la novela del metro 1

49
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Relatos del metro de la ciudad de México

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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LA

NOVE

LA

D

E.

..

Es un

a

colecci

ó

n

d

e

histori

as

de

l

a

c

iudad d

e

M

éxico.

L

os

h

ec

h

os

j

amás s

on de

form

a

dos p

e

ro

a lre

dedor

d

e los

m

ismos se

sitúa

n p

e

rs o

n

á jes

fic

tic i

os

qu

e

convi

e

rte

n

l

a

lectur

a

d

e

cad

a

libro en un

apasionant

e e

j

erci

c

io.

U

n

a

c

iuda

d

como la de M

éx

ico

o

frece una

inm

en

sa

s eri e d

e his

t

o

ri

as h

eroi

cas,

tiernas,

lidas o

te

rribles

 

Entender a ciud

a

d a tr

av

és

d

e es ta

s

h is tori

as será

una f

o

rm

a

d

e

e

nt

raña

rse

e

n

e

lla

de m a

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era m

á

s

a

uté

ntic

a y

since

ra.

LA

N

OVE

LA

D

E

...

es la

demo

s

tración

de

que

la r

ealid

ad es s ie

mpr

e

m

á

s nov

e

l

e

sca,

más excitante y sorprendent

e qu

e

c

u

alquie

r

invento humano .

Page 3: La Novela Del Metro 1

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E l día 19 de junio del año 1967 amanec ió cálido

,

con u 1 1 so

l la

nt

e

qu

e

ilumin

a

b

a

l

a inme

ns

a c

iudad. ·

J

os

é

R e

d

o

ndo

A l

v arez

tom ó

un

c a m ión e

n la c

oloni

a J

alo

e l

ca

mi

ón era un San P

e

dro-Santa C lara y e l

cho

fe r un vie jo a

d

e Jos

é

.

- ¿ Encontrast

e cha

m

b

a?

-

, hijo.

- ¿

Dónd

e

,

pues

?

-

Haciendo hoyos.

- ¿De enterrador?

Jos

é

s

e rió a

carcajadas  

-

¿Cuál enterrador?

Y luego ac l

a

ró:

-

Voy a hacer unos

ho

yos

qu

e te van a dejar sin chamba.

- Entonces ,

qu

é,

¿v

a

n

a enterrar

lo

s

camion

e

s?

-

No

,

camal

,

vamos a hacer un

montón

de

tún

eles.

-

Pa' que pa

s

en los camiones.

- No, hijo, pa' que entre e l M etro .

E nero

5 d

e

1

978

G ráfi

c o

s

E

R

S

Trabaj

a

d

ora

s

S

oc

i

a

l

e

s

299

M é x

i

co

8

, D

.

F .

1

000 ejempla

r

e

s,

m á

s

so

brante

s pa

ra repos i c

n

DR

©

197

8

,

EDICIONES LA CI

U

DAD

M é

xico,

D .

J <  ,

Impr

e

s o

y hecho en . M é x i c o .

Pr

i

m e ra

e

dición

Page 4: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 4/49

D espués de una semana de estarle dando al pico y a la pala

teniendo mucho cuidado de no destruir los conductos de agua, te-

léfono, cables subterráneos de luz; huyendo de las capas de asfalto

d e viejos pavimentos que la ciudad se había ido comiendo uno

tras otro, luchando contra los cimientos de edificios viejos, ya des-

aparecidos, pero que habían dejado la mitad de su esqueleto bajo

tierra, José Redondo s e animó a preguntarle al ingeniero qué era

lo que estaba pasando.

Nunca hubiera reunido la suficiente fuerza de voluntad,

si

no

fuera porque su hijo Manolo, que estudiaba en una primaria

deral, s e pasaba el día preguntándole qué era eso del Metro, y é l se

sentía incapaz de responder.

El ingeniero, que estaba tomándose unos tacos

a

la vuelta de

la obra, sonrió ante la pregunta.

-Ta' buena la pregunta don José, nomás que ya van cuarenta que

me la hacen, ya me voy aburriendo de dar explicaciones. Será

que a todos les intriga lo mismo: ¿Por qué hacemos zanjas y no tú~

6

Red

.ucción de "tren metropolitano" o tren de la ciudad.

- Uuuy, uuuy, uuuy. ¿Metro de cuáles?

--

Como tranvía, bajo tierra, que

v a

a ir ATM, sin guajolotes sin

senoras gordas cayéndose por la puerta de

atrás

h

t

.

· .

. o

voy

a

acer

un ransporte que va a por abajo

T u

te d

· · · vas a que ar con

e l

smog y los atorones de tráfico.

-Ah, qué el Metro

Me?ia hora más tarde José Redondo iniciaba los trabajos del

~et:o JUn~o con otros O mil trabajad ores. Su trabajo era sencillo

acia z~nJas de

80

_

centímetros de ancho un metro setenta d~

profundidad. Dos zanjas separadas 7 .80 metros entre sí.

Sabía que estaba construyendo un "Metro"* t ,

id

d .

. .

, enia una vaga

1, e~ e lo q~e el Metro sígníñcarra: un 'transporte bajo tierra

rápido

_ Y bomto. No iba más allá en su imaginación. Por eso

entendía claramente dónde iban a meterio e

1 1

' ~o

t h .

'

on aque as zanjas

an estrec as. S 1 la cosa era bajo tierra, ¿por qué no creaban túneles?

- ¿ Quíhubole, para qué

los cajones?

- Para que ahí s e

coloquen las vías.

-¿Y cómo vamos

a

meter los cajones?

-No

los vamos a meter

...

Ya verás.

Page 5: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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8

s i qu

e

quere

mo

s

es un

tr

anspo

rt

e

s ubt

err

án

eo?

A h í te va la res puesta:

i

hi

c i é

ramo

s

tún

el

es, como

el s

u

el

o

de esta z

on

a de l a c

iudad

de M éxico y

d

e la mayor parte, por cierto,

e

s muy blandito, es tá

ll

e-

no

de arcill

a y

a gu

a,

s e derrumba

ría

en s eg

uida. Por

es o , e

n

lu

ga r

de tún

eles va

mos

a hace

r

cajones .

- ¿Quíhubole, para

qu

é los ca jones?

-

Para que

ahí

se coloquen las

vías .

- ¿Y cómo vamos a

met

er los cajones?

- No los vamos a meter. .. Ya ve

rás

 

La res

pu

es ta no res

ult

ó d

e

m a s

ia

do co

n

vincente para

e

l peón

y

much

o m

en

o

s

para su hijo.

L

o

de l

os

caj

on

es l

o d

ej

ó mas int

ri

ga-

do aún

de

lo

que había

es

tad

o

ant

es.

Por

es o , días m

ás

tard

e , cuand

o co

m en

zaron

a func i

onar

l

as

brocas g

irato

ri

a

s

y las de pe

rcusión  

p

rofundizand

o la

s

za njas

qu

e

habían s ido previam

e

nte reforzadas

has

ta 9. 7 5

met

ro

s ,

José Redon-

do,

además

de trabajar

como

el que m ás, s e

pasó el

día

pr

eg

unt

a

n-

do

qué

te

nían

que ver esas z

a

nja

s

tan

profundas

con lo

s

ca jon

es .

El

o

p

e

rad

o

r de

un

a

g

rúa

de a

lm

eja qu

e acababa

d

e

lleg a

r

a la

zona donde

trabajab

a Jos é R

ed

ondo, l e dio la

clav

e

d

e l

asunt

o

:

- Mire, campa . . , Us tedes hicieron la s dos zanjas reforz adas , ahora

nosotros vamos a v

aciar lo

que que

da

e

n

m ed

i o

pa

ra

hace

r

el inte-

rior del

c

aj

ón   S

in las zanjas y el lodo ese

qu

e le

h

emos esta

d

o in-

yectando, todo s e hubiera derrumbado

.

Luego

,

vam o s a cim entar

la

parte de

abajo del cajón, y lu

e

go

l

o

reforz

amos

y

lo t

a

p

a

mos,

para

qu

e vu

e

lva a aparecer la calle

qu

e

aquí

había.

D e sd

e

ese

momento José

R

e

dond

o

l

e

e

ncontró

m ás

c

hi

s

t

e al

asunto. El no tenía por

qu

é saberlo, pero el m étodo de

l "caj

ón 

(cortar

y

tapar) había

sido

usad

o

e

n

Londres

104 años

ant

es,

c

l

a

ro

que

s

in la

s dificultades

t

é

cnicas

que a

hora se

encontraban e

n

el

suelo de la ciudad de

M éxico  

Ese m étodo había sido a b

a

ndonado

por el

trabajo

de

los

túneles ,

y

a

h o

ra ,

se volvía

a é l

p

a

ra r

es o

lv

e

r

un

problem a que había

par

e

cido

in

s o

luble .

Despu

é

s

d

e

qu

e

las

g

rúas

limpia

ron

e

l

int

e

rior

de

l

c

a

jón

s

eco

-

Page 6: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 6/49

E s que somos mucha pie z

a

.

=

Pu

e

s

la

m

e

ra

v

e

rd

a

d

,

aun

qu

e

quién sabe

lu

e

go lo que

l

e

s

v a

ya

a

salir. Porque el hoyo ese qu

e e

stán haciendo en

me

ro In

surg

en-

t

e s .

. .

- Ya v

e

rá que cu

a

ndo haya M etro se va a

qu

ejar u s t ed m

eno

s ...

Los túneles

r

ectan

gula

r

es, los "cajone s ", qu

e

daron

l i

stos pron-

to. En ellos cabían la s dos

neas de ri e les y l

a

s insta

lac

iones

e

lé c tricas en las que s

e

h

ab

ía venido t

rabaja

ndo.

Luego comenzó e l re

a

c

omod

o

d

e los servicios públicos urbanos

que habían sido afectados .

Junto a José Redondo,

e

n

est

a primera etapa, trabajaron, ade-

más de otros,

1

O mil trab

a

jadores, 8

0

0 t

éc

nicos y

1

600 empl

e

ados

administrativos.

E sta legión

d

e

obr

e

ro

s

y esp

e c

iali s

t

as

e

nfrentó los

d

ifíciles pro-

bl

e

mas que

e

l tipo d

e

su

e

lo de la c iudad d e M

é

xico pre s entaba.

Las

construccion

e

s s

ubt

e

rráneas

t

e

n

ía

n

que

 

eq

u

i

librarse con el

lodo en que se asentaban   S i pesaban má

s

tenderían a hundirse, si

Y

qué  

a poco

te

sientes muy orgulloso

-

ijo su mujer.

-

La curiosidad hizo

qu

e José R edondo s e

int

eresara

m

ás y más

por

l

o

q

ue

e s

ta

ba haciendo. A principios de

1968

,

volv

i

ó

a

trop

e

-

zarse con s u amigo e l

chof

er d

e

l Sant

a

C l

a

ra.

- Q

hubole   Jos

é Redondo,

¿

cómo va e l Metro

?

- Ya pronto, v iejo.

- aya r

e

l

a

jo

qu

e andan haci

e

ndo; l

e

van

a

sacar las tripas

a

la

ciud

ad. M ira nomás los líos qu

e

no s hac

e

n a nosotros con el tráfico.

-

A ti

, nomá s porque

te gu

s

ta

q

uejarte, p

e

ro la mera verdad, para

el ta

m

año

d

e

ob

ra

qu

e e

stamos

h

a

c i

e

ndo,

a

poco no

e

s

bi

e

n

p

e

qu

e-

ño e l p erjuicio que hacemos con e l tráfico, o con la luz o e l agua ...

tocaron puntales m

e

tálicos e l

e

cont

e

nción para

e

vitar

qu

e

e

l ca-

jón

ced

i

era hacia

e

l

int

e

rior. Lu

eg

o

s

e c

oló un

p is

o e l

e

c

oncre

t

o

r

e

-

fo

rzado

d

e

u

n me

tro

e le

grue s

o

y

lue g o se recubrió e

l

caj

ó

n con lo-

sas de

c

oncreto a un

m

etro

d

e pro fundidad de lo

qu

e s ería la call e .

1

Se trabajó a

gra

n velo

cidad

, tres turnos la ma

yo

ría e l

e

la s

vec

es ,

t

rat

a

ndo que la interrupción

d

e los

s e

rvicios y los

p e

rjuicios causa-

dos a

l tr

áfico

fu

eran

m

ínim

o s

.

Page 7: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 7/49

dv cr eero.

·

: 1

p

rim e

ro d

e a

g

o s

to d

e

1970

s

e in

augur

ó

l a l ínea Do s

y

e

l 20

tk

n

o

v i

embre

l

a línea Tres , y dos

nue

vas e

staci

o

nes

d

e la Uno, que

ere · L 1

h a s ta

O

bservato

rio.

P

a

r

a

co

n

s

truir

es

os

do

s

tramos,

s

e

hab

ía

ca

mbi

ado

d

e

s

i

st

e

ma

 

J os é

R

e

d

on

d

o h

a

bía ido una tarde qu

e tu

vo

libre

a

v

er cómo pe

r-

ruban un tún

e

l

aprovec

hando

que el

su

e

lo

e

n

e

sa

zona e

ra r

es i

s -

t

ent

e .

Trabaj

a

ban

c

on un "es cudo , formado

por

una

a

nill

a de nu

ev

e

m

etro s

d

e diáme

tro

c

on una

cuchilla e

n

el borde

q

ue e

mp

uj

an 28

gr

and

e

s ga tos

 

Al f in

,

e

l

día

en

q

u

e

s

e

t

e

rmin

 

l

a

t

e

r

c

e

ra

l

ín

ea,

Jos

é

R

e

don

do

m e

m

oriz

ó

algun

os d

a

tos

qu

e había

o

ído al

i

ng

e

ni

e

ro

e

n

l

a

zona e

n

qu

e

trabaj

aba

, y se

fu

e a s u casa.

S e

ntó a su hijo

e

nfrente y muy

s

erio

l

e d

ij

o

 

Con

el concre

to que

colamo s

para

e

l

M et

ro se

pod

ía

ha

b

e

r

he

-

c

ho una s

up

erca

rret

era de l

Di

s

trito

F

e

d

e

ra l

a

Nuevo

L

aredo

 

de

lO

m e

tros

de ancho  

La

va

rilla

,

s i

l

a

ponem

os

e

n

fi l

a,

le

d

aba dos

vu

e

lta s y

m

e

dia a la Tierra

  S ac

amos tres m il l

one

s de

m

etros cúbi-

c

os d

e tierra . . .

Y

qu

é , a poco te s

i

entes mu

y

or

g

ullos o ijo

s

u m

uj

e

r que s a lía

a tender ropa a

l

a

a z

ote

a.

ues

. . . ¿Qué

n

cre

es

q

ue

l

o

hizo? ¿Crees

qu

e se

hizo

s

olito?

 

pes a ban m eno

s s ería

n d

es

pl

az

ada

s

h

a

cia

l

a sup

e

rfic i e

. P

or

es

o

tuvie

-

ron

q

u

e

hac

ers

e e

difici

o

s sobre

l

a

s

e

s

taci

o

nes

 

para

qu

~ _

p

e

so

mu

er

-

to de esto

s

s o

bre

l

a

e

norme

áre

a

r

es tablecie ra e

l

eq uilibno

.

Tan

s

ólo 26 m

e

ses d

espués

d

e

la in

augura

ción de

l

os trabajos,

el 5 de septi

e

m

bre de 19 69 , entran en funcionam iento

1

6

de la s 19

es t

a c

i

on

es

de

l

a línea Un

o,

de Chapult

e

p

e

c a

Za

ra goza

.

Pa

ra

José

R

ed

ond

o , l o s proble

mas

de

la

líne

a Dos fueron má

s

sencillos p

orqu

e le tocó trabaj

ar

en la zona

d

e cal

z a

~a de lal?an,

en

e

l

r

e

acondicion

a

m ie

nto d

e

l

as

vía

s

de

l

os

tr

a

n

v

í

a

s

e

l

e

ctncos.

Allí vio

romp

ers e l a cabeza a los técnicos , po

rqu

e las junturas re

s

-

pondían

de forma

di

fer

ente e

n las

z

onas

subte

rrán

e

as

que

en las d

e

supe

rfi

ci

e,

expues

tas

a

los

cambi

os

de temperatura   la

humedad

y el

s

ol. Al fin, e

chándole

mucha imaginación sacaron adelante el

problema.

.

Un poco s in c

re

erlo   viajó el primer día en

e

l Metro que había

a

y

udad

o

a

l

e

v

a

nt

a

r.

Ll

e

vó a

s

u

h ij

o con

é

l, y

a

p

e

s

ar

d

e

q~e

s

e

s

e

n-

tía

entr

e o

rg

ullo

so y

contento, fue

muy

calladito,

como sm

acab

ar

Page 8: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 8/49

E ra la primera vez que

Bór

Andersen salía de E

uropa.

Lo ha-

bía

n invitado a una reunión en la lejanísima ciudad de México para

d

iscutir el proyecto de la construcción de un m

etro .

Cuando

e

l

avión alcanzó

a

perfilar tierra,

Bór

se sintió confun-

d

i

d

o

.

Le pareció entrar en un mundo caótico, de colores extraños,

s i

n nada que ver con la geometría verde de los

campos

d

e E u

ropa.

Recordó sus años de estudiante en el

instituto,

en

E

stocolmo.

E ntonces soñaba en viajar a países con nombres extravagantes y

miste

riosos. Pero era de verdad sólo un

sueño, po

r

que la Segunda

Guerra Mundial atravesaba Europa, para la que entonces no había

ninguna clase de distracción, ni viajes exóticos ni nada.

Cuando terminó la carrera de ingeniero civil,

B ó r

encontró la

misma triste situación: la construcción, la industria

e

n

ge

n

e

ral es-

taba en receso por la guerra. Pasó unos primeros malos años y

cuando

e l

conflicto terminó tuvo al fin una oportunidad.

Un enorme

horizont

e se abrió para los constructores en

E

uro-

pa con una nueva afluencia a las ciudades. El problema de los

me

dios

d

e

transporte se convirtió en un problema central

y

nuevas compa-

escepnco

or

Page 9: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 9/49

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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19

pri ncip io . E l de Rotterdam, en e l que

Bór

trabajaba, no tenía más

que l 7 kilómetros.

Era tiempo de mucho trabajo aquel. En 1968 s e construyó

e l

M etro d e Br us elas, en B é l g i c a , y en 1972 se inauguraban los de Sa-

poro,

Nurenb

erg, Munich y San Francisco, así qu

e

B

ó r se olvidó

d e l asunto

,

y supo sólo qu

e e

l Metro mexicano había

e

mpezado a

funcionar en 1969 y que no había sucedido nada extraño.

Además, estaba por

na

cer su primer nieto, Christian, lo que era

un

ac

ontecimiento

suficiente

mente

important

e

como

p

a

ra

ocupar-

se

de

o

tras

c o s a s

.

F u

e

por Christian por

el

qu

e

casualmente

,

muchos años después,

B

ó

r

tuvo la oportunidad

d

e

volver

a Méx

ico

y

r

ep

e

nsar la

e

xperien

-

c

i a de

c

onstrucción

d

e

l

Metro de la ciudad capital.

C h ri

stian, un niño rubio y simpático, hijo único, nieto único

s o

brino único, decidió

que

cómo

re g

alo por

c

umplir sus cinco

prim e

ros

a

ños, quería visitar México. Acudió

al

abuelo, máxima

a

u

to

ridad moral

y

económica de la

familia

 

y

e

n octubre de 1977

18

s e han h

e

cho ... ha pa

s a

do un s ig l

o

.

Comprendiendo que

e l

a

uditorio empezaba

a

desesperarse,

Bór fue directo al g ra n

o

:

-Sin embargo, 35 metros por todo el mundo

,

un siglo d e pro-

gresos y la necesidad apremiante de toda una gran ciudad para te-

ner un servicio de este tipo

,

no as e g uran que en una ciudad como

esta, que está prácticam

e

nte sos

te

nida por agua; que en una ciudad

como esta con mantos arcillosos

c

on un 80 por ciento de agua, so-

metida frecuentemente

a

t

e m

blor

e

s

de tierra, pueda construirse un

tren subterráneo. Esta es mi opiriión.

- Bór tuvo que regresar a Oslo a supervisar las obras del Metro

en construcción

,

y olvidó el asunto por mucho

tiempo

.

Dos años después

,

en 1967, mi entras colaboraba en la construc-

ción del Metro de Rotterdam, en Holanda, Bór se enteró de que

México había tomado la

d e

t

erminación de construir su sistema de

trenes

subte

r

ráneos. Y en la decisión no parecía haber duda, por-

que s e hablaba del levantamiento de 40 kilómetros de vías, ya de

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20

Lo sorprendió el último tren en la estación Isabel

l

a C a tó-

li

c

a

,

mirando la s

columna s

de

s oport

es . Un policía le dijo que e

r

a

hora de cerrar. Salió y buscó una cafetería donde sentarse   Entró

en una

e

n Ayuntamiento, pidió un

s a

ndwich un

café

y se puso

a

re

visar los

manuales, cotejándo

los con la

enorme computa

dora qu

e

era su

m

emoria.

Era evidente que e

l

M e

tro

funcionaba

 

era también

evid

ente

que

e

ra

in s ufici

ent

e

. S

e p

r

e

g

untó

cómo una ciudad con

12

millo-

n

e

s

de

h

abitantes podía e

n

fre

ntar

el problema del

transporte

cole

c-

tivo

m a s ivo , q u

e e

r

a el M

et

ro

  c

on

s

ólo 76 tr

en

es y 600 carros  

E

ra cl

a

ro qu

e

para un

a

ciudad qu

e e

ra la

terc e

ra en cantidad de

población res

p

ecto a las

qu

e tenían m etro olamente la supera-

b

a

n

Nueva

Y

or

k y

T

okio

-

tre

s lín

eas

cuare

nt

a

kilómetros

de

longitud

de vías

d

e m

e

tro n

o eran

na

da.

Londre

s

tenía

8

líneas

417 kilómetros de ex te

ns

ión

 

N

u

eva York

 

26

lín

eas y 371 kilóme-

t

ros

; P

arí

s ,

17 lín

ea s

y

2 5 3

kilóm

e

tros

 

Tokio,

6 líneas

y 126

kilóme

tro

s

.

Eso era

claro  

y era e

x

plicable por la poca edad del

M

etro de

Méxic

o.

A dem ás ,

no era lo más significativo.

Lo

q ue

verd

a

deramente puso

a

pensar a Bór e

s

qu

e

con 600

carros

  que eran la quinta parte

qu

e los que tenía Londres   la

on

-

ceava part

e de l

os que t

enía

Nueva York

,

la

cuarta

part

e

de los

de París , e

l

M et

ro d

e M éx

i

c

o

movili

z

ara al año más pasajeros que

Londres y m ás de la

m itad

de los que

transportaba

Nueva York y

Parí

s

.

¡Con un 8.

5 por

ciento de los carros que tiene Nueva York

,

M éxico tran

s

po

rta

s

de

l

a mitad de los que

transporta

el Metro

B ó r

Anders e

n se enc

ontrab

a

d

e nuevo

,

casi sin darse

cuenta,

en

M éx

i

co .

Obs

es io

nado

por

s

u

oficio,

B ó r s

e pasó el

día

entero recorrie

n -

do

la

s instalaciones del M etro. Se acerc

 

al departamento dé infor-

mació

n y

consig

uió t

o

dos los

manuales

sobre la manera

e

n que

habían

sido

r

e

s u

e

lt

o

s

lo

s

proble

mas del

subsuelo

,

datos d

e ve

lo-

cidad

de

tránsito

, de

volum

e

n

de pasaj

e

ros   de inte

rvalos

entre

tre

n

e

s ...

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23 \

(

1 d ~ 1 car

ro

mex i

cano

sufría

el dobl

e

d

e

d

es

ga s

te anua l

que los de

1

  ís .

P e

ro , aún

a

sí, l as aglom

e

ra

cio

n

e

s e l

e pa

s a

je

ros t

enían

q u

e

s er

L

1 1

o r 1 1 1 cs .

Y

, efectivam ente

,

buscando en el m anua l , encontró e

l

1 · c

o

n

o

c

i

mento

e l

e

l

a

s

auto

rida

des

d

e

l

M e

tro,

de que e l de M é

xico

c

r u un o d

e lo

s

que

más in

c

omodidades

ca

us

a

b

a a

l os p

a

s

a

j

eros

 

Y

entonce

s s

e enc

o

ntr

ó

co

n

un

a duda

qu

e no

podía

n aclarar

su s n

ú

meros

n

i su l

a

rg

a e

x

pe

ri

enc

ia . ¿C ómo

e

ra posibl

e

que su-

1 ·   incomodidades e

n

re

l

ac

ión

a otros país es , l

os

pasaje

ros

d

e Méx

i

c

o

t

uvi

e

ran un M

etro t

an bi

e

n

con

s

er

vado?

Estaba seguro que no se trataba simplem ente de un problema

de s ervic

i o

d

e

limpieza

y m

a

nt

enimie

nt

o .

En

a

l go

debería influi

r

1

:

1

ge n

te

, los

"

usu

a

rios"   com o l os

lla

m a b

a

n .

C

u

a

n

do

e

l

inge

ni

e

ro

s

u

ec

o

v

o

l

vi

ó a

s

u

ti

e

rra

ll

e

vab

a

d

e

ntro

de

s l a r

es

pu

e

s

ta

a un mist

er

io :

E

l

M

e

tro

de

M

é

x ico

e

s

distinto porque

e l

e a lg

una forma

todos

l os q

u

e lo

usan

, los

qu

e

e

n él viaj

a

n, se s i

e

nt

e

n du

e

ños d

e

l mi sm

o

.

Y

es t

as

ge n

tes

está

n

orgull

osas

y defiende

n

s

u

orgullo   El

i

ngen

i

e

ro

s

u

e

co

e

s c

ribi   u

n

lar

go

a

rtíc

u

lo

que

s

e publi

e

n

l

a

revi

s

ta

ele

téc -

n

i ca

mod

e

rnas que s

e edit

a

e

n O s lo , Un

a

d

e

la s

fra

ses r

e

l

e

vantes

e

s

l

;

1

s i

g

u

i

ent

e:

"Los m

e

xi

cano

s hi

c

i

e

ron un trabajo

c

ontra todo pronóstico y

1   [  

n

tiene

n

s

u M

e

tro

limp

i o co

ntra to

da

expe

ri

encia ."

'

22

de e

sa

c

i

udad

 

Bór

s

upo

e

ns

e

gu

i

da q

u

e e

so

s ó

lo

pod

ía

hace

r

s

e

o con

mayor

v

e

l

ocidad  

o con m

e

n

o s

d

i sta

ncia

e

nt

re

t

re

n

tre

n

,

o

c

on mayor

canti dad d

e pasajero

s

po

r carro.

Y

er

a

cie

rt

o . Re

sp

ect

o

a

l d

e Nue

va York,

e

l

M etro m exican

o

corría

un 30

por

ci

ento

más len

to , pe

ro

e

l ti

emp

o entre tren

y

tren

en Nueva York era de por lo

m

eno

s

cu

a

tro m

inu

tos   y en M éx i co

e

ra d

e ha

s

ta

dos

m in

utos   En

París   la regu a

ridad

d

e

l

os

trenes era

m ayor y

ll

egaba hasta 1 minuto 35 s

eg

undos

e

ntr

e

uno y otro,

pero

l

a

velocidad

era 45

po

r

cient

o

m e

no

r

q ue l

a

del M etro m ex

i-

ca

no .

El

prob

l

em

a se

h

acía

complej

o

po

r

otro lado, por l a capac

dad

d

e c

ada ca

rr

o: los

de

M éxic

o

, 1

70 ·

l

o

s de Nu

e

va

Yor

k 35

0 ·

y Lon-

d

res , 289. '

Bór

.bus c

ó a

l

final

d

el

ma

nua   y enco

ntró

l

a co

nc

lu

s ió

n

: cada

carro del M etro m

e

x icano r

e

corría 106

m

il kil

óm

etros por año  

Recordó que e

n

P arís   e l pro m ed i

o

era de 5 3 m il k ilómetros.

Cuando el ingeniero

sueco volvió

a su tie

rra

llevaba

dentro

de

s

í la

r

esp

uest

a a

un

m i

ste

rio.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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25

Era un miércoles: miércoles 27. Eran como las siete, cuando a

l

e char a andar el tren para salir de l

a ,

estación

A ll

ende , José Pilar se

ac o

rdó que su señora le

h

a

bía

e

nca

rg

ado

qu

e

comprara

6

bolas de

es

tam b

re . Se dijo que, par

a variar,

iba

a qu

edar mal. Miró la seña

l

que hay a la entrada del túne l marcándole la velocidad que debe

s e g

uir

e

n

e

l tramo, y se volvió a olvidar

d

e l

estambr

e .

Ll egó

a

la estación Zócalo, midió la cantidad de personas

q

u

e

ib

a

n a subir

, y

s e

preparó

pa

ra ver

e l

aluvión de gente entrando y

s aliendo en Pino Suárez  

"¿De

qué número eran las agujas?", le entró

e l

recuerdo

ot

r

a

v

ez. Y otra vez lo volvió

a

olvidar por e l trabajo.

E

staba de bote en bote en Pino Suárez. Entre apretones, la

g ente t

erminó d

e moverse y e l tren arrancó. A pesar de todo,

a

Jo

sé Pilar le gustaba

e.sa

estación

,

la

d

e Pino Suárez, porque era

como la estación de l cambio. Le gustaba el momento en que, atra-

v

esando el último túnel por d

e

bajo de Fray Servando, se encontra-

,

ba con la calle, con

l

a

animación de los letreros luminosos y

l

o

s

ruidos de toda la

v i d a

.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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  7

No pasó

muc

ho

ti

empo

, c

u

a

ndo

José

Pilar

y un

a cuadrilla de

t

ra

bajadores del mismo M etro, ayud

ad

os por un b uen número de

p a s a

j

e

ros

,

había

n

c

ons

e g

uid

o

de

s

a

loj

a

r

e

l

tr

e

n.

Lu

ego la tranquili-

d a d fue regresando poco a poco

.

Jos

é

Pilar no s

e

volvió a acordar d e l

e

stambre ni d

e

las a

g

ujas,

h

as

ta qu

e

por

ahí

d

e

las o

n

ce d e la

noc

h

e

-

l a p ag ó

n h

abía

durado

cas i hora y m ed ia

-

s e bajó d el camión, pasó a un lado del Depor-

tivo R

e

ynosa y vio

ad

elante

l

as luces de su

c

asa

y

un

montón

de

ge n te en la

pu

erta .

Primero pensó

qu

e

todo aquello

e

s t

a

b

a

r

e

lacionado con

e l

e s

tambre

y las agujas, qu

e

su s u

e g

ra

había

ll

e g

ado

d

e sorpresa y

h abía organizado al v ecindario para

hac

erl e

pa

g ar e l olvido. Pero

n o

,

¡esas eran puras locuras  

Lo que pasaba

e

ra

pe

or.

Emp

ezó

a e

scuchar los

g

ritos de los

que estaban reunidos a

l

frente de la c a s a , al ir ac ercándose fue

dis tinguiendo al

"Chup

ó

n"   a E

rnesto

, a

Juan

de

Dios, al "No-

.

pal"

...

Hasta niños chiquitos había en la reunión. Parecía fiesta.

. ..

y más seguro que el

caballo del Llanero

Solitario.

26

Todo esta

b

a n

o

rmal como s iempre, como lo

h

abía estado cada

e l dura nt

e

los

s e is

años qu

e l le

vaba trabajando

de conductor e

n

e l M

et

ro. Pero de re

pe

nte, c

u

ando

y

a empezaba a

v

er e l fondo

d

e l

túne l con e i resplandor d e la s luce s d e

l

a ca lle

,

e l tre n perdió fuerza

d

e p

ro

n

to,

lo

s

foco

s d

e l túne l

se

apag a

ron y todo

qu

edó

a

os curas.

E

n un

s e g

undo

,

Jo

Pil

a

r

Flor

e

s

r

e

pasó

tod

a

s

l

a

s pos

ibilid

a

d

e

s

de d esperfectos, accidentes, situacione s extrañas; revisó

m

ental-

m

ente

to

das las op

eracion

e

s ,

y muchas cosas

s. A p l icó e

l fre

no

m

anua l le

nt

a

m

e

nt

e, has ta que e

l

tren

qu

edó tota

lm

ente de

t

enido.

A p e

n

a

s

ent

onces se dio cue

nta d e

qu

e e

ra un p

roble

m

a de

suminis-

tro

d

e e le

ct

ri c idad. La luz no ll e g a

b

a

.

Reparó en los gritos

h i

s té

ri

cos d e algunas mujeres, y

tambi

én

d

e a

l

g

u

n

o

s

h

o

mbres

-

m

e

nos

ag

udos

 

c

o

n

tono

prote

st

ó n

,

p

e

ro

ig ualm

ent

e l l

en

os

d

e miedo.

B aj

ó y vio cómo algunos de los pasajeros, en re a l id ad unos

cuantos

d e

cada

carro ,

s e movían

angustiosame

nte tr

a

tando d e

abrir las

p

uertas, pres

i

ntiend

o

qui

é

n sab

e

qué cataclismos.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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  9

¿ S e g u

ro?

¡ Se gurís imo

Y

de nu

evo l

as

ri

sas.

Jos

é

P

i l

a

r

se

les

qu

edó

v ie

ndo

,

r

i é

ndo

s e

tambi

é

n

,

l

os

midió

y

1 e l ij o

q

ue pasa

r

a

n

a l

a

c a sa , que

lo

s invitaba

a

ter

min

ars e un

a

b o

-

qu

e t

enía guard

a

d

a

.

Y a

d

e

invita

d

os,

a

l

os

d

e

l

v

eci

nd

ari

o

s

e

le

s

ba

j

ó

e

l

to

n

o

.

-

Y

usted qué? -ontes tó Jos é Pil ar-  ¿

A

poc

o a

tu Tezo-

1

.orn

oc

-

an

titl

án

no s e le ch orrea

ron

l

os

fr

enos

e l

otro

d

ía

y se

d

es

ca

b

e z

ó a o

n

ce inoc

e

ntes .

-

Y a

v e

r

u s ted ? -e d ijo

a

Ju

a

n

de D

ios

.

-

u

abue

l i t

o ya e s taba a

h

orra

n

d o d i

n

e

ro para

qu

e

se comprara

u s

t

e

d

s

u c oc

h

e , y a

l

a

s em

a

n

a va y

s

e emb

a

rr a c

o

n un ruletero

 

-

¿

Y

us ted , don

"N

o

p

a

l

 ? Mír

e

s e norn

ás

los ojo t

e

s

cómo

l

os trae

t o

do

e l d

ía

e l e p

uro

s mog . ¿

Y

qué

me

d ic en d e

don

Nican

or,

qu

e

aqu

í a

E cate

pec

s e pas a c

inc

o

horas

d iari as en tre matraca s d e

c

am

i

on

es ?

2 8

- ¿Y usted

,

don Nopal"?

Mírese

nomás

los

ojot

es

cómo los trae

todo

el

día

de puro smog.

Lu

ego

disti

n

g ui ó tamb

i

én l os gritos . Eran d e burl

a. Y

s e l

os

es t

a

b

an

ec

h

ando a é

l.

- ¡

Ese

m i

hombr

e M

e

tronuclear  

-

¡No

q

u

e

n

o  

-

¡Q u

é pues ,

se

te atravesó e l c

am

n

- ¡ E s

e,

mi -nunc

a

-me

-fa

ll

e

s  

-

¡Y

a l le

e

l j

efe

d

e

l

c a

rro

e l

e mul

as

 

-

¡ A gu

a

de toro

nja para e

l

piñón

de l

tra

n spor

t

e c

o

l

ectivo

N o

sabía muy

b ie

n

s i s ó lo se esta

b

an

burlando o lo quería

n

linch

ar.

Lo s chavi

t

os l

e

s altaba

n a

lr

e

d

e

d o

r c

om o s i fu

e

r

a

l

oc

o

d e

feria  

-

Y est

e

a

rgüe

n

d e,

a

qu

é

s

e de

b

e

?

-

C

ó

mo

qu

e

a

qu

é?

-e

elij

o e

l

"Chupón

"

ri éndos e- 

¿No

que

e l

M

e

tro

e

ra

más

rápido

que lo s s putniks   m

ás

c óm

odo

que e l

Ti-

tanic y más

se g

uro

qu

e

e l c a b

a

ll o

d

e

l

Ll

a

n

ero

Solitari

o?

Y

e s tall aro

n

l

as

carcajadas.

-

S

í,¡

sob

re todo más

s

eg

u

ro 

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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mill

o

n

es de kiló

m e

tro

s

r

ecorridos,

y

ha

b

ie

ndo tr

a

ns portado a

. a

s

i

tanto

s

pasajero s como ge

nt

es hay en el

mundo

, en s eis

a

ñ

o

s ,

nun

ca

, óig

a

nlo bi

e

n ,

nun

ca

s e

h

abía pa

r

ad

o

.

e

ro

o

ye

  ca

rnal

e

dijo

e

l

"C

hu

n

 

e

n

to

n

o

s

eri

o

 

¿ Có

mo es p

os

i

b

le

que

a l

go que costó t

a

nto dinero, que está tan

pens a

do,

s e quede

p

a

rado así

n

o

más  

d

e pronto,

co

m

o

cualquie

r

c

os a

?

a v

e

rdad es q ue es

a

lgo

qu

e s ólo puede

pasar

una

v

ez cada

quié

n sabe

c

u

á

ntos años o

ntes

el conducto

r

del M e

tro

  Mira ,

h i

jo. La electri

cida

d q

ue

ll

eg

a a

l

M e

tro vi

e

ne

d

e

d

o s

ce

ntra

l

es

:

una

e

n Non

oal c

o y

o

tr

a e

n

Jama ic

a.

Ca

da

es t

a c

n

s

urt

e ener

gía

a l

a

m i

ta

d del serv

i

c

i

o,

p

ara

e

vit

ar

s o

brecarga s

.

P ero t

a

mbién par

a

qu

e

s i

una se d

es

com

po

ne, la o

tra cubra todo el s iste

m a

. P e

ro

a

d

e

más

 

en el rarís imo caso

d

e q ue

fal l

a

r

an las dos , todavía

h

ay dos

g

e

nera

-

d

ore

s

es pe

cial

es en

l

a Termoel

é

ctrica

e

Non

oa

lco q

u

e

pue

d

e

n ser

us

ados

d

e e

mer

gencia . A s

í qu

e de ve

ras es

al

go muy

fue

ra

de

lo

c

omún.

e

ro sufi

c

i

ente c

omo p

a

ra

pone

rse

a

dud

a

r ijo un

a

s eñora.

bi

e

n

o

nt

es

t

ó

Jo

s

é

Pilar

L

a

dud

a e

s

de

r

e

ch

o

d

e todo

s

y e

s

bu

e

na  

3

0

L

a

ge

n

t

e

se

d

e

f

e

nd ía

,

p

e

ro

Jo

sé Pilar se había

l

anzado

a

l

ataqu

e.

Miren

,

con

t

odo lo

que

se rí

an , el M e

tro es

el

único t ran

s

p

o

r-

te

s

e

g

uro

.

E

l ún

i

co. Y no porqu

e

yo

trabaj

e ahí

 

s ino porque es un

tra

n

sporte

q u

e es

t

á

p

e

ns a do

p

ara

e

so, p

a

r

a s e

r

s e

g

uro. E

ncu

é

nt~

e

nl

e

todo s los d

e

fec

t

os

qu

e quie

ran

 

p

ero cada año los trenes

d

el M etro

de

aquí

se ech

a

n 7 millon

es de kilóme

tros de re

corrid

o

.

¿

S a

b

e

n

cuantos millones de pa

s a

jeros hemos llevado en e

sto

s s eis años?

¿S

a

b

en?

o

,

eso nomás lo

s

in geni

e

ros como

tú e brome

ó

el "C

hu-

pón".

u

es

n

a

d

a m

ás ni n

a

d

a m e

nos qu

e tres

mil

cuatroc ie

nto

s

mi-

llones

.

Tr

e

s

m

il cu

at

ro

c

i e

n

tos millo

n

es de

pasaj

e

ro s

.

E l 90 por

c

iento

de

l

a

poblac

ión de todo e l mundo.

s

o

l

o leí

s

te

e

n

e l librit

o

,

p

a

pá ijo uno d

e

los hijos d

e

Jos

é

Pilar, y lo

s de

más se ri

ero

n.

í

,

l

o

l

e

í

e

n

e

l

librito.

P

e

ro no

impo

r

ta  

El caso

e

s

qu

e e

n

7

Page 17: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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33

Cuando la señora gorda

le

  metió el codo en las costillas por ter-

ce ra vez consecutiva, el calvo de traje gris le dio en la rodilla con el

p

o

rta

folio, entraron tres chavos con camiseta del Necaxa ba-

-

en una

re d-

casi barriéndolo de la entrada, José Villaverde,

es

tudiante de sociología de la Iberoamericana (de cuarto año)

c om enzó a sentirse verdaderamente enojado.

-

Menos empujones, ¿no?

Andará

uno en lecho de

rosas' ...

e contestó uno de los

u

t bo

listas.

C

uando logró descender en la estación Zócalo, el enojo

esta

-

hu pasando. Después de todo, él viajaba en metro porque quería,

n

a die

lo había obligado ; lo hacía porque ganaba 40 minutos de

t i c m p

o

e

n comparación con

e

l camión

a

esas mismas horas.

P ero

, ¿no

podrían h a

c

e

r ei'Metro más cómodo?

S e fue con la idea en la cabeza hacia su casa.

Al día siguiente, cuando le pidieren en la clase de sociología

1 1 1 1

tr

a

bajo de investigación sobre un problema urbano, la idea re-

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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37

S

i

se or

den

aba e l in

gr

eso de

l

os

u

s

u

arios en los t

r

e

n

es se evita-

1 < 1 e l

. qu

e se

amonton

aran en uno

s v

ago

n

e

s

y

dejara

n

ot

ros

to t

al-

1 11é n

t

e vacíos, s e e v itaban los r

et

rasos

e

n las e s taciones en la

carg

a

e scarga de pasaje .

Obse

rv ó a lg

un

as med idas en

pa

rt

ic

ular:

D

i

s

trib

uc i ó

n de

l

os usuar

i

os según

l

as e s tac i

on

e s en d i

fer

e

nt

es

zo

-

d

e

l

tre

n

,

aho

ra

uti li z ando po

li

cías para reforz ar

la

disposición

d

e

l

as vías d

e

ingr

e

so, q

u

e d ab an a difere nt

e

s

a

lturas d e l

tre

n d e s -

de l

a

época de la con

s

trucció n d e las e

s

taciones.

C

ontro l d e acceso en Za

r

agoza,

p

ara que e

l

tren no

sa

li era

ll

eno

de s

de allí

  provocand

o

las

g

rand

e

s

ag

lomerac

i

on

es.

O

r

denami

e

ntos d e l

acc

e

so en estacion

e

s de la línea Uno y

Dos

,

li 1 1 1

.i

tan do e l número d e personas en los a

nd

ene

s

.

l. 1

horas p unta , los

v a

g

on

e

s

iban con un 20

po

r c iento más de

s

u

1 ·

: 1 p:

1

l

~

nco

nt

ró en esos días a

l

g

u

nas de las

c l

av e

s d

e me

no

r

irnp

or-

l : 1

1 1 . i

a qu

e

s

e

hab ía

n

util i

z

ad

o

para mejora

r

e l transpo

r

t

e.

36

. yo

r

aflu

e

ncia

d e

usu

arios. Buscó in

fo

nnaci

ó

n que confirm

ara s

u

i

d ea la encontró.

A

par

t

ir

de

1

97

3

s

e

ha

b

ía

i

do

r

e

d

uc

i

e

n

do

,

segú

n

l

as

necesid

a

-

d es, la d is tanc ia en m

i

nutos ent

r

e c

ad

a tre n . E

l

límite eran 100

s e

-

g undos e

ntre

tren y

t

re

n

  Ese era e l ma

rg e

n de

s

eguri

dad

, y

h

a

bía

m

o

m

entos e

n

qu

e

s

e esta

b

a

mu

y

c e

rca

,

un

poquito arrib

a de

los

dos minutos   Enco

nt

ró que

l

os 59 trene s -on 537 c a

rros

- que

oper

aban en 1973, de fabr

icac

ión

fran

ce

sa   h

ab

ía

n

s

ido refo

rz

a-

d

os

co

n

1

7

trenes

más

produc idos e

n

Ciudad Sahagún -o

n

690

ca

r

ro

s

-

 

d

e los

cu

a

l

e

s

se

ma

nte

n

í

an

e

n

op

e

ración

6

3,

c i

nco

e

n

r

e

-

s e rva y 8 =rnas seis carros- en mante

nimi

ento .

En e l

s i

guiente vi

a

je

s

e fi

j

ó y notó cómo

l

os

l

etreros en

fr

an-

cés

h

a

b ía

n s ido

sust

it

uidos e

n

e l

vagón

e

n

e l qu

e v i

a

ja

b

a

p or un

"Hecho

e

n Méx

i

co, CNCF-Ciudad Saha

g

ún."

Dur

a

nte los siguiente

s

d ías soportó

l

os apretujones

s i

n enojar-

s e . B as

tan

te era que

hubi

eran po

did

o

r

esolver e l problema d e cómo

transportar tanta

g

e

nte, y

había qu

e

notar

que a

p

esa

r d

e

todo ,

en

y

Page 20: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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3 9

Q ue

lo

l

a ampliación de

l

M etro , que dive r

s i

ficaría Ja utili-

n

d

e

l

as líneas  

l

a ut il ización de métodos automát ico

s

que

pc

rrniti

er

an

dism

i

nu

ir a c i en s e g

und

os la distancia entre tre n y

n en

l

as horas

pun

ta

y

e l mant

e

n i

mient

o de

l

a

v

i

g il

anc

i

a

y e l

o c n, podía

n

mantene

r

e l M e t

ro

op

erando

c

on un buen

nivel

tk

eficac ia.

Julio V il laverd e

s

e f

u

e en Metro a su casa, como ac ostum-

h raba , y aunque u n par de kilómetros se los echó con

l

os pie

s

mi g

ando en e l

aire

, presio

n

ado entre

d

os fornido

s

vende d ores

d

e

periódi

cos, que iban hac ia B ucare

li

,

s

e

gu

ar

d

ó su enojo y

s

u

s que

j

as para o

t

ra oca

s ió

n.

En

c iert

as horas y en e

sa

1

ínea ,

e t M

e t

ro

n

o era ab

solu

tamente

c

ó

m

o

do, ni

rmuch

o

rrne

no

s

p

e

ro s e g uía

s

i

endo

el

s

i

stema ele

trans-

más barato, eficaz r

ápido

p

ara

s

u

s

necesid ad es. A demás ,

y : 1 sabía

l

o que estaba

pasa

ndo, y c om p re nder algo ayuda

a

sopor-

Por

e s

o , c uand o

u

n

estu

diante

s

e

qu

e jó a

s u

lacio

e l

e lo

s

nes, r

espon

c l

i

ó r

á

p

idam

e

n

te:

-

Arriba e

m

puj

a

n

m

ás

fuert

e y ade

m

ás

h

ace

muc h

o smog.

38

Camb

ios

e

n el método

d

e

hace

r trasbordo

e

n P ino

S

rez  

Vio

que

e l s

ist

ema era bueno ,

a

unque s ig nifi c aba

un

p

arch

e

para

cub

rir

una

de

fi

cie

n

c

ia

.

La solución,

des

de lue g o, estaba en ampl iar e

l

M e tro, pero

mientras esto e ra p

os

ib

l

e

, s

e trataba de

usa

r

l

as

in s

ta

lac

ione

s

d e

l

a

mejor

manera

.

Lo que

l

e r

e s

ultaba

n

ot

a

bl

e ,

era e l

e j

ér

ci

to d e

g ent

e

qu

e tr

a

ba-

jaba para

regu

la

riza

r

e

l i

ng

r

e s

o en

e

l M

e

tro,

l

a

or

g a

nizació

n

de

l

transporte

la c o l a

boración

de los

p

ro

p

i

os usuarios  

C

uando Julio

Víllav

erde p

r

e

s

ent

ó

s

u

t

ra

b

aj

o

e

n la

es

cu

e

la

a

l

fi n

de la semana, llegó a co

ncl

usiones interesantes:

/Que se hacía lo mejor que

s

e po

d

ía frente a una dema

nd

a cre-

c

iente

.

Q

ue

s i

no se

hu

b

ie

ran

fa

bricado c a

rros e

n

M é

x

i c

o,

pa

ra di

s

mi-

nuir e

l

in

terva

lo

ent

re

tre

n y

tren , s

e

h

a

bría

n

cr

eado ag

lom

e

rac

i

one

s

terribles

y se hubiera .tenido

que

negar e

l

s

e

rv ic io a mu

chos

pasa -

jeros.

Page 21: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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41

Entre dos estaciones

te envío un b es o .

Entre tres un abrazo

y mi deseo.

En un viaje completo

te sueño entera  

Y recuerdo tus ojos en la escalera.

Al llegar

a

la calle

ya te abandono

· Hacer poesía por amor y viajar por causa del trabajo.

A s

í

entendía dos

nec

e

sidade

s absolutas

Jos

é

Juan,

quien una

tarde

dec

idió conjugar a

mba

s .

D

e

s d

e

entonces

,

Jos

é

Juan fu

e

poeta transportado.

Lo aclaró a sus amigos, un domingo

e

n Chapultepec.

-

R

esulta

f ác i l , compañeros

; todo consiste en aprender a mane-

jar el lápiz en marcha.

Y pasó a le

e

r la última composic ión, fruto d

e

inspiración y

tra

ns

port

e

.

Page 22: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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43

Lean la poesía sobre

ruedas. Ustedes, señoras

señores, se pasan

viajando un mínimo de

una hora diaria.

-Yo mismo.

-

Y quién te lo venderá?

Pero José Juan ya encontró el sistema.

-Compañeros, tengo ya establecida la fórmula de venta de mi

libro de poesía.

-¿Cómo?

-Lo venderé en el Metro, a los compañeros de viaje.

Un poeta que tenía que trabajar en la noche, en soledad y

silencio, lo miraba asombrado, apoyándose en un árbol viejo y

torcido.

-

Yo creo que te entró la loquera.

-En absoluto.

-

¿Quién va

a

leer poesía en el Metro?

Y José Juan respondió, solemne:

-Compañero, leer poesía en el Metro es más fácil que hacer

poesía en el Metro. ¡Y yo la hago

Cualquier día, uno de nosotros encontraremos a José Juan ven-

diendo poesía, un tomo grueso, en los vagones.

42

- ¿Y quien te editará el libro?

porque me espera un jefe

que es como un mono.

Pero en la tarde

vuelvo a quererte

cuando me subo al Metro

por Insurgentes.

Y soy poeta

y transportado

pero antes que otra e

.

osa

enamorado.

El poeta transportado, José Juan, s e traslada todos los días,

excepto el domingo, a lo largo de ocho estaciones.

.

En total, dieci-

séis estaciones.

Hizo cálculos y piensa que puede hacer un poema de ida y otro

de vuelta. En un año tendrá un libro grueso de poesía. Pero sus

amigos están dudando de la eficacia del sistema.

Page 23: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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45

L

os

c

ompañ

e

ros lo

cont

e

mplan

,

entre

sonri

ente

s

y

a

s

ombra-

d ísimos   uno d e e

l los

, que practica poesía de lenguaje franco

y

co

loquial r

e

mata  

+Yo creo

que

est

e

chavo s

e

las truena ...

- ¡L

ean al poeta transportado Lean poesía sobre ruedas.

Ustedes, s eñoras

y

s eñor

e

s , se pasan viajando un mínimo de una

h o

ra diaria

  S i u

s

te

d

e

s

e

nriquec

e

n su cultura

leye

ndo

poe

sía duran-

t

e e l v ia

j

e en M e

tro,

de

ntro de diez años s

e

rán tan cultos como el

se

ñor

Octa

v

io

P az

.

Y José Juan

,

en pleno Chapultepec, rodeado de amigos que

tam

bi

én son aspira

nt

es a editar sus libros,

s u

eña con los ojos

a

bierto

s :

-Quien quita ,

compañ

eros   que un día Octavio Paz, nuestro

Prem io Naciona

l

, v iaje en Metro, me compre un libro y m e descu-

bra.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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47

-

¡Niños, niños

Melinda Canchola, maestra de primaria pública, se

ponía

medio

l

oca con las

excursione

s

de

la

escue

la.

Sobre todo e

n los terribles

mo

m

e

ntos

d

e

subi

r y

b

a

jar del

camión

,

de

atrav

e

sar las calles. El

olor de un

parque

a un

kilóm

e

tro

de distancia d esataba todas las

p as ione s

de los enanitos de

s e

gundo grado. El

apare

nte ord

e

n suave

y natural de la fila se re

ve

laba de una fragilidad increíble   Un

bote

vacío de cerve z a, un hoyo en la calle, una tienda de pasteles, eran

una llamada

mág ic a y

silenciosa, sólo perceptible para menores de

d

i

ez años, que hacía estallar la

tormenta

de gritos y carreras.

-

¡Niños

 

niños

Se

había

h e

cho maestra con el método

Monte

ssori y

tenía

toda c l a s e d

e

posgrados en técnicas de

e

ducación activa, pero

d e

bía reconocer

qu

e

aqu

ella pandilla de gnomitos e

staba

' fuera de

s u alca

nce

co

ntrol.

La

g

ic

a

d

e pens ami

e

nto de los chiquitos era indescifrable.

C uando

,

con

e

norm

e

e

sfu

erzo, Melinda

,

en estas excursiones de

v

i

s i t

a

,

había

t

e

rminado

por

agarrar un hilo para manejar la

situa

-

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en las explicaciones quién sabe qué misteriosísimas cosas  

-Este es e l Puesto de Control Central -e s intió obligada a de-

c

ir

Melinda-

 

D e s d

e

aquí se controla todo el funcionamiento del

M etro.

El guía la miró de reojo, volt

hacia los niños, y supo que era

n

ecesario aclarar.

-En realidad,

e l

Puesto de Control Central no es más que una

de las partes de control de las operaciones del Metro.

-De hecho -ontinuó en un tono dbctoral y que debió pare -

ce

r

m u

y

extraño a los

enanos

-

 

los controles del Metro están a

todo lo largo del sistema   Todas estas máquinas que ven aquí son

nada más que e l cerebro central.

Cuando el guía volteó no se encontró más que con la mirada

cuidadosamente interesada de Melinda. Los enanos habían desapa-

r

e

cido. S e

habían desplazado en masa

a

uno de

l

os paneles llenos

de botones y

seña

es,

y

estaban como poseídos siguiendo una luce-

cita roja que

se

desplaza

por

una hilera del panel.

ción

  cuando

o

lv idándos

e d

e

to

dos los libros

y

las c l

a

s e s

oída

s , s e

iba construyendo un l

a

tiguito

d e g e

s to

s

y órdene s d

e la autoridad

y

e l

ri g o

r,

as

í

d

e pront

o,

at

e

ndi

e

nd

o

a

ó

rd

e

n

e

s

o

c

ultas

qu

e

s ó

lo

e

llos

e

ntend

ía

n,

los

muc

hach

os s

e ponía

n s erios,

se

rios , a t

e

ntos,

at

e

ntos, ab a

ndon

ab

an

lo

s juegos mare ant

e

s ,

l

a

disper

s ión  

l

as

m

a -

r

ipos

as

in v is i

b

le s

y

qui

én

s a

be

cuá

nt

as

co

sas

m

ás; los

oj

os s

e

les

. volv ía

n

redo

nd

o

s y

p

ro fund o s , con

u

na

ob

s e s i ón por

obs e

rv

a

r qu

e

no

h

abía

man

era

d e

c ompara r

con n

ad a .

Y otra

v

ez

M

e linda es taba fu era de lug ar, se s entía torpe y c a s i

t

a

n

ch

a

ta

de

mi

ra

d

a

c

o

mo

s i

tuvi

e

ra un

g ra

d

o

av a

n

zadí

s

imo

de

m iopía .

F

u

e eso pr

e c

is a

m

ente lo q

u

e suc edió c uando la

h

ord

a e l e

p

e q

u

e -

ñ

os entró en e l g a lerón donde

e s

taba e l Puesto de C ontrol de l

M

e-

tro, objeto de la e

xcu

rs ión de l día  

M e l ind a

se

gu

ar

d

ó

tod

as sus dud

as e

n

a lg

ún

lug a

r muy

p

rofun-

do d e la cab

eza, y s e

· ded

icó

a

s

eg

uir

a l g

uía que

d

a

ba l

as

ex

plica -

cion

es.

L

os

n

iños iban

s

i

e

m p

re

d

etrá

s

o

ad

e

l

a

nt

e ,

d

e scubri

e

ndo

-Este es el Puesto de

Control Central -e

sintió obligada a decir

Melinda

 

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1

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quier alteración es registrada aquí.

-Hay cosas -continuó el guía- que no se ven desde aquí y

que son fundamentales. Como que a la entrada de cada túnel, a la

salida de cada estación, una señal marca al conductor la velocidad

que debe seguir en ese tramo. Un poco más adelante hay una

segunda

señal

igual, por

s i

el conductor no

s e

ha fijado en la pri-

mera. S i al pasar esta segunda señal, el tren va a una velocidad ma-

yor a la indicada, el tren se para automáticamente.

E l

guía se rascó una oreja antes de agregar:

-Y más. Al llegar a una estación, el tren prende automática-

mente una señal roja. Cuando llega a la siguiente estación

ía

señal

anterior se apaga y se prende una nueva. Así, el tren que va detrás

sabe dónde se encuentra el tren de adelante.

Los enanos empezaban

a

sentir la necesidad casi urgente de

tocar todo aquello. La cosa se ponía peligrosa. Entonces Melin-

da, sensibilizada a estos presagios de catástrofe, le pidió al guía

que los llevara fuera, donde pudieran ver los trenes, con el pretex-

1

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55

ti .mi

e

nto

y el

mayor

desconci

erto contemplaba

la escena. Acaba-

ba

d

e decidir que odiaba

a

quellas excursiones de

e

scuelas y que los

niñ

os eran incapaces de e

ntender

cosas

tan

complejas.

Al fin, entre Melinda y los policías, y algún pasajero

trabajando

co

mo voluntario, la fila de niños

se

reorganizó.

Melinda estaba roja de pena con el guía, por eso se deshizo en

ag ra

decimientos para

despe

dirse.

La fila empezó a movers e con

e

l guía

parado

como

una estatua

e

n un ángulo. Cuando la fila

terminó

de desfilar

ante

la indigna-

c ió

n del guía,

e l últ

i

mo

e

nano

d e

la fila

,

un

mor

e

nito

de cachetes

r

e

d

ondos volteó

y

, en

tono despreocupado

,

l

e dijo

a

l guía:

-

No está mal. Pero

es

nece

sario

meter

el Sist

e

ma de Pilotaje

automático

lo más

pronto

posible. Hay que

aumentar

la frecuencia

de trenes y

reforzar

la

segurid

ad.

Y dio la vuelta y alcanzó la fila con la misma cara de despis-

tad

o de

siempre.

1

5

4

¡

1

to

d e que s ó lo

as

í se

entenderían

las explicacione s que

había

dado.

Sa li e

ron, y el

gu

ía los

H ev

ó a

l

a

estación .

El miedo de

M

elinda

se

c

onvirtió

e

n

v e

r

dadero pavor cuando

v

i

o

a

los

ni

ños

a

l

i

n

eados

fr

e

nte a la v ía

 

P

e

ro

es

tos no dieron ninguna muestra suicida de

quere

r

p

ro

b

ar

la co

rri

ente

de l

a

ba

rra  

-En esa

barra

c

entral -

di

j

o

e l guía-

no sólo

e s tá

n las

fuent

es

d e en

er

gía e

léctri

ca s

i

no

todo e

l s istema

de

control d e los

tr

en

e s

.

Y todo

e l

s istema va a

tra

vés de un

cab

l

e ,

que se

ll

ama

c ab le p il o -

to . E

ste es

e

l

q

ue

ti

e

n

e

to

dos los r

egi

stros

d

e v elocid ad

. E s te

c able

se e

ncarg a

de

compara

r

l

a

veloci

dad de

l tre

n

c

on

l

a

ve

l

o cid ad pe

r-

mitida,

d

e

pararlo

automáticamente .. 

-h  

eh =se empe zaron a escuchar gritos. Los e

nan

os c

orr

ían

a to

do

l

o

larg

o

d

e la

es

tación

 

Se

hab

ían organizado

es pontánea-

m

ente

una

c o

m

petenc i

a d

e

carre

r

as de

re

l

ev

os.

M elinda

g

ritaba

,

azot

a

ba el l

á

t igo de t

od

a c l

a

s

e

de órd enes, co-

rría

tras los

niños

 

Los policías de

la estación ,

desco

ncer

tados se

pusieron a c

az

ar

niño

s

t

ambié

n ,

mie

nt

ras

el

g

uía e

n

e

l

mayor a

ba-

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57

Don Librado salió de su casa dispuesto a

triunfar

o a caer en el

e mpe

ño. Mientras el

re

sto d

e

la

c

iudad saboreaba

e

l

domingo

,

do

n Librado Medina

,

ex jinete de los dorados d

e

Villa

,

con 99

años

a

las espaldas, se dirigió a

l

a

dire

cción

qu

e

mostraba la ajada

tarjeta de

visita  

de tanto p asearla d e mano en mano mientras ad-

quiría la confianza necesaria  

Su sobrino, cediendo

al

a insistencia

d

e l

vi

ejo

, había

al fin con-

s eg

uido una tarjeta

y

una cita con el ing

e

niero

Beraza

, que traba-

jaba

e

n el mantenimiento d

e

l

Metro,

y hacia la casa de este se diri-

gía

n los pasos de don Librado en aquella mañana soleada.

L

a sirvienta que abrió la

puerta

observó recelosa la estampa de

don Librado -el recelo aumentaba por las botas y el sombrero

leja

n

o que no se había apeado d es d e 1913.

-

Vengo a ver al

ing

eniero

Bera

za

, m

e está es p erando.

+P

é rese tantito

=dijo, y e

ntornó la puerta.

E

l

i

ngeniero no tendría

s de 30 años,

y

se notaba que ha-

bía tenido que dejar una cuba libre y el televisor encendido con

pa

rtido

de futbol.

• •

viejno

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1 /

-Mantenimiento de jardines -dijo don Librado muy ufano.

El ingeniero Beraza dudó un instan.te. Podía tratar de contarle

las dificultades diarias de un servicio como aquel, su complejidad;

podía, simplemente, acompañarlo hasta la puerta, o

. . .

-ab e ,

el problema es que el puesto que usted quiere ya está

ocupado, y claro está, usted no se conformaría con

otro ...

¿ver-

dad?

-O jefe o nada

-

espondió don Librado muy serio-. A mi

e

dad no se puede empezar de nuevo.

-

Entonces, lo lamento. S i deja usted su dirección prometo

comunicarle cuando quede vacante =respondió

el

ingeniero Beraza,

feliz con su ocurrencia.

-Una

pregunta -ijo el

viejo cuando se dirigía a la

puerta-.

Ese señor, el que

está

  ahorita de jefe de mantenimiento, ¿Lleva

mucho en el cargo?... ¿Tiene muchos años?

- Unos ochenta

-

espondió el ingeniero Beraza con lo primero

que le cruzó la cabeza.

-Muy amable -espondió el viejo y salió a la calle.

Bajo la luz dominguera, se fue caminando.

s i

tiene

ochenta

,

no ha de durar mucho; seguro

pronto

está vacante el puesto. Y entonces sí: don Librado Medina, jefe",

pensó el viejo. Y una enorme sonrisa le invadió la cara.

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63

Un sol agradable y dorado caía sobre la zona sur de la ciudad

el día veinte de octubre de 1975. Era una mañana radiante, muy

alegre, que ponía sonrisas en el rostro de los jóvenes que aún se

movían hacia escuelas, colegios, lugares de trabajo.

La estación de Viaducto vio acercarse al tren número ocho y

luego se le vio frenar en un suave rechinido.

Eran las nueve y cuarenta de la mañana.

A esta hora, el pasaje había disminuido sensiblemente, ya que

solo los retrasados o los que tenían obligaciones menos urgentes

acudían al Metro.

Rafael Urriti cargaba su portafolio negro y se disponía a acudir

a una cita en el centro de la ciudad. Tenía aún tiempo; estaba sa-

tisfecho de la marcha dé sus negocios, tomaba

el

sol sobre el an-

dén, porque la estación Viaducto e ~ una de las diez que se encuen-

tran en la superficie

.

El final de esta línea es Taxqueña, y en esa dirección estaba

1

mirando Rafael cuando de

pronto

el mundo se le vino encima.

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65

humanos. Rafael , esa mañana , a pa

rt

ir de las n

u

e ve y cuarenta ,

se conv ir

t

ió en e nfermero, trabajador e

sfo

rzado, amigo de

desc o

-

noc

i

do

s,

co

l

a

b

orador

e

n

l

a

s

más

nue

vas

ta

r

eas

 

Rafael

car

g

ó en

su

s brazos

a

h

er i

d os

,

los sacó d e e

ntr

e una ma

-

raña de h ierros re

torc

idos

 

los d epositó en e l p iso y les habló para

c a lmarl e s .

Aque ll a

m

añana Rafael n

o s

ó l

o

no acud ió a la c ita,

s

ino que

perd ió s u port

afo

lios.

P ero, ¿ a quién

l

e p reocupa un portafoli os cu

a

ndo e l mundo se

l

e

v ie

n

e

e

nc

im

a?

Dura

nt

e s e

m

anas se

d

i s c utió la r

e s

pon

s

abili

d

ad d e l

maq

uinista

e l fall o h

um

a

n

o con

s

i

g

uie n

t

e .

La no

ti

c i a

,

sob

r

e

t

odo, conmovió a las g entes, porque e l M etro

no había

s

ufrido nunc a un accid ente

.

Era como

ac

e p tar que e l

s

i

s

te

m

a ten ía un

fa

ll o , como

co

n

ced

er

que

lo

que

ocurría

e

n

otro

s

pa

ís

e

s

tam

bi

é

n nos

podía ocurrir a

n

oso

tr

os

 

-Yo e staba mirando

hacia Tax

qu

eña, de

e s

palda

s a los hechos .

6 4

Urr

i

t

i

,

a

bogado

jo

ven, a

n

s

i

oso

d

e

triunfo

s y clientes, se v io su-

merg

i

do en un

e s

t

ru

e ndo br

u

t

a

l.

D e

s

pués

s

u

po q

u

e e l tren n

ú

mero die z había a lc a

nza

do a l tren

número

oc

ho en la

pro

p ia e

s

tació n .

D e s pué s

,

también de c lara

r

ía, a

tr

i bulado :

.

"

Y o e

s

taba mirando hacia Ta

s

qu

e ña, d e espa

ld

as a los

h

echos.

Práctic

am

ente no

v

i

riada

  Cuando volteé ya to

d

o

h

ab ía ocurrido."

Y

Rafae l

Urriti s

e p e

rdió

l

a

posibilid

ad

d

e

p artic

ipar

e

n un

l

a

r

g

o

proc

es

o

,

por

q

u

e

e

s

t

aba de

e

spa

l

das.

T

errible dilema, afirmar que lo vio todo o aceptar la verdad d e

qu

e su testimonio no podía ser vá li d o .

El

jo

v

e

n

a

b

oga

do

acep

s

u m

a la

su

erte

y se qu

e

'pa

ra

el

r

es

to d e

s

u v i

d

a

p

e

n

s ando en c

uál h

a

bría

s

id

o

l

a

razón

q

ue l

e hizo

cont

e

mp lar

a l

go

qu

e no

l

e

i

mpo

r

t

ab a , s i

tuándose d

e

es

p

a ldas a un

h

echo que iba a

apas

ionar a la opinión p

úblic

a d e l pa

í

s . P ero esto

fu

e

lo

q

u

e

a

fe

ctó a

s

u

carr

e

ra  

Lo

o

tro

a

fec

t

ó a

s

u

s

se

n

timi

e

ntos

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67

rn

ilia

s no

l

a o lv idarían

t

ampo

co

. En aquellas han quedado huecos

que no

podr

án cubrirse .

E

l l ic e n

ciad

o tiene a

l

go

dobl

e

qu

e

contar:

Cu

ando é

l e s

taba

mirand

o en la dirección contraria y cuando

o

lvidó

tod

os

s

us

docum

e

ntos por s

e

rvir a

muj

e

r

e

s,

niños

y

hombres

que pedí~ , _ n ayuda.

- Y cuando sea yo un anciano, aún lo s e guiré contando. Por

-

que una vez más s e

d

emostr ó que e

l

pueblo ayuda al pueblo, que

l

os

qu

e no

s

e co

no

cen y

jam

ás

s

e

volv

erán a v er,

s

e

h

ermanan, de

pro

nto

, un día cualquiera.

E ntr

e

vistad

o

p

or un

p

e

ri o

di

s t

a,

Rafa

e

l

dijo:

-

Mi vida cambió. Ahora s

é

que sup

e

rviv

e

ncia

e

s ayuda, es

co

-

l

a

boració n , e s herm

a

nd

a

d.

Por otra parte , cada vez que torn e bajo e

l

brazo su portafolios

col

or

caf

é, se pre g untará en dónde

h

abrá ido a parar

aqu

e l otro,

negro, que

t

enía e

l

día

v

einte de

octubr

e de

1975,

a

la s

nueve y

cuarenta minutos d e

l

a

m

a

na.

66

Po

rqu

e lo c ierto e

s

que a

q

ue

l d

ía

v

e

int

e

d

e

octubr

e , c

ua

ndo e

l

mu

nd

o

s

e

l

e

v i

n

o

e

nc

ima

a

l

jo

v

e

n

li

c

e

nci

a

d o ,

M

é

xi

c

o

s

e in

s

tal

a

ba

en un

a

l

ínea rea lis

t

a . No estaba fuera d

e

l mundo,

e

l ac c id ente

e

s

pos

i

b le aquí ta

mb

én .

Pero e s to no

h

a

borra

do , a p

esa

r d e l crecido número d e vícti-

mas

 

l

a cer

tez

a de que tenernos un

M

etro seguro .

Y e

l públi

co

acept

ó e

s

to contin

u

an

d

o

s

u

s vi

ajes

 

E   prop

io

li

ce

n

c i a

d

o Rafae

l Urriti v o lv i

ó al día

s i

g

ui

e

nt

e y

tomó

e

l

tr

e

n

e

n

e

l

mi

s

mo

l u

g

a

r.

C

u

a

nd

o

s

ub

i

ó

a

l

v

agó

n

s

u

cora

z

ón

latía en form a a

l

go d esord enada , pero s e

e l

ijo

:

- s

t

o no t iene s enti do, s

i

de jára mos d e s ubir a l os automóvi-

les cada vez que

s

e

produ

c e un ac c id ente, v

i

aj

arí

amos en burro.

¡

Y n

i

en

burro

 

Así

q

ue

s e s ubi

ó

con s

u

nu

e

v

o

port

afo

l i

os

baj

o

e l br

azo y

s

e

fu e a

l

a cit

a

pos

p

ues

ta

.

J

am

á

s

o

lv id

a

ría

a

qu

e

ll

a

mañ

a

na

e l

e oc

tubr

e

;

mu

ch

as

o

tra

s

fa

-

La noticia, sobre todo,

conmovió

a

las

gent

e

s .

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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6 9

Los amigos. de don José Pilar Flores volvieron

a

reunirse con

e l maquinista del Metro unos días después del alcance de trenes.

Al comienzo esperaban que el entusiasta defensor del sistema

s e sintiera un poco arrepentido de su apasionada d efensa de la se-

guridad del transporte subterráneo.

Pero pronto advirtieron que José Pilar no había variado de

actitud.

-Lo

que pasó,pasa

a

los seres humanos. Porque hasta los que

trabajamos en el Metro somos seres humanos.

"El

Chupón", con una cerveza en la mano, interrumpía:

-Según como se mire. Tú tienes aires de chango.

Y los amigos reían

a

carcajadas.

Pero José Pilar Flores no quiere bromas con el Metro.

El habla con seriedad de las cosas serias.

Su amigo Juan de Dios sugiere

 

-Desde que estás en el Metro ya ni del Atlante hablas.

-Sí

que hablo

;

lo

que

, pasa es que

a

ciertas horas le doy al fut y

otras a la chamba. Y cuando hablo de

la

chamba no hablo del At

l

an-

te. Y punto,

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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7  

¡

 

A

s

í que d on

Jos é

P ilar h

a

b

l

ó largo y tend ido en

la c a

ntina,

días después

d

e l

acc

id e

n

te

qu

e tanto dio

qu

e hab la

r

  s u

fr

ir y

ll o

rar

en M éxico.

.

1

1

"E

  Chupón" preg

u

ntaba:

-

,

¿d e verd ad d

e

Dios

,

los

s

i

ste

m

as d

e

s e g ur

id

ad son tan bu

e

-

nos?

-on para no

c

r

e e

rs

e

.

D e

v

e

rdad

.

Se l os voy a e

xplic

ar.

Y d

o

n Jos é

P i la

r Flore s

d

ejó la ce

rv

eza

sob

re e l

mo

strador de

l a c antina, miró a t

e

nt

am

ente

a

l grupo d

e

amigos

qu

e l

e

rodeaban

y l

e s

colocó su ro

ll

o .

U n verdad ero d i s curs o , aprendido a través

e l

e la le c tura de fo-

ll

e tos, d e

la am i s

tad con

in

g eni

e

ros

, e l

e l

a con

ve

rs

ación

c

on sus

compañeros d e trabajo , de l a ob

se rv

ac ión d

irecta

  Y , sobre todo,

ele s

u

pro

fund

o

a

m o

r po

r

e

l

oficio.

D e un amor que l e ll evaba a co

nt

emplar cad a vag ón como cosa

p

rop i

a,

com

o a lgo v ivo y

amg

o .

E s

t

a

b

an charla

nd

o am igablem ente , como b

u

enos

compas

 

como gente qu

e

se conoce de

m

uchos y

m

uchos años.

"El Ch

upó

n" ya no

r

ecuerda por

q

ué le

p

us ieron s

u

s otros am -

gos

e l sobrenombre .

- ¿

Qui

én s a

b

e?

A

s í son

estos

,

p

ero acaso s ea por las c

h

e ve s

que d e s ap

a

r

e

zco.

Y

v

ue

l

ve a

reírs e

.

P ero José

P

ilar Flores no quie re que pase

fa

tard e s in que e l

c

as

o d e

l

alcance d

e l M e

tro se discuta a fondo.

-o

rqu

e us te des mucho lanzar puyas, pero en cuanto

un

o

ti

e

n

e

la

v

e

rd

a

d ,

n

i

e

l

po

lvo se

l

e

s

ve de

t

a

n

to

co

m

o

g a

l

opa

n

.

-Lo

qu

e yo digo -afirmó Juan de D ios- e s que s i s e pro

du

ce

un accident

e

se

pue

den

pro

ducir más

-Y lo que

di

go yo -al tó furiosam e nte

Jo

s é Pil

ar

- es que un

ac

c id e

nt,

e c

u

e

sta v ida

s ,

p

e

ro

ense

ña.

Y

a no se v o l

v e

r

á a

r

e

petir.

Ya s abemos cómo ocurrió y ya s e tomaron m edidas   A s í como s

u

e -

na   s

e tom

aron medidas .

-

M u

c

ho

a

uto

m

ático

-

i j

o "E

l C

hu

pón", p

ero

las

ll

a

nt

as son de hule .

-

Sí  

es c

i

e rto -e

l

e

s

u

"E

l

Nop

al

"

 

¿ Q

s i e s t

a

ll

a

un

a l l

anta?

-Y s i

e l

cabl

e pi l

o

t

o se

e s

trop

e

a?

-

Les e

xplicar

é

.

L

a

ve l

o

c id a

d

.qu

e

lleva el tr

en qu

e

ma

n

e

jo no

Page 37: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

http://slidepdf.com/reader/full/la-novela-del-metro-1 37/49

. .. ¿qué pasa

s

i al

mismísimo don José

Pilar Flores le da un

ataque,

y

el tren se queda

sin chofer?

-El tr

e

n

s e de

ti

e

n

e

autom

á

ti

c

ame

n

te . Lu

eg

o está

e l

p

robl

e

ma

de los choque s . Cada tren , cuando pas a , pre

nd

e una luz roja , auto

máticame

nt

e.

Cuand

o

pr

e

n

de la s iguie

n

te se ap ag a

l

a

o

tra. E l tre

q

u

e v i

e

ne

atrás se va

fi j

ando

e

n

l

as luc

e

s

. S i u

no no r

es p

eta

l

as lu

ce

s

rojas,

tambi

é

n

e

l

tre

n se para al

inst

a

nt

e . S

o

n

l

os mi

s

m

o

s

fre

nos

que

s

e pon

e

n

a

funci

o

nar aut

o

m

á

tic

am

en t

e s i

a

l gui

en jala la

p alanquitas e le emerg e

nci

a

q

ue van en los vag

o

n

es

. La m i

s

ma c os a .

-Así

que la s p a lanquit

as no nomás avisan.

-No. Hacen qu

e

se pare

e

l tren.

-

Mucho

auto

m

ático -

ij

o "

E

l

Chupó

n"- pero las

ll

antas

s

o

d

e hule.

-

e

s

c i

e

rto -

e

l

e

s u

"E

l

Nopa

l

"

-

 

¿Qu

é

s

i

es

talla

u

n

ll a

nta

?

-No

l

o vas

a

cr

ee

r -dijo

José Pilar

-  No sé

s

i t

e

has f

ij

ado

qu

p

or donde p asa el tren no hay una

v

ía

s

ino

d o

s , juntitas

 

Pu

es re

s

ulta

que al lado de la ll anta e le hule , hay

u

na

ru

eda

d

e acero, co

mo la

de

los tre

ne s

no

rma l es. La

o

tra v

ía  

p

or

d

onde

n

o

corr

e l

la decido yo.

-Quién entonce s ?

-

e

hici

eron cálculos   Una g

r

an cantidad de cálculos y se s abe

cuá

l e

s

l

a m

ejor

ve lo

c

id ad

en

cada

tramo y a

c

ad

a

h

ora .

Y

ta

mbién

s

e

s

a

b

e

s i

l

a

s condici

o

n

es

cam

bi

a

n. A

l

a

entrada

de

l

tún

e

l

h

a

y una

señal que

me

marca

l

a ve lo

c

idad

de

l tramo. Si hay al

g

ún

c

ambio

mi entras recorro e l tramo , me lo dicen y yo lo contro lo. Hay dos

s eñale s e le velocidad . U na a la

s a

li da e le la estación y

otra

má s ade -

l

a

nt

e

. S i yo no hago

c

aso

e l

e

la

p rim

e

ra s e ñ

a l

,

a l ll e g a

r

a

l

a s e

gunda,

aut

o

m

átic

am

ente , e

l

tren

s

e

pa

ra

;

-Y e s o , cómo? -pr

eg

unta Ju

a

n e l

e

D

ios.

Mira

-i

g

uió

e

l

c

on

d

u

c

to

r

-

 

p

or

t

o

cia

la vía

v

a

un

c

abl

e .

Ese

cable s e llama cable

p

il

o

t

o

.

E l

c able p i l

oto

tiene un reg is

tro q

ue

m

a

rc a la

ve

loc

idad

e

n cada

t

ramo, y

qu

e va co

m

p

a

rando, por im-

pulsos

e

l

éc

tricos   Ia

ve lo

c

id

a

d p ermi

tida c

on la

ve

locidad que ll

e

va

e l tren. E

s

e cable p il

o

to e

s

e l

q

ue para auto

m

tica

m

ente e l tren si

hay exce s o e le ve loc i dad.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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75

l lanta, es para esta

ru

ed a . Si la llanta

s

e truena o se d e

s

i

nfla

  las

me

das d

e ac

ero se

e

ncarg an d e aguantar al

tre

n .

- Y or

a ,

por

los s e s e

nta y cuatro mil pesos

-nunc i

ó

"E

l

Chu

-

pón" en son

.

de

burla

-

 

a ver cómo

te l

a

s arre g l

as

pa

ra

d e

cirnos

q

u

é

pasa

s i

al mismísimo don José Pilar

Flor

es

l

e

da un

ataque

,

y

e l

tren

s e queda sin chofer.

-Pues velos

s

o l tando -ijo José

Pilar

- porque te la voy a

contestar. Es duro p ara uno como conductor   p ero el tren tiene

un anillo

qu

e

s e l la

ma

"dis

positivo de hombre mue

rto

"  

E

l

mue

rto

s

oy yo. Es un

anillit

o que e s

t

á

d e

bajo

d

e la

manilla d e

la marcha,

que

e

l

c

onductor

a g arra to

do

e

l tiempo.

Si

s

ue l tas

e

l

a

nillo,

a

unque

s

igas apre

tando

la pa lanca d e

v

elocid ades, e l

tr

en se

pa

ra

autom

áti-

c amente .

- Y hasta ahí -i jo e l conductor-.

M

ás no puedo as e g urarles.

Las posibilidades d e a

c c i

d entes e s tán reducidas a

l

mínimo, p ero en

e l

mundo no hay n

a

d

a

totalm

e

nt

e perfecto,

h

a

y que reconocerlo.

E

n

t

oda la historia d el

me

tro en el mundo, hay mil v

ec

es m

e

nos

ac

cident

e

s , también

e

n

proporción,

que l

o s que

hay

e

n

cualquie

r

otro

transporte . No le bus quen. No hay otro trans porte más se-

g

u

ro

. Simpl

e

m

e

nt

e ,

n

o

h

ay

.

- Y e so sin c ontar lo chiras que son los

condu

ctores

-

e av entó

a d e c ir "El Chupón" en

t

ono concili ador.

Don José

Pil

ar F lores ya había

hablad

o

l

o

s ufic

iente, así

qu

e

permitió la broma y brindó por sí

mismo

.

La cantina ent

er

a

l

o

co

nt

e

mplaba: con

re sp

e

to

.

"Como debe ser", s e dijo. Y se despidió para irse a s u casa.

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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77

Ese mediodía, al abrir los ojos, se sentía lleno de tabaco, pesa

do como un balín. El baño apenas lo despejó. Le echó una ojea

da a la orden de trabajo que le habían dado para el día y para en

frentarse a la aburrida perspectiva de las próximas horas, encen

Pasó una noche de perros. Había salido de la redacción del pe

riódico como

a

las once y media. Y, como siempre, no había sali

do solo. Esa era la vida de los periodistas; se lo habían dicho desde

e l

primer día de trabajo. Luego

é l

se lo enseñó a los nuevos.

Quién sabe

s i

de verdad ese era el destino de periodista. Pero

al menos, la leyenda se parecía bastante a la vida de todos lo

días: rodar por las calles, ir al café a una hora determinada, meter-

se en el ajetreo de máquinas de escribir de la redacción; terminar e

trabajo, ser soltero impenitente,

viudo

 

o

divorciado, y agotar la

noche con otros solteros impenitentes, viudos y .divorciados ha

blando en

un

departamento o en una cantina hasta que ya no ha

bía nada que contar, o bajaban la cortina del local, o las fichas de

dominó se les habían atravesado e i : i

la

cabeza, o de plano amane

cía.

• •

noncia

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4.- El

cu

arto es sólo un c

o

mplemento

d

e l

t

ercero. Aquí no

s

ó lo la vía manda señale

s

,

sino qu

e los

intercambia con otros qu

e

e

nvía

e

l

tr

e

n

;

ofr

ece

m

ayo

r pre

cisión

y

s

e g

uridad

.

En M é

x i c

o

s

e

h

abían

d ecidido por

el se

g

undo . O sea:

que e l

prog rama d e marc ha e

s

té registrado p ermanentemente en la vía

que lo trasmite, se l o

imp

one al tr

e

n , a base de

se

ñal

e

s . Según los

d atos recog ido

s

p

o

r D e lgado , este sistema

p

ermite que ante cual-

quier

despe

rfecto e l tren se

d e

tie n

e

inm

e

diatamente

.

Miró por la ventana e l aluvión de luces en la tarde que se había

he

cho muy

c l

ara, y que d e

ja

ba recoger los

d

e talles d e l Ajusco. Re-

corrió tod

a la v i

s

ta , l le

n

a de re

cu

erdos,

todavía

mas

llena

de cosas

nu

evas   Tenía que terminar por aceptarlo : esta era una ciudad nue-

va

,

una

c

iudad

to

talment

e

distinta a la que

é

l

h

abía vivido de niño.

Y as

í

había que aceptarla .

R

e

paró

en

qu

e

se estaba yendo la tarde y no había escrito ni

un

a 1

í

nea ,

siquie

ra ha

bía

t

erminado

de ord

enar

la

información.

niñ o.

Tenía que terminar por

aceptarlo: esta era una

ciudad nueva, una ciudad

totalmente distinta a la

que él había vivido de

lidas. Se dijo

que

era

un romántico trasnochado

y

tonto.

Dio la vue lta por la call e d el Carmen, se sentó un rato en la

Plaza

d

e Santo Doming

o

,

rod

eó por

d e

trás

d

e la C a

te

dral mirando

las palomas y bajó d e

spu

és hasta las oficinas

d

el p eriódico.

M i

entras alg

ui

e

n pre

parab

a la r

e

unión

d

e la noche sacó e

l

li-

brito

d

e

notas

y revisó

lo

s

d

e

ta ll

e s

técnicos

que

había

a

punt

a

do.

R

e

sultaba que en el mundo se

utili

zaban cuatro

sist

e

mas

d

e

pilotaje

automático. Los apunto y

num

e

ró:

1.

-

El programa de marcha

d

e l tren, automático, va dentro

del mismo tre

n

; exclusivam

e

nte

d e

ntro d

e

l tren.

2 .

-

El programa d e marcha es

t

á

ins

crito en forma

p

ermanente

en

al

guno

d

e los e lem

e

ntos

d

e la vía, y los

tr

enes lo

recib

en por un

complicado

sis t

e

ma d e señales

e

l

éct

r

icas

.

3.- El programa d e

Pilotaje

Automático se e

n

c

ue

ntr

a

en los

c ircuitos

d

e la vía , y lo tras

mit

en a los tren

e

s

por

e l mis

mo

sist

ema

d e

señ

a le

s

.

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85

E

v

e

rardo

M a l p i c a hab

ía

n

acido

e

n Verac

ru

z, en

1 9 28

, y tras

una infan

c

ia más

b

ien penosa, gris y llena de días de

e s

t

óm

a

g

o va-

cío, s e había

enro

lado en e l ejército mexicano. Salió de é l en

1968, con cuarenta años, una esposa jarocha como . él, y la

n

e c e s i-

dad de s e g

u

ir viviendo, tan profunda como la de cualquier

o

tro.

Le

gu

staba

e l futbo

l con

d e l i

rio, las camitas y la

c e

rveza

os -

c

ura ,

viv

ía en una casa de paredes

b l

ancas en la colonia E s cand

ón

.

Desde 1969 era vendedor de calcetines de una gran empresa.

Con un portafolios que contenía un amplio muestrario de c a lc

e

t i-

nes

de

l lado derecho, recorría infatigable la ciudad.

Esta carrera sin fin, en una ciudad hostil y cariñosa al m ismo

tiempo,

te

n

ía

u

na meta: ahorrar 50 mil pesos para

establece

r

se en

un ranch ito con platanales en un pueblo vecino al que lo había

visto

n

acer en Veracru z .

En esas

a

ndaba. En esas y

e

n e l último

parti

do de los "t

iburo-

nes" c

uando

aquel dos de enero de 1978 llegó a la oficina.

E

n la entra

d

a lo esperaba Simón "el

Tuerto",

e l mejor vende-

dor d e c a

lc

etines de la ciudad de México y probablemente de todo

e

l país  

toda

s

las primas que la empresa entregaba puntualm cn

t

e cada mes

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7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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al mejor vendedor.

Así nunca lograría juntar para el rancho. Así no m

ere

cían la

p

ena tantas horas caminando.

E

ntró

a la

oficina

francam

e

nt

e desangelado. Mientras

e

speraba

que la

"seño"

María Luisa

l

e entregara el

nu

evo muestrario, encen-

dió el cigarrillo y s e dedicó a hojear las revistas que estaban sobre

e

l

mostrador d e recepción de ventas  

Un titular Hamó poderosamente la at

e

nción ele E v

e

rarclo:

EL METRO SE AMPLIA. TODA LA INFORMACION SOBRE

LAS NUEVAS LINEAS. Tomó la revista y cuando iba a comenzar

a l e

e

r

e

l

artículo

. . .

-

Aquí están las nuevas muestras, don E ve.

-Oiga, ¿me puedo llevar la revista?

-Claro, lue g o me la

devu

e lv e .

E s

e

día, don E v erarclo

M a

lpica vendió menos

calc

etines que

nunca, pero se

l

eyó de cabo a

ra

bo dos v

ece s

el artículo y hasta

s e

compró un mapa

ele

la ciudad ele

M

éxico e hizo en

é

l miste-

riosas marcas y rayas.

L

a

comida

l

e

e

speraba, fría, sobre la

mesa

 

~¿Qué horas son estas de ll e g ar?

- ¡V ie

ja

, lo l og ré, lo hicimos

- ¿Qué

hicimo

s

? -

preguntó la doña

me

d

i

o mosqu

eada

  poco

acostumbrada a

lo

s arranques s entimental

e

s

el

e su marido.

-

Voy

a

ganar todas las primas.

-

¿Se murió

e

l

tuerto?

-

No, ¡Se va

a

a

mpliar el

M

e

tro

- ¿Y hasta ahorita te enteras?

-¿Ya losabías?

=

Claro.y además

qu

é

tiene

que v

e

r con las primas?

-Espérate,

te

lo demuestro -lijo y sacó el mapa y sus notas.

Viajando en Metro ahorro más de la mitad del tiempo entre

zona y zona,

y

con la ampliación de la línea Tres, que va a subir

des d e Tlaltelolco hasta la

central

camionera, voy a poder cubrir

86

-Cómo

a

n

d a usted

, mi

e te

rno

s

e

gund

ón?

E v

erar

do se

tra

g ó

l

as g anas d

e

d

arl

e un gancho al hígado y

re

-

matarlo con

un

"bolo

punch"

y cont

e s

tó:

-

ue s bien , como

s i

empre . Y usted, ¿ya ve m ejor?

-No

hac

e fal ta más d e un ojo para vender más ca lc etine

s qu

e us-

ted .

-

D ic

e

n

l a

s

m

alas

l

enguas

que

us t

e

d sólo v

e

nd

e c a lc etin

e s de un

l

a

do

-res

pondió

E v e

r

ard

o y entró pr

e

sto a

checar s

u hoja y a r

e

-

coger el

nue

vo

muestra

ri o

.

Todos sabían que e l Tue

rto v

e

ndía

m á s que é l y que

todos

los

d emás. N

ad

ie s e había puesto a p ens a

r qu

e lo hacía porque con la

v ieja Yamaha que tenía hacía menos tiempo entre venta y venta.

Eso, claro es tá , además d

e

la labia y J a

e

xpe

ri

encia .

"Si la Engracia

m

e

d e

jara comprar una moto" p ensó Everardo.

Pero su

muje

r se resi

s t

ía a qu

e e l bu

en

hombr

e a sus

cincue

nta

años a

nduvi

era

e

n

moto

por la ciudad

, y

un coch

e

ni p ensarlo.

Y así, e l Tuerto no sólo sacaba más comisión   sino que ganaba

-

n tre

s

años e s tarán

listas

  y a mediados de l año que viene

Page 45: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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89

te

rminará la

ampliaci

ón e le la línea Tres. P

e

ro s

i a

g uanté tanto

t ie

mpo ...

-

¿

Y

e le dónd

e van

a s

acar carros para

e

sas

lín

e a

s ?

-Par

e

ce qu

e

en Saha

g

ún le s van a hacer 527 carros más.

Don E v erarclo d ejó d e lado

contar

cuántos túneles

nuevos

, y

cuántos tramos elevado s , y se le olvidó decir a su s eñora que el Ins-

t i

tut

o de Antropolog ía

ib

a a colaborar en las excavacione

s ,

porque

e

ra

mu

y probla

b le que

se

e

ncontraran millar

e

s d e

pi

ezas prehispá-

nicas d

e enorm

e v al

o

r a

rqu

e

oló

g ico, tal como se habían encontra-

do

e

n la

excavació

n d e

l

primer

M

etro. El soñaba con las horas ga-

nad a s

,

con la s zonas ab ie rtas en la selva de asfalto para vender mu-

c

hos

calc

e

tines.

Era e l mejor día d e hacía muchos años.

De repente, al salir a la calle para

entr

egar los pedidos del

día, una n

e

gra

s

ombra cruzó por la cabeza:

¿Y s

i

Simón el tu

e

rto

d e j

aba la moto y también usaba el Metro?

88

1

1

\

1  

tr

es

pun

tos d

e

v

e

nta en

men

os de una h

ora .

Y

l

a 1 ínea Cuatro

,

que

v a

a ir

d

e l

Z

ócao a

l

a V i l la a travé s

d

e

ocho k il ó metros con e

stac

iones en H ond

ur

as , M atamoros, Glo

ri

e

-

ta d e

P

era l v il lo , Circuito Inte

r

io

r-Rí

o C on

s

ulado, R obles D omín-

gu

e z

-

P

otr

ero

, Río B l

a

nco,

L

a V

i ll a .

Allí, voy

a

po

der am

p lia

r

l

a

z on

a

de vent

a a

l

m

enos en 15

t

i

e

nd

a

s

d

e ropa

que nun

ca

m e

d ió

t

i

em p

o a

v

i s

i t

a

r

y

que t

enía

muy d

e s

cuidadas.

Y la línea

Cinco

, que va a ir

d

es d e la

Pantitlán

has ta A tzcapot-

za leo. Voy a pode

r ex

tende

r

me a

l

a

zo

na d e Tlalne

pa

ntla .

¡Y la línea S e i s , que va a correr por e l or

i

ente d e l a ciudad con

di

ez

kilóme

tros de long itud

 

E

n

res

um

e

n , si la

s

notas

é s

tas

v a

n

b

i

en

,

v

oy a g

a

n

ar

un

a ho

ra y

m

edia

di

aria, y pro

bab l

e

mente vis i t

ando

m

ás

lu g ar

es qu

e a

nte s .

¡E sto hay que celebr

ar l

o

-

Y

cuándo

se inaug uran ,

v

i

ejo?

Page 46: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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Estás bajo

tie

rra y no huele a

c av erna

 

E l M etro

como un

rayo naranja cruza frente a ti. Se

detien

e

.

D e

s c i

end

e

n. Abiga-

rrada

multitud

buscando la salida. Observas:

Un vendedor d e calce

tin

es que su

e

ña con

e l

m

e

tro ampliado,

con nuevas estacion

e

s , con

más

máquinas para surcar

e l

riel.

Una maestra de

escue

la

difícilmente controlando

un rebaño

d e treinta niños sabios.

Un periodista cazando un

re

portaje.

Un estudiante sonri

e

ndo ante una a

g

lomeración.

Un viejo de 99 años

que

quiere ser

je

fe

d e

m

ante

nimiento y

que está convencido de que no pasarán muchos d sin lograrlo.

Un conductor or

g

ulloso de su oficio.

Un cavador de

z

anjas

que

sabe mucho

d e e s

tas

cosas  

Un poeta qu

e

s e nutre d e l

transporte .

Un joven abogado

que

vió de

ce

rca la

muert

e, y al que no se

l

e

olvidan los hi

e

rros retorcidos.

Todos ellos

flotando e

n

e l air

e

d e e

sta

estación, d e l

último me-

tro, de esta ciudad para amarla u olvidarla, para quererla o para

odiarla.

E

n f

in , par

a vivir

e

n

e ll a .

Page 47: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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93

A

l prin

c

ip i

o se

miraro

n

dis

tantes y

aus

e

nte s

.

P

ero e

l M

etro fre

-

Ju

li e ta s

e

fue c on

t

ra R omán y ambo

s

chocaron

con una

cie

rta

suavida

d .

Ro

m

án supo d e l cuerpo blando d e Julieta y e

ll

a d e la fuerza d e

uno

s brazo

s

que la

s

uje taron con d ec i

s

ión.

E

nton

c

es , en e

l

M e tro, en

tr

e las

e s t

acione

s

de

E

r

mit

a y General

Anaya,

se produj

o e

l

v ie

j

o

mila

gro

d

e

l

amor.

Fue un c h i s

pac

ito qu

e pasó

desap

ercibi

do a

l

os d

e

más pasaje -

ro s, p

e

ro qu

e

hi

z

o brillar los ojos de Román y puso una

nota

co

-

queta en la sonrisa d e Julie

t

a .

Y

ah

ora es tán

ca

s

a

d os y tie nen un

hij

o.

A

s

í que

l

o ll e v aron a v

i

a

ja

r en

M

e

tro .

-Y un día

l

e

d i

re

mos

que

fu

e entre

E rm

ta

Ge

nera

l

Anaya

en

d ond

e

nos

enco

n

tr

amo

s , ¿ve

rda

d?

=di

jo

Jul i

e

t

a .

-eguro.

 

P

e

ro yo s ig o c

r

ey

e

ndo qu

e

la cul pa no l

a tuvo e

l

M e

t

ro sino que

te de ja s te caer sobre

mí.

9 2

E

n

e s

a misma

esta c ión e

n la

qu

e la

señora d

e Mahojo

tu

vo a

s

u

be b

é,

an

te la con

sternación d e u

n

policí

a

solte

ro.

-

¿Qué

l

e ocurre

seño

ra?

-

Qu

e

e

stá

naciendo.

Y

a

llí

nació

el

beb

é,

e

n

plen

a

e

s

taci ón

Villa

d e

Co

rt

é

s .

L

a

s gentes

se arr

e

molin

a

b

an

al

red

e

dor d e

l

a

jove

n

mamá

y

d

e

su

hijo.

E l p e

qu

eño berreó furiosam e

nte.

L

a ll

evaron e

n

una

camilla, a su

lad

o

una m

asa

pequ

eña

d

e

p

e

l

o

cr

esp

o

y ne g ro

, que se

movía

en

t

re ll

a

ntos y llantos

 

El

policía solt

e

ro

c

ons ig uió tr

anq

u

il iz

ar a las ge

n

te

s .

-

No pasó

nada, no pa s

ó

n

ada.

=

A lg

o

habrá

pasado

. . .

-

Bueno,

que

nació uh chavito .

Y

a

sí fue

como e l M

etro

e ntr

ó

a l servici

o

d e

la

m

at

ern i d a

d.

Como un

r

ayo

color naranja p

a

s

a

e l M

e

tro

y

mu j

eres y hom

-

bres b

a

j

an

d

e

s

us

e

ntra ñas y

s

e dirigen hac ia la

sa

li d

a .

Es un mundo.

d

e gent

e s

que v i

e

nen y van   un

mun

d

o de

ap

r

e s

u-

rados , s

e

d

i

entos , d iv

e

rtid

os, burl

on

e

s , distraído

s,

d

espi

stados , a

n-

siosos .

Un mundo

e

n

e l que tambié

n

c ab e e

l

amor.

J

u

li

e ta salía

tod

as

l

a

s t

arde

s d

el t

rabaj

o, s

ec

re

t

ar

i

a e jecuti

va,

y

su

bía

a l m

etro para

l l

e

g

ar a

s

u cas¡:t

.

Lo

hacía

d e

una

forma mecánica

,

porqu

e a

esas

ho

ra s e s

taba

demasiado

cansada

y pr

e

ocu

pada por los

malos humores d e l

j

ef

e

.

Julie

t

a había

t

enido un novio hace .

tiemp

o pero resultó un

mal novio   Ahora está pens

a

ndo que con

t

a

nt

o

tra

b ajo y rod eada

d e ho

mb

res casados no tiene muc

has

po

sibili

dade

s

de encontrar

pare ja

.

Julieta viaja ca

s i

sie

m

pre

d

e p

i

e ,

sujet

a a una

d

e

l

as

b

a

rr

as de

m

e

ta l

,

mira

ndo

sin int

er

és a las otras gent

es .

H oy

Juli

e

ta

d e

caer

s

u car

t

e

ra y

Román

la r

e

co

g

ió.

E s tás b ajo tierra y

n

o hu

e l

e

s

a

cav

e

rna . E l

me

t

ro

, co

mo un r

yo

n

aranja, c

ru

za fr

e

nte a ti.

Ell a lo mira

co

n

un

a fa

l

sa

in

d i

g naci

ón.

- ¿Cómo te atre

v

es?

Page 48: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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95

Se deti

e

ne

.

D e s c i enden. Abi

ga

rr

ad

a mul

t i t

u

d b

u

s c

ando l a

s

a l

d a.

s

i ob s e rv as

, v e r

ás

e

l am

or

,

l

a v icia,

J a

mue

rte .

V er

ás cómo

to

d o se cruza

y

se d

e

s cru

za.

C ómo e

l

M etro

una

l

a

rga

n

o

ve

la

,

mo es un

po

ema

escr

it

o

a

c

i

e

n

po

r

h

o

ra

m

o

e

s un canto esperanzado o un canto tr i s t e .

S i te colocas

e

n cualqui

e

ra el

e

las estaci o

n

es · podrás ver

g

r

a

n no

v

e

l

a el

e l

a v i c ia

.

S

ó

l

o tienes q

u

e m

ira

r   adivinar , entende r .

Só l

o

t i

enes

q

u

e

v e r a las

g e

nte s ,

qu

e

so

n tus g ente s , y desc

brir

lo

s hilos sec

r

etos de los miles

e l

e v i

cias

qu

e

ante ti

pasa

n

,

p

asan

pa

s a

n.

M

e

tro, corno un rayo naranja , cruza frente

a

ti.

E s ta ha sid o

l

a

No

ve la d e

l

M etro.

P e

ro aquí no t

e

rmina, s

in

o que todos

l

os días se

añad

e

n c ien

tos d e capítulos

nu

evos  

La

g

ran ciudad, l a

e

norme y p alpitante ciudad , tiene un latid

por debajo d e

s

u

s

calles, tiene un ritmo por d ebajo d e

l

tran

si

tar

a

p l

e

na lu

z

.

Cuando camines por una banqueta procura adiv inar l a v ida de

M e tro

qu

e bajo tus pies se produce .

Un rayo naranj a que cruza y d escruza.

Un ra

y

o naranj a .

Así

es .

Román

ins

i

s

t

e .

-

No fue e

l

fre

n

azo,

s

ino tú. M

e

v iste "carita" y te

d

i ji ste: "es

-

te

n

o se m e va

v iv o

"

-

Ni

t

e

h

a

bía

v

i

st

o

.

P

e

ro se

h

abían v i s to

l

os d os y fue

e

l fre

na

zo,

n

o d

em

as iad o

b

r

u

s c o , d e

l

v ag ón, e l q

ue l

os puso en c

ontac

to y

cr

e

l hecho

am

oroso .

A s í

que un d ía a l

guie

n nac

i

ó en una e s

ta

c

i

ón

y

otro día

d

os se

encontraron entre dos es

t

aci one

s

y se enamoraron ele una forma

tan irre

m

ediable que dos me

s

e s d e spué s e

s

tab an casados

.

Y

t

a

mbi

é

n

e

n

un

a

e s

t

ac

i

ó

n

,

e

n B

e ll

a

s

A

rt

es, un

día

,

un

a

n

cia

no

se quedó inmó v il , sentad o en una e le las b ancas .

allí e s tuvo inmó v il, con la cab e z a b a ja, has ta que unas jo

-

v

encitas la m iraron, mi edosas, y

d

e scubrieron la pre senc ia

d

e la

muert

e .

Page 49: La Novela Del Metro 1

7/18/2019 La Novela Del Metro 1.

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9 6

La

balada del Metro

85

E v e

rardo Malpica

 

la fe

l i c i d a

d de un v e

ndedo

r

d

e calcetines

O

rlando Delgado, un

p

eriodis

t

a tras la

no

tic ia

José Pilar

Flores  

un conduct

o

r terco

Rafael Urriti, abogado con dilema

57

63

6 9

- Don Librado Medina

 

un

vie

jit

o

47

elinda Canchola, la maestr

a

ataread a

José Juan

, poet

a

transportad

o

3

3

ulio

V i l l

av

erd

e,

un

e s

tudi

a

nt

e

25osé Pilar

Flor

es, un

co

nductor regañado

B

ar

Andersen,

un sueco

es cé

ptico

José

Redondo,

e l

qu

e

ha

cía

hoyo

s

INDIC

E

5