la iglesia y la migraciÓn

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Iglesia y MigracinConferenciantes:Dra. ngeles Escrib Chord Dr. Mximo Garca Ruiz D. Juan Medrano Cucurella Dr. Fernando Mndez Moratalla Dr. Samuel Escobar Aguirre D. Emmanuel Buch Cam

Otros participantes:Estudios de caso D. Flix Gonzlez Moreno D. Gabriel Piedrahita Castao Panel D. Jos Luis Andavert Escriche D. Guillem Correa Caball D. David Casado Cmara

Edicin:

Consejo Evanglico de Madrid Consejera de Educacin y CulturaC/ Pablo Serrano, 9 posterior 28043 Madrid Tel.: 91 381 89 88 [email protected]

Colabora:

Patrocina:

de los textos: sus autores de esta edicin: Consejo Evanglico de Madrid Diseo: Imvisual Design (www.imvisual.com) Impresin: Rivadeneyra, S. A. ISBN: 84-932411-4-8 D. Legal: M-43179-2003

NDICE

ndice

Presentacin

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Conferenciasnfasis SociolgicoLatinoamericanos en Espaa, Iglesias e integracin socialDra. ngeles Escriv Chord

161616 56

Inmigracin: Un problema o una oportunidad?Dr. Mximo Garca Ruiz

nfasis BblicoLos inmigrantes en el Antiguo TestamentoD. Juan Medrano Cucurella

8080 102

Iglesias e IntegracinDr. Fernando Mndez Moratalla

nfasis MisioneroLas migraciones y la misin de la Iglesia CristianaDr. Samuel Escobar Aguirre

128128

Iglesia y Migracin

NDICE

nfasis PastoralPastoral de la emigracin: Perspectiva y AccionesD. Emmanuel Buch Cam

156156

Estudios de CasoEstudio de Caso 1D. Gabriel Piedrahita Castao

178178 184

Estudio de Caso 2D. Flix Gonzlez Moreno

PanelMisin UrbanaD. David Casado Cmara

196196 210 230

Iniciativas SolidariasD. Guillem Correa Caball

Operacin Trnsito (Sociedad Bblica)D. Jos Luis Andavert Escriche

Conclusiones de la ConsultaLas Iglesias y la MigracinDa. Patricia Alsina y D. Joaqun Mrquez

240240

Reportaje Fotogrfico de la ConsultaD. Manuel Garca Lafuente (CEM)

252

Material Legal AdicionalApndice: Disposiciones legales y formulariosD. Mariano Blzquez Burgo y Da. Carolina Bueno Calvo

270270

LAS IGLESIAS Y LA MIGRACIN

Presentacin

La reciente oleada de inmigrantes procedentes, principalmente, de Latinoamrica, Europa Oriental y el norte de frica representa uno de los fenmenos de mayor repercusin social en Espaa en los ltimos aos. Esta ola migratoria se convierte en uno de los mayores retos que nuestra sociedad afronta. El asunto se ha convertido en un problema de primer orden social, ya no solo en nuestro pas sino en toda Europa, al punto de que se han realizado encuentros interestatales al ms alto nivel para analizar el fenmeno y plantear estrategias y legislaciones alusivas a todos los niveles. Las iglesias protestantes, en su historica sensibilidad y compromiso activo ante la necesidad de su prjimo, se han movilizado para paliar en la medida de lo posible, y en muchas ocasiones ms all de lo exigible, las carencias bsicas que estos inmigrantes presentan. Comenzando con la provisin de alimentos y ropa, pasando por alojamiento y gestiones burocrticas entre otras, las iglesias evanglicas han sido lugar de refugio, de apoyo moral, afectivo y espiritual de muchas personas que se encuentran desarraigadas de su realidad vital y alienadas en un contexto extrao para ellas.

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Las Iglesias y la Migracin

PRESENTACIN

Probablemente, la referencia anterior a la movilizacin de las iglesias no sea del todo precisa. En la inmensa mayora de los casos, ms que una movilizacin calculada y escalonada, lo que se ha vivido en muchas de nuestras comunidades es la afluencia, la avalancha masiva de inmigrantes que han llenado nuestras iglesias y que no han dado margen a medir las respuestas, implicaciones y consecuencias de la nueva realidad que se afronta. Esta realidad no ha permitido ms que una accin de choque, en ocasiones intermitente, guiada por las necesidades inmediatas a paliar. Se ha carecido de la distancia y tiempo suficientes para articular una respuesta medida que tuviera en cuenta todos los aspectos y consecuencias que la situacin creaba en nuestras iglesias. No todo ha sido positivo y loable en este proceso. Lo imprevisto y desmesurado en cuanto al nmero de casos a atender; la carencia de medios y preparacin para afrontar las distintas situaciones; el relativo conflicto social creado por la heterogeneidad social y cultural que el fenmeno suscita, y, para qu negarlo, casos de abusos de la buena voluntad de las iglesias y particulares, han creado situaciones de confusin y respuestas muy dispares entre las iglesias evanglicas. Ante la mencionada situacin de generosa solidaridad, pero que en muchos casos desborda y desconcierta a las propias iglesias, el Seminario Teolgico UEBE (ST-UEBE) y el Consejo Evanglico de Madrid (CEM) consideraron de interes prioritario aportar elementos de reflexin y criterios madurados que fueran ms all de la propia espontaneidad y momentaneidad de la respuesta ofrecida. Dicho anlisis y criterios deberan aportar un fundamento estable y justificado para la accin que redunde en beneficio de la misma. Ambas instituciones representan contextos complementarios en este proceso. Por un lado, el ST-UEBE ofrece el rigor y el nivel cientfico que pretende darse a la reflexin. Por otro lado, el CEM representa al

conjunto de iglesias que demanda e incardina los resultados de dicha reflexin en su contexto ministerial. Consecuencia de esta necesidad, el CEM y el ST-UEBE organizan unas jornadas bajo el lema Las Iglesias y la Migracin, celebradas en el aula magna del ST-UEBE los das 25 y 26 de abril de 2003. Las jornadas plantearon la temtica desde distintos ngulos. Se ofrecieron seis conferencias impartidas por cualificados especialistas en sus reas de competencia. Las dos primeras conferencias analizaron la realidad social del fenmeno migratorio en nuestro pas, recurriendo a diversos y actualizados datos estadsticos alusivos al origen, composicin y particularidad de los grupos recibidos, adems de una exposicin de la evolucin y situacin actual de la ley, otras dos conferencias analizaron las diferentes respuestas ofrecidas en las Escrituras ante los fenmenos migratorios particulares de cada poca, adems de exponer referentes bblico-teolgicos de actuacin. Otra conferencia vers sobre las implicaciones que la nueva realidad de la inmigracin brinda desde el punto de vista de la misin de la iglesia. La conferencia final enfatiz la labor pastoral que la iglesia debe ejercer entre los inmigrantes. Complementando el requerido planteamiento terico-conceptual proporcionado por las conferencias, se realizaron estudios de caso en los que se analizaron experiencias tanto de espaoles que inmigraron al extranjero como de inmigrantes que llegan a nuestro pas, adems de tener un panel en el que se presentaron algunas de las respuestas que se estn ofreciendo desde diferentes instituciones evanglicas. Las diferentes y positivas contribuciones de los participantes enriquecieron las jornadas. La mayora de los asistentes era profesionales cualificados y responsables de ministerios entre inmigrantes en el mbito de instituciones evanglicas y de las iglesias. El hecho de que, adems de los esperados asistentes de las iglesias de la Comunidad de Madrid, asistieran personas provenientes de

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Las Iglesias y la Migracin

PRESENTACIN

Andaluca, Pas Vasco y Comunidad Valenciana, refleja la pertinencia y actualidad del tema, sin olvidar la abundante representacin de inmigrantes entre los participantes, lo que ayud a ofrecer una panormica ms amplia de la situacin. Todos los participantes coinciden en la necesidad de continuar analizando y actualizando modelos de actuacin que nuestras iglesias requieren para realizar su ministerio entre inmigrantes. En este sentido, tanto el CEM como el ST-UEBE manifiestan su disposicin y compromiso de continuar promoviendo iniciativas de reflexin y formacin, consultas y foros de intercambio de experiencias concretas, que contribuyan de manera prctica a un mejor desarrollo del ministerio cristiano que las iglesias evanglicas realizan en este mbito. De hecho, las iglesias protestantes de Madrid cuentan con la ayuda y asistencia que la Consejera de Accin Social DiaconaMadrid que el CEM ofrece, tanto al nivel de informacin como al de ayuda prctica en las necesidades ministeriales de un pueblo que hace suyo el mandato recibido del Seor de hacer misericordia hacia su prjimo. El presente volumen recoge el material ofrecido en las jornadas Las Iglesias y la Migracin, adems de otros materiales de utilidad para los lectores. No es, ni lo pretende, un trabajo que ofrezca la solucin al problema, ni respuestas definitivas a las muchas interrogantes que se plantean. El propsito del CEM y del ST-UEBE es el de contribuir, ofrecer desde los mbitos ministeriales en los que trabajamos una aportacin positiva y articulada al proceso continuado que el pueblo evanglico desarrolla a favor del inmigrante que convive con nosotros.Julio Diaz PieiroDirector

Manuel Garcia LafuenteConsejero de Educacin y Cultura

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Dra. ngeles Escriv ChordDoctora en Sociologa, Universidad Autnoma de Barcelona. Tcnico de Investigacin. Instituto de Estudios Sociales de Andaluca (IESA). Becaria Posdoctoral. Proyecto: Familias Peruanas Transnacionales. Ministerio de Educacin.

NFASIS SOCIOLGICO

Latinoamericanos en Espaa. Iglesias e integracin social

El contexto de la nueva inmigracinEl anlisis del reciente papel de Espaa como pas receptor de poblacin con nimo de asentarse de manera ms o menos temporal procedente de pases econmicamente ms pobres, requiere poner atencin a las diferentes condiciones sociales, econmicas y polticas que se viven en los lugares de origen y llegada, y a las oportunidades que est generando la vida transnacional. Antes de pasar a enumerar estas condiciones, cabe recordar varios aspectos. Entre ellos, que Espaa fue hasta hace bien poco de manera importante un pas de emigrantes y que lo sigue siendo en buena medida porque mantiene un elevado nmero de sus nacionales en pases de Europa y Amrica Latina, principalmente1, y porque siguen saliendo hombres y mujeres especialmente cualificados a trabajar al extranjero a falta de puestos de trabajo aqu en sus respectivas reas. De ese modo, no podemos concluir que la inmigracin es el patrn nico de los movimientos poblacionales en Espaa, aunque s que sus tendencias y potencial nos tiene alarmados.

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Latinoamericanos en Espaa. Iglesias e integracin social

NFASIS SOCIOLGICO

En segundo lugar, conviene tener en cuenta que, antes que Espaa, la mayora de emigrantes de Amrica Latina, frica o Asia, se diriga hacia pases con ms oportunidades en Norteamrica y Europa noroccidental. A pesar de que estos flujos no han cesado, han surgido a la par nuevos destinos de la emigracin como Espaa o Italia en Europa, o pases vecinos como Chile en Sudamrica, o Costa Rica y Panam en Centroamrica, por hablar tan solo de algunos de los actuales receptores americanos. La caracterstica que rene a muchos de estos pases de nueva inmigracin que limitan con otros ms depauperados es que mantienen dobles patrones migratorios, es decir, reciben inmigrantes a la vez que un porcentaje de su poblacin sigue saliendo hacia el Norte2. Las adversas condiciones socioeconmicas y polticas que viven los habitantes de los pases latinoamericanos nos son de sobra conocidas. Si acaso a modo de resumen muy apurado recordar que, tras varios decenios de intentos de modernizacin de las sociedades a travs de polticas desarrollistas comandadas por gobiernos alternamente democrticos y dictatoriales, en la dcada de los ochenta se vive un colapso general que agudiza, por un lado, la situacin de pobreza de una creciente poblacin urbana (fruto principalmente de las migraciones internas) y el empobrecimiento de las capas medias de la sociedad. En vez de mejorar, la situacin ha ido perpetundose, incluso empeorando hasta nuestros das, de modo que las previsiones sobre la regin han dejado de ser tan optimistas como antao. Si en lo econmico hablamos de la falta de recursos para generar empleo y mantener sistemas de proteccin social y servicios bsicos de calidad, en lo poltico proliferan las revueltas, protestas y otras expresiones de la accin colectiva que buscan espacios de atencin a sus demandas primordiales (ms democratizacin, ms recursos y servicios, etc.). En muchos de estos pases adems, la insurgencia

cvica ha venido acompaada de formas antisociales de reaccin como son, por un lado, el aumento de la delincuencia y criminalidad callejera pero tambin la relacionada con el narcotrfico, y por otro, los movimientos guerrilleros de liberacin junto con la respuesta abusiva de las fuerzas armadas. Los latinoamericanos que llegan a Espaa traen consigo un cmulo de experiencias frustrantes en los diversos mbitos mencionados, por tanto, a pesar de ser generalmente considerados inmigrantes meramente econmicos, su apremio por salir de su pas est acompaado cuando no expresamente fundamentado por la inseguridad y la violencia social y poltica que all viven. El anlisis de las causas de la emigracin queda parcializado si no contemplamos otros factores de orden socio-cultural. La literatura de investigacin menciona el fenmeno de la cultura de la emigracin como la expresin de la asuncin para muchos de que, sean las condiciones que fueren, lo mejor es vivir en el Norte. El imperialismo cultural de los pases desarrollados transmitido por las ondas televisivas e Internet ha permitido a la vez que crear entre las poblaciones del sur el deseo y la necesidad por los productos que ellos venden, difundir la imagen de que slo all se est ms cerca del paraso. De esta suerte, aunque se intervenga y mejoren las condiciones de vida en los lugares de origen, los individuos siguen orientndose hacia el exterior que consideran smbolo de progreso y dador de prestigio social. Aunque esto sea en buena medida cierto debe ser matizado en funcin de las distintas pertenencias sociales a las que se vinculan los sujetos, entre las que incluimos la pertenencia familiar, tnica, de clase y gnero. As, la emigracin puede ser para la pauperizada clase media un recurso para el sostenimiento de sus estatus de clase, o para sectores indgenas la posibilidad de acceso al mercado y a servicios bsicos inalcanzables en origen, o para las mujeres el modo de empoderarse dentro del grupo

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social y domstico, por ejemplo, al convertirse en las pioneras de la cadena migratoria. Sin pretender hablar de estrategias racional y firmemente planeadas, es cierto que los diferentes grupos sociales e individuos obtienen de la emigracin ganancias en el plano material y simblico que explican el poco peso de los retornos y la multiplicacin de las salidas gracias a la conformacin de redes familiares y de paisanaje de apoyo. La referencia a las redes migratorias nos permite trasladar la atencin a las condiciones sociales, econmicas, polticas, y culturales de los lugares de recepcin, en nuestro caso, Espaa. Los aos ochenta son aqu en cambio el periodo de la consumacin del proceso de incorporacin del pas a la estructura econmica y poltica de Europa a travs del ingreso en la entonces llamada Comunidad Econmica Europea. Los recursos monetarios de la nacin provenientes de las exportaciones y el turismo se ven aumentados ahora con la serie de subsidios y fondos de compensacin que Europa transfiere a las regiones menos favorecidas de su dominio. Se produce un enorme crecimiento del aparato estatal y de los gastos del Estado en infraestructuras, equipamientos y servicios, que confiere al ciudadano espaol un nuevo estatus ante el mundo y que viene acompaado en lo inmediato por elaborar otras perspectivas y estrategias en el mbito del trabajo. Por un lado, la creciente incorporacin de las mujeres al empleo remunerado, por otro, la elevacin del listn en el grado de aceptabilidad y deseabilidad de los diferentes trabajos por la poblacin nativa, soportado por la extensin de un estado mnimo de bienestar y proteccin social, conlleva que un nmero de puestos los menos solicitados queden disponibles para quienes estn dispuestos a ocuparlos. Si en un primer momento se incorporan los gitanos y portugueses en la agricultura, tambin estos ltimos en el servicio domstico, paralela-

mente se configura la presencia de nacionales no comunitarios en los mercados de trabajo. A la par que ocurre todo ello en el mbito poltico y econmico y an habiendo todava a mediados de los ochenta un muy reducido nmero de trabajadores extranjeros no-comunitarios, la presin de Europa lleva a que el Estado espaol ponga en marcha una ley y su correspondiente normativa sobre regulacin de los flujos de entrada y permanencia de los no-nacionales. La primera legislacin, irnicamente titulada, sobre derechos y libertades de los extranjeros en Espaa de 1986 que ser seguida por numerosas regulaciones en los noventa, resulta en la creacin de procesos y estructuras coactivas para aquellos que buscan oportunidades y refugio en este pas de las que carecan antes. No obstante las absolutas restricciones para quienes llegan de pases pobres, se mantienen ciertas ventajas comparativas hacia los nacionales de territorios ligados histricamente a Espaa por el pasado colonial, como son, Iberoamrica, Filipinas y Guinea Ecuatorial. Los nacionales de estos pases y regiones tienen acceso al territorio con mayor facilidad en algunos casos sin visado, aunque esta concesin ha ido perdindose paulatimamente y consiguen los permisos de residencia y trabajo y su renovacin, incluso la doble nacionalizacin, con mayor rapidez y posibilidad de xito que otros nacionales africanos o asiticos. El efecto llamada de estas medidas, como de otras que tendrn lugar en los aos posteriores, al instaurarse la poltica de contingentes o cuotas con determinados pases (muy principalmente latinoamericanos), y ms recientemente el establecimiento de acuerdos bilaterales de migracin con Ecuador, Colombia y Repblica Dominicana, no debe ser menospreciado aunque tampoco magnificado. Generalmente, estas medidas han seguido ms que precedido los flujos, intentando controlar desde instancias gubernamentales los movimientos poblacionales ya en

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curso. Al contrario, los estudios realizados demuestran que con o sin conocimiento de las polticas de inmigracin, los emigrantes han salido de sus lugares con la ayuda de las redes de familiares y paisanos, as como de otras redes de trfico de personas, las cuales son las que verdaderamente han ido conformando la forma y contenido de los flujos al influir, entre otros, en la selectividad de los individuos disponibles para emigrar. Para completar el contexto de la nueva inmigracin es necesario aadir un nuevo elemento, generalmente ausente en los anlisis que se acostumbran. Se propone observar la poblacin extranjera en Espaa dentro del continuo de relaciones que mantiene entre el lugar o los lugares de origen y de destino. La vida transnacional da cuenta de esta imbricacin entre los varios espacios sociales en los que muchos migrantes viven. Bien porque mantienen fuertes sus lazos familiares con los parientes que dejaron en el pas de origen o en otros pases de destino y mandan dinero, intercambian ideas e intervienen en las decisiones domsticas, bien porque se convierten en empresarios transnacionales insertos en las economas tnicas, bien porque participan en actividades polticas y sociales del lugar de origen a travs, por ejemplo, de proyectos de desarrollo, campaas electorales, etctera, la doble o mltiple asociacin del migrante actual, ayudado por el avance de los medios de transporte y comunicacin, es innegable. Con todo, cualquiera no tiene las posibilidades ni el afn por mantener estos fuertes vnculos con el lugar de origen, a falta de medios econmicos, conocimientos, voluntad, y espacio fsico (pensemos en aquellos que viven encerrados en el hogar del empleador o escondidos en fbricas y zonas rurales). La vida transnacional es hoy por hoy un lujo de empresarios y trabajadores cualificados de empresas multinacionales, de famosos y diplomticos, pero tambin es una realidad construida con sus limita-

ciones por un importante nmero de emigrantes que desean mantener vnculos estrechos y permanentes con los varios lugares en los que residen3.

Caractersticas socio-demogrficas de los residentes latinoamericanosLos latinoamericanos (o iberoamericanos) residentes en Espaa son 284.000 a 31 de diciembre del 2001 (DGEI, 2002), representando aproximadamente el 26% del total de la poblacin extranjera residente, de la cual los nacionales de pases pertenecientes al Espacio Econmico Europeo representan el 30% y los africanos el 27%. Sin embargo, al nmero de residentes cabe aadir, en el caso latinoamericano otras 14.000 personas con tarjetas de estancia por estudios (superiores), y unos 3.800 solicitantes de asilo. Las cifras totales de poblacin latinoamericana en Espaa slo pueden ser estimadas, ya que existe un nmero de individuos indocumentados y otros con visados de turismo con intencin de permanecer durante ms tiempo. Adems, a todo ello cabe restar una porcin que an poseyendo permiso para residir ya no lo hacen de manera temporal o permanente. Pero las cifras y estimaciones hasta ahora expuestas muestran una imagen incompleta del peso de la inmigracin latinoamericana en Espaa por cuanto es necesario considerar tambin el caso de los nacionalizados espaoles. Segn nuestros propios clculos, basados en los datos ofrecidos por el Ministerio del Interior desde 1988 hasta el 2001, ms de 50.000 personas de origen latinoamericano obtuvieron la nacionalidad espaola, principalmente por residencia en Espaa aunque hay que con-

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tar adicionalmente con aquellos que la obtuvieron en el pas de origen antes de emigrar por ser hijos o nietos de espaoles. Es sumamente importante resaltar que la mayora de estos nacionalizados puede mantener a su vez la nacionalidad de origen o la de sus padres - tal es el caso de los hijos de latinoamericanos nacidos y residentes en Espaa ya que existen convenios de doble nacionalidad firmados con muchos de estos pases4. Por pases, el peso de la presencia de ciertas nacionalidades ha ido variando sustancialmente durante los aos. Si en la dcada de los ochenta destacaban sobre todo argentinos y chilenos, la primera mitad de los noventa supuso el avance de las nacionalidades dominicana y peruana, que de nuevo a final de siglo ha sido ampliamente superada por la fuerza de la presencia colombiana y ecuatoriana. En cada una de estas nacionalidades hallamos patrones socio-demogrficos distintivos aunque tambin constantes que se repiten con los aos. El acceso a Espaa de los primeros emigrantes de cada nacionalidad ha sido posible en una o varias de las siguientes situaciones: a) en ausencia del requisito de visado de entrada, b) como estudiantes y personal altamente cualificado que es inmediatamente absorbido por las empresas, c) como solicitantes de asilo. Como resultado, estamos ante una poblacin heterognea, en trminos de composicin por sexo, edad, estado civil, estrato social, razones para emigrar, etctera. Junto a colombianos muy calificados y solicitados por el mercado laboral conviven entre nosotros profesionales y poblacin civil solicitante de asilo por razones de violencia social y poltica, y otros paisanos en busca del empleo que all les falta o que no est suficientemente remunerado para cubrir sus necesidades bsicas o satisfacer sus expectativas. Esta divisin algo forzada se ajusta al balance por sexos. As, los hombres suelen ser mayoritarios en el tipo b) y c), es decir, como profesionales solicitados y asilados, mientras

que las mujeres han sido las mayores protagonistas de las migraciones del tipo a) que se siguieron por las entradas clandestinas a travs de la frontera cuando el requisito del visado de entrada se instaura y que estando o no profesionalizadas han tenido que acceder en su mayora a un mercado de trabajo secundario.Tabla 1. Nacionales latinoamericanos residentes en Espaa, por sexo y grupos de edad (2001)

Nacionalidad IBEROAMRICA Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Ecuador El Salvador Guatemala Honduras Mxico Nicaragua Panam Paraguay Per Rep. Dominicana Uruguay Venezuela Otros IberoamricaFuente: DGEI (2002)

Total 283.778 20.412 3.344 10.910 6.900 48.710* 327 21.467 84.699* 1.032 554 1.559 5.173 562 375 634 33.758 29.314 4.754 9.067 227

% Mujeres 57,68 49,58 55 71,79 52,12 61,56 61,04 59,03 49,70 67,71 73,45 67,68 64,08 66,73 56,57 71,18 59,63 70,72 49,49 60,86 60,71 22.051 1.514 276 916 460 4.146 24 1.908 3.963 68 85 205 313 33 23 28 2.646 4.239 229 951 24

Grupos de edadDe 0 a 15 aos De 16 a 64aos Ms de 64 aos

254.686 17.067 3.011 9.837 6.002 43.947 291 18.773 80.564 930 445 1.319 4.615 513 323 579 29.880 24.654 4.108 7.640 188

7.041 1.831 57 157 438 617 12 786 172 34 24 35 245 16 29 27 1.232 421 417 476 15

* Izquierdo (2002) sugiere que a fines del ao 2002 habr ya ms de 125.000 residentes ecuatorianos y otros 75.000 colombianos en Espaa, gracias a los procesos de regularizacin del ao 2000 y de Documentacin por Arraigo del ao 2001.

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Tabla 2. Nacionales latinoamericanos residentes en Espaa, segn comunidad autnoma de residencia (2001)COMUNIDAD AUTNOMA N A C I O N A L I D A D E S

Total Iberoamrica Argentina Bolivia Brasil TOTAL Andaluca Aragn Asturias Baleares Canarias Cantabria Castilla-La Mancha Castilla y Len Catalua Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra Pas Vasco La Rioja Ceuta Melilla No consta 283.778 22.141 6.928 4.170 4.988 19.307 3.052 7.635 9.693 64.422 17.870 1.754 9.755 95.236 5.934 3.218 5.686 1.901 28 36 24

Chile Colombia

20.412 3.344 10.910 6.900 48.710 21.467 84.699 3.138 324 323 945 1.907 166 294 465 4.987 1.702 143 1.318 3.821 238 133 359 127 10 7 5 202 25 2 37 105 22 237 112 893 187 23 44 1.089 298 231 336 469 171 134 611 449 86 94 221 634 27 82 132 2.401 2.334 862 189 945 355 31 135 4.453 1.295 599 580 4.818 875 1.759 2.713 8.277 3.451 548 2.530 1.267 1.954 1.986 13.846 70 15 31 71 1 101 185 845 87 1 1 67 68 148 50 1 471 573 1.291 614 6 8 3 1.428 591 623 707 4.686 247 370 739 3.806 1.398 95 1.246 4.003 249 245 864 156 2 5 7 7.757 2.816 1.155 956 1.755 520 3.212 2.337 15.173 7.023 380 372 34.594 4.307 1.120 689 532 1

Tras los y las pioneras se han sucedido las reagrupaciones familiares con la ayuda de los visados de turismo, las cuotas o contingentes anuales, y la propia normativa aplicable de la reagrupacin familiar (restringida a la concepcin de la familia nuclear). Cabe mencionar que, al menos hasta la puesta en funcionamiento efectiva de los acuerdos bilaterales de migracin, las nuevas entradas se han estado sustentando de paisanos y familiares de los mismos lugares de origen dentro de cada pas. As, hallamos concentraciones de poblacin oriunda de una misma ciudad o regin de Per o Colombia en determinadas ciudades y zonas de Espaa, existiendo amplias redes sociales de parentela y paisanaje. A modo de ejemplo, en Andaluca residen legalmente en el 2001, tan slo 1.068 peruanos, de los cuales, ms de la mitad lo hace en la provincia de Sevilla, mientras que entre los 7.757 ecuatorianos residentes en esa Comunidad en ese mismo ao, casi la mitad se encuentra en Almera, y para los 4.453 colombianos la primera provincia de residencia es Mlaga.Cuba Ecuador Mxico 5.173 445 100 146 72 148 161 107 24 1.185 297 54 202 1.635 41 66 237 23 3 6 Per 33.758 1.068 370 83 319 592 243 387 481 12.374 805 78 346 15.985 80 221 285 41 Rep. Dominicana Uruguay Venezuela 29.314 854 663 576 428 821 368 761 1.246 8.272 672 126 877 12.502 151 473 439 77 3 5 4.754 269 89 63 219 421 27 62 58 1.749 361 10 505 759 47 21 57 36 1 9.067 557 136 213 106 2.707 146 91 232 1.175 440 35 1.102 1.642 51 68 292 64 3 6 1

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Fuente: DGEI (2002) 27

Latinoamericanos en Espaa. Iglesias e integracin social

NFASIS SOCIOLGICO

La migracin familiar en cadena, que ha mostrado a menudo en sus principios tendencias al jale de parientes del mismo sexo, por los condicionantes de los enclaves laborales en que se insertan (por ejemplo, el servicio domstico), ha devenido sin embargo en el tiempo en una mayor equiparacin por sexos de los porcentajes de residentes. De forma ilustrativa, la inmigracin dominicana que comenz siendo notablemente femenina y con signos manifiestos hacia la perpetuacin de su feminizacin, ha pasado a estar ms compensada a lo largo de los aos, debido a que las mujeres han ido modificando sus estrategias familiares de reagrupacin y formacin familiar al ir considerando este pas como lugar de asentamiento.Tabla 3. Porcentaje de feminizacin de las principales nacionalidades latinoamericanas en Espaa, comparando 1996 con el ao 2001.

Nacionalidades TOTAL Iberoamrica Argentina Per Rep. DominicanaFuente: DGEI (1997 y 2002)

1996 61,9 49,8 62,2 75,7

2001 57,6 49,58 59,63 70,72

Adems de la llegada de esposos y esposas y otros parientes en edad de trabajar, las diferentes vas utilizadas para la reagrupacin familiar han permitido aumentar el nmero de nacionales latinoamericanos menores de edad, jvenes estudiantes, amas de casa, discapacitados y enfermos, y mayores de 60 aos, lo cual matiza la imagen predominante del inmigrante como persona orientada de forma inmediata al mercado de trabajo. Todava el nmero de miembros dependientes es pequeo relativamente, pero cabe esperar que aumente conforme los primeros modifiquen sus proyectos migratorios ini-

cialmente concebidos para el corto plazo hacia proyectos a largo plazo o permanentes. Y es que, no slo son las oportunidades de empleo las que atraen a los inmigrados, sino que tambin las mejores condiciones de vida generales, los servicios educativos, mdicos, de agua y luz, la seguridad y la planificacin ciudadanas, etctera, ayudan a decidirse por el nuevo lugar de trabajo como el lugar donde asentarse y compartir con los seres queridos las todava sobrevivientes facilidades del Estado del bienestar espaol. El incremento y variacin del nmero de miembros en los hogares inmigrantes no est sujeto nicamente a los procesos de reagrupacin familiar sino adems a la formacin de nuevas familias tras la emigracin. Esta formacin presenta diferentes modalidades en la poblacin latinoamericana. De forma ms comn se constituyen parejas de connacionales, aunque por lo que sabemos no es nada desdeable el nmero de matrimonios constituidos por latinoamericanos de diferentes nacionalidades, y los que se celebran entre latinoamericanos y nacionales de pases europeos, muy especialmente espaoles. La siguiente tabla nos presenta cifras de los matrimonios acaecidos en 1999 dentro de territorio espaol, quedando ausentes los matrimonios realizados en el extranjero. Tampoco se refleja el sin duda mayor nmero de uniones libres. Un problema aadido de la tabla, es que desconocemos el porcentaje de contrayentes nacionalizados espaoles que celebran nupcias con nuevos inmigrantes latinoamericanos.

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Tabla 4. Matrimonios en los que al menos uno de los cnyuges es extranjero, segn continente de la mujer por continente del varn (1999)

MujerTotal Total 11.259 Espaa 4.924 Otros EEE 1.338 Resto Europa 721 frica 881 Iberoamrica 2.990 Amrica Norte 153 Asia 228 Fuente: DGEI (2002) Espaa 5.137 886 578 689 2.701 119 145 Otros EEE 2.635 2.128 340 37 27 80 9 10

VarnResto Europa 441 327 13 86 3 10 1 1 frica 1.342 1.123 43 11 149 9 4 3 Iberoamrica 1.117 893 31 6 2 184 1 Norte Amrica 265 231 9 1 2 3 17 2 Asia 293 198 14 2 8 3 1 67

diversas condiciones y procedencias. As, cuentan en su haber con informes sobre los trabajadores extranjeros en la construccin, en la hostelera, y en el servicio domstico. En relacin a este ltimo sector, su estudio del 2001 nos proporciona una amplia imagen de la inmigracin latinoamericana inserta en ese rgimen laboral que tiene un importante peso para el colectivo.Tabla 5. Trabajadores extranjeros en alta laboral en la seguridad social, segn continente y nacionalidad por rgimen de seguridad social, a 11-1-2002

Rgimen de Seguridad Social Nacionalidades Iberoamrica Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Dominica Ecuador El Salvador Guatemala Honduras Mxico Nicaragua Panam Paraguay Per Rep. Dominicana Uruguay Venezuela Otros IberoamricaFuente: DGEI (2002)

Total 176.921 10.299 1.948 4.738 3.801 27.417 139 11.344 366 68.476 512 177 754 2.203 289 178 352 23.170 13.477 2.532 3.980 771

Rgimen general 119.205 7.650 1.293 3.293 2.951 19.621 113 9.709 199 42.751 347 102 552 1.677 190 136 239 15.254 7.579 2.043 3.046 460

R. E. Trab. Autnomos 9.115 2.135 101 659 407 1.322 14 881 16 582 27 22 18 382 29 21 34 976 547 338 555 49

R. E. Agrario 14.299 134 115 78 39 1.179 3 227 3 11.920 2 4 8 18 6 2 5 265 176 27 75 13

R. E. Emp. Hogar 34.027 364 437 706 394 5.284 8 476 148 13.205 136 49 173 126 64 19 74 6.531 5.173 117 296 247

Con todo, la primera y principal fuente de incrementos en el nmero de miembros en los hogares inmigrantes se debe al nacimiento de hijos en Espaa. Careciendo de datos especficos sobre los hijos nacidos de mujeres latinoamericanas, al menos sabemos que en algunas provincias el porcentaje de nacidos de madre extranjera (cualquier nacionalidad) se acerca e incluso en ocasiones supera el 10% de todos los nacidos en el ao en cmputo, en concreto en 1999. Estas provincias y regiones son Baleares, Catalua y Madrid. Las ciudades africanas de Ceuta y sobre todo Melilla, por razones conocidas, presentan porcentajes de nacimientos de madres extranjeras mucho ms elevados. Los datos estadsticos oficiales nos ofrecen poca informacin adicional sobre las caractersticas socio-demogrficas de los residentes latinoamericanos. Para obtener ms detalles sobre los niveles educativos alcanzados por los adultos y el nivel socioeconmico as como la ocupacin antes de emigrar entre otras cuestiones debemos aproximarnos a los estudios a tal fin realizados. Por ejemplo, el Colectivo IO ha llevado a cabo en los ltimos diez aos una gran variedad de estudios en base a encuestas y entrevistas en profundidad a inmigrantes de las ms

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Los datos contenidos en el mencionado estudio del colectivo IO (2001) se refieren a una encuesta realizada entre 1999 y 2000 a trabajadoras del hogar de varias nacionalidades incluida la espaola tres nacionalidades latinoamericanas: Ecuador, Repblica Dominicana y Per; y nacionales de Marruecos y Filipinas. Como se comprueba en la tabla anterior, el servicio domstico representa una proporcin bastante elevada de la poblacin de estas tres nacionalidades latinoamericanas junto con la colombiana en alta en la seguridad social en esas mismas fechas. No debe sorprendernos que consecuentemente estas sean nacionalidades feminizadas, en las que las mujeres tienen escasas alternativas laborales excepto la del trabajo domstico en casa ajena. Sin embargo, segn se desprende de los datos aportados por el trabajo del Colectivo IO, el origen social, el nivel de estudios, el estado civil y nmero de hijos, etctera, vara de forma importante entre las nacionalidades consideradas.Tabla 6. Latinoamericanas empleadas de hogar en Espaa, segn ocupacin de la familia de origen (2000)

Grfico 1. Latinoamericanas empleadas de hogar en Espaa, segn origen rural en relacin con el peso del mundo rural en la sociedad de origen (2000)

Espaa Marruecos Ecuador Filipinas Rep. Dominicana Per 0 Inmigrantes Sociedad de origen 10 20 30 40 50 60

Ocupacin de la familia de origen Agricultura Construccin Servicios Industria No contesta Cuenta propia Asalariado

NacionalidadesEspaa Marruecos Filipinas Rep. Dominicana Ecuador Per

22,2 16,2 35,7 18,6 7,3 29,4 63,2

25,2 11 52,7 12,2 1,5 42,8 55,7

43,1 7,2 34,6 9,2 5,9 54,2 39,9

66,4 3,9 21 4,6 1,3 77,6 21

28,4 9,2 53,2 10,2 0,7 61,2 37,9

22 5,2 50 13,2 2 42,7 55,3

Fuente: Encuesta IO a trabajadores de servicio domstico 2000

El origen social de las inmigrantes latinoamericanas en el servicio domstico espaol es muy variable segn se demuestra en la tabla 6. Mientras entre las peruanas y ecuatorianas hallamos una minora cuyas familias se dedicaban a la agricultura antes de emigrar, las dominicanas provienen en mucha mayor medida del campo. De hecho, la poblacin rural dominicana en Espaa est sobrerrepresentada, como se demuestra en el grfico 1, en contraposicin a las peruanas y ecuatorianas que provienen mayormente de otros estratos sociales no campesinos. Por ello no debe extraar que el nivel de estudios alcanzados sea tan desigual segn este origen rural o urbano. Las dominicanas mayormente presentan estudios primarios o secundarios acabados. Las ecuatorianas tienen repartidos sus efectivos igualmente entre los estudios secundarios y los primarios, y las peruanas despuntan hacia una mayora de licenciadas.

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Tabla 7. Latinoamericanas empleadas de hogar en Espaa, segn nivel de estudios alcanzado (2000)

Sobre la integracin socialEl concepto de integracin social y su aplicacin respecto a la poblacin residente extranjera no comunitaria vienen siendo muy discutidos en Espaa desde inicios de los aos noventa. Es el concepto preferido para algunos autores y tradiciones europeas, mientras que otros prefieren utilizar trminos como los de asimilacin, acomodacin, insercin etctera, para referirse poco ms o menos a los mismos procesos aunque con variadas connotaciones. No es ste el lugar para hacer disquisiciones sobre el concepto y discutir la vasta literatura que lo analiza. Para ello cabe dirigirse a otros ensayos, algunos citados en la bibliografa5. En el presente trabajo la integracin social es entendida como un proceso por el cual idealmente los diferentes actores sociales (independientemente de su origen) interactan y cohesionan en el entorno, social, poltico, econmico y cultural, en el que viven. La integracin social desde esta perspectiva est muy cerca de considerarse una utopa social puesto que la interaccin en posicin de igualdad y la cohesin slo se consiguen en la medida que todos los participantes estn dispuestos a perder parte de su bagaje y privilegios en el pacto, lo cual es altamente improbable en el caso de la poblacin autctona que percibe la inmigracin como una invasin de su espacio social y fsico. Por reaccin, parte de la poblacin inmigrada se reafirma en su identidad previa a la emigracin incluso reconstruye una identidad ms frreamente basada en la idea de un origen tnico, como sucede entre muchos hijos y nietos de inmigrados musulmanes en Europa con el propsito de protegerse de la exclusin a la que es objeto. Ms comnmente la integracin supone el esfuerzo del recin llegado, que se encuentra en peores condiciones sociales y econmicas, por acercarse a la sociedad receptora y no a la inversa,

Nivel de estudios Ninguno Primarios Secundarios Superiores

Nacionalidades Espaa Marruecos Filipinas Rep. Dominicana Ecuador Per 4,4 49,6 30,3 15,7 18,4 41,2 29,4 11 0,6 12,4 41,9 45 0,6 41,9 40,6 17 0 7,1 52,9 40 0 5,8 31,1 63,2

Fuente: Encuesta IO a trabajadores de servicio domstico 2000

Los porcentajes de casadas y solteras o divorciadas, viudas y separadas, varan asimismo entre nacionalidades. Un 50% de las peruanas estaba soltera en el momento de la entrevista frente a tan slo un 36% de ecuatorianas y dominicanas en tal situacin. En cuanto al nmero de hijos, vemos en la tabla 8 que existe una importante cantidad de madres solteras, especialmente entre las dominicanas, ya que slo el 20% manifiesta no tener ningn hijo, cuando el 36% aleg antes no estar casada. Aparte de este dato, se observa que el nmero de hijos es ms elevado entre las dominicanas, se encuentra alrededor de dos en las peruanas y tendente al uno en las ecuatorianas, probablemente debido al hecho de la edad ms que a patrones diferentes de fecundidad, ya que las ecuatorianas son por media ms jvenes que las peruanas residentes en Espaa.Tabla 8. Latinoamericanas empleadas de hogar en Espaa, segn nmero de hijos (2000)

Nivel de hijos Ninguno Uno Dos Tres Cuatro Cinco o ms

Nacionalidades Espaa Marruecos Filipinas Rep. Dominicana Ecuador Per 50 14,1 21,4 9,4 3,4 1,8 60,3 15,4 9,6 6,6 2,9 5,1 44,8 18,4 13,5 12,3 6,1 4,9 19,9 18,7 17,5 25,3 12 6,6 34,2 32,3 16,1 11 4,5 1,9 44 17,8 23 12 0,5 2,6

Fuente: Encuesta IO a trabajadores de servicio domstico 2000

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despojndose de aquellos elementos que no son bien recibidos. Los poderes pblicos preocupados por el efecto de la exacerbacin de las desigualdades actan tambin en el mbito de la integracin facilitando instrumentos legales y econmicos, como son el acceso a bienes y servicios. Con todo, parece entenderse que los factores determinantes en el xito de tal empresa estn mayormente relacionados con la disposicin o similitud cultural por parte del inmigrante, de tal suerte que, aquellos concebidos como ms diferentes por su religin, lengua, costumbres, vestimenta aparecen como sujetos de difcil integracin. De esta concepcin se nutren las polticas de inmigracin ms recientes que intentar sustituir la contratacin de trabajadores africanos por latinoamericanos y europeos del Este en territorio espaol. Tal y como reza el artculo de Izquierdo et alii (2002) la inmigracin latinoamericana en Espaa disfruta de relativa ventaja al convertirse en los preferidos del siglo XXI. Ya vimos anteriormente al hablar del contexto de la nueva inmigracin que los nacionales de estos pases conservan un tratamiento preferencial en materia de extranjera y naturalizacin en base a acuerdos bilaterales y de reciprocidad que se han establecido a raz de experiencias histricas comunes, como por ejemplo, la emigracin de espaoles hacia aquellas tierras. Dichos acuerdos pronuncian con frecuencia frases solemnes en recordatorio de un pasado vinculante y un presente en el que Espaa sigue jugando la carta de buen hermano interlocutor de los pases latinoamericanos ante Europa y el resto del Mundo. La lengua y la religin son elementos esenciales en la definicin de esa bagaje comn. No obstante, estos enunciados olvidan la variedad de lenguas, culturas, iglesias y religiones, incluso de formas de entender y expresar el fervor religioso entre los considerados catlicos, que marcan diferencias sustanciales en los pueblos latinos.

La exaltacin de la similitud de lo espaol con lo latinoamericano viene acompaada de una posicin ideolgica dominante donde lo hispano (ibrico en su origen) se instala en la cspide de la pirmide social y los sustratos indgenas aztecas, mayas, quechuas, etc. ocupan las bases, que soportan el peso del sistema de relaciones tnicas que gobierna an hoy las sociedades latinoamericanas. En medio de este sistema tnico jerrquico abunda la poblacin que ms ha crecido desde la ocupacin europea de los territorios americanos, la mestiza y mulata fruto de la mezcla de europeos, indgenas y africanos, y algunas minoras asiticas que crecen tambin de manera sostenida en el continente americano. Para esta poblacin mayoritariamente mestiza la situacin es desconcertante puesto que, a pesar de ideolgicamente sentirse ms cercana a las lites occidentales, el sustrato indgena manifiesto en costumbres, rasgos fenotpicos, y otros, marca diferencias sociales que el sistema escolar con la promesa de la movilidad social de los ilustrados no logra borrar. Como resultante, la poblacin latinoamericana mestiza as como la indgena que sale crecientemente de su lugar de origen a buscarse nuevos horizontes en Amrica del Norte y Europa, lo hace desde posiciones de inferioridad no tan solo por poseer un bajo poder adquisitivo sino por pertenecer a grupos sociales discriminados que viven en una constante esquizofrenia entre el querer ser y el no reconocerse. En Espaa, el latinoamericano es recibido como un hermano pero al que se considera menos afortunado. Juliano (1994) nos recuerda los derroteros histricos de la construccin del indiano, segn la cual quien volva de Amrica lo haca extranjerizado, transubstanciado en otra cosa conceptualizada negativamente. Hoy por hoy, existen tres mbitos de inclusin-exclusin: el legal, que se apoya en el derecho de sangre y brinda ciertas posibilidades a los latinoa-

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mericanos de obtener la ciudadana; el cultural, marcado por semejanzas que facilitan la integracin; y el social, donde se establecen los lmites de pertenencia. De ellos, las estructuras sociales son ms significativas y persistentes que los contenidos culturales a efectos de disear los lmites tnicos. Los aspectos sobre los que se sustenta el anlisis de la integracin social de los inmigrados son varios, aunque fundamentalmente los estudios realizados hasta la fecha se centran en el empleo, la vivienda, la familia, la salud, y en menor medida, las relaciones sociales, y la participacin ciudadana. En estos estudios, comnmente se destaca la dificultad con la que se encuentran muchos latinoamericanos para conseguir condiciones de vida similares a las que gozan la mayor parte de los autctonos. Entre estas condiciones destacan: la insercin laboral, sus condiciones, y las posibilidades de promocin (Anguiano 2002, Escriv 1999); las condiciones de la vivienda (Labrador y Merino, 2002); las limitaciones a la reagrupacin y la formacin familiar; los problemas de salud fsica y psquica relacionados con la nueva dedicacin laboral y las presiones sociales y culturales; el asociacionismo inmigrante, las relaciones sociales en el ocio; o la participacin en sindicatos y actividades de tinte poltico. Es evidente que el estudio del impacto de la emigracin en las creencias y prcticas culturales y religiosas de los inmigrados y de las sociedades implicadas a ambos lados despierta mucho menor inters acadmico. La mayor parte de la literatura cientfica existente en estas reas est referida a colectivos africanos y asiticos, por cuanto despiertan mayor perplejidad a la vez que temor, ya que se parte de la asuncin de que las distancias culturales entre estos colectivos y el autctono, el espaol, son muy grandes. Los latinoamericanos en Espaa, en cambio, siguen despertando en este sentido poco inters investigador. No obstante, algunos estudios como el que yo misma realic entre 1995 y 1999, muestran

detalles de las diversas interacciones, interdependencias y transvases que se producen entre los latinoamericanos (peruanos, en mi estudio) que residen entre nosotros y los autctonos, a travs de su acercamiento a las instituciones religiosas.

El papel de la Iglesia Catlica y otras religionesLa Iglesia Catlica lleva desempeando desde hace mucho un papel principal en lo que llamaramos la acogida de personas desplazadas y extranjeras con evidentes carencias materiales. Desde la experiencia parroquial de atencin a personas necesitadas, organizaciones como Critas desarrollan en muchos pases, y ms recientemente en Espaa desde finales de los aos ochenta y principios de los noventa, acciones y programas destinados a mejorar las condiciones de vida de los inmigrados, a la vez que a informar6 y concienciar a la sociedad de la problemtica que viven los sujetos que se desplazan motivados por imperiosas necesidades econmicas y/o turbulencias polticas. No obstante, Critas, como muchas otras organizaciones que surgen de determinadas orientaciones polticas, culturales, o religiosas, trabajan ms comnmente para y por colectivos con los que tienen afinidades o simpata. En mi primera experiencia personal con esta organizacin en una delegacin perifrica valenciana, en el ao 1991, pude comprobar que en el caso de los inmigrados de origen norteafricano los nicos extranjeros pobres que se hallaban por aquella fecha, apenas se establecan contactos entre las poblaciones nativas e inmigradas ms all de los necesarios para solicitar y recibir donativos e informaciones concretas. La dificultad para

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establecer dilogos interculturales entre ambos penda no slo de las barreras idiomticas sino adems del desconocimiento y temor ante el otro, imaginado como la anttesis de la verdad y de lo propio: desde la asuncin ampliamente difundida de que ser musulmn es lo opuesto a ser cristiano y a la inversa. He aqu un reencuentro entre religiones cuyas histricas divergencias y disputas han sido resueltas tradicionalmente por la separacin fsica de las comunidades de creyentes. En la actualidad, la inmigracin musulmana en Europa conlleva de nuevo el reto de la convivencia de una sociedad plural, pacfica y cohesionada. Lejos de ser esta desconfianza y temor ante el musulmn una apreciacin particular de grupos catlicos practicantes y cercanos a instituciones como Critas, el resto de la sociedad que se dice catlica en su mayora, pero que se mueve por otro tipo de pasiones e intereses en la vida, comparte este mismo sentimiento anti-islmico y xenfobo de raz histrica. En tan crtica situacin, aparecen en escena grupos de inmigrados latinoamericanos que dan un tinte nuevo a la expresin de las relaciones tnicas en Espaa. Estaban aqu ya desde la dcada de los ochenta, pero no es hasta mediados de los noventa, sobre todo, con la expansin demogrfica y geogrfica de las nuevas entradas de ecuatorianos y colombianos, que su presencia se evidencia en todas partes adems de las grandes capitales. La reaccin de muchos grupos que antes trabajaban con y para los recin llegados musulmanes es la de desviar sus recursos a la atencin de poblacin con la que pueden esperarse mayores afinidades, y por ende, mayores posibilidades de xito, entre otros, de abrir dilogos de fe e intercambios espirituales. As, la oficina de Critas que yo conoca dej de recibir mayoritariamente residentes marroques y argelinos para incorporar a los latinoamericanos, en sus actividades benficas, pero tambin en sus vigilias. El clero catlico femenino tiene una especial vinculacin con

las vidas de muchas latinoamericanas que han ido llegando a Espaa para insertarse con o sin preaviso como empleadas domsticas en las casas de familias con hijos y de ancianos. Un estudio europeo sobre la vinculacin de determinadas rdenes religiosas con las recientes migraciones internacionales, comprueba que monjas espaolas, francesas e italianas, se cuentan como las promotoras de verdaderas cadenas migratorias femeninas al haber colocado, de forma pionera, a mujeres del Tercer Mundo a servir en casa de los del primero, quienes posteriormente han ido trayendo a sus familiares. Los vnculos que estas Hermanas mantienen con sus distintas casas en Latinoamrica, en las que no pocas de ellas han transcurrido parte de su servicio, les permiten conocer y aproximarse con acierto a las necesidades e idiosincrasia de las latinoamericanas catlicas. Los varios papeles y funciones que las Hermanas Religiosas cumplen en sus relaciones con la poblacin inmigrada que acude a sus locales deben ser comentados, porque nos presentan un mundo complejo de intereses y de maneras distintas de vivir la experiencia del catolicismo. Por un lado, las Hermanas cumplen con el objetivo de servicio a la comunidad que se entiende debe procurar cualquier orden religiosa. Pero la comunidad es grande, variada y las cuestiones sobre las que trabajar, muchas. Ellas se han especializado en la resolucin de los aspectos de la vida domstica y muchas desconocen, incluso rehsan, cualquier interferencia en los aspectos pblicos relacionados con la inmigracin, como los reclamos legales o la participacin social y poltica. No obstante, es cierto que frecuentemente median en la resolucin de los conflictos que se producen en las casas donde las chicas trabajan y tienen voz en el establecimiento de las condiciones laborales que se estipulan a falta de contrato escrito. Sus servicios de atencin y colocacin de empleadas doms-

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ticas son especialmente interesantes para las familias catlicas que los requieren con las garantas de una intermediacin tica, pero adems, evidentemente, son esenciales para las inmigradas catlicas que confan en la piedad y perseverancia de las religiosas en la resolucin de sus problemas, principalmente de subsistencia fsica, pero tambin psquica y espiritual, a diferencia de otras agencias de colocacin. Hemos de considerar que la emigracin suele repercutir agudamente en el equilibrio psquico y emocional de los individuos involucrados, sobre todo en aquellos que estn ms desprotegidos del entorno por la ausencia de familiares y de una comunidad. Los ajustes fsicos y culturales a los que los inmigrantes se exponen en el transcurso de la primera etapa de su incorporacin a la nueva sociedad, como, adaptarse a nuevas costumbres culinarias, a trabajos para los que no estaban acostumbrados, al clima, a maneras diferentes de ver y tratar la enfermedad, a situaciones de aislamiento o hacinamiento, a la persecucin policial o las trabas legales en el caso de estar indocumentados, etc., hacen mella en los individuos y se expresan de diversas formas. En nuestro estudio se observa que en las mujeres ms que en los hombres estos sentimientos afloran en forma de depresiones, sentimientos de impotencia, autoagresiones, trastornos alimenticios. Los hombres que no logran superar el estrs, sin embargo, tienden ms a externalizar sus problemas con el consumo de alcohol y otras sustancias, generacin de violencia, alta demanda de servicios sexuales, incluso otros estudios hablan de crimen y delincuencia. En este sentido, las organizaciones culturales y religiosas, algunas formadas principalmente por nativos, otras mayormente por poblacin inmigrada, funcionan como reguladores de la conducta individual y referentes ticos para sus acciones y aspiraciones. Entre estas organizaciones se encuentran, por lo que yo conozco

en el caso peruano, las Hermandades del Seor de los Milagros y de otros Santos de la devocin popular. Las caractersticas y funciones de estas Hermandades en la emigracin estn recogidas en diversos trabajos como los de Paerregaard (2001) y Merino (2002). Para el primer autor, estas Hermandades estn creadas a iniciativa de los propios migrantes sin prcticamente intervencin de las iglesias tanto en Per como en Espaa. Su formacin y expresin responde a experiencias de discriminacin y exclusin en los nuevos lugares de residencia. Pero a su vez, estas manifestaciones religiosas reproducen las divisiones existentes entre las Hermandades en Per, en base a las relaciones sociales de desigualdad y dominacin que all perviven. Las Hermanas Religiosas, adems, sirven de vnculo de unin e intercambio entre las latinoamericanas y otras personas nativas, principalmente mujeres, que se hallan muy cercanas a estas rdenes. Esta labor la realizan desde su funcin de educadoras y administradoras en los colegios primarios, secundarios, y residencias universitarias, y mediante la organizacin peridica de reuniones ldicas y espirituales con chicas jvenes o con seoras mayores, principalmente. Los fines de semana son por norma el momento en que tienen lugar estas interacciones a travs de la organizacin de excursiones y de fiestas y actividades en los propios locales de la casa. En estas ocasiones las relaciones extra-laborales que se establecen son posibles porque coinciden mujeres mayores que viven generalmente solas y que buscan en el convento un lugar de reunin, y chicas latinoamericanas empleadas de hogar que buscan tambin compaa y posibilidades de encuentro con la sociedad anfitriona. Con todo, y a pesar del importante papel facilitador de la Iglesia Catlica en su relacin con la poblacin latinoamericana recin llegada, la falta de compromiso social de las

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Hermanas en las causas que las inmigradas defienden por ejemplo, en la defensa de condiciones ms justas de trabajo en casa ajena, o de otras oportunidades laborales fuera del servicio domstico y su distanciamiento ideolgico de las mujeres ms jvenes, que son quienes generalmente ms apoyo necesitan, determina que las inmigradas terminen separndose de la congregacin cuando consiguen condiciones laborales y de vida ms estables, muy frecuentemente cuando la familia de la inmigrada se reagrupa. Uno de los argumentos para justificar el progresivo distanciamiento de las actividades y servicios de las Hermanas, aducido por las ms jvenes y solteras, es que, aparte del estricto control sobre sus vidas que sentan cuando residan con ellas, notaban que las Hermanas, a cambio, esperaban que alguna de ellas se ordenase. La falta de compromiso humano y social de muchas parroquias y rdenes, la ausencia de modelos de vida atractivos o alternativos entre los grupos catlicos, y la incapacidad o indiferencia del clero autctono para atraer a nuevos inmigrados, genera espacios abiertos a la expansin de las iglesias evanglicas y pentecostales. Cabe decir que, la relacin no se agota con el protestantismo cristiano. Tenemos constancia del acercamiento de latinoamericanos a la ortodoxia a travs de parejas y conocidos de las iglesias de Europa del Este, que tambin proliferan en Espaa. Las relaciones sentimentales de las latinoamericanas con hombres musulmanes, por el contrario, no suelen acarrear el acercamiento de estas mujeres hacia las creencias y costumbres islmicas, porque en ello no perciben ventajas, segn hemos observado. Mas bien, la existencia de experiencias anteriores con las iglesias protestantes en el lugar de origen parece estar determinando en buena medida el mayor grado de acercamiento hacia estas iglesias de los latinoamericanos en Espaa, como continuacin de prcticas

religiosas que vinculan las vivencias pre y post-migratorias y los varios espacios geogrficos. A mi modo de ver, estn teniendo lugar diversos procesos respecto a la relacin entre las iglesias y la inmigracin latinoamericana en Espaa. Por un lado, su integracin en los grupos catlicos est permitiendo una revitalizacin de algunas rdenes y congregaciones, as como el surgimiento de grupos de catlicos carismticos, al aportar nuevos miembros entusiastas e inyectar dosis de juventud a la envejecida feligresa autctona. Sin embargo, las manifestaciones pblicas de esta incorporacin son limitadas y pueden permanecer reprimidas, si se teme que compitan con la decadente religiosidad catlica popular autctona que se manifiesta ritualmente de forma ms ldica que devota. Por otro lado, se estn generando nuevos y vigorosos espacios para la fe y la reflexin dentro del cristianismo no catlico, que encuentra entre la poblacin latinoamericana inmigrada una alta receptividad, dado que surgen deserciones de las filas de catlicos, decepcionados por la baja, o falsa, religiosidad de la Madre Patria, y adems, existen antecedentes de contactos en el lugar de origen. El choque cultural y la iniciacin de procesos psicopatolgicos, producto de la confrontacin con una nueva realidad vital, de los que hablbamos anteriormente, son asimismo el motivo para algunos de su aproximacin hacia otras congregaciones. Pero sobre todo, los estudios inciden en observar que la relajacin del control social y la descontextualizacin de las relaciones y tradiciones culturales tras la emigracin, permiten que la afiliacin religiosa se convierta en una opcin personal, pudiendo tener lugar cambios importantes en las orientaciones y prcticas religiosas individuales.

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Lneas futuras de investigacin y reflexinTras lo expuesto queda mucho por conocer y reflexionar sobre los mltiples aspectos de la relacin entre las iglesias cristianas en Espaa y la nueva inmigracin latinoamericana. Este texto se centra en las conexiones entre las iglesias y los procesos de integracin social en la sociedad receptora, en este caso analizando las experiencias de las congregaciones de monjas catlicas que ofrecen servicios de colocacin a domsticas. Sin embargo, estn abiertos los caminos para la profundizacin en esta vasta temtica, en aspectos tales como el de los cambios en las afiliaciones y manifestaciones religiosas de los emigrantes, las transformaciones que acontecen en el panorama religioso-institucional del lugar que recibe nuevos creyentes, las estrategias que utilizan las distintas congregaciones para incentivar la conversin y adhesin a sus parroquias, y un largo etctera. Como cientfica social, debo hacer adems mencin a los contextos sociales en torno a los que se producen los movimientos migratorios. No olvidemos que se vive cada vez ms en sociedades polarizadas pero enormemente dependientes y conectadas. Ello nos traslada a hablar de la transnacionalidad en la que viven insertos los individuos e instituciones. En la introduccin a esta ponencia habl de la vida transnacional dando algunos ejemplos de su aplicacin a los casos concretos que he ido encontrando en mis estudios. La religin es un elemento ms presente en este transnacionalismo. Fundamentalmente visible en la labor de lderes religiosos que se mueven a travs de espacios geogrficos diversos, este intercambio material pero tambin ideolgico entre el lugar o lugares de origen y el nuevo lugar o lugares de residencia aplica a las prcticas de muchos creyentes que piensan y actan en funcin de condicionantes existentes en diferentes localizaciones geogrficas. La literatura

de investigacin anglosajona remite, por ejemplo, a celebraciones religiosas que tienen lugar paralela o sucesivamente en las comunidades emigradas y en las comunidades de origen, las cuales se graban en vdeo y se intercambian, impactando de diversas maneras en las vidas de los sujetos que estn fsicamente separados. Siendo as que quienes emigran viven conectados en mayor o menor medida a lo que acontece en sus lugares de origen, donde dejan familiares, pertenencias, y relaciones de amistad y obligaciones, debemos considerar que la adaptacin de sus prcticas religiosas al nuevo entorno viene mediada por aquella realidad, que es recreada y reconstruida segn la nueva experiencia que se adquiere. Pero adems esta adaptacin influye y modifica patrones en los lugares de origen a travs de la informacin y otros recursos que se envan o difunden, y que estn cargados del prestigio adquirido por el emigrante en trminos simblicos y econmicos. De ah que se compruebe que muchos de los ms fervientes seguidores de determinadas congregaciones sean individuos que han tenido una experiencia religiosa internacional que les imbuye de autoridad para difundir sus predicamentos. En este sentido, puede ser interesante conocer con mayor profundidad qu factores en el lugar de origen y en el contexto de la migracin determinan el mayor o menor acercamiento a las iglesias catlicas y no catlicas en el nuevo lugar de residencia, considerando el proceso en todas sus dimensiones. A pesar de lo poco estudiada que est la temtica en nuestro mbito, los discursos sobre la integracin social otorgan un papel principal a la orientacin religiosa. Hasta en el discurso poltico aparece el catolicismo latinoamericano como factor ventajoso en los procesos de su integracin social en Espaa, en contraposicin a las dificultades que, se dice, presenta la llegada de individuos de religin musulmana u otras no cristianas. No obstante,

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ni el catolicismo latinoamericano, diverso como la misma Latinoamrica, es identificable totalmente con el catolicismo espaol, ni todos los latinoamericanos son catlicos o lo seguirn siendo tras la emigracin. Sin olvidar que, tampoco Espaa puede considerarse ya un pas de catlicos practicantes, puesto que la secularizacin y la penetracin de otras religiones e iglesias cristianas es evidente. Por tanto, qu puede esperarse que ocurra con la integracin social de los latinoamericanos en el mbito religioso? Una mayoritaria secularizacin o un reforzamiento de la afiliacin religiosa, bien con el catolicismo o bien con el protestantismo cristiano? Conllevar este reforzamiento una bsqueda de alianzas con los sectores de creyentes de la sociedad autctona o, por el contrario, se formarn comunidades cristianas tnicamente homogneas y separadas de la lnea oficial tanto del catolicismo como del protestantismo? Adems hay que tener en el horizonte que, as como la integracin social es un proceso largo que ve sus frutos, sobre todo, en las subsiguientes generaciones de hijos y nietos de antiguos inmigrantes nacidos ya en el nuevo pas de instalacin, lo que suceda hoy en el mbito religioso puede ser sustancialmente diferente de los comportamientos que se manifiesten en los que siguen. Por ltimo, aunque no menos importante entre los aspectos materiales de la existencia, es el papel de las iglesias en la mejora de las condiciones de vida de los inmigrados, quienes a menudo buscan ayudas econmicas en ellas. Las iglesias cuentan con una larga tradicin de ayuda en la subsistencia de las poblaciones ms desfavorecidas, a travs de las histricamente establecidas prcticas de caridad. Pero el proceso de integracin lleva a un paso ms, es decir, a dotar a los individuos de instrumentos con los que poder valerse para no tener que depender de los vaivenes de la caridad y adquirir niveles de vida semejantes a los de los dems ciudadanos. Esta direccin est mucho menos

desarrollada en las parroquias catlicas de nuestra geografa, puesto que escasean los recursos de todo tipo. Adems, los esfuerzos, si es que existen, se dirigen en mucha mayor medida hacia el alimento espiritual que al alimento fsico. A pesar de todo, vemos que la iglesia catlica recoge un importante porcentaje de los ingresos del erario pblico y que parte de l es destinado a la accin social. Muchas organizaciones con carcter catlico, si no impulsadas directamente por la accin de determinadas rdenes, consiguen financiamiento y ejecutan proyectos en beneficio de los inmigrados. En ocasiones, algunas parroquias se han convertido en refugio o lugares de encierro e impunidad para el reclamo de extranjeros indocumentados, convirtindose as en actores polticos de intermediacin con las autoridades civiles. Tambin desde parroquias comprometidas se han impulsado campaas de informacin y formacin como modo de llegar a los inmigrados y establecer vnculos con la sociedad receptora. Por medio de todas estas actividades, las iglesias se convierten en verdaderos agentes sociales de la inmigracin en Espaa. Consecuentemente, parece fundamental que en este pas de nueva inmigracin se profundice y conozca ms lo que est sucediendo en torno al fenmeno cultural y religioso que viene aparejado a los procesos de inmigracin latinoamericana. Profundizar y conocer qu papel estn jugando y podrn jugar las iglesias catlicas, protestantes, ortodoxas, en el apoyo material y espiritual de las nuevas poblaciones, sin perder de vista que el objetivo debe dirigirse hacia la cohesin de los grupos y no hacia su distanciamiento o encerramiento en s mismos.

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Notas

1. El nmero de espaoles residentes en el extranjero es de 1.413.353 (Anuario de Migraciones 2002), y el de extranjeros residentes en Espaa - incluyendo los comunitarios - es de 1.109.060 (Anuario Estadstico de Extranjera 2002) , a fecha de diciembre del ao 2001. 2. Este es el caso de Mxico, por ejemplo, respecto a su papel anfitrin de las corrientes migratorias centroamericanas a la vez que tierra de paso y de salida de flujos hacia los Estados Unidos y Canad. Igualmente, la Repblica Dominicana respecto a Hait, Argentina respecto a Bolivia, etctera. 3. A modo de ejemplo de lo que estamos hablando quisiera presentar el caso de Edita, una peruana de 35 aos que a los 14 emigr con sus hermanos (son 8) de un casero de Huaral a la ciudad de Lima. All ocuparon un terreno que estaba siendo poblado ilegalmente por inmigrantes de la sierra y en unos aos consiguieron los ttulos de propiedad con lo cual comenzar a construir su casa de cemento. Los padres quedaron en el casero y las visitas entre el campo y la ciudad se hicieron frecuentes as como el envo de dinero y provisiones. Pero la vida en Lima para los pobladores pobres de las grandes conurbaciones no es nada fcil, dada la falta de empleo y la creciente inseguridad ciudadana. As que, tras saber de una prima que haba emigrado a Espaa, Edita pide un prstamo y se embarca con la nica referencia de su prima en el bolsillo. Entonces ella ya haba cumplido los 26 y corra el ao 1995. En Barcelona trabaj durante aos como domstica interna enviando prcticamente todos sus ingresos a sus hermanos y padres. Poco despus empieza a planear traer a Espaa a su hermana mayor, quien luego traer a su hija, y luego a un cuado, y ste a su mujer, y luego a sus dos hijos, y as... A principios de este nuevo siglo ya haba una buena parte de la familia en Barcelona. Edita sigue planeando cmo ayudar a los suyos y prosperar ella misma. Decide que emigrar a Inglaterra puede ser una buena oportunida los suel-dos all son mucho ms altos. Un nuevo traslado, acoplarse a la vida en Londres ya no es tan difcil despus de haber pasado por tantos lugares en los que se ha ido dejando familia y proyectos. Edita y sus hermanos siguen pendientes de lo que pasa en el

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casero con la salud de sus padres y los nuevos cultivos de la chacra. Tambin estn pendientes de su hermano minusvlido que vive de un pequeo taller de zapatera en Lima que mont con su ayuda. Asimismo Edita se mantiene en contacto constante con sus familiares en Barcelona y le aconseja a su sobrina llegarse a Londres en el verano para mejorar su nivel de ingls. A esto nos referimos cuando hablamos de vida transnacional. 4. Los pases que disponen de convenio de doble nacionalidad con Espaa son los siguientes: Argentina, Chile, Paraguay, Costa Rica, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Repblica Dominicana, Bolivia, Per, Ecuador y Colombia. Como vemos, entre ellos estn los principales emisores de poblacin a Espaa. 5. Adems de los autores que aparecen en la bibliografa como Rosa Aparicio, Miguel Pajares o Carlota Sol, otros autores que han estudiado detenidamente los procesos de integracin y su significacin son Ubaldo Martnez Veiga y Cristina Blanco. 6. Entre sus actividades de informacin destacamos la publicacin peridica del Boletn del Programa de Inmigrantes Entre culturas, que se encuentra actualmente en su nmero 47. Este boletn recoge y comenta la actualidad poltica y legislativa, las experiencias de la propia organizacin, artculos de opinin, anuncios, proyectos en marcha o finalizados, y bibliografa.

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Da. Patricia Alsina y D. Joaqun Mrquez

CONCLUSIONES

Las Iglesias y la Migracin

IntroduccinEn las ms recientes dcadas, la llegada de una ola migratoria proveniente de frica, Europa Occidental y Amrica Latina es uno de los grandes desafos que nuestra sociedad enfrenta. Por esto, necesitamos entender mejor este fenmeno, utilizando las bases bblico-teolgicas, misionolgicas y sociolgicas, con el fin de articular la respuesta pastoral adecuada. De igual forma, se pretende dar a conocer las diferentes iniciativas y/o proyectos que, desde las iglesias y organizaciones evanglicas, se estn llevando a cabo con el propsito de afrontar esta nueva realidad social.

Extracto de las ponenciasnfasis Sociolgico En este mbito cabe destacar que la inmigracin internacional es, para Espaa, un fenmeno reciente. De esta forma, subraya-

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mos la transformacin que ha sufrido Espaa, que ha pasado de ser un pas eminentemente emisor de migracin, a ser un pas principalmente receptor. Las causas que generan este movimiento migratorio las podemos encuadrar en: a) econmicas, b) sociales, destacando la llamada "cultura de la inmigracin (es decir, considerar la inmigracin como smbolo de progreso y dador de prestigio social) y c) polticas. Tambin es interesante notar el efecto conocido como factor de inercia, que se da cuando los pioneros en los grupos de inmigracin arrastran a familias, vecinos, amigos de su entorno, favoreciendo as la integracin de los recin llegados. En este sentido, podemos aadir que se produce una asociacin y agrupamiento de los inmigrantes, por afinidades tanto tnicas como laborales. Notamos igualmente que en los grupos de inmigracin se est produciendo lo que se conoce como vida transnacional, que hace referencia al hecho de que los inmigrantes siguen conectados a sus pases de origen, lo que provoca, en cierta medida, que conciban su existencia en dos realidades diferenciadas. En un segundo momento se ha realizado un mayor nfasis en el mbito legislativo, que aporta el marco de referencia legal que actualmente encontramos en Espaa. As, se hizo mencin a los documentos legales que regulan la inmigracin en Espaa, destacando que las competencias en esta materia las posee el Ministerio del Interior y no el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. En este sentido, podemos concluir que la aplicacin de estas leyes se ejecutan desde polticas represivas y policiales, en vez de mbitos de integracin y ayuda. Adems, debemos sealar que estos movimientos migratorios de ndole econmica, continuarn producindose en la medida en que contine existiendo el enorme desequilibrio que se da entre los pases ricos y los pases pobres. Por esto, las igle-

sias evanglicas deben asumir una predicacin del Evangelio no asptica e irreal, sino ser agentes sociales con contenidos ticos, aportando soluciones en el proceso de integracin de los inmigrantes. nfasis bblico Desde la perspectiva vetero-testamentaria, cabe destacar que en el transcurso de la historia del pueblo de Israel, notamos cmo Dios articula preceptos y leyes en las que se consideran a los extranjeros e inmigrantes como iguales y como pertenecientes al pueblo. Esto se plasmar en una serie de derechos y obligaciones, que se llevarn a la prctica en diversos mbitos, tales como el econmico, el laboral, el religioso, etc. Esta conducta no viene determinada por la ley en s misma, sino por la recepcin de los dones de Dios y el recuerdo de su propia experiencia en Egipto (recuerdo de la liberacin). De tal manera que el recuerdo de esta accin liberadora de Dios constituye el principio de no repetir las injusticias que se cometieron con el pueblo de Israel; es decir, puesto que Dios hace justicia al oprimido, los que son liberados de tal situacin no deben hacer injusticia a los hurfanos, viudas y extranjeros. En definitiva, se trata de hacer al inmigrante un igual econmica, social, cultural y afectivamente. Especialmente notamos esto en los profetas, quienes tuvieron una clara inclinacin hacia la defensa de los derechos de los ms desprotegidos, adems de la aceptacin y de la no acepcin de personas por parte de Dios. Para terminar, decir que, el acercarnos al texto bblico nos ilumina para elaborar propuestas acordes a la dignidad del ser humano. Desde el punto de vista del Nuevo Testamento, podemos notar cmo en los escritos de Lucas (Evangelio y Hechos de los Apstoles) ste defiende la existencia de una comunidad cristiana social y tnicamente heterognea, en la cual convi-

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van judos y gentiles. Esta comunidad estaba sometida a presiones externas (renuncia al modelo de vida vigente, a favor del estilo de vida cristiano) e internas (barreras sociales de los colectivos que forman esa comunidad), por esta razn, el evangelista se ve en la necesidad de articular su obra de forma que confirme y reafirme a sus lectores en cuanto a su decisin de aceptar al nuevo estilo de vida social y comunitaria que conlleva el cristianismo. Asimismo, notamos dentro de la comunidad lucana una serie de conflictos que hacen referencia a conflicto de identidad y conflictos en cuanto a las prcticas, haciendo nfasis en la comida como vnculo de hospitalidad y proximidad. Tambin destacamos cmo tanto los apstoles como la comunidad cristiana primitiva, asumieron el carcter heterogneo propio del mensaje cristiano. Para concluir, diremos que la iglesia cristiana debe erigirse en una clara alternativa de relaciones humanas, comunitarias y sociales en la que todos tienen cabida, reconociendo el claro propsito de Dios que no hace acepcin de personas. Migracin y Misin La fe cristiana es una fe misionera por excelencia. As, el mensaje cristiano es fundamentalmente un mensaje para ser transmitido a travs de barreras culturales y lingsticas. De esta forma, la capacidad contextual de esta fe, que consigue adaptarse a lenguas y cultural muy distintas de aquellas entre las cuales naci, resulta ser fundamental. En otro orden, un factor importante a tomar en cuenta es que la misin cristiana en el siglo veintiuno se realizar dentro de una situacin global diferente a la que la tradicin eurocntrica ha dado por sentado hasta aqu. Este proceso se conoce como el viraje del cristianismo hacia el sur.

En cuanto a la migracin, cabe destacar que el desarraigo que produce esta circunstancia se convierte en una situacin de libertad que permite una opcin religiosa distinta. As, libertad y desarraigo son dos trminos que son parte de una situacin de crisis, y para muchas personas el encuentro con Dios se da, precisamente, cuando una situacin de crisis los hace sensibles y abiertos a la Palabra de Dios que los llama a reconciliarse con l. En nuestro contexto evanglico, y puesto que afirmamos el sacerdocio universal de todos los creyentes, es muy importante considerar el papel que juegan los laicos en la vida de la Iglesia, en lo que a la migracin misionera se refiere. Por ltimo, y para concluir esta cuestin, debemos sealar que Espaa enfrenta hoy una ola migratoria. Para los evanglicos espaoles la presencia de inmigrantes se ha constituido, precisamente, en una avenida de servicio misionero y tambin en un desafo que irrumpe el curso normal de la vida de las iglesias y presenta problemas inditos hasta hoy. No obstante, la migracin ofrece tambin a las iglesias espaolas la oportunidad de hacerse presente en la escena pblica, ya que las polticas del gobierno, por s solas, nunca podrn solucionar todos los problemas y tienden a ser burocrticas. La accin organizada de los evanglicos, podra dar pautas y su presencia e insistencia, podra conseguir el uso de los recursos del estado para servir a la comunidad. nfasis pastoral A la luz de las Escrituras, la iglesia aparece como la comunidad del Reino que, bajo la autoridad de Jesucristo, por su predicacin y vivencia, por lo que hace y lo que proclama, testimonia del Reino en medio de la historia humana y en especial en sus necesidades. Su misin es una extensin de la misin de Jesucristo.

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As, no es posible concebir la identidad y la misin de la Iglesia fuera de esta dependencia del Espritu de Cristo, salvo que sea a costa de pervertir tanto su identidad como su accin. De esta manera, el riesgo mayor de prdida de identidad y de sentido en su accin tiene que ver con el olvido de esa ntima dependencia del Espritu. Sobre la cuestin de la cultura cristiana No es de extraar que en ocasiones la Iglesia intente ganar crdito y respetabilidad en medio de una sociedad, por lo dems, secularizada e indiferente al fenmeno religioso. Sin embargo, en ese empeo por lograr un espacio bajo el status quo la Iglesia puede verse tentada a dejar en la trastienda aspectos de su personalidad que pueden ser de escndalo para algunos, pero que forman parte esencial de su identidad. Por este motivo, hay que hacer una llamada de atencin contra el aburguesamiento del cristianismo resultado, a su vez, de la estatizacin de la Iglesia. En otro orden de cosas, hay que recordar que la pastoral con inmigrantes debe estar impregnado con un marcado nfasis netamente personalista. As, siendo el encuentro con Dios un encuentro y una relacin de amor, ese mismo carcter impregna las relaciones, el entre con los dems hombres y en particular con los ms sufrientes. Principios de actuacin Las consecuencias terribles de la emigracin no pueden ser minusvaloradas y forman parte del cuadro de necesidades que la iglesia debe atender en su pastoral: desarraigo, prdida de identidad cultural, marginacin social, inseguridad, explotacin, racismo, xenofobia, discriminacin en diferentes mbitos, desintegracin de la familia,... Apelamos aqu a la responsabilidad ilimitada, que articulamos

en dos campos: En primer lugar, consideramos a los emigrantes cristianos, no como un problema sino como un don para la iglesia. En segundo lugar, los emigrantes que no son cristianos y vienen de las regiones o de los pases de religin rabe, se nos ofrecen como un reto a la vocacin misionera de la iglesia. As pues, debemos afirmar que la buena voluntad no basta. Por esto: 1. Debemos evitar y superar el paternalismo, que reduce a los emigrantes a sujetos subsidiados, a un pretexto para la limosna en el sentido ms vergonzante de la palabra. 2. Debemos evitar y superar el angelismo, que reduce el ministerio de la iglesia a mero asistencialismo (ropa y comida, a menudo recibida de terceros). 3. Debemos evitar y superar el exclusivismo, que reduce a los emigrantes cristianos a eternos visitantes en las iglesias. Por todo esto, notamos cmo el ministerio con los inmigrantes es complejo y requiere tanto formacin como reflexin. Adems, es responsabilidad de toda la iglesia identificar a las personas a las que el Espritu a otorgado dones idneos para este ministerio: ellos deben ocupar la primera lnea en la pastoral. Criterios bsicos de actuacin. a) Diakona del amor y de la accin social. b) Martira del anuncio del Evangelio por la palabra y el testimonio. Aqu rechazaremos toda pastoral interesada y por eso mezquina, poco menos que empeada en conseguir conversiones a cambio de pan. c) Koinona de la comunin y el mutuo cuidado de la fe. d) Liturgia de la celebracin cltica en plena participacin. Aqu hay que destacar que la vida cltica se enriquece con la incorporacin de elementos propios del culto de otros pases.

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Aportaciones (estudios de caso, paneles y coloquios)Paneles Operacin Trnsito - Tiene como objetivo llegar con las Escrituras a los pueblos no alcanzados del Magreb. - Parte como iniciativa de la Sociedad Bblica. - El voluntariado que trabaja en este programa recibe preparacin. Iniciativas Solidarias - ONG de acogida y de insercin a favor de los que siempre pierden. Tiene carcter interdenominacional. - Su principio de actuacin es el concepto de resiliencia, basado en la corresponsabilidad, ya que se asumen las capacidades que posee una persona para afrontar con xito la adaptacin a las nuevas condiciones de vida. Misin Urbana - Obra pionera en Espaa con nfasis en el evangelismo integral. - reas de trabajo: I. Paliativa / asistencial (ropa, alimentos). II. Dignificacin de la persona (asistencia personal, legal, escolar...). III. Cooperacin (con otras Misiones Urbanas latinoamericanas). IV. Evangelismo. V. Denuncia proftica. Coloquios En las aportaciones de los asistentes a las conferencias se destac lo siguiente: El efecto migratorio no se detendr, sino que adems se incrementar con la incorporacin de ms pases a la Unin

Europea, por lo que se presentan oportunidades a las iglesias evanglicas de concebir a los inmigrantes como personas y no slo como objetivos a evangelizar. Recordar que la misin de la iglesia tiene su razn de ser en la memoria de lo que Jess hizo. La accin de la iglesia es ir donde est la gente, para integrarles y ayudarles integralmente. La iglesia tiene propuestas en cuanto a un nuevo modelo social, donde la convivencia y la integracin son realidades posibles. En este sentido, en el momento en que las iglesias sean, verdaderamente, ejemplos de nuevas estructuras sociales, estas congregaciones estarn legitimadas para presentar este nuevo modelo de convivencia. Es tiempo de pasar del gesto de ayuda puntual y (del espontnea) y elaborar proyectos ms estructurados. Es necesario concienciar a las iglesias evanglicas a reclamar sus derechos en el uso de los recursos que el Estado tiene para articular la accin con los inmigrantes. Esto implica el conocer los mecanismos legales para acceder a estos recursos. Se hace necesario llevar acabo actuaciones en la pastoral familiar, entendindola como uno de los ejes vertebradores de la accin con inmigrantes. Adems es igualmente necesario estructurar y definir principios de actuacin para esa pastoral. Urge hacer una llamada de atencin a considerar las diferencias entre las clases sociales. Diferencias que pueden incidir en la vida de las iglesias, lo que puede llevar a un rechazo hacia los inmigrantes. Se propone crear unas mesas de trabajo, un observatorio, para evaluar sistemticamente el fenmeno de la inmigracin en las iglesias. Se insta a facilitar a las iglesias una bibliografa bsica sobre el tema de la inmigracin.

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Conviene destacar la disponibilidad de Sociedad Bblica de facilitar literatura especfica para el trabajo con los musulmanes residentes en Espaa. En un siguiente foro, se recomienda proveer el tiempo necesario para intercambiar experiencias prcticas en el mbito de las iglesias locales, as como, y siguiendo en esta lnea, reforzar el nfasis en la perspectiva pastoral. Se hace constar la necesidad de hacer un trabajo pedaggico, que aborde adecuadamente la cuestin de la migracin en nuestras congregaciones. Hay que llamar la atencin sobre el marco conceptual en el que nos vamos a mover como evanglicos. As, urge definir los conceptos que entran en el mbito de la inmigracin. Se deben realizar esfuerzos por acercar a las iglesias al mbito jurdico y legal de los inmigrantes. Para esto, se propone en prximas consultas el invitar a abogados en ejercicio que traten estas cuestiones. Hay que llamar la atencin sobre los aspectos litrgicos y doctrinales que los inmigrantes traen como bagaje. En este sentido, conviene destacar algunas aportaciones que estos mismos inmigrantes hacen a las iglesias. Aportaciones como: - Preocupacin e implicacin en el evangelismo personal. - Vida de oracin. - Disposicin en el