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LA INVESTIGACIÓN AGRARIA COMO FORMA DE ADAPTACIÓN DE LA AGRICULTURA A. Casimiro Herruzo Universidad Politécnica de Madrid 1. INTRODUCCIÓN Varias son las fuerzas que en el transcurso de la historia han impulsado el aumento de la producción agraria en el mundo. Entre ellas se encuentran la extensión de las superficies de cul- tivo, la intensificación de la mano de obra y el capital, y el logro de mayores niveles de especialización. No obstante, en el contexto actual de la agricultura, el aumento de la productivi- dad desencadenado por la aplicación del conocimiento científi- co constituye el factor determinante, y auténtico motor, del desa- rrollo agrario. En este sentido, la FAO ha estimado recientemente que, en el período 1985-2000, dos tercios del cre- cimiento de la producción mundial de alimentos procederán de mejoras en la productividad de los sistemas agrarios (Alexandratos, 1988). La investigación científica, al incrementar la productividad, beneficia a la sociedad de diversas formas: aumenta la eficien- cia productiva y el nivel de competitividad; eleva el nivel de renta y mejora las condiciones sociales; reduce las presiones inflacionistas y contribuye a la estabilidad económica; estimula la competencia en los mercados y conduce a una mejor asig- nación de recursos (Link 1988). Por otra parte, la investigación agraria puede contribuir también al sostenimiento de los recur- 637

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LA INVESTIGACIÓN AGRARIA COMO FORMA DEADAPTACIÓN DE LA AGRICULTURA

A. Casimiro HerruzoUniversidad Politécnica de Madrid

1. INTRODUCCIÓN

Varias son las fuerzas que en el transcurso de la historiahan impulsado el aumento de la producción agraria en el mundo.Entre ellas se encuentran la extensión de las superficies de cul-tivo, la intensificación de la mano de obra y el capital, y ellogro de mayores niveles de especialización. No obstante, en elcontexto actual de la agricultura, el aumento de la productivi-dad desencadenado por la aplicación del conocimiento científi-co constituye el factor determinante, y auténtico motor, del desa-rrollo agrario. En este sentido, la FAO ha estimadorecientemente que, en el período 1985-2000, dos tercios del cre-cimiento de la producción mundial de alimentos procederán demejoras en la productividad de los sistemas agrarios(Alexandratos, 1988).

La investigación científica, al incrementar la productividad,beneficia a la sociedad de diversas formas: aumenta la eficien-cia productiva y el nivel de competitividad; eleva el nivel derenta y mejora las condiciones sociales; reduce las presionesinflacionistas y contribuye a la estabilidad económica; estimulala competencia en los mercados y conduce a una mejor asig-nación de recursos (Link 1988). Por otra parte, la investigaciónagraria puede contribuir también al sostenimiento de los recur-

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sos naturales amenazados por las actividades agrícolas. En gene-ral, los efectos beneficiosos de la investigación sobre la agricul-tura revisten una especial importancia en los países menos desa-rrollados, donde el sector agrario participa en mayor proporciónen el producto interior bruto.

La rentabilidad de las inversiones en investigación agrariaha sido contrastada bajo un gran número de circunstancias.Echeverría (1990), en una exhaustiva revisión de la literaturaespecializada, ha recopilado más de 200 trabajos sobre evalua-ción de programas de investigación agraria ejecutados en cen-tros públicos de más de 30 países. La mayoría de estos traba-jos muestran unas tasas de rentabilidad de las inversiones públicasen investigación que superan el 20% anual. Por otra parte, si,como cabe suponer, en el sector empresarial son las considera-ciones ligadas al beneficio aquéllas que guían a las actividadesde investigación, el continuado apoyo prestado por el sectorindustrial a ciertos tipos de investigación agraria es indicadorde que los resultados de la investigación empresarial han sido,por lo general, satisfactorios.

El aumento de la productividad agraria, inducido por laincorporación del conocimiento científico a los sistemas agra-rios, es un fenómeno relativamente reciente y excepcional cuan-do se contempla desde una perspectiva histórica (Campbell yOverton 1991). La aplicación sistemática de la ciencia en laagricultura tiene lugar con relativo retraso respecto a su apli-cación en la industria. Lá estación experimental agrícola decarácter público, institución determinante de la aplicación efec-tiva del conocimiento científico en la actividades agrarias, emer-gió en Alemania en la década de 1850 y se transfiere a otrospaíses europeos, Estados Unidos y Japón en los años posterio-res del siglo XIX (Ruttan 1982). No obstante, el impacto de lainvestigación sobre la productividad de los recursos agrarios nose materializó hasta varias décadas posteriores. Y puede afir-marse que es a partir de la segunda mitad del presente siglocuando el empleo de las innovaciones técnicas, generadas a raízde las actividades de investigación, se perfila como la fuenteprincipal del crecimiento agrario en los países más desarrolla-dos. Por el contrario, en los países en desarrollo, habrá queesperar todavía casi dos décadas para observar este fenómeno

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materializado en lo que se ha venido a llamar «revolución verde»,que marca el inicio de la entrada de la agricultura del mundomenos desarrollado en el umbral del proceso de crecimientomoderno (Hayami y Otsuka 1994).

Contemplados en su conjunto, los logros de la agriculturacientífica han sido espectaculares. La experiencia acumulada alo largo de la segunda mitad del presente siglo, período en elcual la producción agraria mundial ha crecido a tasas desco-nocidas en cualquier otro momento histórico, proporciona unsólido soporte empírico a la anterior afirmación. En el trans-curso de estos años, el aumento en el potencial biológico de lasplantas y animales unido al desarrollo de sistemas intensivos demanejo de los recursos agrarios, han producido un enorme incre-meñto de los rendimientos agrícolas y ganaderos mundiales. EnEstados Unidos, por citar uno de los primeros ejemplos de apli-cación con éxito de la investigación científica en la agricultura,los rendimientos agronómicos del maíz se han cuadruplicadodesde la introducción de los primeros maíces híbridos en ladécada de 1930. Tendencias similares pueden observarse, en estey otros cereales, cuando se examina la evolución agrícola deotros países desarrollados.

Pero a pesar de los éxitos incuestionables de la agriculturamundial a lo largo de las pasadas décadas, existen todavía moti-vos de preocupación ante el futuro. En primer lugar, los bene-ficios derivados de la difusión de las modernas técnicas agrariasno se han materializado por igual en todos los lugares y, enmuchos países en desarrollo, estas ganancias han sido hasta elmomento bastante limitadas. Así, aunque se han logrado éxitosagronómicos muy importantes mediante la difusión de varieda-des mejoradas de arroz y trigo en muchas áreas de riego enAsia e Iberoamérica, el progreso de otros cultivos ha sido muchomenor, en particular en las agriculturas de secano y de altamontaña (Dalrymple y Srivastava 1994). A todo ello habría quesumar el deterioro de las desigualdades sociales acontecido enalgunas regiones donde se ha producido un intenso crecimien-to agrario (Hayami y Ruttan 1985). Otro motivo de preocupa-ción ante el futuro reside en la constatación de cierta ralenti-zación en el avance de la productividad agrícola en los cereales,cultivos mayoritarios a escala mundial, cuyos rendimientos

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aumentan en la actualidad a un ritmo considerablemente infe-rior al observado en las décadas de 1960 y 1970. Por último,resulta cada vez más preocupante la dificultad que supone lapersistente utilización de prácticas agrícolas intensivas para elmantenimiento de la sustentabilidad de muchos sistemas de pro-ducción agrarios.

La sucesión de estos y otros fenómenos que caracterizan ala situación agraria mundial se traduce en un creciente aumen-to de las demandas sociales sobre los sistemas de investigaciónde los Estados nacionales, cuya capacidad de respuesta se encuen-tra, sin embargo, obstaculizada en muchas ocasiones, por fre-ĉuentes recortes presupuestarios, políticas contradictorias yestructuras institucionales inadecuadas y poco eficaces. Ante estasituación conviene resaltar aquí dos ideas al respecto cuya expo-sición constituye el núcleo central de este trabajo. En primerlugar, el reconocimiento del papel preponderante de la tecno-logía como fuerza motriz del desarrollo agrario moderno. Y, ensegundo lugar, la conveniencia de fortalecer los sistemas nacio-nales de investigación en los Estados nacionales a fin de poten-ciar su capacidad de generación de innovaciones tecnológicasbien adaptadas a las condiciones económicas y agroecológicasdel medio rural. Para desarrollar ambas ideas partiremos delanálisis de las diferentes etapas que conforman el proceso decrecimiento de la productividad de los sistemas agrarios moder-nos prestando una éspecial atención a la importancia relativaque detentan la investigación pública nacional y la transferen-cia tecnológica del exterior, respectivamente, a lo largo de cadauna de las etapas de este proceso.

2. INVESTIGACIÓN Y PRODUCTIVIDAD:EVIDENCIA

Las inversiones en investigación agraria contribuyen al desa-rrollo de nuevas producciones o de productos de mayor cali-dad, permiten la obtención de nuevos inputs - mejores o másbaratos - y promueven la generación de otros avances en elconocimiento que perfeccionan los procesos de asignación derecursos por parte de los agentes económicos. Todo lo cual supo-

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ne un aumento de la productividad de los sistemas agrarios deforma que resulta posible obtener una volumen superior de out-put sin alterar la cantidad de inputs o, alternativamente, generarun mismo volumen de output a partir de una menor cantidadde inputs.

Los trabajos que han medido la contribución de la investi-gación agraria al crecimiento de la productividad en las agri-culturas localizadas en la cuenca del Mediterráneo son todavíarelativamente escasos y constituyen una mínima parte de la lite-ratura sobre la economía de la investigación agraria (véaseEcheverría 1990). La evidencia empírica disponible, limitada apaíses europeos, indica un crecimiento sostenido de la produc-tividad agraria global en las dos últimas décadas, si bieri sedetectan ciertas diferencias de carácter inter-espacial e inter-tem-poral entre los distintos países sobre los que se dispone de estetipo de estudios.

Thirtle et al. (1995) han computado el crecimiento de laproducĉvidad agraria global, durante el período 1973-1989, endiez países europeos entre los que se incluyen tres países conagriculturas mediterráneas: Francia, Italia y Grecia. A lo largode las décadas de 1970 y 1980, la productividad agraria globalcreció a una tasa media anual del 2,4% en Francia, 2,3% enItalia y 1,9% en Grecia. Este crecimiento de la productividadpermitió a Francia e Italia reducir la brecha de productividadque separaba a estas naciones de otros países europeos no medi-terráneos más competitivos'. Por el contrario, la agricultura enGrecia se mantuvo rezagada en términos de productividad a lolargo del periodo. Mergos (1993) ofrece un diagnóstico aun másnegativo del funcionamiento de la agricultura griega la cual,según sus resultados, experimentó un descenso de la producti-vidad global durante el período 1976-1990. En el caso de España,la productividad agraria global creció, én el periodo 1973-1989,a una tasa media anual del 2,08%, ligeramente inferior a lamedia europea. Pero, al igual que lo ocumdo en Grecia, el cre-cimiento de la productividad empeoró en la década de 1980,

^ En el período 1973-1989 la productividad global de la agrícultura endiez países de la Unión Europea creció, en conjunto, un 2,1% anual, una tasaanáloga a la observada en Estados Unidos (Thirtle et al. 199^).

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con un descenso de la tasa de crecimiento medio anual de laproductividad agraria global al 0,99% (Fernández, Herruzo yEvenson 1995).

En Thirtle et al. (1995) se analiza también la contribuciónde la investigación agraria al crecimiento de la productividadglobal relacionando los gastos públicos nacionales en investiga-ción con los índices de productividad computados. Los valoresobtenidos para las elasticidades de la productividad respecto ala investigación pública fueron en todos los casos superiores acero e indican por tanto una contribución positiva de los siste-mas públicos de investigación al crecimiento de la productivi-dad agraria global, en los tres países estudiados. En Fernándezy Herruzo (1995) se obtiene también una elasticidad de la pro-ductividad respecto a la investigación pública mayor que ceroen España y, por tanto, una contribución positiva de la inves-tigación pública nacional al avance de la productividad de laagricultura española.

En cuanto al impacto de la tecnología extranjera sobre elcrecimiento observado en las productividades nacionales, Thirdeet al. (1995) concluyen que tanto en Francia e Italia como enGrecia los efectos de desbordamiento tecnológico procedentesdel exterior ejercieron un fuerte impacto sobre el crecimientode la productividad superior incluso al generado por la investi-gación pública nacional. A este mismo resultado lleganFernández y Herruzo (1995) al estudiar el caso español, lo cualpone de relieve el importante papel que ha desempeñado latransferencia técnológica internacional como medio de difusióndel cambio tecnológico y fuente de crecimiento de la producti-vidad agiaria en este país.

En síntesis, de los resultados anteriores se deduée que laproductividad agraria global siguió una tendencia ascendenterelativamente homogénea en los cuatro países analizados, sinembargo, en la década de los ochenta, esta tendencia se que-bró en España y se anuló en Grecia, mientras que en Franciae Italia se mantuvo un crecimiento sostenido de la productivi-dad a lo largo de todo el período. Conviene resaltar el con-traste que ofrece la evolución de la productividad agraria glo-bal en aquellos países con una mayor orientación hacia lainvestigación, Francia e Italia, y aquellos otros países más pro-

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clives a la adaptación de tecnología procedentes del exteriorpara impulsar el desarrollo de sus agriculturas, como es el casode España y Grecia. Las crecientes dificultades encontradas ala hora de incorporar tecnologías extranjeras cada vez más com-plejas a los sistemas producĉvos agrarios, a medida que avan-za el proceso de modernización de la agricultura, puede seña-larse como una de los factores determinantes de los peoresresultados en términos de crecimiento de la producĉvidad obser-vados en estos dos úlĉmos países, que tradicionalmente haninverĉdo menos recursos en invesĉgación.

3. ETAPAS DE CRECIMIENTO DE LAPRODUCTIVIDAD

Resulta interesante profundizar sobre las posibles raíces delproblema planteado en el apartado anterior cuya importanciatrasciende al ámbito de los cuatro países considerados. Para ellopartiremos del reconocimiento de la naturaleza cambiante delos sistemas de producción agropecuarios a medida que avanzael proceso de desarrollo tecnológico. En los inicios de la revo-lución tecnológica moderna las nuevas prác ĉcas agrícolas se basa-ron esencialmente en modificaciones en el uso de los factoresde producción (adopción de nuevos inputs o aumento de la inten-sidad de los inputs existentes). No obstante, en los estadios másavanzados del desarrollo agrario los sistemas de produccióncomienzan a depender cada vez más del acceso a la informa-ción relevante sobre el funcionamiento de los proce •os produc-tivos, así como de la capacidad de gesĉón de esta informaciónpara lograr un uso más eficiente de los recursos agrarios. Estatransformación de la naturaleza de los sistemas de manejo deanimales y plantas tiene importantes implicaciones sobre la inci-dencia de la invesĉgación pública nacional en el avance de laproducĉvidad.

Siguiendo a Byrlee (1995), en la el gráfico 1, podemos repre-sentar los rasgos estilizados del proceso de cambio tecnológicoen la agricultura moderna dentro del marco teórico de la fun-ción de producción convencional. Podemos dis ĉnguir cuatro eta-pas principales en este proceso. La primera de ellas se repre-

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senta mediante un desplazamiento desde O a A a lo largo dela función de producción tradicional FT. En este caso, el aumen-to de la productividad resultante se obtiene fundamentalmentea. través de la expansión de la superficie de cultivo o a partirde mejoras en la base de recursos naturales, especialmente el

aumento de la superficie de regadío.

FM2

Inputs

GRÁFICO 1. Etapas de crecimiento dc la productividad.

La segunda etapa del proceso de crecimiento de la pro-

ductividad, viene impulsada por la introducción de cambios tec-

nológicos radicales en forma de material genético mejorado (por

ejemplo, variedades de alto rendimiento) con mayor grado de

respuesta a una serie de inputs complementarios (fertilizantes,

agua etc.) sustitutivos del factor tierra. La introducción de las

nuevas variedades desplaza la función de producción tradicio-

nal FT hacia arriba creándose una nueva función de produc-

ción FMi que posibilita unos mayores rendimientos potenciales

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del factor tierra. En la medida que el conjunto mayoritario delos agricultores sea incapaz de aprovechar, desde un primer

momento, todos los beneficios potenciales de la nueva tecnolo-

gía, este grupo de agricultores operará alrededor del punto B

en la función de producción FMi utilizando un nivel todavíainsuficiente de inputs y alejado, por tanto, de la frontera de pro-

ducción representada por la función de producción FMs.

La tercera etapa del crecimiento de la productividad comien-

za una vez que se generaliza la adopción de las variedades

mejoradas y aumenta el conocimiento sobre su cultivo. Este

fenómeno coincidirá con el proceso de intensificación de losinputs complementarios. A1 aumentar el uso de estos inputs, los

agricultores se desplazan desde B a C a lo largo de FM^. Esta

fase puede concebirse como el período en el cual se mejora la

eficiencia asignativa (producir en el punto de combinación ópti-

ma de factores), de forma que el valor de la productividad mar-ginal de cada input se aproximará a su precio de adquisición.

La cuarta y última etapa del proceso de crecimiento de laproductividad tiene lugar una vez que el uso de inputs comple-

mentarios ha alcanzado ya un alto nivel y los agricultores se

desplazan hacia la frontera de producción FMs. A lo largo deesta fase la información y el perfeccionamiento en la capacidad

de gestión sustituyen a la intensificación de inputs como motordel crecimiento de la productividad. En consecuencia, las ganan-

cias en productividad obedecerán más a aumentos en la efi-

ciencia técnica (producción en la frontera de producción) que a

mejoras en la eficiencia asignativa. Durante esta fase de creci-

miento de la productividad es posible esperar un aumento mode-rado del empleo de inputs (paso de C a D) o bien una dismi-

nución de su utilización (desplazamiento de C a E). No cabe

esperar, sin embargo, en esta etapa grandes aumentos en los

rendimientos agronómicos en comparación con las etapas ante-

riores. Por el contrario, el crecimiento de la productividad glo-

bal (o la reducción de los costes de producción) sí podrán serconsiderables ya que el aumento en la eficiencia en el empleo

de los inputs debería producir un gran efecto 'sobre los costes

totales de producción, dada la importante participación del gasto

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en factores adquiridos fuera de la explotación sobre el gasto

total que caracteriza a estos niveles de desarrollo de la activi-

dad . agraria.

4. EL PAPEL DE LA INVESTIGACIÓN

El esquema ánalítico anterior resulta útil para analizar cómovaría la importancia relativa de la investigación pública nacio-nal a lo largo del proceso de modernización de la agricultura.Como se ha visto, en las primeras fases de crecimiento de laproductividad, los sistemas de manejo que acompañan a la intro-ducción de nuevas variedades requieren el empleo de impor-tantes cantidades de nuevos inputs agrícolas de naturaleza quí-

mica y mecánica. Estos inputs complementarios son desarrollados,• normalmente, por el sector empresarial, a menudo a nivel inter-nacional. La información técnica necesaria para aprovechar lasganancias de las nuevas variedades se origina, por una parte,en el sector empresarial que proporciona los inputs complemen-tarios y por otra, en los centros públicos nacionales que reali-zan investigaciones para adaptar al entorno local el nuevo mate-rial genético. Otras fuentes de información para el manejo dela nueva tecnología se encuentran en los servicios nacionales deextensión agraria e incluso en los propios agricultores median-te el aprendizaje a través de la práctica. Sin embargo, el empu-je a la difusión de estas tecnologías dependerá fundamental-mente de las actuaciones públicas que apoyen la provisión delos inputs complementarios (subvenciones, créditos etc.) e impul-sén la difusión de las nuevas variedades más receptivas a estosinfiuts (facilidades de importación, subvenciones etc.). La inves-tigación de adaptación local y las actividades de extensión desem-peñan un papel importante, pero secundario en esta etapa decambio tecnológico y actúa, principalmente, como estímulo a laadopción inicial.

Por el contrario, una vez alcanzada la etapa en que se gene-raliza la intensificación de inputs y aumenta la complejidad delos sistemas de cultivo, la investigación nacional, la extensión yla profesionalización de los agricultores se convierten en los fac-tores claves para el logro de mayores niveles de eficiencia en

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el uso de los recursos agrarios. A1 multiplicarse la cantidad ycomplejidad de la información necesaria para combinar correc-tamente los factores de producción en los procesos agrarios, loscanales de comunicación tradicionales entre los agricultores setornan insuficientes y se requieren vías más eficaces que per-mitan el tránsito fluido de información entre los agricultores loscentros públicos de investigación, los servicios de extensión y lainvestigación empresarial.

La transferencia tecnológica del exterior también aumenta-rá su complejidad en esta fase. Obviamente, no presenta lamisma dificultad transferir una nueva variedad mejorada queun complejo «paquete tecnológico» compuesto por un conjuntode prácticas agronómicas y procedimientos mecánicos dirigidosa aumentar la eficacia del conjunto de factores empleados enel proceso de producción que incluye, además, a recursos natu-rales como el agua y el suelo. En el primer caso, la transfe-rencia tecnológica podría efectuarse con éxito incluso sin nece-sidad de adaptaciones posteriores y con unos requerimientosmínimos de conocimientos adicionales de parte de los futurosusuarios. Por el contrario, para la correcta adopción de un sis-tema de producción complejo se requiere que el agricultor com-prenda las funciones y posibles interrelaciones entre sus ele-mentos, y participe en la modificación y perfeccionamientogradual de la teĉnología, todo lo cual exige unos mecanismosadecuados que faciliten un doble flujo de información entre elinvestigador, el extensionista y el agricultor, a menudo inexis-tente en muchos países.

La dificultad que entraña la transferencia de tecnologías com-plejas aumenta a medida que pasamos de áreas de riego a áreasde secano y, sobre todo, en el caso de las áreas marginales.Estas últimas, muy abundantes en los países mediterráneos, secaracterizan por una mayor variabilidad inter-espacial e inter-temporal lo que dificulta la identificación de innovaciones tec-nológicas que puedan adoptarse mayoritariamente en ampliasextensiones de terreno con aceptables niveles de riesgo. Por lotanto, en estas regiones resulta necesario desarrollar sistemas demanejo agropecuarios específicos para áreas muy concretas, inclu-so en las primeras etapas de crecimiento de la productividad.Así, por ejemplo, en áreas sometidas a fuertes «stress» hídricos,

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el mayor desafio para el aumento de la productividad puedeencontrarse no tanto en la disponibilidad de material genéticode alto rendimiento como en el hallazgo de sistemas de mane-jo de cultivos que permitan conservar y aprovechar la hume-dad de forma eficiente. En definitiva, la necesidad de transfe-rir los nuevos infiuts agrícolas en compañía de cantidadesconsiderables de información técnica para su correcto uso indi-ca el gran desafio que supone para muchos países el desarro-llo y potenciación de fuertes programas de investigación nacio-nales que generen tecnologías bien adaptadas a las variadassituaciones agroecológicas de cada país.

Hasta ahora el papel de la investigación como factor impul-sor del progreso agrario se ha medido en términos de su con-tribución a los avances en la productividad global. No obstan-te, si la consecución de un desarrollo agrario sostenibleconstituye un objetivo social a satisfacer por la investigación,habrá que prestar también una especial atención a la relaciónentre la investigación agraria, la productividad y la preservacióndel medio natural. Tradicionalmente los esfuerzos de investiga-ción se han orientado, principalmente, al desarrollo de tecno-logías que generan tasas aceleradas de explotación de recursosnaturales cuyo consumo no se contabiliza al computar las medi-das convencionales de la productividad agraria global pero que,sin embargo, generan con frecuencia fuertes externalidades nega-tivas. La no contabilización del stock de recursos naturales uti-lizado en las actividades agrarias puede conducir, y de hechoasí viene ocurriendo de manera habitual, a una sobreestimaciónde la medida de la productividad global en el sector y, en con-secuencia, a una sobrevaloración de la rentabilidad social de lasinversiones públicas en investigación agraria (Alston, Andersony Pardey 1995). La resolución de este problema aconseja la ela-boración de medidas más precisas de la productividad agrariaque permitan internalizar los costes y beneficios ambientales dela agricultura y, sobre esta base, diseñar las futuras carteras deinvestigación con objetivos prioritarios más acordes con el bie-nestar social.

En definitiva, el logro de un crecimiento agrario sostenibleexige una doble necesidad de conocimientos. Por un lado, unamayor comprensión de aquellos procesos de cambio tecnológi-

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co que constituyen la fuerza motriz del desarrollo agrario moder-no y, por otra parte, un mejor entendimiento de los diversosimpactos del crecimiento agrario sobre el medio natural.

5. TRAYECTORIAS DE CAMBIO TECNOLÓGICO

A modo de reflexión final podemos preguntarnos cuáles sonlas posibles vías de cambio tecnológico que tienen ante sí lasagriculturas del Mediterráneo en un futuro más o menos inme-

diato.Partiendo de las ideas desarrolladas en los apartados ante-

riores surgen, a primera vista, dos posibles vías de cambio tec-nológico para las agriculturas mediterráneas en el siglo XXI.En primer lugar, en aquellas regiones menos desarrolladas, dondeno se ha agotado todavía el potencial de la «revolución verde»existe aún la posibilidad de efectuar desplazamientos a lo largode la función de producción actual mediante una mayor inten-sificación en el empleo de fertilizantes y otros inputs de natura-leza química. Esta vía de cambio tecnológico se verá facilitadasiempre que se mantenga una relación de precios favorable entrelas producciones agrícolas y este tipo de factores de producción.Pero su deseabilidad a largo plazo resulta cuestionable en vir-tud de la seriedad de los problemas que resultan de las exter-nalidades ambientales negativas originadas a raíz del empleo sis-temático de cantidades crecientes de sustancias químicas en losprocesos agrarios.

Una segunda vía de cambio tecnológico podría materiali-

zarse a partir de la reorientación de los recursos de investiga-

ción hacia el desplazamiento de la función de producción exis-

tente (FMi o FMs en el gráfico 1), en lugar de a facilitar los

movimientos a lo largo de la misma. En primer lugar, habría

que considerar aquellas regiones en las que no se ha alcanza-

do todavía la frontera de producción marcada por la tecnolo-

gía moderna «convencional». Estas regiones, localizadas en lo

que hemos denominado tercera etapa de crecimiento de la pro-

ductividad, tienen todavía ante sí la posibilidad de lograr un

mayor nivel de eficiencia técnica mediante un uso más eficaz

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de los factores de producción disponibles con las tecnologías

actuales (desplazamiento de FMi a FMs). Por su parte, en aque-

llas regiones situadas en la cuarta etapa de crecimiento de la

productividad que disfrutan de un elevado nivel de eficiencia

técnica con la tecnología actual (aquellas situadas en el entor-

no de FMs), las mayores posibilidades de desplazamiento de la

función de producción dependerán del desarrollo de «nuevas

tecnologías» inducidas por los avances previsibles en investiga-

ciones estratégicas, en especial en el campo de la biología mole-

cular y la bioquímica. En ambos casos, la posibilidad de explo-

tar las oportunidades tecnológicas requerirá una potenciación y

reorganización sustancial de los actuales sistemas públicos de

investigación y, sobre todo, de la orientación que adopten las

investigaciones del sector empresarial donde todo parece indi-

car que se van a producir los resultados más espectaculares en

el desarrollo de estas nuevas tecnologías agropecuarias.Queda, por último, una tercera vía de cambio tecnológico

complementaria a las ya descritas y que consiste en la orienta-ción de los recursos agrarios a la generación de productos agro-pecuarios con mayor valor añadido y elasticidad renta más ele-vada (véase Hayami y Otsuka 1995). Esta trayectoria de cambiotecnológico favorecida por la tendencia actual hacia una glo-balización de los intercambios internacionales podría contribuira acelerar el crecimiento agrario de muchas regiones y a ali-viar, al mismo tiempo, las presiones de la actividad agraria sobreel medio natural. El paso hacia una mayor diversificación delas producciones introduciendo nuevos productos, estableciendonuevos sistemas de rotación y/o desarrollando sistemas de pro-ducción mixtos, dependerá estrechamente de la disponibilidadde innovaciones tecnológicas que permitan que las nuevas prác-ticas agropecuarias resulten rentables bajo condiciones normalesen los mercados de productos y de factores. Para lograr esteobjetivo se requerirán también innovaciones institucionales, sobretodo en los procesos de distribución y transformación, que per-mitan situar competitivamente las nuevas producciones en loscentros de consumo nacionales y extranjeros.

A primera vista, resulta improbable que los incentivos delsector empresarial resulten suficientes para orientar sus esfuer-

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zos de investigación hacia la resolución de los problemas tec-

nológicos que obstaculizan el camino a través de las trayecto-

rias de cambio tecnológico delineadas, especialmente en el caso

de aquellos países con agriculturas menos desarrolladas. Por otra

parte, tampoco resulta evidente que la sensibilización de los

poderes públicos sobre la magnitud de las necesidades tecnoló-

gicas que requiere el crecimiento agrario sostenible se encuen-

tre aún suficientemente desarrollada en muchos países. Por tanto,

el diagnostico sobre la capacidad de los sistemas de investiga-

ción nacionales para hacer frente a corto plazo a los retos tec-

nológicos que tienen ante sí muchas de las agriculturas menos

desarrolladas del Mediterráneo no puede ser demasiado opti-

mista.

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nal community, CAB International, Wallingford. -

Hayami, Y. y Ruttan, V. W. 1985. Agricultural dwelopment: An internatio-

nal persfiectiae, Johns Hopkins University Press, Baltimore.

Link, A. N. 1988. Technological change and productiaily growth, Harwood

Academic Publishers, Chur. .Mergos, G. 1993. «Total factor productivity in agriculture: The case

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Agricultural Economists, Yolume E: Agriculture, the national economy arzd

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Manchester University Press, Manchestcr.

Ruttan, V. W. 1982. Agricultural research policy, University of Minnesota

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Economists.

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PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DEAGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN

SERIE ESTUDIOS

1. García Ferrando, Manuel. La innovación lecnológica y su difusión en la

agricultura. 1976. 300 p. (agotado).

2. Situación y perspectivas de la agrzcultura familiar en España. Arturo

Camilleri Lapeyre et al. 1977. 219 p. (agotado).

3. Propiedad, herencia y divĉión de la explotación agraria. La sucesión en elDerecho Agrario. Director: José Luis de los Mozos. 1977. 293 p.

(agotado).

4. Artola, Miguel; Contreras, Jaime y Bernal, Antonio Miguel. El lati-

fundio. Propiedad y explotación, s:^los XVIII-XX. 1978. 197 p. (agotado).

5. Juan i Fenollar, Rafael. La formación de la agroindustria en España

(1960-1970). 1978. 283 p.

6. López Linage, Javier. Antropología de la feracidad catidiana: superviven-

cia y trabajo en una comunidad cántabra. 1978. 283 p.

7. Pérez Yruela, Manuel. La conflictividad campesina en la provincia de

Córdoba (1931-1936). 1978. 437 p.

8. López Ontiveros, Agustín. El sector oleícola y el olivar. oligopolio y

coste de recolección. 1978. 218 p.

9. Castillo, Juan José. Propietarios muy pobres. Sobre lá subordinación polí-

tica del pequeño campesino en España (la Conjederación Nacional Catálica

Agraria, 1917-1924). 1979. 552 p.

10. La evolución del campesinado: la agricultura en el desanollo capitalĉta.

Selección de Miren Etxezarreta Zubizarreta. 1979. 363 p.

11. Moral Ruiz, Joaquín del. La agricultura española a mediados del siglo

XIX (1850-1870). Resultados de una encuesta agraria de la épaca. 1979.

228 p.12. Titos Moreno, Antonio y Rodríguez Alcaide, José Javier. Crisis eco-

nómica y empleo en Andalucía. 1979. 198 p.

13. Cuadrado Iglesias, Manuel. Aprovechamiento en común de pastos y leñas.

1980. 539 p.14. Díez Rodríguez, Fernando. Prensa agraria en la España de la Ilustración.

E[ semanario de Agricultura y Artes diiigido a los pánocos (1797-1808).

1980. 215 p.15. Arnalte Alegre, Eladio. Agricultura a tiempo parcial en el Paú

Valenciano. Naturaleza y efeclos del fenómeno en el regadío litoral. 1980.

378 P.16. Grupo ERA (Estudios Rurales Andaluces). Ias agriculturas andaluzas.

1980. 505 p.17. Bacells, Albert. El problema agrario en Cata[uña. La cuestión Rabassaire

(1890-1936). 1980. 438 p.

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18. Carnero i Arbat, Teresa. Expansión vinícola y atraso agrario (1870-1900).1980. 289 p.

19. Cruz Villalón, Josefina. Fropiedad y uso de la tierra en la Baja Andalucia.Carmona, siglos XVIII-XX. 1980. 360 p.

20. Héran Haen, François. Tierra y parentesco en el campo sevillano: larevolución agrícola del siglo XIX. 1980. 268 p.

21. García Ferrando, Manuel y González Blasco, Pedro. Investigaciónagraria y organización social. 1981. 226 p.

22. Leach, Gerald. Energía y producción de alimentos. 1981. 210 p.23. Mangas Navas, José Manuel. El régimen comunal agrario de los Concejos

de Castilla. 1981. 316 p.24. Tió, Carlos. La política de aceites comestibles en la España del siglo XX.

1982. 532 p.25. Mignbn, Christian. Campas y campesinos de la Andalucía meditenánea.

1982. 606 p.26. Pérez Touriño, Emilio. A,gricultura y capitalismo. Análisĉ de la peque-

ña producción campesina. 1983. 332 p.27. Vassberg, David E. La venta de tierras baldías. El comunitarismo a,^ra-

rio y la Corona de Castilla durante el siglo XVI. 1983. 265 p.28. Romero González, Juan. Propiedad agraria y sociedad rural en la España

mediterránea. Los casos valenciano y castellano en los siglos XIX y XX.

1983. 465 p.29. Gros Imbiola, Javier. Estructura de la producción porcina en Aragón.

1984. 235 p.30. López, López, Alejandro. El boicot de la derecha y las reformas de la

Segunda República. La minaría agraria, el rechazo constitucional y la cues-tión de la tierra. 1984. 452 p.

31. Moyano Estrada, Eduardo. Corporatismo y agricultura. Asociacionesprofesionales y articulación de intereses en la agricu[tura española. 1984.357 p.

32. Donézar Díez de Ulzurrun, Javier María. Riqueza y propiedad enla Castilla del Antiguo Régimen. La provincia de Toledo en el sigla XVIII.2a edición 1996. 580 p.

33. Mangas Navas, José Manuel. I.a propiedad de la tierra en España. Lospatrimonios públicos. Herencia contemporánea de un reformismo inconcluso.1984. 350 p. (agotado).

34. Sobre agricultores y campesinos. Estudios de Sociología Rural de España.Compilador: Eduardo Sevilla-Guzmán. 1984. 425 p.

35. Colino Sueiras, José. La integración de la agricultura gallega en el capi-talĉmo. El horizonte de la CEE. 1984. 438 p.

36. Campos Palacín, Pablo. Economía y energía en la dehesa extremeña.1984. 336 p. (agotado).

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37. Piqueras Haba, Juan. La agricultura valenciana de exportación y su for-

mación histórica. 1985. 249 p.

38. Viladomiú Canela, Lourdes. La inserción de España en el compl^o soja-

mundial. 1985. 448 p.

39. Peinado García, Maria Luisa. El consumo y la industria alimentaria

en España. Evolución, problemática y penetración del capital extranjero a

partir de 1960. 1985. 453 p.

40. Lecturas sobre agricultura familiar. Compiladores: Manuel Rodríguez

Zúñiga y Rosa Soria Gutiérrez. 1985. 401 p.

41. La agricultura insuf:ciente. La agricultura a tiempo parcial. Directora:

Miren Etxezarreta Zubizarreta. 1983. 442 p.

42. Ortega López, Margarita. La lucha por la tierra en la Corona de Castilla

al fznal del Antiguo Régimen. El expediente de Ley Agraria. 1986. 330 p.

43. Palazuelos Manso, Enrique y Granda Alva, Germán. El mercado

del cafe. Situación mundial e importancia en el comercio con América Latina.

1986. 336 p.

44. Contribución a la historia de la trashumancia en España. Compiladores:

Pedro García Martín y José María Sánchez Benito. 2a edición

1996. 512 p.

45. Zambrana Pineda, Juan Francisco. Crisis y modernización del olivar

español, 1870-1930. 1987. 472 p.

46. Mata Olmo, Rafael. Pequeña y gran prapiedad a,graria en la depresión

del Guadalquivir. 1987. 2 tomos. (agotado).

47. Estructuras y regzmenes de tenencia de la tierra en España: Ponencias y

comunicaciones del II Coloquio de Geografia Agraria. 1987. 514 p.

48. San Juan Mesonada, Carlos. Eficacia y rentabilzdad de la agricultura

española. 1987. 469 p.

49. Martínez Sánchez, José María. Desarrollo agrico[a y teoría de sistemas.

1987. 375 p. (agotado).

50. Desarrollo rural integrado. Compiladora: Miren Etxezarreta

Zubizarreta. 1988. 436 p. (agotado).

51. García Martín, Pedro. La ganadería mesteña en la España borbánica

(1700-1836). 1988. 483 p.

52. Moyano Estrada, Eduardo. Sindicalismo y política agraria en Europa.

Las organizaciones proĉesionales agrarias en Francia, Ita[ia y Portugal.

1988. 648 p.

53. Servolin, Claude. La.s polít•as agrarias. 1988. 230 p. (agotado).

54. La modernización de la agricultura española, 1956-1986. Compilador:

Carlos San Juan Mesonada. 1989. 559 p.

55. Pérez Picazo, María Teresa. El Mayora.zgo en la h•toria ecanómica de

la re,^ión murciana, expansión, crisis y abol•ión (Ss. XVII-XIX). 1990.

256 p.

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56. Cambio rural en Europa. Programa de investigación sobre [as estructu-ras agrarias y la filuriactividad. Montfiellier, 1987. FundaciónArkleton. 1990. 381 p.

57. La agrociudad mediterránea. Estructuras sociales y procesos de desarrollo.

Compilador: Francisco López-Casero Olmedo. 1990. 420 p.58. El mercado y los firecios de la tierra: funcionamiento y mecanismos

de interuención. Compiladora: Consuelo Varela Ortega. 1988.434 p.

59. García Alvarez-Coque, José María. Análúis institucional de las fiolí-ticas agrarias. Conflictos de intereses y polítíca agraria. 1991. 387 p.

60. Alario Trigueros, Milagros. Signi zcado espacial y socioeconómico de lacóncentración parcelaria en Castilla y León. 1991. 457 p.

61. Giménez Romero, Carlos. Valdelaguna y Coatepec. Permanencia

y funcionalidad del régimen comunal agrario en Esfiaña y Méxíco. 1991.547 p.

62. Menegus Bornemann, Margarita. Del Señorío a la Refiública de indios.El caso de Toluca, 1500-1600. 1991. 260 p.

63. Dávila Zurita, Manuel María y Buendía Moya, José. El mercadode productos ftosanitarios. 1991. 190 p.

64. Torre, Joseba de la. Los campesinos navarros ante la guerra napoleóni-ca. Financiación bélica y desamortización civil. 1991. 289 p.

65. Barceló Vila, Luis Vicente. Liberación, ajuste y reestructuración de laagricultura española. 1991. 561 p.

66. Majuelo Gil, Emilio y Pascual Bonis, Angel. Del catolicismo agrarioal cooperativúmo empresarial. Setenta y cinco años de la Federacíón deCooperativas navarras, 1910-1985. 1991. 532 p.

67. Castillo Quero, Manuela. Las fiolíticas limitantes de la oferta lechera.Implicaciones para el sector lechero español. 1992. 406 p.

68. Hitos históricos de los regadíos españoles. Compiladores: Antonio GilOlcina y Alfredo Morales Gil. 1992. 404 p.

69. Economía del agua. Compilador: Federico Aguilera Klink. 1992. 425 p.70. Propiedad y exfilotación campesina en la España contemporánea.

Compilador: Ramón Garrabou. 1992. 379 p.71. Cardesín, José María. Tierra, trabajo y reproduccián social en una aldea

gallega. (Ss. XVIII-XX). Muerte de unos, vida de otros. 1992. 374 p.72. Aldanondo Ochoa, Ana María. Capacidad tecnológica y divĉión inter-

nacional del trabajo en la agricultura. (Una aplícación al comercio interna-ciona[ hortofrutícola y a la introducción de innovaciones post-cosecha en lahorticultura canaria). 1992. 473 p.

73. Paniagua Mazorra, Angel. Refiercusiones sociodemográfzcas de la políti-

ca de colonización durante el siglo XIX y primer tercio del XX. 1992.413 p.

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74. Marrón Gaite, María Jesús. La adopción y expansión de la remolacha

azucarera en España (de los orígenes al momento actual). 1992. 175 p.

75. Las organizaciones projesionales agrarias en la Comunidad Europea.

Compilador: Eduardo Moyano Estrada. 1993. 428 p.

76. Cambio tecnológico y medio ambiente rural. (Procesos y reestructuraciones

rurales). Compiladores: Philip Lowe, Terry Marsden y Sarah

Whatmore. 1993. 339 p.

77. Gavira Alvarez, Lina. Segmentación del mercado de trabajo rural y

desarrallo: el caso de Andalucia. 1993. 580 p.

78. Sanz Cañada, Javier. Industrza agroalimentaria y desarrollo regional. Análĉĉ

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79. Gómez López, José Daniel. Cultiaos de inaernadero en la fachada Sureste

Peninsular ante el ingreso en la C.E. 1993. 378 p.

80. Moyano Estrada, Eduardo. Acción colectiaa y cooperativismo en la agri-

cultura europea (Federaciones de cooperatiaas y representación de intereses en

la Unión Europea). 1993. 496 p.

81. Camarero Rioja, Luis Alfonso. Del éxodo rural y del éxodo urba-

no. Ocaso y renacimiento de los asentamientos rurales en España. 1993.

501 p.

82. Baraja Rodríguez, Eugenio. La expansión de la industria azucarera y

el cultiva remolachero del Duero en el contexto nacional. 1994. 681 p.

83. Robledo Hernández, Ricardo. Economĉtas y reformadores españoles: Ia

cuestión agraria (1760-1935). 1994. 135 p.

84. Bonete Perales, Rafael. Condicionamientos internos y ezternos de la PAC.

1994. 470 p.

85. Ramón Morte, Alfredo. Tecnifzcación del regadío valenciano. 1994.

642 p.

86. Pérez Rubio, José Antonio. Yunteros, braceros y colonos. La po[ítica

agraria en Extremadura, 1940-1975. 1994. 612 p.

87. La globalización del sector agroalimentario. Director: Alessandro

Bonnano. 1994. 310 p.

88. Modernización y cambio estructural en la agricultura española.

Coordinador: José María Sumpsi Viñas. 1994. 366 p.

89. Mulero Mendigorri, A. Espacios rurales de ocio. Sign:ficado genera[ y

análĉĉ en la Sierra Morena cordobesa. 1994. 572 p.

90. Langreo Navarro, Alicia y García Azcárate, Teresa. Las interprofe-

siona[es agroalimentarias en Europa. 1994. 670 p.

91. Montiel Molina, Cristina. Los montes de utilidad públĉa cn la Comunidad

Yalenciana. 1994. 372 p.

92. La agrĉultura familiar ante las nueuas po[ítĉas agrarĉrs comunitarias. Miren

Etxezarreta Zubizarreta et al. 1994. 660 p.

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93. Estimación y análisis de la balanza comercial de firoductos agrarios yagroindustriales de JYaaarra. Director: Manuel Rapún Gárate. 1995.438 p.

94. Billón Currás, Margarita. La exfiortación hortofrutícola. El caso del alba-ricoque en fiesco y la leckuga iceberg. 1995. 650 p.

95. California y el Mediterránea. Historia de dos agriculturas competidoras.Coordinador: José Morilla Critz. 1995. 499 p.

96. Pinilla Navarro, Vicente. Entre la inercia y el cambio: el sector agrarioaragonés, 1850-1935. 1995. 500 p.

97. Agricultura y desarrolla soslenible. Coordinador: Alfredo CadenasMarín. 1994. 468 p.

98. Oliva Serrano, Jesús. Mercados de trabajo y reestructuración rural: unaaproximación al caso castellano-manchego. 1995. 300 p.

99. Hacia un nueao sistema rural. Coordinadores: Eduardo Ramos Realy Josefina Cruz Villalón. 1995. 792 p.

100. Catálogo monográfico de los 99 libros correspondientes a esta Serie.101. López Martínez, María. Análisis de la industria agroalimentaria esfia-

ñola (1978-1989). 1995. 594 p.102. Carmona Ruiz, María Antonia. Usurpaciones de tierras y derechos comu-

nales en Seailla y su "Tierra" durante el siglo XV. 1995. 254 p.103. Muñoz Torres, María Jesús. Las importaciones de cítricos en la República

Federal de Alemania. Un enfoque cuantitatiao. 1995. 174 p.104. García Muñoz, Adelina. I.os que no fiueden vivir de lo suyo: trabajo y

cultura en el campo de Calatraaa. 1995. 332 p.105. Martínez López, Alberte. Coofierativismo y transformaciones agrarias en

Galicia, 1886-1943. 1995. 286 p.

106. Cavas Martínez, Faustino. La.s relaciones laborales en el sector agrario.1995. 651 p.

107. El campo y la ciudad (Sociedad rural y cambio social). Edición a cargode Ma Antonia García León. 1996. 282 p.

108. El sĉtema agroalimentario español. Tabla input-output y análisis de las rela-

ciones intersectoriales. Director: Antonio Titos Moreno. 1995. 431 p.

109. Langreo Navarro, Alicia. Historia de la industria láctea española: una

aplicación a Asturias. 1995. 551 p.

110. Martín Gil, Fernando. Mercado de trabajo en áreas rurales. Un enfoqueintegrador aplicado a la comarca de Sepúlaeda. 1995. 619 p.

1 1 l. Sumpsi Viñas, José María y Barceló Vila, Luis V La Ronda Uruguayy el sector a,groalimentario español (Estudio del impacto en el sector agroa-limentario español de los resultados de la Ronda Uruguay). 1996. 816 p.

112. Forgas i Berdet, Esther. Los ciclos del pan y del aino en las paremiashĉpanas. 1996. 562 p.

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113. Reformas y políticas agrarzas en la hĉtoria de España (De la Ilustración

al primer franquismo). Coordinadores: Angel García Sanz y Jesús

Sanz Fernández. 1996. 406 p.

114. Mili, Samir. Organización de mercados y estrategias empresariales en el

subsector del aceite de oliva. 1996. 383 p.

115. Burgaz Moreno, Fernando J. y Pérez-Morales Albarrán, Ma del

Mar. 1902-1992. 90 añas de seguros agrarios en España. 1996. 548 p.

116. Rodríguez Ocaña, Antonio y Ruiz Avilés, Pedro. El sĉtema agroin-

dustrial de[ a[godón en España. 1996.

117. Manuel Valdés, Carlos M. Tienas y montes públicos en la Sierra de

Madrid (sectores central y meridional). 1996. 551 p.

118. Hervieu, Bertrand. Las campos del juturo. 1996. 168 p.

119. Parras Rosa, Manuel. I,a demanda de aceite de o[iva virgen en el mer-

cado español. 1996. 369 p.

120. López Iglesias, Edelmiro. Movilidad de la tierra y dinámica de las estruc-

turas en Galicia. 1996.

121. Baz Vicente, María Jesús. Señorío y propiedad jaral de [a alta nobleza

en Galicia. Siglos XVI y XX. La Casa de Alba. 1996.

122. Giráldez Rivero, Jesús. Crecimiento y transformación del sector pesquero

gallego (1880-1936). 1996. 123 p.

123. Sánchez de la Puerta, Fernando. Extensión y desarrollo rural. Análĉĉy práxis extensionĉtas. 1996.

124. Calatrava Andrés, Ascensión y Melero Guilló, Ana María. España,

Marruecos y los productos agroalimentasios. Difzcultades y potencialidades

para las exportaciones de fiutas y hortalizas. 1996. 286 p.

125. García Sanz, Benjamín. La sociedad rural ante el siglo XXI. 1996.

126. Román Cervantes, Cándido. Prapiedad, uso y exp[otación de la tierra

en la comarca del campo de Cartagena. (Siglos XIX y XX). 1996.

127. Estrucluras agrarias y movimientos campesinos en América Latina

(1950-1990). Coordinadores: León Zamosc, Estela Martínez

y Manuel Chiriboga. 1996.

128. Casado, Santos. Los przmeros pasos de la ecología en España. Los natu-

ra[ĉtas del cambio de siglo y la introducción a la ciencia ecológica (Coedición

con el CSIC). 1996.

129. Transformaciones agrarias y cultura material en Andalucia Onental y Norte

de Marruecos. González Alcantud, J. A. et al. 1996.

130. Iriarte Goñi, J. I. Bienes comunales y capitalismo agrario en Naaarra.

1855-1935. 1996.

131. Azcárate Luxán, Isabel. Plagas agrúola.s y joresta[es en España (Siglas

XVIII y XIX). 1996.

132. Baumeister, Martín. Campesinos sin tiena. Snperuiaencia y resĉtencia en

Extremadura (1800-1923). 1996.

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133. Domínguez Martín, Rafael. La vocación ganadera del norte de España.Del modelo tradicional a los desafzos del mercado mundial. 1996. 448 p.

134. Díaz Méndez, Cecilia. Estrategias familiares y juventud rura[. 1997.328 p.

135. Oportunidades para la inversión y el comercio agroalimentario español enAmérica. Manu_el Gonzalo y Jaime Lamo de Espinosa (directores).1997.

136. Cadenas Marín, Alfredo y Cantero Talavera, Catalina. Implicaciones

agroa[imentarias de la adhesión a la Unión Eurofiea de los PECO. 1997.

660