca común, el achará, el naranjero, el pituayumi, el anambé verde, el celestón, el martín pescador grande y el martín pescador me-diano, entre otros. También en los bañados cercanos en ocasiones se observan cisnes, espátulas rosadas, cigüeñas, varias especies de patos y chajaes.

Rincón de Pérez (Paysandú)

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En cuanto a mamíferos, se destacan el carpincho, la nutria, el lobito de río, el ciervo guazuvirá y algunas especies exóticas como el jabalí y el ciervo axis. Pero queda mucho por investigar todavía, y más teniendo en

cuenta que la mayoría de los mamíferos son de hábi-tos nocturnos, y todos son esquivos al acercamiento humano.

Los reptiles no han sido muy estudiados en esta zona, pero hay registros de

varias especies de víboras, destacándose la crucera o víbora de la cruz, que puede llegar a medir hasta 140 cm. Por suerte no es muy abun-dante, ya que su mordedura puede ser mortal. También se ha podido observar la parejera, que es una culebra que puede llegar a medir más de 130 cm y que en rea-lidad no tiene veneno, pero es agresiva y su mordedura puede producir dolor, aunque no causa daños irreparables. No se encuentra en el propio monte cercano al río sino que más bien ha sido vista en los bañados próximos al Rincón de Pérez, entre los pajonales.

Muchas son las especies vegetales que dan vida a este ambiente. En las márge-nes del río y de sus afluentes encontramos sarandíes, sauces y mataojos. Estos árboles que están más cerca de la orilla y que necesitan mucho del agua, también benefician el equilibrio natu-ral. Por ejemplo, las raíces

Víbora de cascabel

Ciervo axis

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de los sarandíes soportan las crecientes, disminuyendo así la erosión de los suelos. Estos árboles tienen su ra-maje casi sobre el agua, por lo que en las crecientes permiten disminuir la veloci-dad del agua, lo que ayuda a que en general la cuenca se mantenga estable.

En la parte intermedia del monte encontramos es-pecies como el tembetarí, el tarumán, el laurel y el palo fierro, entre otras. En la parte exterior del monte hay especies que resisten más la escasez de agua, las variaciones de temperatura más extremas, los vientos, etcétera. Entre ellas se des-tacan la aruera, el canelón y el molle. La composición del monte varía en algunos casos debido a las modifica-ciones que ha provocado el hombre, causando trastornos en el equilibrio natural.

Muy cerca del monte del río Queguay Grande se encuentra el Cerro del Tigre, donde existe una de las mayores cuevas de murciélagos vampiros. Cientos de ejemplares se pueden observar allí, ya que la cueva es amplia y las per-sonas pueden entrar en ella caminando. Son murciélagos de unos 40 cm, que pueden llegar a formar grupos de

Son ya clásicas en este río las competencias de canotaje, organizadas por el Club Que-guay Canoas de Guichón, que se llevan a cabo todos los meses de enero, desde 1988, donde además se realiza un concurso de pesca. Los rápi-dos del río dan más emoción a las travesías.

Es un área muy visitada también por los amantes del turismo aventura y del ecotu-rismo, que se acercan para disfrutar de la naturaleza, observar aves y diferentes especies de flora autóctona, o recorrer el río en canoa. Una buena forma de comen-zar este interesante recorrido es desde las Termas del Almirón, las únicas termas

hasta 5.000 ejemplares. Casi siempre se refugian en cue-vas oscuras y húmedas.

El río Queguay es de especial valor para los aman-tes de la pesca deportiva, sobresaliendo en la zona el dorado, un pez de color amarillo con ciertas tonalida-des anaranjadas y el vientre plateado, cuyos ejemplares en esa zona pueden llegar a medir unos 80 cm, y también la tararira, otro pez que aquí puede alcanzar gran tamaño. Pescadores de todos los puntos del país e incluso del exterior llegan a las costas del río Queguay en busca de tranquilidad y de buena pesca.

Aruera

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Comentar la importancia de preservar ciertas zonas de nuestro país, la vinculación de estas acciones con el mantenimiento del equilibrio ecológico y con el cuidado de la diver-sidad biológica que ellas encierran.

Ambientes modificados

Los seres humanos hemos modificado prácticamente todos los ambientes, en las distintas partes del mundo. Con respecto a nuestro país, ello ha provocado la pérdida de un hábitat natural para muchas especies, que han entrado en la categoría de amenazadas o en peligro de extinción.

Las transformaciones que realizamos han llevado tam-bién a introducir algunas especies de aves en nuestro terri-torio, como por ejemplo el gorrión y la paloma doméstica, tan comunes en ciudades y pueblos.

A ambos lados de las rutas y caminos nacionales se pueden observar la perdiz, el hornero, el espinero, el tor-do común, el pecho amarillo, el chimango, el halconcito común y la lechuza.

La agricultura ha contribuido a la expansión de algu-nas poblaciones de aves. Es el caso del garibaldino en las plantaciones de arroz, de la cotorra común y la paloma en las plantaciones de maíz, y también del primavera en las plantaciones de avena.

En el campo, muchas especies (como la urraca, el bo-yero y el cardenal azul) se acercan a los cascos de es-tancia. Galpones abandonados o con poca actividad son usados por búhos como el tamborcito y por la lechuza de campanario.

En esta descripción de am-bientes de nuestro país nos he-mos referido especialmente a su vegetación y a las aves que los pueblan.

Investiga qué otros anima-les tienen su hábitat en nuestro suelo, y dónde es más frecuen-te localizarlos.

de agua salada del país, situadas en la Ruta 90 sobre el arroyo Guayabos, a 9 km de la ciudad de Guichón, que tiene unos 5.000 habitantes.

Otro punto muy intere-sante que nos ofrece esta

zona es la llamada Cascada del Queguay, al norte de la ciudad de Paysandú, muy cerca del pasaje del río sobre la Ruta 3 y unos 20 km antes de su desembocadura en el río Uruguay. Es un bellísimo

accidente geográfico con una caída de agua de unos diez metros de altura y montes no tan anchos como en el Rincón de Pérez, pero donde también se puede apreciar una flora y una fauna variadas.

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La forestación

¿Has oído hablar de áreas forestadas? ¿Qué son? ¿A qué llamamos forestación? ¿Con qué objetivo se realiza?

La forestación es el es-tudio y la práctica de la ges-tión de las plantaciones, en especial los bosques, como recursos naturales renova-bles. Está estrechamente relacionada con la silvicul-

tura, que es la ciencia de la conservación, crecimiento y salud de los árboles y bos-ques.

Estudia la producción de materiales como la madera y el papel para su explota-

ción comercial e industrial, así como la conservación de la calidad ecológica del ambiente.

La actividad forestal más común es la plantación, re-novación y tala de árboles maderables. Otra parte del trabajo forestal está vincu-lada especialmente al desa-rrollo de nuevas variedades arbóreas, al estudio de las existentes y a la investiga-ción sanitaria y ecológica del medio.

La forestación ha alcan-zado un gran desarrollo en nuestro país, sobre todo durante los últimos años, es-pecialmente con montes de eucaliptos y pinos. Muchas especies de aves encontra-ron refugio en este tipo de ambiente. Entre ellas están el ñacurutú, la paloma de monte, la torcaza, el dormi-lón y la cotorra común.

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La Ley Forestal Nº 15.939, aprobada en el año 1987, impulsó las plantaciones sobre todo de eucaliptos y pinos, a través de distintos beneficios y exoneraciones otorgados a las empresas o propietarios de predios que se dedica-ran a esta actividad. Esta ley se fundamentaba en que la forestación sería beneficiosa desde el punto de vista eco-nómico, social (ya que generaría muchos más empleos) y también ambiental, ya que aumentaría el área de bosques en el Uruguay.

La forestación y su impacto ambiental en Uruguay

Actualmente, los depar-tamentos más forestados en nuestro país son: Rivera, Tacuarembó, Río Negro, Paysandú y Lavalleja. La superficie total forestada ocupa una cifra cercana al 5% del total del país, superando al propio monte autóctono, que ocupa aproxi-madamente un 3,5%.

Desde el punto de vista económico, los grandes beneficiados han sido las empresas multinacionales o las grandes empresas nacio-nales que además de contar con muchos beneficios y exoneraciones brindadas por el apoyo a la política fores-tal, también han comprado miles y miles de hectáreas que han pasado a manos extranjeras.

Desde el punto de vista ambiental, los impactos generados por los monocul-tivos de eucaliptos y pinos han producido cambios en la composición y estructura de los suelos. También han ocasionado en determinados lugares una fuerte erosión, sobre todo en las cercanías de ríos, arroyos y lagunas, donde han sustituido al mon-te autóctono. Estos cultivos

pueden generar una falta de agua tanto superficial como subterránea, sobre todo en zonas donde las plantacio-nes son muy extensas y ocupan miles de hectáreas.

En cuanto a la flora y a la fauna, se ha dado una sustitución total del hábitat autóctono por el de un mo-nocultivo (eucaliptos o pinos, fundamentalmente), lo que provoca la desaparición de una diversidad muy impor-tante de especies vegetales y animales. La destrucción total y la transformación de los hábitats es la principal causa de extinción de las especies a nivel mundial.

Cualquier transformación o desequilibrio ambiental va a afectar a las especies. Va a perjudicar a muchas, disminuyendo considerable-mente sus poblaciones. Va a beneficiar a unas pocas. En el caso del modelo forestal de nuestro país, por ejemplo,

se puede ver el aumento en algunas poblaciones de mamíferos gracias a que ahora tienen el cobijo de mi-les y miles de hectáreas de bosque para esconderse o trasladarse de un sitio a otro. Pero en realidad, la pérdida de diversidad es mucho más amplia, ya que desaparecen especies en la pradera natu-ral, en pastizales o incluso en bosques autóctonos.

Por ejemplo, en una pra-dera natural de nuestro país se puede llegar a encontrar hasta cuatrocientas especies diferentes de pastos y existen algunos sitios donde crecen altos pastizales gracias a que no hay pastoreo del ganado o a que son zonas bajas. En esos sitios viven especies de aves amenazadas a nivel mundial, como los capuchi-nos, que se alimentan casi exclusivamente de semillas de esos pastos altos. Si les faltan, van a tener serios ries-

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gos de extinción. De algunas especies ya quedan unos pocos cientos de individuos, por lo que se necesita una conservación urgente de los pastizales.

Generalmente, y so-bre todo en el litoral del río Uruguay, se utilizan áreas fértiles para el crecimiento de pastizales. Son usadas para monocultivos; incluso en áreas forestadas se dejan sitios conocidos común-mente como “matafuegos”, entre distintas hectáreas. Ahí crecen pastos altos que son utilizados por diferentes especies para alimentarse y reproducirse. Pero el proble-ma que se genera en muchos de esos sitios forestados es que en esas áreas a veces también se introduce ganado para que pastoree. Entonces se da una sobreexplotación de los recursos y no queda prácticamente nada del há-bitat natural.

El futuro nos ofrece un escenario en el que se au-menta cada vez más la su-perficie forestada del país, y donde se instalarán posi-blemente nuevas plantas de procesamiento de celulosa. Por supuesto, no podemos estar en contra del desarrollo ni de mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes, pero es hora de plantearnos

la necesidad de realizar un estudio más profundo sobre todos los aspectos favora-bles y desfavorables que implica este modelo forestal. Es importante consultar a diferentes actores y espe-cialistas, porque los daños en el ambiente pueden ser

irreversibles. A veces, lo que modificamos en pocos meses puede tardar cientos de años en volver atrás, o se puede provocar un ago-tamiento en los recursos naturales que, en definitiva, también disminuya la calidad de vida de los habitantes.

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La protección de flora y fauna

Habrás oído hablar seguramente de especies extinguidas y es-pecies protegidas porque están en vías de extinción. Tal vez hayas leído también diferentes textos sobre esos temas. Los pumas se con-sideraban hasta hace poco tiempo dentro del primer grupo. Estudios y avistamientos recientes parecen indicar que existen algunos ejem-plares en nuestro territorio. ¿Es beneficioso o perjudicial que esto suceda? ¿Por qué?

Los animales y los árbo-les, los arbustos, los pastiza-les, los cursos de agua, las lagunas y bañados, forman una asociación biológica imprescindible para la super-vivencia de la mayoría de las especies que viven en esos ambientes. Si se modifica alguno de los componentes de estos ecosistemas, se ha-ría muy difícil la subsistencia de los seres vivos que los pueblan.

La fauna y la flora de nuestro país, como las de muchos otros países del mundo, se han visto modifi-cadas con el paso del tiem-po. La tala indiscriminada de bosques ha provocado la desaparición de una gran cantidad de especies ve-getales, y ese cambio de hábitat, así como la obra de cazadores inescrupulosos, han contribuido a la extinción de varias especies animales. Actualmente existen leyes en el Uruguay que regulan

el sur de Brasil y en algunas regiones de Argentina.

Su cuerpo mide unos 20 cm. Tiene pecho y ab-domen amarillo; copete y corona, negros. La hembra es parecida al macho pero con tonos más opacos, ceja y mejillas blancuzcas. Vive en praderas arboladas, en zonas serranas y en el monte parque. Internacionalmente, se le considera en peligro de extinción. En Brasil ya casi no se encuentra en la naturaleza. En Uruguay se han registrado algunas poblaciones aisladas en los últimos años, en distintos de-partamentos. Para lograr la supervivencia de la especie, hay que proteger su hábitat, evitar comprar ejemplares que venden en las ferias, y denunciar el tráfico ilegal.

la acción de los hombres, con el objetivo de preservar nuestros ambientes natu-rales y los seres vivos que habitan en ellos.

Fauna uruguaya en peligro o extinguida

Cardenal amarillo

Se lo encuentra en todo el Uruguay, excepto en las cercanías de Montevideo. También podemos verlo en

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La protección de flora y fauna Coendú

También llamado erizo o puercoespín, está presente en el este de Paraguay, su-reste de Brasil, Uruguay y noreste argentino. En nues-tro país se lo considera en peligro de extinción. Ha sido registrado en los departa-mentos de Cerro Largo, Ta-cuarembó, Rivera, Artigas, Salto y Durazno, especial-mente en montes ribereños y montes de quebradas.

Mide unos 90 cm. Tiene cabeza pequeña, con hocico corto y orejas menudas. Sus patas también son cortas, con fuertes dedos y uñas muy largas. Su cola prensil le permite sostenerse en las ramas. Su pelaje es pardo oscuro, cubierto por espinas. Las espinas, que no son lan-zadas como muchos creen, le sirven de protección, ya que se desprenden con gran facilidad. Las utiliza como medio de defensa contra los gatos monteses, el manope-lada, coatíes y comadrejas. Algunas veces llega a repeler al ocelote, al puma y hasta al yaguareté.

Es arborícola, muy si-lencioso, y despliega en la noche su mayor actividad. Durante el día permanece inmóvil en la parte media y alta de los árboles, lo que

hace que sea muy difícil de ver. Se alimenta con brotes, tallos, frutos silvestres, hojas y ciertas flores. Pacífico, in-ofensivo, su andar en tierra es lento y torpe.

Ocelote

Casi ha desaparecido en nuestro país, salvo alguna muy rara excepción en el norte del territorio. La alta cotización de su pelaje lo ha hecho presa de los cazado-res profesionales. De hábitos nocturnos, se alimenta de pequeños roedores. También ataca a crías de carpinchos y de ciervos. Es un buen corredor y trepador, con una excelente audición. No tiene más que dos crías por

año. Su cuerpo es esbelto y fornido. Alcanza una altura de 50 cm y una longitud de 1,40 m desde el hocico al extremo de la cola. Su cabe-za es ancha y robusta, con orejas cortas y redondeadas. Tiene patas fuertes y pelaje gris-castaño con tonalidades levemente rojizas, salpica-das por manchas ovales, bandas longitudinales, trazos y puntas grises, negruzcas y negras.

Coatí

Habita bosques y selvas desde Centroamérica hasta el Brasil y, aunque es por de-más escaso en nuestro país, podemos encontrar algunos ejemplares al norte del río

Coendú

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Negro. Vive en grandes gru-pos comandados por los ma-chos más fuertes. De hábitos esencialmente arborícolas, el coatí se desplaza en tierra con mucha rapidez y trepa con facilidad a los árboles. Sus alimentos preferidos son los insectos y las frutas, aun-que ocasionalmente también es carnívoro. Tiene aproxi-madamente entre un metro y 1,20 m de longitud total y unos 65 cm de altura, patas cortas, prolongado hocico y tupido pelaje largo de color amarillento rojizo.

Puma

Su área de distribución es muy extensa y comprende desde la zona oriental de América del Norte hasta el sur de la Argentina. Se lo conoce también como león americano o león bayo. Aunque a veces se incluye como una especie extingui-da en nuestro país, todavía es posible localizar algunos ejemplares al norte del terri-torio nacional. Es un animal carnívoro fuerte y robusto, muy veloz, que corre y trepa a los árboles con gran agilidad. Se alimenta con cualquier mamífero que encuentre a su camino. Es perseguido a causa de los estragos que

produce en los animales domésticos, ya que ataca va-cas, ovejas y aves de corral. No ataca al hombre, aunque lo sorprenda dormido. Sin embargo, mata pecaríes, ta-pires, avestruces, venados y guanacos, que son animales

fuertes, bien armados o velo-ces. La longitud de su cuerpo puede llegar hasta 1,90 m. La cola mide 80 cm. Su altu-ra es aproximadamente de 78 cm. Pesa unos 100 kg. Su pelaje es de color amarillo-castaño.

Coatí

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Lobito de río

También es conocido como lobo chico. Excelente nadador, vive junto a los ríos, arroyos y bañados que en-contramos en nuestro país, pero con más frecuencia en los bañados de Rocha. Se alimenta de peces, batra-cios, moluscos e incluso de pequeñas aves. Aunque no cae tan fácilmente en tram-pas de cazadores, ya que es más astuto que las nutrias, los gatos monteses, y los propios zorros, se encuentra en peligro de extinción. Su cabeza es achatada, con orejas cortas. Su tronco y cola son largos. Tiene patas cortas y dedos unidos por membranas, lo que favore-ce su excepcional capaci-dad natatoria. Su pelaje es marrón-grisáceo.

Lobo grande de río

También llamado perro de agua, nutria gigante o lobo corbata, es excelente nadador. Se lo encuentra junto a los arroyos y baña-dos, especialmente en los bañados de Rocha y en partes del Alto Cebollatí. Consume peces, pequeños mamíferos y aves acuáticas. Al igual que el lobito de río,

lanza aullidos y gruñidos. Es muy activo durante el día. Perseguido por su piel,

está en proceso de extinción. Mide aproximadamente 2 m, prácticamente el doble que

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el lobito de río. Tiene patas cortas y pelaje pardusco con manchas amarillentas en la zona del cuello.

Yaguareté

También llamado jaguar, tigre, tigre americano, onca (en Brasil), etc., es robusto, ágil, magnífico na-dador y veloz en la carrera. Ataca todo tipo de anima-les, como vacas, ovejas y cerdos. También ataca al

hombre. De hermosa piel, el yaguareté ocupa una amplísima área en América: desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte argen-tino. Generalmente vive en selvas y matorrales próxi-mos a cursos de agua. Su cuerpo puede alcanzar una longitud aproximada de 2 m, una altura de 75 cm y un peso que oscila entre 75 y 150 kg. Extinguido hace más de cien años en el Uruguay, diversos cronistas dejan constancia de su presencia:

Isidoro de María cuenta que en 1813 se colaron seis en San Felipe y Santiago de Montevideo «... cruzando a nado el río... uno se entró en la trastienda de la esquina... había salido el dueño a misa del alba». Esto ocurría en la actual esquina de Cerrito y Misiones (Ciudad Vieja de Montevideo). Otro cro-nista relata que el propio General José Artigas se vio sorprendido por un tigre que entró en su carpa y tuvo que expulsarlo a gritos

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Flora uruguaya en peligro

Helecho de tronco

También llamado hele-cho arborescente, se distri-buye desde el sur de México hasta Uruguay. En nuestro país, podemos encontrar-lo en la parte baja de las quebradas del nordeste, en zonas húmedas y con algo de sombra, principalmente en los departamentos de Cerro Largo, Tacuarembó y Rivera. Puede superar los 4 m de altura y el diámetro del tronco puede llegar a tener unos 40 cm. Las hojas alcanzan dos o tres metros de largo. Es una especie en peligro de extinción. Estos helechos se encuentran en campos privados y de muy difícil acceso, lo que ha permitido que todavía no hayan desaparecido. Sufren el efecto de la ignorancia de los seres humanos, que cor-tan sus troncos para luego venderlos como macetas, sin darse cuenta de que así se está perdiendo una de las especies más bellas de nuestra flora.

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Monte psamófilo

El término psamófilo proviene de dos palabras griegas que significan amigo de la arena.

Este tipo de monte está adaptado a los suelos areno-sos. Se extiende por el litoral platense y oceánico, desde Colonia hasta la frontera con Brasil. En el litoral oceánico se encuentra a más de 600 metros del mar, al resguardo de los médanos. En el litoral platense se aproxima más a la costa, ubicándose a unos 100 metros del agua.

Es relativamente bajo. Está formado por árboles, arbustos, tunas, hierbas y en-redaderas, que se distinguen

por presentar raíces profun-das, que fijan las arenas. Entre sus árboles encontra-mos el canelón, el molle, la aruera, el coronilla, el tala, el arrayán y el chal chal. Especies como las tunas, la espina de la cruz y la envira son particularmente impor-tantes. Veamos por qué.

Prácticamente todos es-tos montes han sido cortados por lo menos una vez. Los árboles indígenas rebrotan luego de cortados, pero el ganado va comiendo los rebrotes, lo que impide el desarrollo de los árboles. La envira no es consumida por el ganado. Como se trata de una planta bastante exten-dida, protege del ganado a

las plantas de otras especies que nacen entre su follaje, asegurando su superviven-cia. Un papel parecido es cumplido por la espina de la cruz y las tunas, que con sus espinas no permiten que el ganado pueda comer las plantas cercanas.

El monte psamófilo tiene un equilibrio muy inestable por las características del sitio que ocupa, con arenas móviles, fuertes vientos y alta salinidad en el aire. Está en grave peligro de desapari-ción por varias razones. La tala para la obtención de leña y el pastoreo son algunas de ellas, pero el principal problema fue y sigue siendo el desarrollo turístico, en particular en el este del país. En muchos de los actuales balnearios se plantaron pi-nos y acacias para contener el movimiento de las dunas. Esas especies y muchas otras se reproducen espon-táneamente y han invadido prácticamente todo el espa-cio costero que ocupaban los montes psamófilos.

Los que se han salvado siguen corriendo grave pe-ligro, ya que se encuentran ubicados en zonas de alto valor económico para el tu-rismo. Es urgente, entonces, que se adopten medidas para asegurar su conservación.

Monte psamófilo