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LA MIRADA DEL EDUCADOR Una de las notas de nuestro estilo es la Exigencia Amable. Tanto la exigencia como la amabilidad tienen muchísimas formas concretas de ejercerse. Vamos a poner especial hincapié hoy en la mirada, que nos servirá, según las circunstancias, tanto para exigir como para tener gestos concretos de amor. A través de la mirada nos conectamos con la realidad, es la famosa ventana del alma. O como decía San Agustín “la puerta del corazón". En el acto de mirar existen dos momentos, un momento más físico, el momento por el cual nuestros ojos captan una realidad, es lo que propiamente llamamos ver, que la Real Academia define como “Percibir por los ojos objetos mediante la acción de la luz”, pero además hay un momento que va más allá y que es lo que propiamente denominamos mirar, y que implica sumar al acto meramente sensible, lo que hay de superior de espiritual en nosotros. Así, la mirada implica, dirigir la vista con intencionalidad, revisar, registrar, pensar, juzgar, inquirir, buscar algo, informarse sobre algo, según el diccionario de la citada Academia. Gracias a nuestra capacidad de mirar, nos conectamos profundamente con la realidad. Tan importante es la capacidad de mirar que de quienes son buenos en sus profesiones se dice que “tienen ojo”. También se asegura que lo que engorda el ganado es el ojo del amo. Tan importante es la fuerza de la mirada que hoy hablamos de visualizar lo que queremos conseguir o hacer, como un mirar interior algo que todavía no es y que queremos que exista, de hecho este tema se ha difundido mucho a partir de un libro llamado El Secreto. Tal es la fuerza de la mirada que muchos le temen al mal de ojo. En el antiguo paganismo se recomendaba llevar amuletos para protegerse de las miradas maléficas. Tan importante es la mirada que leemos en el Evangelio que el ojo es la “lámpara del cuerpo”. En Lucas 10, 43 leemos “cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está iluminado; pero si tu ojo está enfermo, también tu cuerpo estará en tinieblas.” Desde este punto de vista la mirada cobra una importancia trascendente, así como algunos aseguraron que “somos lo que comemos” podríamos decir también que “somos lo que miramos”. En la educación la mirada es una herramienta indispensable, es lo primero, todo lo que viene detrás. La mirada de los padres y docentes puede ayudar a crecer, a contener o dejar a quien se educa librado a una existencia llena de angustia. Atrás de la mirada se alinean nuestras conductas y nos marcan, y sobre todo les marcan un camino a seguir a nuestros alumnos y nuestros hijos.

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Dificultades En nuestra mirada pueden presentarse distintas dificultades, que rara vez se darán en estado puro, que algunas veces y con algunos temas podemos tener una dificultad y con otro tema otra. Mirar sin permitir el feed back

Puede pasar que mire a mi alrededor, que yo me conecte, pero hay algo que impide que me conecte con el otro. A las personas a las que les pasa esto se les dice en general “No puedo llegar a vos”. Mirada vacía

Vemos sin mirar. Es el alumno ente, al que antes se le decía que estaba en la luna. Ni nos permite conectarnos ni él mismo se conecta.

Mirar la realidad de rebote Cuando me conecto es porque eventualmente una realidad se cruzó por el espejo. Cuando activamente no busco conectarme con la realidad. A veces focalizamos en

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nosotros mismos y en nuestros gustos (trabajo, estudio, gimnasio, etc.) y lo importante lo captamos de rebote.

Hoy les pasa a muchos alumnos que viven ensimismados en sus propios placeres: computadora, play, wii, celular en sus propios cuartos y de rebote se conectan con los hermanos, con los padres, con el estudio. Mirar e inventar una realidad Otra forma de no conectarme. Este peligro me lleva a autoengañarme. Construyo un mundo de vínculos endebles pues se apoyan en cosas irreales. Ej. Mi hijo no toma. O a fin de año con 10 materias abajo un alumno asegura “apruebo todas”.

Mirada manipuladora Esta mirada es menos simpática que la anterior. Incluye la anterior pero de alguna manera obliga al entorno a compartir su forma de ver la realidad. El ejemplo acá es aquel que, después de fracasar en un examen asegura que sabía convence a los padres, a la abuela, a los tíos y todos nos ponemos de su lado para ajusticiar al docente despiadado.

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Mirada virtual Una mirada que está surgiendo hoy de la mano de la tecnología y por ser contemporánea nuestra todavía no muy estudiada. Pero cada vez más testimonios de amigos que se juntan a tomar algo y en la reunión se conectan vía mensaje de texto entre ellos o con otros que no están presentes. Los amigos son los de facebook. Es una mirada similar a la de Lenon, pero relacionada con lo virtual.

Mirada recortada o acotada. Quizás por defectos de la propia educación recibida, tenemos ciertas restricciones, ciertas cegueras que nos impiden ver. Así como cuando alguien entra en un ambiente y nota olores que los que están no notan, con nuestra capacidad de mirar nos pasa lo mismo. Las personas con las que nos vamos relacionando nos van ayudando de a poco a ampliar la mirada. Un novio/a, los amigos, los maestros, etc. Un ejemplo puede ser cuando una madre o un padre aseguran a un maestro “mi hija es mala para la matemática pues yo también lo fui”.

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Mirada graciosa de la realidad Todo es motivo de chiste inclusive en los momentos en donde no corresponde.

Consecuencias La mirada que tenemos para nuestros hijos tiene consecuencias. Si persistimos en algún problema o tenemos una mirada virtuosa durante mucho tiempo puede dejar huella, tanto para mal como para bien respectivamente. Testimonio en el libro El cuerpo, templo de la belleza de Jo Croissant: Recuerdo algunas miradas de mi infancia que me hacían bien. Percibía, en ciertas sonrisas de mi padre o de mi madre, admiración, ternura. Estas miradas me edificaban más que las palabras. Para ser amable, era necesario que correspondiera exactamente a lo que mis padres esperaban. Pero, poco a poco, me daba cuenta del defasaje entre lo que yo realmente era y lo que hubiera sido necesario que fuera para que ellos estuvieran contentos conmigo. Con el correr de los años, la mirada de mi madre se había vuelto cada vez más y más inquieta. Tenía miedo de mis relaciones, miedo de que no supiera defenderme en la vida. Me abrumaba con sus recomendaciones, repitiéndome cien veces lo que yo ya sabía. Incluso a cientos de kilómetros de casa me paralizaba su mirada, me atravesaba su mirada. Mirada en la que se le deposita al alumno frustración… Desde que era chico sentía que los padres le transmitían que frustraba todo lo que hacía, esta sensación se fue incrementando con el paso del tiempo, al llegar a la

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adolescencia los padres (que se habían separado cuando él tenía meses de vida) le decían que no hacía nada bien, que desde que había nacido había sido siempre igual, arruinando todo lo que se proponía. Estos papás tuvieron este hijo para intentar salvar su matrimonio, cosa que el niño no había logrado, como consecuencia la mirada que recibía de sus padres estaba teñida de la frustración de su misión. Una sana mirada es pues, una herramienta fundamental en la educación de nuestros hijos. Dice Jo Croissant en el libro “El cuerpo, templo de la belleza”: La mirada que ponemos en los demás puede encerrarlos en un personaje del cual no los dejamos salir. La mirada que ponemos sobre sus debilidades puede encerrarlos en un personaje del que serán incapaces de salir si no decidimos cambiar esa mirada. En nuestra mirada van a encontrar la fuerza de creer que no son malos y que hay bien en ellos. El niño percibe a través de nuestra mirada la menor duda, la menor inquietud de nuestra parte, y eso le basta para perder confianza en sí mismo. Esta confianza, primer signo del amor, se manifiesta en la mirada. El niño necesita ser contemplado, sentir que existe para alguien, saber que le interesa a alguien. Cuando se siente mirado, experimenta emoción, un sentimiento de seguridad, de bienestar, su “reserva emocional” se llena y le da estabilidad interior. Llegará un momento en que volverá a tener necesidad de cargar combustible y entonces vendrá a solicitar nuestra atención. La adicción como lo no dicho, como falta de diálogo tiene también su raíz en el hecho de no haber sido mirados. En la sensación de soledad en el haber privado a los hijos de la sensación de que estén donde estén continúan siendo mirados por alguien que confía en ellos y los ama. Características de una sana mirada Activa: San Pablo en la Carta a los Hebreos. «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24). Exhorta, invita, a fijar la mirada en el otro, y ¿que “otro” más importante que nuestros propios hijos? http://www.youtube.com/watch?v=hWqWL9SH09o Realista / Objetiva: Génesis 1-31 Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno. La realidad es buena, nuestros hijos y alumnos son muy bueno y están llenos de potencialidades. Consecuente / Activa: “Jesús, fijando en él su mirada, le amó” (MC 10,21) Jesús al joven rico. Y por último lo llamó a vender sus cosas y a seguirlo.

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El Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Cuaresma de este año nos asegura que “La atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual.” Ser consecuente educadores nos va a llevar a: pasar seguramente más tiempo con nuestros hijos o alumnos, a alentarlos, a potenciar sus virtudes, a mostrarles sus limitaciones poniéndoles límites y ayudándolos a construir una imagen de ellos mismos realista, a exigirles, a demostrarles nuestro amor con gestos concretos, etc. etc. ESTO ES PARA OTRA CHARLA. Ejemplo cabal: La parábola del Buen Samaritano. Que reúne las 3 notas. Algunos tienen naturalmente la capacidad de mirar pero quien no la tiene puede ejercitarla y hacer el hábito. NO HAY EXCUSAS: Dice el Papa Benedicto XVI en el mensaje citado: Nuestras cosas y nuestros problemas nunca deben absorber nuestro corazón hasta el punto de hacernos sordos al grito del que nos necesita (y nuestros hijos son los primeros que necesitan de nosotros).

(Video: http://www.youtube.com/watch?v=0h_8Gq7NI5E Uso del celular).