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LA NATURALEZA DE LA MEDIACION INTERCULTURAL CARLOS GIMÉNEZ * Partiendo de que la proliferación en Europa de progra- mas de mediación linguística, trabajadores de enlace e in- termediación cultural, no va en paralelo con su fundamen- tación teórica y conceptual, el autor trata de aportar —como primer paso dentro de una serie de ensayos— unos elemen- tos de reflexión sobre la naturaleza y distintividad de la Me- diación Intercultural. Entendiéndola como una modalidad más de mediación pero en situaciones y contextos de «mul- ticulturalidad significativa», se pasa revista a cuatro de sus rasgos diferenciadores: la diferenciación etnocultural de las partes involucradas, la incidencia de dicha diferenciación en la relación existente, la relevancia del bagaje cultural del mediador y el objetivo de interculturalidad. The development and growth in Europe of linguistic me- diation, link-worker and cultural intermediation program- mes have not followed the theoretical and conceptual foun- dations initially established. As a first step in a series of essays, the author aims to provide some food for thought on MIGRACIONES 2(1997) 125-159 * Doctor en Antropología. Profesor de Antropología Social. U.A.M. Coordinador de la U.A.M. en el Servicio de Mediación Social Intercultural.

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LA NATURALEZA DE LA MEDIACIONINTERCULTURAL

CARLOS GIMÉNEZ *

Partiendo de que la proliferación en Europa de progra-mas de mediación linguística, trabajadores de enlace e in-termediación cultural, no va en paralelo con su fundamen-tación teórica y conceptual, el autor trata de aportar —comoprimer paso dentro de una serie de ensayos— unos elemen-tos de reflexión sobre la naturaleza y distintividad de la Me-diación Intercultural. Entendiéndola como una modalidadmás de mediación pero en situaciones y contextos de «mul-ticulturalidad significativa», se pasa revista a cuatro de susrasgos diferenciadores: la diferenciación etnocultural de laspartes involucradas, la incidencia de dicha diferenciación enla relación existente, la relevancia del bagaje cultural delmediador y el objetivo de interculturalidad.

The development and growth in Europe of linguistic me-diation, link-worker and cultural intermediation program-mes have not followed the theoretical and conceptual foun-dations initially established. As a first step in a series ofessays, the author aims to provide some food for thought on

MIGRACIONES 2(1997) 125-159

* Doctor en Antropología. Profesor de Antropología Social. U.A.M.Coordinador de la U.A.M. en el Servicio de Mediación Social Intercultural.

the nature and distintiveness of Intercultural Mediation. Alt-hough it can be understood simply as another form of me-diation, it involves situations and contexts of «multiculturalsignificance». The article reviews four of its distinguishingfeatures: the ethnic and cultural differences of the parties in-volved,the effect of these differences on the existing rela-tionship, the relevance of the mediator’s cultural back-ground and the intercultural objective.

La práctica suele ir por delante de la teoría. Actualmen-te están apareciendo por doquier iniciativas de mediaciónlingüística y de intermediación cultural sin que se esté pro-duciendo paralelamente una reflexión y clarificación desus fundamentos. Se están experimentando en la EuropaComunitaria programas de formación de mediadores in-terculturales y convenios para la contratación de «link-workers», pero por lo general estas experiencias, formati-vas y prácticas, no van acompañadas de un fundamentoteórico y conceptual amplio.

Parece por lo tanto un momento adecuado para tratarde ordenar algunas reflexiones sobre la mediación inter-cultural comenzando por abordar cuál es su naturaleza ysu especificidad y qué le aporta un carácter distintivo y suigeneris respecto a otros tipos de intervención y trabajo so-cial y con respecto a otras modalidades de mediación. Enpróximos artículos nos proponemos ir abordando sucesi-vamente: a) los ámbitos de la mediación intercultural;b) la aplicación a contextos de multiculturalidad de losprincipales modelos de mediación (el Lineal o de Harvard,el Transformativo de Bush y Folger y el Circular Narrativode Coob, siguiendo la clasificación de Suares, 1996), y c)las claves técnicas de su puesta en práctica o el uso en di-chos contextos de las técnicas habituales de la mediación,la figura y el rol del mediador social intercultural y su di-ferenciación de otros agentes sociales y las bases de su for-mación. El objetivo de este artículo es pues solamente de-

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finir la naturaleza, las características, y las ventajas y des-ventajas de la mediación intercultural. Ello permitiráabordar o fundamentar posteriormente las otras cuestio-nes mencionadas.

I. VINO NUEVO EN ODRE VIEJO

1. Antigüedad y novedad de la intermediacióncultural

La intervención de terc e ros entre partes etnocultural-mente diferenciadas es algo muy viejo, quizás tan antiguocomo los propios contactos culturales y las relaciones inter-étnicas. Allí donde se han relacionado personas y gru p o scon idiomas, religiones, costumbres, estructuras org a n i z a t i-vas y códigos dispares, ha surgido siempre la necesidad deli n t é r p rete o traductor —la «lengua» a la que tanto hacen re-f e rencia los cronistas españoles de América— y la oport u n i-dad para mediar entre las partes y sus malentendidos, tra-tados y conflictos. Pensemos en el papel de interm e d i a c i ó njugado en las eras de las colonizaciones por tantos funcio-narios, misioneros, comerciantes o líderes nativos.

En el mundo contemporáneo la intermediación culturalse ha ido formalizando y perfilando como una modalidadmás en el amplio campo de la Mediación. Experienciasmuy sistematizadas como el Programa de Salud Mental dela Comunidad de Miami han sido clasificadas dentro delmodelo de «cultural brokerage» que podemos traducir pre-cisamente como intermediación cultural (Wi l l i n g e n ,1986). Iniciado en 1974 con participación de antropólogos,dicho Programa organizó actividades para mejorar laatención sanitaria prestada por los profesionales médicosmayoritariamente «wasp» a los usuarios o pacientes de unárea pobre del área de Miami en la que conviven negrosnativos de Estados Unidos con inmigrantes caribeños (ba-hamianos, cubanos, haitianos y puertorriqeños).

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2. Proliferación de iniciativas en relacióna las comunidades migrantes

2.1. Experiencias en Europa

Hoy día y al calor de las nuevas migraciones interna-cionales están aflorando en Europa distintas experienciassociales que pueden ser agrupadas bajo el rótulo común de«mediación intercultural». No sin avances y retrocesos yno sin dudas y debates, van tomando cuerpo iniciativas so-ciales e institucionales en las cuales se organizan progra-mas de formación y actuación de mediadores, casi siempreen relación con las situaciones de precariedad o margina-ción de comunidades de inmigrantes. Se trata por lo gene-ral de intentos de establecer puentes, lingüísticos y rela-cionales, entre los colectivos de inmigrantes extranjeros ylos departamentos o centros de bienestar, salud, educacióny servicios sociales, tras la constatación de las mayores di-ficultades de acceso a esos recursos por parte de los miem-bros de las «nuevas minorías» y de la necesidad del profe-sional de conocer y tratar mejor a estos nuevos usuarios.

Un botón de muestra es el «London Interpreting Pro-ject» (LIP). Este programa surgió a finales de los añosochenta a partir de la preocupación existente en personaspertenecientes a la minoría negra y a otros grupos étnicosminoritarios, con respecto a la dificultad e incluso incapa-cidad que amplios sectores de la sociedad londinense, cu-ya primera lengua no era el inglés, tenían para beneficiar-se de servicios básicos de salud, servicios sociales,alojamiento y educación. No había servicios e intérpretesmultilingües y había que crearlos.

El LIP trató de hacer frente a esa necesidad proveyendoinformación, capacitación y apoyo a todos los involucra-dos en la necesidad de establecer lazos de comunicaciónpara la comunidad («community interpreting»), ya fueranéstos usuarios o proveedores de servicios, ya fueran intér-pretes individuales, defensores («advocates») o trabajado-

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res de enlace («linkworkers»). En el LIP se distinguen trestipos de mediación: el «lingüístico», el de «equipo profe-sional» y el «centrado en el cliente». En cada uno de estosmodelos varía el rol del mediador-intérprete, sus funcionesy su ubicación laboral. Por otra parte, cada uno de ellossirve para asuntos o situaciones diferentes y tiene ventajase inconvenientes (véase Podro, 1994 y 1995; un resumenen Malgesini y Giménez, 1997).

O t ro botón de muestra de las nuevas iniciativas euro-peas en mediación intercultural viene dada por la siguienteexperiencia conjunta británica-belga-francesa. En 1992 elLIP estableció contacto, en una conferencia sobre salud ymigración, con el grupo «Flemish Intercultural Mediation».En noviembre de aquel año, se envió desde el LIP una invi-tación a un grupo de coord i n a d o res y capacitadores. Surg i óen ese contexto la idea de llevar a cabo un proyecto en elámbito del NOW (New Opportunities for Wo m a n ) 1. El ob-jetivo del proyecto era crear patro c i n a d o res transnaciona-les. En la primera sesión de mayo de 1993, convocada bajoel lema de HOW NOW! KNOW HOW!, se decidió involu-crar a patro c i n a d o res de Bélgica, Irlanda y Holanda con elobjetivo general de crear e incrementar oportunidades deempleo para mujeres migrantes (y también para viajeros enel caso de Irlanda) a través de programas de capacitación yd e s a rrollo personal (Podro, 1994, 4). A finales de abril de1994 se celebró en Francia, organizado en el ámbito delp royecto NOW, un seminario sobre métodos de capacita-ción en Mediación Interc u l t u r a l .

2.2. El caso español

La emergencia de programas de mediación interc u l t u r a lestá teniendo su correlato también en España. Para dar una

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1 Iniciativa comunitaria financiada por el Fondo Social Europeo(FSE) como parte de sus fondos para la promoción de capacitación yempleo para mujeres y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional(FEDER) como parte del Tercer Programa Comunitario de Acción so-bre Igualdad de Oportunidades para Hombres y Mujeres.

idea al lector o la lectora del despliegue, aun incipiente, deexperiencias en marcha citemos, aunque sea telegráfica-mente, algunas iniciativas en Madrid, Andalucía y Catalu-ña. Un programa pionero es el de la madrileña Escuela deM e d i a d o res Sociales para la Inmigración (EMSI), pro p u e s-ta ya en 1992 2, preparada posteriormente e inaugurada fi-nalmente en abril de 1995. La EMSI viene siendo desarro-llada mediante convenio de tres patro c i n a d o res de laComunidad de Madrid: el Instituto Madrileño para la For-mación (IMAF), la Dirección General de Servicios Socialesy la Universidad Autónoma de Madrid. El IMAF financia elp royecto contando con aportaciones del programa euro p e oHORIZON, en el cual queda ubicada la experiencia. Hastael momento se han realizado en la EMSI cuatro cursos de«Integración e Interculturalidad» en los que han part i c i p a-do ciento cincuenta y cinco personas, el 70 por 100 de ellasde origen extranjero y de treinta nacionalidades difere n t e s .

Temáticas y materias relacionadas con la mediación in-tercultural han venido siendo abordadas también en loscursos y actividades del Centro de Acción Intercultural deMadrid (CAIM), especialmente los orientados a la forma-ción de «agentes de desarrollo en medio multicultural».También estos cursos han recibido el apoyo del IMAF den-tro del programa HORIZON. Las actividades y el equipodel CAIM han sido claves para el impulso de la experienciaandaluza a la que en seguida nos referiremos.

La experiencia formativa de la EMSI se ha podido apro-vechar recientemente en la constitución del «Servicio deMediación Social Intercultural» puesto en marcha en ma-yo de 1997 —y en el marco del programa europeo LIA—mediante convenio del Area de Servicios Sociales delAyuntamiento de Madrid y la Fundación General de laUniversidad Autónoma de Madrid. Diez mediadores de sie-te nacionalidades vienen prestando sus servicios como

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2 La idea de esta Escuela se plasmó por primera vez en mayo de1992 como parte de las conclusiones de tipo práctico del proyecto «Di-mensionamiento y análisis por grupos étnicos de los inmigrantes ex-tranjeros en la Comunidad de Madrid».

tales en los distritos de Centro, Arganzuela, Tetuan, Fuen-carral —El Pardo y Aravaca— y Moncloa. Ante el predo-minio de iniciativas formativas, esta nueva iniciativa ma-drileña adquiere especial relieve tanto por su carácterpráctico y aplicado como por el hecho de que los media-dores están formalmente contratados.

En Andalucía, se han llevado a cabo varios cursos que,de momento, han coronado en las primeras publicacionesespecíficas sobre este campo en España. Los cursos se hanllevado a cabo desde Andalucía Acoge y con la colabora-ción de profesionales y especialistas de España y de otrospaíses. A partir de una ayuda HORIZON y del apoyo de laConsejería de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía,se ha venido urdiendo una red internacional triangular enla que participan Andalucía Acoge, el Centre d’Action In-terculturelle de Bruselas y la Asociación Comisión Católi-ca de Migración. Andalucía Acoge editó primeramente, co-mo cuaderno de formación y bajo el titulo de La mediaciónintercultural, un conjunto de seis artículos de Margalit Co-hen-Emerique, Rochdy Alili y Mohamed Salhab. Poste-riormente se ha publicado, con edición a cargo de la Jun-ta de Andalucía, el volumen El acercamiento al Otro.Formación de Mediadores Interculturales.

En Cataluña vienen realizándose algunas experienciasf o rmativas en el ámbito de la mediación intercultural. Ta n t oalgunas Organizaciones no Gubernamentales —como es elcaso de XENOPHILIA— como asociaciones de mujeres, hanllevado a cabo cursos de preparación de inmigrantes en ma-teria de mediación, con la idea de que vayan siendo contra-tados por diversas instancias para desempeñar su labor co-mo tales mediadores/as, por ejemplo en el ámbito sanitario.

No es aquí el lugar de analizar a fondo estas y otras ex-periencias de distintos países europeos y de diferentes co-munidades autónomas españolas, pero sí de insistir en lanecesidad de fundamentar conceptualmente este campode intervención social, sensible y en expansión. En cuantointervención de terceras partes entre dos o más sujetos, to-da mediación tiene un carácter «relacional» (véase Suares,1996); comencemos pues por caracterizar lo que han veni-

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do denominándose en la literatura cientifico-social las «re-laciones interétnicas» y que preferiremos llamar «situacio-nes sociales de multiculturalidad significativa».

II. DE LA MULTICULTURALIDADA LA NECESIDAD DE MEDIACION

1. Relaciones interétnicas o situacionesde multiculturalidad significativa

Debido a la globalización de la economía, las migracio-nes, el turismo, las nuevas tecnologías y comunicaciones,los avances en los medios de transporte y otros factores,cada vez son más frecuentes las situaciones de multicultu-ralidad. Entendemos por tales aquellas situaciones socia-les en las que están involucrados individuos, grupos o ins-tituciones diferenciados culturalmente entre sí yconcebimos esa diferenciación cultural en el sentido másamplio, incluyendo los contrastes por etnicidad, raza, reli-gión, lengua y nacionalidad. Cuando una o varias de esascategorías clasificatorias e identitarias están presentes di-ferencialmente, se configuran relaciones sociales en lasque están presentes varios bagajes culturales 3.

En cierto sentido, todas las situaciones sociales son demulticulturalidad, desde el momento en que la Cultura secomparte diferencialmente según edades, géneros, clases,regiones, etc. 4. Cuando interactúan dos individuos cuales-

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3 No vamos a detenernos aquí en la fundamentación del concepto deCultura y todo el amplio abanico de conceptos que con él se relacionan.Pueden consultarse las respectivas entradas que sobre los términos deCultura, Etnicidad, Grupo Etnico, Identidad, Minoría Etnica, Multicul -turalismo y otros, ha desarrollado CARLOS GIMÉNEZ en la obra de MALGE-SINI y GIMÉNEZ: Guía de Conceptos sobre Migraciones, Racismo e Inter-culturalidad cuya referencia completa aparece en la Bibliografía.

4 Sobre el concepto de Cultura y su aplicación al fenómeno migra-torio, puede verse el artículo de 1994 de Giménez en Entreculturas, queaparece en la Bibliografía.

quiera pertenecientes a una misma cultura, grupo étnico,comunidad religiosa o lingüística, están presentes bagajes,modalidades o versiones siempre diferenciados. Desde es-te supuesto apenas encontraremos situaciones sociales de«monoculturalidad».

Ahora bien, a los efectos del análisis de la mediación in-tercultural considero necesario y pertinente restringirse alo que hemos denominado en la definición «situaciones so-ciales de multiculturalidad significativa», es decir, aquellassituaciones en las que la distintividad sociocultural de losactores sociales se convierte, por el motivo que sea, en cla-ramente relevante y central o, al menos, especialmenteinfluyente. En dichas situaciones los actores sociales en in-teracción (individuos, grupos, organizaciones, comunida-des, etc.) están dando importancia considerable —cons-ciente o inconscientemente— a la diferenciación del Otroo a la propia respecto del Otro, en términos físicos, de con-ducta, de modo de vida, de lenguaje, de simbolización, deexpresión de valores, etc.

Desde este punto de vista podemos decir que se da unasituación social de multiculturalidad significativa cuando,por ejemplo, en una consulta médica en la que un doctorpayo atiende a un paciente gitano, la percepción y actitudque cada cual tiene del o hacia el Otro en tanto categoríasociocultural distintiva está influyendo decisivamente enaspectos como la mayor o menor implicación por parte deldoctor y su presuposición de cómo va a seguir ese pacien-te la medicación, o por parte del paciente gitano en aspec-tos como una posible mayor timidez, la información o noal médico de que se está siguiendo un tratamiento según lamedicina del grupo étnico, etc.

1.1. Diversidad de situaciones

En toda situación de multiculturalidad significativa doso más sujetos o actores sociales están vinculados por unarelación interétnica, esto es una relación social manifies-tamente condicionada por la identidad etnocultural dife-

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renciada de los sujetos. Según cual sea el número y natu-raleza de los sujetos involucrados, el contenido y las ca-racterísticas de la relación establecida y el tipo de contex-to inmediato y global en el que ocurre, se produce unagran diversidad de situaciones de multiculturalidad.

1.2. Según los actores involucrados

Respecto a los sujetos, segmentos o actores interre l a c i o-nados nos parece útil clasificarlos en individuos, grupos einstituciones. Utilizamos aquí «grupos» como homónimo a«colectivo» y también a «comunidad». Desde un punto devista de análisis meramente formal y clasificatorio, la com-binatoria de esos tres elementos tomados de dos en dos per-mite distinguir seis tipos de situación de multiculturalidad:

a) Relación individuo-individuo. Ejemplo de ello sonlas denominadas parejas o matrimonios mixtos en-tre autóctonos e inmigrantes foráneos. Otros ejem-plos de este tipo de relación interétnica nos vienendados por todas aquellas otras diadas interpersona-les en las cuales están presentes bagajes culturalesd i f e renciados: doctor/paciente; pro f e s o r / a l u m n o ,alumno perteneciente a la mayoría/alumno pertene-ciente a una minoría, juez/acusado; abogado/cliente,policía autóctono /inmigrante, etc.

b) Relación individuo-grupo. Este otro tipo de relaciónpuede ejemplificarse con el caso del misionero euro-peo que trabaja, por ejemplo, en una comunidadcampesina africana; o con la experiencia del coope-rante internacional con respecto a la organizaciónno gubernamental que hace de contraparte en elpaís donde se efectúa el proyecto de desarrollo 5.

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5 En el último número de la revista de Ingenieros sin Fronteras ha-go precisamente una propuesta de mayor participación de inmigrantesextranjeros en los proyectos de cooperación al desarrollo. En dicho ar-tículo se aborda el positivo papel de mediadores sociales transnaciona-les que esas personas «entre dos mundos» pueden jugar.

c) Relación individuo-institución. Un ejemplo de ello esel de los miembros de una comunidad inmigrante yel hospital donde son atendidos o la escuela dondeasisten su hijos. Por su historial, normas, personal,organización, clientela mayoritaria, celebraciones,lengua, símbolos, costumbres, etc., etc., tanto la ins-titución médica o sanitaria de que se trate como laescolar o académica responden a una lógica etno-cultural diferenciada de la del inmigrante usuario —pongamos un senegalés o una polaca— quienes,por lo general, disponen (también) de un sistemapropio de referencia en salud o educación.

d) Relación grupo-grupo. Un caso de relaciones grupo—grupo sería, por ejemplo, el de dos colectivos pro-fesionales que se reúnen en un determinado encuen-tro de negociación, para compartir experiencias, etc.Esta otra faceta relacional la encontramos tambiénen la interacción vecinal y cotidiana en la vida localde un barrio urbano, o de un pueblo, donde estánasentados varios grupos étnicos. Veamos un caso alque el autor de estas líneas está dedicando un estu-dio.

En el barrio madrileño de Lavapies coexisten yconviven la mayoría de vecinos autóctonos conaquellos colectivos de origen extranjero que en losúltimos diez años se han ido asentando en esa zonacéntrica de la capital: marroquíes, senegaleses, chi-nos, europeos, etc. No debemos pasar por alto queentre los autóctonos hay una minoría gitana confuerte tradición en el barrio, dedicada al comerciode antigüedades y ubicada en las calles aledañas alRastro. Tienen también fuerte presencia en el barriocolectivos y subculturas urbanas muy diversas y dedifícil denominación si bien los vecinos se refieren aellos como «drogatas», «punkies», «okupas», etc.

La mezquita y las iglesias evangélicas de baptistasy «filadelfias» (gitanos) vienen a diversificar tam-bién religiosamente un barrio de mayoría católica y

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donde el paseante se topa múltiples iglesias, conven-tos y fundaciones. Cuando los vecinos de Lavapies—los viejos y los nuevos, los españoles y los extranje-ros, interactúan en las casas, calles y plazas, en losservicios sociales, tiendas y mercados, en las escue-las, en las fiestas, etc., ciertamente están presenteslas categorizaciones grupales y las percepciones, va-loraciones e identificaciones.

e) Relación grupo-institución. También en este tipo derelación pueden traerse a colación distintos ejem-plos: las establecidas entre un colectivo de estudian-tes de origen extranjero en la escuela; un grupo depacientes musulmanes en un hospital católico o depacientes de cultura católica en un hospital judío; uncolectivo de acusados que son juzgados por un tri-bunal (como ocurre, por ejemplo, con ciudadanoseuropeos detenidos por tráfico de droga en paísesasiáticos). Buena parte de las relaciones sociolabo-rales en organizaciones cuyo personal tiene bagajesculturales claramente diferenciados pueden serejemplo de este tipo de relación 6.

f) Relación institución-institución. Cuando la interac-ción se está produciendo entre asociaciones civiles,departamentos de la Administración, escuelas, hos-pitales, clubs, grupos de presión, municipios, tribu-nales, cuerpos de policía, etc., y cuando en dicha in-teracción se da una relevancia de los factore setnoculturales (ya sea por las personas o grupos im-plicados, ya sea por la temática o asunto a abordar)encontramos un marco inter-institucional propiciopara la intermediación cultural.

Esta distinción de seis tipos de situaciones de multicul-turalidad sólo pretende mostrar la variedad de ámbitos re-lacionales o marcos de interacción donde la mediación in-

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6 Sobre los conflictos en las organizaciones y la mediación véase,por ejemplo, ACLAND, 1993.

tercultural puede ser operativa. «Individuo», «grupo» e«institución» suelen estar siempre presentes. Debemos ad-vertir que, más allá de todo formalismo o criterio clasifi-cador, las relaciones cotidianas afectan a individuos quepertenecen o son adscritos a grupos y que guardan un tipoun otro de vinculación —o desvinculación— con las insti-tuciones.

1.3. Según el tipo de relación establecida

Tanto por su contenido como por sus características en-contramos también aquí una gran variedad. La «relacióninterétnica» que vincula a dos actores sociales o institu-cionales puede ser familiar, laboral, asistencial (acceso aservicios sociales), escolar o educativa, residencial (porejemplo, de vecindad), sanitaria o médica, judicial o penal,etc. Junto a su(s) contenido(s), cada relación se caracteri-za por un conjunto de rasgos en relación con los estatusrespectivos, los roles en juego, la existencia o no de con-flicto abierto, los niveles jerárquicos de las partes, necesi-dades en juego, conductas de las partes, etc. 7.

Se trata de notas distintivas que podríamos presentaren forma bipolar con el hilo conductor de su mayor o me-nor «verticalidad» u «horizontalidad». Entre las partes in-volucradas en la relación puede haber un mismo o dife-rente rol; desigualdad/igualdad; jerarquía/horizontalidad;competencia/cooperación; conflictividad/armonía 8; volun-tariedad/obligatoriedad; dominación/ paridad; etc.

1.4. Según los contextos

Como decíamos más arriba, las situaciones de multi-culturalidad son tan frecuentes que casi se podría afirmarque la mayoría, si no la práctica totalidad de las situacio-

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7 Para algunas de estas características puede verse el artículo deSHVARSTEIN, 1996, pp. 252-256.

8 En la conflictividad puede distinguirse lo latente y lo manifiesto yen lo armónico su coyunturalidad o su estructuralidad.

nes sociales, son de multiculturalidad, siendo minoritariaslas situaciones sociales «monoculturales». Lo importantees determinar por qué en determinados contextos o cir-cunstancias el «factor etnocultural» se convierte en algorelevante, clave y desafiante.

Podemos distinguir el «contexto inmediato» y el «con-texto global». Por ejemplo, en el rechazo laboral de un tra-bajador marroquí podremos tener en cuenta, como con-texto inmediato, las circunstancias particulares en cuantoa los actores y las características de la relación, pero tam-bién, como contexto global, el marco actual europeo de es-casez de empleo y altas tasas de desempleo en compara-ción con la época de los cincuenta y sesenta.

2. Retos específicos en situacionesde multiculturalidad

Con frecuencia las relaciones interétnicas van asociadasal interés y enriquecimiento mutuo o sencillamente a la coe-xistencia o convivencia «normalizada». Pero es usual que to-do lo señalado conlleve también la emergencia de distanciasy barreras actitudinales, comunicativas, simbólicas. Ese con-junto de desafíos, imponderables, potenciales conflictos ynecesidad de entendimiento, configura un campo re l a c i o n a ly comunicacional propicio para la Interm e d i a c i ó n .

¿Qué supone la presencia de varios bagajes culturalespara las relaciones entre individuos, grupos o institucio-nes? ¿Qué suele implicar la circunstancia de que las per-sonas, colectivos o sistemas sociales en contacto estén cul-turalmente diferenciados? Muchas cosas. Enumeremosalgunas:

a) desde la evitación, repulsión o rechazo del Otro, has-ta, por el contrario, el interés y atracción especialpor él;

b) la simultaneidad en el ámbito de la relaciones inter-personales de los componentes de igualdad/desi-

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gualdad social con los de similitud/diferencia cultu-ral;

c) la aparición de desafíos específicos de comunicacióno incomunicación: preconcepciones, valoracionesno conocidas, malentendidos culturales;

d ) el encuentro o choque en la cotidianidad de usos yc o m p o rtamientos diferentes y extraños, sentidos aveces como desagradables o incompatibles (vestidos,o l o res, sonidos, saludos, forma de hablar o callar, es-trategias de acceso y seducción; estilos de trabajo yde descanso; dietas y maneras de comer; etc.), y

e) la inadecuación de determinadas instituciones o ser-vicios a nuevos usuarios.

3. La necesidad de intermediación

Partimos de que lo deseable o ideal es que en cualquierrelación: a) ambas partes se acepten como interlocutores(reconocimiento); b) haya una comprensión cabal no sólode las palabras del otro sino del conjunto de sus mensajesy las implicaciones de éstos (comunicación); c) se respetela distintividad del otro, mientras no suponga daño parauno, sabiendo cómo tratarlo (convivencia), y d) se sepaprevenir o resolver posibles conflictos (regulación del con-flicto). En algunos contextos y sociedades es particular-mente necesaria la creación de «franjas de intermedia-ción», esto es de sectores y redes sociales e institucionalescuya actitud y conducta sirva para conectar y regular laconflictividad entre segmentos socioculturales enfrenta-dos 9.

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9 Tomo la expresión «franja de intermediación» de las actividadesde diálogo, intercambio y reconocimiento mutuo que vienen desarro-llando, en la Guatemala de los Acuerdos de Paz, un grupo de indígenasy ladinos en Guatemala. Debo a mi colega Marta Casaus, una de las másentusiastas impulsoras de «la franja», el conocimiento y contacto direc-to con esta experiencia.

Desde esa perspectiva, la necesidad, conveniencia yoportunidad de la mediación intercultural viene dada pordiferentes razones o motivos. Primero, para promocionarel reconocimiento del otro como interlocutor (Taylor). Se-gundo, para favorecer la mejor comprensión del Otro, lacomunicación efectiva con el Otro. Tercero, para superarbarreras que impiden la relación: superación de prejuiciosy estereotipos, superación de miedos y recelos. Cuarto, pa-ra promocionar el aprendizaje de la convivencia. Quinto,para hacer efectivo el potencial de enriquecimiento mutuoque subyace en las situaciones no jerárquicas de pluricul-turalidad. Sexto, para evitar, prevenir o regular situacionesde conflicto. Séptimo, para adaptar la organización y elfuncionamiento de instituciones como escuelas u hospita-les a sus beneficiarios y ganar eficacia en el acceso de losusuarios a la institución y en la gestión de ésta. Octavo, pa-ra facilitar la cooperación, muchas veces necesaria, entresujetos étnicamente diferenciados

III. CARACTERIZACION DE LA MEDIACIONINTERCULTURAL

La mediación intercultural es una modalidad o varian-te de la mediación social. Son ya muy conocidos los dis-tintos ámbitos y contextos en los que viene aplicándose lamediación social: en la familia, en el sistema judicial, enlos conflictos colectivos de trabajo, en la práctica pedagó-gica, etc. Esos campos no están desconectados sino que sesolapan unos con otros (véase, para un panorama de estoscampos, Grover Duffy, Grosch y Olczak, 1996 y tambiénGottheil y Schiffrin, comps, 1996).

La mediación intercultural se está constituyendo comoun ámbito original al calor de los nuevos planteamientosdel pluralismo cultural. Hasta donde conocemos, el prin-cipal acicate para estos nuevos planteamientos sobre me-diación intercultural procede del desafío de las migracio-

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nes internacionales y de la configuración de nuevas comu-nidades y grupos étnicos. No deberíamos olvidar, sin em-bargo, las variadas y ricas experiencias de intermediaciónen relación con pueblos indígenas y minorías autóctonas,aunque con frecuencia no se haya clasificado a estas ini-ciativas bajo el etiquetado de mediación intercultural. Enel enfoque que sigue a continuación, tenemos en cuentaambos tipos de diversidad sociocultural, la de las «minorí-as» internas y autóctonas y la de las comunidades inmi-gradas (ver a este respecto Kymlicka, 1996).

Nos encontramos ante un nuevo ámbito extremada-mente particular por cuanto introduce la variante cultural,esto es, un conjunto de factores étnicos, raciales, lingüísti-cos, religiosos, etc., que afectan profundamente a la rela-ción entre la partes involucradas, a su percepción del con-flicto y su salidas posibles, a la comunicación oincomunicación entre ellas y a la figura del mediador.

Una vez situado el marco que hace necesaria la inter-mediación cultural, pasemos ya a caracterizar ésta. Co-menzaremos con una definición de partida para luegoabordar los puntos comunes y particulares, a mi entender,de esta modalidad de mediación.

1. Una definición de partida

¿Qué es la mediación intercultural? ¿Cómo podemosdefinirla? Cómo punto de partida vamos a dar una defini-ción que consideramos puede ser operativa además decomprehensiva o integradora respecto al conjunto de ex-periencias dispares ya en marcha. Una consideración pre-via: habiendo en esta materia una gran diversidad de ex-periencias, circunstancias, necesidades y roles, debemoscuidarnos mucho de definir la mediación intercultural deforma rígida o cerrada.

Hacerlo así sería inoportuno por las consecuencias ne-gativas que ese proceder puede acarrear ya no sólo por elhecho de ir por detrás de la realidad o por no aprovechar

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energías y posibilidades a las que se les cierra la puerta connuestra definición a priori, sino también por los riesgos dereificación y de contribuir a una construcción culturalistaya sea del indígena o de la minoría autóctona, ya sea delextranjero inmigrante, ya sea en definitiva de las relacio-nes interétnicas.

Entendemos la Mediación Intercultural —o mediaciónsocial en contextos pluriétnicos o multiculturales— comouna modalidad de intervención de terceras partes, en y so-bre situaciones sociales de multiculturalidad significativa,orientada hacia la consecución del reconocimiento delOtro y el acercamiento de las partes, la comunicación ycomprensión mutua, el aprendizaje y desarrollo de la con-vivencia, la regulación de conflictos y la adecuación insti-tucional, entre actores sociales o institucionales etnocultu-ralmente diferenciados.

Con esta definición de mediación intercultural hemostratado, por un lado, de entenderla como una modalidadmás de mediación y, por otro lado, de mostrar su distinti-vidad precisando sobre todo su contexto inmediato multi-cultural (las relaciones interétnicas o situaciones de multi-culturalidad significativa) y sus f i n a l i d a d e s, metas uobjetivos (que van del acercamiento entre sujetos a la re-configuración de las instituciones).

2. Sobre mediación y conflicto. ¿Se remite siemprela mediación intercultural al conflicto interétnicoo multicultural?

Debemos hacer aquí un inciso que consideramos cru-cial. Tanto en los estudios clásicos como en los más re-cientes sobre mediación, ésta se remite desde el principioa la categoría de conflicto y a su resolución. Así aparecetratada en los manuales de mediación. El manual clásicode Touzard (1981) se titula precisamente «La mediación yla solución de conflictos» y su capitulo primero está dedi-cado a «Consideraciones sobre el conflicto social». Veamos

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como contrapunto un texto reciente: en el libro de Suares(1996) el capitulo primero titulado La Mediación ¿qué es?,comienza con un primer apartado titulado a su vez «Intro-ducción a la noción de conflicto en mediación». En resu-men, antes y ahora, «mediación» aparece ligada orgánica-mente al conflicto y a su regulación.

Sin embargo, las experiencias formales o informales deintermediación cultural van mucho más allá del conflictomulticultural o interétnico. La intervención de una terceraparte entre actores etnoculturalmente diferenciados no vasiempre orientada a la superación de una determinadadisputa sino que en otras ocasiones persigue, por ejemplo,el establecimiento de comunicación entre ellos o, dicho deuna forma más precisa —pues «comunicación siempreexiste»— la mejora de dicha comunicación.

Es más, en aquellas experiencias de creación de puenteso vínculos de mediación intercultural entre determinadainstitución pública —una escuela o un hospital, como elproyecto citado de Miami— lo que se está tratando de con-seguir no es resolver un conflicto entre usuarios e institu-ción sino un desajuste (llámesele desfase, mala adaptación,etc.), entre ambos ya sea en materia de escaso o deficienteacceso al recurso institucional por parte de los grupos mi-noritarios o diferenciados ya sea en lo referente al inade-cuado tratamiento de sus miembros por el personal ligadoa la institución.

Esta amplitud de campos o ámbitos de aplicación de laintermediación cultural —que desbordan la idea clásica deregulación o resolución de conflicto— es la que hemos tra-tado de recoger en nuestra definición de partida expuestaanteriormente. Salvo que entendamos la categoría de«conflicto» en forma tan amplia que englobe las situacio-nes sociales e interpersonales de mala comunicación, de-sajuste institucional, etc., deberemos convenir que la in-termediación cultural desborda con mucho —en cuanto asu ámbito de aplicación— el campo del conflicto.

No es casual que vayan surgiendo definiciones de me-diación en las que el campo no se agota en la regulación

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del conflicto, sino que esta importante actividad constitu-ye solamente uno de los ámbitos. Un ejemplo de ello es ladefinición de mediación que maneja Six: «Acción realiza-da por un tercero, entre dos personas o grupos que con-sienten libremente y participan y a quienes corresponderála decisión final, destinada a hacer nacer o renacer entreellos unas relaciones nuevas, o evitar o sanar unas relacio-nes perturbadas» (citado en Salhab 1995 b), p. 36).

Queda claro aquí que hay un ámbito de la mediaciónque no tiene que ver directamente con el conflicto. Tan esasí, que Six distingue cuatro tipo de mediaciones. Estánpor un lado las mediaciones que denomina «creativas y re-novadoras» cuya finalidad es «hacer nacer o renacer unarelación» y, por otro lado, las mediaciones «preventivas ycurativas» las cuales están «destinadas a detener un con-flicto» (idem, p. 36). Comentando esta concepción de Six,añade Salhab: «La actividad mediadora no se limita úni-camente a la resolución de conflicto y puede adoptar dife-rentes formas» (1995, 36).

3. La mediación intercultural como modalidadde mediación

La mediación intercultural es una modalidad de media-ción, más concretamente una modalidad de mediación so-cial. Al concebir la mediación intercultural como modali-dad de intervención social la estamos encuadrando juntoa, y distinguiendo de, otras formas o mecanismos de ac-ción social como pueden ser la movilización política, elasociacionismo, la animación sociocultural, el trabajo so-cial, la difusión de ideas, el desarrollo planificado o la de-fensa comunitaria.

A nuestro entender lo más relevante de la nueva «me-diación intercultural» no radica en la emergencia de unnuevo campo de aplicación, (igual que hay el campo fami-liar, el laboral, el educativo, etc.) sino que se trata sobre to-do de un enfoque y metodología específica para mediar en

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contextos de multiculturalidad. En este sentido la media-ción intercultural también trabaja en asuntos familiares,vecinales, laborales o educativos, cuando en éstos se plan-tean esas situaciones que hemos llamado de multicultura-lidad significativa.

Como modalidad de mediación social, la mediación in-tercultural tiene en común con las otras modalidades to-dos los principios y rasgos definitorios de la Mediación.Consideremos primero estos rasgos comunes y algunosmatices al respecto, antes de pasar a enumerar las cuatrocaracterísticas que consideramos específicas.

Son muy variadas las definiciones de mediación peropodemos partir de que toda mediación es una método al-ternativo de regulación/resolución de conflictos. Para Or-tega, por ejemplo, «la Mediación es un mecanismo de in-tervención de terceras partes que busca contribuir a quelas partes directamente involucradas alcancen un acuerdomutuamente satisfactorio sobre las incompatibilidades bá-sicas» (Ortega, 1995, 33).

La mediación se diferencia de otros mecanismos de par-ticipación de terceras partes como son la observación/veri-ficación, la conciliación, el arbitraje (o laudo) y el meca-nismo judicial. No vamos a detenernos aquí a detallar lasdiferencias de la mediación con cada uno de esos otrosprocedimientos de resolución de conflictos (véase, paraello, Touzard, 1981; Ortega, 1995; Lederach, 1986 y 1992;Suares, 1996; Schiffrin, 1996), pero sí enumeraremos sieteprincipios, notas definitorias o características del Sistemade Mediación.

Primero, toda mediación supone la aceptación o inclu-sión de una «tercera parte» interviniente, siempre poracuerdo de las partes involucradas. Estamos aquí ante elprincipio de voluntariedad de las partes. Un corolario deeste principio es que toda mediación conlleva la volunta-riedad de los participantes tanto respecto a la decisión deentrar al proceso de mediación como de permanecer en él,teniendo derecho a retirarse en cualquier momento, y nopudiendo nadie obligarles a retomar el proceso.

La naturaleza de la mediación intercultural 145

Desde el punto de vista de la mediación interculturalhay que tener en cuenta que ésta se produce habitualmen-te en condiciones de asimetría y desigualdad. Podríamosdecir que ello ocurre así casi por definición de lo que sonlas «relaciones interétnicas». Debe cuidarse que la partemas débil exprese también, de una otra forma, su confor-midad con el establecimiento de una experiencia o progra-ma de mediación. Ello supone un mínimo o «conditio sinequa non», pues lo ideal es que sea la parte más débil quienlo reclame. De no cumplirse este prerequisito se corre elpeligro de incrementar el riesgo, siempre presente, de quelos mediadores sean percibidos como «agentes del poder»o suplantadores de los líderes del grupo o minoría étnica.

Segundo, toda mediación tiene como finalidad central yúnica ayudar a las partes «disputantes». No se trata de di-rigirlas, adoctrinarlas, etc. en esta u otra dirección, ni mu-cho menos de imponerles nada. También aquí debemoshacer un breve comentario por lo que respecta a los con-textos de multiculturalidad. Frecuentemente, el mediadorintercultural no interviene sobre conflictos explícitos omanifiestos, sino en áreas como la mejora de la comuni-cación y el entendimiento, experiencias de acercamiento yconvivencia entre sujetos sociales étnicamente diferencia-dos, labores de apoyo al profesional que trabaja con mino-rías, etc.

Por otra parte, y por lo menos de momento, la inter-vención del mediador o de la mediadora intercultural no seda tanto en contextos formales (colaborando en el terrenojudicial por ejemplo) sino en ambientes más informales,cotidianos y comunitarios. Esa amplitud de cometidos ytareas puede llevar a bajar la guardia respecto a este se-gundo principio de ayuda a las partes, por lo que siemprees conveniente asegurarse de que se cuenta con la confor-midad de las partes respecto a que «lo que se hace» cons-tituye realmente una ayuda o apoyo para ellas.

Tercero, toda mediación implica la no obligatoriedad pa-ra los participantes de acatar o aceptar las intervencionesque lleve a cabo el mediador. En palabras de Ortega, el

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mediador «no tiene el poder de tomar decisiones, a menosque las partes primarias establezcan en forma clara y decomún acuerdo lo contrario» (Ortega, 1995, 33).

Cuando la intermediación cultural se produce entre unadeterminada institución y un conjunto o comunidad de in-dividuos, los responsables de la institución (un centro deservicios sociales, un hospital, una escuela, etc.) puedenpretender en algún momento del proceso que los media-dores actúen como correas de transmisión hacia el colecti-vo de decisiones previamente tomadas en la organización,y sin conocimiento, participación o conformidad de la otraparte. Ello llevará a malentendidos, cuando no al fracasodel programa de mediación. Debe clarificarse lo más posi-ble a todos los implicados que los mediadores no tienen lasmismas funciones que el trabajador social, el médico o elprofesor.

También puede existir la tendencia a que el mediador omediadora colabore tan estrechamente con el profesionalque acabe tomando decisiones en su área (decidir en casosde atención social, médica o educativa, siguiendo connuestros ejemplos). Decidir por si mismo no es su funcióngenuina sino más bien ayudar para que las partes decidanconjuntamente lo que consideren oportuno. Si la toma dedecisiones por el mediador se viera conveniente o necesa-ria debe hacerse —como muy bien puntualiza Ortega—previo acuerdo y conocimiento de ambas partes.

En cuarto lugar, toda mediación se basa en la confianzade las partes en el mediador y en el procedimiento comoeje principal del proceso, tratándose en todo momento decrear un ambiente adecuado y el contexto más flexible po-sible para la conducción de la disputa o la superación deldesajuste.

Para la materia que nos ocupa sólo comentaremos res-pecto a esta otra idea básica de la mediación la enorme di-ficultad y la gran importancia de conseguir, o ir consi-guiendo, esa confianza en unas relaciones que estángeneralmente «cargadas» de preconcepciones, prejuicios,estereotipos, tópicos, historias o narrativas ya fijadas, etc.

La naturaleza de la mediación intercultural 147

Ir ayudando a deshacer o «desmontar» esas actitudes ycogniciones erróneas, poco fundadas, falsas o parciales de-berá ser una de las tareas más centrales —y continuadas—del mediador. De tener éxito en que se vaya produciendouna aproximación al Otro más directa y comprensiva, me-nos estereotipada, el mediador o la mediadora hará sin du-da una aportación clave.

Quinto, la neutralidad. Se ha escrito mucho sobre el bi-nomio neutralidad /involucración. Este principio generalde la mediación viene siendo discutido, matizado y desa-rrollado por distintos autores. Sara Coob, por ejemplo, hatrabajado a fondo las dos cualidades a las que tradicional-mente se ha remitido la neutralidad: la «imparcialidad» yla «equidistancia» 10. La asimetría relacional en la que nor-malmente trabaja el mediador intercultural, la importan-cia de los componentes emotivo y socioafectivos, y otrosfactores, plantean —también en la mediación intercultu-ral— la necesidad de discutir a fondo cómo debe enten-derse la «neutralidad» y cuándo y cómo puede involucrar-se el mediador.

Sexto, en toda mediación debe lograrse una reubicacióndel conflicto (o de la situación de desajuste) de tal maneraque los involucrados se vean como copartícipes en la solu-ción. Para ello debe tenerse en cuenta, tanto el motivo porel que se discute como la relación entre las partes. Recor-demos aquí que las relaciones interétnicas suelen ser asi-métricas. El mediador intercultural deberá potenciar eseprotagonismo de las partes y esa coparticipación en con-textos sociales y políticos donde a las comunidades étnicasdominadas —a veces minorías y a veces mayorías demo-gráficas— se les ha negado, en ocasiones por siglos, todoprotagonismo.

Con este planteamiento no pretendemos exponer unaimposible y frustrante cuadratura del circulo, sino mostrar

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10 Véase una interesante discusión y relativización sobre este princi-pio y una propuesta de la denominada Neutralidad en SUARES (1996, pp.145-162).

la dificultad de la tarea y la necesidad de asegurar la vo-luntad sincera de reconocimiento en igualdad por parte dela parte más ligada al polo dominante (funcionarios de undepartamento implicado en el proceso de mediación, res-ponsables de una institución, representantes de la comu-nidad étnica o «cultura» dominante, etc.).

Finalmente, otro rasgo definitorio de la mediación es lainexistencia de perdedores y ganadores. Dicho de otra for-ma, en el sistema de mediación «todos ganan». Tambiénen el caso de la mediación intercultural este principio tie-ne plena vigencia, debiéndosele prestar particular atenciónen aquellos casos en que la relación vincula institucionesde la Administración e individuos o grupos minoritarios(p. ej., colectivos de inmigrantes) por cuanto, en cualquiercaso, ambos deben sentir haber ganado algo y no haberperdido.

4. La especificidad de la mediación intercultural

Hasta ahora hemos mencionado los principios comunesa toda forma de mediación, habiendo matizado algunosextremos en relación a la intermediación cultural. Pero,¿cuál es, entonces, la distintividad de la mediación inter-cultural?, ¿supone una perspectiva o enfoque peculiar oconsiste básicamente en la aplicación de los principios ge-nerales de la mediación en contextos de multiculturali-dad?; ¿es un nuevo campo de actuación o supone más bienun enfoque transversal y complementario a los distintosámbitos de aplicación?

Desde nuestra perspectiva, son cuatro los rasgos quepueden señalarse como más específicos o distintivos de lamediación intercultural respecto a las demás modalidadesde mediación (familiar, en los conflictos colectivos de tra-bajo, colaboración judicial o mediación penal, práctica pe-dagógica de la mediación, mediación y comunicación, me-diación local, vecinal, etc.):

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1. La naturaleza etnoculturalmente diferenciada de laspartes involucradas.

2. La incidencia de dicha diferenciación en la relaciónexistente entre las partes.

3. La relevancia del propio bagaje cultural del media-dor.

4. El objetivo de la interculturalidad.

4.1. La naturaleza etnoculturalmente diferenciadade las partes involucradas

En un sistema de intermediación cultural el punto departida es que las personas, grupos o instituciones envuel-tas en ella tienen, se atribuyen o se les atribuyen, bagajeso identidades culturales diferentes. Según los contextos so-ciales concretos, los actores sociales y públicos enfatizanlas diferencias raciales (raza física o biológica y «raza so-cial»), de origen, de nacionalidad, de religión, lingüística,de costumbres, etc. Unos u otros marcadores étnicos o sig-nos diacríticos son puestos de relieve, traídos a colación osimplemente dejados de lado en forma cambiante a lo lar-go del proceso

No olvidemos que las diferencias siempre son percibi-das y utilizadas en contextos de desigualdad y tensión. Noolvidemos tampoco que entre los sujetos y grupos con di-ferencias y desigualdades «étnicas», «etnoraciales» o «et-noculturales», también hay diferencias, segmentaciones ydominaciones de clase y de género. De ahí que una de lascapacidades del mediador social en contextos multicultu-rales debe ser su conocimiento de cómo son utilizadas lasdiferencias y de cómo interactúan los sistemas de estratifi-cacion y dominación etnoraciales, de clase y de género, ysu habilidad para aplicar oportunamente dicho conoci-miento.

Sólo con esa concepción global, el mediador no se veráenvuelto en concepciones culturalistas y en supuestas ex-plicaciones de todo en función solamente de «la cultura»,de una supuesta cultura ya dada, sin matices y contradic-

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ciones, estática y cerrada. El mediador intercultural debe-rá estar muy atento a analizar adecuadamente el cambian-te contexto sociopolítico e ideológico que envuelve al sis-tema de relaciones sobre el que interviene, pues ahí está laclave de cómo se interpretan, valoran y utilizan estratégi-camente las diferencias por cada uno de los actores invo-lucrados.

4.2. La incidencia de la diferenciación etnoculturalen la relación existente entre las partes

Toda mediación actúa sobre una relación. Todo conflic-to social (no así los denominados «conflictos intrapsíqui-cos») tiene un carácter relacional. El hecho de que lasp a rtes dispongan de esas características sociocultura-les distintivas —reales o atribuídas, «objetivas» o «subjeti-vas»— a las que aludíamos antes tiene una gran relevanciade cara a la mediación. Aparte las conductas, manifiestasy explícitas, están las percepciones. Las partes involu-cradas tienen un determinado conocimiento y desco-nocimiento respecto al Otro. Sus actitudes están con-dicionadas por estereotipos, prejuicios, temore s ,posicionamientos etnocéntricos.

Por otro lado, cada una de las partes puede tener unadistinta «cultura del conflicto». Utilizamos aquí éste con-cepto acuñado por el antropólogo Ross (1995) en su inda-gación comparativa de la práctica de la violencia endistintas sociedades. Para Ross la cultura del conflicto serefiere a «las normas, prácticas e instituciones específi-cas de una sociedad relacionadas con la conflictividad»(1995, 44).

Mas ampliamente, Ross entiende que «la cultura definelo que la gente valora y lo que le mueve a entrar en dispu-ta, indica asimismo formas adecuadas de comportamien-tos de determinadas clases de controversias y configura lasinstituciones en las que dichas controversias son procesa-das. En resumen, la cultura del conflicto abarca aquellopor lo que la gente lucha dentro de una sociedad, los riva-

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les contra quienes lucha y el resultado de la contienda»(ídem, 44, 45). El mediador intercultural deberá tener muyen cuenta las distintas ideas, valoraciones y percepcionesde los actores respecto al conflicto, el consenso, la coope-ración, los protagonismos, etc.

4.3. La relevancia del bagaje cultural del mediador

A diferencia de otras modalidades de mediación en lasque las partes involucradas tienen un bagaje cultural se-mejante y se reconocen mutua e implícitamente como per-tenecientes a la misma cultura o al mismo mundo socio-cultural, en la mediación social intercultural el bagaje eidentidad cultural del mediador o de la mediadora es unaspecto a tener muy en cuenta. ¿Cómo condiciona al me-diador su propio sistema de valores, su propia «cultura delconflicto»?, ¿qué influencia pueden llegar a tener en su ac-tuación los discursos dominantes existentes en su sociedady en su persona sobre las expresiones culturales, raciales,etnolingüísticas y religiosas implicadas?

En este punto de la reflexión surge el siguiente interro-gante: ¿cuál es, entonces, el mediador ideal desde el puntode vista cultural? En principio, caben las siguientes tresposibilidades. Que el mediador o mediadora:

I. Sea «bicultural» en relación a esos dos bagajes.II. No pertenezca a ninguna de las dos culturas pre-

sentes.III. Pertenezca a alguna de ellas

A igualdad absoluta de capacidad personal y profesio-nal para la mediación en general, y para la casuística pe-culiar de la intermediación cultural, pareciera que en prin-cipio la posibilidad I fuera la más idónea por cuantoasegura un conocimiento directo y una experimentaciónvivencial de las dos lógicas culturales en interacción, mien-tras que la posibilidad III sería la menos idónea porque po-dría poner en peligro un principio clave de la mediacióncomo es la neutralidad, equidistancia o imparcialidad.

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Sin dejar de ver esas potenciales ventajas o desventajas,nos inclinamos por pensar que lo importante es que, pri-mero, la persona tenga una gran capacidad de mediar y, se-gundo, una sensibilidad y capacidad de acercamiento (yestudio) hacia ambas lógicas culturales en presencia.

5. La Interculturalidad como objetivo

El término de Interculturalidad es otro de los conceptospolisémicos de la actualidad (como Desarrollo, por ejem-plo). Unos la entienden básicamente como lo concernien-te a las relaciones de hecho entre culturas; otros (como Pe-rotti) proponen entender Interculturalidad como unapropuesta o proyecto, en definitiva como un deber ser. Esen esta línea, y en base a una revisión de los campos de laeducación, mediación y comunicación intercultural, comohemos propuesto recientemente entenderla (véase la en-trada correspondiente en Malgesini y Giménez, 1997).

Entendida como un proyecto de establecer relacionesinterpersonales y sociales, en las cuales no se discriminepor motivos de raza, cultura, etnicidad, lengua, religión ynacionalidad, y en las cuales los sujetos se reconocen co-mo interlocutores, se comunican adecuadamente, se enri-quecen mutuamente, etc., la Interculturalidad supone unobjetivo (o conjunto de objetivos) de gran valor para orien-tar la difícil labor y proceso de mediación.

6. Ventajas y desventajas de la mediaciónintercultural

6.1. Las luces de la mediación intercultural

Como toda otra modalidad de mediación, la interme-diación cultural presenta una serie de ventajas respecto alos otros mecanismos de intervención de terceros en la re-gulación de conflictos. Esas ventajas pueden verse tanto

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por lo que evita, por lo que se consigue y, sobre todo, porlo que significa para las partes. La mediación supone unsensible alivio para los tribunales y un considerable ahorrode tiempo y dinero. Por otra parte, la mediación crea uncontexto más flexible para la conducción de disputas, sue-le lograr acuerdos a largo plazo y evita que —como resul-tado del proceso— haya ganadores y perdedores. Pero sugran ventaja radica en los enormes beneficios que entrañapara las partes: en efecto, implica un notable aumento delprotagonismo de los individuos y comunidades, aumentasu creatividad y reponsabilidad, y produce un «deutero-aprendizaje» o adquisición por los participantes de la ca-pacidad para solucionar futuros conflictos (Suares, 1996,51-55; Ortega, 195, 43-45).

Junto a esas ventajas comunes a toda modalidad de me-diación podemos enumerar algunos otros beneficios másespecíficos de la mediación intercultural, como por ejem-plo su potencial para la formación en la tolerancia de losindividuos o ser una alternativa eficaz para la difícil ade-cuación constante de las instituciones a sus entornos so-cioculturales cambiantes, etc. Esos y otros beneficios de lamediación intercultural derivan de uno que es central: suaportación decisiva al logro de la convivencia ciudadana.

Desde el barrio a la comunidad territorial, desde el Es-tado-Nación a la comunidad internacional, la filosofía dela mediación intercultural puede ser un instrumento clave-junto a otros —en los procesos de organización y partici-pación ciudadana, de reconstrucción nacional en socieda-des con intensos procesos de reconfiguración, de cons-trucción de la Paz en sociedades divididas y fragmentadaspor conflictos (véase sobre esto el texto de Lederach,1994), en la implementación de políticas sociales de inte-gración de inmigrantes, etc.

Todos ellos son fenómenos muy complejos y que des-bordan con mucho los siempre limitados mecanismos demediación, pero éstos pueden aportar un grano de arenasustantivo. En comunidades, territorios y países de grandiversidad etnoracial, religiosa y lingüística, la aplicación

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de fórmulas de mediación intercultural tiene la ventaja defavorecer el acercamiento, posibilitar el encuentro y el de-bate, facilitar la negociación, y sobre todo educar para laconvivencia.

6.2. Las sombras de la mediación intercultural

Uno de los principales errores que podemos cometer alquerer promocionar la mediación intercultural es no tenerconsciencia o tratar de ignorar sus desventajas, limitacio-nes, puntos débiles y peligros. Veamos ahora qué desven-tajas puede conllevar el recurso a la mediación intercul-tural.

La mediación intercultural comparte las mismas des-ventajas comunes a toda forma de mediación. Hay que te-ner muy presente, primero, que toda mediación —y la denaturaleza intercultural en concreto—, puede perjudicaren ocasiones a la parte más débil por cuanto podría obte-ner más si fuera directamente a los tribunales. Es ésta unageneralización realizada a partir de la critica que, con re-lación a la participación de mujeres en procesos de media-ción, ha efectuado la pensadora feminista Jannet Rijkin.

Según resumen Suares (1996) la posición de Rijkin, és-ta «sostiene que las mujeres logran peores acuerdos cuan-do concurren al sistema de mediación que cuando solu-cionan sus conflictos en el sistema judicial. En materia dedinero, las cuotas que obtienen las mujeres son menores, yademás dice que no se ventilan casos de violencia....» (Sua-res, 1996, 53, cursiva de la autora). En lo referente a me-diación intercultural debemos tomar buena nota de estaargumentación crítica dado que la «relación interétnica» oel «encuentro cultural» rara vez es entre iguales, sino quesuele darse entre «mayoría» y «minoría» en términos depoder. ¿Invalida la práctica de la mediación intercultural elhecho de que casi siempre las partes involucradas no se re-lacionan en situación de paridad sino de desigualdad, asi-metría y jerarquización?

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Continua Suares: «También Rijkin sostiene que en algu-nos casos se llega a acuerdos desventajosos, sobre todo, enaquellas situaciones en las cuales sólo una de las partesquiere llegar a un acuerdo (generalmente la mujer); porejemplo, cuotas de alimentos para hijos con discapacidad,porque por miedo a perder todo si se enfrentan en un jui-cio, transigen antes de defender hasta el máximo su pos-tura» (ídem, p. 54). De nuevo se nos presenta un interro-gante: ¿puede ser perjudicial para miembros de lasminorías autóctonas o de las comunidades inmigrantes elrecurso a la mediación intercultural al dejar de emplearotros mecanismos más directos de presión, demanda y rei-vindicación?

La segunda desventaja recopilada por Suares se relacio-na con la anterior y ha sido expuesta por investigadores delsistema de mediación en Estado Unidos: «Otro punto queconsideran desventajoso en la mediación es el acceso redu-cido a la justicia que tienen las partes, porque al ser obliga-toria, y en muchos casos llegarse a un acuerdo, las perso-nas se alejan del sistema judicial, lo cual a su vez trae otroproblema a la justicia y es que no se encuentra retroali-mentada por la cotidianidad, y esto lleva a que no se sien-ten precedentes, jurisprudencia, y a que no se dicten leyesmás acordes con lo que pasa en este momento en la co-munidad» (Suares, 1996, 54, cursiva de la autora).

De nuevo esta pega general implica mucho en el terre-no particular de la mediación intercultural. De producirseese «alejamiento» del sistema judicial de las cuestionesconcretas concernientes a minorías nacionales o gruposétnicos de inmigrados, la consecuencia es grave y negativapor cuanto no se irán readaptando, multiculturalizando,las leyes y normativas.

Aparte lo dicho, un mal planteamiento de la mediaciónintercultural puede ser otro factor más de exacerbación delas diferencias etnoraciales, lingüísticas o religiosas, y deintensificación del ya extendido culturalismo. La presenta-ción simplista o unilateral de los conflictos de pareja,familiares, laborales, políticos, etc., como conflictos «étni-

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cos» o «interculturales» por el sólo hecho de estar impli-cadas personas o grupos de diferente adscripción etnocul-tural es uno de los peligros o efectos perversos más claros.

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