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Esta iglesia, completamente restaurada tras un brutal saqueo y devastador incendio durante los sucesos revolucionarios de julio de 1936, es actual- mente la sede de la parroquialidad de San Agus- tín y Santa Catalina, pero en sus orígenes fue el principal convento de los religiosos agustinos en Valencia y cabeza de una de sus provincias admi- nistrativas más extensas e importantes; la que in- cluía la totalidad de la Corona de Aragón, más la islas de Cerdeña y Sicilia. La fecha de su fundación es tema de controversia entre los distintos autores antiguos y modernos que lo han tratado, pero to- dos coinciden en señalar la construcción de los edificios formales del monasterio valenciano a partir de 1300, y vincularla a la actividad de fray Francesc Salelles, 2 que falleció el 4 de mayo de 1310, y fue enterrado en la iglesia del monasterio en una arqueta de piedra, donde aparece efigia- do como yacente, vestido con el hábito agustino. Aún se hallaba en el edificio en 1876, pero ahora se encuentra en los almacenes del Museo Provin- cial de Bellas Artes. Cabe señalar sin embargo, que la presencia de agustinos en estas tierras, por medio de ermitaños quizás pertenecientes a la congregación italiana de los juanbonitas, pudo ser muy anterior a la fecha de fundación de éste u otros monasterios. Los ermitaños agustinos habían aparecido en abundancia en los países de la península ibérica agrupándose en prioratos, al tiempo que tendían a confederarse regionalmente. A la zona valencia- na debieron llegar muy pronto atraídos por el in- terés que suscitaba la presencia en ellas de la pre- ciada reliquia del “báculo de San Agustín”, que había sido traído aquí por los monjes que lo cus- 167 [núm. 22, 2013] LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN AGUSTÍN DE VALENCIA 1 Fecha de envío: 23 de junio de 2013 / Fecha de aceptación: 16 de noviembre de 2013. 2 TEIXIDOR Y TRILLES, José. Antigüedades de Valencia: observaciones críticas donde con instrumentos auténticos se destruye lo fabuloso, dejando en su debida estabilidad lo bien fundado/ escribiólas en 1767 Fr. Josef Teixidor..., 2 vols. Valencia: Libre- ría de Pascual Aguilar, 1895, II, p. 33. L A IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN AGUSTÍN DE VALENCIA Resumen: El texto ofrece una reconstrucción del aspecto que ofrecía la iglesia del Monasterio de San Agustín de Valencia, remodelada en estilo barroco y una de las más importantes de la ciudad, en vísperas de su saqueo y destrucción en 1812, durante la ocupación de la ciudad por las tropas napoleónicas. Utilizando, noticias documentales y gráficas se aportan nuevos datos e imágenes de obras de arte de gran importancia de Juan Bta. Pérez Castiel, Ignacio Vergara, José Vergara, Juan de Juanes, Vicente Guirri y otros. Palabras Clave: Barroco / monasterio / arte valenciano / Vergara / Iglesia de San Agustín, Valencia. Abstract: The text presents a description of the church of the Monastery of San Agustín in Valencia, Spain. The building was redesigned in a Baroque style and is one of the most important churches in the city. It was plundered and destroyed in 1812 during the occupation of the city by Napoleon’s troops. Through the search of bibliographical references and documentary and graphical news of the period, new data and images of im- portant works of art by Juan Bta. Pérez Castiel, Ignacio Vergara, José Vergara, Juan de Juanes, Vicente Guirri, among others, are provided. Key words: Baroque / monastery / Valencian art / Vergara / St. Augustine Church, Valencia. DANIEL BENITO GOERLICH 1 Universitat de València

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Page 1: LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN … LONGA_22/BENITO_red.pdf · 5 MOLINER PÉREZ, María de la Cueva. El Convento de los Agustinos de Valencia. Valencia: Universidad de Valencia,

Esta iglesia, completamente restaurada tras unbrutal saqueo y devastador incendio durante lossucesos revolucionarios de julio de 1936, es actual-mente la sede de la parroquialidad de San Agus-tín y Santa Catalina, pero en sus orígenes fue elprincipal convento de los religiosos agustinos enValencia y cabeza de una de sus provincias admi-nistrativas más extensas e importantes; la que in-cluía la totalidad de la Corona de Aragón, más laislas de Cerdeña y Sicilia. La fecha de su fundaciónes tema de controversia entre los distintos autoresantiguos y modernos que lo han tratado, pero to-dos coinciden en señalar la construcción de losedificios formales del monasterio valenciano apartir de 1300, y vincularla a la actividad de frayFrancesc Salelles,2 que falleció el 4 de mayo de1310, y fue enterrado en la iglesia del monasterioen una arqueta de piedra, donde aparece efigia-

do como yacente, vestido con el hábito agustino.Aún se hallaba en el edificio en 1876, pero ahorase encuentra en los almacenes del Museo Provin-cial de Bellas Artes. Cabe señalar sin embargo,que la presencia de agustinos en estas tierras, pormedio de ermitaños quizás pertenecientes a lacongregación italiana de los juanbonitas, pudoser muy anterior a la fecha de fundación de éste uotros monasterios.

Los ermitaños agustinos habían aparecido enabundancia en los países de la península ibéricaagrupándose en prioratos, al tiempo que tendíana confederarse regionalmente. A la zona valencia-na debieron llegar muy pronto atraídos por el in-terés que suscitaba la presencia en ellas de la pre-ciada reliquia del “báculo de San Agustín”, quehabía sido traído aquí por los monjes que lo cus-

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LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN AGUSTÍN DE VALENCIA

1 Fecha de envío: 23 de junio de 2013 / Fecha de aceptación: 16 de noviembre de 2013.2 TEIXIDOR Y TRILLES, José. Antigüedades de Valencia: observaciones críticas donde con instrumentos auténticos se destruyelo fabuloso, dejando en su debida estabilidad lo bien fundado/ escribiólas en 1767 Fr. Josef Teixidor..., 2 vols. Valencia: Libre-ría de Pascual Aguilar, 1895, II, p. 33.

LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DESAN AGUSTÍN DE VALENCIA

Resumen: El texto ofrece una reconstrucción del aspecto que ofrecía la iglesia del Monasterio de San Agustínde Valencia, remodelada en estilo barroco y una de las más importantes de la ciudad, en vísperas de su saqueoy destrucción en 1812, durante la ocupación de la ciudad por las tropas napoleónicas. Utilizando, noticiasdocumentales y gráficas se aportan nuevos datos e imágenes de obras de arte de gran importancia de Juan Bta.Pérez Castiel, Ignacio Vergara, José Vergara, Juan de Juanes, Vicente Guirri y otros.

Palabras Clave: Barroco / monasterio / arte valenciano / Vergara / Iglesia de San Agustín, Valencia.

Abstract: The text presents a description of the church of the Monastery of San Agustín in Valencia, Spain.The building was redesigned in a Baroque style and is one of the most important churches in the city. It wasplundered and destroyed in 1812 during the occupation of the city by Napoleon’s troops. Through the searchof bibliographical references and documentary and graphical news of the period, new data and images of im-portant works of art by Juan Bta. Pérez Castiel, Ignacio Vergara, José Vergara, Juan de Juanes, Vicente Guirri,among others, are provided.

Key words: Baroque / monastery / Valencian art / Vergara / St. Augustine Church, Valencia.

DANIEL BENITO GOERLICH1

Universitat de València

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todiaban cuando los musulmanes saquearon Cer-deña.3 Esta prenda fue también el principal obje-to de devoción venerado en esta iglesia, y la ra-zón de la primacía del monasterio valenciano so-bre todos los demás establecimientos agustinosde su provincia, hasta la aparición del famoso“Icono de Gracia”, con el que desde mediado elsiglo XIV, se acrecentó la importancia del santua-rio también en el ámbito cívico y político.

La posesión del icono de Santa María de Gracia, alcual pronto se atribuyó la leyenda de un origenmilagroso, tuvo una importancia decisiva para eldesarrollo y el prestigio del monasterio en el ám-bito ciudadano, pues la imagen llegó a gozar deuna extraordinaria veneración entre las gentes,pero también en las más altas instancias políticas,ya que se le adjudicó el patronazgo de la ciudad,celebrado con solemnes cultos; y a ella se recurríaoficialmente en cualquier circunstancia importan-te, con procesiones ceremoniales y festividadescolendas. Su celebridad motivó que el rey Enri-que II de Castilla tomase el icono bajo su protec-ción en 1372, y erigiese en su honor una suntuosacapilla gótica, dotada de cuantiosas rentas, favo-recida y enriquecida después por Alfonso V elMagnánimo, los Reyes Católicos y el papa Alejan-dro VI.4 Más tarde, en el siglo XVIII, esta famosacapilla fue sustituida por otra mayor, de la que sehablará a continuación. Era una edificación enplanta de cruz y cupulada, cuya obra de esculturay pintura fue encargada a los hermanos Ignacio yJosé Vergara.

La iglesia gótica de San Agustín, tras el largo yruinoso conflicto con Castilla conocido como Gue-rra de los dos Pedros, y su inclusión en el interiordel nuevo recinto amurallado de la ciudad, impul-sado a partir de 1351 por las adversas circunstan-cias, fue reconstruida a partir de 1369, gracias aun convenio suscrito entre los agustinos y los Jura-dos de la Ciudad,5 y a posteriores subvencionesdel Consell municipal.6 Entonces se configuró co-mo un notable ejemplo de uninave de buque am-plísimo, rodeado de altas capillas laterales, que por

sus grandes proporciones constituye uno de losmás importantes ejemplos de la arquitectura va-lenciana de su época.

El prestigio de que gozó el Monasterio de SanAgustín en aquellos años aseguraba su prosperi-dad material, y algunas de las más importantescofradías de oficios, de las que se sirvieron los gre-mios para imponer y afirmar su poder sobre lasoligarquías urbanas hasta los tiempos de la Ger-manía, establecieron capilla propia en la iglesiade los agustinos. Los plateros o argenters, hastasu posterior traslado a la parroquia de Santa Cata-lina, y los poderosos peraires, que radicaron mástarde en la parroquial de San Nicolás; pero tam-bién los corretjers, los carniceros, los assaonadorso zurradores, y los prósperos sederos o velluters,que realizaban en el monasterio agustino sus reu-niones desde 1469 hasta la construcción de su ca-sa gremial, y en unión de los veleros y los torcedo-res de seda lograron más adelante la creación delColegio del Arte Mayor de la Seda, celebrandodurante siglos en esta iglesia los solemnes cultosen honor de su patrón San Jerónimo.

Con la ayuda de devotos y cofradías los agustinosadornaron la iglesia con buenas obras de artemueble, entre las que destaca un gran retablocontratado en 1398 por una desorbitada cantidadcon el pintor florentino Gherardo di Jacopo Star-nina: uno de los encargos más caros de la historiadel arte valenciano e, incluso, de toda la Coronade Aragón.7 Un siglo más tarde, en el tránsito yaal siglo XVI, debió ser realizada la sobreelevacióny un nuevo y cerramiento poligonal para la cabe-cera de la iglesia. Sobre el presbiterio, es una obraelegante y grandiosa, rasgada por esbeltos venta-nales y cubierta por la espléndida bóveda estrella-da con terceletes y claves historiadas, que ha lle-gado a nuestros días.

A lo largo del siglo XVII los agustinos emprendie-ron una reforma general para modernizar los edi-ficios en estilo barroco. Entre los dos claustros delmonasterio, sobre el refectorio, se construyó unamagnífica biblioteca, la más rica e importante de

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DANIEL BENITO GOERLICH

3 BURNS, Robert Ignatius. El Reino de Valencia en el siglo XIII (Iglesia y sociedad), 2 vols. Valencia: Del Cènia al Segura, 1982,II, p. 464.4 BENITO GOERLICH, Daniel. “San Agustín”. En: BENITO GOERLICH, Daniel (dir.) et alii. La España Gótica. Madrid: EdicionesEncuentro, 1989, p. 310.5 MOLINER PÉREZ, María de la Cueva. El Convento de los Agustinos de Valencia. Valencia: Universidad de Valencia, Facultadde Filosofía y Letras, 1971, pp. 12-13.6 JORDAN, Jayme. Historia de la Provincia de la Corona de Aragón de la sagrada orden de ermitaños de nuestro gran padreSan Agustín. Parte primera. Valencia: Imprenta Joseph García, 1704, I, pp. 193-194.7 MIQUEL JUAN, Matilde. Retablos, prestigio y dinero. Talleres de pintura en la Valencia del gótico internacional. Valencia:Universitat de València, 2008, pp. 78-79.

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la ciudad en su época, donde se llegó a contar conciento veinte mil volúmenes y además una grancolección de máquinas e instrumentos científicosde física reunida por el ilustrado fray Isidro Vila-roig.8 Se reedificó además un esbelto campanario,diseñado por Juan Bautista Pérez Castiel, y desde1692, la iglesia fue revestida con elaboradas orna-mentaciones barrocas, por iniciativa de fray JoséMilán de Aragón. Podemos conocer todavía su es-pléndido aspecto gracias a las pormenorizadasdescripciones contenidas en el libro Fiestas cente-narias conque la ilustre Ciudad de Valencia cele-bró en 1738 la quinta centuria de su christianaConquista, publicado por Joseph Vicente Ortí en1740.9 Todo ello desapareció, entre 1812 y 1814, acausa de los saqueos e incendios provocados porla ocupación del convento por parte del ejércitonapoleónico, cuando el general Joseph Suchet de-cidió establecer en él un cuartel. Anteriormente, yen previsión de los posibles daños, el general Bla-ke había encargado a la Real Academia de SanCarlos que seleccionara una serie de obras de artede iglesias y conventos de la ciudad, que debíanser salvaguardadas del enemigo. Pero la mayorparte de ellas permanecieron en los templos y enlas casas, y durante la ocupación de la ciudad porlas tropas francesas, muchas de las que se encon-traban en los conventos fueron incautadas, y al-gunas se exportaron para siempre.

Al Monasterio de San Agustín le tocó una suertemuy mala, pues fue escogido para que lo ocupa-ran las fuerzas de artillería, y los animales fueroninstalados en su despejada iglesia. De esta manerase perjudicó mucho al edificio y a su mobiliario.Todos los altares de la iglesia, con sus estatuas y lamayor parte de las pinturas desaparecieron enton-ces. Después del pillaje y del incendio que comple-tó la devastación, desaparecieron también la in-gente biblioteca y los instrumentos científicos.

La reforma de los edificios en la épocabarroca

La fachada principal del Monasterio de San Agus-tín se levantaba mirando hacia el centro de la ciu-dad, hacia una plaza denominada entonces de laPortería de San Agustín, donde hoy se encuentra

la calle de Huesca. Esta plaza se fue formando porel interés de los frailes de regularizar el principalacceso al monasterio. Por ello fueron comprandoy derribando algunas casas: Y por dicho medio,quedó la Plaza tan espaciosa y bien cuadrada co-mo existe. Bien que ya sea por no ser muy grande,ó por conservar el nombre de cuando aún era máspequeña, hallo la denominada con expresión di-minutiva de Plaçeta, y assi le llamó Placeta de laPorteria de Sant Agusti el oficio del Almotacen enprovidencia de 9 de junio de 1690.10 De esta en-trada principal formada en por tres puertas, sien-do la del centro la de la portería, se dice que: LaPortería es de las mejores de España: se componede tres salones grandes, y todos adornados de vis-tosas pinturas de Historias, y Santos de la Orden.11

La puerta de la portería era entrada usual al mo-nasterio, y por las dos que la flanqueaban se diri-gían los fieles a visitar la Capilla de la Virgen deGracia y aún a través de ella también la iglesia deSan Agustín, que resultaba bastante inaccesibleentonces desde las puertas abiertas en el propiocuerpo del templo. En efecto la iglesia, no estabaorientada canónicamente hacia el este, sino a lainversa de la fachada del monasterio, y mostrabaprecisamente por este lado el elegante exteriorde su preciosa cabecera gótica. En realidad la en-trada habitual de la iglesia de San Agustín estaríasituada en su lado sur-este (Xaloc), hacia la mitadde la nave de la epístola, y era recayente a lo quedespués fue la plaza de San Agustín; ya que el ac-ceso más antiguo, desde la triple portada que seabría a los pies del templo, quedó casi clausuradopor el desarrollo de la muralla ampliada en el si-glo XIV, y había sido finalmente tapiado. Sin em-bargo, también esta portada lateral, que es la ac-tual, presentaba durante la primera mitad del si-glo XVII un acceso angosto y restringido por reca-er a una estrecha calleja situada en esta parte an-tes de la urbanización de la plaza: De modo quedicha plaza, de la conformidad que está, se formódespués de mucho tiempo, y en el año 1640, de-rribando varias casas, que formando calle ó no de-xaban casi Plaza, ó la dexaban muy angosta, ex-tremadamente fea y desfigurada: Y por lo mismo,y formada tan espaciosa, y bien quadrada, comoexiste, se profanó también en esse año un Cimen-

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LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN AGUSTÍN DE VALENCIA

8 FUSTER, Justo Pastor. Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros días. Con adiciones y enmiendasa la de D. Vicente Ximeno, 2 vols. Valencia: Imprenta y Librería de José Ximeno, 1827-130, prólogo.9 ORTÍ MAYOR, José Vicente. Fiestas centenarias con que la insigne, noble, leal y coronada ciudad de Valencia celebró en eldia 9 de Octubre de 1738 la quinta centuria de su Christiana Conquista. Valencia: Antonio Bordazar, 1740, pp. 402-413.10 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio. Valencia Antigua y Moderna, 2 vols. Valencia: Acción Bibliográfica Valenciana (Ed.Carlos Corbí), 1923-1924, II, p. 432.11 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 191.

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terio, que allí había, el que según la común opi-nión, era de la Parroquial de San Andrés […] laque no se serviria de él, tal vez por estar muyapartado, y distante, pues por los años que escri-via Escolano, ya menciona el cementerio de SanAndrés como existente y situado donde hoy está,que lo es al espaldas del Colegio de la Presenta-cion, vulgo Santo Thomás. Por último en el año1640, como va dicho, se derribaron las paredes, ycerca de dicho cimenterio, y en memoria de aversido lugar sagrado, ó campo santo, se colocó ensu sitio la Cruz de piedra que hoy permanece endicha plaza.12 Y sobre esto añade Boix: En el sitioque ocupaba el cementerio se levantó para me-moria una cruz de piedra, cuyos restos he conoci-do yo.13 De todos modos hay que tener en cuentaque en las imágenes más antiguas que se conser-van de esta parte de la ciudad: el diseño de Antonvan den Wijngaerde de la Österreiches National-bibliotek en Viena (1563) y el Plano de la Ciudadde Valencia cartografiado y dibujado por AntonioMancelli (1608), esa calleja no existe. Lo que apa-rece representado en este lugar es un espacio des-cubierto, cerrado por una tapia y con una cruz ohumilladero en el centro, que parece formar par-te del ámbito de los agustinos, aunque podría tra-tarse del antiguo cementerio dependiente de laparroquial de San Andrés. Desde luego, a la vistade ambos diseños, no resulta muy plausible queexista acceso libre a su iglesia por aquella parte.De hecho, como se ha dicho, el principal acceso delos fieles y devotos se realizaba hasta entoncespor la portería del monasterio hacia la capilla-san-tuario de Nuestra Señora de Gracia.

La nueva entrada principal al templo agustino sefabricó en 1640 delante de la fachada lateral de laiglesia y su puerta, recayentes a plaza de SanAgustín. Para ello se levantó entonces ante estapuerta un pórtico que aprovechaba para disponeranchas arcadas con su correspondiente aboveda-miento el retranqueo del muro de la iglesia, unavez pasadas las dos primeras capillas de la nave si-tuadas junto a la cabecera, que eran más profun-das y por tanto se proyectaban al exterior. Esteprimer pórtico fue reconstruido después, en el pri-mer tercio del siglo XVIII, con mayor elegancia y

empeño arquitectónico. Fue desde entonces unbello y espacioso ornamento para el templo, alque se refería el cronista Joseph Vicente Ortí en1740 como: “la nueva fabrica de el sunptuoso Por-tico de la Iglesia de San Agustín”. Marcos AntonioOrellana aporta a fines del siglo XVIII más datossobre la construcción de ambos pórticos sucesivos:Posteriormente en el año 1736, hasta 1738, se hi-zo por el Padre Maestro Fray Nicolás Joseph Lorcael Pórtico, ó Atrio de la Iglesia, que dá tanto real-ze á la hermosura de la Plaza referida, en cuyaobra gastó más de 1.330 libras y se derribó paraello una Porchada que en dicho año 1640, habíahecho el Padre Maestro Fray Antonio Granell sien-do Prior de aquel convento.14 De este elegantepórtico dirá más adelante Vicente Boix que: servíade vestíbulo á la iglesia, y que ha sido derribadoen nuestros días para dejar la plaza en la mismaforma que se le dió en 1640.15 En efecto, unosaños después Vicente Salvador, el marqués deCruilles, indicará que: un pórtico que daba realceá la plaza y servía de atrio […] este fue derribadoen 1840.16

La razón originaria del pórtico era techar y realzarel espacio libre que el retranqueo del edificio de-jaba en su fachada delante de la puerta, ya quelas dos primeras capillas de la nave del lado delevangelio de la iglesia, junto a la cabecera, teníanel doble de profundidad que las demás y por tan-to sobresalían de la línea de la fachada en ese la-do. Esto no importaba mientras recaían al descu-bierto cercado, pero al abrirse la plaza al públicoen 1640, la instalación de ese porche contribuía ala regularidad de este nuevo espacio urbano. Laparte que sobresalía del resto en estas capillas nofue demolida sino después de las destrucciones dela última guerra civil y por disposición del Ayunta-miento, cuando se realineó la fachada de SanAgustín para favorecer la apertura de una nuevavía, la Avenida del Oeste, hoy llamada del Barónde Cárcer.17

Desde la plaza y desde el pórtico mencionado se ac-cedía a la portada de la iglesia, que sí ha llegado anuestros días, y que Llorente describía así a finesdel siglo XIX: el paredón lateral del templo, cuyos

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DANIEL BENITO GOERLICH

12 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1923 (nota 10), I, pp. 23-24.13 BOIX RICARTE, Vicente. Valencia histórica y topográfica, 2 vols. Valencia: Imp. de José Rius, 1862, I, p. 30.14 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1923 (nota 10), I, p. 24.15 BOIX RICARTE, Vicente, 1862 (nota 13), I, p. 30.16 MARQUÉS DE CRUILLES. Guía Urbana de Valencia Antigua y Moderna, 2 vols. Valencia: José Rius, 1876, I, p. 169.17 SÁNCHEZ MUÑOZ, David. Arquitectura y espacio urbano en Valencia, 1939-1957. Valencia: Ayuntamiento de Valencia,2012, pp. 33-34.

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negruzcos sillares acusan su antigüedad. En él seabre una puerta entre sencillas pilastras dóricas; en-cima hay un nicho con la imagen del santo obispode Hipona, y el blasón de los agustinos (un corazónflechado) con la corona real. Tenía la iglesia por es-ta parte un pórtico de arcos de medio punto enver-jados.18 La idea para el diseño de esta interesanteportada de piedra podría derivar en parte de la be-lla portada de mármol construida en 1604 para laCapilla del Real Colegio de Corpus Christi. Presentaun gran vano adintelado flanqueado por pares decolumnas exentas de orden dórico sobre pedestalesmoldurados; todo ello coronado por un eleganteático, con la hornacina para la estatua de San Agus-tín entre dos pilastrillas cajeadas con modillones enfunción de capiteles, y rematada por el emblemade los agustinos, es decir, el corazón del propio sanAgustín atravesado por una flecha ardiente, que es-tá tomado de unas palabras del santo contenidasen sus famosas Confesiones, donde hablando de símismo dice: Traspasaste mi corazón con las saetasde tu caridad. Llevaba tus palabras clavadas en misentrañas (Confesiones, IX, II, 3). La pétrea estatuadel titular, calificada de “célebre” por Orellana, eraatribuida al misterioso escultor Juan Muñoz, muyalabado durante siglos, pero del cual no conocemosobras seguras hoy día. Esta estatua, que se conoceen antiguas y borrosas fotografías, fue destruida en1936, y ha sido sustituida cuarenta años despuéspor la actual, obra del escultor José Justo.

Muy cerca de la iglesia de San Agustín se abría enla muralla la antigua Puerta de San Vicente, asíllamada por haber sido construida sobre el cami-no que conducía al venerado Santuario de San Vi-cente Mártir. Consistía en un recrecimiento de lamuralla en forma de un ancho y macizo torreóncon un paso formado por una arcada de mediopunto. Al ser urbanizada la plaza, este portal, queaunque importante nunca había llegado a tenerlas dimensiones y prestancia de otras grandespuertas de la ciudad, fue reformado y embelleci-do. En memoria de un milagroso suceso que ha-bría tenido lugar en 1600, estando Valencia enpeligro de ser alcanzada por una epidemia, cuan-do: se dexo ver milagrosamente nuestro tutelar, yPaysano San Vicente Ferrer sobre dicha Puerta,mirando hacia la parte de Xativa, con una espadaen la mano levantada, con ademan de defender aValencia de la plaga que por aquella parte leamenazaba, como refieren varios autores,19 se co-

locó en lo alto una estatua del santo: “con el mis-mo ademán, y postura, que fue visto, de la espadalevantada”, para cuyo resguardo se construyó unedículo en 1677. Más tarde, en 1681, a petición delos monjes cistercienses que residían en el Santua-rio de San Vicente Mártir, otra estatua represen-tando a su titular, fue instalada del mismo modoque la anterior, a sus espaldas, y esta vez de caraal interior de la ciudad. Una serie de reparacionesposteriores culminaron con la total reedificaciónde la puerta en 1750, concebida entonces comoun paso abovedado que incluía dependencias pa-ra un cuerpo de guardia. Esta edificación se en-contraba sin embargo en estado ruinoso en 1787cuando se pide al arquitecto académico LorenzoMartínez que se encargue de su desmonte parcial.A principios del siglo XIX la puerta amenazaba yse encontraba parcialmente apuntalada.

Respecto al interior de la Iglesia de San Agustíncabe señalar que, en 1624, el maestro de obrasGuillem Blay, ayudado por los canteros Joan Fi-guerola y March Borrás, que habían trabajado an-tes la terminación del claustro mayor, ahora, soncontratados por 228 libras para “emblanquinar”en el plazo de cinco meses el interior de la iglesia:Que hajen de fer la obra reparant tot lo cos de lasglesia en esta forma: Que hajen de descrostar totlo reparat vell de les voltes y tornarho a llafardar

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LA IGLESIA BARROCA DEL MONASTERIO DE SAN AGUSTÍN DE VALENCIA

18 LLORENTE, Teodoro. España: sus monumentos y artes, su naturaleza é historia. Valencia. Barcelona: Ed. Daniel Cortezo yCía, 1887, I, p. 796.19 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1924 (nota 10), II, p. 691.

Fig. 1. El Monasterio de San Agustín y la Plazuela de VicentPeris con la Calle de Gracia en el Plano del P. Tosca.

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de algeps y reparar dites voltes de cals y algepssernut; així mateix, hajen de repicar tots los archs,creveres, pilars y parets de dit cos de la sglesia yles capelletes de davll lo cor y lasos de les portesque hixen al claustro per lo costat de Sent Nicolaude Tolentí y al pati del carrer de Sent Vicent y da-vall del cor, ab sos arches que passen de una partal altra, y los demés als costats dels estreps de lasglesia per la part que della se vehuen y tota lacolumna de dalt a baix, llafardant, algepsant abalgeps prim cernut, raspant y esspesant ab cals yadessant totes les finestres que y a en tot los cosde la sglesia, així de dins com de fora, y les dos di-tes portes y passos de aquelles ab les capelles da-vall lo cor; y en les finestres que tindran alabastresnetejarlos molt bé, així de dins com de fora ab unformador, llevant la crosta de damunt de maneraque paregen alabastres nous y corresponquen alsque faran nous.20

Sin duda, como sucedió entonces en otras iglesiasvalencianas, se trataba de una primera interven-ción para mejorar su vetusta apariencia. La obra,además de la pintura, incluía el revoco de paredesy bóvedas, y quizá también la realización de algu-nas molduras “al romano”. Más adelante, a lo lar-go de la segunda mitad del siglo XVII, se recurrióa recubrimientos de mayor envergadura y carga-da decoración barroca para modernizar y adaptaral gusto de la época los interiores. Así sucedió enla del Monasterio de San Agustín, a partir de1692, siendo prior fray José Milán de Aragón, unaristócrata, hijo de los marqueses de Albaida. En-tonces se reformó de nuevo la decoración internade la iglesia, con los característicos planos de yeso,adornados de dibujos esgrafiados a modo de teji-do adamascado, incluyendo golpes de talla decarnosas formas vegetales, y numerosos angelo-tes. Este adorno suntuoso, semejante a los de laiglesia del Monasterio de la Santísima Trinidad, laParroquial de San Esteban, y otros edificios, ha-bría de ser severamente denostado en la centuriasiguiente por un crítico con ínfulas de erudito, elcastellonense Antonio Ponz, pintor mediocre, de-fensor y apóstol de los intereses de la nueva cor-poración de los académicos, y que manifestósiempre una feroz aversión por este estilo de de-coración que según él representaba la quintae-sencia del mal gusto y una auténtica perversión

de la arquitectura. Unas opiniones interesadas ynada imparciales, desde su perspectiva demagógi-ca y pseudodidáctica, para facilitar la imposiciónarbitraria de los criterios académicos, y correlati-vas al creciente poder fáctico de este poderosogrupo de presión.

Se trataba de unos juicios de valor expresados conla contundencia y fanatismo interesado que sonhabituales en este autor, pero que más tarde fue-ron acríticamente asumidos por los historiadores yescritores valencianos sucesivos, y han logrado lle-gar incluso hasta nuestros días propiciando la des-trucción de obras barrocas, algunas espléndidas:tema de singular atractivo, apenas se deponen se-culares prejuicios que nos cegaron las bellezas de-corativas del churriguerismo.21 Decía pues Ponz,en el último tercio del siglo XVIII: La Iglesia de S.Agustín inmediata á la puerta de la Ciudad llama-da de S. Vicente, tiene un pórtico, y dentro de éluna fachadita buena, de orden dórico, con quatrocolumnas: encima hay una estatua de S. Agustíncolocada en su nicho. Es de buen tiempo esta fa-chada; pero la Iglesia por dentro, que es grande yespaciosa, se ve cubierta de tanto targeton, y ho-jarasca, que es una compasion el considerar seme-jante superficialidad, y disparate. Por el mismotérmino son casi todos los altares; y tanto estoscomo las paredes tienen un sinfín de pinturas,que sería largo referir al por menor.22

Las obras de Juan Bautista Pérez Castiel

En el último tercio del siglo XVII, trabajó en elMonasterio de San Agustín Juan Bautista PérezCastiel (c. 1640-1717), arquitecto aragonés en tor-no al cual gira buena parte de la actividad cons-tructiva de la época en Valencia. Nació en Cascan-te del Río, cerca de Teruel, y trabajó desde muyjoven en Valencia para Pedro Artigues, con cuyahija se casó y le dio dos hijos arquitectos. Célebrepor su espectacular empleo del ornamento barro-co, lo fue también por sus conocimientos mate-máticos y excelente práctica arquitectónica que lepermitieron acometer problemas constructivos,técnicos y compositivos de envergadura. Realizónumerosas obras de nueva planta como: la arci-prestal de Chelva y las parroquias de Tuéjar, Biar yVall de Almonacid, y también revestimientos or-namentales para edificios antiguos, entre los que

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DANIEL BENITO GOERLICH

20 PINGARRÓN SECO, Fernando. Arquitectura religiosa del siglo XVII en la Ciudad de Valencia. Valencia: Ayuntamiento de Va-lencia, 1998, p. 308.21 TORMO Y MONZÓ, Elías. “El arte barroco en Valencia (conclusión)”. Arte Español. Revista de la Sociedad de Amigos del Ar-te. Madrid: Sociedad de Amigos del Arte, 1921, año X, tomo V, nº 5, p. 205.22 PONZ PIQUER, Antonio. Viaje de España, en que se da noticia de las cosas más apreciables, y dignas de saberse, que hay enella. Valencia: Viuda de Ibarra, IV, 1789, pp. 120-121.

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destaca la renovación de las parroquiales de SanNicolás, San Esteban y San Valero, la hermosa ca-pilla de Santa Bárbara en San Juan del Hospital, ysobre todo de la capilla mayor de la Catedral deValencia (1674-1682).

Esta es una obra, hoy parcialmente demolida,compuesta con ricos materiales y dotada del másexaltado decorativismo barroco. Un trabajo sinembargo en que Juan Bautista Pérez Castiel simul-tanea todo ello con el mayor rigor geométrico encuanto a las proporciones clásicas en la ordena-ción de los alzados, y donde muestra su periciatécnica en la resolución de: la estructura pentago-nal del presbiterio gótico como un “medio dieza-bo” clasicista, que permite concebirlo como un es-pacio oblicuo rectilíneo...23 Esta realización magní-fica, resultó también modélica en lo posible paraempresas posteriores, lo que ha permitido califi-carla de obra cumbre del pleno barroco valencia-no. Su inauguración fue muy solemne y así la des-cribe Ignacio Benavent en su dietario: En el año1682, a 28 de mayo, dia del Corpus, se hizierongrandes fiestas por haverse acabado la obra delaltar mayor de la aseo. Havia en la vuelta de laprocesión grande adorno y riqueza, quinze altaresy un jardín y arcos. Costo la obra diez años hazer-se por el albañil Juan Perez, y paso de quarentamil ducados el gasto.24 Obra suya es también laalabada traza en 1698 del Colegio de San Pío V,proyecto encargado por el arzobispo dominicofray Juan Tomás de Rocabertí y cuya obra pudodirigir a través de su sobrino José Mínguez a pesarde su destierro de Valencia, quizá por austracis-ta.25 De él habla admirativamente en el siglo XVIIIOrellana, al tratar de su biografía, e indica conrespecto a San Agustín: El mismo artífice executóla obra y remate de la torre o campanario delConvento de San Agustín de Valencia, cosa quelos demás Arquitectos no se atrevían a empren-der, por desconfiar de su subsistencia, a causa deque dicha torre existe sobre los estribos de la igle-sia, y se pasa por medio de ellos, haviendo huecoque da tránsito. Hizo también el Capítulo de esseConvento, que sirvió después de Capilla de la Co-

munión, y ahora sirve de sacristía, que sin arcos ycon una cruz partida al ayre es un milagro admi-rado de los más inteligentes.26

El campanario de San Agustín era muy esbelto yse alzaba al lado contrario del actual, el del Evan-gelio, sobre la antigua capilla de San Nicolás deTolentino, que hoy está destinada a baptisterio.Estaba comunicado a través del muro testero deesa misma capilla con el primer claustro, a travésde una arcada rebajada, que aún se puede ver porel lado de la pared recayente a los jardincilloscontiguos a la iglesia. En el contrato de la obra deeste campanario, que se cita parcialmente en ade-lante, es noticia y transcripción que me ha sidogenerosamente proporcionada por Mª José LópezAzorín, en los capítulos pactado con Juan BautistaPérez Castiel el 2 de mayo de 1694, el prior JuanBautista Ferrer acuerda con el arquitecto: que eldit Campanar se haja de derocar fins lo sol pisade-ro del cos de le scampanes, llevant les campanesde aquell y acomodantles en lo puesto que mesconvinga pera poder usar de elles en lo temp quedurara la obra asegunantles en pilars y ab alto elque sea menester deixantles ben asentades en to-ta seguritat y apartant tots los materials ab indivi-duasio. Hasta ese momento el campanario tendríala forma que se puede apreciar en el célebre dise-ño de Wijngaerde de 1563, cuadrado y rematadocon un chapitel, o en el plano de Mancelli, que lomuestra almenado y rematado por una linternilla.En julio de 1662 había recibido el impacto de unrayo: A 6 de dits agué un gran temporal en Valen-cia, la vesprada, y caigué una centella en lo cam-panar de Sent Agostí.27 Ahora había que reedifi-carlo en gran parte, y rehacer con piedra de Go-della la pared de la torre recayente al claustro delmonasterio, cegando el arco que en ese muro da-ba paso a aquél por hallarse quebrantado, y for-talecer así la obra de la torre. En el contrato seexige que las piedras sean trabadas en las prime-ras hiladas con mortero de cal en razón de la hu-medad, y que en las demás se utilice el yeso. Acontinuación se debía edificar el nuevo cuerpo decampanas, con su “zocolada” y los cuatro vanos

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23 BÉRCHEZ, Joaquín. Arquitectura barroca valenciana. Valencia: Bancaixa, Obra Social i Cultural, 1993, p. 44.24 CALLADO ESTELA, Emilio; ESPONERA CERDÁN, Alfonso. Memoria escrita. Historia viva: dos dietarios valencianos del seis-cientos. Valencia: Ayuntamiento de Valencia, 2004, p. 43.25 LÓPEZ AZORÍN, Mª José. “El testamento de Juan Pérez Castiel y otras noticias biográficas”. Archivo de Arte Valenciano,1993, nº 74, p. 80.26 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio. Biografía pictórica valentina o Vida de los pintores, arquitectos, escultores y graba-dores valencianos. Valencia: Ayuntamiento de Valencia (Ed. Xavier de Salas), 1967, p. 527.27 AIERDI, Joaquim. Dietari. Notícies de València i son regne de 1661 a 1664 i de 1667 a 1679, a cura de Vicent Josep Escartí.Barcelona: Editorial Barcino, 1999, p. 262.

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flanqueados por dos pilastras a cada lado, y con:alquitrau friso y cornisa rachola tallada acomo-dant encada cara cinch modillons de talla. Sobrela bóveda de ese campanario se instalaría el ba-randal, adornado con cuatro obeliscos y esferasde piedra de Ribarroja en sus ángulos, machihem-bradas para asegurarlas de las inclemencias, yademás: se ha de plantechar la definicio y cúpulaen tot y per tot com la definicio del campanar dela Merse aixi en la amplaria com en lo alt y en logros de les parets assentant el arpon creu u bolaque dara el convent. Por todo ello le serán libra-das al arquitecto: mil y quatrecentes lliures mone-da real de Valencia. El campanario de Conventode la Merced, que debía de servir de modelo parael agustino, había sido concluido el año 1671 a ex-pensas de su general el poderoso fray Joseph San-chiz (1622-1694).28 El nuevo campanario de San

Agustín se inauguró el 19 de febrero de 1695coincidiendo con las apoteósicas celebraciones dela invención en San Pietro in Ciel d’Oro de Pavíade las reliquias de san Agustín: Para ese día seacabó el campanario.29

Respecto a la Sala capitular, edificada tambiénpor Pérez Castiel, en el Almanaque de las Provin-cias para el año 1904, cuando trata sobre el derri-bo del histórico edificio en ese mismo año y al re-ferirse al claustro gótico se puede leer: A la parteNorte se abría la hermosa sala del Capítulo, fueafeada por pesadísima labor churrigueresca, perosus esbeltas proporciones, su bóveda preciosa-mente construida, su altar de jaspes, su púlpito demadera muy típica y correctamente trabajada, se-gún el gusto del siglo XVII, la riquísima araña decristal de roca que la adornaba, la hacían dignade ser conservada. Así lo propuso la Sociedad delo Rat Penat, indicando la conveniencia de desti-narla á la capilla de la Comunión de la iglesia deSan Agustín, con la cual podía comunicarse fácil-mente; pero este ruego no fue atendido”.30 El 27de abril de 1696, concluidas todas las obras que lehabían sido encargadas, Juan Bautista Pérez Cas-tiel manifiesta ante el prior de los agustinos: queestich content y pagat de totes les obres que hefet en dit Real Convent en lo discurs de este trienique so, ço es, la Capella de Nostra Sra. de Gracia,lluyr lo claustro que está en lo front de dita Cape-lla, lo Capitol eo Capella de la Comunio y el Cam-panar, y no res menys estich content y pagat deles millores que en totes les referides obres he fet.

Descripción de la iglesia barroca deSan Agustín en el siglo XVIII

El aspecto de la iglesia en los siglos barrocos debíaser deslumbrante a causa del rico revestimiento,los altares dorados, y las bellas esculturas y pintu-ras que la decoraban entonces. Las obras de rede-coración del interior de la antigua fábrica gótica,emprendidas por fray José Milán de Aragón, ha-bían culminado en 1693: Lunes a 23 de março, se-gunda fiesta de Pasqua de Resurresion este año1693, se hizo una devota, luzida y regozijadaproscession a la renovación de la iglesia de SanAgustin.31 El historiador de la Orden Jayme Jordanse refiere a ella diciendo: Tiene una Iglesia, que esuna de las mayores, y mejores naves de quantas se

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28 BENITO GOERLICH, Daniel (dir.). La Universitat de València y su Patrimonio cultural, 2 vols. Valencia: Universitat de Valèn-cia, 2008, II, pp. 176-177.29 CALLADO ESTELA, Emilio-ESPONERA CERDÁN, Alfonso, 2004 (nota 24), p. 64.30 Almanaque Las Provincias para 1904, año XVIII. Valencia: Imp. Doménech-Las Provincias, 1905, II, p. 227.31 CALLADO ESTELA, Emilio-ESPONERA CERDÁN, Alfonso, 2004 (nota 24), p. 56.

Fig. 2. El Convento de la Merced de Valencia y su campana-rio en el siglo XVII por J. Espinosa, Universitat de València.

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admiran en esta Ciudad, la qual tiene siete Capi-llas por banda, sin la mayor, adornadas de hermo-sos, y dorados Retablos, y famosas pinturas.32 Aúntenemos otra descripción más pormenorizada dela iglesia en el libro publicado por José VicenteOrtí en 1740: Fiestas Centenarias de Valencia en laquinta centuria de su Christiana Conquista, parareseñar las fiestas con que se quiso conmemorarel quinto centenario de la conquista de la Ciudadpor el rey Jaime I en 1738. Allí se indican los titu-lares de cada una de las capillas y su ubicación,que podemos completar con las noticias aporta-das en los años siguientes por Marcos AntonioOrellana en su Biografía Pictórica Valentina.

El retablo de la capilla mayor, de madera doradacomo los retablos de las otras doce capillas, las tri-bunas situadas a ambos lados de la nave, la grancaja del órgano, y la balconada del coro estabanprofusamente adornadas con tallas doradas de es-tilo barroco. En el altar mayor, presidiendo su fas-tuoso retablo, figuraba el titular, San AgustínObispo, en una escultura antigua muy apreciadapor los religiosos, a la que un jovencísimo IgnacioVergara retocó las vestiduras para mejorarla: Y enel retablo del altar mayor, añadió ropaje a la esta-tua de San Agustín, pues aunque es de una escul-tura perfecta, halló la pericia del citado Profesormodo para mexorarla. Y en el mismo retablo esdel mismo Don Ignacio toda la demás escultura,haviendo hecho aquel retablo su padre FranciscoVergara.33 Las pinturas que adornaban este reta-blo eran sin embargo de Evaristo Muñoz, discípu-lo de Juan Antonio Conchillos, cuya vida noveles-ca y bastante turbulenta aparece reflejada en suestilo de pintar “a lo valiente, breve y expedito”:Y en la misma iglesia de San Agustín todos losquadros del altar mayor.34 El magnífico retablomayor había sido encargado a Francisco Vergara(1681-1753), que poco antes había labrado otropara la capilla de San Agustín del valenciano Con-vento del Socorro, una fundación agustina herma-nada. El contrato para el mayor de San Agustíndebió estipularse antes de 1730, pues: el resultadofue tan magnífico que este retablo agustinianosentó un precedente artístico para ulteriores en-cargos, como el retablo mayor del templo parro-

quial de San Pedro Apóstol de Sueca, entalladopor Andrés Robres entre 1730-32, y el retablo ma-yor de la parroquia de Polinyà de Xúquer, labradopor Francisco Vergara Bartual entre 1739-40.35

Francisco Vergara era entonces un escultor muy re-putado. Había realizado su aprendizaje en el tallerde Leonardo Julio Capuz uno de los escultores másprestigiosos de la época, bien enterado de las no-vedades artísticas del gran barroco europeo con-temporáneo introducidas en el medio valencianopor Conrad Rudolf, Aliprandi, Nicolás Bussy y otros.Tras su emancipación a los 35 años, desempeñó va-rios cargos de responsabilidad en el gremio de car-pinteros, dedicándose no solo a la escultura sinotambién a la arquitectura de retablos y aprove-chando con lo aprendido en el taller de Capuz: lasinfluencias foráneas, tanto desde el punto de vistatécnico como estilístico.36 Intervino en muchas delas obras más destacadas de su época, entre ellas larevolucionaria fachada principal de la catedral, di-señada por Conrad Rudolf, desde el principio, ayu-dándole con el modelo, y desde 1727 con un papelprotagonista en la obra. Se le describía como unhombre honrado, de conducta ejemplar, bastanteinstruido y sobre todo muy religioso, que pidió serenterrado con un hábito agustino. De acuerdo conlas obras que se le atribuyen la Orden de San Agus-tín sería uno de los principales patronos de Fran-cisco Vergara, pues a las obras ya citadas hay queañadir, fuera de la ciudad de Valencia, los desapa-recidos retablos de San Joaquín en el convento delos agustinos de Paiporta, y los retablos mayores delos conventos de San Agustín de Xàtiva y de Alcira,con todas las estatuas que contenían.37

El contrato del nuevo retablo mayor de San Agus-tín de Valencia especificaba minuciosamente cadadetalle de su arquitectura y ornamentación, seña-lando además la preservación de la antigua esta-tua del titular, las partes que debían incluir pintu-ras, algunas reaprovechadas también, y la necesa-ria instalación en él de las armas de los Condes delReal, patronos de la capilla mayor como ya se dijo. El contrato lo conocemos a través de una co-pia exacta, incluida en las capitulaciones del reta-blo mayor de San Pedro de Sueca, que se concertó

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32 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 190.33 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 423.34 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 382.35 FERRI CHULIO, Andrés de Sales. El escultor Manuel Vergara (Valencia ca. 1682- ca. 1762). Polinyà de Xúquer: Ajuntament dePolinyà de Xúquer, 2007, p. 17.36 BUCHÓN CUEVAS, Ana María. Ignacio Vergara y la escultura de su tiempo en Valencia. Valencia: Generalitat Valenciana,2006, p. 122.37 BUCHÓN CUEVAS, Ana María, 2006 (nota 36), p. 136.

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el 27 de junio de 1730 con Andrés Robres con lacondición de que: a de observar dicho Andrés Ro-bres en todo y por todo los Pactos, Capítulos yCondiciones que a la letra se van declarando queson en la forma siguiente que se hisieron para elretablo mayor de la Iglesia del Convento de SanAgustín de la Ciudad de Valencia,38 que glosamossegún la trascripción de Andrés Ferri: El grandiosoretablo era pues de tres cuerpos dispuestos sobreun alto zócalo, compuesto por un basamento yencima un altos pedestales adornados con deevangelistas y profetas pintados en sus netos, loque permitía la inserción de las puertecillas pinta-das que daban acceso al trasagrario. Sobre la me-sa del altar se instalaría un gran tabernáculo cu-pulado en función de sagrario y manifestador pa-ra la ostensión eucarística. Este tabernáculo esta-ba dotado de toda clase de mecanismos y tramo-ya, como los que usaban habitualmente entoncesen las grandes iglesias valencianas para la espec-tacular exposición solemne del santo sacramento:hasiendole canales y carruchas para que suba ybaxe con liberalidad, hasiéndole para este fin, untorno, y dentro del dicho Sagrario en las porcio-nes del seysavo, assí en las rectas como en las cón-cavas que hasen el cascarón, se han de hazer unosrecalados, y en medio, unos frisos de talla debuen dibuxo, con su cornisa y florón de talla, se-gún le toca a un perfecto cascarón y por la partede detrás del Sagrario, se haya de hazer puertacon sus visagras y serraja para comunicarse pordentro. La portezuela del sagrario ostentaba unlienzo de Cristo eucarístico según el divulgadomodelo joanesco, y el conjunto estaba coronadopor un corazón, emblema de la orden agustinia-na, y dos ángeles con las ynsignias del Sacramen-to.

El cuerpo principal presentaba tres calles. En elcentro, y flanqueado por dos columnas entorcha-das, se abría un nicho, ricamente ornamentadopara la estatua antigua del titular, que esta oy enel retablo viejo, hasiendole una peaña correspon-diente a la echura, que sea de buen perfil, ador-nada de labores de buen gusto, con su lienzo bo-caporte y los mecanismos oportunos para mover-lo. A ambos lados se colocaron dos parejas delienzos ovalados con ricos marcos de rocalla, flan-queados a su vez por columnas de fuste liso seme-jantes a las centrales. Todas éstas eran de ordencompuesto, con imoscapo adornado, y sosteníanun airoso entablamento quebrado, mientras quelas aletas de rocalla se adornaban con sendos án-

geles portadores de un sol y una maqueta de igle-sia, y con las armas del Iltre. Señor Conde del Real.El segundo cuerpo lo centraba un gran lienzo consuntuosa enmarcación ovalada y flanqueado pordos pares de columnas semejantes a las del cuer-po principal, aunque de menor tamaño. A amboslados, y a plomo sobre las columnas más externasdel cuerpo inferior, se colocaron dos estatuas cor-póreas de San Juan de Sahagún y de San Guiller-mo de Aquitania, representado éste con un estan-darte alusivo a sus pretendidas victorias sobre losmusulmanes en España. Finalmente, centrando eltercer piso, se dispuso otro lienzo, flanqueado to-do por dos pares de columnillas, y a los extremosdos angelotes con una mitra y un libro como em-blemas del titular, coronado todo por un rematecon un tarjón, con el capelo por remate, con bácu-lo y Cruz Patriarcal y en el escudo del medio lasArmas de la Religión.

Los tres pisos del retablo fueron provistos ademásde aletones, flámeros, pomos y jarrones profusa-mente decorados. Los ornamentos dorados, tantode las molduras como de los planos, se enriquecie-ron con motivos cincelados y la combinación dedorado mate y brillante. Las esculturas del jovenIgnacio Vergara (1715-1776) y las pinturas del ve-terano Evaristo Muñoz (1671-1737) proporciona-ron a este retablo una apariencia vistosa y magní-fica que lo convirtió en punto de referencia y mo-delo ejemplar para otros varios en distintas pobla-ciones como: la parroquial de la Sagrada Cena dePolinyà de Xúquer (1720-1730), San Pedro Apóstolde Sueca (1730-1732), etc. Completaba la instala-ción de esta “ingente máquina” el refuerzo de lascornisas de los dos cuerpos principales para quepudieran ser pisables en orden al mantenimiento,limpieza, iluminación festiva, adorno y reparacio-nes del retablo, así como la obligación de hazeruna escalera de gato que sea capas para subir des-de baxo de la mesa a la Cornisa prinsipal, por de-trás del retablo, hasiendo [...] del nicho prinsipal,una puerta para entrar en dicho nicho.

Seguía al lado del evangelio la primera capilla dela nave, que entonces constituía un tramo de ac-ceso o tránsito a la Real Capilla de la Virgen deGracia, que con su camarín extendía su superficiehacia el claustro gótico. Se trataba de la primitiva,mandada construir por el rey castellano en el sigloXIV: Enrique II de Castilla, en 1370, erigió á la Vir-gen de Gracia la capilla que está á mano derecha,bajando del altar mayor,39 esta capilla se mantuvo

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38 FERRI CHULIO, Andrés de Sales, 2007 (nota 35), pp. 19-21.39 BOIX RICARTE, Vicente, 1862 (nota 13), I, p. 338.

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hasta su demolición en 1945 conteniendo la se-pultura de dos infantas, Juana y María, hijas natu-rales de Fernando el Católico. Era de estilo góticoy planta rectangular dividida en dos tramos deigual superficie, de los que el de la cabeceraadoptaba una forma absidial de cinco lados.

En 1693, Juan Bautista Pérez Castiel había sido en-cargado de ampliar y reformar la capilla erigiendoun camarín con su altar recayente a uno de los án-gulos del claustro gótico, y de adornarla con unlujoso revestimiento barroco, encargándose ade-más de hermosear y modernizar el antiguo claus-tro gótico que con ella comunica. Jayme Jordan ladescribe así en 1704: La Capilla antigua de la Vir-gen, desde su primera erección ha estado siempreen el Claustro antiguo, llamado de nuestra Señorade Gracia. Era pequeña, y oscura; pero muy devo-ta, y causaba gran devoción à quantos entrabanen ella. Ahora en la renovación de la Iglesia lahan vuelto a labrar en el mesmo sitio, y vuelto decara à la Iglesia, con que oy es la primera despuésde la mayor, al lado del Evangelio. Tiene seis lám-paras de plata y preciosos adornos.40

Pero luego, entre 1750 y 1754, siendo prior frayNicolás Joseph Lorca y provincial fray Joseph Bas-tán, la Capilla de la Virgen de Gracia fue ampliadade nuevo, sin demoler la original, reedificándolasobre los terrenos y hacia el centro del claustro ad-junto, hasta adoptar una planta de cruz griegacon una airosa cúpula y nuevo camarín. Era un edi-ficio de lujosa arquitectura rococó, cuyos planosfueron enviados para su aprobación a Fernan-do VI, en razón del patronato real de la históricacapilla. Era ésta con diferencia la capilla más lujosade la iglesia, y constituía entonces el principal ymás venerado santuario de los valencianos: Todala obra de pintura y escultura fue ejecutada porlos hermanos Vergara […] Esta capilla puede decir-se que era la única en su clase en esta ciudad, y sutodo era bien proporcionado y escogido; hasta superímetro de grandes losas de mármol de Génovaazul y blanco.41 En realidad la renovación de la ca-pilla había sido encomendada en un principio a supadre Francisco Vergara, pero a causa su muerteen 1753 la dejó inconclusa. Fue entonces cuandosus hijos Ignacio y José se hicieron cargo de termi-nar respectivamente el retablo y las pinturas.42

La primera capilla lateral del lado del evangelio,la más importante desde el punto de vista delrango litúrgico, estaba dedicada pues a tránsitodesde la nave de la iglesia hacia la nueva Capillade Gracia. Sus muros fueron adornados con doscuadros referentes a dos momentos cruciales dela historia del monasterio agustino: su fundacióny la milagrosa adquisición del icono de Gracia.Ambas pinturas permanecen desde la exclaustra-ción de los religiosos en 1836 en los almacenesdel Museo de Bellas Artes de Valencia, nunca hansido expuestas al público, y fueron dadas a cono-cer en 2007 por el investigador José Ignacio Cata-lán.43 La pinturas son sendos lienzos de 115 x 159cm, que originalmente ornaban con sus doradosmarcos de rocalla los muros laterales. Son obrasde Juan Conchillos Falcó (1641-1711) y fueron re-alizadas a principios del siglo XVIII. En la primera(inv. 3433) ocupa el centro del cuadro el venera-ble fray Guillem Salelles, con un ligero nimbo desantidad en torno de su cabeza, que contempla

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40 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 199.41 MARQUÉS DE CRUILLES, 1876 (nota 16), I, p. 164.42 Los documentos relativos a esta obra en BUCHÓN CUEVAS, Ana María, 2006 (nota 36), p. 499.43 CATALÁN MARTÍ, José Ignacio. “El icono de Nuestra Señora de Gracia en la pintura y la estampa valenciana de los siglosXVIII y XIX”. En: VV.AA. El icono de Nuestra Señora de Gracia. Historia de la Imagen y su templo de San Agustín y Santa Cata-lina 700 años después de su fundación. Valencia: Parroquia de San Agustín, 2007, pp. 77-101.

Fig. 3. Hipótesis de restitución del aspecto del retablo mayordel Monasterio de San Agustín obra de Francisco Vergara.

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arrobado un rompimiento de gloria con tres an-gelitos que le presentan la mitra, el báculo y lacruz pectoral de san Agustín, mientras el EspírituSanto en forma de paloma le irradia con su gra-cia luminosa. Otros dos religiosos, vestidos tam-bién con el hábito agustino, le flanquean congestos de asombro ante su actitud inspirada. Lostres portan bastones propios de viajeros o pere-grinos y se encuentran en un lugar despobladoque intenta retratar la situación de aquellos te-rrenos de extramuros en la época fundacional. Ala derecha del cuadro, Valencia es evocada porun tramo de murallas donde destaca la Torre Cre-mada de la Boatella, casi como una albarrana. En

el lado opuesto una capilla con espadaña y doscampanas parece referirse a la antigua ermita deSanta Ana y San Pantaleón, donde según las pre-tensiones de los agustinos habrían sido instaladospor el propio rey Jaime.

El segundo cuadro se refiere al “Icono de Gracia”,que se veneraba en la capilla adjunta (nº inv.3453) presenta concretamente la escena de la mi-lagrosa entrega de la sacra imagen a los agusti-nos. El paisaje representa el sendero que poste-riormente se denominaría calle de Nuestra Señorade Gracia, y que unía el monasterio agustino conla zona del mercado. A la parte derecha aparecefigurada la iglesia del Monasterio de San Agustín,tal como estaba a mediados del siglo XVIII: se ob-serva el muro lateral con las dos capillas sobresa-lientes y las arcadas del pórtico que protegían suportada, y más atrás la torre del campanario edifi-cado por Juan Bautista Pérez Castiel a fines del si-glo XVII. Al otro lado se dispuso una visión ideali-zada aunque muy precisa de Valencia amurallada.Un ángel, con la vestimenta de peregrino con quese suele representar a san Rafael Arcángel, y os-tentado incluso una concha jacobea sobre la es-clavina, está dispuesto sobre una nube a modo depeana y entrega a dos frailes, que le contemplanarrobados, la tabla con la imagen de la Virgen deGracia. La tradición legendaria refiere que: á pocode su fundación, deseando los frailes tener unabuena efigie de la Virgen, encaminánbanse dosde ellos á la ciudad por la senda que conducía a lapuerta de la Boatella, para encargar la obra á al-gún diestro imaginero. Les salió al encuentro unperegrino y les preguntó á dónde iban. Dijéronse-lo, y presentándoles al punto una pintura de laMadre de Dios, tal cual la querían, les dijo: “Degracia os la doy”, y éste fue el nombre de la mila-grosa imagen, que alcanzó con el tiempo gran ve-neración. El rey de Castilla D. Enrique II restaurósu capilla, poniéndola bajo su patronato real ydándole rentas sobre los puertos de Requena, lascuales fueron confirmadas y aumentadas por DªIsabel y Don Fernando. Dos hijas naturales de esterey, las infantas Dª Juana y Dª María, recibieronsepultura en ella. La devoción á la Virgen de Gra-cia era tan general, que le ofrecían ricas dádivaspontífices y monarcas, príncipes y prelados. Suimagen estaba continuamente iluminada por seislámparas de plata; ante ella hacían estación lasprocesiones más solemnes.44

Según los estudiosos de la topografía urbana, enaquella época se dio el nombre de calle de la Vir-

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44 LLORENTE, Teodoro, 1887 (nota 18), I, p. 795.

Fig. 4. Fundación del Monasterio de San Agustín por frayGuillem Salelles en 1307 por Juan Conchillos Falcó (1641-1711), Museo de Bellas Artes de Valencia.

Fig. 5. La milagrosa adquisición del icono de Gracia JuanConchillos Falcó, siglo XVIII, Museo de Bellas Artes de Va-lencia.

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gen de Gracia a la senda, antes llamada de SanAgustín, que desde antiguo conducía del conven-to a la Boatella y al Mercado. Incluso hay constan-cia de la existencia de un altar callejero con la re-presentación de la imagen de la Virgen en el lu-gar que la tradición señalaba como el de la mila-grosa entrega del icono: Esta Calle que es una delas mas largas de Valencia y comprende nada me-nos , que desde el Convento de San Agustín, hastala Plaza que se renombró dels Alls, y después de laMerced se llamó antiguamente por los años de1374 calle de San Agustín, vulgarmente carrer deSant Agostí, porque confronta con la Porteria deeste Convento. No tardó la devoción á construirun altar en ella y según opinión de muchos en elmismo sitio donde se apareció a los Religiosos elPeregrino. Existe el mencionado altar en una delas 4 esquinas que se hallan á cosa de la mitad dedicha calle y á distancia de cerca de 300 pasos delConvento […] yo resumiendo las noticias históri-cas, que respectan á este sitio, continuo diciendoque la Majestad de Enrique 2º de Castilla en elaño 1370 erigió á sus expensas para colocar dichaimagen una Capilla de 20 palmos en quadro, quees la que hoy existe bajando del altar mayor á ma-no derecha, y sobre cuya arcada aún permaneceel escudo de armas, por el Real Patronato que sereservó, no obstante que posteriormente se levan-tó otra más magnífica Capilla de 80 palmos en elcentro del que era claustro descubierto de dichoConvento y en ella se colocó la Imagen de NuestraSeñora de Gracia en el día domingo á 8 de Se-tiembre 1754.45

En el lado recayente a la sacristía estaba la pétreacapilla gótica, que albergaba el panteón de las in-fantas María y Juana, y el lucillo sepulcral con lafigura yacente en relieve de fray Guillem Salelles,fundador de monasterio, que falleció el 4 de ma-yo de 1310, y fue enterrado en la iglesia. En 1369sus huesos se colocaron en esa arqueta de piedra,en previsión de su posible canonización, nuncallevada a efecto. La urna, parcialmente policroma-da, estaba dispuesta originalmente en alto, soste-nida por dos canes de piedra esculpidos.46 FrayGuillem está efigiado como yacente, vestido con

el hábito agustino, y su rostro lampiño deriva pro-bablemente de la mascarilla del difunto. Sobre lacubierta figura la inscripción: Hic : iac(et) : reli-gios(us) : vir: frat(er) / : G(uillelmus) : de : Salelles:,fundator : (et) : edific / ator) : hui(us) :monast(erii) : s(an)c(ti) : Aug(usti)i :, q(u)i : obiit / :IIIIº : nonas : madii : anno : D(omi)ni : Mº : CCCº .Xº / cui(us) : a(n)i(m)a : req(u)iescat : in : pace :Amen.47 Según el historiador Carlos Sarthou estaleyenda está esculpida en un saliente de la tapa adoble vertiente del arcón de piedra, apareciendoen la banda de frente, lateralmente relevada, laestatua yacente.48 Desde el saqueo de la iglesia enjulio de 1936 este pequeño sarcófago conserva enel Museo de Bellas Artes de Valencia.

También en el paso desde la nave de la iglesia a laCapilla de la Virgen de Gracia se había recolocadoun retablo antiguo que Cruilles pensó fuera elpintado por Juan de Juanes, y que anteriormenteestuvo presidiendo esa capilla: A la mano derechaentrando había un altar antiguo, acaso de la an-terior capilla, digno de gran estima por las pintu-ras, que a Ponz le parecieron anteriores a la épocade Juanes, aunque Zacarés, posteriormente, lasatribuyó a éste: estaban ejecutadas con suma pro-digalidad y hermosura de colores y con cierta sim-plicidad de expresión. Representaban los misteriosgozosos y gloriosos de la vida de Nuestra Señora.Pero aquí el Marqués de Cruilles se equivoca, puesel retablo situado en el paso a la Capilla de Graciaal que se refiere Antonio Ponz era otro: Al entraren ella hay sobre la mano derecha un altar anti-guo, digno de mucha estimación por sus pinturas,que parecen algo anteriores à la edad de Joanes.La tabla del medio es una Circuncisión: hay mu-chos asuntos de santos, y otros pertenecientes á laVida de Christo, executado todo con suma prolixi-dad, y hermosura de colores; a lo que se ha deañadir cierta simplicidad y expresión sobre quetan poco alto se hace ahora, siendo parte tanesencial en las buenas pinturas.49 Está claro que setrata de un retablo quinientista dedicado a la Cir-cuncisión, y que el antiguo retablo de la Virgende Gracia, pintado por Juanes, estaba ya desmem-brado en otro lugar.

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45 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1724 (nota 10), II, pp. 96-99.46 TRAMOYERES BLASCO, Luis. “Arte funerario ojival y del Renacimiento según los modelos existentes en el Museo de Valen-cia”, Archivo de Arte Valenciano, 1915, nº 1, p. 20.47 GIMENO BLAY, Francisco. “Materiales para el estudio de las escrituras de aparato bajomedievales. La colección epigráficade Valencia”. Epigraphik 1988, Fachtagung für Mittlalterliche und neuzelitliche epigraphik Graz Mai 1988. Viena: Ósterrei-chische Akademie der Wissenschaften, 1990, p. 210.48 SARTHOU CARRERES, Carlos. Monasterios Valencianos (su historia y su arte). Valencia: Excelentísima Diputación Provincialde Valencia, 1943, p. 98.49 PONZ PIQUER, Antonio, 1789 (nota 22), p. 121.

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En efecto, después de la construcción de la capillanueva en 1754, las pinturas joanescas fueron tras-ladadas a la contigua sacristía, donde las reseñaPonz algo más adelante, al final de su Carta Vª:Vamos á la sacristía de esta Iglesia, en donde ca-balmente se encuentran los fragmentos de un al-tar con pinturas de Joanes. Por fortuna se pusie-ron en salvo, por obra de algún sugeto, á quiendeben estar muy obligados quantos piensan bien:Se ven en las paredes de esta sacristía varios qua-dritos del referido Autor, que representan laAnunciación, el Nacimiento, la Adoración de Re-yes, la Resurrección, la Ascensión, la venida del Es-píritu Santo, y la Concepción de nuestra Señora; yaunque todas estas obras corresponden á la habi-lidad de quien se cree que las hizo, hay algunas,que verdaderamente sorprenden.50 Allí las pudoestudiar también Orellana, que además documen-ta fehacientemente su autenticidad: En la Sacris-tía del Convento de San Agustín son originales dedicho Autor; la Asumpción, la Anunciación, la Re-surrección del Señor, la Ascensión, el Nacimientodel Niño Dios, y la Coronación de la Virgen; perolas otras dos pinturas, a saber, la Adoración de losReyes y la Venida del Espíritu Santo (que son dosde las tres que más celebró D. Antonio Pons) soncopias de mano de Thomas Medina hechas por elaño 1774, que las sacó de los originales de Joanesque existían en dicha Sacristía y se remitieron alIll.º D. fr. Raphael Lasala, Obispo de Solsona, Priorque havia sido de dicho Convento de San Agustín,y después Obispo Auxiliar de Valencia, el que a la

sazón se hallaba en Madrid, donde sin duda exis-ten dichos dos originales y (según informes) en lacasa del Príncipe, frente de la fachada del Escorial.Todas las relacionadas pinturas son las que comode mano de Joanes celebró el Padre Jordán di-ciendo estaban en la antigua Capilla de NuestraSeñora de Gracia, y esta verdad se desprende porel mismo testamento de Joanes donde en unaclausula manifestó que aun se le estaba deviendoalgo de su precio, pues dice assi: “Item, regonechque es deutor lo Re. Frare Joan Morató, del ordede S. Agustí, de la ciutat de Valencia, 200 Ls. Mo-neda real de Valencia, ans mes que menys, lesquals se me deuen de resta de major quantitat delretaule que pintí en la capella de N.ª S.ª de Gracia,que està en el Convent de Sant Agustí, de ditaciutat de Valencia”.51

Esta declaración recogida por Orellana fue reali-zada ante el notario Cristóbal Llorens, poco antesde la muerte Juan de Juanes en Bocairent, en di-ciembre de 1579. De estas pinturas, ha sido siem-pre muy estimada la que representa La Asunción,que con la exclaustración de los religiosos pasó alMuseo Provincial de Bellas Artes, donde se conser-va: la mayoría de autores que a ella se han referi-do también suelen subrayar su indiscutible calidadpictórica incluyéndola con razón entre las mejoresobras del artista. Albí la fecha razonablemente en1578. Como es sabido, procede de un retablo queexistió en la capilla de la Virgen de Gracia del con-vento de San Agustín de Valencia (hoy parroquia),arropando el famoso icono bizantino de esta ad-vocación mariana allí venerado.52 Las demás pin-turas del retablo de Juanes, y las dos copias efec-tuadas por Tomás Medina, se perdieron en fechaincierta, pero: la reciente aparición en el comerciomadrileño de una Adoración de los Magos y lanoticia que ya teníamos de un Pentecostés, nosalertó, por su tamaño y estilo de las piezas, queéstas podían ser las tablas de su mismo asunto do-nadas al obispo de Solsona, razón por la cual op-tamos por incluirlas en el presente contexto con-vencidos de tal identificación.53

Otras pinturas de Juanes debió albergar el Monas-terio de San Agustín, a tenor del dibujo de un re-tablo, de mano de Juanes, que se conserva en el

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50 PONZ PIQUER, Antonio, 1789 (nota 22), p. 124.51 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), pp. 56-57.52 BENITO DOMÉNECH, Fernando (coord.). Joan de Joanes. Una nueva visión del artista y su obra. (Exposición celebrada enValencia, Museo de Bellas Artes de Valencia, del 31-I-2000 al 26-III-2000). Valencia: Generalitat Valenciana, 2000, p. 186.53 BENITO DOMÉNECH, Fernando; GÓMEZ FRECHINA, José (coords.). La memoria recobrada. Pintura valenciana recuperadade los siglos XIV-XVI. (Exposición celebrada en Valencia, Museo de Bellas Artes de Valencia, del 27-X-2005 al 8-I-2006; Sala-manca, Sala de Exposiciones Caja Duero, del 9-II-2006 al 19-III-2006). Valencia: Generalitat Valenciana, 2006, p. 244.

Fig. 6. Urna sepulcral de fray Francesc Salelles, 1369, Museode Bellas Artes de Valencia.

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National Museum de Estocolmo y que lleva la si-guiente anotación: Gio. di Valenza Fece il presen-te disegno per un altare nella chiesa di S. Agosti-no nella detta città che fu difatto l’anno 1596. Eldibujo en cuestión perteneció al canónigo VicenteVitoria (1650-1709), tratadista y pintor, que estuvoen Italia, donde llegará a reunir una colección ar-tística de evidente interés.54 La anotación pudoser escrita por el mismo Vitoria, de quien afirmaPalomino que: Posehía el idioma italiano con pro-piedad, y assí en éste como en el especial compo-nía en verso con mucho aplauso. El ilustre huma-nista, tan amante de coleccionar obras de arte,medallas y libros pudo adquirir el dibujo cuandopintaba para la iglesia del Monasterio de SanAgustín los cuadros de la capilla de Santa Rita delos que más adelante se dirá. Por otro lado el di-bujo en sí parece corresponder a un retablo pinta-do para la capilla de la Virgen de la Leche, que es-taba situada en el otro ángulo del claustro góticorecayente junto al muro de la iglesia. Dicho reta-blo, a tenor del dibujo, mostraba en el centro uncuadro de media figura con la Virgen María lac-tando al Niño, rodeada por una guirnalda oval decabecitas de querubines. A ambos lados, en nichosfigurados flanqueados por columnas, se represen-tó a San Joaquín y Santa Ana en actitud de vene-ración hacia la imagen central. Sobre ellos dostondos con las medias figuras de una Anunciacióny las estatuas de Santa Bárbara y San Antón, flan-queaban a su vez una gran tabla con la escena delCalvario. En el banco, ocupaba la parte central elVarón de Dolores, es decir Cristo muerto y sosteni-do por dos ángeles, y a sus lados lo completabanseis bustos de santos: los dos Vicentes, SantiagoApóstol, San Sebastián, San Roque, Santa Catalinay Santa María Magdalena. Toda la carpintería delretablo, diseñada al estilo renacentista, debió eje-cutarse con riqueza y primor a tenor del dibujo,con columnas decoradas en el imoscapo, guirnal-das, volutas y elaboradas molduras.

En el mismo lado de la nave de la iglesia, el costa-do del Evangelio, seguía la Capilla de Santa Mó-nica, la madre de San Agustín, que es la que hoyocupa el Crucifijo de la Preciosa Sangre y Provi-dencia. Anteriormente a esta santa la venerabanlos agustinos en una de las cuatro capillas del pri-mer claustro, la que daba paso al refectorio y se-gundo claustro, que ahora fue dedicada al SantoSepulcro. Los agustinos conservaban la tradición

inmemorial de que, a su muerte en 387, santaMónica había sido enterrada en Ostia Tiberina. En1430, el general fray Agustín Favaroni solicitó per-miso a Martín V para trasladar sus reliquias al con-vento de los agustinos de Roma. Un traslado en elque participó el agustino aragonés fray Antoniode Fano, como delegado de Alfonso V y que in-crementó considerablemente el culto popular tri-butado a esta santa. Su propio hijo la había hechofamosa en sus célebres Confesiones al referirse alas muchas lágrimas que había derramado por sucausa y para conseguir su conversión: Era un to-rrente de lágrimas lo que brotaba de sus ojos; erael dolor de una madre que ha perdido su hijo;eran los gemidos de Raquel, la madre inaccesiblea todos los consuelos…. En efecto Mónica, nacidaen Tagaste en 332, se había casado a los 22 añoscon Patricio, un esposo pagano que la trató condureza aunque logró convertirlo y que se bautiza-ra antes de morir. Con él tuvo tres hijos: Agustín,Navigio y Perpetua. Pero la apostasía del jovenAgustín, a poco de emprender sus estudios supe-riores en Cartago, la sumió en un profundo dolorque manifestaba con constante llanto. Dedicódesde entonces su vida a impetrar su conversión yson muy conocidas las palabras con las que la qui-so tranquilizar Ambrosio de Milán: “Id en paz,porque es imposible que se pierda el hijo de tan-tas lágrimas”. Un grabado devocional del obradorAgustín Laborda (1746-1774) nos muestra a la es-cultura que se veneraba esta capilla.55

Entre ambas capillas, en lo ancho de la pilastra, fi-guraba un retablo con el cuadro de Santa Veróni-ca de Binasco religiosa agustina italiana que sedistinguió por su gran austeridad, y por ciertasmisteriosas visiones proféticas que tanto impresio-naron a Leonardo da Vinci durante su estancia enMilán, y que hoy día han sido varias veces objetode tratamiento literario en textos de historia fic-ción. La beata Verónica (1445-1497), había nacidoen Binasco, cerca de Milán de una modesta fami-lia de campesinos, pero adujo desde muy joven vi-siones extraordinarias: Las gracias del Cielo pare-cían haberse dado cita e aquella alma privilegiada.Tuvo sobre todo el don de lágrimas en grado ex-traordinario. Lo mismo en público que en privadono dejaba de verter llanto; hubiérase dicho quesus ojos se habían convertido en dos fuentes ina-gotables. Hacía esfuerzos por moderarse pero caíaenferma, y no volvía á recuperar la salud sino

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54 BENITO DOMÉNECH, Fernando, 2000 (nota 52), p. 192.55 PÉREZ CONTEL, Rafael. Imatgeria popular a València: gravats en fusta i metal. Valencia: Conselleria de Cultura, Educació iCiència, 1990, p. 163.

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cuando dejaba correr libremente las lágrimas […]El llanto corría con más intensidad en los momen-tos de éxtasis.56 Profesó como religiosa agustinaen el Convento de Santa Marta de Milán, y ade-más de sus visiones, sus luchas con el demonio, ysus comuniones milagrosas son muy interesantessu entrevista con Alejandro VI y la conversaciónsecreta que con él mantuvo, y de la que se deriva-ron las conocidas palabras del pontífice: “Honrada esta mujer, es una santa”. Benedicto XIV la ha-bía beatificado en 1517, y es por tanto razonableque los agustinos valencianos colocaran su ima-gen en este lugar de la iglesia contiguo la capillade Santa Mónica, de quien eran también famosaslas lágrimas derramadas por la conversión de suhijo Agustín que se convirtieron en su principalatributo iconográfico. El cuadro de la Beata Veró-nica de Binasco, atribuido a Vicente Salvador Gó-mez, se conserva aún en los almacenes de MuseoProvincial de Bellas Artes (Inv.-3241).

Entre la capilla de Santa Mónica y la siguiente de-

dicada a Santa Rita de Casia, el cuadro del retabloinserto en la pilastra representaba a otra religiosaagustina: Santa Clara de Montefalco (1268-1308),famosa por sus visiones de Cristo como peregrinoy por la tradición de que este había implantado sucruz en el corazón de la religiosa. A su muerte lefue extraído en efecto el corazón y en él se creyóver un crucifijo y diversos instrumentos de la Pa-sión realizados en los tejidos cardiacos (impresosen su corazón). Autentificado este hecho prodi-gioso por una comisión de médicos, juristas y teó-logos, se inició en 1328 un proceso de beatifica-ción que no culminó sin embargo hasta 1737, bajoel papa Clemente XII, lo que justificaría la recientecolocación de su imagen en la iglesia de SanAgustín, que Ortiz describe en 1740. Sus represen-taciones incluyen además de un corazón selladocon los instrumentos de la Pasión, la balanza, enuno de cuyos platillos se presentan tres piedras re-dondas en referencia a los tres cálculos biliaresiguales que, tras su autopsia, la ingenua piedadde la época consideró un símbolo de la Trinidad.

En la Capilla dedicada a Santa Rita (†1456) en rea-lidad Margarita, otra religiosa agustina muy po-pular en Italia y España, que había sido beatifica-da en 1628, se levantaba un retablo de dos cuer-pos adornado con lienzos pintados por EvaristoMuñoz: en la capilla de Santa Rita, la Santa Rita(lienzo principal de su retablo) y la del pedestal,que en dicha Santa es una rexa, pero no los cola-terales de dicha capilla, que essos son del Canóni-go Vitoria.57 En efecto estos dos últimos los pintóel ilustre y erudito clérigo, quizás recibiendo en-tonces el dibujo de Juan de Juanes que antes seha comentado. Era Vicente Vitoria (1658-1712)digno pintor, grabador, erudito y poeta, que trasuna primera estancia en Roma, volvió a Valencia,donde residía en una hermosa quinta de campoen la huerta de Ruzafa. Realizó diversas pinturaspor amistad y gusto entre las que se encuentranlos muchos cuadros que pintó para la sacristía delconvento de San Francisco, donde tenía un her-mano religioso, y la pintura al fresco de la capillade San Pedro, la parroquial de la Catedral: Pintótambién los quadros de la Capilla de Santa Ritadel Convento de San Agustín.58 De los dos Cua-dros de Evaristo Muñoz que adornaban el retablo,uno se ha conservado quizá en el Museo Provin-cial de Bellas Artes, el que cerraba el nicho central(Inv. 3535), donde la santa aparece representada

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56 D’ALZÓN, Manuel. Vidas de los Santos ilustradas, 2 vols. París: Maison de la Bonne Presse, 1897, II, p. 91.57 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 382.58 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 278.

Fig. 7. Santa Verónica de Binasco, Museo de Bellas Artes deValencia.

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en oración, de rodillas ante un gran crucifijo. Enángulo superior izquierdo hay dos ángeles mance-bos, uno de los cuales toma de la corona del Cris-to una espina como la que se incrusta en la frentede la santa: Pidió a Jesús que le hiciese participarde los tormentos que sufrió para salvarnos y sintiósúbitamente que oprimía sus sienes una coronade punzantes espinas. En seguida vió brotar delCrucifijo, á cuyos pies oraba, un rayo de luz, cuyaextremidad le hizo una señal en la frente. Inme-diatamente después, como si aquel rayo sólo hu-biese servido para señalar el punto á que el divinoarquero deseaba asestar el tiro, se desprendió unaespina de la corona de Crucifijo, y fué á clavarseen la frente en el punto señalado por el rayo desol. Dicha espina produjo una herida que la santallevó toda su vida y que aún se ve en la cabezaque se ha conservado intacta como el resto delcuerpo.59 Numerosos angelitos la rodean con flo-res y con una cartela con su nombre, y en el cen-tro, sobre una mesa vestida, aparece un vaso decristal trasparente con las simbólicas rosas queaun reparte la subsistente cofradía de santa en eldía de su fiesta, en memoria de las que hizo bro-tar milagrosamente en el corazón del invierno enel convento de Casia.

Pero, detrás de las pinturas de Evaristo Muñozque servían de telones bocaportes a los nichosdel retablo, la labor de escultura fue obra de unjoven Ignacio Vergara que sorprendió por su ha-bilidad: En el convento e iglesia de San Agustínde Valencia son de mano de dicho Vergara lasdos imágenes de Santa Rita que están en esta Ca-pilla, la una del deliquio o desmayo, y la otra dela rexa, y más adelante se puede leer: bajo la Es-cuela de su padre hizo el grupo de Santa Rita deCasia, sostenida en su desmayo por dos Ángelesmancebos y otros agregados, que está en su Capi-lla de Padres Agustinos de esta Ciudad, que que-daron admirados al ser una obra tan estudiosa deun muchacho que aún no contaba diecisieteaños.60

Aunque estas hermosas esculturas se dan por per-didas a raíz de la ocupación napoleónica del mo-nasterio, y nadie las ha vuelto a ver desde enton-

ces, podemos reconocerlas en un excelente graba-do de Vicente Capilla y Gil que las evoca.61 IgnacioVergara (1715-1776) fue un excelente escultor,pródigo en obras preciosas y permaneció siempresentimentalmente unido a este Monasterio deSan Agustín, como miembro de la Cofradía deNuestra Señora de la Consolación y Correa, princi-pal advocación mariana de la orden de los agusti-nos: Murió dicho profesor de Valencia, en su casa,plaza de San Francisco, parroquia de San Martín,el 13 de abril de 1776, a la edad de 61 años y fueenterrado en el convento de San Agustín […] enla Capilla de Nuestra Señora de la Correa.62 Paraesta capilla, situada al otro lado de la nave, comose ha de ver, pintó su hermano menor, José Verga-ra, que ya había realizado al fresco todas las pin-turas de la Capilla de la Virgen de Gracia, un bellí-simo lienzo, que hoy se guarda en una colecciónparticular valenciana.63

Volviendo a la Capilla de Santa Rita, debajo de sualtar se veneraban como reliquias desde 1686, enarquetas cerradas con llaves y forradas de tercio-pelo carmesí, los cuerpos de dos frailes agustinosde los que ya se ha hecho referencia y que murie-ron en concepto de santos, fray Jaime López yfray Tomas Bosch: dentro de sus arcas y en ellassus laminas de plomo, que dizen lo que encierran[…] y vimos que los huessos del Venerable PadreLopez despedían buen olor, y tenían color de ca-nela, como los de Santo Thomàs de Villanueva.64

Un gran lienzo con Las Santas Lucía, Águeda yApolonia, sobre el retablo instalado en el pilar, se-paraba la Capilla de Santa Rita de la siguienteconsagrada al San Guillermo de Aquitania, y hoydedicada a San Vicente Ferrer.

San Guillermo de Aquitania, era uno de los princi-pales modelos de santidad para la orden agustina,y legendario fundador de los monjes guillermitas,una de las organizaciones de carisma agustinianoque participaron en la Gran Unión promovida porInocencio IV en 1244. No obstante su presenciaaquí estaría justificada, además de por la extraor-dinaria devoción que profesaron los valencianos aeste santo caballero, ante todo a causa de unamuy curiosa tradición legendaria local. Según nos

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59 D’ALZÓN, Manuel, 1897 (nota 56), II, p. 188. 60 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), pp. 423-599.61 ESPINÓS DIÁZ, Adela (dir.) et alii. Gravats de la Col·leció Giner-Boira del Museu de Belles Arts de València. Valencia: Gene-ralitat Valenciana-Museu de Belles Arts de València, 2008-2009, pp. 112 y 155 (104). Inv. General. núm. 401/2001.62 ESPINÓS DIÁZ, Adela, 2008-2009 (nota 61), pp. 424 y 601.63 GIMILIO SANZ, David. José Vergara 1726-1799. Del tardobarroco al clasicismo dieciochesco. (Exposición celebrada en Valen-cia, Museo de Bellas Artes de Valencia, 2005). Valencia: Generalitat Valenciana 2005, pp. 168-169.64 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 442.

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Fig. 8. Santa Rita de Casia por Evaristo Muñoz (1671-1737), Museo de Bellas Artes de Valencia.

Fig. 9. Aparición de Cristo y de la Virgen a santa Rita de Ca-sia en la hora de su muerte, 1787. Chisto y su SSª Madre visi-tan la Btª Rita de Casia e su ultima enfermedad; / la anun-cian su dichoso tránsito a la gloria: y el Sºr en prueva de suamor le da un tierno abrazo. /A expensas de su Ytt. Cofadríafundada en el Rl Convº de S. Agustin de Valencia año1787//Vte. López lo inv. Y dib. Vte. Capilla la grabó. 356 x244 mm. Talla dulce. Museo de Bellas Artes de Valencia.

Fig. 10. Nuestra Señora de la Consolación yCorrea por José Vergara, Colección particular.

Fig. 11. Nuestra Señora de la Consolación y Correa por JoséVergara, dibujo preparatorio, Museo de Bellas Artes de Va-lencia.

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trasmite fray Jayme Jordan, san Guillermo habríavenido a habitar al final de su vida en una cuevasituada en las cercanías de la localidad valencianade Castellfabit, donde habría fallecido y dondefue enterrado por sus discípulos. Más tarde, sucuerpo habría sido trasladado a la iglesia parro-quial de la Virgen de los Ángeles: donde en unaCapilla propia del Santo oy dia es venerado comoà San Guillermo Duque de Aquitania, y Frayle dela Orden de San Agustín, descubriendo, y mani-festando sus Reliquias al pueblo dia diez de Fe-brero, en que celebran su fiesta todos los años.65

Lo inverosímil de esta tradición valenciana, con-tradice a otros historiadores agustinos, y ademása lo que se recoge en el propio oficio del santo,revisado por el cardenal Cesare Baronio, pero noarredra al cronista agustino valenciano que, trasvisitar la cueva y el altar de santo en aquella loca-lidad y tomar nota de los milagros que se atribu-yen, manifiesta: Mas como sea dificil de creer queS. Guillermo, aya muerto en el territorio de Cas-telfabit en el Reyno de Valencia, y que sean susReliquias las que se enseñan en la iglesia Parro-quial de dicha Villa […] con todo referiré los fun-damentos que tengo, que me parecen solidos, pa-ra afirmarlo y puedo decir con verdad, que quan-to diré en prueba de esto, lo he visto con mis ojos,y tocado con mis manos.66

En realidad la leyenda de San Guillermo de Aqui-tania, canonizado en 1202 por Inocencio III, fueforjada en la abadía de Saint Guillaume du Dé-sert, enclavada en el Languedoc, y popularizadapor los peregrinos de Camino de Santiago. La in-tención de aquellos monjes era la de glorificar asu fundador, a quien quisieron identificar conGuillermo, un paladín de Carlomagno muerto en812, que luego se había convertido en el héroe deun ciclo de leyendas caballerescas, y al que se qui-so atribuir anacrónicamente la fundación de la or-den de los guillermitas en 887. Esta figura legen-daria fue refundida con la del primer duque deAquitania, Guillermo El Piadoso (†918), fundadorde numerosos monasterios, entre ellos la Abadíade Cluny, y aun con la de otros sucesores suyos enel ducado de su mismo nombre. Especialmentecon Guillem IX de Aquitania, conde de Toulouse yPoitiers, que murió tres siglos más tarde, en 1138.Este último, también conocido como Guillermo ElTrovador, abuelo de la famosa Leonor de Aquita-nia, fue un personaje extravagante y generoso yun poeta genial, el primero que expresó en sus

versos el ideal del amor cortés que iba a conocertan gran fortuna en la poesía medieval. Su hijoGuillermo X, durante el pontificado de Inocen-cio II (1130-1143), había desafiado al papado aldistribuir entre sus adictos los obispados de susdominios y favorecido con violencias el cisma delantipapa Anacleto, pero reducido a la obedienciapor san Bernardo de Claraval, habría renunciadoal ducado para llevar en adelante una vida de ri-guroso ascetismo y peregrinaciones penitenciales.Aún se añadieron al complejo personaje rasgos deotro Guillermo, los del peregrino y ermita sanGuillermo de Maleval o Malevalle que para morti-ficarse habría hecho voto además de llevar duran-te el resto de su vida una cota de malla sobre lapiel, instrumento que se hizo fijar con sólidos he-rrajes, que habría sido maltratado por los demo-nios, como san Antón, y curado por un bálsamocelestial que le trajeron tres vírgenes. Esta com-pleja y conmovedora biografía oficial reunía puestodas las emocionantes características, mágicasfantasías, y sugestivos episodios propios de la di-fundida literatura caballeresca de la época quepudieran desearse, por lo que resultaba especial-mente atractiva a sus devotos, que fueron abun-dantes por cierto en toda Europa, y particular-mente en Valencia desde su conquista cristiana,como lo demuestra la gran extensión del patroní-mico. Este santo legendario, producto de los ras-gos biográficos de varios “Guillermos” y adorna-do con los más estimulantes pasajes novelescos, sehabía convertido en un modelo de caballero cris-tiano ideal. Así que los añadidos de fray JaymeJordan tampoco resultan tan extemporáneos. Sele representó entre penitente y caballero, con unyelmo y la coraza, además del manto negro de losguillermitas y un bastón de peregrino.

Seguía, sobre el ancho pilar, un retablo con uncuadro de San Gil Abad junto a su cierva, un santode quien se guardaba una importante reliquia enla sacristía mayor. Era un monje benedictino deorigen griego, Aigidios, que vivió en el siglo VII, ysegún la leyenda huyó de la veneración que susci-taba en Atenas, refugiándose como ermitaño enFrancia, en una gruta de la región de Arlés, dondesustentaba con la leche de una cierva. En 673, elrey visigodo Wamba, que cazaba en aquellos bos-ques, disparó a la cierva hiriendo al ermitaño enla mano. Como penitencia edificó en aquel lugarun monasterio, donde tras la muerte de Gil se eri-gió la poderosa basílica de Saint Gilles: Se halla

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65 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 106.66 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 106.

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muy acreditada en Cataluña la tradición de quesan Gil vivió algún tiempo en España, en una gru-ta de la montaña de Nuria y que allí esculpió laimagen de la Virgen venerada hoy día, y que almarcharse de allí la ocultó en su gruta donde fuemilagrosamente descubierta en 1079.67 San Gilforma parte de un grupo muy especial, el de losllamados Catorce de Santos Auxiliadores, cuya fes-tividad conjunta recogía el antiguo misal romanoel 25 de julio, aunque todos ellos tenían consagra-do además un día propio. Se les presentaba comoun grupo de santos a los que distinguía un espe-cial amor por sus fieles, que se dirigían a ellos conespecial devoción en las necesidades materiales,constituyendo un elemento decisivo de la religio-sidad popular. A san Gil se le invocaba contra elmiedo, los ensueños y terrores nocturnos, los in-cendios, la epilepsia, la locura, la fiebre, la sequía,y sobre todo era muy venerado a causa de la creencia popular de que quien le invocase queda-ba eximido de confesar algún pecado muy ver-gonzante con la condición de no reincidir en él:Se cuenta que cuando después de haber conquis-tado España, los sectarios de Mahoma pasaron losPirineos en 719 é invadieron á Francia, san Gil serefugió al lado de Carlos Martel. El duque habíacometido un pecado muy grave que no se atrevíaa declarar á nadie. Mientras san Gil decía la misaentregole un ángel un papel donde estaba escritoel pecado de Carlos y la promesa de perdón si secorregía. El santo mostró el papel al duque quecayendo a sus pies reconoció su pecado y recibióla absolución del mismo.68 En la siguiente capilla,hoy dedicada a Santa Marta, se abría entoncesuna ancha arcada ojival que franqueaba fácil pasoa las solemnidades y procesiones hacia el primerclaustro del monasterio.

Aunque su construcción original era similar a lasdemás, las dos capillas restantes de ese lado pre-sentaban una bóveda más baja por estar situadasdebajo del coro elevado añadido en el siglo XV,que entonces ocupaba los dos últimos tramos dela nave, como en los conventos valencianos de lasclarisas de La Trinidad y las dominicas de SantaCatalina de Sena, y no un solo tramo como en laactualidad. La primera de éstas estaba dedicada alveneradísimo fraile agustino San Nicolás de Tolen-tino, del cual se ha conservado hasta nuestros días

en la iglesia de San Agustín una antigua estatuade madera tallada y policromada. Era una de lascapillas más veneradas por los fieles y gozaba demuchos privilegios espirituales: entre las Indul-gencias, una en la Capilla de San Nicolàs de Tolen-tino, en que se saca una alma del Purgatorio porcada Missa que se dize en su Altar, donde se vene-ra una milagrossisima Imagen del Santo muy anti-gua, que quisieron quemar los Iudios, y el Cielo lapreservò milagrosamente, como afirma la comúntradición del Convento.69

San Nicolás de Tolentino (1249-1305), canonizadoen 1445, era el patrón de los agonizantes y de lasalmas del Purgatorio y también se lo invocabacontra la peste y las fiebres en general. Para curara los enfermos y para aliviar a las mujeres en lostrabajos de parto, se distribuía a sus devotos elPan de San Nicolás, que había que comer remoja-do en un vaso de agua. El retablo de esta capilla,según el cronista Jordan, fue costeado por el va-lenciano fray Jaime López (1616-1670) y la pinturaera obra destacada de fray Vicente Guirri. Miem-bro de la comunidad del monasterio, Guirri(†1640) era valenciano y tomó el hábito en SanAgustín en 1608, después de lo cual se descarrió:de manera, que faltando castigos para èl, vino aser tenido por loco, incorregible, y sobradamentetemerario, pero tras enfermar de unas calenturas:hizo una mudança de vida tan grande, y empren-dió el camino de virtud con tal fervor, que no aca-bavan de maravillarse los que le conocían.70 A par-tir de ese momento se aplicó a pintar cuadros pa-ra el Monasterio de San Agustín: imágenes desantos de la orden y especialmente retratos defray Jaime Pérez de Valencia, al que profesabasingular devoción. Uno de ellos expuesto en laiglesia fue retirado sin embargo en 1625, cuandoUrbano VIII decretó la prohibición de profesar cul-to público a personas cuya santidad no hubiese si-do aprobada oficialmente aun por la santa sede.Entonces este retrato fue trasladado al claustro,junto al refectorio. Era pintor: de una más quemediana habilidad y destreza, como puede versepor sus obras.71

Uno de sus cuadros más importantes es precisa-mente el de la Aparición de la Virgen a san Nico-lás de Tolentino enfermo, que formaba el grancuadro de altar en su venerada capilla de la igle-

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67 D’ALZÓN, Manuel, 1897 (nota 56), p. 276.68 D’ALZÓN, Manuel, 1897 (nota 56), p. 277.69 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 194.70 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), pp. 365-367.71 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 488.

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sia del monasterio. Esta notable pintura, incauta-da en 1836 con motivo de la forzada exclaustra-ción de los religiosos, estuvo expuesta en el Mu-seo de la Real Academia, instalado en las depen-dencias del exconvento del Carmen Calzado. Asílo recoge, con el número 81, el inventario realiza-do en 1847, donde aparece ubicado en los murosde la antigua Capilla de la Vida y está correcta-mente atribuido a fray Vicente Guirri, aunqueerróneamente descrito como una Aparición de laVirgen a san Agustín. Posteriormente, el cuadrodesaparece sin ninguna explicación, como tantosotros de los recogidos de los conventos valencia-nos y de los que no se ha vuelto a dar razón.

En el siglo XVIII, según Orellana, la pintura de unnuevo retablo fue encargada a Félix Lorente(1712-1787) un discípulo de Evaristo Muñoz y aca-démico de San Carlos especializado en retratos ybodegones: como la pintura del retablo de Nues-tra Señora de la Soledad, que está al entrar por lapuerta principal de la plaza de la Iglesia del Con-vento de San Agustín; el retablo de San Nicolás deTolentino en la misma iglesia.72 Sin embargo, lasescenas que decoraban las paredes de esta capillacorrieron a cargo de Félix Troya (1660-1731), discí-pulo de Gaspar de la Huerta, que: se dio a pintarcon aquella poco acordada presteza, que por locomún vive reñida con el primor, y es enemiga delacierto. Pero aciendose mas feliz ya con la practi-ca, ya con la especulación y ciudado, vino a conse-guir un grado de habilidad que se hizo aprecia-ble, executando obras de mas de mediano merito,algunas de las quales casi se equivocan con las dedicho Gaspar de la Huerta, su maestro. Pintó loscuadros laterales en la pared de la Capilla de SanNicolás de Tolentino, en la Iglesia del Convento deSan Agustín de Valencia, y otras muchas obrasque acreditan su empeño.73 También este cuadrofue objeto de incautación con ocasión de la ex-claustración de los frailes, y asimismo desapareciómisteriosamente de los fondos del Museo de Be-llas Artes en fecha incierta. Sin embargo, en estecaso aún podemos reconocer la magnífica pinturapor cuanto, antes de ser arrebatado a los agusti-nos valencianos, en 1826, M. Peleguer realizó porencargo de su cofradía, una cuidadosa reproduc-ción grabada del cuadro a partir de un dibujo deAntonio Rodríguez. Allí aparece el joven fraile ita-liano incorporándose en su austero lecho para re-cibir de Santa María, entronizada y acompañada

por el Niño y varios querubines, el milagroso tro-zo de pan que habría de devolverle la salud, y darlugar a la conocida devoción de los panecillos desan Nicolás: acometió al Santo un ataque tanfuerte que se creyó á las puertas de sepulcro. Eltemor del juicio de Dios contribuyó á aumentar sumal; pero la Santísima Virgen, le tranquilizó di-ciéndole: “No tengas miedo, pues tu Salvador teama, y nosotros intercederemos por ti. Aún no hallegado la hora de tu muerte. Manda á buscar á lagranja vecina un pedazo de pan cocido hoy; mója-lo en agua, cómelo y recobrarás la salud”. Obede-ció Nicolás y se levantó lleno de fuerza y de vida.En memoria de este milagro, los Agustinos bendi-cen panecillos el día de la fiesta. Muchas de laspersonas, que comen de estos panecillos invocan-do el nombre de la virgen María y el de san Nico-lás, se ven casi siempre libres de sus males. Tam-bién se les ha dado á los animales para preservar-les de accidentes y epidemias. En el ángulo infe-rior derecho, un angelito sentado en un taburetemuestra la panoplia de atributos iconográficospropios del santo: la imprescindible calavera y lasdisciplinas, que se refieren a sus rigurosas mortifi-caciones, el blanco lirio de su virginidad, y el plati-llo con la perdiz resucitada que constituye su máscaracterístico emblema iconográfico.74

Respecto a la estatua en madera policromada,que se custodiaba detrás del lienzo bocaporte delaltar, todavía se conserva en la iglesia de sanAgustín por haberla preservado sus devotos de to-dos los penosos avatares de los dos últimos siglos.Se trata de una pieza magnífica de estilo Rococó,que representa al santo fraile en acusada actitudestática, con la mirada, desencajada y vuelta alcielo, y el característico hábito agustino de amplí-simas mangas y capuchón sembrado de estrellas ybordeado por ricas guirnaldas, ejecutado todoello con corladuras de plata. Levanta con su dies-tra el platillo con la paloma, y con la izquierdasostiene con refinada elegancia una azucena deplata, como su elaborado nimbo de santidad. Lacorrea identitaria del hábito de los agustinos, tie-ne su extremo colgante de cuero natural para quepueda ser tomada y besada por sus devotos. La úl-tima capilla de este lado de la iglesia carecía dealtar y servía entonces también de acceso al claus-tro gótico, ofreciendo paso de servicio al monas-terio por debajo de la torre campanario restaura-da por Juan Bautista Pérez Castiel.

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72 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 397.73 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), pp. 316-317.74 ESPINÓS DIÁZ, Adela, 2008-2009 (nota 61), pp. 127 y 179 (389). Inv. Gral. nº 511/2001.

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Al otro lado de la nave, el de la epístola, y par-tiendo del altar mayor, la primera era la Capillade la Tercera Orden, dedicada a la Virgen de laConsolación y Correa. Para esta capilla, pintó JoséVergara, que ya había realizado al fresco todas laspinturas de la Capilla de Nuestra Señora de Gra-cia, un bellísimo lienzo que sirvió de bocaporte ala estatua que presidía el retablo. Este lienzo, seha salvado de todas las peripecias y hoy se guardacomo he dicho en una colección particular valen-ciana: La figura de la Virgen es de cuerpo enterocon una túnica larga y roja ceñida por la correa dela advocación y un manto azul vaporoso de gran-des pliegues quebrados que cubre elegantementeparte del cuerpo. La cabeza está tocada por unpañuelo ocre de brillos que acentúa el óvalo delrostro, el cual es uno de los más perfectos y estu-diados de Vergara, con nariz recta y perfilada, la-bios pequeños levemente sonrosados y ojos al-mendrados de párpados anchos. La mirada se diri-

ge hacia abajo, para ver al creyente que recoge lacorrea salvadora del infierno. El Niño Jesús estambién uno de los más tiernos que ha represen-tado […] La Virgen con el Niño se apoya en unanube rodeada de ángeles, uno de los cuales portaen una bandeja más correas, y todo ello se repre-senta en un fondo neutro de colores ocres queconforman las nubes […] El lienzo termina en me-dio punto de la misma manera que este último di-bujo, debido a que era el lienzo bocaporte del al-tar para la capilla de la cofradía de la Virgen de laCorrea en la Iglesia del convento de San Agustínde Valencia.75 La estatua de madera policromadade la muy venerada titular de la capilla, salvadade la destrucción napoleónica, fue incautada entiempo de la exclaustración, apareciendo a conti-nuación en los inventarios del Museo de la Acade-mia de San Carlos de 1847, con el número 8, comomuy estropeada, y ubicada en la Capilla de la Vidadel entonces Museo del Carmen.

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75 GIMILIO SANZ, David, 2005 (nota 63), p. 168.

Fig. 12. San Nicolás de Tolentino de Félix Lorente (1712-1787), 1826. A. Rodríguez lo dibuxo.-M. Peleguer lo gravo1826. // San Nicolás de Tolentino/ Especial abogado contralas caelenturas// Venerado por su Itre. Cofradía en el Rl.Convento de Sn Agustín de Valª. 211 x 170 mm. Talla dulce.Museo de Bellas Artes de Valencia.

Fig. 13. San Nicolás Tolentino, siglo XVIII, Parroquial deSan Agustín y Santa Catalina de Valencia.

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Las escenas pintadas en los muros laterales de es-ta capilla de los terciarios, como las de las otrasdos siguientes, eran todas de Evaristo Muñoz, quecomo se ha dicho realizó otras numerosas obraspara el templo de los agustinos: son de su manoen la Iglesia del Convento de San Agustín los qua-dros de las paredes de la Capilla de San Joseph ySan Facundo y Nuestra Señora de la Correa, lasquales se hallan firmadas [...] y finalmente, en lamisma iglesia es pintura suya el San Gerónimo enel altar de ese Santo, situado al pie de la Iglesia.76

La capilla contigua estaba consagrada a San José ySan Luis Bertrán. La dedicación a San José de estacapilla era muy antigua, y se debía a la iniciativadel célebre biblista fray Jaime Pérez de Valencia,que siguiendo la opinión del famoso canciller dela universidad de París Jean Gerson, defendió elculto al padre legal de Jesucristo hasta entoncesmenospreciado, y lo predicó en la catedral de Va-lencia en presencia de los canónigos y del pueblo.El altar estaba adornado en esta época con sendaspinturas de sus titulares: El S. Joseph en su capilla,y el S. Luis Bertran parecen de Espinosa.77 Estas doscapillas tenían en aquel tiempo el doble de pro-fundidad que las restantes, y por tanto eran bas-tante mayores que las demás laterales de la igle-sia, acusándose hacia el exterior como se ha dicho.

Sobre la ancha pilastra que separaba la capilla dela tercera orden, dedicada hoy día al arzobispoSan Juan de Ribera, de la capilla de San José, quepermanece en su advocación original, había unretablo presidido por un cuadro con la imagen deSanta Limbania. La beata Limbania había nacidoen Chipre en el siglo XII, cuando la isla dependíade los genoveses. Huyendo de un casamiento nodeseado, y con la ayuda de su nodriza, embarcópara Génova, donde se refugió entre las benedic-tinas del Monasterio de S. Tommaso, erigido en laplaya de la ciudad. Allí vivió una vida de extraor-dinaria penitencia en una gruta escavada bajo laiglesia. Su veneración se extendió en el siglo XIIIpor Liguria y el bajo Piamonte como protectorade viajeros y comerciantes. Cuando en 1509, laiglesia de S. Tommaso pasó a las monjas agusti-nas, éstas ligaron a la beata Limbania, su culto ysus milagros a su propia orden, y así, consideradacomo una monja agustina, adquirió un oficio li-túrgico propio cien años después, en 1609. Ante-

riormente, en este lugar se alzaba un retablo de-dicado al Santo Ángel Custodio de Valencia, y mástarde a la beata Cristina de Espoleto, una terciariaagustina del siglo XV, ante el que sabemos quefue enterrado en 1601 fray Melchor Aracil, muer-to en opinión de santidad y al que se llegó a abrirun proceso de beatificación: Hecho el Oficio de lasepultura, enterraron aquel venerable cuerpo, noen el lugar comun, y sepultura de los Religiosos,sino à parte, en una que està al pie del Altar delÁngel Custodio (que oy de Santa Christina de Espo-leto) à la parte de la Epístola, puesto en un pilar dela Iglesia, que divide la Capilla de la Virgen delConsuelo, y la de San Joseph y San Luis Bertran.78

Finalmente el cuadro con la Beata Cristina de Espo-leto fue reubicado en otra pilastra como se verá.

Entre la capilla de San José y la siguiente, en el pi-lar correspondiente, se encontraba el púlpito, fa-bricado en 1696, durante el trienio prioral de frayTomás Llorca. Más adelante, la capilla que estáahora dedicada a Nuestra Señora de los Desampa-rados, lo estaba en esta época a San Juan de Sa-hagún (1430-1479), que entonces era conocido co-mo “San Juan Facundo”, por el primitivo titularde su monasterio leonés, y que había sido canoni-zado apenas un año antes de emprenderse la re-novación de esta iglesia en estilo barroco: A 3 dejunio 1691 se hizo grande fiesta en el Conventodel Socorro y procesión muy grande a la canoniza-ción de San Juan Facundo, agustino de la ciudadde Salamanca, canonizado por el Papa AlexandroOctavo.79 Se trata de un ermitaño agustino delconvento de Salamanca de quien se alababa su in-tensa devoción eucarística y a quien, según afirmóSanto Tomás de Villanueva, mientras oficiaba mi-sa se le revelaba Jesucristo, e incluso se le apare-ció la Trinidad. Presidía el altar de la capilla unapintura del santo celebrando la misa solemne, ex-tasiado en el momento de la elevación, que quizáse pudiera identificar con un cuadro muy maltra-tado de los almacenes del Museo de Bellas Artesde Valencia (inv.: 2157).

A san Juan Facundo se le atribuían además una vi-da muy austera y diversos milagros entre los quedestacan la resurrección de una niña y la salvaciónde un niño caído en un pozo mediante el emble-ma80 de los agustinos, ahora prodigioso: el santo

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76 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 382.77 PONZ PIQUER, Antonio, 1789 (nota 22), p. 121.78 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 320.79 CALLADO ESTELA, Emilio-ESPONERA CERDÁN, Alfonso, 2004 (nota 24), p. 52.80 La correa es símbolo de los agustinos, como el cordón de tres nudos lo es de los franciscanos, el rosario de los dominicos, yel escapulario de los carmelitas.

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se desató su correa y se la alargó; y á pesar de sermuy corta para llegar al fondo del pozo, sacó noobstante al chico sano y salvo, con gran asombrodel pueblo que había acudido á presenciar estaescena.81 Juan de Sahagún murió tras largos pade-cimientos el 11 de junio de 1473, envenenado poruna mujer que quiso así vengarse de él por haberinfluido sobre su amante para que la dejase y pro-fesara en el convento. Por haber conseguido lapacificación de las banderías que asolaban la ciu-dad fue declarado patrón de Salamanca, siendobeatificado en 1601 por Clemente VIII, y canoniza-do en 1690 por el veneciano Alejandro VIII. Un re-tablo con su cuadro dedicado a San Cristóbal, otrode los Catorce Auxiliadores, la simple visión de cu-ya imagen según la devoción popular bastaba pa-ra permanecer durante todo ese día a salvo delpeligro de una muerte súbita y sin confesión, lallamada: mala muerte, separaba esta capilla de lasiguiente, que estaba dedicada al arzobispo agus-tino Santo Tomás de Villanueva.

Era éste un santo canonizado también pocos añosantes de la redecoración de la iglesia, dando lugara las más extraordinarias celebraciones festivas enValencia, en cuanto agustino y arzobispo de laciudad. Centraba entonces el retablo de esta capi-

lla un gran lienzo de altar, al parecer él que fuedepositado en el Monasterio del Puig por MuseoProvincial de Bellas Artes (nº 3702), y está atribui-do al círculo de Jerónimo Jacinto Espinosa. En estahermosa pintura se le representa en su actitud ca-ritativa habitual, socorriendo a un niño pordiose-ro, y vestido con el negro hábito agustino, bajo lacapa pluvial y la mitra episcopal. Santo Tomás estáademás flanqueado por San Guillermo de Aquita-nia y san Nicolás de Tolentino, también con hábi-to regular y con sus respectivos atributos icono-gráficos. Seguía sobre el pilar el pequeño retablocon su pintura a la que ya se ha hecho referencia,dedicada a Santa Cristina de Spoleto. Nacida en lafamilia de los Visconti, la joven Cristina (1430-1458) había tomado el hábito de terciaria agusti-na, se consagró al servicio de los pobres, y en unimpulso de devoción, decidió agujerearse un piecon un clavo grueso para compartir los sufrimien-tos de Cristo. Esta pintura fue trasladada aquí aldedicarse un nuevo retablo a santa Limbania en elpilar donde estaba enclavado anteriormente. Acontinuación estaba, como ahora, la entrada a laiglesia desde la plaza de San Agustín, que con-frontaba con la capilla antes descrita que daba ac-ceso al claustro.

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81 D’ALZÓN, Manuel, 1897 (nota 56), I, p. 49.

Fig. 14. Misa de san Juan Facundo. Museo de Bellas Artesde Valencia.

Fig. 15. San Juan Facundo, atribuido a la escuela de Espi-nosa, Museo de Bellas Artes de Valencia.

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Las dos restantes capillas se abrían, como las deenfrente, bajo la bóveda rebajada del coro, y es-taban dedicadas respectivamente a Nuestra Seño-ra de los Dolores, y al Cristo de la Sangre; objetoeste último de gran devoción popular. En la pri-mera, que el cronista Ortí denomina “de las An-gustias”,82 y Orellana “de la Soledad”,83 fue ente-rrado, fray Gerónimo Lloscos (1629-1696), otrofraile fallecido en concepto de santo: su venerablecuerpo està depositado debaxo del Altar de la Vir-gen de los Dolores.84

La última capilla de esa parte era la del Cristo dela Sangre, que pertenecía al gremio de los cortan-tes, y en ella la escultura del crucificado era al pa-recer una obra de bastante calidad del sacerdotey escultor mosén Pedro Bas, que también era can-tor del coro, con voz de tenor, en el Real Colegiode Corpus Christi. A este artista se le atribuyen al-gunas otras esculturas de mérito, como toda la re-lativa al Retablo de San Pedro en su capilla parro-quial de la Seo, y algunos de los retablos de laiglesia de los Santos Juanes hoy destruidos, así co-mo la imagen procesional de Santa Mónica y unNazareno que fueron del Convento de AgustinosRecoletos de Santa Mónica (Orellana, 1967, 358-359). Sin embargo la única escultura subsistenteque conozco es la preciosa talla de San VicenteFerrer del Real Colegio y Seminario de Corpus Christi, que realizó para que sirviera de patrono alos niños cantores de la escolanía del Colegio.85

De las decoraciones antiguas de esa última capilladel Cristo de la Sangre quedan aún algunos, aun-que escasos, restos de pintura mural en la escaleraque actualmente la ocupa para dar acceso al coroy al campanario. Debajo de este Crucifijo, en el al-tar, se situó el enterramiento de sor EsperanzaMartínez, mujer de reconocidas virtudes, quesiendo de edad madura había profesado en la ter-cera orden agustina tomando el hábito en el Mo-nasterio de San Agustín: Vivia siempre solitaria,como paloma, puesta a los pies de Christo crucifi-cado, en cuyas Santissimas Llagas criava los po-lluelos de sus potencias, y sentidos. Por estas puer-tas entrava en la oración, y bolava su espiritu tan-to, que no parava hasta llegar à la cumbre de laperfeccion, para gozar de delicias, y tiernos

abraços de la unión con Dios. […] A su entierroacudió gran concurso del pueblo, llevados de lafama de su gran santidad; y su venerable cuerpofue depositado dentro de un ataúd debaxo delAltar del Santo Christo del Convento de nuestroPadre San Agustin de Valencia.86

Finalmente, a los pies de la iglesia, que por recaercasi directamente al lienzo de la muralla no teníaentonces puertas en ese lado, se levantaban tresaltares provistos de retablos y pinturas. El del cen-tro, llegando al ápice de la arcada del coro era elmás grande, estaba dedicado a San Jerónimo, ycorrespondía a la titularidad del entonces podero-so Colegio del Arte Mayor de la Seda. En este al-tar, además de la ya citada pintura de EvaristoMuñoz, utilizada como bocaporte, se albergabauna: estatua de crecida magnitud y singular escul-tura.87 Era ésta una estatua de grandes dimensio-nes y muy valorada, cuya hechura era atribuida almisterioso y admirado escultor Juan Muñoz, que

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82 ORTÍ MAYOR, José Vicente, 1740 (nota 9), p. 408.83 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 397.84 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 476.85 BUCHÓN CUEVAS, Ana María, 2006 (nota 36), p. 376.86 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 354.87 ORTÍ MAYOR, José Vicente, 1740 (nota 9), p. 407.

Fig. 16. Iglesia incendiada de San Agustín tras el desescom-bro de 1945.

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tantas obras hoy desaparecidas había esculpidopara el convento hermano de Nuestra Señora delSocorro.88 La estatua de San Jerónimo la citan di-versos autores, pero no sabemos nada de ella. Delos otros dos altares, con sus retablillos consta queel de su derecha fue consagrado a San Carlos Bo-rromeo y el de la izquierda a San Antonio Abad.

Además de los ya citados, había otros numerososenterramientos notables distribuidos por la iglesiaconventual y también en el primer claustro, a cau-sa de la antigua costumbre cristiana de sepultarse“en sagrado”, por la creencia de que, aunque hu-bieran muerto temporalmente, los fieles difuntosseguían formando parte de la comunidad eclesialeternamente, y no podía haber mejor lugar de se-pultura que en el mismo edificio que la albergabapara los ritos sagrados. Además, la cesión del de-recho a establecer allí esas tumbas proporcionabarentas o limosnas anuales a los frailes, que contri-buían al mantenimiento de la fundación agustina.La categoría y méritos de las personas enterradassuponía además para los agustinos un motivo deprestigio, y constituía uno de los elementos quemás en cuenta se tenía a la hora de valorar la im-portancia de una iglesia. El cronista Jayme Jordanlos enumera con gran fruición en su historia delsiguiente modo: Ay en la Iglesia de este Monaste-rio enterradas muchas personas Ilustres. En la Ca-pilla de nuestra Señora de Gracia están dos Sepul-cros de piedra, en que descansan los cuerpos dedos Infantas de Aragon, Doña Ana y Doña Maria,hijas del Rey Don Juan Segundo, y de su mujer [...]Tambien descansan en este Templo dos Cardena-les: el uno es Don Juan Lopez, natural de Valen-cia, Obispo de Perusa y Capua, y Cardenal de San-ta Maria Trans-Tiber, que està enterrado en la Ca-pilla de San Guillermo Duque de Aquitania, (antesde San Bartolomè) como lo muestra su Epitafio,esculpido con sus Armas en una piedra bien labra-da, que està a la pared de dicha Capilla, al ladodel Evangelio [...] El otro es D. Juan del Castellar,hijo de Don Galceran del Castellar, Señor de mu-chos Lugares y de Doña Bernardina de Borja […]fue Arçobispo Tranense, y Cardenal [...] y està en-terrado en el Capitulo, que es Capilla de la Comu-nión, en la sepultura de sus mayores. […] Ay assi-mismo enterados cinco Obispos; y son el Venera-ble Padre Fr. Jacobo Perez de Valencia, Obispo Christopolitano; està en medio de la Iglesia, cuyafigura se vè entallada de medio relieve sobre la lo-sa que le cubre. En la misma sepultura yaze el Ilus-

trissimo Señor Don Fr. Matheo Perez su sobrino,tambien Obispo Christopolitano. Y en el Presbite-rio, al lado de la Epistola, el Ilustrissimo SeñorDon Fray Juan de Formentera, Obispo de Sidoniaen Rusia: todos los tres Obispos sufraganeos deValencia, Governadores del Arçobispado, e hijosdel Convento. En el Claustro en la Capilla de S.Alexos, està enterrado en la sepultura de sus pa-dres el Ilustrissimo Señor Don Joseph de Almansa,Valenciano, Obispo de una de las Iglesias de Cer-deña. Y en la Iglesia, junto a la sepultura de losReligiosos, el Señor Don Geronimo Gabriel Fusterde Ursinos […] cubierta con una losa negra, gra-vada en ella de medio relieve la efigie de dichoSeñor Obispo. […] Tambien tienen en esta Iglesia,y en sus particulares Capillas entierro muchas delas mas principales Familias de Valencia como sonlos Ilustres Calatayudes, Condes del Real, los qua-les son Patrones de la Capilla mayor, y hacen lafiesta de nuestro Padre San Agustín todos losaños, con gran magnificencia. Los Condes de Si-narcas tienen su entierro en la Capilla de San Ni-colàs de Tolentino. Los Condes del Castellar, en lade la Comunion: los Alapons; los Moncadas, Mar-queses de Aytona; los Belvises, descendientes delRey de Valencia Zeyte Abuzeyte; los Villarrasas;los Espinosas; los Eslavas; los Ramos; los Lopez; losSeñores de Carcer; los Masparrotas; los Almunias;los Cotandas; los Escolanos, y otros muchos; desuerte que los más entierros son antiguissimos, yde personas muy principales.89

La sacristía mayor de la iglesia era realmente sun-tuosa por la calidad y cantidad de sus pinturas, lasreliquias, y los muchos y buenos ornamentos litúr-gicos, jocalias e imágenes procesionales que alber-gaba: La Sacristìa està adornada de un Apostola-do de gran valor, y excelente pintura, que pintò elinsigne Valenciano Ribalta. Tiene muchos y pre-ciosos ornamentos, y entre ellos dos riquissimostexidos de oro […] Tambien tiene muchas alhajasde plata, como son Imagenes de Santos, blando-nes, Relicarios, Sacras, latriles (sic), candeleros,muchos Calizes, y vinajeras para aliño de los Alta-res, y servicio de las Missas en las mayores festivi-dades. Tiene asimismo devotas, y hermosas Ima-genes de Santos de la Orden, vestidas de Habitosricos, recamados de oro, y plata, como de nuestroPadre San Agustín, San Nicolàs de Tolentino, SanJuan Facundo, San Guillermo Duque de Aquita-nia, Santa Rita de Casia, y otros. Pero sobre todastiene una del Maximo Doctor San Geronimo de

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88 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1923-1924 (nota 10), p. 533.89 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), pp. 191-192.

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mazçoneria, como hazia penitencia en el desierto,y el león a los pies, tan a lo vivo, que viéndole losperros huyen despavoridos. Es esta Santa Imagenuna de las más primorosas de España: tiene en lamano un Santo Christo, y en la otra una piedra; ytodos los años, día del Santo, la ponen en el Altarmayor con mas de trescientas luzes, celebrando sufiesta el Colegio de Terciopeleros; y traen la musi-ca de la Capilla mayor mañana, y tarde, como eldia de nuestro Padre San Agustín […] Ay tambiénen la Sacristia un hermoso Relicario, en que estánguardadas con la devida decencia muchas, y pre-ciosas Reliquias, como son un pedaço de LignumCrucis, y otro de la Faxa de la Virgen Santissima:un Dedo de N. P. S. Agustín, su Mitra y Baculo Pas-toral, de que haze mención el Papa Martino Quin-to en el Sermon de la Traslacion de nuestra MadreSanta Monica. El Baculo està guarnecido de plata:la Mitra està dentro de otra de plata, esmaltadade preciosas piedras […] Tiene asimismo un Hues-so de Santo Thomàs de Villanueva, y su Mitra,también dentro de otra de plata, esmaltada conricas piedras; y la Capilla negra del Santo...90

El relicario de la sacristía, como la gran escalerafueron realizados en 1699, durante el segundotrienio prioral del emprendedor fray Juan Bautis-ta Ferrer de Valencia,91 que ya había encargado aPérez Castiel el campanario en 1694. Sobre la reli-quia de la mitra de San Agustín, custodiada hoydía en la catedral de Valencia, escribe Bartolomé

Gavanto en su libro Thesaurus sacrorum rituum,seu Commentaria in rubricas missaliset brevarii ro-mani, publicado en Amberes en 1646 y citado porel canónigo Sanchis Sivera: Valentiae quoque visi-tur mitra S. Augustini altioris formae, et ítem acu-tiae, qui, ut supra, eam apicen appelavit; sericaest el alba, quam cingit, et dividit a cúspide lienacoeluela serico et auro texta: testatur eamdemessse Martinus V in sermone de Sta Monica (San-chis, 1909, 390). De las pinturas del Apostolado di-ce Orellana: En la sacristía de San Agustín habíaun bello Apostolado del mismo Ribalta, segúnatestigua el Padre Jordan, aunque otros creen serde Orrente, y agora està en el refectorio.92

Se ha intentado aquí describir y recrear el estadode la iglesia del Monasterio de San Agustín deValencia, una de las importantes de la ciudad, enun momento glorioso de su historia mediantefragmentos literarios de la época y algunas imá-genes hasta ahora desconocidas. Quizás sea laiglesia valenciana que más ha sufrido a lo largode los siglos de su existencia; desde las guerrascon Castilla en el siglo XIV a la Germanía, y des-de la ocupación napoleónica, que en ella fuemás terrible que en otras partes, hasta su totalsaqueo y calcinación durante la última guerra ci-vil. También ha sabido sin embargo sobrevivir,bien es verdad que milagrosamente, a peligrosasinsidias de la posguerra: un ejemplo en estostiempos.

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90 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 193.91 JORDAN, Jayme, 1704 (nota 6), p. 524.92 ORELLANA MOCHOLÍ, Marcos Antonio, 1967 (nota 26), p. 120.

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