la cuestion acerca de dios pdf

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Filosofía La cuestión acerca de Dios La pregunta por Dios es ineludible y de la respuesta que demos a esta cuestión surgen las respuestas a cuestiones afines como el sentido y fin de la vida, el de la naturaleza del bien y del mal, el de la vía de la auténtica felicidad y el de los enigmas del dolor y de la muerte, entre otros. Queremos que te aproximes a este problema filosófico fundamental: ¿Existe Dios? Y, en el caso de que así sea, ¿qué podemos conocer de su esencia con las solas fuerzas de nuestra razón? El hombre constantemente se ha preguntado si Dios existe y quién es o cómo es. El plantearse e intentar responder a estos interrogantes es una necesidad humana, que no puede suprimirse, ya que la capacidad de conocer a Dios incumbe a nuestra naturaleza racional. En la respuesta al problema de Dios, el hombre también intenta hallar la respuesta a todos los otros problemas afines conexionados, como son el sentido y fin de su vida, el de la naturaleza del bien y del mal, el de la vía de la auténtica felicidad y el de los enigmas del dolor y de la muerte, entre otros. Por todo ello, a pesar de las muchas dificultades que plantea el problema de Dios, el hombre siempre lo ha afrontado, ya que es el tema más elevado o importante que da respuesta al misterio o enigma que envuelve a la existencia humana. Es propio del hombre ser un buscador del Absoluto. Esa búsqueda constituye precisamente una característica inequívoca de una vida verdaderamente humana. El hombre no se colma sin buscar y preguntarse por los afanes de su vida, por el sentido y finalidad de la existencia, de su inserción en el mundo y la razón de su ser. La cuestión es ¿por qué pregunta el hombre? ¿Por qué tiene que buscar y preguntar, por qué no se satisface con lo que dicen y ofrecen las cosas de su entorno inmediato? Muy probablemente la respuesta esté en el hecho de que el hombre percibe y sabe que las cosas no son portadoras en sí mismas de su propio sentido o significación, sino que señalan más allá de ellas mismas... El hombre vive la relatividad interna, dependencia, limitación y carácter transitorio de todas las cosas y de su propia vida, y pregunta, a través de ellas, por una razón absoluta, independiente, ilimitada e imperecedera de su ser y sentido. Queriendo o sin querer, el hombre busca el Absoluto: Es inaccesible y está al alcance de la mano. Dios envuelve al hombre por todas partes (afirmaba Maritain en su obra Aproximaciones a Dios). Jaspers lo expresó muy gráficamente: "Si suprimo algo que es absoluto para mí, automáticamente otro absoluto ocupa su puesto". Se trata de un signo de la vida intelectual, que Kant consideraba como característica inevitable: Dios es el concepto más difícilmente alcanzable, pero al mismo tiempo el más inevitable de la razón especulativa humana. Y Hegel, en su Enciclopedia de las ciencias filosóficas, llegó a señalar que decir que no deba realizarse el recorrido del mundo a Dios, de lo finito al Infinito, es decir que no se debe pensar. Estas breves alusiones a autores de pensamiento muy dispar entre sí, son un simple ejemplo que nos muestra la centralidad del problema de Dios para el hombre. Hasta tal punto es relevante que se ha señalado que afrontar la cuestión de la existencia de Dios es, fundamentalmente, "el problema de los problemas". De hecho, históricamente, todos los filósofos han afrontado el problema de Dios, de un modo u otro. Siendo la tarea primordial y específica de la filosofía el plantearse la cuestión del fundamento último de la realidad e intentar darle una respuesta, es lógico que todas las doctrinas metafísicas, por muy divergentes que puedan ser, coincidan en la necesidad de hallar la causa primera de lo que es, de la realidad en sí. No ha existido ni un sólo filósofo que no haya escrito sobre Dios, incluso los que con sus principios filosóficos pretenden no dejar lugar a Dios, desplazándolo o negándolo. Así pues, Dios es tema central para la filosofía, no sólo históricamente, sino en sí mismo considerado. En relación con esta cuestión, en ocasiones se alude a que el problema de Dios o del Absoluto tiene un interés solamente histórico o cultural. La humanidad, a lo largo de los siglos siempre ha tenido una cierta noción de Dios. Nuestra época, a diferencia de épocas pasadas, por una falta o ausencia de Dios, por una natural experiencia de estar sin Dios, o por una irrelevancia o despreocupación del problema del Absoluto. Sin embargo, aunque ese análisis de la situación espiritual de nuestra época fuese cierto, o incluso ese ambiente tendiese a expandirse más y más, lo cierto es que el problema de Dios subsistiría, ya que la pregunta por el último fundamento de las cosas, por el Absoluto, jamás tendrá término mientras el hombre sea hombre. A lo largo de la historia, el ateísmo había aparecido esporádicamente en algunos autores, y en distintos grados, pero con una completa formulación teórica no se da hasta el siglo XIX y llega a su auge en el siglo XX. Tanto es así que se ha considerado, incluso, que el ateísmo es la característica propia de nuestro tiempo. Este ateísmo moderno es, en primer lugar, postulativo, porque no se ha podido demostrar la no existencia de Dios, pero, sin embargo, se toma como

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La cuestión acerca de Dios. Filosofía clásica, moderna y contemporánea. Fe y razón. Razón contra fe. Mentira la verdad: agnósticos, ateos y creyentes.

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Filosofía

La cuestión acerca de Dios

La pregunta por Dios es ineludible y de la respuesta que demos a esta cuestión surgen las respuestas

a cuestiones afines como el sentido y fin de la vida, el de la naturaleza del bien y del mal, el de la vía

de la auténtica felicidad y el de los enigmas del dolor y de la muerte, entre otros.

Queremos que te aproximes a este problema filosófico fundamental: ¿Existe Dios? Y, en el caso de

que así sea, ¿qué podemos conocer de su esencia con las solas fuerzas de nuestra razón?

El hombre constantemente se ha preguntado si Dios existe y quién es o cómo es. El plantearse e intentar responder

a estos interrogantes es una necesidad humana, que no puede suprimirse, ya que la capacidad de conocer a Dios

incumbe a nuestra naturaleza racional. En la respuesta al problema de Dios, el hombre también intenta hallar la

respuesta a todos los otros problemas afines conexionados, como son el sentido y fin de su vida, el de la naturaleza del

bien y del mal, el de la vía de la auténtica felicidad y el de los enigmas del dolor y de la muerte, entre otros. Por todo

ello, a pesar de las muchas dificultades que plantea el problema de Dios, el hombre siempre lo ha afrontado, ya que es

el tema más elevado o importante que da respuesta al misterio o enigma que envuelve a la existencia humana.

Es propio del hombre ser un buscador del Absoluto. Esa búsqueda constituye precisamente una característica

inequívoca de una vida verdaderamente humana. El hombre no se colma sin buscar y preguntarse por los afanes de su

vida, por el sentido y finalidad de la existencia, de su inserción en el mundo y la razón de su ser. La cuestión es ¿por

qué pregunta el hombre? ¿Por qué tiene que buscar y preguntar, por qué no se satisface con lo que dicen y ofrecen las

cosas de su entorno inmediato? Muy probablemente la respuesta esté en el hecho de que el hombre percibe y sabe que

las cosas no son portadoras en sí mismas de su propio sentido o significación, sino que señalan más allá de ellas

mismas... El hombre vive la relatividad interna, dependencia, limitación y carácter transitorio de todas las cosas y de

su propia vida, y pregunta, a través de ellas, por una razón absoluta, independiente, ilimitada e imperecedera de su ser

y sentido.

Queriendo o sin querer, el hombre busca el Absoluto: Es inaccesible y está al alcance de la mano. Dios envuelve al

hombre por todas partes (afirmaba Maritain en su obra Aproximaciones a Dios). Jaspers lo expresó muy gráficamente:

"Si suprimo algo que es absoluto para mí, automáticamente otro absoluto ocupa su puesto". Se trata de un signo de la

vida intelectual, que Kant consideraba como característica inevitable: Dios es el concepto más difícilmente alcanzable,

pero al mismo tiempo el más inevitable de la razón especulativa humana. Y Hegel, en su Enciclopedia de las ciencias

filosóficas, llegó a señalar que decir que no deba realizarse el recorrido del mundo a Dios, de lo finito al Infinito, es

decir que no se debe pensar.

Estas breves alusiones a autores de pensamiento muy dispar entre sí, son un simple ejemplo que nos muestra la

centralidad del problema de Dios para el hombre. Hasta tal punto es relevante que se ha señalado que afrontar la

cuestión de la existencia de Dios es, fundamentalmente, "el problema de los problemas". De hecho, históricamente,

todos los filósofos han afrontado el problema de Dios, de un modo u otro. Siendo la tarea primordial y específica de la

filosofía el plantearse la cuestión del fundamento último de la realidad e intentar darle una respuesta, es lógico que

todas las doctrinas metafísicas, por muy divergentes que puedan ser, coincidan en la necesidad de hallar la causa

primera de lo que es, de la realidad en sí. No ha existido ni un sólo filósofo que no haya escrito sobre Dios, incluso los

que con sus principios filosóficos pretenden no dejar lugar a Dios, desplazándolo o negándolo. Así pues, Dios es tema

central para la filosofía, no sólo históricamente, sino en sí mismo considerado.

En relación con esta cuestión, en ocasiones se alude a que el problema de Dios o del Absoluto tiene un interés

solamente histórico o cultural. La humanidad, a lo largo de los siglos siempre ha tenido una cierta noción de Dios.

Nuestra época, a diferencia de épocas pasadas, por una falta o ausencia de Dios, por una natural experiencia de estar

sin Dios, o por una irrelevancia o despreocupación del problema del Absoluto. Sin embargo, aunque ese análisis de la

situación espiritual de nuestra época fuese cierto, o incluso ese ambiente tendiese a expandirse más y más, lo cierto es

que el problema de Dios subsistiría, ya que la pregunta por el último fundamento de las cosas, por el Absoluto, jamás

tendrá término mientras el hombre sea hombre.

A lo largo de la historia, el ateísmo había aparecido esporádicamente en algunos autores, y en distintos grados, pero

con una completa formulación teórica no se da hasta el siglo XIX y llega a su auge en el siglo XX. Tanto es así que se

ha considerado, incluso, que el ateísmo es la característica propia de nuestro tiempo. Este ateísmo moderno es, en

primer lugar, postulativo, porque no se ha podido demostrar la no existencia de Dios, pero, sin embargo, se toma como

Page 2: La cuestion acerca de dios pdf

Filosofía

un supuesto que hay que aceptar, aun sin pruebas de ningún tipo. En segundo lugar, el ateísmo se presenta como una

doctrina humanística, la única capaz de salvaguardar los valores humanos y la dignidad del hombre, y en definitiva, de

salvarle. El ateísmo contemporáneo es, además, total o radical: no admite ninguna trascendencia, alguien que esté por

encima del mismo hombre. Se presenta el ateísmo como un imperativo para la afirmación del hombre, como un

humanismo. Dios no existe y es necesario que así sea para el bien del hombre. Dios es innecesario e inoportuno para la

realización del hombre en cuanto tal. El hombre se explica por sí mismo y no tiene necesidad de nada trascendente.

El ateísmo del siglo XIX surge de la filosofía de Hegel, que representa la culminación de la Teología racionalista.

Sin embargo, Hegel no se profesa ateo, como se declararán Feuerbach y Marx posteriormente. Así pues, con

Feuerbach comienza una crítica a la religión que habría de tener amplias consecuencias. Para Feuerbach el punto de

partida de todo filosofar es el hombre, pero no en abstracto, sino el hombre real y concreto, en el conjunto de sus

relaciones concretas con los demás hombres. El género humano es la medida de todas las cosas, y Dios no es sino la

proyección del pensamiento humano. La idea de Dios es un producto psicológico del hombre y se basa en el deseo

universal de felicidad. El hombre convierte en Dios lo que él mismo desea ser. Por eso la religión se convierte así en

negación, empobrecimiento y alienación ("enajenación") del hombre. Es la infinitud misma de la esencia humana la

que el hombre proyecta en la idea de Dios. Por ello Feuerbach presenta su ateísmo como un humanismo. Ser ateo es

ser consciente de la alienación o enajenación que padece el hombre con su fe en Dios, y supone recuperar el auténtico

humanismo. La influencia de Feuerbach en Marx y Engels, entre otros, será decisiva.

Nietzsche es otro de los autores a destacar. Según Nietzsche, la muerte de Dios es el acontecimiento

más grande de los tiempos modernos; por eso señalará que lo que es ateísmo hoy será religión

mañana. Para Nietzsche el ateísmo radical es un punto de partida; a este ateísmo está ligado el

nihilismo. Nihilismo quiere decir aquí que todos los valores existentes hasta ahora han decaído con la

muerte de Dios. Se tratará ahora de ocupar el trono vacante de Dios, de llenar el vacío con nuevos

ideales y valores. Eliminado Dios, el hombre será el creador de los nuevos valores y reivindica como

propio del hombre todo lo que antes se había referido a Dios. Forja así su doctrina del Superhombre

en su Así habló Zaratustra. Para que surja la nueva aurora del superhombre se necesita el crepúsculo

de Dios. Nietzsche considera antitéticos a Dios y a la libertad del hombre; ésta, según él, se vería limitada por Dios;

por ello, imitando a Prometeo que en su hybris se rebeló contra los dioses, querrá enfrentar su libertad contra el poder

de Dios.

También para Sartre, como para Nietzsche, el ateísmo no es un punto de llegada sino de partida. La diferencia con

Nietzsche es que no se tratará ya de transmutar los valores, una vez declarada la muerte de Dios, sino que ahora, con la

afirmación de la inexistencia de Dios, ya no hay valores. "Si Dios no existiese, todo sería posible", había escrito

Dostoyevski; Sartre hace suyo ese lema: como Dios no existe, todo está permitido. El hombre es libertad pura; no hay

nada fuera del hombre al que éste pueda aferrarse: el hombre "está condenado a ser libre". Sartre considera que Dios es

un obstáculo para la afirmación y construcción del hombre (o de la libertad humana). Dios sería incompatible con el

hombre; si hubiese Dios, el hombre no sería, como tal, hombre. Y Sartre razona así: El hombre existe, luego Dios no

existe. Sólo hay hombres y relaciones entre los hombres.

Page 3: La cuestion acerca de dios pdf

Filosofía

ACLARACIONES PREVIAS

Todo filósofo filosofa a partir de una intención profunda, dentro de una época y cultura determinada. ¿En qué influye

la época? En primer lugar le provee de una determinada técnica (instrumentos) para resolver los problemas filosóficos,

pero también lo empapa con el espíritu predominante en ese momento. Lo que acá vas a encontrar es el "espíritu" de

las intenciones profundas (el espíritu dominante en la época) desarrollado a lo largo de la historia.

En este breve apunte marcaremos las posturas más generales de la historia de la filosofía. Es sólo una introducción y

una vista panorámica, por lo que necesariamente ha de ser esquemática e injusta. Pero creemos que sirve como

primera mirada.

La hemos dividido en tres etapas: la filosofía antigua (comprende la filosofía antigua y medieval), la moderna y la

contemporánea.

Filosofía Clásica Filosofía Moderna Filosofía Contemporánea

Dios sobrenatural

Dios pone el orden

Razón y Misterio

Armonía entre fe y razón

La ciencia, subordinada

Dios como fundamento de la Dignidad del Hombre

El hombre, microcosmos sobrenatural

El fin último trascendente

Dios como fundamento de la libertad

Dios natural. Deísmo

“El Hombre” pone el orden

Razón contra Misterio La razón contra la fe (muerte de la fe)

Ciencia única forma de conocimiento

Dios como obstáculo para la Dignidad del Hombre

El hombre, microcosmos natural

El fin último “el progreso”

Dios como enemigo de la libertad

Sin Dios “Dios ha muerto”

“Cada hombre” pone el orden

“Misterio” contra razón “Fe” contra razón (muerte de la razón)

Ciencia, única forma de “ignorancia”

Muerte de Dios y disolución de la Dignidad del Hombre

El hombre, “microcaos”, ser para la muerte

El fin último no existe

“La libertad” como fundamento de Dios

Page 4: La cuestion acerca de dios pdf

Filosofía

FILOSOFÍA CLÁSICA

Bajo este nombre comprendemos tanto la filosofía griega como la medieval. Evidentemente hay importantísimas

diferencias entre estos dos períodos pero, en cierto sentido, están unidos por unas ideas centrales que comparten.

Señalaremos las diferencias cuando lo creamos conveniente. Este período abarca, entonces, desde el surgimiento de la

filosofía en Grecia (S. VII a. C.) hasta la decadencia de la filosofía escolástica.

Razón y misterio: la realidad tiene mucho que decir y el hombre puede conocerlo. El misterio tiene más que decir de lo

que el hombre puede llegar a abarca; la realidad supera al hombre. La idea de misterio es siempre comparada en los

clásicos con una luz enceguecedora: demasiada luz para el hombre. Lo misterioso, entonces, no es lo oscuro, lo que

tiene poco o nada que decir, sino al contrario. Para Aristóteles, por ejemplo, los ojos de la lechuza eran signo de la

inteligencia humana porque cuando hay demasiada luz no ven, sólo de noche, cuando hay poca. Razón quiere decir

que, aunque la realidad lo supera, el hombre tiene la capacidad de ir entendiéndola, entiende el idioma en que ha sido

escrita la naturaleza, se siente hecho para conocerla.

Pero ¿por qué la realidad supera al hombre? ¿por qué hay misterio? Porque la realidad ha sido creada por un Dios:

Dios creó el mundo, Dios pone el orden. Acá sí es pertinente hacer una distinción entre griegos y cristianos, entre

antiguos y medievales. Para los griegos crear es “ordenar una materia preexistente”. El dios que sea, para ellos, no crea

la materia, sólo la ordena. El orden, a su vez, es lo que la inteligencia capta. Así el mundo ha existido desde siempre y

su existencia no es responsabilidad de los dioses, pero sí su orden. La realidad para ellos tiene, entonces, un principio

negativo.

Para los cristianos, en cambio, crear no sólo es poner el orden sino hacer que exista, ser responsable de la existencia de

lo que será ordenado. Dios al ordenar, también crea lo que será ordenado, nada escapa a la causalidad de Dios,

tampoco la materia. No se trata de producir orden a partir de una materia preexistente, sino crear todo de la nada. Si

Dios ha creado todo y Dios es bueno, también la materia será buena. Y así, la creación refleja a su Creador.

Para los clásicos tenemos un acceso natural y sobrenatural de Dios. En griegos y cristianos la revelación de Dios es

distinta. En los griegos “los dioses” se han revelado a los antiguos y los poetas son los transmisores de ese mensaje. En

los cristianos, en cambio, Dios mismo se revela a su pueblo primero a través de profetas y luego decide encarnarse él

mismo (en la persona del Hijo: Jesús) para llevar a su plenitud su revelación.

Armonía entre fe y razón. Tanto la fe como la razón son dos formas de conocimiento. A la sola luz de nuestra razón

podemos conocer muchísimas cosas: podemos conocer que existe el mundo, que es ordenado, podemos conocer cómo

es ese orden, etc. La razón es común a todos los hombres. Los clásicos pensaban que había ciertas verdades a las que

simplemente no teníamos acceso mediante nuestra sola razón, verdades que nos superaban totalmente y que sin

embargo conocemos. ¿Cómo las conocemos si no podemos demostrarlas? Porque alguien, que las ha visto, nos la

cuenta. Las creemos por la autoridad de quien lo dice, nuestra certeza deriva de la credibilidad de quien lo dice. El

mismo autor de la naturaleza es el que se nos ha revelado, siendo Dios, no puede engañarse ni engañarnos. La armonía

es necesaria. Y puesto que lo revelado debe ser “razonable”, el hombre puede ir comprendiendo aunque nunca

agotando los misterios revelados por Dios. Es tan fuerte la armonía que es imposible alguna contradicción real entre

razón y fe. Si había contradicción debía revisarse lo alcanzado por la razón, el error seguramente estaría en el

razonamiento.

La idea de lo sobrenatural estaba ya en los griegos, pero sin duda estará más clara y explícita en los cristianos. Lo

central es que, en este pequeño cosmos, en este pequeño universo reside además, el mismo Dios. Con sobrenatural,

entonces, queremos indicar que en el hombre hay una presencia especial (una presencia que no se da en los otros seres)

de Dios. De allí que el hombre es para los clásicos, un microcosmos sobrenatural.

Esta presencia de Dios, natural y sobrenatural, es el fundamento de la dignidad del hombre. El hombre vale lo que vale

justamente por la presencia de Dios. Dios es el fundamento de la dignidad del hombre. La libertad del hombre es un

don que Dios nos ha regalado: Él es su fundamento. Somos libres porque somos imagen y semejanza de Dios, porque

Dios ha querido hacernos libres, de allí que Dios es el fundamento de la libertad del hombre.

El fin último es trascendente. Trasciende, está más allá, de esta vida. Aquí no lo encontraremos. El fin último es Dios y

de Él gozaremos plenamente en la otra vida. Por lo menos para los cristianos. Para los griegos no está tan claro pero sí

es seguro que la felicidad completa no se encuentra en esta vida.

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Filosofía

FILOSOFÍA MODERNA

Encerraremos bajo este nombre los desarrollos filosóficos sucedidos entre Descartes y las primeras décadas del siglo

XX. A los filósofos modernos les interesará la certeza, que es un estado subjetivo de seguridad ¿cómo puedo adquirir

certeza? Mediante las demostraciones, cuando tengo pruebas. El problema central del moderno no es conocer la

realidad sino preguntarse si el instrumento que tenemos para conocerla (nuestra razón) es un instrumento útil. Y

analizar hasta qué punto es útil, hasta donde puedo llegar con la razón que tenemos (“Crítica de la Razón” de Kant se

llama una de las obras fundamentales de la modernidad). Así como para el clásico lo primero que existe, lo más

evidente es la realidad, para el moderno es: las ideas.

Una consecuencia fundamental es que se pierde la actitud contemplativa: si la realidad no es lo que me importa sino

mis ideas, la certeza, entonces ya no regirá más esa actitud de docilidad hacia la realidad, sino la actitud de un juez que

interroga, que desconfía, que exige pruebas, no acepta nada por fe. Evidentemente ya no habrá más una armonía entre

razón y misterio. El misterio será directamente aniquilado porque lo misterioso era justamente lo que excedía la razón

humana, lo que no podía demostrarse y eso será desechado por los modernos. Para ellos el misterio no es demasiada

luz sino, justamente, muy poca. Por eso puede decirse que la razón está contra el misterio.

Este reduccionismo (reducir la realidad a lo que puedo demostrar) también lo sufrirá, evidentemente Dios: de los dos

posibles accesos a Dios que los clásicos reconocían, el moderno sólo aceptará el Dios natural. No me interesa lo que

Dios me haya querido revelar, sólo lo que yo, con mis propios esfuerzos, logro demostrar. Además, no se puede

demostrar que es Dios el que lo revela.

Cada vez se ve más al mundo como creado por el hombre que ya no se asombrará más de lo que el mundo es, sino de

lo que el hombre es capaz de hacer con él. Ya no se asombra por las Cataratas del Iguazú, sino por la Torre Eiffell. El

orden ha sido puesto por el mismo hombre, la razón humana (común a todos los hombres) lo pone. Todo empieza a ser

visto como cultura y nada como “natura”.

Ahora bien, así como la razón va contra el misterio, así también va a oponerse a la fe. La fe es un conocimiento

infantil, no crítico y falso. La historia lo ha demostrado: muchísimas cosas que creíamos por fe la ciencia (suprema

expresión de la razón humana) ha demostrado que son falsas. En esta concepción ha influido sin duda, la gran

explosión que en esa época tuvo la ciencia. El hombre llegó a creer que, con la ciencia lo conocería todo. Frente a tan

impresionante triunfo, no es extraño que la ciencia se haya convertido en el modelo de todo tipo de conocimiento.

Todo lo que viene de afuera limita la libertad del moderno y él, no quiere ninguna limitación a su libertad, quiere,

anhela y luchará por una libertad absoluta, autónoma (él mismo se pone las reglas). La misma presencia de Dios

molesta, inhibe, limita la libertad. El Dios clásico, el Dios cristiano, es un Dios demasiado metido en la vida del

hombre, es como una suegra sentada entre los novios: molesta, su sola presencia molesta. Dios se convierte así en

enemigo de la libertad Y justamente porque la mayor grandeza y dignidad del hombre está en su libertad, Dios se

convierte en obstáculo para la dignidad del hombre porque es una constante amenaza para su libertad.

El hombre sigue siendo un microcosmos, es la más maravillosa creatura, la cima del universo, pero ya no será un

microcosmos “sobrenatural” sino, natural porque la presencia sobrenatural es un milagro y los milagros son absurdos

(justamente por no poder ser demostrados).

Por desaparecer el Dios sobrenatural, desaparece también, evidentemente, la ética sobrenatural: sólo resta la natural.

Solamente deberán respetarse aquellas reglas dictadas por la razón humana a todos los hombres, todo lo demás es

superfluo, dañino y divide a los hombres. Lo importante, en el fondo, es ser un buen tipo, nada más.

¿Cuál es el fin último del hombre moderno? El clásico ponía su fin último, objeto final de todas sus esperanzas, en la

otra vida, en el Cielo. El moderno lo espera en el futuro; no mira a la otra vida, sino al futuro, pero en esta tierra. Es la

idea de “progreso”; el hombre avanza necesariamente hacia su cielo. Aquí puede encontrarse una de las raíces del

desprecio por todo lo antiguo y por las tradiciones. El pasado es signo de retraso, hay que mirar hacia el futuro. Y el

medio privilegiado, el instrumento sagrado que nos permitirá lograr ese tan ansiado progreso es, sin duda, la ciencia.

El hombre todo lo podrá, ya no hay nada que no pueda hacer... el hombre se va volviendo Dios.

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Filosofía

FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA: Bajo este nombre comprendemos los principales desarrollos filosóficos del siglo XX; hay una diversidad imposible de

esquematizar. Se la llama justamente “posmodernidad” porque el sueño moderno ha caído. ¿En qué consistía

concretamente este sueño? En la idea de progreso a través de la ciencia, en que todo tiempo futuro es mejor. Pero ¿por

qué cae este sueño? Fundamentalmente porque hay, hacia la ciencia, un creciente sentimiento de desilusión. Se

empieza a reconocer que la ciencia no ha cumplido con su promesa. La ciencia nos ha dado la energía nuclear, pero

también millones de enfermos, nos ha dado el petróleo, pero miles de derrames en mares, ríos y océanos. El agujero de

ozono, caos climático y extinción de especies, montes arrasados, aguas contaminadas. Jamás en la historia de la

humanidad han sucedido hechos tan nefastos como los de las Guerras Mundiales. No han disminuido las injusticias, ni

mucho menos la pobreza. La ciencia no ha acabado con el hambre. Cada vez hay más con menos y menos con más.

Los clásicos pusieron su fin último en el Cielo, los modernos lo empujaron al futuro, los contemporáneos no lo ponen

en ningún lado, está desconcertado. No tenemos ni cielo ni futuro donde poner nuestra esperanza. Por eso la filosofía

contemporánea es una filosofía de la desesperanza, de la desilusión, del desengaño pero también del desconcierto, de

la angustia. Es una filosofía pesimista, desencantada.

El moderno ya vivía como si Dios no existiera, el hombre era el autor del orden; Dios, alejado, no molesta. Si el

hombre pone el orden, ¿para qué queremos a Dios? Por ello, el contemporáneo asegura: No hay Dios. También hay

que tener en cuenta la experiencia del mal ha sido desde siempre uno de los mayores argumentos contra la existencia

de Dios ¿cómo puede haber un Dios bueno que nos ama, nos cuida y protege en un mundo espantoso, asqueroso, lleno

de miseria? La experiencia del mal en el siglo XX ha sido muy dura, no se puede filosofar de espaldas a ese problema.

Pero si no hay Dios, ¿cómo se explica todo? Claramente no fue el hombre el creador del mundo. El contemporáneo es

indiferente, no le importa cómo se creó el mundo. No es una pregunta que lo inquiete ni tenga ganas de responder. Acá

estamos y Dios no está. Es suficiente. Y si Dios no existe, en primer lugar, todo está permitido. Es decir, cada hombre

pone el orden. No hay un orden que todos deban respetar. Cada uno puede hacer lo que quiera, lo que crea que lo hace

feliz. Pero es imposible practicar una libertad absoluta, por eso se decide poner límites. Límites que garanticen que

cada uno tendrá el mayor grado de libertad posible. “Mi libertad termina donde empieza la del otro”. Pongámonos de

acuerdo para no perjudicarnos entre nosotros. El límite de la libertad ya no será puesto por la voluntad de Dios

(clásico) ni por la razón humana (moderno), sino por la libertad del otro.

En segundo lugar, si Dios muere, el hombre ya no tiene ninguna dignidad especial. Ya no ocupamos ningún lugar

especial en la creación. No hemos sido pensados y queridos desde siempre por un Dios. No hay ninguna diferencia

relevante entre un perro y un hombre que eleve al hombre. Hoy puede tratarse mejor a un animal que a un ser humano.

Porque la única certeza que tenemos es que, pase lo que pase, al final moriremos. Por eso el hombre es un ser para la

muerte. Es un microcaos, es decir: un pequeño desorden, un sinsentido. El fin último no existe. O si se quiere existe,

pero es la muerte que termina devorándolo todo. Sin un fin, ya ninguna acción del hombre tiene sentido. Sólo tiene

sentido una acción por el placer inmediato. Pero pronto el hombre advierte que el premio no vale el esfuerzo. Y es que

la vida es insoportable. Por eso debemos “divertirnos”, es decir: salir afuera.

La libertad es la esencia del hombre. Nada ni nadie le dice al hombre lo que tiene que hacer. Pero esto que al principio

puede vivirse con entusiasmo, enseguida se vuelve desesperante: “el hombre está condenado a ser libre”. ¿Por qué

“condenado”? Porque nada vale la pena. Puedo elegir lo que quiera, pero nada me atrae. Además, de alguna manera, se

podría afirmar que la libertad es el “fundamento” de Dios. Puesto que es cada uno, cada hombre libremente, quien

decide si Dios existe para él.

La ciencia ha perdido su certeza, su seguridad. Muchísimos argumentos técnicos muestran que la idea moderna de

ciencia era una vana ilusión. No solo en sus promesas de felicidad, sino en cuanto conocimiento ha desilusionado. Así,

la ciencia se vuelve en la única forma de ignorancia. Y por eso puede verse una invasión de “ciencias alternativas”,

normalmente de origen oriental. Un fenómeno que jamás se había visto en occidente. Pero caída la razón occidental en

la ciencia, su forma más refinada, todo es posible. Así aparece leer las manos, los horóscopos, tirar las cartas, leer la

taza de café, por más irracionales que sean (por lo menos a los ojos de un moderno o clásico). Y es que la racionalidad

ya no es un valor. La invasión de todo este irracionalismo es lo que expresaremos diciendo “misterio contra razón” y

“fe contra razón”. Ciencia y misterio se refiere a estas apariciones orientales que rozan lo irracional: algo confuso,

mezclado, un sincretismo: muchas doctrinas juntas aunque incompatibles.

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Filosofía

Fe y razón //// Razón contra fe De la carta encíclica Fides et ratio. Juan Pablo II (1998)

“La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano

se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo

de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo

y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”

16-(…) existe una convicción profunda e inseparable de la unidad entre el conocimiento de la razón y el de la fe. El

mundo y todo lo que sucede en él, como también la historia y las diversas vicisitudes del pueblo, son realidades que se

han de ver, analizar y juzgar con los medios propios de la razón, pero sin que la fe sea extraña en este proceso. Ésta no

interviene para menospreciar la autonomía de la razón o para limitar su espacio de acción (…) el hombre con la luz de

la razón sabe reconocer su camino, pero lo puede recorrer de forma libre, sin obstáculos y hasta el final, si con ánimo

sincero fija su búsqueda en el horizonte de la fe. La razón y la fe, por tanto, no se pueden separar sin que se reduzca la

posibilidad del hombre de conocer de modo adecuado a sí mismo, al mundo y a Dios.

25- “Todos los hombres desean saber” nos dice el filósofo Aristóteles y la verdad es el objeto propio de este deseo.

Incluso la vida diaria muestra cuán interesado está cada uno en descubrir, más allá de lo conocido de oídas, cómo están

verdaderamente las cosas. El hombre es el único ser en toda la creación visible que no sólo es capaz de saber, sino que

sabe también que sabe, y por eso se interesa por la verdad real de lo que se le presenta. Nadie puede permanecer

sinceramente indiferente a la verdad de su saber. Si descubre que es falso, lo rechaza; en cambio, si puede confirmar su

verdad, se siente satisfecho. Es la lección de san Agustín cuando escribe: “He encontrado muchos que querían

engañar, pero ninguno que quisiera dejarse engañar”. Con razón se considera que una persona ha alcanzado la edad

adulta cuando puede discernir, con los propios medios, entre lo que es verdadero y lo que es falso, formándose un

juicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas. Este es el motivo de tantas investigaciones, particularmente en el

campo de las ciencias, que han llevado en los últimos siglos a resultados tan significativos, favoreciendo un auténtico

progreso de toda la humanidad. (…) La sed de verdad está tan radicada en el corazón del hombre que tener que

prescindir de ella comprometería la existencia.

36- En efecto, uno de los mayores esfuerzos realizados por los filósofos del pensamiento clásico fue purificar de

formas mitológicas la concepción que los hombres tenían de Dios. Como sabemos, también la religión griega, al igual

que gran parte de las religiones cósmicas, era politeísta, llegando incluso a divinizar objetos y fenómenos de la

naturaleza. Los intentos del hombre por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del universo encontraron su

primera expresión en la poesía. Las teogonías permanecen hasta hoy como el primer testimonio de esta búsqueda del

hombre. Fue tarea de los padres de la filosofía mostrar el vínculo entre la razón y la religión. Dirigiendo la mirada

hacia los principios universales, no se contentaron con los mitos antiguos, sino que quisieron dar fundamento racional

a su creencia en la divinidad. Se inició así un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abría a

un proceso más conforme a las exigencias de la razón universal. El objetivo que dicho proceso buscaba era la

conciencia crítica de aquello en lo que se creía. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefició de este

camino. Las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religión se purificó, al menos en parte, mediante el

análisis racional. (…) El deseo de la verdad mueve a la razón a ir siempre más allá queda incluso como abrumada al

constatar que su capacidad es siempre mayor que lo que alcanza.

El intelecto debe ir en búsqueda de lo que ama: cuanto más ama, más desea conocer. Se

confirma una vez más la armonía fundamental del conocimiento filosófico y el de la fe: la fe

requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su

búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta.

43. Santo Tomás de Aquino (…) tuvo el gran mérito de destacar la armonía que existe entre la razón y la fe.

Argumentaba que la luz de la razón y la luz de la fe proceden ambas de Dios; por tanto, no pueden contradecirse entre

sí. La fe no teme a la razón, sino que la busca y confía en ella. Como la gracia supone la naturaleza y la perfecciona,

así la fe supone y perfecciona la razón. (…) la fe es de algún modo es ejercicio del pensamiento ; la razón del hombre

no queda anulada ni se daña dando su asentimiento a los contenidos de la fe, que en todo caso se alcanzan mediante

una opción libre y consciente.

Page 8: La cuestion acerca de dios pdf

Filosofía

Fe y razón //// Razón contra fe De la carta encíclica Fides et ratio. Juan Pablo II (1998)

“La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano

se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo

de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo

y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo”

25- “Todos los hombres desean saber” nos dice el filósofo Aristóteles y la verdad es el objeto propio de este deseo.

Incluso la vida diaria muestra cuán interesado está cada uno en descubrir, más allá de lo conocido de oídas, cómo están

verdaderamente las cosas. El hombre es el único ser en toda la creación visible que no sólo es capaz de saber, sino que

sabe también que sabe, y por eso se interesa por la verdad real de lo que se le presenta. Nadie puede permanecer

sinceramente indiferente a la verdad de su saber. Si descubre que es falso, lo rechaza; en cambio, si puede confirmar su

verdad, se siente satisfecho. Es la lección de san Agustín cuando escribe: “He encontrado muchos que querían

engañar, pero ninguno que quisiera dejarse engañar”. Con razón se considera que una persona ha alcanzado la edad

adulta cuando puede discernir, con los propios medios, entre lo que es verdadero y lo que es falso, formándose un

juicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas. Este es el motivo de tantas investigaciones, particularmente en el

campo de las ciencias, que han llevado en los últimos siglos a resultados tan significativos, favoreciendo un auténtico

progreso de toda la humanidad. (…) La sed de verdad está tan radicada en el corazón del hombre que tener que

prescindir de ella comprometería la existencia.

45. (…) Debido al excesivo espíritu racionalista de algunos pensadores, se radicalizaron las

posturas, llegándose de hecho a una filosofía separada y absolutamente autónoma respecto a los

contenidos de la fe. Entre las consecuencias de esta separación está el recelo cada vez mayor

hacia la razón misma. Algunos comenzaron a profesar una desconfianza general, escéptica y

agnóstica, bien para reservar mayor espacio a la fe, o bien para desacreditar cualquier referencia

racional posible a la misma.

46. Las radicalizaciones más influyentes son conocidas y bien visibles, sobre todo en la historia de Occidente. No es

exagerado afirmar que buena parte del pensamiento filosófico moderno se ha desarrollado alejándose progresivamente

de la Revelación cristiana, hasta llegar a contraposiciones explícitas. En el siglo pasado, este movimiento alcanzó su

culmen. Algunos representantes del idealismo intentaron de diversos modos transformar la fe y sus contenidos en

estructuras dialécticas concebibles racionalmente. A este pensamiento se opusieron diferentes formas de humanismo

ateo, elaboradas filosóficamente, que presentaron la fe como nociva y alienante para el desarrollo de la plena

racionalidad. No tuvieron reparo en presentarse como nuevas religiones creando la base de proyectos que, en el plano

político y social, desembocaron en sistemas totalitarios traumáticos para la humanidad.

Además, como consecuencia de la crisis del racionalismo, ha cobrado entidad el nihilismo. Como filosofía de la nada,

logra tener cierto atractivo entre nuestros contemporáneos. Sus seguidores teorizan sobre la investigación como fin en

sí misma, sin esperanza ni posibilidad alguna de alcanzar la meta de la verdad. En la interpretación nihilista la

existencia es sólo una oportunidad para sensaciones y experiencias en las que tiene la primacía lo efímero. El nihilismo

está en el origen de la difundida mentalidad según la cual no se debe asumir ningún compromiso definitivo, ya que

todo es fugaz y provisional.

47. Por otra parte, no debe olvidarse que en la cultura moderna ha cambiado el papel mismo de la filosofía. De

sabiduría y saber universal, se ha ido reduciendo progresivamente a una de tantas parcelas del saber humano; más aún,

en algunos aspectos se la ha limitado a un papel del todo marginal. Mientras, otras formas de racionalidad se han ido

afirmando cada vez con mayor relieve, destacando el carácter marginal del saber filosófico. Estas formas de

racionalidad, en vez de tender a la contemplación de la verdad y a la búsqueda del fin último y del sentido de la vida,

están orientadas (o, al menos, pueden orientarse) como “razón instrumental” al servicio de fines utilitaristas, de placer

o de poder. (…) algunos filósofos, abandonando la búsqueda de la verdad por sí misma, han adoptado como único

objetivo el lograr la certeza subjetiva o la utilidad práctica. De aquí se desprende como consecuencia el ofuscamiento

de la auténtica dignidad de la razón, que ya no es capaz de conocer lo verdadero y de buscar lo absoluto.

48. En este último período de la historia de la filosofía se constata, pues, una progresiva separación entre la fe y la

razón filosófica.

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Filosofía

Ciclo: “Mentira la verdad”

Temporada 1/ Cap 3: Dios Darío Sztajnszrajber Adaptación lbre del párrafo 125 “La gaya ciencia” F. Nietzsche

¿De dónde viene el origen de todas las cosas? ¿Hay algo más que cosas? Aristóteles nos decía: “El hombre, por

naturaleza, desea conocer”. Los hombres no nos contentamos con lo que hay, queremos saber siempre un poco más,

siempre buscamos.

El hombre moderno se hizo consciente de sus límites de su propia capacidad de conocer. Sabemos que no sabemos

nada, sabemos que todo lo que sabemos llega hasta un punto. Ese punto marca el inicio de una zona que nos excede.

Para la filosofía la pregunta por Dios se inauguró en ese límite ¿qué queda hoy de esa pregunta? ¿dónde está Dios? ¿es

cierto que Dios ha muerto?

Los hombres resolvieron muchas cosas a través de la ciencia y la técnica. Sin embargo, hay grandes cuestiones que

todavía se nos escapan. Es ahí donde históricamente aparece la religión. La religión en Occidente es como una gran

administradora de las decisiones de Dios y de sus implicancias en la vida cotidiana. La religión ha terminado de dar la

respuesta última que el hombre no ha terminado de alcanzar por medio de la razón. Dios hace que todo cierre, es el

que evacua todas nuestras dudas. No alcanza la razón para conocerlo, usamos otras herramientas para llegar a él: la fe.

“Creer en Dios tiene que ver más con la creencia que con el conocimiento” (no todos están de acuerdo con esta

afirmación).

Agnosticismo (posición intermedia) es la convicción de que hay temas que escapan a nuestra posibilidad de

alcanzar certezas absolutas. Que Dios exista o no es algo que el hombre no puede nunca terminar de saber por eso es

importante seguir cuestionándonos y abriéndonos a nuevas preguntas.

Tal vez resulta interesante desligar a Dios de la verdad, sacarlo del dilema de si

existe o no existe. La cuestión de Dios giró siempre en la cuestión de la verdad

¿existe o no existe Dios? Existen 3 posturas:

- Los creyentes: convencidos que algo llamado Dios existe

- Los ateos: imposible la existencia de algo sobrenatural ya que la única

explicación válida es la científica y la ciencia sólo explica fenómenos naturales.

La fe de los creyentes es entendida como miedo/sometimiento.

- Los agnósticos: el hombre no puede acceder a un conocimiento cerrado

sobre el tema. Se pregunta pero entiende que no se puede afirmar enfáticamente ni

que SI existe, ni que NO existe Dios.

Creyentes y ateos son considerados como personas dogmáticas; ambas sostienen grandes certezas absolutas. El

Dios bíblico tiene características humanas, se parece al hombre porque piensa, siente, ama y, sobre todo, se enoja. El

ateo en cambio todo lo explica con las herramientas del conocimiento científico. En la naturaleza y sus leyes están

todas las respuestas que todavía no hemos alcanzado pero que la ciencia alcanzará a su debido tiempo.

Si no nos creemos portadores de la verdad única e indiscutible se abre la posibilidad de dialogar, de crecer con

nuestras diferencias. Nietzsche explica esto con la idea provocativa de la muerte de Dios. Pero ¿cuál es el Dios que

muere? El Dios moral que regía nuestras vidas. Entra en crisis la existencia de un fundamento último de todas las

cosas ¿y si Dios fuera una metáfora que ya no conmueve a nadie? ¿y si la idea tradicional ya no nos sirve?

El Dios de la Biblia da respuestas a problemáticas de hace 2000 años. Hoy, los milagros son resueltos por la

ciencia. El Dios asesinado es más bien la idea que es posible alcanzar un fundamento último de todas las cosas. El

Dios que ha muerto es el que hacía que todo el universo cerrara y que obligaba al hombre a vivir de acuerdo con sus

mandatos. Nietzsche nos dice: “Solo cuando Dios muere, el hombre puede volver a crecer”. Necesitamos otra

metáfora de Dios para nuestros tiempos en un mundo donde ciencia y tecnología resuelven todos nuestros problemas.

Necesitamos un Dios que más bien problematice nuestra existencia, un Dios que no sea más que apertura que se abre

cuando lo humano busca sobrepasarse a sí mismo. Un Dios que más que un Dios sea la inspiración para que nuestro

mundo sea un poco más justo, los hombres más libres y nuestra realización más plena.

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Filosofía

“La ciencia gaya” Aforismo 125- El hombre loco.

Dicho hombre, frenético o loco, cierta mañana se deja conducir al mercado. Provisto con una linterna en sus manos no dejaba de gritar: «¡Busco a Dios!» Allí había muchos ateos y no dejaron de reírse. Los descreídos, mirándose con ironía entre sí, se decían: «¿Se ha perdido?» «¿Se ha extraviado?». Y agregaban: «Se habrá ocultado». «O tendrá miedo». «Acaso se habrá embarcado o emigrado». Y las carcajadas seguían. El loco no gustó de esas burlas y, precipitándose entre ellos, les dijo: «¿Qué ha sido de Dios?». Fulminándolos con la mirada agregó: «Les voy a decir: Lo hemos matado. Ustedes y yo lo hemos matado. Hemos dejado esta tierra sin su sol, sin su orden, sin quién

pueda conducirla... ¿Hemos vaciado el mar? Vagamos como a través de una nada infinita». Y en tono interrogativo y con énfasis prosiguió afirmando que nos roza el soplo del vacío, que la noche se hace más noche y más profunda, y que se torna indispensable encender linternas en pleno día. Manifestó que se oye a los sepultureros enterrando a Dios, agregando que tal vez tengamos que oler el desagradable tufo de la putrefacción divina, pues, naturalmente, los dioses también se pudren. Y siguió diciendo que lo más sagrado y lo más profundo se ha desangrado bajo nuestro cuchillo, preguntando, al mismo tiempo, si se podría encontrar un agua capaz de limpiar la sangre del cuchillo asesino. E inmediatamente puso en duda que la grandeza de este acto fuera propiamente humana. Y entendía que toda la posteridad se agigantaba con la magnificencia de este acto. Se puso colérico y echó al suelo su linterna y creyó reconocer que se había metido muy precozmente entre los hombres. Intuía que los oídos humanos no estaban todavía preparados para escuchar tales verdades. Porque el rayo, el trueno, la luz de los astros, y los actos heroicos de los hombres requieren su tiempo para arribar. Y este último acto mencionado se encuentra más lejos que los actos más lejanos. Los hombres nada saben de ellos y son ellos los que han cometido el acto. Dicen que el loco ese día penetró en varias iglesias y entonó un requiem æternam deo. Y cuando era arrojado esgrimía reiteradamente su argumento: «¿Qué son estas iglesias, sino tumbas y monumentos fúnebres de Dios?».

CREYENTE

AGNOSTICO

ATEISMO

DEISMO TEISMO PANTEISMO

El deísmo es la

postura filosófica que acepta el conocimiento

de la existencia y la naturaleza de Dios a través de la razón y la

experiencia personal, en lugar de hacerlo a través

de los elementos comunes de

las religiones teístas como la revelación

directa, la fe o la tradición. Dios es un

Creador u Organizador del universo, es la Primera Causa. En

palabras más sencillas: un deísta es aquel que se inclina a aseverar la

existencia de Dios, pero no practica ninguna

religión, y además niega la intervención de Dios

en el mundo.

El teísmo (del griego

θεóς, theós, «Dios») se entiende

generalmente como la creencia en deidades, o la creencia en

un Creador del universo que está comprometido

con su mantenimiento y

gobierno

El panteísmo es una creencia o concepción

del mundo y una doctrina filosófica según la cual

el Universo, la naturaleza y Dios son

equivalentes. La palabra está

compuesta del término

griego πᾶν (pan), que

significa todo, y θεός (theos), que

significa Dios; así se forma una frase que afirma: todo es Dios

y Dios es todo. Es decir, Dios no es una criatura en particular ni una simple energía; sino que cada criatura es un

aspecto o una manifestación de Dios, que es concebido como

el actor divino.

El agnosticismo

(del griego α- [a-], ‘sin’; y γνώσις [gnōsis], ‘conocimiento’)

Un agnóstico es aquel que ni cree ni descree

en la existencia de Dios, mientras que un teísta y un ateo cree y descree respectivamente. Se

diferencia del ateísmo, en que este es el descreimiento en

dioses, mientras que el agnosticismo es la mera

suspensión de la creencia.

El ateísmo es el

rechazo a la creencia en la

existencia de uno o más dioses. En

sentido estricto, es la postura en la que

no existe ningún dios. Por extensión,

es la ausencia de creencia en que

exista algún dios. Deriva del

latín athĕus y este del

griego ἄθεος, que

significa ‘sin dios(es)’,

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Filosofía

Consigna: identificar cuáles de las siguientes frases son características del pensamiento- Ateo / Agnóstico /

Creyente

1. La fe significa no querer saber lo que es verdad. Friedrich Nietzsche _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

2. No creo que exista noción de Dios, no creo que exista nada sobrenatural. -Fernando Savater _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

3. La única idea que el hombre puede aplicar al nombre de Dios es la de un Primera Causa, la Causa de Todas las

Causas. Thomas Paine _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

4. Y si hubiera un Dios, creo que es muy poco probable que tuviera tal vanidad de ponerse incómodo como para

sentirse ofendido por aquellos que dudan de su existencia. Bertrand Russell _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

5. No podría definirme como ateo, porque declararme ateo corresponde a una certidumbre que no poseo. Jorge Luis

Borges _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

6. Si no existiese Dios, tampoco existirían los ateos. G.K. Chesterton _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

7. Nadie habla tan constantemente sobre Dios sino aquellos que insisten en que Dios no existe. Heywood Broun _ _ _

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

8. ¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque

esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros. Epicuro. _ _ _ _ _ _

9. Yo creo en Dios, sólo lo deletreo naturaleza. Frank Lloyd Wright _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

10. No es evidente que Dios exista. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

11. La fe ciega es un regalo irónico para volver al creador de la inteligencia humana. Anónimo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

12. ¿Nos engañamos acaso, manteniendo que existen los dioses, con sueños, mentiras insustanciales, mientras que el

cambio y el azar controlan solos el mundo? Eurípides _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

13. Lo que he hecho es mostrar que es posible que la forma en que comenzó el universo esté determinada por las leyes

de la ciencia. En ese caso, no sería necesario apelar a Dios para decidir como comenzó el universo. Esto no prueba

que no exista dios, solo que Dios no es necesario. Stephen Hawking _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

14. Dicen que la fe mueve montañas, pero en realidad la dinamita ha resultado más útil _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

15. Yo no creo en nada. Para mí la fe es algo tan odioso como lo es pecado para los creyentes. El que sabe, no puede

creer. El que cree, no puede saber. El término "fe ciega" es una redundancia, pues la fe es siempre ciega Ernest

Bornemann _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

16. Creer es más fácil que pensar. He ahí la razón de que haya más creyentes. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

17. ¿Quién lo sabe con certeza? ¿Quién lo proclamará? ¿De dónde nació? ¿De dónde provino la creación?

Los dioses son posteriores a la creación de este mundo. ¿Entonces quién puede conocer sus orígenes? _ _ _ _ _ _ _

18. Si Dios no existe, entonces es imposible demostrarlo, pero si existe, entonces es una locura querer demostrarlo,

pues en el momento en que comienzo la demostración, lo he supuesto.

19. Si Dios creó el universo, entonces ¿quién creó a Dios? y que creó el que creó a Dios? Entonces en algún lugar a lo

largo de la línea de algo tenía que estar allí. ¿Por qué no dar un salto y decir directamente que el universo siempre

estuvo allí? Ryan Hanson _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

20. Los animales no tienen dioses, son más inteligentes. Ronnie Nieve _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

21. Sólo hay dos clases de personas coherentes: los que gozan de Dios porque creen en Él y los que sufren porque no le

poseen. Blaise Pascal _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

22. Oh insensato hombre, que no puede crear un gusano y sin embargo crea dioses por docenas Michel de Montaigne _

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

Page 12: La cuestion acerca de dios pdf

Filosofía

Consigna: identificar cuáles de las siguientes frases son características del pensamiento- Ateo / Agnóstico /

Creyente

1. No sé si existe Dios, pero sería mejor para su reputación que no. J. Renard _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

2. Si el Padre Eterno existe, a fin de cuentas, el ve que no me comporto peor que si fuera un creyente. _ _ _ _ _ _ _ _ _

3. La filosofía son las preguntas que nunca podrán ser contestadas. La religión es respuestas que nunca puede ser

cuestionada. Anónimo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

4. La creencia en lo sobrenatural refleja un fracaso de la imaginación. Edward Abbey _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

5. Dios nos hizo para Él, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Él. Agustín de Hipona _ _ _ _ _ _ _ _

6. No sé si existe Dios, pero sería mejor para su reputación que no. J. Renard _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

7. No tengo evidencia para probar que dios no existe, pero sospecho tanto que no existe que no quiero perder el

tiempo. Isaac Asimov _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

8. En el primer día, el hombre creó a Dios. Anónimo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

9. Que Dios creó al hombre a su imagen. Por el contrario, el hombre creó a Dios a su imagen. Ludwig Feuerbach

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

10. Todos los milagros bíblicos, por fin, desaparecerán con el progreso de la ciencia. Matthew Arnold _ _ _ _ _ _ _ _ _

11. Creo que un ateo requiere tener más fe para negar a Dios que para creer en Él. John MacArthur _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

12. Yo creo en Dios, sólo lo deletreo naturaleza. Frank Lloyd Wright _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

13. Dios: lo más evidente y lo más misterioso. J. B. Henri Lacordaire _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

14. ¿Puede ser que nuestro rol en este planeta no sea adorar a Dios, sino crearlo? Arthur C. Clarke _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

15. Si sólo Dios me diera una señal clara! Como depositar a mí nombre una enorme suma de dinero en un banco suizo.

Woody Allen _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

16. Dios es sofisticado, pero no malévolo. Albert Einstein _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

17. Cuando hables de Dios o de sus atributos, hazlo con toda seriedad y reverencia. George Washington _ _ _ _ _ _ _ _

18. Ya que la biblia y la iglesia están obviamente equivocadas en decirnos de dónde venimos ¿cómo podemos confiar

si nos dicen hacia dónde vamos? _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

19. No creo en la existencia de ninguna deidad, pero no afirmo saber que existe alguna deidad o no. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

20. Creer es un acto moral por el cual el creyente debe ser considerado responsable. Lillian Hellman _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

21. No hemos perdido la fe: la hemos transferido de Dios a la profesión médica.- George Bernard Shaw _ _ _ _ _ _ _ _

22. La diferencia entre dios y yo es que yo existo. Friedrich Nietzsche _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

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Filosofía

Consigna: identificar cuáles de las siguientes frases son características del pensamiento- Ateo / Agnóstico /

Creyente

1. Somos aquello en lo que creemos. Wayne Dyer _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

2. Para los creyentes, Dios está en el principio, y para los físicos se encuentra al final de todas las consideraciones.

Max Planck _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

3. Aunque se ha dicho que la fe mueve montañas, la experiencia ha demostrado que la dinamita lo hace mucho mejor.

Anónimo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

4. El rendirse a la ignorancia y llamarla Dios siempre ha sido prematuro y sigue siéndolo hoy día. Isaac Asimov _ _ _

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

5. Podemos ser honestos a la vez que ignorantes. Si lo somos, cuando se nos pregunte que hay más allá del horizonte

de lo conocido, debemos decir que no lo sabemos. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

6. No creo que haya un argumento concluyente con el cual uno demuestre que no existe un Dios. _ _ _ _ _ _ _ _ _

7. Dios es la evidencia invisible. Víctor Hugo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

8. Dios: el comienzo, el medio, el fin. Platón_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

9. ¿Por qué no puedes convencer a un creyente de nada? Porque sus creencias no están basadas en evidencias, sino en

una enraizada necesidad de creer. Carl Sagan _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

10. Si quieres salvar a tu hijo de la poliomielitis puedes rezar o puedes vacunarlo contra la polio. Aplica la ciencia.-

Carl Sagan _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

11. Un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha ciencia devuelve a Él. Louis Pasteur _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

12. Un poco de filosofía inclina la mente humana hacia el ateísmo, sin embargo profundizar en la filosofía conduce la

mente humana hacia la religión. Francis Bacon _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

13. Tanto el creyente como el no creyente son seres humanos. Debemos tenernos un gran respeto. Dalai Lama _ _ _ _ _

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

14. Dale a un hombre un pescado y comerá un día, enséñale a pescar y comerá toda la vida; dar una religión al hombre

y se va a morir rezando por un pez. Anónimo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

15. La fe no te da las respuestas, sólo detiene las preguntas. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

16. ¿Existe un poder sobrenatural, una mente arbitraria, un Dios entronado, una voluntad suprema que mueve las olas y

corrientes del mundo, al que todas las causas reverencian? No lo niego. No lo sé, pero no lo creo. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

17. ¿Existe un Dios? No lo sé. ¿El hombre es inmortal? No lo sé. Existe una cosa que sé, y esa es que ni la esperanza,

ni el miedo, creencia ni negación pueden cambiar la realidad. Es como es y será como debe ser. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

18. La idea de Dios implica la abdicación de la razón humana y de la justicia humana; es la negación más decisiva de la

libertad humana y lleva necesariamente a la esclavitud de los hombres, tanto en la teoría como en la práctica.

Miguel Bakunin. _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

19. Lo que he hecho es mostrar que es posible que la forma en que comenzó el universo esté determinada por las leyes

de la ciencia. En ese caso, no sería necesario apelar a Dios para entender cómo comenzó el universo. Esto no

prueba que no exista Dios, sino solamente que Dios no es necesario. Stephen Hawking. _ _ _ _ _ _ _ _

20. Si existe Dios y alguien nunca lo ha buscado, entonces sería un pequeño consuelo para esa persona el recordar que

no puede obtener pruebas de su existencia. George MacDonald _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

21. Dios existe; pero no tiene ninguna prisa en hacerlo saber. Leon Tolstoi _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _

22. El sonido es un movimiento...la electricidad es un movimiento...la luz es un movimiento... La ciencia no posee

otras definiciones. Ella pretende, no obstante, negar a Dios, porque no puede definirlo. Constancio C. Vigil _ _ _ _