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LA MEMORIA HUMANA Antonio Paolasso Médico CAPÍTULO I INTRODUCCIÓN ¿Qué es la memoria? a memoria es un registro donde guardamos los sucesos que nos han ocurrido o los conocimientos que hemos adquirido. Es, también, donde almacenamos el pasado y el mecanismo mediante el cual podemos recuperarlo más tarde, de forma tal que ese pasado se “actualiza”, es decir, se pone en contacto y afecta nuestra conciencia y nuestro presente. La memoria puede sintetizarse como la función mental de percibir, almacenar y recordar o evocar en forma consciente e inconsciente, todos los estímulos sensoriales y extrasensoriales. 1 Otra definición de memoria es la que la refiere como el almacenamiento y posterior evocación de la información adquirida a través de la experiencia (aprendizaje). L Todo esto, también, puede expresarse como un sistema de estructuras de almacenamiento diferentes, a través de las cuales fluye la 1 La RAE define a memoria como “potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” “Recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada” . Los diccionarios médicos dan diferentes definiciones. Las sencilla “facultad mental que conserva y reproduce ideas y conocimientos” la da el Diccionario Médico Salvat. Un poco mas explícita “conjunto de mecanismos neuronales que se ocupan del almacenaje y representación de una experiencia; facultad mental de retener en el subconsciente una impresión o una idea que una vez fue consciente” es la definición del Diccionario Médico Melloni. Introduce dos conceptos: uno biológico de “conjunto de mecanismos neuronales” y otro psicológico de “facultad mental”, donde introduce la participación del subconsciente que nosotros resaltaremos luego como espacio mnésico o lugar donde quedan los datos almacenados. El Diccionario Médico Dorland define a memoria como “facultad mental por medio de la cual se recuerdan sensaciones, impresiones e ideas” . Esta definición es escasa puesto que sólo habla de recuerdo pero no del almacenaje, rasgo fundamental de la memoria

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LA MEMORIA HUMANA Antonio Paolasso

Médico

CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN¿Qué es la memoria?

a memoria es un registro donde guardamos los sucesos que nos han ocurrido o los conocimientos que hemos adquirido. Es, también, donde almacenamos el pasado y el mecanismo mediante el cual podemos recuperarlo más tarde, de forma tal que ese pasado

se “actualiza”, es decir, se pone en contacto y afecta nuestra conciencia y nuestro presente. La memoria puede sintetizarse como la función mental de percibir, almacenar y recordar o evocar en forma consciente e inconsciente, todos los estímulos sensoriales y extrasensoriales .1 Otra definición de memoria es la que la refiere como el almacenamiento y posterior evocación de la información adquirida a través de la experiencia (aprendizaje).

L

Todo esto, también, puede expresarse como un sistema de estructuras de almacenamiento diferentes, a través de las cuales fluye la información, se registra y se codifica (como esquema, imagen o concepto) que se transfiere de un proceso de corto plazo a otro de largo plazo y que después se recupera mediante el reconocimiento o recuerdo de dicha información. Hay definiciones que tienden a ser más resumidas y expresan a la memoria como la capacidad de preservar hechos fácticos o sentimientos en un lugar del cerebro.2

Si no existiera la memoria, la vida transcurriría como un mero presente, que aunque se nos presentara siempre lo mismo, se le consideraría siempre como algo nuevo. Vivir sería transitar de un momento a otro en un eterno presente sin significado. Esto significaría repetir eternamente las cosas sin ninguna posibilidad de adquirir nuevos conocimientos ni progresar en ellos. En otras palabras: no tendríamos capacidad cognitiva y de aprendizaje. Tan grave sería la falta de memoria que no existiría el lenguaje ni otras formas de comprensión y de comunicación. No tendríamos la capacidad de construir ni entender una frase, pues al finalizar ésta no sabríamos como comenzó la misma. En otro sentido, perderíamos el sentido de nuestra mismidad o ego (sentido del yo) por lo que no llegaríamos a conocernos a nosotros mismos. Por

1 La RAE define a memoria como “potencia del alma, por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado” “Recuerdo que se hace o aviso que se da de una cosa pasada”. Los diccionarios médicos dan diferentes definiciones. Las sencilla “facultad mental que conserva y reproduce ideas y conocimientos” la da el Diccionario Médico Salvat. Un poco mas explícita “conjunto de mecanismos neuronales que se ocupan del almacenaje y representación de una experiencia; facultad mental de retener en el subconsciente una impresión o una idea que una vez fue consciente” es la definición del Diccionario Médico Melloni. Introduce dos conceptos: uno biológico de “conjunto de mecanismos neuronales” y otro psicológico de “facultad mental”, donde introduce la participación del subconsciente que nosotros resaltaremos luego como espacio mnésico o lugar donde quedan los datos almacenados. El Diccionario Médico Dorland define a memoria como “facultad mental por medio de la cual se recuerdan sensaciones, impresiones e ideas”. Esta definición es escasa puesto que sólo habla de recuerdo pero no del almacenaje, rasgo fundamental de la memoria2 Dr. Ignacio Previgliano, neurólogo Hospital Fernández, Argentina

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consiguiente, tampoco existiera el sentido de la vida y la existencia, pues cada vez que despertemos de dormir deberíamos tratar de adivinar quién y qué somos, como nos llamamos, quienes son nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.

Resumiendo: careceríamos de esa continuidad de conocimientos que a lo largo del tiempo y el transcurrir de la existencia nos integra a una comunidad con una identidad propia y el reconocimiento de identidades ajenas. Basta observar a un afectado grave por enfermedad de Alzheimer para tener una idea adecuada del valor inconmensurable de la potencia o facultad que llamamos memoria. Por todas sus cualidades, la memoria, en síntesis, además de una facultad mental única como herramienta imprescindible para el conocimiento, es el guardián o “backup document” de nuestra biografía y la conciencia operante del sentimiento de identidad (yo soy yo y no otro).

La base de todo conocimiento, de nuestra facultad o capacidad cognitiva estriba en una tríada contenida en un solo bloque que opera como una unidad sellada:

1. el proceso intelectivo2. el proceso de aprendizaje3. el proceso de memoria (como guarda, reserva, fondo o acumulación de

conocimientos)

En consecuencia, todo lo que debemos aprender y aprendemos involucra tener memoria. Obviamente, si no pudiéramos retener el conocimiento adquirido por aprendizaje y luego recordarlo tanto lo aprendido como lo experimentado, no construiríamos todo ese bagaje espiritual que implica nuestra personalidad (capacidad cognitiva, formación de ideas y pensamientos, manejo del lenguaje, sentimientos o afectos, emociones y voluntad). Pero, como toda facultad mental, la memoria en sí misma, no es un órgano, aparato o sistema orgánico ni función donde intervengan etapas que puedan estudiarse en un laboratorio o registrar por imágenes o por inscripción de ondas bioeléctricas.

La investigación de la memoria

Si bien los estudios usan métodos y medios que registran la actividad del cerebro y de otras funciones fisiológicas que la memoria, como otros actos mentales, pueden afectar o alterar, en última instancia estamos registrando funciones efectivas de determinados órganos, en especial, el encéfalo, pero de ningún modo podemos decir que estudiamos un órgano o “aparato mnésico”. Simplemente hablamos de un proceso o “forma de trabajar” de los actos mentales y recogemos indirectamente los resultados o efectos de ese trabajo y su influencia en la parte orgánica. Sin embargo, la inexistencia de una entidad física objetiva no es un óbice para poner en duda la existencia de actos mentales y sus efectos reales.3

Más aún: podemos individualizar, con una cierta precisión, los efectos orgánicos. Lo que no nos es posible es explicar con claridad, coherencia y total consenso, la forma o modo de cómo operan esos procesos. Los vamos integrando por partes, a veces desordenadas, a veces interpretadas de formas diferentes, a tal punto que se habla de un mismo fenómeno pero con

3 Pérez Martínez, María T.; Casero Escamilla, Alfonso – LA MEMORIA. CLAVES, DESARROLLO Y POTENCIACIÓN, editorial Quórum, Madrid, 1986

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lenguaje o denominaciones distintas. El análisis del fenómeno ha sido muy fructífero, pero los resultados son dispares y desordenados.

Hoy la función de los investigadores de los actos mentales, más que proseguir un análisis, sobre todo de tipo anatómico y físico, es lograr entender el todo, en forma holística, a los fenómenos mentales integrados, para comprender que no hay diferencias sustanciales en los mecanismos, que lo orgánico es sólo una vía común final para todos y que lo importante es el principio ordenador que está en la esencia de cada uno de ellos, pero que no es accesible al mero conocimiento científico, psicológico ni filosófico.

Se ven y se comentan sombras del fenómeno, pero no puede describirse con precisión y claridad al fenómeno mismo en su naturaleza, o sea, lo que el fenómeno es realmente en sí. Por eso se impone un repaso somero de todo experimento e hipótesis y con ellos realizar asociaciones para unificar lenguaje y criterios y lograr una síntesis final de todos estos fenómenos, los que no deben comprenderse como actos o hechos separados sino como manifestación diversa de una misma cosa.

La idea de ordenador nos trae también la imagen de la computadora y de la tecnología informática. La acción de la memoria es continua, permanentemente, a manera de “disco duro” de una computadora, y modifica permanente la actividad cerebral. En términos informáticos, el encéfalo es el hardware de la mente, mientras que ésta es el software que opera programando. Con la idea de la computación podemos afirmar que la memoria es como la función electrónica y así podemos comparar a la memoria reciente como algo similar a la memoria RAM de la PC. Esta RAM es la memoria anterógrada, la que permite ir recogiendo lo inmediato y cotidiano. Pero luego pasará al disco duro en “carpetitas virtuales” y cada carpeta conformará un archivo determinado o directiva del disco duro que será la base de registro de la memoria retrógrada. Cuando abrimos un archivo, es como poner en funcionamiento el “recuerdo”. Cuando se “borra” un archivo, equivale a amnesia total. En el momento que escribimos y mandamos a “guardar” usamos la memoria anterógrada.

Memoria y facultades mentales

La disparidad de las formas de actuar de la memoria se debe, en parte, a que como cualquier otro mecanismo psicológico, tiene diferentes niveles de funcionamiento según la individualidad de las personas y sus capacidades, las circunstancias en que ocurren los hechos y el transcurrir de la existencia y el objeto preciso y particular que se somete a las funciones de los actos mentales, en suma, del espíritu todo. Por esto interesa conocer no sólo un sustrato anatómico responsable de los actos mentales, sino la fisiología de los mismos y la fisiopatología de las alteraciones que afectan a los mismos.

También debemos recordar que cada persona en particular tiene una intención de memoria, por cierto, muy distinta entre las diferentes intenciones de todos los seres humanos. Tampoco debemos perder de vista que la memoria, como todas las otras facultades y funciones del hombre, no es una cosa aislada. Diremos iterativamente que la memoria es una función mental superior que actúa estrechamente coordinada con los otros mecanismos y facultades mentales como la percepción, abstracción, ideación, conceptuación, asociación de ideas y formación de juicios. Esto nos lleva a un estrecho enlace con el aprendizaje y la formación del pensamiento y todo lo relacionado con lo volitivo y la función ejecutiva de todas las facultades mentales.

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Ninguna función mental puede operar eficientemente por sí sola. Necesita obligadamente el apoyo y el acompañamiento de otras. Lo que no debemos dejar de interpretar es que todo este conocimiento es una mera observación de los modos de ser de los actos mentales, pero de ninguna forma implica conocer la esencia de esos actos ni cuál el principio motor de los mismos. Los estímulos y todo el proceso orgánico que ellos generan, explican sólo cómo se manifiesta el fenómeno del acto mental. La causa absoluta de los mismos es lo que queda oculto bajo el misterio desconocido de la naturaleza misma del hombre, al cual, según Heidegger, sólo podemos conocer también por su modalidad o conjunto de modos de ser.

La explicación de cómo el cerebro y otros órganos participan en la concreción del misterio, de ningún modo significa que el origen creador de ellos sea el propio órgano. Insistimos, una vez más para que la reiteración quede definitivamente nítida y clara: el conjunto de órganos u organismo, es sólo el instrumento de los fenómenos llamados espirituales, pero de ningún modo son la causa absoluta. Toda causa absoluta sobre el ser del hombre y sus modos de manifestarse, queda inmersa en el misterio ontológico, aún no revelado por la mente humana (aunque sí es percibido).

La memoria, según lo explicamos en lo relativo a la naturaleza del hombre, no sólo es capacidad de adquisición y almacenamiento de información, sino que posee otro elemento que es la capacidad de reclamar que el elemento memorizado vuelva a la conciencia y se haga presente “tal cual” cuando es necesario (recuerdo) Pero, esencialmente, es el quid del ser del hombre, pues sin memoria no tendría su identidad de humano. Sólo la memoria le da tal identidad..

Luego, el proceso de memoria se puede resumir en tres pasos:

1. recepción y registro de un estímulo sensorial, extrasensorial o interno como impresión mental

2. retención o preservación de la impresión mental previamente adquirida3. la reproducción o el recuerdo de dicha impresión

Como todas las funciones relacionadas con el organismo humano, la memoria tiene un sustrato anatómico y uno fisiológico. Tiene mecanismos generales pero también algunos muy específicos. Todo esto lo iremos desarrollando en capítulos sucesivos para ordenar muchos aspectos conocidos e investigados en relación con la función mental conocida como memoria.

También, como otras funciones orgánicas, la memoria está sujeta a modificaciones de los órganos que la sustentan, modificaciones que pueden deberse al envejecimiento o a enfermedades. Todas estas fallas o trastornos mnésicos también será considerados en los capítulos siguientes.

El fenómeno de la memoria humana se intenta explicar por determinados grupos de neuronas o regiones cerebrales y circuitos neuronales, también por genes y por factores ambientales. Es incontrovertible que todo eso está en el proceso de la memoria, pero la memoria es mucho más que todo eso en conjunto. Aunque se diga que todo el cerebro o una parte de él es sede de la memoria, eso no aclarará otros fenómenos mnésicos como los descriptos en algunos trasplantados con órganos de otras personas. Es como si cada célula del cuerpo potencialmente tuviera un chip de memoria. Esta posibilidad desplaza toda teoría hasta ahora conocida sobre el

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proceso de memoria. En cambio, si se acepta la posibilidad de que el alma como fuerza vital y formadora del espíritu sea la causa última de todos los fenómenos llamados psíquicos o mentales, explicaría plenamente todas las dudas sobre la esencia de la memoria y de todos los procesos y fenómenos espirituales. Al ser el cuerpo el instrumento donde asienta el espíritu, es lógico que cada vez que éste opere, el cuerpo se transforme.

Los aparatos tecnológicos y el estudio de las moléculas del cuerpo sólo son elementos que sirven para detectar los cambios que el espíritu realiza en el cuerpo, pero no para indicar cuál estructura o molécula de dicho cuerpo origina el espíritu. Esta posibilidad puramente espiritual explica porque no se pueda descifrar, o al menos conocer, si realmente una estructura anatómica o molecular es la causa de los fenómenos mentales y, en general, de todo lo espiritual. Personalmente creo que tal cosa no existe y que es el espíritu el que comanda todo y no depende esencialmente de ninguna molécula. Opera sobre ellas, nada más.

La ontología espiritual es otro fenómeno que hasta ahora se manifiesta pero que no es fácil acceder a ella, si simplemente tratamos de hacerlo a través de lo físico y lo objetivo. El misterio se torna más inteligible cuando la exploración es en la propia mismidad. Aunque no compartamos las teorías anatomofisiológicas, no es posible por ahora prescindir de ellas para poder comunicarnos con otros sobre el tema de la memoria humana. Pero insistimos en que todo eso cambiará a medida que aparezcan nuevos aparatos sofisticados que permitan captar las transformaciones moleculares infinitas que el fenómeno espiritual ocasiona en cada molécula, dentro y fuera del cuerpo.

El espacio mnésico o inconsciencia

Es indudable que la memoria debe ubicar en un espacio real o virtual. No hay dudas de que ese espacio reside en el cerebro y la operadora es la mente. Y la única función mental disponible y obvia, para el espacio mnésico, es la inconsciencia puesto en la conciencia no pueden esta siempre todo lo memorizado. En el espacio de la memoria o mnésico, hay que distinguir entre el espacio mnésico total y absoluto y el espacio mnésico relativo (span). Span es una palabra inglesa que, entre otras cosas significa “espacio o tramo”. De algún modo, puede traducirse a span mnésico (espacio mnésico) como “espacio de la memoria”. Se refiere a la cantidad de información que una persona puede almacenar o guardar en su mente después de haberla percibido. Así, span mnésico es el proceso relativo al espacio ocupado inmediato ocupado en la percepción de datos a memorizar. La capacidad perceptiva disminuye cuando el individuo debe memorizar información y simultáneamente procesarla (manipularla y transformarla) (memoria con alteración aislada del procesador central). También está estimulada por el tipo de estímulos periféricos ajenos al dato y que acompañan al dato en el instante en que es adquirido. Estos estímulos periféricos ajenos pueden ser externos (provenientes del entorno o ambiente externo) o internos (agregados en el ambiente interno o interior del individuo mediante el estado emocional o afectivo en que se encuentra cuando recibe el dato o información). Todo esto ocurre de forma tal que el span mnésico aumenta con un estado atencional concentrado y disminuye con un estado de dispersión mental o desatención. Por esta razón, es un espacio mnésico relativo, mientras que el conjunto total de lo guardado en la memoria, después de haber sido sometido al span mnésico, es lo que constituye el espacio mnésico absoluto y total, al cual lo consideramos en la inconsciencia, pasando a constituir ésta, el “almacén de la memoria”, en general.

Otro concepto importante es que tanto conciencia como inconsciencia son caras de una misma moneda, como lo es la luz y la sombra para el día. Las dos conviven con el hombre

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permanentemente y por toda la vida e interactúan en forma permanente, intercalando las acciones conscientes con las inconscientes. Ignorar o soslayar esto, es crear una idea equivocada de la mente humana y dejar de lado una condición que explica muchas aparentes “fallas” de la mente. En la conciencia coexisten vivencias, percepciones, recuerdos, pensamientos, sentimientos, procesos de voluntad, etc. Cuando todo esto queda relegado a un estado inactivo consciente, o sea, que queda “fuera de la conciencia”, en preconciencia o subconciencia; o en un estado latente, esto es el inconsciente, el cual estaría conformado por todo esto y determinadas tendencias arcaicas que luego analizaremos en el parágrafo relativo al inconsciente colectivo de Jung.

Pero la inconsciencia que nosotros aludimos es aquello que Freud llamó el ello y que Jung llamó el inconsciente y que es la función mental que está fuera de la conciencia y que nos permite almacenar vivencias voluntarias o involuntarias, imágenes oníricas, ensueños, etc. Precisamente, a Freud es a quien se debe no sólo la noción de la inconsciencia, sino la otra más valiosa: la conciencia puede hacer consciente la inconsciencia. Es probable que la simple lectura de Freud induzca interpretaciones diversas e, incluso, contradictorias. También puede generar rechazo. Pero lo que importa no es tanto una mera discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos concretos: hay conciencia e inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos mentales. Para el léxico común, no psicológico, la inconsciencia es sólo la “falta de conciencia” o sea, el “estado en que el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”. Esta distancia entre las concepciones lingüísticas de conciencia y las concepciones psicológicas, nos muestran el tremendo vacío de conocimiento de uno de los estados mentales más importantes del hombre.

La inconsciencia ha sido un fenómeno perfectamente percibido y conocido como tal, pero cuya naturaleza no ha sido posible explicar bien. Si bien se han establecido polémicas entre actos y acciones mentales, en lo relativo a conciencia e inconsciencia, no hay dudas de que la conciencia y la inconsciencia son acciones o actos mentales. Lo que corresponde es darle entidad a cada uno de ellos basándose sólo en el fenómeno de su existencia.

Así habría:

1. actos mentales conscientes2. actos mentales inconscientes

No debemos olvidar que denotativamente, al menos en el idioma español, acción es el “ejercicio de una potencia y el efecto de hacer”. Es, por lo tanto, la posibilidad o facultad de hacer alguna cosa”. El acto, según el mismo idioma, es simplemente el “hecho o acción”. Luego, la inconsciencia es siempre una acción y no una inacción como generalmente se la concibe. Con esto completamos denotativamente la diferencia entre acción y acto. Mientras la acción es una posibilidad o facultad de hacer algo, en este caso, hacer que lo potencial o latente se haga efectivo o patente, el acto es cuando se efectivizó realmente una acción. Siempre, connotativamente, la acción se asocia a movimiento, a cosas que ocurren, a todo “comportamiento de la realidad”.

Luego, los actos o acciones deben ser, por naturaleza, reales, es decir, concretos, verdaderos, de existencia cabal. Si algo queda en potencia, pero no se realiza no hay acción, pues no hay “ejercicio de una potencia” que cause un efecto. Naturalmente toda acción tiene efecto, el cual, a su vez, es un hecho o una nueva acción o reacción y este “efecto del hacer” es lo que se

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llama acto. ¿Por qué esta digresión sobre acto y acción? Porque parece ser que no aclarar debidamente el sentido o significado de las palabras ha conducido a algunos autores como Brentano a confundir que es un acto mental consciente y qué es un acto mental inconsciente. Brentano confunde a lo consciente con lo real y verdadero. Además, cree que para que un acto sea tal debe ser percibido por la conciencia. Es como si la conciencia fuese el instrumento idóneo para discernir o conocer toda acción y acto. En realidad, acto consciente es el acto producido con plena participación de la conciencia.

En este punto cabe diferenciar lo que es un acto producido en pleno estado de conciencia de lo que es un acto captado en estado de conciencia. El autor no discrimina que las acciones pueden ocurrir independientes del hombre (acciones externas) o dependientes de él, pero sin participación de su conciencia ni voluntad (acciones internas). El ejemplo más claro de las acciones internas es el funcionamiento orgánico y celular, de los cuales, la mayor parte de estas acciones y actos no son conscientes ni voluntarios. El caso más concreto es el latir del corazón y la respiración. El hombre puede tomar conciencia, o no, de estas funciones y se las denomina neurovegetativas porque no dependen totalmente de la voluntad ni de la conciencia. De igual forma ocurre con la función de los otros órganos.

Esto quiere decir que una acción o un acto puede ser conocido o no por la conciencia. Los actos mentales, en general, son percibidos por la conciencia de un modo u otro. Mientras un acto mental está en el foco de atención de la conciencia, decimos que es acto mental consciente. Esto no significa que haya otros actos mentales, como la memoria, que no estén en ese momento en actividad, pero no por eso deja de estar en acción automática. Cada vez que el hombre percibe sensorialmente algo, su memoria está detrás para recordarle lo que está percibiendo. Sin embargo, en ese acto, no hay conciencia plena de que la memoria esté trabajando, a pesar de estar en la conciencia. Otra cosa es cuando el hombre voluntariamente trata de recordar algo y, en este caso, la memoria se vuelve consciente a través de lo recordado. Se hizo un “uso consciente de la memoria”.

Luego, podemos decir lo mismo de otros actos mentales como es la percepción extrasensorial que sólo se hace consciente después de ocurrida y que, incluso, puede ser efectiva aun sin la presencia de la conciencia. En esa categoría podrían entrar las sensaciones subliminales, los estados oníricos y, de alguna manera, los sueños. Esas acciones son actos mentales inconscientes o semiconscientes.

Ya hemos descrito a la conciencia como una facultad mental que necesita estar dinámica, estar actuando, para ser percibida. De otro modo, la falta de conciencia, es lo que etimológicamente y lingüísticamente se considera inconsciencia. Para la RAE inconsciencia es “falta de conciencia”, esto es, “estado en que el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones”. El Diccionario Médico Dorland no registra la palabra inconsciencia y sólo habla del inconsciente al que define como “insensible; incapaz de reaccionar a los estímulos sensitivos y de tener experiencias subjetivas conscientes. Parte de la actividad mental que no resulta fácilmente accesible a la conciencia por medios ordinarios, pero cuya existencia se puede manifestar en la formación de síntomas, en los sueños o bajo la influencia de fármacos”. Seguidamente habla del inconsciente colectivo con la definición de “en la psicología de Jung, elementos del inconsciente que son teóricamente comunes a todo el género humano”

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Normalmente se denomina estado de inconsciencia a la pérdida del conocimiento momentáneo o prolongado, como ocurre después de un desmayo o en el coma. Pero la inconsciencia que nosotros aludimos es aquello que Freud llamó el ello y que Jung llamó el inconsciente y que es la función mental que está fuera de la conciencia y que nos permite almacenar vivencias voluntarias o involuntarias, imágenes oníricas, ensueños, etc.

Precisamente, a Freud es a quien se debe no sólo la noción de la inconsciencia, sino la otra más valiosa: la conciencia puede hacer consciente la inconsciencia. Es probable que la simple lectura de Freud induzca interpretaciones diversas e, incluso, contradictorias. También puede generar rechazo. Pero lo que importa no es tanto una mera discusión sobre interpretaciones probables, sino los hechos concretos: hay conciencia e inconsciencia y ambas interactúan entre ellas y otros fenómenos mentales.

En la conciencia coexisten vivencias, percepciones, recuerdos, pensamientos, sentimientos, procesos de voluntad, etc. Cuando todo esto queda relegado a un estado inactivo conscientemente, o sea, que queda “fuera de la conciencia”, en un estado latente, esto es el inconsciente, el cual estaría conformado por todo esto y determinadas tendencias arcaicas que luego analizaremos en el parágrafo relativo al inconsciente colectivo de Jung.

Sin dudas, hasta ahora el “convidado de piedra” o la “gran ignorada” de este proceso de inconsciencia ha sido la memoria. La memoria es lo único que nos permite hacer consciente lo inconsciente. Está como el programa madre del disco duro de la computadora, al fondo de todo el software y para ayudar a hacer efectivo el resto de la programación. Sin memoria todo el trabajo de la conciencia sería efímero y se “perdería”. No habría conocimiento ni aprendizaje. Incluso, los actos conscientes no tendrían una cualidad de plenos, pues si carecen de los recuerdos, cada vez que haya una sensación o percepción, la mente tendría que reelaborarla para reconocerla.

Igualmente hay que tener en cuenta la influencia del sueño y los ensueños en las imágenes de la mente. Debe quedar perfectamente claro que ambas palabras tienen contenidos significativos que se pueden referir al sueño o dormir, como actividad fisiológica y a las imágenes que aparecen cuando se duerme, como así también a las ilusiones o fantasías que la mente puede tener o crear. Mientras la conciencia se manifiesta (a través de una opinión, de una conducta), esta forma de expresarse no es un mero reflejo, fruto de una captación simple, natural, tipo fotografía, de un fenómeno, sino que una vez formada la idea de un fenómeno, para formular un concepto, un juicio y sucesivamente un pensamiento, ya no influye sólo el punto de vista, la forma como se captó el fenómeno (dispersa o atenta), sino también las creencias, costumbres y factores inconscientes.

Por todas estas circunstancias, la inconsciencia puede ser:

1. la falta o pérdida de la conciencia (desmayo, colapso, shock, coma, estado vegetativo etc.)

2. estado mental que no se da cuenta exacta del alcance de hechos, palabras o acciones

3. acciones mentales no conscientes: memoria, sueños, estados subconscientes, estados oníricos

4. factores inconscientes

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Estos factores inconscientes fueron estudiado por Carl G. Jung,4 quien sostiene que el inconsciente colectivo se encuentra como ubicado en zonas distintas (estratos). Así habría un estrato superficial o inconsciente individual y un estrato profundo o inconsciente colectivo .

Para Jung el inconsciente individual estaría formado como consecuencia de la unilateralidad del desarrollo personal, por el cual todos aquellos materiales que están en la conciencia y que dejasen de ser útiles o interesantes o, al menos, no necesarios en un momento determinado, pero que guardan una importancia o han impactado de un modo especial, se irían paulatinamente alejando del nivel consciente (desvanecimiento progresivo) para ser incorporados al inconsciente individual, en el cual existen tendencias y contenidos gnósticos positivamente valiosos y no solo aquellos censurados como creía Freud.

El inconsciente pasa a ser así un instrumento que además de ser parte de la esencia del hombre, es una fuente de formación de creencias y costumbres y de formación de la personalidad. En cuanto al inconsciente colectivo albergaría, no ya los materiales que la conciencia captó de la realidad y que almacena en el inconsciente individual, el cual actuaría como una especie de inconsciencia superficial o preconciencia o subconciencia, de donde la memoria evoca hechos y otros datos que ahí están, sino que este inconsciente colectivo sería una verdadera caja fuerte, firmemente cerrada y ubicada en los planos de la inconsciencia más profunda, como una especie las “infinitas posibilidades que alberga en su ser”.

En ese inconsciente estaría lo “ancestral” o atávico que es una especie de memoria colectiva que hoy denominamos memoria filética, que guarda el hombre como parte de su ser y de esa memoria surgirían instintos no aprendidos, actos o acciones que no se basan en experiencias previas, sino que surgen como algo “inspirado”, como una “visión” que este inconsciente a veces revela a la conciencia.

Cuando algo se revela del contenido de la memoria filética, esa revelación no es completamente nítida y aparece como una reminiscencia, en el sentido de un recuerdo vago e impreciso. Si de acuerdo a algunas teorías, el saber del hombre se encuentra en esta memoria filética (todo el saber), sería cierta la deducción que Platón realizó al pensar que el hombre, frente al conocimiento, operaba como si estuviera inmerso en una cueva y sólo podía percibir sombras. La reminiscencia o recuerdo impreciso, actuaría acá con la acepción de la RAE como “facultad del alma con que traemos a la memoria aquellas imágenes de que estamos trascordados o que no tenemos presente”. Esto se puede traducir como que realmente tenemos todas las ideas e imágenes posibles en nuestra mente, pero sólo algunas de ellas se nos harán presentes alguna vez en la vida, a través de una especie de reminiscencia involuntaria, a la que luego veremos como “el saber” que propone Jung.

Por esto, la memoria filética, más comúnmente, suele manifestarse normalmente como sueños, ensueños, fantasías, devaneos y, en ciertos momentos de éxtasis, como “revelación” o “visión” que se muestra como una alucinación. Las formas de manifestación del inconsciente colectivo tendrían el carácter de “categorías universales” o de “éternels incrées” (“presencias eternas que pueden no llegar a ser percibidas por el conocimiento”) , pero que en algún momento surgen a la conciencia y determinan conductas, estilos de vidas, creencias o costumbres, incluso opiniones o puntos de vista.

4 COLLECTED WORKS, Vol. 9, part 1 “Archetypes and the collective unconscious”, Pantheon Books Inc. N. York

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De este inconsciente pueden surgir impulsos tanáticos, la conducta violenta, todos los tipos de instintos bajos (el arquetipo que Jung denomina la sombra). De esta función mental es probable que nos lleguen pulsiones que no estén, necesariamente, ligadas a las funciones vitales y que tampoco puedan tener en sí una finalidad concreta, salvo de ser el fermento o la masa para formar impulsos aprendidos o modificar los impulsos instintivos. Esas pulsiones son las que nos proveen también, en ocasiones, de fuentes de creatividad.

Otros de los arquetipos del inconsciente colectivo de Jung es el “saber” (del griego noético o noesis) que obraría como una especie de “visión intelectual” “pensamiento” “acto intencional de intelección o intuición”. Este saber noético sería una especie de símbolo del conocimiento o saber acumulado en el curso de los siglos prehistóricos e históricos y obraría como un saber ancestral, similar al de los animales que ya nacen sabiendo lo que tienen que hacer. Este es el saber que una vez que se manifiesta conscientemente da al hombre confianza en sí mismo, en su propio saber, lo que le permite alejarse o liberarse del influjo de sus padres o de otros hombres (auto dependencia). Este saber, cuando se da normalmente, hace que además de su propia confianza en sí, se sienta omnipotente y prometeico, en el sentido de que se sabe capaz de hacer muchas y diversas cosas. Es una especie de instinto que cuando decide desarrollar al nivel de conciencia, explota al máximo todas sus posibilidades intelectuales, físicas y sociales. Pero puede ocurrir que este saber noético también se presente como forma patológica en los cuadros conocidos como delirios de grandeza, estados oneroides de la esquizofrenia o en la fantasía de creerse hombre-dios (homo divinans).

Jung da a entender, sin explicarlo concretamente, que este saber noético es la causa de aquellas personas que están afectadas por algunas intuiciones y creencias que le parecen obvias y evidentes, a modo de dogma o postulado indiscutible, aunque no se sepa de dónde nuestra mente tiene esas intuiciones y creencias y si las mismas tienen o no suficiente base lógica. Lo más probable es que se trate de justificarlas a través de raciocinios o explicaciones no claras ni para el que ostenta dichas creencias ni para el que las escucha. Se terminan aceptando bajo la frase “creo porque sí” “así lo veo yo” “es mi opinión” “las cosas son como son y nada las cambia”, etc. El repertorio de frases para justificar la ausencia de explicación lógica e inteligible de una intuición o creencia, es tan amplio y diverso que no puede consignarse en breves líneas. Es probable que esto esté tras el mecanismo de las creencias, supersticiones, etc.

Otras veces, este saber actúa como “inspiración” acertada de muchas teorías o conceptos filosóficos que dan origen a descubrimientos transcendentales. Este pensamiento es el que da los personajes sociales que suelen actuar como profesores de premoniciones, parapsicólogos, astrólogos, profetas, caudillos, o presuntos líderes o sabios.

También fundamenta el “saber del viejo” (el diablo sabe más por viejo que por diablo) que se manifiesta por dichos o refranes populares y ciertas creencias sobre meteorología, medicina casera, ritos contra males, etc.

En alguna manera entronca con la magia oculta, la hechicería, etc. Así, explicaría a los predicadores y a los seguidores de determinadas sectas, al extremismo ideológico, al fundamentalismo religioso, a todo tipo de fanatismo y fatalismo. Incluso, en algunas manifestaciones de ese saber noético puede tener base una especie de sentimiento religioso primitivo, como es el que sustentan algunas tribus actuales o algunos pueblos de la Antigüedad.

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También del inconsciente nace la conducta refleja que contiene todos los reflejos congénitos o actos reflejos que en un momento determinado el hombre realiza en forma automática, sin intervención de la voluntad ni en forma consciente, aunque los realice en plena conciencia. Es decir, estando consciente, el hombre realiza actos reflejos inconscientes congénitos (reflejo de búsqueda y succión, reflejos defensivos, reflejo de prensión, etc.).

Otra probabilidad es que el inconsciente o preconsciente intervenga en los llamados pensamientos automáticos que son pensamientos breves, de los cuales la persona apenas percibe conscientemente, en cuanto a su contenido pleno y cierto. Por ejemplo, si un grupo de personas que han jugado a un mismo número de quiniela o de otro juego similar, este número sale premiado secundariamente, de forma tal que le permite recuperar el dinero invertido o ganar apenas un poco más, algunos interpretan a esto como un alivio alegre de no haber perdido, otros lo reciben como un fracaso (no haber ganado todo) y a otros le resulta indiferente, mientras que el jugador compulsivo lo aprecia como un “siga participando”. Estas diferencias de interpretaciones son causadas por pensamientos automáticos, tras los cuales hay un fondo de positividad o negatividad y esto podría explicar también la tendencia a actitudes positivas o negativas connatas (tendencias que se manifiestan apenas se nace).

Estas tendencias inconscientes a una determinada conducta o comportamiento o interpretación de la realidad están dentro del misterio ontológico o misterio del ser humano, como podría ser la tendencia homosexual. Naturalmente, nos referimos a las tendencias no adquiridas, aunque es posible que estas tendencias en unos sean congénitas y en otros adquiridas. Pero quienes la adquieren por aprendizaje o por deliberación voluntaria, quizás, tengan el trasfondo inconsciente.

Las características del inconsciente

Siguiendo a Weiss,5 el inconsciente es un “sistema que se extiende más allá del alcance de la introspección”. Con esto, el autor nos quiere decir que el inconsciente es un acto íntimo, subjetivo totalmente, pero dado que la introspección es un acto consciente para sondear lo interno, la mismidad, la subjetividad, la subjetividad inconsciente queda fuera del alcance de esa introspección, por ser algo fuera de la conciencia. Dicho de otro modo, cuando opera la conciencia de cualquier forma, el inconsciente queda oculto e inalcanzable, fuera de todo intento directo de exploración. Una persona no puede investigar ni conocer su propio inconsciente, a menos que éste llegue de algún a la conciencia.

Por esta razón, Weiss que “puede ser explorado sólo por vía indirecta; en otras palabras, su naturaleza y su modo de funcionar puede ser estudiados sólo mediante el análisis de aquellos productos de los procesos que llegan al conocimiento del yo” (por yo debe entenderse a la conciencia). Sin embargo, el propio Weiss que afirma que el inconsciente está más allá de la introspección, deja entreabierta la posibilidad de que, de algún modo, esa introspección, usada bajo un método y una dirección, como puede ser el psicoanálisis, pueda intervenir en el estudio de los fenómenos inconscientes. Cuando el psicoanalista pregunta y el psicoanalizado busca indagar sobre la respuesta, debe obligadamente realizar una introspección concentrada.

5 Edoardo Weiss – LOS FUNDAMENTOS DE LA PSICODINÁMICA, Editorial Psique, Bs. As. , 1957

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Siempre que se investiga psicológicamente los contenidos mentales conscientes, a través de estos hay fenómenos que dejan entrever una actividad mental inconsciente que suele conocerse como “actos o frases fallidas”.

Así, Weiss distingue entre:

1. contenido mental manifiesto : que son los datos conscientes obtenidos por la introspección

2. contenido mental latente : que son los fenómenos inconscientes obtenidos por medio de la interpretación

El autor destaca que las conclusiones sobre los contenidos y el proceso de cómo funciona el inconsciente, son temas en discusión con muchos puntos inciertos. Actualmente no es posible responder con certeza absoluta sobre impulsos, factor hereditario de los contenidos mentales y tipos de conductas y varios problemas relacionados con la conciencia y el inconsciente. Distingue que en el inconsciente “hay profundidades insondables” pero que también hay elementos mentales conscientes que no pueden, sin lugar a dudas, ser plenamente explicados por otros datos también conscientes. Así, por ejemplo, cuando una persona teme una situación determinada, comprendida y conocida, entiende plenamente “la razón de su reacción emocional” y siente que “hay una evidente conexión entre la reacción del individuo y sus pensamientos conscientes”.

Pero otra cosa distinta es cuando la persona “es incapaz de reconocer la causa de su miedo, y esto constituye un punto de partida para la investigación de los procesos inconscientes; lo mismo puede decirse de todos los impulsos, de los contenidos de los sueños y de algunas alucinaciones”. La hipnosis ha demostrado como puede existir una motivación inconsciente de los pensamientos conscientes. Bajo el estado de hipnosis, el individuo está prácticamente inconsciente y el hipnotizador imparte indicaciones u órdenes que luego, cuando el individuo sale de la hipnosis (“despierta”) comenzará a proceder de acuerdo a lo indicado bajo hipnosis, pero en forma consciente. Realiza actos conscientes o tiene pensamientos conscientes que han sido inducidos por la hipnosis. Algo similar ocurre con la sugestión en el fenómeno de la autosugestión.

También suceden otras similitudes cuando los padres introyectan en el niño la idea “obligatoriedad” de obedecer y de identificarse con sus padres y familia. El niño incorpora estos actos conscientes en forma consciente, con el fenómeno conocido como “represión interior” (especie de autocensura) y que Freud denominó “súper-yo”. Este “súper-yo” no es plenamente consciente y está en el límite entre el inconsciente y el pre o subconsciente. Mientras no actúa es inconsciente, pero al momento de ponerse en marcha, actúa no conscientemente sino en forma pre o subconsciente. Este “súper-yo” pueden ser barreras morales o éticas muy fuertes, a tal punto, que aún en estado de inconsciencia, como sucede en la hipnosis, una persona se resiste a determinadas órdenes o conductas sugeridas, debido a la presión represiva del “súper-yo”. El mismo Freud reconoce que esto constituye un “impulso pasivo” que precede al desarrollo de la capacidad crítica.

Este criterio justificaría la idea griega de la ethos que según la concepción de Ricoeur constituía el “núcleo ético-mítico” el que “se trata del sistema de proyectos que posee un grupo inconsciente o existencialmente aceptado y no críticamente establecido”. Pero Freud centra la idea de impulso pasivo en la tendencia original e innata a la identificación y a la obediencia, a

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los que describe como incompatibles con la actitud emotiva del individuo bien adaptado a la realidad. Con estos, y otros conceptos, lo que Freud quiso señalar es que aunque los impulsos surgen del inconsciente, algunos son aceptados por la conciencia (yo) y otros no, porque sólo son aceptados condicionalmente o rechazados del todo (según lo que dicte el súper-yo, o represión; o la ética o moral o creencia previa)

Una de las formas de investigar el inconsciente, usado en el psicoanálisis es el llamado libre asociación de pensamientos donde se estimulan muchos pensamientos y recuerdos y el individuo trata de captar todas estas asociaciones, sin hacer caso de ninguna objeción crítica que pueda surgir contra ellas (obvia el súper-yo). Esto constituye un modo de pensar distinto y opuesto al pensar acostumbrado y que es familiar al individuo, pues en la libre asociación de pensamientos el sujeto aplica su capacidad introspectiva a la elaboración de ideas que surgen espontáneamente y se expresan libremente, sin barreras represivas de ninguna naturaleza.

De este método, Weiss comenta: “No es el razonamiento, sino el proceso de las libres asociaciones el que nos proporciona los datos necesarios para comprender las conexiones existentes entre el contenido en consideración y las situaciones emotivas que lo han provocado” Bajo el proceso de la libre asociación, el pensamiento lógico queda en suspenso y sólo se recurre a él cuando quieren analizarse las expresiones obtenidas por la libre asociación de pensamientos. Muchos impulsos pasivos de otra naturaleza distinta a los dados por ejemplos, suceden cuando el individuo se niega inconscientemente a reconocerlos implícitamente, como ocurre con el olvido de sueños.

Por ejemplo, el fumador o el vicioso de otra drogadicción (drogas, alcohol), saben íntimamente que su conducta es dañina o no aceptable, pero no reconoce conscientemente este hecho, como si tal cosa le ayuda a poder consumar su adicción. Lo mismo le sucede al obeso que rehúsa toda dieta y niega que su gordura sea fruto de comer excesivamente. O al diabético que no sigue una dieta estricta para no abandonar ciertas costumbres alimentarias (evitar exceso, dulces, etc.). Por esta razón, los terapeutas sostienen que la curación de estos males comienza cuando el afectado “reconoce a plena conciencia” de que padece una adicción o comete el error de no seguir pautas de conductas que le preserven la salud. “Tomar conciencia” del error o del impulso pasivo, puede llevar a controlar tales impulsos y en determinados casos en que dichos impulsos sean nocivos, evitarlos.

En el psicoanálisis, la catexia es lo referido a la “concentración consciente o inconsciente de la energía mental en una persona, idea u objeto” . Para Weiss, “el yo pierde la catexia durante el sueño, lo que quiere decir, que tampoco el sistema preconsciente queda investido de catexia. En realidad, apenas el yo se queda dormido, cesa de pensar. Un individuo que no puede librarse de sus pensamientos, como sucede cuando tiene disgustos o preocupaciones muy graves, acaba por superar la tensión emotiva, o basta que el sufrimiento haya aplicado suficientemente el conflicto interior. De todos modos, durante el sueño sin sueños, el campo del yo, que durante el estado de vigilia comprende en potencia el preconsciente, queda privado de catexia. Vemos así que los contenidos preconscientes de la vida en estado de vigilia sufren una extraña metamorfosis en cuanto el yo pierde su catexia. Parece ser que es propia del yo una especial capacidad de ‘ligar’ o ‘fijar’ tales contenidos en virtud de la cual los contenidos mentales quedan inalterados, para que puedan ser pronto reconocidos y usados, correcta y lógicamente siempre que el yo necesita disponer de ellos. Cuando el material preconsciente pierde su conexión con la unidad de la catexia integradora y adaptada a la

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realidad, es decir, con el yo, tal material se desprende del yo y los elementos mentales, no estado ya investidos de la catexia del yo, sufren ciertos cambios”.

De este manera, los actos preconscientes, e incluso algunos conscientes, desligados del yo (pérdida de la catexia) queda relegados a un plano inconsciente y se automatizan pasando a la forma de sueños o de síntomas neuróticos, propios de los “procesos de ello” (en el lenguaje de Freud el “ello” es el inconsciente). Se sustituye a la realidad por figuras abstractas o a las figuras abstractas se las convierte en símbolos investidos de realidad, de manera, que tales sustituciones de carácter general tienen una significación “simbólica”.

¿Qué significa todo esto? Weiss lo explica así: “Estos sorprendentes fenómenos propios del inconsciente obedecen al ‘proceso mental primario’ que consiste en el estado “libremente flotante” de las catexias. Las cargas de energía que invisten a las representaciones inconscientes individuales no están ligadas a éstas, sino que puede pasar a otras representaciones unidas a las primeras por conexiones asociativas. Puesto que este fenómeno es incompatible con toda forma de adaptación a la realidad, deja perplejo a quien lo considera desde el punto de vista de nuestra actividad mental consciente y preconsciente. En efecto, tal estado de libre desplazamiento de las catexias da lugar a diferentes consecuencias. En el inconsciente una representación puede sustituirse con otra sin ninguna razón lógica, sino solamente a base de un motivo superficial y muchas veces incompatibles. En el sueño y en el síntoma neurótico, una persona o un objeto puede aparecer en el lugar de otra persona o de otro objeto; un tipo de actividad o de función puede ser ‘simbolizado’ por otro. En los sueños y alucinaciones, además, las catexias de dos o más representaciones pueden condensarse en una sola imagen, que recibe así una mayor intensidad perceptiva o afectiva”. En virtud de estos procesos, y otros, Weiss concluye que “es evidente que el contenido del inconsciente comprende todos los impulsos y todas las experiencias personales (que fueron algunas vez conscientes) que han sufrido la represión. Tales contenidos constituyen el inconsciente personal de cada individuo”.

La represión acá significa la referencia a la represión de los estados del yo consciente en el hecho de que la catexia preconsciente del yo actual es retirada de las representaciones de tales estados del yo. Volvemos así, a la idea de que todo lo que “desliga” del yo y la preconciencia (retiro de la catexia). Es posible que este análisis del inconsciente que realizan los psicoanalistas con Freud a la cabeza, sea una explicación aceptable de la “energía mental” que se moviliza desde la conciencia (el consciente) hasta la inconsciencia (el inconsciente) desde el punto de vista que ellos lo ubican. Incluso, es mérito de la escuela freudiana de haber incursionado sobre el misterio de la inconsciencia y de haberla traído al centro de atención del estudio científico en la psicología y en la psiquiatría. Pero es indudable que la movilización energética mental va más allá de todo esquema o aparato descriptivo, de toda concepción rígida o cientificista. Es un fenómeno que sólo puede ser mejor comprendido como “fenómeno espiritual” y que, como antes afirmamos, tanto lo consciente como lo inconsciente están formando parte de un solo bloque fenomenológico y, por lo tanto, son parte de una misma cosa. Separarlos en procesos distintos aunque imbricados no explica mejor su naturaleza.

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CAPÍTULO II

ANATOMÍA DE LA MEMORIA

Los circuitos mnésicos o circuitos de la memoria

Los circuitos mnésicos son circuitos neuronales son los grupos de neuronas cerebrales que se ponen en marcha cuando necesitamos guardar el conocimiento de algo como recuerdo o aprendizaje. No hay dudas que la enseñanza, el aprendizaje y todo el quehacer del hombre se basan en su memoria. Más aún: hay autores que afirman que memoria y aprendizaje, desde el punto de vista funcional, es lo mismo.6 Los circuitos mnésicos son los responsables de todas las formas o tipos conocidos y desconocidos de memoria. Ninguna actividad humana sería posible si no existiera la memoria. Pero nos ocurre algo muy particular: consideramos a la memoria y hablamos de ella como si fuera una entidad física diferenciada que sabemos que está en alguna zona de nuestra cabeza, como una especie de álbum o almacén de fotogramas de películas mentales, al que pudiéramos conectar a voluntad una y otra vez. Esto nos lleva a considerar como “normal” quejarnos de tener “mala memoria”, como quien se queja de tener caries dentales o pies planos. Lo cierto es que la memoria está muy lejos de ser algo tangible como lo es un determinado órgano de nuestro cuerpo. Lo apropiado sería considerarla como función fundamental de todo cerebro vivo, más que un organismo material.

El cerebro cambia a medida que pasan a través de él los mensajes recibidos. Esa modificación o cambio, ya se produzca en períodos de tiempo cortos o en fases largas, confiere al cerebro la facultad de recordarla ante el requerimiento de la misma para sacar provecho de ella. Sin esta facultad nos sentimos “faltos de mente”, incapaces de aprender, de leer, de escribir, entender, hablar e, incluso, de pensar. La ausencia de memoria nos impediría comprender y comunicarnos, al no poder hablar ni pensar. La memoria trabaja en la vigilia y en el sueño (nos permite recordar las ensoñaciones) y toda la información queda “registrada” en complejos circuitos. La adquisición de memoria consiste básicamente en la modulación de las sinapsis, los contactos entre neuronas. Las memorias están formadas por la facilitación de las uniones sináptica entre agregados neuronales que representan aspectos singulares del entorno o del interior del propio organismo. Esto hace que todas las memorias sean esencialmente asociativas, de forma tal que la información adquirida, guardada y recordada puede ser gestada por determinadas moléculas o grupos neuronales individuales, pero el mecanismo mnésico dependerá principalmente de la asociación de redes neuronales.

Donald O. Hebb7 propuso la idea de que, cuando una neurona excita a otra, repetida e persistentemente participa en su activación, produciendo cambios metabólicos o de otra naturaleza en una de esas células o en ambas, a de aumentar la eficacia de la primera para excitar 6 Hay principios fundamentales que diferencia memoria de aprendizaje: la memoria recoge un dato de conocimiento y lo guarda para después recordarlo o relacionarlo con otros datos. Nada más. Al aprendizaje es un entrenamiento para recoger determinados datos útiles que necesariamente deberá memorizar primero para usar después para desarrollar un determinado comportamiento u obtener un conocimiento específico de una disciplina concreta, como es el caso del conocimiento científico. Luego, se “memorizan datos”, se “aprenden habilidades y conocimientos”. Ergo, la memoria es pura función mental o intelectual, el aprendizaje es función mental o intelectual pero también es praxis, es motor volitivo y modulador emocional e intelectivo.7 Hebb, Donald O. – ORGANIZATION OF BEHAVIOR, Wiley, N. York, EE.UU. 1949

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a la segunda. Los estudios en animales invertebrados y en el encéfalo de mamíferos demostraron que en los invertebrados los cambios son metabólicos mientras que en los mamíferos constituye un fenómeno eléctrico duradero de facilitación sináptica que resulta de la transmisión de impulsos a través de la sinapsis. Esto ocurre principalmente en la potenciación a largo plazo.

Explicó Hebb el llamado principio de la convergencia sincrónica cuyo enunciado sintetizó de esta forma: “dos células o sistemas que reiteradamente se muestren activos al mismo tiempo, tenderán a convertirse en ‘asociados’ de suerte tal que la actividad de uno facilita la actividad del otro”. En la corteza, muchas fibras que portan informaciones sensoriales convergen en las mismas neuronas. Sumando informaciones coincidentes en el tiempo, estas neuronas se asociarán entre sí hasta el punto de que podrán mutuamente substituirse para activar otras células.

Tendremos así dos tipos neuronales:

1. las neuronas de entrada de información (input neurons) (neuronas de almacenamiento)

2. y las neuronas de salida de información (output neurons) (neuronas de evocación).

Las interconexiones entre neuronas de entrada y de salida se verán reforzadas por fibras recurrentes que favorecen los procesos asociativos debidos a las interconexiones neuronales en verdaderas asociaciones celulares que constituyen unidades funcionales de memoria.

Luego, las memorias o imágenes sensoriales elementales se formarían en módulos celulares que ubican en áreas sensoriales o extrasensoriales de la corteza. Una representación neuronal formada por una combinación de módulos y áreas en amplias extensiones de la corteza de asociación, sería la representación neuronal de nuestras memorias personales.

Hayek8 propuso una extensa red o “mapa” de neuronas corticales que representaría en su estructura de conexiones, las asociaciones que forman la esencia de cualquier percepción y cualquier memoria.

Los circuitos mnésicos, anatómicamente, comprenden:

1. corteza cerebral2. sistema límbico (circuito de Papez)3. redes o interconexiones neuronales (circuito de Hayek)

Corteza cerebralÁreas sensoriales primarias

En la corteza, los circuitos mnésicos se desarrollan desde los niveles inferiores, es decir, desde las áreas corticales sensoriales o motoras hacia las áreas de asociación. Este crecimiento ascendente se basa en:

conexiones laterales

8 Friedrich von Hayek, premio Nóbel de economía, 1976

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conexiones de acción proyectiva (feedforward) retroalimentación (feedback)

En el primer escalón de las jerarquías resultantes residen los módulos neuronales que por asociación, forman redes elementales de memoria sensorial y motora. Estas jerarquías constituyen los bloques básicos de las redes multisensoriales y motoras complejas, que a su vez originan redes más elaboradas e idiosincrásicas de la corteza asociativa. Y éstas prestan soporte a la memoria declarativa o explícita, a la no declarativa o implícita y a la procedimental. El mecanismo subyacente de la memoria cortical y sus interconexiones involucran acciones de neurotransmisores y sus receptores que luego estudiaremos. Estos mecanismos son cruciales para la consolidación de la memoria cortical, para la conversión de la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo. Las cortezas primarias proporcionan a la corteza de asociación los elementos de la experiencia que, por asociación sincrónica crean o facilitan sinapsis en las redes de la memoria individual.

Del mismo modo que en la evolución, la neocorteza de asociación experimenta un desarrollo tardío y mayor que la corteza sensorial o motora primaria. La neocorteza de asociación, sustrato de la memoria más personal, no alcanza la maduración plena hasta la juventud y probablemente conserva la plasticidad sináptica durante toda la vida. En la corteza cerebral humana puede reconocerse dos grandes gradientes de desarrollo: uno en su parte posterior, que comprende los lóbulos: temporales, parietal y occipital y otro en la corteza del lóbulo frontal. El primero marca el desarrollo de las áreas implicadas en la percepción; el segundo, el de las áreas involucradas en el movimiento y la acción. Las últimas en desarrollarse son las áreas de asociación de las regiones temporal y parietal y la corteza prefrontal en el lóbulo frontal.

La mayoría de las veces, los recuerdos surgen de impresiones sensoriales. Antes de preguntarnos cómo almacena el cerebro una experiencia sensorial en forma de recuerdo deberíamos analizar cómo procesa la información sensorial. De hecho, la etapa inicial de cualquier investigación sobre este tema debe iniciarse con el estudio de la vía nerviosa responsable de la percepción visual. El sistema visual central comienza en el córtex estriado o corteza visual primaria, situada en la superficie posterior del cerebro y que, a través del nervio óptica y del cuerpo geniculado lateral, recibe información del mundo visible desde la retina. El córtex estriado dispone de un mapa sistemático del campo visual y cada porción de ese campo, activa un grupo diferente de neuronas. Sin embargo, el sistema visual no concluye en el córtex estriado, sino que también participa por interconexión el lóbulo temporal (córtex temporal inferior y subsuperficie del lóbulo temporal). Estos y otros hallazgos indican que la información visual se procesa secuencialmente a lo largo de toda la vía. Las neuronas que integran este circuito disponen de “ventanas” abiertas al mundo visible que, en las sucesivas estaciones irían ensanchándose tanto en extensión espacial como en complejidad.

Las neuronas responden en particular a diferentes propiedades físicas de los objetos (color, forma, textura, etc.) hasta que en las estaciones finales del circuito el córtex temporal inferior sintetiza la representación completa del objeto. La vía visual integra datos sensoriales y los transforma en experiencia perceptiva. Al parecer los datos que aportan los restantes sentidos se procesan de idéntica manera, de forma tal que experiencia y memoria están estrechamente ligadas.

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Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza, como un mecanismo de retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos mnésicos producen esa activación proyectándola sobre el área cortical. Esa retroalimentación refuerza y almacena la representación neural del episodio sensible que acaba de acontecer. Como consecuencia de esa retroalimentación inducida por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían algunos cambios en los que se mantendría el diagrama de conexiones y se formaría un recuerdo duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al reactivarse esa agrupación neuronal ante el mismo episodio sensible que la origina. La existencia de estos circuitos mnésicos nos está demostrando que la memoria es de naturaleza global. Se manifiesta por determinados grupos neuronales, por procesos en gradiente, por interconexiones, etc., pero en sí, el acto de memoria se da como algo en bloque y no en partes. La memoria, como aptitud o facultad mental es una sola cosa indivisible, pero se manifiesta diferentemente en cada situación o estímulo en particular. Es lo mismo que la esencia misma del hombre, la cual, siendo una, tiene componentes diferentes que obligan a separar lo orgánico de lo funcional, para estudiar sus mecanismos.

Ascendiendo en la jerarquía cortical de la memoria (y la percepción), cuando entramos en las áreas de desarrollo más tardío, nos introducimos en el sustrato de las redes más complejas y extensas de la memoria polisensorial y declarativa, tanto episódica como semántica. Aquí la topografía de las memorias resulta oscura debido a la amplia distribución de sus redes, que unen los dominios dispersos de la corteza de asociación, cada uno de los cuales representan distintas cualidades asociadas por la experiencia. Como estas memorias son más difusas que las memorias sensoriales simples, poseen también mayor solidez. Hay pruebas de que las memorias declarativas se distribuyen en la corteza posterior de asociación. Dichas pruebas inducen experiencias sensoriales y mnemónicas muy diversas, algunas con todas las características de la memoria episódica.

Otras pruebas proceden de los numerosos trabajos sobre amnesia retrógrada tras lesiones de la corteza posterior de asociación. En cualquier caso, sin embargo, la naturaleza y probablemente la amplia distribución de las redes de memoria episódica hacen que sea difícil definir con precisión su topografía cortical. La memoria semántica se apoya en redes extensas de la corteza cerebral posterior, incluyendo el área de Wernicke, el tercio posterior de la circunvolución temporal superior. El conocimiento intelectual, integrado por todas las memorias, no tiene un sustrato anatómico conocido por lo que se deduce que ocupa la distribución cortical más extensa, dado que incluye todas las topografías mnésicas conocidas y las desconocidas. Tiene experiencias particulares múltiples y profusas asociaciones entre modalidades. Semejante distribución de sus redes es lo que le proporciona tan excepcional y tremenda robustez.

La corteza del lóbulo frontal es la base de los niveles superiores de la jerarquía de las memorias motoras. En el nivel cortical inferior está la corteza motora primaria, sede de la memoria filética, que representa, y media, los actos motores elementales. Estos actos están definidos por la contracción muscular. Por encima de la corteza motora primaria, siguiendo gradientes de desarrollo y conectividad de la jerarquía motora, está la corteza premotora. En coordenadas espaciales y temporales, la representación y el procesamiento del movimiento en esta corteza son más complejos que en la corteza motora. Se ha comprobado que las redes premotoras codifican actos motores definidos por su objetivo, secuencia y trayectoria.

La corteza prefrontal es la corteza de asociación del lóbulo frontal y constituye el nivel superior de la jerarquía motora. Recibe conexiones de fibras de estructuras subcorticales y límbicas, así como de otras áreas de la neocorteza. Portan hasta la corteza prefrontal,

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información relativa a los estados internos y al medio exterior. Largas fibras aferentes unen las redes de memoria perceptiva de la corteza posterior con redes motoras prefrontales, formando así asociaciones perceptivo-motoras en el nivel superior. Las áreas corticales prefrontales representan en sus redes los esquemas de acciones secuenciales dirigidas a un objetivo. Tras la práctica intensa, las representaciones frontales de las acciones parecen reacomodarse en estructuras motoras inferiores, sobre todo en ganglios basales. Una jerarquía de áreas frontales aloja una jerarquía de memorias motoras. Las memorias y habilidades motoras (memoria procedimental) están codificadas y almacenadas en redes prefrontales y premotoras, al menos en sus estadios iniciales de aprendizaje. Cuando se ha aprendido una secuencia motora hasta hacerla automática, su representación parece relegarse a estructuras inferiores.

Pero ciertas tareas continúan dependiendo de la corteza frontal. Éste es el caso de tareas que contienen contingencias temporales variables entre estímulos y respuestas motoras, tales como las tareas demoradas. La ejecución correcta requiere entonces un acto de integración temporal (temporaria) que descansa en la función integradora temporal de la corteza prefrontal. Un determinado nivel de estrés agudo libera dopamina en la corteza prefrontal durante 30 a 40 minutos. Esta liberación DA se debe fundamentalmente a la activación con estímulos emocionales sobresalientes o relevantes. La liberación DA está íntimamente ligada o depende de la transmisión glutamatérgica, estableciendo una estrecha relación glutamato-dopamina en la corteza prefrontal. De ahí que la liberación de DA puede ser bloqueada por antagonistas de receptores AMPA. Recordemos que por estos y otros mecanismos la corteza prefrontal controla de algún modo, la actividad emocional al procesar estímulos y de este modo influye o controla la actividad de otras estructuras encefálicas, en particular, la amígdala que es, de alguna manera, el centro de procesamiento de emociones e instintos, entre otras funciones. Por esto, si la corteza prefrontal llega a alterar su funcionamiento de algún modo, la amígdala queda liberada del control prefrontal y se produce un desnivel o descontrol en la manifestación emocional e instintiva, e, incluso, en los procesos mnésicos.

La memoria cortical tiene una amplia distribución y una composición mixta. En las memorias perceptivas, las imágenes obtenidas de la actividad neuronal en funcionamiento a través de SPECT o RMN durante se realiza una tarea de memoria, muestran activaciones variables y pobremente definidas de la corteza posterior, pero, sólo parecen activadas fidedignamente aquellas áreas que procesan las características sensoriales del memorándum. En el lóbulo frontal, sin embargo, las áreas prefrontales se activan siempre que el memorándum se retiene para la acción prospectiva. La activación metabólica de las áreas prefrontales durante la retención de señales visuales o verbales para respuestas manuales o verbales, está hoy bien documentada.

Las activaciones prefrontales reflejan la activación de la memoria motora y, por unión funcional con la corteza posterior, la activación persistente de la memoria perceptiva. Por esto, la memoria operativa (working memory) no es más que la activación temporal, ad hoc, de una extensa red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. El componente perceptivo de dicha red podría ser recuperable y expansible por un nuevo por un nuevo estímulo o experiencia. La memoria operativa tiene el mismo sustrato cortical que el tipo de memoria a corto plazo tradicionalmente considerada como la perta de la memoria a largo plazo. Ambas encajan en la categoría de memoria activa, que sólo difiere de la memoria a largo plazo pasiva en el estado de la red, no en su distribución cortical. De lo anterior, se infiere que la dinámica cortical para evocar memoria episódica es la misma que para evocar un estímulo familiar, tal como la señal en la tarea demorada. Esta señal está representada en la corteza posterior.

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Pero sabemos que la corteza prefrontal es esencial para toda la memoria operativa de cualquier señal conducente a la acción prospectiva. Por eso, es que esta corteza revista tanto interés para la secuenciación de la conducta, el pensamiento y el habla, funciones todas que requieren memoria operativa. La memoria operativa aparece vinculada con la memoria a largo plazo cuando se realiza una tarea con demora. La señal para recordar es una memoria antigua reactivada. Podría no evocar los episodios que condujeron a la adquisición de su significado, pero sí evoca su significado al igual que evoca la memoria procedimental de la tarea. En otras palabras, esto ocurre porque la persona “ha estado antes allí”, por lo que puede realizar la tarea. Las viejas memorias se activan para su uso a corto plaza en cada una de sus etapas. Cuando la secuenciación motora o la integración temporal requieren la retención durante cierto tiempo de una memoria perceptiva antigua, tal como ocurre en cualquier tarea demorada, en tal retención intervienen la corteza posterior y la prefrontal. Un probable mecanismo subyacente es la reanudación de la actividad a través de circuitos recurrentes. La reentrada del impulso explicaría las descargas neuronales sostenidas que se han observado en ambas cortezas durante los períodos de retardo de las tareas demoradas. La correcta ejecución de tareas de memoria visual puede impedirse reversiblemente mediante el enfriamiento temporal de la corteza prefrontal inferior o de la corteza ínferotemporal en la persona activa. Estos resultados destacan el papel de las influencias tónicas de la corteza prefrontal en relación con la activación sostenida de la memoria visual en la corteza ínferotemporal.

Hay hallazgos neuroanatómicos que señalan núcleos del tálamo comunicados con estructuras límbicas y a su vez interconectados al neocortex frontal ventromedial que es un área de la corteza escondida bajo el frontis del cerebro. Bachevalier estudió lesiones quirúrgicas de esa zona que llevan a la profunda pérdida de la memoria recognitiva. Esto comprueba que la estación final del sistema visual y de los restantes sistemas sensoriales, está conectada con dos circuitos mnésicos paralelos que incluyen las estructuras límbicas del lóbulo temporal, sectores medios del diencéfalo y la corteza prefrontal ventromedial. Todo esto conduce a deducir que los depósitos más probables de la memoria son las áreas corticales donde toman forman las impresiones sensoriales.

Los circuitos mnésicos entran en juego con la corteza como un mecanismo de retroalimentación. Cuando un estímulo sensorial activa la amígdala y el hipocampo, los circuitos mnésicos reproducen esa actividad proyectándola sobre el área cortical (memoria cortical). Esta retroalimentación refuerza y almacena la representación neuronal del episodio sensible que acaba de acontecer. Esta representación neuronal adquiere la forma de una agrupación de muchas neuronas interconectadas de un modo determinado. Como consecuencia de esa retroalimentación inducida por los circuitos mnésicos, las sinapsis sufrirían cambios en los que se mantendría el diagrama de conexiones y se formaría el recuerdo duradero. El reconocimiento se produciría más tarde al reactivarse esa agrupación neuronal ante el mismo episodio sensible que la originó.

Finalmente, recordemos que existe un fenómeno de plasticidad en todo el cerebro, que tiene intervención en los cambios en los circuitos neuronales. En este fenómeno de plasticidad interviene principal y fundamentalmente el sistema límbico y la corteza y se denomina LTP (Potenciación de Largo Aliento). El estrés agudo puede modificar el LTP de la corteza prefrontal y de ese modo también interviene en la alteración de circuitos mnésicos.

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Sistema límbicoHipocampo y cuerpos mamilares: anatomía de la memoria

La función mental de la memoria queda incorporada a la fisiología del sistema límbico en el denominado circuito de Papez. Este circuito es un consiste en un conjunto neuronal ubicado en la corteza endorrinal, hipocampo, cuerpo mamilar, núcleo talámico anterior, de modo tal que el proceso mnésico nace en la corteza endorrinal, circula por los otros núcleos y retorna a la corteza endorrinal.

El hipocampo, estructura profunda del lóbulo temporal, desempeña un papel crítico en la formación de redes de memoria en la corteza asociativa. Evidencias experimentales y clínicas indican fehacientemente que las formaciones del cerebro límbico en el hipocampo son virtualmente el núcleo de todo proceso vinculado con el aprendizaje y la memoria (ambas funciones están íntimamente ligadas).

Para que la actividad o funciones mnésicas se realicen sin fallas, es necesario que estas regiones anatómicas estén ilesas o intactas bilateralmente. Se ha constatado que las lesiones hipocámpicas derechas provocan un menoscabo de la evocación de las caras, los modelos espaciales y las melodías musicales. En cambio, las del hemisferio izquierdo afectan el recuerdo del material verbal oído o leído. Además, hay que recordar que una afasia, una apraxia o una agnosia implican básicamente una alteración de la memoria. Esto se comprobó en los humanos que padecen lesiones hipocámpicas (Korsakoff, traumatismos, resecciones quirúrgicas, tumores, etc.). Se sugiere que el hipocampo suprime las entradas de estímulos no significativos o de interferencia mientras la atención se dirige a un grupo específico de señales. Los pacientes con lesiones en el hipocampo sufren de amnesia anterógrada: tienen graves dificultades para adquirir y consolidar nuevas memorias.

La adquisición y consolidación de nuevas memorias resultan de conexiones recíprocas entre el hipocampo y las áreas neocorticales de asociación. Es probable que el hipocampo, como cualquier estructura cerebral importante, no tenga una función única, sino que participe en varias. Posiblemente organice mapas cognoscitivos ordenando la información espacial y disponiéndola en una escala lógica multidimensional, organizando el “ingreso en el archivo” donde se almacena la información adquirida.

Cada “casillero” serían las neuronas receptoras de los estímulos que parten del mismo. Este modelo explica por qué las lesiones límbicas provocan grosero deterioro mnésico y por qué las lesiones alejadas del hipocampo (los “casilleros”) también pueden comprometer la memoria, pero en una modalidad específica o de manera más atenuada. También podría explicar por qué en los casos de lesión hipotalámica grave e irreversible, una persona es capaz de reorganizar rudimentariamente sus huellas mnésicas, planteando la pregunta de si algún “casillero” es capaz de reemplazar el archivo.

Estos “casilleros” están en todos los circuitos mnésicos cerebrales, los cuales comprometen al cerebro in toto como el operador de la memoria. A su vez, la posible existencia de “casilleros” sustenta la denominada “teoría multialmacén” por la cual se explica a la memoria comparándola con los modernos ordenadores o computadoras.

Esto es que el hombre analiza, trata y guarda la información para después “recuperarla” de la misma forma que el software o conjunto de programas de una computadora que sirve para

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realizar un conjunto de operaciones. A su vez, el sustento orgánico es considerado como el hardware o infraestructura que usan dichos programas (esto corresponde al concepto de anatomía de la memoria). El programa o software de la memoria sería un conjunto de apartados o almacenes distintos y con características diferentes, en los que se va almacenando sucesivamente la información y ese conjunto de almacenes funciona con un proceso de control que fiscalizaría y determinaría el paso de una información de un almacén a otro. Esta teoría permite explicar en parte la memoria como retención de datos, su función de recordarlos y, también, la función de supresión u olvido de alguno de esos datos.

El hipocampo, además del papel preponderante en las funciones del aprendizaje y la memoria, también, está relacionado con la memoria de la secuencia de los eventos, como es la propia biografía. Por sus funciones, el hipocampo es el organizador principal de la memoria de otras áreas cerebrales. Pero no es el “almacén de recuerdos” (donde se guardan los engramas) sino es una especie de catálogo o índice que guarda el conocimiento de dónde están los engramas (reconocedor de engramas)

Conocida así la “anatomía” de la memoria, los mecanismos o procesos de la misma está sujeta a neurotransmisores y neuromodulares relacionados con la memoria, de los cuales el sistema colinérgico central es el principal actor. Todo ocurre como que es más útil considerar la existencia de un farmacosistema colinérgico que una estructura anatómica definida. Este concepto permite tener en cuenta todas las neuronas diseminadas por el cerebro que interactúan gracias a la transmisión colinérgica. También permite la investigación de un patrón particular de alteraciones mnesicocognoscitivas producidas por fármacos colinérgicos y qué grado de especificidad tiene el farmacosistema en las pruebas de rendimiento con el auxilio de drogas anticolinérgicas. Uno de los hallazgos más recientes demostró que los receptores colinérgicos de las células piramidales del hipocampo tiene la sorprendente características de comportarse como muscarínicos o nicotínicos indistintamente. Estos efectos en la periferia están mediados por dos tipos de receptores diferenciados y separados entre sí. Los receptores colinérgicos cerebrales “híbridos” del hipocampo, sugieren la posibilidad de un sistema colinérgico específico y de características no conocidas aún. Esto explicaría algunos efectos llamativos de las drogas colinérgicas sobre el aprendizaje.

Las conclusiones hipotéticas entienden que la memoria es, en esencia, una ampliación de la conductividad sináptica en el sistema colinérgico y que existe un nivel crítico de acetilcolina necesario para permitir un funcionamiento óptimo de estas situaciones mnésicas. Un déficit de acetilcolina impediría que dichas sinapsis alcancen el umbral necesario para la descarga de impulsos, en tanto que un exceso del neurotransmisor daría lugar a un bloqueo por despolarización. Esta teoría, aunque demasiado esquemática, es interesante desde el punto de vista neurofisiológico. En el hipocampo y sus conexiones con la corteza también interviene el sistema glutamatérgico-gabaérgico y sus receptores.

El hipocampo participa tanto en la reactivación de una red neuronal para el recuerdo o reconocimiento de datos guardados en la memoria, como en los procesos neuronales de formación de la memoria. Esto hace sospechar que tal vez los mecanismos de las redes de memorias nuevas son como una especie de expansión de las antiguas y da pie a pensar que si los mecanismos de los procesos neuronales de formación y recuperación de memoria no son idénticos, es muy estrechamente relacionado entre sí.

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Amígdala y la memoria emocional

La amígdala, otra estructura del lóbulo temporal y parte del sistema límbico, es imprescindible para la evaluación del significado afectivo y emocional de las percepciones, interviene también en la formación y consolidación de la memoria, especialmente en la memoria emocional. También la amígdala tiene especializaciones. Muchas de las contribuciones a la memoria, características de la amígdala, las sugirió su singular neuroanatomía. El número y la variedad de sus conexiones sugieren su funcionamiento como central básica de asociación para los recuerdos. Procesa todos los recuerdos y los asocia entrecruzándolos específicamente. Por ejemplo, ver una ciruela madura nos hace recordar su sabor. Para que este cruzamiento sea posible debe, necesariamente, existir un intercambio entre las áreas corticales que almacenan los recuerdos correspondientes a cada percepción. Hoy se sabe que la amígdala es el centro cerebral intermediario de esas asociaciones y existe el reconocimiento de que la amígdala sirve de intermediaria en la asociación de recuerdos formados por diferentes sentidos. Además, toda experiencia sensible suele tener una carga emocional y la asociación entre ambos también es función de la amígdala.

La amígdala es un área muy rica en neurotransmisores, en especial opioides u opiáceos endógenos. Las pruebas experimentales que hoy disponemos tienden a sugerir que las fibras que contienen opiáceos discurren desde la amígdala hacia los sistemas sensoriales, liberando dichos opiáceos en respuesta a estados emocionales generados por el hipotálamo. Por este mecanismo, la amígdala permitiría que las emociones influyeran en lo que se percibe y aprende. La reciprocidad de efectos entre la amígdala y el córtex explica porque tanto en monos como en humanos, los episodios ligados con carga emocional provocan una impresión y dejan un recuerdo indeleble.

Interacciones entre amígdala e hipocampo

La amígdala interviene en el circuito mnésico como moduladora de la formación de memoria y de la función de evocación o recuerdo. El hipocampo forma la memoria, pero la amígdala modula esa función bajo el control de la corteza prefrontal. A su vez, el hipocampo detenta la función de evocación, la cual está también bajo el control de la amígdala. Este concepto de interacción es parte del concepto general de que todos los fenómenos mentales e intelectuales funcionan en un solo bloque, en el cual no es posible determinar con precisión cada función. Se establecen conceptos, datos y conocimientos de las funciones mentales a medida que las investigaciones neurocientíficas avanzan en biología molecular, el perfeccionamiento de las imágenes del encéfalo mientras éste se encuentran en plena función y el fenómeno de alteración de la mente a través de cada mecanismos fisiopatológico y el estudio anatomofisiológico de lesiones específicas. Precisamente, una alteración de la amígdala demuestra como se desregula la función del hipocampo.

Colofón

Aunque las neurociencias batallan con denuedo por descifrar los mecanismos anatomofisiológicos de la memoria, la lucha, según nuestro parecer es ardua y perdida de entrada. Los nuevos aparatos tecnológicos han perfeccionado el rastreo de los fenómenos mnésicos a nivel molecular y genético. Pero nada de lo que se encuentra o se sabe abarca al fenómeno memoria en todo su sentido, esencia y extensión.

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Creo, junto con un grupo de pensadores modernos, que la memoria es un fenómeno total y totalizador y que no ubica en modo especial en un centro determinado. Se vale de muchas neuronas y vías y neurotransmisores, pero todo eso no es específico ni determinante.

De ahí, que cuando un científico honesto debe opinar sobre la memoria, lo primero que asevera es: algo que todavía no se conoce bien. Es posible según las nuevas tendencias sobre las funciones espirituales, que la memoria, como una principal función espiritual, sea una energía que está en todo el cuerpo. Esto debe parecer aventurado y fantasioso como todo lo estrictamente espiritual. Pero muchos hechos fenomenológicos están tras esta razón.

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CAPÍTULO III

FISIOLOGÍA DE LOS CIRCUITOS MNÉSICOS

Biología molecular de los mecanismos o procesos de la memoria

Hay muchas teorías sobre los mecanismos de la memoria humana, pero lo correcto es que no se sabe a ciencia cierta cuáles son los mecanismos reales y donde asienta el lugar de almacenamiento. Por esta razón hicimos la anterior digresión a modo de colofón. Se conoce

que todo se debe a circuitos neuronales y complejas sinapsis con cambios bioquímicos y que intervienen diversas moléculas a través de neurotransmisores y otras sustancias.9 Se cree que uno de los responsables de este mecanismo puede ser el RNA dado que éste interviene en la elaboración de proteínas mediadoras en los procesos electroquímicos de la conducción nerviosa. Luego, RNA, neurotransmisores y otros elementos se conjugan en la delicada operación de la memoria, la que opera a través de diversos circuitos. La destrucción de circuitos y/o el exceso o falta de neurotransmisores (como ocurre en el Alzheimer) deterioran gravemente la memoria.

El bloqueo del RNA por fármacos también bloquean o alteran gravemente la memoria, aboga en favor de la intervención del RNA. Pero la memoria puede ser alterada por otros factores como el estrés o enfermedades que alteren la atención o el pensamiento. También la alteración de sentidos como la audición y la vista pueden influir en la memoria. El mecanismo principal de la memoria contempla los pasos siguientes:

1. El estímulo percibido ingresa al hipocampo, primer receptor de memoria o preceptor de estímulos, donde las neuronas procesan los datos a través del AMP cíclico. El hipocampo es el centro de la memoria reciente, temporal, anterógrada y de corto plazo (almacenamiento de la memoria reciente y de corto plazo). El AMPc es sólo un mensajero intracelular, de acción catalítica y proveedora de energía.

2. Es probable que por acción del AMPc, el RNA de las neuronas de hipocampo procesen una proteína denominada CREB (teoría Brent Tully- Eric Kandel).10 Esta proteína será la responsable de proseguir la transmisión de recuerdos para continuar el proceso de memoria y llegar a la memoria duradera, retrógrada, de largo plazo. La CREB actúa al nivel de sinapsis entre neuronas hipocampo y neuronas de la corteza cerebral. Es una especie de grabadora de recuerdos, a los que descarga en la corteza cerebral. La CREB está regulada por mecanismos estimuladores y mecanismos inhibidores. Se cree que la afectación de la memoria de largo alcance, como es el Alzheimer u otros tipos de deterioros seniles, es debido a un proceso de inhibición de la producción de CREB. En este proceso de inhibición, tal vez, intervengan las endorfinas (McEwen)

3. La corteza cerebral es el centro de la memoria de largo plazo o retrógrada o duradera (almacenamiento de la memoria de largo plazo). Eso explica que los TEC (traumatismos encéfalocraneanos que se producen en determinados accidentes como los viales o laborales) afecten la memoria retrógrada y produzcan amnesia retrógrada

9 Teoría del “caos y ráfagas” basada en estudio de ondas electroencefalográficas durante experimentos hechos con estímulos sensoriales10 Eric Kandel - EN BUSCA DE LA MEMORIA, Editorial Kant, 2000

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Los mecanismos fisiológicos del almacenamiento

La forma elemental de almacenar información en el cerebro se conoce como trazo de memoria o engrama. Una tendencia se inclina a pensar ue los recuerdos se registran por distintos mecanismos, requiriendo cada uno un método diferente de entrada y teniendo distintas capacidades de almacenamiento, duración y acceso. Otras escuelas consideran la suma de las funciones mnésicas como las manifestaciones de un mecanismo básico, fundamentalmente uniforme, que sufre un fortalecimiento gradual debido a la repetición de los estímulos. Las principales teorías del aprendizaje o memoria serían:

1. hipótesis de la neoformación de sinapsis2. hipótesis de la acción en masa3. hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo

La hipótesis de la neoformación de sinapsis podría también llamarse de activación de sinapsis, porque originalmente y con motivo de los experimentos de Pavlov se pensó que la adquisición de reflejos condicionados se debía a la formación de nuevas sinapsis entre las neuronas corticales. Pero dado que existe el concepto de que en el sistema nervioso adulto de los mamíferos no podrían desarrollarse nuevas fibras, lo más lógico era aceptar que existen conexiones sinápticas inactivas funcionalmente, las que son congénitas y que pueden ser activadas a medida que el cerebro adquiere nuevas experiencias. Otra forma hipotética sería considerar que en los períodos de inmadurez del sistema nervioso, la excitación puede pasar entre varios puntos cualesquiera al azar, a través de la red de conexiones nerviosas. Pero a medida que el organismo madura, se ponen en marcha mecanismos de inhibición sináptica que eliminan gradualmente las sinapsis no deseadas para después modelar esquemas sinápticos utilizables para un fin determinado. Esto explicaría, de algún modo, ciertos aspectos de la desorganización funcional de las experiencias adquiridas que se observa en las lesiones cerebrales. La teoría de la neoformación de sinapsis se ha renovado en algunos investigadores para asociarla a la memoria de largo plazo.

Harold Koplewicz y los estudios Duke y Texas,11 determinaron que durante la adolescencia, la sustancia gris pasa por un proceso de depuración, el que actuaría en forma similar al programa denominado “liberador de espacio” en la computación. El proceso consiste en que, entre los 14 y 17 años de edad, se produce una especie de eliminación de conexiones neuronales en desuso, a fin de crear las superconexiones que permiten a los adultos concentrarse y aprender con mayor profundidad. Cuando la velocidad con que se eliminan las sinapsis ociosas no se acompaña con una debida instalación “a tiempo” de las superconexiones, 12 ocurre algo así como que el cerebro, en cierta forma, se “desprograma” un poco sin contar con un nuevo sistema de programación que organice un “programa de tareas”. Esto produce una cierta desestructuración mental que influye provocando la inestabilidad espiritual, emocional e intelectiva propia del estado de adolescencia. Si el medio ambiental concurre positivamente a formar la mente y reprogramarla en forma eficaz, la desestructuración es pasajera e inocua y queda como lo que vulgarmente se ha llamado “la edad del pavo”, donde el adolescente parece

11 Realizados en las Universidades de Duke y Texas respectivamente, EE.UU. (Harold Koplewicz - CÓMO RECONOCER Y TRATAR LA DEPRESIÓN ADOLESCENTE, Putnam, 2002)12 fenómeno de desincronización

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estar en una especie de nube pues no acierta a organizar sus pensamientos y acciones, quedando en una especie de inactividad por “ocio mental”.

A esto se debe, en parte, los fracasos escolares y las fallas del desenvolvimiento social que familiarmente se denominan “despiste”.13 En este cambio de frente mental es cuando ocurren las enfermedades mentales o se desestructura la personalidad produciendo los desvíos sociales como son las conductas marginales, la drogadicción, etc. El adolescente ayudado por el entorno supera esta etapa de inestabilidad sin sufrir ninguna consecuencia y se transforma en adulto equilibrado. Una de las cosas que ayudaría a que esto ocurriera en la mayoría de los adolescentes sería la educación, en el sentido de formación de personalidad y aprender todos los resortes que activan sus facultades mentales intelectivas, afectivas y emotivas. Es decir, lo reespiritualiza para evitar el vacío espiritual o existencial muy frecuente actualmente en casi todos los adolescentes. Este vacío es la causa mayor de las dificultades de aprendizaje y de la memoria. Lo cierto es que experimentalmente es muy difícil comprobar fehacientemente cualquiera de estas hipótesis, las que surgen de la mera observación de los comportamientos de los fenómenos mnésicos. Los conceptos que hemos consignados acá, refuerzan la teoría de las sinapsis en los circuitos mnésicos.

La hipótesis de la acción en masa fue formulada por Lashley14 que propone que todas las partes de la corteza cerebral son equipotenciales. Este concepto acepta que la evocación significa reactivar un modelo previo de excitación nerviosa que no es patrimonio de ningún grupo específico de células nerviosas, sino de muchos de ellos, en especial de cualquiera de los correspondientes a las regiones del cerebro que intervienen en la función de la memoria. Las excitaciones corticales múltiples se entrelazarían de la misma forma en que interfieren una con otras las ondas de superficie de un líquido, cuando se lo altera en varios puntos diferentes simultáneamente. Esta hipótesis posibilita la idea de que el cerebro almacene la información de un modo semejante a la holografía láser, restableciendo la “imagen original” por medio de una fuente de estímulos, puntual. El problema de esta teoría es que no explica cuál es el proceso físico que le permite al cerebro almacenar un holograma. Esta hipótesis, de algún modo, interviene en la teoría del caos y ráfagas.

La hipótesis del almacenamiento químico del recuerdo nace al saber que las especies animales almacenan su experiencia en la información genética de los núcleos celulares neuronales. Los recuerdos estarían codificados en proteínas y ácidos nucleicos, ya que sólo estas moléculas tienen el tamaño y la complejidad estructural requeridos para llevar la cantidad necesaria de información. Esto es lo que anteriormente explicamos como biología molecular de la memoria. Esta teoría explica porque participan determinadas neuronas en el proceso de memoria y se complementa con el conocimiento de la acción de neurotransmisores que permiten que la señal neuronal se transforme en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal nerviosa cuando es preciso recordar. De acuerdo a la intensidad de los estímulos (que dependen del estado de atención y concentración o de su repetitividad) será la cantidad de información almacenada y la velocidad con que será recordada. A estímulos más intensos o repetidos, mayor almacenamiento y velocidad de evocación o recuerdo.

A la luz de todos estos conocimientos debe quedar en claro que la memoria tiene un sustratos anatómico cerebral específico en el cual participan diversas regiones cerebrales a través

13 Despiste o despistado es equivalente a decir que “está fuera de pista”14 Karl S. Lashley - "BRAIN MECHANISMS AND INTELLIGENTE", 1929

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de múltiples sinapsis e interconexiones, mediante un comando genético a través de proteínas y ácidos nucleicos que ponen en marcha a neurotransmisores que se encargan de reacciones bioquímicas complejas y de gran velocidad e instantaneidad que permiten almacenar y evocar los recuerdos.15

Relaciones entre conciencia, conducta y memoria como capacidad de recordar. Hábitos

Cuando estudiamos memoria implícita y explícita, de alguna manera podemos inferir que la memoria está asociada tanto a la percepción sensorial y extrasensorial. Esta particularidad nos muestra que la memoria funciona tanto en estado de conciencia como de inconsciencia, como ocurre cuando se recuerdan los sueños. Está demostrado por diferentes estudios que los estímulos por imágenes se graban más rápidamente pero sólo cuando una imagen o un estímulo se acompañan de un sentido significante, se fija más firmemente la huella mnésica de la figura. Esto ocurre, por ejemplo, con el rinoceronte, al cual cuando se ve su figura se almacena la misma rápidamente, pero al tratar de recordarse mucho tiempo después esto se hará mejor si a la figura se le agrega la lectura de la palabra rinoceronte y el concepto de que es una especie en extinción o que habita en determinas regiones.

Este fenómeno recibió el nombre de codificación conceptual y de ella se desprende que cuanto más carga de significado se da a un concepto, tanto más sólidamente se fijará en la memoria y más fácilmente se le recordará. De ahí que cualquier concepto abstracto es difícil de memorizar sin el auxilio imprescindible de la imaginación (lógica matemática, física teórica, etc.). Otros resultados sorprendentes se vieron al estudiar las posibles causas de los olvidos cotidianos en el reconocimiento de las personas, los cuales presentan tres tipos de fallas:

1. simplemente no reconocer a alguien conocido2. reconocer a la persona pero con incapacidad de recordar el contexto en el que la

ubican (se formula la pregunta: ¿de dónde la conozco?)3. reconocer perfectamente a la persona y de donde se le conoce y el medio en que

se desempeñe pero es imposible recordar su nombre

Estas observaciones constituyen un patrón interesante cuyo aspecto llamativo es que en ningún caso se da la situación que falta: reconocer a la persona y saber su nombre, pero no recordar nada más de ella (se llama George Bush pero ¿quién es él?). Al cabo de largos y complicados ensayos y experimentos, pudo llegarse a la conclusión de que los nombres se almacenan en la estructura nerviosa en zonas diferentes a las correspondientes al resto de las características de las personas. Uno de estos experimentos consistió en exponer a un grupo de personas una lista de apellidos tales como Sastre, Escribano, Herrero, etc., pidiéndoles que intentaran memorizarlos. Se hizo lo mismo con otro grupo de personas, pero a este grupo se le agregó que además de memorizar asociaran los apellidos como si fueran profesiones. Sorpresivamente el segundo grupo utilizó la mitad del tiempo que empleó el primer grupo en memorizar dichos apellidos.

El experimento se completó con el uso del SPECT (tomografía por emisión de positrones) para ambos grupos y se comprobó un incremento de la actividad cerebral en áreas que eran diferentes, según los términos se interpretaran como apellidos únicamente o como profesiones. Se repitió la prueba de los apellidos con diferentes grupos y mientras unos debían

15 Neurobiology of Aging 12: 481-87, 517-523, 605-609, 1991; Brain Research 559: 233-241, 1991

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memorizar sólo apellidos y otros grupos, además, la nacionalidad, talla y otros datos, siempre los grupos mostraron la misma diferencia: los que debían recordar sólo apellidos demoraban más en hacerlo que los que habían asociado otras características a los apellidos. Esto sugirió que los nombres en sí de las personas se codifican independientemente de toda otra característica de identificación de personas. Esta codificación de nombres se propuso llamarse unidades de información semántica.16

Los recuerdos necesitan ser exactos para guiar el comportamiento, pero a su vez necesitan estar abiertos a la nueva información. En lo profundo de la estructura cerebral yace el mecanismo por el cual la corteza busca las huellas de la experiencia, que están impresas en un sustrato vital y cambiante en el curso de una existencia.

Resumiendo, la formación de memoria se inicia en el sistema límbico pero el almacenamiento y evocación es obra de la corteza cerebral. La evocación de antiguas memorias perceptivas, al igual que la formación de otras nuevas, supone la activación asociativa de vastas redes neuronales de la corteza posterior que las presentan en su estructura conectiva. Si una memoria evocada está asociada con una acción, entonces la red activada se extiende hasta el lóbulo frontal. La necesidad de retener la memoria para la acción prospectiva conduce al reclutamiento de redes prefrontales. Éstas envían impulsos tónicos a la corteza posterior y mantienen activa la red perceptiva hasta la terminación de la acción motora o mental. La memoria, definitivamente, se almacena en redes de neuronas corticales que se superponen y se hallan interconectadas a lo largo y ancho de su amplia distribución. Puesto que la conectividad cortical puede formar un número casi infinito de asociaciones potenciales, las redes potenciales son asimismo, casi infinitas. Los circuitos mnésicos se forman y se expanden mediante la activación simultánea de conjuntos neuronales que representan informaciones y acontecimientos externos e internos, incluidas las informaciones en las redes reactivadas de la memoria a largo plazo. Estas redes permanecen abiertas durante toda la vida, sujetas a expansión y recombinación por las nuevas experiencias. Al mismo tiempo, sus uniones conectivas o conexas y los elementos neuronales, son vulnerables al envejecimiento, como luego veremos, lo que afecta a las memorias que estos elementos hacen posibles.

Los circuitos mnésicos perceptivos y motores se organizan jerárquicamente a partir de las cortezas sensorial y motora primarias, fundamentos de la memoria filética. La organización jerárquica, sin embargo, no supone que las diversas memorias individuales estén rígidamente empaquetadas y almacenadas en dominios corticales definidos. Así pues, los diferentes tipos de memoria están vinculados entre sí en redes mixtas que abarcan distintos niveles de las jerarquías perceptiva y motora. No hay una clara razón para asignar las memorias de corto y de largo plazo a diferentes sustratos corticales. Probablemente la misma red sirve para almacenar una memoria a largo plazo y para retener una memoria de corto plazo. La diferencia en el almacenamiento se debe más que nada al tipo de estímulo. La memoria de corto plazo es la que produce el fenómeno percibido en forma inmediata y de no mediar un esfuerzo de atención y concentración y de “memorización” del fenómeno, ésta no se transformará en memoria de largo plazo.

Atención, concentración y esfuerzo mnésico (memorización) ejercen una excitación sostenida de la red, lo que permite la activación recíproca entre sus componentes corticales. La repetición del fenómeno también realiza una excitación sostenida de la red. Sólo la intensidad del estímulo y el interés puesto en él o su iteración serán los elementos precisos que transforman

16 Behavioral Brain Research 44: 151-163, 1991; Behavioral and Brain Sciences 14: 438-444, 1991

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la memoria corta en la de largo plazo. La conectividad entre distintos niveles y de distribución amplia, determina que la memoria esté ampliamente representada y que sea recuperable a través de múltiples líneas de acceso asociativo. Consecuentemente, la memoria episódica o semántica, que está anclada en asociaciones extensas, es robusta y resistente a las lesiones corticales circunscritas. Sin embargo, algunas de sus asociaciones específicas (lugar, tiempo, nombre o cara) son muy susceptibles de perderse por debilitamiento de la corteza, incluso en el envejecimiento normal. La repetición y el ejercicio mental probablemente contrarrestan este desgaste reforzando antiguas asociaciones y creando otras nuevas.

Nosotros hemos venido describiendo modelos de memoria que hacen al aprendizaje cognitivo, sobre todo el basado en la memoria sensorial o de percepción. Pero también existe un aprendizaje no cognitivo que es el que se adquiere a través de los hábitos.17 Este aprendizaje no está basado en el conocimiento, ni siquiera en los recuerdos, sino en conexiones automáticas que según sostenían, hace años, los psicólogos conductistas, constituyen la base de todo aprendizaje. Hoy se sabe que de aceptar este criterio del punto de vista conductual, quedaría excluidos los términos como mente, conocimientos e, incluso, memoria, pues se opone a la psicología cognitiva. Actualmente se acepta que el conocimiento puede ser adquirido tanto por el aprendizaje automático como por el cognitivo, lo que concilia ambas tesis y cada una de ellas pasa a ser un simple punto de vista sobre un mismo fenómeno, el cual se manifiesta de formas diferentes. El córtex estriado del cerebro anterior, constituye el sustrato anatomofisiológico de la formación del hábito. En lo que hace al desarrollo, el hábito parece primitivo porque parece que no contribuye a la formación de memoria.

Mecanismos sinápticos con neurotransmisores y receptores

Ya señalamos que las neuronas de la memoria utilizan sus sinapsis que se conectan con determinados neurotransmisores y sus receptores que permiten que la señal neuronal se transforme en compuesto químicos y éstos puedan volver a convertirse en señal nerviosa cuando es preciso recordar. A su vez estos neurotransmisores son los que modulan la actividad genética que produce las denominadas las denominadas proteínas de la memoria de las cuales se conoce la CREB. Hasta ahora los más conocidos son el sistema colinérgico cerebral y el sistema glutatérgico-gabaérgico cerebral.

Sistema colinérgico

El sistema colinérgico del SNC es un sistema intrínseco similar al tuberoinfundibular dopaminérgico, que ubica en neuronas extrahipotalámicas. El neurotransmisor principal es la acetilcolina. La acción de este sistema es fundamentalmente sobre el hipotálamo, estimulando la liberación de ACTH y gonadotrofinas. Está constituido por dos partes:

1. Por células colinérgicas aisladas o en pequeños grupos : que son motoneuronas, células del sistema nervioso periférico (SNP) y las interneuronas. Las motoneuronas puede ser periféricas o centrales. Las periféricas ubican en la médula espinal (motoneuronas espinales) y comandan las funciones del músculo esquelético. Las motoneuronas del SNP se encuentran en los núcleos visceromotores y somatomotor de los pares craneanos III, IV, VII, IX, X y XII.

17 La RAE entiende por hábito al “modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes u originado por tendencias instintivas”

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Hay motoneuronas dispersas en la formación reticular. Estas células aisladas forman redes dendríticas densas, tanto en planos verticales como horizontales. En el SNP las células preganglionares y las células parasimpáticas posganglionares son colinérgicas. Algunas células simpáticas posganglionares, como las glándulas sudoríparas, también son colinérgicas. Las interneuronas son neuronas que actúan como verdaderos puentes funcionales entre neuronas gobernadas por distintos sistemas de neurotransmisores. Las interneuronas colinérgicas se encuentran en varias estructuras formando un puente entre las células dopaminérgicas nigroestriales (sustancia negra compacto-estriato) y las células gabaérgicas estriatopalidales (estriato-pálido) y estriatonigrales (estriato-sustancia negra reticulada).

2. Por células que forman grupos : se encuentran como núcleos colinérgicos en dos zonas cerebrales: prosencéfalo (banda diagonal de Broca, núcleo preóptico, sustancia innominada, núcleo basal de Meynert y núcleos del septum). En el prosencéfalo subfrontal está el mayor número de núcleos colinérgicos. Estos núcleos se denominan por nomenclatura alfanumérica y zonas: zona AC1

(núcleo mediano del septum) formada por células colinérgicas pequeñas; zona AC2 (brazo vertical de la banda de Broca)18 con células fusiformes y de tamaño mediano; zona AC3 (parte lateral del brazo horizontal de la banda de Broca);19 zona AC4 (núcleo basal de Meynert, globus pallidus, núcleo del asa lenticular, parte media del brazo horizontal de la banda de Broca y núcleo preóptico). Las células se agrupan en masas y tienen proyecciones difusas.

3. Tronco cerebral : (núcleos: cuneiforme, peduncular, parabraquial y tegmento lateral) con dos zonas: AC5 (todos los núcleos menos tegmento lateral); AC6 en tegmento lateral. Ambas zonas forman la vía dorsotegmental ascendente que inerva los núcleos talámicos, la habénula y el septum.

Los receptores colinérgicos son mediados por GMPc. No afectan la liberación de somatohormona ni de la prolactina. Existen dos tipos de receptores colinérgicos: muscarínicos (M) y nicotínicos (N). Los receptores muscarínicos se encuentran en el SNC y SNP. En el SNC se hallan en las neuronas corticales y subcorticales (corteza cerebral y mesencéfalo) y difieren de los periféricos. Son de tipo M1 y M2. Son bloqueados por la atropina y estimulados por la muscarina, pilocarpina, arecolina y oxohemonio. Se encuentran en estudio, receptores M3, M4 y M5. Los receptores M1 están acoplados a proteína G (proteína-gp) y su estimulación provoca la activación del metabolismo de los fosfoinosítidos. Activan el AMPc y el cierre de canales de K por movilización de Ca para formar fosfoinosítidos. El Ca++ liberado en la reacción también activa la adenilciclasa calmodulina-dependiente. Los M1 del SNC se encuentran en la corteza cerebral, el estriato, el hipocampo y los ganglios de la base. Tienen antagonistas selectivos (pirenzepina, piperacina, telenzapina, transhexbutinol y moléculas en desarrollo. Los agonistas específicos serían: oxotremorina, muscarina y la propia AC.

Los receptores M2 están acoplados a proteína G (proteína-Gi) y su estimulación disminuye la formación de AMPc. Se manejan por apertura de canales de K lo que provoca hiperpolarización y, como los M1, pueden intervenir en la activación del metabolismo fosfoinosítido. En el SNC los M2 se encuentran en cerebelo, ganglios de la base y tronco

18 Los núcleos AC1 y AC2 constituyen la vía septohipocámpica (septum-hipocampo). Sus axones inervan también la corteza cerebral. 19 Establece continuidad entre AC2 y AC4

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cerebral. Sus agonistas selectivos son: pilocarpina, betanecol y oxotremorina. Sus antagonistas son: himbacina, metoctramina, N-metilscopolamina, quinuclinidilbenzilato (QNB). Los receptores ubican tanto pre como postsinápticamente. Los receptores nicotínicos se encuentran en SNC en el nivel de medula espinal y tectum óptico. Son estimulados por carbacol y antagonizados por d-tubocurarina (d-TC). Son receptores ionotrópicos de la fibra muscular estriada, del SNP y del SNC y configuran receptores canales, cuya estimulación modifica la posición del canal y lo hace permeable para el Na+ y el K+, despolarizando la membrana. En el SNC los receptores nicotínicos (rCAN) (rAChN) N se distinguen por subunidades y siendo los más conocidos los N2 y los N3. Estos receptores cuatro unidades alfa diferentes (1, 3, 4

y 5). Los efectos centrales de los N no se conocen bien aun.

Desde los experimentos de T. Aigner20 se sabe que la fisostigmina21 mejora los resultados de los tests cognitivos en monos. El antagonista de la fisostigmina, la escopolamina, bloquea la actividad colinérgica y empeora los resultados de tests cognitivos. Actualmente se conoce que la lesión quirúrgica de la base del cerebro anterior (área colinérgica) menoscaba la memoria recognitiva aunque no con tanta intensidad como las lesiones de las restantes estructuras. Estas sustancias actuarían en la formación de los recuerdos al nivel de hipocampo y amígdala por sus proyecciones al cerebro anterior. La acetilcolina (y probablemente otros neurotransmisores como la serotonina) iniciarían una serie de procesos en etapas celulares modificando la sinapsis y reforzando las conexiones neuronales para transformar una percepción sensible en una huella mnésica física. Routtemberg sostiene que la repetida estimulación eléctrica de ciertas neuronas activa mecanismos de fosforilación y a través del sistema de la proteinquinasa da origen a las síntesis de nuevas proteínas.

Sistema glutatérgico o glutamatérgico

Es el sistema mediado por el glutamato, el aminoácido más abundante y el neurotransmisor más importante del SNC de los mamíferos. Su difusión está muy generalizada a diferencia de otros neurotransmisores que se localizan en pequeñas cantidades en lugares específicos. Del 60 al 80% de las neuronas que integran la corteza cerebral humana son glutamatérgicas. Muchos órganos sensoriales emplean el glutamato como su principal neurotransmisor (cóclea, bulbo olfatorio, retina). También las fibras tálamocorticales son glutamatérgicas, así como la mayoría de los aferentes y eferentes del hipocampo y la amígdala. El sistema glutamatérgico es, pues, responsable de la mayor parte de la información organizada que sale del cerebro. Hoy se cree que el papel de los otros neurotransmisores es tan sólo el de regular y modular las conexiones glutamatérgicas. Las principales proyecciones glutamatérgicas comprenden:

1. cápsula interna2. vía córticoestriatal ipsilateral3. vía córticoestriatal contralateral4. hipocampo5. núcleo accumbens6. núcleo olivar7. septum

20 Aigner TG, Mishkin M. - THE EFFECTS OF PHYSOSTIGMINE AND SCOPOLAMINE ON RECOGNITION MEMORY IN MONKEYS. Behav Neural Biol, 45:81-7. 198621 fármaco que intensifica la acción de la acetilcolina del SNC y SNP

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8. estriato9. tálamo10. vía perforante

El anión L-glutamato y el anión L-aspartato son responsables de las principales excitaciones en los centros nerviosos por lo que constituyen los llamados aminoácidos excitatorios (AAE) que denomina el conjunto de estas dos moléculas.

Se habla de transmisión glutamatérgica pero debe quedar entendido que dicha transmisión puede funcionar con glutamato exclusivamente o con aspartato exclusivamente o con la acción conjunta de ambos. Son fundamentales en la potenciación a largo plazo en el hipocampo y el córtex cerebral, en particular.22 Son aminoácidos naturales con una función carboxílica suplementaria en gamma: para el glutamato es el ácido gamma-amino-succínico; para el aspartato, el ácido gamma-amino-glutárico. El glutamato se origina a partir de la ornitina, el aspartato a partir del propio glutamato o glutamina, o de la asparagina o del oxaloacetato. El glutamato que utiliza la neurotransmisión es distinto al que interviene en el metabolismo energético. Proviene de la glutamina y es sintetizado por la enzima glutaminasintetisa o glutaminasa. El ingreso de calcio a la terminación postsináptica y la liberación retrógrada de oxido nítrico realimenta el sistema y eleva la síntesis y liberación del glutamato. El glutamato del SNC se distribuye en tres compartimientos: el extracelular, el citosólico y el vesicular. El gradiente entre el espacio intersticial y el citoplasma presináptico es sostenido por un mecanismo sodiodependiente. A su vez, el gradiente entre las vesículas presinápticas de almacenamiento y el citoplasma neuronal depende de una bomba ATPasa.

La secreción del glutamato a la hendidura sináptica se realiza por un mecanismo de exocitosis. Una vez allí, el glutamato puede seguir tres caminos diferentes:

1. puede sufrir recaptación glial y en ese caso la glutamina-sintetasa lo transforma en glutamina y lo almacena en el interior de las mitocondrias, donde se une al ácido alfacetoglutárico que la integra al ciclo de Krebs y la transforma en una fuente de energía celular

2. puede experimentar recaptación presináptica, lo que depende de la bomba sodio/potasio que lo recaptura en las terminales presinápticas y en los astrocitos gliales. Si el exceso de recaptación produce citotoxicidad al descender el pH intracelular, la misma bomba sodio/potasio lo devuelve a la hendidura sináptica pero liberándolo con una significativa cantidad de radicales libres lo que constituye una situación patológica

3. finalmente, el glutamato puede unirse con los receptores glutamatérgicos específicos.

Los receptores glutamatérgicos específicos se dividen en: receptores ionotrópicos y receptores metabolotrópicos. El receptor metabolotrópico es único, los ionotrópicos son diversos. Entre los receptores ionotrópicos (llamados así porque están ligados a canales iónicos) se identifican dos grandes grupos:

receptores NMDA receptores no-NMDA

22 Meunier-Shvaloff, NEUROTRANSMISORES, Editorial Polemos, Bs. As., 1999

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receptor AMPA receptores Kainato

El receptor metabolotrópico único NMDA actúa por segundos mensajeros, induce la formación de inositol-fosfato (IP3), inhibe la adenilciclasa y disminuye al AMPc intracelular. Se denomina NMDA porque es activado por el N-metil-D-aspartato. Existen dos subtipos de rNMDA: receptor de componente lento y receptor de componente rápido, lo que explica las respuestas electrofisiológicas bifásicas. Exhibe un primer enlace para el agonista glutamato, un segundo enlace para coagonista glicina que es absolutamente necesario para regular la apertura del canal iónico y un tercer enlace para las poliaminas positivas (espermina, espermidina y arcaína). Existiría un cuarto enlace para los antagonistas (fenciclidina, zinc, etc. El magnesio extracelular elevado disminuye la excitabilidad del canal iónico.

Recientemente se han ubicados más subtipos e isoformas de receptores NMDA lo que está indicando que estos receptores son como “maleables” a múltiples funciones por lo que adoptan la forma más adecuada. Los subtipos conocidos, de despolarización lenta, son NMDAIR, NMDAr 2B, NMDAr 2C, NMDAr 2D. En general, los NMDAr se componen de dos subunidades múltiples, con estructura semejante a los no NMDAr y GABAr.

Los receptores no-NMDA tienen una clasificación controvertida. Las técnicas moleculares para fijación de radioligandos permitieron identificar por lo menos seis proteínas receptoras, con varios dominios. Los dominios intracelulares contienen mecanismos activadores de proteinquinasas. Los Glu1r a Glu4r, son proteínas AMPA, mientras Glu5r y Glu6r presentan proteínas receptores de kainato con alta afinidad. Se han descrito AMPAr “rápidos” que no varían en cantidad en el desarrollo y la maduración y AMPAr “lentos” pocos numerosos al comienzo pero que aumentan con el desarrollo y la maduración. La presencia de un módulo “rápido” en los receptores de glutamato incrementa mucho la sensibilidad a la estimulación. La heterogeneidad de los receptores nativos se debería al ensamble de unidades múltiples de diferentes subtipos en áreas y circuitos cerebrales definidos. Los procesos de “rapidez” y “lentitud” están relacionados con uno de los fenómenos regulados por factores transcripcionales muy importantes que se verifican en el hipocampo y son parte del fenómeno de neurogénesis regulado por epigénesis.

Los receptores AMPA Glu1r o Glu3r forman canales permeables a los iones sodio y calcio. Si se agregan subunidades de Glu2r sólo permiten el pasaje de sodio y el calcio los bloquea. La denominación AMPA se debe al ácido alfa-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazol-propiónico que es su agonista específico. Todos los receptores AMPA se encuentran en la vecindad de los receptores Kainato con los cuales interactúan. Los dos receptores se ubican de manera preferencial en el teleencéfalo. Los receptores kainatos abundan más en el estrato celular CA3 del hipocampo, las capas profundas de la corteza y el estrato granuloso del cerebelo. El AMPA tiene su más alta densidad en el estrato CA1 del hipocampo, las capas corticales externas, el septum lateral y el estrato molecular del cerebelo. El receptor AMPA está asociado en la membrana neuronal con una proteína dota de papel regulador. Algunos investigadores creen que el receptor Kainato es una subfamilia derivada del AMPA.

El receptor metabolotrópico difiere de los anteriores. Puede ser activado por el glutamato y también por el quisqualato. No responde al AMPA ni al Kainato. La respuesta de estos receptores está ligada a oscilaciones en una corriente de cloro. El acoplamiento con agonistas se concreta a través de una proteína G y se efectúa mediante el inositol-fosfato (IP3) o

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el aracnoidato. Puede bloquearse con EDTA. Estos receptores se han detectado en las células bipolares de la retina.

La fisiopatología de todos estos receptores glutamatérgicos requiere el ingreso intraneuronal del catión calcio. Algunos de estos efectos son beneficiosos para el organismo, favorecen la maduración neuronal y la plasticidad sináptica y aparecen estrechamente vinculados con los procesos de aprendizaje y memoria. Otros efectos en cambio desbordan los mecanismos de control fisiológicos y originan diferentes patologías degenerativas. La potenciación a largo plazo (PLP = LTP) puede definirse como un aumento de amplitud de la respuesta postsináptica prolongada a continuación de un tren de estímulos presinápticos. Para que exista PLP es necesario que el estímulo previo reúna ciertas condiciones: debe ser breve (menos de un segundo) y de frecuencia elevada (superior a 100 Hz) y los encargados de estos mecanismos son los receptores NMDA. El fenómeno PLP tiene tres fases:

1.º. Fase rápida: corresponde a la llamada potenciación postetánica y dura algunos minutos (potenciación a corto plazo o PCP)

2.º. Fase de mediano plazo: que dura de 30 minutos a algunas horas3.º. Fase de largo plazo: oscila entre una hora y varias semanas.

Para que un recuerdo pueda pasar de la memoria de corto plazo a la de largo plazo, es preciso que transite por lo que se conoce como el “portero de la memoria” que es toda la atención que la persona debe prestar para concentrarse en el dato o acontecimiento que se pretende recordar para siempre. Sin embargo, en la realidad ocurren cosas curiosas. Hay ocasiones en que los acontecimientos que ocurren son tan intensos que sin mediar la voluntad de atención o concentración de una persona, quedan grabados en forma indeleble. Esto ocurre con la llamada memoria del horror o miedo, despertada por hechos traumáticos. Curiosamente, en determinadas ocasiones, el mismo trauma produce la llamada amnesia postraumática. Otras veces una persona realiza un gran esfuerzo de concentración y atención pero le es imposible grabar en la memoria a largo plazo determinados conocimientos o datos que necesita. Estos fenómenos, en parte, suceden porque falla el proceso de recuperación pero no porque se haya alterado la función de almacenamiento de la memoria. Esto se ha probado porque el algunos procesos patológicos, el individuo recuerda datos que se tenían olvidados o que nunca pudo retener a pesar de esforzarse por ello. Estos fenómenos son el de la Potenciación de Largo Aliento (LTP) (PLP) que consiste en una especie de fortalecimiento duradero de la eficacia sináptica en respuesta a un corto período de estimulación intensa. La LTP requiere receptores glutamatérgicos NMDA y AMPA. Es un proceso que actúa, cuando un circuito determinado es estimulado en forma continua e intensa, amplificando la respuesta y fortaleciendo la sinapsis (Greengard)23 Este mecanismo de fortalecimiento sináptico permite que un estímulo posterior encuentre una sinapsis facilitada. La LTP, además de ser un fenómeno químico, también involucra un fenómeno estructural. Por ejemplo, en la amígdala, las neuronas con estimulación reiterada permite que alguna de estas neuronas sufra cambios estructurales en espinas dendríticas, de forma tal que primero hay ensanchamiento del cuello dendrítico, después perforación sináptica y, por último, división de la espina sináptica. Esto ocurre por factores de trascripción genética tanto en la memoria como en el aprendizaje cotidiano. La multiplicación de espinas dendríticas del LTP producen, a su vez, cambios estructurales sinápticos, que en determinadas patologías (estrés postraumático)

23 Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES, Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 2006

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hipersensibilizan a los receptores del CRF lo que induce también una hiperrespuesta a una cortisolemia normal (no necesita aumento del cortisol circulante para producir el fenómeno de alteración mental o psíquica). Esto explicaría, en parte, los trastornos de la memoria en el estrés/distrés.

El análisis del PLP (LTP) se realiza habitualmente sobre neuronas del hipocampo en las que los receptores glutamatérgicos provienen de la vía comisural de Schäffer. El fenómeno PLP aparece como un refuerzo de interacción entre neuronas pre y postsinápticas. Se da siempre después de una estimulación sostenida. Por esta razón, el fenómeno se considera soporte o uno de los soportes de la función mnésica. Gracias a él se conserva el recuerdo de la coactivación de dos neuronas en el circuito sináptico. El origen del fenómeno PLP se ha investigado a nivel presináptico (aumento de liberación de glutamato) y postsináptico (aumento del número de receptores y/o esfuerzo del acoplamiento). La hipótesis presináptica se apoya en el análisis electrofisiológico y en particular en la observación de una disminución en el número de fracasos de la transmisión durante el PLP. Algunos autores creen que las condiciones de liberación, vuelven poco probable la persistencia de un muy fuerte aumento durante un tiempo lo suficientemente prolongado.

La hipótesis postsináptica se fundamenta en el hecho de que la PLP puede ser reproducida por despolarización postsináptica. El papel del calcio iónico fue ratificado en las neuronas que integran el estrato CA1 del hipocampo. La despolarización prolongada impuesta artificialmente puede sustituir a la estimulación presináptica de alta frecuencia e inducir PLP. En estas condiciones se reproduce un aumento de la concentración intraneuronal de calcio. A la inversa una hiperpolarización previene el desarrollo del fenómeno PLP. La despolarización en sí misma constituye la forma más simple y eficaz de aumentar la probabilidad de éxito de la transmisión por caída del umbral de activación. Los agentes bloqueadores competitivos del receptor NMDA interrumpen el fenómeno PLP. Sin embargo, parece que la activación NMDAr no es indispensable para la PLP, con la condición de que se produzca una despolarización suficiente para activar los canales cálcicos dependientes del potencial.

Para una buena coordinación de efectos hay que concebir una retroalimentación o feedback postsináptica mediada por el óxido nítrico que se sintetiza a partir de la oxido-nítrico-sintetasa y es recaptado en la presinapsis. Los fenómenos observados durante el crecimiento y maduración del sistema nervioso se acompañan de fenómenos comparables con el PLP. Las finalidades son cercanas porque se trata de reforzar relaciones sinápticas luego de coactivar dos neuronas de modo que la actividad de una de ellas se transfiera a la otra. Este fenómeno utiliza el mismo tipo de receptores y durante el desarrollo neuronal, las conexiones se consolidan de la misma manera. En el montaje de ciertos circuitos (red de Purjinje o Purkinje del cerebelo) se ha demostrado la presencia transitoria de receptores NMDA, que son funcionales durante el establecimiento de las sinapsis y luego desaparecen para dar lugar a otros subtipos de receptores (AMPA). Durante estos procesos aparecen botones sinápticos, emergen conos de crecimiento neuronal y se liberan factores neurotróficos. Los receptores glutamatérgicos están, así, involucrados en la sinaptogénesis.

La fenciclidina (PCP) es un bloqueante de la neurotransmisión glutamatérgica mediada por los receptores NMDA. Como anestésico usado en al década del ‘50 producía una disociación del paciente respecto del mundo exterior. En la década del ’70 comienza su empleo ilícito como adulterante de anfetaminas o sustituto del LSD y se usa para fumar, ingerir, administrar por vía nasal o inyectarse. La utilizan un 3% de los adictos de EE.UU. Su uso induce psicosis que dura

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de 1 a 30 días (con un promedio de 4 días) en personas normales. En los psicóticos aumenta la enfermedad y las pérdidas cognitivas y perceptuales. Un 20 a un 25% de individuos expuestos al PCP desarrollan síntomas psicóticos. La edad de mayor riesgo para uso de PCP oscila entre los 15 y los 20 años de edad. Los aminoácidos excitatorios, en particular el ácido kaínico, produce excito-toxicidad.

La administración sistémica de glutamato ocasiona una necrosis neuronal circunscripta a regiones ubicadas fuera de la barrera hematoencefálica. La captación de glutamato por células gliales del sistema nervioso atenúa la toxicidad. La regulación de las cantidades de glutamato presente en el medio extracelular y en la hendidura sináptica depende, entre otros factores, de la captación neuronal, de la captación de células gliales y del equilibrio con el metabolismo del GABA. El fenómeno tóxico se da cuando sobreviene un déficit no compensado en alguno de esos mecanismos. En el hipocampo, el fenómeno PLP puede ser en parte compensando por la actividad concomitante de una sinapsis gabaérgica (tipo B) que podría contribuir a acotar sus efectos tóxicos. Entre los mecanismos citotóxicos debemos señalar a:

La activación de los calpains, que degradando los distintos constituyentes del citoesqueleto celular desorganizan las terminaciones

La activación de las fosfolipasas con producción del ácido araquidónico y radicales libres

La producción de monóxido de carbono y de un exceso de óxido nítrico que promoverían una inhibición terminal de la secuencia respiratoria mitocondrial

Se conocen intoxicaciones alimentarias que involucran los receptores glutamatérgicos: el latirismo por consumo de una leguminosa (lathyrus sativus) por antagonismo irreversible de los receptores AMPA; el síndrome Guam por consumo de un aromato (Cicus circinalis) por antagonismo de receptores AMPA y NMDA. Las propiedades tóxicas de los aminoácidos excitatorios se manifiestan en enfermedades degenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica y el envejecimiento, lo que despierta el interés por la investigación de estas estructuras y de aquellas moléculas que desarrollan sobre dichas estructuras, fenómenos de alta y baja regulación (up y down-regulation).

También se conoce el fenómeno inverso de la PLP que es el fenómeno de depresión a largo plazo (DLP), que interviene en la abolición de la plasticidad sináptica. En el cerebelo la estimulación conjunta de las fibras trepadoras y de las fibras llamadas paralelas induce DLP. La aspiración de monóxido de carbono provoca este fenómeno, siendo esa la razón de que aspirar monóxido de carbono, por ejemplo, cuando se fuma y se aspira el humo que sale directamente de la combustión de la punta del cigarro o cigarrillo, provoca una pérdida parcial de la memoria, especialmente para los nombres propios. Esto explica porque los estudiantes fumadores, en época de examen con estudios intensos y prolongados, aspiren demasiado humo directo del cigarrillo y tenga dificultades de memoria.

Teoría de las ráfagas: experiencia, percepción y aprendizaje

Cuando se observa el rostro de un personaje célebre, se huele una comida predilecta o se oye la voz de un amigo, se los reconoce de inmediato. Una fracción de segundos basta para que la estimulación de nuestros sentidos nos informe que estamos en presencia de algo familiar, deseable o peligroso. Este reconocimiento casi instantáneo se llama percepción preatentiva o preatencional requiere un análisis de los estímulos, que realiza la corteza cerebral. Es imposible

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comprender este proceso de percepción examinando sólo las propiedades de neuronas individuales o grupos aislados de neuronas.

Hoy se sabe que la percepción es producto final de la actividad cooperativa simultánea de millones de neuronas ubicadas en distintos estratos de la corteza cerebral, las que se activan en cada experiencia o estímulo. Los más modernos avances en este terreno sugieren que existe en el cerebro cierto “caos” o comportamiento complejo que parece casual, aunque de hecho responde a algún orden oculto. Este caos se torna patente cuando amplios grupos de neuronas cambian de repente y de modo simultáneo un tipo de actividad compleja por otro, en respuesta a un estímulo cualquiera. La mutabilidad es, sin duda, una característica primordial de muchos sistemas caóticos y en el cerebro es la propiedad que hace factible la percepción. El caos subyace en la capacidad del cerebro para responder de un modo flexible al mundo exterior para generar nuevos patrones de actividad que se perciben como experiencias o ideas originales.

Para entender la percepción y su aprendizaje hay que partir del conocimiento de las propiedades de las neuronas que la efectúan. Por ejemplo, cuando se aspira un aroma, las moléculas que lo transportan son capturadas por unas pocas de las muchísimas neuronas receptoras situadas en las fosas nasales, existiendo receptores especializados para las diferentes clases de aromas. Las células excitadas disparan potenciales de acción o pulsiones que se propagan a lo largo de las dendritas y axones hasta alcanzar un sector de la corteza cerebral denominado bulbo olfatorio. El número de receptores activados depende de la intensidad del estímulo; su ubicación en la nariz externa expresa la naturaleza del olor. Esto significa que cada olor se manifiesta por una disposición espacial de la actividad receptora que, a su vez, se transmite al bulbo. El bulbo analiza cada tipo de entrada y a continuación sintetiza su propio mensaje, que retransmite al córtex cerebral. Desde allí se envían nuevas señales a muchas partes del cerebro, entre ellas al llamado córtex endocrino donde se fusionan con percepciones o señales precedentes de otros sistemas sensoriales. El resultado es una percepción cargada de significados, una “Gestalt” o configuración sensorial propia y única de cada individuo, de forma tal que la interpretación de un todo no siempre es una mera conjunción o sumatorias de parte, sino que cada parte, como un complicado y extenso rompecabezas, debe ubicarse en el todo con una completa armonía y sentido.

Desde luego, la interpretación de un “todo” o de los “todos” que puedan existir en el universo humano, es también como la existencia de múltiples y diversos rompecabezas. Los hay muy sencillos y fáciles de armar y los hay muy intrincados y con partes muy disímiles que exigen una gran capacidad y paciencia para lograr la comprensión de un ensamble adecuado y correcto. En esto interviene la creatividad y la originalidad de los “armadores de rompecabezas”, como serían los artistas en general, los científicos en particular y la rara especie en extinción de los “filósofos de raza”.

¿Cómo distingue el cerebro un olor de todos cuantos los acompañan y cómo logra lo que se denomina la generalización sobre los receptores equivalentes?. A causa de la turbulencia de la corriente de aire que ingresa a la nariz, sólo unos pocos receptores de los muchos que existen, se excitan durante una aspiración. La selección de los mismos varía imprevisiblemente de una aspiración a otra. Para reconocer las señales provenientes de distintos grupos de receptores para un mismo estímulo, todas las neuronas participan en la elaboración de cada una de las percepciones olfatorias.

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En otras palabras, la información más destacada acerca del estímulo se debe a alguna configuración distintiva de la actividad del bulbo entero y no a un pequeño subgrupo de neuronas detectoras de ese rasgo, que sean excitadas en forma aislada o independiente. Es más: aunque esa actividad nerviosa conjunta refleja el aroma, la actividad de la misma no viene determinada únicamente por el estímulo. El funcionamiento del bulbo es autoorganizado, es decir, está controlado por factores internos que influyen gradientes de sensibilidad de las neuronas a los estímulos. Las neuronas del córtex reciben sin cesar, los impulsos provenientes de millares de otras neuronas. Algunos de estos estímulos son excitatorios, otros inhibitorios.

Estas corrientes dendríticas recorren todo el cuerpo celular y se concentran sobre un área denominada zona de disparo. Allí las corrientes atraviesan la membrana celular y pasan al espacio intersticial. Mientras esto acontece, la célula calcula la fuerza promedio de las corrientes (que se refleja en los cambios de potencial al atravesar la membrana) y refuerza las ondas excitatorias, deprimiendo las inhibitorias. Si el resultado es una corriente que supera el umbral crítico o nivel mínimo de excitación, la neurona promueve un disparo. El EEG no registra la actividad de una neurona, sino de un grupo de neuronas, dado que el espacio intersticial está atravesado por corrientes que provienen de millares de células. Los registros del EEG siempre oscilan ante la percepción de la actividad neuronal y los trazos de las ondas electroencefalográficas suben y bajan, registrando variaciones bastantes irregulares.

Cuando un individuo aspira un aroma y está bajo control del electroencefalógrafo se determina un registro que se denominado ráfaga. Todas las ondas procedentes de la retícula de electrodos se vuelven de pronto más regulares u homogéneas durante unos pocos ciclos, hasta que el individuo exhala el aire. Esas ondas en ráfaga tienen mayor amplitud y frecuencia que las convencionales y oscilan a 40 ciclos por segundo, razón por la cual se les denomina “ondas de 40 Hertz (en realidad la frecuente se mueve en un rango que abarca desde 20 a 90 Hertz). El análisis de estas ráfagas ha permitido descubrir en ellas una onda común que se llama “onda portadora” que exhibe un mismo tipo de ascenso y descenso. Esto ocurre en cuatro etapas:

1.º. Las neuronas excitadoras se excitan o liberan desde el estado de inhibición (ascenso de la curva)

2.º. Las neuronas excitadoras estimulan a las neuronas inhibidoras que amortiguan la actividad excitadora (meseta o estabilidad del ascenso)

3.º. Las neuronas inhibidoras deprimen más a las excitadoras y ellas mismas se deprimen (ascenso de curva)

4.º. En cuanto las neuronas inhibidoras se quedan en reposo, las excitadoras se libran de la inhibición y el ciclo comienza nuevamente

En ocasiones estas ondas portadoras son más regulares y otras veces se las recoge con una mayor irregularidad. Curiosamente, no es la forma de la onda portadora la que revela la identidad del olor. De hecho, la onda cambia de forma cada vez que el individuo inhala, aunque el aroma aspirado sea repetidamente el mismo. La identidad de un olor se puede discernir sólo en la representación espacial de la amplitud de la onda portadora que recorre el bulbo entero. Los patrones de amplitud se evidencian con nitidez cuando se traza la amplitud media de las distintas versiones de la onda portadora en una cuadrícula que representa la superficie del bulbo. Esto se llama “mapas”.

Los “mapas” recuerdan esos diagramas de contorno que perfilan las elevaciones de los montes y las honduras de los valles. Mientras no se altere el entrenamiento del individuo, se

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obtendrá siempre el mismo mapa frente a un determinado aroma, aunque la onda portadora difiera en cada aspiración. Esto mapas han servido de ayuda para evidenciar que no sólo la percepción requiere una actividad global del bulbo entero, sino también éste participa en el proceso de asignar significado a los estímulos.

El mapa que representa la amplitud de la onda portadora de cierto aroma cambia bruscamente cuando alteramos el recuerdo asociado a ese aroma. Si el bulbo no hiciese que la experiencia influyera en esa percepción, el mapa permanecería inalterado después de haber cambiado la asociación condicional. Las técnicas de refuerzos para distinguir entre diferentes estímulos olfatorios hacen que ciertas sinapsis que conectan neuronas dentro del bulbo y dentro del córtex olfatorio, se consolidan selectivamente. Esto significa que la sensibilidad de las células postsinápticas al estímulo excitador (propiedad conocida como ganancia) crece al nivel de las sinapsis y hace que un estímulo origine una respuesta mayor que la que habría provocado sin ese estado de entrenamiento especial.

La ganancia es la relación entre respuesta y estímulo, medida en intensidad. Este fenómeno de potenciación en el mediano y largo plazo, está vinculado con la idiosincrasia de receptores NMDA del sistema glutamatérgico, que según estudiamos, tiene los receptores AMPA como responsables de la potenciación a largo plazo (PLP). La asociación de células nerviosas no genera por sí misma las ráfagas de actividad colectiva del bulbo entero. Para que sobrevenga una de tales ráfagas en respuesta a un aroma, es preciso que la neuronas que integran la asociación y todo el conjunto de las que forman el bulbo, estén “preparadas” para responder con fuerza al estímulo. Hay dos procesos que complementan la preparación llevada a cabo por el desarrollo de sinapsis múltiples. Ambos afectan a la ganancia y lo hacen modificando la sensibilidad de la zona de disparo. Aquí la ganancia es la proporción entre el número de impulsos disparados (salida) y la corriente dendrítica neta (entrada). Así, llamamos ganancia total al producto de lo obtenido en las sinapsis (nivel de receptores) y en las áreas de disparo.

Los dos procesos serían:

1.º. Factor de preparación de estimulación general: Ante diferentes estímulos simultáneos (hambre, sed, miedo) la ganancia de neuronas se incrementa tanto a nivel del bulbo como del córtex. Esto se debe a la liberación y actividad de sustancias neuromoduladoras que actúan como facilitadoras

2.º. Factor de preparación o estímulo mismo: cada excitación aumenta la respuesta de modo que hasta un cierto nivel los estímulos reiterados funcionan como factores de potenciación. La mayoría de los modelos aplicados al conocimiento de redes nerviosas da por sentado que las neuronas logran su máxima ganancia cuando se encuentran en reposo, pero para el cerebro humano esto es inapropiado, pues no los modelos no admiten que las redes neuronales generen cambios explosivos.

De este modo, la información procedente de los aromas pasa de un corto número de receptores a un número aún menor de células bulbares. Si el aroma es familiar y el bulbo ha sido preparado por excitación, la información se transmite con la celeridad de un relámpago debido a la reunión de neuronas. El bulbo envía entonces a través de axones paralelos una “notificación de consenso” hasta el córtex olfatorio. La respuesta está vinculada, sin duda, con el tendido que conecta bulbo y córtex. La comunicación entre ambas estructuras se hace con axones paralelos. Cada axón ramifica y transmite impulsos a miríadas de neuronas situadas en el córtex olfatorio.

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Cada célula target recibe el estímulo procedente de miles de células bulbares. La actividad transmisora de las líneas entrantes, sincronizada por cooperación, se destaca porque esas señales se suman unas a otras. De esta manera, cada neurona receptora del córtex, capta una porción de la señal vulvar cooperativa y transmite las señales sumadas a millares de sus vecinas. Como respuesta, las neuronas del córtex, masivamente interconectadas, generan su propia ráfaga colectiva.

Resumiendo: la senda transitoria para el patrón global dominante depura el mensaje, elimina el “ruido agregado”,24 y hace que una señal pura impresione el córtex olfatorio. Este mismo mecanismo, adaptado a cada sentido, puede ser la vía común final al resto de las percepciones sensoriales.

Hay varios argumentos por los que se admite que la actividad cerebral, durante las ráfagas y entre ellas, es caótica y no meramente estocástica.25 Para entender esto hay que definir primero dos ideas referidas al caos y la aleatoriedad:

1. En el caos o actividad caótica subyace un cierto orden cooperativo. Ejemplo: una muchedumbre que en hora pico espera en un andén de la estación ferroviaria para orientarse cada grupo a un tren definido con un recorrido determinado y de un horario específico. Cada pasajero, a pesar del tumulto y movimiento, tiene objetivamente ordenada su actividad al buscar un tren determinado y moverse para encontrarlo.

2. En la aleatoriedad o estocásticismo, sólo hay movimientos fortuitos o erráticos que no comparten ninguna actividad cooperativa. Ejemplo: también una multitud en un andén de estación ferroviaria pero que está aterrorizada por amenaza de algo (bomba, derrumbe de edificio, temblor o terremoto, explosión de una maquinaria, incendio, etc.). Cada persona realizará movimientos erráticos, sin un fin determinado, completamente desordenado y de acuerdo al azar, sin coordinación cooperativa de ningún tipo y que ningún anuncio o señal puede ordenar.

Un indicio a favor de la teoría cerebral del caos es que durante las ráfagas, e incluso entre ellas, todo el bulbo olfatorio es atravesado por una única onda portadora. Sus características no pueden ser cambiadas por estímulos externos porque se autogenera en el propio bulbo. Esta es una de las características distintivas de los sistemas caóticos. Otro indicio es que los colectores neuronales del bulbo y del córtex exhiben una notoria capacidad para pasar en forma instantánea de un estado de no explosión al de explosión en ráfaga. A estos cambios superrápidos, motivados por estímulos débiles, son denominados por los físicos transiciones y por los matemáticos, bifurcaciones. La bifurcación es muy difícil de controlar en un sistema caótico y suele estar bajo control en uno de tipo estocástico. La identificación del caos no nos revela automáticamente su origen. Surgen en el cerebro cuando una o más áreas como el bulbo y el córtex olfatorio se excitan entre sí de modo que ninguna permanezca en calma y al propio tiempo son incapaces de coincidir en una frecuencia oscilatoria común. La competencia entre las partes aumenta la sensibilidad y la inestabilidad del sistema contribuyendo al caos. La importancia de esta interacción se evidencia si desconectamos ambas regiones. Sólo entonces 24 Se denomina así a todo proceso que interfiere una señal o mensaje y oscurece o no deja bien claro, su contenido25 Estocástico es un término que etimológicamente significa “hábil en conjeturas” y denotativamente es todo lo “perteneciente o relativo al azar” y se refiere a lo errático y azaroso de un proceso.

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desaparece el caos y ambas se tornan anormalmente estables y quietas. Los moduladores bioquímicos o neurotransmisores, llegados desde cualquier ámbito, aumentan la sensibilidad al estímulo y participan de la formación de ondas aumentando la excitación. Esta comprobación ligada con la percepción de que el cerebro exhibe un caos controlado, constituye en realidad una propiedad fundamental de este órgano, la principal que lo diferencia de una máquina de inteligencia artificial. La ventaja decisiva del cerebro radica en que los sistemas caracterizados por él, producen continuamente nuevos patrones de actividad. Sobre estos conceptos puede esbozarse un algoritmo de comportamiento basal. El cerebro busca continuamente información e impulsa al individuo a que mire, huela y escuche. Esa búsqueda es el resultado de una actividad autoorganizadora que tiene lugar en el sistema límbico. Recordemos que este sector del cerebro involucra el córtex endocrino que es la sede de la vida emocional y de una forma de memoria. Transmitida la orden de moverse, el sistema límbico despacha un mensaje de referencia alertando a todos los sistemas sensoriales para que se alisten a responder a la nueva información. Todas y cada una de las neuronas de un área dada, responde generando una actividad colectiva que hemos llamado ráfaga. La actividad sincrónica de cada una de las neuronas que integra un sistema se retrotransmite hacia el sistema límbico donde todos estos impulsos se integran en una sensación completa o “Gestalt”. De inmediato se demanda otra búsqueda de información y los sistemas sensoriales vuelven a alistarse por referencia. El estado de coincidencia podría asentarse en la experiencia subjetiva de este proceso recursivo motor, referencia y percepción. Esto capacitaría al cerebro para hacer planes y preparar cada acción subsiguiente, basándose en la anterior.

William Blake, poeta, escribió: “si las puertas de la percepción se purificaran, cada cosa aparecería ante el ser humano como realmente es, es decir, infinita” . Tanta purificación sería probablemente abrumadora. De esta percepción no asumible, nos protege la autocontrolada actividad caótica del córtex que es la única propiedad que les resta adquirir a los robots artificiales para humanizarse. Sin embargo, seguimos sosteniendo que la memoria como fenómeno espiritual usa de la anatomía y fisiología cerebral y celular, pero no es causada ni reside en ella. Prueba de lo que decimos, es aportada por los propios neurobiólogos. Ronald Davis26 asevera que el cerebro humano posee más de 10.000 millones de neuronas y, a su vez, cada neurona posee 10.000 interconexiones (en números redondos y aproximados). “es una red enorme que no podemos todavía entender” También entiende este investigador experto que si bien hay factores genéticos (genoma) que indudablemente intervienen en el circuito mnésico, por otro lado hay otros factores, siendo el principal el ambiente, medio o entorno que rodea a cada persona (ambioma). Los genes se pueden encontrar en animales y seres humanos, pero los factores ambientales del ser humano o de cada ser humano, constituyen un estudio “más difícil por hay muchas posibilidades que entran en juego. En mi opinión, no estamos preparados o no somos suficientemente inteligentes como para abordar la cuestión medioambiental”. En sus declaraciones, Davis omite hacer referencia a los fenómenos espirituales, pues como todo científico tecnológico cree más en la aparatología, la molecularidad que el factor espiritual intrínseco o inherente a cada ser humano en particular. La dificultad no está en las moléculas ni en las neuronas ni en las conexiones de la misma. La dificultad más grande está en aceptar, conocer y estudiar el fenómeno espiritual.26 Director de laboratorio en el Baylor College of Medicine, Houston, EE.UU., realiza estudios especiales sobre la memoria humana sobre bases moleculares y genéticas. Sus expresiones son extraídas de una entrevista concedida al periódico español EL PAÍS durante su concurrencia al Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal, Madrid, España, julio 2005 (Mertz, JE, y Davis, RW - LA ESCISIÓN DEL ADN POR ENDONUCLEASAS DE RESTRICCIÓN RI GENERA EXTREMOS COHESIVOS. Actas de la Academia Nacional de Ciencias 69, 3370-3374, 1972)

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Memoria y plasticidad cerebralConcepto de plasticidad cerebral

Hasta hace casi un poco más de una década, la neurociencia afirmaba que a partir del nacimiento, el cerebro contenía todas neuronas definitivas y que éstas no se verían modificadas por la experiencia vital. Desde esa perspectiva, los únicos cambios posibles que podrían producirse a lo largo de la vida, serían variaciones menores en las conexiones sinápticas (conexiones interneuronales) y la muerte celular que acompaña al proceso de envejecimiento. Según esta teoría tradicional era imposible la neurogénesis de nuevas neuronas (neuronagénesis), fuera de las que ya venían en el cerebro al nacer. Pero los descubrimientos posteriores de las neurociencias debieron asumir el nuevo concepto de plasticidad cerebral, donde no sólo puede el cerebro inhibir o activar las conexiones sinápticas, estableciendo nuevas y múltiples sinapsis según las necesidades de la función de un cerebro individual, sino que el cerebro se va modificando continuamente a medida que cada persona lo usa con mayor intensidad o una necesidad determinada y esto permite crear nuevas sinapsis y nuevas neuronas. El descubrimiento de esta capacidad de crear neuronas y sinapsis modificó todos los conceptos de la función cerebral.

Mecanismos de la plasticidad cerebral

La plasticidad neuronal (neuronas) o neural (sinapsis) es el proceso que nuestro cerebro utiliza para crecer, aprender y vivir cotidianamente. Antes, frente a las enseñanzas de Santiago Ramón y Cajal, se creía que las neuronas no se reproducían sino que se nacía con una cantidad determinada de neuronas y se vivía así hasta morir. El envejecimiento o enfermedad que afectaba y mataba neuronas, dejaba al cerebro sin las mismas y con la imposibilidad de reponerlas. Sin embargo, estudios sobre animales permitieron descubrir que las neuronas se reproducían después del nacimiento. ¿Cómo se expresa la plasticidad cerebral? A través de dos mecanismos:27

Epigenoma: interjuego entre lo genéticamente determinado y las influencias ambiómicas (factores epigenéticos).28

Genoma: conjunto de genes del ser humano

1. neurogénesis : generación de nuevas neuronas2. apoptosis : mecanismos genéticos que regulan o programan la “muerte” de

determinadas células. Hay apoptosis fisiológica y apoptosis patológica (debida a efectos neurotóxicos neuronales directos.

3. “pruning”:29 o “poda sináptica” que se expresa por atrofia o desaparición de sinapsis inactivas

4. “sprouting:30 o brote sináptico (producción o reproducción de nuevas sinapsis = sinaptogénesis)

27 Marcelo Cetkovich-Bakmas – ASPECTOS EPIGENÉTICOS DE LAS ENFERMEDADES MENTALES – Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 200628 Carlos A. Soria – EPIGENOMA: LOS ESPEJOS DE LA REALIDAD, Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Psiquiatras, Buenos Aires, octubre 200629 Del inglés pruning = poda30 Del inglés sprout = brotar, retoñar

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5. “damming:31 mecanismos de control sináptico por el cual se cierran sinapsis activas que no se usan o se activan sinapsis que no se usaban

Los factores epigenéticos inducen alteraciones moleculares, celulares y de los circuitos neuronales o neurales. El hipocampo, junto con la región supraventricular es una de las principales estructuras donde se verifica la plasticidad cerebral y la neurogénesis, pues al estudiar el estrés se probó que a través del cortisol y del ácido glutámico, se modifica la neurogénesis, la sinaptogénesis y la neurogénesis. En el proceso de disminución de la neurogénesis y pérdida de densidad celular en el hipocampo, que ocurre en el estrés, hay:

1.º. Alteraciones neuroquímicas32

2.º. El deterioro en la plasticidad celular y en el remodelado dendrítico del hipocampo

3.º. Pérdida neuronal por hipercortisolemia por exposición de episodios repetidos de estrés

4.º. Pérdida de células gliales que aumentan la vulnerabilidad al ácido glutámico y a la disminución de factores neurotróficos

La plasticidad cerebral se muestra ante lesiones específicas del cerebro, el cual, tras un entrenamiento debido puede modificar la actividad de las zonas lesionadas o destruidas, mediante nuevas sinapsis o nuevas neuronas. Pero también en condiciones normales, bajo un estricto entrenamiento o adiestramiento para determinadas habilidades o aprendizajes, el cerebro estimulado crea nuevas sinapsis y neuronas. En la normalidad o en la enfermedad, el cerebro puede inactivar sinapsis que no se usan. Luego, habría una plasticidad que actúa en la enfermedad y otra que actúa en la normalidad El secreto de la plasticidad en la normalidad, ergo, está en el uso intenso y adecuado mediante un adiestramiento o entrenamiento de habilidades específicas. Por ejemplo, si un pianista practica intensamente y en forma diaria por muchos años, los instrumentos de las neurociencias demuestran la neuroplasticidad al detectar el desarrollo inusitado de las regiones cerebrales que controlan el movimiento de las manos del pianista. Hay una relación directa en la neuroplasticidad cerebral: hay mayor cambio cerebral cuando el proceso de adiestramiento se instaura en forma temprana y es más prolongado (a mayor extensión e intensidad del entrenamiento, mayor cambio cerebral) Estas conclusiones son fundamentales para determinadas prácticas cerebrales sutiles como es la meditación. Cuánto más, mejor e intensamente se medite, habrá cambios cerebrales fundamentales que aumenten también la capacidad de meditar y de obtener mayores frutos creativos y mayores capacidades mentales (capacidades extraordinarias).

En la práctica de la meditación, desde una perspectiva cognitiva, puede considerarse al desarrollo como el esfuerzo sistemático de controlar la atención y las habilidades mentales y emocionales relacionadas. Esto trae a colación una nueva pregunta que formuló Davidson: ¿podríamos servirnos de diferentes tipos de meditación para modificar los circuitos cerebrales asociados a los distintos aspectos de la emoción? Las neurociencias, mediante tecnología como el llamado difusor de tensión, ha logrado captar imágenes de la función cerebral durante las emociones y la meditación y este estudio ha puesto de relieve los sutiles procesos de remodelación en los que se basa el fenómeno de la neuroplasticidad cerebral. Esto permitió una

31 Del inglés dam = contener o reprimir32 Gage, F.; Van Praag, H. – NEUROPSYCHOPHARMACOLOGY THE FITH GENERATION OF PROGRESS, ACNP, 2002

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respuesta afirmativa a la pregunta del principal investigador de la emoción y la neuroplasticidad. La neuroplasticidad es la nueva frontera de las neurociencias que comenzó a estudiarse y postularse en 1998 y que culminó con el descubrimiento de la remodelación cerebral mediante la creación de sinapsis y neuronas nuevas. Hoy, el desafío es averiguar las conexiones entre la neuroplasticidad cerebral para encontrar nuevas conexiones en los circuitos cerebrales que regulan las emociones perturbadoras, desarrollando en los afectados una capacidad para controlar más eficazmente la ansiedad, el miedo o la ira, acompañando el desarrollo de nuevas conexiones interneuronales.

El descubrimiento de que el cerebro y el sistema nervioso generan nuevas células en función de la experiencia y el aprendizaje, que dio origen a la noción de plasticidad neuronal, lleva al nuevo concepto de cerebro proteico.33 El creador e investigador del concepto, Davidson, cree que esta noción de cerebro proteico terminará remodelando todos los conceptos de la Psicología clásica hasta ahora conocida y estudiada.

Siguiendo con sus investigaciones, en la actualidad, este estudioso cree que las modificaciones cerebrales encontradas cuando son duraderas o permanentes, pueden provocar un cambio de temperamento. Este “cambio temperamental” sería el antídoto de las emociones destructivas, al fomentar la activación de las regiones del lóbulo frontal que inhiben o modulan la actividad de la amígdala, responsable de ciertas emociones negativas. Éste sería uno de los posibles mecanismos a introducir para contrarrestar las emociones negativas y destructivas, ya sea disminuyéndolas en lo posible o anulándolas cuando aparecen. Como contrapartida, se estimularían las emociones positivas, aumentándolas.

De todo esto deducimos que la neurogénesis como la neuroatrofia, procesos antagónicos, estarían regulados por diferentes efectos. Así, la existencia de un ambioma negativo o conflictivo, distresante, o la pasividad intelectual-afectiva y las emociones negativas generan un proceso de neuroatrofia y ofician como antiplásticos o antineurogénico. A la inversa: un ambioma favorable y armónico, las emociones positivas, ciertos psicofármacos (tranilcipromina, fluoxetina), la actividad intelectual y la educación mental, son factores protoplásticos y proneurogénicos, que además de reparar neuronas y circuitos dañados, pueden aumentar una población neuronal indemne o activar circuitos nunca antes usados.

La modificación de la función cerebral en pro del mejor y mayor uso de la corteza cerebral para regular más y mejor, también, la amígdala, podría ser obtenida mediante el uso de psicofármacos. Pero el inconveniente de los psicofármacos, por lo menos en lo conocido hasta ahora, es que tiene una incidencia sobre la función total del cerebro y sistema nervioso y carecen de la puntualidad y especificidad necesaria y útil para una determinada región cerebral o el incremento o inhibición de una función cerebral específica.

Luego, el camino más confiable y seguro es el método natural espiritual de obtener un mayor adiestramiento mediante la meditación y la experiencia continua e intensa. También las ondas electromagnéticas pueden activar la neuroplasticidad, pero tiene efectos más deletéreos, menos controlables y efectos secundarios que ponen en duda su eficacia. Sin embargo, es útil conocer el dato por las implicancias de una contaminación ambiental electromagnética intensa,

33 Término derivado del dios griego Proteo que castigado para que sus entrañas fueran comidas por aves, en la noche se regeneraban apareciendo intactas al día siguiente. Proteico es lo “que cambia de formas o ideas”

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la cual influye en la plasticidad cerebral, pero también lo hace en otros funciones orgánicas y el saldo total de la exposición generalmente son consecuencias patológicas más que fisiológicas.

CAPÍTULO IV

CARACTERÍSTICAS DE LA MEMORIA

Formas de memoriaMemoria a corto plazo

Es importante conocer las diferentes características de la memoria puesto que hay muchas formas de obtener y almacenar la información. Este proceso de memorización se realiza en diferentes etapas y procesos.

Según Atkinson y Shiffrin (modelo Atkinson-Shiffrin)34, hay un registro sensorial de los estímulos externos que constituye un primer almacén o memoria sensorial. Se llama

34 Atkinson, RC; Shiffrin, RM - LA MEMORIA HUMANA: UN SISTEMA PROPUESTO Y SUS PROCESOS DE CONTROL, JT. Nueva York: Academic Press. pp 89-195, 1968

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sensorial porque generalmente la recepción de datos es por conjuntos y por la vía sensorial. Es muy fugaz y alcanza apenas unos segundos de duración. Este tiempo de permanencia es a los efectos de analizar si el registro sensorial debe ser memorizado o no. Hay estímulos muy fuertes que demoran ese lapso, pero no para su análisis sino por su gran intensidad. Así, lo más inmediato es la memoria sensorial, la cual una vez analizada o en virtud de su fuerza de impacto pasa selectiva o automáticamente a un segundo almacenamiento denominado memoria de corto plazo.

La memoria a corto plazo usa del “almacenamiento sensorial” que tiene una etapa breve de obtención de información seguida de un olvido casi inmediato. La información queda almacenada en esta memoria también es de un lapso muy corto (no mayor de 30 segundos) pero mayor que el de la memoria sensorial.

Vuelve a realizar un segundo análisis más detallado de la información recibida y extrae los componentes verbales que ésta pueda poseer. Se diferencia del registro o memoria sensorial y de la memoria a largo plazo porque sólo puede mantener una pequeña cantidad de información simultánea.

La principal característica de la memoria de corto plazo es que la información o dato que contiene es en estado activo (es usada y procesada constantemente mientras permanece en este almacén). Es la memoria práctica utilizada para rendir un examen, retener una lista de compras, memorizar una agenda de ocupaciones temporales, etc.

Otra característica importante es la cualidad de ser una información o dato consciente, a tal punto que muchos investigadores consideran a esta memoria como la actividad de la conciencia en el momento en que ésta es activa. Esto lleva a pensar que la memoria de corto plazo es propiamente la conciencia o estado de conciencia, pero más bien debiera pensarse que es la memoria que usa la conciencia y que es ella misma, dado que el estado de conciencia es mucho más complejo que un simple registro de la realidad circundante.

La característica de estado activo y consciente, hace que la memoria de corto plazo sea el mejor mecanismo para explicar el recuerdo. Esto tiene lugar porque para recordar lo memorizado, la información contenida en el almacenamiento de memoria a largo plazo debe desplazarse nuevamente a la memoria de corto plazo para ser reactivado y usado. Por estas razones podemos creer que la memoria de corto plazo es una especie de memoria consciente.

Memoria a largo plazo

Si esta memoria de corto plazo es estimulada en forma reiterada por el mismo tipo de información, pasa a una etapa prolongada de información la cual será procesada en otra forma de almacenamiento que es la memoria a largo plazo. Se trata de un almacén de capacidad ilimitada en el que vamos acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en este almacén, al que debemos recurrir siempre que necesitamos recordarlos.

La información o datos registrados en esta memoria son inactivos o inconscientes (memoria inconsciente), a diferencia de la memoria de corto plazo, pero la memoria de largo plazo necesita inevitablemente el proceso de la memoria de corto plazo que es de donde recibe

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información. El modelo Atkinson-Shiffrin resume rápidamente tres procesos mnésicos simples y supone que cada uno de esos procesos tiene una serie de procesos de control y selección.

Estos procesos dependerán del modo en que cada persona los use de acuerdo a sus motivaciones o intenciones, constituyendo para cada uno, en forma individual, estrategias o formas de procesar la información, para utilizarla según sus necesidades o las circunstancias que deberá afrontar. Este modelo es muy elemental y básico y explica a grandes rasgos los atributos más importantes del proceso mnésico de adquisición y almacenamiento de datos.

Pero habría otras modalidades de memoria, las cuales tendrán como base siempre un modelo que comprende:

1. registro del dato2. almacenamiento a corto plazo3. almacenamiento a largo plazo4. recuerdo o evocación5. olvido

Otros modos de ser de la memoriaMemoria personal común

Estudiaremos ahora otras modalidades de memoria. La memoria personal común que es la que abarca genéricamente a todos los tipos de memoria, tanto a la memoria de corto como la de largo plazo o memoria adquirida y la denominada memoria de la especie o memoria filética o memoria innata.

Memoria filética

Prácticamente puede considerarse al cerebro humano como compuesto con tres estructuras (tres cerebros). La primera estructura es el llamado “encéfalo de reptil”, heredado de los antepasados reptiles que tuvieron la primera estructura encefálica animal, y que está conformado en el hombre por el tronco encefálico superior (formación reticular, mesencéfalo y ganglios basales) e hipotálamo. La función principal del “cerebro de reptil” es la regulación de la conducta estereotipada (instintiva), de los biorritmos y de las funciones fisiológicas vitales. El sistema límbico, es la segunda estructura encefálica en el hombre, llamada “viejo encéfalo de mamíferos” porque se formó en los primeros mamíferos, nace rodeando al antiguo “cerebro de reptil”. Ambos encéfalos (encéfalo de reptil y viejo encéfalo de mamíferos) quedan interconectados tan íntimamente que funcionan regulando tanto lo instintivo como lo emotivo, modulándose ambas funciones entre sí. La generación que siguió a los viejos mamíferos y que comprende al ser humano, formó una tercera estructura encefálica o “nuevo encéfalo de mamíferos” constituido por el neocortex, órgano regulador con la razón y el lenguaje. De esa manera, el encéfalo del hombre queda formado por tres “encéfalos”:35

35 Siguiendo las teorías de Gardner y otros autores, sobre el concepto de que no hay una única inteligencia sino diferentes formas de aplicar la inteligencia, lo que genera distintas inteligencias, Ribeiro identifica a la inteligencia con los tres encéfalos que acabamos de citar, de la forma siguiente:

1. cerebro reptiliano: centro de las inteligencias del comportamiento (inteligencia básica, inteligencia de los patrones, inteligencia de los parámetros

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1. encéfalo de reptil (cerebro de reptil): tronco encefálico e hipotálamo2. viejo encéfalo mamíferos (viejo cerebro mamíferos): sistema límbico3. nuevo encéfalo mamíferos (nuevo cerebro mamíferos): neocortex

El neocortex se relaciona con el sistema límbico en este tercer cerebro, el que conforma el cerebro humano. El sistema límbico, a su vez, tiene conexiones con el sistema olfatorio y queda relacionado con el rinencéfalo o “cerebro olfatorio”. El desarrollo del sistema límbico ha hecho que sea el verdadero comando cerebral de las funciones que incluyen atención, memoria, afectividad (emociones) y aprendizaje. El sistema límbico ubica anatómicamente en la zona profunda de ambos lóbulos temporales (derecho e izquierdo) a manera de una doble representación especular (en imagen de espejo). En cada lóbulo forma un círculo que rodea el tronco del encéfalo y las circunvoluciones hipocámpicas, formando el arco inferior del círculo, mientras que en el arco superior del círculo ubica la circunvolución cingular. La parte anterior el círculo está constituida por septum, amígdala y cuerpos mamilares. El interior del círculo comprende el núcleo talámico anterior. Todas esas estructuras están tan íntimamente conectadas entre sí, tanto en lo neuronal como en lo bioquímico, y, a su vez, se interconectan también neuronal y bioquímicamente con las áreas superiores e inferiores.

Estas intrincadas conexiones forman relaciones tan complejas que es lo que lleva al fenómeno del funcionamiento en bloque de todas las áreas cerebrales e influyéndose mutuamente. Las relaciones del sistema límbico con el tronco encefálico inferior participan parcialmente en las funciones del equilibrio de los estados afectivos-emocionales y en el estado de alerta. La parte inferior del circuito límbico, cuyo motor es la amígdala, controla las funciones de alimentación, lucha, huída y cópula.. El arco superior del sistema límbica parece superponerse en sus funciones con el arco inferior e impresiona como que ambos se encargan muy particularmente de las funciones de los sentimientos, expresividad de sociabilidad y estímulo del cortejo o interés sexual. El sistema límbico, constituye el “cerebro emocional” cuyas reacciones son sumamente rápidas y se descargan en cuestiones de segundos, sin intervención del “cerebro racional”, cuyas complejas funciones intelectuales le llevan a reaccionar con mayor lentitud. Sin embargo, ambos cerebros, emocional y racional están íntimamente conectados en el hombre de forma tal que las emociones influyen en la razón y, a su vez, la razón puede modular las emociones.

El sistema límbico es el primer receptor encefálico de los estímulos y la respuesta emocional es la primera en manifestarse (respuesta primaria), para ser luego modulada por la respuesta racional secundaria. Pero también el sistema límbico acumula todas las conductas aprendidas y forma de ellas un patrón que puede actuar aún en ausencia del estímulo original. El almacenamiento de conductas y otros datos o información es lo que constituye la memoria. El hipocampo, cumple en el circuito de la memoria, el rol protagónico de seleccionar sólo lo que resulta importante o vital, de los estímulos receptados que continuamente recibe en forma de “bombardeo” y desecha los que considera irrelevantes. Asimismo, es el que controla el recuerdo de experiencias almacenadas, seleccionando dichos recuerdos en el momento en que es necesario. Por su intervención en el circuito de la memoria, el sistema límbico parece comandar

2. viejo cerebro de mamífero (primer cerebro de mamífero): centro de las inteligencias emocionales (inteligencia afectiva, inteligencia de los estados de ánimo, inteligencia de la motivación)

3. nuevo cerebro de mamífero: centro de las inteligencias mentales (inteligencia racional, inteligencia asociativa, inteligencia espacial, inteligencia intuitiva)

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la memoria encerrada en el cerebro de reptil y de los viejos mamíferos, que son el patrón de las reacciones necesarias para las conductas vitales del hombre (todas las funciones que le permiten preservar la vida). Es la memoria de los instintos y de todos los patrones de conducta que están en la inconsciencia, en estratos muy profundos. Rayner36 ha comparado al cerebro humano con una computadora, idea que compartimos ampliamente. Las estructuras encefálicas y orgánicas en general son el hardware y el cerebro contiene el software que controla todas las funciones de las otras estructuras anatómicas. Ese software contiene una base de datos atávica, heredada de los primeros animales o reptiles y de los primeros mamíferos. Esa base de datos almacenada en el software cerebral es conocida como memoria filética (del filum humano) y ella es la caja que posee todas las herramientas y conocimientos necesarios para la vida y los patrones de conductas elementales para el hombre. Ese software dependerá del programador informático que lo maneje, en este caso, cada persona en particular y de la habilidad de ese programador se podrán activar programas de reacciones y conductas de patrones ancestrales.

A la memoria filética (innata o de la especie) podemos llamarla propiamente memoria ya que como toda memoria personal es información ancestral almacenada que puede recuperarse mediante estímulos sensoriales o la necesidad de actuar. Es eminentemente adaptativa, ya que contiene la prologada experiencia adaptativa de la especie.

Para servir a un organismo, la memoria filética requiere la “repetición” al inicio de la vida. En efecto, resulta apropiado considerar como períodos de repetición las etapas críticas postnatales en las cuales las áreas sensoriales primarias necesitan experimentar estímulos sensoriales para el desarrollo temprano de su función. Además, hay pruebas de que las estructuras sensoriales y motoras primarias conservan su plasticidad en la fase adulta, pues se modifica y amplía en el organismo adulto.

Las áreas sensoriales primarias de la memoria filética envían información a las áreas asociativas posteriores donde las asociaciones que coinciden con el tiempo forman redes de memoria perceptiva. A través de mecanismos similares, la retroalimentación motora y la llamada “copia eferente” de la acción tejen redes de memoria motora en la corteza frontal. Al reconstruir los esquemas motores que representan, estas redes conducen los actos elementales, innatos, manifestados a su vez en la corteza motora primaria y en las estructuras motoras subcorticales.

Así consideradas, las memorias perceptiva y motora derivan de la memoria filética. Ambas son asociativas, se distribuyen por la corteza y están jerárquicamente organizadas. Sobre la base de la memoria filética crece la memoria personal o individual, la que obraría como expansión de la memoria filética en la corteza de asociación. La transición anatómica de la memoria filética a la individual, de la corteza primaria a la asociación, sigue gradientes de desarrollo y gradientes conectivos. En la medida en que la ontogenia recapitula la filogenia, la transición también sigue un gradiente filogenético.

La memoria filética comprendería:

la memoria instintiva la memoria perceptiva la memoria motora

36 C. Rayner – LA MENTE HUMANA, Editorial Hyspamerica, Barcelona, España, 1986

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la memoria emocional o afectiva memoria noética (saber ancestral)

Memoria instintiva

La memoria instintiva o memoria de los instintos, opera en el mismo nivel que la memoria filética, motora, emotiva, de los reflejos, etc. y es una memoria innata, estereotipada y relacionada con motivaciones básicas (sed, apetito, deseo sexual, conservación de la vida, etc.). También es una memoria condicionable, sujeta a control neocortical y modulación. La memoria a largo plazo es considerada como memoria pasiva o la memoria almacenada sin activación temporal. A grandes rasgos puede determinarse que memoria pasiva es la que está conservada o guardada pero no usada (inactiva) mientras que memoria activa es el uso temporal o activación de la memoria inactiva.

La memoria instintiva es la que permite que tengan lugar los actos reflejos. De ese modo, también opera como memoria de actos reflejos. Esta memoria, como la mente emocional, actúa rápidamente, en segundos, y por eso no está sometida al control racional. Es la que permite tener actos reflejos que pueden llevarnos a reacciones consideradas estúpidas, como es tratar de poner una mano o un pie cuando cae algo pesado. La mente racional no tiene tiempo de reaccionar para modular el reflejo y por esto la mayoría de los actos reflejos son irracionales y subconscientes. Quizás la naturaleza nos dotó de los actos reflejos, no para analizarlos sino para que podamos desempeñarnos rápidamente en la emergencia, antes de que la razón intervenga con su control.

Memoria emocional

Las investigaciones recientes demuestran que el cerebro maneja la información olfativa enviándola directamente a las partes del cerebro asociadas a la memoria y a la emoción. El bulbo olfatorio es parte del sistema límbico por sus conexiones con las estructuras del mismo. En forma contrastada, la vista, el oído y el tacto procesan sus datos a través del aparato analítico cortical antes de alcanzar áreas más primitivas, más emocionales, por lo que el olfato es el sentido más rápido en guardar recuerdos pues el olor se dirige directamente hacia el sistema límbico formado por el hipocampo y la amígdala (estructura conocida como “cerebro de reptil”). Esto es un fenómeno evolutivo, probablemente basado en condiciones primitivas de supervivencia y que genera recuerdos altamente emocionales en las personas.

La activación de receptores betaadrenérgicos de la amígdala es la que desempeña un rol fundamental en lo que se ha llamado memoria emocional.37 Las emociones constituyen un conjunto de respuesta de gran intensidad, provenientes de múltiples manifestaciones expresivas, fisiológicas y subjetivas. Asocian estados de activación de los sistemas neurovegetativos con sensaciones psíquicas y su resultado es, por ejemplo, sensación de temor, alegría, tristeza, sentimientos y afectos o enojo.

El humor, en cambio, se define por lo general, como un conjunto de pequeñas emociones persistentes, a partir de las cuales se puede identificar un determinado estado de humor. En las investigaciones neurocientíficas de procesos cognitivos tales como la memoria y

37 Estos fenómenos de memoria emocional han sido investigados por Larry Cahill, Universidad de California, EE.UU.

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la percepción, se incluyó en los últimos tiempos el conocimiento de las emociones y por eso prosperó el campo de investigación dedicado a las relaciones entre memoria y emoción, en forma especial, el miedo o temor.

Estos estudios tratan de establecer el modo en que los acontecimientos específicos o estímulos llegan, mediante experiencias individuales de aprendizaje, a provocar la repetición de un estado emocional determinado. Este proceso ha sido denominado memoria emocional y juega un rol importante en los desórdenes emocionales originados en las disfunciones de la capacidad cerebral para controlar una determinada emoción. Este conocimiento ha permitido el desarrollo de la denominada inteligencia emocional que permite mediante aprendizaje, conocer técnicas y métodos para lograr el control mental de todo tipo de emoción, en especial, la relacionada con el miedo, la ansiedad y el distrés.

La relación entre los mecanismos subcorticales de la emoción, aparentemente suficientes para provocar una respuesta, y las estructuras, y las estructuras corticales es objeto de estudios sobre la relación entre cognición y emoción. Esto da lugar a que algunos autores consideren a la emoción como un proceso cognitivo, pero en realidad no es así, sino que el entrecruzamiento de funciones mentales como son las funciones cognitivas y las emocionales, puede dar la falsa sensación de que la emoción es un producto de la cognición.

Una cosa es que los estímulos que producen reacciones emocionales sean recogidos por centros cognitivos para modularlos o guardar recuerdo de ellos y otra cosa esos centros cognitivos sean los productores de la emoción. Hemos repetido hasta el cansancio de que el hecho de que las mismas estructuras orgánicas y funcionales del sistema nervioso y otros aparatos estén interconectadas para la recepción de estímulos y producción de fenómenos mentales, no significa necesariamente, que una de ellas sea la causa de otras. Simplemente es eso: una mera interconexión que conforma un proceso holístico único. La regulación cerebral de la expresión emocional ha sido expuesta por estudios que mostraron la condición especial de que cuando la corteza prefrontal se encuentra dañada, la memoria emocional es muy difícil de extinguir.

Estos estudios, de algún modo, ponen de manifiesto que las áreas corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando son negativas. Pero perdido el control por alteración de las vías corticoamigdalinas, se transforma el comportamiento de una persona, el cual se vuelve más rígido al impedir la extinción de lo que parece ser un proceso de aprendizaje activo. La amígdala conforma un centro de aprendizaje fundamental debido a su localización intermedia entre regiones aferentes y eferentes. Las vías que nacen en el tálamo ofrecen una percepción sumaria pero rápida del mundo externo (mente emocional), mientras que las vías corticales proveen una información detallada y analítica lo que hace más lento el reconocimiento sensorial del objeto.

La existencia de dos vías distintas de aprendizaje emocional (una rápida y otra lenta) parece deberse a las diferencias temporales, pues en ocasiones es necesario producir una respuesta emocional rápida que permita evitar un peligro potencial, sin esperar el lento reconocimiento cortical que la justifique. La amígdala se encuentra así en el centro de un mecanismo de memoria no declarativa que opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el componente emocional de un acontecimiento determinado es almacenado en el centro de la memoria declarativa (hipocampo) el individuo puede recordar lo que sintió en ese momento, pero sólo como uno más de los detalles que componen la experiencia.

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En cambio, para que el sujeto vuelva a sentir lo mismo que en ese momento, o para que los mencionados detalles produzcan una reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que también se reactive la memoria emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son almacenados y recuperados en paralelo, pero el acceso consciente a lo emocional sólo puede hacerse por medio de las consecuencias del acto emocional, como sucede con el comportamiento o las sensaciones subjetivas que se combinan con la memoria declarativa existente, para modificarla y formar una nueva memoria declarativa.38

Memoria perceptiva o sensorial

La memoria perceptiva o sensorial es la memoria que se guarda de todos los fenómenos o estímulos recibidos a través de los sentidos. Abarca cuanto solemos entender por memoria personal y conocimiento: representación de eventos, objetos, personas, animales, hechos, nombres y conceptos. Según hemos dicho anteriormente, esta memoria recoge una enorme cantidad de información desde todos los sentidos, pero la permanencia del registro es muy breve y se mide en fracciones de segundo. En ese tiempo pueden ocurrir dos fenómenos: que lo registrado se traslade a un almacenamiento de mayor duración y mejor análisis como lo es la memoria a corto plazo, para seguir siendo procesado. O que la mayor parte de ese registro se desvanezca en forma inmediata para dar lugar a nuevos registros. La pérdida del registro sensorial es irreversible, pues nunca más se recupera. La transitoriedad muy efímera del registro sensorial se debe a que el análisis que la memoria visual realiza es muy superfluo pues sólo se limita a captar imágenes o sonidos o superficies o sabores u olores, tal cual le llegan, sin someterlos a un análisis más profundo de carácter semántico o simbólico. Es decir, no forma una idea concreta de lo que percibe. Para que este análisis e ideación de las imágenes recibidas ocurra, es necesario el desplazamiento del dato al almacén de la memoria de corto plazo. La diversidad de formas de memoria perceptiva puede agruparse en distintas categorías de rangos diferentes, según su contenido sensorial y su generalidad. Hay una jerarquía de memorias perceptivas que van de lo sensorialmente concreto a lo conceptualmente general. En la base encontramos las memorias de las sensaciones elementales; en la cima los conceptos abstractos que, aunque adquiridos por la experiencia sensorial, se han independizado de ella. La jerarquía de las memorias perceptivas se basa a su vez, en una jerarquía paralela de áreas de la corteza posterior, dispuesta en el orden de desarrollo y conexiones indicado. En los niveles inferiores, la jerarquía de memoria perceptiva se corresponde con la jerarquía neuronal para el procesamiento y análisis de la información sensorial. De hecho hay también una jerarquía de áreas para cada una de las modalidades sensoriales: vista, tacto, oído, gusto y olfato. Todas ellas convergen en la corteza de asociación polisensorial y, además, en estructuras límbicas del lóbulo temporal, en particular, el hipocampo.

Tipos de memoria sensorial: visual, verbal, auditiva, olfativa y táctil

Así como hay una memoria visual con capacidad para recordar imágenes, también hay una memoria verbal (esta memoria tiene mucho que ver con los fenómenos de codificación conceptual y a las unidades de información semántica que luego estudiaremos) como capacidad para recordar relatos, lecciones, charlas, lecturas, etc. que es parte de una memoria auditiva que además de palabras recuerda sonidos de cualquier naturaleza.39 Una memoria olfativa para

38 MEDICAL MAG, Vol. 5 (45): 87-91, 199439 Denominada, también, memoria ecoica

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recuerdos de sensaciones percibidas por el olfato y una memoria táctil adquirida por el tacto (siendo la más conocida la empleada por el sistema Braille de lectoescritura para ciegos).

Memoria semántica y memoria episódica

Para dejar más claro todo este proceso de la memoria perceptiva hay que definir dos cosas muy claras. Por ejemplo, se ve una flor. El ojo capta la forma, el color y la estructura de esa flor. Esa es la percepción primaria que forma la memoria visual de esa flor en particular y de la especie que representan en sí (el resto de las mismas flores o similares como es el caso de una rosa en particular que comparte la familia con otras rosáceas).40 Pero esta imagen visual o idea de la forma flor que está en el sustrato inferior de la memoria perceptiva que hemos comentado, luego pasa a otro estrato superior de la mente y allí se forma el concepto flor, el cual se traduce en un signo lingüístico, el cual en sí, no tiene nada que ver con la forma de la idea visual. La única que traducía “tal cual” la imagen o idea visual o forma del objeto percibido, era la llamada “escritura ideográfica” que dibujaba lo visto. Pero el grafismo español flor no tiene nada que ver con la imagen en sí. Luego, del mismo fenómeno hay dos memorias: la visual y la conceptual (la imagen tal cual en sí percibida y la palabra que representa el concepto formado de esa imagen o idea). Esto es lo que se conoce con el nombre de codificación y es el proceso donde interviene la poliasociación y la polisensorialidad, pues en ella intervienen diferentes estratos y procesos mentales. La formación de conceptos da lugar a la denomina memoria semántica y memoria episódica. La memoria episódica es la relativa al conocimiento y registro de acontecimientos que conocemos o episodios que han ocurrido y se presenciaron.41 La memoria semántica es la que procede de la información relativa a definiciones de términos o a la conceptuación de conocimientos del mundo o de algunos hechos de la realidad. Mientras que la memoria episódica está más referida al proceso mental de la percepción e ideación, la memoria semántica se relaciona con el paso siguiente del proceso mental: la conceptualización. Las ventajas de una memoria sobre otra, es que la episódica nos permite recordar rápidamente cualquier conocimiento adquirido, pero este recuerdo puede tener interferencias, menor asociación y algunos olvidos. La memoria semántica en cambio, produce recuerdos más nítidos, precisos y difíciles de olvidar, porque la memorización de hechos con significados o de concepto, se graban más y menor que el registro de un acontecimiento simple, sin necesidad de conceptuación, como ocurre cuando nos formamos sólo la idea de algo, sin tratar de explicarla o individualizarse.

La reactivación del recuerdo del fenómeno flor exige la poliasociación y la memoria deberá acudir a los estratos inferiores de la memoria perceptiva y a los superiores de la conceptuación para rememorar una flor determinada, pues debe recordar tanto el nombre como la imagen del fenómeno flor. Así por ejemplo, si se recuerda que se vio una flor, pero no se puede precisar que tipo o clase de flor se vio es memoria episódica. Pero si se recuerda que se vio una flor y se puede precisar que tipo de flor es, estamos en presencia de la memoria semántica que representa al conocimiento cabal de las cosas. La memoria episódica es quizás, la más usada e inmediata no sólo porque refleja el episodio conocido, sino porque lo recuerda debido a que conoce un significado previamente estipulado. En cambio la memoria semántica es más propia del proceso de memorización de datos nuevos o de aquellos que necesitan ser 40 G. Sperling (1960) denominó a esta primera imagen visual icón, el cual tiene como característica principal su pronta desaparición. Se demora 50 milisegundos en el registro del icón y si no pasa a memoria de corto plazo, se diluye en ese lapso.41 Episodio es un término usado acá con la denotación de “cada una de las acciones parciales o partes integrantes de una acción principal”. Esto se debe a que muchos acontecimientos diarios no son fugaces o instantáneos sino que se dan en un lapso de tiempo más o menos largos y con actos sucesivos o episodios.

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reconceptuados. El hecho de que las mismas áreas corticales sirvan tanto para almacenar la memoria perceptiva como para el procesamiento de información sensorial, proporciona fundamento neuronal para la estrecha relación que existe entre la percepción y la memoria. De esta forma, recordamos lo que percibimos y percibimos lo que recordamos. La memoria episódica se refiere a lo aprendido en un contexto o espacio temporal particular y en forma sucesiva. Por ejemplo, se utiliza una prueba donde el sujeto debe aprender una lista de 15 ó 20 palabras presentadas sucesivamente. La dificultad de esta memoria no reside en el aprendizaje de las palabras sino en el recuerdo de un cierto número de ellas, a las que debe ubicar por el contexto de las mismas y la sucesión temporal del aprendizaje. Por esto, memoria semántica y episódica van siempre hermanadas.

Memoria extrasensorial

En contraposición con la memoria sensorial, hay una memoria extrasensorial que guarda recuerdos de fenómenos extrasensoriales como son los sueños, imágenes oníricas, fantasías, etc. Estaría muy implicada con la memoria implícita. Todas estas memorias constituyen por su capacidad de recordar y reconocer los elementos memorizados, la denomina memoria recognitiva. La memoria recognitiva integra las diferentes memorias perceptivas y así una memoria visual, en virtud de esa integración no sólo guarda la imagen del objeto visto, sino que también guarda memoria de sus cualidades que le permite guardar rasgos distintivos (memoria cualitativa o distintiva) y de su ubicación en el espacio o espacialidad (memoria espacial). Estos tipos de memoria son muy útiles en los animales.

Memoria procedimental

Hay también una memoria de procedimientos o memoria procedimental que es la que nos permite guardar el recuerdo de cómo se realizan trabajos, los juegos, deportes, etc. Esta memoria es considerada como memoria activa, la cual comprendería la memoria a corto plazo y la memoria operativa (“working memory”) (o memoria de trabajos o procedimientos) que consiste en la activación temporal de la red de memoria perceptiva y motora a largo plazo. La memoria motora o ejecutiva es la representación de los actos y conductas motoras. La jerarquía de las estructuras neuronales dedicadas a la ejecución de acciones motoras es la base de una jerarquía de memorias motoras que cursa en paralelo con diversos aspectos (complejidad, generalidad) con la jerarquía de las memorias perceptivas. Dentro de la memoria motora habría que considerar una especie de memoria de los reflejos o memoria reflexiva que, además, de los centros corticales posee centros en medula espinal, troncoencéfalo y cerebelo. Estas estructuras almacenan formas de memorias motoras elementales o primarias conocidas como actos reflejos, y que son parte también de la memoria filética. Los reflejos simples están en la vía espinal, pero los complejos y condicionados necesitan del troncoencéfalo y centros superiores porque necesitan integrar la memoria perceptiva con la motora. Por ejemplo el reflejo palpebral sólo acciona ante un ruido o un objeto que se aproxime a la vista o algo que roce la piel cercana al párpado. La integración entre memoria perceptiva, motora y filética, de tipo crítica, se establece principalmente en el cerebelo, pero intervienen mecanismos más complicados del troncoencéfalo como núcleos del tálamo, ganglios basales e hipotálamo.

Memoria implícita y memoria explícita

En las discusiones más recientes, la mayoría de los investigadores sostienen que hay varias clases cualitativamente diferentes de almacenamiento de memoria, de forma tal que a las

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tres conocidas como corta, intermedia y larga, se agregarían dos variantes más denominadas memoria implícita o memoria no declarativa y memoria explícita. La memoria implícita (memoria inconsciente del pasado) es la facultad de recordar sin tener un conocimiento consciente de los trazos de memoria que genera dicho recuerdo. La memoria explícita (memoria consciente del pasado) es la contrapartida de la implícita porque permite a partir de un estímulo sensorial (olores, imágenes, sonidos, etc.) rememorar toda una serie de hechos asociados psicológicamente con dicho estímulo.42 La memoria declarativa es la que incluye la memoria explícita y la memoria espacial.

Memoria anterógrada y memoria retrógrada

Estas memorias están en relación a hechos ocurridos antes y después de un suceso determinado (envejecimiento, traumatismos, etc.) y de ahí los nombres pues el prefijo antero se refiere a la memorización de hechos ocurridos después de un suceso y el prefijo retro indica la memoria de hechos acaecidos antes de un suceso. La memoria anterógrada es una memoria hacia delante y la memoria retrógrada es una memoria hacia atrás, para hacer más gráfico el concepto de cada una. En realidad estos términos surgen en relación a la amnesia postraumática, la que refiere la pérdida o presencia de estas memorias en relación al trauma.43 Normalmente los tratados sobre memoria no consignan estos tipos de memorias. El diccionario médico Salvat define a memoria anterógrada únicamente, como “memoria de los sucesos lejanos, pero incapaz de conservar las impresiones recientes”. Esta definición abarca, indirectamente, los dos conceptos: de memoria retrógrada al definir la “memoria de sucesos lejanos” y la “memoria anterógrada”, propiamente dicha, como “memoria de impresiones recientes”. Es propio de los ancianos la conservación y exacerbación memoria retrógrada y la alteración de la anterógrada: recuerdan con nitidez hechos de su niñez y juventud y olvidan los hechos más recientes.

Memoria cenestésica y memoria de pantalla

Son dos términos extraídos de diccionarios médicos. La memoria cenestésica44 es la “memoria de los movimientos de los miembros u otras partes del cuerpo” (Diccionario Médico Salvat). Estaría relacionada con la memoria motora. La memoria de pantalla (del inglés screen memory) es la “memoria consciente tolerable, que sirve de “pantalla” para otra memoria que puede trastornar al sujeto o serle dolorosa emocionalmente si la recuerda” (Diccionario Médico Dorland). Sería una especie de memoria que ayuda a ocultar el recuerdo de algo desagradable y que produce gran sufrimiento. El recuerdo de determinados hechos, más o menos gratos, inducen el olvido parcial del suceso penoso.

El recuerdo o evocación

La reactivación consciente de un dato memorizado es una función denominada recuerdo y se realiza a través de la evocación, que es un mecanismo de “convocación de imágenes o

42 MEDICAL MAG, Vol. 3, N° 18: 28-34, 1992; New Scientist 133: 39-42, 1992; 131: 39-43, 199143 María Pérez Martínez, Alfonso Casero Escamilla – LA MEMORIA: 122-123, Editorial Quórum, España, 198644 La cenestesia es “conjunto de sensaciones vagas internas procedentes de distintos órganos, que produce el sentimiento general de existencia, independientemente de los sentidos” (Diccionario Médico Salvat); “sentimiento general de la existencia consciente, percepción de la función normal de los órganos”

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datos” para “traerlos a la conciencia” desde la inconsciencia. Tanto el almacenamiento de datos como el recuerdo están íntimamente ligados a la asociación de ideas o conceptos.

Asociación de ideas o conceptos

Todos estos fenómenos descriptos nos indican que la memoria a largo plazo tiene esquemas múltiples de organización. Uno de ellos es la asociación de ideas o conceptos, otro es el efecto “von Restorf” de la escuela gestaltista, el cual distingue entre conceptos homogéneos (los formados por una misma categoría de imágenes, por ejemplo, letras) y conceptos heterogéneos (los conceptos introducidos dentro de un grupo de homogéneos, por ejemplo, si en un grupo de letras se inserta un número). Según la teoría del efecto “von Restorf”, los conceptos heterogéneos son más fáciles de memorizar y recordar. Otros modos de organizar la memoria y el recuerdo están en los modelos de organización impuesta y organización subjetiva. La organización impuesta se denomina así porque generalmente es impuesta por una circunstancia determinada (grabar una lección escolar, dar un examen, contestar una encuesta o someterse a una investigación). En este caso, la persona tiende a ordenar el pensamiento en categorías. Por ejemplo si se le somete a consideración una larga lista donde se entremezclan dispersos los nombres de animales, transportes, grupos sociales, a fin de facilitar el recuerdo, el individuo agrupa a cada uno de los términos dispersos dentro de un grupo específico. La organización subjetiva es la organización que libremente hace un individuo frente a una lista conocida por azar, la cual contiene agrupaciones débiles, es decir, no hay grupos específicos determinados. En este caso, la persona tiende a buscar inconscientemente una forma de agrupar sobre la base de la función de cada palabra o término. Estos tipos de organizaciones se deben a que el individuo, cuando debió almacenar o memorizar los datos también lo hizo con algún tipo de agrupación o categoría. La función asociativa, según Laborit, es manifiesta entre la memoria semántica y la memoria episódica, las cuales realizan una asociación cortical o subcortical mediante la intersección de ambas, cuando hay un tren de estímulos múltiples y variados. Esta asociación es útil para obtener un mecanismo mnésico óptimo (memorizar mejor todos los datos posibles para después recordarlos más fielmente)

Reactivación de la memoria (recuerdo)

En el acto perceptivo, proyectamos sobre el mundo nuestras expectativas e “hipótesis” basadas en la experiencia pasada. En cualquier momento de la vida diaria, la mayor parte de nuestra memoria a largo plazo se halla en estado de latencia, fuera de la conciencia. Probablemente, los agregados neuronales de sus redes se encuentren inactivos u ocupados en actividades “espontáneas” aleatorias. Una red de memoria se reaviva cuando la memoria a la que representa se recupera por el recuerdo o el reconocimiento. Es lo que se denomina reactivación de la memoria y se piensa que es mediada por la memoria de corto plazo. Un estímulo o grupo de estímulos, cuya representación cortical se ha convertido en parte de la red mediante asociación previa, reactivará esta representación y, también por asociación, al resto de la red. Ni los estímulos activadores ni la memoria activada necesitan ser plenamente conscientes. Algunos fragmentos de la red pueden activarse subconscientemente. En la reactivación de una red neuronal por el recuerdo o reconocimiento, el hipocampo parece desempeñar un papel importante. Se ha observado que los pacientes con lesiones de esa estructura no sólo tienen dificultades para formar nuevas memorias, sino también para recuperar memorias antiguas. A partir de esas dificultades aparece la amnesia retrógrada, o la anterógrada o ambas. Puesto que las redes de memorias nuevas son expansiones de las antiguas, los procesos neuronales de

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formación y recuperación de la memoria están estrechamente relacionados, si no son idénticos. El hipocampo participa en ambos.

Recuerdo libre

Marca la diferencia del rendimiento de la memoria entre los jóvenes y los viejos. Si a este recuerdo libre lo asociamos con claves con las que el sujeto es invitado a recordar las palabras aprendidas, la diferencia con el joven disminuye y se observa una mejoría más importante todavía si en un conjunto de palabras, la persona debe reconocer las palabras aprendidas de algunas otras distractoras. La presencia o ausencia de diferencias en el rendimiento de la memoria ligada a la edad, varía en función de la exigencia del sujeto par iniciar la búsqueda de la información en la memoria.

La reminiscencia

Si bien reminiscencia es un vocablo que en general designa a la representación mnésica el recuerdo de algo que pasó, en particular se refiere al recuerdo vago e impreciso, propio de datos mal almacenados o muy remotos o al recuerdo individual o personal de datos de la memoria filética. La impresión del recuerdo también puede ser por los recuerdos teñidos por la afectividad en especial o la emotividad en general. En filosofía, la reminiscencia habla de la transcordación (recuperación de datos trascordados). Trascordar etimológicamente significa “a través del corazón” y denotativamente está referido a “perder la noticia puntual de una cosa, por olvido o por confusión con otra” cosa. El uso vulgar de la reminiscencia está ligado al recuerdo de momentos placenteros o displacenteros y de recuerdos afectivos-emocionales.

CAPÍTULO V

TRASTORNOS DE LA MEMORIA

Tipos de alteraciones

La memoria recibe la influencia del afecto y tiende a modificarse según los intereses y las necesidades emocionales del individuo, interrumpiendo o modificando el curso normal del proceso de la memoria. Esto trae como consecuencia alteraciones anormales o trastornos de la memoria, de los cuales hay tres bien conocidos como la hipermnesia, hipomnesia y la amnesia, a los cuales se suman otro conformado la lista siguiente:

1. Hipermnesia : es la capacidad mnemónica intensa o excesiva. Se observa en algunos trastornos mentales como manía, paranoia y catatonía. Por ejemplo un paranoico puede recordar los números de matrícula de todos los autos que marchan detrás del suyo. Esta capacidad mnemónica excesiva se limita, sobre

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todo, a períodos específicos o a incidentes determinados que tienen que ver con afectos de especial intensidad. Las impresiones que surgen con motivo de incidentes emocionalmente matizados, se registran con mayor intensidad de lo habitual, debido a la excesiva atención y concentración compulsiva en dichos incidentes y a la voluntad de memorizarlos y recordarlos. Otra forma de adquirir hipermnesia es con un entrenamiento especial para aumentar la capacidad de memorizar. Es lo que ocurre con los eruditos que acumulan una cantidad impresionante de datos que escapan a la capacidad normal de las personas. La memorización excesiva puede ser fisiológica como es el esfuerzo de adquirirla por ejercicios mnemotécnicos; o patológica como ocurre con la memoria del horror en el estrés postraumático.

2. Hipomnesia : sería una especie de memoria escasa debido a la falta de ejercicio de la memorización o a defectos del proceso de memorización. También puede ser secuela de enfermedades neurológicas o traumatismo psíquicos u orgánicos.

3. Amnesia : Así como se habló de memoria retrógrada y anterógrada, igualmente, ante la pérdida de la memoria por una lesión cerebral, la pérdida de memoria de hechos anteriores se denomina amnesia retrógrada, la pérdida de memoria de hechos ocurridos después, se denomina amnesia anterógrada. Luego, en la pérdida o deterioro de la memoria no sólo influye la edad y los procesos patológicos (accidente cerebrovascular, infarto o Alzheimer y otras patologías mixtas), como estudiaremos luego, sino que junto con la edad influye la escolaridad más baja, la falta de ejercicio de la memoria y la mayor dependencia de otros. La amnesia es una pérdida de la memoria que puede ser orgánica o psicológica. En la amnesia orgánica hay trastornos fisiológicos de las neuronas en los procesos de asociación y por eso se pierde la capacidad tanto del registro como de la retención de datos y afecta mucho a la memoria anterógrada como a la retrógrada (memoria generalizada, de hechos remotos y de hechos recientes). La amnesia psicológica es un fenómeno que aparece inducido consciente o inconscientemente por una persona como defensa activa contra experiencias negativas, sobre todo las dolorosas, angustiantes o muy frustrantes. Es una represión voluntaria del recuerdo, el cual cuando es traído a la conciencia puede ocasionar angustia o ansiedad. La amnesia psicológica es para temas puntuales. La amnesia orgánica para todo tipo de tema. La amnesia psicológica es la que permite una recuperación por completo en forma repentina y completa, mientras que la recuperación de la amnesia orgánica es gradual y a menudo incompleta. La amnesia postraumática, entre otros mecanismos, ocurre en un traumatismo encéfalocraneano se superponen tanto la falla orgánica como la falla psicológica de la memoria. La falla psicológica es debida al traumatismo psicológico o distrés que provoca el accidente (amnesia psicológica). Esto afecta la memoria anterógrada (amnesia anterógrada) pues no permite grabar los sucesos traumáticos y, por lógica, no habrá memoria retrógrada (amnesia retrógrada) al no existir la anterógrada (amnesia postraumática). La falla orgánica se debe a la conmoción (desplazamiento brusco y violento del cerebro dentro de la caja ósea craneana sin hemorragias ni lesiones evidentes) o a la contusión (herida abierta del cerebro o contusión con derrame o hemorragia meníngea o cerebral). La falla psicológica permite recuperar rápidamente la capacidad de uso de la memoria, lo que se consigue en horas o días o a lo sumo en pocos meses (sólo queda una amnesia retrógrada postraumática que no permite recordar los hechos ocurridos durante el transcurso del trauma). Las fallas orgánicas afectan a los

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mecanismos o circuitos de la memoria durante décadas o de por vida (amnesia orgánica). No hay recuperación completa (las fallas orgánicas son las que impiden recuperar la capacidad de memoria puesto que permiten la prolongación de la amnesia anterógrada del síndrome postconmocional subjetivo que impide recordar cosas ocurridas después del trauma o accidente y que en casos graves tampoco permite recordar las cosas sucedidas antes del trauma o accidente o amnesia retrógrada. La suma de ambas amnesias y el trastorno de asociación de ideas o producción de ideas irracionales pueden llevar a la demencia postraumática). Hay amnesias psiquiátricas o psicológicas como la producida en la depresión o en la histeria, en la cual hay, en medio de una actividad normal, lapsus o “fuga” de la memoria. No son amnesias orgánicas. No debemos olvidar otras fallas orgánicas patológicas que incluye varias demencias que, incluso, pueden ser consecuencia de enfermedades infecciosas como HIV y la demencia de la sífilis por parálisis general progresiva; o del abuso de drogas.

4. Paramnesia : es una distorsión de la memoria en forma consciente o inconsciente que obra como falsificación de memoria. Se considera como una especie de “confabulación de la memoria” en que el paciente inventan hechos que no existen y con ellos llenan los espacios de la memoria y que el paramnésico acepta como si fueran hechos reales. Es un trastorno patológico que se presentan en las demencias seniles, especialmente en el síndrome de Korsakoff (generado por un problema orgánico cerebral asociado a un trauma cerebral)

5. Apraxia y afasia : la apraxia es la referida a la pérdida de la memoria como incapacidad de recordar cómo se realizan determinados movimientos elementales y comunes del cuerpo. Puede afectar el caminar, mantener el equilibrio, cierta coordinación de movimientos o la ausencia de algunos movimientos, por ejemplo, cómo sacar la lengua. Generalmente no se deben a trastornos motores sino a defectos del encéfalo. Puede afectar a la mitad del cuerpo mientras la otra es normal o a todo el cuerpo. Es estrictamente una apraxia o afección del aparato locomotor donde se olvida como abrir una puerta o manejar o conectar un electrodoméstico Cuando afecta el lenguaje se denomina afasia y es lesión grave. Es un trastorno neurológico.

6. Agnosia : son alteraciones neurológicas poco comunes que afectan a la memoria, por ejemplo, visual y en este caso se habla de agnosia visual donde el individuo a pesar de tener indemne el sentido de la vista, no puede reconocer imágenes visuales y si las reconoce no puede recordar su nombre. No padecen ningún trastorno mental y tienen una comprensión normal del lenguaje, pero han perdido la memoria de nombres e imágenes. Sin embargo, si les muestra un objeto que no reconocen y se le dice cómo se llama y para qué sirve, esto ayuda a que recuerden el objeto olvidado.

El olvido

La amnesia debe ser distinguida del olvido. Si bien ambas palabras se refieren a una ausencia de recuerdos, la amnesia tiene una connotación de tipo patológico que significa pérdida o debilidad de la memoria que no permite recordar nada. Mientras que olvido se refiere a la cesación de un recuerdo que se tenía y esta cesación no es patológica sino que está referida a trastornos no patológicos del mecanismo o proceso mnésico para grabar un recuerdo. El olvido tiene un circuito anatómico distinto al de la memoria. Mientras el recuerdo tiene más apoyo en el

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circuito del hipocampo, el olvido necesita un circuito más complicado que abarca el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal.

Luego, no debemos perder de vista que la memoria es un complejo de cuatro funciones principales:

1. Almacenar datos2. recordar datos3. olvidar datos4. modificar datos recibidos

La modificación de los datos es producto de la imaginación, la cual siempre está activa, aún cuando la memoria esté alterada o inactiva.

Generalmente el recuerdo de datos o hechos aislados no asociados a otros elementos es una de las causas de un registro débil de memoria. Pero, a diferencia de la amnesia, los datos olvidados, mediante un determinado esfuerzo o espontáneamente pueden surgir después del intento de acordarse de algo y no poder hacerlo instantáneamente. En este caso opera como una especie de retardo de memoria. El olvido también debe diferenciarse del bloqueo o represión mental.

Olvido por datos transitorios

Otra circunstancia es la presencia de datos transitorios, por ejemplo, cuando se guardan o dejan las llaves en lugares no habituales. También son difíciles o imposibles de recordar los datos poco usados o memorizados que se borran con el paso del tiempo. La falta de utilización continua de la memoria lleva a su degradación o decadencia de la misma que facilita el olvido fisiológico de los recuerdos. Otra faceta es el de no realizar el esfuerzo debido o correcto para recordar. Esto puede deberse a cuando se intenta recordar apresuradamente algo o no se realizan asociaciones correctas o no hay suficiente atención o concentración o insistencia sobre el recuerdo buscado.

Olvido por formación insuficiente de engramas

Otros mecanismos del olvido son la formación insuficiente de engramas, sobre todo en la memoria a corto plazo. Esto puede suceder porque no hay mayor interés en grabar un recuerdo, ya sea por decadencia de la memoria o por la banalidad del dato o para evitar una sobrecarga de la memoria de largo plazo (fallas de engranajes de la memoria).

Olvido como falla de memoria

El olvido, como “falla de memoria” cuando se plantea por cuestiones psicológicas, se da en los casos en que “no queremos” recordar ciertas cosas. Este “no querer” puede ser voluntario, pero generalmente es involuntario45 y ahí se plantean los denominados actos fallidos. En esta situación se dice una cosa por otra, no se hace algo cuando debe hacerse o se cambia un acto debido por otro indebido. Se dice en estos casos que “la memoria nos ha traicionado”. Estas

45 Más adelante trataremos lo del olvido voluntario e involuntario

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pequeñas traiciones son las que nos llevan a decir cosas con palabras que no debíamos pronunciar y lo hacemos en el instante menos propicio o debido.

Bloqueo mental

También están los actos fallidos relacionados con los bloqueos mentales o bloqueos de memoria y/o bloqueos de voluntad. Previgliano refiere que es ocurre “las veces que nos preparamos para hacer algo y al llegar ahí, ‘nos bloqueamos’ y todo sale mal”. O no sale. Alicia Díaz Farina46 interpreta que los bloqueos, en general y desde el punto de vista psicoanalítico, “es lo que llamamos represión. Le ocurre a todas las personas y tiene que ver con la dificultad para reproducir cosas que por alguna razón no resultan placenteras. El estudio del inconsciente nos permite comprender estos procesos, los que se dividen entre lo que no se recuerda y lo que nunca se registró”.

Esta interpretación pone de manifiesto que los bloqueos por olvido pueden deberse a lo que no se quiere recordar en forma consciente o inconsciente hechos o sucesos desagradables, dolorosos o traumas psíquicos, por lo que voluntariamente se forja el olvido de los mismos al sumergirlos en la subconciencia o inconciencia, pero también a aquello “que no prestamos atención”. Esta falta de atención puede ser producida porque no nos interesa algo o nos resulta desagradable o insulso y no nos concentramos en la cuestión, a pesar de presenciarla y conocerla. De igual modo, cuando estamos inmersos en algún problema angustioso, nos aislamos del entorno y entramos en una dispersión mental que nos lleva a un estado de “autómatas”. Estamos en un lugar físicamente, pero mentalmente estamos ausentes (limbo mental). Otra cosa es la dispersión mental que presentan los niños, especialmente los hiperactivos. Pero, en este caso, se está entre la frontera de lo que es el olvido y lo que es una falla mental.

Las zonas de represión se hallan en la corteza prefrontal que es la encargada de seleccionar “lo que se debe recordar” y “lo que no se debe recordar”. Cuánto más se activan esas regiones en el ejercicio voluntario o involuntario de reprimir actos o palabras, peor será el olvido o “falta de recuerdo” de lo reprimido. El hipocampo ayuda a la corteza prefrontal en la tarea de represión o bloqueo pues aunque guarda la memoria de lo que no tiene que recordar, sólo se activa para recordar, pero permanece inactivo durante el bloqueo para “no recordar”. Luego, la corteza prefrontal se activa al máximo para captar lo que debe bloquear, mientras el hipocampo, a la inversa, se desactiva en el bloqueo para no recordar u olvidar lo que se le ha recomendado reprimir o bloquear, tanto en forma consciente como inconsciente.

Freud postuló que la represión no hace olvidar lo bloqueado (no es un mero olvido), sino que el recuerdo queda en el inconsciente y no se hace consciente, de ahí la imposibilidad del recuerdo. Pero esa memoria inconsciente puede afectar el comportamiento de una forma u otra. Queda en la categoría de la llamada memoria implícita, de forma tal que la experiencia pasada bloqueada puede modificar el comportamiento de una persona pero esa modificación es siempre inconsciente y el afectado jamás se dará cuenta de estos actos inconscientes.

Olvido por interferencias mentales

46 Directora del Centro de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, Argentina

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Finalmente, en el mecanismo del olvido, debemos considerar la teoría de las interferencias.47 Por ejemplo, si a un grupo de personas se les pide que memoricen algo y se les envía a reposa o dormir y a otro grupo se les pide que después de memorizar continúen con otras tareas, el grupo que reposa o duerme recordará mejor lo memorizado. Esto se debe a que la puesta de la atención, inmediatamente después de memorizar, en otras tareas o acciones ajenas a lo memorizado establece una especie de interferencia en el proceso mnésico. Quizás la teoría de la interferencia sea la más preferida para explicar el mecanismo del olvido por causas comunes. De acuerdo a observaciones y experimentos habría dos tipos de interferencias: retroactiva y proactiva. La interferencia retroactiva es la que se refiere a la acción de interferencia que ocurre entre el acto de aprendizaje y memorización de algo y la aparición de un nuevo acto para memorizar inmediatamente después de iniciado el primer proceso de memorización. A pesar de que la nueva memorización es posterior a la primera, la inmediatez de la misma impide una correcta memorización de la primera o de ambas. La interferencia proactiva es la que sucede en el momento en que se intenta memorizar algo, aparece el recuerdo de otras cosas. Acá hay un proceso de simultaneidad que superpone a la memorización actual, el recuerdo anterior. Luego, un proceso de memorización puede ser interferido en forma simultánea por el recuerdo de algo anterior o bien posteriormente por la incorporación inmediata de una nueva memorización, cuando aún no ha sedimentado la primera.

Olvido consciente y olvido inconsciente

Puede existir un olvido activo o consciente y un olvido pasivo o inconsciente. El olvido activo o consciente es el referido a la adquisición de datos triviales que no hacen a una necesidad concreta y que no interesa principalmente retener. En esto interviene un criterio de selección voluntaria y consciente que lleva a no prestar atención a hechos o cosas o de buscar su eliminación en el tiempo.

En el olvido inactivo o inconsciente el mecanismo se debe a que hay ciertos hechos, generalmente amenazantes que producen ansiedad, temor o distrés que inconscientemente deseamos no recordar. De acuerdo con teorías freudianas, este sería un mecanismo de represión de nuestro inconsciente. Tanto la memorización como el recuerdo de cosas y hechos dependen en gran parte de nuestros intereses, intenciones y motivaciones. Hay cosas que estimulan el proceso de atención, retención y recuerdo y otras que determinan que deprimen dicho proceso e inducen el olvido. Las cosas importantes e inmediatas que necesitamos son las que más nos inducen a memorizar y recordar, pero pasado el interés, o la intencionalidad o motivación, después caen en el olvido. Por ejemplo, voy de compras y memorizo la lista de objetos a comprar, pero una vez realizada la compra, olvido luego dicha lista. En cambio no sucede lo mismo si debo rendir un examen o aprender un conocimiento útil para el ejercicio de una profesión. Acá el esfuerzo de retener y recordar datos es permanente y se vive repasando a los mismos o recordándolos cada vez que se usan. Esto evita el deterioro de la memoria y el olvido de esos datos. Por esto, los investigadores concluyen que en el proceso de memorización los factores emocionales y de motivación son los motores principales de una memoria perenne o de una transitoria, del recuerdo permanente o del olvido. Las emociones positivas ayudan a recordar siempre, las negativas favorecen el olvido consciente o inconsciente.

47 Interferencia es cuando es cuando se cruza o interpone algo en el transcurso de una acción o en el camino de una cosa

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Olvidos benignos y malignos

Finalmente, debemos incorporar los conceptos de olvidos benignos y malignos. Se consideran benignos los olvidos normales del envejecimiento y otras situaciones en que una persona olvida parte de las situaciones, las que se vuelven a recordar con ayuda externa, un esfuerzo de memorizar o la aparición espontánea en un tiempo posterior al momento en que se intentó recordar. Estos olvidos preocupan a quien los padece pero no afectan la esfera laboral, familiar y social y no se acompañan de episodios de desorientación temporo-espacial. Frecuentemente se deben a estados depresivos transitorios o de gran ansiedad o preocupación, pero no a fallas de memoria propiamente dichas. No empeoran con el transcurrir del tiempo. Los llamados olvidos malignos son aquellos que no detentan carácter de transitorios, parciales y de recuperabilidad sino que involucran los olvidos totales y que no tienen recuperación de recuerdos nunca más. Estos se acompañan de desorientación temporo-espacial, afectan lo laboral, familia y social y se agravan con el transcurso del tiempo. Son fallas de memoria propiamente dichas y pueden acompañar a trastornos orgánicos.

Distrés y memoriaEl nudo gordiano de los mecanismos mnésicos, el estrés y el aprendizaje

Hay que considerar que los circuitos neuronales, el complejo de los neurotransmisores y todos los mecanismos del sistema nervioso, actúan en bloque conformando una unidad de proceso, en la cual es imposible establecer etapas claras mientras funcionan las neuronas bajo un estímulo determinado. Tanto la memoria, como la emoción, los sentimientos, los instintos y todo el complejo mental funcionan como si “ocuparán” todo el cerebro, pues de algún modo, mientras trabaja una zona específica, otras permanecen también activas. Esto es lo que impide establecer mecanismos y zonas perfectamente delimitadas para las funciones intelectuales, emocionales y volitivas. Hay una especie de “vía común final” donde cada neurotransmisor juega un papel determinado preponderante pero no esencial. A medida que se perfecciona la tecnología de estudio y los conceptos de biología molecular, el conocimiento de los circuitos neuronales, las sinapsis, los neurotransmisores y otras proteínas activas van engrosando miles de estudio. Esto produce confusiones lógicas. Yendo específicamente a la cuestión del estrés, conviene recordar su etimología puesto que esto ayudaría a comprender muchas otras cuestiones ligadas a los mecanismos neuronales. Centremos la atención en el concepto de tensión que básicamente significa fuerza y, a su vez, este concepto implica de alguna forma la energía como fenómeno inmaterial. La inmaterialidad es lo que destaca al espíritu que está detrás de todos los fenómenos mentales. Para poder entender mejor determinados conceptos es necesario acudir a desgranar las palabras, pues, nos guste o no, nuestro pensamiento está formulado en palabras y las ideas o teorías que formamos lo hacemos como palabra. Luego, todo proceso mental que implique una tensión debida a una determinada fuerza o energía, puede considerarse desde varios puntos de vista. Uno es el estrés o distrés. Pero hay determinadas tensiones que ocurren en planos orgánicos y en planos psíquicos o mentales. Así la tensión muscular no tiene nada que ver, en su esencia, con la tensión psíquica. Pero ambas tensiones, lingüísticamente significan lo mismo, en estratos diferentes. Muchas veces la tensión psíquica causa tensión muscular (como ocurre en el distrés), pero yo puedo tensar los músculos por otras razones como es realizar un ejercicio o hacer un sobreesfuerzo o simplemente realizar una tensión isométrica.

Por otro lado, por ejemplo, cuando algo me impulsa a hacer una cosa, hablamos de intención o motivo. Si centro mi interés en la palabra intención, en forma independiente de las denotaciones de la Real Academia Española y de los diccionarios médicos, puedo considerarla

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desde el punto de vista como una “tensión interior”. Efectivamente, todos los fenómenos intencionales nacen de una fuerza o empuje interior que obran como tensión. Algo similar ocurre con la palabra atención donde la tensión generada es externa pues yo he colocado el foco de mi conciencia en un objeto o punto externo donde me concentro, de igual forma que un haz de luz redondo ilumina un objeto. Luego, si yo tengo que estudiar un texto, necesito de la intención de hacerlo y debo poner atención para leer y memorizar. Ambas tensiones (interna y externa) operan sobre mi sistema nervioso del mismo modo que puede hacerlo un estrés, dado que el instrumento es el mismo para todas las tensiones psíquicas.

El sólo hecho de estar consciente ya conlleva un grado de algún tipo de tensión. La vigilia así lo impone evidentemente. Este fenómeno no necesita mucha explicación ni estudios que sean sofisticados porque la simple experiencia o empirismo nos demuestra tal aserto. Luego, es posible y lícito inferir que vivir, estar despierto, pensar, sentir o hacer me causa algún grado de estrés y que éste “es parte normal de la vida”. Hasta acá todo parece lógico. Pero hay matices sutiles que hacen que la cosa no sea tan clara ni sencilla.

Las tensiones de la atención y la intención (entre otras similares), si bien operan con intensidad variable en los circuitos neuronales, debemos considerarlas con una posición mental o punto de vista diferente al concepto de estrés. Ya hice la salvedad de que fenoménicamente y fisiológicamente pueden operar como cosas iguales. Pero conviene reservar el término estrés para las situaciones que lo impusieron sus creadores, principalmente Hans Selye. De esta forma, la separación entre lo “normal”, lo que me pasa todos los días apenas despierto y estoy vigil, los actos de conversar, leer, estudiar, ver una película, y los “estados conflictivos” que despiertan sensaciones más intensas que la normales, establece una calidad distinta de estímulos y una comprensión diferente del fenómeno fisiológico que esos estímulos generan. Este criterio que estoy exponiendo de la similitud de las tensiones normales y las conflictivas generan algún tipo de confusión entre los estudiosos de la fisiología del estrés y del sistema nervioso en general y de los circuitos neuronales cerebrales en especial. Así, he leído la conferencia del Dr. Pfsor. Jorge Medina48 donde analiza los efectos del estrés agudo y crónico sobre la memoria. Allí afirma que el estrés interviene en el aprendizaje. Es decir, para aprender es necesario el estrés. A continuación aclara que es un estrés de “rango fisiológico” que “genera un gran estado de alerta, un gran estado de atención y se obtiene un máximo de rendimiento, una máxima formación de memoria”. Estamos de acuerdo con que una gran alerta y concentración para aprender da un rendimiento máximo traducida por una buena y correcta memorización de lo aprendido. Lo que no concordamos es en el uso de la palabra estrés y asociarla con la idea de que el estrés mejora el aprendizaje y que la falta de estrés “produce un mal aprendizaje”.

Mi disentimiento con los conceptos se debe a la digresión con que introduje este parágrafo. Comprendo muy bien la hipótesis del Dr. Medina sobre estrés y aprendizaje porque como lo aclaré, las tensiones que el proceso de aprendizaje exige son iguales o similares a las tensiones estresantes y usan los mismos mecanismos. Pero a los efectos de no crear conceptos entremezclados que puedan llegar a confundir o sacar conclusiones no válidas para determinadas cosas, considero que es mejor distinguir entre lo que es una tensión normal que genera la vigilia, la atención y la concentración con que normalmente actuamos en la vida cotidiana para aprender y las tensiones circunstanciales extremas que se generan en situaciones anormales o

48 “ESTRÉS, MEMORIA Y APRENDIZAJE”, X Congreso de la Asociación Argentina de Psiquiatras, octubre de 2003, Bs. As.

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conflictivas. No hablo de tensiones anormales porque el estrés es una reacción normal del organismo. Pero hay una cierta diferencia entre la tensión normal para actos cotidianos y la tensión que es normal para enfrentar situaciones especiales signadas por conflictos.

Así también hay que separar bien lo que es estrés agudo del que es estrés crónico puesto que no sólo hay diferencias cronológicas entre uno y otro sino también hay diferencias de neurotransmisores y procesos neuronales. En el estrés agudo, aunque parezca sorprendente, la mente conserva una especie de poder analítico y crítico con un grado de subconciencia o inconsciencia, según el tipo y la intensidad del estímulo. De esta forma, cuando un estímulo desata un estrés agudo donde hay tiempo de analizar una situación y de optar por luchar o huir, se activa la memoria filética. Esta memoria está relacionada con el instinto de conservación de la vida. La memoria filética no funciona si el estímulo es disruptivo: súbito e inesperado (accidente de cualquier tipo, un desastre natural súbito como un rayo, un terremoto, etc.). Acá, si la persona sobrevive y ha tenido tiempo de “tomar conciencia” del hecho traumático, pueden ocurrir que guarde memoria (“memoria del horror”). Sólo cuando el estrés agudo es muy intenso y traumático se produce un bloqueo mental que se interpreta como amnesia postraumática.

Maleabilidad de la memoria

Probablemente en esta memoria del horror tenga algo que ver lo que se denomina maleabilidad de la memoria que fue estudiada en el esquema de memoria del miedo condicionado. Si bien maleabilidad es semánticamente una palabra referida a la propiedad de los metales que bajo el efecto de un martillo o una máquina moldeadora pueden ser batidos y extendidos en forma de lámina, en lo relativo a la memoria el concepto queda referido como la propiedad de la memoria de sufrir transformaciones o de manifestarse bajo formas diferentes. En realidad, quizás el término más apropiado sea plasticidad, expresado como la capacidad para ser moldeado o modelado. Pero la condición más puntual del concepto de maleabilidad de la memoria, es la capacidad que tiene la memoria de pasar de condición de corto plazo a largo plazo, siendo el período de corto plazo donde mejor se manifiesta dicha maleabilidad como apertura a la manipulación de formación del recuerdo duradero. En el experimento denominado miedo condicionado49 se investigó lo que se denominó la memoria del miedo cuyo centro reside en el centro de las emociones en la amígdala cerebral. En ese experimento se inyectó en la amígdala de los animales una droga que bloqueara la síntesis de proteínas, poco después de provocado el miedo condicionado. Este primer experimento demostró que en los primeros minutos u horas de un suceso distresante, si se bloquea la memoria no se adquiere el recuerdo de largo plazo del miedo. En un segundo grupo se inyectó la misma pero seis horas después de provocado el miedo condicionado. Los animales conservaron la memoria del miedo.

La conclusión de este experimento es que en un período de seis horas la memoria es maleable, abierta o sensible a algunos tipos de manipulación y puede fabricar nuevas proteínas para consolidar y almacenar la memoria, pero si se bloquea la posibilidad de elaborar esas nuevas proteínas, antes de las seis horas, no habrá memoria. Después de la seis horas las proteínas ya han sido fabricadas y por lo tanto la inhibición de la síntesis proteica no afecta al recuerdo o memoria. Luego, durante seis horas la memoria es maleable, abierta o sensible a algunos tipos de manipulación. Después de este plazo, los recuerdos se asientan firmemente. 49 Llevado a cabo por los profesores Karim Nader-Glenn Shafe en la New York University, EE.UU., en un grupo de ratas a las que sometían a descargas eléctricas en las patas mientras sonaba un silbato, comprobaron que después de un tiempo, aplicar el silbato sin descargas producía la misma reacción de miedo, lo que operaba como una memoria del miedo adquirido por un distrés crónico.

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(Gerald Maurice Edelman)50 Se pueden distinguir dos interfases amigdalinas en la respuesta de miedo:

1. una interfase sensorial mediada por grupos neuronales que reacción al sonido y a la luz. En el caso del sonido la corteza auditiva casi no participa en el condicionamiento sino las zonas subcorticales que reciben proyecciones neuronales del tálamo auditivo, que causan efectos cuando alcanza la amígdala, involucrada en varios tipos de respuestas y comportamientos emocionales. Su núcleo central tiene conexiones con las áreas del tronco cerebral responsables del control de la frecuencia cardiaca, respiración y vasodilatación y es indispensable para la expresión de las respuestas autonómicas condicionadas. El sonido no parece alcanzar el núcleo central directamente desde el tálamo auditivo, del cual no recibe proyecciones neuronales. En cambio el núcleo lateral (receptor directo de información sensorial) las recibe.

2. una interfase con los sistemas de control de las respuestas

La conexión entre ambas parece realizarse mediante el núcleo basal o basolateral que recibe información del núcleo lateral y la envía al central mediante contactos sinápticos (neurona a neurona). El significado emocional del estímulo también depende del contexto en que tiene lugar, es decir, de las condiciones que pueden transformarlo en peligroso. La amígdala controla la respuesta al sonido y al contexto, en cambio el hipocampo51 sólo las respuestas al contexto. Esta región interviene en el procesamiento de la información compleja y se conecta con el núcleo lateral de la amígdala a través de un área denominada subiculum, por la cual los datos contextuales adquieren una significación emocional. La mayor parte de la respuesta emocional parece producirse en el núcleo lateral cuyas células se dividen en dos grupos: las que se habitúan a los estímulos y las que continúan respondiendo a él. El primer grupo neuronal dejan de reaccionar cuando el estímulo se repite y serían responsables de la detección de los estímulos no habituales y de la falta de respuesta a los estímulos familiares (parece que la asociación persistente del estímulo puede reducir el acostumbramiento). El segundo grupo neuronal posee umbrales de alta intensidad y sólo puede ser recibir estímulos intensos, por encima de lo normal y que sean peligrosos. La memoria emocional es muy difícil de extinguir a pesar de que la corteza prefrontal pueda sufrir algún tipo de daño, lo que sugiere que las áreas corticales regulan la respuesta emocional y las impiden cuando ya no son necesarias. La amígdala se encuentra en el centro de un mecanismo de memoria no declarativa, que opera fuera del campo de lo consciente. Cuando el componente emocional de un hecho cualquiera es almacenado en el centro de la memoria declarativa, ubicado en el hipocampo, el individuo puede recordar lo que sintió en ese momento, pero sólo como uno más de los detalles que componen la experiencia. En cambio, para que el sujeto vuelva a sentir lo mismo que en ese momento o para que los mencionados detalles produzcan una reacción emocional al ser reencontrados, es necesario que también se reactive la memoria emocional por medio de la amígdala. Ambos tipos de memoria son almacenados y recuperados en paralelo, pero el acceso consciente a la emocional sólo puede hacerse por medio de sus consecuencias, como el comportamiento o las sensaciones subjetivas, que se combinan con la declarativa para modificarla y formar una nueva memoria declarativa.52

50 ESTRÉS, TRAS LAS HUELLAS DE LA MEMORIA, Internet, agosto de 2003 (http://www.rpinternet.com.ar)51 El hipocampo es necesario para la memoria declarativa que incluye la información explícita y la espacial52 LAS RUTAS DE LA MEMORIA Y LA EMOCIÓN, Medical Mag, Vol. 5, Nº 45, 1994

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En el hombre es probable que este tipo de memoria esté asociado a las fobias específicas, donde el miedo irracional se genera con hechos que en determinadas circunstancias pueden ocasionar o significar daño como es el caso de animales venenosos, la sangre, los accidentes, etc. Una vez que la persona se entera o conoce o presencia un episodio donde alguien es afectado por un animal peligroso, generalmente víboras, arañas, otros insectos, se genera la respectiva fobia y, aunque no se haya tenido contacto personal con estos animales, el sólo pensar en el daño potencial que pueden significar hace que se guarde un recuerdo de horror, el cual desata un miedo irracional horroroso ante la presencia de cualquier animal de ese género, aunque el mismo sea totalmente inofensivo. De igual modo, la vista de la sangre provoca un miedo intenso e inconsciente, aunque dicha sangre no importe un episodio cruento peligroso, pero siempre se asocia la presencia de sangre a algo que supuestamente significa daño o peligro para la vida.

Otra cosa distinta es el miedo que se desata ante el recuerdo de la peligrosidad real frente a conocidos elementos dañinos. Por ejemplo, la electricidad, el fuego, una bestia salvaje. Este es un miedo racional o espanto, desatado por una memoria del peligro que puede producir casi la misma conmoción que el miedo irracional fóbico. La maleabilidad de la memoria nos muestra como diferentes estímulos pueden producir mecanismos mnésicos casi idénticos pero con características especiales que nos permiten diferenciar las cualidades de cada uno.

La maleabilidad de la memoria es visible a través de algunos experimentos que demuestran que dicha maleabilidad tiende a reaparecer en el mismo instante en que se pretende recuperar un recuerdo. Este hecho es muestra de que existe una especie de revisión cada vez que se intenta recuperar un conocimiento. Es como un repaso rápido por los archivos o casilleros de la memoria para encontrar y seleccionar el recuerdo buscado. Es en este acto donde las neuronas deben fabricar nuevas proteínas antes de que los datos guardados como recuerdos sean devueltos al archivo o casillero donde se encuentran almacenados. Este mecanismo ha sido establecido experimentalmente con grupos situados a situaciones de miedo, por lo que no permite establecer si los recuerdos más antiguos ya establecidos, están abiertos a reediciones; o si este mecanismo sólo está abierto a recuerdos relacionados con el miedo. El experimento UBA53 planteó la posibilidad de que los recuerdos consolidados pueden ser eliminados mediante el artificio de activarlos primero y luego exponerlos a un agente amnésico como puede ser el estrés. Este mecanismo tendría que ver con algunos desórdenes psiquiátricos de la memoria. Quizás el distrés actúe como inhibidor de la síntesis proteica.

El grupo Maguire54 investigó la memoria espacial en dos grupos diferentes de personas: uno que necesita la misma para la profesión como ocurre con los taxistas, otros que no ejercían dicha memoria. Estudiaron los cerebros y sus diferentes partes en ambos grupos y observaron que en los taxistas el hipocampo ocupaba un volumen mayor en la RMN respecto del grupo que no usaba la memoria espacial. Este espacio tenía una relación directa con la experiencia de la profesión: a mayor cantidad de años, mayor volumen del hipocampo. Este experimento demostró algo considerado insólito: que ciertas regiones cerebrales crecieran con el transcurso de los años, cuando se pensaba que los años de edad era un factor de involución cerebral como consecuencia de la incapacidad teórica del tejido nervioso de crecer como consecuencia del uso porque la incapacidad de crecimiento disminuiría con la edad. Este estudio indica que el cerebro 53 Realizado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, dirigido por Héctor Maldonado y publicado en la revista NEURON54 Dirigido por Eleanor Maguire en el University College London, Inglaterra, mediante RMN realizó una investigación publicada en PROCEEDINGS OF THE NATIONAL ACADEMY OF SCIENCES.

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conserva cierto grado de plasticidad para satisfacer las demandas específicas a las que podemos llegar a someter a aquella región del cerebro porque desarrolla estrategias que permite ser altamente maleables a los recuerdos.

De acuerdo a algunos experimentos realizados se ha relacionado la plasticidad o maleabilidad de la memoria con la existencia de aminoácidos excitatorios como el glutamato que bajo la forma de N-metil-aspartato (NMDA), que actúa en los circuitos mnésicos según lo hemos estudiado en el parágrafo anterior, el cual tiene receptores propios y conforma el denominado sistema glutatérgico o glutamatérgico. Este sistema es el se involucra en la memoria, aprendizaje, comportamiento, plasticidad sináptica, muerte celular, en los procesos de potenciación de largo plazo (PLP) y otras funciones del SNC.55

Relaciones entre distrés y memoria

Entre las fallas de la memoria cobra un capítulo interesante las fallas ocasionadas por el distrés y los traumatismos. La relación entre distrés (estrés) y la memoria es muy compleja. Quizás los ejemplos más comunes de olvido o amnesia por distrés sean los conocidos en los ejemplos de los estudiantes que al momento de rendir no recuerdan lo que segundos antes manejaban como datos totalmente memorizados. Otro tanto ocurre en los oradores o en los cantantes o recitadores que pueden llegar a “perder la letra” que “sabían de memoria”. En los traumatismos hay una gran paradoja.

Las experiencias traumáticas intensas son las que pueden, o no, causar daños anatómicos. Esto suele ser en los que viven un accidente que los somete a experiencias de horror, o participan en hechos horrorosos (guerra, cataclismos naturales, víctimas de violación y asaltos o atentados de homicidio, maltrato crónico, abuso sexual reiterado, etc.). Guardan una memoria del horror por los hechos intensos que provocaron recuerdos vívidos que tienen la facultad de perdurar transitoria o indefinidamente en el tiempo. Mientras que el distrés agudo o crónico que no es producido por recuerdos muy vívidos e intensos ni horrorosos, deteriora la atención posterior y la memoria y llega a inducir una amnesia profunda como la que recién hemos denominado amnesia postraumática.

Bruce McEwen56 estudió los efectos del estrés agudo y crónico. Descubrió que un estrés agudo importante y sumamente impactante en lo emotivo, lesiona el hipotálamo en forma irreversible y afecta, entre otras cosas, la memoria verbal y particularmente en la memoria del contexto, el tiempo y el lugar donde se producen los hechos que más impactan emocionalmente. Este es el mecanismo provocado por un traumatismo craneal ya sea como contusión o concusión y que cuando hay pérdida de conocimiento, al recuperarse éste se padece de amnesia retrógrada inmediata postraumática.

La explicación fisiopatológica de estas lesiones, se basa en mecanismos traumáticos que provocan, por golpe y contragolpe, el desplazamiento violento de la masa cerebral, la que golpea contra las paredes óseas del cráneo, lesionando células corticales (con mayor frecuencia en lóbulos temporales, frontales y occipitales) pero sin provocar necrosis importantes, que no son detectables con los medios clásicos o modernos para estudio por imágenes (Rx, TAC, RMN, 55 THE NEW ENGLAND JOURNAL OF MEDICINE 330:613-622, 1994; SCIENCE 256: 1217-1221, 1992; NEUROCHEMICAL RESEARCH 16: 951-963, 1991; ANNALS REVUE OF NEUROSCIENCE 14: 379-397, 1991; NATURE 345: 716-718, 1990.56 científico de la Universidad Rockefeller, EE.UU.

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etc.). Además de la onda de presión originada por el impacto y de las fuerzas lineales de aceleración y desaceleración (estas últimas al chocar contra un objeto físico, situación muy frecuente en los accidentes de tránsito), la cabeza se ve sometida a fuerzas angulares o rotatorias originadas por los movimientos de flexo extensión o lateralización cervical (contusión por latigazo).

El cerebro, anclado en su base por el tronco y los nervios craneales, es relativamente libre en la convexidad (superior) y no sigue al cráneo en sus desplazamientos debido a su mayor inercia por lo que sufre fuertes deformaciones e impactos contra algunas estructuras rígidas y prominentes del cráneo. Estas lesiones por concusión cerebral provocan estado de conmoción cerebral por inflamación y edema cerebral transitorios.57 La lesión anatomopatológica es magullamiento con lesiones microscópicas por cromatólisis, estiramiento o disrupción de axones del área lesional (en este punto Strich sugiere que si se estiran las fibras nerviosas en vez de desgarrarse, las lesiones pueden ser reversibles), fenómenos isquémicos o hipóxicos que desencadenan infartos locales microscópicos, micro hemorragias y disturbios en la actividad normal de neurotransmisores. Estos datos neuropatológicos fueron investigados por Strich, Nevin, Adams y cols. y Gennarelli y cols., quienes les llamaron lesiones axonales por degeneración desigual y difusa de la sustancia blanca cerebral. Fotz y Schmidt demostraron que la actividad eléctrica de la formación reticular medial es la que queda más deprimida por un tiempo más prolongado y a nivel más grave que la de la corteza cerebral. Estas microlesiones, sólo detectables por biopsia cerebral se manifiestan con complicaciones tardías como cefalea postraumática crónica o el síndrome postconmocional que puede ser subjetivo o más grave con alteraciones electroencefalográficas.58

Además de las lesiones anatomoneurológicas que produce en sí el traumatismo encéfalocraneano, si el estrés agudo producido es muy intenso puede provocar, por sí, lesiones de atrofia en ciertas neuronas de la región CA3 del hipotálamo lo que perpetúa en el tiempo el trastorno de la memoria, debido a secreciones excesivas de neurotransmisores, especialmente glucomineralcorticoides. Testifican estos estudios y conclusiones, las imágenes obtenidas con RMN por McEwen en personas que han sufrido enfermedades relacionadas con el estrés agudo. El mecanismo de amnesia retrógrada postraumática también es mediado por endorfinas. Cuando el estrés físico es muy severo o impresionante, la liberación de endorfinas es mayor y esto embota la atención selectiva, lo que altera el proceso de la memorización de los acontecimientos que en esos momentos ocurren. Esto explicaría la “amnesia por shock” que sufren la mayoría de los individuos sometidos a grandes accidentes (viales, terremotos, derrumbamientos, etc.), tanto en los casos de traumatismos con conmoción cerebral, como en los que ésta no existe. Es muy frecuente escuchar en la anamnesis de estos traumas, la frase “no sé qué pasó” “no recuerdo qué ocurrió”, etc., o bien se efectúa relatos imprecisos o indefinidos.

El estudio Zúrich consistió en realizar un análisis en dos etapas sobre un grupo de hombres cuyas edades ubicaban entre los 20 y los 40 años. En la primera etapa se les pidió que memorizaran 60 sustantivos, para lo cual debían mirar cada sustantivo durante 4 segundos. 57 (Maguire y col. JAMA 15:2041, 1986).(Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995) (Adams-Victor-Ropper - PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico, 1999).(Bryan Jennett, Graham Teasdale – DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LOS TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS, Editorial Salvat, Barcelona, 1986)58 (Aminoff DIAGNOSTICO CLÍNICO Y TRATAMIENTO, 21ª edición de Krupp-Chatton y col. (17): 622, 1986) (Farreras-Rozman - MEDICINA INTERNA (12): 1445, 1995) (Adams-Victor-Ropper - PRINCIPIOS DE NEUROLOGÍA: 762 - Edit. Panamericana, Méjico, 1999).

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Luego se les tomaba una evaluación inmediata que consistía en escribir todos los sustantivos que recordaran. Después de 24 horas volvía a repetirse la evaluación. En una segunda etapa los investigadores administraron a los mismos voluntarios del grupo en estudio, 24 horas antes de la evaluación, una dosis de cortisona en tabletas (la cortisona al metabolizarse se transforma en cortisol, el glucocorticoide que se secreta en el estrés crónico). Después de esta ingesta, en la evaluación inmediata no hubo efecto sobre la memoria. En la evaluación tardía, a las 24 horas subsiguientes a la prueba, se encontraron fallas en las respuestas, que demostraron la afectación de la memoria. El glucocorticoide afecta el proceso de evocación o recuerdo de la memoria y es el mecanismo que se suma a las lesiones del hipotálamo y acción de las endorfinas, para alterar el proceso de la memoria en situaciones de estrés.

Estas conclusiones son importantes en situaciones cotidianas como las que atraviesan los estudiantes cuando deben rendir un examen, de quienes deben memorizar una agenda de trabajo y, en un caso muy particular, de los que deben testificar ante autoridades judiciales o policiales sobre hechos traumáticos, o los que han sufrido catástrofes o guerras. La acción distresante aumenta el cortisol y endorfinas y esto causa la alteración de la memoria. Por esto, las conclusiones a las que arribó este estudio, contemplan la posibilidad de que ciertos testimonios en determinados procesos judiciales, puedan resultar viciados por omisión de detalles o alteración de la narración de los hechos. Igual cosa ocurre en las entrevistas de todo tipo, incluidas las anamnesis de los médicos. Esta situación lleva al estudio a aseverar que “sobre la base de los resultados parece probable que los niveles elevados de glucocorticoides, inducen desequilibrios de memoria en situaciones tensas como los exámenes estudiantiles, las entrevistas y los testimonios ante un tribunal”.

Cuando el estrés físico es muy severo o impresionante, la liberación de endorfinas es mayor y esto embota la atención selectiva, lo que altera el proceso de memorización de los acontecimientos que en esos momentos ocurren. Esto explicaría la “amnesia por shock” que sufren la mayoría de los individuos sometidos a grandes accidentes (viales, terremotos, derrumbamientos, etc.), tanto en los traumatismos con traumatismos encéfalocraneano (TEC) con conmoción cerebral, como en los que ésta no existe. Es muy común escuchar en la anamnesis de estos traumas, las frases “no recuerdo en absoluto lo que pasó” “no recuerdo bien lo que ocurrió”, o bien, se realizan relatos imprecisos e indefinidos en los que generalmente deben ser ayudados por familiares o testigos a recordar (amnesia retrógrada postraumática). 59 Las alteraciones de la memoria, sobre todo en el estrés postraumático, son bien conocidas y se expresan como fragmentación mnésica, ideas intrusivas (a veces en forma de flashbacks), disociación (separación inconsciente de algunos procesos mentales de otros como, por ejemplo, falta de correlación entre la expresión facial y el estado de ánimo manifestado). El hipocampo que ya hemos estudiado, tiene un papel crucial tanto en la memoria como en la regulación neuroendocrina de las hormonas del estrés. Es, asimismo, una de las dianas de las hormonas del estrés, con una de las mayores concentraciones de receptores para corticosteroides del cerebro de mamíferos. Una función neuroendocrina del hipocampo es participar en la terminación de una respuesta de estrés mediante una retroalimentación negativa que inhibe el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (eje HHA). Se ha comprobado por estudios multicéntricos que el estrés y las hormonas del estrés deterioran las formas de memoria dependiente del hipocampo, fenómeno que ocurre tanto en animales como en seres humanos. Un ejemplo lo encontramos en el trastorno

59 (Snyder y cols. Hospital J. Hopkins, EE.UU. 1970) (Estudio Zúrich realizado por Dominique de Quervain en la Universidad Zúrich, Suiza, juntamente con científicos de la Universidad de California EE.UU.)

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por estrés postraumático que provoca atrofia del hipocampo y déficit marcado en las tareas de recuerdo, dependientes del hipocampo. Como demostramos en este trabajo, el hipocampo tiene funciones determinantes en la conexión y organización de varios aspectos mnésicos como, por ejemplo, ubicar un determinado recuerdo en el adecuado contexto tempo-espacial. Esto da una razón biológica para explicar por qué dos personas que viven un mismo hecho pueden, años después, tener diferentes recuerdos de lo ocurrido. Todo funcionaría como que constantemente un viejo recuerdo es empujado hacia la conciencia. En este caso el cerebro lo selecciona, lo actualiza y acto seguido procede a fabricar nuevas proteínas durante el proceso de devolución, de dicho recuerdo, al almacén de la memoria de largo plazo.

La creación de nuevas proteínas significa, de algún modo, que el recuerdo está siendo transformado permanentemente para reflejar las experiencias vitales de cada persona, pero no se modifican los mecanismos en sí de la memoria misma. Esto significa que hay que considerar lo que es la memoria proceso como un mecanismo o facultad intelectual de la mente y diferenciarla del contenido de la memoria o recuerdo. Lo que cambia de una persona a otra es la forma en como almacena el contenido de un recuerdo, pero los mecanismo de la memoria proceso son iguales para todos. El hallazgo experimental de la modificación de los contenidos de la memoria o recuerdos se realizó con el estudio, en animales, de recuerdos específicos relacionados con el miedo. Pero estudios casuísticos de diferentes grupos de seres humanos determinan que este fenómeno también puede confirmarse con otros tipos de recuerdos que no sean exclusivamente los relacionados con el miedo. Al mismo tiempo aseveran que el descubrimiento también podría llevar al desarrollo de algunas formas de alterar o borrar los recuerdos de las personas, generalmente, mediante situaciones estresantes en las que no necesariamente interviene el miedo.60 Desde el siglo pasado se conoce que los recuerdos recientes son inicialmente inestables; de forma tal que un golpe en la cabeza, una descarga eléctrica o ciertas drogas pueden alterar el proceso mnésico que gradualmente lleva un recuerdo de corto plazo a uno de largo plazo, mediante la intervención de nuevas conexiones y la síntesis de nuevas proteínas. En la década del ’60 se descubrió que ciertas drogas interferían en la rememoración de recuerdos, pero la investigación no pudo avanzar debido a esas drogas afectaban a todo el cerebro en forma inespecífica, lo que evitó rastrear los mecanismos celulares de las redes de memoria.

La formación de memoria y evocación, en el estrés agudo

Si bien se ha estudiado la memoria del horror, hay otras memorias de miedo y episodios de memorización en el estrés agudo que según los estudios recientes se deben a diferentes grados de intensidad del estrés agudo. Cuando dicho estrés está dentro de niveles bajos de estrés pueden ocurrir dos cosas:

1. que se altere el mecanismo de evocación : es lo que ocurre con los estudiantes en los exámenes, el orador, artista o el cantante que olvida la letra, etc.

2. que se mejore la formación de memoria : el aumento primario de la concentración de adrenalina liberada por la médula adrenal o de cortisol por la corteza suprarrenal, en dosis relativamente bajas pero dentro de niveles fisiológicos no basales, elevan el poder de vigilia, atención y concentración, de la misma forma que ocurre cuando voluntariamente usamos esas facultades, y se configura el fenómeno de un “aumento del poder de memoria” pero no en la

60 Uno de los experimentos es el realizado por los doctores Nader-Shafe que citamos en este trabajo.

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evocación sino en la formación de conocimientos (aprendizaje). Estos neurotransmisores actúan sobre la amígdala indemne, especialmente la amígdala basolateral que filogenéticamente es la de formación neurológica más reciente. La indemnidad o daño de la amígdala corticomedial (la de formación neurológica más arcaica) no altera el mecanismo mnésico del aprendizaje. La explicación de este fenómeno se explica por la teoría del “arousal” (del inglés arouse = despertar, estimular) o buen tono noradrenérgico. Esto influye también en la transmisión gabaérgica otro factor para buena formación de memoria. Esto que hemos explicado es una especie de “gatillo” de la formación de memoria, pues debemos recordar que además de la amígdala basolateral intervienen otras áreas encefálicas como el hipocampo, la corteza prefrontal, etc. Luego, recordemos siempre: la amígdala no es formadora estricta de memoria, sino moduladora de la misma, la cual para formarse y almacenarse debidamente necesita irremediablemente de casi todo el cerebro. Otro detalle importante es que recordemos que la catecolamina noradrenérgica no atraviesa la barrera hematoencefálica, sino que dentro del cerebro actúan las catecolaminas adrenérgicas formadas por el mismo cerebro. Para estimular a la amígdala, primero la epinefrina estimula periféricamente al sistema vagal o vago y este inicia una cascada de estímulos que se convierten en señales intracerebrales que estimulan el locus ceruleus, el principal liberador de noradrenalina cerebral. De ese modo la presencia de receptores adrenérgicos cerebrales y las cascadas intraneuronales moduladas por estos neurotransmisores intracerebrales estimulados en parte e indirectamente por los neurotransmisores periféricos son los que consolidan la formación de memoria. Los glucocorticoides, en la formación de memoria, sabemos que actúan directamente sobre el hipocampo, el que posee la mayor cantidad de receptores para los mismos, pero en la amígdala lo hacen en forma directa sino como intermediarios. En la amígdala controlan la actividad y también lo hacen en el tracto solitario, pero para actuar necesitan que previamente haya activación y transmisión noradrenérgica, pues los glucocorticoides son un paso intermedio entre la cascada intracelular y la activación noradrenérgica. De este modo, se consolida el papel de la amígdala como modulador de la memoria y regulador del estrés y en ambos casos interviene como agente de regulación emocional, pues determinará que calidad o grado hay que darle a un estímulo emocional, normal o estresante.

En resumen: recordemos que el estrés agudo actúa:

de acuerdo a su intensidad y calidad en estrés leve, anula la evocación en la memoria en estrés agudo súbito no catastrófico ni traumático, activa la memoria

filogenética que ayuda a poner en marcha mecanismos instintivos para luchar o huir

ayuda la formación de memoria: en grado de activación dentro de límites normales superiores a los basales activa la formación de memoria normal; en grados intensos y situaciones de miedo forma la memoria del miedo o del horror: en situaciones de maleabilidad (conocimiento o recuerdo previo), por ejemplo cuando nos salta encima una araña, la cual recordamos por saber que pueden ser animales peligrosos, o en presencia de fobias

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en estrés agudo grave y traumático produce amnesia postraumática y altera tanto la evocación como la formación de memoria según sea amnesia anterógrada o retrógrada.

Estrés crónico y memoria

Recordemos todo lo que hemos repasado del estrés crónico en nuestras consideraciones anteriores. Ahora agregaremos otras consideraciones relativamente obvias. Hay que considerar tres tipos de estrés crónicos:

1. El estrés crónico generado por estímulos repetitivos de un mismo agente estimulante o mismo estresor

2. El estrés crónico debido a estímulos múltiples sucesivos por diferentes estresores

3. El estrés crónico generado por un estímulo único que primero produce un estrés agudo grave e intenso y luego por diferentes mecanismos, generalmente mnésicos, se autoperpetúa como es la memoria del miedo o la memoria del horror del estrés postraumático.

En general y según algunos de los estudios que hemos citado en este trabajo, principalmente el de McEwen, el estrés crónico perjudica la memoria e induce hipoamnesia, amnesia o evocación defectuosa y si alguna vez contribuye a la formación de memoria, sólo lo es en forma peyorativa como puede ser la idea fija u obsesivo-compulsiva, o las memorias del miedo y del horror que en alguna medida son evocaciones defectuosas.

Por ejemplo, en el caso del estrés crónico por un estímulo generado por un mismo estresor, como puede ser el ruido molesto o situaciones similares que se repiten indefinidamente, el agente estresor se fija en la memoria constituyendo un recuerdo obsesivo-compulsivo y ante la reiteración del estímulo se origina una reacción de oposición, como sentimiento de ira o estado iracundia que lleva también a una reacción compulsiva, generalmente violenta por la generación de un impulso homicida no psicopático. El estrés crónico repetitivo ayuda a formar una memoria patológica reforzando no sólo la formación sino el almacenamiento y la evocación. Exacerba patológicamente el mecanismo mnésico en todas sus etapas. En la biofisiopatología del estrés crónico o sostenido, la principal hormona que opera es el cortisol.

El estudio Coryell61 demostró que los propensos al suicidio, como son los depresivos graves, tienen un aumento importante del cortisol sanguíneo, a tal punto que un estudio metódico de las tasas de cortisolemia en pacientes depresivos graves, son predictores útiles de que el impulso suicida se lleve a cabo. Este estudio es uno, de los tantos, que confirma que la hipercortisolemia es un buen marcador del estrés crónico y/o sostenido. En el estrés crónico avanzado o grave, deja de funcionar el mecanismo de retroalimentación que frena normalmente al sistema de secreción de cortisol y, en consecuencia, hay más producción de ACTH y más producción de cortisol. Entre otras cosas, el nivel alto de cortisol es causa de depresión y por este mecanismo, el estrés queda ligado a la conmorbilidad con la depresión. Esta hipercortisolemia, cuando persiste en grado mayor y por mucho tiempo, produce hipotrofias en

61 realizado por el psiquiatra William Coryell en la Universidad de Iowa (EE.UU.) sobre 78 pacientes hospitalizados por depresión grave

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el hipocampo y termina con un agotamiento del circuito ACTH-cortisol, llegando a generar situaciones extremas de hipocortisolemia, a pesar del estrés sostenido o de la depresión activa.

En los trastornos del ánimo por estrés crónico también se afecta la memoria generalmente por hipomnesia o amnesia. En el estrés crónico hay muchas y variadas respuestas, que además de los circuitos mnésicos, afectan otros mecanismos físicos y psíquicos. La respuesta crónica o estado de vigilancia permanente, es aquella en que se pierde sucesivamente el control de la identidad y la autoestima y en la que se observa sumisión y pérdida de esperanza. También en aquellos casos en que un estímulo se repite varias veces, en forma crónica (estrés repetitivo), hay un período de latencia antes de que se manifiesten los síntomas. Por esto, se llama también período o estadio de resistencia o estado de agotamiento, fase del SGA de Selye, en donde puede aparecer una marcada aceptación al estresor (período de adaptación).

Como consecuencia de una exposición prolongada a un estrés de elevada intensidad, puede producirse también la muerte. En el caso de muerte, actúa el estrés de la impotencia (Richter). Luego, para comprenderlo mejor hay que considerar que en el estrés crónico hay:

a. Liberación de hormonas : GH, ACTH, corticosterona, cortisol y otras y se reduce la producción de testosterona

b. Estimulación vagal : con liberación de colinérgicos, que puede causar la muerte por estrés de impotencia y que Richter denominó muerte trivial ya que puede ser evitada con la aplicación atropina. Si no muere el afectado, la producción excesiva de colinérgicos provoca lesión del sistema colinérgico central, producida por una baja del número de células colinérgicas, de la tasa de CAT y de ACE

c. Atrofia de estructuras límbicas y disminución de cortisol : ocurre en la faz terminal de un cuadro de estrés crónico y se acompaña de otros fenómenos en vías de estudio (Jones, Mc Ewen, otros autores)

d. Atrofia de estructuras del hipocampo : En el estrés crónico hay estimulación de la corteza entorrinal que a su vez estimula los receptores NMDA, liberación de glucocorticoides y de serotonina (5HT) que también estimula receptores NMDA (sistemas neuroquímicos alterados). La presencia de un gran número de estructuras hipocampales ricas en receptores para glucocorticoides, el exceso de éstos produce muerte neuronal y acortamiento dendrital con atrofia de la arborización dendrítica, especialmente en región CA3. El árbol dendrítico piramidal se “deshilacha” y disminuyen los contactos sinápticos, lo que altera la neurotransmisión intrahipocampal. Paralelamente han disminución de la neurogénesis, especialmente en el giro dentado, región hipotalámica en continua proliferación neuronal. (Jones, 1942 y otros autores). Los glucocorticoides actúan sobre los receptores kainato presinápticos, sobre receptores GABA β2, los que regulan la interneurona. Todos estos mecanismos provocan disminución o desaparición de la memoria.

La más alterada en el estrés crónico es la memoria declarativa.

Conclusiones

El estrés crónico afecta fundamentalmente los sistemas neuroquímicos del glutamato, la serotonina y el GABA, provocando una pequeña alteración neuroquímica cuando el nivel de ese

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estrés no es tan intenso ni grave y en este caso sólo hay cierto deterioro cognitivo, especialmente al nivel de aprendizaje y memoria, los cuales no tienen mayor impacto sobre la salud mental de esos mecanismos. Esto ocurre en algún grado, en el estrés agudo intenso también. Pero el estrés crónico muy intenso o sostenido, además de alterar los sistemas neuroquímicos, también alteran la anatomía neuronal y afectan la plasticidad sináptica de cambiar los circuitos neuronales, provocando cambios morfológicos en hipocampo, amígdala y determinadas áreas de la corteza cerebral o prefrontal. Los cambios morfológicos, según vimos, abarcaban desde el acortamiento dendrítico que altera las sinapsis neuronales, la neurogénesis hipotalámica del giro dentado, anulándola, y, finalmente hay necrosis neuronal que determinan atrofias en hipotálamo y amígdala. Estos procesos pueden llevar al envejecimiento cerebral y todos estos procesos afectan la cognición en las fases del aprendizaje y la memoria. Los defectos son la disminución o pérdida de la memoria, con grave alteración del aprendizaje. El uso de benzodiazepinas altera lal memoria, causando disminución de la misma.

Envejecimiento de la memoria

Los trastornos por fallas físicas u orgánicas pueden ser provocados por el envejecimiento y según Previgliano, pueden instalarse normalmente “a partir de los 25 años, cuando empieza en todos los seres humanos el proceso de apoptosis celular: las neuronas, que están programadas para una determinada vida útil, empiezan a morirse. Y esto hace que a partir de los 40 años el cerebro cambie su morfología. Ese envejecimiento normal del cerebro continúa a lo largo del tiempo y sólo se detiene con la muerte. Pero también existe un envejecimiento patológico, que puede estar mediado por distintas alteraciones. Enfermedades como el Alzheimer; enfermedades que afectan áreas subcorticales, como la demencia por múltiples infartos; y también procesos mixtos”.

En el Alzheimer hay fallas metabólicas que provocan cambios en las neuronas cerebrales con acumulación de placas que provocan la muerte neuronal. De acuerdo con el número de neuronas afectadas en un tiempo determinado, hay un proceso patológico progresivo. De este modo hay una instalación lenta que comienza con una leve “mala memoria” y hay pérdida progresiva de la memoria hasta llegar a graves deterioros en los que se pierde la capacidad de pensamiento, formulación de juicios y amnesia total con pérdida de la identidad. Esto lleva a una incapacidad total en el desempeño cotidiano de la existencia personal. La demencia vascular se debe alteraciones de la irrigación sanguínea del cerebro que va desde pequeños a grandes derrames o hemorragias o infarto por trombosis. Estos procesos generalmente se instalan bruscamente, pero si la afección es episódica hay agravamiento progresivo en el tiempo. La gravedad de la demencia vascular dependerá de la zona cerebral afectada. En lo referente a las demencias por enfermedades o envejecimiento, es bueno recordar que si bien la palabra demencia denotativamente se la relaciona con la locura,62 conviene conocer que en Medicina se la considera como una forma lingüística de denominar a las alteraciones de las funciones cognitivas y esto lo acerca más a la acepción denotativa que la RAE hace al describirla como “estado de debilidad, generalmente progresivo y fatal, de las facultades mentales”

Siempre se ha creído que lo primero que se pierde al envejecer es la memoria. Pero Schrof63 realiza una serie de investigaciones en estudios multicéntricos y logra establecer que la 62 La RAE define a demencia como “locura, trastorno de la razón”63 Joannie Schrof – A LA VEJEZ, LUCIDEZ, publicado en U.S. NEWS & WORLD REPORT, Washington, EE.UU., 1994, donde cita diferentes estudios multicéntricos sobre la memoria en los ancianos.

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mayor edad no es causa obligada de deterioro de la capacidad intelectual y que por lo menos hasta los 70 años la mayoría de las personas conservan intactas sus facultades mentales. Incluso, más de una cuarta parte de la gente mayor llega a los 80 o 90, sin sufrir un deterioro mental importante. En realidad, no se deteriora la memoria en sí, sino el proceso memoria en lo relativo al procesamiento de datos y la velocidad de ese procesamiento. En la vejez se descuida mucho cómo se procesa un dato, o no se procesa, y luego se tiene dificultad para rememorarlo o, directamente, no se puede evocar, ni ese dato, ni datos anteriores.

Los neurocientíficos recomiendan una saludable actividad mento-cerebral para que ese proceso de la memoria se mantenga intacto y sólo se tenga dificultad en la demora del recuerdo, pero sin pérdida de la memoria de los datos.64 En el envejecimiento hay una declinación cognitiva por disminución de la memoria, inducida, quizá, porque es una edad en que se somete menos a la práctica, debido a una disminución paulatina de responsabilidades, lo que conlleva emplear menos estrategias, no desarrollar habilidades compensatorias y, de hecho, perder motivaciones. En realidad, puede que haya algún grado de disminución del potencial mento-cerebral como algo natural, pero esto no siempre se traduce por deterioro mnémico.

Se han identificado cuatro factores influyentes en la conservación de la capacidad intelectual:

1. haber hecho estudios superiores al nivel medio2. llevar una vida productiva, con intereses múltiples3. tener el apoyo de un cónyuge inteligente4. mantener una actividad intelectual creativa, proclive al cambio permanente y en

permanente proceso de elaboración y proyectos nuevos

Los factores negativos para la conservación de la lucidez mental:

1. la rigidez de creencias, ideas, etc.2. el apego a la rutina en las costumbres y actividades3. la falta de satisfacciones en la vida

Los estudios realizados han demostrado que en realidad, lo que primero se pierde no es la memoria sino la capacidad de comprender relaciones espaciales (cómo ubicar un punto en un mapa o el auto en un estacionamiento público poblado). Sólo después de los 50 años de edad comienza la disminución de la capacidad de abstracción para establecer analogías y un poco más tarde, se pierde la memoria verbal consecutiva a una distracción (consiste en recordar detalles de un relato después de haber dedicado la atención a otras tareas). La memoria de procedimientos es la menos afectada por la edad, al igual que la memoria retrógrada.

Lo que más daña a la capacidad intelectual es la falta de ejercitación. Los que se empeñan en hacer lo mismo todos los días de su vida son los que más rápidamente sufren deterioro mental. Para retener la agilidad mental es menester proporcionar al cerebro experiencias y estímulos nuevos, al mismo tiempo que se tratan de ejercitar todas las facultades mentales frente al nuevo entrenamiento, especialmente la memoria y las capacidades de formular juicios y razonamientos, establecer analogías, etc.

64 Roberto Schiefelbein, Servicio de Neurología del Hospital Alemán, Buenos Aires

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En manera especial no debe perderse la capacidad de orientación temporoespacial: saber en qué lugar nos encontramos, la fecha del día, donde vivimos. Es muy común en los ancianos perder dicha orientación porque ya no les interesa saber fechas, días e inquirir sobre los lugares que visitan o son llevados. Otro hecho fundamental es que todo ejercicio mental sea placentero. No es lo mismo obligarse a leer para “mantenerse al día” que hacerlo para satisfacer un gusto, un placer intelectual o satisfacer una curiosidad. La flexibilidad de pensamiento y la disposición para improvisar son factores que aborrecen la viveza o lucidez mental.

En cuanto a la salud corporal es otro factor importante para las funciones mentales. El anciano cuyo cuerpo enfermo, también daña físicamente su cerebro y esto le produce las demencias seniles o el deterioro intelectual. Un anciano sometido a un proceso de aprendizaje es más lento que un joven pero con la actividad mental va creando nuevas conexiones neuronales que les permiten compensar la pérdida funcional de algunas neuronas. Por esto aprenden menos, pero con mayor seguridad debido a una mayor capacidad de asociación. La lentitud cognitiva se debe a leves modificaciones de funciones cognitivas (pensamiento, lenguaje y capacidad de abstracción) que influyen algo en la memoria, según venimos explicando.

El envejecimiento del cerebro puede transferir determinadas funciones de una región a otra para seguir manteniendo la eficiencia cerebral o mental. El mantenimiento de la lucidez en las personas mayores se debe a un entrenamiento continuo con tareas de razonamiento, comprensión de relaciones espaciales y memorización a fin de que conserven la lucidez y la autonomía personal. Los ancianos lúcidos demuestran que pueden superar mejor determinadas pruebas psicométricas, que los más jóvenes. Además, resuelven mejor todos los dilemas de la vida y pueden conservar un conocimiento conceptual extenso, con mayor capacidad de asociación de los datos, con lo que suplen la falta de memoria de detalles. Esto refuerza el aforismo de que la vejez da sabiduría. El anciano cuenta con un repertorio de experiencias que le ayudan a una mayor capacidad de resolución. Probablemente sean más lentos en reaccionar que los jóvenes pero le superan en mayor información, experiencia y sabiduría. Los jóvenes deben compensar ese déficit con mayor velocidad para discurrir y actuar. Por eso los jóvenes logran ser más eruditos pero no más sabios.

Como punto final de este parágrafo, queremos remarcar que muchos estudiosos de la mente y sus funciones y efectos, tratan de buscar dentro del cuerpo la explicación de esos actos o su interpretación. Las funciones corporales son muy complejas y cada vez más, la biología molecular complica el estudio de los fenómenos mentales, por más aparatos sofisticados que se usen. Los estudios por imágenes de lo que ocurre en el cerebro cuando funciona la mente, son sólo eso: efectos de la energía sobre la materia. No es el funcionamiento de la materia la que provoca el acto mental, sino que el acto mental modifica la biología molecular. Si esto no llega a ser entendido desde el principio, se llenarán muchas bibliotecas con las descripciones de los mecanismos biológicos moleculares que se encuentran en cada acto mental. Pero no podemos decir que un acto mental se debe (sea causado) a una actividad o inactividad de una determinada zona cerebral. Es a la inversa: el acto mental es la causa de esa actividad o inactividad.

De este modo, recuperamos el misterio ontológico del origen y esencia del alma, espíritu y mente. Existen, pero su naturaleza y causa no es el cuerpo humano. El cuerpo es sólo el vehículo o instrumento. Lo que debemos sostener es que los actos mentales activan o desactivan diferentes zonas cerebrales o circuitos neuronales. Movilizan los neurotransmisores y encienden todo el metabolismo cerebral (y del cuerpo en general), pero es la mente la causa y no al revés. Este concepto debe tenerse en cuenta para explicar los trastornos de la ansiedad en particular,

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incluyendo al estrés y otros trastornos y enfermedades mentales. No sólo deben los científicos empecinarse en el cuerpo y la biología molecular, sino estudiar como piensa el ser humano.

Conociendo la energía mental y la del espíritu en general, conocerán el tremendo poder que puede modificar nuestros genes y, a través de ellos, todas las funciones de cada una de nuestras células. La vejez trae como secuelas una disminución de las actividades laborales (ya sea en el activo que cada vez declina más su participación en el trabajo o en el pasivo o jubilado que deja de trabajar), menores responsabilidades tanto en la vida hogareña como social y, en muchos casos, mayor tiempo de ocio no empleado en ninguna actividad. En lo social disminuyen actividades de relación y entretenimiento, lo que reduce el círculo de amistades (por fallecimiento de amigos, abandono de la costumbre de reunirse y falta de comunicación personal).

Además del deterioro cognitivo natural de la edad, se suman las enfermedades de la vejez,65 siendo una de las más temible el Alzheimer. La declinación de las funciones mentales se inicia solapadamente a los 25 años de edad, pero se acentúa en forma patente, desde los 60 años, en especial cuando hay inactividad mental-intelectual. El 70% de sujetos mayores de 70 años se queja del deterioro de la memoria. De ellos un 60% tiene test mentales normales, un 40% sufre de trastornos psíquicos transitorios y sólo un 20% padece enfermedades cerebrales u orgánicas.

En relación con la denominada memoria de trabajo, la mayor parte de los testes no se modifican con la edad. El efecto de memoria reciente (por ejemplo recordar las últimas palabras de una lista) tampoco varía con el transcurso de la edad. La memoria semántica (test de vocabulario) se altera sólo con el Alzheimer. La memoria remota (posibilidad de evocar recuerdos de lo vivido por el individuo) incorpora la memoria episódica (aprendizaje de hechos sucesivos) y la memoria semántica. Un individuo normal utiliza la lectura, fotografías, rostros célebres, eventos públicos, programas de cine o TV, etc. para ayudamemoria de épocas pasadas que vivió. La ley de Ribot (los viejos recuerdan mejor lo vivido en la infancia) se da parcialmente pero no en todos los casos y puede ser superada con el entrenamiento mental.

El span mnésico disminuye con la edad.. Puede observase esta disminución en paciente con lesiones focales prefrontales.

65 La hipertensión arterial, la diabetes, la desnutrición, la deshidratación, problemas de la tiroides, un sedentarismo pasivo y los trastornos del estado del ánimo, especialmente los depresivos, son los que más afectan a la memoria

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CAPÍTULO VI

DESARROLLO DE LA MEMORIA

Nemotecnia (mnemotécnica)

Otros de los elementos del desarrollo intelectual es la memoria. Para esto debemos recordar la esencia de la misma como potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda (sede de los recuerdos):

1. el pasado2. el conocimiento adquirido3. los hechos actuales o presentes.

Por lo tanto, la memoria es una potencia intelectual y, como tal, puede adquirirse y desarrollarse mediante el entrenamiento, mientras haya un aparato psíquico o mente normal. La memoria se pierde sólo si hay deterioro mental psíquico u orgánico. Una de las funciones básicas de la memoria, cual es la retención, está ya presente desde el nacimiento, pero la operación de codificación o de registro es muy deficiente en los bebés por lo que los únicos

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estímulos que pueden memorizar son de carácter muy simple y que no necesitan, por tanto, de ningún tipo de operación de codificación compleja. Por otro lado, el número de estímulos que puede retener un bebé es muy bajo por simples que estos estímulos sean.

Además, si bien retienen estímulos sencillos, sólo recuerdan (evocan) a los mismos únicamente cuando actúan reiteradamente. Contrariamente, los adultos normales, especialmente los que realizan entrenamientos mnemotécnicos (nemotecnia = arte de ejercitar la memoria),66 tienen gran capacidad de retención y fácil evocación, la cual es voluntaria y no sólo en presencia de estímulos.

A la mnemotécnica se la define como “el arte de retener mucha información en el menor tiempo posible”. Consiste en una serie de ejercicios para dar lógica y orden a un conjunto datos, la mayoría de las veces, inconexos. Se cree que la mnemotécnica fue ideada en el siglo V a.C. por el poeta griego Simónides, quien le llamó paseo mental. El método se le ocurrió después de salir con vida del derrumbe de un templo y debía recordar la identidad de los cadáveres irreconocibles, tratando de recordar donde estaba sentada cada persona. La correcta memorización (proceso de retención) exige, además de una observación atenta y concentrada o de una lectura en esas condiciones, de un continuo repaso del tema o cuestión a memorizar.

Tanto la retención como la evocación y el almacenamiento de datos y hechos a recordar, exigen técnicas y métodos propios para cada persona. Así la memoria tiene algo de congénito pero mucho de aprendido. La memoria guardada de habilidades y destrezas aprendidas, es permanente y óptima cuando se reúnen dos condiciones:

1. uso continuo2. automatización de los actos aprendidos y memorizados (por ej. conducir,

escribir a máquina, etc.)

Hay diferentes mecanismos de memoria que nosotros reconocimos anteriormente, al tratar los tipos de memorias, que ahora repasaremos brevemente, y así hablamos de una memoria sensorial que se desarrolla de acuerdo a necesidades específicas, por ejemplo, un ciego desarrollará una memoria táctil y una memoria auditiva. El sordo desarrolla una memoria visual. Naturalmente, las personas normales también pueden desarrollar estas memorias sensoriales según las necesiten. Otra memoria es la memoria gustativa que desarrollan los catadores. Habría una memoria a corto plazo que retiene la información por minutos o segundos o lapsos muy cortos. Es una memoria para uso inmediato, con capacidad muy limitada ya que sólo puede mantener una pequeña cantidad de información al mismo tiempo y por corto lapso. Se le llama también memoria activa. Es la que tiende a fallar con el tiempo en la mayoría de las personas. Registra hechos recientes. Ejerce control sobre el cerebro al indicarle qué información debe tener en cuenta. En una conversación permite recordar la primera parte de la frase del interlocutor hasta que éste llegue al final. Es asimismo, la base de la atención múltiple simultánea (memoria múltiple simultánea) que permite atender varias cosas a la vez, por ejemplo, mientras se habla por teléfono hojear la correspondencia o una revista, a la vez que se solicite por seña o expresamente algo a una persona que pase en ese momento (pedir un café, llamar la atención, saludar, etc.). La memoria puede ser un acto involuntario mediante el cual queda grabada un dato en la memoria sin mediar el querer o voluntad de hacerlo (memoria involuntaria). O puede

66 El nombre de mnemotecnia proviene de un homenaje rendido a Mnemosine, diosa griega de la memoria

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ser un acto voluntario en el cual expresamente se pone la intención de memorizar un dado (memoria intencional).

La memoria de corto plazo, naturalmente, comienza a declinar entre los 40 y 50 años de edad. Si algo le afectara patológicamente, no se podrían ejercer profesiones como comprador de valores de la bolsa o piloto de avión de caza (Richard Mohs). Una forma de esta memoria, es la memoria episódica (memoria anterógrada o de hechos recientes) que también guarda hechos y experiencias relativamente recientes (la película vista hace pocos días, donde se dejan los anteojos o estaciona el auto, etc.). Su declinación comienza alrededor de los 40 años de edad, pero su decadencia es más lenta a tal punto que no se advierte, quizás, hasta dos décadas después del comienzo de la pérdida. Así una persona de 50 años nota la facilidad de los jóvenes para estudiar, aprender y memorizar el uso de aparatos electrónicos o un nuevo programa de computadora, actividades que a él le cuestan mucho más. La capacidad de retención de esta memoria es menor a medida que aumenta la edad. Esto acarrea problemas en profesiones tales como la medicina en la que la diversidad de conocimientos y su renovación permanente, es una de las profesiones que más exige memoria episódica y al disminuir ésta, puede hacer que un médico sea susceptible de incurrir en negligencia profesional, ya que sólo se recuerda la mitad de la información y se produce el olvido de las dolencias de pacientes en el mismo día en que éstos son atendidos.

En cambio, cuando la información es transferida a la memoria de largo plazo, la capacidad se vuelve ilimitada y en esa memoria, a manera de “disco duro” de una computadora, se van grabando y acumulando todos los acontecimientos que nos ocurren y los conocimientos que podamos aprender. Todos estos contenidos permanecen, además, indefinidamente en esta memoria, a la que debemos recurrir siempre que necesitemos recordarlos. La evocación puede ser rápida o inmediata cuando el conocimiento es manejado asiduamente o de grabación reciente o puede ser lenta o mediata a medida que los recuerdos son más lejanos.

Abarca la memoria semántica que es la capacidad de recordar el significado de las palabras y los símbolos y es la más perdurable de todas. Es la que más se conserva en el mal de Alzheimer (pérdida patológica de la memoria) y es la que hace difícil olvidar los términos aprendidos en la juventud y que luego nunca más se usan, como “baile de graduación” o “comedor universitario”. También es la que graba los símbolos religiosos, las marcas comerciales, las diferencias entre un perro y un gato, etc. La memoria semántica puede seguir enriqueciéndose hasta la muerte. Otra parte de la memoria a largo plazo, es la memoria implícita que permite recordar cómo montar en bicicleta, nadar o conducir, aptitudes que dependen del recuerdo automático (memoria automática) de una serie de movimientos iterativos y automáticos. Es la memoria de los reflejos condicionados que permite, por ejemplo, sacar rápidamente el pañuelo ante la sensación de estornudo inminente. Es una memoria también duradera y su pérdida es signo seguro de deterioro mental grave. Otro tipo de memoria de largo plazo es la memoria remota (memoria retrógrada) que es la que conserva los recuerdos de la infancia, los conocimientos escolares, los libros, revistas y películas que han causado un gran impacto o que han sido vistos o leídos repetidamente, determinadas conversaciones y toda suerte de situaciones vividas muy en el pasado y cuya memoria se conserva a través de los años. Esta memoria también es difícil de perder, pero en edades avanzadas, a pesar de ser una de las memorias más conservadas, puede ocurrir que haya dificultad para evocación, o sea, traer al presente el recuerdo del pasado.

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Barry Gordon interpreta a esto como una especie de “interferencia” ya que al envejecer se debe clasificar una y otra vez la información que se va sumando sin cesar a nuestros conocimientos y el recuerdo de la misma puede entrecruzarse con otros recuerdos y no permitir la correcta evocación, o al menos la evocación oportuna, y esto sería la interferencia. La llamada memoria fotográfica que se aplica a las personas que tienen la capacidad de memorizar en forma rápida una gran cantidad de detalles, es mal llamada fotográfica porque “nadie registra los hechos de la manera indiscriminada, gráfica y precisa como lo hace una fotografía. La memoria es siempre selectiva” (Mohs). Lo que ocurre es que hay personas con mayor capacidad de memoria, quizás debido a una mayor atención y a un gran poder de observación que les permite clasificar o seleccionar rápidamente la mayor cantidad de detalles y su capacidad de retención aumentada, les permite obtener una memoria rápida y completa de hechos observados.

Para el desarrollo de la memoria o evitar la pérdida o disminución de la misma, se acude a la nemotecnia, disciplina que estudia las técnicas de memorización. Las estrategias mnemotécnicas o mnemotécnicas (ambos términos son válidos e iguales) pueden ser:

1. sectorización del dato: cuando el dato a memorizar es extenso o complicado se le descompone por sectores y se memorizan éstos en un orden determinado (ítem o “chuncks”)

2. localización visual: sirve para el conocimiento que se adquiere con la memoria visual y que surge del uso deliberado de imágenes mentales retenidas a través de la visión. La memoria visual o fotográfica o eidética es notable en muchas personas y son históricamente recordadas la de Leonardo Da Vinci y Napoleón Bonaparte. En general, los artistas plásticos (escultores, pintores, dibujantes) tienen desarrollada esta memoria.

3. método de lugares: se visualizan todos los lugares a recordar, buscando detalles especiales de individualización de los mismos, mediante una secuencia lógica y ordenada. Consiste en identificar cada lugar con una imagen y esa imagen con una palabra.

4. uso de palabras claves: es útil para aprender un texto o una lengua extranjera. Para memorizar un texto se buscan las palabras claves que son las que determinan el sentido del texto. En el caso de idiomas extranjeros, hay que buscar palabras que tengan algo en común con el idioma que manejamos y luego asociar esas palabras con la imagen del objeto designado por la palabra extranjera. La combinación de palabras claves con imágenes mentales es proceso muy importante para organizar la memoria y el proceso de pensar.

5. organización verbal: se refiere a que es más fácil retener las palabras en forma de verso rimado que en prosa. Por esto es más fácil memorizar una poesía que una prosa. Por ejemplo, para recordar la cantidad de días de cada mes se usa la conocida frase “30 días tiene setiembre como abril, junio y noviembre”

6. método de asociaciones: relación del texto con el contexto, por ejemplo, pez nos lleva a pensar en agua.

7. importancia del contexto: el método de asociaciones nos lleva a considerar especialmente el contexto, siendo éste una clave importante para la recuperación de material mnésico. Cuando no se puede recordar directamente un hecho preciso en un momento preciso, el tratar de recordar lo que hizo en ese momento es parte de la recuperación del recuerdo. Si me preguntan ¿qué hizo el 3 de julio de 1980? es probable que en forma inmediata no tenga ni la menor idea. Pero si recuerdo que ese año es anterior al término de mi carrera

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profesional y que era empleado del gobierno y esta cursando el internado obligatorio de mi profesión, podré ir recordando otros detalles. Y así paulatinamente y por asociación iré recuperando datos “lógicos” que tenía almacenados recónditamente en mi memoria.

8. la organización del material a memorizar: es una clave fundamental para recordar y la mejor regla mnemotécnica. Hay diferentes formas de organizar el material almacenado en la memoria. Ya hicimos referencia a uno como es el recuerdo del contexto, pero esta organización no es aplicable a todo el material almacenado en la memoria. Cada material en especial requerirá de una forma determinada de organización. Ya hemos hecho referencia a las palabras claves, a la organización visual, a la organización verbal, etc. Hay muchas otras formas de organización que dependerá de la habilidad y entrenamiento de cada persona, como así de sus intenciones y motivaciones.

9. Repaso permanente del material memorizado: ya dijimos que el olvido y otros trastornos de la memoria pueden obviarse con la atención, concentración y repetición en los hechos y cosas a memorizar y por otro lado, el entrenamiento continuo de tratar de recordar las cosas principales que hacen a las necesidades precisas de cada uno. El mecanismo de repetir un mismo dato para mejorar la memoria es llamado repaso y consiste en una capacidad susceptible de ser adquirida mediante entrenamiento. Este repaso puede ser escrito, verbal o simplemente una meditación. Para esto es preciso tratar de prescindir de agendas o notas cuando son datos de poca extensión y de uso cotidiano (número de teléfonos, número de documentos, direcciones, tareas a realizar, etc.). El repaso es una forma de repetición o reiteración de un mismo conocimiento y es una actividad que necesita un continuo estímulo de nuestra parte. El repaso puede ser espontáneo o voluntario, de acuerdo a nuestras necesidades de recordar o mantener un dato. En algunos casos, es un verdadero hobby para quienes se especializan en una disciplina o cuestión no académica. El estudio Flawell-Beach-Clumsky (1966) demostró diferentes capacidades de repaso en los niños siendo menor esta capacidad para los muy chicos y mayor para los que superan los cinco años de edad. Tanto niños como adultos tienen la misma capacidad de repaso. El repaso ayuda a mejorar, mantener y aumentar la capacidad de memorizar datos. Cada persona tiene capacidad para desarrollar estrategias y formas nuevas de repaso para mejorar la capacidad general de la inteligencia y el control del pensamiento.

10. Ayudamemoria: se da este nombre a las agendas, “machetes” y otros medios escrito, filmados o grabados que ayudan a recordar y repasar datos útiles. Se emplean cuando el material a recordar es muy extenso o de uso relativamente escaso.

11. Uso del olfato: quizás sea uno de los sentidos que mejor ayudan a guardar memoria y facilitar el recuerdo, debido a que el circuito nervioso mnésico del olfato es más corto en su recorrido y extensión que el del resto de los sentidos, quienes tienen un recorrido más largo para llegar a los centros de reconocimiento. El olor pasa directamente del bulbo olfatorio al sistema límbico e ingresa en la memoria rápidamente a través del hipocampo. Esto lo asocia en gran parte a lo emotivo o afectivo. De ahí su facilidad para retener y recordar un olor y asociarlo a otros hechos.

12. educación de la memoria en la niñez: todo intento de desarrollar la memoria debe iniciarse desde la niñez que es el momento de mayor potencialidad de la

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memoria humana. En la vejez, sólo el uso permanente y el ejercicio de asociación, son los elementos más poderosos para mantener o desarrollar la memoria.

13. uso de tests mnemotécnicos: son útiles, sobre todo para recordar imágenes o sonidos.

14. método de lectura veloz: son útiles porque enseñan a leer de otra manera al obligar a interpretar la frase sin leerla completamente. Es un método que adiestra la memoria visual y la semántica reforzando a ambas

15. repetición permanente: este procedimiento es útil con las palabras difíciles o rebeldes de recordar, las letras de las canciones, los nombres nuevos, etc.

16. ubicación de detalles: por ejemplo se pueden ubicar a determinados objetos recordando marcas, o teniendo lugares especiales para colocar las cosas como los llaveros, anteojos, etc. En el caso de nombres, la ubicación por el abecedario suele ser un método eficiente

17. rutina de memoria: se consigue combinando varios procesos como ubicación, repetición, Ayudamemoria, uso de test mnemotécnicos, asociaciones, etc. Oficia como una verdadera “conducta de memorización”

El desarrollo de la memoria, según Horacio Krell67 se debe obtener a través de cuatro

etapas (método Ilvem):

1. con un efecto sinérgico entre los tres tipos de inteligencia básicas del hombre: emocional, racional e instintiva

2. los instrumentos de procesamiento de la información3. tener en cuenta el modo operativo de los dos hemisferios cerebrales4. unificar las tres etapas anteriores para conformar un todo que supere a la suma

de partes

El método tiende a mejorar la memoria y la creatividad.

Andi Bell68 da los siguientes consejos para mejorar y aumentar la memoria:

1. Adquirir el máximo posible de concentración : para esto hay que aprender a poner toda la atención únicamente en lo que se desea memorizar, evitando todo factor de dispersión mental

2. Aprovechar el espacio que lo rodea para visualizar la información que no quiere olvidar: un ejemplo de esto puede cuando necesita comprar artículos de hogar. Antes de ir de compras imagine cada artículo de su lista como si ya estuviera puesto en su lugar dentro de su casa

3. Convertir en imágenes afines nombres y datos difíciles de recordar : esto significa que debo buscar una imagen o sigla alegórica para recordar nombres difíciles de retener. Por ejemplo, si quiere recordar nombres de componentes de ácidos nucleicos como citosina-guanina use para las primeras letras un nombre fácil de recordar como es Carlos Gardel, e inmediatamente asociará Carlos a

67 Director Fundador de Ilvem Internacional, organismo que investiga métodos para mejorar la concentración, la memoria y el perfeccionamiento de la mente68 Campeón mundial de memoria en el Campeonato Mundial de Memoria del 2003 realizado en Kuala Lampur

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citosina y Gardel a guanina. Un nombre poco usado o conocido como Mara se puede asociar a mar.

4. Separar los datos en grupos lógicos : por ejemplo si son nombres de personas en idiomas extranjeros, separarlos por géneros (masculino-femenino, en columnas determinadas: masculinos a la derecha, femeninos a la izquierda.

5. Repetición sistemática del dato a recordar

Simónides, el poeta griego, pasó a la historia como el creador del artificio nemotécnico que dio origen al concepto de “memorización clásica” que consistía en relacionar las cosas con una idea o pensamiento o relacionar los mismos entre sí.

Galvin69 proporciona otros métodos mnemotécnicos:

1. En varias sesiones cortas se retiene más que en una larga2. Nos grabamos partes completas y pautas significantes3. La completa atención o concentración en lo que se va a memorizar, por lo que se

debe elegir un solo objetivo4. La emoción tiene un gran impacto en los recuerdos (esto nos recuerda la

asociación de memoria y estrés)

Desarrollo de la memoria en ancianos

En los ancianos los mecanismos de compensación de la memoria nos obligan a conocer el cambio de perfil de la memoria, que se da con el tiempo. Reconocido el perfil de cambio estamos en condiciones de optimizar el rendimiento. Por ejemplo, si se compensa el descenso en la eficiencia de las operaciones de codificación y recuperación de la información, eso refleja la plasticidad de la memoria en la edad avanzada.

En el sujeto senil se puede corregir un déficit de memoria propio de la edad mediante ciertas técnicas:

1. organización del material a memorizar2. dar consignas de codificación (por ejemplo, reagrupar por categorías, asociar por

rimas, etc.)3. indicar claves motoras (por ejemplo, incorporar gestos para utilizar un objeto o

pedir algo)4. corregir la lentitud de codificación, la fragilidad del registro contextual y el

déficit de recuerdo libre

Es importante recordar que no hay técnicas generales que sean aplicables a todos los casos por igual. Cada caso requiere una técnica personalizada.

Gene Cohen70 sostiene que se debe usar el cerebro “a pleno” para mantener el crecimiento de las neuronas en las edades maduras. El cerebro senil o maduro desarrolla todas las células cerebrales cuando funciona plenamente. Para esto no debe declinar ninguna actividad

69 Ruth Mehrtens Galvin – UNA PORTENTOSA MEMORIA, Harvard Magazine, 198870 Gene Cohen – LA MENTE MADURA: EL PODER POSITIVO DEL CEREBRO QUE ENVEJECE (“The Mature Mind: The Positive Power of the Aging Brain”), editorial Basic Book, EE.UU.

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y debe complementar los ejercicios lúdicos a través de juegos (crucigramas, scrabel, etc.) con actividades físicas (natación, caminata, ciclismo, tennis, etc.). Pero fundamentalmente debe ejercitar el pensamiento con actividades intelectuales como leer, escribir y desarrollar temas o cuestiones que impliquen el uso de un pensamiento activo y creativo. El área pensante cerebral contiene casi 100.000 millones de neuronas que producen miles de dendritas con lo que adquiere la capacidad de obtener más de un billón de conexiones intercelulares. El uso continuo a pleno del pensamiento filosófico o creativo aumenta sensiblemente el incremento de las conexiones intercelulares. Por ejemplo, no dejar de conducir vehículos le permite seguir ejercitando la memoria sobre paisajes, lugares, etc. La creatividad del anciano o persona mayor se manifiesta ante la aceptación de desafíos que implican el sentido del “¿por qué no?” que significa animarse a aprender uno o varios idiomas, escribir un libro o estudiar una determinada profesión o disciplina o dedicarse a la investigación de un tema determinado. Asimismo, implica mantenerse informado sobre los sucesos locales, nacionales e internacionales a nivel económico, social y político. Leer revistas, periódicos, usar Internet, libros, ensayos, dossiers o revistas científicas, etc. es una de las maneras de “estar al día” y de no declinar el afán de seguir conociendo cosas, sucesos y otros eventos de su interés. Cuanto mayor campo intelectual abarque, mayor será su capacidad de mantener el cerebro activo y renovado hasta edad avanzada.

La higiene cerebral

Es muy importante para ayudar al mantenimiento y desarrollo de la memoria, como de las otras facultades mentales, que haya una higiene cerebral, esto es, evitar el uso de tóxicos como el cigarrillo, el alcohol, drogas (como drogadicción y medicamentos) y sustancias de contaminación ambiental que puedan afectar al cerebro. También se deben evitar los procesos metabólicos patológicos como la diabetes, la hipercolesterolemia (hiperlipemia en general). Los trastornos cardiovasculares que pueden afectar al cerebro deben ser controlados como los procesos hemorrágicos, vasculopatías, cardiopatías, hipertensión arterial, trombosis, etc.

Hay que respetar los ritmos biológicos circadianos, en especial en lo relativo al dormir. La falta de sueño o los trastornos del sueño (hipersomnia, insomnio, dificultad para conciliar el sueño, sueño entrecortado o el despertar temprano), la fatiga mental y física, dificultan tanto el almacenamiento como la evocación de datos o recuerdos.

En el plano alimentario, la alimentación incompleta (sobre todo el déficit de vitaminas, de ciertas proteínas o aminoácidos) y la mala o incompleta hidratación, la ingesta de comidas cuantiosas o alimentos de difícil digestión (hacen un efecto robo en la circulación cerebral) y producen embotamiento mental e intelectual, alterando el proceso mnésico.

Por último, no debemos olvidar huir del estrés y todos los procesos de ansiedad (en especial la depresión) y el estrés por traumas, que interfieren con las facultades mentales, especialmente la memoria. Tanto los tóxicos, como las enfermedades y los trastornos de ansiedad, son como verdaderos “virus informáticos” que dañan el cerebro o disco duro y borran todos nuestros programas de realización personal o del manejo de la existencia.

La vida social activa, evitar el aislamiento y la práctica de deportes o de actividades placenteras que nos distraen de las preocupaciones u obsesiones, ayuda a despejar la mente y a mantener vivos los recuerdos útiles, especialmente los referidos a la creatividad. La meditación relajada, junto con los ejercicios mnésicos, es uno de los métodos de “higiene cerebral” que más

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nos ayudan a mejorar no sólo la memoria, sino todas las funciones mentales, en especial la atención y la concentración, verdaderas antesalas de la memoria.

Otro factor importante es la vejez que ya estudiamos y la higiene mental requiere estar preparado cuando se llega a ella. Las personas suelen envejecer en forma imperceptible: no se dan cuenta, hasta que un día descubren su cabello totalmente cano, las arrugas de su piel y las enfermedades orgánicas u osteomusculares que le quitan su capacidad de ambulación o su independencia individual, quedando en estado de dependencia física (y hasta psíquica) de otras personas, en particular sus familiares. Este desembarco “inesperado” en la vejez es tardío y no hay ninguna posibilidad de una vuelta hacia atrás. Por esta razón, la vejez se debe ir previendo cuando la edad nos está dando síntomas y signos de que nuestra juventud comienza a retroceder. Es ahí dónde hay “darse cuenta” que comienza el envejecimiento y proceder a detenerlo o mejorarlo. Se debe cuidar la higiene, la alimentación y la hidratación, la actividad social. Pero esencialmente, lo que importa, es sostener una vida mental activa buscando innovaciones en la vida diaria a través del emprendimiento de cosas que antes “nunca se habían hecho”. La lectura de obras que obligan a pensar, una vida afectiva en pareja o en familia o con amigos, un desarrollo de actividades que nos obligan a usar la memoria y la agilidad mental, al mismo tiempo que el cuerpo, son actividades a tener en cuenta en la agenda diaria. Asimismo, el control o chequeo médico permanente es otra arma fundamental. Apenas se detecte un sobrepeso o una alteración de una función, inmediatamente ponerse a buscar la solución y no quedarse con el mal. La alimentación es algo que debería preocuparnos toda la vida, pero en la vejez es el eje fundamental de la salud física. Luego, salud física y salud psíquica no sólo proveen longevidad sino que dan una calidad de vida superior, particularmente en lo espiritual.

NOTAS: Los trabajos de Penfield

U

no de los más destacados discípulos de Sherrington fue el neurocirujano canadiense Wilder Penfield. Penfield es célebre por sus estudios y eficaz tratamiento de cientos de pacientes afligidos con epilepsia. Sus trabajos consistían en la exposición quirúrgica y estimulación mediante electrodos de tejidos del cerebro en pacientes totalmente despiertos. Estudiaba cómo reaccionaban sus pacientes al desplazar el electrodo de un punto a otro en el el lóbulo temporal, con lo que comprobó que era posible en muchos casos localizar el área de tejido enfermo que causaba la epilepsia.

La extirpación de esos tejidos no sólo reducía la recidiva de los ataques epilépticos sino que en algunos casos eliminaba dichos ataques. Pero una derivación muy importante de los estudios con electrodos aplicados al cerebro de una persona despierta, fue el descubrimiento eventual de que la estimulación despertaba involuntariamente evocación de escenas muy vívidas del pasado del paciente, quien describía en pleno estado de conciencia (vigil completamente) detalles muy precisos y numerosos de esos recuerdos. Los experimentos de Penfield se llevaron a cabo en el Instituto Neurológico de Montréal por un período de casi tres décadas. Es de hacer notar que todos los experimentos de Penfield fueron luego completados por las neurociencias

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con la aparición del SPECT, donde se ubicaba con precisión la zona estimulada. Pero ninguno de estos estudios pudo demostrar fehacientemente la existencia de un centro cerebral de la memoria ni los mecanismos que ésta se valía para preservar recuerdos y luego evocarlos. Más aún: tanto Penfield como otros investigadores encontraron diversas zonas reactivas al proceso de memoria y de evocación, lo cual demostraba la complejidad de las funciones neuronales y sinápticas para desarrollar el proceso mnésico de memorizar y evocar (recordar), como tampoco pudo comprobarse qué motivaba el olvido funcional no amnésico.

Los experimentos de Penfield despertaron la polémica entre mente y cerebro que tradicionalmente mantenían los fisiologistas. La cuestión era si el cerebro es la causa de todas las funciones mentales o, simplemente, el cerebro es un mero efector de funciones mentales, las cuales tendrían origen en otra instancia no corporal (espíritu). En el caso de las evocaciones provocadas por el estímulo mediante electrodos, es evidente que la estimulación eléctrica de las neuronas desencadenaba fenómenos fisiquimicos que llevaban a extraer determinados recuerdos, pero los fenómenos observados no demostraban por sí la existencia de una zona específica cerebral para el almacenamiento de datos o escenas de vida que ameritaban quedar por siempre en el recuerdo. Simplemente, y al azar, esas estimulaciones despertaban diversos recuerdos.

Penfield fue discípulo en Oxford de Charles Sherrington y también en España por corto tiempo trabajó con Santiago Ramón y Cajal. Con ellos Penfield aprendió la presunción de que toda investigación científica objetiva de las funciones mentales debían partir de la premisa de que la mente está en el cerebro, y que mente y todas sus funciones sólo era posible explicarlas en términos de física, química y circuitos que desencadenaban fenómenos eléctricos (esto basado en las ondas de EEG y de cambios fisicoquímicos cerebrales en el momento de desarrollar las funciones mentales. Lo que no se tenía en claro, ni se demostró nunca, es si el cerebro era el origen de la puesta en marcha de las funciones mentales, o sólo era el mero efector de ondas de energía que no nacían en el cerebro como luego explicaremos.

A punto de finalizar sus prácticas quirúrgicas habituales, Penfield puso en dudas la tesis fisiologista de que el cerebro era causa exclusiva de que se desarrollaran las funciones mentales o facultades mentales, por lo que escribió: “A lo largo de mi propia trayectoria profesional como científico, y, como otros científicos, me he esforzado en demostrar que el cerebro explica la mente. Pero ahora quizá ha llegado el momento en que podemos considerar provechosamente las pruebas acumuladas, y hacer esta pregunta: ‘¿Explican la mente, los mecanismos del cerebro?’ ¿Se puede explicar la mente mediante lo que se conoce actualmente acerca del cerebro? Si no es así, ¿cuál es la más razonable de las dos posibles hipótesis: que el ser del hombre está constituido por un elemento, o por dos?”

Al principio Penfield aceptó la tesis exclusiva mecanicista de las funciones cerebrales y a mediados del siglo XX expuso de esa forma sus ideas. Sin embargo, a medida que avanzaba y profundizaba sus investigaciones no logró que la teoría mecanicista de índole monista, se adaptara en forma correcta a la manera o fenómeno de cómo aparecían, se daban y funcionaban las facultades mentales, y comprendió que el hombre inducía esas funciones y no el cerebro. La comprensión de este fenómeno le llevó a expresar: “Hay alguna otra cosa que encuentra su morada entre el complejo sensorial y el mecanismo motor ... Además de la centralita telefónica también está la telefonista”

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Si bien perteneció a la categoría de científicos eclécticos de la escuela sajona que predicaba que no debían introducirse en el campo científico teorías no probadas científicamente, describe sus opiniones sobre lo que iba germinando en su mente en relación a la forma de los fenómenos cerebrales que aparecían en sus investigaciones y las posibles causas de los mismos. Esas ideas surgían a medida que profundizaba su estudio del tejido cerebral para conocer formalmente las causas de la epilepsia y los mecanismos de la misma. Estas opiniones las transmitió en su libro MISTERIOS DE LA MENTE (Mystery of the Mind). En ocasiones recordó a Edgar Douglas Adrian (catedrático de Cambridge y premio Nobel) con quien coincidía que el trabajo científico debía ser muy riguroso especialmente en las conclusiones a que se llegaba, las cuales no debían contener especulaciones no científicas, o por lo menos, sin fundamentos científicos. Pero los resultados erráticos de sus investigaciones y la falta de una coincidencia absoluta entre los principios científicos mecanicistas, sumados a la comprobación de fenómenos no sujeto a parámetros de investigación de laboratorio o quirófano, concluye que los investigadores sinceros deben admitir determinadas teorías a las que se concluye por una estricta valoración racional y crítica.

El éxito de Penfield, en primer lugar, es que sus investigaciones con electrodos permitió localizar las regiones cerebrales donde se iniciaba la irritación que daba lugar a la crisis o ataque epiléptico. Cuando localizaba con precisión esa área de irritación, procedía con una cuidadosa técnica quirúrgica para extirpar el tejido cerebral dañado. localizado de forma precisa, extirpar el tejido en aquella área. Comprobó que cuando el afectado era un único hemisferio cerebral, la extirpación realizada en pacientes que llegaron a sumar cientos, fue beneficiosa y prácticamente sin efectos colaterales imporantes. Más aún: en el caso de que la lesión radicara en el lóbulo temporal, las funciones del tejido extirpado podían ser suplicadas por la misma zona del otro hemisferio no afectado.

Como esto exigía que el paciente estuviese despierto y plenamente consciente para que indicara al operador lo que sentía bajo la experiencia de la exposición del su tejido cerebral a la estimulación del electrodo y ayudaba así a localizar las zonas exploradas que en algunos casos provocaban espasmos musculares involuntarios, salvo en ocasión de que se estimulara el lóbulo temporal. Fue en estas circunstancias que los pacientes comenzaron a describir recuerdos vívidos y sorprendentes de hechos de su pasado, siendo plenamente consciente de que esto ocurría en el ámbito del quirófano llegando a suceder que simultáneamente el paciente relataba sus evocaciones y podía comentar los ruidos y olores que había en el ámbito quirúrgico al momento de su intervención. Tal fenómeno impresiona a Penfield que le lleva a formular la idea de la existencia de una doble conciencia donde una persona puede, a la vez, recordar hechos pasados mientras percibe con claridad en forma concomitante los estímulos visuales y auditivos del lugar en que se encuentra evocando. Personalmente he descripto este fenómeno de conciencia, al advertir cómo muchas personas tienen una especie de atención múltiple que les permite simultáneamente realizar actos conscientes diversos, del mismo modo que opera una pantalla de TV multicanal, donde al mismo tiempo se pueden percibir recuadros de diversos canales televisivos con distintos programas. No es que haya diversos estados de conciencia o diversas conciencias, sino que en pleno estado vigil consciente, la conciencia está habilitada para percibir y discriminar diversos fenómenos concomitantes. Finalmente, al relatar y dejar registro de su experiencia con un paciente de nacionalidad sudafricana de edad joven, describe con la nitidez y forma vívida que el paciente recordaba a una granja sudafricana donde solía reunirse con sus primos y en ese momento como conversaba y se reía con sus primos, al mismo tiempo que percibía todo lo que ocurría en el quirófano. Tal hecho impacta a Penfield y le lleva a decir: “La mente del paciente era tan independiente de la acción refleja como la mente del cirujano que

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escuchaba y que trataba de comprender. Así, mi argumento favorece la independencia de la acción de la mente”. Penfield ahora quiere conjugar su idea de la doble conciencia como un efecto de una mente totalmente independiente de una estricta función mecanicista del cerebro, dado que no había relación entre la objetividad de localizar un centro de epilepsia y un efecto evocador que no guardaba una relación estricta de mero fenómeno fisicoquímicobioeléctrico espontáneo, dado que la estimulación era con electricidad artificial. Difícilmente el cerebro, por sí, fuera la causa estricta del fenómeno. Otros estudios posteriores han demostrado que estando una persona en estado absoluto de coma, al despertar de ese coma pudo evocar hechos que había presenciado cuando su cerebro estaba comprobadamente inactivo (de acuerdo a las ondas de EEG y las imágenes de SPECT). Estos fenómenos prueban que la memorización puede ocurrir con un cerebro inactivo, pero la evocación siempre será con un cerebro vigil, es decir, en estado de plena conciencia.

Penfield coincide con mi idea que formulé sin conocer lo que el investigador creía, en el sentido de comparar a la conciencia con una pantalla de TV. Penfield concluye que el estímulo del electrodo producía una especie de película de TV que el paciente observaba objetivamente, mientras que su mente estaba originaba un registro completo de que acontecía a su alrededor en el quirófano. El hecho es que la mente del paciente veía voluntariamente una película producida mecánicamente por la estimulación por un electrodo de igual modo que un aparato de TV que fuese manejado independientemente por el mismo espectador. A manera de conclusión Penfield refiere la semejanza del cerebro humano a un ordenador de computadora pero con la diferencia de que el hombre tiene un ordenador, no es un ordenador. Este fenómeno de que el paciente no era un actor porque no forma parte la película televisiva, sino que actúa mero espectador a la vez que si era actor en el acto quirúrgico. La diferencia acá es que el espectador del espectáculo televisivo no puede ajustar con botones o diales digitales el sonido, el color, la nitidez de la imagen, sino que todo sucede sin su intervención activa. Esto, para Penfield, funcionaría como un efecto dual de objeto y sujeto, que equivale a la dualidad de cerebro y de mente. El criterio que Penfield encuentra lógica que la mente funciona como un ordenador, y que el cerebro es realmente un ordenador muy preciso y fabuloso. No obstante dicho ordenador responde a un programador - operador que lo está usando como herramienta evocadora y de control motor.

Penfield observó que los pacientes epilépticos pueden a veces experimentar una ausencia respecto a la conciencia (a modo de aura a veces), donde la mente parece estar completamente fuera del control cerebral. Todo funciona como si el cerebro haya sido programado, y el paciente funciona como autómata y sigue las tareas que venía realizando en un estado total de inconsciencia. De ese modo pueden concluir un viaje en automóvil que venía realizando en su trabajo o en el regreso a su hogar con la condición de que siempre la ruta sea habitual y que no tenga interferencia inesperada, de manera que la conducción en medio del tráfico y el recorrido por las calles se lleva a cabo mediante reflejos condicionados puro, de forma tal que una vez despierto el conductor epiléptico no se recordará nada del viaje que realizó automáticamente de la forma en que opera el piloto automático de un avión. Esto lo he comprobado en pacientes que tenían epilepsia postraumática y que padecían lo que algunos autores llaman “estados epileptoides” y, efectivamente, el conductor afectado de una repartición estatal podía manejar en estado de completa inconsciencia. La producción de algunos accidentes de tránsito por la irrupción imprevista de vehículos, demostró el hecho de la conducción a manera de piloto automático corroborada por los compañeros de trabajo. Penfield concluye que las funciones continuas de la mente normalmente activa eran aparentes en estos viajes, por lo que remarcó que la mente es la que tiene que programar primero el cerebro del ordenador,

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debido a que el ordenador es solo una cosa o ente, sin capacidad de tomar decisiones totalmente nuevas por sí mismo y para las cuales no está específicamente programado. Esto prueba que el cerebro como ordenador es limitado y depende de directivas conscientes de la mente, cuando está referido a niveles de decisión en la actividad cotidiana de la vida social del hombre. Esta premisa demuestra que la facultad de ordenar del cerebro es un don que toda persona tiene, como mera posesión individual, pero de ningún modo, ese ordenador es dueño del individuo. No es el ordenador el que maneja al individuo sino a la inversa. Este razonamiento lleva a Penfield a admitir que sólo a lo que la mente ha “prestado atención” queda programado en el cerebro, al menos en forma aparente. Esto opera como que el individuo que ha transitado a través del tráfico, guardando conscientemente reglas para obtener su propia seguridad, esa actividad motora quedará programada automáticamente en el ordenador, y cuando se llega al automatismo epiléptico, el afectado, aunque totalmente inconsciente, proseguirá conduciendo con total seguridad a través del tráfico, a menos que se presente una contingencia imprevista no programada con anterioridad. En el caso de una persona sana y normal, todo funciona como que el individuo vive sujeto a una especie de ordenador personal que surge de su propia programación (proyecto) para que se adecúe a sus objetivos existenciales que están sujetos a cambios permanentes.

Las experiencias de Penfield determinaron que en la exploración del lóbulo temporal en un lugar determinado, al ser estimulado por el electrodo, produce un recuerdo específico. Es tan específico que la experiencia que se revive comienza siempre en precisamente el mismo punto en la secuencia de acontecimientos. No hay una continuación donde la última escena acabó, sino una repetición de la representación. En un sujeto esto tuvo lugar más de sesenta veces repetidas lo que parece indicar un emplazamiento muy específico dentro de la corteza, algo así como colocar la aguja lectora en el mismo punto de un disco. Sin embargo, no siempre ocurre así y puede acontecer, y ha ocurrido, que un individuo, estimulado en la misma área, experimentó cuatro experiencias de respuestas aparentemente no relacionadas. Primero oyó algo similares a pasos; seguidamente como si hubiera un grupo de gente en la estancia; a continuación experimentó como estar en un gimnasio; y por último como una señora hablando con un niño en la playa En este caso de una memoria repetitiva, nada se pierde o añade por lo que Penfield dice: “Los acontecimientos no están en absoluto adornados con fantasías, como suele suceder con los sueños cuando se recuerdan”. “La viveza o riqueza de detalles y el sentido de inmediatez que acompaña a sus respuestas evocadas sirve para ponerlas en una clase aparte respecto al proceso ordinario de recuerdo, que raras veces exhibe tales cualidades. Así, en el caso de la estimulación en el Punto n.º 11 en el sujeto J. V. (Caso n.º 15), el paciente dijo: «Ahí van — gritándome. ¡Paradlos!”

El individuo puede identificar conscientemente el significado de la experiencia revivida no como una especie de alucinación, sino como algo tan real como la vida, de la que sin embargo se encuentra aparte. Una mujer que escuchaba una orquesta bajo el electrodo estimulador de Penfield tarareaba la música que oía, verso y coro, acompañando así con un acto de esfuerzo consciente la misma música que estaba siendo suscitada de manera tan vívida. Estos recuerdos se suscitaban de forma totalmente involuntaria. No se trata de recuerdos traídos voluntariamente a la superficie. Son detallados y más vívidos de lo que nunca lo son tales memorias. Penfield comunica que una paciente experimentó una ocasión en la que ella se encontraba sentada en una habitación y escuchando a los niños jugando fuera. Los ruidos del tráfico exterior y todos los otros sones de la vida urbana proporcionaban el ambiente «natural». Estuvo hablando de todo esto con Penfield mientras ocurría el fenómeno, y la experiencia

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resultaba tan real que tuvo que dedicarse después a convencerla de que él no había preparado lo que la paciente “vivió” en su recuerdo, incluyendo los ruidos exteriores. En ocasiones, la experiencia revivida es tan compleja que el paciente tiene que explicar sus antecedentes más tarde. ¡Una mujer de 23 años revivió lo que ella llamó un acontecimiento «fabuloso» en el que durante una comida había hecho añicos un plato con el codo y había disfrutado enormemente con esta experiencia lo que quiso explicar por qué había disfrutado tanto. Otra paciente se vio repentinamente viajando en el asiento trasero de un automóvil, con la ventana levemente descendida, esperando el paso de un tren. Explicó que podía contar los vagones del tren al pasar y describir todos los ruidos y sonidos característicos. Después del paso del tren y cruzado la vía para entrar en la población, experimentó el aroma familiar conocido del olor del café al fuego. Penfield describe que este fue el único caso de revivir un olor que halló en su estudio que abarcaba más de mil pacientes cuya superficie cerebral fue expuesta de esta manera poder localizar la causa de los ataques epilépticos. Penfield descubrió que si el área cortical que había sido el lugar de estimulación para revivir alguna experiencia se extirpaba luego quirúrgicamente, el paciente podía todavía evocar voluntariamente la experiencia con posterioridad a la ablación regional cerebral. Esto puso en evidencia que la memoria misma no se encontraba en área investigada y luego extirpada, sino que estaba almacenada en otra área conectada con esa región. La interrupción quirúrgica de la conexión no permitía volver evocar la memoria mediante estímulo eléctrico, pero no suprimía la memoria del recuerdo en sí, el que podía ser logrado voluntariamente.

Penfield, como consecuencia de la observación de estos fenómeno, debió corregir su teoría de explicar la mente totalmente en base a la acción cerebral, y en lugar de ello era más lógico tener a la mente y el cerebro como dos entes distintos (dualidad) en lugar de uno (monismo) y esta propuesta era funcional para dilucidar científicamente y definitivamente la cuestión cerebro/mente. La idea surge de la imposibilidad de explicar la mente a partir de la acción de las neuronas en el interior del cerebro, debido a que dicha mente parece evolucionar en forma autónoma en el curso de la vida de una persona, de manera continua, y por cuanto un ordenador, que es lo que el cerebro es, ha de tener un agente controlador capaz de comprensión independiente. Penfield no ha referido que la mente pueda prescindir del cerebro, aunque evidentemente el cerebro puede proseguir por cierto tiempo sin mente, como sucede en el automatismo epiléptico. No obstante, la mente es el agente que programa el cerebro y determina qué engramas se codificarán en el ordenador para su futura recuperación.

Los experimentos de Penfield no pudieron comprobar la teoría monista de que la actividad neuronal cerebral era el fundamento de todas las funciones mentales, de acuerdo al biologismo que propone al cerebro como causa exclusiva de las actividades mentales. Cuando Penfield aplicó el electrodo, mientras el paciente pensaba en algo, no encontró ningún centro de actividad neuronal cerebral específico que indicara el momento en que la conciencia pensaba ni que correspondiera al pensamiento específico del paciente. Por otro lado, las zonas cerebrales extirpadas no alteraban de ningún modo el estado consciente ni la facultad de pensar, por lo que Penfield concluye que no hay una zona de actividad neuronal cerebral específica para la conciencia y para el pensamiento. De paso comprobó que la descarga epiléptica local no dependía de un acto mental. La ausencia experimental de áreas cerebrales que causaran efectos mentales llevó a Penfield a pensar en la existencia de otros entes fundamentales y de una forma de energía distinta, desconocida hasta ahora. Esto motiva que un programador funciona en forma autónoma respecto de su ordenador en algunas cosas y así la mente parecería trabajar sin la participación específica del cerebro. Esto fue probado con la teoría Newberg. En realidad, la

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teoría Newberg tendría que llamarse teoría D’Aquili-Newberg. Según narra Vince Rause,71 la teoría de Newberg nace en las investigaciones realizadas en la década del ’70 por Eugene D’Aquili (investigador norteamericano que era psiquiatra y antropólogo). Los estudios realizados por este autor se sustentaban en la teoría de que dentro de la función cerebral existía una facultad especial para producir un repertorio de sensaciones relacionadas con experiencias religiosas, sobre todo, las del tipo referido a revelaciones divinas a santos o experiencias personales de éxtasis que cualquier creyente puede tener al concentrarse a rezar una oración o asistir a un oficio religioso.

D’Aquili trabajó personalmente en sus investigaciones durante casi veinte años y en la década del ’90 busca integrarse con Newberg que, a la sazón, se desempeñaba como radiólogo y era profesor de la Universidad de Pensilvana. Entre ambos pulieron las partes teóricas y emprendieron el camino de probar la teoría mediante el estudio de imágenes de la función del cerebro en el momento de emplear esa facultad particular del encuentro con lo divino. En ésa época se había perfeccionado una técnica de Resonancia Magnética Nuclear que consistía en un escaneo del flujo sanguíneo en las regiones donde se desarrollaba la actividad neuronal del cerebro.72 La fotografía de ese escaneo permitía registrar las modificaciones que sufrían determinadas regiones cerebrales cuando se iniciaba la actividad de éxtasis. Se tomaban imágenes antes y después de la actividad para comparar a ambas y demostrar la existencia de esa actividad neuronal cerebral. En realidad, el éxtasis es una forma de concentración profunda del pensamiento. De esa forma las regiones del cerebro en un estado normal de actividad eran indicadas por áreas de color rojo y estas áreas eran simétricas y casi iguales para ambos hemisferios y toda la masa cerebral. Pero al comenzar el acto del pensamiento o meditación profunda, en las imágenes antes descritas, aparece una zona de reducción de la actividad cerebral ubicada en la parte inferior de un lóbulo parietal izquierdo, la que pasaba de color rojo a un color amarillo más predominante.73 Esto debía interpretarse como que la zona marcada en rojo era zona de actividad cerebral sensorial, mientras que la inactividad cerebral sensorial se marcaba en amarillo. ¿Cuándo hay inactividad cerebral sensoria? Cuándo la mente está concentrada en pensar y no usa los sentidos por estar abstraída o sumida en el pensamiento, en este caso, tipo meditación profunda. Lo esencial del experimento es demostrar que cuando el cerebro está pensando abstraído de la función sensorial, prácticamente lo hace con completa inactividad neuronal. Estos fenómenos obligan a Penfield a la convicción de que para explicar los fenómenos cerebrales-mentales observadas por estricta exploración e investigación científica, habría que buscar nuevas hipótesis sobre el funcionamiento de la mente y su relación con el cerebro. Las observaciones de Penfield concluyen que el desarrollo mental logrado con el paso del tiempo en la vida, prácticamente es diferente al desarrollo cerebral. Toma como ejemplo que si se traza una curva de la actividad humana en el transcurso de la vida, la eficiencia de la ejecutoria corporal y cerebral mejora al llegar a edades de maduración psicofísica (adultez). Pero dicha actividad declina en el período que se ingresa a la vejez, de tal forma que la mente senil sana llega al más pleno potencial comprensivo y criterioso (más sabio) mientras que el cuerpo y

71 Escritor norteamericano, convocado por Andrew Newberg para escribir un libro sobre sus trabajos científicos y autor de un artículo publicado en el suplemento dominical de LOS ANGELES TIMES en fecha 15 de julio de 2001 y reproducido en marzo de 2002, bajo el título de EN BUSCA DE LO DIVINO72 Este método de tecnología de imágenes se denomina SPECT (sigla inglesa donde S = escaneo; P = positrones; E = emisión, C = computarizado; T = tomográfico) y se puede traducir como escaneo tomográfico computarizado por emisión de positrones. Es un método superior a la RMN y se hace en base a sustancias radiactivas y las imágenes recogidas se procesan por computadora. 73 Estudio realizado en dos grupos testigos: un grupo de budistas tibetanos y otro de monjas franciscanas, ambos en estado de oración y contemplación mística religiosa

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el cerebro entran en involución. Se da la paradoja de evolución mental vs. involución cerebro-corporal, clara señal de la independencia mental del órgano cerebral. Por último Penfield se encuentra cercado y debe admitir: “Al final, concluyo que no existe evidencia, a pesar de los nuevos métodos, como el empleo de electrodos estimulantes, el estudio de pacientes conscientes, y el análisis de ataques epilépticos, de que el cerebro solo pueda realizar la tarea que realiza la mente. Concluyo que es más fácil racionalizar el ser humano sobre la base de dos elementos que sobre la base de uno”.74

Penfield, prácticamente, “descubre” que la investigación científica del cerebro con cualquiera de las tecnologías (cirugía, electrodos directos o indirectos como el EEG, SPECT, etc.) no permiten saber con precisión la totalidad de la ubicación regional de los fenómenos mentales, pues la complejidad de sus funciones y las múltiples asociaciones sinápticas y la variedad de mecanismos fisicoquímicos y genéticos que intervienen en cada acto mental impiden acceder con certeza a la ubicación correcta y fehaciente de centros efectores. Además, hay otros fenómenos que han demostrado que las funciones mentales no dependen de una biología lógica estrictamente sino que se producen en situaciones en el cerebro parece estar ausente (inactivo). Entre dientes deben admitir un elemento “organizador” u “operador” que escapa a todo principio científico y cuya naturaleza es imprecisa por mostrarse como una mera energía misteriosa. Mi idea, como lo vengo expresando en todos mis estudios, es que dicha energía es lo que llamamos energía espiritual porque procede del espíritu. El espíritu es una energía que nos llena todo el cuerpo bajo la forma de la energía que tradicionalmente se ha llamado “alma”. El alma es lo que llena de vida todas las células del cuerpo pero contiene la esencia del hombre, su ser humano. Esa energía cuando se instala en la neurona se torna puro espíritu y allí expresa el ser del hombre, o mejor dicho al decir de Heidegger, los “modos de ser” del hombre. La aceptación de la existencia de la energía espiritual no sólo nace de una mera teoría intelectual impregnada de fe. Los comprobados actos investigados científicamente, esto es, con parámetros tecnológicos y normas de investigación científica (randomización, doble ciego, etc.) conforman una casuística difícil de despreciar o dejar de lado, por la simple razón de no querer aceptar la existencia de la energía espiritual. Rechazar los fenómenos observados y comprobados estrictamente es como tapar la luz del sol para negar que existe o esconder la cabeza como el avestruz. Las escuelas ateas y las teorías abolicionistas se empeñan en negar la existencia del alma como principio organizador y ordenador de la vida en general y de la humana en especial. Básicamente la teoría abolicionista del alma es la que acepta que el alma, tal cual se concibe, no existe, sino que todo lo atribuido al alma en realidad es fruto exclusivo del cerebro humano. No es el alma la que mueve al cerebro, sino que el cerebro es el que crea al alma y todo lo relativo al espíritu. La teoría Newberg-D’Aquili, interpretada como que el cerebro es el origen de lo espiritual, se suma a otras similares. Un anuncio de Francis Crik y James Watson, ambos premios Nóbel por descubrimiento de la estructura del ADN. Crik asegura en un artículo publicado en el 2003 en la revista Nature neuroscience que el alma tiene una explicación bioquímica porque en el cerebro hay un grupo de neuronas que producen reacciones químicas responsables del estado de conciencia y explica que los creyentes llaman

74 (Penfield, Wilder, THE PHYSICAL BASIS OF MIND, Basil Blackwell, Oxford, 1950) (Penfield, Wilder, THE MYSTERY OF THE MIND, Princeton University Press, 1975)

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alma a la conciencia. Según la redacción periodística de ser ciertas estas afirmaciones, significaría que Crik comete graves errores. Primero confunde conciencia con alma y segundo da como primicia que la conciencia es producto de un grupo neuronal y procesos bioquímicos. Lo que Crik anuncia ahora es harto conocido por los científicos neuroquímicos. Lo que Crik ignora es lo que hemos venido aclarando en el sentido de que la palabra alma viene del latín ánima y este del griego anemos que significa soplo. Por esta razón a la manifestación de la vida en el cuerpo concreto de una persona se le denomina alma y que la Real Academia Española (RAE) define como “sustancia espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, que informa al cuerpo humano y con él constituye la esencia del hombre” . Luego etimológica y denotativamente alma es algo inmaterial que constituye la esencia del hombre y no sólo la conciencia del mismo. La conciencia es un estado de la mente, la cual es operada por el espíritu.

Ahora me veré obligado a repasar conceptos que ya he emitido y que incluso apelaré informáticamente a “cortar y pegar” por lo que es posible que se encuentren la textual reproducción de pasajes escritos en otra parte de este trabajo. La conciencia, por su propia definición es el mundo interior del hombre. Es la “propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. También representa el conocimiento interior del bien y del mal y el conocimiento exacto y reflexivo de las cosas”. Pero, la Psicología la juzga de otra forma y sería el estado mental de la vigilia. Bien pensada, la conciencia es la que nos permite darnos cuenta o percatarnos de las cosas o de juzgar una ley o la moral. El espíritu según la RAE es “alma racional” “don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas” “vigor natural y virtud que alienta y fortifica el cuerpo para actuar” “ánimo, valor, aliento, brío, esfuerzo” “Vivacidad, ingenio”.

Sin embargo, hoy se piensa que el espíritu es el operador del alma en el hombre y su principal instrumento es la mente, la cual usa como sostén al cerebro. Decir que todo lo espiritual es una mera reacción química es desconocer que antes que el cerebro, desde los gametos, empieza la vida humana y con ella el alma. ¿Hay neuronas en los gametos? En este aspecto, Robert White75 sostiene que el cerebro es la sede del alma mientras que el resto del cuerpo es sólo el apoyo vital del cerebro. Esta afirmación confunde a espíritu con alma, tal cual lo hace el diccionario y cree que sólo en el cerebro anida el alma, ignorando que alma, como sinónimo de energía vital está en todas las células. El cerebro no es la sede del alma ni del espíritu. Es sólo un órgano-instrumento que sirve para que se manifieste lo inmaterial. Afirma que “el cerebro es el origen del arte, de la música. Buscamos a Dios con el cerebro”. Su principal opositor a las investigaciones de trasplante de cerebro, el Dr. Arthur Caplan,76 refuta los conceptos de White diciendo: “¡Ridículo! Aunque el órgano más importante es el cerebro, no se le puede aislar y decir ‘he aquí la esencia humana’” . En el calor de la controversia entre ciencia y bioética, ambos científicos mezclan conceptos que no son del patrimonio de la ciencia

75 Investigador norteamericano, del Laboratorio de Investigación del Cerebro, del Hospital General Metropolitano de Cleveland, que investiga el trasplante del cerebro. Es católico y es miembro de la Academia Pontificia de ciencias con sede en el Vaticano.76 Director del Centro de Bioética de la Universidad de Pennsylvania.

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biológica y que están creando falsos dilemas a los fisiologistas que intentan a través de la anatomía y fisiología del cuerpo humano, explicar los fenómenos vitales y espirituales. Esto les trae lógicas confusiones. La esencia humana no sólo está en el alma, en el espíritu o en el cuerpo. Todo eso constituye la esencia humana. Una cabeza sola sin cuerpo, aunque pudiese estar viva y pensar (e incluso admitir la casi utopía de que pueda comunicarse eficazmente como un hombre completo), nunca constituirá un hombre cabal, sino la expresión de una parte de un hombre. Para ser un hombre total deben estar presentes todos los elementos que lo constituyen. Pero uno de los modos de ser de la esencia del hombre, que es la inteligencia, aunque puede decirse que se expresa a través del cerebro, de ningún modo esto significa que el cerebro es la esencia del hombre. Es un órgano más que también es patrimonio de otros animales. White, incluso, en el paroxismo de su entusiasmo llegó a afirmar que cerebro y alma son una sola cosa. Grave conclusión por el error conceptual que encierra sobre el significado del alma. Terminamos de afirmar que el alma “anima” todas las células del cuerpo, no sólo el cerebro. Es una fuerza energética (energía vital) que está en la célula y desde allí gobierna todo el organismo, incluyendo al cerebro. Tan vital es el cerebro como el corazón o los pulmones. Sin ellos no hay vida, sin vida no hay alma. Luego, el alma está presente en todo el organismo como manifestación de la vida (manifestación patente de la vida). Tan inmensamente influye en cerebro, corazón, estómago e hígado, que los primeros investigadores de la mente y el cuerpo llegaron a pensar que tanto el corazón como otros órganos, eran la sede de sentimientos. No supieron distinguir que los sentimientos influyen sobre la fisiología de esos órganos, pero ninguno de ellos origina sentimientos. El alma, repetimos una vez más, “anima” todas las células del cuerpo, no sólo el cerebro. Luego, el alma está presente en todo el organismo como manifestación de la vida (manifestación patente de la vida). Vimos en detalle qué significa en sí la palabra “alma”.

Si bien hay una tendencia generalizada, incluso por parte de la Real Academia Española a emplear indistintamente la palabra alma, espíritu y mente, veremos luego que no es así. De ahí que, en general, las ciencias, incluyendo a la filosofía, la psicología y otras ciencias espirituales, no puedan dar definiciones abarcadoras y totalizadoras77 del fenómeno mente humana. ¿Por qué espíritu es una cuestión semántica?. Por la palabra en sí. Si yo digo ave (animal) no puedo interpretarlo como cuadrúpedo. Esto se debe a la especificidad del nombre. De igual modo, reiteramos, espíritu deriva de alma, alma de ánima, ánima de animus y animus de anemos, el que etimológicamente significa soplo. Por eso, en latín, spiritus es “respiración, aliento, aire”.78 Por lógica, no puede designar como soplo, respiración, aliento o aire a una función orgánica, en este caso, una función cerebral. De ahí que, en general, las ciencias, incluyendo a la filosofía, la psicología y otras ciencias espirituales, no puedan dar definiciones abarcadoras y totalizadoras del fenómeno mente humana. James79 afirma confusamente que “Tanto el cerebro como la mente se componen de elementos simples sensitivos y motores”. Esto nace de una concepción

77 Este concepto de abarcar en forma total es la base de la holística que proponemos como título de nuestro trabajo78 Parvus-Duplex DICCIONARIO LATINO-CASTELLANO Y CASTELLANO-LATINO, Editorial Sopena Argentina, Bs. As. 195379 James, William – COMPENDIO DE PSICOLOGÍA, Editorial Emecé, Bs. As. 1947

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fisiologista que es la que predomina en todos los estudiosos de la mente, asociando el cerebro a la mente, en el sentido de que el cerebro es el que origina todos los fenómenos mentales. Tanto lo sensitivo como lo motor, en términos fisiológicos, dependen exclusivamente del cerebro. La mente puede influir sobre estas funciones cerebrales, pero no son de su incumbencia directa. Lo sensitivo, referido a la sensibilidad neurológica, es función del cerebro. Lo sensitivo, referido a la vida afectiva o emocional, es función de la mente. La acción cerebro-mente es un camino de doble vía, donde la mente influye en el cerebro y viceversa. Cuando enferma el cerebro, enferma la mente e inversamente: toda disfunción mental influye en las funciones cerebrales. Mas, de ninguna manera significa que la mente tenga funciones sensitivas y motoras, de orden neurológico, iguales que el cerebro. Pero creo que la cuestión fundamental de mi preocupación no es el cerebro en sí, puesto que éste es el instrumento idóneo para que se manifieste la mente. Pienso que no debemos confundir instrumento con función.

Francis Crick afirma que la conciencia es “una banal fusión de neuronas del cerebro”.80 Sostiene que el cerebro humano posee un grupo de células que son el origen de la conciencia y del alma. Crick abandonó los estudios sobre genética para dedicarse en 1976 a investigaciones de biología celular y evolucionista del cerebro humano, buscando bases científicas para estudiar un objeto tan intangible como la conciencia. El científico destaca que su afirmación es el resultado de investigaciones y búsquedas en el inconsciente que ha realizado durante muchos años para individualizar cuáles son los mecanismos científicos de la conciencia. Por estas razones, asevera que “la convicción científica es que nuestras mentes, el comportamiento de nuestros cerebros, pueden íntegramente explicados por la interacción de las células cerebrales”. Chistopher Koch, profesor de ciencias neurológicas y coautor del estudio con Crick, dice que “es evidente que la conciencia nace de reacciones bioquímicas del cerebro”. Parecen ignorar lo que antes afirmamos: las reacciones bioquímicas del cerebro en actividad son consecuencia y no causa de los fenómenos intelectuales y afectivos mentales. Ambos científicos, siguiendo sus ideas y desechando sin más lo que acabamos de explicar, describen equívocamente en su investigación los mecanismos a través de los cuales distintas partes del cerebro humano se funden las unas con las otras para crear, según reafirman, “un sentido de conciencia. Es lo que los creyentes llaman el alma. Por primera vez tenemos un esquema coherente de los correlatos neurales de la conciencia, en términos filosóficos, psicológicos y neurales. Un día, la humanidad aceptará el concepto que el alma y la promesa de la vida eterna no existen, así como hace siglos debió aceptar que la Tierra era redonda” . La acción cerebro-mente es un camino de doble vía, donde la mente influye en el cerebro y viceversa. Cuando enferma el cerebro, enferma la mente e inversamente: toda disfunción mental influye en las funciones cerebrales. Mas, de ninguna manera significa que la mente tenga funciones sensitivas y motoras, de orden neurológico, iguales que el cerebro. Esto es así, porque en el fondo de la cuestión, la mente termina siendo una función (función en sentido instrumental, no causal) más del cerebro, conectada con las otras funciones fisiológicas no espirituales (funciones nerviosas sensitivo-motoras y el comando de todas las funciones orgánicas vitales).

80 Nature Neuroscience, 2003

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Los científicos quieren explicar “científicamente” a los fenómenos espirituales, según lo advertimos anteriormente. Mas, la realidad es otra. Una cosa es explicar la mente o mecanismos mentales y otra distinta es explicar al espíritu. Con o sin diferencias anatomofuncionales, cada persona piensa muy distinto de otras. Vaya como ejemplo los llamados genios. Si aceptamos que el cerebro es causa de la inteligencia, los afectos y los pensamientos, debemos aceptar lisa y llanamente que todos tienen que tener la misma inteligencia, afectos y pensamientos y, por lo tanto, no habría hechos mentales que escapen a esta regla. Empero, la realidad supera esta tesis porque nos muestra que a pesar de tener la misma calidad y cantidad cerebral, cada hombre es un individuo que genera actos, pensamientos y sentimientos totalmente distintos al de otros congéneres. A eso agregaremos que aunque se exprese un mismo sentimiento, por ejemplo, el amor, habrá situaciones o matices muy marcados en la manera en que se realice o se manifieste este sentimiento. Esto, y muchos otros ejemplos, nos obligan a desechar al cerebro como causa de actos espirituales. Lo diremos ahora, lo dijimos antes y lo seguiremos repitiendo hasta el cansancio en todo el texto de este trabajo: el cerebro sólo es sostén de la mente. De otra manera, habría que admitir que el cerebro, como las huellas digitales, son elementos únicos para una misma persona, pero diferentes para el resto de las personas de todo el planeta. Si cada persona es una entidad diferente a otras ¿esto significa que también, además de las huellas digitales, tienen cerebros distintos? Si aceptamos el principio de la diferencia cerebral para explicar porqué hay un cerebro ateo y otro cerebro creyente, estamos admitiendo entonces que la naturaleza o esencia del hombre no es única para todos los hombres, sino distinta en cada hombre. Esto lleva a pensar que los seres humanos somos esencialmente distintos entre sí, porque tendríamos una esencia cerebral, la cual cambia de individuo a individuo generando las diferentes formas de ser del hombre, así como se generan las distintas etnias. ¿No resulta esto mucho más complicado que admitir, directamente, que la esencia del hombre no reside en su cerebro sino en su espíritu? Al menos la teoría espiritual explica mejor los diferentes modos de ser del hombre, sin modificar una esencia espiritual única e igual para todos los seres humanos, la que admite que todos somos humanamente iguales, aunque pensemos distinto.

La teoría biologista no puede explicar cómo el hombre, con el mismo cerebro, va cambiando históricamente su devenir y pasa de un ser cavernario a un ser histórico. Y dentro de la historia desarrolla civilizaciones tan dispares y distintas que ha obligado a algunos a pensar que hay diferentes clases de hombre, siendo algunos de ellos superiores y otros inferiores (principios de racismo). La ciencia ha probado que el cerebro del antiguo (no del prehistórico) es el mismo del posmodernista actual. La realidad nos prueba que hay hechos inexplicables que no pueden ser concebidos como originados por la materia. Lo que la ciencia ha probado también, es que de acuerdo a la forma en que cada persona maneje su cerebro, podrá modificar su anatomía y fisiología. Pero esto no depende del cerebro en sí, sino de la persona y persona es el conjunto de modos o formas de manifestar el ser humano cada individuo. Y el ser humano es cuerpo y alma y esa alma es espíritu y mente. Los fenómenos inmateriales no pueden ser explicados por la ciencia analítica ni reproducidos en ningún laboratorio. White, que realiza injerto de cerebro en monos, no ha logrado en sus éxitos efímeros, que un mono trasplantado llegue a actuar de igual manera que el mono que cedió el cerebro. Pero, hallazgos fortuitos comprobados

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por científicos, han demostrado en forma incontrovertible que a pesar de padecer “muerte cerebral”, los que fueron reanimados y el cerebro volvió a funcionar (encuentros cercanos con la muerte), en el período de muerte cerebral aparente (pues el cerebro no registró actividad alguna), los fenómenos espirituales tuvieron lugar, como es recordar y explicar lo sucedido en el lapso en que la persona se encontraba con paro absoluto de respiración, circulación y actividad cerebral. Incluso se manifestaron sentimientos y pensamientos. Pero como no estaban habilitados los órganos que son el medio de expresión, como es el cuerpo y el cerebro activos, no podían mostrar lo que sentían o pensaban y los hechos que registraban en el preciso instante de aparente muerte biológica. Estos fenómenos reafirman el concepto de que el espíritu opera aún sin el órgano habilitado, al cual necesita para expresarse pero no originarse. Y que, restaurado el órgano de expresión, manifiestan la actividad realizada en el período de aparente inanimación. Los fenómenos extrasensoriales son prueba de que la teoría espiritual es más sensata que la biológica, porque un espíritu determinado puede operar con cualquier cerebro. Por esto, Platón creía en la reencarnación. Más aún: muchos ateos en el trance de la experiencia cercana a la muerte se volvieron creyentes. ¿Cómo es posible que un cerebro inactivo cambie una idea? Sin embargo, los ateos también decidieron que, además de abolir la idea Dios, también había que disolver la idea de alma o espíritu. Entre las teorías abolicionistas, figura la del escritor español Gonzalo Puente Ojea.,81 quien sostiene lo que denomina el “mito del alma” y que consistiría en una especie de “construcción del alma” por parte del hombre prehistórico, quien sería el presunto descubridor de tal concepción, basándose en la observación de fenómenos que para él eran ininteligibles. Este autor piensa que la religión nace junto con la noción del “alma”, la cual ser inventada constituye una especie de “umbral de la religión”. En su opinión, el concepto “alma” nace en la observación de fenómenos de la naturaleza que causan al hombre sentimientos de temor, de perplejidad. Cree que para concebir la “idea de espíritu”, el hombre tenía que comenzar por comprender a su mundo y usar el “maravilloso regalo de la evolución genética” en que consiste la reflexión para dedicarse a cuestionarse a sí mismo en relación a los demás. Puente Ojea construye su tesis partiendo de la noción de que las experiencias que sumían en el temor y la perplejidad al hombre prehistórico le llevó a pensar en su entidad humana como una especie de “doble”: la posesión de su cuerpo como base de sus movimientos activos y la existencia de algo que dirigía ese cuerpo, el cual en situaciones de desvanecimiento o muerte quedaba “sin vida”. Ese “algo” que dirige la vida (segundo elemento después del cuerpo o primer elemento), se manifiesta en las experiencias oníricas, que aparecían como si otro elemento no corporal se manifestaba en los sueños nocturnos con la representación de imagen de lo que era el “yo” del cuerpo. Cita a Edgard Tylor como autor de la idea de ese “yo” en forma de “espectro”, “el fantasma” que en sueños vaga, deambula y se esfuma. En esta creencia centra Puente Ojea el origen de la idea de un cuerpo y un alma, en el sentido de una especie de “visión del ser humano” como algo complejo en “lo corporal” y lo “no corporal”, y ambas cosas actúan de modo “armónico”. Asimismo, este escritor español piensa que la religión reforzó la idea de “alma” del prehistórico y se establece una especie de simbiosis: la idea del alma conduce a la religión, la religión alimenta la idea del alma. Las ciencias modernas, por su desarrollo, saben perfectamente que no existe ninguna forma de energía que sea de orden

81 Gonzalo Puente Ojea – EL MITO DEL ALMA (2000) y ANIMISMO (2004)

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espiritual y que no se atenga a la realidad de las leyes físicas. Sin detenerse mucho en el análisis de la teoría de Puente Ojea, este autor parece desconocer que las neurociencias, la genética y la biología molecular, están demostrando la existencia de “energía” que produce una serie de fenómenos biológicos y que no está sujeta a ninguna ley física conocida. Esto ha sido comprobado por SPET y otros estudios modernos de alta tecnología en cerebro y en otras células, las cuales emiten registros bioeléctricos susceptibles de ser grabados en ondas. Tampoco la energía cósmica puede sujetarse a leyes y teorías como ocurrió durante un tiempo con la física elemental. Hoy el conocimiento de subpartículas atómicas ha cambiado todo el conocimiento y las ciencias físicas y establece otros principios como la teoría cuántica, la teoría de la soga, el principio de incertidumbre, etc. Eso por un lado. Por otro lado, también Puente Ojea parece desconocer la idea de filósofos mucho más renombrados y de mayor trascendencia que sus libros e ideas, como por ejemplo, ocurrió con Bertrand Russell, otro escritor anticatólico, que no tuvo empacho en reconocer la existencia del espíritu como una fuerza que se manifestaba mentalmente como inteligencia, afecto y voluntad. Etimológicamente la palabra alma no nace de la religión sino de la filosofía y la existencia del alma es aceptada universalmente por todos los científicos que estudian los fenómenos espirituales, como así también por algunos ateos que sólo descreen en el dios de las religiones pero no en el alma del hombre, a la cual no le asignan una falta de entidad ni descreen en su existencia. La obra de Puente Ojea, asimismo, parece desconocer la existencia de los fenómenos mentales que la misma ciencia que él cita ha comprobado y que no pueden ser reproducidos en laboratorios ni encerrados en fórmulas químicas o físicas. La Psiquiatría y la Psicología moderna, ambas ciencias rigurosas, reconocen los fenómenos mentales y espirituales. Queda en duda la afirmación tajante de Puente Ojea, en el sentido de que las ciencias modernas no han determinado la existencia de una energía espiritual. Lo que la ciencia no determina, obviamente, son las conclusiones religiosas sobre el alma y el espíritu, pero tiene ampliamente certificada la existencia del alma y del espíritu como elementos meramente constitutivos del ser humano. Lo que dicha ciencia no ha podido determinar es la esencia o naturaleza de los fenómenos anímicos y espirituales y sólo se limita a registrar y describir dichos fenómenos. Lo que no hace la ciencia es negar la existencia del alma y del espíritu. Los científicos más acérrimos, según hemos analizado, los atribuyen como funciones del cerebro. Empero, su propia teoría hace agua cuando refiere la existencia de “lo corporal” y lo “no corporal”. Se limita a criticar la interpretación espiritualista de lo “no corporal” pero no da ninguna idea sobre la esencia del fenómeno innegable. “Lo no corporal” existe y así lo reconoce Puente Ojea. Lo lamentable es que no arriesgue otra explicación distinta de esa entidad y sólo critique lo que ya tiene un consenso universal.

La idea central en Puente Ojea de pensar que la cuestión “alma” es un mito se transforma, paradójicamente en otra especie de mito sobre mitos. Pero el autor parece no considerar la etimología y las denotaciones del vocablo mito que la propia Real Academia Española (lengua del escritor) ha asentado en su Diccionario. Así, esta voz adquiere varias acepciones:

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1. “narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de la humanidad”

2. “historia ficticia o personaje literario o artístico que condensa alguna realidad humana de significación universal”

3. “persona o cosa rodeada de una extraordinaria estima”4. “persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen,

o bien, una realidad de la que carecen”

En este sentido, puede aceptarse su última obra que habla de “el mito de la religión, el mito cristiano y el mito político”,82 si ha referido el mito, en términos concretos, a religiones también concretas, porque en ese caso funciona muy bien la acepción primera de la RAE. Es verdad que muchas versiones religiosas funcionan o parecen verdaderos mitos tal cual se las ofrece y presentan. Pero una cosa es haber rodeado de una narración mítica a un hecho real (hacer de la realidad un mito) y otra cosa totalmente distinta es pretender convertir un mito en realidad (segunda acepción de la RAE). Es común el mito usado en las diferentes religiones que hay en el mundo. Eso es innegable. Pero una cosa es hablar de los mitos de las religiones concretas y otra cosa es tratar al misterio de la religión, tomando a religión como un vocablo sin aditamento. El misterio de la existencia real del fenómeno religión es tan innegable como el fenómeno de los “mitos de las religiones”. Ambas cosas están en la realidad y su existencia no se puede ignorar. Sólo se puede estar de acuerdo o desacuerdo con los “mitos de la religiones” pero no es posible negar y desconocer la existencia del “fenómeno religión” como sentimiento universal. Acá puede funcionar la acepción segunda de la RAE en el sentido de que sobre la base del sentimiento religioso se han construido los “mitos de las religiones”. Pero es al revés de cómo lo concibe Puente Ojea. No es que primero surja el mito y luego se dé el fenómeno. Los rastros antropopaleontológicos83 hablan a claras de un sentimiento prístino religioso encontrado en el hombre primitivo (prehistórico). Allí no había religiones. Sólo un sentimiento no comprendido que llevó al primer mito de que la deidad era el cielo y sus astros. Se adoró al sol y a la luna y luego a los elementos naturales: aire, fuego, tierra y agua. Pero sólo con la aparición de la escritura esas creencias primitivas dieron origen formal a lo que con el tiempo fue llamado religión. Entonces, separemos el fenómeno natural real del sentimiento religioso, de lo que socialmente el hombre organizó después como religión. Si Puente Ojea quiere hablar de mito debe especificar, en el caso de lo religioso, “los mitos de las religiones concretas conocidas”. Ahí estamos de acuerdo. Pero lo que no se puede aceptar, es concebir un “mito de la religión” dando el mote de mito a un sentimiento real, que como el amor o el odio, puede ser percibido por algunos y no por otros. No sentir el sentimiento religioso no da autoridad a nadie para decir que no existe. Es como si un ciego de nacimiento pretendiera imponer la teoría de la “inexistencia de la luz”. En esto consiste el “error mítico” de Puente Ojea. Estas mismas consideraciones se pueden extrapolar al “mito de Dios” sostenido por los ateos. Yo soy creyente

82 Puente Ojea – VIVIR EN LA REALIDAD, Editorial Siglo XXI, España, 200883 Estudios paleontológicos sobre el hombre usado por la antropología sobre pinturas en cuevas y otros rastros de la prehistoria, como así en el origen de las primeras civilizaciones con historia o pueblo o tribus con historia de tradición oral y no escrita.

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en Dios y poseo un sentimiento religioso. Eso no significa que me “trague” los “mitos de todas las religiones”. Pero siento un profundo respeto por las ideas ajenas, aunque sean diametralmente opuestas a las mías. Acepto que una persona asuma el derecho de negar la existencia de Dios y las religiones. Pero lo que no acepto es que se desarrolle una idea (que en términos reales y concretos es una especie de creencia-anticreencia84) fundamentalista. Para negar la existencia de un sentimiento, además de una extensa formación intelectual filosófica, se impone el conocimiento científico que a través de toda la tecnología y las investigaciones de las neurociencias y la biología molecular, va desentrañando misterios hasta ahora no conocidos ni comprendidos. El sentimiento religioso ha sido investigado por centros prestigiosos como la Universidad de Harvard y científicos prestigiosos como Benson, Goleman, Ekman y otros van descifrando muchos fenómenos psíquicos y anímicos, y se han manifestado asombrados por lo que han presenciado frente a hechos concretos y no inventados. No son fantasías irreales, sino hechos reales. Lo lamentable es que algunos de esos científicos, en lugar de sólo describir lo que están descubriendo, han traspasado los límites del rigurosismo científico para aventurar opiniones poco felices y para nada probadas (White, Newberg-D’Aquili, Watson-Crik) y para desgracia de ellos, desgajadas de lo que realmente sucedió en el momento en que hicieron el experimento (caso Newberg-D’Aquili que ignoraron a Posner que hizo el mismo experimento pero no sacó conclusiones fuera de la mera descripción del fenómeno observado científicamente). Para terminar con lo relativo al mito de la religión que plantea Puente Ojea, me remito una vez más al Diccionario de la RAE y vemos que real es todo lo “que tiene existencia verdadera y efectiva” y, aunque le pese al literato español, los mitos de las religiones y el mito de la religión son cosas que existen verdadera y efectivamente sino no estaría hablando de ellas. Negar esa realidad es “vivir en la irrealidad” con lo que, también paradójicamente, se contradice el autor que pretende vivir en la realidad negando lo real. Es peligroso emplear palabras sin profundizar su contenido denotativo, pues se caen en las trampas semánticas que llevan a interpretar a las palabras dentro de un contexto de ideas a prior o de determinadas creencias, en lugar de emplearlas con el rigor de su definición y aceptación lingüística. Si no se respeta lo que las palabras dicen y no lo que uno quiera que digan, conllevan una anarquía lexical que puede ser una tremenda Babel, no ya por un lenguaje ininteligible, sino de pensamientos ininteligibles. Para pensar con claridad, dado que pensamos con palabras concretas, debemos tener presente también la claridad y veracidad del lenguaje, pues de otros modos pecaríamos de anfibología. Otro tanto ocurre con el mito del alma, donde alma originalmente es soplo, viento o respiración. ¿Cuál es el mito de esta palabra? Si con ella se han querido referir a esa energía imperceptible por los sentidos que sería la energía vital o energía que origina la vida, tampoco alma es un mito sino un fenómeno de existencia verdadera y efectiva. ¿O acaso la vida no es eso? Yo aconsejaría que para hablar de algo, lo primero, como Heidegger y otros pensadores lo proponen, es considerar la etimología y la denotación. De otro modo, estamos en la sordera semántica donde dialogamos con la misma palabra pero con sentidos diferentes. Es como pretender establecer un diálogo sobre algo que debe definirse como blanco o negro, pero que de antemano iniciamos dicho diálogo con la firme convicción, de una parte, que es blanco y de la otra que es negro. Entonces ¿para qué dialogar? Quedemos cada uno

84 A una creencia se opone otra creencia

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con su idea respetando la ajena y no pretendiendo imponer el criterio personal sin una fehaciente demostración de la equivocación ajena. Una cosa es la dignidad científica y humana y el deseo de la verdad y otra es simplemente debatir ideas encontradas nada más que con el fin de desmoronar las creencias ajenas. Si vamos a dialogar o discutir, lo primero es la autoridad para hacerlo, esto es, manejar datos y conocimientos incontrovertibles y manejar impecablemente el lenguaje que vamos a emplear, empezando por ponernos de acuerdo sobre el sentido que daremos a las palabras a usar. Si no es así, más vale callar. El deseo de Puente Ojea, según sus propias palabras, ha sido “romper los grilletes de la ilusión y la desinformación”, pero entiendo que su obra necesita no sólo de una mejor información sino de un método distinto para interpretar “lo real”, pues de otro modo, en lugar de combatir la desinformación sólo consigue aumentarla con otra desinformación.

En síntesis: alma, espíritu y mente no son entidades materiales sino inmateriales, con existencia o identidad propia, no susceptibles de una clara definición denotativa, sino sólo son pasibles de ser nominadas por la semántica y las connotaciones abstractas. Lo abstracto no significa que sean concebidas como meros productos de la mente humano (conceptos abstractos) sino como conceptos elaborados sobre la base de las sensaciones o percepciones internas (introspección) que nos permiten percibir, sentir y conocer los fenómenos espirituales y luego formar una idea o concepto de ellos. No son abstractos como belleza o fealdad que sólo dependerán de un sostén material para tener sentido, sino son abstractos que definen un fenómeno, repetimos independiente, y no dependiente de un sostén. Las llamadas abstracciones absolutas, son el absoluto por excelencia, porque no dependen de ninguna relación concreta para ser expresadas. El cerebro no es el sostén-causa sino el sostén-instrumento que permite “materializar” los actos espirituales a través de modos de ser. Nunca nos muestra al espíritu o alma en sí, sino a sus manifestaciones.

Un investigador italiano, Andrea Vaccaro, asevera que todas estas afirmaciones se deben a corrientes de pensamiento que intentan “abolir el alma”, que predominan en EE.UU. y Gran Bretaña. Por otro lado Watson, el compañero de Crik, dijo algo menos sensato: “La estupidez es genética y puede curarse”.85 De ser así más de tres cuartos de la humanidad actual y pasada serían genéticamente estúpidos, pues existía antes demasiada estupidez como lo señaló Erasmo de Rótterdam en el ELOGIO DE LA LOCURA. Desde Erasmo hasta el presente, la estupidez, junto al crecimiento de la demografía mundial, además del número de personas que se han sumado a la población mundial, los actos estúpidos han crecido geométricamente. Por un problema quizás lingüístico, tanto Crik como Watson confunden términos muy importantes. Lo que es genético puede ser la idiocia o la oligofrenia que dependen de un gen identificado y conocido, pero no la estupidez que es una mera falta de sensatez. La genoterapia está tratando de corregir los genes que disminuyen la inteligencia humana en todos los órdenes, pero no hay ningún estudio publicado sobre corrección genética de la estupidez. Parece ser que todas estas “teorías”, además de la falta de sensatez, tienen como única función negar la existencia del alma 85 Curiosamente, por azar, esta afirmación de Watson parece coincidir con el homo demens de Morin, el cual tenía un 99% de genes de “locura”. Ambas teorías propician un hombre genéticamente conformado para la estupidez o la locura (que en el concepto de Erasmo es lo mismo que la estupidez)

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y el espíritu como entes en sí mismos y no como una mera consecuencia de interacción de sustancias bioquímicas. Esto es en sí, una estupidez que va contra toda sensatez.

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ÍNDICE

I – INTRODUCCIÓN

¿Qué es la memoria?, 1La investigación de la memoria, 2Memoria y facultades mentales, 3El espacio mnésico e inconsciencia, 5

II – ANATOMÍA DE LA MEMORIA

Los circuitos mnésicos, 15Corteza cerebralÁreas sensoriales primarias, 16

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Sistema límbico. Hipocampo y cuerpos mamilares, 21Amígdala y la memoria emocional, 23Interacción entre amígdala e hipocampo, 23Colofón, 23

III – FISIOLOGÍA DE LOS CIRCUITOS MNÉSICOS

Biología molecular de los mecanismos o procesos de la memoria, 25Los mecanismos fisiológicos del almacenamiento, 26Relaciones entre conciencia, conducta y memoria como capacidad de recordar. Hábitos, 27Mecanismos sinápticos con neurotransmisores y receptores, 30Sistema colinérgico, 30Sistema gabaérgico o glutatérgico o glutamatérgico, 32Teoría de las ráfagas: experiencia, percepción y aprendizaje, 37Memoria y plasticidad cerebral, 42Mecanismos de plasticidad cerebral, 43

IV – CARACTERÍSTICAS DE LA MEMORIA

Formas de memoriaMemoria a corto plazo, 47Memoria a largo plazo, 48Otros modos de ser de la memoriaMemoria personal común, 48Memoria filética, 48Memoria instintiva, 51Memoria emocional, 51Memoria perceptiva o sensorial, 53Tipos de memoria sensorial: visual, verbal, auditiva, olfativa y táctil, 54Memoria semántica y memoria episódica, 54Memoria extrasensorial, 55Memoria procidemental, 55Memoria implícita y memoria explícita, 56Memoria anterógrada y memoria retrógrada, 56Memoria cenestésica y memoria de pantalla, 56El recuerdo o evocación, 57Asociación de ideas o conceptos, 57Reactivación de la memoria (recuerdo), 57Recuerdo libre, 58La reminiscencia, 58

V – TRASTORNOS DE LA MEMORIA

Tipos de alteraciones, 59El olvido, 61Olvido por datos transitorios, 61Olvido por formación insuficiente de engramas, 62Olvido como falla de memoria, 62Bloqueo mental, 62Olvido por interferencias mentales, 63Olvido consciente y olvido inconsciente, 63Olvidos benignos y malignos, 64Distrés y memoria

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El nudo gordiano de los mecanismos mnésicos, estrés y el aprendizaje, 64Maleabilidad de la memoria, 66Relaciones entre distrés y memoria, 69La formación de memoria y evocación en el estrés agudo, 73Estrés crónico y memoria, 74Conclusiones, 76Envejecimiento de la memoria, 76

VI – DESARROLLO DE LA MEMORIA

Mnemotecnia, 81Desarrollo de la memoria en los ancianos, 86La higiene mental, 87

NOTA: Los trabajos de Penfield, 89

Bibliografía

Índice

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